En el artículo 3 de la ley nacional 26.657 de salud mental, se define o
reconoce la salud mental como un “proceso determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos”.
En particular, lo que debe asegurar el complejo entramado de las políticas
públicas y las conductas sociales orientadas a la salud mental, es la protección y pleno goce de los derechos de las personas con padecimiento mental (Cf. Art. 1).
La salud mental es, por lo tanto, el resultante de un proceso dinámico de
construcción social de los derechos humanos y sociales de toda persona cuyo resultante es el estado de equilibrio y adaptación activa al medio.