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Titulo General: La Oración

Tema Específico: El Poder de la Oración


Versículo Clave: Hechos 9:40

REALIZADO POR HENRY ROJAS

Hechos 9:40: Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y


volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a
Pedro, se incorporó.

Introducción:
Frase Introductoria:
El poder es algo que muchos desean, paro no todos pueden obtenerlo, hay
personas que desearían tener poder para que se cumplan todos sus deseos por
muy descabellados que estos sean, hay quienes desean tener el poder para
vengarse del asesino de un familiar querido, hay quienes desean tener el
poder de aparecer una gran cantidad de dinero con el cual puedan solventar
la situación económica que están pasando, otros desearían tener el poder
para poder realizar una gran hazaña y ser reconocidos por la gente. Sin
embargo, hay personas que han alcanzado el poder de gobernar sobre una
nación, y con ese poder en sus manos, no han hecho un buen gobierno ni han
ayudado a los más pobres, sino que por medio de la corrupción se han
enriquecido con el dinero de la nación. En definitiva, todos desearíamos tener
una varita mágica para poder realizar todos nuestros deseos, ¿pero
estaremos preparados para recibir ese poder que tanto anhelamos?

Palabra Esbozada:
Poder: Proviene del verbo latino potere, cuyo origen se encuentra en la
expresión pote est (“puede ser” o “es posible”), de donde viene nuestro verbo
hispano poder, o sea, ser capaz de algo. De modo que, en principio, el
sustantivo poder es la capacidad de algo o alguien de hacer otra cosa posible.

Explicación:
En el versículo leído con anterioridad, vemos como unos discípulos hicieron
venir al apóstol Pedro a Lida para que orara por una mujer de nombre
Dorcas que había muerto, y Pedro sacando a los que allí estaban, oró al cielo
y la difunta cobrando vida se incorporó, y esto trajo como consecuencia que
muchos creyeran a la predicación del Evangelio.
Oración de Transición:
Todos los creyentes pueden obtener el poder que se encuentra por medio de
la oración teniendo en cuenta las siguientes consideraciones:

P.
1. Debe orar en todo momento

E.
La oración del creyente debe ser constante, no debe desmayar aun cuando
esté pasando por momentos de dificultad y conflicto, ya que es por medio de
la comunicación con el Señor que va a encontrar la solución para sus
problemas por muy difíciles que estos sean.

I.
Lucas 18:1-8
Parábola de la viuda y el juez injusto
18 También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar
siempre, y no desmayar,
2 diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a
hombre.
3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo:
Hazme justicia de mi adversario.
4 Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí:
Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,
5 sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que
viniendo de continuo, me agote la paciencia.
6 Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.
7 ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y
noche? ¿Se tardará en responderles?
8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del
Hombre, ¿hallará fe en la tierra?

C.
-1 Tesalonicenses 5:17:
Orad sin Cesar

- Filipenses 4:6:
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de
Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
- Santiago 4:2
2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar;
combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.

A.
Por esta razón todos los creyentes deben orar con fervor en todo momento,
ya que como cristianos pasamos por muchas necesidades y problemas, y es a
través de la oración constante que vamos a poder vencer las adversidades que
se nos presenten en el camino.

Oración de Transición:
Se puede obtener el poder que da la oración tomando en cuenta la siguiente
consideración:

P.
2. Se debe obedecer la voluntad de Dios

E.
Muchas veces queremos que Dios nos use y que seamos de gran bendición
para nuestra iglesia o comunidad, pero no hacemos la voluntad de Dios, sino
que vivimos conforme a nuestros propios deseos, este es el principal obstáculo
para que Dios pueda usarnos con gran poder y gloria.

I.
Se dice que una buena mujer, que al caer enferma, le preguntaron si quería
morir o vivir, a lo cual contestó:
--Lo que Dios quiera.
--Pero –dijo uno de los presentes--, si Dios la dejara a tu voluntad para
decidir ¿qué escogerías?
--Oh, si Dios me dejara a mí escoger yo lo volvería a dejar a él decidir.

C.
-Salmo 143:10:
Tú eres mi Dios; enséñame a hacer tu voluntad, y que tu buen espíritu me guíe
por caminos rectos.

-Mateo 7:21
No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino
el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
-Mateo 12:50
Porque todos los que hacen la voluntad de mi Padre que está en los cielos son
mis hermanos, mis hermanas, y mi madre.

A.
Definitivamente debemos hacer la voluntad de Dios, siempre va a ser mejor
que hacer la nuestra, ya que cuando decidimos por nuestra propia cuenta sin
preguntarle a Dios si eso es lo que él quiere, corremos un gran riesgo de
equivocarnos y entrar en problemas que difícilmente podamos resolver, por
eso es mejor hacer siempre su voluntad, ya que su voluntad para nosotros es
buena, agradable y perfecta.

Oración de Transición:
Se puede obtener el poder que da la oración tomando en cuenta la siguiente
consideración:

P.
3. El cristiano debe vivir en santidad

E.
Otro de los graves problemas que enfrenta la Iglesia hoy en día es que
muchos cristianos no se guardan para el Señor en santidad, ya que
constantemente viven cometiendo pecados que los llevan a un alejamiento de
Dios, trayendo como consecuencia que el poder de nuestro Señor no se pueda
manifestar en ellos.

I.
EXAMEN PROPIO PARA SER SANTO
John Wesley dijo que Juan Fletcher era el hombre más santo que había
conocido en Europa y en América; y que lo era porque diariamente se
examinaba para saber si su proceder estaba de acuerdo con los planes de
Dios, para lo cual se hacía las siguientes preguntas:

¿Desperté espiritualmente y tuve cuidado de guardar mi mente de


pensamientos errantes, cuando me levanté esta mañana?
¿Me he acercado a Dios en oración o he dado lugar a la pereza y a la desidia
espiritual?
¿Se ha debilitado mi fe por no haber velado, o ha sido avivada por haberla
puesto en actividad hoy?
¿He andado hoy por fe, y he procurado ver a Dios en todas las cosas?
¿Me he negado a mí mismo al usar palabras y al expresar pensamientos poco
bondadosos? ¿Me he debilitado espiritualmente al ver que prefieren a otros
en mi lugar?
¿He aprovechado mi tiempo precioso, mis fuerzas y mis oportunidades según
la luz que Dios me ha dado?
¿He guardado mi corazón en un ambiente de gracia, de modo que haya
sacado provecho?
¿Qué he hecho hoy por los cuerpos y por las almas de los santos?
¿He derrochado cualquier cosa por agradarme a mí mismo, cuando podía
haber guardado el dinero para la casa de Dios?
¿He gobernado bien mi lengua, recordando que en la multitud de palabras no
falta pecado?
¿En cuántas ocasiones me he negado a mí mismo hoy?
¿Mi vida y mis palabras han honrado el evangelio de Cristo?

C.
-2 Corintios 7:1
Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda
contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor
de Dios.

-1 Pedro 1:15-16
15Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en
toda vuestra manera de vivir; 16porque escrito está: Sed santos, porque yo
soy santo.

-Hebreos 12:14
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

A.
El creyente debe practicar la santidad si realmente quiere tener una vida
llena de poder de lo alto, y es santificándose que va poder alcanzar otro nivel
de gloria, mientras no se practique la santidad, la Iglesia del Señor sufrirá las
consecuencias de sus propios pecados y vivirá una vida apática, aburrida, sin
frutos dignos de verdaderos cristianos. Debemos ser santos así como nuestro
Señor Jesucristo es santo.

Conclusión
En conclusión hemos podido aprender que para poder alcanzar el poder que
Dios da por medio de la oración, se necesita orar fervientemente a Dios en
todo momento, obedecer a la voluntad de Dios viviendo según sus preceptos y
no los nuestros, y guardándonos en santidad sin manchas del mundo para así
tener una vida de victoria.

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