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El arte de pedir
para conseguir tus objetivos
CulBuks.com
editorial@culbuks.com
www.silviabueso.com
ISBN: 978-84-121216-3-6
Cuando pedir
se convierte en arte
En otras palabras, soy una apasionada pediróloga de raza. Así es. «Uy,
¿pediróloga? No lo había escuchado nunca». Sí, pediróloga. Te estarás
preguntando qué es esto o igual te imaginas algo. Para mí, ser pediróloga
es algo tan sencillo, humano y natural como atreverte a dar para luego
pedir y así recibir y conseguir. Es bien fácil y, sin embargo, no lo hacemos
y desconocemos el poder que tiene y lo mucho que aporta. Con este libro
harás un cambio de chip y te sentirás orgulloso al pedir, dejando atrás la
vergüenza y las excusas. Vivirás el pedir como un arte para servir a los
demás y a ti mismo. Entenderás que el pedirólogo que ya eres es, ante
todo, darólogo. Darás antes de pedir y no buscarás tener la razón, sino
encontrar la razón para alcanzar objetivos en los que ganan todos.
Este libro sacará el ruido de tu mente para que consigas hacer diana:
encontrarás los intereses compartidos con tu público objetivo y te ganarás
a pulso su confianza. Este libro es para ti y despertará aún más al
pedirólogo que sé que ya eres. ¡Te lo avanzo!: este libro te va a molar
porque te sentirás motivado y con las pilas cargadas para dar, pedir y
conseguir, y porque crearás relaciones mágicas que te pondrán una sonrisa
de oreja a oreja en tu rostro. ¡Yo sonrío contigo!
Este libro va más allá. En él recojo mi propio método, que es útil, práctico
y divertido, y que nace de mis experiencias y aventuras como
emprendedora y pediróloga. Te enseñaré este método con un lenguaje
coloquial y a través de historias y relatos de pedirólogos de raza que han
pasado por mi vida. El libro tiene un toque humano y fresco que va a
despertar tu chispa. ¿Te atreves a conseguir sin tener que pedir? Este libro
le meterá caña al pedirólogo que llevas dentro.
¿Flipas en colores con lo que te digo? Yo sí. Todos los pedirólogos tienen
en común el querer pedir para conseguir sus objetivos. Claro. La mayoría
conocen bien su proyecto, negocio o causa, por supuesto. Y seguro que han
recibido formaciones, han leído libros y escuchado miles de consejos. Sin
embargo, según como entienden la acción de pedir, fracasan o triunfan. ¿Y
por qué? En este libro encontrarás la respuesta. Lo bueno es que la
solución es bien sencilla, está al alcance de todos y te la cuento con
lenguaje y ejemplos de la calle, anécdotas y experiencias de mi propia
trayectoria.
La respuesta a la pregunta anterior no está en la cantidad de veces que
pedimos repitiendo la petición como un loro, o en la capacidad de
transmitirla con gancho. Todo suma, claro, aunque no es suficiente. Meter
chapas de forma repetida con chispa y salero no es siempre garantía de
que al pedir consigas lo que quieres. Fíjate en que la clave está en entender
que pedir pasa por dar a los demás. Es decir, pedir es servir, ayudar,
ofrecerte a los demás para conseguir su propósito y objetivos, a la vez que
tú consigues los tuyos.
Te adelanto que este libro le pondrá las pilas al pedirólogo que ya eres y,
sobre todo, te pondrá una sonrisa de oreja a oreja. Cada capítulo incluye
ejercicios prácticos, acompañados con ejemplos reales de pedirólogos de
pura cepa, que te enseñarán a pedir con mucho arte. Vivirás un chute de
confianza y autoestima por contar con técnicas fáciles, útiles y efectivas
para pedir, sin estresarte ni comerte el tarro. Además, harás un cambio de
chip en tu actitud y te sentirás orgulloso, como pedirólogo, de dar, pedir,
conseguir y, ante todo, de poder crear relaciones mágicas y auténticas.
Por este motivo, te pido de corazón que sueltes todos los juicios,
prejuicios y fantasmas que asocias ahora mismo, sin haber leído el libro,
con el hecho de pedir. Suéltalo todo y ponlo, durante el tiempo que estés
leyendo este libro, dentro de la caja de los truenos. En esta caja imaginaria
vas a dejar tus miedos, tus creencias limitantes, tu vergüenza, tus enfados,
tus trapos sucios, tu reloj, tu teléfono móvil y todo aquello que te
distraiga, te interrumpa y no te permita gozar de todo lo que te cuento en
estas páginas. Ahora busca un lugar tranquilo, que te inspire, que te haga
sentir como en casa. Coge un bolígrafo o un lápiz y mucho papel. Tic, tac,
tic, tac… ¡Tu viaje para conseguir ser un pedirólogo de raza empieza ya!
A partir de ese día, me tatué en el alma que la puerta fría hay que evitarla
y que no hay nada mejor que pedir ayuda para conseguir contactos
importantes con embajadores o padrinos. Al día siguiente, ya en el
despacho, retomé las llamadas: cada una fue una experiencia única y
personalizada gracias a la información relevante que había recogido en la
comida en el club. La clave, como ves, fue crear relaciones con el club y
sus socios, hacerlos partícipes del proyecto y pedir su colaboración. El
éxito fue colectivo. Desde ese día entendí que es muy fácil tirar la toalla
ante las primeras peticiones infructuosas (yo estuve a punto de retirarme
del proyecto), y, sin embargo, es enormemente creativo y generoso el
trabajo que, como pedirólogos, realizamos para construir relaciones
sólidas con personas que se convierten en nuestros aliados para conseguir
lo que nos propongamos.
Como es lógico, a la fase a la que hay que dedicar más tiempo es a la del
coqueteo, ya sea con un cliente, un inversor, un donante o un empleador. El
coqueteo es fundamental para crear los cimientos de la relación, detectar
los temas coincidentes, observar los estilos de comunicación de ambas
partes, desvelar los puntos de la colaboración y tantear soluciones
ganadoras desde la participación y el diálogo sincero. Y aquí no hay guion
preestablecido que valga.
Hace más de cinco años en una primera reunión con un donante le pedí que
apoyara un proyecto haciendo una aportación de 50.000 euros. Me quedé
tranquila al pedirlo, pero aterrorizada al ver la cara de espanto del donante.
Yo quise desaparecer por arte de magia. Tres segundos más tarde, le pedí
perdón por precipitarme y haber entendido mal su predisposición a dar. El
sentido del humor ayudó a rebajar la tensión, pero el donante estaba
ofendido. Estuve bien cerquita de tirar la toalla y acabar la reunión, pero
una luz me vino a la cabeza y le pregunté cómo le gustaba que le hiciera
las peticiones. Su respuesta fue de olé y olé: «Primero, quiero que nos
conozcamos; segundo, quiero entender si el proyecto tiene sentido para los
dos; tercero, quiero que pensemos en maneras de abordar la problemática
del proyecto, y cuarto, no me vuelvas a pedir sin antes haber completado
los tres puntos anteriores». Así de claro.
Para que a ti no te pase lo que a mí, en este libro voy a compartir contigo
soluciones que yo misma he vivido y que son una combinación de
sentimientos, aventuras, atrevimientos y fracasos que me han permitido
crecer como pediróloga.
También este libro te mostrará la cara más divertida y útil del no como
respuesta. Estoy convencida de que tu relación con el no tomará un color
bien distinto. Te daré ejemplos que comparto en mis conferencias y
talleres sobre cómo vencer el no por respuesta, celebrando que cada no te
acerca al tan deseado sí que quieres obtener. Tengo una regla de oro que
funciona de maravilla para plantarle cara al no y, sobre todo, para saber
gestionar tus reacciones más naturales cuando te lo dicen. Te sorprenderá
saber que lo mejor que te puede pasar en esta vida es que te digan que no,
porque el arte de pedir despliega su mayor potencial cuando esto sucede.
Tomé mi primer avión tras decidir mis padres que estudiaría tercero de
BUP en Estados Unidos, en Sacramento, la capital de California. Cuando
llegué a mi destino, lo primero que me dijo mi familia de acogida (una
madre soltera con su hija) fue: «No podemos acogerte. No tenemos
recursos». Me quedé muda, vacía y perdida. Me enfrenté a momentos
difíciles, sola en un país extraño, a miles de kilómetros de mi familia y
amigos, sin Internet ni Google y chapurreando con cierto desparpajo un
idioma extraño.
Silvia Bueso
Primera parte
El problema
01
Pedir no es vergonzoso.
Pedir es un arte.
Todos pedimos
Pedimos en todos los ámbitos de nuestra vida. Mis hijos Marc y Nicolás
son incansables pidiendo y se repiten como la cebolla hasta que consiguen
lo que se proponen. Eso sí, no siempre piden honrando la relación madre-
hijo que nos une. A diario pasamos delante de una tienda con juguetes de
todo tipo, y cada día nos paramos ante el escaparate y me lanzan su
petición, claro. Es una petición osada, inoportuna y responde más a un
antojo que a una voluntad de lograr una satisfacción conjunta de madre e
hijos. En otras palabras, Marc y Nicolás solo piensan en lo que ellos
necesitan, y lo piden y lo exigen sin antes pensar en lo que yo necesito, en
cómo me siento en ese momento ni en cómo pedir creando o despertando
en mí esa misma necesidad que ellos tienen para invitarme a darles lo que
los tres queremos y, así, reforzar nuestra relación. En resumen, su pedir es
egoísta, torpe y nulo. Y, por lo tanto, siempre o casi siempre —a veces el
agotamiento me vence—, les digo que no.
Marc y Nicolás están aprendiendo algo que para mí es muy sabio: ahora
saben que para pedir y conseguir lo que ellos desean, lo primero y más
relevante es conectar conmigo a través de la mirada o, tal vez,
preguntándome algo tan sencillo como «¿cómo estás?», o bien dándome
algo que me sorprenda, es decir, regalándome algo tangible o,
simplemente, un momento único. ¡Qué listos son mis niños! Sin conexión
no hay petición que valga. Y conectar con las personas lleva su tiempo.
Con Marc y Nicolás esa conexión ya existe, y ellos ahora entienden mejor
que para pedir y conseguir han de conectar conmigo y han de hacerlo de
verdad, sin que se les vea el plumero ni viéndome a mí como un objeto,
como ese monedero que se abre y les compra todos sus caprichos y
antojos. Puede parecerte infantil lo que te estoy contando, pero es algo
fundamental. Te invito a que les enseñes a tus hijos y a los pequeños que te
rodeen, sea cual sea la relación que mantengas con ellos, el arte de pedir;
sobre todo, muéstrales que para conseguir sus objetivos individuales han
de tener la habilidad de dar primero para crear conexión, sin mentiras
entre medias, con la mirada puesta en construir relaciones puras y
transparentes. La conexión y la relación son los ingredientes básicos para
estar en condición de pedir y conseguir.
Gerardo sabía que cada café que conseguía tomarse con un contacto de su
círculo de confianza era una oportunidad para dar vida a esa relación y
expresar su interés por la otra persona, y que tenía que dar a cada uno el
espacio y el tiempo que fuera necesario, así que sus primeros cafés fueron
para retomar relaciones que hasta ahora no tenían un sentido claro. Para
ganar, Gerardo debía detectar qué tenía en común con esa persona, por
tanto, esos primeros encuentros con sus contactos fueron de escucha
activa: le tocaba ser todo oídos.
Por todo esto, te pido que frenes tus ganas de ser el primero en soltar tu
rollo. Y voy un poco más lejos: si tu interlocutor te da paso para que tú
seas el primero en hablar, devuélveselo. Estar calladito será toda una
enseñanza para ti. A Gerardo le sorprendió vivir de primera mano la fuerza
del silencio. Solo asintiendo y acompañando una mirada abierta, el
interlocutor te revela mucho sobre él y sobre cómo se siente ese día, qué
inquietudes tiene, qué temas le atraen. Lo fácil es ser el primero en hablar,
está chupado y somos expertos en ello, pero dale espacio a tu interlocutor
y baila con él en un diálogo que no sepas hacia dónde te lleva. Este fue
otro de los mitos que Gerardo se atrevió a cambiar y ahora sabe que,
cuanto más se pierde en la conversación, mejor, pues eso significa que
suelta el control y que se está ganando, poco a poco, la confianza de su
interlocutor. Dale espacio al silencio en las conversaciones que mantengas
con tu público ideal y permítele la entrada a tu curiosidad y fascinación
por descubrir y conocer a tus interlocutores.
Pedir NO es…
Pedir SÍ es…
Ejercicio
¡A practicar, pedirólogo!
El método
01
Cuando estás con él sientes su cariño, la pasión por su trabajo y su sed por
curar y borrar del mapa una enfermedad que está pisando fuerte en muchas
familias y en nuestra sociedad. Ojalá hubiera más personas como él, gente
que lo diera todo por los demás y viviera cada momento con plena
intensidad. Sus pacientes y familiares lo adoran, ven en él una luz de
esperanza para erradicar una enfermedad tan fea y extendida como es el
cáncer femenino.
El doctor Cortés quiere ir más allá. Sabe que para ir más rápido y llegar
más lejos en la curación de esta enfermedad ha de contar con más apoyos,
con más equipo, con mejores equipamientos, con más proyectos para
descubrir mejores tratamientos y, por supuesto, con más fondos para
investigar y poner fin a esta terrible enfermedad. Sabe que es difícil
conseguir su meta solo, así que necesita más manos, más médicos y más
dinero, porque las pacientes le llegan sin parar, cada vez más y en edades
más tempranas. La buena noticia es que el doctor Cortés tiene una
ambición, un sueño que ya está haciendo realidad.
Arancha es una daróloga genial. Hace unos años me ayudó a decirle adiós
a la nómina y a soltarlo todo para atreverme a trabajar por mi cuenta.
Desde que la conocí, cada pocos meses ella me conectaba con alguien y
me recomendaba para que ofreciera mis servicios o, simplemente, para dar
consejo. Y siempre hacía diana. Entre ella y yo no hay ningún acuerdo de
intercambio de servicios ni comisiones, ella tiene mucho arte y, sobre
todo, tiene mucha generosidad. Por supuesto, ella busca clientes y desea
poder vivir de su trabajo, como tú y como yo, ¡y fíjate qué bien lo hace!
Arancha tiene el don de regalar. Sí, es generosa y crea puentes entre
personas de su red al ver que entre ellas puede haber necesidades e
intereses comunes; y siempre acierta, al menos en mi caso. Al conectarme
con otras personas, yo siento que ella piensa en mí y me empuja a
conseguir mis sueños.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
¿Pido o no pido?
Esta es la cuestión…
Te invito, por tanto, a que dediques mucho tiempo a crear tu historia. Verás
que es la mejor manera de ganar tiempo y, sobre todo, sentirás que tu
discurso al pedir es sólido, con sentido y estará siempre pensado para que
ambas partes salgan ganando. Es decir, que ambas partes recibirán una
solución que han creado juntas y, además, esta solución responderá a una
necesidad o ambición que es posible desde el apoyo compartido. El
pedirólogo crea, provoca y persiste hasta conseguir esta magia.
Tatúate ya las palabras preparación e
investigación. Como buen pedirólogo que
eres no darás ni un solo paso sin antes haber
sacado punta a tus dotes como investigador
y a tus facultades para preparar el
argumentario y tu propuesta de valor.
Oriol tenía claro que para conseguir esta gasolina financiera necesitaba
apoyos privados y sólidos. Lo tenía clarísimo. Para ello, primero puso el
foco en ver si tenían competidores directos y también en identificar casos
de éxito en otros países que pudieran evidenciar la posibilidad de cumplir
este sueño a través de su proyecto. Esta investigación ayudaba a detectar la
diferenciación y también a evaluar las posibilidades de éxito. Se trataba de
realizar un estudio de mercado para revelar las debilidades, las amenazas,
las fortalezas y las oportunidades (análisis DAFO). EI IQS Tech Factory es
la primera fábrica en España de empresas industriales. Está claro que esta
era su diferenciación estrella.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Ejercicio
Vamos a por ello pedirólogo
¿Por qué TÚ? (Ya sea para referirte a tus donantes, a tus clientes, a
tus inversores o a tus empleadores).
¿En qué les ayudas? ¿Qué ganan contigo? ¿Qué les solucionas?
Fueron unas diez las personas y empresas que Oriol eligió para esta fase
de creación conjunta de la propuesta de colaboración. Era la primera vez
que los potenciales donantes veían la propuesta de valor y también Oriol
se estrenaba testando el argumentario en encuentros reales con su público
objetivo. Con estas reuniones, iba conociéndose mejor como pedirólogo y
aprendía a manejar este proceso, este viaje. El testeo de la propuesta de
valor le enseñó a Oriol la importancia de abrirse a sus partners ideales y
hacerlos partícipes, desde el inicio, de su elaboración y mejora. Darles voz
y voto reforzó la relación, mejoró la propuesta y abrió diálogos sobre
motivaciones conjuntas para encontrar soluciones de interés compartido.
Fíjate. Aún no has dado el paso de pedir y vaya curro… No te lleves las
manos a la cabeza. Preparar tu propuesta de valor para seducir a tu
audiencia es un paso fundamental, así que te invito a que disfrutes esta
fase. Una fase que requiere de las cuatro pes: Pasión, Persistencia,
Participación y Paciencia, esta última en envase grande. ¡Las cuatro pes te
encantarán!
Cuadro resumen
Completar cada uno de los tres puntos es la labor más compleja del
pedirólogo. Si quieres ganarte la confianza y cerrar acuerdos ganadores,
tendrás que seguir esta hoja de ruta, que raras veces tiene atajos que
valgan. Disfruta el viaje. Tú decides cada paso que das. ¡Adelante!
Cómo buen pedirólogo, has tenido mucha paciencia, has sido persistente y
has disfrutado cada momento y experiencia con el cliente. En otras
palabras: antes de pedirle nada, te has querido asegurar de que es más lo
que os une y motiva que lo que os separa. Os habéis conocido de verdad y
habéis puesto las cartas encima de la mesa, con franqueza y apertura. La
relación no ha surgido por casualidad. Primero (lo más importante),
documentaste, a medida que la relación se afianzaba, todo lo que sabías de
tu prospecto y también lo que tenías pendiente por descubrir y desvelar;
además, pensaste con antelación en un sinfín de ideas para crear lazos de
conexión entre vosotros. Trazaste un plan que, con flexibilidad y también
con rigor, has puesto en marcha y te ha funcionado. Este plan es lo que yo
llamo «Hoja de ruta de la relación» (en el capítulo «Detecta los intereses
compartidos» verás un ejemplo). Esta hoja es muy sabia, porque en ella
anticipas todo lo que de forma proactiva provocarás, generarás y activarás
para hacer piña y seguir conociendo a tu interlocutor. ¡Felicidades por
llevar el plan a la acción! Se podría haber quedado parado dentro de un
cajón, un año y medio da para mucho… En este tiempo, has creado en el
escritorio de tu ordenador la carpeta con el nombre del interlocutor, al que
aún no le habías planteado que os vierais, todavía no tocaba; dentro de la
carpeta creaste el documento con el nombre «Todo lo que quiero saber
sobre el prospecto». Lo más importante es que sabías que no estabas solo,
porque en tu red de contactos había personas cercanas que lo conocían y,
por lo tanto, podían darte información relevante sobre él. Y así fue: tus
contactos te ayudaron y así completaste aún más la ficha del prospecto con
datos que no hubieras conseguido por ti mismo. También echaste mano de
las redes sociales y lograste recopilar datos e informaciones clave de tu
público objetivo.
No se vende por casualidad. La labor de
investigación, preparación y método es
clave para conseguir los objetivos
comerciales.
Hago un paréntesis aquí para enfatizar que tú eliges los donantes, los
clientes, los inversores y los empleadores con los que quieres entrar en
relación, y está en tus manos conseguir tu objetivo. Obviamente, requiere
tiempo, esfuerzo, sacrificio, persistencia y capacidad de remontada cuando
las cosas se ponen difíciles. Te cuento un ejemplo de mi propia historia:
Recuerdo un buen amigo que me vino a ver y lo primero que me dijo fue:
«Busco trabajo y quiero que me recomiendes a personas de tu red». No se
interesó por mí para nada, y mucho menos me habló de su don, ni de sus
cualidades, ni de cómo su talento podía resolver problemas que eran
fundamentales. Me quedé helada. Fue una petición a pelo, directa e
intimidante. Él lo notó, seguramente mi cara de póquer habló por sí sola.
Unas semanas más tarde, después de ese encuentro tan incómodo para mí,
mi amigo me propuso vernos; lo primero que hizo fue pedirme disculpas y,
poco más tarde, me habló de su don y de cómo este solucionaba
dificultades, obstáculos y problemáticas que muchos empleadores estarían
encantados de solventar con él. Me dio ejemplos, me dio referencias y
testimonios reales de logros y resultados que así lo evidenciaban. Fíjate en
cómo nuestra relación dio un giro: lo que empezó siendo un atraco pasó a
ser una petición de ayuda enfocada en ayudarle a poner su don al servicio
de empleadores que tuvieran los puntos de dolor que mi amigo apañaba en
un plis plas con su experiencia, logros y habilidades.
¡Ojo al dato, pedirólogo! Pon el
foco en la solución para seducir y
conseguir
FOCO EN LA SOLUCIÓN
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Todo depende de ti. Tú decides qué pasos dar. Tú eliges en cada momento
qué hacer, y te diré que todo está bien. Nada es correcto o incorrecto.
Simplemente, cuando te atreves a creer en tu decisión y la ejecutas, creas
unas circunstancias. Y, de nuevo, desde ese contexto que has provocado, te
toca decidir qué hacer o no hacer.
Las soluciones
01
Piensa que todos, y también los pedirólogos como tú, somos humanos y
buscamos la aceptación de nuestra tribu, ya sea en la familia, en el trabajo
o con los amigos. A veces entendemos que para relacionarnos y, sobre
todo, para pedir tenemos que desempeñar un rol con el fin de desvincular
lo que hacemos de quienes somos y, así, no sufrir o exponernos.
Como pedirólogo, también pierdes la
confianza de tus clientes, socios,
empleadores y donantes cuando no eres tú
mismo y te disfrazas de un personaje que
has creado para conectar con ellos.
Busca papel y boli... Ahora te toca a ti. A continuación descubrirás las tres
preguntas clave para asegurar la confianza plena.
Estas son las tres preguntas clave que como pedirólogo has de formular a
tus interlocutores, sea cual sea vuestra relación. La respuesta será el
salvavidas de esa relación y la garantía de una confianza sólida y duradera.
¿Cómo sabré que la relación entre los dos goza de buena salud o no?
Además, ya has visto también que como pedirólogo de raza tienes más
probabilidades de éxito si construyes una propuesta a medida para cada
caso. Y esto supone que has de disfrutar el proceso de detectar los puntos
de interés de tu público objetivo. Y, como puedes imaginar, en una sola
llamada telefónica o en una primera reunión no vas a conseguir toda la
información necesaria para crear conjuntamente una propuesta de
colaboración o un acuerdo que se ajuste a las motivaciones de ambas
partes.
Descubrir qué tienes en común con las personas a las que pides es un paso
clave. Toma buena nota: lo es porque te ayuda a detectar puntos ganadores
entre ambas partes —lo que sí encaja— y también a revelar miedos,
quejas, problemas y necesidades no cubiertas de la persona u organización
a quien vas a pedir —lo que no encaja—. De esta forma, podrás anticiparte
al posible no por respuesta y prepararte para vencer las posibles
objeciones, baches y socavones que te encuentres en el camino. Para
vencer estos baches y socavones tendrás que tener habilidad y buenas
dosis de flexibilidad para adaptarte a las circunstancias que surjan y, con
creatividad e ingenio, buscar atajos y rutas en una relación cuyo destino es
conseguir un acuerdo ganador para todos.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Escuchar es, por lo tanto, una habilidad que todo darólogo ha de tener.
Preguntar sin escuchar no sirve de nada. Si preguntas, has de dejar espacio
para que tu interlocutor responda, así que quedarte calladito es una
solución estupenda. Si cerrar la boca te cuesta, te enseño a continuación
unas técnicas sencillas y prácticas que te convertirán en un pedirólogo que
es todo oídos.
Siempre puedes optar por ser sincero y decir que has desconectado, pero,
si las circunstancias no son las más adecuadas para ser tan franco, estas
técnicas son tu solución para salir airoso de tus desconexiones. Son tres
técnicas que puedes aplicar en todos los ámbitos de tu vida y te servirán
para ser aún más consciente de tus momentos de desconexión, así como
para saber cómo volver a encender el canal de escucha total.
Cuadro resumen
Te has quedado con la boca abierta. Lo sé, y también sé que te alegra saber
que la puerta fría no es una opción. Obviamente, en algunos casos puede
dar sus frutos, sin embargo, es más efectivo que identifiques a las personas
que pueden ser tus aliadas para construir una relación sólida y duradera
con tu público objetivo. Gracias a tus aliados podrás crear relación,
contarás con su opinión y consejos, y podrás contrastar cada paso y avance
que hagas. Es como tener un observador, mentor o asesor externo que te
ayuda a ver los árboles del bosque desde una perspectiva distinta.
1 Motivaciones compartidas.
2 Problemas comunes.
3 Soluciones para ambas partes.
Lleva tiempo saber a quién dirigir tus peticiones y aquí te invito a que
tengas en cuenta tres criterios para elaborar tu ranking de clientes,
empleadores, donantes y partners ideales a quienes pedir:
Una vez que hayas ordenado —de mayor a menor— tus clientes, donantes,
inversores o empleadores objetivo, habrás completado un análisis muy
relevante para saber dónde poner tu foco e intensidad. Además, por cada
potencial interlocutor pensarás en qué personas son tus aliadas para
profundizar y avanzar en la relación. Y, por supuesto, pondrás tanta
energía en cuidar y afianzar la relación con tu público objetivo como en
mantener estrechos lazos con tus aliados y embajadores.
Tanta energía pondrás en cuidar y afianzar
la relación con tu público objetivo como en
mantener estrechos lazos con tus aliados y
embajadores.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Todo fue gracias a una croqueta. ¡Quién lo hubiera dicho! En una ocasión
estaba buscando financiación privada para un proyecto clave de la
universidad. Tras meses de investigación intensa, tenía mi lista de los diez
mejores partners, con los que más posibilidades tenía de que financiaran
un proyecto de investigación. El prospecto número uno era el presidente
de una prestigiosa empresa española y también una persona conocida por
la organización a la que yo representaba; además, cumplía con los tres
criterios de conexión, motivación y capacidad. Era un caso de ¡bingo! Se
cumplían todos los criterios y, además, tenía aliados para apoyarme y
avanzar en la relación. Se trataba de aliados sólidos que ocupaban
posiciones ejecutivas y de confianza. Parecía que iba a ser fácil motivar
unas primeras conversaciones. Pues no.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
No podíamos estar más felices. Dos años más tarde, con más de cincuenta
llamadas a nuestras espaldas, cientos de correos electrónicos cruzados,
más de veinte borradores de propuesta hasta conseguir la propuesta final y
una hoja de ruta exhaustiva con excusas de comunicación y vinculación
con cada uno de los interlocutores del patrocinador, de áreas y posiciones
diversas, conseguimos el tan deseado «sí, quiero».
Ese «sí, quiero» fue posible gracias a una técnica que quiero compartir
contigo. Es una técnica bien práctica, útil y divertida que da alas a la
creatividad y la bienvenida a las ideas que puedan surgir en una reunión de
tanteo para alcanzar un acuerdo. Ahora ya sabes que mantener una
conversación es como un baile en el que ambas partes participan. Lo que
te estoy diciendo es que, si estás en una reunión de trabajo o con tu
interlocutor, des la bienvenida a cada idea o comentario que surja y no
pretendas conducir el diálogo según tus intereses y siguiendo un guion
pensado, porque si lo haces como yo te aconsejo en vez de querer tener la
razón frente al otro, le darás sentido a la conversación. Lo que quiero decir
es que le agradezcas cada idea a tu interlocutor. Anota: a partir de ahora,
tras cada idea que suelte tu interlocutor, dirás las siguientes palabras: «Lo
que me gusta de tu idea es…» y utilizarás el «y» para dar tu punto de vista.
Borra el «pero» ahora mismo, porque con él matas la creatividad y te
alejas de la persona.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Ejemplo:
Mensaje insípido: «Soy vendedora y captadora de fondos».
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Mi eslogan es: «El arte de pedir para conseguir tus objetivos. Cómo
conseguir sin tener que pedir».
Ejemplo:
«Donde las relaciones importan». Se trata del eslogan de una organización
educativa que potencia las relaciones que importan a través de formación
vivencial, educación emocional y coaching para familias.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Ejemplo:
«Soy Mariana y ayudo a pequeñas empresas de servicios médicos y
sanitarios a comunicarse de forma humana a través de textos genuinos que
expresen su esencia y despierten el corazón de sus pacientes».
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
«Estoy asfixiado por los presupuestos y veo que cada vez queda
menos dinero en la caja para sostener el negocio».
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
«Entenderás que captar fondos con éxito es más una maratón que
un esprint, que toma su tiempo construir relaciones sólidas y de
confianza con tus donantes».
«Serás consciente de que pedir pasa por dar, y darte a los demás
es ponerte en la piel de tu interlocutor y abrir un diálogo para
entender qué inquietudes compartís y cómo juntos podéis
encontrar una solución».
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Busca papel y boli, ahora te toca a ti.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
«Estoy rendida por tener que tirar del carro yo sola. Nadie tiene
ideas ni toma la iniciativa para solucionar los problemas del día
a día».
Ante este tiovivo, muchos son los que tiran la toalla y se rinden o los
que cargan desganados con sus peticiones. Se sienten cansados, se
fustigan y abordan el acto de pedir con falsedad y frialdad, lo que
afecta a su bienestar personal y a su autoestima, y pone en riesgo la
supervivencia de su proyecto, negocio o causa.
Pedir dejará de ser una losa o una pesadilla para ti. Lo vivirás como
un arte humano que requiere actitud, generosidad, mucho corazón, ser
cien por cien auténtico, fiel a tus valores y dueño de tu vida.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Tu mensaje wow con foco en la solución
Busca papel y boli, ahora te toca a ti.
Una vez que hayas lanzado tu mensaje wow poniendo el foco en las
soluciones, te tocará convertir estas soluciones en beneficios para tu
audiencia. En otras palabras, has de dejar claro cómo tus soluciones
mejorarán la vida de tu audiencia. La historia de Sergio te dará algunas
claves para conseguirlo.
Ejercicio
j
Vamos a por ello, pedirólogo
Ejemplo 1:
1 Paso 1: «Soy una persona orientada al cliente…».
2 Paso 2: «… esto significa que atenderé todas las necesidades del
cliente ofreciéndole un servicio de alta calidad».
Ejemplo 2:
1 Paso 1: «Soy una persona atenta…».
2 Paso 2: «… esto significa que estaré a disposición de los clientes y
daré respuesta a sus preguntas dentro de las veinticuatro horas
siguientes a su petición».
Ejemplo 3:
1 Paso 1: «Soy una persona proactiva…».
2 Paso 2: «… esto significa que compartiré con los clientes los casos
de éxito y buenas prácticas que considere que ayudan al cliente a
anticipar soluciones para contribuir así a su crecimiento
empresarial».
Hasta aquí tienes claro cómo presentarte, cómo crear un eslogan con
gancho, cómo detectar los puntos de dolor de tu público objetivo y de qué
manera presentar tus soluciones como beneficios para tus empleadores,
inversores, donantes o clientes.
Si eres una fundación, una asociación o una causa sin ánimo de lucro, la
experiencia vivida con Parallel 40 te dará aún más foco. Hay ciertas
particularidades que has de tener en cuenta cuando buscas financiación
privada y cuando elaboras el dosier de patrocinio. Parallel 40 es uno de
esos proyectos culturales que me han dejado huella. Tiene mucho mérito
lo que han conseguido, son un referente internacional en la distribución de
documentales sociales, tanto en España como en América Latina. Conocí
al equipo en un momento en que buscaban asegurar e incrementar el apoyo
financiero de sus partners corporativos, especialmente para financiar el
Festival DocsBarcelona que proyecta cada año decenas de documentales
sociales de todo el mundo en diferentes salas de Barcelona.
Con el equipo de Parallel 40 nos pusimos manos a la obra para elaborar los
mensajes clave para incluir en el dosier de patrocinio. La primera pregunta
que nos hicimos fue para qué lo haríamos, qué
objetivo u objetivos pretendíamos conseguir con él. La respuesta fue clara,
básicamente era la carta de presentación para captar fondos de empresas.
El dosier quería atraer fondos para:
Esta respuesta tan clara nos ayudó a definir las vías de colaboración. El
paso siguiente era fijar los diferentes rangos de colaboración que
propondríamos a los patrocinadores y que eran:
Será también interesante que recopiles todos los datos que revelen la
fuerza de tu proyecto. Estos datos ayudarán a tus potenciales sponsors a
hacerse una mejor idea de la historia presente y futura del proyecto. Los
datos hablan por sí mismos y te permitirán evidenciar lo bien preparado
que estás para materializar el proyecto. En el dosier de
Parallel 40 incluimos datos como el impacto en los medios de
comunicación de anteriores ediciones del festival, el número de
espectadores que asistieron, los documentales proyectados y en cuántas
salas, el número de expertos involucrados y los datos relacionados con
cada actividad concreta. Incluye siempre datos reveladores que permitan
al patrocinador visualizar qué ganará su organización y su marca al
proyectarse ante los públicos, espacios, medios y actividades de tu
proyecto.
Ten en cuenta que el dosier circulará entre personas que no te conocen, así
que confirma siempre que es autoexplicativo y que da respuesta a todas las
preguntas que un desconocido te haría para conocerte a ti y a tu proyecto.
No des por hecho que saben de ti ni que otros les informarán.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Moraleja: cuidado con los miedos que visualizas porque, el día que menos
te lo imagines, se te plantan en tus narices, nada pasa por casualidad. Vaya
momentazo… Con Vicente habíamos trabajado cómo plantarle cara a ese
aterrador temor. En la primera sesión individual le pusimos nombre a su
peor pesadilla, nos reímos un buen rato y, entre carcajada y carcajada,
bautizamos a su miedo como «Me las piro, vampiro». Dedicamos horas a
matar al vampiro para convertirlo en un ángel. Escribimos en un papel las
dos maneras de describir su miedo y Vicente buscó en internet una imagen
de cada perspectiva.
Después, esta parte fue de olé y olé: hablamos de las emociones que sentía
cuando veía su miedo como un vampiro y cuando lo visualizaba como un
ángel. El vampiro bloqueaba a Vicente por completo, lo anulaba y hacía
invisible toda su magia y esencia; en cambio, el ángel le daba paz, calma
y, sobre todo, le permitía respirar y activar su intuición más creativa para
reaccionar sintiéndose propietario de cada instante y, sobre todo, siendo él
mismo.
Pedro vio la luz cuando entendió que ser tímido y vender es un tándem
perfecto. Él pensaba que para vender uno tenía que ser jeta, graciosillo,
egoísta… y que lo principal era cerrar la venta rápido, sin parpadear. Le
cambió la cara cuando comprendió que vender es servir y ayudar a los
demás para servirse y ayudarse a sí mismo con el fin de conseguir esos
objetivos compartidos por el vendedor y el cliente. Para sorpresa de Pedro,
él tenía todas las cualidades de un vendedor de esas características: su
timidez daba espacio, en las reuniones con sus clientes, para que estos
hablaran y explicaran sus necesidades sin prisas ni interrupciones ni
atropellos. Su discreción le permitía hacer preguntas a un ritmo
respetuoso, sin invadir espacios íntimos ni incómodos, y así afianzaba la
relación personal y profesional con sus clientes. Además, su humildad
hacía que su discurso fuera creíble, sin tener que vender motos ni cerrar
precipitadamente ningún acuerdo. Hoy Pedro vende y se da a sus clientes
siendo quien es y, sobre todo, estando más atento a su discurso interior. Ha
aprendido a cambiar la emisora de su mente, especialmente cuando le
llevaba a crear personajes perversos y a dar más fuerza a sus creencias
limitantes, y ahora sintoniza con su autenticidad para tener un discurso
ganador. Deja atrás las etiquetas que te llevan a asociar la palabra
vendedor con términos como fanfarrón, echado para adelante y vanidoso.
Vicente, Sofía y Pedro son zombis. Y también las personas a las que se
dirigen en cualquier momento y lugar. Tú y yo también lo somos. Esto se
complica: tienes el curro de autogestionar tu propio zombi y, además, te
toca aceptar que los demás también lo son. Sitúate de nuevo en el foro de
emprendedores con un público de 200 personas: cada silla la ocupa un
zombi y cada personita tiene su emisora personal encendida
ininterrumpidamente. Estamos hablando de 200 diálogos interiores, más el
tuyo, que también has de manejar para que no te juegue una mala pasada.
Imagínate por un momento qué mensajes pueden pasar por las cabezas de
los 200 oyentes. Una parte de la audiencia puede estar sintonizada con qué
planes hacer el fin de semana, otra, con tareas profesionales pendientes,
otros organizando la reunión que tienen por la tarde y otros pensado en qué
preparar para cenar o quién recoge a los niños al salir de la escuela. Y
recuerda: todo pasa en vivo y en directo y las circunstancias son las que
son, no puedes luchar ni resistirte contra lo que sucede, pero sí puedes
decidir cómo reaccionar y cómo darle un giro a ese contexto para que sea
el más óptimo para que te escuchen y causes el impacto que esperas.
Con Belén nos centramos en convertir su don en una marca personal con
gancho, es decir, trabajamos su eslogan profesional. El eslogan es otra de
las maneras de impactar con el tema y enganchar a la audiencia. Belén
buscaba un cambio profesional, llevaba seis años trabajando en una ONG
tras una trayectoria previa diversa en los ámbitos de la cultura, la
comunicación y la producción de eventos. Ella quería dar un salto
profesional dentro del sector no lucrativo. Sabía que era clave
diferenciarse y, sobre todo, expresar sus cualidades y talentos como
beneficios para las organizaciones a las que optaba. Quería ocupar un
puesto retador en el ámbito de la captación de fondos donde pudiera
conectar desde su autenticidad personal con los donantes. Las
oportunidades a ese nivel eran pocas y debía poner en valor su marca
personal en un sector competitivo.
Todas las técnicas recogidas en este capítulo te van ayudar a impactar con
el tema que vas a tratar. Y se aplican a todos los contextos, tanto si buscas
trabajo como si quieres captar clientes o donantes, vender tus productos o
servicios, o convencer a los inversores. Si despiertas al zombi y, además,
le persuades con el tema, las posibilidades de que tu público siga
escuchándote se multiplicarán. Y, repito, es tu responsabilidad asegurarte
de que así sea. ¡Toma el mando!
Felipe era autónomo y tenía una reunión con sus clientes en las que iba a
mostrarles su nueva línea de servicios. Estuvo tentado a preparar una
presentación grabada y dejar que sus clientes la vieran, era una buena
manera de evitar que él tuviera que dar la cara. Suerte que en ese momento
nos conocimos, cambiamos la perspectiva y dimos el paso de atrevernos.
Felipe tenía pánico a estar solo ante los clientes. Él era experto de los
servicios que prestaba, en cambio, la parte financiera y técnica no eran su
fuerte; además, temía olvidarse de facilitar las informaciones más
relevantes. Felipe era inseguro y estaba hecho un manojo de nervios, pero
¿quién no va a estar nervioso en estas circunstancias? En una hora
bautizamos todos los miedos que pasaban por su mente y surgieron dos
bien claritos: a fracasar y a hacer el ridículo. Felipe no tardó en darse
cuenta de que esos miedos anulaban su creatividad e iniciativa, así que
decidió dar el paso: soltó el control y reforzó la confianza en sí mismo.
Practicamos y practicamos.
Lo que hizo Felipe fue creerse que era posible. Este cambio de perspectiva
le dio confianza para ser el protagonista ante sus clientes. Hizo la
exposición sin pantallas ni tecnología, dando la cara, y trabajamos
situaciones para darle herramientas para enfrentarse a lo imprevisible.
Como todos somos humanos y nos equivocamos, decidimos que tanto el
responsable financiero como el responsable técnico asistieran a esta
reunión con el cliente. Acordamos que interrumpirían a Felipe, de forma
fluida y natural, cuando percibieran que omitía u olvidaba dar los
mensajes clave que habíamos acordado. Y así fue.
Felipe tomó el mando de la presentación, a pelo, se lanzó de manera
natural a exponer sus servicios ante sus clientes y sus compañeros
entraban y salían de la exposición cuando entendían que podían reforzar
mensajes. Funcionó de maravilla. Por supuesto, al finalizar la reunión o
presentación puedes compartir con tus interlocutores materiales que
resuman lo que has compartido con ellos. Como te he dicho antes, lo ideal
es que estos materiales sean autoexplicables para que, si circulan, todo el
mundo los entienda, independientemente de si han estado en tu reunión o
exposición. Te animo a que seas el protagonista único de tus
presentaciones.
Es más razonable que pidas algo que sea posible y realista. Estefanía lo
dijo bien claro y con voz firme: «Quiero que cuatro voluntarios testen mi
producto y participen en una sesión de trabajo para mejorar las
prestaciones». Tras su exposición, fueron seis, y no cuatro, los voluntarios
que se ofrecieron. Silvia pidió ayuda en temas de marketing online y, al
finalizar su presentación, se le acercaron expertos en la materia. Al
finalizar su entrevista de trabajo, Rosalía preguntó cuáles eran los
próximos pasos y concretó que en dos semanas les llamaría para saber el
estado de su candidatura. Recuerda, el cierre ha de ser claro clarinete y al
grano. Y, por supuesto, puedes aprovechar para citar tu eslogan como
manera de generar recuerdo y alimentar la curiosidad de tus interlocutores.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Ahora sé que soy una persona fuerte, autónoma y que vive con templanza
momentos dolorosos e inesperados. Y también sé que soy una persona
sensible, serena, a quien le cuesta pedir ayuda cuando más la necesita. No
siempre he sido consciente de que estas palabras, y tantas otras, me
definen. Un acontecimiento trágico me ayudó a conocerme y a aceptarme.
Ese terrible día marcó mi vida. Recién atropellada, tras ser arrojada cinco
metros por el impacto del coche y con una lesión grave del coxis y del
hombro que requirió una operación de urgencias, seguía mostrándome
como alguien fuerte y determinante, no solté ni una lágrima. El mismo día
de la intervención quirúrgica, le pedí al cirujano que me diera el alta.
Estuve de baja siete meses y con la moderación y tranquilidad que me
caracteriza, les expliqué a mis familiares y amigos mi grave accidente. La
mayoría entendieron, seguramente por cómo yo lo expliqué, que había
sido un accidente mucho menos peligroso de lo que realmente fue.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
¡Celebra tu autenticidad!
El cuerpo habla antes que tus palabras. Escucha lo que el cuerpo te dice y
préstale atención. La solución surgirá desde la escucha al cuerpo.
Margarita entendió mejor por qué su reacción era de escapada y de huida,
y es que, una vez perdía el control, prefería retirarse de la situación y
largarse, era su forma cómoda de vivir con el no como respuesta de sus
clientes. Y ya sabes que todo a lo que te resistes, persiste…Margarita vivía
esa situación como un bucle que se repetía y se repetía en diferentes
ámbitos de su vida. Respiramos con suavidad hasta controlar cada
inhalación y exhalación. Margarita fue ganando confianza y, sobre todo,
templanza. Con la respiración controlada, Margarita fue más consciente de
su cuerpo y de cómo manejarlo para reaccionar en positivo ante el no.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Ante una negativa o rechazo a tu petición, ya sea para pedir dinero, para
convencer a tus clientes, a un empleador o para conseguir un objetivo
específico, reaccionas de manera distinta dependiendo del contexto en que
se dé. Y, según cada caso, te comportas de forma diferente. Sin embargo,
tendemos (seguramente también te pasará a ti) a reaccionar de una forma
concreta.
Un día me pregunté qué tipo de relación quería mantener con los que me
habían dicho que no. La lista era muy larga… Como primer paso, me creé
un grupo en mi correo electrónico con el nombre «Los que me han dicho
que no». Y tracé un plan que incluía excusas comunicativas para
implementar a lo largo de todo el año. Algunas excusas eran más
personalizadas, adaptadas a los intereses de cada gran donante, y otras,
más genéricas, de las que enviaba a todos por igual. Un día me llamó uno
de los donantes, uno que en una ocasión me había dicho que no a una
propuesta de colaboración: «Gracias, Silvia, por mantenerme informado
sobre los proyectos y desafíos de la escuela de negocios»; me pidió que lo
ayudara a difundir una posición vacante de empleo de su empresa. Está
claro que esta no era mi especialidad, así que lo puse en contacto con el
departamento correspondiente dentro de la escuela de negocios y, de
inmediato, me di cuenta de que ese donante que había denegado hacer su
donación, si en alguien confiaba, era en mí. Gracias a las excusas
comunicativas y a los gestos más personales, la relación estaba intacta y
podíamos ayudarnos mutuamente sin esperar nada a cambio.
Pregúntate cómo ves y cómo conectas con las personas a las que pides, ya
sea un trabajo, una colaboración, dinero, tiempo libre, un aumento de
sueldo o lo que sea. Muchas veces (y es una pena que así sea) vemos a
nuestro interlocutor o a quien le estamos pidiendo algo como un objeto
para conseguir nuestros deseos u objetivos. Vamos acelerados por la vida,
sin pensar y sin dedicar tiempo a conectar con las personas y con sus
emociones. Lo que está sucediendo es muy grave, parece que el que pide
tiene prisas y va a lo suyo, hace peticiones en forma de monólogos
egocéntricos y atropella las relaciones.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Intereses Intereses
compartidos (lo que enfrentados (lo que
sí encaja) no encaja)
Olivia tenía un dilema. Su trabajo le encantaba, era ingeniera y consultora,
y uno de los desafíos de ese año era crecer profesionalmente, así que se lo
comentó a su jefe. A las pocas semanas, este la convocó a una reunión y le
comunicó que había un nuevo proyecto que quería ofrecerle. A Olivia se le
pusieron los ojos como platos. Su jefe de equipo le contó todos los detalles
del proyecto y de la nueva responsabilidad, y Olivia iba asintiendo con su
cabeza a medida que su jefe relataba las características, los objetivos y el
alcance del proyecto. De repente, de la boca del jefe salió la palabra
«Argentina». Olivia se había desconcentrado un momento, imaginando su
papel en el nuevo reto, y no prestó atención. «¿Argentina?», preguntó
Olivia. «Sí —contestó el jefe—. Se trata de un proyecto de consultoría
para un cliente en Argentina, y son unos doce meses con residencia
establecida en Buenos Aires». Olivia tuvo un bajón. El proyecto y el reto
que suponía le encantaba, pero no le cuadraba para nada trasladarse de
forma fija a un país desconocido para ella. Justo se había comprado un
piso con su pareja y había decidido no moverse.
Esta es una de mis reglas o métodos favoritos, se trata del círculo virtuoso
de la generosidad. Ha sido y es mi manera preferida para vencer el no por
respuesta, sea cual sea el contexto de la petición, y consiste en poner la
mirada en potenciar la relación, en el beneficio mutuo y en servir y ayudar
a los demás sin esperar nada a cambio. En otras palabras, es el círculo que
pone toda la atención en lo que sí, aceptando el no como un paso necesario
para llegar al tan anhelado sí. El círculo virtuoso de la generosidad da
valor a la relación con las personas a las que pides y deja abierta la puerta
para que, tarde o temprano, llegues a acuerdos. Creo que te gustará lo que
te cuento a continuación.
¡Atento ahora! Una vez que das las gracias tras ser rechazado tu acuerdo,
oferta o candidatura, vuelves a pedir. No se trata de entrar a matar, la
actitud es clave en este momento: tus gestos, el tono de tu voz y las
palabras han de expresar, de corazón y de verdad, tu agradecimiento más
sincero. Si notas que tienes cara de perro o no te sale de forma natural
darle las gracias, te tocará gestionar tus emociones y decidir cómo
proceder, porque no quieres perjudicar la relación. Si logras manejar tus
sentimientos y reacciones, se abrirá la puerta de tu creatividad.
Llegados al punto de este nuevo rechazo, las dos partes habéis desvelado
los intereses comunes y los enfrentados, habéis puesto empeño en
conciliar las diferencias y habéis mimado la relación con respeto y
franqueza. La foto está clara. Hoy no hay acuerdo posible, pero no se sabe
si mañana, dentro de tres meses o en quince años puedes conoces a
alguien, ya sea una empresa o una persona, que cumple con cada una de las
necesidades e intereses que busca tu inversor, cliente, empleador, donante
o quien sea. Es el momento de oro y tu papel en este momento es
milagroso: te conviertes en el mejor celestino entre dos personas que
casan en intereses y comparten un mismo problema que necesitan
solucionar. Y tú eres una parte muy importante para hacer realidad esta
relación que, intuyes, beneficiará a las dos partes y también a ti mismo.
¡Qué mejor que servir a los demás sin esperar nada a cambio! Conectas a
dos partes que se necesitan, sin que tú seas parte de la solución, para
resolver un problema que les beneficia y del cual tú te alegras. Tú formas
parte de la ecuación por haberlos puesto en contacto para una solución
única.
Conectas a dos partes que se necesitan, sin
que tú seas parte de la solución, para
resolver un problema que les beneficia. Y tú
formarás parte de la ecuación por haberlos
puesto en contacto.
¿Cómo sería que te pasara a ti? Imagínate que un amigo tuyo que ha sido
descartado en una entrevista de trabajo te llama a continuación y te dice:
«He pensado en ti para un puesto para el que me han entrevistado y
rechazado por no dar con el perfil. La posición te va como anillo al dedo y
me encantará ponerte en contacto con la empresa». Ponte en la piel de tu
cliente, inversor o donante al escuchar tus palabras de generosidad por
ponerlos en contacto con tu competencia. ¿Cómo impactará en vuestra
relación? Está claro que verán que, más allá de tus propios intereses, te
interesa también ayudarlos a cubrir sus necesidades. Y, por lo tanto, la
confianza, seguramente, se verá fortalecida y, cuando surja una nueva
posibilidad de colaborar, habrá más posibilidades de que acudan de nuevo
a ti. No se trata de exigirles que te devuelvan el favor, porque sé que te
podría estar pasando por la cabeza este pensamiento, pero borra esta idea.
Tú das sin esperar nada a cambio. No se trata de una transacción que se
fundamenta en que tanto das, tanto recibes, sino que es un acto de
generosidad puro, sin condiciones ni exigencias de devolución. Ponte
ahora también en la piel de tu competencia, que recibe de repente una
llamada o correo de tu parte ofreciéndote a ponerlos en contacto con un
cliente, inversor o patrocinador. Imagínate cómo sería recibir cada día
llamadas o mensajes de este tipo. El mundo sería aún más generoso y
habría cosas buenas en boca de todos, así que te animo a que hagas cosas
buenas y las escribas en el ejercicio a continuación.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Para conseguir
tus objetivos
Todo está en tus manos. Así fue el caso de la Fundación GAEM (Grupo de
Afectados de Esclerosis Múltiple), entidad sin ánimo de lucro dedicada a
la investigación para curar esta enfermedad. Como muchas fundaciones, la
cuota de socios es una de sus fuentes de financiación, en su mayoría de
personas afectadas y sus familiares. En ese momento contaban con cientos
de socios, pero, con los años, notaron que el número de socios no
incrementaba. Después de darle vueltas al problema, se dieron cuenta de
que necesitaban un plan de fidelización. Básicamente, necesitaban
enamorar de nuevo a sus socios creando un mayor vínculo emocional entre
ellos y la causa.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Busca papel y boli... Ahora te toca a ti. ¡Toca fidelizar! Toma estas cartas
como ejemplo para redactar tus cartas de fidelización y agradecimiento a
tus interlocutores objetivo.
Carta enviada a los socios para convocar las sesiones de trabajo para
diseñar el plan de fidelización:
Apreciad@ amig@,
En nombre de la Fundación Grupo de Afectados de Esclerosis
Múltiple (GAEM), le quiero dar la bienvenida a nuestra entidad y
agradecer su aportación económica, ya que no solo forma parte de
un equipo humano, sino de una causa: la lucha contra la esclerosis
múltiple (EM) y la neuromielitis óptica (NMO).
Como ya sabrá, GAEM promueve la investigación y tiene como
objetivo principal conseguir la curación de la EM y la NMO. Impulsa
proyectos mediante el modelo de aceleradora focalizada en estas
patologías, lo que permite identificar estudios potentes, mejorarlos
mediante la ayuda de mentores y del comité científico de la
Fundación, y acompañarlos en la búsqueda de financiación. Cabe
destacar que es una nueva corriente en los Estados Unidos y que
actualmente se empieza a desarrollar en Europa, donde somos
pioneros en esta aproximación.
Gracias a su vinculación como socio y su apoyo emocional, el
desarrollo de investigaciones pioneras en el tratamiento de la EM y la
NMO es posible. Por ello, queremos agradecerle nuevamente su
colaboración, así como hacerle saber que personas como usted, con
espíritu de cooperación, son las que construyen el día a día de
GAEM.
Queremos borrar el adjetivo incurable que se relaciona con estas
enfermedades.
Reciba un afectuoso saludo,
FUNDACIÓN GAEM
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Cercanía a tus socios y sponsors para que sepan que estás ahí para
ellos y que les agradeces su apoyo.
A los que vendéis servicios, el caso de una empresa que ofrecía talleres
educativos para padres os interesará. Llevaban un par de años impartiendo
talleres para padres en las principales capitales españolas, pero les seguía
costando mucho llenar cada curso con papás y mamás interesados en
aprender técnicas para educar a sus hijos. En resumen, eran muchas las
familias que ya habían participado en los talleres, pero tenían dificultades
en conseguir que nuevas familias se inscribieran a los cursos. Lo primero
que detectamos es que no tenían un calendario de excusas comunicativas
para mantener la relación viva con sus clientes actuales. La mayoría de
estos clientes compraban una sola vez sus servicios y no repetían porque
nadie les había pedido o informado de otras posibilidades de relación y de
servicios. Hicimos la lista de papás y mamás y vimos que no habían
trazado un plan para retenerlos y cautivarlos, de manera que siguieran
confiando en los servicios de esta empresa. Además, el equipo de
formadores se agotaba y frustraba porque no veían los resultados
comerciales. Lo primero que hicimos fue crear un listado de temas sobre
los que escribir artículos de interés para los padres y que se publicaran en
su página web y se hicieran circular por las redes sociales. Con el feedback
recibido por los padres tras completar los cursos, preparamos la lista de
artículos y nos pusimos manos a la obra. Cada papá y mamá cliente
recibiría a través de una newsletter o un boletín electrónico dos artículos
por semana.
Ejercicio
Vamos a por ello, pedirólogo
Te acompaño el texto del mensaje que Belén envió a sus grandes donantes
actuales y potenciales durante su viaje a Etiopía con una gran donante.
Toma nota, ¡es un mensaje premium para interlocutores de lujo!
Te preguntarás cómo fidelizar a los que te han dicho que no. Piensa en
ellos y mímalos. Recuerda que detrás de un no a una petición concreta en
un momento preciso existe la posibilidad de un sí en el futuro. Y la
fidelización es clave para que así sea, así que diseña un plan de
fidelización y de cultivo de la relación con los que te dijeron que no. Esta
es la actitud y te sorprenderán los resultados. Y la historia de Diego va de
perlas para compartirla ahora contigo. Ana era estudiante universitaria y
estaba ilusionada con encontrar su primer trabajo. Tras varias entrevistas,
la respuesta se repetía: le decían en todas ellas que no. Era frustrante y
agotador para ella.
Cuando nos conocimos, me dijo que se había entrevistado con unos diez
empleadores y todos le habían dado la misma miserable respuesta: «Ana,
no encajas en el perfil. Lo sentimos mucho y te deseamos mucha suerte en
tu búsqueda». Mano a mano, diseñamos su plan de relación con los
empleadores que le habían dicho que no. Eran personas que habían
valorado su perfil, le habían dedicado tiempo en la entrevista y, además,
habían contactado con ella personalmente para rechazar su candidatura, un
gesto que no siempre tiene lugar. En resumen: esos empleadores veían y
valoraban el don de Ana, simplemente parecía que sus habilidades no
casaban con las de la posición vacante de empleo. Nos pusimos manos a la
obra y decidimos que, a partir de ese momento, Ana contactaría con cada
uno de esos diez empleadores, como mínimo, cuatro veces al año.
En este cuadro verás las excusas que trabajamos con Ana y que ella
desarrolló para mantener la conexión y relación viva con aquellos
empleadores que habían descartado su candidatura. ¡A por las excusas
comunicativas y relacionales, pedirólogo!
Excusa comunicativa 1
Excusa relacional 2
Excusa comunicativa 3
Excusa relacional 4
Fidelizar es darte a los demás para servirlos desde lo que les interesa a
ellos, y poder así crecer juntos en la relación y siempre en beneficio
mutuo. Al tener trazado un plan por anticipado de fidelización sentirás que
tomas el mando y que cuidas las relaciones, independientemente del
acuerdo o desacuerdo. Se trata de prometer y cumplir tus promesas, y
aprovechar cada ocasión para crear mayor conexión con las personas y
para agradecer con transparencia la relación y la colaboración mutua que
mantenéis. Al fidelizar le das alas a la generosidad, y sé que a partir de
ahora disfrutarás fidelizando y cumpliendo con tu palabra.
Cuarta parte
La conclusión
01
Dar, pedir
y conseguir.
Te recuerdo que empezaste este libro desde la perspectiva de que pedir era
colocar, intimidar o suplicar a los demás. Se te encogían los hombros al
pensar en pedir, el corazón se te aceleraba y tu mente diseñaba creativas
excusas para no tener que pasar por el amargo e incómodo momento de
pedir. En otras palabras: te pasabas el día escaqueándote para no tener que
pedir y, seguramente, le pasabas el marrón de pedir a otros para no tener
que sentir la vergüenza y el mal sabor de boca que te suponía hacerlo.
Ahora sabes que pedir es servir a los demás para servirte a ti mismo.
Conseguir tus objetivos es tan importante como conseguir los objetivos de
los demás, ya sean inversores, donantes, patrocinadores, clientes o
empleadores. Pedir es una actitud humana y saludable que hace posibles
soluciones que benefician a todos. Te sientes feliz y orgulloso de ser
pedirólogo.
Has dejado atrás la frustración, la mala sangre y esa presión asfixiante por
lograr los tan deseados resultados que, seguramente, recibías de personas
de tu círculo, como tu equipo, tu jefe, tu familia o tu organización. Vivías
tu día a día con mucho peso a tus espaldas y, además, te fustigabas por no
alcanzar tus objetivos, así que tu equilibrio personal se iba desmontando
como un castillo de naipes. Te levantabas por la mañana agotado y
rendido, y lograr tus metas era como una cuesta arriba cada vez más
empinada e inalcanzable.
Como pedirólogo, eres experto en abrir diálogos ricos en los que escuchas
el doble de lo que hablas y fluyes con el momento, aceptando las
circunstancias que están presentes en ese preciso instante. Danzas y haces
danzar a tu interlocutor, y no metes chapas ni rollos memorizados y
rígidos. Sueltas el control y dejas que el guion sea improvisado,
espontáneo y verdadero, sin forzar ni intentar llevar la conversación a tu
terreno para lograr tu egocéntrica meta. Tu corazón late con fuerza y se
abre a los demás. Abandonas el papel de monologuista egoísta para hablar
de tu tema y de lo tuyo y te conviertes en el pedirólogo dialogante que
hace preguntas poderosas y se interesa por los demás. Quieres conectar
con tu interlocutor y, sobre todo, quieres desvelar intereses compartidos.
Si hay empate en intereses, la relación crecerá con el foco puesto en
encontrar soluciones a un problema que compartís.
Ahora tu alegría es máxima. Duermes mejor por las noches, las pesadillas
y los monstruos terroríficos no te acompañan más a la cama, ¡qué alivio!
Te despiertas por la mañana con las pilas cargadas y con tu chispa bien
encendida. Eres un pedirólogo de pies a cabeza y ahora llevas tatuado en tu
alma que pedir no es someterte, rendirte o infravalorarte ante tus
inversores, tus empleadores, tus clientes o tus sponsors. Ahora sabes, y te
lo dices bien claro en tu diálogo interior, que pedir es entender que las
relaciones son de igual a igual, sin jerarquías, sin que mande uno más que
el otro y sin ponerte al nivel de las colillas. Las dos partes son necesarias
para solucionar un problema común y cada parte aporta lo que más sabe y
tiene sin amenazar ni imponerse a la otra.
Gracias.
Doy las gracias a los pedirólogos que menciono en este libro, porque me
han inspirado al rememorar conversaciones y situaciones que vivimos
juntos y que este libro revive para convertirlos en rayos de aprendizaje y
de crecimiento para pedirólogos de pura cepa como tú.
Tras largos meses de baja por un grave accidente de moto, mi padre se fue
y dejó en mí un vacío inmenso que este libro me ha ayudado a rellenar de
amor, de experiencia y de gratitud; sobre todo, me ha ayudado a subirle el
volumen a mi pasión por ayudarte a despertar tus sueños y sacudirte con
amor y compasión para que te los pidas a gritos y los hagas realidad.
Quiero decirte que tus sueños y los míos han dormido juntos durante el
tiempo que he escrito este libro. Hemos compartido almohada y unido
fuerzas para pedir y conseguir tus metas y las mías. Y te pregunto: tras
leer el libro, ¿qué agradecimiento te das a ti mismo?
Y gran parte de los capítulos de este libro han sido inspirados por África,
en concreto Cabo Verde, donde estuve diez días impartiendo una
formación de captación de fondos para proyectos culturales con la Agencia
Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y la
Embajada Española en Cabo Verde. África me dio luz y me abrió la
mirada. África me recordó lo que me mueve en esta vida. Mi faro es
agradecer dónde he nacido, y a mi padre, a mi madre y a mis hermanos
Ana y Javier les doy las gracias por todo, por la vida.
Cada palabra que has leído en este libro ahora te pertenece. Cada ejemplo,
cada historia y cada anécdota me ha forjado como persona y como
profesional, y me alegra haberme abierto a ti mostrándome tal y como soy.
Me he imaginado cómo te llegaría cada cachito de este libro y he pensado
en ti en cada momento.
2 William Ury, Roger Fisher, Bruce Patton. 2011. Obtenga el Sí. Gestión
2000.