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Al principio de semestre enfoque esta materia al aprendizaje y ya, sin embargo,

conforme iban pasando las clases iban surgiendo temas muy interesantes.

Cada clase la disfrutaba mucho, a pesar de mi mala memoria con cada tema pasaban

mil ideas por mi cabeza para aplicarlas en un futuro cuando esté lista para ejercer.

Así como encontré una parte creativa en mí, también encontré muchas cosas que debo

mejorar, y el redescubrirme es un proceso difícil, ya que hay mucho por trabajar. La idea

de involucrarme de más con algún alumno me quita una parte de mi tranquilidad, así

como no ser lo suficientemente buena, pero en una clase aprendí la importancia de

sanar para poder apoyar a otros.

De las cosas más importantes para mí fue conocer cada etapa según cada autor, cada

información es valiosa; y si combinas varias entre sí en tu práctica docente es más fácil

llegar a comprender su forma de aprendizaje.

Aprender de Piaget cada etapa para poder apoyar con actividades extra a tus alumnos

basadas en cada carencia o dificultad que lleguen a tener, movimientos, atención y

como van construyendo sus ideas y conocimientos, la observación en cada acción es

algo que debo practicar.

La observación es algo básico en la práctica docente, pero para poder ser un apoyo es

nuestro deber tener conocimiento de las bases de aprendizaje y conceptos que nos

harán identificar fallas en los procesos de cada alumno.

Muchas de las clases giraron alrededor de la autonomía, es algo que debo aprender

para poder transmitirlo.

Uno de mis temas favoritos fue “El conductismo”, el darme cuenta que cada paso y

decisión que tomaba era fomentada por castigo-recompensa me sorprendió. La manera

en la podemos cambiar conductas negativas para crear ambientes de enseñanza con


respeto es una herramienta que nos ayudara a crecer junto con nuestros alumnos, pero

para esto es necesario saberlo aplicar de manera precisa, observando cada avance y

reacción.

Aprendí a identificar cada aspecto que forma a una persona, lo que como sociedad

somos, hacemos y hablamos da un fuerte impacto a cada niño en desarrollo, en su

infancia. Somos seres sociales, nunca vi cuanto afecta tu alrededor (más allá de tu

familia) a tu formación. Formar ciudadanos libres y consientes es por lo que debemos

luchar, pero primero debemos trabajar en nosotros, en buscar cada herramienta para

lograrlo.

Cualquiera sabe que cada niño tiene una vida distinta, con situaciones difíciles y

contextos complejos, pero identificarlo y apoyar no lo hace cualquiera, la preparación,

los valores y el amor son nuestro apoyo.

Fomentar el trabajo en equipo y dar el mensaje que cada uno de nosotros tiene virtudes

y habilidades distintas, hacer crecer la autoestima y crear un ambiente divertido en cada

salón de clases donde aprender no sea un castigo, eso depende totalmente del uso que

le demos a cada información dada en esta clase: la importancia de la motivación, el ser

un ejemplo para que nuestros alumnos construyan sus valores y criterio propio, explorar

para poder descubrir métodos divertidos de enseñanza que se adapte a los niños.

Tengo muchas barreras que romper para poder crecer y ser de las mejores maestras,

sin duda alguna la maestra Paulina es un ejemplo para mí. Me enseño a ver el impacto

que tiene cada acción y cada palabra en las personas, como una palabra positiva y un

acto de apoyo puede cambiar el camino de un alumno.

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