Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Tipos de producto
Los productos pueden clasificarse en tangibles o intangibles, dependiendo de si
son cosas físicas o no. Por otro lado, según su finalidad o “situación de compra”,
se clasifican en:
Bienes de consumo. De usabilidad limitada, se consumen de manera rápida y
tienen vida corta, como alimentos, frutas, víveres, etc.
Servicios. Actividades, usos y beneficios que se consumen al momento mismo de
prestarse, como son el corte de cabello, las labores domésticas, las reparaciones
de electrodomésticos, etc.
Bienes de uso común. Aquellos productos que forman parte de la canasta habitual
y se consumen rápido, como son los textiles, zapatos, etc.
Bienes de emergencia. Productos que la ciudadanía consume en situaciones
extraordinarias, pero que normalmente están disponibles en caso de necesidad,
como son los extintores de incendios, repuestos de artefactos, etc.
Bienes durables. Productos con un ciclo de vida muy extenso, cuya necesidad de
reposición abarca años o incluso décadas.
Bienes de especialidad. Aquellos bienes dotados de características muy
particulares destinados a un mercado de consumo hiperespecífico, como los
insumos médicos, la tecnología militar, etc.
Metálicos.
Los materiales metálicos son sustancias inorgánicas que están compuestas
de uno o más elementos metálicos, los cuales se obtienen por procesado de
minerales con compuestos metálicos, presentes en la Naturaleza. Los materiales
metálicos están compuestos por elementos metálicos como son el hierro, aluminio,
magnesio, cobre, etc.
Aunque en ocasiones se utilizan los metales puros, las aleaciones metálicas
proporcionan mejoras en alguna propiedad particularmente deseable o permiten
una mejor combinación de propiedades. Además, pueden contener también otros
elementos no metálicos en su composición, bien como impurezas o con el fin de
mejorar las características de las aleaciones.
Estos materiales, a pesar de presentar características específicas,
presentan una serie de propiedades físicas generales que los identifican:
buena conductividad eléctrica y térmica,
resistencia relativamente alta hasta media temperatura,
alta rigidez,
alta densidad,
alta tenacidad, ductilidad y deformabilidad en general,
buena resistencia al impacto.
A temperatura ambiente, los metales se presentan en estado solido, con un
brillo característico.
Los materiales metálicos se clasifican en:
Materiales metálicos ferrosos: el componente principal es el hierro.
Hierro.
Aceros.
Fundiciones.
Ferroaleaciones.
Aleaciones férreas especiales.
Conglomerados férreos.
Materiales metálicos no ferrosos: se obtienen de otros metales que no es el
hierro.
Aluminio y aleaciones.
Cobre y aleaciones.
Magnesio y aleaciones.
Níquel y aleaciones.
Titanio y aleaciones.
Aleaciones de Zinc, plomo y estaño.
Cerámicos.
Los materiales cerámicos son aquellos materiales químicamente definidos
como inorgánicos y no metálicos (compuestos por elementos metálicos y no
metálicos), obtenidos por compactación de un polvo en la forma deseada para su
uso, y consolidación de esa geometría mediante un proceso de cocción a alta
temperatura, denominado sinterización.
Los cerámicos son compuestos inorgánicos de elementos metálicos y no
metálicos; dado el elevado número de combinaciones posibles de elementos
existe una gran variedad de cerámicos, con una amplia gama de propiedades y
disponibles para una amplia gama de aplicaciones.
No obstante, los materiales cerámicos, generalmente, son duros, frágiles,
de alto punto de fusión, de baja conductividad térmica y eléctrica, con una cierta
estabilidad química y térmica, y alta resistencia a la compresión.
Desde el punto de vista químico, sus átomos se unen mediante enlaces
iónicos y covalentes, estos enlaces son más fuertes que los metálicos, por lo tanto
son materiales con mayor dureza, resistencia eléctrica y térmica.
Además, poseen:
baja conductividad eléctrica y térmica,
gran resistencia mecánica al rozamiento, al desgaste y a la cizalladura,
resistencia a las altas temperaturas,
mantenimiento de propiedades mecánicas a altas temperaturas,
gran estabilidad química y resistencia a la corrosión,
amplia gama de cualidades eléctricas,
alta dureza, fragilidad, e indeformabilidad en general,
densidad media - baja (varía según el grado de compacidad o porosidad del
material),
buenas propiedades ópticas.
En general, los materiales cerámicos se suelen dividir en estos dos grandes
grupos:
cerámicos tradicionales: son los ladrillos y tejas utilizados en la industria de
la construcción y las porcelanas eléctricas de uso en la industria eléctrica.
Compuestos.
Se denomina material compuesto a todo material combinado a partir de una
unión (no química) de dos o más componentes que da lugar a una combinación de
propiedades específicas que no es posible de obtener en los materiales originales.
A menudo la tecnología actual exige materiales con elevados
requerimientos, como por ejemplo, materiales con propiedades mecánicas y
térmicas elevadas y densidades mínimas, o materiales de elevada dureza y
también elevada tenacidad; en estos casos, se recurre a los materiales
compuestos, denominándose como tal los materiales formados por dos o más
componentes que manteniendo su identidad bien diferenciada a nivel
microscópico, dan lugar a un material macroscópicamente homogéneo.
En cualquier material compuesto se diferencian la matriz (o fase matriz),
que es el elemento más abundante y cuyas propiedades hay que potenciar, y el
refuerzo (agente reforzante), siendo éste el elemento que está en menor
proporción y el que potencia.
Deben dar lugar a una combinación de propiedades que sea superior a las
de sus componentes por separado (efecto sinérgico).
Semiconductores.
Los semiconductores son materiales cuya conductividad eléctrica puede ser
controlada, de manera que pueden comportarse como conductores o como
aislantes.
La resistencia al paso de la corriente de los semiconductores depende de
diversos factores como la temperatura, la presión, el campo eléctrico o magnético,
el grado de iluminación que se aplica, etc. en cualquiera de los casos, se trata de
un aporte de energía.
Es decir, los semiconductores puros, como silicio y germanio, tienen
conductividades similares a los aislantes, pero mediante una aportación de
energía pueden adquirir un comportamiento conductor. Lo que se hace es
añadirles pequeñas cantidades de otros elementos, y así, el material
semiconductor presenta una conductividad controlable eléctricamente. A esta
modificación de los semiconductores puros, se le denomina dopado, y a los
átomos que se introducen se les llama dopantes; y cuanto mayor sea el número
de esos dopantes, más conductividad tendrá el semiconductor final.
Así por ejemplo, en el germanio, como en todos los semiconductores puros,
a temperaturas muy bajas la conductividad es prácticamente nula, y aumenta
considerablemente al aumentar la temperatura. De igual manera, cuando se
ilumina un semiconductor con una radiación luminosa de energía variable, su
conductividad varía. En cualquiera de los casos, al iluminar o aumentar la
temperatura del material, en realidad se aporta energía.
El material semiconductor más utilizado es el Silicio (Si), seguido del
Germanio (Ge). El silicio tiene buenas propiedades mecánicas y eléctricas (que se
pueden modificar y mejorar y está presente en la arena por lo que se encuentra
con abundancia en la naturaleza. La aplicación tecnológica más importante de los
semiconductores son los transistores, y en general resultan esenciales para
aplicaciones electrónicas, de computadoras y de comunicaciones.
Asimismo, los semiconductores son componentes esenciales en sistemas
de fibras ópticas; la información se transmite por luz a través de sistemas de fibras
ópticas, y los semiconductores, convierten las señales eléctricas en luz y
viceversa.
Polímeros.
Los polímeros son producidos mediante un proceso de polimerización; bajo
la acción de la presión y una temperatura adecuada, miles de pequeñas moléculas
orgánicas denominadas monómeros (o meros) reaccionan formando largas
cadenas moleculares, es decir, las macromoléculas.
Las moléculas orgánicas son sustancias químicas que contienen carbono e
hidrógeno, y también pueden contener otros elementos como: oxígeno, nitrógeno,
azufre, fósforo, boro, etc.
Los polímeros se utilizan prácticamente en todos los sectores industriales
por su versatilidad, facilidad de fabricación, bajo coste, resistencia a los factores
ambientales, etc.
Los polímeros pueden ser naturales, como el algodón, formado por fibras
de celulosas (presente en la madera y en los tallos de muchas plantas), la seda,
que es una poliamida semejante al nylon, la lana, proteína del pelo de las ovejas,
o el hule, proveniente de los árboles.
Sin embargo, hay que precisar que la mayor parte los polímeros
comerciales son materiales sintéticos (lo que se conoce como plásticos), con
propiedades y aplicaciones variadas, producidos por síntesis directa de productos
extraídos del petróleo, gas natural, carbón o de otras materias minerales, algunos
ejemplos son el polietileno, poliéster, nylon, plásticos, hule (también puede ser
sintético), muchos tipos de adhesivos, etc.
En los últimos años, la industria química viene desarrollando polímeros con
grandes diferencias de composición y estructura, que les confieren características
diferentes y variadísimas aplicaciones. Sin embargo, los polímeros clásicos
poseen una serie de características comunes que los diferencian claramente del
resto de materiales analizados:
baja densidad: su densidad es varias veces inferior a la de otros
materiales a los que sustituyen en algunas aplicaciones, como es el
caso del aluminio o del acero, lo que supone una ventaja en el
diseño de piezas en las que el peso es una limitación, a la vez que
permite que sean materiales fáciles de manejar.