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Deforestación puede reducir las lluvias

entre el 10 y el 20 %
Fotografía de selva amazónica incinerada, el 20 de agosto de 2022, en San José del Guaviare.
 
FOTO: 
EFE. Mauricio Dueñas Castañeda
Según estudio, la destrucción de los bosques tropicales
causa variaciones en las precipitaciones. 
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Un artículo publicado a principios de marzo de 2023 en la revista Nature analizó cómo


la deforestación de los bosques tropicales tiene consecuencias en la cantidad de lluvia
que recibe una región.

Los investigadores analizaron la pérdida de cobertura forestal y los datos de lluvias en los
bosques tropicales entre 2003 y 2017, encontrando una reducción en las precipitaciones en
zonas deforestadas y entre los 5 y los 200 kilómetros alrededor de esas áreas. Las
reducciones en las lluvias fueron mayores a medida que se analizaban espacios más
alejados de los bosques.

“Está claro que se necesitan políticas globales para frenar y detener la deforestación. Debe
haber incentivos significativos para que las personas y las comunidades conserven los
bosques restantes y desincentiven la tala”, asegura Callum Smith, autor principal del
artículo ‘La deforestación tropical provoca grandes reducciones en las precipitaciones
observadas’ y candidato a doctor en la Escuela de la Tierra y el Ambiente de la Universidad
de Leeds, en el Reino Unido.

Los investigadores utilizaron imágenes satelitales para identificar los cambios de


cobertura vegetal, así como 18 bases de datos sobre precipitaciones: 10 con información
proveniente de satélites, cuatro de estaciones de monitoreo dentro de los bosques y cuatro
que se obtuvieron al reanalizar y aplicar un mismo modelo climático tanto a los datos
satelitales como a los de estaciones de monitoreo.

Si bien se tuvieron en cuenta todos los bosques tropicales del mundo, la investigación hizo
especial énfasis en las selvas de la Amazonia, el Congo y el sudeste asiático.
Entre las principales conclusiones del estudio está que la pérdida de bosques provocó
reducciones importantes en las lluvias a escalas superiores a 50 kilómetros de distancia con
respecto a las zonas deforestadas. “Las mayores disminuciones en la precipitación
ocurrieron a 200 kilómetros, la escala más grande que exploramos, para la cual 1 punto
porcentual de pérdida de bosque redujo la precipitación en 0,25 ± 0,1 mm por mes”, indica
el artículo.

Esta conclusión se sustenta principalmente en los análisis de información de


satélites. Los autores destacan que los resultados de los datos de las estaciones de
monitoreo dentro de los bosques, no apuntan en la misma dirección en cuanto a la fuerte
relación entre la deforestación de los bosques tropicales y la reducción de las lluvias. Es
decir, en esos dos escenarios las lluvias no observan fuertes variaciones debido a la
deforestación. Sin embargo, los autores dejan atribuyen los resultados a “escasas
mediciones in situ”.

En entrevista con Mongabay Latam, Smith explica que esta falta de información es una
gran carencia, pues tener datos in situ siempre será un gran aporte. “Podemos usarlos para
verificar lo que observan los satélites y para restringir mejor los modelos climáticos que
usan estos datos para proyectar el clima futuro. En las regiones forestales remotas hay tan
pocas estaciones de medición que la variabilidad espacial de la lluvia no se puede captar
bien”. Sin embargo, comenta que la información satelital también es confiable, ya que los
datos de precipitación in situ solo pueden informar sobre las lluvias en la ubicación
exacta de la estación.

Por cada punto porcentual de incremento en la deforestación, las reducciones en las lluvias
a 200 kilómetros de las zonas deforestadas oscilaron entre 0.12 y 0.82 milímetros por mes
en el sudeste asiático, entre 0.11 y 0.35 milímetros por mes en la Amazonia, y entre 0.02 y
0.40 milímetros por mes en el Congo. Los investigadores encontraron que la pérdida de
bosques en el sudeste asiático provoca mayores reducciones en las lluvias que las
observadas en la Amazonía y el Congo.

El periodo de análisis también incluyó el fuerte fenómeno de El Niño que se vivió entre
2015 y 2016. “Sobre la Amazonia y el sudeste asiático vemos una reducción más fuerte en
las lluvias sobre las regiones que experimentaron pérdida de bosques durante los años de El
Niño”, señalaron los científicos. Además, los investigadores se refirieron al cambio
climático e indicaron que este puede provocar un aumento de las sequías en muchas
regiones tropicales, lo que puede verse agravado aún más si la deforestación continúa.

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