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Atentados contra Hitler

Durante su vida política el dictador alemán Adolf Hitler fue objeto de varios atentados,


algunas fuentes citan al menos 42 tentativas, pero ninguna tuvo éxito debido a que
Hitler estaba permanentemente en custodia de las SS para mantener su seguridad y
variaba repentinamente su agenda, adelantando o acortando su permanencia en los
lugares que visitaba o cambiaba de ruta o fechas de actividades programadas sin previo
aviso o simplemente por sucesos inesperados.
Planificar y ejecutar las acciones requería por parte de los conspiradores estar
dispuestos a asumir que si fallaban no sólo les aguardaba una ignominiosa y humillante
muerte, sino que también afectaría a sus familias y conocidos.
Los intentos vinieron tanto por parte de los aliados como de sus círculos internos más
cercanos.
Se dice que Hitler tenía además un doble, que lo reemplazó en más de alguna ocasión
(Checoslovaquia) y que pereció en la batalla de Berlín, en uno de los pasillos de la
Cancillería.

Intentos de atentados contra Hitler

Fotografía de la cervecería tomada el 9 de noviembre de 1939, un día después del atentado

La mayoría de los historiadores estiman que al menos 42 veces se intentó atentar


contra la vida de Hitler, siendo históricamente recordadas seis ocasiones:

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La primera en 1923, cuando Hitler casi pierde la vida al ser herido por un proyectil
por parte de la policía alemana, en su intento de frustrar el intento de golpe de estado
que Hitler efectuó en noviembre de 1923. Este fue el único intento de atentar contra su
persona antes de que tomara posesión del gobierno.
El 8 de noviembre de 1939, un relojero y carpintero alemán, llamado Georg Elser,
planificó y construyó un dispositivo y lo instaló en una de las columnas del estrado en la
cervecería Bürgerbräukeller.
Hitler, que iba a dar un discurso con motivo del Putsch de 1923, se presentó media
hora antes y habló ante una atestada concurrencia. Este discurso debía terminar
alrededor de las 10 de la noche, pero Hitler abruptamente lo finalizó a las 21:07 h y se
retiró del lugar. Trece minutos después de marcharse explotó la bomba y mató a siete
personas dejando el lugar en ruinas.
Elser fue detenido y ejecutado cinco años después, el 9 de abril de 1945, en el campo
de concentración de Dachau.

Otro intento fallido fue el realizado con bombas barométricas el 17 de marzo de
1943 por Fabian von Schlabrendorff, en el Cóndor, el avión personal de Hitler, que no
explotaron debido a la temperatura.

Fabian von Schlabrendorff

Lo mismo sucedió con el plan de hacer volar su tren especial.

Barón Axel von dem Bussche


1919-1993
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El capitán Axel von dem Bussche, el 17 de diciembre de 1943, el capitán Rudolf-
Christoph von Gersdorff el 21 de marzo de 1943, el teniente Ewald Heinrich von Kleist
a principios de 1944 y Eberhard von Breitenbuch el 11 de marzo de 1944, organizados
por el coronel Claus von Stauffenberg, intentaron matar a Hitler suicidándose junto a
él, sin embargo no lograron acercarse al Führer.

Los británicos se plantearon asesinarlo en 1944, cuando Hitler se presentara


en Berghof.
Se hizo un exhaustivo estudio de sus hábitos y se elaboraron varios planes, todos con
una dudosa probabilidad de éxito.
Se dice que un plan era la introducción de comandos en ese lugar, el uso
de francotiradores, y el envenenamiento de sus alimentos por medio de un cocinero
infiltrado.
Otro de los intentos era envenenar el té verde, bebida de la cual Hitler era asiduo.

Atentado del 20 de julio de 1944

Conde Claus von Stauffenberg, quien estuvo a punto de lograr su objetivo


1907-1944 fusilado
El intento que tuvo mayores probabilidades de éxito fue, sin duda, el perpetrado en
el Atentado del 20 de julio de 1944 por el Coronel Claus von Stauffenberg para
desencadenar la ejecución del Plan Valquiria.

Claus Philip Maria Justinian Schenk Graf von Stauffenberg


Claus Philip Maria Justinian Schenk Graf von Stauffenberg (Jettingen, Baviera;
15 de noviembre de 1907 - Berlín, Alemania; 21 de julio de 1944) fue un militar alemán,
coronel del Estado Mayor (Oberstim Generalstab) de la Wehrmacht y jefe del Ejército
de Reserva de Berlín durante el Tercer Reich.
Es conocido por planificar y ser figura central en un atentado frustrado contra
Hitler al que históricamente se le denomina «complot del 20 de julio» de 1944, el más
importante de los intentos de magnicidio contra Hitler.
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Tras el fracaso del golpe, fue sentenciado y fusilado por alta traición por parte de uno
de los propios involucrados, concretamente el general Fromm.
Es considerado un héroe de la resistencia alemana.

General Friedrich Fromm


1888-1945

Familia Stauffenberg
Nacido el 15 de noviembre de 1907 en el castillo de su tío, el conde Berthold von
Stauffenberg, en Jettingen (Baviera, Alemania), fue el hijo menor del matrimonio
compuesto por el conde Alfred Schenk von Stauffenberg y la condesa Caroline von
Üxküll-Gyllenband.

Sus hermanos mayores eran los gemelos Berthold y Alexander, y él mismo fue


gemelo de otro, Konrad Maria, fallecido al día siguiente de nacer.

Los von Stauffenberg son una antigua familia aristocrática, católica y suaba, que


poseía, y sigue poseyendo, varios castillos en el sur de Alemania; entre otros, uno en
Albstadt-Lautlingen (Baden-Wurtemberg, Alemania), hoy convertido en museo, en el
que Claus y sus hermanos pasaban sus vacaciones.
La familia von Stauffenberg entró en la historia en el año 1260, a través del
noble Werner Schenk von Neuenzell.
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Claus, como todos los von Stauffenberg que viven hoy, era de la rama Stauffenberg-
Amerdingen. Entre los ancestros de Claus por parte de su madre se encontraba el
conde August Neidhardt von Gneisenau, prócer del ejército prusiano, cuyo apellido
ostentaba uno de los barcos de guerra más grandes de Alemania durante la Primera
Guerra Mundial, el crucero acorazado SMS Gneisenau y luego en la Segunda Guerra
Mundial, el acorazado DKM Gneisenau.

Claus von Stauffenberg era un caballero muy apuesto, de alta estatura para su
generación (1,85 m) y con un innegable don de gentes, lo que le hacía muy popular entre
sus compañeros. Albert Speer, quien trató con Stauffenberg en 1944 como enlace de la
oficina del Cuartel General de la Reserva, le describe como extremadamente amable y
como una figura casi mística por su señorío y aspecto.

El poeta Stefan George, preceptor de sus discípulos, los hermanos von Stauffenberg.
En la fotografía junto a Claus y Berthold.
Monumento a Claus von Stauffenberg en la Blenderstrasse,
lugar donde tuvo lugar el complot y su fusilamiento, es la sede del actual Ministerio de Defensa.

Vida privada
Educado en Stuttgart, muy aficionado a la literatura, el joven aristócrata, a pesar de su
precaria salud, se unió al ejército alemán, entonces llamado Reichswehr, en 1926, a la
edad de 18 años. Pertenecía junto con sus hermanos al círculo más estrecho del poeta
Stefan George y su elitista grupo Opposition conservatrice; en diciembre de 1933 formó
parte de la guardia de honor en su funeral, en Locarno (Suiza).

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Si bien no se opuso en un principio al ascenso de los nazis al poder en marzo de 1933,
su actitud cambió en 1938, después de la llamada Noche de los cristales rotos, al ver
cómo miembros de las SS realizaban todo tipo de crímenes y vejaciones a judíos.
De hecho, su cuñada, la famosa aviadora Melitta Schenk Gräfin von Stauffenberg era
de ascendencia judía y estuvo a punto de ser internada en un campo de concentración.
El católico Claus tenía amistad con intelectuales judíos y al parecer tanto él como sus
familiares estaban en contra de las políticas antisemitas nazis.
El 26 de septiembre de 1933 contrajo matrimonio con la baronesa Nina Freiin von
Lerchenfeld en Bamberg, con la cual tuvo cinco hijos: Berthold, Heimeran, Franz-
Ludwig, Valerie y Konstanze, la menor de los cuales nacería tras la muerte de von
Stauffenberg.

Su viuda fue internada en Ravensbruck y sus hijos enviados a Bad Sachsa. Sobrevivió
y falleció cerca de Bamberg el 2 de abril de 2006, a la edad de 92 años. 1Su hija
Konstanze von Schulthess-Rechberg escribió su biografía: Nina Schenk Graefin von
Stauffenberg.

Carrera militar

Ya integrado en una unidad de caballería de la Reichswehr en Bamberg en 1926, en


1937 alcanzó a los once años de carrera el grado de capitán en la Wehrmacht, grado que
normalmente sólo hubiera conseguido a los dieciséis años de servicio.
Para esa época, su tío materno, el conde Nikolaus Graf von Üxküll-Gyllenband, había
participado en un movimiento de la resistencia de militares prusianos contra el régimen
de Adolf Hitler.

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El regimiento de caballería de von Stauffenberg fue integrado en la 6ª División
Panzer y tomó parte en la ocupación de los Sudetes, hoy República Checa, y en
las campañas de Polonia en 1939 y Francia (Batalla de Francia) en 1940.
El 31 de mayo de 1940 fue condecorado con la Cruz de Hierro de Primera Clase.
La actitud de Stauffenberg fue variando desde una tibia postura inicial contra el
nazismo a adoptar más adelante la postura más radical en contra del régimen de Hitler.
A partir de junio de 1941 participó en la guerra contra la Unión Soviética (Operación
Barbarroja) y quedó horrorizado por las sistemáticas matanzas por parte del SD
(Sicherheitsdienst o servicio de seguridad) alemán, los infames escuadrones de la
muerte de las SS en la retaguardia, sobre todo contra los judíos.
A raíz de ello llegó a la convicción de que estaba obligado a entrar en la resistencia
activa contra el régimen nazi.
Ya antes de la derrota alemana en la batalla de Stalingrado (diciembre de 1942/enero
de 1943) Stauffenberg dudaba de las dotes de Hitler como comandante supremo y
preveía la derrota alemana; pero Stauffenberg esperaba que se ganara la guerra y
después complotar contra el régimen nazi.
El resultado de la batalla de Stalingrado convenció a Stauffenberg de que Alemania
iba directo a la derrota.
Para esa época, los aliados encabezados por Winston Churchill acordaron no negociar
la paz con Hitler ni con ningún miembro de la cúpula nazi, dejando abierto de este modo
el camino para una conspiración, la que empezó a materializarse en 1944.
En enero de 1943 fue ascendido a teniente coronel y transferido a la campaña del
Norte de África, siendo oficial de una unidad especial de tanquetas del general Rommel
dedicada al reconocimiento del terreno y a la observación de la fuerza, la posición y los
movimientos del enemigo; estaba adscrita a la 10ª División Panzer.
Durante una incursión de reconocimiento en labatalla del paso de Kasserine en Túnez,
el 7 de febrero de 1943 cerca de Gafsa, su vehículo fue sorprendido y atacado por un
avión británico, quedando él gravemente herido al recibir el impacto de metralla; perdió
el ojo izquierdo, la mano derecha y los dedos meñique y anular de la mano izquierda.
Le trasladaron a Múnich, donde fue salvado por el famoso cirujano Ernst Ferdinand
Sauerbruch.

La Operación Valquiria: Atentado del 20 de julio


La ideología y práctica hitleriana del exterminio sistemático de ciertas minorías, sobre
todo la de los judíos, lo convirtió en enemigo acérrimo de Hitler, a quien consideraba un
monstruo.
A finales de 1942, la tremenda derrota en la Batalla de Stalingrado selló la suerte de
Alemania en el frente oriental y el pánico y el desánimo cundieron en las filas.
Alguien le preguntó a Stauffenberg qué hacer con Hitler.
Él contestó: «¡Matarlo!».
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Como militar profesional también sabía ya en junio de 1941 que las estrategias
militares aplicadas por Hitler como comandante en jefe en la Unión Soviética tenían que
terminar catastróficamente. Pensamiento que era compartido por otros militares
prusianos. Sin suficientes medios ni tropas, Hitler decidió mantener un frente de miles
de kilómetros en la Unión Soviética desde el Mar Negro en el Sur hasta el Mar Báltico
en el Norte, aun en contra de la opinión de sus generales, que le recomendaron
concentrar sus tropas sobre todo en la conquista de Moscú, donde Stalin se vería
obligado a luchar contra las tropas alemanas entonces aún superiores.

Además Hitler pensaba terminar su campaña al estilo guerra relámpago, similar a la


campaña de Francia, antes del comienzo del invierno de 1941 y no tenía a sus tropas
equipadas con la ropa y el material adecuados para las temperaturas extremas de un
invierno ruso.
La estrategia hitleriana permitiría a los soviéticos atacar con fuerzas superiores en
donde más les conviniera.
La primera y más conocida consecuencia fue la batalla de Stalingrado en el sur del
frente a finales de 1942, un sangriento desastre para los alemanes.
En septiembre de 1943, una vez recuperado de sus gravísimas heridas, con ayuda de
su amigo y también conspirador teniente general Henning von Tresckow, volvió al
servicio activo en Berlín bajo el mando del general Friedrich Olbricht en el OKW
(Estado Mayor) situado en el Bendlerblock de la Bendlerstraße (hoy Stauffenbergstraße)
de Berlín.
Olbricht era miembro del comité de resistencia que estaba perfilando un plan para dar
muerte a Hitler.
El 1 de julio de 1944 von Stauffenberg fue asignado a la Jefatura del Estado Mayor del
general Fromm, a cargo de la reserva del ejército alemán, también situada en la
Bendlerstraße (hoy Stauffenbergstraße) de Berlín.
Esta puerta directa a Hitler, abierta bajo los auspicios de Fromm, era la oportunidad
de realizar sus cometidos.
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Von Stauffenberg, ahora nombrado coronel i.G. (= im/del Estado Mayor) con 36 años
de edad, bajo el nuevo cargo de jefe del Ersatzheer (= reservas) del ejército alemán,
tenía acceso directo a las reuniones del comité de planificación de las operaciones que el
mismo Hitler encabezaba. Este hecho le permitía reunirse regularmente con el Führer.
El plan de Olbricht era adaptar el llamado «Plan Valquiria» para los fines de la
resistencia y tenía entrelazados a entre 200 y 500 implicados en diferentes estratos altos
de la sociedad alemana, militares del ejército alemán e incluso de la sección de
inteligencia y contraespionaje liderada por el almirante Wilhelm Canaris, además de una
importante colaboración civil a cargo de Goerdeler, alcalde de Silesia.
El Plan Valquiria había sido ideado inicialmente por el SS Reinhard Heydrich para
mantener el control del Reich en manos de Adolf Hitler, en caso de que la seguridad y
estabilidad del régimen se viera comprometida por un levantamiento o anarquismo;
paradójicamente, Friedrich Olbricht quería utilizar este mismo plan para derrocar al
régimen nacionalsocialista ya que su organización anulaba las SS.
Paralelamente, sobre todo entre miembros de la aristocracia prusiana, la mayoría
luteranos practicantes, se había constituido unos círculos secretos como por ejemplo
el Circulo Solf y el Círculo de Kreisau; en este último consideraban que Hitler estaba
llevando a Alemania a la ruina moral y material, por lo que debía ser detenido, pero no
asesinado.
Este círculo era la parte civil de la conspiración y estaba liderado por el
conde Helmuth James von Moltke, Peter Yorck von Wartenburg, Adam von Trott zu
Solz, Hans Bernd von Haeften, Fabian von Schlabrendorff, el alcalde conservador
de Leipzig Carl Goerdeler y el hermano de Claus, Berthold von Stauffenberg, entre
otros. La red era extensa, y por ende la información se filtró a la Gestapo quien se puso a
investigar solapadamente al generalato alemán.
La parte militar estaba encabezada al principio, a partir de 1942, por el coronel
Henning von Tresckow y a partir del 1 de septiembre de 1943 por Claus von
Stauffenberg. Este tenía el apoyo del mariscal retirado Erwin von Witzleben, del
general Ludwig Beck y la ayuda activa del general Olbricht.
El general Fromm no había dado explícitamente su apoyo incondicional al
movimiento, pero había participado en la confección del listado de un nuevo gobierno y
sabía en detalle de las actividades de Claus von Stauffenberg. La actitud de Fromm de
cara a los conspiradores fue muy ambivalente desde el principio hasta el final.
El plan consistía en eliminar en el atentado a Hitler y detener a Josef Goebbels,
Hermann Göring y Heinrich Himmler. Luego, en Berlín, Fromm debía neutralizar a
las SS con el ejército de reserva y von Stauffenberg ganar y organizar el apoyo activo
del ejército alemán en toda Europa.
En Francia, el general Stülpnagel debía neutralizar a los gauleiter y SD y cortar las
comunicaciones con Berlín.

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El comandante Szokoll y el coronel Heinrich Cordé debían neutralizar los edificios de
la Gestapo (policía secreta) y de la policía en Viena. Posteriormente se instalaría un
gobierno provisional que intentaría firmar la paz con los aliados y poner fin a la guerra.
Según parece, una minoría de los implicados estaban próximos al plan de restauración
monárquica en Alemania con el retorno de la casa de Hohenzollern. La futura forma del
Estado alemán se dejaba abierta.
En total participaban unos 200 implicados directos y unos 300 indirectamente.

Motivación personal

Sello conmemorativo de 1964, 20° aniversario de su muerte

En la actualidad von Stauffenberg es considerado como un héroe de la resistencia


antinazi durante la Segunda Guerra Mundial. Lo que muchos historiadores debaten es si
la decisión de llevar a cabo el asesinato se debió a los errores estratégicos de Hitler en el
modo de llevar la guerra o a la repulsa de von Stauffenberg al enterarse de los crímenes
y limpieza racial llevados a cabo por Hitler y las SS.
Al parecer, fueron ambos motivos los que unidos a la influencia de su tío Berthold y
su entorno familiar desencadenaron la intervención decidida de Claus von Stauffenberg.
En resumen, casi todos coinciden en que el plan fue fruto de un intento para frenar la
guerra.

Intentos anteriores al 20 de julio de 1944

Después de varios intentos de atentados frustrados a partir de marzo de 1943, ideados


primero por el teniente general Tresckow y a partir del primero de septiembre de 1943
por von Stauffenberg, éste en diciembre de 1943 se ofreció para ejecutar personalmente
un atentado suicida debido a su posibilidad de acercarse a Hitler.
Sus compañeros de conspiración le convencieron de no actuar por la necesidad de su
presencia en Berlín después de la muerte de Hitler y por su presunta incapacidad física
para activar la bomba. Es esa misma condición de inválido la que le ayudaría el
jueves 20 de julio de 1944 a llegar con la bomba hasta la mesa de Hitler.
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Pero muchos meses antes, en marzo de 1943 el teniente general Tresckow y
el teniente Schlabrendorff consiguieron meter una bomba barométrica en el avión
de Hitler. La bomba no explotó por razones de congelamiento.
Dos semanas más tarde von Gersdorff intentó matar a Hitler con una bomba
en Berlín en una exposición de armas tomadas a los soviéticos.
En noviembre de 1943, ya organizado por von Stauffenberg, el joven capitán Axel
von dem Bussche hizo un primer intento frustrado de atentado suicida en
la Wolfsschanze. Von Stauffenberg preveía un segundo intento de Axel von dem
Bussche para febrero de 1944, pero el 29 de enero de ese año Axel von dem Bussche fue
herido gravemente.
El teniente Ewald von Kleist (no confundir con Paul Ludwig Ewald von Kleist, 1881-
1954, mariscal de campo alemán durante la Segunda Guerra Mundial) intentó ejecutar el
plan de Axel von dem Bussche el 11 de febrero de 1944, pero tampoco llegó cerca
de Hitler.
El capitán Von Breitenbuch quiso matar a Hitler en mayo de 1944 con su pistola en el
refugio de Hitler en los Alpes llamado Nido del Águila cerca de Berchtesgaden, pero
la SS no dejó ese día pasar a los ayudantes a la sala de la reunión.

Stauffenberg (izq.) en junio de 1944 junto a otro confabulado, Albrecht Mertz von Quirnheim

Stauffenberg a sugerencia de Tresckow intentó, a fines de junio, un acercamiento con


el ministro de Armamento Albert Speer; pero no tuvo la respuesta esperada, no obstante
se le siguió considerando en un futuro gobierno con la anotación: -"si fuese posible"·.
El 1 de julio de 1944 von Stauffenberg, como miembro del Estado Mayor del
Ejército, obtuvo una nueva misión que le permitía asistir a las reuniones con Hitler casi
cada semana. Al arrepentirse el general Stieff de detonar una bomba contra Hitler en el
palacio de Klessheim cerca de Salzburgo, el 7 de julio de 1944, von Stauffenberg y von
Tresckow decidieron que fuera el primero de ellos quien pusiese la bomba y no delegar
el cometido en nadie más.
Debido a su imprescindible presencia en Berlín para organizar el levantamiento del
ejército posteriormente a la muerte de Hitler, von Stauffenberg tenía que sobrevivir al
atentado y presentarse lo antes posible en el "Bendlerblock", hoy en la
Stauffenbergstrasse, de Berlín. A partir de entonces von Stauffenberg tuvo siempre el
maletín con la bomba consigo en las reuniones que mantuvo en varias ocasiones con
Hitler.

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Pero nunca encontró una ocasión en la que Hitler, Himmler y Göring estuviesen
juntos. Su intención era matar a los tres simultáneamente, para evitar así la posibilidad
de una continuación legítima del régimen nazi.
El primer intento fue el 11 de julio, pero no se llevó a cabo hasta esperar que al menos
Himmler estuviera presente, lo que no ocurrió.
El 15 de julio de 1944 se decidió a eliminar a Hitler de cualquier forma en la próxima
ocasión que se le presentara.
En dicha ocasión tuvo la oportunidad pero Tresckow nuevamente insistió que además
entre las víctimas estuviera la cúpula nazi completa, esto fue un grave inconveniente
pues tanto Himmler como Göring rara vez eran invitados a estas reuniones militares,
Stauffenberg no cometió el atentado ese día a pesar de participar en una reunión con
todo el OKW de Hitler que incluía al general Friedrich Fromm.
Tresckow, Olbricht y Quirnheim finalmente cedieron y se decidió que el próximo
intento se realizara con o sin la presencia de los aludidos personajes, el requisito
primordial era la sola presencia de Hitler.

Jueves, 20 de julio de 1944

Histórica foto que muestra a Stauffenberg (en el margen izquierdo, de blanco)


en Rastenburg el sábado 15 de julio de 1944  con Hitler (centro) y Keitel (derecha).
Stauffenberg llevaba la bomba en ese instante, pero decidió no detonarla

Por fin, aprovechando que el 20 de julio de 1944 se iba a celebrar una reunión del alto
mando en el cuartel general de Hitler, llamado "Wolfsschanze" y situado cerca
de Rastenburg en el este de Prusia Oriental (hoy, Ketrzyn, Polonia), von Stauffenberg y
su ayudante, el teniente von Haeften, llegaron desde el aeródromo de Berlín-Rangsdorf a
las 10 de la mañana al cuartel general de la Wolfsschanze en un avión Junkers Ju 52.
Von Stauffenberg portaba un maletín, con un explosivo plástico especial inglés de un
kilogramo que se activaba mediante un detonador químico absolutamente silencioso
encendido por rompimiento.
Von Haeften llevaba otra bomba idéntica.
Hitler adelantó la reunión 30 minutos, ya que sobre la una y media debía recibir
al Duce Mussolini.
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Antes de entrar en la sala de la reunión, von Stauffenberg, con la excusa de cambiarse
la camisa, se fue con von Haeften a una habitación cercana para activar lo más
rápidamente posible las dos bombas. Con mucha dificultad debido a su única mano,
además la izquierda y con solo tres dedos, rompió la cápsula de vidrio del detonador
químico de su bomba con un alicate especial diseñado para sus tres dedos y activó el
primer explosivo en su maletín. No tuvo tiempo de activar el segundo explosivo, en
posesión de von Haeften, debido a la entrada de un impertinente suboficial a la
habitación donde supuestamente solo se estaba cambiando de camisa, apremiándole a
volver a entrar de inmediato en la reunión.
Von Haeften llevó la segunda bomba no activada en su maletín a un búnker antiaéreo
cercano. El dispositivo químico haría detonar la primera bomba en el maletín de von
Stauffenberg en aproximadamente diez minutos.
El lugar del atentado estaba inicialmente previsto en el búnker subterráneo de Hitler,
pero estaban trabajando allí miembros de la Organización Todt, por lo que se decidió
realizar la reunión en el galpón en la superficie de Albert Speer, una casa principalmente
de madera, que contaba con varios ventanales y una grande y pesada mesa de roble.

A la reunión asistieron veintitrés personas, además de Hitler y von Stauffenberg.


El ambiente era caluroso, por lo que se ordenó abrir las ventanas. Empieza la reunión.
Von Stauffenberg llega con algo de retraso, se excusa con un gesto y se sitúa tan cerca
de Hitler como le es posible, supuestamente esperando su turno para exponer la
situación en el Frente Oriental. Hitler ocupa la parte central de la mesa mirando hacia el
exterior, von Stauffenberg se sitúa a su derecha, apenas a metro y medio de Hitler.
Después de pocos minutos von Stauffenberg coloca el maletín con la bomba debajo
de la mesa muy cerca del lugar donde se encuentra Hitler, y se retira discretamente
pretextando una llamada telefónica urgente desde Berlín. Tiene apenas tres minutos
antes de que explote.
Después de abandonar von Stauffenberg la sala, uno de los asistentes choca
accidentalmente con el maletín con el pie y lo aparta, colocándolo junto a una de las
patas gruesas de la mesa en el lado más alejado de Hitler. La reunión continúa.
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Dos minutos y medio después, a las 12.40, el artefacto explota. 
Hitler, que estaba agachado sobre un mapa del frente ruso colocado encima la gruesa
mesa, ve de súbito que ésta sube y le golpea en el rostro. La explosión es violenta y deja
cuatro muertos y otras personas malheridas. Como las ventanas de la habitación estaban
abiertas, la fuerza de la explosión se dispersó.
Especialistas en explosivos aseguran que si la reunión hubiera tenido lugar en el
sótano, cuyas paredes habrían retenido la onda expansiva, todos los presentes habrían
muerto; y si von Stauffenberg hubiese metido la segunda bomba que llevaba von
Haeften en su maletín, aun sin manipular, nadie en el barracón hubiese sobrevivido.
Von Stauffenberg y von Haeften presenciaron de lejos la explosión y creyeron, sin
posibilidad de comprobar los resultados, que ni Hitler ni nadie podía haber sobrevivido.
Partieron apresuradamente hacia el aeródromo, y von Haeften se deshizo de la segunda
bomba arrojándola por la ventana del coche. Consiguieron con sangre fría pasar los
puestos de guardia y se hicieron llevar con su avión a Berlín.
El conspirador general Fellgiebel en la Wolfsschanze comunicaba la palabra
"Walkiria" a Berlín, como señal de que el atentado había tenido éxito, para que otros
implicados en Berlín tomasen las decisiones acordadas para asumir el control del Estado.
Hitler sobrevivió al recibir la explosión indirectamente, pues había quedado protegido
por la gruesa pata y la sólida tabla de la mesa de encina, que se deshizo en astillas que
quedaron clavadas en una pierna, sufriendo sólo magulladuras ligeras en su brazo y en el
lado izquierdo de su rostro. Consecuencias colaterales posteriores le afectarían su salud
más tarde.
Se pensó en un primer momento que el lugar había sido bombardeado, pero no había
información de aviones enemigos sobrevolando el área; con el pasar de los minutos, la
idea de un atentado fue tomando forma y la ausencia de von Stauffenberg levantó
sospechas. Al borde del camino hacia el aeródromo se encontró el maletín con la
segunda bomba, que fue reconocido como igual al que portaba la explosionada.
Von Stauffenberg, en pleno vuelo a Berlín, daba por hecho la muerte de Hitler sin
sospechar lo realmente ocurrido. Al llegar a la Bendlerstrasse, alrededor de las 16.30, se
dio cuenta de que el plan de toma de poder no se había iniciado apenas. El ejército de
reserva no había salido de los cuarteles.
Mientras tanto, Martin Bormann es el primero en explicarse exactamente lo ocurrido e
informa a Hitler de que el secretario de guardia había visto salir a von Stauffenberg
después de la explosión y alejarse apresuradamente del lugar dejando su gorra.
De este modo von Stauffenberg se convirtió en el sospechoso principal de Himmler y
de Kaltenbrunner, que ya se acercaba desde Berlín.

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Fracaso del golpe y muerte de von Stauffenberg

Friedrich Fromm (sentado),


comandante del ejército de reserva,
quien se desentendió del plan Walkiria,
lo que aceleró el fracaso del Golpe.

Una vez llegado von Stauffenberg, los implicados se movilizaron para efectuar el golpe
de estado. Alrededor de las 18.00 las cosas no parecían ir mal para los conspiradores,
cuando el general Fromm, comandante en jefe del Comando de Reemplazo, que conocía
el plan y tenía por misión desmovilizar los SS, llamó por teléfono a Rastenburg y
conversó con el mariscal de campo Wilhelm Keitel y éste (ajeno a la conjura) le aseguró
que Hitler estaba vivo, además de preguntarle por el paradero del coronel Claus von
Stauffenberg. Fromm, fríamente, a partir de este momento asumió el papel de leal
seguidor de Hitler y se negó a continuar con el golpe. Von Stauffenberg y otros oficiales
lo interpelaron y luego lo arrestaron llevándole a un almacén de archivos.
Mientras tanto, Goebbels hizo que el mayor Remer, que iba a detenerle en su despacho,
escuchase la voz de Hitler por teléfono, quien le ordenó desmovilizar a los reservistas y
telefónicamente le dio el grado de coronel. Más tarde el general Guderian acudió con sus
tanques y tomó Berlín. El golpe finalmente se desbarató.
Sobre las 23.00, Fromm se liberó de su arresto e inmediatamente detuvo a los
sorprendidos von Stauffenberg y los demás conspiradores no sin antes dar una ineficaz
resistencia. Fromm condenó sumariamente a muerte al coronel Claus von Stauffenberg,
al teniente Werner von Haeften, al general Olbricht y al coronel Albrecht Mertz von
Quirnheim, los cabecillas de la operación. Al general Beck, Fromm le dio la oportunidad
de suicidarse.
Fromm avisó a Himmler escuetamente por teléfono que tenía a los cabecillas y colgó.
Luego sacó a los cuatro condenados al patio de estacionamiento y mandó que fuesen
ejecutados por fusilamiento unos minutos después de la medianoche del 20 de julio. Lo
hizo antes de que llegaran las SS, sumariamente y sin tribunal. Esta decisión la
tomó Fromm para que los conspiradores no declararan en su contra desvelándole y así
poder salvarse.
En primer lugar fusilaron al general Olbricht. Como segundo le tocaba el turno a von
Stauffenberg, pero, cuando estaban a punto de disparar, el teniente von Haeften se lanzó
delante de von Stauffenberg, recibiendo las balas destinadas a su superior. Las últimas
15
palabras gritadas por von Stauffenberg segundos antes de morir como tercero fueron:
«Larga vida a la Sagrada Alemania» («Es lebe das heilige Deutschland!»). Mertz von
Quirnheim murió en último lugar.
Consecuencias[editar]

Busto de Claus von Stauffenberg, realizado por Viktor Frank (seudónimo de Frank
Mehnert) en 1929. Se encuentra en Berlín (Centro conmemorativo de la Resistencia
contra el Nazismo).
Himmler llegó algunas horas más tarde y, al darle cuenta Fromm de lo acontecido, le
respondió extrañándose de lo (sospechosamente) apurado que había estado para
ejecutarlos. Esto le implicaría.
Por instrucciones de Fromm, von Stauffenberg y los demás fusilados fueron enterrados
honorablemente con todas sus medallas poco tiempo después del fusilamiento en un
cementerio cercano. Hitler, sediento de venganza, descubrió más tarde la implicación
de Fromm y lo hizo ejecutar en marzo de 1945. También hizo desenterrar los cadáveres
de von Stauffenberg y los demás conspiradores, ordenando quitarles las medallas e
incinerar los restos en el campo de concentración de Sachsenhausen. Se registró
el Bloque Bendler y en una caja de seguridad de Fromm se encontró una lista de los
conspiradores, con los papeles que asumirían en el gobierno provisional. La cacería de
culpables empezó esa misma noche.
Los otros implicados, como Berthold von Stauffenberg, hermano mayor de Claus y
figura central del complot, fueron sentenciados por un tribunal especial
llamado Volksgerichtshof a cargo del juez Freisler y ejecutados el 10 de
agosto de 1944 en la prisión de Plötzensee por estrangulamiento lento con cuerdas de
piano; junto con Berthold von Stauffenberg fueron ejecutados otros ocho implicados;
además se detuvo al general von Kluge, a Albrecht Haushofer, al almirante Canaris y a
otros militares de relevancia. Los ahorcamientos fueron filmados y fotografiados para
ser presentados a Hitler, pero éste se negó a ver la grabación, que aún existe y está
16
considerada como inaceptable para ser divulgada, por los horrores que en ella se
exhiben.
Su antiguo superior en África, el mariscal de campo Rommel, quien sabía del complot
pero no participó, fue obligado al suicidio. En las dos semanas siguientes al 20 de julio
de 1944 murieron unas 200 personas directamente implicadas. Más de 5648 personas
fueron ejecutadas los meses siguientes por las SS.
En ese mismo listado encontrado en la caja de seguridad del general Fromm en su
despacho del Bloque Bendler, se encontró el nombre de Speer, con la indicación en
manuscrito al lado de su nombre de: "¿Si fuese posible?" Esta simple anotación salvó
a Speer.
De todos los intentos de atentados contra Hitler, el del 20 de julio de 1944 fue el que
estuvo más cerca de lograr su objetivo.

Lugar exacto de la ejecución de Stauffenberg en Bendlerstrasse

Placa conmemorativa de Stauffenberg en Bamberg


A las 15:00 horas de ese mismo día, Hitler recibió a Mussolini en el lugar del atentado;
el hecho de que saliera ileso fue como una demostración divina de que debía seguir el
camino que se había trazado. Sin embargo, al poco tiempo de ocurrido el atentado,
Hitler empezó a padecer de cierta sordera en su oído derecho y además de aumentar los
temblores involuntarios en su mano derecha.
Durante los siguientes 10 meses de la guerra, hasta la rendición incondicional de
Alemania, murió la misma cantidad de personas como en los 50 meses que duró
la segunda guerra mundial hasta aquel entonces.
No solamente la familia de Claus von Stauffenberg, su esposa y sus hijos, sino todos los
miembros del clan von Stauffenberg fueron arrestados por las SS y encerrados en
diferentes cárceles y campos de concentración. Fue ordenada su ejecución sumaria, sin
embargo, estando al final del sitio de Berlín en mayo de 1945, las SS no ejecutaron la
orden y algunos de los von Stauffenberg se entregaron a un comando británico en el
norte de Italia.
17
Berthold von Stauffenberg, el hijo mayor, llegó al cargo de Mayor General en 1994,
después de 38 años de servicio en el ejército federal alemán. En 2007, declaró respecto a
su padre:
Tenía 10 años cuando perdí a mi padre, por tanto lo conocí muy poco. Mi madre estaba
encinta de su quinto hijo en el momento de ser detenida por la Gestapo. Ella admiraba
mucho a mi padre.
Fui a parar a un orfanato, hasta junio de 1945 y entonces me reencontré con mi madre en
la cárcel de Ravensburg.
Mi padre hizo algo muy valiente y positivo... porque no todos los alemanes eran nazis.3
Berthold von Stauffenberg

Placa conmemorativa de Stauffenberg en la Guarida del Lobo, lugar del atentado contra
Hitler
Inicialmente, es decir después de la Segunda Guerra Mundial y en consonancia con la
propaganda nazi, la acción de Claus von Stauffenberg fue considerada un acto de
traición por la mayoría de la población alemana, pero con el correr del tiempo y con el
intento de atentado colocado en su contexto en la Historia, se le ha dado categoría de
héroe en la lucha por la liberación del criminal régimen nazi. En la actualidad se ha dado
su nombre a la "Bendlerstrasse" de Berlín, en 1964 se emitió un sello postal en su
memoria, y en 2007 otro, en unión de Helmuth James von Moltke. Ha sido objeto de
otros diversos honores póstumos.

Stauffenberg logró colocar una poderosa bomba accionada por detonador químico a
menos de un par de metros del Führer y se retiró.
Sin embargo, uno de los presentes, Heinz Brandt, tropezó con el maletín que portaba
el artefacto y lo trasladó detrás de las gruesas patas de la mesa donde se
apoyaba Hitler. La bomba explotó y mató a cuatro personas e hirió de leve
consideración a Hitler.
Operación Valquiria:
Historia de la audaz conspiración para matar a Hitler
El 20 de julio de 1944 el coronel Claus von Stauffenberg casi cambió para siempre la
historia de la Segunda Guerra Mundial.
El 8 de noviembre de 1939 la suerte salvó a Adolf Hitler de una muerte segura.
18
El carpintero suavo Georg Elser había estado a punto de acabar con la vida del Führer
tras poner un artefacto explosivo en el Bürgerbraükeller, un local de Munich, pero Hitler
se había salvado gracias a que se había retirado del lugar 20 minutos antes que la bomba
-que mató a 8 personas y dejó a otras 63 heridas- estallara.
El proyecto de derrocar a Adolf Hitler por parte de los propios militares alemanes
empezó a gestarse de manera soterrada en 1938, por parte de algunos altos oficiales de la
Wehrmacht deseosos de evitar una gran guerra a escala europea.
Entre estos conspiradores se encontraban el general Ludwig Beck, antiguo jefe de
Estado Mayor, y el mariscal de campo Erwin von Witzleben, sin embargo la indecisión
de los generales del ejército Franz Halder y Walter von Brauchitsch impidió ejecutar
tales planes.

General Ludwig Beck Mariscal Erwin von Witsleben General Franz Halder General Walter von Brauchitsch
1880-1944 1881-1944 1884-1872 1881-1948

En 1941, después del comienzo de la Operación Barbarroja, la invasión de la Unión


soviética, se formó otro grupo de resistencia dirigido por el coronel Henning von
Tresckow, quien trabajaba como parte del Estado Mayor del general Edor von Vock, su
tío. Tresckow pensaba que la guerra contra los rusos estaba perdida de antemano y que
esta situación conduciría a Alemania (tal como terminó ocurriendo) al abismo.

Coronel Henning von Tresckow Mariscal Fedor von Vock


1901-1944 1880-1945

Henning Von Tresckow, jefe del estado mayor del segundo ejército en la sección
meridional del frente oriental desde finales de 1943, un militar profesional y ferviente
defensor de los valores prusianos, había sido un admirador de Hitler desde el principio,
pero pronto se había convertido en un implacable detractor del régimen nazi.

19
Después del desastre de Stalingrado, que supuso la captura por parte de los soviéticos
del VI ejército alemán del mariscal von Paulus, Tresckow consideraba a Hitler el
responsable de la ruina segura de Alemania, por lo que se mostró dispuesto a asesinarlo,
tras asegurarse la colaboración de otros militares y funcionarios como el antiguo jefe del
estado mayor Ludwig Beck, el comisario de precios del Reich Carl Goerdeler, el
ministro de finanzas de Prusia Johannes Pipitz, el ex embajador alemán en Roma Ulrich
von Hassell, el coronel Hans Oster, el magistrado Hans von Dohnanyi y otros
uniformados, entre los que destacaban Fabian von Schalebrendorff y Rudolph-Christoph
Freiherr von Gersdorff.

Carl Friedrich Gordeler Johannes Pipitz Ulrich von Hassell Coronel Hans Oster Hans von Dohnanyi
1884-1945 1884-1945 1881-1944 1887-1945 1902-1945

Fabian von Schalebrendorff Rudolph-Christoph Freiherr von Gersdorff


1907-1980 1905-1980

Uno de los problemas evidentes de la conspiración para matar al Führer consistió en


cómo acercarse lo suficiente a Hitler, ya que éste siempre estaba fuertemente custodiado
por sus guardaespaldas de las SS, con sus pistolas siempre a la mano.
Por ello, el principal plan consistió en matar a Hitler con una bomba.
Tresckow le pidió a uno de los miembros del séquito de Hitler, el teniente coronel
Heinz Brandt, que viajaba en el avión de Hitler, que le llevara un paquete de su parte al
coronel Helmuth Stieff, del alto mando del ejército.

Tte. Coronel Heinz Brandt Coronel Helmuth Stieff


1907-1944 1901-1944

20
El paquete parecía contener dos botellas de coñac, pero en realidad se trataba de las
dos partes de una bomba que había construido Tresckow.
Schalebrendorff llevó el paquete al aeródromo y, después de activar la bomba para
que estallara 30 minutos después, se lo entregó a Brandt justo cuando éste subía al avión
de Hitler.
Todos pensaban que el avión explotaría en el cielo antes de que Hitler aterrizara en
Minsk, pero nada de eso sucedió, pues Hitler aterrizó sano y salvo en ese lugar.
Al parecer, el intenso frío había impedido la detonación de la bomba.
Hitler se había salvado milagrosamente por segunda vez.
Al poco tiempo se produciría otra ocasión para acabar para siempre con Hitler.
Gersdorff se ofreció a sacrificar su vida para matar a Hitler durante la ceremonia del
“Día de los Héroes”, que se iba a celebrar en Berlín el 21 de marzo de 1943.
El atentado se cometería mientras Hitler estuviera visitando la exposición del botín de
guerra capturado a los soviéticos.
Cuando llegó el día, Gersdorff se puso a la entrada de la exposición y levantó el brazo
derecho para saludar a Hitler cuando éste paso por su lado junto a su séquito, accionando
al mismo tiempo con la mano izquierda el detonador de una bomba que debía estallar en
10 minutos. Se suponía que Hitler permanecería en el lugar durante media hora, el
tiempo suficiente para que la bomba estallara en el lugar y lo matara, pero Hitler, por
miedo a los bombardeos aliados, sólo permaneció en el lugar unos cuantos minutos antes
de irse.
Gersdorff no pudo seguirlo y debió ir de prisa a uno de los baños para desactivar la
bomba.
Una vez más, una suerte asombrosa parecía acompañar a Hitler.
En 1942, Tresckow, con ayuda del general Hans Oster, logró reclutar en su núcleo de
oposición al general Friedich Olbricht, quien dirigía la oficina principal del ejército en
Berlín, controlando allí un sistema de comunicaciones autónomo que unía a las unidades
militares de reserva aún estacionadas en territorio de Alemania.
Los conjurados buscaron sin éxito unir a su conspiración a los mariscales de campo
Erich von Manstein y Gerd von Rundstedt, dos militares veteranos que gozaban de gran
prestigio en la Wehrmacht por sus éxitos y conocimientos de táctica en combate, quienes
podrían ayudar a un efectivo derrocamiento del régimen nazi y no a un mero asesinato
de Hitler y, aunque éstos rehusaron unirse al derrocamiento, no delataron la
conspiración.
“Los mariscales prusianos no se amotinan”, fue la respuesta que les dio Manstein,
famoso por ser el cerebro de la guerra relámpago que supuso la caída en 1940 de Bélgica
y Francia.
Cuando el coronel Treschkow fue trasladado en 1943 al mando de un regimiento,
lejos de su influyente puesto en el cuartel general de Ejércitos Centro, todos pensaron
que la conspiración debía suspenderse.
21
Para mayores inconvenientes, casi simultáneamente, el general Günther von Kluge,
comandante del Grupo de Ejércitos Centro en el frente ruso, quien estaba al tanto de los
planes para matar a Hitler, resultó herido en un accidente y fue reemplazado por el
general Ernst Busch, un decidido partidario del líder alemán.
Esa situación hubiera permanecido stand by durante largo tiempo, de no mediar la
intervención de un militar que le imprimiría nuevos dinamismos a los esfuerzos de los
conspiradores para acabar con la vida de Adolf Hitler.
Su nombre era Claus Schenk Graf Von Stauffenberg.
El historiador Ian Kershaw, en su notable libro “Hitler: la biografía definitiva”, cuenta
que Claus Schenk Graf Von Stauffenberg “procedía de una aristocrática familia suava;
el propio Claus era conde.
Como muchos jóvenes, al principio se sintió atraído por algunos aspectos del
nacionalsocialismo, especialmente por su insistencia en unas fuerzas armadas fuertes y
su política exterior al tratado de Versalles, pero se oponía a su antisemitismo racial. La
creciente barbarie del régimen le horrorizaba.
A finales de la primavera de 1942 se volvió irremediablemente en contra de Hitler,
influido por los incontrovertibles relatos de primera mano de las matanzas de judíos
ucranianos efectuadas por hombres de las SS.
En abril de 1944, mientras servía en el norte de África, con la décima división Panzer,
resultó gravemente herido: perdió el ojo derecho, la mano derecha y dos dedos de la
mano izquierda.
Pero después de que le dieran de alta en el hospital, en agosto mientras hablaba con
Friedrich Olbricht, éste le tanteó para ver si se quería unirse a la resistencia. No había
muchas dudas de cuál sería su respuesta. Ya había llegado a la conclusión de que la
única forma de librarse de Hitler era matándole.
Ya, a principios de septiembre, Stauffenberg había conocido a los principales
hombres de la oposición. Como Treschkow, era un hombre de acción, un organizador
más que un teórico”.

El coronel Claus von Stauffenberg

22
Stauffenberg adolescente y scout.

Claus von Stauffe

nber
g: Childhood

23
Claus von Stauffenberg was born in the family
castle--Jettingen (1907). Claus had a twin who died in
infancy. The family home was located between Ulm
Figure 1.--Here are the Stauffenberg
and Augsburg in eastern Swabia. At the time this was boys in a portrait taken taken (1915)
part of Bavaria. Claus had twin older brothers at the old castle in Stuttgart, where
(Berthold and Alexander). The boys were dressed in the family lived most of the time until
fancy clothes, similar to aristocratic boys before the 1919. The boys are dressed in fancy
dress-up velvet suits resembling Lord
Weimar Republic canceled all artitocratic titles Faunterloy outfits. The three boys
(1919). Here the boys wear Fauntleroy type outfits (from left to right) are Alexander,
with large ruffled collars and large red sashes (figure Claus, and Berthold. They wear
1). They were dressed up for a portrait. We are not identical velvet jackets and knee
sure how they were dressed for everday wear. A pants with white ornamental buttons,
wide sashes, and elaborate white
couple years later the boys are all dressed alike with collars. Note Claus's long curled
knee pants suits and large white collars and with the hair, the only differebce in how the
same short hair cuts. The boys were very close. You boys were dressed uo. The two twins
can see that in the portrait here. Alexander has his (Alexander and Bertholdt), who are 2
years older, have had their hair cut
hand on Claus's shoulder. They were raised in a shorter in more grown-up fashion.
staunchly Catholic family. The boys developed a The boys wear white ankle socks with
highly developed sence of ethics. Their parents the velvet suits.
encouraged the arts, including music and literature.
The boys learned to play musical instruments and you
can see them playing on the previous page. Claus was the quiet brother, although not shy.
His most intimate friend was Berthold. Claus as a boy developed interests in literature,
music, arts and horseback riding. He was musically inclined. He had an excellent voice. He
also learned to play both the violoncello and piano. He even considered becoming a
musician. The Staufenberg boys joined the Neupfadfinder, a German Scout association and
part of the German Youth movement. Claus was highly intelligent, but not arrogant. He had
an extrodinary ability to make friends. He was also very good in sports. He developed a
passion for horses and would eventually earn a place on the German Olympics team.

Los conjurados decidieron que, después de matar a Hitler, debían apoderarse también
del Estado Nazi, así que se les ocurrió la idea de reformular un plan operativo, cuyo
nombre en clave era “Valquiria”, que ya había elaborado Olbricht y habría aprobado
Hitler para movilizar al ejército de reserva dentro de Alemania en caso de que hubiera
graves disturbios internos. El único problema era que la orden debía darla el coronel
general Friedrich Fromm, un oportunista militar que si bien no era especialmente
devoto de Hitler, era alguien que en todo orden de asuntos no tomaba partido y no se
comprometía sino hasta último momento, cuando estaba seguro que las circunstancias
estaban a su favor.
Tras conversar, Staufenberg y Tresckow decidieron que, dadas las fuertes medidas de
seguridad que siempre rodeaban a Hitler, el atentado debía realizarse en el cuartel
24
general del Führer, que por ese entonces era su residencia del Berghof, en Baviera, y la
famosa “Guarida del Lobo”, en Prusia oriental. El siguiente problema que quedaba
pendiente era entonces uno sólo: ¿Qué persona perpetraría el atentado contra Adolf
Hitler?

El coronel Claus von Stauffenberg y su esposa.

El coronel Claus von Stauffenberg (a la izquierda) antes de ser herido en el norte de África.

Stauffenberg quería que el atentado a Hitler se realizara a fines de noviembre. Así que
contactó al capitán Axel von dem Bussche, quien se ofreció a sacrificar su propia vida
detonando una granada mientras el Führer visitaba una exposición de nuevos uniformes
que debía celebrarse en diciembre de 1943, pero la mala fortuna seguía conspirando
contra los planes de los conjurados, pues un bombardeo aéreo destrozó el tren que
llevaba los uniformes y el mismo Bussche resultó herido en el frente oriental en enero de
1944, perdiendo una pierna.
Posteriormente el edecán Rittmeister Eberhard Von Breitenbuch, que debía
acompañar al mariscal de campo Busch en su reunión con Hitler el 11 de marzo de 1944
en su residencia del Berghof, se ofreció para dispararle a Hitler en la cabeza con su

25
pistola Browning que llevaba oculta en su bolsillo trasero, pero en esa oportunidad no
pudo acercarse a Hitler, pues no se permitió entrar a la reunión a los edecanes.

Sin embargo, el 1 de julio de 1944 Stauffenberg fue ascendido a coronel y nombrado


jefe del estado mayor del general Fromm, lo que le permitió tener acceso a las reuniones
informativas con el mismo Hitler. De ese modo, Stauffenberg ya no necesitaba buscar a
nadie para perpetrar el asesinato, pues podía hacerlo él mismo. “Es hora de hacer algo”.
Pero el hombre que tenga el valor de hacer algo debe hacerlo sabiendo que pasará la
historia de Alemania como un traidor. Sin embargo, si no lo hace, será un traidor de su
propia conciencia”, les dijo Stauffenberg a sus compañeros.

El atentado en la “Guarida del Lobo”


El 20 de julio de 1944 Stauffenberg y su edecán, el teniente Werner von Haeften,
después de un vuelo de dos horas desde Berlín, llegaron a la “Guarida del Lobo”, el
centro de operaciones de Hitler en Prusia Oriental, para reunirse con el mismo Hitler y
otros oficiales.
Stauffenberg llevaba en su maletín dos artefactos explosivos, que estallarían 15
minutos después de ser activados.
Con el pretexto de que tenía que refrescarse y cambiarse de camisa, ambos fueron al
baño a colocar los temporizadores de las bombas, pero justo en ese momento se requirió
urgentemente la presencia de Stauffenberg en el salón, por lo que éste cerró rápidamente
su maletín, de modo que no alcanzó a activar el temporizador del segundo aparato
explosivo, que su edecán guardó nerviosamente en su propio maletín.

El historiador Ian Kershaw explicó que ese “fue un momento decisivo. De haber
metido Haeften el segundo artefacto en el maletín de Stauffenberg junto al primero,
incluso sin la carga, la explosión lo habría hecho estallar, con lo que su efecto se habría
más que duplicado. En ese caso, lo más seguro es que no hubiera sobrevivido nadie”.

26
Los cabecillas de la Operación Valquiria, personificados en la película del mismo nombre.

Tras volver al salón, donde se encontraba Hitler y varios de sus generales en plena
reunión informativa, Stauffenberg y su edecán se las arreglaron para poner el maletín
con la bomba en la pata derecha de la gran mesa de roble del despacho, a pocos metros
de Hitler.
A continuación, Stauffenberg y su edecán buscaron una excusa para salir de nuevo de
la sala, algo que no llamó la atención entre los presentes pues eran comunes las idas y
venidas durante las reuniones diarias.
Cuando Stauffenberg y Haeften se aprestaban a tomar un auto para salir de la
“Guarida del Lobo”, escucharon una ensordecedora explosión procedente de la cabaña
donde se encontraba Hitler.
A continuación, no sin dificultad, se dirigieron al aeródromo para regresar a Berlín,
no sin que antes Haeften tirara el paquete que contenía el segundo explosivo por el
camino.
Ambos estaban satisfechos, pues creían que Hitler había muerto en la explosión.

La salvada milagrosa de Hitler


El historiador Ian Kershaw, rememorando lo que ocurrió después que explotó la
bomba, relata que “Hitler estaba inclinado sobre la pesada mesa de roble, estudiando en
27
un mapa posiciones de reconocimiento aéreo, apoyado en un codo y con la barbilla en la
mano, cuando la bomba estalló con un refulgente fogonazo azul y amarillo, y una
explosión ensordecedora.
Las ventanas y las puertas reventaron, se elevaron densas nubes de humo y volaron
por todas partes cristales rotos, trozos de madera y de papel, y otros desechos. Partes de
la cabaña destrozada estaban en llamas. Durante algún tiempo aquello fue un caos.
Había 24 personas en la cabaña en el momento de la explosión. Algunos fueron
arrojados al suelo o lanzados por la habitación. Otros tenían el pelo o la ropa en llamas.
Se oían gritos pidiendo ayuda. Unas formas humanas caminaban dando tumbos
(conmocionadas, medio cegadas, con los tímpanos rotos) en medio del humo y los
escombros, buscando desesperadamente la salida entre las ruinas de la cabaña. Los
menos afortunados yacían entre los escombros, algunos mortalmente heridos.
De todas las personas que se encontraban en la cabaña, sólo el mariscal Wilhelm
Keitel y Hitler no sufrían conmoción, y Keitel era el único que no tenía los tímpanos
rotos”.

Adolf Hitler y el dictador italiano Benito Mussolini


inspeccionando la sala donde estalló la bomba dejada por Stauffenberg.

Kershaw agrega que “sorprendentemente, Hitler había sobrevivido y sólo había


sufrido algunas heridas superficiales. Tras la conmoción inicial de la explosión,
comprobó que estaba ileso y que se podía mover, y se dirigió a la puerta entre los
escombros, apagando a golpes las llamas de sus pantalones y quitando el pelo
chamuscado de la nuca.
Tropezó con Keitel, que le abrazó, llorando y gritando: “¡Mi Führer, estás vivo, estás
vivo!”. Keitel ayudó a salir del edificio a Hitler, que tenía rasgada la chaqueta del
uniforme, y los pantalones negros y los largos calzoncillos blancos hechos jirones, pero
podía andar sin problemas. Regresó inmediatamente al búnker.
Avisaron en seguida al doctor Morell. Hitler tenía el brazo derecho hinchado y
dolorido, y apenas podía levantarlo, hinchazones y rasguños en el brazo izquierdo,
quemaduras y ampollas en las manos y las piernas (que también estaban llenas de
astillas de maderas) y cortes en la frente. Pero éstas, junto con los tímpanos rotos, eran
las peores lesiones que había sufrido.
28
Cuando su ayuda de cámara, Linge, entró corriendo y presa del pánico, Hitler estaba
tranquilo y le dijo con una sonrisa sardónica: “Linge, alguien ha intentado matarme”…
Para entonces, las sospechas del atentado ya recaían sobre el desaparecido
Stauffenberg”.

Fracasa la Operación Valquiria


En Berlín, en tanto, comenzó a reinar la incertidumbre y la indecisión entre los
conjurados.
El general Fromm, que estaba al tanto del intento de asesinato, se negó a firmar la
orden para poner en marcha la operación Valquiria, pues no estaba seguro de que Hitler
hubiera muerto. De hecho, había hablado telefónicamente con Keitel y éste le había
asegurado que el Führer sólo tenía heridas leves.
La conspiración para matar a Hitler y derrocar al régimen nazi había fallado no sólo
porque éste estaba vivo, sino porque también se habían dejado demasiados cabo sueltos
(los amotinados no habían volado el centro de comunicaciones del cuartel de Hitler, no
detuvieron a los altos dirigentes del Partido Nazi y de las SS, no se silenciaron las radios
de Berlín y no transmitieron ningún mensaje radiofónico a la población alemana).

Un oficial alemán muestra cómo quedaron los pantalones de Hitler después de la explosión.

El grupo de conspiradores, recluidos en el edificio del alto mando de la Werhmacht en


el Bendlerblock, finalmente fueron rodeados por un batallón de guardias que ya habían
sido alertados del frustrado atentado.
Después de un intercambio de disparos, Stauffenberg fue herido en un hombro,
mientras que el general Fromm, que había estado detenido en un cuarto, retomó el
29
control de la situación y arrestó a todos los presentes, aunque permitió que el general
Ludwig Beck se quedara con su arma para que pudiera suicidarse, cosa que éste
consiguió a medias (debieron rematarlo después).
Intentando demostrar que no tenía nada que ver con la conspiración, Fromm volvió a
su despacho y celebró un consejo de guerra sumarísimo en nombre del Führer: Mertz
Von Quirnheim (un amigo de Stauffenberg muy involucrado en la conspiración), el
general Olbricht, el edecán Hoeften y “este coronel cuyo nombre no mencionaré”
(refiriéndose a Stauffenberg), fueron condenados a muerte.
Fromm desconocía que después de estos acontecimientos sería igualmente arrestado y
ejecutado en marzo de 1945.

A las 0:10 del 21 de julio los cuatro condenados fueron llevados al patio del edificio,
donde les aguardaba un pelotón de fusilamiento formado por 10 hombres del batallón de
guardia.
Cuando el pelotón se disponía a disparar sobre Stauffenberg (el general Olbricht ya
había sido fusilado), su edecán Hoeften se arrojó delante de él y murió primero.

30
Cuando volvieron a colocar a Stauffenberg en el paredón, esté exclamó antes de caer
abatido por los disparos: “Larga vida a la sagrada Alemania”.

«Aquí murieron por Alemania»


Placa recordatoria a Ludwig Beck, Friedrich Olbricht, Claus Graf Schenk von Stauffenberg,
Albrecht Ritter Merz con Quinheim y Werner von Haeften.
Fusilados el 20 de julio de 1944.

31
El coronel Claus Von Stauffenberg (a la derecha de la fotografía).
Con motivo del atentado fallido a Adolf Hitler, la GESTAPO, la policía política del
régimen nazi, arrestaría a más de cinco mil personas. La mayoría de las ejecuciones
relacionadas con el golpe de julio de 1944 se producirían durante las siguientes semanas
32
e incluso en los meses posteriores. Cuando terminó la matanza, la cifra de muertos entre
los implicados ascendía a unas 200 personas.
Después de reunirse con el dictador italiano Benito Mussolini el mismo día 20 de julio
(la reunión estaba agendada desde hacía semanas y Hitler no quiso suspenderla pese a
sus heridas), el Führer le dijo que lo había protegido la Providencia: “Cuando lo pienso
detenidamente, llego a la conclusión, debido a mi maravillosa salvación, mientras otros
que estaban en la habitación sufrieron grandes heridas, de que no me va a suceder nada”.

 
A la medianoche de ese día, Hitler se dirigió a todos los alemanes por radio en cadena
nacional, informándoles que “una pequeña camarilla de oficiales estúpidos, ambiciosos,
sin escrúpulos y al mismo tiempo criminales han urdido una conspiración para
eliminarme y al mismo tiempo erradicar conmigo a (la cúpula) del estado mayor de las
fuerzas armadas alemanas…Pero he sobrevivido, lo que es una señal de la Providencia
de que debo seguir con mi tarea y, por tanto, la continuaré”.
El historiador Ian Kershaw, a este respecto, concluyó en su biografía que “en realidad,
como tantas otras veces en su vida, no había sido la Providencia lo que había salvado a
Hitler, sino la suerte; una suerte endemoniada”.
Operación Antropoide
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Operación Antropoide consistió en el
atentado contra el más poderoso y temido de los jerarcas nazis,
el Obergruppenführer (Teniente General) Reinhard Heydrich, jefe de la RSHA, Protector
de Bohemia y Moravia y uno de los artífices de la solución final.
Índice
1 Contexto
33
2 Operación Antropoide (Operation Anthropoid)
3 La operación
4 Consecuencias del atentado
5 Referencias
6 Enlaces externos

Contexto
En el año 1941, los ejércitos alemanes avanzaban sin dificultades hacia Moscú.

En el Atlántico, los submarinos alemanes hundían los barcos de los aliados, y Japón
dominaba en el Pacífico.

La situación para los aliados era crítica.


El mismo año, Heydrich fue enviado por el comandante de las SS Heinrich
Himmler a Praga para relevar al Gauleiter Konstantin von Neurath, que se mostraba
demasiado condescendiente con los checos.

Heinrich Himmler Rheinhard Heynrich Konstantin von Neurath Karl Hermann Frank
1900-1945 1904-1942 1873-1956 1898-1946
34
De este modo, Himmler alejaba momentáneamente a quien le hacía sombra
ante Hitler y, asimismo, este último enviaba a la capital checa a uno de los más
competentes y temidos de la cúpula de las temibles SS.
La falta de mano dura de von Neurath había desembocado en atentados, huelgas y
un ambiente de desestabilización en el protectorado alemán.
Heydrich asumió como Reichsprotektor el 27 de septiembre de 1941.
Heydrich tenía un segundo al mando, el Gruppenführer (General de División) Karl
Hermann Frank, el ex Secretario de Estado de von Neurath, siendo Frank no menos
competente que él mismo.
Heydrich se puso desde el primer día manos a la obra y decretó la ley marcial,
detuvo a numerosos intelectuales y los ejecutó, e incluso arrestó al Primer
Ministro Alois Eliáš, miembro del gobierno títere checo impuesto por los propios
alemanes y fusilado el 19 de junio de 1942.
El total de ejecutados alcanzó la cifra de 550, lo que le valió los apodos de El
carnicero de Praga o La bestia rubia.
Heydrich se instaló en el Castillo de Praga para gobernar el territorio checoslovaco.

Su gestión diezmó la resistencia checa, responsable de diversos sabotajes, y


aumentó la fabricación de material militar.
Una vez logrado esto, Heydrich aplicó la política del palo y la zanahoria, aumentando
los beneficios laborales pero a su vez imponiendo una mano dura en el gobierno.
El aparente estado de bonanza económica logrado en el Protectorado despertó
cierto grado de filiación en la población checa hacia el nazismo.

Operación Antropoide (Operation Antropoid)


Se hacía necesario mantener la resistencia en las tierras checas.
Para mostrar a los Aliados que los checos también eran amigos, el presidente checo,
exiliado en el Reino Unido, Edvard Beneš, aceptó un plan de Winston Churchill para
desestabilizar el régimen nazi en Checoslovaquia, ya que la hábil política de Heydrich
había llevado a la población a aceptar de muy buen grado la ocupación gracias a las

35
condiciones de vida excepcionalmente favorables que Heydrich había impuesto a
cambio de una producción militar eficiente para el Tercer Reich.

Edvard Beneš
1884-1948

Esto atentaba contra los intereses aliados, ya que la sumisión de Checoslovaquia


podría ser imitada por otros países y así acabar indirectamente con la resistencia y
fortalecer el nazismo en Europa.
Según el diputado laborista británico T. Paget, para Londres era vital que muriera
Heydrich y nada mejor que esa muerte causara un holocausto en alguna ciudad,
producto de la represalia que acarrearía tal acción. Esa represalia daría, como resultado
final, que la población checa se volcaría a apoyar decididamente a la resistencia, la cual
recibiría a su vez el apoyo logístico de Londres.
«En Praga hay dos personas que representan el exterminio. Es el líder sudeto-
alemán Karl Hermann Frank y el recién llegado Heydrich. Es necesario que uno de ellos
pague por ello».
Palabras del coronel František Moravec, jefe del servicio de inteligencia
checoslovaco, a Jozef Gabcík, en octubre de 1941.

František Moravec Josef Gabcík


1895-1966 1912-1942

Para ello se planeó el atentado contra uno de sus líderes más poderosos.
Reinhard Heydrich era incluso considerado por Hitler como su eventual sucesor. A su
edad (38 años) dirigía la poderosa Oficina Central de Seguridad del Reich y era, con
mucho, uno de los líderes más odiados de la Alemania Nazi.
Tan temido era Heydrich que él mismo consideraba imposible que alguien se
atreviera a atentar contra su persona.
36
La operación
La operación comenzó la noche del 28 de diciembre de 1941 con la llegada de dos
comandos checos, los Rotmistr (Sargentos) Jan Kubiš y Jozef Gabčík, provenientes
del Reino Unido a bordo de un bombardero Halifax perteneciente al escuadrón 138 de
la RAF, que fueron lanzados en paracaídas junto con otros comandos británicos.

Jan Kubiš Jozef Gabčík Karel Čurda Josef Valčík


1913-1942 1912-1942 1911-1947 1914-1942

Por un error de navegación se los lanzó en Nehvizdy, a 20 km de la capital checa,


pero provistos de papeles falsos de identificación y vestidos de paisanos lograron
contactar a la resistencia checa en Pilsen.
En Praga contactarían a otro guerrillero, Karel Čurda, para ultimar los detalles con la
resistencia checa.
Una vez contactados, comenzaron por estudiar minuciosamente los hábitos de
desplazamiento de Heydrich y advirtieron que invariablemente empleaba la misma
ruta cuando marchaba desde el castillo hacia el aeropuerto, en Praga, y siempre a la
misma hora. La elaboración del atentado era sumamente simple: emboscar
el cabriolet de Heydrich y asesinarlo.
En la ruta del Castillo de Praga a las oficinas de Heydrich había una curva muy
cerrada que obligaba al chofer a aminorar la velocidad del vehículo del dirigente nazi y
este fue el punto de ataque elegido.
Por fin, después de varios ensayos y titubeos, la fecha del atentado fue fijada para la
mañana del 27 de mayo de 1942.
El martes 26 por la noche, Heydrich asistió con su esposa Lina a un homenaje a su
padre, el músico Bruno Heydrich, en el palacio de Waldstein, en Praga. La última foto
en vida le fue tomada a la salida del homenaje.

37
Última fotografía de Heydrich, tomada el 26 de mayo de 1942.

Tres guerrilleros se apostaron en un recodo del camino a la entrada a Praga, justo


por donde pasaría Heydrich ese domingo. Uno de ellos, Kubiš, llevaba una granada
británica antitanque No. 73 modificada; otro, Gabčík, un subfusil Sten y el tercero,
teniente Josef Valčík, haría las señales con un pequeño espejo.
El día fijado suponían que Heydrich pasaría por allí cerca de las diez de la mañana,
pero excepcionalmente, y para sorpresa de los comandos, no apareció a la hora
estimada, por lo que se pusieron muy nerviosos y pensaron en abortar la misión.
Heydrich, en efecto, se había retrasado, pues de modo inusual se había quedado
media hora más en el castillo para atender un asunto urgente de última hora, pero
después subió a su coche descapotable y tomó la ruta habitual.
Cuando ya iban a abandonar la zona, Valčík avisó a los demás que el vehículo venía
en camino y sin escolta, por lo que los militares rápidamente volvieron a sus puestos.
El coche en el que venía Heydrich no llevaba protección, pues este pensaba que era
imposible arriesgarse a atentar contra alguien tan poderoso como él.
Al llegar a la curva, el Mercedes-Benz 320 redujo la velocidad y en ese momento
Gabčík empuñó su Sten con la intención de abrir fuego, pero el arma se bloqueó y
Gabčík se puso muy nervioso, mientras observaba al temido jefe de las SS.
Heydrich, al percatarse de la situación, se levantó del asiento con el coche aún en
marcha y se aprestó a sacar su Luger para repeler el ataque.
Gabčík, completamente aterrorizado, abandonó el subfusil lanzándolo a la vereda y
echó a correr. Kubiš, menos nervioso, pudo activar la granada y arrojarla en el
momento justo en que Heydrich apuntaba con la pistola en su dirección, cayendo al
costado de la rueda trasera derecha.
El Oberscharführer (suboficial) Klein, chofer de Heydrich, pistola en mano también,
consiguió bajarse en persecución de Kubiš.
En ese momento, la granada estalló al lado de la puerta trasera derecha, alcanzando las
esquirlas en la espalda de Heydrich, hiriéndole. Instintivamente, se volteó protegiendo
su rostro con los brazos; aun así, pudo bajarse del vehículo y lograr dar algunos pasos y
disparar a los atacantes, antes de quedar tumbado en la acera agarrado a una reja y
desangrándose.

38
El SS Klein alcanzó a Kubiš en una esquina, pero este le disparó por sorpresa, dejándolo
malherido.
Kubiš tomó una bicicleta y escapó del lugar.

Recompensa ofrecida por los nazis para capturar a Josef Valčík

Un Sten Mark II, similar al empleado por Gabčík.


El resto de los guerrilleros checos lograron huir a la carrera, con la amarga sensación de
haber fallado en el objetivo de la misión.

El Mercedes-Benz 320 de Heydrich tras el atentado.


Heydrich fue auxiliado por una mujer checa y llevado al hospital de Bulovka, en Praga,
donde insistió en ser atendido solamente por médicos alemanes. Las heridas de
Heydrich comprometían el bazo; había restos de crin del relleno del asiento, la tela,
metales y parte de su uniforme. Parecía que Heydrich podría salvarse si era tratado a

39
tiempo, pero un obstinado Heydrich prefirió ser atendido por doctores de absoluta
confianza.
El Reichsführer-SS Heinrich Himmler envió al médico del Waffen-SS Karl Gebhardt,
quien inició un tratamiento con sulfamidas. El retraso en recibir atención médica
permitió que las esquirlas de metal y restos de crines del asiento incrustados infectaran
no solo la herida, sino que se propagaran al torrente sanguíneo a través del bazo que
estaba abierto.
Esto probablemente le costó la vida, pues cuarenta y ocho horas después las heridas
recibidas, en especial una esquirla alojada en el bazo, se infectaron y provocaron
una septicemia generalizada, que al cabo de ocho días le causaron la muerte.
Mientras Heydrich estaba en el hospital, las tropas SS salieron a las calles de Praga y se
dedicaron a buscar a los guerrilleros. Aunque se detuvo a miles de sospechosos, no
lograron dar con su paradero y se ofreció una recompensa de 100.000 coronas checas a
quien revelara el escondite de los atacantes de Heydrich. Pero mientras tanto Heydrich
fallecía sin salir del coma el 4 de junio de 1942. Se empezó ofreciendo recompensas y
se desató una ola de ejecuciones en la capital checa.

Ventanilla de la Iglesia de San Cirilo, que da a la cripta en donde fueron acorralados los
guerrilleros.
Al final, el 16 de junio, uno de los implicados, Karel Čurda, impactado con la ola de
ejecuciones entre la población checa, cometió delación y se presentó ante el
Obergruppenführer Karl Hermann Frank, traicionando a sus camaradas. Los denunció al
SS dando su paradero, con la esperanza ingenua de que, si sacrificaba a sus
compañeros, las ejecuciones sumarias se detendrían, lo que en la realidad no sucedió.
Los guerrilleros checos se habían refugiado en la antigua iglesia de los Santos Cirilo y
Metodio, en una especie de cripta subterránea con catacumbas, donde una de las
ventanillas daba a la calle.
Finalmente, los principales perpetradores del atentado, Josef Bublík, Jozef Gabčík, Jan
Hrubý, Jan Kubiš, Adolf Opálka, Jaroslav Švarc y Josef Valčík, quedaron atrapados en la
iglesia. A las 4:15 del 18 de junio de 1942, la cripta fue rodeada y asediada por
ochocientos soldados del Heer y el Waffen-SS. Después de una lucha de siete horas, los
nazis habían perdido catorce hombres y otros veintiuno resultaron heridos. Seis

40
comandos se suicidaron para no caer vivos en manos alemanas; el séptimo, Kubiš, que
había sido gravemente herido por la metralla de una granada, murió desangrado. 5
 Miembros del comando checo autor del atentado

Jan Kubiš
Sargento
Perteneciente a las fuerzas checas en el exilio. Reclutado por el SOE para el contacto
con la clandestinidad checa-Activó la granada de mano que hirió de gravedad a
Heydrich.
 

Jozef Gabčík
Sargento.
Soldado eslovaco reclutado por el SOE para apoyar en el remate de la Operación.
 

Adolf Opálka
Teniente primero
Soldado checo reclutado por el SOE para dirigir la Operación.
 

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Karel Čurda
Sargento mayor
Soldado de las fuerzas checas en el exilio, reclutado por el SOE.
Cometió traición al revelar la ubicación de los autores del atentado.
Consecuencias del atentado[editar]

Lídice, destruida. Imagen de 1942.


El cuerpo de Heydrich fue llevado a Berlín y se le dio un funeral apoteósico, al cual
acudió toda la alta jerarquía nazi y donde el mismo Hitler estuvo presente,
mostrándose en todo momento apesadumbrado.
Hitler quiso emprender graves represalias contra los checos, pero como eso
perturbaría la producción industrial (tan necesaria para la guerra), las tropas SS de
Frank ejecutaron a 340 habitantes del pueblo de Lídice (192 hombres, 60 mujeres y 88
niños).
Lo mismo le sucedió a otro pequeño poblado llamado Ležáky dos semanas después: los
hombres asesinados, las mujeres enviadas a los campos de concentración y los niños
«arianizados» o enviados a las cámaras de gas. El resultado final de la represión por la
muerte de Heydrich fue de 1300 personas, entre partisanos, altos dirigentes checos y
víctimas circunstanciales, como los habitantes de Lídice.

Escultura conmemorativa de la Masacre de Lídice.


Luego, dicha población se hizo desaparecer de los mapas y físicamente.
En total murieron unos 4.600 checos como represalia por el asesinato de Heydrich. Con
la muerte de Heydrich se privó al régimen nazi del más brutal e inteligente esbirro que
pudo tener Hitler. Lamentablemente, los dados lanzados por Heydrich ya estaban
rodando y la muerte de cientos de miles de judíos no se detuvo con su muerte.

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Entre los miles de detenidos estuvo Ana Malinová, novia de Jan Kubiš, quien murió en
el campo de concentración de Mauthausen-Gusen.
Marie Opálková, tía del Nadporučík (teniente primero) Adolf Opálka, fue ejecutada en
Mauthausen el 24 de octubre de 1942. Su padre, Viktor Jarolím, también fue asesinado.
La Operación Antropoide fue el único intento exitoso de asesinar a un importante líder
nazi.
Karel Čurda fue recompensado con casi dos millones de Reichsmarks. Después de la
guerra, el 29 de abril de 1947, fue ejecutado en Praga por el delito de traición.
Atentado del 20 de julio de 1944
(Redirigido desde «Atentado del 20 de julio»)
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Atentado del 20 de julio de 1944

Estado en el que quedó la sala de conferencias


tras el atentado
Lugar Wolfsschanze,   Tercer Reich
Coordenadas 54°04′50″N 21°29′47″ECoorde
nadas:  54°04′50″N 21°29′47″
E (mapa)
Blanco(s) Adolf Hitler
Fecha 20 de julio de 1944
12.40 (UTC +1)
Tipo de Atentado
ataque
Arma(s) Maletín-bomba
Muertos 4
Heridos 8
43
Perpetrador( Claus von Stauffenberg
es)
Motivación Intento de golpe de Estado para
derribar a Adolf Hitler del poder
y hacerse con el Gobierno.
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El atentado del 20 de julio de 1944 fue un intento fallido de asesinar a Adolf Hitler,1
llevado a cabo por un grupo de oficiales de la Wehrmacht organizados por el coronel
conde Claus von Stauffenberg como parte de un golpe de Estado basado en la
denominada Operación Valquiria, un plan operativo de las reservas del Ejército a ser
puesto en práctica en caso de disturbios civiles o de una sublevación de los millones de
trabajadores de las fábricas alemanas.
Stauffenberg colocó una bomba en una sala de mapas dentro de la Guarida del Lobo,
cuartel general de Hitler, donde se encontraba reunido con sus generales. A pesar de
haber estallado la bomba, Hitler solo sufrió heridas leves. Como consecuencia del
fracaso del atentado fueron detenidas unas cinco mil personas, de las cuales unas
doscientas terminaron siendo ejecutadas.

Índice
 1Antecedentes
 2Preparativos
o 2.1Planes para un golpe de Estado
o 2.2Miembros del complot contra Hitler
 2.2.1Principales protagonistas
 3Jueves, 20 de julio de 1944
 4Consecuencias
o 4.1Represión
o 4.2Reacción fuera de Alemania
o 4.3Lista de conspiradores supervivientes
 5Memoria histórica
 6Véase también
 7Referencias
 8Bibliografía
 9Enlaces externos
Antecedentes[editar]
El proyecto de derrocar a Adolf Hitler empezó a gestarse de manera difusa y solapada
en 1938, por parte de algunos altos oficiales de la Wehrmacht deseosos de evitar una
gran guerra a gran escala en Europa. Entre estos conspiradores estaban el
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general Ludwig Beck, antiguo jefe de Estado Mayor, y el mariscal de campo Erwin von
Witzleben; sin embargo la indecisión de los generales del ejército Franz
Halder y Walther von Brauchitsch impidió ejecutar tales planes, mientras la política de
apaciguamiento seguida por Reino Unido y Francia en esos años les desanimaba de
realizar un acto concreto contra el régimen nazi.
Tras los resonantes triunfos de la Wehrmacht en las invasiones
de Polonia, Noruega, Francia, Bélgica y los Países Bajos, la popularidad de Adolf Hitler
aumentó muchísimo entre las masas alemanas y los oficiales de la Wehrmacht no
fueron ajenos a tal fenómeno, por lo cual a fines de 1940 se hizo muy difícil reclutar
conspiradores decididos a derrocar al régimen triunfante hasta entonces. Los
oponentes se dispersaron; y los planes se estancaron, a pesar de lo cual no se
desecharon a la espera de una nueva oportunidad política.
En 1941, tras el comienzo de la Operación Barbarroja, se forma otro grupo de
resistencia dirigido por el general Henning von Tresckow, quien trabajaba como parte
del Estado Mayor del general Fedor von Bock, su tío. Tresckow pensaba que la guerra
contra la Unión Soviética estaba perdida de antemano y que desangraría a Alemania en
hombres y recursos, colocándola frente a un abismo como nación. El reclutamiento de
opositores era muy difícil. Se hacía con mucha cautela y muy discretamente en las
residencias de los cabecillas y fuera de Berlín.

Estado en 2009 de la Guarida del Lobo, lugar de ejecución del atentado


A ello se sumaba el hecho que los destacados triunfos de la Wehrmacht en el frente
oriental durante 1941 desanimaron a la mayoría de los oficiales de participar en una
conspiración contra Hitler, aún reconociendo el peligro que implicaba
para Alemania una guerra contra la Unión Soviética. Desde allí, Von Tresckow reclutaba
nuevos conspiradores entre la oficialidad germana, pero sus planes no pudieron
avanzar mucho debido a los resultados de la batalla de Moscú en diciembre de 1941,
donde el avance alemán fue totalmente detenido por el Ejército Rojo lo cual significó
que Hitler le quitara a Fedor von Bock el mando del Grupo de Ejércitos Centro,
mientras que el general Walther von Brauchitsch también era relevado del mando de
tropas de forma humillante. Tresckow intentó reclutar al general Brauchitsch pero este
contestó que no se uniría a ningún grupo disidente; aunque tampoco haría nada por
impedir su actuación.
45
En 1942, Tresckow, con ayuda del general Hans Oster, logró reclutar en su núcleo de
oposición al general Friedrich Olbricht, quien dirigía la oficina principal del ejército
en Berlín, controlando allí un sistema de comunicaciones autónomo que unía a las
unidades militares de reserva aún estacionadas en territorio de Alemania. A fines de
año, Tresckow y Olbricht intentaron asesinar a Hitler con bombas barométricas en dos
oportunidades, una en el aeródromo de Smolensk y la otra en Berlín, pero ambos
planes fracasaron debido al fallo en los artefactos. También buscaron sin éxito unir a su
conspiración a los mariscales de campo Erich von Manstein y Gerd von Rundstedt, dos
militares veteranos que gozaban de gran prestigio en la Wehrmacht por sus éxitos y
conocimientos de táctica en combate, quienes podrían ayudar a un efectivo
derrocamiento del régimen nazi y no a un mero asesinato de Hitler y, aunque éstos
rehusaron unirse al derrocamiento, no delataron la conspiración.
En 1943, los planes para un golpe de Estado contra el Tercer Reich se vieron
favorecidos por el curso tomado por la guerra con la grave derrota de la batalla de
Stalingrado, absolutamente desfavorable para la Alemania nazi, la contraofensiva
soviética que culminó en la batalla de Kursk, y la total derrota germana en África del
norte tras la segunda batalla de El Alamein, que propició un ambiente de descontento
entre los militares por la dirección que Hitler hacía de la guerra. A mediados de ese
año Tresckow reclutó para la conspiración al coronel Claus von Stauffenberg, herido de
guerra en África, quien se mostró dispuesto a realizar personalmente el intento de
asesinar a Hitler. Ese año Olbricht sugirió a Tresckow un proyecto de golpe de Estado
ya avanzado: su organización estaba basada en un plan aprobado por Hitler en caso de
un estado de anarquía.
Había un plan de emergencia militar del Tercer Reich denominado Operación Valkiria,
previsto para usarse en caso de una revuelta masiva de los obreros extranjeros
esclavizados en Alemania, o en situación de un grave caos civil en la retaguardia debido
a los bombardeos aéreos. Dicho plan implicaba la movilización de unidades de la
Wehrmacht para restablecer la autoridad; y podía usarse según Olbricht para que
unidades militares de la reserva tomasen el control de las ciudades arrestando a los
líderes nazis, y desarmando a las SS y a la Gestapo tras la muerte de Hitler. Dicho plan
debía ser puesto en práctica por el veterano general Friedrich Fromm, jefe de las
reservas militares alemanas, y para asegurar el éxito del golpe de Estado era preciso
reclutar a Fromm en la conspiración o neutralizarlo en caso necesario, ya que existían
dudas acerca de su probable lealtad. Incluso a mediados de 1944 la conspiración
obtuvo un nuevo apoyo en el general Carl-Heinrich von Stülpnagel, jefe máximo de las
guarniciones germanas en Francia, quien ofreció tras la muerte de Hitler tomar el
control de París y negociar un armisticio inmediato con las
tropas estadounidenses y británicas que avanzaban y con la resistencia francesa. El

46
plan fue aprobado en el círculo de Tresckow, sólo había que dilucidar cómo, dónde y
cuándo se iba a llevar a cabo.
Las derrotas de las tropas alemanas entre 1943 e inicios de 1944 en que se
desarrollaron los sangrientos combates en Járkov y la ruptura del Cerco de Korsun-
Cherkassy dificultaron los planes de asesinar a Hitler, pues éste ya no aparecía en
público a diferencia de años pasados y pasaba la mayor parte del tiempo no en Berlín,
sino en su cuartel general militar conocido como Wolfsschanze ('Guarida del Lobo')
situado en Prusia Oriental, o en su refugio alpino de Berchtesgaden. En ambos sitios
Hitler estaba muy bien protegido por tropas de las SS y solo recibía personalmente a
sus colaboradores más cercanos, sobre todo después de que el jefe máximo de las
SS, Heinrich Himmler, empezase a sospechar mediante la gestión de
la Gestapo respecto de planes entre oficiales de la Wehrmacht para asesinar a Hitler. El
plan, debido a este motivo, ya estaba condenado a fracasar si no se cumplía el objetivo
máximo, asesinar al líder y apresar a la cúpula nazi.
Preparativos[editar]
Planes para un golpe de Estado[editar]
Desarme de soldados Waffen-SS en Bendlerblock
Desde 1938, existían grupos de oposición al régimen nazi en una dependencia tan
importante como el Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania, donde Ulrich von
Hasell, Friedrich Graf von der Schulenburg y Adam von Trott zu Solz, todos diplomáticos
profesionales, trabajaban activamente formando una red de opositores a Hitler. Otro
ente lleno de actividad de oposición al régimen nazi era el servicio de inteligencia
militar, Abwehr, dirigida por el almirante Wilhelm Canaris, donde colaboraba el
general Hans Oster, un convencido antinazi protegido por Canaris, que logró incorporar
a su círculo al expresidente del Reichsbank Hjalmar Schacht.
A estos grupos ya bastante extendidos se unía la red secreta de opositores formada
desde 1938 por el exalcalde de Leipzig, el derechista conservador Carl Friedrich
Goerdeler, junto con otro político de la misma corriente, Johannes Popitz, a ellos se
uniría después el socialista Julius Leber en su esfuerzo por preparar planes para un
derrocamiento de Hitler y un nuevo gobierno para Alemania. Simultáneamente, se
formaba otro grupo opositor secreto, el «Círculo Kreisau», dirigido por Helmuth James
Graf von Moltke, alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores. Todos estos
grupos empezaron a reunirse como un solo ente en 1943.
Aun cuando hacia 1943 todos estos grupos se unieron a los conspiradores ya existentes
dentro de la Wehrmacht, los círculos de civiles mostraban grandes diferencias entre
sus miembros, había monárquicos, conservadores, liberales, socialistas, antiguos
aristócratas, cuyo único punto en común solía ser la necesidad de terminar con el
régimen nazi.

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Pese a esto, se trazaron algunos planes para un gobierno que debía necesariamente
instalarse tras el asesinato de Hitler y el derrocamiento del régimen nazi: se pactó que
el general Ludwig Beck quedaría en el cargo de «presidente del Reich», tal como existía
en la extinta República de Weimar, Goerdeler sería nombrado canciller, a Julius
Leber se le confiaría el Ministerio del Interior y el mariscal de campo Erwin von
Witzleben sería comandante en jefe de la Wehrmacht. Otro elemento clave era
terminar la guerra mediante una paz negociada, determinando que el Ministerio de
Asuntos Exteriores quedase a cargo de Friedrich Graf von der Schulenburg (el último
embajador del Tercer Reich en Moscú) si se buscaba negociar primero con la Unión
Soviética, en caso de negociar primero con el Reino Unido o los Estados Unidos dicho
puesto se confiaría a Ulrich von Hasell. Se elaboró una lista secreta en que además se
incluía al ministro Albert Speer, con la anotación «si fuese posible».
También se intentó allegar al general Heinz Guderian, pero se carece de los detalles
exactos de su respuesta; en términos generales, negativa. 2 A partir de septiembre de
1943, Claus von Stauffenberg organizó varios proyectos de atentados contra Adolf
Hitler, los cuales fallaron todos (por ejemplo, el de Axel von dem Bussche en
noviembre de 1943). Desde inicios de 1943, la misma Gestapo investigaba sobre una
posible conspiración contra Hitler, lo cual no era tarea difícil, pues la mayor parte de los
implicados eran altos jefes militares bastante conocidos. No obstante, el jefe de la
Abwehr, Wilhelm Canaris, también había conocido la existencia de tal conspiración;
pero no la reprimió en tanto que el mismo Canaris apoyaba la idea de derrocar a Hitler.
Canaris transmitió al grupo conspirador que la existencia del plan era conocida por la
Gestapo al mando de Ernst Kaltenbrunner.
La creciente posibilidad de ser descubiertos por la Gestapo y la rápida victoria aliada en
la batalla de Normandía causó honda preocupación entre los conspiradores respecto al
escaso tiempo que les quedaba para ejecutar sus proyectos antes de un total colapso
militar del Tercer Reich, que causaría la destrucción de Alemania y de ellos mismos;
además, el solo hecho que la Gestapo conociese el plan ya marcaba a los cabecillas
principales automáticamente como traidores al Tercer Reich, no había ya vuelta atrás.
Cabe destacar que de acuerdo a los planes recuperados tras 1945, los conspiradores
tenían como preocupación básica evitar la ruina de su país, evitar
que Alemania sufriese una desastrosa invasión extranjera, y buscar un retorno al statu
quo europeo previo al 1 de septiembre de 1939, aunque expulsando del poder
al nazismo.
El 1 de julio de 1944 el coronel Claus von Stauffenberg quedó agregado al Cuartel
General del Ejército de Reserva en Berlín, como jefe de Estado Mayor del
general Friedrich Fromm, lo cual le permitía acudir a las conferencias de Hitler con los
altos jefes militares, fuera en Berlín, en Prusia Oriental, o en Berchtesgaden, esta
puerta abierta en forma inesperada aceleró la ejecución del plan. Cabe destacar que
48
Fromm, de personalidad muy ambigua, ya conocía los planes de los conspiradores,
pero en su fuero interno decidió no dar señales de absoluta participación, quedando a
la espera del desarrollo de los acontecimientos.
Tal nombramiento causó que el mismo Stauffenberg presionase a Tresckow para
ejecutar el plan de golpe de Estado, en tanto ahora Stauffenberg era el conspirador
ejecutivo en mejor situación para asesinar a Hitler.
Miembros del complot contra Hitler[editar]
Artículos principales: Claus von Stauffenberg y Anexo:Miembros del complot del 20 de
julio.
Principales protagonistas[editar]
Principales implicados en atentado del 20 de julio de 1944
Carl-
Heinrich
von
Stülpnag
Friedric el
h General
Fromm de
General ejército,
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Jefe de encarga
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Reserva de las SS
Stauffenberg. Se suicidó
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Berlín. Wehrma
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de 1944.
de Francia.
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1945. Plötzens
ee, el 30
de
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Jueves, 20 de julio de 1944[editar]
A inicios de julio de 1944, Von Stauffenberg ya había acudido a dos conferencias
militares de Hitler con una potente bomba oculta en su maletín, mas no la había
activado porque según Goerdeler y Beck era necesario que, junto con Hitler, muriesen
también sus posibles sucesores Hermann Göring y Heinrich Himmler; según
argumentaban, era inútil matar a un loco para que un lunático ocupase su puesto,
haciendo alusión sobre todo a Heinrich Himmler, que se había ganado esa fama por
méritos propios; una de esas oportunidades se había presentado el sábado 15 de julio.
La presencia de Stauffenberg obedecía a la necesidad de crear 15 nuevas divisiones
para cubrir las brechas del Grupo de Ejércitos Centro, tarea que había sido encargada
por Hitler al mismo Himmler; por tanto, el Ejército de Reserva se puso a disposición del
Reichsführer de las SS.
Sábado, 15 de julio de 1944. Histórica fotografía que muestra a Stauffenberg frente al
séquito de Hitler en Wolfsschanze. En esa oportunidad no se ejecutó el atentado.
Tal situación dificultaba el plan, pues Himmler, en calidad de jefe máximo de las SS,
recibía órdenes directas de Hitler y rara vez iba a conferencias militares de
la Wehrmacht; se desconoce si estuvo presente aquel día. El sábado, 15 de julio, ante la
presión del tiempo, se permitió que Stauffenberg ejecutara el asesinato en cuanto
pudiese, sin requisitos previos. El plan consistía en que Stauffenberg llevase su maletín
con una bomba, lo dejase al costado de Hitler en medio de la conferencia, pretextase
una excusa para salir del recinto y luego huyese a Berlín para reunirse con los otros
conspiradores en el Cuartel General del Ejército de Reserva, situado en la avenida

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Bendlerstrasse (llamado por ello el Bendlerblock). Tras esto, Fromm iniciaría la
Operación Valquiria, movilizando las tropas en apoyo al nuevo gobierno, arrestando a
los líderes nazis; semejante plan era arriesgado y dependía de una gran coincidencia de
hechos para tener éxito.
Aquel sábado 15 de julio de 1944, un error de comunicación causó que el
general Friedrich Fromm iniciara parcialmente la Operación Valquiria creyendo que
Hitler había sido asesinado, pero con gran esfuerzo se detuvo la movilización total de
tropas, alegando que la convocatoria para ello era solo un ejercicio de práctica. El
mayor Otto Ernst Remer, a cargo de las unidades, quedó perplejo ante la situación. Este
inconveniente causó una mala impresión de la organización de los grupos
conspiradores ante Fromm.
El martes, 18 de julio, Stauffenberg supo que la Gestapo podría arrestarlo en cualquier
momento y se decidió a matar a Hitler en la primera ocasión viable.
Para ello, salió de Berlín por avión en la mañana del jueves 20 de julio
hacia Rastenburg, localidad de Prusia Oriental; a 15 km al este de dicha población se
hallaba el cuartel militar de Hitler, llamado Wolfsschanze («Guarida del Lobo») y allí se
dirigió Stauffenberg con un par de bombas plásticas ocultas en el maletín. Lo
acompañaba el mayor Von Haeften como ayudante.
Bendlersblock, Centro Administrativo del Ejército de Reserva
La conferencia militar de Hitler con otros jefes militares empezó en una amplia sala
poco después del mediodía, donde acudieron el mariscal de campo Wilhelm Keitel, los
generales Alfred Jodl, Walter Warlimont y otros altos oficiales, entre los cuales se
hallaba Stauffenberg, bordeando una enorme mesa con mapas; minutos después de
empezada la reunión, Stauffenberg, quien llegó retrasado, activó la bomba en su
maletín en un cuarto junto a Haeften. Entró en la reunión y se acercó lo más que pudo
a Hitler, colocó el maletín cerca de los pies de este y luego pidió permiso para retirarse
por unos minutos fuera del recinto, alegando una llamada por recibir, dejando su
maletín en la sala junto a la gran mesa. Uno de los asistentes tropezó con el maletín y
lo colocó detrás de uno de los pedestales de la gran mesa.

Hitler en la Wolfsschanze, junto a miembros de su Estado Mayor y personal de


confianza (1940)
A las 12:40 la bomba explotó con gran potencia, destruyendo gravemente la sala de
conferencias, matando a cuatro oficiales e hiriendo gravemente a otros cinco, pero
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dejando a Hitler, Jodl y Keitel solo con heridas relativamente leves. No obstante,
Stauffenberg observó la humareda desde fuera de la Wolfsschanze, y supuso que era
imposible que Hitler hubiese sobrevivido y, con gran dificultad, pudo salir de
la Wolfsschanze, deshaciéndose de la bomba que no había utilizado y retornó a Berlín a
las 13:00, creyendo que Hitler estaba muerto.
Poco antes de las 15:00, el general Friedrich Fromm recibió una llamada desde
Rastenburg del general Erich Fellgiebel, del Cuerpo de Señales y participante de la
conspiración, quien avisó a sus demás cómplices que Hitler había sobrevivido al ataque.
Tal noticia alertó a los conspiradores reunidos en el Bendlerblock, pues calcularon que
si Hitler estaba vivo las tropas de reserva no obedecerían la movilización de la
Operación Valquiria ordenada por Fromm. En la Wolfsschanze, mientras tanto, se
supuso en un primer momento un bombardeo aéreo, pero ante la ausencia de
informes de aviones enemigos en la zona, se empezó a sospechar de un atentado.
Himmler fue llamado en el acto junto con Kaltenbrunner; Martin Bormann fue el
primero en sospechar de Stauffenberg, al no encontrarse entre los heridos o presentes.
Adicionalmente, soldados de la guardia encontraron un paquete: era la segunda bomba
que no había sido utilizada por los conspiradores. Para entonces, había aumentado la
confusión entre los conjurados el hecho que Stauffenberg llamase después por
teléfono al general Fromm a las 15:00, tras haber aterrizado en Berlín y le asegurase a
los demás conspiradores que Hitler había muerto. A las 16:00 y con dos versiones
contradictorias de distintos conspiradores, el general Olbricht lanzó la orden de
empezar la Operación Valquiria y movilizar a las tropas de reserva disponibles, pero
poco después Fromm llamó por teléfono a Rastenburg y conversó con el mariscal de
campo Wilhelm Keitel y este (ajeno a la conjura) le aseguró que Hitler estaba vivo,
además de preguntarle por el paradero del coronel Claus von Stauffenberg.
A las 16:40, Stauffenberg llegó al Bendlerblock, y Fromm intentó arrestarlo de
inmediato (se cree que para borrar evidencias de su participación en el complot), pero
fracasó al no ser secundado por Olbricht ni otros oficiales. De todos modos, a esa
hora Heinrich Himmler había tomado medidas para que las SS pusieran fin al intento de
golpe de Estado y ordenaba a las tropas del resto de Alemania que no obedecieran la
movilización de la Operación Valquiria. La sede ministerial de Joseph Goebbels fue
cercada por las tropas de la guarnición de Berlín, creyentes en las órdenes de Fromm y
de Olbricht; pero todavía Goebbels contaba con la línea telefónica no cortada por los
conspiradores.
El momento decisivo llegó a las 19:00, cuando Hitler estaba lo bastante recuperado
para llamar por teléfono. Hitler pudo llamar a Goebbels, quien hizo arreglos para que
aquel hablara con el comandante de las tropas que rodeaban su ministerio, el
mayor Otto Remer, para persuadirle de que estaba vivo y exigirle reprimir
inmediatamente la revuelta en Berlín; esa misma noche, Hitler ordenó que el mayor
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Remer fuese ascendido a coronel. A las 20:00, un furioso Witzleben llegó al
Benderblock y discutió airadamente con Stauffenberg, quien todavía insistía en que el
golpe podía continuar. Witzleben abandonó el edificio poco después. Alrededor de esta
hora, la toma del poder en París había sido abortada, cuando el general Stülpnagel fue
arrestado por el general Günther von Kluge (otro participante que se desentendió de la
conspiración al enterarse este último de que Hitler había sobrevivido).

Restos de la casa de Speer, Wolfsschanze

Patio interior del Bendlerblock donde fueron fusilados los conspiradores


Los miembros menos resueltos de la conspiración en Berlín comenzaron entonces a
cambiar de bando. Estalló la lucha en el Bendlerblock entre los conspiradores que
apoyaban el golpe y los leales a Hitler (entre estos últimos está el general Friedrich
Fromm), y Stauffenberg fue herido. El general Ludwig Beck, al convencerse de que no
había esperanza, se suicidó (el primero de numerosos suicidios cometidos en los
siguientes días). Hacia las 23:00 el general Fromm fue liberado y había retomado el
control del Bendlerblock, destruyendo huellas de su colaboración con los
conspiradores, arrestó a Von Stauffenberg junto con el general Friedrich
Olbricht, Albrecht Mertz von Quirnheim y al ayudante de Stauffenberg Werner von
Haeften. Fromm presidió él mismo el consejo de guerra sumarísimo que condenaría a
muerte de forma inmediata a los cuatro conspiradores capturados, desobedeciendo la
orden oficial de Hitler dada a Remer de capturar vivos a los conspiradores.
A las 0:10 del 21 de julio los cuatro hombres condenados fueron fusilados en el patio
del edificio Bendlerblock.3 Otros ya habrían sido fusilados, pero a las 0:30 irrumpió en
el Bendlerblock Otto Skorzeny con un batallón de la SS, prohibiendo nuevas
ejecuciones hasta determinar fielmente cuántos militares había participado en la
sublevación. Fromm prefirió no enfrentarse a las SS y se dirigió al día siguiente a visitar

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al ministro de Propaganda Joseph Goebbels, atribuyéndose el mérito de haberse
enfrentado a los rebeldes. No obstante, en ese mismo acto Fromm es arrestado, tras
señalar Himmler lo apurado que estaba en dejar enterrados a los cabecillas y tras
descubrirse su participación en la conspiración por documentos encontrados en su caja
fuerte, muere fusilado en marzo de 1945.
Consecuencias[editar]

Hitler visitando al almirante Puttkamer en el hospital (su oído derecho está obturado
con algodón)
Hitler sobrevivió al atentado debido a la robustez de la mesa que lo protegió de la onda
expansiva, pero sus piernas resultaron alcanzadas por duras astillas de la mesa y quedó
con una sordera leve en su oído derecho. No obstante, tiempo después los efectos del
atentado mellarían la salud física de Hitler, al afectar sus nervios motores y causarle un
notorio temblor en su mano izquierda que con mucho esfuerzo podía contener.
Asimismo, su fortaleza psicológica empezó a minarse, cayendo Hitler en la paranoia de
sufrir un nuevo atentado y se tomaron medidas extremas para preservar la seguridad
del mismo, restringiendo el libre acceso a su persona a solo algunos miembros
seleccionados de la jerarquía nazi (como Himmler, Goebbels, Goering) y colaboradores
muy cercanos (secretarias, asistentes, y guardaespaldas); inclusive los más altos jefes
de la Wehrmacht tenían que pasar una serie de rígidos controles y revisiones tan solo
para acercarse a un recinto donde Hitler se encontrara. El juicio y capacidad reflexiva
de Hitler, más temprano que tarde se vieron afectados, y esto impactó negativamente
en la dirección del OKH (que Hitler había asumido personalmente, por encima de los
militares profesionales), mostrando el führer notables desaciertos en sus decisiones, así
como cambios erráticos de opinión y ánimo que perduraron hasta su muerte en abril
de 1945.
Represión[editar]
En las semanas siguientes empezó a investigarse con mayor detalle el intento de golpe
de Estado y Himmler ordenó a la Gestapo proceder al arresto de todo individuo que
tuviese alguna clase de relación con los conspiradores, orden que luego abarcó
extraoficialmente a numerosos alemanes sospechosos de oponerse al régimen nazi,
como el clérigo Dietrich Bonhoeffer, cuyas ideas antinazis eran ya conocidas, o el
general Franz Halder, quien no se unió a la conspiración pero a quien Hitler creía capaz
de iniciar otro complot por su cuenta. Inclusive, fue arrestado el almirante Wilhelm

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Canaris, por cuanto subordinados suyos habían participado en la conspiración y, sobre
todo, por la profunda desconfianza que hacía años Heinrich Himmler sentía hacía él.
Resultó sencillo reconstruir la compleja red de conspiradores debido a la incautación
de cartas y diarios de los conjurados ya arrestados, lo cual permitió seguir la pista a
numerosos conspiradores que habían abandonado la sublevación a último momento
(por ejemplo, en el caso de Friedrich Fromm, la Gestapo halló en sus oficinas
del Bendlerblock una lista del futuro «gabinete de gobierno» que pretendía
formar Goerdeler tras la muerte de Hitler).

Un ayudante muestra el estado en que quedaron los pantalones de Hitler después del
atentado
Se calcula que hubo en total unos 5000 arrestos y 200 ejecuciones de opositores al
régimen nazi,4 aunque no todas referidas a conjurados del 20 de julio. Los detenidos
que no habían sido aún ejecutados quedaron a disposición de la Corte Popular, dirigida
por su presidente, el infame juez nazi Roland Freisler. Himmler ordenaba la detención
de todos los miembros del clan Von Stauffenberg, hombres, mujeres y niños, para su
posterior ejecución bajo el concepto de Sippenhaftung. Los primeros procesos
empezaron el 7 de agosto de 1944 pero ya Hitler había ordenado que los directamente
implicados fueran condenados a muerte y ejecutados en la horca, sin excepción; entre
los condenados estaban Carl Friedrich Goerdeler, Popitz, Julius Leber, Friedrich Graf
von der Schulenburg, Ulrich von Hasell, entre otros.
Escasos fueron los conspiradores arrestados que intentaron negar su participación en
el complot. Otros líderes de la conjura, como Tresckow y Ludwig Beck, se habían
suicidado antes de ser arrestados, y otros jefes militares fueron acusados también de
haber tenido contacto con jefes de la sublevación y en consecuencia arrestados. Una
excepción fue el general Erwin Rommel, que fue acusado de omisión por haber
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contactado con los líderes de la conspiración y por no haber alertado a sus superiores
al tener conocimiento de tales planes; por ello, se le ofreció la opción de suicidarse y
así evitar un juicio público con el arresto de sus familiares. De modo similar, el
general Günther von Kluge fue llamado a Berlín para ser investigado, pero temiendo
ser considerado como conspirador debido a sus fuertes críticas a Hitler dentro
del OKW, también se suicidó. Las ejecuciones de conspiradores u opositores al régimen
nazi relacionados con la conspiración del 20 de julio de 1944 continuaron hasta los
últimos días de la Segunda Guerra Mundial en mayo de 1945.
Reacción fuera de Alemania[editar]
Las noticias de la conspiración fueron censuradas en el extranjero, mientras la versión
oficial del Tercer Reich era la de un pequeño grupúsculo de oficiales descontentos
realizando un acto de traición, evitando mostrar la existencia de una conspiración
amplia con varios cientos de involucrados y miles de simpatizantes. La propaganda
de Joseph Goebbels logró reforzar la imagen de un grupo muy reducido, pero al ser
evidente una gran cantidad de arrestos, ejecuciones y detenciones, se invocó que la
represión del atentado del 20 de julio era un motivo adicional para eliminar toda
la oposición al nazismo que aún pudiese subsistir. De hecho, la Gestapo aprovechó la
ocasión para arrestar y ejecutar a decenas de individuos que no tenían relación alguna
con la conspiración pero estaban identificados hacía tiempo como opositores activos al
régimen.
La Unión Soviética, los Estados Unidos y el Reino Unido no consiguieron mayor
información detallada sobre lo sucedido sino hasta el final de la guerra, pero tal como
se había observado en la Conferencia de Teherán, dichas potencias no mostraron
interés en estimular una resistencia antinazi activa dentro de Alemania, menos aún en
la conspiración del 20 de julio.

Diagrama que muestra la ubicación de cada uno de los concurrentes de la reunión al


lugar del atentado: 1. Adolf Hitler 2. Adolf Heusinger 3. Günther Korten 4. Heinz
58
Brandt 5. Karl Bodenschatz 6. Heinz Waizenegger 7. Rudolf Schmundt 8. Heinrich
Borgmann 9. Walther Buhle 10. Karl-Jesko von Puttkamer 11. Heinz Berger 12. Heinz
Assmann 13. Ernst John von Freyend 14. Walter Scherff 15. Hans-Erich Voss 16. Otto
Günsche 17. Nicolaus von Below 18. Hermann Fegelein 19. Heinz Buchholz 20. Herbert
Büchs 21. Franz von Sonnleithner 22. Walter Warlimont 23. Alfred Jodl 24. Wilhelm
Keitel.
En el caso soviético se puede atribuir[¿quién?] este desinterés al hecho evidente de que la
conspiración no era dirigida por miembros del antiguo Partido Comunista de
Alemania (KPD) en coordinación con sus colegas soviéticos, [cita requerida] a lo que se agrega
que la conspiración no tuviese entre sus líderes a comunistas o a simpatizantes de
la Unión Soviética, sino por el contrario a derechistas (Goerdeler y Popitz), socialistas
moderados (Julius Leber), o militares profesionales (Ludwig Beck, Treshckow); era
visible que estos conspiradores no tenían en sus planes instalar un gobierno aliado con
la URSS y, por tanto, todos eran rechazables por el régimen de Stalin. A pesar que
conspiradores como Goerdeler, Ulrich von Hasell y Adam von Trott zu Solz tenían
posibilidad de comunicarse con el extranjero, mediante embajadas alemanas en países
que mantenían neutralidad (como en Suiza, Suecia, o Portugal), tanto los Estados
Unidos como el Reino Unido rechazaron acercamientos con conspiradores antinazis. En
primer lugar, los Aliados Occidentales dudaban de las reales intenciones de los
conspiradores y no confiaban en ellos, considerando a estos como representantes de la
vieja aristocracia nacionalista y militarista de Prusia que habían apoyado
a Hitler fervientemente en sus inicios, pero que ahora solo estarían deseosos de salir
bien librados de una segura derrota alemana, sin estar motivados por un sentimiento
realmente antinazi o prooccidental.
En segundo lugar, tanto Franklin Delano Roosevelt como Winston Churchill deseaban
mantener como aliada a la Unión Soviética y un acercamiento de los Aliados
Occidentales a los conspiradores contra Hitler causaría las peores sospechas de Stalin,
que temía acuerdos secretos entre alemanes y angloestadounidenses, precisamente en
las últimas fases de la guerra. Finalmente, ninguno de los tres aliados deseaba que el
fin de la guerra tuviera como origen un golpe de Estado dentro de Alemania. Todos
preferían la derrota militar completa del Tercer Reich para evitar que los nazis más
fanáticos resurgieran años después alegando otra «leyenda de la puñalada por la
espalda» o Dolchstosslegende, invocando que Hitler solo habría sido vencido por
la traición de algunos militares. Ante ello, los tres aliados preferían que la Alemania
nazi desapareciera como resultado de una derrota bélica aplastante, que evidenciara
ante las masas alemanas el fracaso de Hitler.
Como un efímero corolario positivo, la familia de Stauffenberg con sus cinco niños y su
esposa, la baronesa Nina Freiin von Lerchenfeld, se salvaron de ser ejecutados porque
las SS que les custodiaban al norte de Italia se entregaron a los británicos. En un
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principio, Stauffenberg fue considerado como un traidor junto a los demás implicados;
pero tras la caída del nazismo y conocido luego el exterminio de judíos en
el Holocausto y las oscuras maquinaciones del régimen de Hitler en el Proceso de
Núremberg, los conspiradores fueron ubicados en otro contexto histórico, siendo
considerados como héroes en la República Federal de Alemania.

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