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284 LA POLITICA COMO PROCESO: (1) EL CONTEXTO CULTURAL Las grandes ideologias contempordneas: los principales «lsmos» En las sociedades occidentales, la orientacién politica de la gran mayo- ria de sus ciudadanos se apoya en una serie de corrientes ideolégicas cuyo origen se sittia a finales del siglo xvint o en la primera mitad del siglo xix. Cada una de dichas corrientes presenta diversas variantes que han seguido vigentes hasta el momento presente. Es recomendable acudir a los textos de historia de las ideas politicas para hacerse con una visin més completa de las mismas. Como simple introduccién desarrollamos a continuaci6n algu- nas referencias esquematicas a las ideologias mas importantes. © Los liberalismos. _Nacen de la primera ideologia que se propone expre- samente la fundacién de un orden politico diferente al que representaban Jas monarqufas absolutas de corte tradicional. Se originan en Ja Ilustra- cién europea e inspiran las revoluciones americana y francesa de finales de] siglo xvi. Resaltan el papel protagonista del individuo: su libertad es el valor supremo, que no tiene otro limite que la libertad de los demas. Del acuerdo entre individuos libres nace la comunidad politica. El pro- greso de esta comunidad no puede ser programado: hay que dejarlo al re- sultado esponténeo de la competencia entre individuos libres y raciona- les, porque de esta tensién de intereses nace un equilibrio beneficioso para todos. La autoridad politica debe limitarse a garantizar las reglas bsicas de aquella competencia. Su legitimidad deriva de la adhesin li- bre que obtiene entre los miembros de la comunidad. Sin embargo, a fi- nales del siglo x1x, algunos sectores liberales —especialmente, en Gran Bretafia— se percataron de que la evolucién del capitalismo industrial y financiero habfa generado grandes desigualdades sociales, que dejaban sin sentido la defensa de la libre iniciativa individual propuesta por el propio liberalismo. Desde entonces, determinadas variantes del liberalis- mo politico han aceptado la intervencién del estado para corregir los efectos mas negativos de la competencia econémica. En Estados Unidos, por ejemplo, se conoce como liberales a los sectores del Partido Demé- crata que —desde la presidencia de F. D. Roosevelt— se inclinan por un sector ptiblico mds activo y demuestran una mayor preocupacién por dis- minuir las desigualdades sociales. * Los conservadurismos. Aparecen como la reaccién al liberalismo por parte de quienes se sienten amenazados en su condicién social privilegia- da: nobleza terrateniente, jerarqufas eclesidsticas. Su punto de partida es la primacfa de la comunidad social, entendida como un organismo vivo cuya existencia es «natural» y no fruto de un acuerdo libre entre sus miembros. Los elementos constitutivos de esta comunidad no son los in- dividuos, sino colectivos de distinto tipo: familias, aldeas, ciudades, co- munidades religiosas, estamentos, gremios. El orden social se basa en el respeto a las tradiciones por parte de todos los actores. La autoridad po- Iftica, que se funda en un principio de jerarquia, debe garantizar este res- peto a las tradiciones, de donde obtiene su legitimidad. E] conservaduris- mo manifiesta poca o nula confianza en el progreso. Por esta raz6n, la Preocupaci6n principal de la autoridad ha de consistir en evitar los males Scanned by CamScanner Escaneado con CamScanner LOS VALORES Y LAS IDEOLOGIAS 285 ue —segiin su pesimismo antropol6gico— acompafian a toda innova- cién politica o social. Gradualmente, la corriente dominante del pensa- miento conservador acepta el liberalismo econémico, aunque combina do con el autoritarismo politico y social: no desea la intervencién del estado en el Ambito econémico, pero propugna un estado «fuerte» en la lucha contra la delincuencia, en la protecci6n de la familia tradicional, en laalianza con los sectores confesionales més intolerantes, etc. Los socialismos. Reaccionan también contra los resultados del libera- lismo: explotacién, desigualdad, marginacién. Pero —en lugar de propo- ner un improbable regreso al pasado como hacen los conservaduris- mos— entienden que hay que actuar deliberadamente para conducir a las sociedades a nuevos estadios de desarrollo que aseguren su bienestar colectivo. El ser humano es eminentemente social: s6lo se define en rela- cidn.a los demés, con quienes debe mantener relaciones de igualdad y no de subordinacién. El orden social no se basa ni en la competencia libre, ni en la tradicién: se basa en la solidaridad humana y en una comunidad igualitaria de bienes y recursos. Para alcanzar este orden solidario, la in- tervencién de la autoridad politica es decisiva. El debate sobre esta inter- vencién dividié desde un principio al movimiento socialista entre los par- tidarios de la via revolucionaria y de la imposicién dréstica y por la fuer- za de sus propuestas y los partidarios de introducirlas gradualmente mediante la participacién en el sistema politico liberal-democratico. Igualmente, la discrepancia sobre la intervencién publica en la economia separé a las corrientes favorables a su completa estatalizacién de las que hacfan compatible una mayor acci6n estatal con la continuidad de la ac- tividad privada. Comunismo y socialdemocracia han encarnado en la arena politica estas dos versiones de la ideologia socialista, que —frente al pesimismo de los conservadores y al escepticismo de los liberales—tie- ne confianza en la capacidad dela humanidad para construirse un futuro ala medida de sus aspiraciones. Los anarquismos. En sus diferentes variantes, entienden que una socie- dad libre y arménica ha de ser resultado del acuerdo voluntario entre su- jetos. Cualquier forma de autoridad coaccién perturba el orden social, al introducir formas —a veces duras, a veces sutiles— de coaccién de unos individuos 0 de unos grupos sobre otros. La cohesién social sélo puede derivarse del pacto voluntario y de la libre asociacién entre indivi- duos, municipios, cooperativas productivas, comunas agrarias, etc., re- chazando vinculos legales u obligaciones de otro tipo. Cada una de estas entidades debe autogestionarse mediante la participaci6n directa de sus componentes en la toma de decisiones, sin someterse a instrucciones 0 consignas ajenas: la igualdad entre los miembros de cada colectivo debe reflejarse en la eliminacién de todo principio de jerarquia y de todo lide- razgo personal. Los fascismos. Se presentan como solucién que supera el enfrenta- miento entre liberales y socialistas. Construyen una vision del mundo Ittico, en Ja que el individuo se debe a la comunidad nacional y al lider in- discutible que la encarua. El orden politico y social se basa en ciertas je- rarquias «naturales» —entre elite y masa, entre razas superiores y razas b Scanned by CamScanner Escaneado con CamScanner siconviene—a t hostilidad a los giosas, a extranj Los nacionalismos. Propio y como proy. —mediante la violencia y Ja guerra, que brotan de los «dems»: de ahf la ites y, con ello, el rechazo a minorfas &tnicas 0 reli- jeros e inmigrantes. La nacién —como comunidad con pasado histérico ecto colectivo comtin— se convierte en expresi6n a niral y en protagonista de la accién politica. Segtin el nacio- nalismo, los individuos se situan politicamente en relacién ala nacion a a que pertenecen: sus oportunidades de desarrollo personal estén inti- mamente vinculadas a la evolucién hist6rica de la comunidad. La unidad nacional se convierte en el fundamento del orden social: por consiguien- te, todo lo que se percibe como amenaza —interior exterior—a la uni- dad nacional ha de ser combatido por todos los medios. Entre estas ame- nazas se cuentan tanto otras naciones como las minorias internas que no se identifican con la misma visién nacional. La mejor garantfa de conso- lidacién nacional es contar con un estado propio: la nacién sin estado es, en cierta manera, un proyecto inacabado que debe completarse a toda costa. * Los fundamentalismos religiosos. Se ha denominado de esta forma a las ideologias en las que el sujeto politico principal est4 constituido por la comunidad de los creyentes de una determinada confesién religiosa. Las creencias que unen a los miembros de esta comunidad determinan sus formas de organizacién familiar, econémica y politica. Leyes e institucio- nes derivan de forma directa de sus ideas y normas religiosas, contenidas en los textos sagrados —Biblia, Torah, Coran—y en las interpretaciones que de ellos hacen las correspondientes jerarqutas religiosas. Dado que el orden social depende de la coincidencia confesional, los disidentes reli- giosos significan para estas ideologias un riesgo social y, por tanto, dificilmente tolerados y ven limitadas —a veces hasta la eliminaci6n— sus libertades como individuos y como colectivos. lodas las resistencias diferentes y, simbélica central y e ‘Ya hemos sefialado la diversidad de matices que presenta cada una de las grandes familias ideolégicas, adaptandose a momentos y lugares dife- rentes: el liberalismo de los revolucionarios franceses no coincide exac- tamente con el que proclaman los liberales norteamericanos de hoy, el so- cialismo de Marx no se identifica del todo con el que proclamé el régimen soviético o con el que ha elaborado una tradicién socialdemécrata que ha Megado hasta hoy, los fascismos se ajustaron a condiciones culturales y po- Ifticas singulares de cada sociedad, etc. Un conocimiento més preciso de es- tas variantes exige asomarse a las obras de sus autores intelectuales y a los textos programiticos de partidos o grupos que las han convertido en su doc- trina politica. 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