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TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

SALACIVIL
Auto Supremo: 365/2022-RI.
Fecha: 26 de mayo de 2022
Expediente: LP-51-22-A.
Partes: Roxana Quispe Nina c/ Rolando Rene Yujra Huaygua.

Proceso: División y partición de bienes gananciales en ejecución de sentencia de


divorcio.

Distrito: La Paz.
VISTOS: El recurso de casación cursante de fs. 749 y vta., interpuesto por Rolando Rene
Yujra Huaygua contra el Auto de Vista N° 90/2022 de 16 de marzo, cursante de fs. 745 a
746 vta., pronunciado por la Sala Civil Quinta del Tribunal Departamental de Justicia de
La Paz, dentro el proceso de división y partición de bienes gananciales en ejecución de
sentencia de divorcio, seguido por Roxana Quispe Nina contra el recurrente, la
contestación cursante de fs. 754 a 755, el Auto de concesión de 28 de abril de 2022 a fs.
756, todo lo inherente al proceso; y:

CONSIDERANDO I:

ANTECEDENTES DEL PROCESO

1. Conforme a los datos del proceso se advierte que el Juez Público Nº 3 de Familia de
la ciudad de La Paz, pronunció la Sentencia N° 509/2019 de 13 de mayo cursante de fs.
196 a 197 vta., por la que declaró DISUELTO el vínculo matrimonial que unía a Rolando
Rene Yujra Huaygua y Roxana Quispe Nina. Sentencia que fue ejecutoriada conforme
Auto de 07 de noviembre de 2019.

La demandante Roxana Quispe Nina, mediante memorial de fs. 306 a 309, subsanado a
fs. 350, 354 y de fs. 366 a 367 vta., en ejecución de sentencia, bajo el rotulo de demanda
incidentó división y partición de bienes gananciales; pretensión que una vez tramitada,
ameritó que el Juez Público de Familia Nº 3 de la ciudad de La Paz, emita la Resolución
N° 339/2021 de 28 de junio, obrante de fs. 659 a 665 vta., que declaró PROBADA la
solicitud deducida en la vía incidental de división y partición de bienes gananciales.

2. Auto interlocutorio de primera instancia que fue recurrido en apelación por Rolando
Rene Yujra Huaygua, según memorial cursante de fs. 695 a 701, a cuyo efecto la Sala
Civil Quinta del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, emitió el Auto de Vista N°
90/2022 de 16 de marzo, obrante de fs. 745 a 746 vta., por el cual declaró INADMISIBLE
el recurso de apelación, con costas y costos bajo el siguiente fundamento:

Conforme refiere el art. 443.I del Código de las Familias y del Proceso Familiar, la
resolución dentro un proceso extraordinario puede ser impugnado en el plazo de cinco
días, computables desde el día siguiente hábil de la notificación practicada. En el caso,
la Resolución N° 339/2021, de 28 de junio, fue notificada al recurrente el día viernes 13
de agosto de 2021 a hrs. 15:00, tal cual se advierte de la diligencia de notificación a fs.
687. Consecuentemente, el término para presentar el recurso de apelación feneció el día
martes 20 de agosto de 2021. Sin embargo, el apelante interpuso el recurso de apelación
el 27 de agosto de 2021, después de diez días, siendo extemporáneo el mismo.

3. Fallo de segunda instancia recurrido en casación por Rolando Rene Yujra Huaygua,
según memorial cursante de fs. 749, recurso que es objeto de análisis en cuanto a su
admisibilidad.

CONSIDERANDO II:
DEL CONTENIDO DEL RECURSO DE CASACIÓN

De la revisión del recurso de casación, se observa que Rolando Rene Yujra Huaygua en
lo trascendental de dicho medio de impugnación, acusó:

1. En ninguno de los incisos del art. 443 (debió citar el art. 434) del Código de las
Familias y del Proceso Familiar, se cita el proceso de división y partición de bienes
gananciales como proceso extraordinario.
2. El proceso de división y partición de bienes gananciales es tramitado en la vía
ordinaria y, en ese entendido, se interpuso recurso de apelación dentro la petición
del proceso ordinario.
3. Que su petición se funda dentro la base jurídica del proceso ordinario, violentando
el Auto de Vista el art. 115.I de la Constitución Política del Estado.

De esta manera, solicitó la emisión de un Auto Supremo que case el Auto de Vista y se
disponga la admisión del recurso de apelación.

CONSIDERANDO III:

DOCTRINA APLICABLE AL CASO

De la improcedencia del recurso de casación interpuesto contra resoluciones


emanadas en ejecución de sentencia.

Esta Sala especializada a través del Auto Supremo N° 121/2021-RI de 17 de febrero


respecto al tema señaló: “Con relación a los Autos de Vista emergentes de la apelación
a Autos Interlocutorios pronunciados en ejecución de sentencia, es menester remitirnos
al Código de las Familias o del Proceso Familiar que en su art. 364 señala:
´(IMPUGNABILIDAD). I. Las resoluciones judiciales son impugnables de acuerdo a las
disposiciones previstas en el presente Código´.

Una de esas limitantes existentes en la normativa, así como en la jurisprudencia emitida


por este Tribunal refiere que las resoluciones dictadas en ejecución de sentencia podrán
ser apeladas sólo en el efecto devolutivo, sin recurso ulterior, disposición legal que hace
referencia de manera genérica a resoluciones judiciales, debiendo entenderse que la
misma comprende a todas las decisiones del Juez emitidas en etapa de ejecución de
sentencia.

Adviértase que lo señalado es imperativamente restrictivo, pues de un lado, define


expresamente la vía de impugnación a una resolución emitida en ejecución de sentencia,
la misma que únicamente puede formularse bajo la modalidad de apelación en el efecto
devolutivo, y de otro lado, niega toda posibilidad de que la decisión adoptada por el
Tribunal de alzada pueda ser impugnada por recurso ordinario o extraordinario alguno
ante la jurisdicción ordinaria, salvo las vías tutelares ante la jurisdicción constitucional en
el supuesto caso de haberse vulnerado los derechos y garantías de alguna de las partes
que interviene en el proceso; la frase “sin recurso ulterior” constituye una negación
retunda y absoluta de cualquier posibilidad de impugnar la resolución adoptada por el
Tribunal de alzada en la fase de ejecución de sentencia, dicha negativa responde a la
norma prevista por el art. 392 de la Ley N° 603, así como a la finalidad misma del recurso
de casación.

De lo expuesto, se debe tener en cuenta que en virtud precisamente a la naturaleza de


la fase de ejecución de sentencia, esta no puede ser suspendida por ningún recurso
ordinario, extraordinario, o cualquier otro tipo de solicitud que tienda ya sea a rechazar o
dilatar dicha ejecución; consiguientemente, las determinaciones emergentes en esa
etapa procesal, en principio pueden ser impugnadas vía recurso de reposición, tal como
dispone el art. 368 del Código de las Familias y del Proceso Familiar, y también pueden
ser susceptibles de apelación, empero únicamente como ya se dijo en el efecto
devolutivo, pues solo este permite la continuidad y el normal desarrollo de esa fase (art.
376 de la Ley Nº 603), es decir que el juez de la causa continua con el desarrollo del
trámite sin que por cuestiones de impugnación se vea suspendida; por lo tanto, ninguna
cuestión emergente en esta etapa procesal -ejecución de sentencia- puede ser
considerada como definitiva, por ende, no resulta factible la interposición del recurso de
casación en fase de ejecución de sentencia.”

CONSIDERANDO IV:

FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN

En virtud de lo expuesto en la doctrina aplicable al caso de autos, corresponde a


continuación analizar si el recurso de casación objeto de la presente resolución resulta o
no procedente, en ese entendido se tiene que:

Si bien el principio de impugnación se configura como principio regulador que tiene la


finalidad de corregir, modificar, revocar o anular actos y resoluciones judiciales que
ocasionen agravios a alguna de las partes, y que por principio constitucional todo acto
jurisdiccional es impugnable; sin embargo, también es evidente que dicho principio no es
absoluto para todos los procesos e instancias, debido a que este se encuentra limitado
por la misma ley, ya sea por el tipo de proceso o por la clase o naturaleza de la resolución;
límite que para nada debe ser considerado como una afectación al derecho que tienen
las partes de impugnar una determinada resolución, contrariamente este límite implica la
búsqueda de una mayor celeridad en las causas que se tramitan.

En ese entendido, el art. 364 del Código de las Familias y del Proceso Familiar (Ley Nº
603), establece que las resoluciones judiciales son impugnables de acuerdo a las
disposiciones previstas en dicha normativa; extremo que implica independientemente de
que el recurso de casación haya sido presentado dentro de plazo o quien recurre se
sienta agraviado con la resolución que impugna (legitimación procesal), si la ley dispone
que contra dicha resolución no procede recurso de casación el Tribunal de apelación que
recepcione ese medio de impugnación, tiene la obligación de negar su concesión,
conforme lo estipula expresamente el art. 399.II inc. b) de la norma citada.

En ese contexto y de la revisión de obrados, se advierte que en el caso de autos, Rolando


Rene Yujra Huaygua el 24 de octubre de 2018, interpuso la demanda de divorcio, acción
que fue dirigida contra Roxana Quispe Nina, proceso extraordinario que concluyó con la
emisión de la Sentencia N° 509/2019 de 13 de mayo, visible de fs. 196 a 197 vta. en la
que se declaró disuelto el vínculo matrimonial, fallo que fue ejecutoriado de forma
posterior conforme Auto de 07 de noviembre de 2019. En ese ínterin, la demandada en
ejecución de sentencia instó incidente de división y partición de bienes gananciales.

De lo expuesto, se infiere que la división y partición de bienes gananciales se constituye


en una pretensión accesoria cuyo trámite fue destinado para la etapa de ejecución de
sentencia; en ese entendido, como ya se dijo, Roxana Quispe Nina, en etapa de ejecución
de sentencia solicitó la división y partición de bienes gananciales, trámite resuelto
mediante Resolución N° 339/2021 de 28 de junio, de fs. 659 a 665 vta., que mereció el
recurso de apelación a cuyo efecto el Tribunal de alzada emitió el Auto de Vista N°
90/2022 de 16 de marzo, cursante de fs. 745 a 746 vta., resolución contra la cual Rolando
Rene Yujra Huaygua interpuso recurso de casación.

De estas consideraciones, se infiere claramente que el Auto de Vista recurrido en


casación, fue pronunciado dentro de un trámite de división y partición de bienes
gananciales que se encuentra en etapa de ejecución de sentencia; consiguientemente,
conforme se desarrolló en la doctrina aplicable al caso de autos, la citada resolución no
es susceptible de ser recurrida en casación, pues el único caso en que el proceso de
división y partición de bienes gananciales puede llegar hasta dicha etapa procesal, es
cuando este se inicia como proceso ordinario independiente conforme a lo establecido
en el art. 421 inc. c) de la Ley Nº 603, y no como una cuestión accesoria de un proceso
de divorcio tramitándo como extraordinario, como aconteció en el caso de autos.

Por lo tanto, el Ad quem debió percatarse que el recurso de casación fue interpuesto
contra una resolución que no admite casación, motivo por el cual debió negar la
concesión del mismo, conforme faculta el art. 399.II inc. b) del Código de las Familias y
del Proceso Familiar; empero como dicho extremo no fue advertido oportunamente por
el Tribunal de alzada, quienes por Auto de 28 de abril de 2022 cursante a fs. 756,
decidieron conceder el recurso de casación, corresponde a este Tribunal Supremo de
Justicia, en atención al procedimiento establecido en el art. 400 de la norma citada
anteriormente, y por los fundamentos expuestos supra, declarar la improcedencia de
dicho medio de impugnación, ya que no es viable la consideración y tratamiento de un
Auto de Vista dictado en ejecución de sentencia.

Por los fundamentos precedentemente vertidos, corresponde emitir fallo conforme a lo


previsto en el art. 401.I inc. a) del Código de las Familias y del Proceso Familiar.

POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de
Bolivia, con la facultad conferida por el art. 42.I num. 1) de la Ley del Órgano Judicial de
24 de junio de 2010, y en aplicación de los arts. 401.I inc. a) de la Ley Nº 603 Código de
las Familias y del Proceso Familiar, declara IMPROCEDENTE el recurso de casación
cursante de fs. 749, interpuesto por Rolando Rene Yujra Huaygua contra el Auto de Vista
N° 90/2022 de 16 de marzo, cursante de fs. 745 a 746 vta., pronunciado por la Sala Civil
Quinta del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz. Con costas.

Se regulan honorarios profesionales para el abogado que contestó el recurso de casación


en la suma de Bs. 1000.

Regístrese, comuníquese y devuélvase.

TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA


SALACIVIL

Auto Supremo: 714/2022


Fecha: 27 de septiembre de 2022
Expediente: O-41-21-S.
Partes: Tonny Garnica Gómez c/ Elizabeth Mamani Quispe.

Proceso: Comprobación de bienes gananciales, división y partición.

Distrito: Oruro.
VISTOS: El recurso de casación cursante de fs. 741 a 747 interpuesto por Elizabeth
Mamani Quispe, contra el Auto de Vista N° 332/2021 de 12 de octubre, corriente en fs.
724 a 737, pronunciado por la Sala Civil Primera, Comercial, de Familia, de Niñez y
Adolescencia del Tribunal Departamental de Justicia de Oruro, en el proceso de
comprobación de bienes gananciales, división y partición seguido por Tonny Garnica
Gómez contra la recurrente, la contestación se dio por no presentada conforme decreto
de 12 de noviembre de 2021, cursante a fs. 754; el Auto de concesión de 15 de noviembre
de 2021, visible a fs. 756; el Auto Supremo de Admisión Nº 1032/2021-RA de 23 de
noviembre, de fs. 761 a 762 vta., la Resolución N° 0100/2022-SCII de 05 de agosto,
saliente de fs. 829 a 832, todo lo inherente al proceso; y:

CONSIDERANDO I:

ANTECEDENTES DEL PROCESO

1. Tonny Garnica Gómez, por memorial cursante de fs. 119 a 120 vta., inició demanda
ordinaria de comprobación de bienes gananciales, división y partición, acción dirigida
contra Elizabeth Mamani Quispe; quien una vez citada, mediante memorial que sale de
fs. 136 a 138, contestó negativamente a la demanda y de fs. 418 a 419-A
vta. planteó demanda reconvencional de comprobación de bienes gananciales, misma
que previa admisión y citación, fue contestada negativamente; desarrollándose de esta
manera la causa hasta pronunciarse la Sentencia N° 60/2021 de 12 de febrero, cursante
de fs. 668 a 673 vta., donde el Juez Público de Familia 3º de la ciudad de Oruro, declaró
IMPROBADA la demanda principal, IMPROBADA la demanda reconvencional y
PROBADA en parte la pretensión de bien propio invocada por Tonny Garnica Gómez, en
consecuencia declaró como bien propio del demandante, el bien inmueble situado en la
calle Daniel Corneta Mamani Nº 400 entre Jorge Petot y Juan Lechín,
con matrícula Nº 40110100013257, registrado a nombre del excónyuge.

2. Resolución de primera instancia que, al haber sido recurrida en apelación por Tonny
Garnica Gómez mediante memorial cursante de fs. 682 a 686, y por Elizabeth Mamani
Quispe de fs. 688 a 692, originó que la Sala Civil Primera, Comercial, de Familia,
de Niñez y Adolescencia del Tribunal Departamental de Justicia de Oruro, emita el Auto
de Vista N° 332/2021 de 12 de octubre, corriente en fs. 724 a 737, REVOCANDO en
parte la Sentencia N° 60/2021 de 12 de febrero, declarando PROBADA en parte la
demanda principal en cuanto a la ganancialidad de los dos tractores, IMPROBADA en
cuanto a la ganancialidad del bien inmueble en la localidad de Challapata e IMPROBADA
la demanda reconvencional determinando que el bien inmueble situado en la calle Daniel
Corneta Mamani Nº 400 entre Jorge Petot y Juan Lechín,
con matrícula Nº 40110100013257, constituye un bien propio de Tonny Garnica Gómez,
con base en los siguientes fundamentos:

a) Respecto al reclamo vertido por el demandante con relación a la lógica incorrecta


asumida por el Juez respecto a la declaratoria de ganancialidad de los dos tractores,
destacando que ambos fueron vendidos cuando aún se encontraban casados; refirió que
la autoridad jurisdiccional pronunció la Sentencia incurriendo en una errada
fundamentación y motivación, toda vez que de la revisión de las pruebas cursantes de fs.
627 a 637 de obrados se evidenció la compra de los mismos efectuada en abril de 2015,
estando vigente la relación matrimonial, formando los mismos parte de la comunidad de
gananciales, al no haberse demostrado ser bienes propios de la demandada al no tener
asidero la separación desde la gestión 2012 alegada por la misma, al existir Sentencia
de divorcio con data de fecha 14 de marzo de 2017 que disuelve el vínculo matrimonial,
en la que no se advierte una fecha anterior de separación de cuerpos, menos una
resolución que genere certeza sobre la pretendida separación desde la gestión 2012.

b) En cuanto al recurso de apelación de la demandada en lo relativo a la unión libre y la


acreditación de la convivencia con el demandante antes de la celebración del matrimonio,
la apelante no tomó en cuenta lo señalado por el art. 167 de la Ley Nº 603, que establece
que la misma debe ser declarada expresamente para surtir efectos legales, no siendo
suficiente la declaración de testigos que infieran tal unión, aspecto no demostrado
objetivamente en el presente caso.

c) Sobre el documento privado de acuerdo regulatorio de 18 de agosto de 2016,


presentado en el proceso de divorcio con relación al bien inmueble reclamado como
ganancial en la demanda reconvencional, el A quo arguyó que la prueba no hace alusión
de manera específica a que se trataría de un bien ganancial, que no se tiene una
descripción de las características físicas del mismo, ni de su respectiva matrícula de
registro e inscripción en Derechos Reales, más aún, en la Sentencia Nº 43/2017 de 14
de marzo emergente del proceso de divorcio, que en su parte resolutiva estableció que
al no haberse llegado a un acuerdo ni demostrado su existencia con prueba idónea sobre
los bienes gananciales, deberán ser resueltos en la vía correspondiente, resolución que
alcanzó el valor de cosa juzgada, por lo que la cláusula quinta del referido documento
resulta insuficiente para calificar la ganancialidad del referido inmueble.

d) En referencia a la declaración notarial de Herminia Mamani Quispe y la suma de dinero


equivalente a 6.000 euros entregada a Tonny Garnica para la compra de una casa
ubicada en calle Corneta Mamani Nº 400, a pedido y envío de Elizabeth Mamani Quispe
desde España, la declarante sostuvo haber retornado a Bolivia en noviembre de 2005,
no obstante del movimiento migratorio se evidenció su ingreso al país el 08 de julio de
2006 y no en la gestión 2005, desacreditando la veracidad de la misma.

e) Si bien se demostró la existencia física del inmueble mediante inspección de visu, no


se llegó a determinar su ganancialidad, porque no se probó con prueba fehaciente que la
compra del referido bien inmueble fuera con dinero enviado desde España, habida cuenta
que las pruebas producidas por la demandada carecieron de valor legal, al existir en su
contra prueba fehaciente que desvirtúa lo aseverado por la recurrente y sus testigos, por
lo que al tenor del art. 328 de la Ley Nº 603, no dio cumplimiento a la carga de la prueba.

f) Con relación a lo glosado, el A quo sesgó efectuar el ejercicio de valoración individual


de las pruebas en su consideración integral conforme a una apreciación objetiva y a
criterios de pertinencia; debió aplicar el principio de proactividad regulado por el art. 231
de la Ley Nº 603 en consonancia a los alcances del art. 351 y 329 del Código de las
Familias y del Proceso Familiar, en emergencia de ello la Sentencia ameritó revocatoria
parcial; declarando al efecto probada en parte la demanda principal de comprobación
de bienes gananciales en cuanto a la ganancialidad de los dos tractores, propiedad de
Tonny Garnica Gómez y Elizabeth Mamani Quispe; el primero de marca Maseey
Ferguson, modelo tipo 3095, año de fabricación 1989, color rojo, chasis Nº 242031, motor
sin referencia, tracción 4x4 con código frm: 20141289 y el segundo marca FIAT, modelo
tipo 160-90DT, año de fabricación 1984, color guindo, chasis Nº 317912, motor
83652515002752, tracción 4x4 con código frm: 20140411; improbada la pretensión
sobre ganancialidad del bien inmueble situado en la localidad de Challapata en
inmediaciones de la calle Ecuador esquina Baldiviezo inscrito en Derechos Reales
con matrícula Nº 4021010004537, constituyéndose este bien desde su adquisición hasta
la venta del mismo, en un bien propio de la demandada; improbada la demanda
reconvencional interpuesta por Elizabeth Mamani Quispe contra Tonny Garnica Gómez,
determinándose que el bien inmueble ubicado en la calle Daniel Corneta Mamani Nº 400,
entre Jorge Petot y Juan Lechín, registrado a nombre de Tonny Garnica Gómez
con matrícula Nº 40110100013257, constituye bien propio del demandante.

3. Fallo de segunda instancia recurrido en casación por Elizabeth Mamani Quispe, según
escrito cursante de fs. 741 a 747; mismo que previa sustanciación fue resuelto mediante
Auto Supremo N° 1088/2021 de 03 de diciembre, que dispuso Casar en parte el Auto de
Vista impugnado, “…únicamente con relación a declararse la copropiedad del bien
inmueble situado en la calle Corneta Mamani N° 400 con Matrícula N° 40110100013257
de la ciudad de Oruro, a favor de Tonny Garnica Gómez y Elizabeth Mamani
Quispe, manteniendo las demás decisiones incólumes” (sic); contra esta determinación
Tonny Garnica Gómez interpuso acción de amparo constitucional, que generó que la Sala
Constitucional Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca pronuncie
la Resolución N° 0100/2022-SCII de 05 de agosto, de fs. 829 a 832,
que concedió parcialmente la tutela demandada, dejando sin efecto al referido Auto
Supremo N° 1088/2021 de 03 de diciembre, ordenando se emita una nueva resolución
siguiendo los estándares del debido proceso y en observancia a los fundamentos
expuestos en el contenido de la referida resolución.

Consecuentemente, en cumplimiento a la Resolución N° 0100/2022-SCII de 05 de


agosto, de fs. 829 a 832, se pasa a considerar el recurso de casación, conforme a lo
siguiente.

CONSIDERANDO II:

CONTENIDO DEL RECURSO DE CASACIÓN Y SU CONTESTACIÓN

De la revisión del recurso de casación, se observa que Elizabeth Mamani Quispe en lo


trascendental de dicho medio de impugnación, expresó:

1. Violación y errónea aplicación de los arts. 393 inc. a) y 394.I de la Ley N° 603, de los
antecedentes y fundamentos explanados en el Auto de Vista, la aplicación del art. 180 de
la Ley N° 603 y su interpretación errónea porque la aplicación correcta debería ser
conforme al art. 176.I de la antedicha ley, que señala que los bienes gananciales se
adquieren de forma conjunta, porque lo lógico es la adquisición conjunta de los bienes y
no el razonamiento subjetivo y cerrado del Auto de Vista en sentido que la comunidad
subsista solo por el hecho de seguir casados y separados, pero no divorciados, dado que
la prueba aportada establece que ya estaban separados desde el 2012, lo que
es corroborado por la declaración de Benjamín Garnica Mamani, Yolanda Cabrera
Barrionuevo, Lizel Avalia Ordoñez Ledezma y Herminia Mamani Quispe, sin embargo, los
Vocales hacen entender que la prueba testifical no sirve como prueba material, siendo la
reina de las pruebas.

Razonamiento que vulneró normativa constitucional como los arts. 178.I y 180.I referidos
a la seguridad jurídica e imparcialidad con relación a la verdad material, ambos de la
Constitución Política del Estado.

2. El Auto de Vista interpretó erróneamente e inaplicó indebidamente el art. 167 de la Ley


Nº 603, al sostener que la prueba testifical no es suficiente para probar la unión libre, no
obstante, no tomó en cuenta la supremacía constitucional que debe ser aplicada
prioritariamente con relación al art. 63 del mismo cuerpo normativo, donde el legislador
entendió que las uniones libres que reúnan estabilidad y singularidad, producen los
mismos efectos de matrimonio civil tanto en las relaciones personales como
patrimoniales, no siendo necesario exigir un documento o una declaración judicial de
unión libre.

3. No se revisó ni valoró el documento de acuerdo regulatorio que claramente en su


cláusula quinta señala como domicilio familiar al inmueble situado en calle Corneta
Mamani Nº 400 entre Juan Lechín y Jorge Petot, generando vulneración del debido
proceso y del principio de transparencia como la verdad material, ya que en la inspección
judicial se demostró la existencia del bien inmueble citado donde la recurrente y su
hijo Benjamín Garnica Mamani vivían desde el 2003; se desestimó también la
declaración notarial de Herminia Mamani Quispe, con relación a la entrega de 6.000
euros para la compra de la referida casa, con base al informe de flujo migratorio de la
Dirección General de Migraciones, sin haber tomado en cuenta que existen periodos de
tiempo en los que no consta registro sistematizado a fs. 661 y vta., señaló claramente
que no existía registro de aquellas épocas en el sistema, lo cual conlleva infracción al
debido proceso en su vertiente de legalidad establecido en el art. 115.II de la Constitución
Política del Estado, siendo causal de fondo conforme norma descrita en el art. 393 inc. a)
de la Ley N° 603.
Fundamentos por los cuales solicitó la emisión de un Auto Supremo que case o anule el
Auto de Vista.

De la respuesta al recurso de casación.

La contestación se la dio por no presentada conforme decreto de 12 de noviembre de


2021 cursante a fs. 754.

De la Resolución Constitucional.

Por Resolución N° 0100/2022-SCII de 05 de agosto, de fs. 829 a 832,


se concedió parcialmente la tutela demandada, dejando sin efecto el Auto Supremo N°
1088/2021 de 03 de diciembre, ordenando se emita una nueva resolución siguiendo los
estándares del debido proceso, con base en los siguientes fundamentos:

1. En cuanto a la lesión al debido proceso en su componente de congruencia, por


haber incorporado el análisis aspectos que no fueron objeto de controversia,
refiriéndose al alcance del acuerdo regulador, se tiene que de los motivos
recursivos identificados en el recurso de casación de la demandada, en el tercero
de ellos alegó precisamente una errónea valoración de la cláusula quinta del
“Acuerdo Regulador”, por lo que, no se advierte dicha vulneración.
2. Respecto al debido proceso en sus vertientes de fundamentación y motivación, en
la doctrina legal aplicable del Auto Supremo impugnado, se abordó la temática del
régimen de la comunidad de gananciales, su inicio y conclusión, además de la
Unión Conyugal Libre o de Hecho, sus requisitos y presupuestos, sin exponer
ninguna fundamentación que permita analizar en un proceso familiar
la copropiedad de bienes anteriores a la vigencia de la comunidad de gananciales,
por lo que, no se cuenta con ningún parámetro para el análisis de lo que se
denominó como un “reconocimiento implícito” de la copropiedad que son los
bienes gananciales, excepto la invocación del art. 211 inciso d) de la Ley N° 603,
referido a que el Acuerdo Regulador podrá contener la división y partición de
bienes gananciales, empero no se explicó el alcance y sentido de dicha norma,
por lo que, no se tiene sustento normativo ni fáctico.
3. En el caso examinado, solo se está discutiendo la ganancialidad dentro del
matrimonio y no la propiedad ni otros derechos que podrían haberse constituido
en el Acuerdo Regulatorio de Divorcio como ser la constitución de patrimonio
familiar, el usufructo, los acuerdos que limitan la enajenación de los bienes, entre
otros; pues si bien la ganancialidad también es una copropiedad, esta tiene una
regulación especial.

CONSIDERANDO III:

DOCTRINA LEGAL APLICABLE AL CASO

III.1. Del régimen de la comunidad ganancial en el matrimonio.

El Auto Supremo N° 937/2018 de 1 de octubre, respecto a los bienes gananciales


manifestó: “El calificativo de ganancial, en su filosofía y en el ordenamiento jurídico
positivo, hace referencia a un determinado bien, adquirido durante la existencia del
vínculo matrimonial -o de la unión de hecho-, mediante el esfuerzo y la cooperación,
reales y efectivos, de ambos cónyuges. En el derecho argentino, Belluscio define que
‘son bienes gananciales todos los adquiridos durante la vigencia de la sociedad conyugal
por uno u otro de los esposos, con tal de que la adquisición no haya sido a título gratuito.
Pero deben exceptuarse los que tienen carácter propio por responder a alguna de las
circunstancias que les asignan esa calidad, en especial por la subrogación real, la
accesoriedad a otros propios, o la existencia de causa o título de adquisición anteriores
al matrimonio’ (Augusto César Belluscio, Manual de Derecho de Familia, Tomo 2, pág.
84)”.

El Código de las Familias y del Proceso Familiar Ley Nº 603, en el art. 176.I manda: “I.
Los cónyuges desde el momento de su unión constituyen una comunidad de gananciales.
Esta comunidad se constituye aunque uno de ellos no tenga bienes o los tenga más que
la o el otro.”, la comunidad ganancial, es una comunidad patrimonial que contempla los
bienes muebles, inmuebles, acciones, derechos, dinero, etc. con los que cuentan los
cónyuges al momento de contraer matrimonio y los que posteriormente son adquiridos;
el matrimonio por constituirse bajo los más altos principios morales y afectivos origina,
que la comunidad de gananciales no hace diferencia personal ni patrimonial de los
cónyuges, es decir, si alguno de ellos no cuenta con bienes o cuenta con menos bienes
que el otro, para la ley, prima el principio de igualdad. Georges Ripert y Jean Boulanger
manifiestan: “Bajo el régimen legal la comunidad comprende los muebles y los inmuebles
gananciales. Si se desea, puede hacerse entrar a todos los bienes en la masa común:
hay entonces una comunidad universal”.

Sobre el mismo tópico el Auto Supremo Nº 236/2020 de 20 de marzo, estableció que: “El
régimen de la comunidad de gananciales está compuesto por los bienes propios con los
que ingresan los cónyuges al matrimonio bajo las reglas contenidas en los arts. 178 a
186 y los bienes comunes cuya regulación está contemplada entre el art. 187 a 192 de la
Ley Nº 603. La determinación de los bienes propios y comunes se encuentra claramente
descrita y reglamentada en el Código de las Familias y del Proceso Familiar Ley Nº 603,
sin perjuicio de ello por ser común dentro del ámbito jurídico, debemos aclarar, que los
bienes adquiridos después del matrimonio, así sean, el producto de los bienes propios,
se constituyen en bienes comunes.

Finalmente, según el art. 198 de la Ley Nº 603 la comunidad ganancial, termina por: por
desvinculación conyugal, declaración de nulidad del matrimonio y separación judicial de
bienes en los casos en que procede, correspondiendo posteriormente, la división y
partición de bienes conforme dispone el art. 176.II del Código de las Familias y del
Proceso Familiar: ´II. Disuelto el vínculo conyugal, deben dividirse en partes iguales las
ganancias, beneficios u obligaciones contraídos durante su vigencia, salvo separación de
bienes´(…).

La forma común de conclusión de la comunidad ganancial es por disolución del vínculo


conyugal o divorcio, así como uno de los efectos del matrimonio es la constitución
ganancialicia, es –también- uno de los efectos del divorcio la división de bienes
gananciales, es decir todos los bienes, frutos naturales o civiles, y obligaciones
constituidas durante la vigencia del matrimonio, deben dividirse en partes iguales, este
principio de igualdad tiene fundamento en lo dispuesto por el art. 63 de la Constitución
Política del Estado, que manifiesta: ´I. El matrimonio entre una mujer y un hombre se
constituye por vínculos jurídicos y se basa en la igualdad de derechos y deberes de los
cónyuges´. La Constitución como base legal fundamental del Estado Boliviano, manda la
igualdad de los cónyuges no solo para los efectos legales del matrimonio sino también
para los que se originen a consecuencia de la desvinculación matrimonial, en ese sentido
hombre y mujer dividirán y partirán por igual todo lo obtenido durante la subsistencia del
matrimonio”.

III.2. De la unión libre o de hecho.

Al respecto el Auto Supremo Nº 552/2020 de 11 de noviembre expuso: “Sin duda la unión


libre o de hecho entre dos personas de sexo opuesto tiene como fin constituir relaciones
familiares similares a los del matrimonio, es decir formar un hogar, convivir juntos, tener
descendencia, sustentarse mutuamente, expresarse afecto, etc., tiene características
similares, goza de la misma protección que el matrimonio.
No toda relación entre hombre y mujer se considera unión libre o de hecho, ya que debe
cumplir ciertas condiciones y requisitos, el Código de las Familias y del Proceso Familiar
Ley N° 603 en el art. 137.II, especifica dos condiciones: “II. Las uniones libres deben
reunir condiciones de estabilidad y singularidad.”, la unión libre debe ser singular, es decir
monogámica, teniendo los cónyuges una sola pareja además de encontrarse en libertad
de estado; debe reunir también condiciones de estabilidad en cuanto a la convivencia, no
puede considerarse unión libre a las relaciones esporádicas, momentáneas o
circunstanciales, si bien la norma no señala un plazo de convivencia para considerar la
unión libre o de hecho, su determinación esta librada al criterio del juzgador quien
verificará la estabilidad y singularidad además de otras circunstancias, como la
adquisición de bienes, la procreación de descendencia, el apoyo mutuo, el
comportamiento como cónyuges ante la sociedad, entre otros (…) El art. 137.I de la Ley
N° 603 indica: ‘I. El matrimonio y la unión libre son instituciones sociales que dan lugar al
vínculo conyugal o de convivencia, orientado a establecer un proyecto de vida en común,
siempre que reúnan las condiciones establecidas en la Constitución Política del Estado y
el presente Código, conllevan iguales efectos jurídicos tanto en las relaciones personales
y patrimoniales de los cónyuges o convivientes, como respecto a las y los hijos adoptados
o nacidos de aquellos’. La norma familiar acatando lo dispuesto en la Constitución Política
del Estado, otorga a la unión libre o, de hecho, los mismos efectos personales y
patrimoniales que el matrimonio, ya sea entre los mismos convivientes y respecto a los
hijos adoptados o nacidos de ellos.

(…) La unión libre o, de hecho, sin perjuicio de tener el mismo trato que el matrimonio,
para surtir efectos legales, debe ser registrado ante la oficina correspondiente, en nuestro
país el Servicio de Registro Cívico, pude registrarse de forma voluntaria, de acuerdo a lo
dispuesto por el art. 165, o por orden judicial previa comprobación de la unión libre según
indica del art. 166, ambos del Código de las Familias y del Proceso Familiar Ley N° 603.

Finalmente, a efectos patrimoniales para la determinación de la ganancialidad de los


bienes, la división y partición de los mismos, el registro de la unión libre o de hecho, debe
contener una fecha cierta, sea la manifestada voluntariamente por los convivientes al
momento de registrar la unión libre o la determinada por el juez en el proceso de
comprobación judicial de unión libre, el art. 167 de la Ley N° 603 es claro al respecto: ‘El
registro voluntario o la comprobación judicial de la unión libre surten sus efectos en el
primer caso, desde el momento señalado por las partes, y en el segundo caso, desde la
fecha señalada por la autoridad judicial”.

III.3. De la naturaleza del “acuerdo regulador de divorcio” y su interpretación.

El art. 211 del Código de las Familias y del Proceso Familiar, establece: “El acuerdo
regulador de divorcio o desvinculación podrá contener:

1. La manifestación de la voluntad de ambos cónyuges sobre divorcio o


desvinculación.
2. La asistencia familiar para las y los hijos.
3. Guarda y tutela de las y los hijos y régimen de visitas.
4. División y partición de bienes gananciales.”

De ahí podemos señalar que el convenio regulador es un acuerdo realizado por los
cónyuges para regular los efectos personales, económicos y patrimoniales que
derivan de la ruptura del vínculo matrimonial, cobrando especial relevancia que
dicho documento se suscribe a efectos de promover una acción de divorcio de
mutuo acuerdo, por ello es que el inciso a) de la referida disposición se refiere a la
expresa manifestación de la voluntad de ambos cónyuges sobre el divorcio.
La Enciclopedia de Derecho de Familia, sobre el tema refirió: “El término ‘convenio’
(del latín c onventio) se refiere a la convención, ajuste o concierte entre dos o mas
personas, debiendo remitirnos al verbo ‘convenir’, ser de un mismo parecer y
dictamen, coincidir dos o más voluntades causando obligación.

En la mayoría de los casos de separación o divorcio, los cónyuges acuerdan la


forma en que liquidarán la sociedad conyugal una vez disuelta esta. Estos acuerdos
se instrumentan mediante los denominados ‘convenios de liquidación de la
sociedad conyugal’, en los términos referidos y caracterizados en las acepciones
precedentemente transcriptas”

La misma Enciclopedia, en cuanto a la naturaleza jurídica del convenio, refiere: “La


liquidación de la sociedad conyugal comprende una serie de operaciones dirigidas
a la determinación de los bienes propios de cada esposo y de los que integran el
acervo ganancial, como así también el ajuste de cuentas correspondientes a
créditos y deudas de cada uno con respecto a la comunidad a fin de poder
determinar el pasivo, para proceder finalmente a la distribución del patrimonio
ganancial entre los partícipes.

Estaremos en presencia de un convenio de liquidación o partición de bienes


gananciales cuando la actividad descripta sea desarrollada por los cónyuges en
forma acorde, e instrumentadas sus decisiones como reflejo de la actividad
coincidente.

Constituye en un acto o negocio jurídico, ya que se trata de una declaración que


condensa la voluntad de sus otorgantes –dentro de los límites permitidos por la
ley- con la relevancia suficiente para hacer surgir, transmitir, reconocer, modificar
o extinguir derechos subjetivos.

Se trata de un negocio jurídico que pone en juego intereses económicos de los


esposos que la ley autoriza a regular según su conveniencia; por ser de contenido
estrictamente patrimonial le son de aplicación los principios que rigen este tipo de
actos en cuanto a capacidad, contenido, modalidades, efectos, vicios que los
afectan e invalidez con algunas particularidades específicas”. (Enciclopedia de
Derecho de Familia, Tomo I, Editorial Universidad, Buenos Aires 1991, pág. 685 a
686).

Siendo el acuerdo regulador de divorcio previsto en el art. 211 Código de las


Familias y del Proceso Familiar, un convenio con fuerza vinculante capaz de
reconocer, transmitir, modificar o extinguir derechos, le son aplicables por
analogía las reglas de validez y eficacia previstas en el Código Civil, pues no podía
entenderse de otro modo el convenio, sino a partir de la manifestación de la
voluntad de los cónyuges, exenta de vicios que comprometan su validez y eficacia;
lo mismo ocurre con su fuerza obligatoria, que dimana de la aplicación de los arts.
519 y 520 del Código Civil cuando señalan “El contrato tiene fuerza de ley entre las
partes contratantes. No puede ser disuelto sino por consentimiento mutuo o por
las causas autorizadas por ley”, y “El contrato debe ser ejecutado de buena fe y
obliga no solo a lo que se ha expresado en él, sino también a todos los efectos que
deriven conforme a su naturaleza, según la ley, o a falta de ésta según los usos y
la equidad”, todo en concordancia con el art. 451.I del citado Código, que señala:
“Las normas contenidas en este título son aplicables a todos los contratos, tengan
o no denominación especial, sin perjuicio de las que se establezcan para algunos
de ellos en particular y existan en otros código o leyes propias”.

De lo que podemos concluir que, el acuerdo regulador de divorcio es un convenio


específicamente previsto por la ley para que los cónyuges puedan organizar la
liquidación de los efectos del matrimonio, tanto respecto a las relaciones
personales, así como las cuestiones de orden económico y patrimonial; respecto
a ello en cuanto al patrimonio se refiere rigen las reglas del derecho civil en cuanto
a su disposición, por lo que, una vez arribado al acuerdo, el mismo cobra efecto
obligatorio y no puede ser desconocido por las partes, salvo los vicios que lo
hagan inválido y previa declaración judicial, conforme a las causales descritas en
los arts. 549 y 551 del Código Civil, en cuanto le sean aplicables.

De igual forma y como todo acuerdo de voluntades, no está exento que el tenor
literal de lo suscrito, no represente la verdadera voluntad de las partes, o que el
mismo no contenga estipulaciones claras que hagan inequívoco su significado, de
ahí que las reglas de interpretación previstas en el art. 510 y siguientes del Código
Civil, también son aplicables al “acuerdo regulador de divorcio”.

III.4. Del carácter vinculante y de cumplimiento obligatorio de las Sentencias


Constitucionales Plurinacionales y de resoluciones emitidas por los Tribunales de
garantías en Acciones de Defensa.

Sobre el tema a través del AS Nº 1007/2016 de fecha 24 de agosto, se ha señalado


que: “Nuestra Constitución Política del Estado, establece la obligatoriedad de las
Sentencias Constitucionales, en su Art. 203, señala: Las decisiones y sentencias del
Tribunal Constitucional Plurinacional son de carácter vinculante y de cumplimiento
obligatorio, y contra ellas no cabe recurso ordinario ulterior alguno”.

A su vez, el art. 8 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, estipula: “‘Las


decisiones y sentencias del Tribunal Constitucional Plurinacional son de carácter
vinculante y de cumplimiento obligatorio, y contra ellas no cabe recurso ordinario ulterior
alguno’, norma concordante con el art. 15 del Código Procesal Constitucional de 5 de julio
de 2012, que señala: ‘I. Las sentencias, declaraciones y autos del Tribunal Constitucional
Plurinacional son de cumplimiento obligatorio para las partes intervinientes en un proceso
constitucional; excepto las dictadas en las acciones de inconstitucionalidad y recurso
contra tributos que tienen efecto general. II. Las razones jurídicas de la decisión, en las
resoluciones emitidas por el Tribunal Constitucional Plurinacional constituyen
jurisprudencia y tienen carácter vinculante para los Órganos del poder público,
legisladores, autoridades, tribunales y particulares’.

(…)

En consonancia con tales disposiciones legales la línea Jurisprudencial del Tribunal


Constitucional Plurinacional con relación sobre el efecto vinculante de las sentencias
constitucionales, ha razonado en la SCP 0625/2012 de 23 de julio, que: ‘Las sentencias
constitucionales dictadas en correspondencia a los principios de supremacía y fuerza
normativa de la Ley Fundamental, se revisten del imperativo de cosa juzgada
constitucional; es decir, no admiten más revisión y así adquieren calidad de inmutables e
inimpugnables por recurso ulterior, en razón a que es la Constitución la que se sobrepone
al orden jurídico general y este Tribunal se constituye en su supremo intérprete.
Precisamente por las características indicadas supra, es que las resoluciones de la
jurisdicción constitucional son vinculantes y de obediencia obligatoria por los poderes
públicos y por supuesto por las partes, afirmación que se sustenta en el art. 203 de la
CPE. Que concuerda con la previsión del art. 129.V de la misma norma constitucional,
que indica: 'La decisión final que conceda la acción de amparo constitucional será
ejecutada inmediatamente y sin observación (…). La autoridad judicial que no proceda
conforme con lo indicado por este artículo, quedará sujeta a las sanciones previstas por
la ley' (SC 1922/2011-R de 28 de noviembre). Por lo expuesto, emitido un fallo en la
jurisdicción constitucional, ya sea por los jueces o tribunales de garantías o por este
Tribunal, la doctrina legal aplicable desarrollada en él, tiene carácter vinculante con
relación a todos, debiendo las autoridades tanto jurisdiccionales como administrativas
aplicarla en los casos análogos que sea de su conocimiento; de otro lado, la
determinación expresada en la parte dispositiva al estar dirigida exclusivamente a las
partes intervinientes en la acción de defensa, tiene efectos inter partes; es decir, surte
consecuencias jurídicas con relación al accionante, personas o servidor público
demandados y terceros interesados, correspondiendo su ejecución inmediata sin
observación alguna, dado que no existe instancia revisora ulterior que pueda modificar
sus efectos…”.

Asimismo, el art. 40.I del Código Procesal Constitucional establece que: “Las
resoluciones determinadas por una Jueza, Juez o Tribunal en Acciones de Defensa,
serán ejecutadas inmediatamente, sin perjuicio de su remisión, para revisión ante el
Tribunal Constitucional Plurinacional, en el plazo establecido en el presente Código”.

CONSIDERANDO IV:

FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN

1. Con relación a la vulneración de la seguridad jurídica e imparcialidad con relación a la


verdad material establecidas en los arts. 178.I y 180 de la Constitución Política del
Estado, en referencia al segundo tópico del Auto de Vista en consideración al recurso de
apelación del demandante, existiría vulneración por errónea interpretación y aplicación
indebida del art. 180 de la Ley N° 603, porque la aplicación correcta debió ser el art. 176.I
de la antedicha ley que señala que los bienes gananciales se adquieren de forma
conjunta, siendo lo lógico la adquisición conjunta de los bienes y no el razonamiento
subjetivo y cerrado de dicha resolución de segunda instancia, que por el hecho de seguir
casados, separados, pero no divorciados se pueda perder patrimonio, dado que no se
consideró que la prueba aportada establece que ya estaban separados desde el 2012, lo
que es corroborado por la declaración de Benjamín Garnica Mamani, Yolanda Cabrera
Barrionuevo, Lizel Avalia Ordoñez y Herminia Mamani Quispe, sin embargo, los Vocales
sostienen que la prueba testifical no sirve como prueba material, siendo la reina de las
pruebas.

Al efecto, el Auto de Vista impugnado en el segundo tópico con relación al recurso de


apelación interpuesto por el demandante Tonny Garnica Gómez, sostuvo que el juzgador
estableció un lógica incorrecta respecto a los dos tractores, en el sentido que la
documental arrimada al proceso estableció que tanto la compra efectuada y su posterior
venta fueron dentro de la vigencia del matrimonio y que en lo concerniente a la venta, fue
llevada a cabo sin el consentimiento del esposo, en tal sentido y al no tener la demandada
prueba en contrario que evidencie que los mismos sean bienes propios, definió que los
tractores forman parte de la comunidad de gananciales.

Respecto a la comunidad de gananciales el art. 176 del Código de las Familias y el


Proceso Familiar sostiene: “I. Los cónyuges desde el momento de su unión constituyen
una comunidad de gananciales. Esta comunidad se constituye aunque uno de ellos no
tenga bienes o los tenga más que la o el otro. II. Disuelto el Vínculo conyugal, deben
dividirse en partes iguales las ganancias beneficios u obligaciones contraídos durante su
vigencia, salvo separación de bienes”.

Para la regulación de la comunidad de gananciales, debe tomarse en cuenta lo


establecido en el art. 177 del Código de las Familias y el Proceso Familiar: “I. la
comunidad de gananciales se regula por la Ley, no pudiendo renunciarse ni modificarse
por convenios particulares, bajo pena de nulidad de pleno derecho. II. Si la o el cónyuge
por voluntad propia quiere disponer de sus bienes a favor de sus hijas e hijos lo hará
mediante escritura pública, bajo pena de nulidad”. De la normativa citada, se observa que
la comunidad de gananciales se constituye sine quanum a partir de la unión hasta el
momento de la disolución del vínculo, bajo esa premisa legal, una de las formas de
conclusión de la comunidad ganancial es por disolución del vínculo conyugal o divorcio,
así como uno de los efectos del matrimonio es la constitución de bienes gananciales, es –
también- uno de los efectos del divorcio la división de los mismos, es decir todos los
bienes, frutos naturales o civiles y obligaciones constituidos durante la vigencia del
matrimonio, deben dividirse en partes iguales, ello bajo el principio constitucional de
igualdad dispuesto por el art. 63 de la Constitución Política del Estado.

Con base a lo expresado se tiene por las pruebas arrimadas al proceso, cursantes de fs.
3 a 4 vta., que el matrimonio de Tonny Garnica Gómez y Elizabeth Mamani Quispe estuvo
vigente desde el 24 de febrero de 2008 (fecha de celebración del matrimonio civil) hasta
el 14 de marzo de 2017 (fecha de disolución emitida por la Sentencia de divorcio), de
manera que en virtud de lo señalado en el art. 176 de la norma familiar vigente, la
comunidad de gananciales se constituye desde el momento de la unión hasta la
finalización de la misma, sea que uno de los cónyuges tenga bienes y el otro no, haciendo
posible a la finalización su división en partes iguales, ahora bien, en aplicación al caso
concreto, de fs. 627 a 637 se observa que Elizabeth Mamani Quispe el 17 de abril
de 2015, estando vigente su unión matrimonial, compró dos tractores agrícolas, los
cuales al haber sido comprados dentro el período vigente de la unión matrimonial, tal
como indica la norma señalada, son gananciales y susceptibles de ser divididos en partes
iguales, por lo que la prueba testifical no tiene la capacidad de desvirtuarla, porque la
comunidad de gananciales está instaurada por ley y no por convenios entre particulares.
A tal efecto no existe ninguna vulneración alegada.

2. En referencia a que el Auto de Vista interpretó erróneamente e inaplicó indebidamente


el art. 167 de la Ley Nº 603, al sostener que la prueba testifical no es suficiente para
probar la unión libre, no obstante, no tomó en cuenta la supremacía constitucional que
debe ser aplicada prioritariamente con relación al art. 63 del ya citado Código Familiar,
donde el legislador entendió que las uniones libres que reúnan estabilidad y singularidad,
producen efectos de matrimonio civil y patrimonial, no siendo necesario exigir un
documento o una declaración judicial de unión libre.

Al respecto y de acuerdo al art. 63 de la Constitución Política del Estado, dicha norma


establece la igualdad conyugal tanto en las relaciones matrimoniales como en las
uniones libres o de hecho, estableciendo que en ambos casos genera efectos
similares, no obstante este derecho se encuentra regulado específicamente mediante la
norma especializada familiar, que de acuerdo al capítulo tercero entre los arts. 164 y
167 contempla la presunción, formas voluntarias de registro, comprobación judicial y
efectos del registro de estas uniones libres, en tal sentido, para que surtan efectos
jurídicos necesariamente dichas uniones deben ser registradas voluntariamente de
acuerdo al art. 165 de la Ley Nº 603 o en su caso deben ser comprobadas judicialmente
tal como establece el art. 166 de la misma, a cuyo efecto es que una vez declaradas o
comprobadas están protegidas constitucionalmente por la norma suprema.

A mayor abundamiento, la referida regulación de la unión libre o de hecho, goza de la


presunción de constitucionalidad prevista en el art. 4 del Código Procesal Constitucional,
consecuentemente el reclamo de la recurrente carece de mérito.

3. La recurrente reclama que no se revisó ni valoró el documento de acuerdo regulatorio


de 18 de agosto de 2016, donde claramente en su cláusula quinta señala como domicilio
familiar el situado en calle Corneta Mamani Nº 400, y que ello generó vulneración del
debido proceso y el principio de transparencia como la verdad material, ya que en la
inspección judicial se demostró la existencia del bien inmueble en la calle citada, donde
la recurrente y su hijo Benjamín Garnica Mamani vivían desde el 2003; y se desestimó
también la declaración notarial de Herminia Mamani Quispe con relación a la entrega de
6.000 euros para la compra de la referida casa ubicada en la calle Corneta Mamani Nº
400, en base al informe de flujo migratorio de la Dirección General de Migraciones, sin
haber efectuado revisión minuciosa ni tomado en cuenta que existen periodos de tiempo
en los que no consta registro sistematizado porque los fundamentos realizados y la
revisión del flujo migratorio a fs. 661 y vta., señala claramente que no existía registro de
aquellas épocas en el sistema, lo cual conlleva infracción al debido proceso en su
vertiente de legalidad establecidos en el art. 115.II de la Constitución Política del Estado,
siendo causal de fondo conforme norma descrita en el art. 393 inc. a) de la Ley N° 603.

Al respecto, se tiene como reclamo principal, que el Auto de Vista no consideró el


documento de “Acuerdo Regulador de Divorcio” firmado por ambos excónyuges, antes
del inicio del proceso de divorcio.

Ahora bien, según el alcance de la tutela concedida parcialmente en la Resolución N°


0100/2022-SCII de 05 de agosto, con relación a la fundamentación y motivación
extrañada, en su cumplimiento, se citó en el numeral III.3. de la presente resolución, la
naturaleza jurídica del “Acuerdo Regulador” previsto en el art. 211 del Código de las
Familias y del Proceso Familiar, como un convenio con fuerza vinculante capaz de
reconocer, transmitir, modificar o extinguir derechos como señala la Enciclopedia
de Derecho de Familia, acuerdo al que le son aplicables por analogía las reglas de
validez y eficacia previstas en el Código Civil, pues no podía entenderse de otro
modo el convenio, sino a partir de la manifestación de la voluntad de los cónyuges,
exenta de vicios que comprometan su validez, lo mismo ocurre con su eficacia y
cumplimiento obligatorio, “Se trata de un negocio jurídico que pone en juego
intereses económicos de los esposos que la ley autoriza a regular según su
conveniencia; por ser de contenido estrictamente patrimonial le son de aplicación
los principios que rigen este tipo de actos en cuanto a capacidad, contenido,
modalidades, efectos, vicios que los afectan e invalidez con algunas
particularidades específicas”. (Enciclopedia de Derecho de Familia, Tomo I,
Editorial Universidad, Buenos Aires 1991, pag. 685 a 686).

En similar sentido, el autor Augusto Cesar Belluscio, señaló: “El acto jurídico
Familiar no constituye una categoría distinta del acto jurídico en general sino una
especie de este género, caracterizada por la parte del derecho civil a la cual
corresponden las relaciones jurídicas o los derechos subjetivos sobre los cuales
versa.

No hay, pues, diferencia sustancial o estructural entre acto jurídico y acto jurídico
familiar. En otras palabras puede decirse –con Diaz de Guijarro- que existe unidad
sustancial entre uno y otro; la teoría general de los actos jurídicos comprende el
acto jurídico familiar y le es aplicable a éste a falta de reglas legales especiales. La
distinción no radica en la sustancia sino en el objeto, en la especificidad de su fin
inmediato, que es un fin relacionado con el derecho de familia”.

La misma obra se refiere al Acto Jurídico Familiar en la doctrina, señalando: “En


general, pocas son las referencias detenidas que se encuentra en la doctrina
europea al acto (o negocio) jurídico familiar. Predominan los autores que en la
clasificación de los actos jurídicos contraponen los patrimoniales y los familiares,
cayendo en el error de no advertir que se trata de conceptos no necesariamente
antitéticos, pues responden a criterios clasificativos diferentes. Por un lado, el acto
jurídico puede ser patrimonial o extrapatrimonial, según que su objeto sean
relaciones jurídicas o derechos subjetivos sujetos a apreciación pecuniaria o no;
por otro, puede ser de derecho de obligaciones, de derechos reales, de derecho de
familia o de derecho sucesorio, según la parte del derecho civil en el cual las
relaciones jurídicas o derechos subjetivos contemplados en el acto jurídico estén
legisladas. Por lo tanto, resulta perfectamente posible la existencia de actos
jurídicos que sean a la vez familiares y patrimoniales (por ejemplo, la convención
prenupcial o el convenio sobre fijación de la cuota de alimentos)” (Manual de
Derecho de Familia, Tomo I, Ediciciones Depalma, Buenos Aires 1988, páginas 91
a 93).

Consecuentemente, el acuerdo regulador de divorcio es un convenio


específicamente previsto por la ley para que los cónyuges puedan organizar la
liquidación de los efectos del matrimonio, tanto respecto a las relaciones
personales, así como las cuestiones de orden económico y patrimonial; respecto
a ello en cuanto al patrimonio se refiere rigen las reglas del derecho civil respecto
a su disposición, por lo que, una vez arribado al acuerdo, el mismo cobra efecto
obligatorio conforme a los arts. 519 y 520 del Código Civil y no puede ser
desconocido por las partes.

En el mismo sentido, como todo acuerdo de voluntades con capacidad para el


reconocimiento, modificación o extinción de derechos, es posible que sus
estipulaciones no sean del todo claras, dando lugar a que representen distintos
significados para ambas partes, extremo que indudablemente debe ser superado a
través de las reglas de interpretación del derecho común previstas en el Código
Civil en sus artículos 510 y siguientes, interpretación que lógicamente reside en la
judicatura familiar a través de sus jueces y tribunales.

Con base en esta fundamentación jurídica, corresponde analizar el contenido y


estipulaciones del Acuerdo Regulador de Divorcio de fecha 18 de agosto de 2016, puesto
que según la pretensión de la demandante reconvencional, este se constituye en un bien
ganancial conforme se acordó bajo el rótulo de “domicilio familiar” en la cláusula quinta
del referido acuerdo; y según su contraparte, por el hecho que el inmueble hubiera sido
adquirido antes de la formalización del matrimonio, el mismo se constituiría en un bien
propio.

Al respecto es necesario analizar el contexto fáctico, en el cual se ha suscrito el referido


Acuerdo Regulador, de ahí se tiene que los entonces esposos Tonny Garnica Gómez y
Elizabeth Mamani Quispe, el 18 de agosto de 2016, decidieron la suscripción del
“Acuerdo Regulador de Divorcio”, con el propósito de viabilizar la disolución definitiva del
vínculo matrimonial a través del proceso de divorcio con la consiguiente homologación
del convenio regulador; de ahí se tiene que dicho documento, fue suscrito al tenor del art.
211 de la Ley N° 603, y teniendo por objeto la determinación de la conclusión del vínculo
matrimonial, así como la regulación de los efectos personales, económicos y
patrimoniales del eventual divorcio.

Revisado el Acuerdo Regulador, en su cláusula primera, los suscribientes acordaron la


ratificación de la terminación de su convivencia conyugal, estableciendo como efectos
personales especialmente la situación de su hijo, en lo concerniente a la patria potestad,
su guarda, las comunicaciones, visitas y estancias; sobre el régimen económico, se
acordó una asistencia en favor del hijo, y a continuación fijaron pagar las cuentas de
servicios de salud extraordinarios y de servicios básicos en el 50% cada uno, aclarando
que ninguno de ellos se debe ninguna asignación compensatoria en razón a que “…el
divorcio no produce a ninguno de ellos un desequilibrio económico en relación con la
posesión del otro, que implique un empeoramiento en su situación anterior en el
matrimonio” (sic cláusula octava), lo que genera controversia, es la determinación del
régimen patrimonial sobre el inmueble ubicado en calle Corneta Mamani N° 400 entre
Juan Lechín Oquendo, que se analizará a continuación.

La cláusula quinta del referido Acuerdo Regulador, prescribe: “El domicilio familiar sito en
calle Corneta Mamani N° 400 entre Juan Lechín Oquendo, así como el ajuar doméstico
que se encuentra en el mismo, quedará para el uso del hijo menor. La madre que ostenta
la guarda y custodia del menor, en dicho domicilio, podrá realizar mejoras o
construcciones en la PARTE NO CONSTRUIDA, que equivale al 50% de la superficie
total del bien inmueble, con la única aclaración de que dichas mejoras o construcciones
serán para uso exclusivamente familiar; es decir, BENJAMÍN (hijo menor) padre, madre,
familiares ascendientes del padre (tío de Tonny) e hijos que puedan tener los padres de
Benjamín en sus nuevas parejas, mismos que tendrán acceso al domicilio familiar, pero
de ninguna manera sus nuevas parejas y QUEDA ABSOLUTAMENTE PROHIBIDO
ENAJENAR por cualquiera de las partes. En el otro 50% el padre ya se encuentra
realizando construcciones de mejora con financiamiento bancario” (sic).

La resolución de segunda instancia, consideró que dicho acuerdo regulatorio no hace


alusión de manera específica a que se trataría de un bien ganancial y
expresó concretamente: “…particularmente su Cláusula Quinta es insuficiente para
calificar como bien ganancial al mencionado bien inmueble, máxime que dicha
cláusula quinta resulta insuficiente para clasificar como bien ganancial al mencionado
bien inmueble, máxime si se tiene en cuenta que este documento fue parte de las pruebas
de cargo aportadas en aquella demanda de divorcio; razón por la cual al no haber sido
acreditado fehacientemente su calidad de bien ganancial, no corresponde su
consideración ni inclusión en esa condición de bien ganancial; no siendo advertible
agravio sobre este aspecto que emerja de la Sentencia apelada”.

Corresponde entonces analizar que el documento en su encabezamiento refiere que se


suscribe bajo el paraguas contenido en el art. 211 del Código de las Familias y del
Proceso Familiar, habiéndose ya analizado los efectos personales y económicos de la
eventual disolución del vínculo conyugal, incumbe el estudio del efecto patrimonial
previsto en el inciso d) que señala que acuerdo regulador de divorcio o desvinculación
podrá contener la división y partición de bienes gananciales, en este entendido, la
conclusión arribada por el Tribunal de alzada con referencia a que la cláusula quinta “no
hace alusión de manera específica a que se trataría de un bien ganancial” (sic),
añadiendo que dicho documento fue presentado en la acción de divorcio en cuyo
desarrollo no se hubiera acreditado fehacientemente la calidad de bien ganancial, carece
de fundamentación jurídica, primero porque el proceso de divorcio no causó estado sobre
la determinación de bienes gananciales, habiendo salvado el derecho de ambos
excónyuges a la vía llamada por ley, que es precisamente el presente proceso de
determinación de bienes gananciales tanto como demanda principal como
reconvencional; y segundo, porque la no calificación “expresa o literal” sobre su
ganancialidad, no puede limitar per se la intención genética u original del acuerdo en el
contexto fáctico temporal en el que se suscribió, es decir, la voluntad de ambos
estipulantes antes del planteamiento del proceso de divorcio, dado que fue posterior a la
firma del acuerdo y consiguiente inicio del proceso de divorcio que se generaron
desavenencias mutuas (referido a los vehículos, tractores e inmueble de Challapata) que
condujeron a la presente controversia sobre el significado y alcance de dicho
documento en cuanto al inmueble de calle Corneta Mamani N° 400; distinto sería por
ejemplo si en otra hipótesis las partes hubieran solicitado la homologación del acuerdo
reconociendo la ganancialidad del inmueble en cuyo caso ni siquiera hubiera existido
necesidad de determinar dicha ganancialidad en la vía judicial, independientemente de
la fecha de adquisición del bien, de lo que se concluye que la naturaleza ganancial del
inmueble puede revelarse a partir del derecho de disposición de las partes, entendido
como “El poder de disponer de la cosa, de enajenarla a título oneroso o gratuito, de darla
en usufructo, uso o habitación, y un el de abandonar la cosa, o de consumirla si su
naturaleza lo permite, es lo que caracteriza al derecho propietario y corresponde al
derecho de dominio en su núcleo mismo” (Derechos Reales, Jorge Musto, Tomo 1,
página 395), consecuentemente, solo quienes tienen el derecho de disposición pueden
regir el destino y administración de la cosa.

Consecuentemente, para dilucidar el alcance de la cláusula quinta del “Acuerdo


Regulador de Divorcio”, como primera premisa, se tiene que el referido acuerdo se
suscribió por ambos cónyuges, y nace a partir de haber concordado el propósito común
de liquidar la sociedad conyugal en cuanto a sus efectos patrimoniales, de ahí que, Tonny
Garnica Gómez no puede sustentar que dicha cláusula no reconoció ningún derecho con
relación a su entonces cónyuge Elizabeth Mamani Quispe, dado que el solo hecho que
ambos hayan acordado el destino de dicho inmueble (cada quien construye en su
mitad) y se impongan límites a su ejercicio (la prohibición mutua de enajenar),
constituye un reconocimiento claro e inequívoco de que el mismo correspondía a la
sociedad conyugal, pues el documento nace y se inspira en la liquidación de los bienes
comunes, no en la liquidación de los bienes parafernales o propios de cada uno, pues en
todo el contenido de dicho documento, no se hace ninguna alusión a la determinación de
bienes propios o anteriores al matrimonio para ninguno de los entonces cónyuges.

Conforme al art. 511 del Código Civil “Cuando una cláusula es susceptible de diversos
sentidos, se le debe dar el que pueda producir algún efecto, nunca el que ninguno”, bajo
esta lógica, la referida cláusula quinta, inicia bajo el denominativo de “domicilio familiar”,
estableciendo que el ajuar doméstico común quedará para el uso del hijo menor, y que
Elizabeth Mamani Quispe puede realizar construcciones o mejoras en el 50% del
inmueble (parte no construida) para uso familiar, ya que en el otro 50% Tonny Garnica
Goméz ya se encuentra realizando construcciones; de inicio, se descarta que el
significado sería el de asignar al inmueble la calidad de “PATRIMONIO FAMILIAR”
porque la sola estipulación de la existencia física de una división en proporción de 50% a
cada cónyuge, enerva dicho supuesto pues el patrimonio familiar es indivisible; el otro
sentido que podría asignarse es el establecimiento de un derecho de construir que Tonny
Garnica Gómez estuviera otorgando en favor de Elizabeth Mamani Quispe, sin embargo,
para que este sentido sea el verdadero resultaba imperativo que Tonny Garnica Goméz
se erija como único propietario y que Elizabeth Mamani Quispe reconociendo dicha
calidad, acepte la otorgación del derecho a construir basado en el art. 201 del Código
Civil, extremo que no ocurrió y que descarta este supuesto; consecuentemente el único
efecto jurídico que puede producir esta cláusula, es el reconocimiento de que dicho
inmueble es ganancial, tanto a partir de la naturaleza misma del acuerdo que es la
disolución de los efectos patrimoniales de la sociedad conyugal, como del destino que se
le otorgó a dicho inmueble, estableciendo que cada uno puede realizar construcciones
en su mitad (50%) ya delimitada físicamente por la materialidad de las construcciones
emprendidas por Tonny Garnica Gómez, así como por las restricciones impuestas a
estas construcciones (las emprendidas y por emprenderse) consistentes en que ninguna
de las nuevas parejas de los exesposos pueda acceder a dicho inmueble, resguardando
la cualidad de dicho inmueble como bien de familia.

Finalmente, se refuerza el entendimiento antes expuesto con la aplicación del art. 514 del
Código Civil, en virtud del cual las cláusulas deben interpretarse unas por medio de las
otras, al igual que una cláusula sea interpretada conforme a los componentes de su
contenido, de ahí que podemos concluir que luego que las partes hubieran reconocido la
calidad ganancial del inmueble, determinaron que cada cual construya en la parte ya
definida que le corresponde, que dichas construcciones deben ser de uso del núcleo
familiar inmediato (entorno del hijo menor) y que ninguna de las partes pueda facilitar el
acceso al domicilio familiar de sus nuevas o eventuales parejas; y para definir que el
inmueble sea preservado como bien de familia, se impusieron la prohibición de
enajenar en los siguientes términos y en mayúscula “QUEDA ABSOLUTAMENTE
PROHIBIDO ENAJENAR por cualquiera de las partes” (sic), lógicamente solo puede
enajenar quien es titular de la cosa, y si ambas partes se prohibieron mutuamente
enajenar sus partes, es lógico que reconocieron mutuamente que el inmueble es
ganancial, que está dividido materialmente y que ninguno de ellos puede enajenar su
50%; en ese respecto, cabe aclarar que la referida prohibición se encuentra regulada por
el art. 109 del Código Civil “Las prohibiciones legales de enajenar, se rigen por las leyes
que las establecen. Las prohibiciones voluntarias sólo se admiten cuando son temporales
y están justificadas por un interés legítimo serio”, es decir, la estipulación de dicha
prohibición recíproca, está sometida a la ley; y conforme a ello las partes en ejercicio de
su derecho dispositivo, podrán solicitar su limitación o su cumplimiento.

Asimismo, se aclara que el hecho que el inmueble no haya sido identificado con su
número de matrícula en el registro de Derechos Reales, no constituye ningún óbice en
cuanto a su individualización, pues conforme a los antecedentes del proceso,
particularmente en cuanto al certificado de Información rápida de fs. 414, se tiene que el
inmueble se encuentra en calle Corneta Mamani entre Petot y Juan Lechín, con número
de matrícula 4011010013257.

De lo que se concluye que el inmueble es ganancialicio, por reconocimiento de dicha


calidad emergente de la interpretación del “Acuerdo Regulador de Divorcio”, se declara
así; por lo que, corresponde casar en parte el decisorio de alzada, únicamente con
relación al bien inmueble que fue erróneamente considerado como bien propio de Tonny
Garnica Gómez, corresponde a la comunidad de gananciales, quedando incólume
sobre el resto del decisorio; con el añadido que la Hipoteca constituida en favor del Banco
Nacional de Bolivia S.A. e inscrita el 18 de marzo de 2018, resulta posterior a la Sentencia
de Divorcio N°43/2017 de 14 de marzo y auto de ejecutoria de 23 de igual mes y año, es
de obligación exclusiva de Tonny Garnica Gómez y solo debe afectar a su alícuota del
inmueble.

Por los fundamentos precedentemente expuestos, corresponde emitir resolución en la


forma prevista por el art. 401.I d) del Código de las Familias y del Proceso Familiar.

POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de
Bolivia, con la facultad conferida por el art. 42.I num.1) de la Ley del Órgano Judicial de
24 de junio de 2010, y en aplicación del art. 400. I d) del Código de las Familias y del
Proceso Familiar, en función al recurso de casación cursante de fs. 741 a 747 interpuesto
por Elizabeth Mamani Quispe CASA EN PARTE el Auto de Vista Nº 332/2021 de 12 de
octubre, corriente en fs. 724 a 737, pronunciado por la Sala Civil Primera, Comercial, de
Familia, de la Niñez y Adolescencia del Tribunal Departamental de Justicia de Oruro, con
relación a declararse la ganancialidad del bien inmueble situado en la calle Corneta
Mamani Nº 400 con Matrícula Nº 40110100013257 de la ciudad de Oruro, a favor
de Tonny Garnica Gómez y Elizabeth Mamani Quispe y aclarando que la
obligación emergente de la Hipoteca en favor del Banco Nacional de Bolivia es
responsabilidad de Tonny Garnica Gómez, manteniendo las demás decisiones
incólumes.

Sin responsabilidad por considerar error excusable y sin costas al ser proceso doble.

Regístrese, comuníquese y devuélvase.

Relator: Mgdo. Marco Ernesto Jaimes Molina.

TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA


SALACIVIL
Auto Supremo: 815/2022
Fecha: 26 de octubre de 2022
Expediente: LP-99-22-S.
Partes: Félix Reynaldo Segurondo Flores c/ Lesly Acosta Aguilar

Proceso: División y partición de bienes gananciales.

Distrito: La Paz.
VISTOS: El recurso de casación de fs. 1347 a 1351 vta., interpuesto por Lesly Acosta
Aguilar, contra el Auto de Vista Nº 261/2022 de 07 de junio, que sale de fs. 1340 a 1344
vta., pronunciado por la Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de La
Paz, en el proceso ordinario de división y partición de bienes gananciales, seguido por
Félix Reynaldo Segurondo Flores, contra la recurrente; escrito de respuesta al recurso
de casación de fs. 1354 a 1357 vta.; Auto de concesión de 29 de agosto de 2022 corriente
a fs. 1359; Auto Supremo de Admisión Nº 702/2022-RA de 26 de septiembre, visible de
fs. 1365 a 1366; todo lo inherente al proceso; y:

CONSIDERANDO I:

ANTECEDENTES DEL PROCESO

1. Félix Reynaldo Segurondo Flores, por memorial de demanda cursante de fs. 73 a 77,
subsanada a fs. 80, inició proceso ordinario de división y partición de bienes gananciales,
dirigiendo la demanda contra su ex cónyuge Lesly Acosta Aguilar, quien una vez citada,
por memorial de fs. 117 a 121 vta., interpuso excepción de existencia de proceso
pendiente, como también contestó la demanda de manera negativa indicando que el actor
ocultó bienes gananciales, pidiendo que se proceda a la división y partición de todos los
bienes gananciales, incluyendo aquellos que han sido sustraídos y permanecen ocultos
merced al actuar de su ex cónyuge.

2. Con esos antecedentes y tramitada que fue la causa, el Juez Público de Familia Quinto
de la ciudad de La Paz, pronunció la Sentencia Nº 109/2021 de 05 de marzo, cursante
de fs. 1283 a 1295 vta. declaró PROBADA EN PARTE la demanda, estableciendo quince
puntos sobre el detalle de los bienes gananciales y deudas, así como los bienes propios
de los ex cónyuges, disponiendo la división y partición de los bienes gananciales (activos)
al 50% si admiten cómoda división, de lo contrario se proceda a su remate en subasta
pública para que su producto sea repartido entre los contendientes, salvando en algunos
casos la averiguación de los bienes gananciales, para en ejecución de sentencia; de igual
manera, en cuanto a los bienes pasivos, dispuso sean divididos al 50% entre las partes,
sin perjuicio de que estas puedan arribar a un acuerdo transaccional satisfactorio con las
compensaciones que fueren necesarias de acuerdo al mejor interés para su
homologación.

A la referida Sentencia, le corresponden los Autos complementarios de 08 de abril de


2021 que cursan a fs. 1299, 12 de abril de 2021 a fs. 1301 y vta. y 28 de abril de 2021 de
fs. 1307 a 1308.

Sentencia y Autos complementarios que, al haber sido notificados a los sujetos


procesales, fueron apelados por la demandada Lesly Acosta Aguilar, por memorial de fs.
1309 a 1312 vta., reiterado de fs. 1316 a 1319 vta.; como también por el demandante
Félix Reynaldo Segurondo Flores, por escrito de fs. 1323 a 1325.

2. En mérito a esos antecedentes, la Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental de


Justicia de La Paz emitió el Auto de Vista Nº 261/2022 de 07 de junio, que sale de fs.
1340 a 1344 vta., por el que CONFIRMÓ la Sentencia y sus Autos complementarios;
decisión asumida en virtud de los fundamentos que se resumen a continuación,
únicamente respecto a los puntos motivo de reclamo en el recurso de casación.

La autoridad judicial para sustentar su fallo realizó consideraciones respecto al


matrimonio, el divorcio y sus efectos, pretensión de las partes, congruencia de las
resoluciones citando el art. 361 de la Ley Nº 603 indicando que esta norma no es un
simple enunciado, es una regla que responde al principio de congruencia que obliga al
Juez que sus decisiones sean concordantes con los hechos y las peticiones expuestas
en la demanda.
Señaló que el demandante no incluyó en su demanda como pretensión a las cuentas
bancarias generas dentro del matrimonio y como consecuencia de ello no fueron
consideradas en la Sentencia y los Autos complementarios que se encuentran resueltos
de manera correcta, no advirtiéndose agravio al respecto; sin bien, en el art. 220 inc. e)
de la Ley Nº 603 establece el principio de no formalismo; empero, la autoridad judicial de
ninguna manera puede modificar la pretensión de la demanda, ya que dicho principio va
ligado al principio constitucional de legalidad, a partir del cual el Juez no puede fallar algo
distinto de lo que piden las partes.

Indicó que en procesos ordinarios en materia familiar, el art. 270.I de la Ley Nº 603
contempla la figura de la reconvención y, si la recurrente consideraba que las 22 cuentas
bancarias constituían bienes gananciales, le correspondía introducir al proceso esa
pretensión en los actos de postulación que propuso, empero, conforme a la respuesta de
fs. 117 a 123 vta., no reconvino o contrademandó, lo que impide que las referidas cuentas
bancarias puedan ser incluidos en Sentencia.

3. Fallo de segunda instancia que, al haber sido notificados a los sujetos procesales, la
demandada Lesly Acosta Aguilar, interpuso recurso de casación, por memorial de fs.
1347 a 1351 vta., cuyos argumentos se resumen a continuación.

CONSIDERANDO II:

DEL CONTENIDO DEL RECURSO DE CASACIÓN Y SU RESPUESTA

1. La recurrente indicó que en el recurso de apelación contra la sentencia reclamó


que el Juez A quo no valoró todas las pruebas de descargo, entre estas señala a
las literales de fs. 18, 19, 21 y 23 referidas a cuentas bancarias generadas durante
el matrimonio y el Tribunal de segunda instancia no resolvió dicho reclamo,
incumpliendo el art. 385 de la Ley Nº 603 y el Auto de Vista no se circunscribe a
los puntos apelados careciendo de fundamentación, motivación y congruencia,
generando indefensión e inseguridad jurídica, vulnerando el debido proceso en su
vertiente de valoración razonada de la prueba, no existiendo coherencia en lo
reclamado y lo resuelto, citando al efecto la Sentencia Constitucional Plurinacional
Nº 673/2018-S3 de 27 de diciembre, Auto Supremo Nº 705/2021, entre otros.
2. Reiteró que en el recurso de apelación reclamó que el Juez de primera instancia
al momento de emitir la sentencia no dio certeza clara respecto a las veintidós
cuentas bancarias del demandante generadas dentro del matrimonio; si
consideraba que no son bienes gananciales, debió hacerlo de manera
fundamentada y no lo hizo en ningún sentido y el Tribunal de segunda instancia
omitió resolver dicho reclamo.
3. Argumentó que las cuentas bancarias fueron sometidas a debate con prueba
introducida a juicio y las dos instancias no establecieron de manera puntual si
dichas cuentas son consideradas o no como bienes gananciales y esa falta de
pronunciamiento lesionó sus derechos y garantías constitucionales enunciados
anteriormente, existiendo causal de casación en el fondo por error en la valoración
de las pruebas, aspecto que no fue reparado por la corte de apelación, citando al
efecto el Auto Supremo Nº 1076/2021.

Con esos argumentos concluyó solicitando que se case el Auto de Vista y se declare
como bienes gananciales las cuentas bancarias generadas dentro del matrimonio.

De la contestación al recurso de casación.

El demandante en el memorial de fs. 1354 a 1357 vta., indicó que el recurso no cumple
con el art. 274 del Código Procesal Civil concordante con el art. 396 de la Ley Nº 603; la
recurrente no ofreció los medios probatorios idóneos y lícitos para que el Juez A quo haga
la valoración; no especificó qué pruebas no fueron valoradas y en que fojas se
encuentran, no señaló si se incurrió en error de hecho o de derecho, no precisó cuáles
serían las falencias que contendría la resolución de primera instancia, constituyendo
alegaciones de carácter general que impide tener certeza cuál es el vicio procesal, no
demostró ningún agravio, incurriendo en actitud dilatoria.

Señaló que la recurrente en ningún momento planteó demanda reconvencional y el


Tribunal apelación dio respuesta efectiva a todos los agravios y el Auto de Vista cumple
con el art. 385 de la Ley Nº 603 y fue emitido de manera motivada y fundamentada con
pleno respeto a la garantía del debido proceso, y la demandada ejerció su derecho a la
defensa en forma amplia, no existiendo indefensión de ninguna naturaleza.

Con esos argumentos, concluyó solicitando se declare infundado el recurso de casación.

CONSIDERANDO III:

DOCTRINA APLICABLE AL CASO

III.1. De la incongruencia omisiva.

En la Sentencia Constitucional Plurinacional Nº 1083/2014 de 10 de junio se estableció


el siguiente criterio: “…cabe recalcar que, la Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia,
ante el planteamiento de un recurso de casación en la forma, debe limitar sus
consideraciones a las causales establecidas (…). En el presente caso, al estar extrañada
la falta de respuesta a los puntos de agravio identificados en el recurso de apelación, el
Tribunal de casación debe limitar su consideración únicamente para establecer si hubo o
no respuesta a los reclamos del recurrente, lo contrario implicaría ingresar a cuestiones
que atingen a la impugnación en el fondo; así, los Magistrados demandados, luego de
efectuar un examen de los antecedentes del legajo procesal, concluyeron que el Tribunal
de apelación, otorgó la respuesta extrañada, inclusive extrayendo citas textuales que
ellos consideraron como respuestas a la apelación contra la Sentencia; por lo tanto, el
Auto Supremo (…), no incurre en incongruencia omisiva ni carece de la debida
motivación, ya que la labor del Tribunal de casación estaba restringida a efectuar el
control para determinar si hubo o no respuesta a los reclamos del recurrente y, fue ésa
la misión que cumplieron los Magistrados demandados; por lo tanto, cumple con el debido
proceso.”

III.2. Con relación a la fundamentación y motivación de las resoluciones judiciales.

En la Sentencia Constitucional Plurinacional Nº 903/2012 de 22 de agosto sintetizó el


siguiente entendimiento: “Asimismo, cabe señalar que la motivación no implicará la
exposición ampulosa de consideraciones y citas legales, sino que exige una estructura
de forma y de fondo, pudiendo ser concisa, pero clara y satisfacer todos los puntos
demandados, debiéndose expresar las convicciones determinativas que justifiquen
razonablemente su decisión en cuyo caso las normas del debido proceso se tendrán por
fielmente cumplidas; al contrario, cuando la resolución aún siendo extensa no traduce las
razones o motivos por los cuales se toma una decisión, dichas normas se tendrán por
vulneradas…” (SC 2023/2010-R de 9 de noviembre reiterada por la SC 1054/2011-R de
1 de julio).

CONSIDERANDO IV:

FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN

Los argumentos del recurso de casación se encuentran orientados a denunciar de


manera reiterada, falta de pronunciamiento al reclamo sobre veintidós cuentas bancarias
que habrían sido generadas durante la vigencia del matrimonio de las partes hoy en
conflicto, cuyas pruebas cursarían a fs. 18, 19, 21 y 23 y, como consecuencia de esa
omisión, el Tribunal de apelación habría incurrido en falta fundamentación, motivación y
congruencia, generando indefensión e inseguridad jurídica, vulnerando el debido proceso
en su vertiente de valoración razonada de la prueba; en torno a esa temática se
encuentran expuestos los argumentos del recurso que se toma conocimiento;
correspondiendo, por tanto, resolver de manera conjunta los 3 puntos que se encuentran
descritos en calidad de resumen en el Considerando II, ya que todos convergen sobre
una misma temática.

Con el planteamiento que realiza la recurrente, está claro que denuncia omisión o falta
de resolución por parte del Tribunal respecto a uno de sus agravios reclamados en el
recurso de apelación; al respecto, como se tiene descrito en la doctrina aplicable, cuando
se denuncia omisión de resolución de agravios, el análisis solo debe limitarse a verificar
si es evidente o no que el Tribunal de apelación incurrió en esa situación.

En el caso presente, revisado el contenido del Auto de Vista, se advierte que el Ad


quem se pronunció de manera expresa con relación al reclamo de las cuentas bancarias
que refiere la recurrente, señalando en lo esencial de sus fundamentos, por una parte,
que, el demandante no incluyó como pretensión dichas cuentas bancarias y la autoridad
judicial de ninguna manera puede modificar la pretensión de la demanda, no pudiendo
fallar algo distinto de lo pedido por las partes, aspecto que va ligado al principio
constitucional de legalidad; por otra parte, señaló que, en procesos ordinarios en materia
familiar, el art. 270.I de la Ley Nº 603 contempla la figura de la reconvención y, si la
recurrente consideraba que las veintidós cuentas bancarias constituían bienes
gananciales, le correspondía introducir al proceso ese aspecto vía reconvencional como
acto de postulación; empero, en la respuesta a la demanda no planteó contrademanda,
lo que impide incluir y ser consideradas dichas cuentas bancarias en la Sentencia.

Bajos esas consideraciones, el Tribunal no ingresó a analizar y valorar las pruebas en sí


de las cuentas bancarias; simplemente hizo un análisis desde el punto de vista formal si
dichas pruebas correspondían ser tomadas en cuenta o no en la resolución del fondo de
la causa, llegando a la conclusión que no corresponde por las razones ya descritas y, de
esta manera resolvió el agravio brindando respuesta clara y concreta y no fue el único
reclamo que resolvió, habiendo absuelto todos y cada uno de los agravios deducidos por
ambas partes apelantes en esa instancia y lo hizo con la suficiente motivación y
fundamentación, cuyos razonamientos se encuentran expuestos en el Auto de Vista de
manera específica de fs. 1342 vta. a 1343 vta. sustentado con base en jurisprudencia, lo
que hace que la resolución impugnada cumpla con los parámetros de fundamentación
requeridos por la jurisprudencia conforme se tiene descrito en la doctrina aplicable.

Cosa distinta resulta si el fundamento desplegado por el Tribunal no sea el correcto o


adecuado al caso; empero, este aspecto no puede ser reclamado bajo el argumento de
falta de pronunciamiento u omisión, cuando en realidad existe la respuesta fundada; para
el caso de disentir o no estar de acuerdo con los fundamentos o la respuesta otorgada
por el Tribunal, los cuestionamientos deben ser estructurados desde otra perspectiva
distinta, destinados a enervar los fundamentos que sustentan el fallo, demostrando con
argumentos sólidos de que los razonamiento jurídicos del Tribunal o autoridad judicial,
son incorrectos; aspecto que no acontece en el caso presente, toda vez que la recurrente
trae a casación la denuncia de falta de pronunciamiento a uno de sus agravios como son
las cuentas bancarias, cuando esta situación fue resuelto por el Ad quem brindando
respuesta de manera motivada y debidamente fundada, no advirtiéndose la vulneración
al debido proceso ni el derecho a la defensa como refiere la parte recurrente, resultando
infundado el reclamo.
Al margen de lo señalado, cuando la recurrente hace referencia a las cuentas bancarias,
simplemente alude a las literales de fs. 18, 19, 21 y 23; empero, estas piezas procesales
no tienen ninguna relación con el tema en cuestión, ya que se tratan de copias simples
de documentos de transferencias de terrenos; tampoco señala en el recurso de casación,
el número de las cuentas bancarias ni las entidades financieras, siendo el reclamo
genérico, impreciso y equívoco.

No obstante lo señalado, de la revisión de los antecedentes del proceso, se advierte que


el tema de las cuentas bancarias no fue fijado como parte del objeto del proceso ni mucho
menos como objeto de prueba, tal como se verifica del contenido del acta de audiencia
preliminar del 11 de febrero de 2021, más específicamente de fs. 1272 vta. a 1273; en la
siguiente audiencia prorrogada del 05 de marzo de 2021, cuya acta cursa de fs. 1275 a
1282, es donde la demandada hace referencia por primera y única vez al número de
cuentas bancarias y las entidades financieras; empero, dicha prueba no fue formalmente
admitida conforme a las reglas que establecen los arts. 325, 427 inc. j) y 429 de la Ley
Nº 603; es más, varios de esos números de cuentas no coinciden con las certificaciones
que cursan en antecedentes del proceso que son varias a raíz de haber sido emitidas de
manera reiterada por las distintas entidades que conforman el sistema financiero nacional
a petición de ambas partes litigantes, donde se puede advertir que no solo existen
cuentas bancarias a nombre del demandante, sino también a nombre de la demandada
hoy recurrente.

Ante los antecedentes descrito, el tema de las cuentas bancarias (al margen de la
existencia de respuesta brindada por el Tribunal de apelación), al no haber sido objeto
de probanza con la rigurosidad que requiere el caso, tampoco sometido al principio de
bilateralidad y contradicción que caracteriza a un proceso ordinario familiar como lo
establece la Ley Nº 603; existe duda razonable respecto a la determinación si dichas
cuentas bancarias constituyen efectivamente bienes gananciales o no de los ex cónyuges
Segurondo – Acosta, lo que imposibilita a este Tribunal de casación determinar dichos
extremos, requiriéndose en todo caso de la acreditación de otros elementos adicionales,
como ser, si hubo o no separación de hecho anterior a la interposición de la demanda de
divorcio, toda vez que de acuerdo a la jurisprudencia que se tiene consolidada en esta
Sala desde el 2013 con la emisión del Auto Supremo Nº 470/2013 de 13 de septiembre,
ratificado por la jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia Constitucional
Plurinacional Nº 1000/2015-S1 de 26 de octubre, la comunidad de gananciales no solo
termina con la resolución judicial de separación de cuerpos de los cónyuges o con la
Sentencia de divorcio, sino también cuando existe separación real de hecho de los
cónyuges debidamente comprobada.

Por lo expuesto, si las partes litigantes persisten sobre las cuentas bancarias, dicho
aspecto corresponderá ser dilucidado mediante incidente en ejecución de sentencia y el
Juez de la causa con los deberes y facultades que le otorgan los arts. 232 y 235 en lo
que sea pertinente al caso y en aplicación de los principios constitucionales que rigen la
administración de la justicia ordinaria y los específicos del proceso familiar y en particular
de los arts. 413 y 414 de la Ley Nº 603, está facultado para someter a probanza en
ejecución de sentencia y establecer si los dineros de las cuentas bancarias reclamadas
por la recurrente, constituyen bienes gananciales o no, ya que nada impide para que se
proceda de esa forma; siendo además que dicha autoridad al momento de dictar la
sentencia en el presente caso, salvó la averiguación de la calidad de gananciales o no
de algunos bienes a ser realizado en ejecución de fallos, siendo la misma autoridad
judicial quien conoció el anterior proceso de divorcio conforme se evidencia de las
documentales de fs. 2 a 11.

Por todas las consideraciones realizadas, corresponde emitir resolución para el recurso
de casación analizado, en la forma prevista por el art. 401.I inc. b) de la Ley Nº 603 Código
de las Familias y del Proceso Familiar.
Con relación al memorial de fs. 1354 a1357 vta. de respuesta al recurso de casación, el
demandante deberá estarse a los fundamentos de la presente resolución.

POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de
Bolivia, con la facultad conferida por el art. 42 núm. 1) de la Ley del Órgano Judicial de
24 de junio de 2010 y en aplicación del art. art. 401.I inc. b) de la Ley Nº 603 Código de
las Familias y del Proceso Familiar, declara INFUNDADO el recurso de casación de fs.
1347 a 1351 vta., interpuesto por Lesly Acosta Aguilar, contra el Auto de Vista Nº
261/2022 de 07 de junio, que sale de fs. 1340 a 1344 vta., pronunciado por la Sala Civil
Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, debiendo tenerse presente
lo establecido en la presente resolución respecto a las cuentas bancarias; con costas
conforme dispone el art. 407.III de la Ley Nº 603, con cargo a la parte recurrente.

Regístrese, comuníquese y devuélvase.

Relator: Mgdo. Juan Carlos Berrios Albizu.

Auto Supremo: 832/2022-RA


Fecha: 28 de octubre de 2022

Expediente: T-15-22-S.

Partes: Justo Fernando Calle Dávila c/ Rosario Flores Anzoleaga.

Proceso: División y partición de bienes gananciales.

Distrito: Tarija.

VISTOS:

El recurso de casación corriente de fs. 167 a 168 vta., interpuesto por Justo Fernando
Calle Dávila, impugnando el Auto de Vista Nº 51/2022 de 02 de agosto, cursante de fs.
122 a 125, pronunciado por la Sala Civil, Comercial, de Familia, Niñez y Adolescencia,
Pública Primera de Tribunal Departamental de Justicia de Tarija, en el proceso de división
y partición de bienes gananciales seguido por el recurrente contra Rosario Flores
Anzoleaga; la contestación que sale de fs.172 a 174 vta., el Auto de concesión Nº
34/2022 de 11 de octubre, visto a fs. 177, todo lo inherente al proceso; y:

CONSIDERANDO I:

ANTECEDENTES DEL PROCESO

1. Justo Fernando Calle Dávila, mediante escrito de fs. 18 a 19, subsanado de fs. 26 a
27 y fs. 33 y vta., demandó la división y partición de bienes gananciales en contra de
Rosario Flores Anzoleaga; quien previa citación se apersonó y respondió negativamente
la demanda conforme a memorial que sale de fs. 67 a 72; en cuyo mérito se convocó a
audiencia preliminar y complementaria a cuya conclusión el Juez Público de Familia N° 2
de la ciudad de Tarija, pronunció la Sentencia N° 128/2022 de 29 de abril, cursante de fs.
85 a 86 vta., declarando como bien ganancial la construcción realizada sobre el terreno
con matrícula computarizada 6011010004853, disponiendo que en ejecución de
sentencia se designe perito para el avalúo respectivo de la construcción y su posterior
división en un porcentaje de 50% para cada ex cónyuge, salvando acuerdo de partes.
2. Resolución de primera instancia que fue apelada por Rosario Flores Anzoleaga
mediante memorial de fs. 89 a 97 vta.; remitiendo el expediente ante el Tribunal de alzada
de la Sala Civil, Comercial, de Familia, Niñez y Adolescencia, Pública Primera de Tribunal
Departamental de Justicia de Tarija, la cual emitió el Auto de Vista Nº 51/2022 de 02 de
agosto, cursante de fs. 122 a 125, que REVOCÓ la Sentencia apelada, declarando
IMPROBADA la demanda de división y partición de bienes gananciales.

3. Notificado con el Auto de Vista, Justo Fernando Calle Dávila presentó recurso de
casación, cursante de fs. 167 a 168 vta., que es objeto de examen para su admisión.

CONSIDERANDO II:

REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD DEL RECURSO DE CASACIÓN

En el marco de lo preceptuado por el art. 180.II de la Constitución Política del Estado que
garantiza el principio de impugnación en los procesos judiciales, principio por el cual las
partes pueden solicitar a otro juzgador superior que revise la resolución del inferior con
la finalidad de que se fiscalice no solo la decisión asumida sino también su legalidad;
empero, no se debe dejar de lado el hecho de que este principio, en determinados casos
se encuentra limitado por diferentes factores, tal es el caso del recurso de casación que,
al ser asimilado a una nueva demanda de puro derecho, deben ser analizados ciertos
requisitos establecidos por nuestro ordenamiento jurídico haciendo una interpretación
integral de los arts. 392, 393, 394, 395 y 396 del Código de las Familias y del Proceso
Familiar, concluyéndose que los requisitos a ser analizados son que la resolución admita
recurso de casación, el plazo de interposición del recurso, la legitimación procesal para
impugnar y el contenido o expresión de reclamos en el recurso de casación, conforme el
procedimiento establecido en el art. 400 de la Ley N° 603.

II.1. De la resolución impugnada. Análisis de impugnabilidad.

El Auto de Vista Nº 51/2022 de 02 de agosto, cursante de fs. 122 a 125, resuelve el


recurso de apelación que la demandada Rosario Flores Anzoleaga, interpuso contra
la Sentencia N° 128/2022 de 29 de abril, se advierte que el mismo absuelve el recurso
de apelación interpuesto contra una sentencia dictada dentro de un proceso ordinario
sobre división y partición de bienes gananciales, lo que permite inferir que la resolución
recurrida se encuentra dentro de los casos de procedencia que establece el art. 421 con
relación al art. 432 del Código de las Familias y del Proceso Familiar.

II.2. Del plazo y cómputo de la presentación del recurso de casación.

Conforme los antecedentes, el Auto de Vista Nº 51/2022 de 02 de agosto, cursante de fs.


122 a 125, fue notificado al ahora recurrente el 08 de septiembre de 2022, conforme
diligencia que sale a fs. 126; habiendo interpuesto su recurso de casación el 21 de
septiembre de 2022, según timbre electrónico de recepción visto a fs.
167; consecuentemente haciendo un cómputo se infiere que el recurso de casación
objeto de la presente resolución, fue interpuesto en vigencia del plazo de diez días
señalado por los arts. 396 y 432 del Código de las Familias y del Proceso Familiar.

II.3. De la legitimación procesal.

En el caso de autos, la parte demandante está legitimada para recurrir en casación, en


razón de que el Auto de Vista Nº 51/2022 de 02 de agosto, revocó la Sentencia
impugnada que declaró probada la demanda de división y partición de bienes
gananciales, siendo dicha resolución agraviante a sus postulaciones, tiene legitimación
para impugnarla, conforme los arts. 395 y 396 del Código de las Familias y del Proceso
Familiar.
II.4. Del contenido del recurso de casación.

De los agravios expresados en el presente recurso, se tiene:

1. Vulneración al principio de legalidad como componente del debido proceso, en el


entendido de que la apelante no fundamentó adecuadamente sus agravios, y el
Tribunal de alzada confundió la omisión valorativa con la errónea valoración de la
prueba, sin considerar que el Juez A quo, realizó la debida valoración de todo el
causal probatorio.
2. La errónea aplicación del art. 176 de la Ley N° 603; pues no debió ser considerada
por el Tribunal de alzada, dado que el apelante tenía la obligación de fundamentar
e identificar qué derecho o norma de orden sustantivo se vulneró.

Así planteados los agravios por el recurrente, se concluye que, en la forma, cumplió con
la fundamentación exigida por el art. 396 del Código de las Familias y del Proceso
Familiar, por lo cual, es admisible.

POR TANTO: La Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de
Bolivia, con la facultad conferida por el art. 42.I num. 1) de la Ley del Órgano Judicial de
24 de junio de 2010, y en aplicación del art. 400.II del Código de las Familias y del Proceso
Familiar, dispone la ADMISIÓN del recurso de casación cursante de fs. 167 a 168 vta.,
interpuesto por Justo Fernando Calle Dávila representado por Luís Fernando Tejerina
Llave, impugnando el Auto de Vista Nº 51/2022 de 02 de agosto, corriente de fs. 122 a
125, pronunciado por la Sala Civil, Comercial, de Familia, Niñez y Adolescencia, Pública
Primera de Tribunal Departamental de Justicia de Tarija.

La causa aguarde turno para ulterior sorteo según prelación.

Regístrese, comuníquese y cúmplase.

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