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Stella Australis College

Societas Rosicruciana in Civitatibus Foederatis

¿QUÉ ES UN NÚMERO?:
DEL SIGNO ESTÁTICO AL SÍMBOLO INFINITO

Frater: Matías Norberto Tallon

Rank: VII Adeptus Exemptus

Buenos Aires, 25 de julio de 2022


RESUMEN

Existen diversos métodos a ser utilizados por los iniciados en sus estudios

esotéricos, religiosos y en la comprensión filosófica de la Creación devenida desde la

Divinidad, en cada uno de esos métodos se encuentra una constante: los Números. Es

necesario entonces, con el objetivo de alcanzar una comprensión básica de su uso, separar

al número como signo del número como símbolo. Comprender que su diferencia se

encuentra entre el uso social o cultural de un significante estático, o de una poderosa

herramienta simbólica capaz de contener importante material de información para el

camino iniciático.

ABSTRACT

The initiates use different methods to study esoterism and religion, in their search to

understand the philosophical sense of the Creation that comes from Divinity. In every one

of those methods a constant appears: the Numbers. It becomes necessary to reach a basic

comprehension of their use and to diferentiate the number as a sign from the number as a

symbol. I propose that it’s extremely important to the initiate to understand the difference

between the numbers’ cultural use as a static significant from its powerful symbolic nature,

which veils crucial information.

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INTRODUCCIÓN

Los números se nos manifiestan durante el camino iniciático con un poder pocas

veces comprendido.

La matemática se transforma en geometría y a su vez se mezcla con la numerología

para luego, en oportunidades, convertirse a la gematría.

La lectura y comprensión de los valores numéricos desde la propia visión iniciática

da una serie de importantes pautas de estudio para alcanzar la gnosis.

El análisis desde la perspectiva numérica de los Libros Sagrados puede aportar

conceptos matemáticos encriptados, escondidos, que esperan ser revelados por la Divinidad

a aquél buscador capaz de correr ese velo.

Los números son para la Masonería y para todas las escuelas de estudios esotéricos

elemento clave de sus ceremonias, de sus secretos pero también del transitar constante del

iniciado en la búsqueda de la LVX, por eso su estudio será siempre infinito.

Sin embargo, resulta imperativo realizar una digresión filosófica sobre “Qué son los

números” per se, ya que previo a esa contemplación filosófica del símbolo, lo que vemos es

tan sólo un signo.

La diferencia entre signo y símbolo puede confundir al buscador, sobre todo cuando

se analiza desde el entendimiento que los números son primero signo y luego símbolo.

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EL NÚMERO COMO SIGNO

Desde la visión puramente semántica, un número es un concepto matemático que

expresa una determinada “cantidad” y a su vez, es expresado con signos establecidos y

consensuados culturalmente en los distintos tiempos. Es decir que un número puede verse

de diferentes formas según el idioma, la religión, la historia, la cultura o el país donde uno

se encuentre.

Por tal motivo, pueden escribirse de forma “arábiga” que suele ser la tradicional

para Occidente, a saber: 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9; para luego complementarse entre sí

formando diversas cifras y aún teniendo su equivalente en signos ideográficos árabes.

También pueden escribirse según la forma “romana”, a saber: I, V, X, L, C, D, M;

para también conformar posteriormente las cifras numéricas que se necesiten. Si vamos a

Oriente encontraremos que los números, pueden estar representados por ideogramas más

complejos como por ejemplo en China, o por el mismo alfabeto que se utiliza para escribir

palabras, como es el caso del alfabeto hebreo donde cada letra es a su vez un número o un

conjunto de números: aleph (1), beth (2), gimel (3), yod (10), koph (100), resh (200), tau

(400), entre algunos de los ejemplos de los 22 caracteres del alfabeto hebreo (el aleph-bet).

Por esta vía de investigación sobre la representación de los números

matemáticamente se puede continuar casi de manea infinita, pero en definitiva, nada de lo

escrito hasta ahora responde la pregunta inicial: ¿Qué es un número?

La búsqueda como iniciados no se limita a responder esa pregunta desde lo

meramente fáctico, desde la razón y la definición del concepto, pues como se puede

observar la representación del mismo no deja de ser tan sólo una convención lingüística

establecida de forma cultural que tendrá su variaciones según el lugar o el tiempo en el que

nos encontremos.

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¿QUÉ ES UN NÚMERO?

SU TRANSFORMACIÓN DE SIGNO ESTÁTICO A SÍMBOLO INFINITO

Como premisa a seguir podemos estar seguros que los números tienen una

correlación con algo que es observable y cuantificable: la Naturaleza.

En la naturaleza podremos encontrar “cantidades de cosas” y a esas “cosas” le

podremos dar el signo del número que observamos según el sistema de numeración que

nuestra cultura use.

Podemos por este medio comenzar a vislumbrar que el número como signo no tiene

ningún sentido si no está asociado a un elemento cuantificable o relacionado a un concepto

que podamos percibir con nuestros sentidos como es la propia naturaleza y sus elementos.

Como contraposición científica a esta calidad del número como contenedor de

simbología, la matemática establece que los números son infinitos, aunque cientos de

matemáticos a lo largo de la historia han realizado diversas ecuaciones complejas para

demostrar que puede alcanzarse un número cercano a ese infinito.

Para colocar en esta suerte de balanza filosófica donde se pretende alcanzar, al

menos, una simple concepción de qué es realmente un número para un iniciado, podemos

afirmar por ejemplo que el Universo -como lo conocemos limitadamente- se puede medir

según sus 93.000 millones de años Luz.

Que nuestros días, cuentan con 24 horas -basados originalmente en la posición del

Sol- o que nuestros años cuentan con 365 días -basados originalmente en las estaciones-,

incluso en estos términos cuantitativos, el número sigue siendo un signo relacionado a una

acción de la Naturaleza, pero no mucho más.

Sin embargo todas estas imposiciones numéricas no distan de ser dogmas

ordenadores de las costumbres humanas y según cada sociedad existirán las variaciones

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pertinentes que los observadores del cielo o los antiguos matemáticos podían establecer, sin

poder detenerse a contemplar por qué podríamos ver a esos números como vasijas de

conocimientos aún más profundos.

Una muestra clara de el número como imposición ordenadora social se ve en los

cambios a lo largo de la historia de los calendarios.

Estos cambios pueden tener origen en cuestiones naturales pero siempre están

enmarcados contextualmente por decisiones político-religiosas: en este preciso instante,

mientras escribo este trabajo, estoy en el día 25 de julio del año 2022.

Sin embargo, justo hoy, sucede que este día es un día “fuera del tiempo” según

algunas tradiciones, si bien para el calendario Gregoriano es un día más, para el calendario

Maya coincide con la celebración de su año nuevo y como ese calendario llega hasta el 24

de julio, el 25 entonces es el denominado “día fuera del tiempo” porque los antiguos

mayas consideraban a la Tierra en sintonía con las frecuencias del Universo y la naturaleza

como su representación física al alcance de los seres humanos; y por tal motivo para esta

antigua cultura un año no duraba 12 meses como sucede con nuestra cultura occidental

actual, sino que duraba 13 meses y cada mes tenía 28 días por ser la duración en que sus

astrólogos matemáticos midieron el giro completo de la Tierra alrededor del Sol a partir de

los ciclos lunares. O también lo simplificaron en la premisa de que 1 año equivalía a 13

fases lunares completas.

Estos 13 meses de 28 días cada uno da como resultado la suma de 364 días, dejando

un día faltante si lo comparamos con nuestro actual calendario Gregoriano, ese día faltante

es el 25 de julio. En ese día según establecieron los Mayas en su estudio de los cielos, el

Sol se alineaba con la estrella más brillante del cielo, Sirio, para dar comienzo a la

revolución solar de la Tierra. Toda esta relación ancestral con Sirio indicaba un momento

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de reflexión, purificación del espíritu, Silencio y recomposición de energías para afrontar el

nuevo año entrante.

EL NÚMERO PARA EL INICIADO:

HERRAMIENTA DE CONEXIÓN CON LA TRASCENDENCIA

Los números que representan una cantidad de tiempo ordenadora para quienes

vivimos en esta época y en estas latitudes, no significan lo mismo para aquellos que viven

en otras latitudes, y tampoco significan lo mismo en el ciclo –continuum- del espacio-

tiempo para quienes fueron nuestros ancestros.

Entonces, se vuelve a plantear la pregunta: ¿Qué son los números? y a su vez

aparece una segunda incógnita: ¿Acaso existen los números como algo definitivo, o son tan

sólo una concepción cambiante? si se usa de guía únicamente el pensamiento racional

veremos al número sólo como un signo y su significado siempre estará atado al contexto en

el que se conciba, pero si se profudniza y convierte ese signo en un símbolo su profundidad

cambiará rotundamente.

Al ser recibidos como Zelatores e integrantes de la Societas Rosicruciana, se nos

explican las concepciones básicas y místicas de los números 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y

12. Aquí se encuentra otra necesaria ampliación por motivos simbólicos, ya que los últimos

3 números, en términos puramente matemáticos no serán más que conjunciones de los

anteriores por ejemplo: el número 11, no es más que el número 9 + 2, o incluso según la

conformación del signo, es la repetición del signo 1: es decir 1 y 1, forman 11. No se

pretenden quitar significado a la enorme importancia mística que tienen los números del 1

al 12, sino volver al origen de la pregunta de este trabajo sobre la concepción desde donde

se deben percibir los números para el estudio iniciático.

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En este caso, cada uno de estos 12 números adquiere para el Zelator un significado

de tipo espiritual, filosófico y trascendental. Incluso, se podría decir que a partir de ese

significado se le otorga posteriormente el signo -el número propiamente dicho- para

explicar una potencialidad que va más allá de algo cuantificable en la Naturaleza, pues ese

número pasa a ser una representación de atributos divinos.

Una vez más se transforma el signo en símbolo. Se da por entendido también que el

concepto filosófico del “número” es infinito, eso está claro, y no se puede alcanzar el por

qué de tal afirmación pues se trata de algo inefable o de una profunda meditación filosófica

del significante. Sin embargo, aún partiendo de esa concepción le otorgamos una

significación finita: por ejemplo la representación de Dios, la Mónada inicial, como algo

puramente estático; el número 1.

Tomando esta concepción, propia de nuestros estudios de la Orden se podrá intentar

un acercamiento a la explicación de ”Qué es el número” pero ahora desde la perspectiva de

su contenido simbólico e iniciático.

El número 1, representa a Dios como Unidad inefable y principio generativo de la

Naturaleza. Una vez comprendido el concepto de ese número 1; representante de la

mónada, del Ser Supremo que es Todo y Nada a la vez, el Alpha y el Omega, es necesario

que esa superioridad se contraiga, se exprese y fraccione a sí misma para poder emprender

el proceso Creador.

Entonces aparece el número 2, la dualidad, dos fuerzas en tensión. Las cualidades

activas y pasivas de la Naturaleza, masculino y femenino, Luz y Oscuridad, Vida y Muerte.

Todos estos elementos se encuentran en constante búsqueda de equilibrio, una

tensión de la manifestación divina para mantenerse en acción hasta pasar al siguiente

número, aquel que logra la Sagrada Trilogía, la Santa Trinidad.

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Ese paso sucesivo se puede observar como una necesidad de manifestación de la

LVX, entonces aparece el 3. El número Majestuoso, la Triple Esencia de la Deidad. Su

emblema representado en la primera figura geométrica capaz de ser formada: el triángulo.

Es el Trinitarismo de toda religión: Padre, Hijo y Espíritu Santo; Osiris, Isis y

Horus; Brahma, Vishnu y Shiva; entre tantos ejemplos existentes en todas las tradiciones

sagradas.

Con la aparición del 3, la Divinidad del 1 se manifiesta por primera vez en objeto

Creador, ya que a través de la Dualidad del 2, logra alcanzar 3 puntos para poder conformar

el Triángulo o Delta Luminoso.

Es el 3 la primera manifestación Creadora de lo inefable. En la Kabbalah se puede

observar en la emanación de Kether (el 1) hacia los dos pilares, Chokmach (2) y Binah (3),

para lograr la Tríada Superior, el Triángulo Superno. Esa manifestación creadora del Ain

Soph, de la divinidad que construye los dos Pilares, que en Masonería se representan con

esas mismas letras: “J” (2) y “B” (3).

La trinidad conformada equilibra a su vez la dualidad que se encontraba en tensión,

el 3 aparece como el elemento necesario para profundizar el proceso alquímico: es

necesario tanto la Sal, como el Azufre y el Mercurio, sin alguno de ellos el proceso falla.

Lo mismo sucede con la necesidad de la Tríada, sin el “Hijo”, la dualidad puede

romperse en tensión, por eso la mónada de la Divinidad establecida en el 1 necesita abrirse

hacia el 3 para lograr el primer equilibrio de fuerzas.

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CONCLUSIÓN

Para concluir con el presente trabajo y su aproximación a una definición sobre

“¿qué es un número?”, y a su vez comprender el porqué de su uso e importancia desde las

culturas y religiones ancestrales, los sabios místicos y matemáticos como Pitágoras, los

filósofos como Platón, hasta nuestros tiempos modernos y el mundo vertiginoso en el que

hoy vive la humanidad.

Los números son una constante que trasciende el postulado del propio signo. Por tal

razón muchos pensadores e iniciados han considerado que los números y las ideas tienen la

misma naturaleza.

Los números son para los Iniciados, importantes paquetes de información que

vibran desde la razón hasta frecuencias puramente espirituales. Los números pueden servir

para ordenar, segmentar y limitar nuestra existencia cotidiana, pero también pueden pasar

de ser signos a ser símbolos de importante poder especulativo, en ellos podremos

contemplar la sucesión de hechos desde la Nada al Todo, la Creación y la manifestación de

la Divinidad en el Universo, y luego en el Hombre, que es una más de todas las chispas de

esa Creación.

El potencial latente del Ser Humano para desarrollarse y comprender la Naturaleza

y el Universo, necesita de los números como guía en el camino hacia lo infinito. Quizás, en

definitiva, los números no requieren explicación como signos de la razón, sino por el

contrario, requieren contemplación, como símbolos de la Creación.

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REFERENCIAS

1. LEVI, E., Dogma y Ritual de la Alta Magia, Editorial Kier, 2010.


2. WESTCOTT, W.W., Numbers: Their Occult Power and Mystic Virtue, Health

Research Books, 1996.

3. AGRIPPA, E. C., Numerología Oculta, Ediciones Obelisco, 1996, Cap I-III.

4. JENNINGS, H., The Rosicrucians: Their Rites and Mysteries, Chatto and

Windus, Piccadilly, 1879.


5. GRAN LOGIA DE LA ARGENTINA DE LIBRES Y ACEPTADOS

MASONES, Ritual y Libro del Compañero Masón, Públicación Interna, 2020.

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