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Jueves, 10 de diciembre de 2020

Ante todo muy buenos días señor: presidente Nicolas Maduro, le escribo esta carta con la intensión de
ser escuchado por su persona, que mis suplicas sean atendidas y que las necesidades que me agobian
hoy en día, no sean palabras solo escritas en el papel que será olvidado.

Comenzando por el principio mi nombre es Jonathan David Morales Vargas, tengo 35 años, Venezolano y
caraqueño de nacimiento, vivo en Maturín estado Monagas, ubicado en las cocuizas carrera 6 casa
número 40, soy padre soltero desde los 22 años de edad, ya que a su madre nunca le intereso el futuro
de nuestro hijo, desde muy joven cumplí con mi rol de padre y también podría decirse que de madre,
claro no estaba solo mi madre me ayudó mucho en su crianza, y lo sigue haciendo para darle un futuro
digno, educación y la estabilidad que todo ser humano merece por derecho, nunca tuve la necesidad
antes de pedir ayuda, ya que aun siendo de limitados recursos nunca le faltó el sustento, ya que con mi
trabajo solventaba todas sus necesidades alimentarias, de aseo, vestimenta y las comodidades a las que
podía acceder a su momento, pero los años transcurren y la mayoría de las cosas no duran para siempre,
así como la estabilidad que es una de las preocupaciones diarias de hoy en día, con la incertidumbre de
que será el día de mañana, bueno continuo desde siempre he vivido en la casa de mis padres con mi
hijo, pero con el trascurrir del tiempo el hogar de mi hijo el mío y de mis padres se ha deteriorado a tal
gravedad que ya nos hemos quedado prácticamente sin nada, la casa tiene en su haber más de 80 años,
llueve más adentro que afuera, por consiguiente la perdida de muebles, camas, equipos
electrodomésticos era inevitable, ya las paredes se han fracturado por la inclemencia del agua, el 98%
del techo no sirve y con la preocupación de que no se nos venga encima con una lluvia o que ceda por
los daños y sin poder hacer las reparación necesarias por falta de recursos, que ahora es mucho más
difícil ya que hasta es complicado tener ahora aunque sea una comida en la mesa, tratando todo lo
humanamente posible que la calidad de vida no sea tan deplorable, muchas veces me he planteado el
irme a probar suerte en otro país, para que mi hijo no sufra los males de esta época de oscuridad que
nos ha golpeado tan fuerte y repetidamente, pero con la xenofobia tan terrible que es víctima el
venezolano en el extranjero, las posibilidades son cada vez más mínimas, pero tampoco he perdido las
esperanzas en mi país, de que las cosas se solucionaran poco a poco hasta que podamos volver a ver la
luz del día con claridad, que el amanecer del día de mañana sea otro día lleno de alegría y sueños de un
futuro próspero y abundante, lo que más deseo es poder darle un hogar digno a mi hijo y que es mi
deber como padre proveérselo, pero cada día es más difícil y pareciera solo un sueño, no pido que me
regalen una casa, pido la oportunidad de ganármelo con el sudor de mi frente, con trabajo arduo y
constante para hacerme merecedor de esa dicha y que de corazón se me tome en cuenta.

Sin nada más que decir pido a dios que esta carta llegue a su destino, y puedan ayudarme a darle un
mejor futuro, se despide atenta y cordialmente un venezolano que aún cree en la esperanza del mañana
para su país.

Jonathan David Morales Vargas


CI.: 17.240.563
Telf.: 0424-905.43.77
Jonathanmorales.zrc@gmail.com

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