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Los objetivos navales de la campaña eran para ambas partes los mismos: transportar,
defender y abastecer sus fuerzas terrestres e impedir los desembarcos y abastecimientos
enemigos en el desierto de Atacama y, también, impedir los abastecimientos de armas por
mar desde el exterior, principalmente Europa y los Estados Unidos. Perú y Chile tenían
además que defender los respectivos puertos de exportación de salitre y guano, ya que
desde la ocupación de Antofagasta, el puerto era controlado por Chile.
Como veremos más adelante, Bolivia no participó en la combate naval, por lo que las
fuerzas enfrentadas eran solamente las Armadas de Perú y Chile.
Naves de guerra No era posible en el siglo XIX diferenciar estrictamente entre una nave de
guerra y una mercante ya que los cañones eran relativamente fácil de montar o desmontar.
Igualmente las características técnicas de las naves beligerantes fueron cambiando
durante la guerra por lo que no es posible dar valores definitivos. Es decir, cada lista o los
criterios de selección, pueden ser considerados arbitrarios. La siguiente tabla muestra la
elección hecha por el historiador estadounidense William Sater en su obra Andean
Tragedy en la edición de 2007. El autor divide las naves en "blindados" (ironclads) y
"barcos de madera" (wooden vessels). Para mejor entendimiento se ha subdividido la
primera en "blindados" y "monitores fluviales" y la segunda en "corbetas", "cañoneras",
"torpederas" y "transportes artillados"