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Alimentando Tus Demonios
Alimentando Tus Demonios
Piensa acerca del demonio con el que has elegido trabajar, quizás
recordando un incidente particular en el cual surgió con fuerza.
Escanea tu cuerpo y pregúntate: ¿En dónde, en mi cuerpo, se alberga
con más fuerza? ¿Cuál es su forma? ¿Cuál es su color? ¿Cuál es su
textura? ¿Cuál es su temperatura?
-¿Qué quieres?
Nota si hay algún ser presente una vez que el demonio está
completamente satisfecho. Si hay algún ser presente, pregúntale:
“¿Eres el aliado?” Si lo es, vas a trabajar con ese ser. Si no lo es, o si no
hay un ser presente tras alimentar al demonio hasta su completa
satisfacción, invita al aliado a aparecer.
Cuando ves al aliado, nota todos los detalles del aliado: tamaño, color,
superficie de su cuerpo, densidad, género (si tiene uno), su carácter,
su estado emocional, su mirada, algo acerca del aliado que no habías
visto antes.
Ahora imagina que el aliado se disuelve en luz. Nota el color de esta luz.
Siéntela disolviéndose en ti e integra esta luminosidad en cada célula
de tu cuerpo. Toma nota de la sensación de la energía integrada del
aliado en tu cuerpo. Ahora tú, con la energía integrada del aliado,
también disuelvete.