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“El Señor es grande y muy digno de alabanza: su grandeza excede nuestro

entendimiento.” Sal. 145,3

Querido lector, cuando te adentres en las páginas de esta obra sentirás con
el salmista una misma experiencia de fe y comprobarás la grandeza del
Señor, que no merma su majestad al tratar con el hombre, por ello es digno
de toda alabanza.

No podrás leer estos escritos sin sentir el impulso obligado de alabar a Dios
por el gran amor que muestra a sus criaturas. Ama-Me es ciertamente un
cántico del amor de Dios por el hombre; amor que nuestra razón no puede
comprender y que se manifiesta en un exceso de su ternura y misericordia a
favor del ser humano. Cuando el hombre es tocado por ese Amor, que cubre
nuestras miserias, no puede dejar de alabar a quien merece toda gloria,
honor y alabanza.

Estos han de ser los tres objetivos de esta obra:

 Que descubras la grandeza de tu Dios.

 Que te convenzas de que Él es digno de alabanza.
 Y que su grandeza excede tu conocimiento, porque su amor por ti
no tiene límites.

Que los corazones de Jesús y María, sean tu refugio.

FRATERNIDAD DE LA DIVINA MISERICORDIA

DE LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y MARÍA.

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 P
R
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S
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NA
T
C
IÓ
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Con gusto celebramos el segundo tomo del libro Ama-Me, fruto de las
experiencias espirituales del hermano David, miembro de la Fraternidad de
la Divina Misericordia de los Sagrados Corazones de Jesús y María, al
encontrarse plenamente agotadas las dos ediciones del primer tomo.
Presentamos esta continuación enriquecida con nuevas aportaciones
espirituales que refuerzan e incluso aclaran ciertas facetas del espíritu.
Todo enriquecimiento y, creo que podemos utilizar para nuestro caso, con
todo respeto, las palabras de su Santidad Juan Pablo II en su mensaje a los
participantes del Congreso Mundial de los movimientos Eclesiales el 27 de
mayo de 1999, "no pretende, ni lo podría, añadir nada a la riqueza del
depositum fidei, custodiado por la Iglesia con apasionada fidelidad. Sin
embargo, constituye una valiosa ayuda, un reclamo fascinante y
convincente para vivir en plenitud, con inteligencia y creatividad la
experiencia cristiana." Asumimos este elogio y acudimos al reclamo de
tantos hermanos por conocer la obra Ama-Me.
"Sean extraordinarios, sean simples y sencillos, los carismas son siempre
gracias del Espíritu Santo que tienen directa o indirectamente una utilidad
eclesial, ya que están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los
hombres y a las necesidades del mundo." (Christifideles laici, 24) y añade el
Concilio Vaticano JI: "Para el ejercicio de este apostolado, el Espíritu Santo,
que obra la santificación del pueblo de Dios por medio del ministerio y de
los sacramentos, otorga también a los fieles dones espirituales" (Cf. ICo.
12,7), "distribuyendo a cada uno según quiere" (Cf. 1 Co. 12,11), "para que,
poniendo cada uno la gracia recibida al servicio de los demás," contribuyan
también ellos "como buenos dispensadores de la uniforme gracia recibida
de Dios." (1 Pe. 4,10) Y esto es lo que hace con humildad y sencillez de
corazón y con mucho amor, el hermano David.
Que este nuevo tomo de Ama-Me produzca muchos frutos de santificación
en nuestro pueblo.
+Carlos María Ariz, C.M.F.
Obispo de Colón-Kuna Yala
Colón, Solemnidad de Todos los Santos de 1999
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"Para Entender Ama-Me"
Por Monseñor Julio Terán Dutari S J
Obispo Auxiliar de Quito
Ya en 1997 Mons. Carlos María Ariz, el Obispo de Colón que había aprobado
la Fraternidad de la Divina Misericordia de los Sagrados Corazones de Jesús
y María, caracterizaba muy bien unos primeros apuntes de las experiencias
en que José Trejas se comunica con Jesús, a los que ahora se añaden estos
nuevos. Decía el Pastor con su voz autorizada que "no se trata de ninguna
revelación especial" sino de "un fenómeno que José vive y siente
claramente como la voz de Jesús, y que José acepta como una especial
gracia del Señor... una locución interior de una persona humilde y sencilla
con Jesús"; y añadía que esto es posiblemente "lo que va a mover al lector a
la conversión y a fiarse de un Dios capaz de entablar una conversación con
cualquier persona de buena voluntad por humilde y aun pecadora que ella
sea".
Después de tales declaraciones parecería impropio añadirles nada más. Sin
embargo, no está reñido con ellas entender estos diarios espirituales en la
línea del profetismo cristiano. El Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, ha concedido hace poco una
entrevista sobre la profecía cristiana, en la que encontramos interesantes
puntos de vista, aplicables también al caso presente'. Ratzinger fue
entrevistado por un teólogo danés católico que viene del luteranismo y que
se preocupa de lo que ya Karl Rahner preguntaba: "¿Existen también
profetas en la Iglesia, después de los apóstoles? ¿Cómo se reconoce y se
distingue su espíritu? ¿Qué función les corresponde en la Iglesia? ¿Cuáles
son sus relaciones con la jerarquía eclesiástica, o qué significado adquiere su
misión para la historia de la Iglesia en su vida exterior e interior".
El carisma profético, también en nuestros tiempos se nos dice allí, es un
impulso de esperanza dado por el Espíritu Santo a la Iglesia para penetrar
más profundamente en la revelación de Dios que culmina en Jesucristo y
nos lleva hacia delante, hacia la plena manifestación del Señor en el Reino
de su Padre:
"Dios se reserva, mediante los carismas, el derecho de intervenir
directamente en la Iglesia para despertarla, advertirla, promoverla y
santificarla. Esta historia profético-carismática atraviesa el tiempo de la
Iglesia. Está siempre presente, sobre todo en los momentos de transición.
"Los profetas son los que evidencian la dimensión de esperanza del
cristianismo. Son los instrumentos para acceder a lo que aún debe suceder
y, por tanto, para superar el tiempo con el fin de alcanzar lo esencial y
definitivo".
Ratzinger cree que -sin hacer ninguna concesión a arrebatos apocalípticos-
este impulso de ir más allá del tiempo forma parte de la espiritualidad
profética. No es un mensaje que provoca miedo (por ejemplo, ante un
inminente fin del mundo), sino que abre un horizonte al perfeccionamiento
de toda la creación, prometido por la revelación de Cristo: nos abre a una
nueva época de la Iglesia y del mundo, en que se viva más el Evangelio.
Pero conviene tener mucho cuidado con falsas interpretaciones: se nos da a
entender aquí que nada de esto hace falta entenderlo ni como una mística
sublime, inefable (No: la auténtica mística cristiana tiene una dimensión
misionera); ni tampoco como un don excelso que pueda tentar de orgullo al
agraciado (muchas veces, en realidad, como en el caso presente, es algo
humilde y sencillo que se da para "los pequeños" en la Iglesia, porque de
ellos es el Reino de los cielos).
Guardando las evidentes distancias con Lourdes y Fátima, no deja de
recalcarse, en este contexto la necesidad del discernimiento, que compete
sobre todo a los pastores de la Iglesia. Se lo hace respondiendo a una
pregunta sobre Vassula Ryden (cuyo caso, dice Ratzinger, está abierto; no se
ha cerrado con ninguna condena; se ha invitado más bien a los fieles
católicos "a observarlo todo con prudencia y medirlo con el metro de la fe
constante de la Iglesia"; a "ser prudentes y mantener VIVO el espíritu de
discernimiento"). Me parece que las siguientes palabras del Cardenal
Ratzinger, refendas, a Vassula son importantísimas para entender también
lo que pasa con los mensajes de David (nuevo. nombre de José en la
Fraternidad de la Divina Misericordia), que en este libro se presentan: "En
los escritos se constata indudablemente una evolución que no parece que
haya terminado aún. No hemos de olvidar que el hacerse palabra e imagen
del contacto interior con Dios incluso en el caso de la mística auténtica,'
depende siempre de la posibilidad del alma humana y de sus límites. La
confianza ilimitada hay que ponerla solamente en la efectiva Palabra de la
Revelación que hallamos en la fe trasmitida por la Iglesia?".
Con estas autorizadas consideraciones puede adentrarse cualquier fiel en la
meditación de las páginas presentes, acogiendo los prudentes y fervorosos
consejos del Pastor de la Diócesis de Colón, que a la luz del Prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe se nos muestran de lo más
acertados.

Esto último no significa que haya que despreciar estos mensajes por ser una
simple "revelación privada". Dice Ratzinger a este propósito algo digno de
transcribirse, frente a las discusiones que hoy proliferan: "En teología el
concepto de "privado" no significa que ataña sólo a la persona implicada y
no a todos los demás. Es más bien una expresión que se refiere al grado de
importancia, al igual que sucede, por ejemplo, con el concepto de "misa
privada". Con esto se quiere decir que las "revelaciones" de los místicos
cristianos y de los profetas no pueden nunca llegar a la misma categoría de
la Revelación bíblica; pueden solamente conducir a ésta y con ésta deben
medirse. Lo que, por otra parte, no significa que este tipo de revelaciones
no sea importante para la Iglesia en su totalidad. Lourdes y Fátima prueban
lo contrario. En última instancia no son más que una referencia a la
Revelación bíblica, pero, precisamente por eso, son importantes".

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Ama-Me es una expresión del Corazón Eucarístico de Jesús que nos lleva de
la mano a la verdadera vida Eucarística. El Concilio Vaticano II en sus
documentos presenta una eclesiología de comunión que nos exhorta a
construir toda la vida de la Iglesia en la Eucaristía, como fuente y culmen de
la espiritualidad cristiana. Esta teología se convierte en una forma de vida
en esta obra y a ejemplo del Corazón Inmaculado de María, nos lleva a
responder con un Fiat lleno de amor a quien primero nos ha amado.
Yo como sacerdote, a través de Ama-Me, siento la llamada de Jesús a
concentrar mis esfuerzos en responderle a aquél que es el sujeto principal
de mi amor sacerdotal. La espiritualidad de los sentimientos del Corazón
Misericordioso y Eucarístico de Jesús nos santifica y nos da un corazón en el
cual reina la Paz y la Alegría de una vida que se centra en el amor Eucarístico
de Jesús y de María.
Por medio de estos escritos el mismo Jesús nos lleva a una profunda
intimidad con Él. Siento en cada lectura meditada de los mensajes cómo los
miedos y dificultades que se nos presentan en la vida espiritual se van
aclarando con respuestas sencillas y llenas de amor Eucarístico; es decir, su
presencia real se manifiesta en un amor que se quedó con nosotros para
participar de nuestra vida, invitándonos a responder con un amor que se
deja amar con humildad y abandono, pues sólo así es capaz de darse a los
demás.
Termino este breve testimonio diciendo a mi Señor: "Gracias Jesús, por
haber puesto este libro en mis manos, que Tú has consagrado para santificar
a nuestros hermanos amándote. Gracias por seguir amándonos, aun cuando
se debería gritar con San Francisco 'El Amor no es Amado. Gracias porque
tienes tus ojos puestos sobre tu Iglesia y en particular tu Iglesia en Panamá.”
¡Oh Corazón Eucarístico de Jesús, seas siempre alabado, glorificado,
amado y consolado por nosotros tus sacerdotes y por todo tu pueblo
santo!
Te amo, Corazón Eucarístico de Jesús,
Fray Berardo María Grisolía OFM
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¡Acércate y Ama-Me!
Desde junio de 1992 practicar la especialidad de neuropsicofisiología
cognitiva me ha permitido aproximarme al estudio de fenómenos místicos
modernos. Esta especialidad incluye la investigación de las actividades
cerebrales en relación al comportamiento y a las funciones mentales, cuyo
resultado es fundamental para establecer la "autenticidad científica" de los
acontecimientos místicos. Utilizamos el término "científico" para subrayar
que nuestra metodología define la veracidad del evento, alejando la duda
de la enfermedad neuropsicológica, del fraude, del fenómeno paranormal,
demostrando que el caso no proviene de "artefactos" engañosos, sino que
se da en una persona sana de mente, con vivencias especiales que la ciencia
"no puede explicar." Sin embargo, el científico no se pronuncia sobre la
verdad teológica. De ella se ocupa la autoridad de la Iglesia Católica
Apostólica y Romana, a la cual los investigadores del "Grupo Internacional
para la Paz" nos sometemos humildemente. Nuestro Grupo, que no
persigue fines de lucro, tiene por objetivo poner a la disposición de la Iglesia
las destrezas metodológicas que le permitan discernir sobre eventos
similares.
Somos muy conscientes que la ampulosa frecuencia de estas
manifestaciones en todo el mundo ha inducido muchos cuestionamientos
sobre la autenticidad de las mismas. Dichas dudas son valiosas cuando
"invitan a buscar la verdad," pero son peligrosas y destructivas cuando
inducen a respuestas definitivas basadas en un juicio subjetivo. Y sobre ello
el mismo Juan Pablo II nos previene en el punto 28 del tercer capítulo de la
Encíclica "Razón y Fe":
"El límite originario de la razón y la inconstancia del corazón oscurecen a
menudo y desvían la búsqueda personal. Otros intereses de diverso orden
pueden condicionar la verdad. Más aún, el hombre también la evita a veces
en cuanto comienza a divisarla, porque teme sus consecuencias. (1998) Pero
el rol del trabajo científico lo define de una manera mucho más incisiva
durante su discurso en la Catedral de Turin al referirse a la Sábana Santa:
"Esta sábana es un desafío a nuestra inteligencia. Requiere primero que toda
persona, particularmente el investigador que con humildad descubra el
profundo mensaje que este hecho envía a su raciocinio y a su vida... En
cuanto no es un hecho de fe, la Iglesia no tiene competencia específica en
pronunciarse sobre este asunto. Confía a los científicos la tarea de continuar
investigando, de manera que se puedan encontrar respuestas
satisfactorias... La Iglesia requiere que la Sábana Santa sea estudiada sin
posturas pre-establecidas que den por hecho resultados que no son tales,
invita a que los (estudiosos) actúen con libertad interior y atento respeto a la
metodología científica y a la sensibilidad de los creyentes." (25.5.98)
Es el científico quien debe apoyar a su Iglesia, restándole importancia a los
fenómenos paranormales a los que se recurre con demasiada frecuencia,
evitando generalizar sobre conceptos teóricos jamás demostrados o
especulando sobre casos mínimos oscuramente definidos. La ciencia es
límpida y clara: ¿Por qué buscar en la oscuridad y la ambigüedad la verdad
que es luz? ¿Por qué temer a la ciencia que nos habla de la verdad natural y
se coloca al servicio de la verdad sobrenatural?
Las contribuciones de la ciencia en el análisis de fenómenos místicos
modernos han demostrado que durante "la experiencia" del hecho
extraordinario se registra por ejemplo un incremento en la concentración de
energía en la habitación durante todo el evento hasta su conclusión; de la
misma manera se ha determinado la emisión de radiaciones naturales
identificadas como Gama, de baja frecuencia y no dañinas para el ser
humano. Lo más extraordinario desde el punto de vista neurofisiológico ha
sido el registro de las ondas delta, señales cerebrales que el ser humano
registra en concomitancia a un estado de sueño profundo, efecto de drogas
psicoactivas, pero que "jamás" se pueden registrar cuando una persona
interactúa con su entorno o está en vigilia. Tampoco pueden ser objeto de
un "entrenamiento" psicofisiológico que permita el manejo o dirección
voluntaria de las mismas y aún menos, el fruto de la “transferencia” o
“aporte” telérgico proveniente de personas cercanas como el "sin sentido"
parapsicólogo insiste.
En la actualidad, el parámetro DELTA, también encontrado en el hermano.
David, se ha convertido en una de las "variables" fundamentales que nos
permite reconocer la autenticidad (científica) de un caso místico. En todos
los estudios efectuados, aunque en distintas circunstancias y características,
hemos encontrado estas ondas.
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Naturalmente que el análisis, cuya duración toma varios meses, incluso
años, no se detiene en este único dato. Se debe tomar en cuenta el registro
neurológico de base que define el estado funcional del cerebro; el estudio
psicológico que muestra un perfil intelectual y mental del sujeto. Adquiere
mucho significado el "estilo de vida" donde estas personas ponen en
evidencia la aplicación de las enseñanzas que dicen recibir. Algunos de ellos
ingresan en la vida religiosa, otros no, pero su testimonio es diáfano, su vida
transparente. Y siendo muy humanos (por lo tanto con límites) se
convierten en un verdadero ejemplo de vida espiritual. En última instancia,
son los FRUTOS que conceden la respuesta final. Justamente, entre los 7
casos de falsos que pudimos reconocer y denunciar, es precisamente el
"estilo de vida" que ha confirmado la falsedad de sus experiencias. Además
de la ausencia de registros "científicos" también descubrimos interés
desmedido por el dinero, soberbia, protagonismo, falta de testimonio,
desobediencia, etc.
Finalmente, el análisis del material escrito que proponen es objeto de
profundo estudio. Aunque contamos con asesores teológicos, nuestro
análisis científico va más al método "comparativo", pues en los falsos,
hemos encontrado copias y plagios que han confirmado la falsedad de sus
experiencias. Empero, y aquí es necesario estar muy atentos, pueden existir
casos en los cuales párrafos aún extensos puedan corresponder a citas de
otros místicos pasados o modernos. Pero lo que ayuda a definir la
autenticidad de cada línea, son los otros estudios complementarios,
particularmente el neuropsicofisiológico. No se define un caso en base a una
variable, sino a un conjunto muy complejo.
En consecuencia, es el seguimiento de decenas de casos en los 5
Continentes lo que hoy me sitúa delante de la obra "Ama-Me", un texto
escrito por David como fruto de sus experiencias especiales.
Pero antes de referirme a ella una aclaración. ¿Puede un investigador
pronunciarse al respecto? ¿No es juez y parte?
Cuando empecé a investigar estos casos, mi proveniencia atea me hizo la
persona indicada para investigarlos. ¿Por qué ahora mi conversión la quiere
limitar? ¿Es que el católico se convierte en un manipulador?
Para tranquilidad de todos, la evaluación científica la realizan otros
especialistas (en otros países inclusive me sirvo de profesionales no
creyentes) Yo me encargo únicamente de dirigir y organizar el diseño
experimental de la investigación. Yo no puedo crear las ondas delta ni firmar
el informe neurofisiológico, que en el caso del hermano David lleva, la
rúbrica del Dr. Ezequiel Jethmal, reconocido científico y profesional del
"Centro Médico Paitilla" de Panamá.
Con esta salvedad, me permito enunciar algunos conceptos sobre la obra:
- En base a los resultados obtenidos, he podido evaluar el alcance cognitivo
de David, cuya formación universitaria subraya sus dotes intelectuales, pero
su disponibilidad creativa y formación de base no me parecen suficientes
para componer con tanta espontaneidad y celeridad el contenido de los
conceptos humanos y espirituales que se encuentran en el libro.
- El lenguaje trasluce un estilo constante donde su interlocutor mantiene un
"modo" que sería' muy difícil: conservar aun para un escritor muy experto.
Enseñanzas profundas, respuestas inesperadas un lenguaje "original",
Misericordioso, rico en amor: que resulta muy difícil de redactar y
componer" en papel trabajando en un escritorio común.
La autocrítica constante fortalece el sentido de su autenticidad. David no
está seguro de lo que sucede, y si lo admite, no se cree digno, repite a
menudo que otro debería ser objeto de dichas experiencias.
- El lenguaje es muy cotidiano, no contiene la alta teología y semántica de
otros textos examinados, como en María de Agreda de España; tampoco la
metodología pedagógica propia de una escuela o academia, como en el caso
de la boliviana Catalina, ni el sentido profético de Agnese Sasagawa en
Japón o Patricia Talbot en Ecuador. Los textos de Ama-Me son una
invitación a ACERCARSE a Jesús para AMARLO. Incita a convertir a Cristo en
el centro de la vida de los hombres.
- Subraya la debilidad del hombre que se siente más animado a dirigir su
voluntad de acuerdo a los deseos propios y del mundo que someterla a
Dios. Pero es justamente Su Misericordia que le señala el Camino de la
manera sencilla. Y como ejemplo de simplicidad emerge la figura de María,
silenciosa y siempre dispuesta a obrar de acuerdo a la Voluntad Divina.
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_ Todo lo que ofrece al hermano David, quiere darlo a todos los hombres:
Está Vivo, es parte de nuestro diario avatar, lo encontramos presente en la
Eucaristía.
Emerge una posible observación a la obra: ¿Es tan simple la relación con
Dios? Sin negar la dificultad del "camino estrecho" ¿por qué tendría que ser
más difícil y complicado? ¿No habremos propuesto nosotros mismos una
relación dificultosa... simplemente porque nuestro esfuerzo ha sido
mínimo? ¿Cómo se puede amar con vehemencia a quien no se conoce?
" ... Tú aún insistes en entender esto con tu mente, esta Gracia tú nunca la
comprenderás a la luz de tu entendimiento humano, con esta actitud no se
entiende mi llamado; solamente podrás comprenderme con el corazón y en
la oración" (P.84 Tomo 1)
Pero el lenguaje llano no está libre de dramatismo ni de un llamado que
suena a súplica:
Jesús: "Yo te he dicho desde años atrás que tú no podrás amarme a tu gusto
o a tus condiciones, tú tienes que empezar a amarme a mi manera".
José: "Mi Señor, eres muy duro, mira lo que permitiste que viviera esa pobre
alma, me imagino cuanto sufrió... "
Jesús: "Si tú comprendieras o experimentaras el verdadero amor por Mí, te
aseguro que esto que acabas de expresar se transformaría en alabanza; tú
dices que deseas amarme, pero no haces nada por hacerlo, que deseas que
Yo sea tu guía, mas no me sigues. ¿Cuándo empezarás a vivir esta palabra:
Ama-Me?. (P. 432 Tomo 1)
Habrá seguramente muchas respuestas, yo propongo una:
Cuando nos acerquemos a Él, con el amor que verdaderamente merece.
Prof. Dr. Ricardo Castañón Gómez
Presidente del "Grupo Internacional para la Paz"
Roma, 26 de mayo, año 2000.

"Pues me alegro Señor con tus hechos y me gozo en las obras de tus
manos. ¡Qué magníficas son tus obras Señor! ¡Cuán profundos son tus
pensamientos!" Sal.92,5-6.
Hemos querido en este Tomo II de Ama-Me compartir con ustedes, amados
lectores, todas las bendiciones que Dios nos ha concedido llamándonos a
participar en esta maravillosa obra que cuenta con la aprobación y apoyo
incondicional del obispo de la diócesis de Colón-Kuna Yala, Monseñor Carlos
María Ariz. Muchos se preguntarán cómo nace todo lo relacionado con
Ama-Me y la Fraternidad de la Divina Misericordia de los Sagrados
Corazones de Jesús y María; por ello hemos confeccionado una cronología
de los principales acontecimientos que conforman el contexto espiritual en
el que se desarrolla este libro que, por gracia de Dios, tienes en tus manos.
La Fraternidad de la Divina Misericordia de los Sagrados Corazones de
Jesús y María nace el 2 de febrero de 1984, cuando algunos laicos que
conformaban un grupo de oración de la Parroquia "Jesús Pan de Vida"
dirigidos por su párroco, el Padre Teófílo Rodríguez, deciden aceptar el
llamado que sentían en sus corazones a vivir en comunidad siendo testigos
del Evangelio en el mundo; Conformaron el grupo 6 hermanas. El Padre
Teófilo y las hermanas sintieron la necesidad de manifestar su amor a Dios
por medio de alguna obra de misericordia, por lo que comenzaron a
investigar cuál era la mayor necesidad de la diócesis en el momento'
optaron por la atención a niños en situación de abandono y maltrato y a los
pocos meses cada hermana tenía uno o más niños en sus casas con sus
familias. Surge entonces la inquietud de adquirir un Sitio donde Instalarse
con los niños. Sin medios económicos, pero muy confiados en la Providencia
empiezan la búsqueda del lugar apropiado, mientras las hermanas se
enfrentan al nuevo reto que el Señor les lanzaba: vivir en comunidad,
abandonar familia y profesión para seguirle y servirle.
Una tarde en que el Padre Teófilo visitaba un área en las afueras de la
ciudad de Colón, se detuvo en un terreno identificado como: "Propiedad
Privada. " Maravillado con el hermoso paisaje y atraído por "algo especial"
bajó del auto y dijo "este es el terreno ideal para la obra. " Al poco tiempo
8
recibió una llamada telefónica de una persona interesada en donarle un
terreno; para sorpresa del Padre, el terreno era exactamente el mismo en el
que se había detenido semanas atrás. Poco después, con escasos recursos
económicos se inicia la construcción de una pequeña casa con una capilla
incluida, para dar albergue a los primeros habitantes de la Ciudadela Jesús y
María.
El 27 de septiembre de 1991 día de San Vicente de Paul, sin contar con las
condiciones mínimas necesarias, como agua y un camino de acceso, pero
con muchísima ilusión en sus corazones, le trasladan a la Ciudadela las
primeras cuatro hermanas con cuatro hermanos, dando inicio al
funcionamiento de la obra.
Precisamente a finales de septiembre, paralelamente a estos
acontecimientos y sin siquiera imaginar de qué manera afectarían su vida,
José Luis Trejos, un adolescente de 15 años de edad, estaba en casa
mirando la televisión cuando escuchó en su interior una voz que le pedía
mirar hacia atrás; al hacerlo pudo ver claramente a Jesús, nuestro Señor.
Ante tal acontecimiento José pide perdón por todas sus faltas y por la
indiferencia vivida hacia Dios hasta ese día; a partir de ese momento le
ocurren una serie de sucesos que no logra comprender y que cambian
completamente su vida: locuciones interiores, visiones, etc. Mientras tanto,
su ángel de la guarda lo prepara espiritualmente para asumir la gracia que el
cielo le concede.
Dudando de la autenticidad de los acontecimientos y considerando incluso
la posibilidad de sufrir algún desequilibrio mental, José le comunica a sus
padres lo que le ocurría; éstos a su vez, lo ponen en contacto con el Padre
Teófilo Rodríguez para que lo guíe.
Inicialmente un tanto escéptico a todo lo que el joven le compartía, el Padre
Teófilo empieza a tener habitual contacto con José; luego de un período de
discernimiento de aproximadamente un año y de estudiar minuciosamente
los mensajes que había pedido al joven que escribiera en un cuaderno,
empieza a darse cuenta que hay muchos términos y textos bíblicos que José
no conoce y ni siquiera llega a comprender. El Padre Teófilo admite que está
ante un auténtico instrumento del Señor y le da a conocer los mensajes a las
hermanas en la Ciudadela.

En marzo de 1993, mientras rezaban el Rosario el padre Teófilo y José en
una pequeña gruta ubicada en los terrenos de la Ciudadela (dedicada a la
Inmaculada Concepción e inaugurada el 8 de diciembre de 1991), el joven
entró en éxtasis; de sus labios salía una voz muy dulce que se identificó
como nuestra Madre Santísima. Ella pidió que en el mes de abril y en lo
sucesivo se congregaran en ese lugar para escuchar sus mensajes; la Madre
agregó que no quería que el evento se convirtiera en un medio proclive al
fanatismo como había ocurrido en otras de sus manifestaciones. A partir del
2 de abril Nuestra Señora, bajo la advocación de la Madre de la Oración,
regaló a miles de peregrinos provenientes de todo el país e incluso del
extranjero, 30 mensajes, que culminaron el 2 de marzo de 1995. En su
último mensaje Nuestra Señora prometió permanecer de manera espiritual
en su "valle de amor ", término con que se refería al lugar de las
manifestaciones, y pidió a todos sus hijos que no renegaran de la fe en
Jesucristo "ni hoy ni mañana ni nunca. " Además, nuestra Madre declaró
solemnemente que este es el tiempo en que su Inmaculado Corazón "v« ha
triunfado, " expresando con estas palabras el eminente triunfo de Dios
sobre el mal.
A raíz de las manifestaciones de la Madre de la Oración a finales de 1995,
aumentan paulatinamente las vocaciones de hermanos servidores en la
Fraternidad, constituyéndose también la rama masculina en la que ingresa
José junto con otro hermano; sin embargo, los planes del Señor irían mucho
más lejos de lo que hasta el momento se nos había revelado. En 1996 el
Padre Teófilo, que fungía como vicario de la diócesis y párroco de la
Catedral de la Inmaculada Concepción, pide a su obispo le conceda un año
sabático que le permita un tiempo de mayor intimidad con Dios y viaja a
España. Durante algunos meses el padre Teófilo siente la necesidad de orar
y ofrecer Eucaristías y sacrificios por la santidad sacerdotal.
La Celebración Eucarística del quincuagésimo aniversario de ordenación
sacerdotal del Papa Juan Pablo II sirvió para configurar el 1 y 2 de noviembre
de 1996 en las ciudades de Roma y Madrid respectivamente, el apostolado
de oración por. la santidad sacerdotal, misión que por voluntad de DIOS la
Fraternidad asume en 1997, formando parte de ella laicos que viven la
espiritualidad propia de la obra y profesan los votos de pobreza, castidad,
obediencia e inmolación asumiéndolos dentro del marco de su estado y su
realidad; su apostolado es la oración y sacrificio perpetuo por la santidad
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sacerdotal y se identifican dentro de la Fraternidad como "hermanos
colaboradores. "
Otro importante acontecimiento fue la entrega de la obra Ama-Me a su
Santidad Juan Pablo 11 el 10 de junio de 1998. Este fue un deseo del
corazón de Nuestro Señor, que en reiteradas ocasiones nos ha invitado a
permanecer fieles al magisterio del Santo Padre. A nosotros, a pesar de
conocer con antelación el hecho, no dejó de conmovemos enormemente y
de recordarnos dos realidades: La potestad de Dios sobre la obra, pues
como El mismo lo ha manifestado esta obra es suya y no nuestra y la
adhesión que El desea que tengamos en todo momento a la autoridad de la
Santa Madre Iglesia. No podemos dejar de mencionar el hermoso mensaje
de consuelo que nuestro Señor le ofrece al Papa: "Te basta mi gracia." Estas
profundas palabras expresan el amor y la fortaleza de Dios que se
manifiesta en medio de la debilidad humana; este mensaje, a pesar de sus
pocas palabras, manifiesta también una voz de aliento y esperanza para su
pontificado.
Recientemente, por petición del Señor, la obra Ama-Me fue traducida al
inglés y ya está siendo distribuida en el medio anglosajón; próximamente
será también traducida al Coreano, portugués e italiano.
Hoy en día, los hermanos colaboradores de la Fraternidad están instalados
en Colombia, Venezuela, El Salvador, Estados Unidos, Argentina, España,
Gibraltar y Panamá. Los hermanos servidores, (Los que viven
permanentemente en la Ciudadela Jesús y María) están proyectando su
expansión a otros países, según el Espíritu 10 vaya inspirando; mientras que
el hermano David Francisco, nombre de consagrado de José Luis, está
realizando estudios sacerdotales en la República de Colombia.
Actualmente, los hermanos servidores de la Fraternidad ejercen el carisma
de la misericordia por los más necesitados a través de tres apostolados:
1. El servicio a niños maltratados, abandonados y huérfanos.
2. La oración, acogida y apoyo a los sacerdotes en situación difícil.
3. El anuncio de la Palabra en catequesis, misiones populares, retiros y
congresos.
Nuestra Fraternidad, inspirada y guiada por los Sagrados Corazones de Jesús
y María, encuentra en el libro Ama-Me una verdadera inspiración para
acercamos y asemejamos cada vez más al Dios del Amor, pues como obra
de misericordia, amando y sirviendo a Jesús en la persona del prójimo, Colón, 6 de Agosto de 1997.
saciamos la sed de éstos dos corazones que gritan al mundo: Ama-Me... por Jesús: ¿Sabes algo, pequeño?
los que no me aman; sé fiel, por los que me ofenden; glorifícame por los que
reniegan mi Nombre ... David: Te escucho.

FRATERNIDAD DE LA DIVINA MISERICORDIA Jesús: Aquél que hizo el cielo y la tierra no sólo está contigo, sino que
DE LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y MARÍA también te cuida cuando duermes. Yo, pequeño, soy tu centinela y tu
auxilio, te protejo y te guardo bajo mi sombra; Yo, David, estoy más cerca de
lo que te imaginas de ti.

David: ¡Oh Señor mío! Toma mi corazón, pues bien sabes que soy débil y
pronto a dejarme guiar por mis gustos.

Jesús: No temas, Yo te guardo de todo mal. Yo, tu Dios, te libraré de la

trampa del cazador' y ¿sabes por qué?.. Porque te amo.

David: Yo también, Señor.

Jesús: Muéstramelo entonces con más obras de misericordia, siendo

amable, paciente y más servicial. Fíjate en aquellas flores, (Se refiere a un
arreglo que estaba colocado al pie de la imagen de San José en la capilla de
la fraternidad)

David: Son hermosas.

Jesús: Pero no se comparan con la belleza de un alma servicial y mucho

menos si se trata de alguien que se esfuerza por guardar mis mandatos.

David: Yo tengo cada día más sed de esto, Dios.

Jesús: Lo sé, Yo soy la fuente que saciará tu sed y el que está pronto para
ayudarte y ¿sabes por qué? Porque te amo...

David: Yo quiero amarte mucho.

10
Jesús: Entonces ama a tu prójimo como a ti mismo sin esperar ser amado
David, ¿tú no te imaginas en qué se distinguen los hijos de la luz de los hijos
de las tinieblas?
David: Te escucho.
Jesús: En dar con alegría. Nunca temas dar: amabilidad ante la indiferencia,
comprensión ante el egoísmo y amor al que te ocasiona un profundo dolor.
Amado mío, ¿qué te quiero decir con todo esto?... Que venzas el mal a
fuerza de bien y así tendrás el buen olor de tu Dios. Ahora ten mi paz.
Colón, 14 de Agosto de 1997.
Jesús: Amado mío, me he dado cuenta que te gusta el olor del incienso.
David: Sí, Jesús, me gusta mucho.
Jesús: Ese olor que tanto te agrada no se compara con el incienso de tu
esfuerzo y mucho menos, cuando prefieres agradarme antes de complacer
tus gustos.
David: Señor, Tú me sorprendes.
Jesús: Tú aún no sabes con quién estás tratando ni de lo que tu Dios es
capaz de hacer en ti si te dejas guiar por su Espíritu. Amado mío...
David: Dime Señor.
Jesús: ¿Tu confías en mi poder?..
- Guardé silencio
Jesús: Ya veo que no, te falta más fe.
David: Sí, no lo niego, Señor, dame la fuerza que necesito. Realmente mi
confianza en ti es muy poca, por ejemplo: el otro día se aproximó un señor Y
preguntó si alguien tenía un aparato para cargar la batería de su carro que
no funcionaba y tuve macho miedo de decirle que tuviera fe en ti, que su
carro arrancaría; otro día tuve unas inmensas ganas de decirle a aquella
11
persona (Me refiero a mi superiora) que me llevara a orar por su hermana
enferma, pero no lo hice; es más, cuando fui con mi guía espiritual a esa
Iglesia, la poquita confianza que tenía en el poder que tienes de realizar
grandes cosas se me esfumó cuando me enteré que la niña que había sido
curada en la misa (Un sacerdote que tiene el don de sanación había visitado
el país y sucedieron muchas sanaciones físicas) está igualo quizás peor que
antes. ¡No Dios, yo no sirvo para esto; además, soy muy inconstante!
Jesús: David, si mi Padre me entregó a ti porque no quería perderte sino
salvarte, ¿cuántas cosas no te dará por medio de aquél que prometió hacer
obras grandes en favor de sus amigos? Tú me hieres cuando te resistes a mis
deseos.
David: Jesús... (Me interrumpe)
Jesús: Tú tienes tanto temor porque aún no me amas lo suficiente, pues
cuando un alma ama, pone toda su confianza en el ser al que le ha
profesado lealtad. En verdad David, esta humanidad y tú están llamados a
poner su confianza en aquél que no sólo les profesó lealtad, sino que
también les demostró cuánto los ama al entregar su vida en una cruz.
David: Jesús...
Jesús: Dime.
David: Aumenta mi fe.
Jesús: Repítelo de nuevo, amado mío.
David: Aumenta mi fe.
Jesús: Así lo haré. Ahora ten mi paz.
Más tarde.
Jesús: Pequeño mío...
David: Te escucho.
Jesús: ¿Por qué te resistes a Mí? (Se refiere a la poca apertura que he tenido
a su plan)
David: A lo largo de este tiempo que llevo contigo, he podido ver cuán
miserable soy; a veces me pregunto por qué me escogiste.
Jesús: Mi gusano de Jacob, (Dijo esto con mucha gracia) no temas, pues Yo
me estoy valiendo de tus miserias para mostrar al mundo y a los que te
rodean cuán misericordioso soy; es más, me gusta escoger lo que no cuenta
de este mundo, precisamente para humillar a los soberbios y anular lo que
cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en la presencia del Señor.
David: Mi Dios, aquí estoy, me pongo en tus manos.
Jesús: Me agrada que seas dócil conmigo, pero si quieres agradarme aún
más, sé astuto como la serpiente; para evitar hacer y pensar lo que Yo
aborrezco. Ahora ten mi paz.
Colón, 1 de septiembre de 1997.
Jesús: Amado mío, ¿sabes algo? Hoy te haré sentir el dolor de mi corazón...
¿Lo sientes?
David: ¡Oh Dios! ¡Oh Dios! Cuánta pena me da... (En ese momento no pude
contener las lágrimas)
Jesús: Esta generación ha cometido faltas como ninguna otra, tanto es así
que cuando he querido apoyarme en mis amigos (Se refiere a las almas
consagradas) para recibir consuelo, es cuando más dolor me causan... ¡Oh
amado mío!... Te expreso este sentimiento para que te convenzas de cuán
estoy enamorado de tu corazón, pero tal parece que aún no te has
convencido lo suficiente.
David: ¿Por qué lo dices?
Jesús: Por la manera en que te comportas.
David: Señor, ¿qué podré hacer? Soy tan miserable.
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Jesús: Cómo quisiera que así como estás consciente de cuán miserable eres,
tuvieras presente que eres capaz de responder a la llamada que te hago.
(Habla del llamado a la santidad) David ...
David: Dime Señor.
Jesús: Procura tomar más en serio tu proceso de conversión, pues cuando
un alma va al purgatorio pasa por tres etapas: la primera, la purificación de
sus sentidos, es decir, experimenta una profunda pena por no haberlos
administrado bien; la segunda, el dolor que produce haberse esforzado muy
poco en agradarme; y la tercera, es el deseo de estar en el Reino de los
benditos de mi Padre y aún no encontrarse en él.
David: Esto me causa mucho dolor.
Jesús: Lo sé pequeño, pero ten presente que mi intención al manifestarte
todo esto es hacerte sentir cuán enamorado estoy de las almas. Ahora ten
mi paz.
Colón, 4 de septiembre de 1997.
David: Señor, ¿qué quieres de mí?
Jesús: Mi amado David, Yo quiero que tú me seas fiel y que tengas presente
que estás llamado a ser portador de mi voz; es más, a la medida que tú te
abras a mi Espíritu, a esa misma medida Yo te iré renovando e inspirando a
hacer las cosas que a Mí me agradan.
David ¿Sabes algo?
Jesús: Te escucho.
David: Tengo miedo de estropear tu obra en mí; hay muchas cosas que no
entiendo con claridad.
Jesús: Es normal que sientas todo esto, sin embargo, tú no eres el único que
se ha sentido así.
David: No entiendo.
Jesús: Medita esto, pequeño: ¿cuál fue la respuesta que le dio Abraham al
proyecto de mi Padre o la actitud de mi Madre ante el plan de tu Dios? ¿No
fue en ambos casos una respuesta y una actitud de fe?
David: Sí.
Jesús: Entonces confía en Mí y renuncia cada día a ti mismo.
David: Ese es mi deseo y lo que trato de hacer todos los días; a veces
tiemblo de espanto cuando pienso en mi poco esfuerzo y en el poco valor
que le estoy dando a esta gracia. Señor, ¿qué esperas de mí?
Jesús: ¿Qué quieres que Yo espere de ti: fidelidad, pureza, confianza o
servicialidad?
David: Señor, yo quiero que esperes de mí todo lo que con mucho esfuerzo
quiero darte. Cuando pienso en la hora de mi muerte, me asusto mucho y
me digo: "ay David, ay de ti si no te presentas ante tu Dios a su agrado. ¡Oh
Jesús, ten misericordia de mí!
Jesús: Mi gusanito de Jacob, tú me causas mucha gracia, pues he podido
notar cuánto anhela tu alma actuar a mi agrado. David...
David: Dime Jesús.
Jesús; Yo soy tu Dios, refúgiate en Mí, pues te enseñaré a cumplir mis
mandatos y te guiaré con mi Espíritu por la senda que te dará la vida eterna.
¿Tú anhelas esto?
David: Sí.
Jesús; Yo creo que no lo suficiente, pues tratarías un poco más de actuar y
pensar como Yo.
David: Es muy cierto lo que dices, por favor, Jesús, ten paciencia conmigo.
Jesús; Sí, David, la tengo, pues mi amor por ti es más fuerte que la muerte,
es llamarada de fuego; las aguas torrenciales no podrían apagarlo y mucho
menos anegarlo los ríos. Ahora ten mi paz.
13
Colón, 8 de septiembre de 1997.
Jesús; Pequeño, fija tu mirada en ese horno... (Mientras desayunaba, las
barras que transmiten calor para tostar el pan estaban de color rojo intenso)
así es mi amor por ti: al rojo vivo.
David: ¿Sabes Jesús? Así quiero amarte también.
Jesús: Lo sé y puedes hacerlo si te esfuerzas un poco más. Cuando tú,
pequeño mío, te enamores más de lo que está tu corazón de Mí, te darás
cuenta que Yo soy la fuente que calmará tu sed. Fíjate en algo, esta
humanidad está cometiendo dos errores: primero, se apartan de su Dios,
que es manantial de agua viva y segundo, se han hecho pozos agrietados
que no retienen el agua. ¡Oh mi amado David! Cuando Yo te coloque en
medio de muchas almas, háblales de este sentimiento y diles que Yo quiero
darles de la fuente que brota hasta la vida eterna. Hazles saber que esta
agua no tiene precio y que se las doy a cambio de su corazón, no importa
cómo esté o cómo lo ha hecho el mundo, pues Yo soy capaz y tengo el
poder para volverlo un corazón de carne.
David: ¡Oh Dios! Siento que tienes tanto deseo de que el hombre sea feliz.
Jesús: Sí, no tengo ni que expresártelo, me estás conociendo muy bien, pero
tú aún no sabes de lo que soy capaz y más cuando un alma confía en Mí.
David: Amado mío...
Jesús; ¡Oh David! Me agrada la ternura con que dices esto, repítelo.
David: Amado mío...
Jesús: David, recibe mi bendición y ten mi paz.
Colón, 10 de septiembre de 1997.
En la mañana.
Jesús: Mi pequeño David, en atención a que el año siguiente está dedicado a
mi Espíritu, (En preparación al Gran Jubileo del año 2000, el Papa Juan Pablo
II dedicó el año 1998 a la persona del Espíritu Santo) le daré a la humanidad
esta obra (Ama-Me) como un regalo de mi corazón para que se vuelvan a
Mí. Ahora ten mi paz
Más tarde.
Jesús: Yo quiero, David, que tú tengas presente que toda gracia o don está
siempre acompañado por una virtud. Yo deseo que cultives en tu corazón el
jardín que a mi Padre y a Mí nos agrada mucho: la humildad, pues Satanás
sabe muy bien que cuando un alma practica esta virtud atrae de mi corazón
no sólo gracias, sino también el poder de Dios. Pequeño, ¿tú sabes en
quiénes Yo me complazco?
David: No lo sé Señor y me gustaría saberlo.
Jesús: En los corazones que son humildes, pequeño. Estos son los hijos de
Dios que vencen al mundo. Ahora ten mi paz.
Colón, 15 de septiembre de 1997.
David: ¡Oh Jesús! Gracias por lo que estás haciendo en mi madre. (Dije esto
por la necesidad que he visto en ella de agradar a Dios)
Jesús: ¿Ahora te das cuenta que cuando tú te dediques más a mis cosas, Yo
me ocuparé de las tuyas?
David: Sí, pero mi Dios, te quiero pedir mucho por la conversión de mi
padre.
Jesús: Entonces, dedícate más a mis cosas, como hasta ahora lo has hecho.
(Dijo esto sonriendo) Ahora ten mi paz.
Colón, 23 de septiembre de 1997.
Jesús: Amado mío, aquí estoy, soy todo tuyo.
David: ¡Oh Jesús! Aquí está mi débil corazón que es tuyo, todo tuyo... Haz lo
que quieras con él.
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Jesús: Yo quiero hacerlo mi morada, tu corazón es mi jardín prohibido y es
exclusivo para mi Padre tan valioso es para Mí que le he puesto una cerca
de fuego.' ¿Quién se atreverá, pequeño David a invad.ir mi propiedad? Te
aseguro que aunque los enemigos de tu alma quisieran hacerlo no podrán.
David: Y, ¿por qué?
Jesús: Tu guardián, tu Dios, no duerme ni reposa.
David: Señor...
Jesús: Dime, David.
David: La verdad es que cuando hablo contigo, no tengo palabras para
expresarte mi necesidad de estar cada día más a tu agrado.
Jesús: Conmigo no hacen falta las palabras, pues cuando un alma ama a su
Dios se da cuenta que el lenguaje más perfecto es el amor. Si tú comienzas a
notar cuán profundo es este océano, empezarás a amarme hasta el grado
que tu mayor fin sea hacer mi voluntad, es decir, ser santo como Yo lo soy.
David: A veces siento que me hablas, aunque no escucho tu voz.
Jesús: Este es mi lenguaje, tú tienes que tener presente que Yo Soy el que
Soy, puedo hablarte de la forma con que suelo hacerlo o como me plazca.
Muchas veces sentirás en tu corazón lo que te quiere decir el mío, sin que
tus oídos escuchen mi voz. ¿Por qué permito esto? Para que te des cuenta
que cuando se ama, las palabras resultan insuficientes.
David: Señor, mientras más me revelas tu gran amor, más pequeño me
siento y me pregunto: "¿por qué Dios será tan generoso conmigo?"
(Siempre me hago esta pregunta cuando medito lo pronto que está Jesús a
perdonar mis faltas)
Jesús: Porque te amo. Yo estoy dispuesto, amado mío, a perdonar todas las
faltas de esta humanidad si se vuelven a Mí de todo corazón y dejan a un
lado todos esos ídolos que pagan con la muerte. Yo utilizaré tus labios para
expresarle a muchas almas que la paga del que me sirve con generosidad es
la vida eterna. ¿Sabes algo?

David: Te escucho.
Jesús: Yo he visto que a ti te causa mucho dolor el comportamiento de
aquella alma. (Se refiere a un pariente cercano) Si tú sientes eso siendo una
criatura creada por Mí, ¿cuánto más no será mi dolor al ver a muchos de mis
amigos esclavizados, cuando Yo les he dado libertad con mi muerte? ¿Qué
cadenas, por más gruesas que sean, no podrán romperse si grande es el
poder de su Dios? ¿Qué oscuridad no podrá ser como el sol del mediodía, si
Yo soy la luz?.
David: ¡Oh Jesús! Qué bueno, eres tan bueno que no quiero perder más el
tiempo.
Jesús: Me agrada mucho escuchar eso. Ahora ten mi paz.
Colón, 2 de octubre de 1997.
Jesús: Amado mío, ven y dile a mi corazón lo que tú necesitas; pide sin
miedo, Yo quiero saciarte. ¿Sabes algo? ... Me agrada el olor que tienes.
David: Jesús, no tengo perfume, ¿a qué te refieres?
Jesús: Me agrada ver en tu corazón el profundo deseo que tienes de no
pecar.
David: ¡Oh mi Dios! Yo no quiero ofenderte, quiero que mi mente sea tu
morada y mi corazón tu templo.
Jesús: Tú, pequeño, eres bien osado; me he dado cuenta del esfuerzo que
has hecho para que tus pensamientos, palabras y acciones estén a mi
agrado, pero ten presente, amado mío, que esto no significa que has ganado
el combate, aun te faltan muchas batallas por vencer, pues los enemigos de
tu alma son fuertes y muy inteligentes, el menor descuido que tengas sería
una gran oportunidad para destruirte.
David: Señor, sé que mis enemigos son grandes, pero no temo porque tu
amor es más fuerte.
15
Jesús: Me da mucho gusto que tengas esto presente, es cierto que mi amor
es más grande que el poder de los enemigos de tu alma, pero también es
cierto, pequeño, que tú llevas un gran tesoro en una vasija de barro,' es
decir, nunca olvides que eres débil y que necesitas cada día el auxilio de mi
gracia y alimentarte de mi Cuerpo. (Se refiere a la Eucaristía) Sácale
provecho a las caídas que has tenido, sé más precavido para que no caigas
en ellas nuevamente y por último, piensa cuánto gusto siente tu Dios
cuando evitas lo que él aborrece o cuando te esfuerzas por imitar su
mansedumbre, su humildad, su compasión y su caridad.
David: Jesús, fíjate en mi alma en estos momentos, ¿qué ves?
Jesús: Veo un pequeño fuego que empezó un día como una chispa, pero
que puede ser un gran incendio si le echó más leña de amor y misericordia,
y para esto, necesito que te abras a mi gracia. Mírame... (En ese momento el
Santísimo estaba expuesto)
David: Tú me inspiras a negarme más a mí mismo.
Jesús: Mírame una vez más... Yo soy tu Salvador, ¡Yo estoy Vivo, mi
presencia en la Hostia es real!
David: ¡Oh Jesús mío! Recibe mi pobre oración y dame tu bendición para
adorarte.
Jesús: No sólo te doy mi bendición, también te doy mi Espíritu para que
actúes más a mi agrado. Ahora ten mi paz.
Colón, 5 de octubre de 1997.
En la mañana.
David: Mi Señor, ¿qué quieres que te ofrezca hoy?
Jesús: Amado David, ¿te gustaría hacer aquella faena que realizan tus
hermanas? (Se refiere a limpiar el excremento a los niños pequeños de la
obra)
David: ¡Jesús!...
Jesús: Tú fuiste el de la iniciativa, ¿qué dices?
David: Sí, así lo haré, por amor a ti.
Jesús: Me agrada escuchar esto, pero ten presente que al hacerlo con
alguno de estos pequeños, a Mí también me lo estás haciendo.
Más tarde.
Jesús: David, fíjate en eso. (Un bebé se ensució en el pañal)
David: ¡Oh Dios! Esto es horrible, ese olor me asfixia. Dame tu fortaleza para
no desmayarme y limpiar a este niño como lo harías Tú.
Jesús: Tú me causas mucha gracia. ¿Sabes algo? Toda tu vida estaba así, fue
entonces cuando te llamé por tu nombre y te rocié con el agua de mi
Espíritu, para que quedaras limpio, y te bañé con mi Sangre para que tu ser
quedara como el color de la nieve.
David: ¡Oh Jesús! Llena mi corazón de ti, para hacer todo con amor.
Jesús: Así será (En ese momento sentí que Jesús sopló un cálido aire en mi
corazón). Ahora ten mi paz y no olvides que es a Mí a quien me lo haces.
Colón, 7 de octubre de 1997.
David: Jesús, quisiera darte muchas flores para agradecerte el inmenso
amor que me tienes.
Jesús: Amado David, Yo solamente te pido una y es la flor de la fidelidad ...
Tú puedes darme esta flor, pues Yo te he dado un ángel precisamente para
que te ayude a serme fiel, te guarde en tus caminos y para que tus pies no
tropiecen con la piedra de tus pastones. Ahora ten mi paz.
Más tarde.
Jesús: David, Me da mucha gracia cuando tú me muestras con estos actos
que no quieres apartarte de Mí. (Durante ese tiempo me propuse resistirme
a mis malos hábitos y huir de toda tentación)
16
David: Señor, quiero estar a tu agrado, sé que de alguna manera lo
conseguiré.
Jesús: Es muy cierto lo que dices, a Mí me consta y soy testigo de todas las
veces que te propusiste alcanzar metas efímeras y de cuánto te has
sacrificado para obtener bienes que se corroen con la polilla; esa misma
actitud tenIa para ser más como Yo y verás cómo te irá. Amado mío...
David: Dime Señor.
Jesús: Crucifica día a día tus pasiones y no olvides que para corregir algunos
malos hábitos, es necesario ponerlos en el fuego de la resistencia y as!
quitarles su rigidez. Ahora ten mi paz.
Colón, 16 de octubre de 1997.
Jesús: Amado mío, ¿sabes algo?
David: Dime Señor,
Jesús: A esa alma (Habla de santa Margarita María de Alacoque) la he
tomado para que expandiera la devoción a mi Sagrado Corazón y a ti para
que des a conocer los sentimientos de ese Corazón.
Más tarde.
David: Jesús, soy tan miserable, siento que te ocasiono mucha tristeza
cuando me dejo guiar por mis gustos, ¡ten piedad de mí! y ayúdame a ser
como deseas.
Jesús: No temas, cuando sientas el peso de tus miserias dirige tu mirada
hacia mi Corazón, de donde brota la fuente inagotable de mi gracia. Tú
tienes que darte cuenta, pequeño, que la naturaleza humana es muy
vulnerable y sin Mí el hombre nada puede hacer; permanece en Mí. ¿Cómo?
No descuides tu oración y guarda mis mandatos.
David: Infunde más y más ese deseo en mi corazón Señor.
Jesús: Así será. David, tú me agradas, pero quiero que me agrades más
asemejándote por completo a Mí. Ahora ten mi paz.
En la noche.
Jesús: ¿Tú sabes por qué los enemigos de tu alma te suelen vencer
fácilmente y en poco tiempo? O ¿por qué ellos te hacen ser inconstante en
tus propósitos de agradar más mi Corazón?
David: No, te escucho.
Jesús: A ti te falta ser más obediente a tus superiores, incluso en las
pequeñas cosas como esta. (Dijo esto porque no creí necesario pedirle
permiso a mi superiora para hacer una llamada a mi hermano que vive en la
capital del país) Te digo esto porque cuando Satanás ve que un alma se
esfuerza en practicar la obediencia, sabe muy bien que es una casa donde él
no tiene dominio, pues la obediencia es fruto del amor a Dios y es la máxima
expresión de la humildad, olor que él detesta y repele; sin embargo, cuando
un alma es soberbia, es una casa con las puertas y ventanas abiertas donde
él puede robar, dominar y matar fácilmente. David, ¡oh David! ...
David: Dime Señor.
Jesús: Aunque tú tengas muchas cualidades, no olvides que es cuando más
humilde debes ser y cuando más debes negarte a ti mismo para que Yo sea
quien viva en ti. La autosuficiencia, el orgullo, la rebeldía son fruto de un
alma soberbia y esas son las almas que Yo detesto; ¿quién, pequeño, puede
entrar o morar en mi habitación? ¿No es el de manos limpias o el que tiene
un corazón puro, que evita ser vanidoso y opta por amar? El amor no es
altanero; al contrario, es más profundo cuando el corazón es sencillo y
humilde. Ahora ten mi paz.
Colón, 17 de octubre de 1997.
En la mañana.
Jesús: Amado mío, la cruz debe ser para ti un espejo donde puedas
reflejarte y si al mirarla no te reflejas en él, es una señal de que aún no te
has negado a ti mismo.
17
David: Me parezco muy poco a Ti, mi Señor.
Jesús: David, eres el reflejo de todos los tuyos. (Se refiere a la humanidad)
Tú no te pareces totalmente a Mí, no porque no puedas, sino por el poco
esfuerzo que haces; además, recuerda, pequeño, que tus miserias son paja
seca que una vez expuesta al fuego de mi Corazón quedan consumidas.
Ahora ten mi paz.
Colón, 7 de noviembre de 1997.
David: Mi Señor, aquí estoy lleno de miserias; he avanzado muy poco, sé
que te he hecho una corona de espinas por la manera en que me he
comportado. ¡Oh mi Señor! Vuelvo a ti, vuelvo a tus brazos.
Jesús: David, amado mío, cuando un alma decide seguirme y asemejarse a
Mí debe despreciarse a sí misma, no sólo para ser mi morada o mi jardín
prohibido, sino para ir al lugar que mi Padre y Yo le tenemos preparado a
aquellos que dejan todo con tal de seguir mis pasos. David, ¿tú quieres
seguir mis huellas? ¿Estás dispuesto a evitar lo que a Mí no me agrada?
David: Eso quiero, ese es mi anhelo, ser todo tuyo.
Jesús: Enamórate de este anhelo que tienes y verás cómo te irá. Muchas
almas se vuelven muy deprisa a su antigua forma de vivir porque se han
enamorado, unos muy poco, otros casi nada y ante esta situación, ¿cómo no
va a sacar ventaja Satanás? Un alma enamorada verdaderamente de su
anhelo es capaz de vencer los obstáculos de las pasiones y pisotear los
leones de los vicios y el dragón de este mundo.
David: Jesús, enamórame más de ese anhelo que tengo de ser sólo tuyo.
Jesús: Acércate entonces con más confianza al altar de la gracia, pues no
sólo haré esto, también te fortaleceré con este Sacramento inagotable que
lleva a la vida eterna. (Habla de la Eucaristía) ¿Sabes algo, pequeño?
David: Te escucho.
Jesús: A Mí me da mucha pena ver cuán obstinado está el hombre en darme
la espalda. ¿Hasta dónde llegará su dureza de corazón? Satanás ha sido muy
listo en hacerles creer que la paga de los que trabajan para la carne es "la
verdadera felicidad" cuando es la muerte. ¡Qué pena me da esto! ¡Qué pena
me da ver a los hombres empeñarse en quitar, o bien despreciar, al Dios de
la vida para rendirle adoración a dioses extraños! David, Ama-Me, pero
Ama-Me con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
¿Sabes quiénes son los que me aman?
David: Sí, los que guardan tus mandatos.
Jesús: No te equivocas y uno de éstos es amar a tu prójimo como a ti
mismo.
David: ¿Por qué tú siempre insistes en esto, Señor?
Jesús: Porque son las obras de amor las que borran los pecados.' Nunca
olvides que el que ama es porque ha nacido de Dios. Ahora descansa en mi
paz.
Colón, 11 de noviembre de 1997.
En la mañana.
Jesús: Amado mío...
David: Dime Señor.
Jesús: Cuanto más te abstengas y reprimas tus deseos y pasiones, sentirás
en esa medida un gran gozo en tu corazón aquí en la tierra y una felicidad
plena en mi Reino. David, ¿tú no crees que sería hermoso decirle a mi
Padre: "Mira cuánto nos ama esa alma, que pudiendo hacer lo que no nos
gusta, prefiere guardar mis mandatos?"
David: Sí, sería hermoso, Jesús.
Jesús: Amado David, esto sucede cada vez que tú evitas hacer lo que Yo
aborrezco, para hacer lo que a mis ojos es grato.
David: Jesús, hay momentos en que siento que tu mirada no se aleja de mí
yeso algunas veces me pone nervioso.
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Jesús: Mi pequeño, mis pupilas, de hecho, están examinándote día y noche,
no para que te pongas de esta forma, más bien para hacerte sentir cuán
atento está el Dios de toda la creación a tus acciones. ¿Sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: Tú no podrás nunca escaparte ni esconderte de Mí, es más, aunque
vayas de un extremo a otro del orbe o bajes a las profundidades de esta
tierra, allí estaré.' Si te preguntas por qué soy así, es porque te amo, porque
eres muy valioso para Mí; tú eres mi morada, Yo te he llamado desde mucho
antes de crear el mundo para que fueras mi consagrado.
David: Cuando te comportas así me doy cuenta que tengo muchos motivos
para serte fiel.
Jesús: Agrádame, sedúceme siempre con este olor: la fidelidad. Pues el
hombre fiel, amado mío, es muy preciado a mis ojos y vale más que muchos
sabios que sólo son buenos para interpretar las Escrituras, pero no en
hacerlas vida en sus corazones. David...
David: Dime Señor.
Jesús: Si todos esos conocimientos que tú has adquirido no te llevan a
serme más fiel, entonces serías como muchos, es decir, como la campana
que avisa que hay que entrar a la Iglesia, pero ella, sin embargo, nunca
entra.
David: Mi Señor, esto me da mucha pena. Cuando veo a muchos amigos
tuyos ser tan fríos, siguiendo el rito pero siendo poco espirituales, es cuando
más crece en mí ese deseo de ser sacerdote, como lo anhela tu Corazón.
Jesús: Me agrada mucho escucharte decir esto, mi pequeño David. Ahora
ten mi paz.
Colón, 17 de noviembre de 1997.
David: ¡Oh mi Señor! me siento con las manos vacías, te he prometido cosas
que no he cumplido sino a medias.
Jesús: A pesar de todo esto, Yo estoy contigo y me es muy penoso darte la
espalda porque te llevo grabado en las palmas de mis manos.' Yo sé, David,
que a ti aún te falta amarme más y que muy poco guardas mis preceptos,
pero frente a esta realidad te extiendo mis manos, te doy mi Espíritu, pues
lo último que Yo quisiera es ocultarte mi gracia y verte a merced y esclavo
de tus miserias. David, ¡oh mi gusanito de Jacob!...
David: Dime mi Dios.
Jesús: Quiero embriagarte de mi amor, extasiarte con el perfume de mi
gracia. Sí, David, quiero seducirte y seducirte hasta el grado de que tu única
pasión sea ser sólo mío; ya sea que vivas o que mueras, pequeño, lo hagas
sólo para tu Dios.!
David: Mi Señor, cuánta pena me da verme a veces tan indiferente a tu
persona, ¡Oh mi Dios! hazme arder de amor por ti, enciende en mí ese
fuego; tócame Señor, mi Dios, tócame y seré cera blanda en tus dedos.
Envíame tu Espíritu para que camine según tus preceptos, no quiero otra
cosa que no sea esto: vivir de acuerdo a tu voluntad.
Jesús: Mi coquito David. ten calma, de un día para otro tú no alcanzarás a
tener ese amor con que quiero que me ames; este es un proceso lento, pero
seguro, donde debes empezar por guardar mis mandatos y procurar ser
constante como lo son los enemigos de tu alma cuando se empeñan en
hacerte obrar el mal que tú no quieres hacer. David...
David: Dime Señor.
Jesús: ¿Te gusta que te llame coquito?
David: Ese apodo me hace tanta gracia, ¿de dónde lo sacaste?
Jesús: Lo saqué de mi Padre; él llamaba a su pueblo, o bien a su amigo Israel
de esa manera.
David: Ese apodo me da tanta gracia.
Jesús: Lo sé.
David: Jesús, ¿sabes algo?
19
Jesús: Te escucho.
David: Este débil y miserable pecador desea serte fiel todos los días de su
vida.
Jesús: Lo sé David y sé también que cuando tú eres tentado, esas
tentaciones no superan tus fuerzas y son a la vez las que me llenan de
mucho gozo ya que te acercan más a Mí cuando las evitas o resistes. Amado
mío, ¿quieres saber algo?
David: Te escucho, Señor.
Jesús: Una vez, cuando las personas que habían muerto en la tierra se
presentaban ante Mí para mostrarme sus obras, muchas me daban
ramilletes de flores, pero luego se aproximó una y con lágrimas en sus ojos
me decía: "perdóname por no darte un ramillete de flores como te dan
otras personas, yo no tengo Señor más que una flor que cultivé y conservé,
tómala es para ti. "
David: ¿Qué hiciste cuando te dijo eso?
Jesús: Abracé a esa alma con todo mi amor y coloqué la flor que me dio en
un lugar muy alto.
David: Jesús, ¿esa flor qué era o qué simbolizaba?
Jesús: ¿No te imaginas?
David: No, Señor.
Jesús: David, simboliza la resistencia al mal. Resístele a Satanás y huirá de ti,
eso fue lo que esa alma intentó y reintentó toda su vida en la tierra, al final
se cumplió lo que dice la Escritura: "el que persevera hasta el final, ese se
salvará."
David: ¡Oh Dios! Así lo haré.
Jesús: Tú puedes hacerlo, además, mi gracia te basta. Ahora vete en paz y
no olvides que de ti espero una sola flor: la resistencia.

Colón, 20 de noviembre de 1997.
En la mañana.
Jesús: Amado mío, ten mi paz, ¿tienes algo que decirme?
David: Sí, ¿qué quieres de mí?
Jesús: Yo quiero que seas como Yo, Santo, David; que evites hacer las
antiguas obras que realizabas por ignorancia y que tengas presente que
todas las cosas pasarán, los cielos y la tierra, se acabarán los hombres y las
bestias del campo, pero mi amor nunca pasará; mi amor por ti nunca se
acabará, es inmutable, las aguas torrenciales no podrían apagarlo y mucho
menos anegarlo las aguas de los ríos, pequeño.
David: Cuando te escucho, tus palabras hacen que mi corazón arda cada día
más por agradarte, mi Dios. ¿Sabes algo? Quiero reparar todo el mal que te
he hecho.
Jesús: Coquito de Dios, me he dado cuenta que llevas muy marcadas tus
faltas contra Mí, ¡anímate! Pues Yo te recuerdo con misericordia. Nunca le
des cabida al desánimo por las faltas o por los errores que tu corazón ha
consentido, pues bien sé que muchos hombres y mujeres faltan más por
debilidad que por placer. David...
David: Dime Señor.
Jesús: No te juzgues, eso sólo lo debo hacer Yo, ¿no crees?
David: Sí, es cierto, pero quisiera hacer algo para agradarte.
Jesús: Entonces rompe tus pecados con obras de justicia, es decir, con obras
de misericordia I y trata a los demás como quieres que te trate el que te
sacó de la nada y te libró de la trampa de los cazadores que aun buscan tu
muerte. ¿Sabes algo David?
David: Te escucho.
20
Jesús: A Mí me agrada tu compañía, En el momento de tu concepción, Yo de
mucho antes, ya había pensado en ti; Yo fui, David, el primero en amarte, Yo
comprendo las acciones de tu corazón pues Yo lo he creador soy tu
Salvador, que ha venido a darte vida y vida en abundancia."
David: Señor mío...
Jesús: No digas nada... Sé muy bien cuánto es tu deseo de agradarme y de
abrirte a mi plan, es por eso que quiero que confíes en Mí y te desapegues
más de ti para que estés unido a la vid. Ahora, mi pequeño sarmiento, vete
en paz.
Colón, 2 de diciembre de 1997.
David: Jesús, estoy aquí pensando en lo pronto que estoy para hacer las
cosas que un día te prometí evitar.
Jesús: David, ora. La oración debilita las fuerzas o eI poder de los enemigos
de tu alma, ésta a su vez fortalece tu voluntad y mueve el corazón a tener
presente los preceptos de Dios. La oración mantiene sosegada al alma,
aquieta los impulsos humanos; es un medicamento que hace efecto a la
medida que se toma, es decir, que se ora. Muchas almas hoy en día son
presa del león, Satanás, precisamente por la falta de oración; la oración,
vuelvo y te lo digo, es el pulmón del alma. Una vez que se deja de orar se
pierde el aire del estado en que se vive... ¿Es una necesidad orar? Sí, pues
del mismo modo que el hombre necesita beber agua, ocurre con la oración.
Date cuenta, pequeño, que si tú oras poco, es como si sólo dejaras
centinelas para que guarden la ciudad en las horas de la noche, pero si oras
frecuentemente de tal modo que estés siempre velando para no caer en la
tentación, es como si tuvieras centinelas guardando la ciudad de día y de
noche.
David: Señor, dame un espíritu de oración, infunde en mi corazón el deseo
de orar.
Jesús: Me agrada escucharte pedir esto, pues es lo que quiero; quiero,
David, darte ese espíritu de oración, porque bien sé que un hombre de
oración, es una bóveda con altos centinelas, tan capaces que no permitirán
que hurten los tesoros que allí se encuentran; pero cuando el alma,
pequeño, se descuida en este importantísimo hábito es cuando más auge
tienen los defectos y más poder tienen las pasiones que un día trató de
reprimir. David...
David: Dime Señor.
Jesús: Sácale ventaja a tus caídas, ora con un corazón contrito y humillado! y
verás cómo evitarás que tus pies tropiecen nuevamente. Ahora ten mi paz.
Colón, 15 de diciembre de 1997.
Jesús: David, observa. (Vi en mi interior las manos de Jesús que retenían
muchas pequeñas luces en forma de esferas de distintos colores)
David: ¿Qué es?
Jesús: Son gracias que el alma desprecia. Tú debes convencerte, amado de
mi corazón, con qué Dios estás tratando; Si aquellas almas (Se refiere a
algunos miembros del grupo juvenil que dirige la fraternidad, denominado:
"Madre de la oración") al verte te dan lo mejor de sí, ¿cuánto mas no te
dará el Espíritu si lo invocas? Mi Espíritu, David, no tiene otro fin que
llenarte, hacerte presencia de Mí y darte todos sus dones. Él es quien
conoce lo más íntimo de tu Dios! y es precisamente el que te llevará por
tierra llana, es decir, te guiará por el camino que te hará tener este objetivo:
"Mi alimento es hacer la voluntad de Dios."
David: Eso anhelo, hacer tu voluntad.
Jesús: Me agrada escucharte decir eso, pues no existe algo más hermoso
que someterse por amor a la voluntad del que hizo cielo y tierra; es muy
cierto que este mundo ofrece muchos bienes, gozos y placeres, pero no se
comparan con el pan del querer de aquél que te ama como tú no tienes
Idea.
David: Es cierto, no tengo idea de cuánto me amas, pero quisiera, Jesús,
amarte mucho... con todas mis fuerzas.
Jesús: Tú puedes hacerlo, tú puedes llegar incluso hasta el grado de sentir
un gran celo devorador por Mí, de ser mi imagen viva en esta tierra; es más,
tú, pobre pecador, estás llamado a hacer obras que no te imaginas. Ama-Me
más, sé más fiel a quien tanto te amo.
21
David: ¡Oh Jesús! Tómame.
Jesús: Sí, te tomaré como el carpintero toma una rústica madera y la lija
para luego hacerla una buena pieza; así Yo haré contigo David, te lijaré y te
barnizaré con mi Espíritu, de tal modo que cuando hables, rías, camines o
duermas, todos sientan y vean que Yo no me gozo con la muerte del
pecador; y ¿sabes por qué? Porque le amo, además, para Mí es muy penoso
que un siervo mío mendigue el pan, eso jamás se ha visto y nunca se
escuchará. Ven a Mí, amado de Dios, ven, toca las puertas de mi corazón
misericordioso y sé feliz. Ahora ten mi paz
Más tarde.
Jesús: Amado mío, ¿sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: Esos mismos signos que acompañaban a mis primeros discípulos te
acompañarán a ti desde ahora; David, todo se haga a la medida de tu fe.
David: ¡Oh Jesús! No te confíes de mi poca fe.
Jesús: Pídeme entonces que aumente tu fe, ora pequeño, ora al Padre y
pídele esto en mi Nombre, Él te lo dará. David...
David: Te escucho, Señor.
Jesús: ¿Me dejas recostarme en tu hombro?
David: Sí, hazlo.
Jesús: Entonces, David Ama-Me con todo tu corazón. Ahora vete en paz.
Colón, 19 de diciembre de 1997.
En la mañana.
Jesús: David, ¿te das cuenta qué produce el esfuerzo humano acompañado
de mi gracia?
David: Sí Señor, enséñame a ser como aquella alma, apasionada por ti.
(Estaba muy impresionado por el testimonio de San Juan Evangelista)
Jesús: David, un alma apasionada no es de tal manera por enseñanza, sino
por su empeño y disposición en hacer o guardar lo que a su Amado le
agrada. Cuando tú, pequeño mío, seas más constante en esto que estás
haciendo para estar a mi agrado, (Continuaba en mi propósito de resistirme
a mis malos hábitos) ese mismo esfuerzo aumentará en ti la pasión por
estar como una hostia santa e inmaculada para aquél que te llamó a ser
como Él, es decir, santo.
David: ¡Oh mi Dios! Dame más sed de santidad y más hambre de ser todo
tuyo, no quiero ofenderte con mis actos; te digo esto porque ahora
recuerdo con tristeza todas las veces en que me gocé en pensamientos y
actitudes que hieren tu corazón.
Jesús: Amado mío, ¿sabes por qué tu alma siente esto ahora? Porque
conoce la Verdad. Cuando tú estabas en las tinieblas, hacías, pensabas y
hablabas cosas propias de la oscuridad, pero ahora tú ya no eres hijo de la
oscuridad sino hijo de la luz que vino al mundo precisamente para
alumbrarlo. Yo soy la Verdad David, la Verdad que te hará libre," la Verdad
que te invita hoya estar unido a Mí como el sarmiento a la vid. ¿Quieres
saber algo?
David: Te escucho.
Jesús: Tú eres hijo de Dios," tú aún no sabes lo que eso significa; algún día,
amado mío, se te revelará lo que eres y cuando llegue esa hora, serás
semejante a tu Dios y lo verás tal cual es. Ahora vete en paz, hijo de Dios.
Colón, 21 de diciembre de 1997.
Jesús: Pequeño, acompáñame un momento... (Me guió hacia una
construcción que se realizaba en la fraternidad)
David: ¿Para qué me trajiste a la lavandería que están edificando, Señor?
Jesús: Observa para qué ellos están utilizando esas piedras y aquella tierra.
22
David: Sí, lo veo; la utilizan para hacer el piso, pero todo esto no nos
compete. ¡No sé cuál es tu intención al traerme aquí!
Jesús: David, te he traído para que veas que así como ellos han utilizado
esas piedras y aquella tierra para el piso, Yo me he valido de la dura piedra
de tus miserias y de la tierra de tu debilidad para mostrar mi poder. Dame
tus miserias, a cambio te daré un corazón como el mío. Ahora vete en paz.
Colón, 24 de diciembre de 1997.
Jesús: Si aquellas almas, David, te aprecian tanto, (Habla de algunos
miembros del grupo juvenil Madre de la Oración) ¿te has imaginado cuánto
más estima aquél que te consagró desde mucho antes de la creación del
mundo?
David: No me lo imagino. ¡Oh Dios! No porque no pueda, sino porque mi
imaginación en atención a esa estima que me tienes es muy limitada.
Jesús: Ya lo creo pequeño. Yo te amo tanto... prueba de este amor ha sido
cuando me encarné por obra del Espíritu Santo en mi Madre, en nuestra
Madre. David...
David: Aquí me tienes.
Jesús: Yo he venido a hacerte partícipe de mi naturaleza divina y a que seas
santo como lo es mi Padre.' Estas palabras hoy en día le resultan al hombre
un lenguaje muy difícil de aceptar, pues a muchos se les olvida que en
medio de la debilidad, les es suficiente mi gracia; El modernismo hoy
observa esto (Se refiere a la santidad) como un estado al que sólo los
religiosos están llamados, cuando no es así; todos, hasta el más vil pecador,
están llamados a tener el buen olor de tu Dios, I tan sólo basta que se
arrepientan de sus pecados, pues aunque sean rojos como la escarlata, Yo
los volveré más blancos que la nieve y haré que su oscuridad sea como la
claridad del mediodía. ¡Oh David! Déjame utilizar tus labios para decirle al
mundo y a toda clase de personas: Amen-Me y vengan a Mí todos los que
están cansados y agobiados que Yo los haré descansar' y los pastorearé por
verdes prados," donde el sol no les hará daño de día, ni la luna de noche.
David: Tómame, soy todo tuyo,
Jesús: Esfuérzate por presentarte cada día ante Mí como esa hostia santa e
inmaculada que menciona la Escritura, Ahora ten mi paz, no esa paz que da
el mundo, superficial y momentánea, sino mi paz que es inmutable y que
permanece en los hombres de buena voluntad.
David: ¿Me das esa paz?
Jesús: No sólo quiero dártela, David, también quiero hacerte portador de
ésta.
David: No soy digno de todo esto, pero SI Tú lo quieres, que así sea Señor.
Jesús: No te aflijas David, no mires el lado izquierdo de tus miserias, mira
más bien el lado derecho de mi gracia. ¿Tú recuerdas aquella copa?
(Menciona un copón nuevo que adquirió la fraternidad) Antes de ser
preciosa, tuvo que pasar por un proceso; lo mismo ocurrirá contigo. ¿Sabes
algo?
David: Te escucho.
Jesús: Así como eres me atraes mucho.
David: Tú me animas.
Jesús: Si te digo que me puedes atraer más, ¿te animarías más?
David: Sí.
Jesús: Ahora vete en paz.
Colón, 28 de diciembre de 1997.
David: Mi Señor, ¿qué es esto que siento? Tengo un inmenso deseo de
postrarme a tus pies por todo el bien que me has hecho, no sé cómo
pagarte todo lo que has realizado en este pobre pecador, una débil criatura
que te pide a gritos: "no te detengas hasta que veas tu obra en mí. " En este
tiempo he sido muy torpe, le he dado cabida a los enemigos de mi alma, una
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vez más me he convencido de cuánto Satanás desea destruirme. ¿Sabes
algo mi Jesús?
Jesús: Te escucho, mi pequeño.
David: No quiero ofenderte, quiero ser todo tuyo.
Jesús: Lo sé David, sé muy bien cuánto tu alma anhela caminar rectamente
en mi presencia y sé también el deseo del maligno de hacer que tus pies
tropiecen con las piedras de la indiferencia, la desobediencia, la impureza y
la tibieza. Ora, sé vigilante, amado de Dios, para que no caigas en las
tentaciones; es más, cuando tú te sientas tentado, considéralo una gracia o
un buen momento para demostrarle a aquél que me envió a ti, mi Padre,
nuestro Padre, que lo amas. Muéstranos más fidelidad pues así como la
novia se adorna con sus Joyas, así Yo quiero embellecerte con dones y
virtudes. ¡Oh, si el mundo se decidiera por estos dones cuán bellos sería! Te
aseguro que sería para Mi más valioso que todas esas cosas que les llaman
la atención. David, amado mío...
David: Dime Señor.
Jesús: Yo quiero adornar a cada alma con este vestido precioso: mi Santo
Espíritu; él hará con esta generación, pero sobre todo con los que se
esfuerzan por ser mis verdaderos discípulos, que de su ser manen ríos de
agua viva.
David: ¡Oh Dios! Aquí me tienes, hazme dócil a tu Espíritu. ¿Quieres saber
con qué fin? Con el fin de ser todo tuyo, eso es lo que quiero: arder, arder
de amor por ti. A veces medito cómo hay personas que se dan con rapidez a
las corrientes de este mundo, así, Señor, así quiero darme todo a ti. Hoy
renuevo esta ofrenda, soy todo tuyo, como dice nuestra oración... "desde la
raíz de mis cabellos, hasta la planta de mis pies." (Hablo de la consagración
de la fraternidad)
Jesús: Acepto tu ofrenda, ahora acepta tú la mía: cuando mi Cuerpo y mi
Sangre estén bajo las especies del Pan y el Vino... David... David... David... Yo
quiero ser todo tuyo; Yo soy el Pan de Vida, el que cree en Mí nunca tendrá
hambre, el que cree en Mí, nunca tendrá sed/ es más, de su ser manarán
torrentes de gracias. Ahora recibe mi paz.

Colón, 7 de enero de 1998,
Jesús: David, consagrado mío, ¿dónde quién irás para saciar tu sed? ¿Quién
puede darte la felicidad que anhela tu alma? Sólo Yo, amado mío, tengo
Palabras de Vida Eterna; Yo te he rociado con el agua fresca de mi
misericordia, este manantial es una fuente inagotable capaz de perdonar
hasta al más vil pecador.
David: Mi Señor, ten piedad de mí, de este indigno siervo tuyo. Sí, soy un vil
pecador que desea con todo su corazón agradarte algún día, no sé cuándo ni
cómo, pero sé, ¡Oh Dios! Que algún día seré el alma que tú esperas. ¡Oh
Jesús! Dame de beber de ese manantial, ábreme las puertas de tu corazón y
déjame morar allí.
Jesús: David, ¡Oh mi amado David! No tengas miedo ni te tiemblen tus
manos, pues tu Dios está en medio de ti como un Dios que salva. Yo he
venido a salvarte de la trampa del cazador; a sacarte de la boca del león
para que me sirvas en santidad y justicia.
David: A veces se me hace tan difícil.
Jesús: No olvides que el camino que un día decidiste emprender es
estrechar' es cierto que tiene muchas piedras, pero tampoco olvides que te
he mandado a mi ángel (Se refiere a mi ángel custodio, llamado Jabhiel) para
que tus pies no tropiecen con ellas.' Obedécele y verás cómo te irá.
David: Jesús...
Jesús: Te escucho.
David: En mi corazón hay mucha tristeza porque a veces no respondo a 10
que esta gracia me demanda ni a las exigencias que la vida consagrada
implica.
Jesús: David, me basta tu esfuerzo. Tu esfuerzo para Mí es como era la flor
de harina con aceite e incienso para mi Padre, es decir, un calmante aroma.'
Embriágame con ese perfume, déjame extasiarme con este fino olor, (el
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esfuerzo) incomparable a cualquier flor fragante. Te amo David, nunca
olvides que tú estás tatuado en las palmas de mis manos.
David: ¡Oh Jesús! No sigas, siento que mi corazón va a estallar.
Jesús: El amor no hace daño pequeño, es una llamarada de fuego; los ríos
no podrán apagarlo ni los océanos anegarlo, porque se trata del amor de
Dios. David, ¿sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: Tú recuerdas aquella cerca? (Se refiere al muro que rodea una casa
que esta camino a la capital)
David: Sí.
Jesús: La cerca que te rodea a ti, casa mía, es una muralla de fuego, esa
muralla es mi Santo Espíritu, fuego devorador, inconsumible, dispuesto a
hacer con tu corazón una zarza ardiente.
David: Jesús, no sé qué decirte, tu amor por mí es tan grande que me
sorprende y me hace sentir un gran deseo de adorarte. ¡Te adoro, oh mi
Rey! (En ese momento me puse de rodillas) ¡Te exalto! (Con mis ojos
cerrados, sentía como su gran amor me envolvía) Soy todo tuyo, Jesús...
Jesús: Y Yo todo tuyo, David. Ahora ten mi paz.
Colón, 9 de enero de 1998.
Jesús: Mi pequeño David, déjame rociarte con mi hisopo, quiero dejarte
más blanco que la nieve;' tú has clamado a Mí y aún si no lo hubieras hecho,
Yo hubiera acudido a tu voz. Sé que estás cansado, consagra tu fatiga por la
salvación de las almas; muchas veces he podido notar cuánto rechazo le
tienes al sufrimiento y aún más cuando escuchas o lees aquellas historias.
(Hace alusión a la vida de los santos) Sé que eres muy débil, coquito de Dios,
¡Oh, si le sacaras ventaja a tu cansancio para que muchos reposaran o para
aliviar mi corazón! Te aseguro que el tuyo sentiría lo contrario cuando
experimenta la fatiga. David... ¿tú me amas?
David: Sí, pero quiero amarte más, porque el amor que siento por ti es muy
poco. A ti te consta, sabes que no te miento.
Jesús: Sí, es cierto lo que me dices, pero tú a veces quieres, como ustedes
suelen decir, "hacer todo en un día"; este proceso toma su tiempo, amado
mío. Es verdad que te pido que te esfuerces en abrirte más a Mí, pero no
olvides que todo esfuerzo requiere de las virtudes de la paciencia y la
constancia.
David: Señor, disculpa mi ansiedad y, sobre todo, mi falta de humildad al no
aceptarme como soy: débil y miserable.
Jesús: David, busca siempre agradar a tu Dios, pues a veces suele ocurrir
que muchos consagran su vida para buscar la estima del hombre y los
aplausos del mundo; tú por el contrario, dedícate a ser un auténtico
consagrado, es decir, busca siempre estar al agrado de Dios, pues el día está
encima... Por lo tanto, desnúdate de las obras de las tinieblas para que
cuando Yo te vea pueda decir: "he aquí un verdadero hombre de Dios."
Ahora ten mi paz.
Colón, 11 de enero de 1998.
Jesús: ¿Sabes algo? A pesar de los muchos defectos de esa alma (Se refiere a
una persona que estimo mucho) que te ocasiona un gran malestar en tu
interior, ten presente que Yo la amo mucho y sé que ella también me ama,
prueba de esto fue cuando tuvo que decidir entre su propia carne y Yo. (Dijo
esto porque esa persona renunció a su amor de madre para optar por una
vida consagrada)
David: Me he dado cuenta que te agrada sentirte el primero en todo,
¿verdad?
Jesús: Sí, es cierto, es por eso que insisto tanto en que me dejes ser el único
Dios de tu corazón, pues soy muy celoso. ¡Oh David! ¿Quién podrá amarte
como Yo y ser al mismo tiempo tu defensa y tu muralla de fuego?
David: Nadie... Nadie, sólo Tú mi Señor; es por este motivo que quiero ser
cada día más fiel a tu corazón. Estoy cansado de ofenderte siendo
impaciente e incomprensivo.
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Jesús: ¿Sabes por qué tú me atraes ahora más que nunca?
David: Te escucho.
Jesús: Porque bien sé cuánto anhela tu alma serme fiel y cuánto se esfuerza
por dejar que Yo crezca más en ti. Amado mío, sé cómo esa alma, (Se refiere
a una hermana de la fraternidad) pues antes de poner la mano en este
arado, la vida consagrada, no sólo se resistió a las cosas que le ofrecían en el
mundo, sino que enterró su sentimiento, todo por el Reino de los Cielos.
Ahora ten mi paz.
Colón, 13 de enero de 1998.
En la madrugada.
Jesús: Pequeño, ¿me das un momento de tu tiempo de descanso?
David: Tómalo, pero, ¿a qué se debe esto? Es la 1:30 de la madrugada.
Jesús: Es que vine a ver cómo sufres y a enseñarte a sufrir con alegría y
paciencia. (Tenía un fuerte dolor de estómago)
David: Es cierto lo que dices, debo aprender mucho de ti y más en este
aspecto del sufrimiento. Soy tan cómodo, me cuesta sufrir o mejor dicho, no
me gusta padecer por ningún tipo de enfermedad.
Jesús: Amado de Dios, Yo entiendo los temores que te llevan a rechazar esos
momentos que Yo considero una gracia. Sí, es una gracia sufrir, más que
nada por amor a Dios; I esto es lo que te haría diferente a una persona que
sufre sin unir sus padecimientos a mi Pasión. ¿Tú recuerdas cuando sufrí por
ti o cuando acepté los desprecios de los que me ultrajaban? Todo eso lo hice
por amor, por amor a ti. ¿Cuál fue el resultado? Un aparente fracaso... que
llegó a vencer a tu mayor enemigo: la muerte, y a darte la victoria sobre
este mundo: 'Dónde estuvieras si Yo hubiera alejado por mi cuenta el cáliz
de la Pasión? David...
David: Dime, mi Dios.
Jesús: Escucha lo que te dirán estas almas: (Jesús me dio la gracia de
escuchar a estas personas del mismo modo que lo escucho a él)
“Fue hermoso ofrecer mis sufrimientos por Dios, David.” (Don Bosco)
“Para mí era el mejor momento de reparar mis ofensas. “(Padre Pío)
"Si yo volviera a la tierra, eso desearía, sufrir las situaciones que da
ordinariamente ese mundo, por amor al que tanto me amó." (San Francisco
de Sales)
Jesús: Amado mío, ¿tienes algo que decir?
David: Sí, acepto este padecimiento por amor a ti y toma este dolor por la
conversión de mi alma y la del mundo entero.
Jesús: Me agrada ese lenguaje, pues es propio de aquellos que toman su
cruz de cada día y me siguen.
David: Pero mi Dios, no olvides que soy muy débil y muy inexperto en este
aspecto.
Jesús: No te preocupes, pues aquel con quién andas siempre te extenderá
su mano, no dejará que el peso del sufrimiento te aplaste y mucho menos
que te haga infeliz; es más, no olvides que soy perfecto en todo y si se trata
de experiencia en este aspecto, tienes al ser indicado para ayudarte y
hacerlo como todo un experto. Ahora ten mi paz.
David: Pero, Jesús, que no se te pase la mano.
Jesús: No pequeño, no te preocupes, Yo sé con qué tijera podarte. Ahora
confía en Mí, no temas y vete en mi paz.
Colón, 16 de enero de 1998.
En la noche.
David: Jesús, es muy pequeña, a veces eres tan rígido. (Le dije esto por la
situación de dos niñas de la obra que son hermanas y que fueron separadas
porque una fue dada en adopción)
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Jesús: David, mis amigos deben pasar lo mismo que Yo experimenté,
además, no olvides que el que te ama y te llamó y eligió desde el vientre de
tu madre es un crucificado y no un oficinista; quizás la cruz para ti sea
muchas veces motivo de escándalo o una locura, puede ser que tengas
mucha razón, pero para los que me aman y creen en Mí, es fuerza de
salvación, I es el único camino estrecho que te llevará a verme tal cual soy,
no hay otro, si alguien te propone o te predica otra vía, sea, como dice la
Escritura: Anatema.
David: Mi Señor, ten compasión de mí. Te prometo que pondré más
empeño en ver la cruz como fuerza de salvación; si ese es el requisito para
amarte, así lo haré porque quiero amarte mucho.
Jesús: Me agrada escucharte decir esto que siente tu corazón, Yo te
ayudaré; haz tu parte, que del resto me encargaré Yo. Ahora ten mi paz y no
olvides que todo lo que te pueda ocurrir, redunda para el bien de los que
aman a Dios.
Colón, 19 de enero de 1998.
David: Señor, disculpa mi frialdad cuando te recibo en la Eucaristía. ¡ Cuánto
quisiera poder vibrar en ese momento del mismo modo que lo hacía por las
cosas de este mundo! Perdóname, mi Jesús, por no poder darte lo que aún
no tengo y por no valorar cuánto me amas.
Jesús: David, no temas mi amor borra todos tus pecados. Una vez te dije
que cuando tú naciste, naciste con la capacidad de arder de amor por Mí y a
tal grado de poder decir como dice la escritura: "El celo de Yahvé me
devora”.
David: Jesús, haz que crezca en mí esa actitud de vibrar por ti, de ir a la
capilla y no sólo a las horas de la oración comunitaria con mis hermanos,
sitio también por mi propia iniciativa. Aumenta este deseo de madrugar por
ti, como lo hacía cuando estaba en mi mundo de tinieblas. ¡No sé lo que me
pasa! Quiero ser un hombre diferente, que te amé de verdad. ¡Oh Dios, no
sé lo que me pasa!
Jesús: Yo sí sé muy bien lo que a ti te sucede; tú tienes sed y has recurrido a
la fuente correcta, Yo soy ese manantial del que habla la Escritura. ¿Sabes
algo?
David: Te escucho.
Jesús: Lo hermoso en todo esto que me dices es que Yo quiero darte de esa
agua que brota hasta la vida eterna. Yo quiero, mi pequeño David, saciar tu
sed, es más, quiero que estés con tu lámpara encendida, (Habla de la fe) en
espera a mi manifestación gloriosa. Ahora recibe mi paz.
Colón, 24 de enero de 1998.
David: Jesús, ¿sabes algo?
Jesús: Te escucho.
David: No te fíes de mí, ya has visto como estoy pronto para ofenderte. ¡Oh
por favor! No te fíes de este vil pecador, inconstante, débil y frío.
Jesús: David, es muy cierto todo lo que has dicho de ti mismo, pero te faltó
agregar que eres hijo de Dios yeso que aún no se ha manifestado lo que
serás; cuando esto ocurra, pequeño, Yo te aseguro que me verás tal como
Soy.
David: Es cierto, soy un hijo de Dios que se deja robar la gracia por el más
débil ladrón... soy tan torpe.
Jesús: Amado mío, a pesar de todas tus faltas, déjame recordarte que mi
amor por ti es más grande que los cielos y mi fidelidad más inmensa que el
mar, ¿Tú sabes cómo son tus miserias para Mí?
David: ¡Quisiera saberlo, mi Dios!
Jesús: Como polvo en mis manos y por cierto, muy apropiadas para hacer
una porcelana de virtudes, pues para Mí nada hay imposible; no existe llaga
alguna que no pueda sanar y mucho menos un paralítico... (Más que al
aspecto físico, se refiere a la incapacidad del hombre para responder a su
27
gracia con fidelidad) al que Yo no pueda decirle: "Anda, coge tu camilla y
vete. ¿Quieres saber algo? Tú me atraes.
David: ¡Oh Jesús!
Jesús: Sí, tú me atraes. Tú eres mi guitarra y aunque se desafinen tus
cuerdas, ten la plena seguridad que nuevamente las afinaré con los dedos
de mi Espíritu y no me importa cuántas veces esto suceda, pues para Mí lo
que cuenta es afinarte y refinarte como se refina la plata, hasta sacar de ti
una música inmortal y a tal grado que mi Padre pueda decir: "Me agrada esa
música" y Yo pueda decirle: "es el alma de tu David." ¿Por qué te quedas
callado?
David: Hoy sí puedo decir como el salmista, "¿cómo pagaré todo el bien que
me has hecho?" Gracias por tu obra en mi vida.
Jesús: ¿Sabes que a Mí me complace un alma agradecida, David?
David: Sí, Señor, y quizás no soy lo suficientemente agradecido contigo.
Jesús: Tú me agradas y como respuesta a lo que hace un momento me
expresaste, (Jesús habla de cuando le pedí que por favor no se fiara de mí)
Yo si quiero decirte que puedes fiarte de Mí, pues Yo te he amado con amor
eterno; mi amor por tu alma es inmutable y sólo quiero una cosa: tu
salvación. David...
David: Dime Señor.
Jesús: Fíate de Mí, Yo nunca te voy a defraudar y mucho menos si eres un
alma que confía en Mí. Ahora descansa en mi paz, guitarra de Dios.
Colón, 28 de enero de 1998.
David: ¡Jesús! ¡Jesús! Toma este dolor que siento en mi corazón, Me duele
mucho saber que durante este año no estaré aquí (Me refiero a la Ciudadela
Jesús y María, lugar donde está la fraternidad a la que pertenezco) y no veré
a las personas que tanto amo. ¡Cuánto sufro Señor! Pero este sufrimiento
me hace sentir alegre, porque sé que está aliviando tu corazón herido por
mis pecados y los del mundo entero. Tómalo mi Dios, te lo ofrezco y
consagro por todas las almas que te ofenden y también por el alivio de las
almas del purgatorio. ¡Oh Jesús! ...
Jesús: David, ¡aprendes rápido! (Me dijo esto refiriéndose a los frutos de los
mensajes del 13 y 16 de enero, en los que me explicó cuánta ventaja tiene el
sufrimiento cuando se lo consagro a él) Eso me alegra, me da mucho gusto
ver cuánto has ofrecido ese dolor por amor a Mi. Ten mi paz, Yo estoy a tu
lado, déjame consolar tu corazón y aliviar tu pena.
David: Jesús... no, no la alivies ahora; déjame aprovechar el dolor que me
produce esta tristeza en reparación de mis culpas y las del mundo entero.
Sólo quiero apoyarme en ti porque contigo todo lo acepto, pero sin ti no
quiero nada. ¿Sabes de qué me he dado cuenta, Jesús?
Jesús: Te escucho.
David: Estoy muy apegado a ti, estoy sediento de ti Señor; soy como la
cierva que busca las corrientes de agua para saciar su sed, así estoy yo;
tengo sed de ti, sed de ser cada día más fiel a tu corazón.
Jesús: David, ¿sabes algo?
David: Dime, mi Dios.
Jesús: Yo también tengo sed de ti. Así como el sarmiento está unido a la vid,
así Yo quiero que tú estés unido a mi corazón. Ahora ten mi paz.
Colón, 31 de enero de 1998.
Jesús: David...
David: Dime Señor.
Jesús: Tú aún no sabes con quién tratas, aún no tienes idea de lo que puedo
hacer en ti si te abres más a mi Espíritu y guardas mis preceptos. ¿Sabes
algo, amado mío? Yo puedo hacer con tu ser un portento de santidad, sólo
basta que tú te dejes guiar por mi Espíritu para que por medio de él, Yo
realice esto.
28
David: Señor...
Jesús: Dime pequeño.
David: Tómame, soy todo tuyo, te pertenezco; guíame, lléname de ti. No
soporto la idea de que puedo coartar la acción de tu Espíritu en mi vida.
¿Sabes por qué te digo esto? Porque sé cuán pronto estoy para servirte a
medias.
Jesús: David, amigo mío, no temas y ten presente que a la medida que tú te
venzas, a esa misma medida vencerás a los enemigos de tu alma; es más,
ten presente que en este camino hacia la perfección tu colaboración es muy
importante para que mi gracia actúe, ejemplo de esto lo puedes encontrar
cuando lees la historia de los santos... hombres comunes y sencillos que
tuvieron tus mismos defectos y otros mayores, pero que se esforzaron por
abandonar todos sus baales (Se refiere a los ídolos o las cosas que pueden
ocupar el lugar de Dios en nuestra vida) para servirme a Mí, único Dios
verdadero.
David: Jesús, yo tengo un gran deseo de ser santo y obedecer todos tus
mandatos. ¡Oh Dios! Ayúdame por favor, sin ti nada soy.
Jesús: Yo estaré contigo, David, siempre. Y si se trata de ayudarte, sólo
invoca a tu Dios Altísimo, al Dios que ha hecho tanto por ti. Ahora vete en
paz y recuerda que Yo tengo el poder y la intención de hacerte como tu Dios
es: Santo.
David: Sí mi Dios, siempre lo recordaré.
Colón, 3 de febrero de 1998.
En la mañana:
Jesús: David, antes de que pronunciaras mi Nombre, ya Yo pronunciaba el
tuyo; desde el vientre de tu madre, ya tu Dios te había consagrado.
David: Señor Jesús, te amo, pero quisiera amarte más. ¿Quieres saber algo?
Jesús: Te escucho.

David: Yo tengo sed de amarte, tengo una inmensa hambre de enamorarme
de tu corazón, porque el que ama no ofende. Yo estoy cansado de
ofenderte, de ser ingrato e insensible; quiero, mi Rey, servirte como te
mereces, es decir, en santidad.
Jesús: David...
David: Dime Señor.
Jesús: Me agrada oírte hablar así, ¿por qué no le pides a mi Padre en mi
Nombre cualquier cosa?
David: ¡Dios!
Jesús: ¿Por qué te sorprendes?
David: Es que no sé qué pedir, dime qué le pido.
Jesús: Pídele el mayor don que el hombre puede tener, es decir, dile que te
dé mi Espíritu; él te hará una nueva criatura, te hará nacer de nuevo, te
purificará de todas tus inmundicias y te hará como Yo quiero que seas. Si los
hombres, David, admiran a las personas que hacen obras dignas de elogio,
(Hace alusión a los arquitectos, pintores, etc.) ¿cuánto más no podrá hacer
este divino alfarero con todos aquellos que se pongan en sus manos? Esta
humanidad aún no sabe de lo que Yo soy capaz de hacer en los corazones
que se deciden a poner la mano en el arado y no mirar hacia atrás. Ama-Me,
amado mío, Ama-Me más que ayer y sé feliz guardando mis mandamientos.
Ahora vete a descansar en mi paz.
- El 8 de febrero me trasladé a la República de Colombia para continuar mis
estudios sacerdotales.
Colombia, 9 de febrero de 1998.
Jesús: Así es tu comportamiento conmigo, (Decía esto porque al llegar al
seminario, intenté acercarme a un compañero que me trató con mucha
indiferencia) ¿por qué te quejas?
29
David: Jesús...
Jesús: Sí pequeño, te hablo de esta manera porque bien sé cuan capaz eres
de comportarte más atento con aquél que te amó hasta el extremo. Ahora
vete en paz.
Colombia, 12 de febrero de 1998.
Jesús: David, ¿no es hermoso tener como amigo a alguien que siempre
estará listo para ayudarte?
David: Sí.
Jesús: Yo soy tu Dios, tu amigo fiel. El hombre te podrá dar la espalda,
incluso, puede volverse tu peor adversario, sin embargo, tu Dios jamás lo
hará. ¡Oh David! Cuánto deseo que el hombre de hoy camine muy cerca de
aquél que no ha hecho otra cosa que amar. ¡Oh, si el mundo conociera este
don y quien le pide de beber, Yo le daría del agua que salta hasta la vida
eterna! Amado mío...
David: Te escucho.
Jesús: Esa agua es mi Espíritu, don que aún ustedes desconocen y que es
capaz de llevar al hombre a ser como lo soy Yo: Santo. Ten sed y hambre de
santidad; no dejes nunca de pedirle a mi Espíritu esto, pues me gusta saciar
al hombre sediento y ¿qué de aquellos que tienen hambre? Yo soy el Pan de
Vida, el que come mi Cuerpo y bebe mi Sangre vive en Mí y Yo vivo en él.
David: Jesús...
Jesús: Te escucho.
David: No te separes de mí, hoy más que ayer me doy cuenta que sin ti nada
soy.
Jesús: Ya antes te dije, David, que eso nunca ocurrirá. Yo no me he apartado
del hombre, son ustedes los que se apartan de Mí; Yo les ofrezco mi amor y
muchas veces ustedes lo desprecian, prefiriendo tomar agua en cisternas
rotas que no la retienen! ¡Oh David! Ven a Mí, pues Yo quiero darte vida y Jesús: Amado mío, no olvides que tu guardián no duerme ni reposa. Lo que
vida en abundancia. Yo anhelo, amigo mío, que te dejes guiar aún más por Yo quería ver en ti ya lo he visto.
mi Espíritu, él te llevará por tierra llana, es más, no permitirá que los
enemigos de tu alma se rían de ti. Ahora descansa en paz. David: ¿Qué has visto en mí?

Colombia, 15 de febrero de 1998. Jesús: Ese profundo deseo de estar conmigo, aun sintiendo el cansancio de
este día.
Jesús: ¿Por qué tiemblas? ¿Por qué te asustas? ¿No ves que estoy contigo?
(Yo temía salir mal en los estudios que comenzaba a emprender) Aunque a ti David: ¡Oh Dios, tú me cautivas!
te declaren la guerra y se vean más fuertes tus adversarios, no tienes
porqué temblar de miedo, pues Yo estoy contigo, o ¿es que existe un Jesús: Ve y descansa en paz.
ejército o un enemigo más fuerte que Yo?
Colombia, 17 de febrero de 1998.
David: No Jesús, Tú me animas, ¿sabes?
En la mañana:
Jesús: Confía en Mí pequeño, pues bien sé que habrá muchas cosas difíciles
de entender, pero no imposibles. David: ¿Sabes algo, Jesús?

David: ¿Sabes algo Jesús? Todo esto que experimento me une más a ti; Tú
eres la única persona con que yo puedo contar, es más, puedo estar casi
seguro de que mi corazón depende de ti.
Jesús: David, me agrada oírte hablar así, pero esto es aún muy poco para lo
que tú me puedes dar. Ama-Me, pequeño mío, amando a tu prójimo,
perdonándole sus faltas y ayudándole como quien está para servir y no para
ser servido; Ama-Me siendo fiel al llamado de cada jornada; Ama-Me, David,
guardando mis mandamientos. ¿Estás cansado verdad?
Jesús: Te escucho.
David: Estoy orgulloso de que Tú seas mi Dios. (Le dije esto en atención al
tema que había estudiado en el seminario en la clase de Historia de la
Salvación)
Jesús: David, Yo también estoy orgulloso de que tú seas mi hijo.
David: ¡Oh Jesús! Dices esto para animarme.

David: Sí Señor, pero aun así quiero estar contigo. Jesús: Amado mío, ¿puede la Verdad mentir? Si aquella alma imperfecta (Se
refiere a mi madre) está orgullosa de ti, ¿cuánto más lo estará el que es la
Jesús: ¿No importa el sueño? Suma Perfección? Yo sé que tú eres muy pequeño y limitado, pero aún así
me agradas mucho.
David: No, Jesús.
David: Tú también me agradas. Yo quisiera amarte más, ese es el anhelo de
Jesús: David, ve, descansa en mi paz, pues para Mí ha sido suficiente por mi corazón; a veces siento que no te amo nada, quisiera vibrar más por ti...
hoy. ¿Qué me dices al respecto?

David: ¿No quieres hablar conmigo? O ¿es que también Tú tienes sueño?

30
Jesús: David, observa aquel vaso... ahora observa el otro, ¿cuál tiene más
altura? ¿No es acaso el segundo? ¿Acaso éste no puede contener más agua
que el otro? Así mismo es lo que te sucede, a la medida que tú guardes más
mis mandamientos, a esa altura sentirás que me amas. Empieza a amarme
en este lugar respetando las normas, pues un joven obediente es un alma
que ama y el que ama es porque ha nacido de Dios. Pequeño...
David: Dime Señor.
Jesús: Yo estoy muy orgulloso de ti.
David: ¿De veras?
Jesús: ¿Por qué dudas?
David: Señor, es que Tú eres tan así de grande. (Hice un gesto con mis
brazos)
Jesús: No dudes, Yo soy la Verdad que te amará siempre. ¡Oh David! Si tú
conocieras el Don de Dios...! (Se refiere a su Espíritu) te aseguro que
morirías de amor. Ama-Me, ahora vete en paz.
Colombia, 18 de febrero de 1998.
En la mañana.
Jesús: ¿Por qué tiemblan tus manos, no ves que Yo estoy contigo?2 (Ese día
debía dirigir los cantos de la Eucaristía en el seminario) Tú puedes hacerlo,
no temas.
En la tarde.
David: Jesús, ¿cómo lo hice? No me salió muy bien... creo que pude hacerlo
mejor.
Jesús: Lo hiciste bien y eso es lo que cuenta. (Dijo esto para invitarme hacer
las cosas sin caer en el perfeccionismo) Ahora ten mi paz.
Colombia, 26 de febrero de 1998.
31
En la mañana.
David: Jesús, ¿me das un momento de tu tiempo?
Jesús: Te escucho, ¿por qué te quedas callado?
David: Porque tengo muchos, pero muchos deseos de ser más tuyo. ¿Qué
podré darle a un Dios tan bueno y que ha sido tan bondadoso con mi alma?
Jesús: Ama-Me, eso me basta. Ama a tu prójimo como a ti mismo, haciendo
esto Me estarás amando. David, ¿sabes algo?
David: Dime Señor.
Jesús: Cuando tú participas en la Eucaristía, te aseguro que no te imaginas
cuánto bien mi Cuerpo y mi Sangre le hacen a tu alma. Esta fuente de agua
viva, pequeño, le da más verdor a las hojas de tus virtudes; es más, este
fuego es el que te va a hacer arder de amor por Mí y por el prójimo, incluso,
el que te va a hacer dócil, manso y humilde de corazón.
David: Jesús, anhelo que ya sea mañana para recibirte.
Jesús: ¿Tanto deseo tienes de recibirme, de que Yo me una más a ti o de
que te llene de mi gracia?
David: Sí, mi Dios.
Jesús: ¿Tanto es tu anhelo de tenerme o de estar en la vid?
David: Sí, mil veces sí.
Jesús: ¡Oh David! Tu viña, es decir, tu corazón es sólo para Mí y sólo Yo soy
su centinela.
David: ¡Oh mi Rey!
Jesús: Repite eso de nuevo.
David: ¡Oh mi Rey!
Jesús: ¿Qué soy Yo para ti?
David: Mi Rey...
Jesús: Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor. Te aseguro que sus miserias,
David, serán como hojas que se lleva el viento y su oscuridad más clara que
la luz del mediodía. Ahora vámonos en paz. (El me acompañó a estudiar mi
lección del día)
Colombia, 28 de febrero de 1998.
Jesús: David, aprende a ser como estos árboles. Imita su mansedumbre, su
silencio; a pesar de que los talen no preguntan por qué, no se quejan, al
contrario, aceptan todo, lo soportan todo. Así es el amor, así debe ser tu
amor, amado mío, capaz de ser comprensivo y servicial, de perdonar y
olvidar las ofensas.' Esta es la ley que he inscrito en lo más profundo de tu
corazón. ¡Oh David! Imítame más y configúrate más con aquél que te ha
llamado a ser como Yo: manso y humilde de corazón.
David: Esto se me hace tan difícil.
Jesús: Toda criatura, David, tiene la capacidad de ser imagen de Dios; ¿qué
ocurre entonces? A los hombres les interesan otras cosas, hasta el grado de
rechazarme y olvidar, incluso, despreciar la llamada de su Dios a la santidad.
David: ¿Esto te duele mucho verdad?
Jesús: ¿No lo notas? Yo no me gozo con la muerte del pecador, no lo odio;
aborrezco el pecado, pero a él (Se refiere al pecador) lo amo. ¡Oh David!
Cuando Yo te expreso mis sentimientos, no te imaginas con cuánto amor lo
hago, es más, me he dado cuenta que ustedes aún no saben lo que tienen
en la Eucaristía, milagro de amor, fuego devorador, capaz de hacer al
hombre como su Dios es: Santo. Fíjate en algo pequeño, tú cuando te
colocas bajo la regadera te mojas, cuando tienes sed buscas agua, cuando
tienes frío te arropas y al final del día descansas renovando tus fuerzas. ¿Me
equivoco?
David: No.
32
Jesús: ¿Cuánto más no hará la Eucaristía con aquellos que tienen sed, frío y
necesidad de serme fiel? El que come mi Cuerpo, amado mío, y bebe mi
Sangre vive unido a Mí y Yo a él, se hace otro Cristo. Ahora vete en paz,
coquito de Dios y date cuenta que en tu persona mi Padre debe ver la mía,
es decir, mis actitudes.
Colombia, 11 de marzo de 1998.
David: Jesús, gracias por acompañarme a esa pastoral. (Como seminarista,
fui enviado a servir a una comunidad rural)
Jesús: David, Yo estaré contigo siempre, Yo pondré en tus labios mis
palabras y en tu corazón mis sentimientos.' como lo he hecho hoy.
David: ¡Oh mi Señor! Soy tan miserable.
Jesús: ¡Oh David! Fíjate en algo. Si a aquellas almas les ardían sus corazones
cuando tú, hombre de barro, les hablabas de Mí, ¿te imaginas cuánto más
provocarán mis palabras cuando tú empieces a dejarme ser el dueño
absoluto de tu corazón? Te aseguro que de los corazones más duros
brotarán fuentes de agua viva. Amado mío...
David: Dime Jesús.
Jesús: Mis palabras son lámpara para tus pasos, son el camino que te llevará
a andar por tierra llana.
David: Ese es mi anhelo.
Jesús: Lucha entonces por ese ideal y por ser templo donde habite mi
Espíritu. Ahora ten mi paz.
Colombia, 13 de marzo de 1998.
David: Jesús, ¿Tú me amas por lástima?
Jesús: Amado mío, Yo no te amo de esta manera, Yo te estimo más bien con
pasión, con amor eterno. El amor que Yo siento por ti es más grande de lo
que tú supones, nadie, escucha bien, te amará ni te mostrará un gesto de
amor como Yo lo he hecho en la cruz y en la Eucaristía.
David: Jesús, me siento muy triste al saber cuán poco te estoy amando.
Jesús: No te aflijas, recobra tu calma alma mía y anímate, Yo sé con quién
ando.
David: Pero, Jesús... (Me interrumpió)
Jesús: Calla, amado mío... tú eres capaz; nunca olvides que tú eres capaz de
amarme y de confesar con actos de misericordia que me amas. El amor,
pequeño, no pide grandes cosas ni se demuestra de esta forma, más bien se
manifiesta en la sencillez; perdonando cuantas veces sea necesario, dando
sin esperar recibir nada a cambio y aceptando correcciones, tanto de tus
superiores como de tu prójimo. ¿Qué mérito tiene, David, si tú amas a los
que te aman o buscas sólo a los que te simpatizan. Nunca olvides que el
amor brilla aún más, cuando se ama a todos sin excepción. Pequeño mío...
David: Te escucho.
Jesús: En esto comprobaré que me amas. Ahora ten mi paz.
Colombia, 15 de marzo de 1998.
David: Jesús, en medio de tanta gente, me siento muy solo.
Jesús: Yo estoy a tu lado, he estado siempre contigo, no temas. Tu Dios no
te dará nunca la espalda, jamás me olvidaré de ti; Yo soy tuyo y tú eres todo
mío, somos uno, ¿acaso lo olvidaste? ¿No tienes presente que cuando tú me
recibes en la Fracción del Pan, vives en Mí y Yo en ti? ... ¡Oh David! Siente
que Yo estoy en lo más íntimo de ti, soy tu todo, el que te sacó de la boca
del león, el que te salvó cuando te veía rodeado de enemigos. Yo te he
librado de las fuerzas oscuras de la muerte y te he puesto a salvo. ¿Tú crees
que quien siempre te ha tenido presente, te dejará o se apartará de tu lado?
Amado mío, no olvides que el que te entretejió en el vientre de tu madre,
estará contigo todos los días de tu vida.
33
David: Jesús, toma mi corazón, te lo ofrezco; sé que te han ofrecido mejores
que el mío, pero te lo doy con todo mi amor.
Jesús: David, amado de Dios, todos esos corazones que me han ofrecido,
son precisamente tan valiosos para Mí, porque me los han dado como tú lo
has hecho hasta ahora, con mucho amor. Ahora ten mi paz, amigo mío.
Colombia, 17 de marzo de 1998.
Jesús: David…
David: Dime Señor.
Jesús: Tú recuerdas cuando tu madre te decía que nunca te conformaras
con aquella calificación, (Se refiere al tres, que es la evaluación mínima para
aprobar una materia en los colegios del país) pues tu podías dar más? O
¿cuándo te animaba a no ser un mediocre sino más bien un buen
estudiante? Eso mismo te digo Yo a ti, pero con estas palabras: si la sal
pierde su sabor, ¿de qué serviría, amado mío? No te acostumbres a hacer
las cosas a medias si vas a ser puro, sé también limpio de mente si vas a ser
amable, que no sea sólo con el bueno, sino también con el malo; SI vas a ser
testigo, sé luz y no sólo cuando estés rodeado de personas, hazlo también
en la soledad. David...
David: Te escucho.
Jesús: Aunque tú bajes a lo profundo de la fosa o subas a las cimas de las
montañas, ahí estaré Yo; tú nunca podrás ocultarte de Mí, incluso si te
escondes en el espesor de la selva o vas hasta el último confín de este
mundo, ten presente que para mi mano no hay nada lejos. ¿Sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: Te voy a pedir algo que tú le pedías a aquella alma (Habla de una
exnovia) hace mucho tiempo: Tenme siempre presente, que mi nombre,
amado mío, no desaparezca jamás de tus labios ni de tu mente. No puedo
negarte, David, que tengo sed de ser el dueño absoluto de tu ser. ¿Por qué
te quedas callado? Dime algo.
David: ¿Qué podré decirte? Sabes bien que hasta el día de hoy, aunque a
medias, me he propuesto que tú seas el dueño de mi corazón.
Jesús: David, pero que sea el dueño absoluto, no lo olvides, fíjate en algo,
corre la cortina de tu ventana.
David: Jesús, el sol está muy radiante.
Jesús: Así quiero que estés, mi buen amado. ¿Cómo? Guardando mis
mandamientos. ¿Tú quieres ser feliz? Entonces ponlos en práctica. ¿Tú
quieres ver mi rostro? Entonces practícalos hasta que des el último suspiro
en la tierra. ¿Tú quieres tenerme contento? Entonces trata bien a tu prójimo
y ámalo como a ti mismo.' ¿Tienes algo que decir?
David: No.
Jesús: Entonces ten mi paz, amigo mío.
Colombia, 27 de marzo de 1998.
En la mañana.
Jesús: David, ¿qué quieres decirme? No temas, no olvides que Yo olvido las
faltas de un alma que se arrepiente de sus malos actos. (Sentía temor por mi
modo de comportarme)
David: Jesús, ayúdame, me duele mucho ser a veces tan frágil e insensible
contigo.
Jesús: Amado mío, el hombre por su naturaleza siempre tenderá a la
fragilidad, esto no es malo, lo malo es cuando esta criatura, hecha a nuestra
imagen y semejanza, se excusa en su fragilidad para conducirse según sus
antojos, obstinándose en su mal camino. ¡Oh David!..
David: Te escucho.
Jesús: Esta generación no ha descubierto la eficacia de mi gracia; ustedes
aún no se han dado cuenta que no fueron creados para ser esclavos de nada
34
y mucho menos de sus pasiones; más bien, fueron creados para ser
hombres y mujeres libres. Imagen y resplandor de su Dios.
- Guardé silencio para meditar en sus palabras.
Jesús: ¿Qué quiero decirte con todo esto? En este camino que tú has
emprendido habrá muchas flores que te llamarán la atención, como una vez
te lo expresé, (Me dijo esto en 1993, para hacerme entender que no debo
apegarme a nada ni a nadie) y es preferible, David, no detenerse a
contemplarlas; sigue adelante, tu meta como todo atleta debe ser
pertenecer a aquél que creó todo lo que ves a tu alrededor. Tu fin último, tu
motivo, tu anhelo debe ser Dios, que es amor, pues tú para él eres un
sujeto, un corazón, un alma capaz de poseerlo y hacerlo resplandecer en tu
vida. ¡Oh casa mía! ...
David: Te escucho.
Jesús: Bendice a tu Señor haciéndote otro Cristo. ¿Cómo? ... déjate guiar por
el mismo Espíritu que Inundó a los hombres que hoy tú estás estudiando.
(Se refiere a los profetas, los apóstoles y a los santos que la Iglesia nos
propone para imitar su vida) No tengas miedo a proclamar con tu conducta
que Yo estoy vivo y que tu Dios desde el madero de la Indiferencia exclama:
"Aún tengo sed”. Amado mío, sé valiente, aparta de tu lado todo lo que te
puede impedir ser sólo y exclusivamente de tu Dios, para el servicio de los
demás; aspira siempre a servir, a dar sin esperar nada a cambio, es más,
ponte en las manos de aquél que juzga rectamente; él, David, pesa el
corazón de todos los hombres y comprende muy bien todas sus acciones. no
los juzga por su apariencia y estima, como tú no tienes idea, a los que en él
se refugian. Refúgiate en tu Dios, amigo mío.
David: Jesús, ¿por qué últimamente me llamas amigo mío?
Jesús: ¿Acaso no lo eres?
David: ¡Bueno! Intento serlo, pero dime por qué razón.
Jesús: David, Yo sé cuánto tú valoras la amistad y sé hasta dónde eres capaz
de apreciarla. Yo te ofrezco mi amistad, tú para Mí ya no eres siervo tú eres
mi amigo y Yo quiero serlo para ti.

David: Pero, Jesús Yo soy muy dado a negarte y no con los labios, sino con
las acciones que es mucho peor.
Jesús: David, si quieres niégame como Pedro, (Negamos a Jesús con nuestra
conducta, cuando preferimos actuar en la carne en lugar de hacerlo en su
Espíritu) pero no me traiciones como Judas, pues en el corazón de cada
hombre que me niega hay una capacidad de cambio y de decirme: "Tú sabes
que te amo.'" Ahora ten mi paz, amigo mío.
En la mañana.
Colombia, 20 de abril de 1998.
Jesús: David, ¿sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: Todo lo que Yo quiero lo hago y ¿sabes qué es lo que a Mí me gusta
hacer?
David: No lo sé, Señor.
Jesús: A Mí me gusta hacer santos. Yo tengo el Poder, David, no lo olvides,
de hacerte una hostia santa e inmaculada. La santidad es el adorno de mi
casa, es la fragancia, como una vez te dije, que hace que mi Padre se
pregunte: "¿quién tiene ese agradable olor?, ¿No crees que sería hermoso
decirle: "es tu pequeño David?"
David: ¡Oh Dios!
Jesús: Amado mío, no te desanimes, piensa y cree que nada hay imposible
para tu Dios y menos para los que en él confían; mi diestra te sostiene. Mi
valioso amigo, esfuérzate mucho más que antes por agradar a tu Dios, él te
dará su gracia, pues te desea santo. Ahora ten mi paz.
Colombia, 23 de abril de 1998.
35
Jesús: David, un amigo mío debe tener en cuenta que nada ocurre para mal
a los que aman a Dios. Anímate, sé valiente, Yo estoy contigo. Ahora ten mi
paz. (Había fracasado en un examen).
Colombia, 24 de abril de 1998.
En la noche; después de estudiar.
Jesús: David, no temas, Yo estoy contigo; Yo soy la Sabiduría y te daré la luz
que necesitas para esta tarea y para que distingas el bien del mal; es más,
amado mío, no pienses dos veces evitar los actos que no me agradan, así
como alejarte de personas que puedan afectar nuestra relación y desterrar
de tu corazón todo sentimiento que pueda alejarte del Camino, la Verdad y
la Vida. ¿Tienes algo que decir?
David: No.
Jesús: Entonces vete a descansar con mi paz, mi valioso amigo y no olvides
que llevas un gran tesoro en una vasija de barro.
Colombia, 30 de abril de 1998.
En la tarde.
David: Señor, después de todo esto que he vivido sólo puedo decirte que
aquí estoy, nuevamente a tu lado. Hay muchas cosas que tengo que cambiar
y solo no puedo, ¡ayúdame por favor! Discúlpame por ser tan imprudente,
tan mal hablado, tan irresponsable, tan miedoso; perdóname cuando me
vuelvo frío e indiferente, cuando no tolero a mi prójimo. ¡Oh cuánta pena
me da no ser tu espejo, tu reflejo! No ser la sombra de tu amor, imagen del
Dios, que como dice el profesor, está completamente loco de amor. ¿Sabes?
Yo he sido muy mal discípulo tuyo, tanto que te prometí esforzarme... ahora
veo el camino recorrido y me doy cuenta que he caminado tres pasos hacia
atrás y, si acaso, dos hacia adelante. Lo lamento, sé que puedes sentirte
traicionado; si fuera otro tiempo te hubiera dicho que buscaras a otro, pero
si no te digo esto es porque quiero que aún estés conmigo, que cuentes
conmigo ... Lo sé bien ¡oh Dios! Sé que soy el modelo de la inconstancia,
pero deseo cambiar, quiero agradarte. Si no quieres hablarme hoy no
importa, lo comprendo, pero ten claro que lucharé por ser el joven que David: Jesús, esa materia la veo como una montaña enorme; a veces no
soñaste que fuera. entiendo nada.

Jesús: David, mi valioso amigo, una sola cosa te diré: Yo no deseo perderte.
Ahora ten mi paz.
Colombia, 1 de mayo de 1998.
En la mañana:
David: Jesús, ¿cómo amaneces, bien o no?
Jesús: Tu forma de hablar me causa mucha gracia.
David: Y fíjate que a mí tu manera de ser. Yo jamás imaginé que fueras un
loco de amor, te has enloquecido por nosotros los hombres dándonos toda
clase de bienes espirituales y materiales, como dice la Escritura. Pero,
¿sabes una cosa?
Jesús: David, no hay montañas, por más grandes o pequeñas que sean, que
no se puedan mover si tienes fe en Mí! Haz tu parte, es decir, estudia, que
Yo haré la mía.
David: Tú me animas Señor.
Jesús: Me agrada escuchar eso, ahora ten mi paz.
Colombia, 14 de mayo de 1998.
Jesús: David, ¿puedo hacer de tu corazón mi morada?
David: Sí... Y a la vez límpiame de todas mis inmundicias.
Jesús: Eso haré, amado mío, eso haré.

Jesús: Te escucho. David: Jesús, ¡oh mi Señor! ¿Tú recuerdas aquella cosa que vi en la calle y
que me dio tanto asco? (Me refiero al excremento de un caballo)
David: Yo quiero enloquecerme de amor por ti, esculpirte en la piedra de mi
corazón. Jesús: Sí, lo recuerdo.

Jesús: Tú me haces mucha gracia. David: Así me siento, pienso que soy como eso.

David: ¿Por qué, si es verdad? Si soy tan duro, al menos que esta dureza
sirva para que imprimas tu ley allí. Jesús... ya me tengo que ir a desayunar,
tocó la campana.
Jesús: Vete en paz.
Más tarde.
Jesús: David, si Yo estoy contigo, ¿quién podrá estar contra ti?! ¿Existirá
algo imposible de alcanzar? (Sentía mucho temor de fracasar en una
asignatura en el seminario)
Jesús: Y, ¿por qué sientes y piensas eso de ti?
David: Porque soy un inconstante, un necio que hoy guarda tus preceptos y
mañana los olvida, haciendo lo que detestas.
- Jesús guardó silencio.
David: ¿Por qué te quedas callado?
Jesús: Porque me haces mucha gracia. ¿Tú sabes por qué aquellas flores son
bellas y aquellos cultivos fértiles? (Habla del sembradío que está en los
predios del seminario)

36
David: Porque les riegan agua y les da el sol.
Jesús: Y también porque les echan aquél estiércol... ¿Qué te quiero decir
con esto? Tú eres útil para Mí. Un día te dije que Yo te voy a utilizar como
nunca te has imaginado y hoy te lo reitero de nuevo, mi pequeño escondite.
David: Jesús, hazme un favor, ¿quieres?
Jesús: Te escucho.
David: Enamórame de tu corazón. ¡Por favor! Yo necesito enamorarme de ti.
Jesús: ¡Cuánto gusto me da escucharte decir esto! ¿Sabes algo David?
David: Dime.
Jesús: No demoraré en hacerte este favor, pues Yo también lo deseo. Deseo
que esta humanidad se vuelva de todo corazón a Mí; deseo, mi pequeño
refugio, que se arrepientan y se conviertan de sus pecados. ¡Cuánta bondad,
cuánta compasión tengo! Que soy capaz de hacer con cada hombre y mujer
un templo donde habite el Espíritu del Dios vivo, del Dios que dejó a los
noventa y nueve justos en el cielo, para buscar en la tierra a esa oveja que
hacía falta, esa oveja eres tú, mi valioso amigo.
David: ¿Quieres que te diga algo? Yo quiero valorarte, Tú te lo mereces.
Deseo serte fiel, sé que lo lograré, sé que podré decirle no al pecado y
alejarme de las personas que atentan con nuestra relación, hasta lograr ser
como me dices: "tu valioso amigo".
Jesús: No, no te alejes de ellos, pues son almas nobles, más bien, hazme
notar más a Mí que a ti (Me invita a dar un buen testimonio) y verás que
aquellos que no resistan mi luz se alejarán y a los que les gusta se quedarán.
David...
David: Dime Señor.
Jesús: Sé mi Evangelio viviente; así como ellos perciben la fragancia que
sueles usar, que todos puedan percibirme en ti por tu conducta. ¿Cómo?
Dejándote guiar por mi Espíritu de Verdad. ¿Sabes una cosa? ... Úsame
37
como tu perfume, que todos los que te rodean puedan sentir en ti el buen
olor de tu Dios! ¿Aceptas mi propuesta?
David: Con una condición.
Jesús: Te escucho.
David: Ten misericordia de mí, por favor.
Jesús: Acepto, ¿y tú?
David: También.
Jesús: Ahora termina de estudiar en paz y confía más en Mí que en
cualquier otra persona. (Dijo esto porque le había pedido a un amigo del
seminario que me acompañara a animar el coro en la Eucaristía. Estaba
convencido de que así todo saldría bien)
Colombia, 18 de mayo de 1998.
En la mañana:
Jesús: David, mi pequeño refugio, ¿sabes algo?
David: Dime Señor.
Jesús: Yo te admiro, tú para Mí vales la pena; (Estaba desanimado porque
sentía que a pesar de que Dios me ha dado tantas gracias, no soy motivo de
inspiración para que otros se acerquen más a él) tú me atraes y aunque los
hombres te den la espalda o quieran hacerte algún mal, nunca olvides que
Yo, tu Dios, jamás lo haré. Mi Espíritu siempre estará contigo. David...
David: Te escucho.
Jesús: Cuando Yo fijo la mirada en un alma, me gozo dándole el don de mi
Espíritu; este don, amado mío, es capaz de potenciarte, incluso de llevarte a
actuar según mis mandatos, hasta hacerte un templo donde habite el Dios!
que no se negó a formarte y llamarte desde el seno de tu madre.' Sé que
esto te parece una locura, pues lo puedo leer en tu corazón y quizás tengas
razón, pero date cuenta que a ti y a los tuyos, Yo los amo con amor eterno.'
¿Por qué te quedas callado?
David: Es mejor así, lo mejor que puedo hacer es callar y meditar tus
palabras, me siento tan pequeño. Sólo puedo pensar cuánta razón tengo
para amarte, para renunciar más a mí mismo y proclamar a los que me
rodean que estás vivo y enamorado de nosotros; Jesús, yo sólo quiero una
cosa, eso lo sabe muy bien nuestra Madre: ser más como Tú, ser sólo tuyo ...
Sí, ser sólo tuyo, Dios.
Jesús: Gracias, me complace tu compañía, me agrada mucho oírte hablar
con un corazón que, además de estar sediento de amor, está contrito y
humillado. Ahora recibe mi paz.
Colombia, 2 de junio de 1998.
Jesús: ¿Sabes qué quiero de ti?
David: Que sea más como Tú, ¿verdad?
Jesús: No te equivocas, eso anhelo, eso deseo y es por esta razón que te
digo que no te acostumbres a dar sólo la túnica, da también la capa. (Me
invitó a ser más generoso y desprendido) No caigas en el error de caminar
sólo 2 kilómetros, sigue, no te detengas. pues la perfección, David, es una
labor de todos los días, por lo tanto hay que dar más. Amado mío...
David: Dime Señor.
Jesús: Déjame poseerte, permíteme más ser el que se refleje en tu
juventud, dame todo tu corazón. ¿Sabes una cosa? Si hay alguien que quiere
hacer realidad los deseos de tu corazón y darle éxito a tus esfuerzos, ese soy
Yo, tu Dios, que hizo el universo, que te sacó de la nada. Mi pequeño
refugio...
David: Dime.
Jesús: ¿Te has fijado cómo está tejido el abrigo que llevas puesto y que
tanto te gusta?
38
David: Sí, está muy bien entrelazado cada color de hilo, el que lo hizo
conoce muy bien su trabajo, pero, ¿a qué viene eso?
Jesús: ¿No te imaginas?
David: No.
Jesús: Así son las virtudes, ellas van unidas, cada una es un hilo de color
diferente que mi Espíritu va entrelazando hasta hacer una hermosa prenda.
Es mi Espíritu un gran hacedor de maravillas y cuando se trata de hacer
santos, David, sabe muy bien cómo hacerlo, es decir, sus obras son siempre
admirables e irrepetibles. Ahora ten mi paz.
Colombia, 6 de junio de 1998.
En la noche.
Jesús: ¿Por qué hay tristeza en tu corazón, David?
David: Tú sabes bien por qué. (Le respondí en un tono muy irónico)
Jesús: David, tus victorias son las mías; cuando tú sufres, a Mí también me
afecta, o ¿es que no somos amigos? Yo no soy culpable de tus fracasos... y
mucho menos soy el autor de ellos.
David: Entonces, ¿por qué me sucedió esto? (Había fracasado en un
examen) A otros mira como les fue, en cambio a "tu pequeño refugio" le fue
fatal. (Dije esto muy molesto)
Jesús: David, cada cual cosecha lo que siembra. Tú me reclamas un asunto
que te compete más a ti que a Mí y te preguntas ¿por qué no te bendije con
el éxito? Deberías preguntarte ¿qué debo hacer para atraer la bendición de
aquél que espera de mí frutos de amor y fidelidad? A ti te suceden muchas
cosas porque aún sueles confiar más en la fuerza de tu ejército, es decir, en
ti mismo, que en Mí. (Me habló con mucha autoridad) David...
David: Te escucho.
Jesús: El hombre justo triunfa porque suele hacer las cosas en Mí y no le va
mal, pues su confianza sólo está en aquél que da la vida y la muerte, en el
Dios que levanta al pobre y lo hace sentarse en medio de príncipes. Yo no
quiero el mal para ti, más bien quiero todo lo contrario. (Su tono de voz
cambió) Amigo de Dios..
David: Dime Señor.
Jesús: ¿Quién me apartará de ti? Ama-Me y déjate guiar más por mi
Espíritu. ¿Sabes algo? Deberías convencerte más de que no hay nada
imposible para aquél que te lleva tatuado en las palmas de sus manos."
¿Qué pasa?
David: Discúlpame, es verdad, soy responsable de mis propios fracasos.
Perdóname por no dejarme guiar por tu Espíritu, por ser irresponsable con
mis deberes, por no reflejarte en mis actos; perdóname por ser tan
autosuficiente, por las veces que he vaciado mi corazón de ti y por las veces
que me he dejado llevar por la impaciencia; perdóname ¡oh Dios! cuando mi
mente no ha sido tu morada y mi cuerpo templo de tu Espíritu.
Jesús: David, el amor borra todos los pecados, el amor que tengo por ti lo
perdona todo... Ten ánimo y sigue adelante, pero sin olvidar que el
sarmiento fuera de la vid no puede dar fruto, a menos que permanezca
unido a ella, es decir, mantente unido a tu Dios.
David: Jesús...
Jesús: Te escucho.
David: La verdad, no tengo nada que decirte, pero gracias... gracias por ser,
además de mi Dios, mi mejor amigo. No quiero defraudarte y mucho menos
a tu Madre. ¿Me haces un favor? Cuando veas a tu Madre dale de mi parte
un fuerte abrazo y dile al oído que lo intentaré nuevamente, cuantas veces
sea necesario.
Jesús: ¡Oh David! ... Tú me causas mucha gracia, ¿sabes? Ahora descansa en
mi paz.
- Regresé a Panamá de vacaciones de medio año.
Colón, 19 de junio de 1998.
39
En la mañana.
Jesús: David, no le cierres las puertas, apóyalo, hazle saber cuánto le amas y
no temas ayudarlo. (Sentí un gran rechazo por una persona adicta a las
drogas que se acercó a saludarme)
David: ¡Oh Jesús!
Jesús: Recuerda que debes parecerte a Mí. ¿Cuántos errores has cometido y
Yo aún sigo confiando en ti? Si Yo que soy perfecto me comporto así,
¿cuánto más deberás hacerlo tú?
- En ese momento abracé a la persona.
Jesús: Así me agrada. Nunca le cierres la puerta ni al más vil pecador,
siempre dale una y quizás otra oportunidad, pues ¿quiénes son los que
triunfan sobre el juicio? Precisamente los que tienen misericordia. ¿Sabes
algo David?
David: Te escucho.
Jesús: A Mí me agrada sentir este perfume en ti. No hay un aroma más
agradable que éste; la misericordia, amado mío, es la que te va a hacer
distinto ante una sociedad insensible e indiferente con el prójimo.
David: Jesús, hazme más misericordioso.
Jesús: Eso quiero pequeño mío, eso realizo cada vez que tú participas en la
Eucaristía.
David: Mi Señor, quiero que ya sea mañana para recibirte en la Eucaristía.
Jesús: Tú me causas mucha gracia. Ahora ten mi paz.
Colón, 21 de junio de 1998.
David: Jesús, después de la publicación del libro muchas personas acuden a
mí para que tú respondas sus preguntas; a veces me siento como un
cartero.
Jesús: David, tú eres mi mensajero, mi consulado... si Yo he movido todos
esos corazones para que acudan a ti es porque Yo también te he dado la
capacidad para que les expreses los sentimientos de mi corazón, la Buena
Nueva; para que les anuncies la paz y mi amor que hace al hombre
verdaderamente feliz. Ahora ten mi paz.
Colón, 25 de junio de 1998.
Jesús: David, tus cosas ya no son sólo tuyas, a Mí también me pertenecen.
Todo lo que tú posees es mío, aún las almas que te aman y que te han
brindado su mano también son mías.
David: Eso quiero, eso deseo.
Jesús: Entonces, ponte en marcha y camina más firme; incluso imita en este
sentido a esas personas (Se refiere a los deportistas) que para alcanzar su
meta, no tienes idea a cuántas cosas se han negado y de cuantos vicios se
han apartado para llegar a ser "los mejores." Haz tú lo mismo/ pero para
tener el olor que tanto me agrada, es decir, la fragancia de la santidad.
Ahora ten mi paz.
Colón, 28 de junio de 1998.

David: A veces la fe que tengo se me eclipsa, hay muchas cosas de ti que no En la mañana.
entiendo.
David: Jesús, yo nunca me cansaré de pedirte que me ayudes a ser más
Jesús: Porque aún no me amas lo suficiente y aún más porque no te has comprensivo, servicial y generoso con mi prójimo.
abandonado hasta convencerte que tu suerte está en mis manos y que nada
ocurre para mal a los que me aman. David... Jesús: Y Yo mucho menos me cansaré de escucharte y de decirte que
cuentes conmigo. Ahora ten mi paz.
David: Dime Señor.
Colón, 2 de julio de 1998.
Jesús: ¿Por qué no me llamas Amigo mío?
En la mañana; mientras estaba expuesto el Santísimo.
David: Dime, Amigo mío.
Jesús: David...
Jesús: A Mí me da mucho gusto un alma que a pesar de que vea los montes
desplomarse o que escuche que ya no hay vacas en los establos, continúa David: Dime Señor.
confiando en el Dios Altísimo, en el Dios que ha hecho tanto por ti.
Jesús: Descansa en Mí, recuéstate en los hombros de tu Dios.
David: ¡Oh Jesús! Ayuda a los míos. (Me sentía preocupado por mi familia)
Jesús: Eso haré, eso es lo que hago y aunque tú puedas sentir o ver todo lo David: ¿A qué te refieres cuando dices esto?
contrario, no olvides que mis caminos no son los tuyos y ten presente que
mi estilo al hacer una obra perfecta es muy diferente al tuyo. Jesús: Me refiero a que vengas a Mí, pues mi yugo es suave.

David: Amigo mío, aumenta mi fe. David: Discúlpame si estoy delante de ti con este sueño que me mata;
¡cuánto quisiera estar bien despierto para adorarte como te lo mereces!
Jesús: No me pidas tanto esto, pídeme más bien que con mi Espíritu
aumente tu amor por Mí, pues la fe sin la caridad es como si fuera bronce
que resuena. David, Ama-Me.

40
Jesús: El esfuerzo que haces por estar despierto me alegra mucho. No te
preocupes, Yo sé comprender cada corazón y sé también cuánto es tu deseo
por quererme agradar en todo lo que haces.
David: A veces me siento tan débil.
Jesús: Tu debilidad atrae mi gracia' y tus miserias mi misericordia, ¿acaso lo
olvidaste? Tu Dios sabe muy bien con quién trata y sabe también que eres
capaz de ser más que victorioso en aquél que te sostiene, es más, David, a
pesar de haberte hecho poco inferior a los ángeles tu Dios tiene muy
presente cuán apto eres para asemejarte a ellos sin perder tu condición de
hombre, incluso superarlos siendo más como Yo, es decir, reproduciendo mi
Imagen.
David: ¡Oh Dios!
Jesús: ¿Por qué te sorprendes? ¿Acaso no es la voluntad de Dios hacer que
todas las cosas me tengan por cabeza? y que el hombre sea hecho a, imagen
y semejanza nuestra? yo he coronado al hombre con gloria, poder y
majestad, haciéndome como él en todo, excepto en el pecado.
David: Ya no sigas, esto va a hacer que mi corazón estalle de amor.
Jesús: Si es así, entonces te hablaré más cerca, pues eso es lo que quiero:
que estalles de amor por aquél que te ha llamado no sólo a ser como un
ángel, sino a asemejarte a tu Dios. Y, ¿sabes algo? David? Esto no es
imposible para un ser tan débil y frágil como tú.
David: ¿Por qué dices esto con tanta seguridad?
Jesús: Porque mi gracia te basta.
David: No entiendo cuando dices esto.
Jesús: Allí donde tu naturaleza humana se limita, en ese preciso momento
comienza a actuar mi gracia y, ¿hasta qué grado? Hasta que digan: "El Señor
ha estado grande con él.
David: ¡Oh Jesús! Me sorprendes.
41
Jesús: Esa no es mi intención amado mío, Yo sólo quiero expresarte los
sentimientos de mi corazón y provocar en ti aquella actitud de fe que suelen
tener los que dicen llamarse mis amigos. David...
David: Dime.
Jesús: ¿Por qué agachas la cabeza?
David: Es que no sé si soy tu amigo, porque siempre hago lo contrario a tus
deseos, quizás ya no como antes, pero aún sigo, lo confieso, guardando a
medias tus mandatos. Jesús...
Jesús: Dime pequeño.
David: Perdóname por no ser el amigo que tú deseas, no pierdo la
esperanza de que algún día lo seré.
Jesús: ¿Tú quieres ser mi amigo?
David: Sí Dios, ¿acaso no te das cuenta cuando me arrepiento de mis culpas
y me levanto de mis caídas o cuando me esfuerzo por actuar más a tu
agrado? Sí, quiero ser tu amigo, ser aquél que al verme puedas decir: "he
ahí un amigo de verdad." ¡Oh Jesús! Ese es mi sueño, por lo que lucho y por
lo que moriré.
Jesús: David... detente, pues vas a provocar dos cosas: Que mi amor por ti te
consuma y que tu corazón estalle de amor por Aquél que ya no te llama
siervo sino amigo. Ahora ten mi paz.
Colón, 7 de julio de 1998.
Jesús: Este sentimiento que has tenido me sirve para darte una idea de lo
que Yo experimento cuando los que dicen llamarse mis amigos hacen actos
que no son de mi agrado; (Me sentía muy herido por el proceder de una
persona conocida) sin embargo, la diferencia entre tú y Yo está
precisamente en que Yo no soy como tú, que ya no quieres saber nada de
esa alma, en cambio tu Dios, a pesar de que esta alma se comporte así, aún
sigue contando con ella.

David: Si estoy bravo, Señor, es por ti; me duele mucho ver y sentir que un
amigo mío es indiferente contigo.
Jesús: Tú tienes que aprender a ser más como Yo David, es decir, a no juzgar
por la apariencia, mira el corazón.
David: Tú dices esto porque eres Dios, pero yo soy hombre y no puedo ver
los corazones.
Jesús: ¿No te he dicho acaso que Yo te daré esta gracia? Así como aquél día
te permití ver los corazones de aquellas personas, (Mientras compartía la
Palabra a un grupo de personas) del mismo modo haré para que tú les des a
conocer o bien le manifiestes mis sentimientos a todos los que te rodean.
Ahora vete en paz.
- Regresé al seminario para iniciar el segundo semestre de clases.
Colombia, 17 de julio de 1998.
En la mañana.
David: ¡Oh Dios! Estoy muy avergonzado contigo, (Me sentía mal por mi
calificación en una materia del seminario) no te imaginas cuán mal me
siento por no ser, en este sentido, testimonio de ti. Sé bien que esto ha
sucedido por mi falta de empeño y eso es lo que más me aflige, que
pudiendo dar más, di poco.
Jesús: David, levántate y cobra ánimo, mi pequeño Sión. (Alude al cariño del
Padre, del mismo modo que lo tuvo con su pueblo elegido)
David: Jesús, lo que sucede es que tu pequeño Sión tiene miedo de fracasar.
Jesús: Tú no vas a fracasar, ¿a quién has escuchado decir que el que pone su
confianza en Mí ha quedado avergonzado? Sión, confía en tu Dios, tu roca
no permitirá que las aguas te lleguen más arriba del cuello. Yo estoy contigo,
Yo, David, he sido el refugio de los hombres de generación en generación.
Yo soy el alto escondite de tu casa, el refugio de tu corazón.
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David: ¡Oh Jesús! Esto no va a volver a ocurrir, este semestre pondré más
empeño. ¿Sabes una cosa?
Jesús: Te escucho.
David: Yo quiero agradarte en todo... Discúlpame.
Jesús: David, ten ánimo. Ahora recibe mi paz.
Colombia, 20 de julio de 1998.
En la tarde.
Jesús: David, Yo siempre estaré contigo, siempre te llevaré de la mano.
¿Sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: A Mí me da mucho gusto decirte que aunque el mundo o tus amigos
te den la espalda o se olviden de ti, Yo nunca lo haré. Yo siempre te
acompañaré, siempre, amigo mío, te tendré presente; aún si tú llegaras a
olvidarte de Mí, Yo jamás me olvidaría de ti.
David: Gracias Jesús por amarme, por quererme y aceptarme como soy;
gracias por todas las cosas que has hecho por mí. La verdad, Señor, no sé
cómo pagarte por todo lo que... (No pude contener las lágrimas)
Jesús: Ama a tu prójimo como a ti mismo; pues haciendo esto me estarás
amando a Mí. David...
David: Dime, Señor.
Jesús: Cuando Yo siento en ti el olor de la fidelidad, no te imaginas la alegría
que embarga mi corazón. ¿Sabes algo? A Mí me gusta mucho esa fragancia.
David: ¡Ay Jesús! Me causas mucha gracia.
Jesús: Y tú también a Mí. Ahora vete en paz.
 Colombia, 29 de julio de 1998.
David: Dime Señor.
Jesús: David...
Jesús: Yo te aprecio mucho, a Mí no me gustaría verte nuevamente esclavo
David: Dime, Señor. de aquellos hábitos. (Habla de mi modo de proceder antes de que él
irrumpiera en mi vida) Tu Dios te creó para que fueras libre y para que
Jesús: ¿Por qué será que los hombres me aman tan poco? ¿Por qué será que desde esa libertad siempre elijas el bien. Amado mío...
aún tengo tan pocos amigos?
David: Dime,
David: ¡Ay Jesús! Discúlpame si te incomodo, pero Tú tienes mucha culpa de
esto. Jesús: Deléitate con los manjares de mi casa, (Se refiere a los sacramentos
de la Eucaristía y la confesión) toma de este cofre las joyas que adornarán tu
Jesús: ¿A qué te refieres? alma.
David: Me dejas sin palabras.
David: Tú tienes pocos amigos porque a todos los crucificas contigo, no hay
ninguno que se haya salvado de esta suerte; es por esta razón que hay Jesús: ¡Oh David! Amigo mío, tú me causas mucha gracia; ahora ten mi paz y
personas que no te aman mucho, pero, ¿sabes algo? no olvides que tu Dios suele sacar de las peñas, manantiales de agua.

Jesús: Te escucho. Colombia, 8 de agosto de 1998.

David: Así como eres, mi Dios, me gustas. Sé bien que Tú haces heridas,
pero también sabes sanarlas; a ti no te cambio por nada.
Jesús: ¿Aunque te ofreciera un camino distinto para llegar a ser feliz
conmigo?
David: No te cambiaré, pues sé bien que crucificas a tus amigos cuando más
los amas.
Jesús: ¿Tú quieres parecerte a Mí, verdad?
David: Sí, eso deseo.
Jesús: ¿Te gustaría caminar conmigo más de cerca?
David: ¿Acaso no lo estoy haciendo?
Jesús: David, hazlo de un modo más perfecto y no como ayer, es decir,
guarda más mis mandatos. ¿Sabes una cosa?
En la noche.
David: Líbrame de todo apego a las cosas de este mundo, nunca permitas
que ninguna persona ocupe tu lugar en mi corazón; hazme siempre tuyo
Señor, por lo que más quieras, hazme sólo tuyo. Ayúdame, ayúdame a vivir
más en ti que en mí, a amar más como Tú y a apartar de mí todo aquello
que me pueda llevar a perderte.
Jesús: David, ten calma; Yo no me opongo a que tú llegues a estimar o
simpatizar con otro ser que no sea Yo. A Mí me agrada mucho ver dos
amigos que se aprecian de verdad y más aún cuando Yo soy el centro. Ahora
descansa en paz y no olvides que tú serás más feliz a la medida que vivas y
te dejes atraer más por Mí.
David: Señor mío...
Jesús: Te escucho.
David: Hazme un favor.

43

Jesús: Aquí me tienes.
David: Mañana en la Eucaristía, concédeme la gracia o al menos aumenta
más mi deseo de imitarte, de parecerme más a ti o de amar como Tú amas.
Jesús: ¿Eso es todo?
David: Sí.
Jesús: Ahora descansa en paz.
Colombia, 11 de agosto de 1998.
En la mañana.
Jesús: David, quiero que sepas que vivir en gracia no se reduce a una virtud
en especial, esto conlleva ejercitar todas las virtudes y especialmente a
quien más se le da. ¿Qué te quiero decir con esto? No te quedes o bien no
te conformes con sólo caminar tres kilómetros, sigue, no te detengas, pues
Yo te he hecho apto, te he ungido para que por medio de tu esfuerzo llegues
a la estatura del hombre perfecto, es decir, llegues a ser más como tu Dios.
¿Sabes de qué me he podido dar cuenta?
David: Te escucho.
Jesús: Tú aún no tienes idea de lo que hace mi gracia y mucho menos cómo
actúa con fuerza en aquellos que confían en Mí.
David: Esto que dices de mí es cierto, cada vez que conozco más cosas de ti,
a esa medida más desconozco, no tu persona, pero sí tu misterio. ¡Oh Dios!
¿Te soy sincero?.. Realmente Tú eres muy grande para este ser tan
pequeño.
Jesús: Es cierto lo que dices, pero no olvides que tu ser es capaz de
enamorarse y de arder de amor por Aquel que ha rodeado tu ciudad con
murallas de luego.
44
David: Mi Señor, disculpa que hasta hoy pase por mi mente esta pregunta,
pero, ¿por qué me escogiste a mí? Mira cómo te he pagado.
Jesús: David, amigo mío, a Mí me ha parecido bien preferir las puertas de
Sión a todas las moradas de Jacob. Tú me agradas.
David: Cuando te comportas así o cuando escucho a esa persona hablar de
ti, (Uno de los profesores del seminario) se suscita en mí un gran deseo de
prometerte más fidelidad; no te lo digo porque no quiera, sino porque temo
no cumplir, además, se muy bien que eres un Dios que toma las cosas muy
en seno y créeme, yo quiero tomar más en serio la opción que hice por ti.
Jesús: David, Yo sé muy bien que el hombre realiza aquellas cosas que tu
Dios aborrece no tanto porque así lo desee, sino porque aún no se ha
llegado a enamorar de Mí. Es verdad que las pasiones que éste puede
experimentar son como fieras que constantemente le persiguen, pero
también es verdad que puede dominarlas; es más, debe dominarlas. Amado
mío...
David: Te escucho.
Jesús: El Reino de Dios exige violencia, esfuerzo y constancia. N o lo olvides
y ten presente que a nosotros nos agradan más los hombres que saben
dominarse y no aquellos que conquistan ciudades.' ¿Por qué guardas
silencio?
David: No sé qué decirte.
Jesús: Guarda y medita entonces todo esto en tu corazón. Ahora ten mi paz.
Colombia, 26 de agosto de 1998.
En la mañana.
Jesús: David, fíjate en eso. (Se refiere a un dije en forma de cruz, que tiene
grabado el rostro del Señor coronado de espinas) Si ese artista pudo grabar
mi rostro en aquel material, ¿cuánto más no podré hacerlo Yo en tu vida? Yo
tengo el suficiente poder para sacar de la dura piedra de tu corazón,
manantiales de agua. Yo tengo el poder, David, de librarte de todos los
enemigos de tu alma y presentarte sin mancha ante mi presencia. ¿Por qué
te quedas callado?
David: ¿Qué puedo decirte, mi Dios? Tú sabes los sentimientos de mi
corazón; bien sabes, Jesús, cuánto deseo serte fiel.
Jesús: David, mi gracia te basta. Yo daré éxito a todas tus empresas, es
decir, a todos tus esfuerzos. ¡Oh David! Nunca olvides que tu Dios tiene el
poder para que tus pies no tropiecen. Ahora ten mi paz.
Colombia, 30 de agosto de 1998.
En la tarde.
David: ¿Sabes una cosa Jesús?
Jesús: Te escucho.
David: Aquí estoy, Señor, tienes delante de ti al más frágil de los pecadores.
Jesús: ¿Y se te olvida acaso que el que está frente a ti es aquél que
acostumbra a trabajar con la fragilidad humana para hacer precisamente
que se note su gracia? Animo David, Yo soy tu escudo y tu refugio.
David: Esto es cierto, pero hay veces que todo lo veo diferente.
Jesús: Amado mío, eso sólo ocurrirá cuando te separes de mi compañía,
pues el que camina a mi lado no anda por sendas oscuras y mucho menos
en sombras de muerte.
David: Ayúdame a caminar siempre a tu lado.
Jesús: Eso es lo que he hecho con el hombre de generación en generación.
Ahora ten mi paz y no olvides que el que te llamó, también te dio todas las
gracias para ser fiel a este llamado.
David: Cuando te refieres al llamado, ¿a qué haces alusión, al del sacerdocio
o la santidad?
45
Jesús: David, tu llamado hacia el sacerdocio gira en torno a la santidad.
Descansa en paz, mañana será otro día para hablarte de este fino olor que
me agrada tanto.
Colombia, 17 de septiembre de 1998.
David: Hoy, mi Jesús, necesito verte, no como aquél que ha recibido de mí
ingratitudes y desprecios, sino como un amigo a quien se le confían sus más
íntimos secretos.
Jesús: Está bien, continúa.
David: ¿Tú me conoces bien, verdad?
Jesús: Sí, no te equivocas.
David: Entonces, dime ¿por qué no soy como aquella semilla de la que habla
la Escritura que cayó en tierra fértil? Es decir, ¿por qué será que mis
propósitos de agradarte sólo duran un breve tiempo y luego todo sigue
como antes?
Jesús: ¿Tú recuerdas el programa que viste esta mañana? (Se refiere a un
panel de televisión en que unas jóvenes narraban los sacrificios que hacían
para ser modelos)
David: Sí, lo recuerdo.
Jesús: Allí está la respuesta a todas tus preguntas.
David: No te entiendo.
Jesús: Enamórate de tu ideal, al igual que ellas se enamoraron del suyo.
Imita en este sentido su disposición y su actitud de negarse a muchas cosas,
pero hazlo para alcanzar una corona y un tesoro que no se corroen y mucho
menos se dañan con la humedad. Ánimo, David, pues bien sé cuán apto eres
para ser un hombre de Dios. ¿Sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: ¿Tú sabes qué es lo más interesante en todo este asunto?
David: Ni idea.
Jesús: Que tu Dios desea ayudarte primero porque te ama, segundo para
que no vayas a gloriarte sino en su Hijo y tercero porque sabe bien que sin
mi gracia nada puedes hacer.
David: Amigo mío...
Jesús: Me gusta cuando me llamas de esa forma. Continúa...
David: Dale éxito a todos mis esfuerzos, como un día me lo prometiste. Si yo
te pido que me ayudes a crecer en gracia, estatura y sabiduría, es porque
tengo mucha sed de reflejarte en mis acciones y de alimentar y nutrir a tu
pueblo.
Jesús: David, bien sé que lo que me pides no es malo, pero ten cuidado de
que esta petición pueda ser más bien para reflejarte a ti y no a tu Dios.
David: Jesús, si esto es así, por favor cambia mi corazón, pero si no lo es,
concédeme este profundo deseo.
Jesús: Amado mío, no temas. Yo no niego nada a los de conducta
intachable!
David: ¡Oh Jesús! Si es por eso, temo mucho reconocer que nunca me lo
concederás, pues a pesar de que han pasado muchos años de estar contigo,
mi humanidad es aún tan frágil como cuando me encontraba lejos de ti.
Jesús: David, no olvides que Yo no dejo de escuchar las súplicas de un
corazón contrito y humillado; es más, si esa persona fue capaz de
concederte aquella petición sin ser tú su hijo, ni su pariente, (Una persona
que me estima, ayudó a mi familia en una difícil situación económica por la
que estaba pasando) ¿cuánto más no hará Aquél que te llama y te reconoce
como hijo de Dios? Y realmente lo eres, David.
David: Lo dices con tanta seguridad que me haces sentir un ardor dentro de
mí.
46
Jesús: Tú me causas mucha gracia, sabes. Ahora vete y no peques más ni
contra tu prójimo ni contra tu Dios. ¿Qué dices, renovamos este pacto?
David: Sí, mi Dios.
Colombia, 20 de septiembre de 1998.
En la tarde, mientras meditaba frente a un lago en el seminario.
Jesús: ¿Tú sabes que hace esa criatura cuando se siente amenazada por sus
enemigos? (Habla de una rana)
David: No lo sé.
Jesús: Busca refugio en la profundidad del agua, haz tú lo mismo, es decir,
refúgiate en este corazón que tanto ha amado a los hombres. Sumérgete en
la oración para que no caigas en las tentaciones; ora a toda hora, pues el
principio de las grandes derrotas que experimenta el hombre en esta guerra
espiritual, está precisamente en su inconstancia en la oración. David...
David: Dime Señor.
Jesús: Si muchos santos han tenido éxito y grandes logros en su vida
espiritual, se debe precisamente a una íntima unión con su Dios por medio
de la oración. ¿Sabes por qué te digo esto? Yo sé muy bien, amado mío,
como ésta te unirá con Aquél que nunca se ha separado de tu corazón y
cuánto te ayudará a fortalecer tu voluntad y a hacerte crecer en gracia,
sabiduría y prudencia. Ahora ten mi paz.
Colombia, 22 de septiembre de 1998.
En la tarde.
Jesús: ¿Por qué te me turbas, amado mío? ¿Acaso no soy Yo tu fuerza?
David: Sí, pero no puedo negarte que tengo mucho miedo. (Estaba a punto
de hacer un examen)
Jesús: No temas ni tampoco olvides que Yo tengo la gracia que tú necesitas.
David: ¡Oh Jesús!
Jesús: ¡Ánimo! Sé valiente, aprende a confiar ahora en Mí. (Dijo esto porque
yo había planeado hacer una copia, para no fracasar y bajar mi índice)
¿Sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: El Rey no vence por su ejército y mucho menos por su mucha fuerza.
Yo soy, amado mío, quien da la victoria y quien bendice a sus fieles con el
éxito. Tú te entristeces por ese índice, cuando deberías acongojarte por
confiar más en tus capacidades que en mi gracia.
David: No sé qué decirte.
Jesús: Ánimo, amigo mío, tú y Yo lo podemos lograr si estudias; es más,
cuenta conmigo, pues tu Dios nunca ha defraudado a nadie; además, no
olvides aquél error que soliste cometer en esa primera fase de tu formación,
cuenta más conmigo, fíate más de Mí que de tus capacidades. Dime una
cosa.
David: Te escucho.
Jesús: ¿De qué puedes gloriarte si todo lo que tienes y lo que tendrás te
viene de mi puro amor por tu persona? ¡Oh David! Si tienes algo de qué
gloriarte es precisamente de aquella cruz en donde te mostré cuánto te
amo.
David: ¿Sabes algo Jesús?
Jesús: Dime, David.
David: No quiero perderte, quiero enamorarme más de tu corazón.
Jesús: Yo también lo quiero, David. Yo deseo que tú y Yo estemos más
unidos que ayer.
47
David: Yo también lo quiero.
Jesús: Entonces, ábrete más a mi Espíritu. Ahora ten mi paz y no olvides
contar más con tu Dios que fiarte de tus capacidades.
Colombia, 13 de octubre de 1998.
En la mañana.
Jesús: Pequeño mío que te escondes en las grietas de las rocas y en
apartados riscos, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz; déjame rociarte
con el agua pura de mi misericordia.
David: Jesús, amigo mío, discúlpame por pasar más rato en mis cosas que en
las tuyas. Me he dado cuenta que me he afanado mucho por mis estudios y
me he vuelto frío e indiferente contigo.
Jesús: David, no temas, ¿no estoy Yo contigo?
David: Sí, sé que estás conmigo, pero date cuenta que a veces no parece,
pues mis sentidos son limitados y mi naturaleza es más frágil de lo que
supuse.
Jesús: Amado mío, pon tu confianza en tu Señor; pues tu Dios sabe muy
bien por qué permite las cosas y qué es lo que te hace falta para ser más
como él. Es necesario que muchas veces tú me escuches en el murmullo de
la suave brisa de la fe, precisamente para que veas pasar, y con mano
poderosa, al Dios que no se cansará de recordarte que Yo puedo hacer
obras grandes en ti y por los tuyos. ¿Qué te parece si hacemos un trato?
David: Bien, pero, ¿de qué se trata?
Jesús: Ama-Me precisamente guardando y meditando más mis mandatos en
tu corazón y Yo le daré éxito a todas tus empresas. (Se refiere a mis
proyectos)
David: Amigo mío, eso de guardar y meditar tus mandatos en mi corazón lo
haré a cambio de nada, sin ningún interés de por medio. Con esto, no creas
que desprecio lo que con tanto amor me ofreces, pero sucede, Jesús, que Yo
quiero con toda... pero con toda mi alma darte siempre esta ofrenda. A mí
no me interesa otra cosa que tenerte a ti, es por eso que prefiero tu
compañía a tener notas altas y perderte.
Jesús: Me agrada mucho lo que me has dicho, pero ten presente que lo que
se da con amor, se paga con amor. ¿Aceptas el trato?
David: Sí, mi Dios.
Jesús: Ahora ten mi paz y no temas, pues Yo estoy contigo, aunque tus
sentidos no me perciban.
Colombia, 30 de octubre de 1998.
David: ¡Oh Jesús! Amigo mío, que tonto soy, que iluso soy al querer
conquistar el cielo por mi propia cuenta, que bobo soy al querer hacer las
cosas con toda la perfección posible, cuando eres Tú el que da la gracia.
Jesús: Amigo mío, seca tus lágrimas; Yo convertiré tu lamento en gozo, pero
para realizar esto tu Dios necesita que guardes más mis mandamientos. ¡Oh
David! ¿Sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: Si tú me amaras un poco más, guardando los consejos que te he
dado,' te aseguro que en un sólo momento humillaría a todos los enemigos
de tu alma," incluso, volviera mi diestra contra tus adversarlos.
David: Jesús, soy más duro que una piedra.
Jesús: ¿Y tú crees que esa realidad es un impedimento para que Yo realice
mi obra o el proyecto que desde siempre he tenido contigo: hacer que Yo
sea el centro de tu vida, la cabeza de tu cuerpo? Yo te mostraré, amigo mío,
que soy capaz de grabar mis mandatos en la piedra dura de tu corazón, del
mismo modo que aquella persona grabó letras en esa piedra, (Se refiere a
un escrito que se encuentra en la entrada del seminario, que dice el nombre
de su fundador) pero con la única diferencia que Yo no me valdré de ningún
instrumento material para hacer ese grabado, pues lo haré con mi Espíritu...
¿Qué te parece?
48
David: Me pongo en tus manos, estoy dispuesto a todo... haz lo que quieras.
Jesús: David...
David: Te escucho.
Jesús: Sé valiente, no tengas miedo a abrirte a mi Espíritu Santo, no tengas
miedo a abrirte cada día más a su amor, pues el mismo que hizo con
aquellos hombres proezas (Se refiere a los santos) es el que te quiere hacer
santo, una hostia viva, inmaculada, agradable a mi Padre.
David: ¡Oh Jesús! No sé qué decirte.
Jesús: No digas nada y haz mucho, Yo te ayudaré. Ahora ten mi paz y no
olvides que tu Dios tiene poder para cuidar que tus pies no tropiecen.
David: Te quiero mucho, sabes.
Jesús: Yo también, pequeño, y más de lo que supones.
Colombia, 7 de noviembre de 1998.
Jesús: David, amigo mío, la amabilidad desarma al enemigo evita las peleas
y hace desaparecer la ira; es una dulce miel que atrae las abejas y ayuda a
allanar los caminos.
David: ¡Oh Dios! Me arrepiento de haber tratado bruscamente a mi
compañero. ¿Qué me recomiendas?
Jesús: Que no se oculte el sol sin que te hayas reconciliado con él.
David: Así lo haré.
Jesús: David...
David: Dime, Jesús.
Jesús: Procura andar en la senda recta de la mansedumbre y date cuenta
que es más agradable estar con el que es tardo para hablar que con aquél
que no medita antes lo que va a decir.
David: Ayúdame.
Jesús: Ese es mi deseo, pero la gracia de tu Dios no actúa por encima de la
naturaleza. ¿Qué quiero decirte con esto? Que hay ciertas cosas que a ti te
corresponden hacer, pues una cosa es confiar en la gracia y otra muy
distinta es esperar que Dios haga todo por ti, sin verte incluido en esta obra
que es un trabajo de ambos. ¿Sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: Imítame en todo y luego dime cómo te va. Ahora ten mi paz.
En la tarde.
Jesús: ¿Tú sabes por qué actúas de esta forma? (Procuraba portarme en
todo momento como a Dios le agrada)
David: Porque no quiero estar feo ante ti.
Jesús: Y porque Yo me he raptado tu corazón y lo he llevado a la bóveda de
mis mandatos para que él (Se refiere a mi corazón) los ame y los guarde.
David: Jesús, esto es nuevo para mí. Yo no sabía que Tú me habías raptado.
Jesús: David, esto es lo que Yo suelo hacer con todas las personas que han
decidido ser gratas a mis ojos: las seduzco y ellas se dejan seducir por Aquél
que tiende a transformar las peñas en pedernales de agua. ¿Por qué te
quedas callado?
David: Me sorprende tu manera de ser, me llama mucho la atención tu
forma de comportarte con este vil pecador.
Jesús: David, amigo mío, Yo te amo, Yo estoy contigo y siempre estaré muy
cerca de ti. ¿Sabes algo?
David. Te escucho.
Jesús: Yo quiero llevarte a otras bóvedas y saciarte de los bienes exquisitos
de mi casa. ¿Quieres?
49
David: Sí quiero, acepto lo que me propones.
Jesús: Ahora vete en paz.
Colombia, 14 de noviembre de 1998.
En la mañana; mientras iba en el avión hacia Panamá.
Jesús: ¿Qué idea tienes del Reino de los Cielos, David?
David: Que allí estaré alegre, según me comporte en esta vida.
Jesús: Con esto estás tratando de decir que en el cielo algunos son más
alegres que otros, ¿o me equivoco?
David: No, no te equivocas, pienso que es así; pero nadie va a sentir celos
por esto.
Jesús: David...
David: Te escucho.
Jesús: El cielo no es tanto un lugar, sino un estado donde la alegría no
existe, pues ésta es propia de la tierra; aquí prevalece la felicidad y todos la
tienen por igual, nadie es más feliz que otro pequeño, porque todos reciben
el mismo denario. (El Papa Juan Pablo II en su catequesis del 21 de agosto
de 1999 expone la doctrina de la Iglesia al respecto)
David: ¿Y, por qué?
Jesús: Porque lo que tú no alcanzas a pulir en la tierra, lo alcanzarás en el
purgatorio; unos en más tiempo que otros, pero al final todos tendrán el
mismo vestido blanco, todos gozarán de la misma felicidad. ¿Sabes algo,
amado mío? No mires ese lugar (Habla del purgatorio) como una
desventaja, porque no lo es. Tú tienes que considerarlo como la última y
gran oportunidad que tu Dios le permite a las personas; porque él, como
una vez te dije, no se goza con la muerte del pecador, más bien desea que
sea salvo y que tenga vida y vida en abundancia. ¿Tienes alguna pregunta?
David: ¿Cuando yo vaya al cielo, tendré la misma santidad que los santos
que la Iglesia ha reconocido?
Jesús: David, todos, absolutamente todos y sin importar quién vino a
trabajar en la mañana y luego más tarde, serán recompensados con el
mismo denario. (Ver la parábola de los obreros de la viña en Mt. 20.16)
David: Jesús, a mí eso me parece injusto.
Jesús: David, amigo mío, ¿el sol no brilla de la misma manera para el justo y
para el pecador?"
David: Sí, pero también dice el salmista que tú pagas a cada corazón según
sus obras.
Jesús: Es cierto y de ahí que la persona no podrá salir de la cárcel (Se refiere
al purgatorio) hasta que pague toda su deuda. ¿Entiendes esto o quieres
que te lo explique más claro?
David: Sí, explícamelo.
Jesús: Tú tienes que tener en cuenta que tu Dios es Santo, David, y que así
como no se puede ir a una fiesta vestido de cualquier manera, de la misma
forma y más aún, nadie se puede presentar manchado delante del que es
tres veces Santos, es más, si tenemos en cuenta lo que dice el salmista, tú
mismo has podido ver y comprobar que los jueces de esta tierra sentencian
a los hombres hasta que paguen su deuda, por años, meses o días en la
cárcel, según el obrar de su corazón. Lo mismo hace tu Dios con el fin de
que sus amigos estén con él. ¿Tienes otra pregunta?
David: Sí.
Jesús: Habla, Yo te responderé.
David: ¿Por qué eres tan bueno? ¿Por qué olvidas tan rápido nuestras
ofensas?
Jesús: Amigo mío, ¿no te imaginas por qué?
50
David: ¿Porque nos amas?
Jesús: No tanto porque les amo, pues hasta Satanás ama a los suyos, sino
porque tu Dios es Amor,' razón suficiente para decirte: Ama-Me. Ahora ten
mi paz.
Colón, 20 de noviembre de 1998,
Jesús: ¿Sabes cuándo Yo me doy cuenta que tú me amas?
David: ¿Cuándo amo al prójimo?
Jesús: Y cuando guardas mis mandatos. ¿Sabes por qué te pido esto?
Porque sé muy bien qué es lo que te conviene y lo que te va a hacer un
hombre feliz. David...
David: Dime Señor.
Jesús: Aún tú y los tuyos no me aman con profundidad, es decir, con pasión,
pues si así fuera al menos procurarías actuar más en Mí; es más, date
cuenta, David, que amando de esta manera, empezarás a hacer mi voluntad
en todo momento y en todo lugar. ¡OH, si tú conocieras o al menos te
imaginaras el Don de Dios! Créeme, amado mío, que los poderosos
enemigos de tu alma se convertirían en estrado de tus pies. ¿Por qué te
quedas en silencio?
David: ¿Qué puedo decirte? ¿Qué podré añadir o responder? Guíame y
ayúdame, por favor.
Jesús: David...
David: Dime, Señor.
Jesús: Ama a tu Dios con más profundidad, es decir, aprende a caminar una
milla más.
Colón, 24 de noviembre de 1998.
Jesús: David...
David: Dime, Señor.
Jesús: He escuchado la inquietud que le manifestaste a tus hermanos (Tenía
la impresión de que algunos miembros del grupo de jóvenes Madre de la
Oración estaban más apegados a mí que a la persona de Jesús) y ante ésta
Yo tengo un sentir completamente diferente, pues ellos no te buscan a ti
sino a Mí tú sólo eres un espejo donde ellos ven mi imagen, un amigo en
donde ellos pueden sentir mi bondad.
David: Eso me alivia, sabes.
Jesús: A Mí me causa mucha alegría y me invita a decirte: ábrete un poco
más a mi gracia y verás de qué es capaz Aquél que no se cansará de decirle a
cada corazón por medio de tus labios: Ama-Me. Ahora ten mi paz.
Colón, 28 de noviembre de 1998.
Jesús: David...
David: Dime Jesús.
Jesús: ¿Tú sabes qué es lo que me dicen los hombres cada vez que optan
por hacer aquello que no me agrada?
David: Ni idea.
Jesús: Que Yo soy una gran desventaja... que no soy capaz de hacerlos
felices... que acepté morir por ellos porque quise... que no me necesitan...
David: ¡Oh Dios!
Jesús: Es más, que soy un estorbo y a tal grado que ellos pueden ser
mejores sin Mí. El hombre de hoy, David, piensa que cuando Yo les digo que
se alejen de aquello que no me agrada es porque quiero coartar su libertad
y más bien es porque hay muchas cosas en el mundo que son lícitas, pero
que no le convienen. Aún esta generación no se ha dado cuenta de quién es
el que le pide de beber' ni quién es el que está tocando a la puerta de su
corazón.
51
David: Entonces, aquí me tienes.
Jesús: ¡Gracias! Ahora ten mi paz.
Colón, 3 de diciembre de 1998.
En la tarde, durante la Eucaristía.
David: Jesús, toma como ofrenda este frágil corazón, es todo tuyo.
Jesús: ¡Oh David! Si es así como dices, entonces toma en serio tu vocación,
como aquella persona tomó en serio su carrera profesional. (Unos amigos
me hablaron de los logros de un deportista)
David: Jesús, ¿sabes una cosa?
Jesús: Te escucho.
David: Yo quiero tomar más en serio mi estado de consagrado y mi
formación para el sacerdocio; este sentimiento es lo que me lleva a
preguntarte si quieres renovar tu pacto conmigo.
Jesús: ¿Le estás preguntando al sol si no quiere alumbrar o a la lluvia si no
quiere empapar la tierra? ¡Claro, David, que quiero renovar mi alianza
contigo y que tú seas sólo para tu Dios y tu Dios sólo para ti!! Ahora ten mi
paz.
Colón, 4 de diciembre de 1998.
Jesús: David, sáciate de los bienes de mi casa. Así como cada día tú le
encuentras sabor a los alimentos, así debe ser con aquellos rezos, (Se refiere
a las oraciones del oficio divino que se realizan en todas las comunidades
religiosas) saboréalos, no les pierdas el gusto, pues no sólo le hacen mucho
bien a tu alma o a nuestra fraternidad, sino que también le hacen
muchísimo bien al pueblo de Dios. ¿Sabes algo?
David: Aquí me tienes.
Jesús: A Mí me agrada mucho cuando esos rezos se convierten en
oraciones, es decir, cuando se medita y profundiza en ellos, pues este es un
lenguaje de amor que el alma expresa y que el Dios único y verdadero
entiende perfectamente. Con este rezo, pequeño, el alma no sólo alaba y se
reconoce frágil ante su Señor, sino que también lo proclama como el Rey de
su vida, colocándose en las manos de su Padre. ¿Qué te parece?
David: Me gusta.
Jesús: ¿Mucho?
David: Sí, Jesús.
Jesús: Entonces vete en mi paz y nunca dejes de usar este perfume.
David: ¿A qué te refieres?
Jesús: Al amor al prójimo, esa fragancia me agrada mucho, ¡no sabes
cuánto!...
Colón, 9 de diciembre de 1998.
Jesús: David, ten presente lo que en ese informe te dijeron, pues es verdad:
si tú te lo propones podrás llegar a grandes alturas. Arroja en mi corazón
todo aquello que te impide intimar y estrechar más tu relación conmigo.
Date cuenta que este fuego de amor que Yo siento por ti, hará maleable el
rígido hierro de tu personalidad hasta hacer que en ti se refleje mi imagen.
David: ¡Oh Jesús! Tus palabras me estremecen mucho, sabes.
Jesús: Y a mí esa disposición que tienes por tocar el arpa de diez cuerdas, es
decir, guardar mis mandatos, y de cantar al son de la citara.
David: ¿A qué te refieres cuando dices esto?
Jesús: Me refiero a la disposición que tú tienes de obrar rectamente, como
en plena luz del día, y de desnudarte de todas las obras de las tinieblas.
¿Sabes algo, David?
David: Te escucho.
52
Jesús: Cada día que pasa, tu Dios quiere ser más de ti.
David: Cuando Tú dices esto, ¿qué quieres expresarme con exactitud?
Jesús: Que tu Dios quiere abrir las compuertas de su corazón e inundarte de
su gracia. David...
David: Dime, Señor.
Jesús: Al Dios con que tú estás tratando le gusta y está acostumbrado a
hacer obras grandes, a levantar del polvo al pobre y hacerlo que se siente
entre príncipes. Con esto te quiero decir que a Mí me agrada perdonar al
pecador y devolverle la dignidad de ser hijo de Dios. ¿Tú sabes por qué tu
Dios suele olvidar muy rápido las faltas de sus amigos?
David: Me gustaría saberlo.
Jesús: Primero, porque él no se goza con la muerte del pecador' y segundo
porque vale mucho ante sus ojos la vida de cada uno de ellos. ¿Eso en tu
lenguaje qué significaría?
David: No tengo idea, Jesús.
Jesús: Que para Mí mis amigos valen la pena, son importantes y a tal grado,
que aún hoy dejo las noventa y nueve ovejas para ir en busca de la perdida,
por medio de aquellos que tienen esa disposición de ser sólo de Dios y de
proclamar que aun hoy, desde la Cruz de la indiferencia, él exclama "tengo
sed.
David: Bendito seas.
Jesús: Y bendito tú porque has creído que puedo tallar mi imagen en la
rústica madera de tu vida.
David: Tú me sorprendes, sabes.
Jesús: ¡Ay David! Tú no sabes de lo que Yo soy capaz, es más, te aseguro que
no tienes idea de quién es el que te dice "dame de beber," es decir: Quiero
ser más de ti.
David: ¿Sabes algo Jesús?
Jesús: Te escucho.
David: Es muy cierto lo que dices, pero cuando yo me dé cuenta, no te
dejaré ni decir "ya." Y no sólo vaya decirte que tu pueblo no tiene vino, sino
que también te diré que tiene mucha sed.
Jesús: Eso es lo que quiero y cuando esto sea, no sólo, David, les daré vino y
saciaré su sed, sino que también les daré hambre, no de pan, sino de
escuchar toda palabra que salga de mi boca.' ¿Quiénes son mi boca o bien
mis labios? ... Ustedes. Ahora ten mi paz.
Colón, 24 de diciembre de 1998.
Jesús: Pequeño, en mi primera venida, ¿a qué vine?
David: A salvar al mundo.
Jesús: ¿Qué tú crees que voy a hacer en mi segunda venida?
David: ¿Vendrás a juzgarlo?
Jesús: ¿Estás reduciendo mi segunda venida a un juicio?
- Guardé silencio
Jesús: Yo vendré más que todo a salvar a los que creen en Mí! En este
tiempo, pequeño, como nunca antes en la historia, el hombre va a
experimentar tal confusión que perderá la confianza en su Dios y sentirá
que éste lo ha decepcionado, pero lo que a él más le admira (Se refiere a
Satanás) es que mis propios amigos (Habla de las almas consagradas) van a
proclamar eso.' Para no entrar en este abismo, es necesario guardar todas
las palabras de Juan Pablo II. De ahí el por qué hoy mi Padre le hace esta
53
pregunta a la humanidad: ¿Cuando venga el Hijo del hombre, encontrará fe
en la tierra? David, ¿te puedo proponer algo?
David: Sí.
Jesús: En esta Navidad, pídele a mi Padre en el momento de la Eucaristía
que envíe su Espíritu Santo sobre ti para que él aumente tu fe en el Hijo de
Dios. Ahora vete en paz.
Colón, 19 de enero de 1999.
En la madrugada.
Jesús: David, ¿me das un momento de tu tiempo de descanso?
David: Sí, tómalo, ¿qué quieres?
Jesús: Que te des cuenta que está lloviendo.
David: ¡Señor, para eso me levantas!
Jesús: Sí, te he levantado para que tengas presente que con esa misma
intensidad con que llueve, mi Espíritu quiere llover sobre ti y a tal grado,
pequeño, de convertir la tierra árida de tus defectos en un terreno fértil de
virtudes. ¿Por qué te quedas callado?
David: Pienso en lo mucho que deseo que ocupes el primer lugar en mi vida,
hasta el punto, Señor, de pensar y actuar como lo hacías Tú.
Jesús: David, ¿sabes una cosa?
David: Te escucho.
Jesús: Eso lo hará mi Espíritu Santo con tu ayuda, es decir, a la medida que
tú te abras a él, a esa misma medida él te llevará a la estatura del hombre
perfecto.
David: Señor, ¿qué significa abrirse al Espíritu Santo? Jesús: Significa y
también implica, desvestirse de las obras de las tinieblas y revestirse de las
armas de la luz. Ahora ten mi paz y no olvides que Yo tengo todo el poder de
presentarte sin mancha ante mi Padre.
Colón, 20 de enero de 1999.
David: Jesús, esos jóvenes en realidad no me buscan a mí, sino a ti. (Me
refiero a algunas personas que me visitan cuando estoy en la fraternidad)
¿Te puedo pedir un favor?
Jesús: Te escucho.
David: Llénalos de ti, infúndeles tu Santo Espíritu y no permitas que se
aparten de ti.
Jesús: No temas, así será. A Mí me agrada mucho que tú tengas esa actitud
de interceder por los demás. Esa oración, pequeño, no hace más que tu Dios
le diga al paralítico de hoy: "Tus pecados te son perdonados, toma tu camilla
y vete a casa.”
David: Esa oración, por lo que veo, te agrada mucho.
Jesús: No te equivocas. Esta oración hace que mi Iglesia se mantenga en una
continua comunión con las demás. (Habla de la comunión de los santos. es
decir, el vínculo que hay entre la Iglesia militante o peregrina, que la
conformamos los que estamos en la tierra; la Iglesia purgante, que la
integran los que están en el purgatorio y la Iglesia Triunfante, que participa
plenamente de la gloria de Dios)
Colón, 3 de febrero de 1999.
Jesús: Amigo mío, ¿me das un momento de tu tiempo?
David: Sí, tómalo.
Jesús: ¿Tú me amas?
David: Sí.
Jesús: ¿Tú me amas mucho?
54
David: Sí, pero quiero amarte mucho más.
Jesús: Lo creo.
David: ¿Por qué lo dices?
Jesús: Por el ofrecimiento que me hiciste ayer... (Me propuse firmemente
esforzarme en no consentir ningún tipo de pensamientos que le desagraden
a Dios)
David: ¡Oh Jesús! Yo no quiero fallarte. Hoy voy a dedicarme a servirte con
más fidelidad que ayer. ¿Quieres saber algo?
Jesús: Te escucho.
David: Me da mucho dolor saber que muchas veces te ofendí y te cambié
por otras cosas, pensando tontamente que podía ser feliz. ¡Qué equivocado
estaba, porque tú eres mi felicidad! Tú, sólo tú, me puedes hacer feliz. ¡Oh
Jesús! ...
Jesús: Te escucho.
David: Perdóname por todo el mal que te he hecho.
Jesús: David, no pienses en eso, pues Yo lo he olvidado; piensa más bien en
lo mucho que me puedes agradar dejándote guiar más por el Espíritu de tu
Dios. ¿Sabes algo?
David: Dime.
Jesús: Tú fuiste creado para darme gloria, para que fueras mi consagrado.
¿Tú sabes qué quiero regalarte en este día? (Era el día de mi cumpleaños)
David: Ni idea.
Jesús: La oportunidad de darle un beso a este corazón que aún está
dispuesto a cambiar a todo aquel que venga a Mí.
David: Pero... ¿cómo puedo besar tu corazón si no lo veo?

- Me pidió que mirara un cuadro de Jesús misericordioso en la habitación
donde me encontraba. El corazón de la imagen tomó vida frente a mí y sentí
una enorme necesidad de darle un beso. Tuve una sensación indescriptible,
que me hizo experimentar un inmenso amor hacia Jesús y sentir el gran
amor que él me tiene.
Jesús: ¿Tienes algo que pedirme?
David: Enamórame más de ti, Dios, y úngeme con tu Santo Espíritu para
proclamar tu Palabra hasta el último confín del mundo.
Jesús: Ahora ten mi paz.
Colombia, 8 de febrero de 1999.
David: Jesús, ¿me das un momento de tu tiempo?
Jesús: Aquí estoy.
David: Tengo miedo... tengo mucho temor de defraudarte, tengo muchos
amigos que confían y ven en mí un apoyo, pero como sé quién soy... he
preferido buscarte a ti para que me sostengas y seas mi fiel refugio.
Jesús: David, el que teme es porque no ama! y el que no ama es porque no
ha nacido de Dios. Tú te fijas más en el poder de tus miserias que en el
poder que tiene mi gracia. ¡Oh David!
David: Dime Señor.
Jesús: Mi gracia te basta. No tengas miedo a ser un hombre justo, pues el
hombre justo y misericordioso brilla como luz en las tinieblas. Que tu
caridad sea sincera y que tu obrar sea recto no sólo a los ojos de los
hombres, sino también delante del que es tres veces Santo. ¿Sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: Yo quiero que te dejes transformar más por mi Santo Espíritu, hasta
la medida del hombre perfecto. Convéncete, amado mío, que tú eres
presencia de Dios, motivo suficiente para que no pierdas el tiempo en
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reflejar al José de antes, sino al José que se consagró con el nombre de
David. ¿Por qué te quedas callado?
David: Porque yo no quiero ofenderte ni a ti ni a mi prójimo, es más, al oírte
decir todo esto siento que tengo una gran responsabilidad de ser testigo de
tu amor.
Jesús: David...
David: Te escucho.
Jesús: Esa responsabilidad, como tú la llamas, es más bien tu vocación. Sé
testigo, sé un joven que muestre con sus acciones y pensamientos que Yo
estoy vivo.
David: ¡Oh mi Jesús! Ayúdame.
Jesús: No sólo quiero ayudarte, también deseo que tú cada día te presentes
ante Mí como una hostia viva y santa, agradable a Dios.! ¿Qué dices?
David: Así lo haré.
Jesús: ¿Sabes qué implica esto?
David: Te escucho.
Jesús: Desterrar de tu corazón todo sentimiento de ira, arrogancia e
impureza, es decir, actuar más en mi Espíritu y obrar menos desde tu carne.'
¿Sabes una cosa pequeño?
David: Dime.
Jesús: Así como todos tus amigos confían en ti, así y más Yo confío en ti. Yo
sé, amigo mío, cuán capaz y apto eres de ser presencia de tu Dios. Ahora ten
mi paz y ten presente que Aquél que te sacó de la oscuridad y tiene poder
para hacer que tus pies no tropiecen con las mismas piedras que un día te
hicieron caer; es el que te dice: Confía en Mí.
David: Así será.

Jesús: Ahora ten mi paz.
Colombia, 9 de febrero de 1999.
Jesús: La fragancia de ese perfume no se compara con la que da mi Espíritu;
es más, date cuenta que el olor que éste produce nunca pasará y te aseguro
que se sentirá de generación en generación. (Decía esto porque me llamaba
la atención el olor de un perfume que me regalaron) David, ese agradable
olor se produce en el alma cuando ésta se deja guiar sólo por mi Espíritu.
¿Por qué crees, amigo mío, que el hombre de hoy se encuentra sumergido
en tantas cosas que no lo hacen feliz y recurre a cisternas rotas que no
retienen el agua? Precisamente, porque se han olvidado de experimentar la
verdadera felicidad que produce mi Espíritu. Tú y los tuyos, pequeño, no
saben lo que él es capaz de hacer en sus vidas, no se imaginan cuánto poder
tiene para hacerlos nacer de nuevo, para librarlos de las obras de las
tinieblas y revestirlos de las armas de la luz. ¿Por qué te quedas en silencio?
David: Porque cuando te escucho hablar del Espíritu Santo se gesta en mi
interior un clamor que dice: "Ven Espíritu Santo sobre mí, ven, ven ... "
Jesús: David...
David: Dime Señor.
Jesús: Confiérele más importancia a la Persona del Espíritu Santo, pues al
igual que mi Padre y Yo, él recibe una misma adoración y gloria; es el que
transforma aquel Pan y Vino en mi Cuerpo y mi Sangre, alimento que te
hará más como Yo, es decir, manso y humilde de corazón. ¿Sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: Es él quien ha puesto en tu corazón esa actitud de tomar más en serio
tu llamada, pues quiere convencerte, David, de que no fuiste rescatado con
cualquier cosa, sino con el precio de la Sangre del Cordero sin mancha.' Yo
te he rescatado, Yo y él junto con mi Padre queremos hacer nuestra morada
en ti.
56
David: Jesús, detente... ya no sigas, mi corazón va a estallar. Tanto saber me
sobrecoge.
Jesús: David, eso quiero, deseo que tu corazón estalle y que de él fluyan ríos
de agua viva, a tal grado que todos puedan ver que ese Dios que sacó agua
de las rocas, hoy está empeñado en convertir los pedernales en estanques
de agua.
David: ¡Oh Dios!
Jesús: Ahora vete en paz y no olvides cuánto es mi deseo de que te dejes
guiar más por mi Espíritu; ¿Qué dices? ¿Aceptas?
David: Sí, acepto.
Colombia, 13 de febrero de 1999.
Jesús: ¿Por qué está triste el que está llamado a mover montañas? ¿Por qué
le tiemblan las manos al que es capaz de brillar como el sol ante las
tinieblas.
David: Estoy muy avergonzado por lo que hice (Había insultado a un
compañero del seminario por faltarle el respeto a un hermano de la
Fraternidad a 'la que pertenezco) No te niego que tenía ganas de golpearlo.
¡Oh Jesús! Se me hizo muy difícil ver tu rostro en él.
Jesús: David, ¿amas mucho a esa alma, verdad? (Se refiere a mi hermano)
David: Sí, él es parte de mí.
Jesús: Que ese amor que tú sientes por él te lleve a actuar siempre desde el
amor. Nunca, David, dejes de ser amable, tolerante y comprensivo, pues en
esto se da a notar la unión con mi Espíritu. ¿Puedo proponerte una cosa?
David: Sí.
Jesús: Busca a tu compañero, como habías pensado hacerlo y no tengas
temor de hacerle ver que estás arrepentido; es más, ten presente que el
que se humilla será enaltecido y que más alegría hay en dar una disculpa
que en recibirla. Ahora vete en paz.
Colombia, 14 de febrero de 1999.
En la mañana.
Jesús: David, el mismo que obró en aquellas vidas de manera admirable,
(Habla de las personas que vivieron en santidad) es el que quiere actuar en
tu vida.
David: ¡Oh Dios!
Jesús: Date cuenta, amigo mío, que mi Espíritu no tiene otro objetivo que
hacerte santo e irreprochable ante Dios por el amor.
- Guardé silencio.
Jesús: En nosotros, David, (Se refiere a la Trinidad) por decir una expresión,
hay un deseo de complacernos el uno al otro, a tal grado que el Espíritu
Santo se complace en hacer santos para MÍ, Yo me complazco en llevarlos a
mi Padre y mí. Padre en recibirlos en mi Nombre.
David: ¿Sabes qué es lo que me sorprende en todo esto que me expresas?
Jesús: Te escucho.
David: Que a pesar de que existen la persona del Padre, la tuya y la del
Espíritu Santo, son un solo Dios.
Jesús: David, no trates de razonar este misterio... ámalo.
David: Pero, ¿cómo puedo amar algo que no conozco?
Jesús: Es que tú, como muchos, no quieren conocer, ustedes quieren saber
y saber fuera del marco de que hay un solo Dios que todo lo puede. Ama-
Me, pues así como el amor cubre todas las faltas, así también penetra lo
más íntimo de tu Dios, hasta volverte uno con él. David...
57
David: Dime.
Jesús: Aun no me conoces y como muchos no sabes con qué Dios están
tratando, pero, ¿sabes algo? Yo quiero dejarme conocer y para conocer el
sujeto en este caso, tienes que tener al menos el deseo de hacerlo.
David: Jesús, Yo quiero conocerte.
Jesús: Para eso, David, debes dejar de mirarte a ti mismo y poner la mirada
en Mí. Amado mío, no olvides que aunque se te revelen todos los secretos,
si no tienes amor, sólo serás bronce que resuena. Ahora ten mi paz y ten
presente que los misterios de Dios no se agotan y mucho menos se reducen
a un pensamiento, pues Yo Soy el que Soy.
Colombia, 19 de febrero de 1999.
Jesús: David, amado de Dios, Yo te quiero ayudar. (Se refiere a darme su
auxilio para resistir a las tentaciones y hacer que crezca en virtudes) Esta
noche, con el arpa de mi Espíritu, quiero recordarte que Yo te seré fiel, que
Yo te formé y que tú ya no eres mi siervo, sino mi amigo.
David: ¡Oh Jesús! Tu ternura al hablarme me hace sentir tan mal y
preguntarme: ¿Hasta cuándo ofenderás a tu Dios? ¿Cuándo te volverás a él
de todo corazón?
Jesús: Amigo mío, dame tu mano y caminemos juntos; Yo, David, he
disipado como niebla tus rebeliones y como nube todos tus pecados.'
¿Sabes una cosa?
David: Te escucho.
Jesús: Yo todavía confío en ti y sé que tú eres capaz de colocar en tu cuello
el collar de mis palabras.
David: Jesús, ¡despierta! No te ilusiones mucho conmigo.
Jesús: El que debe despertar eres tú, mi valioso amigo. Yo te digo esto
porque mi gracia te basta. David...
David: Te escucho.
Jesús: Yo soy tu alto escondite, el que hace caminar sin fatigarse y volar a
los que esperan en Mí sin cansarse.
David: Mi Dios y Señor...
Jesús: Dime, amado mío.
David: ¿Quieres renovar nuestra alianza en la Eucaristía mañana?
Jesús: Sí quiero. Ahora descansa en paz.
Colombia, 24 de febrero de 1999.
En la tarde.
Jesús: David, me agrada mucho cuando confías en Mí (Dijo esto porque
debía hacerme unos exámenes médicos que me causaban mucho temor)
¿Sabes algo?
David: Dime.
Jesús: Todo aquel que confía en Mí es como una columna tan fuerte, que se
puede edificar sobre ella.
David: Jesús, no puedo negarte que me llama mucho la atención tu
comportamiento. (Él se mostraba muy sereno ante la situación que yo vivía)
Jesús: Mi comportamiento, como tú lo llamas, responde a un amor hacia la
persona en que se confía. ¿Qué quiero decirte con esto, pequeño? Hoy en
día, los hombres han preferido poner su confianza en otras cosas y no en
Dios; es decir, en todo aquello que les inspire seguridad y ventaja.
David: Jesús, ¡qué dices!
Jesús: ¿Por qué te sorprendes, David? Para muchos Yo soy una gran
"desventaja" y no refugio seguro; soy alguien que existe pero que no tiene
incidencia en sus vidas. ¡Oh David! Cuando Yo te dé la oportunidad de
58
hablar en mi Nombre, diles que Yo tengo sed, que aquél en quien no confían
y parece una "desventaja"... tiene poder para llenar todos sus vacíos y
llevarlos a la tierra de mi corazón, donde manan la leche y la miel de ser
feliz.
David: Jesús mío, Yo confío en ti y quiero ser cada día más tuyo. ¡Oh Jesús!
Así como en estos momentos la lluvia está empapando la tierra, así yo
deseo con todo mi corazón que Tú me empapes de ti y que aumentes mi
amor por el prójimo, por tu pueblo, por tu Iglesia, por mi formación y por
esta llamada que me has hecho. ¡Oh mi Jesús!
Jesús: Dime, David.
David: Gracias, mil gracias, Jesús, por llamarme a ser un hombre de Dios.
Jesús: David mío, tú me causas mucha gracia y le das alivio a mi Corazón.
¡Oh amigo mío! Yo nunca me alejaré de ti, ¿sabes por qué?
David: Porque me amas.
Jesús: No te equivocas, Yo te amo y te amaré por siempre porque tu Dios es
amor, no se goza con la muerte del pecador/ y mucho menos le gusta ver a
sus siervos mendigando pan,' cuando él es el Pan de vida eterna." Ahora ten
mi paz y no tengas miedo.
David: Así será.
Colombia, 3 de marzo de 1999.
Jesús: David, no temas actuar más como Yo... (Decía esto porque yo me
expresaba con términos muy fuertes ante las burlas de mis compañeros del
seminario por el color de mi piel)
David: Jesús, disculpa que te interrumpa, pero si yo me he comportado así
es porque a veces siento que ser como Tú es una desventaja. ¡Fíjate en algo!
Ahora que he puesto a esos compañeros en su sitio... me tratan de las mil
maravillas; apenas dejo de hacerla para quedarme callado e imitarte y no
devolverles insulto por insulto, pretenden dominarme y eso no me gusta
para nada. Es más, algunas veces hay que ser así para que no se aprovechen
de uno; además, acuérdate que Tú estás allá arriba y yo aquí abajo.
Jesús: ¿Y eres feliz así? ¿Hay alegría en tu corazón? ¿Te sientes bien contigo
mismo?.. (No pude contener mis lágrimas) ¿Por qué lloras?
David: No sé qué hacer.
Jesús: Tú sabes qué debes hacer, lo que te sucede. es que tienes miedo de
imitar a tu Maestro. No temas, ármate de valor y no olvides que Yo vencí al
último de tus enemigos: la muerte.' David, no llores; vence el mal a fuerza
de bien, no le devuelvas a tus compañeros insulto por insulto, no apliques
esta antigua ley en tu vida: "Ojo por ojo y diente por diente" ¿De qué vale
amar a los que te simpatizan o saludar sólo al que consideras tu amigo? La
perfección del amor consiste en amar al que te ofende y darle de beber al
que te trata mal. No llores, si te sepultan tratando de ofenderte por tu color,
Yo te resucitaré... David, ¡dime algo, no te quedes callado!
David: No sé qué decirte.
Jesús: Dime que estarás conmigo siempre.
David: Estaré siempre contigo, Jesús, y trataré de ser como Tú, cueste lo que
cueste.
Jesús: Eso me agrada, ahora vete en paz y no olvides que el amor consiste
en soportarlo todo.
Colombia, 7 de marzo de 1999.
Jesús: David, Yo me valdré de ese sentimiento que te embarga para darte
una idea de cómo se siente mi Padre cuando el hombre muestra poco
interés por su Hijo, el mejor regalo que le ha podido dar al mundo. (Me
sentía mal por el poco interés que un hermano de la fraternidad a la que
pertenezco mostró ante un obsequio que le hice) ¿Sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: Aprende a dar sin esperar nada a cambio. El amor, David, se hace más
profundo cuando se soporta todo.
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David: Ayúdame a amar a tu manera.
Jesús: Yo te enseñaré y esta es una de las lecciones más importantes:
sopórtalo todo sin faltar a la justicia.
David: No te entiendo.
Jesús: Soporta esta actitud y no estalles en ira, luego, cuando tengas un
momento oportuno, hazle saber lo que tú esperabas. ¿Qué dices?
David: Así lo haré.
Jesús: Entonces vete en paz.
Colombia, 15 de marzo de 1999.
Jesús: David, Yo te escogí no por tus méritos y mucho menos por tus
muchos defectos; Yo te tomé, simplemente, porque tú me agradas. No te
sientas mal cuando veas a un joven con más virtud que tú y mucho menos
te sientas superior cuando encuentres a otro con más defectos. Amigo
mío...
David: Dime.
Jesús: Copia los buenos hábitos de tus hermanos y a la vez sé ejemplo para
aquellos que tienen más defectos que tú.
David: Jesús, ¿hasta cuándo seré así? (Impulsivo, impaciente, belicoso,
orgulloso, vanidoso. etc.)
Jesús: Hasta que pongas más empeño del que has puesto hoy. Date cuenta,
David, que cuando a un mal hábito no se le ha puesto la resistencia
necesaria, es muy difícil, pero no imposible, que se convierta en virtud. De
todos modos, ¡ánimo pequeño! Pues Yo estoy contigo y quiero ayudarte.
¿Qué dices?
David: Me agrada.
Jesús: Ahora vámonos en paz. (En ese momento sonó la campana para el Jesús: David, esta creación te está diciendo a gritos que Yo te amo. Pasarán
almuerzo) los años, incluso, pasará tu vida, pero Yo jamás me olvidaré de ti; es más,
aunque los hombres se olviden de tu nombre y tus amigos de tu apellido, Yo
Colombia, 11 de abril de 1999. por siempre te recordaré.
David: Jesús, ¿Sabes una cosa? David: ¿Por qué, Dios? ¿Por qué te comportas así: ¿Por qué aún en medio
de mis ofensas contra ti, sigues siendo tan comprensivo y misericordioso
Jesús: Te escucho. conmigo?

David: Me siento sin fuerzas, cada día veo este camino más estrecho y no sé Jesús: David, Yo te estimo mucho y si tú piensas que tus pecados o tus
si podré continuar. ofensas contra Mí son más grandes que mi amor, estás bien equivocado.
Amigo bueno...
Jesús: David, amigo mío, Yo estoy contigo y lo estoy más aún cuando te
sientes cansado y a punto de desfallecer. ¡Ánimo... camina! David: Dime.

David: Jesús, Tú no me entiendes
Jesús: ¿Cómo no te va a entender el que te entretejió en el seno de tu
madre? Es más, eres tú el que no me entiende, pues si así fuera confiarías
más en Mí que en ti.
Jesús: Acércate más a Mí, deja que mi Espíritu realice la obra que mi Padre
espera ver en ti, es decir, David, permítele a mi Espíritu que refleje en ti la
presencia del Hijo de Dios. ¿Por qué te quedas callado?
David: Jesús, yo quiero, pero siempre termino en las mismas.

David: Jesús, tengo ganas de dejarlo todo.
Jesús: David, no te detengas. Si moriste al pecado y a tu antigua forma de
vivir, ¿por qué seguir viviendo en él? Además, amigo mío... ten presente que
las tentaciones que te puede ofrecer el mundo no van más allá de tus
fuerzas. Dime algo, ¿si ves que tu hermano se está ahogando en el río, no
vas a ayudarlo?
Jesús: Sé valiente, mi gracia te basta y te asegura que con el presupuesto de
tu esfuerzo, puedes cambiar tus defectos en virtudes. Ahora descansa en
paz y piensa en Mí. ¿Por qué te ríes?
Jesús: Es que me parece difícil creer y comprobar que tú eres así, tan... La
verdad, no tengo palabras para calificar la suprema bondad con que me
tratas.

David: Claro que sí. Jesús: Descansa en paz y piensa en Mí.

Jesús: Bueno, entonces, ten mi paz y no olvides que Yo soy tu auxilio. Colombia, 23 de mayo de 1999.

Colombia, 25 de abril de 1999. Jesús: ¿Pequeño, me das un momento de tu tiempo?

Jesús: David, escucha... (Oía el sonido de la brisa y el canto de los pájaros) David: Tómalo.
Observa a tu alrededor.
Jesús: ¿Tú me amas?
David: ¿Qué pasa?
David: Yo quiero amarte más.

60

Jesús: No parece... Si en verdad tú quisieras amarme más, tolerarías más a
tu prójimo, buscarías actuar más como Yo y te esforzarías en tener el buen
aroma de tu Dios! David...
David: Dime, Señor.
Jesús: Tú en el fondo de tu corazón deseas amarme más, pero si este deseo
no te lleva más allá, entonces te quedarás sólo en buenas intenciones; de
este material, amigo mío, están hechas todas las cosas de los mediocres y tú
no fuiste llamado a esto, puesto que tu vocación gira en torno a heredar una
bendición! ¡Emprende el vuelo y quiéreme de verdad! ¿Qué dices?
- Guardé silencio por un momento.
David: Jesús, ¿qué puedo decirte? Es cierto todo lo que me dices, sabes bien
que hasta hoy he cometido muchos errores, he abusado de la confianza y la
libertad que Tú me diste y que este lugar (Hablo del seminario) me ha
brindado. Perdóname por eso, perdóname también cuando no soy sencillo y
de mi boca salen arrogancias por temor a que me hieran; perdóname por
permitir que en mi corazón la ira, la vanidad, la pasión, el miedo y la mentira
ocuparan el lugar que un día decidí reservarte sólo a ti. Es verdad, que ahora
todo es distinto, ya no soy esa persona que te buscaba en las madrugadas,
que hacía en el día actos de amor para agradarte, que anhelaba las noches
antes de acostarse para decirte con los brazos en cruz “tómame soy todo
tuyo." ¡Oh Dios! ¿Qué puedo decirte, que me he vuelto egoísta? Eso tú lo
sabes, ¿Qué más grande ha sido la sed de quedarme estudiando que
cumplir con las oraciones? (Hablo de las oraciones comunitarias en el
seminario) también lo sabes. ¿Qué no sabes de mí, Tú que me viste nacer,
que estuviste en mi niñez, en mi adolescencia y ahora en mi juventud?
Amigo, Jesús, lo lamento, lamento mucho haberte defraudado en todo este
tiempo... realmente lo lamento.
Jesús: David, amigo mío, acércate confiado al altar de la gracia (Se refiere a
la Eucaristía) y pide mi Santo Espíritu, Yo quiero dártelo, quiero que él more
en ti y que tú vivas en él. Escucha... (En ese momento estaba lloviendo) Esa
lluvia te dice que así Yo quiero llover en ti, hasta inundarte de mi Espíritu.
David, ¡ánimo! Búscame en ese sacramento (Me invitó a la Confesión) y
61
encontrarás la gracia. Ahora ten mi paz y nunca olvides que Yo jamás me
olvidaré de ti, porque con amor eterno te he amado.
Colón, 1 de julio de 1999.
En la noche.
David: ¿Quieres saber algo?
Jesús: Te escucho.
David: Yo quiero cambiar.
Jesús: Amigo mío, Yo sé que tú aun puedes cambiar más de lo que hasta hoy
lo has hecho, enamórate de tu ideal y verás a qué altura vas a llegar. ¿Por
qué te quedas en silencio?
David: Me da mucho dolor pensar que he perdido muchos momentos para
actuar como Tú.
Jesús: David, aún eres joven y a pesar de que nuestra relación tiene mucho
tiempo, todavía eres inexperto para manejar muchas cosas y muy inmaduro
para responder a las exigencias de tu llamada.
David: ¿Señor, qué me quieres decir con esto?
Jesús: Aprovecha tu juventud y vívela desde mi Espíritu. Date cuenta, amado
mío, que aún estás a tiempo de volver a empezar y enmendar muchos
errores que has cometido. Además, ten presente que la juventud es un
tiempo de muchas caídas, ¡es verdad! Pero también de continuas
levantadas; es una etapa de muchas penas pero también de muchísimas
alegrías. Amigo mío...
David: Te escucho.
Jesús: La juventud es el tiempo de volar muy alto y de explorar el mundo de
Aquél que sale por las plazas, caminos y calles para preguntar si han visto al
amor de su vida. ¡Oh amado mío! Yo quiero, no lo niego, ser el único dueño
de tu corazón, por eso no acepto migajas cuando ya me han dado todo el
pan.
David: Tú me agradas, sabes.
Jesús: Y a dónde me dejas a Mí. David... bésame.
David: ¡Queeé!
Jesús: Sí, bésame.
David: Tú sí estás loco. (Le hablé con mucha ternura)
Jesús: ¿Porque te pido que me beses?
David: Sí...
Jesús: Amigo mío, no dejes que el mundo te contamine, sé puro de
mente...! Cuando Yo te he pedido que me beses, me estoy refiriendo a que
me seas fiel; dame siempre ese beso, pequeño, y no sólo estarás grato a mis
ojos, sino que serás más dueño de ti mismo, siendo más como Yo. Ahora ten
mi paz y ten presente que me agrada mucho que hayas regresado a tus
antiguas costumbres. (Me propuse practicar con mi prójimo las actitudes
que agradan a Jesús)
Colón, 2 de julio de 1999.
En la tarde.
Jesús: Amigo mío, ¿qué te turba? ¿Qué es lo que inquieta tanto tu corazón?
David: ¡Oh Jesús! Es la situación en mi casa, mi padre no consigue trabajo y
mamá y mi hermano menor dependen de él.
Jesús: David, confía en Mí, Yo le hallaré un trabajo a tu padre digno de sus
fuerzas, de sus capacidades y de su edad. ¿Sabes de qué me he dado
cuenta?
David: Te escucho.
62
Jesús: Aún estás acostumbrado a caminar a tu forma y estilo. La fe, amigo
mío, es una virtud que debes ejercitar a diario, es más, David, esta virtud es
el termómetro que te indicará cuánto amas a tu Dios. Yo quiero recordarte
que si hay algo que valoro en los corazones, es precisamente cuando creen
en Mí y creen confiando, ¡aunque todo suponga lo contrario; ese tipo de
personas me atraen y son objeto de admiración, no sólo de los ángeles, sino
hasta del mismo Satanás. David...
David: Dime Señor.
Jesús: Tú eres un hijo de Dios yeso que aún no se ha manifestado lo que
serás. Un hijo de Dios, como una vez te comenté, es capaz de decirle a la
montaña del pesimismo y la desesperación: "quítate y ponte allí. " Ahora
ten mi paz.
David: Así sea.
Colón, 4 de julio de 1999.
En la tarde, durante el sepelio del esposo de una hermana colaboradora de
la Fraternidad.
Jesús: David, ¿cómo puedes pasar por alto este momento, cuando a ti te
tocará darle cuenta de tu vida a Aquél que tanto ha hecho por ti? En verdad
te digo, pequeño, que lo que siembres en esta vida, eso cosecharás para la
venidera, por tanto, es necesario dejarse guiar por el Espíritu de Dios.
David: Jesús, disculpa, pero cambiemos el tema.
Jesús: David, Yo no te comento esto para causarte un malestar, lo hago
porque te estimo, porque soy, aparte de tu Dios, tu fiel amigo y porque
deseo, como tú no tienes idea, lo mejor para ti.
David: Jesús mío, cuenta conmigo, cuenta con ese cambio que esperas ver
en Mí.
Jesús: David...
David: Te escucho.
Jesús: Si insisto tanto en que te dejes guiar por mi Espíritu, es porque Yo
mejor que nadie sé que le harás mucho bien a cuantas personas se
encuentren a tu alrededor. Amigo, ¿quieres saber algo?
David: Aquí estoy.
Jesús: Yo quiero que el vestido de tu corazón huela siempre al aloe de la fe,
a la mirra de la esperanza y a la acacia de la caridad.
David: ¿Sabes qué pienso a veces?
Jesús: Te escucho.
David: Que Tú te fías demasiado de mí.
Jesús: Y, ¿sabes por qué?
David: No lo sé.
Jesús: Porque Yo sé con quién estoy tratando, pero tú no sabes aun con
quien estás andando. Realmente tú no sabes y no te imaginas quién es
Aquel que puede hacer mucho más de lo que puedas pensar y desear.
Ciertamente no lo sabes, pequeño, pero, ¿sabes otra cosa? Yo te lo voy a
demostrar...
David: Tú eres tan "chévere."
Jesús: Y tú tan pequeño para lograr volar alto... sin Mí, David, nada,
absolutamente nada puedes hacer.' Ahora ten mi paz y no olvides que Yo, tu
Dios, siempre seré tu amigo fiel, cuenta siempre conmigo.
Colón, 6 de julio de 1999.
Jesús: David, escucha.
- Jesús me permitió oír cómo Satanás día y noche acusa a las almas ante Él.
¿Cómo puedes estar con él si le gustan las tinieblas?
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Jesús: ¿Acaso olvidas que su amigo es la luz? ,
¿Qué te asegura que él te ama, si prefiere lo que a ti no te gusta?
Jesús: Basta que él sepa que lo amo y que Yo lo amé primero. ¿Por qué
sigues contando con él si sus pasos siempre se dirigen al error?
Jesús: Porque Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
¿Cómo puedes amar a alguien que no hace más que herirte?
Jesús: Yo Soy el que Soy .y además, no acostumbro a abandonar a quien un
día me dijo: "ayúdame. "
Pero...
Jesús: Basta, ya puedes retirarte... David, ¿qué piensas?
David: Jesús mío, ¡estoy tan sorprendido con tu comportamiento! Tus
respuestas a esas preguntas me han hecho pensar, con todo el debido
respeto que te mereces, que Tú eres el iluso más grande que ha tenido toda
la historia de la humanidad.
Jesús: ¿Por qué dices eso?
David: Porque a pesar de que nosotros nos apartamos de ti, tú sigues fiel, es
más, te sigues fiando del hombre de una manera tan particular, que a veces
pareces olvidar el abismo donde éste se encuentra; incluso, muchas veces
siento que nos subestimas tanto que pasas por alto nuestra debilidad.
Jesús: Amigo mío, Yo sé quién es el hombre, Yo mejor que nadie sé de lo
que él es capaz y hasta dónde puede llegar; pero, ¿cómo puedo tener un
sentimiento pesimista respecto al hombre y detenerme en su debilidad o en
sus miserias, si sé muy bien quién es su Hacedor? Explícame, David, ¿cómo
puedo no fiarme de él? Dime cuáles son las razones fundamentales para no
pasar por alto su imperfección, si sé muy bien que él es un hijo de Dios. ¿Eso
es ser iluso? ¿Tú sabes qué es eso? Es estar convencido de lo que uno ama...
Es más, y ya para finalizar, Yo no subestimo al hombre, Yo creo en él y sé,
vuelvo y te lo digo, de lo que es capaz cuando tiene claro quién es él y quién
es su Redentor. ¿Tienes algo que decir?
David: No.
Jesús: Ahora ten mi paz y ten presente que tú eres un hijo de Dios, llamado
no sólo a caminar sobre áspides y víboras, sino a pisotear también leones y
dragones.
Colón, 8 de julio de 1999.
En la tarde.
David: ¡Oh Jesús, tócame por favor! Seré cera blanda entre tus dedos, yo
necesito que tú me concedas esto.
Jesús: Amigo mío, Yo no soy el que te tengo que tocar, eres tú ahora el que
me tiene que tocar a Mí, ¿o es que aún no te das cuenta? En verdad te digo,
David, que si tú me tocas como esa mujer un día me tocó... (La mujer con
hemorragia de la que habla el Evangelio) no sólo alcanzarás paz en tu
corazón, sino que también serás feliz. Yo soy la fuente que calmará tu sed,'
Yo soy el maná que saciará tu hambre, Yo soy, amigo mío, el que te dice:
"tócame y serás salvo.', Ahora ten mi paz.
Colón, 9 de julio de 1999.
En la tarde, durante la renovación de mis votos.
Jesús: David, ¿qué quieres que te dé en este día? Qué quieres que te
otorgue para que respondas con más fidelidad a este compromiso que estás
renovando?
David: La verdad, Jesús, no sé qué pedirte, son tantas cosas las que necesito
que no sé por dónde empezar.
Jesús: Bueno, Yo te diré qué gracia quiero que tú me pidas.
David: No Jesús, prefiero decírtelo yo.
Jesús: ¿No confías en Mí?
64
David: Desde luego que sí, pero como te conozco tan bien, sé que eres
capacísimo de decirme que tome la cruz.
Jesús: ¿Acaso este camino no es el único para parecerte o bien asemejarte a
tu maestro?
David: Sí, pero tú quizás lo enfatizarías de una manera muy particular en
atención al día de hoy, ¿o me equivoco?
Jesús: Sí, te equivocas. Yo quiero expresarte, pequeño, primero, que la cruz
no es un signo de terror y mucho menos de resignación, ésta es signo y
fuerza de salvación... y segundo, que los que siguen el camino de la cruz, son
personas dispuestas a aceptar todo desde la esperanza y el amor. Mira la
cruz, David, desde mi ángulo y no desde el tuyo y no sólo serás feliz, sino
que tendrás la garantía de vivir para siempre, pues ésta no es sinónimo de
fracaso y mucho menos es una desventaja; precisamente porque desde ese
madero de muerte a la muerte y di vida a la vida, desde allí, David, fuiste
declarado más que victorioso. Es por eso que en verdad te digo que ya
Satanás ha sido vencido; ya tus miserias, tus defectos y cualquier clase de
enfermedad no tienen peso, pues eres un hijo de Dios; si esto es así,
entonces, ¿a qué le temes? Siéntete orgulloso de que tu Dios se anonadó
hasta el extremo de aceptar una muerte de cruz con tal que tú fueras salvo.'
Amado mío…
David: Te escucho.
Jesús: En esto Dios te demostró su gran amor por ti. Sí, David, tanto te amo
mi Padre que entregó a su único Hijo para que todo el que en él creyere
fuera salvo. Amor, amigo mío, se paga con amor, ¿o me equivoco?
David: No, claro que no.
Jesús: Entonces, ¿cómo quedamos?
David: Antes que termine este día te diré qué gracia quiero que me
concedas, ¿qué dices?
Jesús: Está bien, ahora ten mi paz.

En la noche:
David: Jesús...
Jesús: Te escucho.
David: Concédeme la gracia de llevar tu Palabra con la unción de tu Espíritu
Santo hasta los últimos confines de este mundo.
Jesús: Así será, pero ten presente que esa Palabra no es la de un oficinista,
sino la de un crucificado.
David: Sí, lo sé.
Jesús: Saber no basta, ante esta realidad conviene más estar convencido.
David... ¿Tú sabes por qué Yo me comporto así?
David: ¿Porque quieres lo mejor para mí?
Jesús: No es tanto por eso, más bien es porque sé que tú puedes dar más de
lo que hasta hoy me has dado. Ahora vete en paz.
Colón, 10 de julio de 1999.
Jesús: ¿Por qué te comportas así? (Estaba molesto por una actitud de mis
hermanos de la Fraternidad) Recuerda que cuando Yo entré a tu corazón,
entré descalzo y no con zapatos. (Es un modo alegórico de decirme que su
irrupción en mi vida fue sencilla y amorosa) Es cierto que hay que ser justo,
pero que tu comprensión vaya aún más lejos... de otro modo caerás en la
dureza y en la impaciencia y te advierto, David, que el juicio de esas
personas es más severo que el de aquellas que practicaron la misericordia.
David: Pero, Jesús... (Él me interrumpe)
Jesús: No, David... la justicia no te llevará jamás a la ira ni mucho menos a la
indiferencia y si esto ocurre es porque no se vive esta virtud dentro del
marco de la amabilidad. Cuando una persona tiene presente de dónde la
sacó su Dios y de qué la ha librado, está "condenada" o más bien, sujeta a
comprender siempre ... además, todo acto, amigo mío, absolutamente todo
65
acto es objeto de esta actitud, (la comprensión) en esto consiste el
mantener sonriendo a Dios. ¿Qué dices? ¿Te animas?
David: Sí, me animo.
Jesús: ¿Ya quieres dejar de hablar conmigo?
David: ¿Tú quieres hacerlo?
Jesús: No, a Mí me gusta dialogar contigo.
David: Tú eres tan "chévere."
Jesús: ¿Te gusta que Yo sea así? ¿Te gusta que te trate de esta manera?
David: Sí.
Jesús: Eso depende de ti... es más, si por Mí fuera, Y o desearía que el
hombre estuviera ya a la medida del hombre perfecto; pero, en este asunto,
tú tienes más potestad que Yo.
David: Y, ¿por qué?
Jesús: Yo no puedo obligarte a que me ames, ni presionarte a que seas sólo
y todo mío. A Mí sólo me queda tocar la puerta y esperar que me abran
desde adentro, para entrar y morar junto al que me abrió por años, escucha
bien, por años sin término.
David: ¿Por años sin qué?
Jesús: Sin término. Ese es mi deseo, estar con el hombre, ser una sola cosa
con él como mi Padre y Yo lo somos. Ante esta realidad, David, tú puedes
considerar el pecado como un desprecio que el hombre le expresa a Aquél
que no ha hecho otra cosa que buscar su bienestar, es decir, ¿Cuándo el
hombre le comunica a Dios que no le ama? Precisamente cuando no guarda
su Palabra. Amigo...
David: Dime Señor.
Jesús: Ama-Me por los que no me aman y grita desde las azoteas que el
amor es a vivo y que desde la cruz de la indiferencia aún sigue exclamando:
tengo sed.
David: Jesús, ¡oh Jesús! ¿Cómo puedo saciar tu sed?
Jesús: Ayer me dijiste que te diera la gracia de anunciar mi Palabra con la
unción de mi Santo Espíritu, deja entonces que Él te guíe, te forme y te
instruya, pues es mi Espíritu, precisamente, quien pondrá en tus labios los
sentimientos de mi Corazón y hará que de los corazones de piedra, salgan
ríos de agua viva.4 ¿Por qué te quedas callado?
David: Tú cuentas mucho conmigo y yo soy tan débil; te fías tanto de mí,
que pareces olvidar que pecador me concibió mi madre.
Jesús: No David, eso lo sé, pero Yo sé muy bien quién fue el que te creó y sé
también quién es tu Redentor. ¿Por qué preocuparme por tu debilidad,
cuando conozco cuán poderoso es tu Dios y cuánto le gusta utilizar lo
pequeño, precisamente para mostrar que él todo lo que quiere lo hace?'
¡Oh David! Déjame expresarte... que Yo estoy empeñado y decidido a
mostrar en ti la majestuosa mano del Dios que da la vida. Ahora ten mi paz y
ten presente que tienes un amigo que está dispuesto a abrir las compuertas
de su corazón para inundarte de amor.
Colón, 14 de julio de 1999.
En la tarde.
Jesús: ¿Quién puede saciar el corazón del hombre? ¿Quién, David, puede
comprender sus acciones? ¿Quién puede darle la vida ya la vez ser su
escudo y fortaleza? ¿Quién puede vencer al hombre cuando está unido a la
Vid? Amigo mío.
David: Dime.
Jesús: Yo soy aquél que tiene poder para presentarte sin mancha ante mi
Padre!
David: Eso lo sé.
66
Jesús: Sí, es verdad, tú sabes muchas cosas, pero aún te falta convencerte
de ellas y, ¿sabes cómo se logra esto?
David: Por favor, dímelo.
Jesús: Cuando se camina por las sendas del Espíritu de tu Dios. Ahora vete
en paz.
Colón, 15 de julio de 1999.
En la mañana; durante mi hora de adoración al Santísimo.
Jesús: ¿Qué piensas?
David: En los muchos seres humanos que no creen que tú estás allí en esa
pequeña hostia.
Jesús: ¿Tú crees, verdad?
David: Sí, pero aumenta más mi fe. ¿Sabes algo Jesús?
Jesús: Te escucho.
David: Creo que si no estuviera en este camino y me dijeran que Tú estás
ahí, me resultaría difícil creerlo, puesto que parece imposible.
Jesús: Pero, David, ¿para tu Dios qué es imposible?' ¿Sabes por qué lo hice?
Porque a tu Dios no lo mueve otra cosa que el amor por los hombres. Si tú
me preguntaras si Yo te amo, te respondería a gritos, como lo hace toda la
creación: Sí, eternamente sí. (Guardó silencio)
David: ¿Por qué te quedas callado?
Jesús: David, ¿qué pueden decir las palabras? ¿Qué pueden expresar
cuando se trata de este misterio? Déjame callar, déjame decirte con este
lenguaje lo mucho que te amo. Amigo mío...
David: Dime.
Jesús: Tú me agradas mucho, Ama-Me y ten mi paz.
Colombia, 22 de julio de 1999.
En la tarde.
Jesús: David.
David: Dime, Señor.
Jesús: Me gusta el olor que tienes.
David: ¡Qué dices!
Jesús: Sí, David, me agrada mucho la fragancia que llevas. ¿Sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: A Mí me gusta mucho, como no tienes idea, un corazón empeñado y
decidido a guardar las palabras de su Dios.
David: Eso quiero Jesús, guardar tus mandatos. Deseo, como nunca antes,
mi Rey, ser fiel a quien tanto me amó... ¡Ya basta de caminar a medias! Hoy
más que nunca lucharé y me esforzaré en amarte más. Este sentimiento es
lo que me empuja a pedirte que me inflames de tu amor. ¡Oh Jesús!
Enamórame más de tu corazón. ¿Sabes por qué te pido esto?
Jesús: Te escucho.
David: Porque esta vez no quiero cometer aquí (Le hablo del seminario) los
mismos errores de los semestres anteriores; en esta ocasión me empeñaré
en mejorar más nuestra relación y poner más de mi parte para ser ese joven
que sueñas.
Jesús: David, amigo mío, Yo te acompañaré, Yo te ayudaré y te mostraré lo
que mi gracia puede hacer cuando el corazón del hombre se dispone a
caminar por las sendas de mi Espíritu. Ahora vete en paz y recibe mi
bendición.
En la noche, mientras estaba en la capilla.
67
David: Jesús, me vaya acostar a dormir, pero no sin antes pedirte que vigiles
mi sueño. ¡Oh mi Rey! Dame tu bendición y ten presente, amigo mío, que yo
no quiero perderte.
Jesús: David, Yo tampoco quiero perderte.
David: ¡Oh Jesús! Yo soy todo tuyo.
Jesús: Yo también, David. ¿Por qué te sonríes?
David: Me causa mucha gracia el tono con que me expresas todo esto.
Jesús: Y a Mí cuando me dices "¡Oh mi Rey!" ¿Sabes una cosa? Me agrada
cuando te expresas así.
David: ¡Oh mi Rey!. .. Hasta mañana.
Jesús: Recibe mi bendición y ten mi paz.
Colombia, 2 de septiembre de 1999.
Jesús: Amigo, Yo quiero ayudarte, ¿sabes por qué?
David: Porque sabes que sin tu ayuda, nada puedo hacer.
Jesús: Además, porque tú me interesas mucho... ¡Ten ánimo! Déjame
rociarte con el agua pura de mi amor; pequeño, atrévete a saciarte de esta
fuente. (Habla de su misericordia) ¿Por qué guardas silencio? ¡Háblame! O
¿dudas de mis palabras?
David: No, al contrario, creo todo lo que me dices.
Jesús: Entonces, ¿por qué no respondes nada?
David: Es que pienso que deberías contar con una persona más apta que yo.
Jesús: David, no llores... tú mejor que nadie sabes que Yo no he venido por
los justos sino por los pecadores.' Tú me agradas y estoy dispuesto a
cambiar tu corazón por uno de carne? para esto sólo es necesaria una cosa:
Que te dejes tocar por mi gracia. Amigo mío...
David: Dime.
Jesús: Tu Dios tiene poder para presentarte sin mancha ante mi Padre,' pero
esto supone tres cosas: Que tú lo quieras, que te esfuerces y que te abras a
mi Espíritu. Ahora ten mi paz.
Colombia, 3 de septiembre de 1999.
En la mañana.
Jesús: David...
David: Dime Señor.
Jesús: Yo quiero recordarte una vez más que tú me interesas, no por tus
virtudes y mucho menos por tus miserias, sino porque te amo; Yo, pequeño,
nunca dejaré de amarte.
- Me sentía desanimado al ver en algunos compañeros del seminario
cualidades que yo no poseo y que de tenerlas, darían más crédito a la gracia
que recibo.
David: Señor, me dejas desconcertado.
Jesús: Amigo mío, aunque tus pecados sean más numerosos que las
estrellas del cielo y más oscuros que la misma noche, Yo nunca dejaré de
amarte y de decirte: "levántate y anda;" es más, David, aunque las aguas
torrenciales de las pasiones te lleguen hasta el cuello, Yo jamás permitiré
que te ahoguen, ¿sabes por qué?
David: Te escucho.
Jesús: Porque tú me agradas y [no sabes cuánto! Amado mío, camina por
esta senda (Me invitó a practicar las virtudes) y no sólo serás feliz sino que
también reflejarás la presencia de Aquél que está dispuesto a hacer obras
grandes en todos los que así lo quieran. ¿Por qué sonríes?
68
David: Es que me sorprende el método que usas con las personas como yo.
Jesús: ¿A qué te refieres?
David: Yo esperaba que me regañaras o que estuvieras triste conmigo y sin
embargo, no es así.
Jesús: Pequeño, ¿quién es el que puede comprender las acciones de los
hombres, no soy Yo tu Dios? Amigo mío, nunca olvides que mi misericordia
es más grande que los cielos, además, Yo sé que muchas veces tú caes en
aquellas actitudes (Se refiere a las veces en que me dejo dominar por mi
carácter impulsivo) más por fragilidad que por gusto y con esto no quiero
justificarte, sino animarte a que te esfuerces por ser más como tu Dios, es
decir: santo. Sé un joven de verdad... pues ya tú no perteneces a las
tinieblas, ahora eres hijo de la luz; Yo te he dado la potestad de ser hijo de
Dios2 y a un hijo de Dios, David, lo afea todo lo que es irascibilidad,
impaciencia, arrogancia e impureza. ¡Oh pequeño! Si el hombre se
convenciera de esa realidad y comprendiera quién es su Redentor, te
aseguro que de su ser manarían ríos de agua viva.
David: Jesús...
Jesús: Dime.
David: ¿Empezamos de nuevo?
Jesús: Sí, sí quiero .. Pequeño, Yo soy todo tuyo.
David: Y yo, amigo mío, quiero serlo también.
Jesús: Entonces, esfuérzate, pues sólo los esforzados arrebatan el Reino de
los Cielos. Ahora ten mi paz y dame cada día el beso que me gusta, es decir,
sé siempre fiel a Mí. ¿Qué dices?
David: Me esforzaré porque así sea.
Jesús: Me agrada tu respuesta.
Colombia, 15 de septiembre de 1999.

En la tarde, mientras estaba en un supermercado.
Jesús: David, ¿me quieres hacer un favor?
David: Te escucho.
Jesús: Dirígete hacia ese local y pruébate todo lo que esa vendedora está
ofreciendo. (En aquél establecimiento tenían una promoción de perfumes de
marcas famosas)
David: Jesús, ya me probé todos los perfumes y huelen muy bien, ¿qué hay?
Jesús: David, Yo te aseguro que todas esas fragancias que has probado no se
comparan con el grato olor de la fidelidad; este perfume, pequeño, se siente
a grandes distancias, incluso, se mantiene de generación en generación.
David: Yo quiero ese perfume, Jesús
Jesús: Ese perfume no se da, más bien se vive. Y ¿sabes cuándo se siente?
Cuando se vive en la verdad, es así como su aroma atrae a otros, pues se
trata del buen olor de tu Dios. Ahora ten mi paz y no olvides quién es el que
te pide de beber.
Colombia, 23 de septiembre de 1999.
En la tarde.
Jesús: Pequeño, ¿por qué no continuaste? (Me disponía a jugar con la
computadora en la hora de clases)
David: Porque eso no te agrada y además porque quiero mantenerte
contento.
Jesús: Entonces, me amas.
David: ¿Alguna vez lo has dudado?
69
Jesús: No David, no dudo de tu amor, Yo creo en tu amor y sé que ese amor
que sientes por Mí puede ser más profundo que el mar y más grande que
los cielos, si te propones con más firmeza guardar todos mis mandatos. ¿Por
qué te quedas callado?
David: Una vez más compruebo que tu amor por mí es más grande que el
amor que yo mismo me tengo. ¡Oh Jesús! Tú estás loco de amor.
Jesús: ¿Por qué lo dices?
David: Meterse a tratar conmigo realmente es una locura, un acto de
audacia.
Jesús: Entonces sí, soy un loco... y un loco que está empeñado en hacerte
más como Yo, es decir: manso y humilde de corazón;' un loco que tiene
suficiente poder para presentarte sin mancha ante mi Padre; un loco que no
sólo quiere renovar tu mente, sino que desea que seas templo de mi
Espíritu Santo. Ahora vete en paz.
Colombia, 27 de septiembre de 1999.
En la tarde, mientras caminaba por un centro comercial:
Jesús: David, compra lo que hay en esa vidriera (Se refiere a un disco
compacto de música suave) Te dedico sólo la primera canción. Ahora ten mi
paz.
- En la noche, después de escuchar la canción que me dedicó.
Jesús: David, amigo mío, no llores.
David: ¡Oh Jesús! No me pidas eso, pues siento mucho dolor por haber sido
tan frío e indiferente contigo.
Jesús: David...
David: Te escucho.
Jesús: A pesar de todas tus ingratitudes y desviaciones, yo sigo diciéndote:
"tú para Mí eres importante" Ahora ten mi paz y Ama-Me pequeño.

Colombia, 30 de septiembre de 1999.
Jesús: David, ¿sabes algo?
David: Dime, Señor.
Jesús: Hay dos cosas que tú deberías evitar al máximo: el orgullo y la
injusticia. Te digo esto, pequeño, porque Yo anhelo que actúes más como tu
Dios, es decir, quiero ver un David que no sólo sea manso y humilde de
corazón, sino también justo y misericordioso; date cuenta amado mío, que
cuando el corazón se deja manipular por aquellos que no se complacen en
la verdad, la justicia pierde su brillo y cuando esto ocurre se gestan los más
grandes abusos contra el prójimo. ¿Por qué te quedas callado?
David: Jesús, siento mucha vergüenza contigo, a veces por querer complacer
a todos termino haciendo lo que! no es grato a tus ojos.
Jesús: Colócate aliado de la verdad, aunque esto te cueste la vida, pues la
verdad, David, es la que te hará un hombre libre! Ahora ten mi paz y ten
siempre presente lo que hoy te he expresado.
Colombia, 10 de octubre de 1999.
Jesús: ¿Sabes por qué los hombres han cometido esas faltas? (Durante una
clase el profesor nos hablaba de las tendencias que llevan al hombre a
exaltarse a sí mismo, colocando a Dios en un segundo plano)
David: Por debilidad.
Jesús: No, no es tanto por debilidad, es porque aún no le temen a Dios. Si en
algo tiene que crecer el joven de hoy, David, es en esta virtud (El temor de
Dios, que consiste en hacer lo que a Él le agrada y evitar lo que aborrece)
que es el principio de la sabiduría y el camino seguro que conduce a la senda
de la felicidad.
David: Jesús, pero... (Me interrumpe)
70
Jesús: No David, no hay pero que valga, púes como ya te he manifestado,
hay muchas cosas que son lícitas, mas no son convenientes para el hombre!
y ¿sabes por qué?
David: Te escucho.
Jesús: Porque lo único que le conviene al hombre es Dios y no el pecado,
esto es así, no tanto porque lo diga una serie de personas, sino porque el
pecado, David, no llena ni ha hecho feliz a nadie. ¿Me equivoco?
David: No Jesús, es cierto lo que dices y afirmo esto porque no he sido feliz
cuando, olvidando de dónde me sacaste, actúo impulsivamente y con
dureza con los que me rodean.
Jesús: David, voy a decirte algo que es muy propio de tu lenguaje: "juega
vivo" pues, ¿de qué le vale al hombre ganar el mundo si al final pierde su
alma? No busques más que agradar a Aquél que te amó hasta el extremo.
¿Quieres que te diga un secreto?
David: Te escucho, Señor.
Jesús: Sus pupilas te están examinando día y noche. ¿Sabes por qué?
David: Porque me ama.
Jesús: Y porque eres muy valioso para él.
David: Entonces, él parece un policía.
Jesús: Yo diría un guardián, pues los policías suelen vigilar para que se
mantenga el orden, mientras que los guardianes acostumbran cuidar
tesoros valiosos.
David: Definitivamente que Tú enamoras a cualquiera.
Jesús: Entonces enamórate de mis mandatos. ¿Qué dices?
David: Vale la pena, así será.
Jesús: Ahora ten mi paz.
Colón, 1 de diciembre de 1999.
Jesús: Amigo mío, no te preocupes por nada. (Recordaba con tristeza las
veces en que ofendí a Jesús) Es verdad que tú has sido bien osado al
exponerte a las fauces del león, pero también es cierto que tu Dios ha
tenido mucha misericordia para que éste no te devorara. Sé fiel a Mí, pues
Yo, David, he sido desde siempre tu fiel amigo. ¿Qué dices, te atreves?
David: Sí, me atrevo.
Jesús: Tú me causas gracia.
David: ¿Por qué lo dices?
Jesús: Por lo atrevido que eres.
David: Y Tú por lo loco que eres al elegirme a mí para esto. Me haces pensar
que eres muy audaz.
Jesús: Y tú un osado por dejarte seducir por este loco que te quiere llevar a
ser un gigante en santidad. Ahora vete en paz.
Colón, 2 de diciembre de 1999.
En la noche.
Jesús: David, amigo mío, así como el descanso renueva las fuerzas de tu
cuerpo, así es la oración para tu alma. Yo deseo algo, ¿quieres saber qué es?
David: Por favor.
Jesús: Yo anhelo que tú intimes más conmigo, es decir, que crees espacio
para estar en oración; date cuenta de una cosa: si tú has caído en la
superficialidad y te has dejado llevar por las cosas de este mundo, es
precisamente porque no oras y un alma que no ora lo necesario, es como un
mar poco profundo donde no se puede navegar. David...
David: Dime Señor.
71
Jesús: Yo quiero estar más a solas contigo, Yo te necesito.
David: Jesús, yo también te necesito; en este tiempo que estoy aquí (Estaba
tomando mis vacaciones del seminario en la Fraternidad) quiero profundizar
y estrechar más nuestra relación; es más, así como Tú me has expresado lo
que sientes, yo quiero aprovechar para decirte que lamento mucho haberte
cambiado por otros amores, en verdad me duele mucho haber herido a un
Dios tan bueno que no busca más que mi felicidad; siento mucho haber
desperdiciado el tiempo en conversaciones vanas y en actitudes que no
hicieron más que aumentar mi tristeza y soledad, pero ¿sabes algo Jesús?
Jesús: Te escucho.
David: Yo deseo con todas mis fuerzas enamorarme más de tu corazón y
vibrar por tus cosas, con toda mi alma.
Jesús: Amigo mío, me agrada escuchar esto.
David: Jesús, Yo quiero agradarte, pero soy muy frágil.
Jesús: David, eso lo sé perfectamente, pero también sé que tu Dios está
dispuesto a ayudarte, pues él sabe bien que el espíritu está pronto y que la
carne es débil! Yo soy tu fuerza, pequeño, tu escudo y tu refugio; puedes
estar seguro que aunque las aguas torrenciales de tus pasiones y de las
tentaciones te lleguen hasta el cuello, Yo jamás permitiré que te ahoguen, Y,
¿sabes por qué? Porque tu Dios es bueno con todas sus criaturas.
David: Tus palabras producen un fuerte ardor dentro de mí; por favor,
despídeme, pues siento que voy a estallar.
Jesús: Tú me causas mucha gracia, sabes.
David: No, esto es serio, siento que voy a estallar, tus palabras producen
algo en mí que no sé cómo explicar.
Jesús: No temas, amigo mío, tu ser sólo está sintiendo y en un menor grado,
el gran incendio de mi amor por ti.
David: Jesús, sostenme, no quiero morir, Tú bien sabes por qué.

Jesús: Yo no sé nada.
David: Señor, Tú bien sabes.
Jesús: Pero prefiero escucharlo de tus labios. ¿Qué dices?
David: ¡Ay Jesús! Siento que aún no he crecido hasta tu altura.
Jesús: Amigo de Dios, Yo te voy a ayudar a crecer hasta la medida del
hombre perfecto,' pero necesito sólo una cosa.
David: Te escucho.
Jesús: Déjate guiar por mi Espíritu y verás lo que Yo soy capaz de hacer.
Ahora ten mi paz.
Colón, 13 de diciembre de 1999.
En la tarde.
Jesús: David, ¿tú sabes por qué siempre vuelves a hacer lo que no quieres?
David: No lo sé, Jesús.
Jesús: Porque aún no estás del todo convencido que aquello no te conviene.
Tú, como muchos, le creen más al mundo que a Aquél que es su Redentor.
¿Sabes por qué esa persona logró aquella meta y por qué esta otra
consiguió aquella corona? (Se refiere a dos deportistas que han logrado
éxito en sus carreras profesionales) Porque estaban convencidos que eso
era lo que ellos querían; es más, a estas personas no les importó abstenerse
de muchas cosas y acciones con tal de lograr su objetivo.
David: ¿Por qué me dices todo esto?
Jesús: Te expreso esto, pequeño David, para que te preguntes si en verdad
quieres ser un hombre de Dios, es decir, un joven que viva más en Aquél
que es capaz de sacar de las rocas, manantiales de agua. Pregúntate si en
verdad tú quieres ser mío; si esto es así, entonces lucha por lo que quieres y
72
sé valiente para romper con todo aquello que no te conviene para ser más
de tu Dios. David... ¡Oh David!
David: Dime, Señor.
Jesús: Tu Dios te ama, él está contando contigo, tú no tienes idea de cuánto
te aprecia, además, David, recuerda que él sabe lo que más te conviene.
David: ¡Oh Jesús! Ya no sigas, me da mucha pena ser tan frío e indiferente
contigo.
Jesús: Amigo de Dios, Ama-Me... no tengas miedo de amarme con todo tu
corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. ¿Qué dices? ¿Te parece
bien esto?
David: Sí, Jesús.
Jesús: Entonces ya no pierdas más el tiempo, pues la hora se acerca y te
aseguro que es mejor que te encuentres desnudo de las obras de la carne y
vestido con las armas de la luz.
David: ¡Jesús, me asustas!
Jesús: Esta no es mi intención, más bien Yo quiero que te des cuenta del
tiempo que estás viviendo... pues hoy los hombres están cansados de
maestros, ellos quieren testigos del amor de Dios. Ahora ten mi paz.
En la noche.
Jesús: David, escucha... (Satanás le expresaba a Jesús con ironía cuán pronto
está el hombre para hacer lo que a Él no le agrada)
Hoy en día ya no tengo que seducir a tus amigos para que hagan el mal,
ellos por su propia cuenta lo buscan, lo anhelan y lo realizan.
Jesús: Eso es cierto. (Respondió con mucha pena) Es más, tus amigos, a esos
que le diste la condición de ser hijos de Dios, prefieren estar más en el
excremento que en tu presencia.
Jesús: Eso también es cierto, pero aunque ellos vayan a ese lugar muchas
veces, así también serán las veces que Yo iré a sacarlos.
¿Por qué?
Jesús: Porque ellos son hijos de Dios y una sola cosa sé: Ellos triunfarán y
pisarán tu cabeza. Ahora retírate.
David: Jesús, Tú me sorprendes.
Jesús: Recuerda que Yo amo al pecador y nunca me ha gustado ver al
hombre embarrado en el pecado.
David: Pero muchas veces nosotros lo buscamos, preferimos la oscuridad a
la luz.
Jesús: Eso es cierto, amado mío, pero eso sucede porque aún no conocen el
Don de Dios ni Quién es el que les pide de beber! Yo te aseguro, David, que
el hombre todavía no sabe quién es Aquél que lo llamó de la no existencia a
la vida. Yo quiero que todos los hombres y mujeres se den cuenta que
donde un día abundó el pecado, puede sobreabundar la misericordia del
Dios que hoy exclama: "Tengo sed.” Ahora ten mi paz y dame de beber de la
fuente de tu corazón. ¿Cómo? Amándome sobre todas las cosas.
Colón, 15 de diciembre de 1999.
Jesús: David, ¿por qué te sientes incómodo? (Escuché a una persona decir
que los cristianos deben ser una perfecta nada, para que Dios sea todo en
nosotros)
David: Es que no me parece bien que se nos califique como nada cuando
somos algo muy apreciado a tus ojos. Yo comprendo que hay que sentirse
pequeño delante de ti, pero no hasta el colmo de ver a la persona humana
como una nada, eso me parece intolerable, me da la impresión de que es un
cierto pietismo.
Jesús: ¿Y cómo te sientes tú delante de Mí?
David: Tú me has dicho que soy muy apreciado a tus ojos, incluso me has
expresado que nosotros los hombres somos el honor y la gloria de Dios, por
73
tanto, así me siento, como el honor y la gloria de Dios y como alguien muy
estimado por ti.
Jesús: Es cierto todo lo que me expresas, sin embargo, tú tienes que ser una
nada, es decir, en tu corazón no debe existir nada, pero absolutamente nada
de culto a otros dioses: nada de celos, nada de envidia, nada de enojos,
nada de deshonestidad ni de impurezas, precisamente para que seas todo
de tu Dios. ¿Es pietismo esto que te expreso o es amor?
David: Es amor.
Jesús: Ciertamente David, es amor y tu Dios que es Amor, quiere que te
esfuerces por vivir más en el amor, que todo lo cree, todo lo espera y todo
lo soporta y, ¿por qué? Porque ama. Ahora ten mi paz.
17 de diciembre de 1999.
Jesús: Amigo mío, observa lo que hay en la pared (Habla de un logotipo que
muestra una cadena y una soga que está a punto de romperse) ¿Con cuál de
las dos quieres que Yo una tu corazón al mío? ¿Con la soga o con la cadena,
es decir a tu forma o a mi manera?
David: Con la cadena, pues tu estilo es siempre mejor que el mío.
Jesús: Elegiste bien. Ahora ten mi paz.
Más tarde.
Jesús: ¿Sabe muy rico, verdad? (Comía un pollo frito)
David: Sí, pero más rica es tu misericordia.
Jesús: Estás aprendiendo rápido.
David: Eso se lo debo a mi Maestro.
Jesús: Pero, ¿sabes algo? Ese maestro quiere una sola cosa: que le seas fiel,
pues él es fiel a sus promesas. Ahora ten mi paz.
Colón, 22 de diciembre de 1999.
En la tarde.
Jesús: David, ¿qué te pasa? ¿Por qué esa tristeza cuando tu Dios está
contigo?
David: ¡Oh Jesús! Me da mucha pena saber cómo está mi familia, yo no
puedo estar alegre cuando sé que ellos están tristes: Dime, ¿qué ánimo
puedo tener?
Jesús: David, confía en Mí.
David: Jesús, yo confío en ti, pero mira cómo están. Tú dijiste un día que me
ocupara de tus cosas y que te ocuparías de las mías... pero tal parece que se
te olvidó.
Jesús: David, es verdad que Yo suelo olvidar las faltas de los que amo, pero
no las promesas que hago.
David: ¡Ay Jesús! En este caso no se ve.
Jesús: Es que Yo no suelo limpiar las ventanas primero, sino las alcobas, ¿o
es que me equivoco? (Dijo esto para hacerme entender que para Ello mas
importante es cambiar el interior de las personas)
David: Perdona mi falta de abandono, pues debo reconocer que he visto un
gran cambio en mi hermano menor, incluso en mis padres.
Jesús: ¡Oh David! Confía en tu Dios, Él no te va a defraudar. Ahora ten mi
paz.
En la noche.
Jesús: Pequeño, ¿qué me vas a regalar para esta Navidad?
David: Mi corazón.
Jesús: No pequeño, eso ya me lo entregaste en el momento en que te
consagraste a Mí.
David: Mi voluntad.
74
Jesús: No, pequeño, pues te has empeiiado en hacer lo que me agrada.
David: Todo mi ser.
Jesús: No, porque siempre me lo ofreces.
David: ¿Entonces qué?
Jesús: Tus miserias.
David: ¡Mis miserias!
Jesús: Sí, dame todas tus miserias, Yo quiero que sean mías, a cambio te
daré virtudes.
David: Y, ¿por qué?
Jesús: Porque Yo quiero que tú estés lleno de Mí. Ahora ten mi paz.
Colón, 23 de diciembre de 1999.
Jesús: Amigo mío, ¿qué te pasa? ¿Por qué tiembla tu corazón si Yo estoy
contigo? (Sentía temor de que las cosas materiales atrajeran mi atención
como antiguamente lo hacían)
David: Eso no lo dudo, dudo de mí, pues a veces siento que mis fuerzas se
acaban.
Jesús: David, es entonces cuando debes utilizar las mías.
David: ¡Oh Jesús! No te fíes mucho de mí, soy muy inconstante; hoy hago lo
que te agrada y a los días realizo lo que me apetece.
Jesús: Amigo mío, ¿tú crees que eso no lo sé? Yo sé cuán débil eres, pero
eso no me preocupa puesto que Yo soy el fuerte de Jacob;' el duro hierro de
tu inconstancia es para Mí como paja seca que se puede quemar en el fuego
de mi amor.
David: Jesús... (Me interrumpe) Jesús: Te escucho.

Jesús: No temas pequeño, Aquél que tiene poder para hacerte santo te dará David: ¿Qué piensas de mí?
todos los medios para que venzas, incluso a la muerte. Ahora ten mi paz.
Jesús: Pienso que eres una obra de Dios capaz de mover montañas y hacer
Colón, 25 de diciembre de 1999. que de las rocas salgan manantiales de agua. Pienso que eres una débil
criatura rodeada de mucha indiferencia y maldad. Pienso que aún no te has
Jesús: ¿Sabes algo, David? convencido de lo que eres: Un hijo de Dios capaz de llevar a alturas
insospechadas por la razón humana, si te decides en serio a vivir bajo la luz
David: Te escucho. de mi Espíritu. ¿Te puedo hacer ahora Yo una pregunta?

Jesús: Alégrate cuando pasas esos momentos, pues es en el fuego que se
acrisola la plata de la fe!
David: Jesús, hazme resistir las tentaciones, por favor, que tu gracia me
acompañe.
Jesús: Sí pequeño, mi gracia siempre te acompañará, pero actuará a la
medida de tu disposición; es decir, tú debes darte cuenta que ésta no anula
la naturaleza humana, sino que la supone y la perfecciona. Las tentaciones,
pequeño, son los momentos donde tú puedes mostrarle a Dios cuánto lo
amas; resístelas y ellas huirán de ti. Ahora ten mi paz.
Colón, 7 de enero del 2,000.
David: Jesús, ¿alguna vez has llorado por mí?
Jesús: Sí, David.
David: Claro que sí.
Jesús: ¿Qué tú piensas de Mí?
David: Primero que eres muy bueno, que eres lo más hermoso que me ha
sucedido...
Jesús: ¿Qué más?
David: Todo lo que puedo pensar de ti se queda corto, pero en vista de tu
insistencia quiero expresarte que yo siempre he pensado que Tú vales la
pena, es decir, que eres lo más grandioso de mi vida.
Jesús: Y, ¿por qué?
David: Porque Tú me rescataste de las tinieblas, me hiciste ver que para ti
soy importante y porque siempre has creído en mí, a pesar de mis caídas.

David: Esas lágrimas han sido de dolor, ¿verdad? Jesús: La mayoría de las
veces han sido por amor.
David: ¡Ay Jesús! Esto que me expresas me da mucho alivio, me pone
contento. Señor...
Jesús: ¿Sabes algo, David? Yo estoy, como dicen ustedes, orgulloso de ti,
esto en mi lenguaje significa que Yo te tengo en alta estima, es por eso que
cuido de ti, pues soy tu centinela. David...
David: Dime Señor.

Jesús: Dime. Jesús: Tú eres mi ciudad y Yo soy tu guardián, el Santo que te quiere hacer
santo, el fuego que quiere hacer en ti una tea que arda día y noche. Yo soy
David: ¿Puedo hacerte otra pregunta? el Dios de las setenta veces siete, es decir, el Dios de las mil y tantas

75
oportunidades que siempre te dirá: Sé valiente; tú puedes intentarlo de
nuevo, pues te basta mi gracia. Ahora ten mi paz.
Colón, 9 de enero del 2,000.
Jesús: David, ¿sabes algo?
David: Te escucho, Señor.
Jesús: No olvides que te he dado cinco denarios y no creas que me
conformaré con estos cinco, pues me tienes que dar el doble!
David: Jesús, ¿de qué hablas?
Jesús: Hablo de tus cinco sentidos. Hazlos producir al máximo. ¿Cómo? Con
el prójimo; coloca éstos al servicio de los demás, date sin reservas: Al que te
pide agua, ofrécele también un pan, pues en esto consiste la felicidad... Yo
te aseguro, David, que hay más alegría en dar que en recíbír.t Lo contrario
de todo esto es algo que conoces bien: el ensimismamiento. David...
David: ¿Por qué dices eso? (Me sorprendió que Jesús me insinuara que soy
un egocéntrico)
David: No, siento mucho haberle hablado de esa manera a mi hermana.
Jesús: Trátala como te gustaría que ella te tratara a ti; en verdad te digo
David que cada una de tus hermanas son una joya para Mí, razón suficiente
para que las cuides como Yo te cuido a ti. Ahora ten mi paz.
En la noche:
Jesús: David, ¡tú me sorprendes! (Me dijo esto porque durante la oración de
la noche pedí perdón a mi hermana delante de la comunidad) La humildad
es una fragancia que le agrada mucho a tu Dios, nunca dejes de usarla y
verás cuán contento estaré contigo. Ahora ten mi paz
Colón, 18 de enero del 2,000.
David: Jesús, háblame de tu amor.
Jesús: ¿De mi amor?
David: Sí...
Jesús: ¿Seguro que quieres que te hable de mi amor?

Jesús: David, tú te levantas y todo es para ti, continúa la jornada de la David: Sí.
mañana y todo es para ti, vienen las horas de la tarde y todo sigue siendo
para ti, viene luego la noche y todo termina siendo para ti. Dime algo, ¿tú Jesús: Mi amor es intolerante, indiferente, irritable, pesimista, vanidoso,
cuando te acuestas, sientes alegría? poco amable, poco confiado...

Guardé silencio. - Le interrumpí.

Jesús: Ahora ten mi paz. David: ¿Qué dices?

Colón, 13 de enero del 2000. Jesús: Es que así es mi amor...

- Esa tarde tuve una pequeña discusión con una hermana de la Fraternidad. David: ¡Dios!

Jesús: David, Yo lo hubiera hecho de otra forma, ¿qué ganaste hablando así? Jesús: En verdad te digo que mi amor es así, incluso el amor de tu Dios es
¿Sientes paz en tu corazón? poco paciente y poco abierto con algunos...

76
David: ¡Quéee!
Jesús: Es decir, es exclusivista, perfeccionista, incomprensivo, injusto,
cobarde, poco detallista; es más, es egoísta.
David: ¡Ay no!.. Yo creo que esto es mi imaginación.
Jesús: No, no dejes de escribir, pues no es tu imaginación.
David: Entonces SI no es, estoy en shock. (Conmocionado)
Jesús: Y, ¿por qué?
David: Es que no puedo creer que tu amor sea así.
Jesús: Entonces, qué poco te conoces.
David: ¿Que me conozco poco? ¿Y eso qué tiene que ver?
Jesús: Sí, te conoces muy poco, incluso hasta ahora no sabes qué eres para
Dios: tú eres el amor de Dios.
David: ¡Ah!.. ¿Yo soy el amor de Dios?
Jesús: Sí, tú eres aquel amor que se esconde en las grietas de las rocas y me
hace gritar: "ven, ven, paloma mía"! eres aquel que me ha dejado
malherido, tú me enfermaste de amor, es decir, me robaste el corazón.
Amor mío, dime una cosa...
David: Te escucho, Jesús.
Jesús: ¿Por qué huyes? Déjame embriagarte con el aroma de mis perfumes.
¡Oh amor mío! Ábreme tu puerta y permíteme agarrarte para ya no soltarte
más; colócame como sello en tu corazón o si quieres, como un tatuaje en tu
pecho, pues lo único que quiero, lo único que busco. es que tu cabeza esté
bajo mi brazo izquierdo y abrazar tu cuerpo con el derecho; es decir, lo
único que busco es habitar en tu casa por años sin término. ¿Por qué te
quedas callado? Dime algo.
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David: Te necesito, Tú eres para mí una necesidad, Yo quiero ser sólo de Ti,
Dios.
Jesús: Ese sentimiento es recíproco, pues Yo también quiero ser todo de ti.
Ahora ten mi paz.
Argentina, 6 de febrero del 2,000.
En la mañana.
Jesús: David, amigo mío, no tengas miedo. (Sentí mucho temor de estropear
los proyectos del Señor) Esta obra es mía.
David: Es cierto lo que dices, pero tengo la impresión de que estás contando
mucho conmigo.
Jesús: ¿Y tú crees que eso está mal?
David: No está mal, pero como sé quién soy, prefiero que cuentes más con
mi director espiritual.
Jesús: Mi pequeño David, tú aún no te conoces lo suficiente y no sabes de lo
que eres capaz; esto Yo lo sé perfectamente. ¿Sabes algo?
David: Te escucho.
Jesús: Yo no te subestimo, Yo creo en ti, pero tal parece que tú no crees en
Mí; es decir, tú no crees que Yo puedo utilizarte para hacer que de los
corazones más duros broten ríos de agua viva; 1 tú aún no te das cuenta que
así como Yo quise esos estilos de vida (Habla de las órdenes religiosas ya
establecidas como los franciscanos, dominicos, claretianos. etc.) también
quiero dar a conocer éste. (Se refiere a la Fraternidad a la que pertenezco)
¿Sabes algo? Es normal que ese sentimiento te embargue, pero no dejes
que te domine, pues tu Dios no te va a abandonar.
David: ¿Cómo va a ser todo esto?
Jesús: No te preocupes por eso, procura más bien abrirte a mi Espíritu, pues
a la medida que tú hagas esto, a esa misma medida comprenderás mejor
este asunto.

David: Jesús, ¿te puedo hacer otra pregunta?
Jesús: Hazla.
David: ¿Tú quieres que interrumpa mi proceso de formación? (Pensé
abandonar el seminario para dedicarme de lleno a difundir Ama-Me)
Jesús: Tú sabes que no, no quiero que te vayas a los extremos; es sólo
cuestión de que organices bien tus semanas de descanso, el tiempo libre y
los meses que te dan para descansar. Confía en Mí, déjate guiar... ¿qué te
preocupa?
David: Tú sabes mi deseo, a veces no sé cómo mantener un equilibrio entre
mis estudios y tu obra. (Ama-Me) El semestre pasado fue una hazaña
mantenerlo y este año empezaré a preparar la síntesis filosófica. (Trabajo de
grado para finalizar los tres años de filosofía en el seminario) ¡Oh Dios,
ayúdame! No quiero descuidar tus cosas.
Jesús: Y yo tampoco quiero que descuides tu proceso de formación... Yo te
ayudaré, como lo hice el semestre anterior; ¿Por qué crees que tuviste éxito
en tus estudios durante el año pasado?
David: Porque me ayudaste.
Jesús: Y porque tú pusiste de tu parte. Si tú te conduces de esta forma, te
aseguro pequeño, que no sentirás preocupación alguna. ¡Ánimo! No mires
con desconfianza tus estudios, pues ellos forman parte de mi plan.
David: ¿Te puedo hacer una pregunta?
Jesús: Hazla.
David: Yo tengo deseo de hacer mis estudios teológicos en aquél país,
(Italia) pero no sé si te gustaría, o si es lo que Tú quieres.
Jesús: Amigo mío, ese deseo que te embarga no es malo y me agrada ver
cuánto es tu anhelo de tomar más en serio tu formación, pero Yo quiero que
tengas presente que aunque me agrada la idea, no podré decirte que lo
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hagas, pues tanto tú como Yo estamos sometidos a tu director; por
consiguiente, si él quiere iremos. Sé que te he dejado sorprendido, pero
esto lo hago para que tus superiores se den cuenta que en nuestra relación
y en nuestros planes, ellos son los que nos rigen y tienen la última palabra.
Con esto no quiero decirte que no me gusta lo que hace un momento me
expresaste; pero ellos, como tú sueles decir, son los que deben colocar "el
punto sobre la i." Ahora ten mi paz y ten presente que si tu director permite
esto, supone por tanto que seas fiel como te has esforzado por serlo en
aquél país. (Habla de Colombia)
Argentina, 20 de febrero del 2000.
Jesús: ¿Sabes algo David? Yo, no sólo te llevo grabado en las palmas de mis
manos, también te llevo grabado en mi sien, en mi costado y en las plantas
de mis pies. (Se refiere a sus llagas) ¿Sabes por qué padecí todo esto?
David: Porque eres un loco. (Le expresé esto con mucha ternura, pues sus
palabras conmovieron mi corazón)
Jesús: Esta locura la hice sólo por amor a ti. Yo David, no deseo perderte
nunca, tú eres importante para Mi. Ahora ten mi paz.
Colón, 25 de febrero del 2000.
Jesús: Amigo mío, date cuenta de dos cosas: Yo nunca te abandonaré y
jamás me olvidaré de ti, precisamente porque tú eres el amor de mi
corazón. Ahora ten mi paz. (Dijo esto porque yo sentía muchos temores de
arruinar su obra en mi vida)
Colombia, 4 de marzo del 2000.
En la tarde.
Jesús: ¿Por qué ya no hablas conmigo? ¿Por qué mi nombre ya no está en
tus pensamientos? ¿Me puedes explicar por qué tus actos y sentimientos no
reflejan los míos y ya no sueles expresarme tus cosas como lo hacías antes?
¿Qué te pasa, David? ¿Acaso el amor que sentías por Mí se ha apagado?
¡Respóndeme, amigo mío!
David: Una sola cosa puedo decirte: Lo intentaré de nuevo. Discúlpame...
soy más duro que una tonelada de piedras.
Jesús: David... mi amado David, el Dios que te llamó está acostumbrado a
sacar de los pedernales manantiales de agua viva. Pequeño, Yo no he venido
a complicarte la vida, más bien quiero darle sentido a ésta y ofrecerte la
verdadera felicidad; date cuenta, amado mío, que nadie te la dará como Yo,
es decir, a cambio de nada. Ama-me, ahora ten mi paz.
Colombia, 15 de Marzo del 2000.
En la mañana:
Jesús: David, amigo mío, no desperdicies tu tiempo en este lugar. En verdad
te digo que este seminario es un don de Dios, es uno de los muy pocos que
forman según mi corazón. (Decía esto porque me sentía desanimado y con
deseos de regresar a la fraternidad) Si Yo te he permitido estar en este sitio,
es precisamente porque tengo el deseo de instruirte bien; procura por tanto
actuar con temor y temblor en este proceso. El sacerdocio, David, no es un
estado que se empieza a vivir a partir de la ordenación, sino desde
seminarista; es más, nunca olvides, ni aun cuando llegues al sacerdocio tu
condición de formando. Con esto te quiero decir que la formación no
termina nunca.
David: Jesús muchas veces tengo unas inmensas ganas de alabarte de ese
modo que es muy propio de la fraternidad. Aquí me siento encarcelado.
Jesús: David, yo sé cuánto amas la fraternidad, pero ten en cuenta que en
este momento Yo no te llamo a eso; es más, cada vez que tú asumes el
horario, las reglas de esta institución y estudias a conciencia para agradarme
a Mí y no a los hombres, créeme que es una alabanza que tu corazón me
rinde. Haz que tu mayor adoración sea tomar tu formación más en serio.
David: ¿A qué te refieres cuando dices más en serio?
Jesús: Con más empeño, es decir que cada día des un kilómetro más; no te
quedes sólo con lo que te dicen tus formadores, amplía sus aportaciones
con la investigación y pide siempre la luz de mi Espíritu.
David: Jesús, ¿sabes algo? Tú me sorprendes.
Jesús: ¿Por qué lo dices?
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David: Porque nunca te había visto tan interesado en mi proceso de
formación como ahora.
Jesús: Amigo mío, me comporto así porque Yo no suelo darle mis perlas o
bien mis dones a los cerdos debes apreciar este seminario, pues es un don
de Dios. Pasar por alto lo que se te brinda aquí sería un gran error y una
traición para todos aquellos que confían en ti.
David: Señor, hay algunas normas y clases que me cuestan mucho asimilar...
eso me desanima.
Jesús: Amigo mío, Yo te daré sabiduría no sólo para la filosofía, sino también
para la teología. Pero ten presente que el principio de ésta es el temor de
Dios! No busques, por tanto, ser un letrado; más bien sé humilde y busca ser
sabio, pues el hombre sabio es aquel que no sólo teme a Dios sino que
también guarda sus mandamientos' y sabe que su auxilio es el Señor. Ahora
ten mi paz.
Colombia, 22 de marzo del 2000.
En la tarde.
Jesús: David, ¿puedo hacerte una pregunta?
David: Sí, hazla.
Jesús: ¿Qué soy para ti? ¿Un fenómeno? O ¿soy simplemente una
experiencia más en tu vida?
David: Jesús, ¿por qué me haces esa pregunta?
Jesús: Porque tus comportamientos suponen todo lo que antes te
mencioné.
David: Me da la impresión de que te he herido mucho.
Jesús: David, tú no me has herido... simplemente me estás haciendo ver qué
otras cosas te han llamado la atención... Pero quiero que tengas claro que
estos cielos y esta tierra pasarán (Es un modo alegórico de referirse a todo o
que ocupaba su lugar en mi corazón y que estaba condicionando mi manera
de actuar: la vanidad, el orgullo, el amor propio, el querer imponer mis
criterios, mi deseo excesivo por las cosas materiales; la preocupación
extrema por mi apariencia y el actuar según los patrones del mundo en lugar
de los de Dios) pero la Palabra de Dios nunca, pero nunca pasará.
David: Jesús, puedo decirte algo.
Jesús: Te escucho.
David: Perdóname por ser tan indiferente contigo, por querer llevar una
vida cómoda y por todas las veces en que he faltado a mis promesas de ser
más tuyo.
Jesús: Amigo mío, no pongas tu mirada en las cosas de este mundo, pues a
raíz de esto muchos de los que Yo consideré mis amigos se han perdido en
las densas tinieblas del error y el pecado. Coloca o más bien, David,
esfuérzate por poner la mirada en tu Señor, pues créeme que Él está
dispuesto a darte su oro de ofir, es decir, su Santo Espíritu.
David: ¿Sabes algo Jesús? He creído tanto en mí que por un momento pensé
que podía alcanzar la santidad por méritos y esfuerzos propios, pero
nuevamente me equivoqué; sin ti y sin tu ayuda, nada soy.
Jesús: David eso es cierto, pero ¿sabes algo? Yo aún estoy contando
contigo...
David: No soy digno de ti, no merezco, Señor, tantas bondades de tu parte...
(El me interrumpe)
Jesús: Mi apreciado amigo, si Yo soy así contigo es porque te amo. Ama-Me
tú también, ¿acaso amor no se paga con amor?... Ahora ten mi paz y no
olvides que sólo los esforzados arrebatan el reino de los cielos!
Colombia 25 de marzo del 2000.
En la noche, después de misa.
David: ¿Sabes algo Jesús?
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Jesús: Te escucho.
David: He descubierto algo: Yo nací para ti. ¿Qué puede llenar mi corazón?
¿Quién puede darme la verdadera felicidad? Sólo Tú Jesús, sólo Tú puedes
hacer todo esto. Sé bien que separado de ti seré un desdichado; todo mi
cuerpo, pero absolutamente cada célula de mi ser ha comprendido que tú
eres su Rey. ¡Oh Dios tómame! y si ves que me estoy alejando de ti
llámame, llámame a gritos. Y si sigo testarudo, por favor, arrójame una
piedra o lo que se te ocurra, con tal de que yo nunca, pero nunca, me
separe de ti. ¿Por qué te ríes?
Jesús: Es que tu lenguaje, pequeño, me causa mucha gracia... Tú no tienes
idea de cuánto gozo siento al escucharte decir que cada célula de tu ser ha
comprendido que Yo soy su Rey. ¡Oh David! Grítalo a todo el mundo y dile
que tu corazón ya tiene un Rey y coméntale que ese Rey anda por las plazas
descalzo, sigue desnudo por las ciudades y prisionero en la gran cárcel de la
indiferencia.
David: ¡Oh Dios!
Jesús: Ama-me y hazlo de verdad. Ahora ten mi paz.
Colombia 29 de marzo del 2000.
En la noche.
- Me sentía muy desilusionado conmigo mismo porque había faltado a mis
propósitos. Me detuve frente al espejo y me dije: "¿De qué vale que todos te
admiren por ser un buen estudiante o por ser bien parecido si bien sabes que
al final nada de esto es lo esencial ni te hace feliz? Me das mucha pena
David... yo pensé que tú eras más capaz. Yo creí en ti...
En la madrugada, después que terminé de estudiar.
Jesús: David amigo mío. ¿Me haces un favor?
David: Sí, ¿de qué se trata?
Jesús: Mírate al espejo. (Luego me expresó) Yo sé que eres capaz de resistir
a las tentaciones; incluso, sé que puedes ser viva imagen de tu Dios. ¿Sabes
por qué te digo esto? Yo sé quién es tu Redentor, sé que Él aún cree en ti y
sé también que tiene poder para presentarte sin mancha delante de Aquél
que es tres veces santo. No te desanimes, levántate y anda, pues las caídas
no son caídas cuando hay intentos constantes por levantarse y empezar de
nuevo. ¿Qué dices?
David: Ayúdame.
Jesús: Yo soy tu auxilio, soy tu roca y tu fiel refugio... Ahora descansa en paz
y ten presente que Yo no estoy desilusionado de ti, porque sé muy bien que
tú, eres hijo Dios.
David: Gracias por el ánimo.
Jesús: Descansa y Ama-me, pero hazlo de verdad.
Colombia 10 de abril del 2000.
Jesús: ¿Qué ganas con hacer eso? (Le negué un favor a un compañero que
me había herido)
David: Jesús, esa clase de compañeros está acostumbrado sólo a que le
brinden atenciones y favores; además ya estoy cansado de recibir
desprecios e indiferencias.
Jesús: David, amigo mío, no te canses de hacer el bien. Cuando alguien te
pide de beber y puedes dárselo, no se lo niegues, ¿Acaso el carisma de la
fraternidad no es la misericordia con los más necesitados? La generosidad,
David, es un rayo de luz que alumbra en la oscuridad; el hombre generoso
nunca pierde nada, porque todo lo espera de su Señor y no de los hombres.
David: Pero... (Me interrumpió)
Jesús: David, no te dejes contaminar por esa actitud que es muy propia del
tiempo que estás viviendo; el hombre de hoy está acostumbrado a dar
siempre "algo a cambio de algo" o a regirse por aquel pensamiento que
dice: "Ojo por ojo y diente por diente”. Frente a esto, te invito a amar sin
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esperar nada a cambio, pues mientras más ames, te aseguro que serás más
libre.
David: Es verdad todo lo me dices, sin embargo, Jesús, hay que darle una
lección.
Jesús: ¿Quién eres tú para dictar sentencias? ¿Acaso eso no me
corresponde a Mí? David, recuerda que con la misma vara que midas serás
medido; es mejor, por tanto, tratar a todos los que te rodean con la misma
medida con que Dios te ha tratado a ti, pues habrá un juicio sin misericordia
para el que no practicó misericordia. Pero la misericordia, David, vence
sobre el juicio/ no lo olvides. Ahora ten mi paz.
Colombia 17 de mayo del 2000.
En la tarde.
David: ¿Por qué me miras tanto? Me pones nervioso.
Jesús: ¿Acaso no eres la niña de mis ojos?
David: Tú me causas mucha gracia, ¿sabes?
Jesús: Y dónde me dejas a Mí. Tú me agradas mucho; no quiero perderte.
David: ¡Ay Jesús! Ya no sigas, que me apenas. Ni que fuera un tesoro.
Jesús: Amigo mío, tú eres más que un tesoro para Mí, Yo te he dado la
potestad de ser hijo de Dios y un hijo de Dios, David, no se deja vencer por
el más débil de sus enemigos, precisamente porque está llamado a ser más
que un vencedor. Confía en Él y coloca tu mirada sólo en tu Señor. ¿Qué
dices?
David: Así lo haré.
Jesús: Ahora ten mi paz.
Colombia, 20 de mayo del 2000.
En la noche.
Jesús: David ¿por qué te comportas así? (Me había negado a hacerle un David: ¿Qué opinas respecto a lo que me dijo mi coordinador?
favor a un compañero del seminario)
David: Él cree que yo soy un banco, siempre viene a pedirme 500 pesos. Jesús: Amado mío, créeme que a ti te conviene terminar tu proceso
formativo en este seminario. ¿Por qué crees que esta institución ha tenido
Jesús: Quizás no seas un banco, pero sí eres un hijo de Dios y como tal estás grandes problemas? A Satanás no le gusta este lugar, si por él fuera ya sería
llamado y tienes el deber de hacer el bien a todos, especialmente a tus como otros (Se refiere a la relajación que existe en otros seminarios) o bien,
hermanos cristianos o ¿no? estuviera cerrado. Si esto no se ha dado es porque mi mano pesa sobre ese
sitio.
David: Es verdad lo que dices, pero siento que se mal acostumbran.
David: ¿Sabes por qué no me voy afligir ni desanimar?
Jesús: David ser generoso no es una desventaja, es una cualidad que tiene
su eco en el cielo. ¿Qué te quiero decir con esto? Nada se pierde con ser Jesús: Te escucho.
generoso, pues hay más alegría en dar que en recibir. Ahora ten mi paz.
David: Deseo hacer tu voluntad.
Colombia, 18 de junio del 2000.
En la mañana. Jesús: Que esto sea siempre tu alimento, pequeño; pues es allí donde
encontrarás la verdadera felicidad. Ahora estudiemos en mi paz.
David: Jesús, gracias, sin tu ayuda no fuera posible esto, (Estaba muy
contento porque al finalizar el semestre mis profesores me felicitaron por el
empeño que puse en el proceso de mi formación) definitivamente que
contigo a mi lado, lo puedo todo.

Jesús: David, me agrada escucharte decir esto, pero ten presente que es
ahora cuando todo empieza.

David: Jesús, ¿estás contento?

Jesús: Sí. ¿Quieres que esté siempre contento contigo?

David: Ese es mi deseo. No quiero nunca entristecer tu corazón.

Jesús: Entonces, amigo bueno, déjate conducir siempre por los deseos de mi
Espíritu. Él nunca, David, te llevará por sendas de muerte; en cambio, te
guiará hacia Aquél que nunca se ha olvidado de ti.

David: Jesús, ¿puedo hacerte una pregunta?

Jesús: Hazla.

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 Jesús y María se identifica plenamente con los sentimientos del Papa Juan
EPILOGO Pablo 11 en materia ecuménica.

Los Sagrados Corazones de Jesús y María, son en realidad uno sólo. La

comprensión de este misterio en un futuro no lejano, permitirá el milagro
"Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando
de la unidad. ¿Quién nos conducirá a esa comprensión? El arquitecto de la
venga él, el espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa".
unidad: el Espíritu Santo.
Jn. 16,12-13.
Hoy como nunca Él deja sentir su acción, aunque muchos no lo perciban.
No hay duda que cuando el Divino Redentor pronunció estas palabras,
Estamos en los albores de una nueva generación, de una primavera
dejaba abierta la posibilidad de que continuaría manifestándose a los suyos.
espiritual. El Espíritu Santo, como un nuevo Pentecostés, transformará la faz
Contrario a lo que muchos piensan, el Señor no ha dejado de hablar a su
de la tierra y renovará su Iglesia.
Iglesia y a los hombres de buena voluntad. Su Santa Palabra comunicada por
el Espíritu Santo se deja escuchar en los nuevos "voceros", si es que
Recibe este segundo tomo de Ama-Me como un cariñoso regalo del Espíritu
incomoda que se les llame profetas. Ellos nos recuerdan que el amor de
Santo para tu alma. Deja que su suave brisa refresque tu inquieto corazón.
Dios por la creación sigue vivo. Que ese "amor" desea ser correspondido; el
Amado no es amado. Dios, que es amor, te dice Ama-Me.
Que las palabras de Jesús en esta obra sean como fuego abrasador y que el
Espíritu Consolador te vaya revelando lo íntimo de Dios, su
En este segundo tomo de Ama-Me, habrás podido notar la profundidad del
inconmensurable amor manifestado desde la eternidad por ti.
lenguaje con respecto al primer libro. Ello obedece al mismo deseo de Jesús
de acrecentar su relación, tanto con el hermano David Francisco, como con
Si esta segunda obra se convierte en manantial de gracia para tu vida ¡dale
todo aquel que se identifique con esta obra.
gloria a Dios! Y no te olvides de agradecerle todos sus beneficios. Motiva
con tu testimonio y hazte difusor de la presente obra.
El Espíritu Santo tiene como tarea guiamos a la verdad completa. Esa verdad
plena no es otra cosa que habitar en Aquél que es tres veces Santo. Estamos
Nuestra Fraternidad confía a los Sagrados Corazones de Jesús y María el
llamados por la acción del Espíritu Santo a la participación en el misterio
cuidado y protección de todos los que hayan leído esta obra y pedimos a
trinitario y al desposorio místico en las bodas del cordero. (Ap.l9.9)
Dios que sus nombres estén escritos en el libro de la vida.

Fraternidad de la Divina Misericordia

Ama-Me nos presenta de esta forma un auténtico medio de invitación a la
de los Sagrados Corazones de Jesús y María
santidad. Cuando somos capaces de abrimos con humildad y sencillez de
Apartado 4113 Cristóbal,
corazón al "Dulce Huésped" de las almas, Él obra el milagro de la
Colón República de Panamá
transformación. Su plan es obsequiamos a Dios sin mancha, reproduciendo
Tel.: 442-0683
en cada alma la imagen de Cristo.
Fax: 442-2793
E_Mail:cjym@sinfo.net
Para nosotros Ama-Me ha llegado a ser un bálsamo para el camino y un
consuelo en la aflicción. Al mismo tiempo, esta obra nos ha hecho valorar la
urgencia de trabajar por la unidad de todos los creyentes. Es por esta razón
que la Fraternidad de la Divina Misericordia de los Sagrados Corazones de

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