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L Medicina y sociedad en el Uruguay del Novecientos je Lainvencién del cuerpo: MEDICINA Y SOCIEDAD EN EL URUGUAY DEL NOVECIENTOS 3. LA INVENCION DEL CUERPO 4 Estos conscjos “cientificos” fueron sintetizados en 1935 por médieo Francisco Brito del Pino en tna seriade recomendaciones qui procuraban la dicta balanceada entre cares frutas y verduras y eondena absoluta de “las bebidas alcohélicas”. En los consejos ética pura. El Uruguay exportador j6gica-naci CAPITULO II: EL DISCIPLINAMIENT DE LOS DESEOS DENINOS Y ADOLESCENTES dolecer el gasto de a fuerza |... Los perjuicios atritn son debidos a la condicién defectuosa en que los animales s¢ ‘sacrificados ly] a defectos de preparacion”. Lo mis curioso fue la valoracion del consumo de carne por efectos “psiquicos” en las razas y pueblos dominantes, de se temparentada con un terrismo algo fascistizante: “Desde ol punto "la carne influye en Ia energta de la raza, como to pre 1. Introduccién Ceptlos enteres de la medicina de la 6pocaestudiads, hacen referencia a sujtos sanos més que a enfermos, a situaciones que ‘Equieren la viglanciay el eonsejo médico para impedir tanto la Enfermedad como el desvio moral, a edades de la vida —nifiez y ‘nolescencia, sobre todo— siempre oscilantes en torno alo patol6gico, nestasregiones el saber médioo fue de una ambivalencia notable, de un cientificismo tan moralizador, tan cargado de objetivos sociales y étcas, que el estudioso ve alli con diafanidad el nuevo papel que el mé 0 se arrog6 en la model: del hombre disciplinado. fodizar al nifio desde su nacimiento ¢imponerle las lactadas a horas fins ye destte en una poca precise; condenar sin embages la mnatisbacinyeleasamiento‘precoz” del adolescent; recomendarla contnenia en la educacin semal era toda una enseianza de vida je aipasaba por el cuidado de la salud entendida bajo los principios dela economia” de energfa, buscaba también, y obviamente, crear en tl hombre una segunda naturaleza, hecha de hibitos y obediencia cuya funci6n esencial era domesticar el deseo. * EI médico del Novecientos, sustituto del viejo “emphico” saber femenino en la crianza de los niios, nuevo guta sexual de los jovenes, toen este caso del sacerdote, se convirti6 en pedagogo. mds emprendedores, progresistas, intelectuales y con 4 La norma moral que debfa regir la alimentacién “cientfica” ert sencilla: “La sobriedad [Jes decis climentarse para viviry no vivir pard i “gr 102, (Si el hombre es un ser atravesado por el deseo, a la Medicina corespondia ser su eficaz reguladora pues lo hacia en nombre de «| Sazones que decian partir, ahora, en esa época —dy en ésta?— Gel propio sujeto: Ia salud y la vida extensa. 37 mia ~seguia Narancio— que si cuando pequefio le permite conseguir mig deseos con lantos y gritos, cuando hombre, sentré pasar sobre si Srnargas contrariedades, pues en 1a vida el éxito estd muy lejos de ser ‘gbtenido por los que solo saben hacer gestos” a8, iEldeseo “brutal” del nifio seria doblegado por medio del cariio —y tg amenaza de retirarlo— y de la seguridad que la autoridad bien fundada debfa ostentar. Asi se preparariala gestaci6n en ese “pequerlo sabaje” del hombre trabajador, virtuoso y exitoso. El deseo de mamar y el placer de la succi6a, he abf los primeros ‘caprichos” a domesticar. Regulados ellos, todo vendrfa por aiadidura. ‘Los consejos médicos a las madres eran precisos: las lactadas debfan darse a intervalos regulares, jamés cederse a la presiOn del llanto poniendo el pecho a deshora, o a la pena de despertarlos y dejarlos dormir si el momento habia llegado. La disciplina en este punto debfa ser de hierro pues era el primer triunfo imprescindible a bbtener sobre el deseo, la madre de todas las futuras disciplinas que ia vida. Ademés, como afirmaron Pedro F. Monlau en 1865 y Narancio en 1917, si el nifio Horaba reclamando a deshoras el de sus pulmones” *% (*). 2. Elnifio, un “hombre salvaje No habia que hacerse ilusiones, decta el médico Luis Bergalli sus consejos a las madres de 1892, trae de la naturalerg| inclinaciones, méviles e instintos que. ulsan hacia el mal”. En ell} fe advertfa, y en dosis excesivas, “egotsmo, ira, soberbia, envidia, fat de afectvidad, cruetdad, gula, vanidad, pereza, mentira, venganza, clay alcoholismo y lujuria”. Esta Gltima era evidente pues “la mayor part tienen la cosiumbre de levarse siempre las manos 4 las partes genital ¥y hacer movimientos de friccidn. Este vicio puede transformarse en al hdbito de la masturbacion”. El nif era cl hombre en estado “salvaje”, “primitivo”, lo que wl atestiguaba hasta por “sus facciones, su nariz aplastada, su frente, etc) que recordaban “el tipo de nuestros més remotos antepasados”. ¥ com ellos, eran brutales y “faltos de sentido moral”. ‘Toda la ciencia positivista Spencer y Lombroso en este caso~ fue convocada para demostrar esa naturaleza maligna del nial antitesis del buen salvaje rousseauniano. 4Acaso no tenian, como lay delincuentes, su propio idioma, la “Jerigonza”? En realidad, los nif como los locos, segtin veremos— encarnaban las supremas trans gresionesa aquel orden social y moral pues, al menos asi los describian representaban el deseo sin frenos, a pasion sin orden. Lo esencial era “corregir esos instintos |..] modificartos, dirgiris a bien, velar sobre sus tendencias, [pues] modo de ser puede se} ‘modificado por la sociedad, por la educacién” 103, En efecto, estos inventores de la pediatria condenaron el castigy fisico del nifo, nada “de levantar vuestra mano sobre este divino bebe a marcha”, les decfa alas madres en 1917 el médico Atilio Narancio, pert sf “disciplinarlo”, lograr la transformacién del salvaje por medio ce “una mezcla de cariio, respeto y obediencia”. Como sostenta la re en 1942, en apretada sintesis médica: “Bondad, pero M tad con las niftos” s nifios debjan ser habituados “a comprender que no valen lant ni rabietas para satisfacer sus caprichas y que a la negativa (de la madse} moles queda otro camino que el silencio. Comprended,seora y amis cies dl Novesente, de amamantadora de tempo com pecho, El destete, que se aconsejaba progresivo y, por lo general al aio 0 sfoy medio, era el tiempo en que las madres debfan reunir todas “sus ‘energlas” para imponerse, A fin de facilitarlo se aconsejaba “mojar et (2) Estos xgumeniox médica referencia solo vence oe eaplhas 1 oe sertee Sean maar: A aa prod «ed sn jen i, lee tuarlos "desde los primeros tiempos" Lamasen su libro "Maternologia” yymedia yen los meses restantes cada 3 horas. En la noche solo se darfa una lectada. En idico Américo Mola recomendaba un sistema similar en el dia pero indicaba, ~ 0 “{6gicas” de la sociedady el orden establecido, Lo esencial era som al “capricho”, combinaci6n peligrosa del deseo con la voluntad rebel 3, La invenci6n social del adolesceny a) Un ser enfermo Las clases medias y altas dela sociedad del Novecientos retrasaray dos hechos de la vida alos jévenes, la entrada al mercado de irabajo varén y la edad para el ingreso al matrimonio de ambos sexos. ‘A estos fenémenos nos hemos re! .d en otra| obras 4, Eljoven que se colocabaen laestancia, el comere ‘0 el artesanado a los 14 0 15 afios, fue sustituido por el que estu ‘veces hasta mas de los 20 afos, y la edad del casamiento tendi6 as cercana a los 25 afos parala mujer ylos30 para el hombre, atrasdndos, en 50 10 afios en relacién al siglo XIX. ‘Las razones para estas transformaciones fueron variadas, desde contencién de la natalidad —como es obvio, Ja natalidad aumenta con el ingreso temprano de la mujer en el matrimonio—, hasta i creciontes exigencias econémicas que se les imponfan a las nucv parejas que deseaban —ahora s{— un hogar independiente, lo q Eduardo Acevedo en 1934 sintetiz6 al atribuir “el retardo de la vi celebracién de los matrimonios [al] encareci fenémenos ambos que advertia sucedian desde 1890 "6, El saber médico actu6 en consonancia con estos nuevos hed sociales y los fundament6 biolégicamente, con razones que ya he cexpuesto en el capitulo anterior: siendo la pubertad la edad ai crecimiento y el gasto desusado de energia, era necesario controlar nueva demanda que amenazaba la “economia” corporal, la sexu leseo nacta antes de que la “fun estuviera madura. En 1925, el médico Nicolés Leone Bloise fu minante: “el adolescente, imberbe atin, sea aprendiz, empleado mismo estudiante, bruscamente conquista una libertad de vida tumbres no apropiada a la edad y se creen hombres cuando atin 61 etalmay la inexperiencia del nifio [y] una funcién {la sen ‘seesboza”, Habla que “esperara sit completo desarrollo” y no practicar ta entrega precoz y ciega a los placeres comprados y embrutecidos, que rraen consigo enfermedades y acras' ¢ ser inventado, con deseo y sin capacidad biologic, era una naturaleza de por sf enferma que convocaba todos los cuidados y lancias de las autoridades sociales: policfa, para impedir que penetrasen a os prosttbulos los que atin no habfan cumplido 18 afios; legisladores, para retrasar la edad legal del matrimonio que el Cédigo Civil de 1868, con su ingenuidad todavia “barbara”, permitia desde los 14 afos del var6n y los 12 de la mujer; sacerdotes, padres y médicos, por fin, para poner al joven en guardia contra los atajos que el deseo javentaba cuando no le permitian hallar al sexo contrai ‘masturbaci6n, la polucién nocturna, ta homosexualidad. Por todo ello, en 1920 y 1924, la médica Paulina Luisi plante6 la necesidad de modificar el Cédigo Civil de 1868 a fin de elevar la edad legal del acceso al matrimonio y terminar con esa “ireflexiva entrega del cuerpo y el alma [del adolescente] a los placeres sexuales que llega ‘a conocer antes de ser apto a las nobles funciones” 17, Fue en parte por esta prédica médica que se modificé el derecho penal. El Cédigo Penal de 1889 suponfa que el delito de violacién cura siempre que la mujer fuese menor de 12 aiios, 0 sea que, cn teorfa, se podria otorgar el “consentimiento” solo después de esa edad. El Cdigo Penal de 1934 elevé la edad del “consentimiento” probable alos 1S afios; toda “conjuncién camalcon persona del mismo o diferente sgomen de 15 afios”, se presumia violacién "8, Esa elevacion de la lad de d del “consentimiento”, si bien puede considerarse un triunfo del feminismo de la época pues obligaba al hombre a casarse si “la camal” ocurrfa antes de los 15 afios —y no de los 12, como antes—, también era un éxito del saber médico que buscaba limitar el deseo sexual del adolescente y solo suponerlo con cierta legitimidad cuando ocurria desde los 15 aiios. En realidad, los médicos consideraban la pubertad y su resultado, laadolescencia, una enfermedad. Y la sociedad no estaba lejos de este punto de vista, 63 | Leone Blaise quiso que la educacién sexual de los jovenes se dirigiera rmacia F. Guillemette” de Montevideo, propagan } «sobre odo” aimpedir “las vicios sexuales solitarios, y secundariamente clargumento de que, “Dajel (ogre profilaria sexual”, ante “Tos peligros” que acarreaban dichas su influencia, el trabajo de la menstruacion se verifica con regularidad | -as", tal vez mayores que la sifilis '2°, Todavia en 1942, el médico fas jovenesconsiquen verse bres de esa erble enfermedad que bajo a qy tena 84 CFE el consultorio de la revista contesté aun s [.] se convierte en causa ocasional de 1a tisis? "ove .experiente: Esas précticas son sumamente nnocivas. Debe aban- Los paberes eran el prototipo de esos “enfermos de la energfa” quey) gonarlas[.], un poco de voluntad y ganard Ud. en saludfisicayen salud ombs visto descriptos por el saber médico de la época. El facult val, porque el espircu en nada se beneficia,y, ata larga, se deprime, José Martirené sostuvo en 1906 que la tuberculosis jada en la) an graves consecuencias para cuando Ud. sea realmente hombre” 7. pprimeros aos, se desamrolta répidamente en (a adolescen pel Pl psquiatra Bernardo Etchepare interrogaba a los familiares de sus 2 desposte eesivo delerminado por las diferentes actividades dee} pacientes ya 6S sobre si existfan antecedentes “onanistas”, tan ob- edad” 9, En 1917, Mateo Legnani puso el dedo en a lags: en tod ‘inculaba la locura con Ia masturbacin, “al deseo seal sin fas cdades de la vida — incluso em Ia infancia~ ser La obsesién médica ante el “peligro” se documenta incluso culto ala salud, “excepcién hecha de la adolescencia” ". smente: de las 13 paginas que el espafiol Pedro F. Monlau Pak ceo el piber ora un ser a quién educa y vgilar por paired) dedicd Ma higene de 1g pueriia” ~-nifios entre 7 SS 308 1 aacstsosy, sobre todo, médicos: cl deseo leimpedia percibi su bia} rataban del mat sus consecuencias, cémo detectarlo y evitarlo 29, Ia salud, En 1923, el sifilografo Héctor del Campo habia = ‘La masturbaciéa podia causar “la vejez adguirida” o impotencia, era la edad del mayor contagio Galermedades venéreas: lf gy contrari, “el desarrollo retardado”; adelantar el “gas tctadisticas demostraban que el inicio ocurria a los 14 ails, “‘paraif menstruac wn 130; Ja tuberculosis, como le sucediera a aquel jover Gumentando a medida que los deseos se hacen mds imperiosos, alcay ias de excesos de toda naturaleza”, que habia za ‘maximo de desarrollo entre los 20 27 anos’ 2. ¥ cuando} ‘amenazaban la sffilis y la gonorrca, lo hacia la masturbaci6n. dadera epilepsia, pardlisis parciales o generales y muchas veces que se hacen después causa ocasional para el desarrollo de la locura 3, in realidad, fue la sociedad del Novecientos y sobre todo sus fades “morales” —padres, sacerdotes, maestros, profesores, médicos— la que vivié con miedo y ansiedad esa pérdida totalmente dc encrgia quecralamasturbaci6n. Por ejemplo, en 1918 1932, yen las antfpodas filos6ficas del clero catélico, los anarquistas naturis-~ sn condenaron “el terrible vicio de la masturba plaga que produce tantas victimas de tisis como elalcoholismo”, y, contrarian- do sus creencias politico-morales, Ilegaron a proponer como sustituto la admision de la pt a! ° b) La masturbacién, la madre de todas las enfermedades Desde fines del siglo XVII, los médicos se habjan unido a h sacerdotes en la condena de la masturbaci6n. En el Uruguay, el anatema médico fue undnime y creci 11865, Adolfo Brunel habfa considerado a la masturbacibn solo ito vicioso” 23, pero en 1892 Luis Bergalliya la definfa como sun “vici que podia dar origen “a consecuencias funestas y motivar grande medades después” 4, Todos los médicos del Novecientos se horror von ante las consecuencias del “vicio solitario”. En 1922, Mateo La ‘nani crey6 que “el onanismo ata el sentido sexi npotentiza yextravi | 4 Pero fue el protestante Celedonio Nin y Silva, qui alta con sus libros de 1903 y 1906 titulados, respectivament impureza. Estudios de bigiene y moral sexuales para losjovene purezajuvenil. Epitome de un curso de instruecin sexual para joven, citos de 14 a 16 afos”. En més de 400 pAginas se condenaban por inmorales y antihigiénicas tanto la ‘fornicacién 0 unin ilegtima” como, y sobre todo, lamasturbacién masculina (ls ibros slo estaban dirigidos al, varones), Para “curarse” de esta “enfermedad” y afin de promover Castidad, el autor proponia “a aquellos de mis lectores que ast opinex formar una «Liga contra ta Impurezas”. Ese tipo de liga, aia, no cn ‘ina novedad ea el mundo por cuanto ya existfan bajo el nombre de “gas de la Cruz Blanca” en Gran Bretafia, Estados Unidos y Franc Los estatutos de la francesa, fondada en 1889, serviran de modelo pan 1a insttuci6n similar uruguay. Su objetivo seria “desarrollar el sen timiento y la préctica de la pureza en tos j6venes, agrupando para une| dacciOn comin, a todos los que quieran vivir puros |. sean cuales fuera sus opiniones religiosas”. La liga se compondria de miembros activosy adherentes, siendo los primeros aquellos que firmasen un “com | promiso”. En sus “considerandos” se afirmaba que era més noble “dominar sus pasiones que dejarse esclavizar por ellas”, que “la puree es una prescripeién tan absoluta de la conciencia como de ta mor ‘eligiosa”, que “era responsable de la degradacién de una mujer hombre que contribuya aella”, que eljoven debia “conservarse puro pa ue "a impureza”, pesjudicaba “nuestra sald, toy decadencia para\ {a pairia”. El compromiso en si mismo con , ct declaracién de firma, direccién, profesion y edad, estas palabras “Declaro estar firmemente resuelto a vivir, con la ayuda de completa pureza, y prometo trabajar todo lo que me sea pos jormente expuestos que son los de fa «Lig de la Cruz Blanca»”. Tl miembro adherente principios. El ibro de 1903 se vendia con “seis hojas con prom de éstas, organizariala Liga impreso” que se podrfan remitir al autor quien, al recibir 5 bs alcomo ye lo hemos comprobado en el Tomo Il de esta abra, 65 destacamos ésta por revelar cl tono general de su obra: “Un joven del departamento de Montevideo se entreg6, creo que desde la jpubertad, a la funestlsima préctica del onanismo. En vano fueron con- 1s y amonestaciones: el pobre joven enflaguecta extraordinariamente sar de su desmedido apetito; pocos aitos después comenz6 a tar- sa las piernas le flaqueaban, por lo que mds de una vez cayé en El mat hizo répidos progresos: le sobrevino un ataque de partis, perdid fa vor y ef uso de la razén, su cara revelaba idiote,” repugnante baba cata de sus labios {..., defecaba involuntariamente en acama lo que afadta hediondez a aquel cuadro lastimoso y repelente. : enemas, dept de suftirlos mas crucles dolores, murié a los 17 Pero la masturbaci6n no era solo la madre de las enfermedades, la yan causa dela debilidad adolescente. La violencia y unanimidad con {que la condenaron al unisono saber médico y sociedad, permiten sespechar razones raramente enunciadas con claridad pero que hacen alaesencia de aquella cultura del Novecientos. Para la Iglesia Catolic teponerse a Dios. La familia burguesa habfa interpretado a su modo preferirse a si mismo; debe Hamarnos la atenci6n la designacién como “el vicio solitario”, es decir, la desviacién del placer (1) De creer a Julio Hemera y Reis, os ur 1 tn OLR lpia alan ent seetoy coma, qusel pene oss Co Son eesanmeete ciara eat or uras peligrosas, juegos predisponentes, lecturas excitantes y evitad we codo las malas comparitas”. Las madres, custodias de la virtud en ;ogat, fueron alertadas espectficamente: “Madres![..] este perfodo delicado, mds peligraso y mds funesto de la vida de vuestros ‘en este pertodo un solo momento de distraccién, un solo desctido, puede destntir por completo vuestra tarea de largos afios [de mnza sana”. ‘Habfa sintomas a estudiar y descubrir que delataban a esos i alidad que no es la de la pareja ya procrcacién. bf pequefios monstruos practicantes del “vicio solitario”. Si la ante edn decfa Can i la gosera satisfaccién Frsturbacion provenfa de largo tiempo, “el nifto presentaba palidez, fos instintos on sus formas primitivas y elo, las mds de las veces, cambio de color un arco oscuro, aztlado, alrededor de los ojos, torpeza, a acy lanvigidos moldes aula que et acrecentaiento delavid, falta de voluntad para el juego, impresionabiidad(..] localmente se interior y lo precario dela vida de contacto imponen” 17. puede obserarenrojecimiento, wmefaccion del prepuco, de os labios “EI vicio solitario” conducta a la enfermedad, la muerte y el 5 del ano de la vagina” ™. En 1865, el médico espafol Pedro F. mmo es deci, recordaba lo frégil que era (es?) la socabilidad,] Nonlau habia aiadido a estos otros sintomas: Ia cara “vergonzosa y precario de la vida de contacto”. La “Venus solitaria”, al decir desconfiada’, el crecimiento del cuerpo, “repentino o suspendido”, médico Luis Bergalli en 1892, podia hacer tanto o més dafto que 10 y dejadez en las posturas ymaneras”, suciio cortoy vozronca “Venus vagabunda”, La masturbaci6n y la frecuentaci6n de la pr ecordé alos padres lo que otro colega sugerfa: despertar de tituta even las dos formas negadoras de la secuencia sexualida} repente a los nifios, si son inocentes se quedan tranquilos, pero en et procreaci6n-familia, la nica admisible — médica ymoralmente— pu -ontrario suelen evar presurosamente las manos a las partes aquella sociedad. es”. 66 ~y,aveces, del deseo — hacia adentro del individuo, lo que records aque los lazos sociales basados en la senualidad eran més débiles de «que se crefa. Ese joven que encauzaba hacia s{ mismo su sexualide negaba la raz6n tiltima del vinculo social; su transgresién era iny donable pues cuestionaba la necesidad de la familia, = ‘En 1948, los “Anales de Instruccién Primaria” transcribieron artfculo del psicdlogo mejicano Jorge Carrién que hace referen| precisamente, a ese carécter imperdonable de Ia masturbaciéa Médicos y moralistas estuvieron de acuerdo: evitar las causas , ji is ilizar métodos mecénicos que impidiesen “divertise mae predisponentes, uti os mecénicos que impi ©) “Vigilad mucho a vuestros hij conlas », y, sobre todo, gimnasia y deporte, esos sosegadores del . i 1 que traspasaban las energfas al sistema muscular. Y si id .ces confiaban a los médicasy deseo sexual qh P si En el Novecientos los padres a ver todo eso fallaba, all estaban, prontas, ciertas medicinas y aun medidas y les pedian un gran alerta “sobre al decir en 1916 del sifil6grafo Ji educacion sexual de sus eligros que encierra aquel vicio ‘Antonio Rodriguez 8. Pero los médicos no necesitaban ser requeridos pues estaban dispuestos como los sacerdotes cat6licos a combatir ese “mal”. quirdrgicas, eso sf, discutibles y extremas, practicadas sobre todo en Europa y Estados Unidos. Luis Bergalli anotaba que si el nifioera ‘fuerte, robusto, sanguineo”, debia “moderarse la nutricién”. Celedonio Nin y Silva, el protestante, aconsejaba, en el mismo orden de ideas, evitar los “alimentos pesados, icantes y dcidos (al igual que] Jas bebidas alcohdlicas”. La tranquilizadora debfa acompaiarse de “lecho duro, ‘mucha limpieza y bafiarse a menudo con agua fia”, y sobre todo, fue preci setoquen las partes genitales, que la camasea adecuada, que no se tor agregaba Luis Bergalli,“cuidar muchfsimo de (a lectura”, a nove particular, yevitar "la vista de figura o fotografia que por su natura dian despertaren elo sensacionesy deseo ees ‘menester man apagados” "1, ‘Los consejos del médico alemén Leo Burgerstein que el Cuerpp Médico Escolar tradujo para los padres uruguayos en 1913, ponfane, guardia sobre otra sitvacién peligrosa: debfa evitarse que nifios y adolescentes “permanezcan en cama una ver despiertos”, era eses “que se levanten enseguida”, el amodorramiento preparaba el ar 1 todos los excesos que, comenzando por ser de la imaginac sminaban por el uso de las manos. a conveniencia de que los nifios se acostumbrasen “a dormir c ‘manos sobre las ropas dela cama ya no acostarse sobre la espalda’ Luis Bergalli aconsej6 no dejarlos “sentar con las piemas cnuzadas permitir los juegos que puedan producires iitacién de las partes ge: {ales como simnlando montar a caballo, etc.” *°. “Métodos mecénicos gozaron de cierta fama en Europa y Estadey Unidos, pero no podemos atestiguar su ion en el Uruguay, aunque ella sea probable. El espaol Pedro F. Monlau mencioni “aparatos desgraciadamente algo dispendiosos” que controlaban mano} y genitales, pero también la barata “camisola de cotf fuerte, ci ‘mangas reunidas no dejan salir las manos” ‘144. La mano enguantada| obviamente “casta”, goz6 de cierta fama“. En 1916, el médico Francisco Vidal Cuervo, director del Asi ‘Démaso A. Larraiiaga, crey6 encontrar otra valla a esos “apetitos”:d trabajo. Sefial6 que los adolescentes que permanectan en el Asilo hast fi jrfan “hdbitos de haraganerfa” que fomentaban 8 no saludable del trabajo {poda] moralizar a le jévenes” 6, Pero la gran solucién antimasturbatoria predicada por todos le édicos fue la gimnasia y el deporte. De este modo, argumentarey “Yas transferencias de fondos” de la energia de un sistema del cucrp} ~ elsexual— al otro —el muscular, se harfan sencillamente y a fav 69 ode la pureza moral como de lasalud yel vigorfisicos. Los médi . mc \Gogusyos del Novecientos reconocieron en forma unénime tase es apaciguadoras del cjercicio fisico en la sexvalidad adolescent 20 Legnani sefial6 en 1918 que "el atamiento higiénico de la adotescencia” descansaba sobre un tripode: “la educacién sexual, el mn vegetariano sin excitantes y la gimnasia” 7; Nicolés Leone fois en 1925, crey6 salvar a los j6venes de la masturbacién y “el cabaret, levéndolos a la naturaleza, al campo de deportes donde se inundan de aire y de sol, donde vigorizan el miisculo, se fortalece el carkcteryse moderan apetitos precoces” 18 (+), (Otros médicos bregaron por soluciones medicamentosas. Alema- franceses, espaiioles y estadounidenses, alabaron desde 1860-70 iafrodistacas” del alcanfor, en polvo i ; ° splado en freciones sobre el pubis, el perio y el “spinazo ort En 4i medio uruguayo, el protestante —no médico— Celedonio Nin Siva, recogi6 esa tradicién probablemente también utlzada por los del pats y recomend6 en 1903 a los adolescentes “calmar la iaci6n genital [con] un pedacito de alcanfor ordinario o mejor d grénulos de atcanfor monobromado” '51, eres Pero hubo médicos osados que creyeron hallar so auirrgicas 0 medicamentosasagresivas al afén masturbato fobia al onanismo, y el espiritu castrador qi x tura, generaron técaicas cuya finalidad era mile sharia a todo el dmbito dela semalidady ao sole al sks soho™ ) Tote ls atoiades soils repro el eporte como yt el dsp cos diode a a1 aes Urge conl nersince Socom qe el np bomen delta deg jungosales ero de la et ear enced Aone fomando un coe ‘Unt porta Unganeh ca eo eas ‘ceo Reso dee Unter en RepblenAbel Pic lepestor Nace ruccén rimasia, os abogados José Pedro Remifez, Pablo de Mat, ry Rodd Annan ata A Carel ay ‘ecoldgos, completaban la némina ® wnts CoFoneles drectores y profesores 70 n irpaci del clitoris y los lab ‘i . j A Ea Ilan nears 'sextrpacion 0 ema del ret ne 2 in ‘educacién sexual” brogaron por i castidad del adolescente, incluso del superficie de la vulva; y, en los varones, la cauterizacién de la porcite | 0 pete reali eo sceeetete vlan al easels prostética del canal de la uretra por el mismio medio, fueron métoda, unaies antisepticas, El deseo “libera pre a, leer a ere eel cman pa amen os a teri femenit ra menor y mi tnédigosuraguayos, alumnos d los eropeos, poco eonocemos dy teddies Concreto en este plano, ano ser pari trees oe oat lo que siempre planeé sobre esta educacién sexual, fueran Solari” en 1894 sabre climes cacao eon edad de la pubertade,} cies lesen sus contenidos concretos, fue el sometimiento del deseo a veces se desarrollaban eam piipahiore sc aes” 3 E] alareflexion y al control. En primer lugar, porque este saber médico bs ins yb odo or SE cadmas it la leptimidad “bola” dela masturbacéhecko, , i te st st . decafdo en el Novecientos pues el deporte y la gimnasia —también te siete siccinicor permiton‘si mayors anges al caminatas al anochecer— fueron deseriptos como los grandes sue sexual al var6a joven, n0 lo eximfan de gobernar el deseo y de titutos del deseo. el placer con cierto grado de culpa, ya que el riesgo para la salud solo podta evitarse totalmente, también en este discurso, con la contenci6n hasta el matrimonio. ) “La educacién sexual” EI positivismo iluminista que dominaba a los médicos uruguayo; del Novecientos los Hlev6 a proponer a la educacién sexual coma panacea domesticadora del deseo juvenil. Los hechos sociales reales a que debia enfrentarse esa educaciés eran dos: la masturbaci6n en ambos sexos y la temprana iniciacién del adolescente varéa con la prostituta, Pero os ol de esa educacia no conclufan con la preservacién del vigor fisico. Debilidad y enf medad venérea eran enemigos declarados pero también lo er: “animalidad” del deseo. La educacién sexual debia propender tantos la salud como a la “humanizacién” del deseo. El investigador tiene la impresién de que los contenidos de es! educacién sexual a cargo de los médicos variaron en el perfodo objets de este estudio y que, sobre todo, fueron unos los del discurso pabliey yotros, los que dejaba escapar a veces ese discurso yal vez dominabur ya la relacién personal del médico con su paciente joven. En otra palabras, si los médicos puestos a plantear los contenidos de ‘t La educaci6n sexual form6, tal vez, la parte sustancial de ese proyecto de poner a la sexualidad dentro del discurso piiblico, como yaanalizamos antes. Pero una sexualidad “decentemente” expresada y Girigida por la moral dominante, El Congreso Internacional reunido en Bruselas en 1899 para tratar Ja profilaxis de la siflis, habia votado por unanimidad la ponencia de tun médico alemén que asf resumifa la clave de baveda de la educacién sexual en el Novecientos: “Es necesario sobre todo ensenar alajuventud masculina que no solo la castidad y la continencia no son dafosas ni les, sino que esas virtudes son de las mds recomendables del ‘punto de vista médico” "53, La Conferencia Panamericana sobre enfer- mmedades venéreas que tuvo lugar en Washington en diciembre de 1920 teiter6 este mensaje: “El hecho de ponery de mantener la moral sexual una gran altura constituye el medio mejor de protegerla sanidad piiblica contra las enfermedades venéreas {por lo cual] las relaciones sexuales n illcitas deben ser castigadas”. Y sobre los complejos nexos entre cay tidad y salud, declar6 que “las peligros y las desventajas que lleva consign la incontinencia de los solteros de uno y de otro sexo son tan graves parg el individuo y para la raza, que pesan mucho mas que los inconvenientes posibles de ia abstencién de relaciones sexuales” 154, ' La Asistencia Pablica uruguaya, a través de la policlinica de enfer. l medades venéreas y de la piel, a cargo de los médicos J. Canabal y), \ Brito Foresti, aconsejaba en su cartilla de 1916 sobre el modo de evita t ‘esas dolencias: “El tinico medio seguro {...] és no tener contacto con ninguna persona si no se esté absolutamente seguro de | estd sana, [0 que es dificil encantrar fuera del matrimoni El elogio de la voluntad controladora del deseo y de la continenc, sexual hasta la pareja estable o el matrimonio, alcanz6 su climax en prédica de la médica socialista Paulina Luisi y el médico cat6lia ‘Alejandro Gallinal, pero también se entrevé en la prédica del médica batllista, Mateo Legnani. Para Paulina Luisi, solo la continencia de los jévenes garantizabaly salud fisica y la moral, siempre vinculadas. El prosttbulo, esa “vélvul de escape” de la virilidad juvenil, era una forma de mantener en miseria y el envilecimiento a la mujer y al adolescente var6n. Escrbis cen 1919, dirigiéndose a los hombres “realistas” y patriarcalistas & aquella sociedad uruguaya que admitfa los prostfbulos: “IInvocdis necesidad! 2El libertinaje serta una necesidad de vuestra ‘naturaleza, uns} {fatalidad de vuestra raza y nada serta capaz de detenerto? Nos resistimes| ‘a creerlo. El adolescente que vuelve al hogar manchado para siempre con un mal adquirido en una hora funesta, porque el prostibulo se ofreciés su ignorancia para tentarlo |...] no obedeci6 a necesidad alguna, sino«} Ta sugesti6n maligna de la curiosidad que incita” 1°6, Paulina Luisi desarroll6 en 1920 su concepto de la ‘nueva moral": aplicar a hombres y mujeres por igual: “La pedagogia sexual debe se en primer lugar la pedagogia de la voluntad”. A su entender, nunca insistiria bastante “sobre la acci6n de la voluntad en el instinto genésicy ‘yla necesidad de 1a castidad y la continencia sobre todo en la juver ‘tud, hasta que el organismo haya alcanzado la plenitud de su vise adulto” 157, En 1935 reiter6 que solo “Ia disciplina semual, una misma B ‘moral elevada establecida para los dos sexos”, salvarta al hombre de la qafermedad. La educaciGn sexual no podia restringirse a ensefiar “el ‘onocimiento de los fendmenos sexuales y la profilaxis venérea”, esa era solouna ‘pequerisima parte” de su contenido; lo esencial era promover “yn cuidadoso desarrollo de las facultades morales, de la voluntad, del -sentimiento de la responsabilidad, de la castidad” 38, La “nueva moral”, observemos de paso, no surgia del orden moral establecido, sino del reaper alt salt Lon jovenes 0 eran llamados 2 cia en nombre dela “virtud’, sino en nombre de! mantcnimiento del vigor fisico pues no estaban corporalmente preparados para cjercer la funcién sexual. La diferencia con la postura de catélicos y protestantes es obvia, pero los adolescéiites no la hubieran advertido pues las consecuencias de la “nueva moral” eran similares a las de la tradicional: prohibir el placer sexual al adolescente, por demasiado “preco aso de la médica socialista; por pecaminoso, en el caso de la religién cristiana. , En 1920, Paulina Luisi present6 su “plan y métod&de ensefianza setual”. Para sti €poca, lo novedoso de la propuesta era incluir a los nilios como destinatarios de esa educacién, pero los contchidos de ella provenfan del orden moral puritano establecido. A los maestros ylos adultos debfa ensefarse la “profilaxis de las enfermedades genitales contagiosas”, pero también “la profilaxis e higiene de las perversiones semuales (masturbacién, etc.) {y] la castidad como medio de dar mayor vigor al cuerpo, 1a accién del trabajo y la voluntad para morigerar los petits semuales”; el “respeto a la mujer”, pero también la critica de la fm taciones inconscientes de la mujer en la biisquec marido”; la “responsabilidad moral del hombre i ‘contrae na ‘o-comete acto sexual estando enfermo”, pero también que “la mater- nidades lands alta fncion de a especie” y que debian combats "las lecturas libertinas, frecuentacion. teas hers, feo tigen dels cabaret [yas ecrasyconver- En 1924, el médico cat6lico, y senador, Alejandro Gallinal, present6 otro proyecto de educacién sexual similar al de Paulina Luisi. La ensefianza a nifios y adult. versarfa sobre dos aspectos: “Ia «tiologia, sintomatologia y prondstico de las enfermedades [venéreas] y ” las graves consecuencias que su difusion fami [a raza (y| la posibilidad y conveniencia de la castidad c iinico medio de profilaxis verdadera”. Eso si, a diferencia de la mi socialista que deseaba una educacion sexual que no dist sgéneros, esta de su colega catdlico seria de asistencia obligatoria sola 1 En 1922 y 1925, el médico batllista Mateo al igual que sus colegas Luisi yGallinal, que de. empleando al efecto ta volun. Legnani pensaba, bia ensefiarse alos j6venes “a reprimirse, tad”! (+), ciertos hechos deben alertarnos. El precedente no fue dudas, no parece haber sido Sin embargo, el finico discurso médico del perfodo y: el dominante en la consulta privada, allf donde el consejo préctico o la Iegislacion debfan tener en cuer ddesco social de que el adolescente var6n pudiese probar su virilidal de heredero de la familia patriarcal y a la vez mantener su salud 2 cubierto de las enfermedades venéreas. Al fin y al cabo, los gobiern batllistas del Novecientos reorganizaron y perfeccionarone| Taspecci6n Sanitaria de la Prostitucién y, aunque pretendieron algun vez suprimir los prostibulos, concluyeron por admitilosy vigilarlos con disposiciones municipales. ‘Ademés, entre 1900 y 1930 parece advertirse una evolucién, paulatino deslizarse del consejo médico desde ua higienismo basadoo que conducia a la moral establecida, a una nueva moral basada en wz higienismo casi en estado de pureza y que conducfa a otras préctic un 6 otras palabras, un lento pasar de la prédica de la continencia juvenil preservativo y las pomadas protectoras, Esta evolucién desde ologia” justificadora del orden moral establecido a una logia” creadora de otro orden moral, creemos que proporciona algunas de las claves del Uruguay contemporénco. Nose vea en la novedad, empero, el seacillo triunfo del placer yel sacinieato de una cultura hedonista, aunque algo de ello, en efecto, pueda percibirse. Los hechos y las teorias fueron més ambivalentes. Como ya seialamos, y comprobaremos después, la nueva “biologia” y Janueva moral procuraron también, a su manera, que era diferente a taconocida, “domar” el deseo por medio de la profilaxisy la reflexion sobre el auevo bien absoluto: la salud. En verdad, los médicos que preconizaron el preservativo y la omatas, ambignafirmaron que el estado ideal que garanizaba, ese por completo, la salud, era la continencia hasta el matrimonio (ola estable, si se era socialista, anarquistae incluso batllsa, y se descrefa de aquella formula “burguesa”). Pero los médicos, con su concesina la realidad —Iainiciacién temprana el adolescente var6n, tn resabio “bérbaro” de aquella cultura disciplinada— abrieron el reno para una nueva ética basada en el cuidado del de cicsta yvgilada, cuota de placer. St ever ys adi Los moralistas percibieron de inmediato el peligro dela i tasada en la profilaxis, En 1903, Celedonio Nin ysil Iva condens Yor tes consejos de ciertos médicos que aceptando irreflexivamente la de la necesidad de la lujuria, recomiendan este vicio”. La medicina comenzaba afirmando “que el acto sexual [era] una necesidad able” y concluia recomendando “ciertos medios que precaven l contagio”, a costa de la moral y la salud pues, afirmaba Nin y Silva, i tends reservativos de las enfermedades venéreas son ba- eras para el placer y telas de arafa para el peligro del cus 7168, En 1935, Paulina Luis fae tambien explicte al ‘ierencla cara lo que debia proponer la verdadera medicina, la educacién met 6 sexual entendida como moral vigorizadora de la voluntad y propi. ciadora de la continencia de los j6venes, y 1o que aconsejaban otros médicos, la mera ensefianza pr‘ a “La clase médica” uruguaya habfa discutido abiertamente el tem enunasesién dela Sociedad de Medicina dé Montevideo en 1908. Juan Pou Orfila sostuvo en esa ocasion que “insinuar [al] cliente” el uso de medios profilécticos contra las enfermedades venéreas podia consids, arse, tal vez, “tina accién comuptora”, el facultative debia indicar los medios profilécticos seitalando que ninguno era “confiable [y que] solo debian considerarse como capaces de disminuir los peligros del contagio”. Su colega, J. Brito Forest fue ‘més allé, al sefialar: “a mi modo de ver no debe esperarse a que elcliente Ie interrogue a uno para darle un consejo. Yo tengo la costumbre —y me ‘parece de ese modo cumplo mejor mi misin— de indicar a todos toy ‘enfermos la manera como pueden evitar estas enfermedades sin espera ‘aque el enfermo me lo pregunte. Esaes la misién mds elevada que puede i higienista més que terapéutica”. A ese prevenir (6 Pou Orfila con una afirmacién que revelaba peso de I al: “La castidad es la madre de la fortaleza ue el médico, al aconsejar el uso de un profiléctico, no debe n modo alguno a disminuir el temor al contagio [pues de ‘mayor yaque elideal del control social d Fueron los sifil6grafos los abanderados de la nueva ética cuye fuente fundamental, que no tinica, era el cuidado de la salud, profilaxis. En 1912y 1916, Juan Antonio Rodriguez fue todavia ambiguo. Ena tuna “desgracia” que los ideales morales de “la monogamia estricta yl castidad del hombre y la mujer antes del casamiento”, no funcionasea en la realidad uruguaya. “Las costumbres licenciosas” impulsadas por laurbanizacién y “muchos vicios importados de esa llamada civilizacién europea |... tos genitales de nuestra juventud”, por 1 Jo ual solo restaba vigilar sanitariamente a las prosttutas, aceptando elmal menor 1, Pero fue dentro del Instituto Profilactico de la Sifilis que la nueva ‘ica hallé sus mejores abogados, por cuanto era esta instituci6n la que precisamente enfrentaba la demanda social més popular: precaverse Jel contagio antes que controlar el deseo hasta la continencia. Sus folletos de 1922 dirigidos a los j6venes, aunque insistian “sobre las consecuencias morales {y isicas] del libertinaje”, conclufan a veces pot feconocer que como “las mds resueltos” y “las mejores prevenidos” sucumbian “a las entaciones malsanas”, menester era saber los medios, de preservarse para reducir el riesgo: adoptar, por ejemplo, en las dos subsiguientesal coito, “el cuidado de desinfectarsecon unamezcla , de la cual se proporcionaba la formula, “calomel, lenolina vyvaselina” 167, En 1923, el médico del Instituto, Héctor del Campo, razon6 de i6 de la desesperanza acerca de la posibilidad de lamente la moral ambiente “licenciosa”, pero afiadi6 mn y los “preservatis , Correspondis en 1926 al médico de la Inspeccién Sanitiria de la Prosttuci6n, Miguel Becerro de Bengoa, llevar casi a sus dltimas consecuencias el “Tealismo”. Alejar a los jévenes de Jas mujeres, s0s- citos dos graves peligros, el “onanismo” y la “pederas- iales arraigadas en los nifios castos que desean los tas {de la prostitucién)”. La frase final era casi como el manifiesto aplebeyado de Ia nueva ética méd wabas a la 7” B mujeres” 1, La metéfora del acto sexual como “combate” cortia poy cuenta, probablemente, de una concepci6n de la c6pula bastante extendida en la época. El discurso piiblico de Becerro de Bengoa fue excepcional, El sabe, rte proilécti médi hhemos visto, postulaba como principio bioldgico ideal k | gjéreito norteamericano” durante la guerra, pues luego de hacerse

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