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Vol.

18
No.1
Revista 2014

Revista INGENIERÍA del AGUA | VOL. 18 | No. 1 | 2014


Vol. 18 | No. 1 | 2014

CONTENIDOS

1 La Hidrología y su papel en Ingeniería del Agua


García-Marín, A., Roldán-Cañas, J., Estévez, J., Moreno-Pérez, F., Serrat-Capdevila, A., González, J.,
Francés, F., Olivera, F., Castro-Orgaz, O. y Giráldez, J.V.

15 Perspectiva histórica de la simulación numérica del flujo en máquinas hidráulicas


Fernández Oro, J.M. y González Pérez, J.

29 Diseño y construcción de diques rompeolas


Medina, J.R. y Vidal, C.

39 Visión del regadío


Braz-Tangerino, F., Ferreira, M.I., Moreno-Hidalgo, M.A., Playán, E., Pulido-Calvo, I.,
Rodríguez-Sinobas, L., Tarjuelo, J.M. y Serralheiro, R.

55 Avances en investigación aplicada mediante modelación física y numérica en el diseño de la


ingeniería de presas
Balairón, L., López, D., Morán, R., Ramos, T. y Toledo, M.A.

71 Modelización numérica de inundaciones fluviales


Bladé, E., Cea, L. y Corestein, G.

83 Aportaciones de la limnología a la gestión de embalses


Prats, J., Morales-Baquero, R., Dolz, J. y Armengol, J.

99 Economía del agua y gestión de recursos hídricos


Pulido-Velázquez, M., Cabrera, E. y Garrido, A.

111 Gestión integrada de los recursos hídricos en el sistema del agua urbana: Desarrollo Urbano
Sensible al Agua como enfoque estratégico
Suárez, J., Puertas, J., Anta, J., Jácome, A., Álvarez-Campana, J.M.
Revista Ingeniería del Agua | Vol. 18 | No. 1 | 2014
Revista Director
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Universidad de Castilla – La Mancha, Spain

Editor Científico
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Universidade da Coruña, Spain

Subdirectora de Indexación
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Universitat Politècnica de València, Spain

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Fundación para el Fomento de la Ingeniería del Agua
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Fundación para el Fomento de la Ingeniería del Agua
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Fundación para el Fomento de la Ingeniería del Agua
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IWA Publishing Editado por
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Area de Ingenieria Hidraulica.
Universitat Politècnica de València
Edificio Leonardo‎ da Vinci, Campus de Rabanales.
Javier González Pérez Universidad de Cordoba,14071 Cordoba, España.
Universidad de Castilla-La Mancha
International Water Association (IWA).
Editores Asociados Alliance House.
12 Caxton Street. London SW1H 0QS, United Kingdom.
Luis Balairón Pérez
Centro de Estudios Hidrográficos - CEDEX, Spain Editorial Universidad Politècnica de València.
Ernest Bladé Castellet Camino de Vera s/n. 46022. Valencia. España.
Universitat Politècnica de Catalunya, Spain
EISSN | 1886-4996
Luis Garrote de Marcos
ISSN | 1134-2196
Universidad Politécnica de Madrid, Spain
Oscar Castro Orgaz Contacto
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Manuel Gómez Valentín igando@hma.upv.es
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Número: 15€
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Antonio Pulido Bosch
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Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
Manuel Pulido Velázquez
Universitat Politècnica de València, Spain Universitat Politècnica de València
Luis Teixeira IWA Publishing
Universidad de la República, Uruguay Fundación para el Fomento de la Ingeniería del Agua
Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 iii

PRESENTACIÓN

v Fundación para el Fomento de la Ingeniería del Agua

vi Dirección de la Revista Ingeniería del Agua

viii IWA Publishing

ix Universitat Politècnica de València

CONTENIDOS

1 La Hidrología y su papel en Ingeniería del Agua


García-Marín, A., Roldán-Cañas, J., Estévez, J., Moreno-Pérez, F., Serrat-Capdevila, A., González, J., Francés, F.,
Olivera, F., Castro-Orgaz, O. y Giráldez, J.V.

15 Perspectiva histórica de la simulación numérica del flujo en máquinas hidráulicas


Fernández Oro, J.M. y González Pérez, J.

29 Diseño y construcción de diques rompeolas


Medina, J.R. y Vidal, C.

39 Visión del regadío


Braz-Tangerino, F., Ferreira, M.I., Moreno-Hidalgo, M.A., Playán, E., Pulido-Calvo, I., Rodríguez-Sinobas, L.,
Tarjuelo, J.M. y Serralheiro, R.

55 Avances en investigación aplicada mediante modelación física y numérica en el diseño de la ingeniería de presas
Balairón, L., López, D., Morán, R., Ramos, T. y Toledo, M.A.

71 Modelización numérica de inundaciones fluviales


Bladé, E., Cea, L. y Corestein, G.

83 Aportaciones de la limnología a la gestión de embalses


Prats, J., Morales-Baquero, R., Dolz, J. y Armengol, J.

99 Economía del agua y gestión de recursos hídricos


Pulido-Velázquez, M., Cabrera, E. y Garrido, A.

111 Gestión integrada de los recursos hídricos en el sistema del agua urbana: Desarrollo Urbano Sensible al Agua
como enfoque estratégico
Suárez, J., Puertas, J., Anta, J., Jácome, A., Álvarez-Campana, J.M.

2014, IWA Publishing, Editorial UPV, FFIA


v Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

Nueva etapa: idénticos objetivos, mejor contexto

Tras un breve letargo de tres años con este primer número electrónico despierta la revista Ingeniería del Agua. No ha sido
un tiempo perdido. Se ha invertido en analizar aciertos y desatinos habidos en la primera y longeva andadura (17 años, - desde 1994
hasta 2010 -, 70 números y 350 artículos) y en diseñar un nuevo proyecto que, manteniendo lo positivo y corrigiendo lo negativo,
sintonice mejor con los tiempos que corren, muy distintos a los vividos hace dos décadas.
Conviene recordar los objetivos que, allá por 1994, se establecieron. Eran:
1. Propiciar el intercambio de información y cohesionar el mundo universitario ligado a la Ingeniería del Agua para
contribuir a elevar su nivel científico y favorecer la colaboración.
2. Asumir el papel de socio tecnológico de las empresas españolas que trabajan en este campo.
3. Llenar un vacío existente. En España las asociaciones ligadas al agua (costas y puertos, aguas subterráneas, riego, etc.)
solo se ocupan de algunas de las áreas de interés de la Revista.
4. Difundir los avances del conocimiento en las áreas de interés de la Revista en castellano.
5. Propiciar en este campo un mayor acercamiento entre todos los países de lengua castellana y, por afinidad y proximidad,
con los de lengua portuguesa.

Unos objetivos que no han perdido actualidad. Antes la han ganado y por ello ahora, en un contexto mucho más favorable,
pueden y deben ser alcanzados de modo definitivo. A ellos hay que añadir el de la indexación. Porque hoy, en cualquier país del
mundo, la carrera del profesor universitario depende en buena medida de sus publicaciones. Por ello tiene mucha más necesidad que
antaño de difundir, en revistas indexadas y de prestigio, su producción científico - técnica. De ahí que indexar la Revista, el objetivo
diferencial con relación a los cinco que se establecieron en 1994 (aunque pronto se constató su trascendencia, no estaba entre los
iniciales) es prioritario. En segundo lugar porque en los veinte años transcurridos, España ha pasado a ser uno de los países con
mayor número de artículos publicados en revistas indexadas relacionados con la ingeniería del agua (es la segunda en Europa, sólo
por detrás del Reino Unido). Es, pues, lógico pensar que con tan buenos mimbres se puede hacer un buen cesto. Y aún hay un tercer
hecho que aconseja relanzar la Revista: las infinitas posibilidades que hoy ofrece internet. La publicación electrónica (Ingeniería
del Agua no se imprimirá más salvo a demanda), facilitará su difusión y conocimiento además de simplificar mucho todo el proceso
de revisión (en la primera etapa el Atlántico fue una barrera formidable). Y lo que es aún más importante, resuelve el problema
económico inherente a cualquier revista impresa. Internet, pues, ha posibilitado el renacimiento de la Revista.
Un nuevo proyecto que va a descansar sobre tres pilares, la Fundación para el Fomento de la Ingeniería del Agua (FFIA), la
International Water Association (IWA) y la Universitat Politècnica de València (UPV). La FFIA, nacida de la propia Revista hace
más de una década y propietaria de la cabecera, promueve el proyecto. IWA Publishing, que ya edita más de diez revistas indexadas
en el campo del agua (ninguna en castellano), contribuirá a difundir la Revista y aportará toda su experiencia para alcanzar el
objetivo principal, su indexación. Por último la Editorial UPV, dentro de su plataforma virtual, será la responsable de poner a punto
y editar la Revista.
Pero si importantes son los pilares de la Revista, mucho más lo deben ser los motores que la impulsan. Nos referimos al
Consejo de Dirección de la Revista (representado por su Director y por el Editor científico) y al Consejo Editorial, una docena de
profesores universitarios cuyas capacidades e ilusión debe conducir a buen puerto esta nueva singladura. Los artículos que incluye
este número cero y que siguen a esta introducción, constituyen su mejor tarjeta de presentación. Facta non verba, brillante frase
acuñada por nuestros ancestros y que el paso del tiempo ha elevado a la categoría de verdad absoluta, debe presidir el quehacer de
estos dos consejos de la Revista.
Cabrera E., Dolz J., Morales R., Rodriguez L., Roldán J.
Fundación para el Fomento de la Ingeniería del Agua

2014, IWA Publishing, Editorial UPV, FFIA


vi Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

Una revista para la comunidad científica internacional vinculada a la Ingeniería


del Agua

El número de la revista IA que aquí abrimos representa un puente de unión entre el editorial del último número publicado
de la Revista Ingeniería del Agua en 2010 “La revista ingeniería del agua. Casi veinte años de historia.” (Cabrera, et al., 2010) y
esta nueva fase que estamos abriendo.
La amplia comunidad científica que desarrolla investigación en el ámbito de la Ingeniería del Agua en los países de habla
española y portuguesa, con una profusa producción científica de calidad, justifica el esfuerzo por desarrollar y mantener un foro de
intercambio y debate de los avances científicos en esta materia. En este punto es donde radica la razón de ser de la revista IA, dado
el tamaño de la comunidad científica que potencialmente podría utilizarlo localizada principalmente en el conjunto de los países
iberoamericanos, sin olvidar otros países e investigadores que utilicen estos idiomas.
La importancia y el interés por utilizar estas lenguas como vía de discusión científica se justifica en varios aspectos: 1)
permitir el intercambio de resultados en líneas de investigación que respondan a problemas comunes que se plantean en países de
este ámbito, donde además de la lengua comparten en muchos casos cultura, nivel tecnológico, características de las fuentes de
información y disponibilidad de datos, etc.; 2) facilitar la transferencia de conocimiento y el acceso al estado del arte en las distintas
temáticas de la Ingeniería del Agua a aquellos países en desarrollo donde el avance científico es más incipiente, siendo el agua y su
gestión un elemento clave para su desarrollo; 3) mantener una cultura científica entorno al agua, reflejada no sólo en los avances
científicos, sino también en un vocabulario técnico propio de las lenguas española y portuguesa, con raíces latinas.
Hoy en día son cada vez más los avances científicos que se producen desde universidades y centros de investigación en
Iberoamérica, desarrollados al amparo de proyectos de investigación que en muchos casos dan lugar a Tesinas de Maestría y Tesis
Doctorales, a la vez que avances tecnológicos promovidos por empresas que suponen un avance notable en el conocimiento, y
que ganan verdadero valor cuando son compartidos y discutidos, permitiendo el avance de la ciencia y la técnica. No es menos
importante el número de investigadores que tienen su origen en estas regiones y que adquieren formación y desarrollan su carrera
profesional en otros países fuera de estas regiones, pero motivados por el avance de conocimientos relacionados con los problemas
del agua en sus países de origen. Para ellos, disponer de medios donde publicar sus avances, como lo es la Revista IA es fundamental
y sus contribuciones son de gran interés para la audiencia Iberoamericana.
El valor de una revista de la naturaleza de IA se encuentra en la utilidad que presta para el flujo de la ciencia, la técnica y el
conocimiento en general. Para ello esta nueva fase de la revista nace como una revista de acceso abierto a través de la red, de modo
que cualquier interesado puede consultar el contenido de la revista sin requerir suscripción. La revista en esta nueva fase es una
revista electrónica y se alberga en la plataforma poli[Papers], de la Universitat Politècnica de València, que sigue los protocolos
internacionales de revistas de acceso libre OJS (Open Access Journals). Esto permite que sus artículos queden inmediatamente
indexados en los buscadores más importantes en la red, y sean localizables desde estas webs sin necesidad del acceso inicial a la
revista, lo que supone una rápida difusión de su contenido.
Por otro lado, la creación de conocimientos se produce cada vez de manera más rápida y numerosa, por ello la revista tiene
la vocación de seleccionar los mejores contenidos, manteniendo un nivel científico-técnico alto que sea atractivo para la potencial
audiencia, y para ello también entiende que el proceso de revisión por pares de los manuscritos debe ser ágil, definiendo un objetivo
de tiempo máximo de respuesta a los artículos sometidos, y la inmediata visibilidad de los artículos aceptados en contenido y
maquetación. Este compromiso responde a una demanda colectiva de la comunidad científica y se espera que favorezca de modo
sobresaliente el flujo de conocimientos a través de la revista IA.
Este número tiene un carácter especial, al ser el que sirve de inicio de esta nueva fase y de puente con la fase anterior. El
mismo contiene un total de nueve artículos que plasman el conjunto de áreas temáticas que tienen cobertura en la revista, y para
las que se hace un llamamiento de recepción de contribuciones. Este será el único número de 2014, y a partir de enero de 2015 se
publicará con carácter trimestral la revista de modo regular, con cuatro números por año, publicados en los meses de enero, abril,
julio y octubre.

2014, IWA Publishing, Editorial UPV, FFIA


Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 vii

La revista IA es un proyecto colectivo, respondiendo a una necesidad presente que comparten muchos miembros de la
comunidad científica en Iberoamérica ligada a alguna de las facetas del agua. El lanzamiento de este número ha sido posible gracias
al esfuerzo de un número notable de colaboradores, que se espera siga creciendo, no sólo por el incremento del número de autores,
sino también el incremento de las personas que apoyen al crecimiento y mantenimiento de la revista en la forma de revisores,
discusión de artículos, editores asociados, asesores internacionales, o colaboradores en la difusión de la revista. Todos ellos son
imprescindibles para el desarrollo del proyecto, y a su vez, a ellos presta servicio la revista facilitando la difusión del conocimiento.
La finalidad de la revista a la que se hace mención, de difusión y promoción del avance del conocimiento entorno a
la Ingeniería del Agua en Iberoamérica, no es vocación exclusiva de esta revista. Afortunadamente existe otras revistas en el
mismo ámbito geográfico que guardan similitudes en los objetivos y áreas temáticas, aunque cada una de ellas con su propia
particularidades y especificidad. Es notorio que la potencial demanda de este tipo de revistas no está cubierta por las actualmente
existentes, y es importante que exista un número suficiente de revistas en este ámbito del conocimiento, que empleen las lenguas
española o portuguesa para facilitar un flujo de conocimientos que responda a las necesidades de la comunidad. Con esta nueva
fase de la revista se espera no sólo mantener sino aumentar la determinante contribución que había realizado hasta ahora la revista,
con artículos de un alto nivel científico-técnico, que estén al alcance de cualquier persona interesada, y que se sitúen al borde del
cocimiento, contribuyendo a su expansión y la resolución de los problemas vinculados al agua en Iberoamérica.

J. González Pérez, J. Puertas Agudo, I. Pulido Calvo, I. Andrés Domenech, J. B. Valdés


Comité de Dirección de la Revista Ingeniería del Agua

2014, IWA Publishing, Editorial UPV, FFIA


viii Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

IWA Publishing

La International Water Association (IWA por sus siglas, Asociación Internacional del Agua en inglés) está encantada de
colaborar conjuntamente con la Fundación para el Fomento de la Ingeniería del Agua en la publicación de la Revista Ingeniería
del Agua. Esta colaboración es importante para una de las prioridades estratégicas de IWA: el desarrollo de una red global que
cuente con presencia regional basada en la aceptación de la diversidad del lenguaje que apoye a los profesionales y a las iniciativas
regionales. En esta misma línea, se incluye la futura publicación de diversos manuales de buenas prácticas para los profesionales
del sector del agua que se ha acordado realizar en colaboración con organizaciones españolas.
A través de su editorial IWA Publishing, la Asociación apoyará la revista contribuyendo con su experiencia en publicaciones
profesionales, promoviéndola en la red de la Asociación en América Latina, España y Portugal, con el objetivo de que sea aceptada
lo antes posible en el Science Citation Index.
Es de destacar que gracias a la generosidad de las instituciones involucradas, todos los artículos serán publicados en acceso
abierto en Internet y sin que los autores estén sujetos a pago alguno.
Estamos deseando trabajar junto a la Fundación en la publicación de esta importante revista y les insto a que envíen artículos
de calidad para su publicación en la misma.

Michael Dunn
Managing Director
Londres

2014, IWA Publishing, Editorial UPV, FFIA


Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 ix

Universitat Politècnica de València

La Revista Ingeniería del Agua no es nueva en su concepción como instrumento de selección y difusión de conocimiento
científico especializado, y puede declarar haber realizado una importante labor durante el periodo 1994-2010 llevando al campo de
la investigación en Ingeniería del Agua artículos de calidad, que han tenido un importante reconocimiento en su área.
Es el momento de retomar el camino que se vio interrumpido durante un periodo de cuatro años y de apostar por las mismas
líneas de investigación con las que nació la revista, cubriendo todo el ciclo del agua, en su claro compromiso de profesionalidad y
calidad científica.
Ante este reto, las firmes alianzas establecidas entre la Fundación para el Fomento de la Ingeniería del Agua (FFIA), IWA
Publishing y la Universitat Politècnica de València (UPV), son un claro ejemplo de que el valor estratégico del conocimiento que se
generará con la revista, será un importante motor en la investigación sobre la ingeniería del agua. En esta línea, la revista cuenta con
una representación de peso en el sector y puede asegurar que la calidad de sus aportaciones, responderá a los principales campos
experimentales en la materia.
Desde la Universitat Politècnica de València, llevamos años orientando nuestro esfuerzo editorial a la difusión del
conocimiento científico de calidad y entendiendo que la alianza con entidades especializadas en las diferentes áreas del saber, es
una estrategia sólida que contribuye a la creación dicho conocimiento. En esta trayectoria, la Editorial de la UPV ha apostado por
retomar la revista sumando el esfuerzo a nuestros aliados, con una firme convicción y la confianza en que la comunidad científica
de habla española y portuguesa, tendrá en esta publicación un canal de difusión y aplicación de nuevas investigaciones con las que
contribuir al desarrollo de la Ciencia en la Ingeniería del Agua. Además entendemos que su difusión en acceso abierto será un canal
dinamizador del impacto y contribuirá a aumentar su visibilidad disminuyendo las barreras.
En este camino, hemos apostado por hacer uso de las ventajas que nos ofrece el desarrollo tecnológico y por utilizar
plataformas de edición en línea, donde se facilite el trabajo a todos los roles implicados y se pueda llegar a una difusión de impacto
internacional, con especial interés en la comunidad latinoamericana, donde la lengua será un vehículo común que impulsará las
investigaciones en habla hispana y portuguesa.
Quiero agradecer la confianza que tanto la Fundación como IWA Publishing han depositado en nosotros como entidad
dinamizadora de esta nueva etapa en la Revista, y sobre todo, mostrar nuestra clara voluntad de contribuir a que el esfuerzo de
este sólido equipo, vea su recompensa en el reconocimiento de la Revista Ingeniería del Agua como un referente claro en la
investigación sobre ingeniería del agua.

María Remedios Pérez García


Responsable Editorial Universitat Politècnica de Valencia

2014, IWA Publishing, Editorial UPV, FFIA


Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 García-Marín et al. | La Hidrología y su papel en Ingeniería del Agua 1

La Hidrología y su papel en Ingeniería del Agua


Hydrology and its role in water engineering

García-Marín, A.a1, Roldán-Cañas, J.b1, Estévez, J.a2, Moreno-Pérez, F.b2, Serrat-Capdevila, A.c,
González, J.d, Francés, F.e, Olivera, F.f, Castro-Orgaz, O.b3 y Giráldez, J.V.b4
a
Departamento de Ingeniería Rural, Universidad de Córdoba, Edificio Leonardo Da Vinci - Campus Universitario Rabanales.
Ctra. Madrid km 396 - 14071 Córdoba (España). E-mail: a1es2gamaa@uco.es, a2jestevez@uco.es
b
Departamento de Agronomía, Universidad de Córdoba, Edificio Leonardo Da Vinci - Campus Universitario Rabanales.
Ctra. Madrid km 396 - 14071 Córdoba (España). E-mail: b1jroldan@uco.es, b2mfatima@uco.es, b3ag2caoro@uco.es, b4ag1gicej@uco.es
c
Department of Hydrology and Water Resources, College of Science-School of Earth and Environmental Sciences, The University of Arizona,
1133 E James E Rogers Way, J W Harshbarger Bldg Rm 122, PO Box 210011, Tucson AZ 85721-0011. E-mail: aleix@email.arizona.edu
d
E.T.S.I. Caminos, C. y P., Universidad de Castilla La Mancha,
C/Camilo José Cela s/n, 13071, Ciudad Real (España). E-mail: javier.gonzalez@uclm.es
e
Instituto de Ingeniería del Agua y el Medio Ambiente, Edificio 4E Planta 1, Universidad Politécnica de Valencia,
Camino de Vera s/n, 46022 Valencia (España). E-mail: ffrances@hma.upv.es
f
Texas A&M University, Department of Civil Engineering, Environmental and Water Resources Engineering Division, Wisenbaker Engineering
Research Center, Rm. 205-F3136 TAMU, College Station, Texas 77843-3136. E-mail: folivera@civil.tamu.edu

Recibido: 04/06/2014 Aceptado: 01/07/2014 Publicado: 01/08/2014

Resumen

La Hidrología es una ciencia esencial en Ingeniería del Agua, la cual abarca un amplio abanico de temas de investigación que
engloban los diversos estadios del agua en el ciclo Hidrológico, tanto en atmósfera, superficie y suelo. Con motivo del relanzamiento
de la revista Ingeniería del Agua se presenta un breve artículo de carácter introductorio en el que se muestran algunas de la líneas
de investigación actuales en Hidrología, dedicadas a lluvia, interceptación de agua por la vegetación, sensores en Hidrología, agua
subterránea, entre otras. Dicha revisión no pretende ser exhaustiva, dado el tamaño limitado de este formato de publicación, sino
motivar la publicación en Ingeniería del Agua de artículos dentro de la temática Hidrología.

Palabras clave | Ciclo Hidrológico; Hidrología; Ingeniería del Agua.

ABSTRACT

Hydrology is the basic science for water engineering, including a wide list of research topics ranging from atmospheric water and
surface hydrology to groundwater hydraulics. To initiate the new publication period of the journal Ingeniería del Agua, we present
here a brief review paper where the current state of research in many hydrologic fields is discussed. The aim of the paper is not to
present a complete picture of current state-of-the-art research topics, but rather to provide a broad overview and stimulate new and
innovative publication of Hydrology papers in the journal Ingeniería del Agua.

Key words | Hidrology; Water cycle; Water Engineering.

doi:10.4995/ia.2014.3048 EISSN: 1886-4996 ISSN: 1134-2196


2 García-Marin et al. | La Hidrología y su papel en Ingeniería del Agua Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

INTRODUCCIÓN

La Hidrología es una ciencia básica en Ingeniería del Agua, necesaria para su uso por profesionales dedicados a proyectos
de recursos hídricos, y que, además, posee un amplio abanico de problemas científicos actualmente bajo una intensa investigación.
Con motivo del relanzamiento de la Revista Ingeniería del Agua los autores de este trabajo hemos creído adecuado realzar la
importancia de la Hidrología mediante un artículo de carácter introductorio, que, además, de algunas pinceladas sobre algunos
temas de actualidad, que serían muy adecuados para la revista. Debido a las limitaciones de espacio por un lado, y, por otro, al
campo de investigación específico de cada autor, la revisión que aquí se presenta no es, ni lo pretende, ser exhaustiva. Lo que se
pretende es motivar la publicación en Ingeniería del Agua de artículos dentro de la temática Hidrología, mostrando en este texto
algunos de los fascinantes temas actualmente investigados.
Concretamente, el artículo presenta secciones específicas dedicadas a: Análisis multifractal de precipitación; Modelos
estocásticos de precipitación; La medición y validación de datos hidroclimáticos; Interceptación de lluvia por la vegetación;
Sensores Remotos en Hidrología; El papel de las reconstrucciones Paleo Hidroclimatícas en Hidrología; La Modelación Hidrológica
Distribuida; Pérdidas anuales estimadas ocasionadas por inundaciones generadas por huracanes; y Modelos regionales de flujo en
acuíferos freáticos.

ANÁLISIS MULTIFRACTAL DE PRECIPITACIÓN

La palabra fractal (Mandelbrot, 1975) fue propuesta para describir formas geométricas que podían dividirse en distintas
partes, todas ellas auto-similares, y para hacer referencia a objetos demasiado irregulares para ser descritos por la geometría
tradicional. Las variables (mono) fractales se caracterizan por poseer una única dimensión fractal, mientras que las variables
multifractales pueden describirse por un conjunto de dimensiones conocidas como espectro multifractal. La principal ventaja del
análisis multifractal reside en que sus parámetros son independientes del número de datos disponibles para las distintas escalas y
en que no tiene que asumirse ninguna función de distribución para el conjunto de datos. Es por ello que este análisis se ha aplicado
para describir numerosas variables de todo tipo, desde series de datos de lluvia, hasta caudales (Tessier et al., 1996), contaminantes
atmosféricos (Lee, 2002), entre otros fenómenos. El análisis multifractal puede también aplicarse a la descripción de la distribución
espacial de una variable o de su influencia sobre otra (Kravchenko et al., 1999, 2000; Veneziano y Langousis, 2005).
La lluvia es un proceso no lineal muy variable en un amplio intervalo de escalas temporales, por lo que se justifica el uso
de la multifractalidad como teoría y herramienta descriptiva de las series temporales de datos de precipitación. En las últimas
décadas el proceso de la lluvia ha sido ampliamente analizado desde un punto de vista multifractal y con diversas aplicaciones,
desde simplemente descriptivas, hasta como herramienta de validación de modelos de lluvia o de selección de las curvas IDF más
apropiadas en una determinada localización (Schertzer y Lovejoy, 1987; Ladoy et al., 1993; Fraedrich y Larnder, 1993; Over y
Gupta, 1994; Svensson et al., 1996; Tessier et al., 1993, 1996; De Lima y Grasman, 1999; Kiely e Ivanova, 1999; Sivakumar, 2001;
Veneziano y Furcolo, 2002; Labat et al., 2002; Olsson y Burlando, 2002; Kantelhardt et al., 2006; García-Marín et al., 2008, 2013).
Existen aun múltiples aplicaciones del binomio lluvia-análisis multifractal por explorar, lo que deja abierto un amplio campo de
investigación futura.

modelos estocásticos de precipitación

La hidrología de una región depende, en primer lugar, de su clima, de lo que se deriva la necesidad de conocer los procesos
meteorológicos que lo determinan. Entre éstos, cabe destacar la lluvia como magnitud fundamental en el balance hídrico. La
complejidad de los procesos naturales y el desconocimiento de las causas que determinan los fenómenos meteorológicos han
obligado a renunciar a estudios analíticos y a usar series cronológicas de sucesos observados de dichos fenómenos: los datos
meteorológicos se consideran como realizaciones de un proceso estocástico.

2014, IWA Publishing, Editorial UPV, FFIA


Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 García-Marín et al. | La Hidrología y su papel en Ingeniería del Agua 3

Los modelos estocásticos se dividen en dos grupos según consideren el tiempo de ocurrencia de la lluvia de forma discreta,
como es nuestro caso, o continua. Los modelos de precipitación diaria describen tanto la ocurrencia de la precipitación como la
distribución de la cantidad en un punto en el espacio de una forma mucho más concisa (Roldán y Woolhiser, 1982). En aras de una
deseable simplicidad, el número de parámetros debe ser pequeño, lo que a su vez obliga a la variación estacional de los mismos
ajustando series de Fourier finitas.
Los sistemas asociados atmósfera-océano se han mostrado muy eficientes describiendo el modelo de comportamiento de la
precipitación y de su variabilidad tanto espacial como temporal (Woolhiser, 1992). En Estados Unidos se han realizado numerosos
estudios sobre la relación entre el Índice de Oscilación del Sur (SOI) o la Oscilación del Sur de El Niño (ENSO) con la precipitación
(Peel et al., 2002), con resultados bastante consistentes. En Europa, los mejores resultados se han alcanzado estudiando la conexión
entre el régimen de lluvias y el Índice de Oscilación del Atlántico Norte (NAO). Un alto valor del índice NAO ha sido correlacionado
con mayores precipitaciones en el norte de Europa y un descenso en el sur (Hurrell y van Loon, 1997). Sin embargo, la gran
variabilidad espacio-temporal de la lluvia debida a la orografía y a la presencia del océano dificulta la identificación de estos efectos
en España (Trigo et al., 2004).
Moreno Pérez et al. (2014) han perturbado los coeficientes de un modelo cadena de Markov de segundo orden - distribución
mixta exponencial (CMME) mediante una función lineal del índice NAO, que incluye un posible retraso, usando 54 años de datos
diarios pertenecientes a 33 estaciones meteorológicas situadas en el sur de España. Los resultados demuestran que la probabilidad
de un día lluvioso es menor cuando el valor de NAO es positivo y viceversa. El retraso es de cero días para todas las estaciones.
Durante los meses más lluviosos, de noviembre a marzo, es cuando el índice NAO mejora más el modelo CMME.

la medición y validación de datos hidroclimáticos

Las principales variables hidroclimáticas que se registran en redes de aforo, redes de estaciones meteorológicas o sistemas
de alerta de información hidrológica son: precipitación, evaporación, radiación solar, temperatura, humedad relativa, velocidad y
dirección de viento, caudal, niveles y presión atmosférica.
Cualquier medición hidroclimática que realiza un sensor y es almacenada en un registrador de datos o cualquier otro
dispositivo lleva una incertidumbre asociada. No hay técnica de medición perfecta, y todos los sensores producen errores
sistemáticos y aleatorios. Sus efectos deben reducirse a un nivel aceptable mediante medidas preventivas y correctivas (WMO,
2010). Un correcto emplazamiento, un mantenimiento adecuado y la calibración de estos sensores constituyen tareas fundamentales
para obtener series hidroclimáticas fiables, representativas y de calidad. Finalmente, estas series deben ser validadas como requisito
previo a cualquier tipo de aplicación.
Los procedimientos de validación enmarcados en los procesos de control de calidad hidroclimática aseguran que la
información está siendo generada correctamente, identifica registros erróneos y permite detectar problemas para resolverlos
adecuadamente (Estévez et al., 2011). Estos procedimientos están basados en algoritmos, comprobaciones o tests que son aplicados
a cada registro hidroclimático de las distintas series temporales que se estén validando, asignándole un “flag” indicativo del grado
de calidad dependiendo de si supera o no satisfactoriamente la prueba. Generalmente los procedimientos de validación se dividen
en (Fiebrich et al., 2010):
• Rango. Se comprueba que el dato esté dentro de un intervalo definido. Los límites superior e inferior corresponden a
límites físicos e instrumentales, y también límites dinámicos (efemérides).
• Coherencia temporal del dato. Se comprueba la diferencia entre medidas hidroclimáticas consecutivas.
• Coherencia interna. Se trata de verificar la coherencia física o climatológica de cada variable y también de la consistencia
entre variables. Valores medidos al mismo tiempo y en el mismo lugar no pueden ser incoherentes entre ellos.
• Coherencia temporal de la serie (persistencia). Se comprueba la escasa o nula variabilidad de un conjunto de datos
consecutivos.
• Consistencia espacial. Se utilizan datos de estaciones cercanas para comprobar la verosimilitud de los registros
hidroclimáticos que se están validando.

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4 García-Marin et al. | La Hidrología y su papel en Ingeniería del Agua Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

Además de estos tests, también existen técnicas estadísticas más complejas que requieren series temporales largas,
comprobando la homogeneidad de la serie. Recientemente, algoritmos basados en redes neuronales han sido desarrollados con
gran eficacia para la validación de datos de nivel en ríos (López-Lineros et al., 2014). Cualquier proceso de validación requiere
una fase final de inspección manual que debe ser realizada por técnicos expertos.

INTERCEPTACIÓN DE LLUVIA POR LA VEGETACIÓN

La interceptación debe entenderse como la parte de la lluvia que es retenida por la superficie terrestre y que, posteriormente,
es devuelta a la atmósfera por evaporación (Gerrits, 2010). En áreas forestales, las cubiertas vegetales interceptan la mayoría de
la lluvia, y controlan su posterior evaporación, y drenaje desde las mismas, siendo la principal causa en la diferencia de recogida
de caudales entre cuencas (Gash y Morton, 1978).
La cubierta vegetal divide a la precipitación bruta en tres componentes: la parte que atraviesa directamente el dosel, que se
denomina trascolación libre, que junto con la cantidad de agua que es retenida por la vegetación y, que posteriormente cae por goteo,
constituye la trascolación total; otra parte es conducida por el fuste, por caer directamente sobre él o desde las copas resbalando
por las ramas, que se denomina escorrentía cortical; por último, la interceptación o fracción de precipitación bruta que no alcanza
el suelo.
La cantidad de precipitación que es interceptada depende de características de la vegetación como la edad, la orientación y
forma de las hojas, el ángulo de las ramas o el tipo de corteza, entre otras (Crockford y Richardson, 2000). Pero también depende
de las características de la propia lluvia, como la intensidad y la duración de las precipitaciones, y de otras variables climáticas.
La interceptación aumenta a medida que el evento de lluvia sea de menor volumen, intensidad y duración, menor temperatura,
menor velocidad del viento y la dirección del viento no sea la predominante (Pérez Arellano et al., 2014), siendo la intensidad de
precipitación la variable climática que mayor incidencia presenta sobre la interceptación.
Los datos experimentales muestran que la interceptación en individuos aislados de pino en un clima mediterráneo alcanza
el 27%, en tanto que la trascolación se acerca al 73%, siendo la escorrentía cortical despreciable, en torno al 0,3%. Por el contrario,
en jara la interceptación se reduce al 16%, valor muy similar al de la escorrentía cortical, en tanto que la trascolación disminuye
ligeramente al 67%. El modelo de Rutter adaptado por Valente et al. (1997) es el que presenta un mejor ajuste a los datos
experimentales (Moreno Pérez et al., 2014).

SENSORES REMOTOS EN HIDROLOGíA

En las últimas décadas se ha visto un gran aumento en la existencia y disponibilidad de estimaciones por sensores remotos
de variables relevantes para la hidrología. Esto ha ocurrido al mismo tiempo en que la disponibilidad de observaciones hidro-
meteorológicas terrestres ha disminuido significativamente, debido a la falta de presupuesto, mantenimiento de estaciones,
conflictos, etc. (Stokstad, 1999; Shiklomanov et al. 2002; GRDC 2014). Los sensores remotos nos permiten hoy estimar, con
menor o mayor realismo, variables como la lluvia, humedad del suelo, evapotranspiración, elevación de la superficie del agua
(en ríos grandes, lagos, estuarios y océanos), cambios en la masa de los acuíferos a gran escala (~90,000km2), cobertura nival,
equivalente en agua de la nieve, temperatura, velocidad del viento, topografía (~subsidencia) y algunos parámetros de calidad del
agua (clorofila, indicadores cyano-bacteriales, materia orgánica disuelta – con color – y materia suspendida).
Un reto importante en el uso de las estimaciones remotas de variables hidrológicas es su reconciliación con las observaciones
terrestres, al ser datos con características muy diferentes. Por ejemplo, las observaciones de un pluviómetro representan la lluvia en
unos pocos centímetros cuadrados y con intervalos de tiempo que varían de un día a segundos, con una caracterización espacial de
la lluvia limitada en función del número de pluviómetros, y a menudo no disponibles en tiempo real. Las estimaciones de la lluvia
por satélite son medidas indirectas (a partir de mediciones con sensores de infrarrojos, micro-ondas pasivas o de radar: micro-ondas
activas) y suelen tener resoluciones espaciales entre 0.04° y 0.25° – donde un valor de precipitación es representativo para una celda

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 García-Marín et al. | La Hidrología y su papel en Ingeniería del Agua 5

de ~16 km2 a 625 km2 respectivamente – y pasos de tiempo desde media hora, a tres horas o un día. Estas diferencias suponen una
dificultad a la hora de evaluar y validar estas estimaciones, y muchas veces la mejor representación de la “lluvia verdadera” es una
asimilación de los dos tipos de datos: las medidas puntuales directas de la lluvia que llega al suelo, y los satélites que nos dan la
distribución espacial de esta lluvia. Las estimaciones remotas pueden contener tres tipos de errores: la no-detección, falsas alarmas,
y errores en la magnitud de la variable correctamente detectada. Los errores de las estimaciones remotas suelen ser menores cuando
se tienen en cuenta los errores de las redes de pluviómetros (Ali et al. 2005). En el caso de la lluvia, los errores en las estimaciones
remotas varían con la geografía, la topografía y los mecanismos de generación de la lluvia (~estaciones del año), pero en términos
generales, siempre funcionan mejor en sistemas convectivos y en latitudes tropicales y subtropicales. Los sesgos se pueden corregir
usando observaciones históricas, y las falsas alarmas y no-detecciones usando pluviómetros transmitiendo en tiempo real, u otras
estimaciones en tiempo real tales como la humedad del suelo. Debido al carácter diferente con respecto a las observaciones de
pluviómetro (y el oficio implícito del proceso de calibración) se recomienda recalibrar los modelos hidrológicos con estimaciones
remotas (Serrat-Capdevila et al. 2013).
Como en toda aplicación hidrológica, es muy importante cuantificar los posibles errores en las estimaciones remotas usadas
como datos de entrada y como estos se van a propagar a través de un modelo hidrológico y aplicación especifica. Por ejemplo, en
simulación de crecidas, los errores relativos de la lluvia tienden a acumularse en la magnitud del caudal de avenida (Nikopoulos
et al., 2010). Un intervalo de incertidumbre en los resultados de modelos hidrológicos es imprescindible, así como una evaluación
de la confiabilidad para una aplicación de gestión concreta. La comunidad hidrológica puede hacer una contribución con casos de
estudio para evaluar y validar productos y métodos de uso de estimaciones remotas para aplicaciones hidrológicas, el monitoreo
y la gestión del agua, especialmente con datos de las nuevas misiones como la Global Precipitation Monitoring (GPM, lanzada el
27/2/2014) o la Soil Moisture Active Passive (SMAP, programada para Noviembre 2014), o el Sentinel-1 (lanzada el 3/4/2014) del
programa Copernicus. Cabe destacar, entre otros, los programas SERVIR de NASA (http://www.nasa.gov/mission_pages/servir/) y
TIGER de la Agencia Espacial Europea (http://www.tiger.esa.int/), dedicados a la inclusión de estimaciones remotas en aplicaciones
hidrológicas y medioambientales para informar la gestión y la planificación.

el papel de las reconstrucciones paleoclimáticas en la hidrología

“Para la comprensión del clima actual es necesario, en gran medida, el conocimiento de las variaciones del clima pasado
y de las relaciones causa-efecto que las han provocado. […] La posibilidad de pronosticar a largo plazo del clima y conocer de
las causas que una variación de él pueden ocasionar es una referencia esencial para la planificación a largo plazo de la industria,
agricultura y ordenación del territorio” (traducción adaptada). Con estas palabras H.H. Lamb resume en 1972 el objetivo de su libro
Climate: Present, Past and Future.
En el caso de la planificación hidrológica, el conocimiento de los periodos o rachas húmedas y secas, evaluando sus
características más importantes (duración, severidad, intensidad, etc.) es especialmente interesante, ya que una comprensión previa
de la naturaleza y régimen de las sequías porque un interesante acercamiento y fuente de datos para la gestión y planeamiento de
estos escasos recursos (Shiau, J.T., 2001).
Existen numerosas metodologías para la reconstrucción paleoclimática. Sin embargo, no todas son aplicables en todos los
lugares. Destacan especialmente las posibilidades de los siguientes tres métodos de reconstrucción paleoclimática: textos históricos,
agroclimatología y dendrocronología. Cabe destacar que estos métodos se complementan en el espacio y en el tiempo, pues los
árboles, fuente de la dendrocronología, están en las montañas. La Agroclimatología, que emplea fundamentalmente el cereal, en las
llanuras. Y los textos históricos se encuentran en las ciudades y zonas desde hace más tiempo habitadas.
Dentro de las técnicas dendrocronológicas, en las últimas décadas se han desarrollado técnicas estadísticas basadas en análisis
multivariantes (Análisis de Componentes Principales) y otros métodos de reconstrucción (Método de Regresión Lineal, o Regresión
Espacial Ortogonal) que han ayudado a la obtención de una función respuesta que modele la relación entre el crecimiento radial
del árbol y el clima, tanto temperatura como precipitaciones (Guiot et al., 1982; Till y Guiot, 1990), al igual que la reconstrucción
de índices climáticos (González y Valdés, 2003) o de series de aportaciones fluviales (Woodhouse, 2006; Allen et al., 2013). Los

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resultados de estas reconstrucciones pueden ser utilizados para la mejor caracterización estadística de las rachas secas, en un
análisis de frecuencia de extremos (González y Valdés, 2006).
A los efectos del análisis de avenidas, las reconstrucciones de paleocrecidas son de especial interés para reducir la
incertidumbre inherente a la extrapolación de los métodos de caracterización estadística de extremos a bajas frecuencia de
recurrencia. En este sentido destaca el uso de información documental a referencias de inundaciones históricas (Brázdil et al.,
1999; Benito et al.,2004), o las evidencias geomorfológicas de crecidas (Brázdil et al., 2006; Lumbroso y Gaume, 2012). Esta
información puede ser combinada junto con los registros hidrológicos sistemáticos convencionales dentro de un análisis de
caracterización de extremos (England et al., 2003).

la modelación hidrológica distribuida

Desde la formulación del simple Método Racional a mediados del Siglo XIX (Mulvaney, 1850), la modelación hidrológica
de una cuenca mediante ecuaciones matemáticas ha tenido una larga historia de desarrollos científicos y tecnológicos, dando lugar
a un amplio número de modelos con diferentes objetivos y grados de sofisticación (ver por ejemplo los libros de Singh y Frevert,
2002a y 2002b). Independientemente del tipo de ecuaciones utilizadas, el problema de su resolución integral puede abordarse
con diferentes niveles de discretización espacial y temporal. Si la resolución espacial en cada paso de tiempo es a nivel de la
cuenca objeto de estudio, se tienen los modelos agregados. En este caso, inputs, parámetros y variables de estado tienen que ser
necesariamente homogéneos en el espacio. En el otro extremo, los modelos distribuidos discretizan el espacio en elementos más
pequeños que la cuenca, habitualmente en una malla regular, lo que permite considerar la heterogeneidad de inputs, parámetros y
variables de estado. Una subdivisión en subcuencas, en lo que se denominan modelos semidistribuidos, es una solución intermedia,
pero con ellos va a ser difícil capturar todos los tipos de variabilidad espacial que se pueden presentar en una cuenca.
Los modelos matemáticos se implementan para predecir la variable de estado de interés en escenarios de no observación de
la misma, sea en el tiempo o en el espacio. Los modelos distribuidos permiten obtener resultados en cualquier punto del territorio,
aunque no sea aforado ni se haya definido a priori, lo que en la práctica ingenieril es una ventaja no despreciable. Es más, con
un modelo distribuido es inmediata la obtención de mapas de alguna de las variables de estado simuladas, lo que los habilita
para resolver problemas espaciales. Por poner sólo un ejemplo, el empleo de un modelo distribuido es la mejor opción para la
localización de las zonas prioritarias de protección contra la erosión del suelo dentro de una cuenca a partir de un mapa de erosión,
como el que se presenta en la Figura 1.
En realidad, el Ciclo Hidrológico en una cuenca es altamente variable en el espacio, porque lo son sus inputs y los parámetros
que lo caracterizan. Adicionalmente, muchos de los procesos hidrológicos son no lineales o incluso altamente no lineales, por lo que
el valor del parámetro efectivo para cualquier nivel de agregación espacial y temporal no es igual a su valor medio: en condiciones
de heterogeneidad espacial y/o temporal, el resultado medio de un proceso no lineal no se obtiene con el valor medio de inputs y
parámetros. Esto es lo que se denomina efecto de escala espacial y/o temporal, pudiéndose demostrar que, para cualquier modelo,
sus parámetros efectivos tienen que ser necesariamente más pequeños que el valor medio; o lo que es peor, si las ecuaciones no
son las adecuadas para el nivel de agregación, los parámetros efectivos resultan ser no estacionarios (Barrios y Francés, 2011).
Evidentemente el efecto de escala espacial es mayor cuanto mayor es el nivel de agregación, por lo que los valores de los parámetros
efectivos de un modelo agregado o incluso semidistribuido no tienen nada que ver con la propiedad que tratan de caracterizar. Por
el contrario, en un modelo distribuido con una discretización suficientemente fina, este efecto de escala espacial podrá ser asumible.
Un inconveniente potencial de los modelos distribuidos es la calibración de sus parámetros efectivos en todas las celdas,
especialmente cuando la única variable de estado observada es el caudal en el punto de desagüe de la cuenca. En la actualidad este
problema puede ser resuelto mediante estrategias de regularización de los mapas de parámetros estimados inicialmente a partir de
la información ambiental disponible, de tal forma que pasa a ser factible la calibración automática del modelo (Pokhrel y Gupta,
2010). Un caso particular de esta regularización es el empleo de factores correctores de los mapas de parámetros iniciales (Vieux
et al., 2004; Francés et al., 2007).

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Los resultados de los modelos hidrológicos tienen fundamentalmente tres fuentes de incertidumbre (ver por ejemplo Kavetski
et al., 2006): la proveniente del proceso de estimación de sus parámetros, la incertidumbre estructural por las incorrecciones de la
conceptualización del modelo y los errores de los datos empleados. La modelación distribuida necesariamente no puede ser peor
que la agregada, ya que los modelos distribuidos explotan toda la información espacial existente sin agregarla espacialmente y
pueden reproducir la variabilidad espacial del Ciclo Hidrológico. Es decir, reducen las incertidumbres de estimación y estructural.
Sin embargo, en muchos casos la bondad de los resultados de la modelización distribuida son sólo algo superior a la
agregada en el punto de desagüe, y en alguno incluso inferior, debido fundamentalmente a los errores en la información extra
utilizada. Un ejemplo de este tipo de conclusión es el proyecto DMIP del National Weather Service de EEUU, que en su fase 1
comparó la fiabilidad de un número elevado de modelos agregados y distribuidos para ser utilizados en sus sistemas de predicción
de crecidas en tiempo real (Reed et al., 2004). A pesar de ello, en la segunda fase del proyecto ya sólo se compararon modelos
distribuidos, abandonando la modelización agregada (Smith et al., 2013). Las razones son claras y extensibles a una buena parte
de los problemas actuales que requieren modelización hidrológica: por una parte el Ciclo Hidrológico es no lineal y variable en el
espacio y, por otra, cada vez hay una mayor cantidad y calidad disponible de cartografía temática, así como de información obtenida
por técnicas de teledetección que sólo pueden ser totalmente explotadas por un modelo distribuido.

Figura 1 | Mapa de la erosión producida por un evento de tormenta de octubre del año 2000 en la cuenca de Rambla del Poyo (España), obtenido
mediante el modelo distribuido de Bussi et al. (2013).

Perdidas Anuales Estimadas Ocasionadas por Inundaciones Generadas por


Huracanes

En general, los daños ocasionados por inundaciones pueden estimarse por medio de curvas profundidad vs. daño porcentual.
Estas curvas, para un valor específico de la profundidad del agua en una determinada parcela, indican el porcentaje del valor de la
construcción perdido. Este porcentaje del valor de la construcción perdido, obviamente, depende del tipo de construcción (Figura 2).
Es decir, por ejemplo, para una misma profundidad del agua, el porcentaje del valor perdido de una casa de un piso es mayor que
el de un edificio de diez pisos. En el caso específico de EEUU, un gran número de estas curvas, desarrolladas por distintos grupos,
han sido consolidadas en el paquete HAZUS (Hazard US) de la FEMA (Federal Emergency Management Agency).

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Figura 2 | Daño porcentual en función de la profundidad del agua para distintos tipos de construcciones.

El nivel de la superficie del agua, por otro lado, varía de punto a punto en función de los parámetros del huracán (déficit
de presión, radio, máxima velocidad del viento, punto de ataque y ángulo de ataque) y es necesario simular cada combinación de
parámetros para poder calcularlo. Estas simulaciones, sin embargo, son costosas en términos de tiempo de CPU y también de tiempo
real. Para reducir estos costos, se han desarrollado métodos aproximados para estimar el nivel del agua en un determinado punto
de la costa por medio de interpolación en espacios hexadimensionales, correspondientes al nivel del agua y a los cinco parámetros.
El resultado de estas interpolaciones se presenta en forma de una matriz por punto de la costa en la que cada fila corresponde a un
huracán (combinación única de parámetros) y las columnas contienen el valor de los cinco parámetros, el valor del nivel del agua
en el punto y la probabilidad de ocurrencia del huracán. El nivel del agua tierra adentro, se estima como una proyección horizontal
del nivel en la costa en la zona de influencia de cada punto (Figura 3).

Figura 3 | Áreas de influencia de los puntos de la costa en los que se estima en nivel del agua.

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La profundidad del agua se estima como la diferencia entre el nivel del agua estimado y el nivel del suelo obtenido del
modelo de elevación digital del área. Las pérdidas anuales esperadas se estiman como

R = / / D k ^d kmh Vk p m (1)
k m

donde R es el daño esperado, Dk(d) es el daño porcentual de la estructura del tipo de la parcela k para una profundidad del
agua d, dkm es la profundidad del agua en la parcela k causada por el huracán m, Vk es valor de la construcción (excluyendo el terreno)
en la parcela k, y pm es la probabilidad de ocurrencia del huracán m. Esta metodología ha sido aplicada exitosamente para estimar
pérdidas anuales en las ciudades de Corpus Christi en Tejas, Gulfport en Mississippi y Ciudad de Panamá en Florida, en EEUU.

MODELOS REGIONALES DE FLUJO EN ACUÍFEROS FREÁTICOS

La modelización de diversos procesos a escala de cuenca, como el transporte de solutos y de contaminantes, requiere la
solución matemática del flujo de agua en una matriz porosa saturada (Bear y Cheng 2010). Los modelos regionales de flujo de agua
en acuíferos freáticos se basan en la formulación de la velocidad, u, mediante la ecuación de Darcy (Bear, 1972)

u =- Kdz (2)

en la que K representa la conductividad hidráulica en saturación y ϕ el potencial del agua o la altura piezométrica. Por la
complejidad de la ecuación y su solución tridimensional, se suele reducir el número de variables recurriendo al uso de variables
integradas verticalmente. La ecuación de flujo en régimen permanente se convierte en (Strack et al. 2006)
22 U 22 U
+ =- N (3)
2x 2 2y 2
En esta ecuación Φ es el potencial de caudales, función de las coordenadas x e y, definido por
h^ x, y h
h ^ x, yh2
U ^ x, yh = K # z ^ x, y, z h dz - K 2 (4)
0

donde z es la coordenada vertical, h el espesor de la capa freática y N es la densidad de flujo neto. La relación entre los
caudales unitarios (Qx, Qy) en una sección vertical de acuífero y el potencial de caudales es
2U 2U
Q x =- 2x , Q y =- 2y (5)

La ecuación (3) se integra sometida a unas condiciones de contorno. Para ello, es preciso expresar las condiciones de borde
en función de Φ, que es una variable que no es directamente medible. Se suele conocer h, lo que implica que es preciso tener una
relación entre Φ y h para transformar las condiciones de borde y resolver la ecuación (3). Una vez resuelta, las ecuaciones (5)
permiten evaluar los caudales unitarios y las líneas de corriente. La ecuación (4) requiere una relación entre ϕ y h para determinar
Φ Tradicionalmente se ha supuesto que la componente vertical de la velocidad es despreciable, aproximando el potencial del agua
al espesor de la capa freática, ϕ (x, y, z)≈h(x, y), lo que originó la aproximación de Dupuit-Forchheimer (Bear, 1972; Deming, 2002;
Knight, 2005)
h2
U=K 2 (6)

La ecuación (6) es la base de los modelos promediados verticalmente al uso (Strack, 2006; Bear y Cheng, 2010). Si la
ecuación (6) se sustituye en la ecuación (3) se obtiene de forma inmediata la bien conocida Laplaciana para la función h2 (Bear
1972). Sin embargo, esta aproximación está siendo revisada (Knight, 2005; Youngs y Rusthon, 2009; Rusthon y Youngs, 2010;
Castro-Orgaz et al., 2012, 2013), por implicar errores que en algunos casos revisten gran importancia. La ecuación (6) es una
aproximación estática, que implica que la pendiente de la capa freática debe ser pequeña. Además, dicha función no es válida en

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aquellas zonas donde la pendiente del estrato impermeable cambia de forma rápida, por inducir efectos de segundo orden dados
por la curvatura local del fondo y de la superficie libre. La ecuación (6) es especialmente poco adecuada en zonas de recarga
del acuífero, dado que el flujo es totalmente vertical, en contra de la hipótesis de flujo totalmente horizontal en la que se basa la
ecuación (6). En resumen, una modelización matemática más precisa del flujo en acuíferos freáticos requiere unas ecuaciones de
gobierno mejoradas. El reto actual consiste en encontrar una función potencial de caudales de tal forma que el modelo matemático
bidimensional aproxime con gran precisión al modelo general tridimensional. Para ello es preciso que variables como la pendiente
y curvatura de la capa freática, del lecho impermeable, la intensidad de recarga, la anisotropía y la heterogeneidad del acuífero,
entre otras, sean incluidas en la función Φ.

CONCLUSIONES

El agua en la atmósfera, en superficie y en el suelo juega un papel fundamental en Ingeniería del Agua, tal y como se ha
mostrado de forma breve en esta introducción. Existen numerosas líneas de investigación actuales, alguna de ellas presentadas aquí,
otras no, que muestran de forma decisiva a la Hidrología una herramienta científica fundamental. El objetivo y mayor conclusión de
este trabajo es la importancia de la Hidrología en Ingeniería del agua, lo que los autores esperan que estimule a los lectores de este
trabajo para enviar sus contribuciones en este campo a la revista Ingeniería del Agua.

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Fernández Oro et al. | Perspectiva histórica de la simulación numérica del flujo en máquinas hidráulicas 15

Perspectiva histórica de la simulación numérica del flujo en máquinas


hidráulicas
Numerical modelling of hydraulic turbomachines: a historical review

Fernández Oro, J.M.a y González Pérez, J.b


Área de Mecánica de Fluidos. Departamento de Energía. Universidad de Oviedo.
a

Edificio Departamental Zona Este. Campus de Viesques, 33271, Gijón (Asturias). E-mail: jesusfo@uniovi.es
Área de Mecánica de Fluidos. Departamento de Energía. Universidad de Oviedo.
b

Edificio Departamental Zona Este. Campus de Viesques, 33271, Gijón (Asturias). E-mail: aviados@uniovi.es

Recibido: 08/06/2014 Aceptado: 16/07/2014 Publicado: 28/07/2014

Resumen

En este artículo se hace un breve repaso de la evolución que ha sufrido la simulación del flujo en máquinas hidráulicas en las últimas
décadas. Desde el inicio del empleo de técnicas numéricas para analizar el comportamiento del flujo en estas máquinas a principios
de los años 70 del siglo pasado hasta la actualidad se han sucedido un buen número de mejoras y cambios en los paradigmas de las
simulaciones que han permitido conseguir importantes progresos en el conocimiento y en el diseño de este tipo de turbomaquinaria.
Se repasan los importantes cambios metodológicos experimentados desde entonces, incluyendo grados de aproximación (modelos
de turbulencia y escalas resueltas), objetivos de las simulaciones planteadas, capacidades de cálculo y carga computacional de
los modelos, haciendo especial hincapié en el estado actual del arte. Se concluye avanzando sobre futuros retos y reflexionando
el papel que las técnicas numéricas han de tener en el diseño y análisis de las turbomáquinas hidráulicas en los próximos años.

Palabras clave | Turbomaquinaria hidráulica; CFD; Simulación numéricas; Técnicas numéricas; Estado del arte.

ABSTRACT

This article presents a brief review of the historical evolution of the numerical flow simulations for hydraulic machinery in the last
decades. From the early beginning in the use of numerical techniques to analyze the behavior of the flow in these kind of machines,
back to the early 70s, until nowadays, a lot of improvements and modifications in the strategies have allowed to reach important
progress towards the better knowledge and design of these turbomachines. The most relevant methodological changes experienced
along the years, including the approximation degree (turbulent models and solved scales), main goals of the different approaches,
calculation capabilities and model computational loads, are all explained. Special focus is made on the state-of-the art in all these
features. The final part of the article shows future challenges and depicts a possible understanding on the different options that may
occur in the use of numerical techniques to study the flow in hydraulic turbomachines.

Key words | Hydraulic turbomachine; CFD; Numerical simulations; Numerical techniques; State-of-the-art.

INTRODUCCIÓN

Las máquinas de fluidos son dispositivos mecánicos diseñados para conseguir un intercambio energético entre el fluido y un
eje en rotación (Laskminarayana, 1996). Su importancia y presencia en la industria y en la ingeniería civil están fuera de toda duda y
resultan fundamentales en un sinfín de aplicaciones. Precisamente, su universalidad hace que sea necesario conocer de una manera
precisa el comportamiento de dichas máquinas ante diversas situaciones de funcionamiento con el fin de conseguir diseños óptimos

doi:10.4995/ia.2014.3060 EISSN: 1886-4996 ISSN: 1134-2196


16 Fernández Oro et al. | Perspectiva histórica de la simulación numérica del flujo en máquinas hidráulicas Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

y mejorar sus prestaciones. En el contexto particular de la Ingeniería del agua, las bombas (máquinas generadoras) y las turbinas
hidráulicas (máquinas receptoras) aparecen como las máquinas más habituales, dentro de la amplia familia de las turbomáquinas,
y son las que actualmente requieren de un mayor esfuerzo dedicado al estudio y análisis para maximizar su eficiencia energética.
Básicamente, se caracterizan por realizar el intercambio energético a través de la variación en el momento cinético del flujo
entre entrada y salida a través de un rodete (corona de álabes) en rotación, y pueden trabajar en un amplio rango de puntos de
funcionamiento, según sean accionadas a un número determinado de vueltas y proporcionen un caudal más o menos importante
(rango de caudales y energía intercambiada o altura).
Debido a que en estas máquinas existen contornos sólidos en rotación, existe un deslizamiento relativo entre los álabes del
rotor y el resto de elementos fijos, tales como difusores, coronas de estator o volutas. Esto implica la existencia de importantes
fluctuaciones de presión, así como de gradientes de velocidad, que generan un flujo inherentemente no-estacionario con escalas
temporales de diversa procedencia. Desde un punto de vista físico, es muy común hablar de la existencia de multitud de escalas
temporales y espaciales asociadas al flujo en el interior de las turbomáquinas (Patankar, 2002). De forma muy general, se agrupan
dentro de tres categorías típicas: no-uniformidades cuya escala es del orden del propio diámetro de máquina (por ejemplo, la falta de
axisimetría impuesta por el cortaguas en una bomba centrífuga), fluctuaciones periódicas asociadas al paso de álabe (por ejemplo,
estructuras chorro-estela por el paso entre los canales de los álabes en una hélice axial) y finalmente, perturbaciones de pequeña
escala asociadas con las estructuras turbulentas del flujo, existentes en cualquier máquina de fluidos (efectos viscosos en capas de
cortadura, desprendimiento de vórtices, etc).
Por lo tanto, esta complejidad y amplio espectro de fenómenos que ocurren en el interior de las máquinas han requerido
el uso de todas las herramientas de análisis y diagnosis posibles al alcance de investigadores y diseñadores de turbomaquinaria
(Gunzburger y Nicolaides, 1993; Hirsch, 2007 y 2009). Las técnicas experimentales han sido, tradicionalmente, el principal
punto de apoyo en el estudio y conocimiento el flujo, especialmente para la determinación de parámetros globales y curvas de
funcionamiento (Fernández, 2012). Desgraciadamente, en cuanto es necesario una mayor descripción del flujo interno, el empleo de
estas metodologías se vuelve costoso, lento y proceloso, e incluso muchas veces impracticable con los medios disponibles. Por otro
lado, los análisis teóricos y matemáticos sólo permiten acercarse al problema, dando valores globales y tendencias muy generales
que impiden una correcta y completa caracterización de los fenómenos. Afortunadamente, en las últimas décadas, el uso de técnicas
numéricas ha comenzado a extenderse y perfeccionarse, especialmente para tareas de análisis, llegando a consolidarse como una
alternativa confiable más, que permite hoy en día una predicción más que razonable del flujo en las turbomáquinas hidráulicas
(Dawes, 2007).
La aplicación de técnicas numéricas al estudio de los flujos, que habitualmente se conocen como técnicas CFD (acrónimo
del inglés Computational Fluid Dynamics), proporciona una descripción espacial del flujo en estudio, permitiendo visualizar y
comprender el patrón de flujo que aparece en una determinada aplicación. El inicio del empleo de estas técnicas se remonta
a finales de los 70, con el empleo del método de elementos finitos para resolver flujos potenciales en sencillas geometrías de
canales bidimensionales entre álabes, que posteriormente evolucionarían hacia aproximaciones cuasi-tridimensionales con códigos
de resolución Eulerianos. A medida que se desarrollaron los medios computacionales, el tipo de aproximación numérica también
avanzó hacia soluciones cada vez más complejas, tanto geométricas como de resolución de ecuaciones conservativas (Keck y
Sick, 2008). A mediados de los 90, las soluciones estacionarias y completamente viscosas ya se habían convertido en el estándar,
progresando finalmente hacia descripciones no estacionarias con modelos de turbulencia cada vez más avanzados al iniciarse el
nuevo siglo. Actualmente, las simulaciones son cada vez más completas y contemplan cada vez más aspectos complementarios,
más allá de la correcta predicción del flujo principal (entendido como el responsable del intercambio energético), entre los que
se incluyen flujos secundarios (no-estacionarios), cavitación y fenómenos multifásicos, vibraciones, ruido y acoplamiento con
simulaciones fluido-estructura.
En realidad, el uso de estas técnicas ha estado más relacionado con la predicción y el análisis del comportamiento del flujo
en geometrías determinadas que con su utilización de cara a diseño. De hecho, hoy día, se siguen utilizando muchas herramientas
unidimensionales, con correlaciones para pérdidas y efectos secundarios (entre otros), en la fase de diseño de nuevos prototipos de
máquina, en lugar de aprovechar la potencialidad de un CFD completamente tridimensional y no estacionario. La explicación radica
en que el tiempo necesario para ejecutar simulaciones complejas es relativamente elevado (algunas semanas), ya que deben incluir

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Fernández Oro et al. | Perspectiva histórica de la simulación numérica del flujo en máquinas hidráulicas 17

diferentes modos de operación bajo mallas con un número muy importante de nodos, con lo que la metodología CFD sigue siendo
fundamentalmente una herramienta de análisis.
Por otro lado, resulta siempre importante tener bien definido el objetivo que se persigue al plantear una simulación numérica.
Al estar disponibles diferentes grados de aproximación al problema, lo cual supone a su vez diferentes métodos de resolución con
un grado de dificultad dispar, se deberá emplear aquel que con el menor nivel de coste computacional puede proporcionar unos
resultados que cubran las expectativas creadas al fijar los objetivos. Típicamente, entre los objetivos más comunes a abordar en una
simulación se pueden encontrar: la predicción de las prestaciones, el impacto de los efectos no estacionarios en el flujo promedio
(interacción), el impacto de efectos locales, la diagnosis de cavitación o los cálculos de empujes axiales y radiales, tanto estáticos
(medios) como dinámicos, e incluso la predicción de ruido o de fluctuaciones de presión.
Hasta la fecha, se ha recorrido un largo camino desde los albores del empleo de técnicas numéricas en turbomáquinas
hidráulicas. El paradigma o la ortodoxia extendida en este campo de aplicación contempla el empleo de un modelo geométrico
de la máquina, basado en una detallada descripción espacial de los pasos de fluido (mediante el uso de herramientas de CAD),
y el empleo de modelos de turbulencia complejos en modo no estacionario que predicen el comportamiento tanto de los flujos
principales como de los secundarios (Shah et al., 2013). Como contrapartida a esa potencialidad, ha surgido la dificultad de la
gestión de la información obtenida con esas herramientas, así como la imposibilidad de proporcionar resultados definitivos en
breves períodos de tiempo. Se podría decir que la metodología CFD es capaz de resolver correctamente el flujo, pero que emplea
excesivo tiempo en conseguirlo, al menos a nivel ingenieril, con los tiempos característicos de los que se dispone para el desarrollo
de nuevos productos y diseños. Por lo tanto, la clave en conseguir que las técnicas CFD evolucione en su paradigma actual de
herramienta fundamentalmente de análisis hacia una herramienta más de diseño recae sobre todo en una reducción drástica de
tiempos de simulación y en un simplificación de la gestión de la información almacenada durante un ciclo típico de simulación.
A este respecto, el cálculo en paralelo ha permitido resolver casos increíblemente costosos llegando a niveles de aproximación al
flujo real impensables hace unas décadas, pero ha incrementado en un orden de magnitud los costes de almacenamiento, gestión
y post-procesado de la información (Drtina y Sallaberger, 1999). En definitiva, se hace necesaria un reflexión acerca de dónde
se encuentran los límites realizables de las simulaciones y los límites prácticos de las mismas (especialmente a nivel industrial
de desarrollo de productos), redefiniendo el lugar que ocupan los diferentes grados de aproximación en función de los objetivos
perseguidos en una simulación, de manera que sea posible decidir a priori qué tipo de simulación es necesaria en cada aplicación
práctica.

GRADOS DE APROXIMACIÓN Y ESCALAS DEL FLUJO

En este apartado se hace un breve repaso histórico de las sucesivas aproximaciones numéricas que se han ido adoptando
para estudiar el flujo en el interior de las turbomáquinas. En realidad, fue la industria aeroespacial la que marcó las pautas y
los desarrollos pioneros, tanto a nivel de algoritmos o solvers de resolución como de modelos de turbulencia disponibles en la
bibliografía, para estudiar turbinas y compresores de gas. Las máquinas hidráulicas, partícipes de los mismos principios básicos de
funcionamiento, aprovecharon los mismos progresos, presentando además la ventaja de trabajar con flujo incompresible.

Aproximación de flujo potencial y Q-3D (1978-1985)

Bajo condiciones de flujo incompresible y estacionario, y despreciando los efectos viscosos, se obtienen las ecuaciones de
Euler, donde todo el transporte de cantidad de movimiento se debe a fenómenos convectivos macroscópicos. Cuando además se
incorpora la condición de flujo irrotacional (el rotacional del campo de velocidad es nulo, luego no se resuelven las capas límite con
los contornos sólidos), se obtienen las características de flujo potencial, de forma que las ecuaciones de Navier-Stokes se reducen a
la ecuación de Laplace, donde se resuelve el campo de velocidades que proviene de un potencial.
En los primeros años, se plantearon tanto para bombas como para turbinas la resolución de geometrías sencillas (ver
Figura 1), predominantemente bidimensionales con métodos por elementos finitos que podían contemplar la resolución de mallados
curvilíneos con relativa solvencia. Se simulaban de forma desacoplada los patrones de flujo en superficies meridionales y también

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en superficies álabe-álabe (esto se verá más en detalle en el siguiente epígrafe). Obviamente, este tipo de aproximaciones sólo
proporciona resultados razonables trabajando cerca del punto de máximo rendimiento de las máquinas.
En el caso de bombas se simulaban de forma desacoplada los canales del rotor y la zona de salida de la voluta. Básicamente
el objetivo era visualizar líneas de corriente (el término en inglés streamfunction) y detectar puntos de estancamiento de cara a
comprobar los diseños básicos de las geometrías. En el caso de turbinas hidráulicas los primeros casos resolvían las zonas
de aspiración de las máquinas y modelos simplificados de los canales entre rodetes (turbinas Bulbo, Kaplan). Las geometrías
Francis de mayor complejidad por su importante giro y deflexión no se abordaron con suficiente éxito hasta el siguiente grado de
aproximación. Evidentemente, sólo se resolvían las escalas de flujo principales, de forma estacionaria.

Figura 1 | Modelo para flujo bidimensional incompresible. Ejemplo de canal simplificado.

Aproximación a Euler 3D (1985-1995)

Con el empleo de códigos Euler tridimensionales se avanzó en dos aspectos. En primer lugar en una mejor definición de
las geometrías de cálculo, acompañado por un notable progreso en los métodos de generación de malla (mallas estructuradas y no
estructuradas con herramientas de refino), y en segundo lugar en una mejor capacidad de resolución de flujos con giro y curvatura.
La bibliografía de esa época (Gunzburger y Nicolaides, 1993) muestra las capacidades para resolver el giro de las superficies de
corriente y de predecir con razonable bondad patrones de flujo fuera de diseño e incluso vislumbrar flujos secundarios provocados
por mecanismos vorticales. Puesto que se están resolviendo flujos a altos números de Reynolds (en especial en el caso de turbinas),
el flujo no está condicionado por efectos viscosos, de modo que un código rotacional y euleriano 3D proporcionó muy buenos
resultados desde el comienzo.
En este punto, las herramientas CFD empiezan a dejar de ser algo experimental, muy complementario y que permitían poco
más que una visualización e ilustración del flujo para empezar a ser una herramienta más de análisis. Del mismo modo, se empieza
a requerir de rigurosos procesos de validación y mucha experimentación de la época se integra con el CFD con el propósito de
confirmar muchos resultados numéricos que comenzaban a publicarse en la literatura.
En el campo de las turbinas hidráulicas, se avanzó en la simulación de turbinas Francis completas, obteniéndose descripciones
detalladas incluso de los vórtices en el borde de ataque. Sin embargo, las mayores inexactitudes seguían proviniendo de los métodos
de promediado necesarios para pasar información desde las partes fijas (zonas de entrada de turbinas) a las partes móviles (runner o
rodete) como condiciones de contorno acopladas. Respecto a las bombas centrífugas, los principales avances recayeron en resolver
las ecuaciones del flujo simultáneamente en el rodete y en la voluta, en un intento por capturar las posibles interacciones entre
ambas partes, llegándose a observar muy claramente la variación de la posición del punto de estancamiento en la lengüeta, en
función del caudal. También aparecen avances en el desarrollo de modelo tridimensionales para el cálculo numérico del flujo en el
interior de volutas, introduciendo modelos de distribución de pérdidas añadidos al cálculo no viscoso. Las distintas trayectorias de
las partículas y el flujo obtenido son muy coherentes con las visualizaciones y medidas experimentales de validación (Figura 2).

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(a) (b)

Figura 2 | (a) Campos de velocidad a la entrada del rodete. Simulación tridimensional de una bomba centrífuga a caudal nominal.
(b) Campos de velocidad en el plano meridional del rodete de una bomba centrífuga. Se observa la separación a alto caudal (140% del nominal)

Aproximación a códigos RANS y escalas integrales del flujo (1995-2005)

A partir de la década de los 90, los métodos por volúmenes finitos que permiten resolver de forma conservativa todos los
términos de transporte (convectivos y sobre todo, difusivos que incorporan la viscosidad) toman el relevo y se convierten en la
metodología dominante que pasa ya a resolver la ecuaciones de Navier-Stokes promediadas por Reynolds. Además es el momento
de la eclosión y posterior consolidación de software comercial de propósito general para resolver todo tipo de flujos: Fluent (ahora
ANSYS), CFX, Star-CD, CD-Adapco.
La introducción de modelos de turbulencia (de forma generalizada) abre una nueva era en el campo de las simulaciones
numéricas. Las escalas integrales del flujo, entendidas como las fluctuaciones turbulentas de orden similar a las geometrías
características del flujo (espesor de álabes, tamaños de cortaaguas, etc) se resuelven por fin en las ecuaciones promediadas y se
mejora en la predicción de pérdidas y puntos de funcionamiento fuera del nominal. Aparecen de forma habitual un gran número de
modelos de turbulencia que permiten evaluar el impacto de estas escalas turbulentas sobre el flujo promedio: k-épsilon y todas sus
variantes, k-omega, Spalart-Allmaras, Reynolds Stress Model, etc.
En lo que se refiere a las turbomaquinaria hidráulica, el salto de calidad se produce especialmente en aquellas geometrías
que sufren deceleración del flujo y por tanto son muy susceptibles a sufrir separación de capa límite (efecto puramente disipativo
y viscoso), como es el caso de flujo en bombas, tanto en el propio rodete como en la voluta o difusores posteriores, y del tubo de
descarga (del inglés draft tube) en el caso de turbinas (la energía cinética de salida se recupera en presión). Obviamente, los tiempos
de cálculo aumentan considerablemente, de modo que se distancia el empleo de técnicas CFD para el diseño y se especializa como
método de análisis. En muchos casos, sobre todo en fabricantes de turbinas, los códigos Euler (con correlaciones de pérdidas que
ahora se mejoran y actualizan con las nuevas simulaciones RANS) se reservan para las primeras etapas del diseño y se acude al final
al modelo RANS como contrastación definitiva (Gourdain, 2009).
Al mismo tiempo, se comienzan a desarrollar algoritmos para incrementar la descripción del flujo no estacionario, utilizando
estrategias de mallas dinámicas, que permiten también resolver aquellas escalas del flujo (efectos periódicos de interacción rotor-
estator) de orden similar a las de las escalas de longitud integral. Aunque se verá en detalle más adelante, una de las aplicaciones
pioneras para considerar el movimiento relativo entre haces en bombas fue utilizar mallados estructurados superpuestos (entre
voluta y rodete) introduciendo una interpolación geométrica bilineal basada en el escalonamiento de los dos mallados de forma
que puedan desplazarse uno respecto al otro y que quede una zona de superposición de ambos (en inglés, overlapping grid zone),
ver Figura 3. A este respecto, se comienzan a hacer también importantes esfuerzos en experimentación para validar los nuevos
algoritmos numéricos (González et al., 2005).

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(a) (b)

Figura 3 | (a) Mallado superpuesto entre voluta y rodete. (b) Distribución de presión a la salida del rodete en distintas fases temporales de giro del
rotor (1 a 8).

Aproximación a técnicas DES/LES y la cascada de energía (2000/2005-actualidad)

A lo largo del siglo XXI y con las simulaciones (U)RANS (acrónimo del inglés, Unsteady Reynolds Averaged Navier-Stokes)
instaladas como el estándar en la casi totalidad de investigaciones (Figura 4), se vuelve a redefinir el horizonte de las técnicas
numéricas, esta vez con la progresiva incorporación de las técnicas DES/LES para resolver las escalas espaciales y temporales del
flujo relacionadas con la cascada de energía en el subrango inercial del proceso de decaimiento de la turbulencia. El objetivo es
resolver (y no modelizar) cada vez más contenido energético presente en las fluctuaciones turbulentas de los flujos. Lógicamente,
esto requiere de mallas cada vez más finas y de pasos temporales cada vez más bajos, llevando al límite las capacidades de
computación disponibles. El empleo de estas técnicas es inviable si no se dispone de capacidad de cálculo en paralelo mediante
clusters de ordenadores.
En un primer lugar (2000-2005) se desarrollaron las técnicas DES (acrónimo del término en inglés, Detached Eddy
Simulation), que venían a cubrir el salto desde las ya bien asentadas técnicas RANS a las nuevas técnicas LES (acrónimo del
término en inglés, Large Eddy Simulation). Su característica principal es que resuelven un modelo RANS de turbulencia en las
proximidades de los contornos (capas límites finas, sin desprendimiento) para cambiar a una aproximación LES en aquellas zonas
de flujo separado, muy vortical y turbulento. La razón de ser de esta distinción recae en la inabordable posibilidad (a niveles
prácticos hoy día) de situar infinidad de nodos muy cerca de la contornos sólidos para poder resolver un LES con garantías en
esa zona (prácticamente el requerimiento es del mismo orden de magnitud que presenta un simulación DNS -del inglés, Direct
Numerical Simulation- para capturar las escalas de Kolmogorov del flujo). En el caso de turbomáquinas, a altos números de
Reynolds y con geometrías tridimensionales se requerirían de cientos de millones de nodos, aún muy lejos de las capacidades de
cálculo disponibles. Posteriormente (2005 en adelante) han aparecido técnicas WMLES (del término, Wall Modelled-LES), que
sustituyen el modelado RANS directamente por un modelo de pared que se ajusta con la formulación LES lejos de los contornos.
Este tipo de simulación está en auge, aunque debido a su todavía costosísimo precio computacional, no se ha universalizado y sigue
siendo prácticamente aplicación exclusiva para flujos en aeroturbinas, combustores y compresores (flujos de gas, compresibles y
altamente disipativos). En el caso de maquinaria hidráulica, por tanto, no es una técnica que se emplee hoy día de forma general, al
estar muy alejada de las necesidades de diseño y requerir de tiempos de simulación particularmente elevados.

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Figura 4 | Líneas de corriente en el interior del rodete de una bomba trabajando en modo turbina en función del caudal de operación. Simulación
URANS con predicción de zonas de desprendimiento a caudales fuera de diseño (González et al., 2009).

Aproximación a modelizaciones multifase y multifísica (2005-actualidad)

Con el aumento de las capacidades computacionales también se ha desarrollado notablemente la posibilidad de incluir otros
fenómenos más complejos del flujo, alejados de la suposición de flujo monofásico. En el caso de la turbomaquinaria hidráulica,
uno de los más relevantes es el de la cavitación, fenómeno extremadamente limitador del funcionamiento tanto para bombas como
para turbinas. En un primer lugar, y sobre todo desde el punto de vista de diseño, es imprescindible identificar aquellas zonas de una
mayor baja presión, susceptibles de sufrir cavitación. Para esto es suficiente con emplear modelizaciones monofásicas y comprobar
que todas las zonas tienen una presión superior a la de vapor del fluido de trabajo. Sin embargo, si se requiere mayor información,
como por ejemplo estudiar cuál es el efecto de la cavitación sobre la eficiencia de la máquina, o también tener una mejor predicción
del tamaño de las zonas de cavitación, es necesario abordar una simulación bifásica. En la Figura 5 se muestran las zonas de
cavitación (fracción de volumen de vapor) que predice una simulación LES con 2.2 millones de celdas y un modelo de cavitación
basado en las ecuaciones de Rayleigh-Plesset. Este modelo de cavitación permite resolver la formación y colapso de las burbujas
de gas, las cuales al interaccionar con el flujo principal, introduce efectos de bloqueo y pérdida de prestaciones en la máquina que
quedan bien integradas en el cálculo de los flujos primarios y secundarios.
Por último, y cada vez con mayor relevancia, se están imponiendo cálculos integrados de interacción fluido-estructura.
Especialmente de interés en el caso de grandes turbinas, sometidas a grandes esfuerzos torsores e importantes fluctuaciones de
presión (paso de álabe, cierre de órganos, regulación de carga, etc), se han desarrollado algoritmos de acoplamiento entre las cargas
fluidodinámicas y su implicación en el estado tensional de los elementos mecánicos: rodetes, directrices, álabes guiadores, apoyos,
cojinetes, etc). En muchos casos se emplean formulaciones débiles donde se calculan en primer lugar los esfuerzos generados por
el fluido que se trasladan a continuación a una simulación por elementos finitos de los componentes estructurales. Un siguiente
paso más elaborado es devolver las deformaciones que se obtienen en el modelo estructural al fluido y con esos nuevos inputs
recalcular los esfuerzos, para llegar, tras un proceso iterativo, a obtener un verdadero acoplamiento flujo-estructura. La dificultad
radica en emplear mallas deformables en los contornos que requieren de una redefinición topológica por cada iteración completada.
En bombas también se emplean estos métodos para identificar resonancias y el efecto de los esfuerzos radiales y axiales (de forma
dinámica) sobre la fatiga de componentes. Estas técnicas de reciente aparición aun están sufriendo un fuerte proceso de validación
y su verdadero potencial se pondrá de manifiesto a lo largo de los próximos años.

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Figura 5 | Simulación de cavitación en una bomba semiaxial (imagen cortesía de Kobayashi y Chiba, 2009).

A modo de resumen de lo comentado en esta sección, se muestra un gráfico con la evolución histórica que las aproximaciones
numéricas han experimentado en los últimos 40 años (Figura 6). Es evidente que esa evolución ha venido acompañada, y generada,
por un incremento similar en la capacidad de cálculo de los medios computacionales. Asimismo, en la Tabla 1 se muestra el
desarrollo que ha experimentado en paralelo el Área de Mecánica de Fluidos de la Universidad de Oviedo en el empleo de técnicas
CFD para estudiar el flujo en turbomáquinas (tanto hidráulicas como ventiladores y compresores).

Figura 6 | Evolución histórica del nivel de aproximación numérico con los distintos tipos de métodos utilizados (adaptado de Hirsch, 2007).

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Tabla 1 | Evolución temporal de métodos numéricos empleados y grados de aproximación en el Área de Mecánica de Fluidos de la Universidad
de Oviedo.

Período Caraterísticas de las simulaciones


1993-1998 Euler/2D (y+>30). Mallas estructuradas. Método de paneles.
1998-2000 Viscous/2D. Frozen rotor. Mallas no estructuradas (y+>30). RANS k-ε, S-A
2000-2002 Viscous/2D. Unsteady (sliding). Mallas híbridas (y+<30). URANS k-ε, S-A
2002-2005 Viscous/3D. Unsteady (sliding). Periodicidad de anillo completo (y+<30). URANS-RSM
2005-2010 Viscous/3D. Unsteady (sliding). Mallas híbridas (y+≈1 en álabes). VLES/RSM. Paralelización.
2010- Viscous/3D. Unsteady WMLES. Métodos deterministas. Refinos locales. Paralelización.

GRADOS DE DISCRETIZACIÓN ESPACIAL

El actual paradigma de uso habitual en el CFD para turbomáquinas se basa en un modelo de malla ajustado a las fronteras de
la geometría (en inglés, body-fitted), o también lo que se conoce como una representación basada en contornos (del inglés, boundary
representation, cuyo acrónimo es BREP). Este tipo de discretización espacial (o cómo se compartimenta el dominio de simulación
en pequeños volúmenes de control) viene heredada de los estándares de modelización alcanzados en los 90 y cuyo origen recae en
el uso de las clásicas superficies S1-S2 para analizar flujos potenciales en los inicios de las técnicas numéricas para turbomáquinas.
Como es bien sabido, las superficies S1 representan las superficies de paso de flujo, también conocido con el término en inglés
throughflow, mientras que las superficies S2 son aquellas que existen entre álabes, conocidas como planos álabe a álabe (del
inglés, blade-to-blade). Las primeras simulaciones de turbomáquinas, debido a las restricciones de cálculo, contemplaron modelos
bidimensionales de esos tipos de superficies de manera aislada (ver Figura 7a). A su vez, se desarrollaron algoritmos de mallado
tanto estructurados como no estructurados, en función de la topología de las geometrías a modelizar.
Al incrementarse las capacidades de cálculo y comenzar a simular geometrías tridimensionales completas, las técnicas de
mallado tuvieron que mejorar para hacer frente a geometrías cada vez más complejas. Este tipo de geometrías (muchas veces con
zonas laberínticas), poco a poco fue imponiendo el uso de mallas no estructuradas como el estándar, debido a su fácil implementación
y sus características más generales. En la Figura 7b se muestra por ejemplo una malla tridimensional de tipo no estructurado sobre
un modelo 3D completo de una bomba centrífuga (González y Santolaria, 2006).

Figura 7 | (a) Mallados estructurado y no estructurados para estudiar el flujo bidimensional en un canal de bomba centrífuga. (b) Malla tridimensio-
nal para bomba centrífuga.

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Actualmente, al mantenerse el paradigma de malla apoyada en los contornos del CAD de la turbomáquina, y al ser
geometrías con cada vez más nivel de detalle, se han extendido dos diferentes estrategias de mallado. En primer lugar, la
conocida como modular o por bloques (de la palabra en inglés, multi-block), típicamente estructurada y que busca implementar
mallas ortogonales en el dominio. Esta modalidad requiere de cierto grado de “artesanía” en la definición y generación de los
bloques, requiriéndose de la mano de un experto y, por tanto, haciendo difícil su automatización. En segundo lugar, las mallas
completamente no estructuradas, que utilizan tetraedros para ajustarse al dominio de simulación de forma cuasi-automática.
Obviamente, esta segundo opción es perfectamente escalable, mucho más flexible y automatizable, pero en general proporciona
peores resultados en términos de precisión de las soluciones. En cualquiera de los casos, si bien el cálculo en paralelo de este tipo
de mallas, cualesquiera sean el número total de nodos, está ya prácticamente superado, el verdadero cuello de botella se halla en
la generación de la malla, cuya partición es bastante complicada.

METODOLOGIAS TEMPORALES

El flujo en el interior de las máquinas es por definición no estacionario, por lo que resulta esencial modelizar los efectos
que produce esa no estacionariedad sobre el flujo promedio para poder describir el intercambio de energía de la forma más realista
posible. La correcta simulación del flujo interno en máquinas hidráulicas exige, por tanto, resolver el término no estacionario de las
ecuaciones generales de conservación. Pero además, debido a que la geometría varía en el tiempo, será necesario introducir algún
tipo de algoritmo para poder emplear el método de volúmenes finitos sobre mallas dinámicas.
En las turbomáquinas, la existencia de haces de álabes móviles enfrentados a otros fijos, muy próximos entre sí debido
al pequeño espaciado axial entre ambas zonas, condiciona la aparición de una interferencia notable en el flujo axisimétrico. Esa
interacción rotor-estator es clave para entender el flujo no estacionario en toda turbomáquina multietapa (González y otros, 2009).
En el caso particular de una máquina con un único haz de álabes, se puede adoptar un marco de referencia relativo a los álabes
en rotación y resolver para dicha referencia las ecuaciones del flujo relativo. Ahora bien, incluso en el caso de bombas y turbinas
centrífugas convencionales, al existir elementos que rompen la axisimetría (cortaaguas, lenguetas, etc) no es posible simplificar el
problema a un único marco de referencia, debiendo considerar ambos puntos de vista (fijo y móvil).
La simulación numérica de la interacción rotor-estator es hoy por hoy uno de los aspectos más relevantes en el diseño de
turbomáquinas. El carácter no estacionario y tridimensional del flujo requiere de discretizaciones temporales y espaciales muy
exigentes y de una modelización de la turbulencia adecuada para predecir las pérdidas. Desgraciadamente, la solución tridimensional
no estacionaria del flujo supone uno de los esfuerzos computacionales más exigentes dentro de las modernas aplicaciones de
CFD. Por esta razón, se han desarrollado diversos métodos para conseguir soluciones temporales adecuadas sin que esto conlleve
excesivos requisitos computacionales ni de tiempo real de simulación. En general, las diferencias entre los distintos métodos
recaen en la estrategia seguida para acoplar las partes móviles y las fijas y en el procedimiento empleado para tener en cuenta las
fluctuaciones no estacionarias. Existen varios métodos para el modelado de fenómenos tridimensionales no estacionarios en el flujo
de turbomáquinas de varias etapas. En concreto se pueden diferenciar cuatro métodos básicos: (1) Análisis sucesivo de filas de
álabes aisladas; (2) Métodos de promediado según planos (del inglés, averaging-plane methods); (3) Métodos de promediado según
canal (del inglés, average-passage methods); (4) Métodos completamente no estacionarios (mallas deslizantes).

Primeros niveles de aproximación

En el primer caso (1), se estaría obviando todo tipo de interacción, suponiendo flujos independientes para cada haz
(análisis sucesivo de filas de álabes aisladas con condiciones de flujo uniforme a la entrada). La metodología analiza la primera
fila de álabes (modela un único canal) y utiliza las propiedades promediadas del flujo a la salida de dicha fila como condición de
contorno de entrada para la siguiente fila. El proceso se repite tantas veces como haces presente la turbomáquina en estudio. El gran
inconveniente es que se ignoran por completo procesos físicos como la difusión de estelas (en inglés, wake mixing), interacciones
y otros fenómenos no estacionarios.

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Los métodos de promediado según planos (2) resuelven todas las coronas simultáneamente, intercambiando información del
flujo según distribuciones promediadas radialmente en las interfaces comunes entre las filas. Permite una interacción estacionaria
entre haces, pero anula todo efecto no estacionario al no haber desplazamiento relativo entre superficies. Para distinguir entre haces
fijos y móviles, a las coronas de rotor se les asigna una velocidad de arrastre y se resuelven las ecuaciones del movimiento en el
marco relativo. En las zonas fijas se utiliza la formulación en el marco de referencia fijo. Aunque existen varias alternativas, la más
extendida es la conocida como planos de mezcla (en inglés, mixing planes), en la que se promedian tangencialmente las variables
transportadas, lo que permite modelar únicamente un canal de álabe por corona. Típicamente, el paso de cada corona es distinto
(distinto número de álabes), por lo que la zona de interfaz no se superpone completamente. Este problema se corrige con los valores
promedio en la interfaz, que sirven de condición de contorno a los dominios considerados. Una simplificación de este método es lo
que se conoce como simulación de rotor estático (del término inglés, frozen rotor), que exige la simulación completa de todos los
canales de la etapa. De esta forma, se consigue que todas las coronas tengan la misma longitud circunferencial (perimetral) de forma
que no es necesario hacer promedios tangenciales en las interfaces. Esta opción es habitualmente la que se utiliza como punto de
partida para simulaciones posteriores completamente no estacionarias.
El último procedimiento que presenta un modelado estacionario es el método de promediado por canal (del inglés, average-
passage), en el que la contribución no estacionaria se modela a través de unos términos fuente adicionales. En esencia, aplica un
promediado temporal extra a las ecuaciones con un tiempo característico que responde al paso de álabe del rotor, resultando unas
tensiones adicionales, tensiones deterministas, que es necesario modelar. La formulación de estas tensiones es idéntica a la de las
tensiones de Reynolds, pero basadas en una escala temporal diferente. La ventaja es que permite la incorporación de los efectos
no estacionarios sobre una simulación estacionaria, si bien con la incertidumbre de tener que modelar esas contribuciones extra.

Mallado deslizante

Finalmente, los métodos completamente no estacionarios, impulsados a mediados de los 90, son capaces de ofrecer una
solución directa de la interacción no estacionaria rotor-estator. En principio, estos esquemas permiten evitar todo tipo de modelados
extras, excepto el de la turbulencia. Los principales aspectos a tener en cuenta son el tratamiento de las interfaces entre los dominios
del rotor y del estator y la implementación de fronteras periódicas en el espacio y en el tiempo. Los modelos no estacionarios exigen
que las superficies móviles de los álabes en rotación sean tenidas en cuenta como tal a lo largo del tiempo, modificándose la posición
relativa entre los álabes de las coronas de la máquina.
En realidad, más que de un modelo, se trata de una técnica que permite el movimiento relativo entre dos zonas del dominio.
Se han de definir dos mallados independientes, uno para el estator y otro para el rotor, que compartan una zona de interfaz común, a
través de la cual se producirá el intercambio de información. En el estator, se resuelven las ecuaciones para flujo absoluto, mientras
que en el rotor se resuelven las ecuaciones para flujo relativo. Lo que se plantea entonces es una metodología completamente no
estacionaria, de forma que a cada paso temporal, la malla del rodete se desplaza una determinada distancia de forma que cambia
la posición relativa de todos los álabes de la etapa. De esta manera, se simulan numéricamente todos los efectos presentes en la
realidad (Figura 8).
Una vez generados los mallados independientes para rotor y estator, se solapan sus límites comunes creando una interfaz
numérica que permite el deslizamiento relativo. En el caso bidimensional, la interfaz resulta ser una línea recta. Para geometrías
tridimensionales en turbomáquinas axiales, las interfaces adoptan la forma de sectores circulares. El efecto de la carcasa se puede
modelizar incluyendo interfaces a partir de envolventes cilíndricas (o cónicas en turbinas) en la zona de la punta de la máquina.

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Figura 8 | (a) Simulación del flujo en una bomba centrífuga mediante la técnica de mallado deslizante. Evolución temporal de la velocidad relativa
al paso de álabe.

CONCLUSIONES

En este artículo se ha repasado en clave histórica la evolución que han sufridos los distintos modelos numéricos de simulación
para el análisis, diseño y optimización de turbomáquinas hidráulicas. Se han presentado los diversos grados de aproximación al
problema, ofrecidos desde la Dinámica de Fluidos Computacional (técnicas CFD), siguiendo el orden natural de complejidad
creciente. Desde los primeros modelos de flujo potencial y cuasi-tridimensionales hasta los últimos avances en modelización de
la turbulencia mediante técnicas avanzadas, que permiten resolver cada vez un mayor número de escalas temporales y espaciales
asociadas a la turbulencia el flujo en el interior de las máquinas, se han mostrado todas las posibilidades. Se ha discutido el
paradigma actual de simulación, incidiendo en los principales puntos fuertes y débiles y anticipando cuál debe ser el futuro de la
simulación numérica de las turbomáquinas.
De forma complementaria, se han abordado los diferentes enfoques actuales que se proporcionan a las técnicas numéricas
en función de si su objetivo es el diseño o si por el contrario es el análisis y se han presentado las diferentes posibilidades tanto para
las discretizaciones espaciales como para las temporales. En particular se ha puesto especial énfasis en el carácter no estacionario de
la turbomaquinaria hidráulica y en la necesidad de describir correctamente las características del flujo no estacionario (que por otra
parte ya se constituye como el grado de aproximación ampliamente aceptado hoy día). El acoplamiento rotor-estator (o rotor-voluta/
difusor) tiene una relevancia máxima en los estudios actuales, tanto a nivel académico como industrial.
Se puede considerar que hasta la fecha se ha recorrido un camino importante que ha colocado a las técnicas CFD como un
referente válido para la obtención del flujo, incluso en geometrías y funcionamientos tan complejos como los que se dan en las
turbomáquinas hidráulicas. Incluso desde un punto de vista de las aplicaciones ingenieriles, queda mucho por hacer por lo que, muy
probablemente, este campo va a observar avances destacables en los próximos años. En todo caso, el peso de la evolución lograda
va a servir de impulso a nuevos tratamientos y mejoras relevantes en un futuro no muy lejano.

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen a los proyectos con referencia: MEC-07-TRA2007-62708, CENIT-08-HISPACOLD, MICINN-12-
DPI2011-25419 y MINECO-13-DPI2012-36464, pertenecientes a convocatorias de Plan Nacional y similares, y financiados por
el Gobierno de España.

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REFERENCIAS

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Medina et al. | Diseño y construcción de diques rompeolas 29

Diseño y construcción de diques rompeolas


Design and construction of mound breakwaters

Medina, J.R.a y Vidal, C.b


a
Universitat Politècnica de València, ETSICCP, Dep. Transportes,
Camino de Vera, Edificio 4-A, 46022 Valencia. E-mail: jrmedina@upv.es,
b
Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria. Universidad de Cantabria.
C/ Isabel Torres, 15, 39011, Santander. E-mail: vidalc@unican.es

Recibido: 11/06/2014 Aceptado: 24/07/2014 Publicado: 28/07/2014

Resumen

Se describe la evolución de las técnicas de diseño de los diques rompeolas y de algunos equipos y técnicas constructivas que los han
impulsado. Se analiza sobre todo la influencia de las investigaciones teóricas y de laboratorio, desde los estudios y procedimientos
pioneros de Iribarren hace 80 años hasta la construcción de diques protegidos con mantos monocapa de las últimas décadas y
la optimización económica de las huellas energéticas y del carbono para una construcción sostenible. Se analiza el desarrollo de
nuevos conceptos, la invención de nuevas formas geométricas para las unidades del manto, el gran impacto de las observaciones
basadas en los ensayos físicos a escala reducida y la importancia de los condicionantes logísticos, métodos y técnicas de cada
época para explicar la evolución en la manera de diseñar y construir grandes diques en talud a lo largo del tiempo.

Palabras clave | Diques rompeolas; diques en talud; manto principal; espaldón; estabilidad hidráulica; rebase.

ABSTRACT

This paper describes the evolution of design techniques applied to mound breakwaters as well as some key tools, equipment and
construction techniques. The influence of the theoretical and laboratory research is analyzed in detail, from the pioneering research
by Iribarren eighty years ago to the construction of single-layer armored breakwaters in recent decades. The economic optimization
and the new embodied energy and carbon concepts associated to the construction of mound breakwaters are studied. New concepts
as well as the invention of new armor units are examined as is their impact based on the observations from small-scale physical
experiments and the relevance of the equipment and logistic constraints to explain the evolution of the way mound breakwaters have
been designed and built over time.

Key words | Mound breakwaters; armor units; crown wall; hydraulic stability; overtopping.

INTRODUCCIÓN

Desde la antigüedad, la navegación marítima y fluvial propició el desarrollo del comercio y el intercambio cultural de los
diversos pueblos. Fenicios, griegos y romanos establecieron redes de navegación apoyadas en puertos que actuaban como nodos de
conexión del transporte, el comercio y la cultura entre diferentes pueblos. Para asentar los puertos en la antigüedad se utilizaban los
abrigos naturales de la costa, las ensenadas y sobre todo, los ríos navegables. Aunque no se solían construir grandes obras de abrigo
por su elevado coste, en algunos casos como el puerto de Alejandría o el de Ostia en la desembocadura del Tiber, se construyeron
diques de escollera para crear zonas abrigadas artificiales (cerca de Roma en el caso de Ostia). Los diques se construían lanzando
doi:10.4995/ia.2014.3074 EISSN: 1886-4996 ISSN: 1134-2196
30 Medina et al. | Diseño y construcción de diques rompeolas Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

piedras grandes al mar y era necesario realizar dragados de mantenimiento de calados y reparaciones de diques aportando más y
mayores piedras al rompeolas.
Con el aumento del tamaño de los buques y la necesidad de más espacio y mayor calado en lugares más cercanos de las
grandes ciudades, surgió la necesidad de construir grandes diques en talud protegidos con piedras de gran tamaño para resistir
oleajes de intensidad creciente. En el S. XIX se dispone ya de medios de transporte de gran capacidad (ferrocarril) y equipos de
construcción potentes (grúas metálicas) que permiten la construcción de los primeros grandes diques de abrigo protegidos con
escollera artificial (cubos o paralelepípedos de hormigón de gran tamaño). Con los grandes rompeolas y la mayor capacidad
de las técnicas de dragado del S. XIX, empiezan su crecimiento los grandes puertos artificiales asociados a grandes ciudades y
zonas de suministro y producción, por ejemplo los puertos de Barcelona y Valencia. Los grandes diques propician un enorme
desarrollo económico asociado a los puertos pero, en muchos lugares, generan también erosiones de playas cuya gravedad no
se apreciará hasta bien entrado el S. XX, cuando las playas se convierten en el destino deseado por millones de turistas. Hasta
la Segunda Guerra Mundial, con pocas excepciones, los puertos eran considerados fuentes de riqueza y desarrollo económico y
las playas espacios estériles sin valor. Los diseños de las obras de abrigo se realizaban siguiendo la metodología “prueba y error”;
en Occidente eran sobre todo diques rompeolas por miedo a la rotura súbita observada en algunos fallos de diques monolíticos
verticales construidos en el S. XIX. En Japón se continuó con el desarrollo de los diques verticales monolíticos, sobre todo por la
dificultad de aprovisionamiento de piedras de gran tamaño.
El ingeniero español Ramón Iribarren (1900-1967) puede ser considerado como uno de los grandes pioneros de la ciencia
y la técnica marítima moderna que desarrollaron su actividad científica y técnica en la primera mitad del S. XX; estos pioneros
crearon técnicas y procedimientos nuevos que dejaron atrás para siempre el método de trabajo basado en la intuición, la analogía y la
“prueba y error”. Basada en la fórmula de Castro (1933), Iribarren (1938) presenta la primera fórmula con proyección internacional
para calcular el peso de las piedras del manto principal de los diques en talud, que se seguirá utilizando con variaciones hasta la
actualidad para calcular el peso de las piezas de los mantos de los diques rompeolas. Las investigaciones de Iribarren y su equipo
con oleaje regular en modelos físicos a escala reducida continuarían hasta su muerte; destaca Iribarren (1965) en la que se aplica la
fórmula original de 1938 para describir la estabilidad hidráulica de los mantos de escolleras naturales y artificiales (Tetrápodos y
bloques paralelepipédicos). Sin embargo, sería el invento francés patentado del Tetrapod en 1950 el que estaba llamado a cambiar
profundamente el diseño y la construcción de los diques rompeolas en el mundo.
Publicada en 1949 la traducción al inglés del trabajo de Iribarren de 1938), el Cuerpo de Ingenieros de EE.UU. realizó
una serie sistemática de ensayos físicos a escala reducida para evaluar la estabilidad hidráulica de los mantos de los diques en
talud protegidos con diferentes tipos de piezas. El resultado lo publicó Hudson (1959) introduciendo el concepto de “coeficiente
de estabilidad” (KD) para caracterizar la estabilidad hidráulica de los diferentes tipos de piezas (escollera artificial) con los que se
podían construir los mantos de los diques en talud. El éxito comercial en el mundo de la patente francesa del Tetrapod y el éxito
técnico y científico del KD provocaron una eclosión de inventos de piezas de hormigón como escollera artificial (Tribar-EE.UU.
en 1958, Hollow Tetrahedrom-JP en 1959, Stabit-UK en 1961, Tripod-NL en 1962, etc.). Decenas de piezas diferentes fueron
inventadas en la década de los 50 a 70 intentando aumentar el KD para reducir el peso de las piezas y el consumo de hormigón
del manto principal; el gran ganador inicial de esta carrera innovadora fue el Dolos, un invento sudafricano no patentado que se
extendió por todo el mundo por su elevado coeficiente de estabilidad y bajo consumo de hormigón.
El cierre del Canal de Suez y la crisis del petróleo de 1973 provocaron un aumento progresivo del tamaño de los petroleros
y con ellos el de los diques de abrigo. En el Puerto de Sines (Portugal) se construyó el mayor dique la época (h[m]=50) con una
terminal para petroleros de medio millón de TPM, protegido con Dolos de W[t]=40. El fallo total del dique de Sines en 1978 con
un temporal muy inferior al de cálculo (ver Negro y Varela, 2008) provocó un cambio radical en la manera de analizar y diseñar
diques rompeolas. La integridad estructural de las piezas y la irregularidad del oleaje real van a ser los primeros temas importante
puestos en evidencia en el colapso del dique de Sines; la investigación sistemática de múltiples aspectos relacionados con la
irregularidad del oleaje y la respuesta de la estructura, los cálculos de diques a Nivel II y los mantos monocapa vendrían muy pronto
para conformar los nuevos espacios de investigación, conceptos y técnicas de diseño nuevos que se desarrollarían en las décadas
siguientes.

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Medina et al. | Diseño y construcción de diques rompeolas 31

DISEÑO DE DIQUES ROMPEOLAS

El primer artículo del primer número de la revista Ingeniería del Agua es un artículo de Vidal y otros (1994) con una
excelente síntesis sobre el estado del arte en la investigación científica de la estabilidad hidráulica de los diques rompeolas. Las
publicaciones de Losada y Giménez-Curto (1978, 1979, 1981 y 1982) pusieron de relieve la aleatoriedad intrínseca de la respuesta
estructural de la escollera y los bloques paralelepipédicos, la importancia de la irregularidad, duración, oblicuidad y periodo del
oleaje, la fragilidad de los mantos de piezas esbeltas que resisten por trabazón y otros aspectos que no eran nada evidentes en
la década anterior. El análisis de la estabilidad hidráulica de los diques rompeolas descrito por Vidal y otros (1994) se basa en
caracterizar el flujo sobre el talud de los diques y las fuerzas sobre las piezas del manto para desarrollar principios racionales de
diseño. Este planteamiento estudia primero con detalle el concepto de estabilidad del rompeolas (ver Brunn, 1979 y Gómez-Martín
y Medina, 2014) y se centra después en una definición precisa de los criterios de avería del manto principal; los criterios de avería
propuestos por Losada et al. (1986) y Vidal et al. (1991), Inicio de Averías (IDa), Inicio de Averías de Iribarren (IIDa), Inicio de
Destrucción (IDe) y Destrucción (De) siguen vigentes en la actualidad (ver Gómez-Martín y Medina, 2014) para caracterizar el
comportamiento de diques en talud. Una vez definidos los criterios de avería, Vidal (1994) clasifica los diques en “no rebasables”,
“rebasables” y “sumergidos”; para cada tipo de dique se realiza un análisis dimensional y se estudian distintos factores que afectan
la estabilidad hidráulica del manto, además de los bien conocidos como la altura de ola de cálculo, la densidad relativa sumergida
de las piezas, el talud y el número de Iribarren. Para los diques no rebasables se analiza el ángulo de incidencia, la profundidad
relativa a pie de dique, la colocación de las piezas, la permeabilidad del núcleo y de otras capas granulares y se estudia con detalle
la particularidad hidráulica del flujo tridimensional de los morros.
El planteamiento de Vidal y otros (1994) seguía la tradición de Iribarren basada en el principio de que “nada hay más
práctico que una buena teoría”; es la búsqueda de la mejor solución a un problema práctico a través del desarrollo de una teoría con
una sólida base científica y experimental. Por otro lado, pueden señalarse tres planteamientos alternativos de la misma época para
diseñar diques en talud no rebasables: (1) fórmula de Hudson generalizada, (2) diseño probabilista y (3) fórmulas multiparamétricas.
Los cuatro planteamientos de diseño descritos en este apartado se refieren al enfoque general de la investigación y la forma de
presentar los resultados para guiar las aplicaciones prácticas.

Fórmula de Hudson generalizada

La estabilidad hidráulica de un manto principal (caracterizado por un número de capas y tipo de pieza dado) puede referirse
a un coeficiente de estabilidad (KD) utilizado en la ecuación de Hudson (1959), basada en la de Iribarren (1938) y popularizada
internacionalmente por el SPM (1975).

(1)

donde W es el peso de las piezas del manto, γr y γw son los pesos específicos del hormigón y del agua, H es la altura de ola
de cálculo y α es el ángulo que forma el talud del manto con la horizontal. Considerando el peso específico relativo sumergido
y el lado del cubo equivalente de la pieza, Δ=([γr/γw]-1) y Dn=(W/γr)1/3, la Ecuación (1) puede escribirse en forma de número de
estabilidad, tomando la equivalencia H=Hs propuesta por el SPM (1975). Reordenado los términos de la Ecuación (1) se puede
definir la ecuación conocida como fórmula de Hudson generalizada.

(2)

Siendo Ns el número de estabilidad, Hs la altura de la significante, Nsd el número de estabilidad de diseño y Hsd la altura de
ola significante correspondiente a un determinado nivel de averías. Hudson (1959) propuso originalmente utilizar la Ecuación (1)
con unos coeficientes de estabilidad (KD) apropiados para diseñar aproximadamente a Inicio de Averías (IDa), asumiendo como
hacía Iribarren, un considerable coeficiente de seguridad a destrucción implícitos en los mantos bicapa de escolleras naturales
y artificiales de la época (piedra, boques, Tetrapod, etc.). Hudson (1959) ya planteó dudas sobre la equivalencia entre H y Hs

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considerando la irregularidad del oleaje real. El SPM (1975) propuso H=H1/3=Hs y una década después, el SPM (1984) sugería
utilizar H=H1/10=1.27 Hs, con una tabla de KD similar. Como señalan Copeiro y García-Campos (2008), el manual americano
impuso un coeficiente de seguridad implícito adicional que duplicaba los pesos de las piezas obtenidos de la Ecuación (1) para
diques sin limitación de fondo.
Resulta evidente que la Ecuación (2) no considera variables como la duración de los temporales, el periodo del oleaje, la
permeabilidad de las capas granulares ni otros factores relevantes indicados por Vidal y otros (1994); sin embargo, la Ecuación
(2) se sigue utilizando en todo el mundo para realizar diseños preliminares y comparar costes de diques protegidos con diferentes
tipos de piezas. Está tan extendida en la práctica el uso de la ecuación de Hudson generalizada que se dan incluso valores de KD
para mantos monocapa de piezas trabadas (Accropode, Core-Loc, Xbloc, etc.) que tienen menor estabilidad para taludes más
suaves en contraposición al comportamiento de las piezas que resisten por gravedad cuyo comportamiento está razonablemente
bien descrito por la ecuación de Hudson (mayor estabilidad para taludes más suaves). Además de utilizar la Ecuación (2) para
todo tipo de mantos, se suelen recomendar valores de coeficientes de estabilidad (KD) para el diseño de diques sin explicitar los
coeficientes de seguridad implícitos de la recomendación. Como señalan Medina and Gómez-Martín (2012), resulta imperativo
explicitar los coeficientes de seguridad a Inicio de Destrucción (IDe) asociados a los KD que se recomiendan para evitar la confusión
que se puede ocasionar al utilizar la misma Ecuación (2) en el diseño de diques protegidos con mantos monocapa y bicapa, mantos
con piezas trabadas y otras que resisten por gravedad. El diseño de diques rompeolas con la ecuación de Hudson generalizada,
extendido por el mundo, parece sencillo de aplicar pero contiene serias lagunas y restricciones implícitas que pueden dar lugar a
errores interpretación importante en aplicaciones concretas.

Métodos probabilistas (Nivel II y Nivel III)

El fallo del dique de Sines en 1978 junto con otros (Arzew el Djedid (1980), Trípoli (1981), San Ciprián (1984), etc.) en los
años siguientes desencadenó procesos de revisión de las técnicas de diseño de diques en todo el mundo. Uno de los planteamientos
de diseño nuevos consistió en aplicar técnicas de diseño probabilistas de carácter general. Así pues, Mol et al. (1983) analiza
el fallo del dique de Sines desde un punto de vista probabilista a Nivel I (cuasi-probabilista), Nivel II (probabilista) y Nivel III
(totalmente probabilista), para destacar la necesidad de diseñar los grandes diques a Nivel II y tener así una descripción probabilista
mucho mejor de la respuesta estructural. En pocos años, el planteamiento probabilista del diseño de diques se extendió entre los
investigadores y técnicos de mayor nivel por su potencia y coherencia conceptual. El CIRIA/CUR (1991) y el PIANC (1992)
plantean la necesidad de los diseños probabilistas y dan ejemplos de aplicación de Nivel II al diseño de diques rompeolas. En
España, la ROM 0.0 (2001) plantea con claridad la necesidad de diseñar a Nivel II o Nivel II los diques rompeolas con gran impacto
económico, social o ambiental.
A pesar de la solidez conceptual de los diseños probabilistas, cuya idoneidad parece evidente desde hace tres décadas, la
realidad en la práctica es que muy pocos diques se diseñan con técnicas probabilísticas y cuando se aplican estas técnicas suelen
utilizarse como procedimientos secundarios en el diseño, normalmente para realizar una comprobación probabilista de un diseño
realizado con un método de Nivel I (coeficientes de seguridad). Después de tres décadas, el escaso número de aplicaciones
prácticas directas de los métodos de diseño probabilistas (Nivel II y Nivel III) en el mundo puede explicarse por la existencia de
una proporción muy pequeña de ingenieros relevantes en la práctica que se sienten cómodos trabajando con métodos probabilistas.
La realidad señala que la mayoría de los ingenieros que actúan y deciden a nivel práctico se sienten seguros trabajando con métodos
deterministas y cuasi-probabilistas (Nivel I) y con fórmulas de cálculo sencillas como la Ecuación (2).

Fórmulas empíricas multiparamétricas (Van der Meer, 1988)

En 1988, Van der Meer realiza una serie de publicaciones en revistas y congresos que van a tener un impacto científico
y técnico relevante durante décadas. Aunque se había realizado y asimilado un considerable volumen de nuevos ensayos físicos
a escala reducida con oleaje irregular que cubría una amplio rango (desde playas de gravas a diques rompeolas convencionales)
y se integraron algunos conceptos eficaces utilizados por otros investigadores (número de estabilidad, diámetro nominal, daño
adimensional, etc.), lo que provocó mayor impacto fue la popularización de formulaciones empíricas multiparamétricas para

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presentar los resultados experimentales. La metodología era simple: fijadas las variables y parámetros que influían o podían influir
en la estabilidad hidráulica del manto, se realizaban una serie de experimentos en los que se pudiera discriminar su influencia
de algún modo y, una vez obtenidos los resultados, se postulaba sin justificación una ecuación multiparamétrica para considerar
explícitamente su influencia y se ajustaban los parámetros a las observaciones experimentales. La Ecuación (3) de Van der Meer
(1988a) para diques de escollera tiene ocho parámetros (6.2, 1.0, 0.5, 0.2, 0.1, -0.13, -0.18, -0.5) que contrasta con la fórmula simple
de Hudson generalizada de solo dos parámetros: 1/3 y KD=4.0.

(3)

donde Dn50=(W50/γr) es el lado del cubo equivalente o diámetro nominal de la mediana de pesos de la escollera, P es la
permeabilidad nominal del núcleo, S es el daño adimensional del manto, Ir es el número de Iribarren calculado con la altura de
ola significante y el periodo medio, N es el número de olas y α es el ángulo del talud con la horizontal. Esta formulación doble se
refiere al número de estabilidad medio; los coeficientes 6.2 (“plunging waves”) y 1.0 (“surging waves”) tienen una desviación típica
de 1.0 y 0.08 respectivamente. Dado que se asignaron subjetivamente los valores de permeabilidad P=0.1, 0.4, 0.5 y 0.6 a cuatro
modelos diferentes, desde núcleo impermeable (P=0.1) a núcleo y filtros con el mismo tamaño de piedra que el manto (P=0.6), la
aplicación de la Ecuación (3) a un caso específico tendrá casi siempre una componente subjetiva en la determinación de la variable
P. Las fórmulas “ad hoc” de Van der Meer (1988b) para mantos de cubos, Tetrapod y Accropode tienen estructuras y parámetros
distintos. Estas fórmulas empíricas multiparamétricas y otras muchas posteriores no tienden a converger debido a las diferentes
formulaciones y parámetros que se obtiene en cada aplicación.
La metodología descrita anteriormente para generar fórmulas empíricas multiparamétricas es sencilla de aplicar en los
procesos de investigación habituales y es aparentemente fácil de aplicar a los casos prácticos, utilizando más variables y parámetros
que la fórmula de Hudson generalizada. Estas dos ventajas pueden explicar la gran popularidad que tuvieron las fórmulas iniciales
de Van der Meer (1988a y 1988b) tanto entre investigadores como entre los ingenieros que diseñaban diques en la práctica. Esta
metodología ha sido aplicada reiteradamente por Van der Meer y otros muchos investigadores a multitud de problemas específicos
de diseño de diques (berma de pie, cota de coronación, etc.). Hay que señalar que esta forma de investigar problemas que se pueden
estudiar con ensayos físicos a escala reducida, permite dar fácilmente una solución práctica “ad hoc” a costa de perder generalidad.
En la actualidad, el campo técnico y científico de los diques en talud tiene una multitud de fórmulas empíricas multiparamétricas de
diversos autores con estructuras y parámetros distintos y, sobre todo, con restricciones de uso diferentes para estudiar los diversos
aspectos de diseño (estabilidad hidráulica del manto y la berma de pie, rebase de la estructura, etc.). No parece que esta tendencia
vaya a cambiar en un futuro próximo.
Otro tema controvertido es la aplicabilidad de todas las fórmulas anteriores a la evaluación de la estabilidad en estados
de mar cuya distribución no se aproxima a la de Rayleigh, lo que ocurre en el caso de diques en profundidades que limitan por
rotura la altura de las mayores olas. Van der Meer (1988) ya abordó este tema, proponiendo la utilización de H2% en vez de Hs
(y modificando en la relación H2%/Hs de Rayleigh los coeficientes de sus fórmulas), pero sin comprobación experimental. Más
adelante, van Gent et al. (2003) demostró experimentalmente que añadiendo un término del tipo (H2%/Hs) se podía tener en cuenta
el efecto de la rotura frente al dique en la estabilidad. Melby y Hudges (2004) formularon el daño en términos del flujo máximo de
cantidad de movimiento promediado en profundidad y en una longitud de onda, Mfmax y más adelante, Melby y Kobayashi (2011)
desarrollaron un nuevo modelo de progresión de daño basado en Mfmax. Vidal et al. (2006) modificaron la formulación de Van der
Meer (1988) para tener en cuenta tanto el efecto del número de olas como de las distribuciones de altura de ola no-Rayleigh en la
estabilidad. Para ello propusieron la formulación del nº de estabilidad con H50 (altura media de las 50 mayores olas que alcanzan el
dique en el periodo de tiempo en que se evalúa la estabilidad). Recientemente, Etemad-Shahidi y Bali (2011) han utilizado la base
de datos de Van der Meer (1988) para reformular una nueva expresión paramétrica para Ns50 (solo para diques de escolleras) con
menor dispersión que la Ecuación (3).
Las fórmulas empíricas multiparamétricas asociadas a modelos probabilistas sencillos que midan la incertidumbre de los
parámetros que usan y las estimaciones que dan, más una clara identificación del rango de aplicación de cada fórmula, parece una
forma de razonable de mejorar la aplicación directa de la fórmula de Hudson generalizada. Sin embargo, este planteamiento pragmático
a corto plazo dista mucho de alcanzar la teoría unificada que se desea para estudiar la estabilidad de todos los tipos de diques.

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mantos monocapa y bicapa para los diques rompeolas

En paralelo a los avances en los métodos de diseño y las investigaciones sobre la respuesta estructural de los diques en
talud, es necesario destacar los diversos conceptos de mantos de diques, de las piezas para el manto y el desarrollo de nuevas
técnicas constructivas y de control de obra que cambian desde la base la concepción misma de lo que se considera un dique en
talud. Atendiendo solo a los diques no rebasables o con poco rebase, se han propuesto modificaciones de la forma del manto
(diques en S diques en D), en el volumen del manto (diques berma) y otros con escasa extensión en aplicaciones reales. Sin
embargo, hay tres cambios tecnológicos que sí han generado muchas aplicaciones prácticas: las piezas especiales, los mantos
monocapa y los diques berma islandeses.

Piezas especiales

Además del bloque cúbico o paralelepipédico tradicional (ver Grau, 2008), desde la aparición del Tetrapod en 1950, se han
inventado decenas de piezas especiales de hormigón para construir los mantos principales de los diques rompeolas. Cada forma
geométrica tiene unas características diferenciadas que le proporciona unas propiedades particulares que les confieren ventajas o
desventajas respecto de otras piezas alternativas. El objetivo último de las piezas especiales es reducir sobre todo los costes de
construcción del dique, pero también los costes de mantenimiento y la huella energética y del carbono generada; el consumo de
hormigón, asociado al espesor y la porosidad del manto, será el principal factor a considerar. Además del consumo de hormigón, es
muy relevante la calidad del hormigón exigible (resistencia a tracción) ya que las piezas esbeltas de gran tamaño pueden romperse
de forma frágil con relativa facilidad; otros factores a considerar son el calor de hidratación, la fabricación y acopio (coste de
encofrados y superficie del parque de bloques), la manipulación y colocación en el talud (eslingas o pinzas de presión), el posible
armado de piezas esbeltas, la forma de colocación (aleatorio, trabado, etc.) y otros factores.
Las piezas especiales de hormigón para el manto pueden clasificarse atendiendo a dos características fundamentales: la
robustez de la pieza y la forma de colocación. Existen dos tipos fundamentales de piezas según su robustez: las masivas de tipo
cúbico o similar y las esbeltas; las piezas masivas se pueden construir con tamaños muy grandes (W[t]=150) usando hormigones
normales, se pueden acopiar en múltiples alturas y manipular con pinzas de presión. Las piezas esbeltas tienen riesgo de rotura
y, por consiguiente, deben armarse o debe limitarse el tamaño dependiendo de la resistencia a tracción del hormigón que se use,
no se deben acopiar en múltiples alturas y se suelen manejar con eslingas. Finalmente, existen cuatro formas fundamentales de
colocación: aleatoria, orientada, trabada y concertada; cada forma de colocación exige unas condiciones marítimas de trabajo más o
menos exigentes, con o sin apoyo de buzos y sistemas de guiado bajo el agua. Entre las piezas masivas se pueden destacar los cubos,
paralelepípedos, cubos Antifer y cubos modificados que pueden colocarse aleatoriamente o con una cierta orientación (bicapa) y
de forma concertada (monocapa) en forma de mosaico; los Cubípodos son también piezas masivas pero solo se pueden colocar de
forma aleatoria (monocapa o bicapa). Entre las piezas esbeltas (ver Medina y Gómez-Martín, 2012), podemos destacar Tetrapod
y Dolos (hormigón armado o en masa) que suelen colocarse con una cierta orientación en mantos bicapa y las piezas Accropode,
Core-Loc y Xbloc que se colocan trabadas o con determinada orientación en mantos monocapa. Existen además otras piezas como
Haro y Seabee pensadas para ser colocadas de forma concertada (monocapa), en seco o con excelentes condiciones marítimas de
colocación.

Mantos monocapa

Existen dos tipos fundamentales de mantos de protección de diques en talud: los mantos monocapa y los bicapa; los primeros
están constituidos por una sola capa de piezas y suelen consumir entre el 30% y el 80% del hormigón que consume un manto bicapa
convencional de bloques cúbicos en condiciones similares (ver Corredor et al., 2013). Desde hace mucho tiempo, construyendo en
seco o en condiciones marítimas excelentes, existía la posibilidad de construir mantos monocapa con piezas concertadas (forma
rectangular, hexagonal, etc.) en forma de mosaico; sin embargo, la invención del Accropode en 1980 y otras posteriores (Core-
Loc, Ecopode, Xbloc, Cubipod, etc.) permiten la construcción de mantos monocapa en condiciones marítimas similares a las
de los diques con mantos bicapa convencionales. Estos mantos monocapa constituidos por piezas especiales de hormigón en
masa, que se colocan trabadas, orientadas o de forma aleatoria siguiendo una malla de colocación prefijada, se han construido a

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cientos por todo el mundo (sobre todo usando piezas Accropode y Core-Loc). Comparados con estos mantos monocapa, los mantos
bicapa convencionales de bloques cúbicos o paralelepipédicos consumen aproximadamente el triple del hormigón necesario; por
consiguiente, aunque los encofrados y otras factores de la construcción son más caros, el manto convencional de bloques cúbicos
no es competitivo en muchos casos frente al manto monocapa. De acuerdo con Dupray and Roberts (2009), la Figura 1 muestra la
evolución de la segunda generación de piezas especiales de hormigón que permiten la construcción de mantos monocapa. Hay que
tener presente que el GPS diferencial instalado en la cabeza de las grúas y los sistemas de ayuda y control de construcción actuales
son muy diferentes de los existentes hace años, haciendo posible una precisión en la colocación de bloques que era impensable antes
de aparecer en el mercado la primera pieza especial para construir mantos monocapa.

Figura 1 | Piezas especiales de hormigón en masa para construir mantos monocapa.

Aunque todos los mantos monocapa tienen la característica del bajo consumo de hormigón, las diferentes piezas imponen
restricciones logísticas y de uso muy diferentes. Por ejemplo, las piezas Accropode, Core-Loc, Accropode II y Xbloc son piezas
relativamente esbeltas que resisten fundamentalmente por trabazón; se les suele exigir un hormigón de resistencia característica
a tracción fct,k>3.5 MPa para las piezas menor tamaño, fct,k>4.5 MPa para las grandes y están desaconsejadas para tamaños muy
grandes (W[t]>50). Además, para garantizar la trabazón hay que seguir unos procedimientos estrictos de colocación (ver Paulsen
y Wareing, 2009). Por el contrario, el Cubípodo es una pieza masiva (ver Medina et al., 2011) que se coloca aleatoriamente
siguiendo una malla de diamante convencional, no tiene limitaciones de tamaño y sus requerimientos logísticos son similares a los
del bloque cúbico convencional (dos puestas/día, acopio en múltiples alturas, pinzas de presión, etc.). En consecuencia, las piezas
disponibles en la actualidad permiten proteger con mantos monocapa todos los diques que en la actualidad utilizan mantos bicapa;
la optimización económica, logística y de impacto ambiental determinará la mejor opción en cada caso. En general, la opción
monocapa es la que tiene menos coste económico y ambiental; sin embargo, si el control de obra es deficiente, se esperan grandes
asientos diferenciales o existe una gran incertidumbre sobre las variables de diseño, un manto bicapa puede ser la mejor opción (ver
Corredor et al., 2013).
La coexistencia de mantos monocapa y bicapa, de piezas que resisten por trabazón y otras por gravedad, colocaciones
aleatorias y concertadas y otras diferencias sustanciales que afectan el coste de la obra y su respuesta estructural, obligan a
replantearse la idea del diseño a Inicio de Averías (IDa) que suele considerarse implícito con el uso de la Ecuación (2). Es necesario
resaltar que el diseño de diques debe plantearse al nivel de daño correspondiente al Inicio de Destrucción (IDe), que es el común a
todo tipo de mantos. En efecto, los mantos bicapa de piezas masivas colocadas aleatoriamente tienen un Ns(IDa)<<Ns(IDe); por el
contrario, los mantos monocapa de piezas trabadas tiene un Ns(IDa) solo ligeramente inferior o igual a Ns(IDe). Para comparar el
diseño de diques protegidos con diferentes mantos es imprescindible fijar como límite último el Inicio de Destrucción (IDe) y llevar
sistemáticamente los ensayos físicos hasta la Destrucción (De). Para la fase preliminar de diseño y comparación de alternativas,
debe ser la distribución de Ns(IDe) y los coeficientes de seguridad explícitos recomendados (ver Medina y Gómez-Martín, 2012)
los elementos principales a tener en cuenta.

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36 Medina et al. | Diseño y construcción de diques rompeolas Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

Diques berma islandeses

Con el aumento de la potencia de los equipos de movimientos de tierras, en la década de los 80 surgió el concepto de
“diques berma estables dinámicamente”, constituido por un núcleo de piedra pequeña y una berma de piedras grandes. De alguna
forma, se trataba de volver a los diques de la antigüedad (solo dos tamaños de piedra) pero con medios de construcción muy
potentes. Los modelos a escala reducida se comportaron bien pero varias de las pocas aplicaciones prácticas que se realizaron
acabaron en fallos graves; este tipo de diques acabaron irónicamente denominados “diques berma inestables dinámicamente”
porque el principal defecto a largo plazo era un transporte de piedras longitudinal a lo largo del dique, que se comportaba como
una playa de bolos en lugar de comportarse como un dique convencional sin movimientos apreciables. Además, se producía rotura
i redondeo de las piedras con la consiguiente reducción de estabilidad hidráulica. Sin embargo, la variante islandesa de los diques
berma “a medida” sí se comportó bien y se han construido decenas de diques por el mundo con posterioridad (ver Sigurdarson y
Van der Meer, 2013).
El dique berma islandés típico se construye exclusivamente de piedra y tiene su aplicación idónea en lugares remotos que
disponen de excelentes canteras donde se pueden obtener con relativa facilidad cantidades apreciables de piedras de gran tamaño
(hasta 20t a 30t). El dique berma islandés se estudia en el laboratorio a escala reducida para cada caso particular con objeto de
optimizar la cantera o canteras que son accesibles en la zona; si se dispone de piedras de gran tamaño, se divide la sección en zonas
con diferentes clases de escollera, que se asigna a cada parte del dique según las solicitaciones. La piedra de gran tamaño suele
reservarse para una pequeña zona superior frontal en forma de berma. Este tipo de diques se han construido sobre todo en Islandia,
Noruega, Australia y otros lugares donde el hormigón es caro y la piedra se puede conseguir y mover con facilidad; no parece una
opción ventajosa para España que tiene un hormigón barato, dificultad de acceso a canteras y piedras no muy grandes (hasta 4t-6t)
en muchos tramos de costa; como un caso especial, puede mencionarse que en la costa guipuzcoana existen algunos diques (Orio,
Mutriku, etc.) protegidos con grandes bloques de mármol cortados sierra de widia o hilo de diamante.

CONCLUSIONES

De la descripción de la evolución de las técnicas de diseño de los diques en talud y de los avances tecnológicos más
relevantes de las últimas décadas se deduce una clara diferencia entre los métodos que los investigadores consideran más relevantes
y los que realmente se aplican en la práctica. Desde la publicación de Hudson (1959) existe en la práctica una amplia resistencia,
entre la mayoría de los ingenieros proyectistas y constructores de todo el mundo, al abandono de la fórmula de Hudson generalizada
y el coeficiente de estabilidad (KD) como la herramienta fundamental de comparación de alternativas de diseño.
La coexistencia de una amplia variedad de tipos de mantos, piezas y formas de colocación en mantos principales, obliga
claramente al abandono del diseño clásico a Inicio de Averías (IDa) suponiendo un cierto margen de seguridad a Destrucción, para
centrase en el diseño a Inicio de Destrucción (IDe) con un margen de seguridad explícito para compensar los efectos de modelo y
otras fuentes de incertidumbre entre el modelo ensayado y la obra real. Además, es necesario garantizar una resistencia mínima a
tracción del hormigón dependiendo de la esbeltez y tamaño de cada pieza para que se pueda garantizar la integridad estructural de
las piezas y que la respuesta del prototipo se asemeje a lo observado a escala reducida.
Para todos los tipos de mantos, piezas y formas de colocación, los ensayos físicos a escala reducida deben alcanzar la
destrucción (De) para poder fijar con precisión el punto crítico IDe. Además, es muy importante describir no solo la metodología
experimental y el modelo de forma genérica, sino medir con detalle porosidades y colocación de las piezas del manto que deben ser
concordantes con un prototipo que se pueda construir en la realidad en las condiciones de obra existentes.

AGRADECIMIENTOS

Se agradece la financiación proporcionada por el Ministerio de Economía y Competitividad y FEDER (BIA2012-33967).

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Medina et al. | Diseño y construcción de diques rompeolas 37

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Braz-Tangerino et al. | Visión del regadío 39

Visión del regadío


Vision of irrigation

Braz-Tangerino, F.a, Ferreira, M.I.b, Moreno-Hidalgo, M.A.c1, Playán, E.d, Pulido-Calvo, I.e,
Rodríguez-Sinobas, L.f, Tarjuelo, J.M.c2 y Serralheiro, R.g
a
Universidad Stadual Paulista, UNESP Ilha Solteira, Caixa Postal 34, 15385-000, Ilha Solteira, SP, Brasil. E-mail: fbthtang@agr.feis.unesp.br,
b
Instituto Superior de Agronomia, Universidade de Lisboa, Tapada da Ajuda, 1349-017 Lisboa, Portugal, e-mail: isabelferreira@isa.utl.pt,
c
Centro Regional de Estudios del Agua, Universidad de Castilla-La Mancha, Campus Universitario, s/n. 02071-Albacete, España.
E-mail: c1 miguelangel.moreno@uclm.es. c2 jose.tarjuelo@uclm.es
d
Departamento Suelo y Agua, Centro experimental Aula, CSIC. P.O. Box. 202, 50080 Zaragoza, España. E-mail: playan@eead.csic.es
e
Departamento de Ciencias Agroforestales, ETSI, Campus La Rábida, Universidad de Huelva, España. E-mail: ipulido@dcaf.uhu.es,
f
Grupo de Investigación Hidráulica del Riego, Escuela Técnica Superior de Ing. Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid, Ciudad
Universitaria 28040 Madrid, España. E-mail: leonor.rodrigue@upm.es,
g
Instituto de Ciências Agrárias e Ambientais, Universidade de Évora, 7002-534 Évora, Portugal. E-mail: ricardo@uevora.pt.

Recibido: 13/06/2014 Aceptado: 29/07/2014 Publicado: 01/08/2014

Resumen

El regadío ha sido, sigue siendo y será uno de los pilares básicos para el desarrollo y mantenimiento de la población humana. Su
evolución pasada ha ido al unísono del avance de los conocimientos en materias propias de agronomía e ingeniería del agua y de
la tecnología (desarrollo de materiales plásticos, elementos electrónicos…) llegando a un estado actual en el que todavía están
por resolver muchos interrogantes que quedan como retos para el futuro. Cabe destacar el fuerte impulso del regadío en Brasil
en la última década. Aprovechando el relanzamiento de la revista Ingeniería del Agua se presenta una visión del regadío, dentro
del espacio limitado de este artículo, que incluye algunas de las líneas de investigación actuales, algunas novedosas como la
relacionada con el movimiento del agua en el sistema suelo-planta de las especies mediterráneas y sus consecuencias en el uso
del agua, con el fin de motivar la publicación en Ingeniería del Agua de artículos relacionados con la variada temática que integra el
estudio del Regadío en las comunidades de lengua española y portuguesa

Palabras clave | Regadío; Visión; Retos.

ABSTRACT

Irrigation not only has been a key factor for the development and maintenance of human societies but it still plays this role now and it
is foreseen that in the future as well. Its evolution has been constrained to the advance in knowledge on matters regarding Agronomy
and Water Engineering and in technology however, many challenges deserve further research. It is worth to note that Brazil has
strongly promoted irrigation in the last decade. Within the limited extension of this article, some current topics in irrigation, some of
them are innovative such us the research line studying water flow in soil-plant in Mediterranean plants and its consequences on
water use,. and future challenges are presented with the purpose of stimulate publication of Irrigation papers in the journal “Ingeniería
del Agua” among Portuguese and Spanish language communities.

Key words | Irrigation; vision; challenges.

doi:10.4995/ia.2014.3077 EISSN: 1886-4996 ISSN: 1134-2196


40 Braz-Tangerino et al. | Visión del regadío Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

INTRODUCCIÓN

Una visión del regadío completa, con todos los posibles aspectos a considerar, ocuparía una extensión mayor a la asignada
a este artículo y tampoco es el objetivo que se persigue; no obstante, siendo conscientes de ello, se ha intentado dar unas pinceladas
sobre algunos aspectos significativos que condicionan el regadío actual agrupados en cuatro grandes apartados. Las referencias
bibliográficas se han seleccionado y reducido al mínimo para no abrumar y mantener una extensión razonable. Así mismo, la revista
pretende poner un espacio abierto a disposición de las comunidades de América del sur para difundir sus experiencias e innovaciones
en materia de riego haciendo uso de las dos lenguas: español y portugués. En este sentido, en cada una de las secciones se ha
decidido mantener el texto del idioma del autor y aunque pueda parecer arriesgado, pensamos aporta pluralidad y diversidad al
conjunto al tiempo que podría resultar más atractivo a los lectores. Los diferentes apartados se dividen en subapartados que pueden
parecer inconexos pero que sin embargo, intentan mostrar la heterogeneidad y multidisciplinaridad de la complejidad del regadío.
El apartado “Rasgos del regadío actual” consta de tres subapartados. El primero muestra la evolución del regadío en Brasil
dando información de superficie regada, métodos de riego y cultivos. El segundo, comenta la situación de los recursos hídricos
para el regadío en Portugal y ofrece algunas reflexiones sobre la sostenibilidad del recurso hídrico en zonas regadas. Finalmente,
el tercero muestra, brevemente, los avances más significativos en los tres métodos de riego (superficie, aspersión y goteo) como
consecuencia del desarrollo tecnológico y resalta las líneas futuras de desarrollo que solventen algunos de los problemas actuales.
El apartado “Algunos aspectos del diseño y la gestión de sistemas de riego y zonas regables” es el más amplio de todos y
el más heterogéneo compuesto por cinco subapartados. En el primero, se exponen algunas pautas para el proyecto y la gestión de
sistemas de impulsión, y se detallan las fases para dar solución a los problemas observados en el desarrollo de sistemas de soporte
a la decisión. El segundo, trata del ahorro de agua y eficiencia energética en la modernización de regadíos donde se comentan los
diferentes pasos para llevarla a cabo y los agentes implicados además, se ofrecen resultados observados en comunidades de regantes
modernizadas en España. Completa esta información, el subapartado dedicado a los servicios de asesoramiento al regante en donde
se expone sus objetivos y la experiencia española. El cuarto apartado, aborda el tema de la sostenibilidad de los ecosistemas
naturales en zonas regadas a partir del estudio de la redistribución hidráulica en especies mediterráneas y sus consecuencias en el
uso del agua. El mantenimiento del medio natural y la prevención de la desertificación son prioridades para la toma de decisiones
en la planificación y gestión de los recursos hídricos para riego dentro de las directrices marcadas por la Comunidad Económica
Europea. Finalmente, el último subapartado reseña las metodologías actuales para estimar el contenido de agua en el suelo que es
una variable importante en la programación de los riegos y en la gestión de recursos hídricos. Además, resalta algunos de los retos
en esta materia y comenta, brevemente, el potencial del cable de fibra óptica y de la técnica “Distribute Temperature Sensing” para
estimar el contenido de agua en el suelo de forma continua y precisa a lo largo del cable que puede tener gran longitud.
El último apartado “Retos futuros para el riego” reseña algunos retos sociales, tecnológicos y políticos que condicionarán
su desarrollo en un futuro próximo.
Los temas objeto de los subapartados son pinceladas que ayudan a entrever la línea editorial en materia de regadíos. Estas
pinceladas se dan en dos aspectos: la situación de los regadíos y el diseño y la gestión de sistemas de riego y zonas regables que
quedan abiertas a las comunidades de América del sur para que las traten más específicamente en los próximos números regulares
de la revista. Os esperamos, confiamos que con vuestra contribución poco a poco, llegaremos a completar los rasgos presentados
en esta visión del regadío.

RASGOS DEL regadío actual

El regadío en Brasil

O Brasil acordou para os efeitos multiplicadores da agricultura irrigada e tem expandido a presença dos equipamentos
de irrigação no campo, gerando e distribuindo oportunidades e riqueza, parte delas possibilitado pelo investimento crescente em
sistemas de irrigação.

2014, IWA Publishing, Editorial UPV, FFIA


Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Braz-Tangerino et al. | Visión del regadío 41

De acordo com a Câmara Setorial de Equipamentos de Irrigação - CSEI - ABIMAQ em 2012 o Brasil incorporou mais
2.12·105 hectares irrigados, em uma taxa 21% maior que em 2011. Já em 2013 incorporamos 2.84·105 novos ha, 34% mais do que
em 2012 e chegamos ao final do ano com 5.01·106 ha irrigados, muito pouco ainda para a área potencial de irrigação de 30 milhões
de ha (Figura 1).

Figura 1 | Participação anual da expansao da área total irrigada.

Nestes dois últimos anos se consolidou a presença dos sistemas de irrigação tipo pivô central que representaram
respectivamente 40 e 44% das novas áreas irrigadas, reduzindo a participação relativa da irrigação localizada que até 2011 registrou
crescimento. Em relação aos sistemas de irrigação tipo pivô central registrou-se uma diminuição da área média que era de 70 ha por
equipamento até 2008, 90 ha em 2009, 80 ha em 2010, 75 ha em 2011, 70 ha em 2012 e 60 ha em 2013 (Tabela 1).

Tabela1 | Evolução anual da área irrigada no Brasil(Fonte: CSEI - ABIMAQ (2014)).

O desempenho da irrigação localizada é fortemente dependente das culturas de citros e café que tiveram uma retração devido
aos baixos preços destes produtos no mercado e outras frutas não tem uma área de cultivo tão expressiva e assim, o crescimento se
deveu essencialmente devido à produção de hortaliças e fruticultura de menor expressão econômica global.
Já os grãos (milho, feijão e soja) tiveram um ano de preços altos e ainda a pastagem se consolidou como uma cultura que
alcança grandes resultados quando sob irrigação, e assim, a aspersão, incluindo o pivô central é uma das melhores opções para
sua irrigação, especialmente a de grandes áreas, fazendo com que a irrigação por aspersão convencional também aumentasse a sua
participação no mercado. Por outro lado, os sistemas tipo carretel enrolador reduziram sua participação no incremento de novas
áreas irrigadas fortemente influenciado pela crise enfrentada pelo setor de cana-de-açúcar.
Mas, ainda que haja uma preferência por um sistema ou outro de irrigação para uma determinada cultura, a melhor opção
deve ser decidida em função de uma análise conjunta de fatores ligados à cultura, ao solo, a qualidade da água, a topografia e ainda
econômico para que se possa tirar o melhor retorno do investimento no sistema de irrigação e assim a capacitação, o treinamento
e a disseminação continuada de informações sobre irrigação e a agricultura irrigada debe ser constante. A formação de recursos

2014, IWA Publishing, Editorial UPV, FFIA


42 Braz-Tangerino et al. | Visión del regadío Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

humanos qualificados é a melhor maneira de se criar condições para o uso racional de nossos recursos hídricos e ainda expandir as
áreas irrigadas de forma sustentável.

Recursos hídricos para el regadío

Pensar o regadio é pensar a sua sustentabilidade – na vertente ambiental e na socioeconómica – onde residem os problemas
fundamentais que enfrenta hoje em dia esta forma de agricultura intensiva. A vertente ambiental da sustentabilidade do regadio
passa pela conservação dos recursos naturais que lhe são essenciais – o solo, a água e a energia – e também da biodiversidade. O
recurso hídrico é, naturalmente, o mais crítico dos fatores de produção em regadio, mas não pode olvidar-se que os três recursos
são inseparáveis no que respeita a conservação, quer na disponibilidade quantitativa, quer na qualidade, a qual pode, por seu lado,
limitar a disponibilidade quantitativa.
A agricultura é o maior consumidor do recurso hídrico (crescentemente escasso); em Portugal, cerca de 85% dos consumos
de água verificam-se na agricultura, com destaque natural para a de regadio (INE, 2011). Neste país, existem cerca de 8·105 ha
de regadio, sendo a maioria em sistemas antigos de gravidade, com baixa eficiência de transporte e distribuição, embora já haja
também, servindo boa parte da área de rega, com destaque para os novos regadios do sul de Portugal (EDIA, s/d), modernos
sistemas de transporte e distribuição sob pressão, com a vantagem da maior eficiência, mas também a desvantagem do maior
consumo de energia. Este é certamente um dos maiores problemas que o regadio enfrenta e que vai intensificar-se no próximo
futuro: a necessidade de otimizar o uso dos fatores de produção água e energia, o que envolverá horizontalmente quase toda a
prática do regadio.
As alterações climáticas, que reconhecidamente estão a acontecer em especial na zona mediterrânea (Santos e Miranda,
2006), inevitavelmente vão influenciar as necessidades de rega, começando pelo aumento das temperaturas e da evapotranspiração,
mas influenciando talvez até as fases e a duração dos ciclos culturais das plantas e sem dúvida as características regionais da
precipitação, diminuindo-lhe as quantidades e aumentando-lhe a irregularidade, aumentando a frequência e a severidades das secas
e com isso as necessidades de armazenamento e de recurso ao regadio.
A gestão racional dos recursos hídricos implica desenvolver as ações que promovam efetivamente uma agricultura de
conservação em regadio, o combate à erosão do solo, com a melhoria das práticas conservativas, a adequação das culturas, o
aumento da matéria orgânica e da estruturação do solo, com a consequente fixação de carbono e o aumento da porosidade, da
infiltrabilidade e da capacidade de retenção da água (Serralheiro, 2002).
É fundamental melhorar os sistemas de rega, no sentido da otimização da eficiência de aplicação, aspeto em que há ainda
muito caminho para percorrer, mas é necessário simultaneamente definir com rigor as necessidades hídricas das culturas e levar ao
conhecimento dos agricultores regantes as inovações tecnológicas que vão contribuindo para a solução destes problemas. Não se
pode admitir que seja apenas o agricultor a decidir sobre a economia da água e da energia, forçado pelos preços destes recursos. A
economia da água e da energia passará cada vez mais pelas técnicas de gestão das necessidades de rega, com informação eficaz do
regante, provavelmente em sistema de avisos de rega aos agricultores. Estes objetivos de gestão da rega implicam, sobretudo nas
grandes áreas de regadio, técnicas eficazes de determinação das necessidades hídricas das culturas, incluindo diversos meios de
deteção remota e de localização e mapeamento em sistemas de informação geográfica, suportando os referidos avisos de rega aos
agricultores regantes.
Associa-se aqui, inevitavelmente, a qualidade do solo e da água no que respeita à salinidade e em especial à presença
de sódio, que afeta de forma preocupante muitos dos solos e dos aquíferos em muitos regadios do Mundo, comprometendo-lhes
a sustentabilidade (Serralheiro, 2002). São abundantes os exemplos, quer históricos quer atuais, de regadios inviáveis devido à
presença excessiva de sais no solo e na água. Em Portugal, o problema coloca-se de forma sensível em vários sistemas de rega,
nomeadamente nos novos regadios da bacia do Guadiana, associados ao sistema de Alqueva (EDIA, s/d), podendo no futuro vir a
assumir dimensões preocupantes, se não se conseguirem soluções adequadas para os problemas que decorrem da concentração nas
águas do rio Guadiana dos sais efluentes dos regadios, onde se destacam cerca de 3·105 ha de regadio na parte espanhola da bacia,
assim como de mais de 1.5 milhões de habitantes na mesma zona. Este problema da salinidade do solo e da água está muitas vezes
associado a falta de drenagem ou dimensionamento insuficiente das respetivas redes.

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Braz-Tangerino et al. | Visión del regadío 43

A sustentabilidade ambiental do uso dos recursos hídricos em regadio passa ainda pela conservação da biodiversidade,
que é coisa desprezada na agricultura intensiva. Há que, com criatividade científica, procurar soluções inovadoras também no que
respeita à conservação da biodiversidade no planeamento e gestão dos recursos hídricos, ou o regadio não terá futuro na agricultura
europeia.
Poderá também fazer parte da adaptação do regadio à economia de água e de energia a consideração dos cenários culturais
adequados às condições – climáticas, tecnológicas, de mercado, sociológicas, etc. – que se possam prever ou simular para o futuro.
A cenarização cultural pode, por exemplo, comparar a adequação aos futuros regadios de sistemas culturais baseados em culturas de
grande rendimento tradicionalmente regadas como o milho e as hortícolas, com outros baseados em pomares, olival, vinha e outras
culturas permanentes, e ainda com sistemas tradicionalmente de sequeiro (cereais, leguminosas, pastagens) e cuja produtividade
poderá otimizar-se quando beneficiados com rega de complemento. Tal cenarização é importante para apoio à decisão em projetos
de novos regadios, como está a acontecer na bacia do Guadiana em Portugal, mas também para adequação dos regadios às alterações
climáticas (Valverde et al., 2014).

La tecnología en los métodos de riego

En los inicios del siglo XXI el riego por gravedad coexiste con las dos tecnologías aportadas por el siglo XX: la aspersión y
el goteo. La prevalencia de cada uno de los sistemas de riego en Latinoamérica, Portugal y España depende principalmente de tres
factores: el entorno socioeconómico, la orientación productiva y las políticas públicas de modernización de regadíos. En Pereira
(1999) se muestra la relación entre el rendimiento del riego y la mejora de los métodos de riego.
El último gran avance del riego por gravedad data de los años setenta: la nivelación guiada por láser. A pesar de que esta
técnica puede aumentar de forma inmediata la eficiencia de riego, su introducción está siendo lenta sobre todo en Latinoamérica.
Considerando la base tecnológica de la nivelación láser, otras técnicas recientes como el riego por pulsos, las redes de distribución
para surcos en muy baja presión o la supervisión y el control automáticos también se han desarrollado en algunas zonas. A pesar de
estas medidas tecnológicas, el riego por gravedad se halla en retroceso no obstante, debido a que este método de riego no precisa
de energía añadida a la aplicación del agua desde parcela hace que recupere relevancia en este siglo que acaba de empezar (Bautista
et al., 2009; Koecha et al., 2014).
El riego por aspersión ha culminado en menos de un siglo un fuerte desarrollo tecnológico en cuando a aplicación de agua,
adaptación a cultivos y automatización (Bjornlunda et al., 2009; Zapata et al., 2009). En la actualidad se dispone de aspersores de
impacto y para máquinas de riego con una gran variedad de gamas y de diseños. En las décadas precedentes se ha caracterizado
la dependencia de la uniformidad del riego por aspersión de las variables meteorológicas (viento, temperatura, radiación solar).
Los agricultores están implantando técnicas avanzadas de manejo de este sistema de riego, basadas en el riego nocturno y en
evitar periodos de viento fuerte. No obstante, para mejorar su eficiencia hacía un nivel óptimo, será preciso avanzar en sistemas
automáticos de programación del riego, preferiblemente en agrupaciones de regantes. La gama tecnológica de productos para riego
por aspersión es amplia, abarca desde los invernaderos hasta los cultivos extensivos y las grandes máquinas de riego. Muchos
de estos productos necesitan mejorar en el ahorro de energía dado que en la actualidad hay una fuerte demanda de sistemas de
aspersión a baja presión, que permitan reducir la energía de bombeo o bien aprovechar los desniveles naturales.
El riego por goteo (y microaspersión) ha sido el último en desarrollarse, a partir del desarrollo de los plásticos, alcanzando
un gran nivel tecnológico en unas pocas décadas. Los fabricantes de materiales de riego han desarrollado emisores que se adaptan a
las necesidades específicas de gran variedad de cultivos y suelos. La característica inherente a este método de riego es que requiere
un buen sistema de filtración además de un mantenimiento adecuado más aún, con la utilización creciente de aguas regeneradas. Se
han desarrollado tecnologías robustas y automáticas para el riego por goteo. Sin embargo, al igual que en aspersión, uno de los retos
críticos es la reducción de energía, lo que afecta en gran medida al proceso de filtrado. Por otro lado, se llevan a cabo dos líneas de
trabajo interesantes: el riego por goteo con emisores de bajo caudal y el riego por goteo subsuperficial (emisor enterrado). Mientras
que la primera puede contribuir al confort del cultivo y a optimizar el diseño y el coste de los sistemas de riego, la segunda resulta
beneficiosa desde el punto de vista agronómico del cultivo. La adaptación del riego por goteo enterrado al desarrollo del cultivo,

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44 Braz-Tangerino et al. | Visión del regadío Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

especialmente en la fase de nascencia, supone un importante desafío tecnológico. Asímismo, todavía se deben buscar soluciones,
respetuosas con el medio natural, a la obstrucción del orificio de desagüe del emisor por la intrusión de las raíces.

Algunos aspectos del diseño y la gestión de sistemas de riego y zonas regables

Diseño y gestión de sistemas de impulsión

Para la optimización del diseño y operación de los sistemas de impulsión en redes hidráulicas a presión se suele recurrir a
modelos de simulación dinámica para optimizar el régimen de bombeo a lo largo de un periodo de tiempo (potencia y características
de las bombas, caudal impulsado en cada hora, número de bombas en marcha, horas de funcionamiento y, momentos de arranque
y parada).
Una posible regulación de los sistemas hidráulicos es mediante la incorporación de depósitos en la cabecera de la red
de distribución (Pulido-Calvo et al., 2006). Un depósito entre la captación, tratamiento, aducción, y la red distribución de agua
actúa como elemento regulador entre los recursos disponibles y la demanda de agua variable a lo largo del tiempo. La finalidad
primordial es la optimización del caudal de trabajo de los diferentes elementos (estaciones de bombeo) aguas arriba del depósito,
al independizar dichos caudales de la variabilidad del consumo en la red de distribución. De este modo, el dimensionado de estos
elementos puede realizarse independientemente de las variaciones que vayan a producirse en el consumo, siendo el depósito el
encargado de asumir las discrepancias entre el caudal impulsado a la red y el caudal consumido.
Asimismo la alta inversión que supone la construcción de un depósito de regulación puede verse compensada por la
disminución de los costes energéticos mediante: a) un funcionamiento más regular de las estaciones de bombeo con mejores
rendimientos en comparación con la impulsión directa a la red de distribución; b) realizar el bombeo a las horas bonificadas de tarifa
eléctrica. Durante dicho tiempo se acumulará agua en el depósito, que será consumida en las horas durante las cuales el precio de
la energía eléctrica es mayor.
Numerosos estudios específicos (Planells et al., 2005; Moreno et al., 2009; Reca et al., 2014) destacan el desarrollo de
sistemas expertos o sistemas de soporte a la decisión que determinan el régimen óptimo de bombeo que origina el menor coste
total teniendo en cuenta entre otros parámetros la capacidad hidráulica de la estación de bombeo, el volumen de regulación del
depósito, el coste de elevación del metro cúbico de agua y el contrato del suministro de energía eléctrica, todo ello compatibilizado
con la capacidad de satisfacer una demanda dada. Incluso hay modelos que incluyen que las bombas pueden regularse mediante las
operaciones de arranque y paro y algunas pueden ofrecer además la posibilidad de una variación limitada en su velocidad de giro
(accionamientos de variación de velocidad de las bombas).
Para la resolución del problema planteado se suelen proponer modelos jerárquico-multinivel, que descomponen el sistema
hidráulico en una serie de subsistemas (Figura 2) que son optimizados de forma independiente. El primer subsistema suele ser la
caracterización de la modulación de la demanda de agua de la red de distribución a medio plazo (período anual de funcionamiento),
como paso previo a la optimización del régimen de operación del sistema de impulsión, que se inicia con la preselección de los
grupos motor-bomba que pueden satisfacer las necesidades máximas de caudal y altura de energía de la red de distribución (segundo
subsistema). Se continúa con la determinación de la capacidad de almacenamiento, las combinaciones de bombas y el contrato del
suministro de energía eléctrica, que permitan establecer una estrategia de bombeo acorde con la discriminación horaria del coste
energético (tercer subsistema). Por último, se analiza el control del sistema en tiempo real a partir de la predicción a corto plazo de
la demanda de agua (24 horas) (cuarto subsistema).

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Braz-Tangerino et al. | Visión del regadío 45

Figura 2 | Módulos de los sistemas soporte de decisión para el diseño y gestión de sistemas de impulsión.

En el control en tiempo real de un sistema de distribución de agua, es fundamental la capacidad de predecir el comportamiento
de la demanda de agua. Con esta previsión y unos criterios de gestión determinados, se podrán establecer las estrategias de control
del estado de los grupos de bombeo, depósitos y válvulas (modo de trabajo previsto del sistema de distribución). Normalmente, este
esquema de operación se planifica para las próximas 24 horas, debido a que las curvas de demanda tienen ciclos diarios y a que los
intervalos horarios son la base de los sistemas de discriminación de la tarifación de la energía eléctrica.
La estimación de la demanda diaria en las próximas 24 horas en sistemas de distribución de agua para riego, junto con las
técnicas tradicionales de predicción de regresiones lineales y no lineales y la metodología de Box-Jenkins de análisis de series
temporales, se han utilizado modelos heurísticos como las Redes Neuronales Artificiales (RNAs) con muy buenos resultados en las
técnicas de control inteligente (Pulido-Calvo y Gutiérrez-Estrada, 2009; Martí et al., 2011).

Modernización de regadíos: ahorro de agua y eficiencia energética

La presión existente sobre los recursos hídricos y la necesidad de cubrir las necesidades de alimentación para una creciente
población mundial obliga a realizar una gestión de los recursos hídricos integrada que asegure un uso eficiente y sostenible del
agua. Ya que el riego consume el 70% del agua dulce en el mundo, llegando a alcanzar el 90% en zonas áridas (Molden, 2007), se
vuelve imprescindible incrementar la eficiencia en la práctica del riego, principalmente a través de la mejora y modernización de los
sistemas de riego y la implantación de sistemas de gestión del regadío eficientes. La FAO define la modernización de regadíos como
un proceso de mejora técnica y de gestión de sistemas de riego combinado con reformas institucionales, en caso de ser necesarias,
con el objetivo asegurar el uso eficiente de los recursos y mejorar la disponibilidad de agua para los agricultores. El objetivo de la
modernización de las instalaciones de riego no es tan sólo mejorar la gestión del agua en la agricultura sino promover la gestión
integrada de recursos hídricos, para lo que se debe tener en cuenta la sostenibilidad social, ambiental y económica de la gestión
de los recursos hídricos (Renault et al. 2007). Aunque la modernización de regadíos no siempre conlleva el cambio hacia sistemas
presurizados, si es cierto que estos sistemas ofrecen una mayor oportunidad para el uso eficiente del agua, además de una mayor
posibilidad de automatización de los sistemas que llevan asociados un mayor confort en la práctica del riego. Sin embargo, el gran
inconveniente de la modernización hacia sistemas de riego presurizado es el incremento del coste energético, que puede limitar, en
ciertos contextos, la viabilidad de algunos cultivos en ciertas zonas.
Los principales agentes implicados en la modernización de regadíos y mejora de procesos son: la administración pública,
el regante y asociaciones de agricultores, centros de investigación, técnicos, empresas y consultores, que en conjunto tienen que
adoptar la Gestión Orientada a Servicios (Bos et al., 2005, Renault et al., 2007) o los Servicios de Asesoramiento de Riego (IAS)
(Ortega et al., 2005) para mejorar su eficiencia en términos económicos y medioambientales, promoviendo la participación de los

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usuarios finales del agua en este proceso. Los principales pasos a dar en el proceso de modernización de un área regable vienen
resumidos en la Figura 3, junto con los principales agentes implicados.

Figura 3 | Principales pasos a acometer en el proceso de modernización de regadíos y agentes implicados.

Jackson et al. (2010) cifraron en un ahorro entre el 66 y 10% de agua como resultado de la modernización de sistemas de
riego por superficie a sistemas presurizados en Nueva Gales del Sur, donde la fuente de agua era superficial y en el sur de Australia,
donde la fuente de agua era subterránea. En contraprestación, el incremento del consumo energético en la primera zona con recursos
superficiales fue de un 163%, obteniendo sin embargo ahorros energéticos en la zona dependiente de recursos subterráneos de un
12-44% debido al uso eficiente del agua, y por lo tanto de la energía asociada. En España, donde se ha realizado un gran esfuerzo de
modernización de regadíos tradicionales, se han detallado numerosos trabajos que tratan de cuantificar el ahorro de agua obtenido
con el proceso de modernización, además de las consecuencias sobre el incremento del consumo energético. Cabe destacar el
estudio publicado por Lecina et al. (2011), que concluye un incremento del consumo de agua de un 24%, pero acompañado de un
incremento de la productividad económica importante (28%). Sin embargo, Jiménez-Aguirre e Isidoro (2012) después de analizar
una Comunidad de Regantes localizada en Almudévar, Huesca, que realizó un proceso de transformación de riego por superficie
a riego presurizado por aspersión en 3718 ha de maíz, concluyeron un ahorro de agua de un 32%, incluso a pesar de que las
necesidades de riego del cultivo se incrementaron en un 22% debido a las pérdidas de evaporación y arrastre y al incremento de la
evapotranspiración del cultivo. Incluso la producción se incrementó en un 40% debido a la mejor programación de riegos y a las
menores pérdidas de nitrógeno por percolación.
Sin embargo, en España una de las principales inconvenientes de la modernización de regadío es el incremento del
consumo energético, además agravado por el incremento del coste de la energía acontecido principalmente después de acometer la
modernización y ante unas condiciones muy distintas a las que condicionaron los diseños de los sistemas de riego. Así, Ederra y
Murugarren (2010), analizaron el incremento del coste energético en un área regable de 802 ha comparando datos de 2005 y 2009.
En ese periodo, a pesar de no incrementarse el consumo energético, el coste energético sufrió un 82% de incremento. El incremento
tan elevado de los costes energéticos no sólo se debió al aumento de las tarifas sino a una inadecuada gestión de los periodos de
consumo y de la negociación los contratos con la empresa suministradora, lo que pone de manifiesto la importancia de una adecuada
gestión energética de los sistemas de riego modernizados. Rodríguez Díaz et al. (2012), analizaron el efecto de la modernización
en la comunidad de regantes Bembezar MD de Córdoba, en la que se transformó el riego por superficie en riego presurizado por
aspersión y goteo. Estos autores concluyeron un 40% de reducción del uso del agua, pero un mayor uso consuntivo del agua (20%)
debido al establecimiento de cítricos, con una mayor demanda de agua.

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Braz-Tangerino et al. | Visión del regadío 47

Los servicios de asesoramiento al regante (SAR)


El principal objetivo de un SAR es ayudar a los agricultores a conseguir un uso eficiente y racional de los medios de
producción, y especialmente el agua, los fertilizantes y la energía, así como servir de apoyo científico y técnico para hacer de la
agricultura una actividad sostenible, compatible con el medio ambiente. Deberán ser pues el hilo conductor para la transferencia
de tecnología, actuando de modo integrado con el agricultor dentro de un proceso de retroalimentación, para que estos puedan ir
conociendo y aplicando los avances tecnológicos ligados a la agronomía e ingeniería del riego en su sistema productivo, ayudándoles
así a tomar las decisión que le corresponde como empresario responsable de la gestión de su explotación. Esto llevará asociados
beneficios de índole económicos (reducción de los costes de producción), sociales y medioambientales (disminución del consumo
de agua, energía, fertilizantes, etc., reduciendo el impacto ambiental en las aguas y los suelos), aunque sólo los económicos ya
justificarían la viabilidad de este tipo de servicios.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España promueve desde el año 1998 la instalación, explotación y
mantenimiento del Sistema de Información Agroclimática para el Regadío (SIAR) (http://eportal.magrama.gob.es/websiar/Inicio.
aspx), que básicamente consiste en la creación de una infraestructura que captura, registra y trasmite los datos necesarios para el
cálculo de la demanda de agua de los cultivos, cuyo objetivo principal es la optimización del uso del agua de riego. En la actualidad
la red SIAR integra casi 500 estaciones agroclimáticas completas distribuidas en 12 Comunidades Autónomas, de las que 9 cuentan
con un SAR, y abarcan cerca del 98% de la superficie regada en España.
Transcurridos más de 12 años de la implantación de los SARs asociados a las redes de estaciones agroclimáticas, parece
necesario profundizar en el análisis de los resultados obtenidos y tratar de cuantificar los beneficios que estos servicios y estas redes
de estaciones han ofrecido y pueden ofrecer a la sociedad. Algunas conclusiones del Servicio Integral de Asesoramiento al regante
de Castilla-La Mancha (SIARCLM), con trece años de funcionamiento (http://crea.uclm.es/siar o bien http://www.castillalamancha.
es/gobierno/agricultura ), que coinciden en gran medida con el resto de servicios, pueden ser: 1) la página web, concebida como
portal de servicios, es un elemento fundamental en los SAR, aunque por sí sola no garantiza el cumplimiento de los objetivos de
estos servicios, siendo necesaria una labor previa de difusión directa con los usuarios en las distintas zonas regables cono ha sido
el caso del SIARCLM durante más de 10 años; 2) la gestión del regadío tiene características propias en cada zona regable, por lo
que deben atenderse las demandas de cada una de ellas, diferenciando los servicios prestados; 3) la implicación de las asociaciones
de agricultores y la coordinación con las entidades que prestan los servicios es necesaria para la consecución de los objetivos
planteados; 4) la formación e información continua de los regantes es imprescindible para poder conseguir los objetivos pretendidos
con la creación de la red SIAR y de los SAR; 5) los beneficios económicos, sociales y medio ambientales potenciales de la red SIAR
y de los SARs superan normalmente a los costes de los mismos, pero hay que vencer la dificultad de que la información generada
sea transmitida, interpretada y aplicada correctamente por los usuarios.
Los costes de un SAR son muy distintos dependiendo de los objetivos perseguidos, así como de la estructura y disposición
de las explotaciones. En España se asume de modo general la rentabilidad de los SAR, pero son escasos los trabajos que cuantifican
los beneficios. En el SIARCLM se estima que el ahorro de agua puede estar entre un 5 - 20% dependiendo del tipo de explotación,
que para una dotación 2500 m3/ha y un precio del agua 0.06 a 0.10 €/ha puede suponer entre 11 y 50 €/ha. El ahorro energético puede
estar entre un 5 y 20%, con un ahorro económico entre un 3 y 15%, lo que puede suponer entre 15 y 50 mil € para una Comunidad
de Regantes de 1000 ha. Parker et al., (2000) estima que el sistema CIMIS (California Irrigation Management Information System)
(http://www.cimis.water.ca.gov/cimis/welcome.jsp ), que asesora 1.47·105 ha, permitió reducir el agua aplicada por los agricultores
entre un 10 y un 20%, incrementando un 23% de los productores sus rendimientos, y un 28% de los mismos la calidad de las
cosechas. En términos económicos, en el año 2000 cifra los costes del CIMIS en 8.5·105 $/año, frente a un beneficio estimado por
los agricultores 75 veces superior (6.42·107 $/año).

Redistribuição hidráulica em espécies mediterrânicas e consequências para o uso da agua


Nas regiões de clima mediterrânico (6% da superfície terrestre) em resultado dos contrastes sazonais na disponibilidade
hídrica das estações húmida/fria e seca/quente, as plantas de raízes profundas têm um protagonismo especial. Cobertos florestais,
agro-florestais (e.g sobreiro Quercus suber; azinheira Quercus rotundifolia), ou culturas agrícolas tradicionalmente não regadas,
como a oliveira (Olea europaea), videira (Vitis vinifera) e outras de menor representação, ocupam vastas áreas do território, em

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48 Braz-Tangerino et al. | Visión del regadío Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

ecossistemas de elevado valor ambiental, representativos do SO da Europa. Sem rega nos meses mais secos, a carência hídrica
das plantas pode ser limitante. Os ecossistemas mediterrânicos com vegetação natural, montados e cobertos lenhosos agrícolas
de sequeiro, além do seu valor económico, são importantes para a sustentabilidade ecológica e um ponto alto de biodiversidade
a nível europeu e mundial. Para apoiar políticas de ordenamento do território colocam-se questões como: que espécies, cobertos
ou sistemas culturais dependem da água subterrânea? O uso da água de aquíferos para rega ameaça os cobertos existentes? A
compreensão destes problemas e processos contribui para a capacidade de prevenção de desertificação em áreas vulneráveis.
As plantas perenes de raízes profundas gerem a alternância na disponibilidade versus necessidade de água, acedendo a
camadas profundas onde frequentemente encontram disponibilidade de água, mesmo na época estival. Porém, não dispondo aí
dos nutrientes necessários, mantêm em funcionamento as raízes superficiais que estão num solo seco, com nutrientes. O sistema
radicular mais superficial absorve os nutrientes desde que exista água como veículo. Tal só é possível graças a um mecanismo
designado por redistribuição hidráulica.
Vários investigadores estudaram este mecanismo incluindo resultados com marcadores químicos que parecem tornar
inquestionável o movimento na direção solo-planta. Para compreender o papel da hidráulica do sistema solo-raiz nos mecanismos
de sobrevivência destas espécies, podem instalar-se sensores de fluxo de seiva em raízes, desde que sejam capazes de medir fluxos
nas duas direções. Aos primeiros estudos em Quercus suber, iniciados em 2002 (Nadezhdina et al., 2008, 2010) no âmbito de um
projeto da responsabilidade do Instituto Superior de Agronomia (ISA), num montado em Rio Frio, seguiram-se experiências noutros
cobertos representativos de ecossistemas da Península Ibérica, como Olea europaea (Ferreira et al., 2012, 2013) e Vitis vinifera
(não publicados), Decorreram ensaios em dois sistemas agrícolas, olival e vinha de sequeiro, com registos contínuos usando dois
métodos independentes de medição de fluxo de seiva em raízes e em troncos de oliveira, lisímetros e o método micrometeorológico
das flutuações instantâneas (EC) para quantificar respetivamente a transpiração, a evaporação do solo e a evapotranspiração real,
obtendo-se coeficientes culturais, limiares para os indicadores de stress hídrico e funções para o coeficiente de stress, já que também
foram quantificados o estado hídrico da planta e solo. Os mecanismos de sobrevivência foram pesquisados nas raízes e na parte
aérea numa análise integrada, pioneira para as culturas e condições selecionadas.
No fim da época estival observou-se um crescente transporte de água (redistribuição hidráulica, RH) do solo profundo ou do
subsolo, para as raízes que se desenvolvem apenas nas camadas superficiais do solo, quer em Quercus suber (2002-2003) quer em
Olea europaea (Figura 4): 1) de dia, a água sobe sempre das raízes profundas para a parte aérea e a importância relativa do fluxo de
camadas mais profundas vai aumentando com o nível de secura edáfica; 2) durante toda a noite, e no início e final do dia, parte da
água recebida pelas raízes profundas dirige-se para as raízes superficiais e destas para o solo cujo potencial de água é muito baixo,
na direção contrária ao “normal”; 3) a meio do dia, quando o potencial mais baixo está na atmosfera, as pequenas quantidades de
água que as raízes superficiais e o solo receberam de noite mobilizam-se na direcção das copas, possibilitando a mobilização de
nutrientes das raízes superficiais para a parte aérea, no sentido habitual (Ferreira et al., 2012). As observações com outro método
(deformação do campo das temperaturas, heat field deformation method HFDM), não só confirmam estas observações em olival
mas estendem-nas a três anos, com comportamentos que se intensificam em ano de seca (2012), como descrito em Ferreira et al.
(2013). Uma redistribuição horizontal discreta entre a linha de árvores e a entre-linha foi observada também em olival de regadío
(Nadezhdina et al., 2010)

Figura 4 | Fluxo de seiva (método de impulsos de calor CAG modificado para medir fluxos reversíveis) em raízes de oliveira, respetivamente no final
das chuvas de primavera (20 a 24 de Junho), no final do período sem chuvas (10 a 14 de outubro) e logo após as primeiras chuvas de outono cujo
inicio foi em 23 de Outubro (cerca de 100 mm de precipitação até 7 de Novembro). A raiz 11, que se verifica ser superficial (heterogeneidade horizon-
tal da água no solo muito inferior à heterogeneidade vertical), retoma a sua importância relativa após as chuvas (adaptado de Ferreira et al., 2012).

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Braz-Tangerino et al. | Visión del regadío 49

As plantas de raízes profundas, mantendo o sistema radical superficial e profundo em sinergia, tornam-se relativamente
independentes das precipitações, podendo esta sinergia estender-se a espécies herbáceas associadas. Compreendida a dinâmica
e importância deste processo, afigura-se que os cobertos estudados podem apresentar vulnerabilidade a um decréscimo da
disponibilidade ao nível freático, por práticas de rega deficientes que comprometam a qualidade/quantidade da água dos aquíferos
ou por outros usos em competição com a agricultura. Já que, compreensivelmente, pomares tradicionais têm sido substituídos por
pomares regados de maior produtividade mas eventual maior vulnerabilidade a escassez de água, tais cenários devem ser analisados
num quadro de alterações climáticas com perspetivas de limitadas disponibilidades hídricas no futuro.

Estimación del contenido de agua en el suelo

Los métodos para medir θ han evolucionado desde el tensiómetro y bloques de yeso, hasta la técnica de reflectometría
(TDR) y los sensores capacitivos (ECOH2). En todos ellos, la medida corresponde al contenido de humedad de un volumen
pequeño del suelo que rodea la zona próxima a la ubicación del sensor. No obstante, desde 1980, se han desarrollado métodos como
el radar de penetración en el terreno (GPR) que puede estimar el contenido de agua de los primeros centímetros del suelo que los
otros métodos indirectos en una extensión mayor entre 1 m2 a 10 km2. En Ferré y Kluitenberg (2003) y en Evett y Parking (2005)
pueden consultarse los diferentes métodos de medida con su fundamentos, ventajas e inconvenientes.
En las últimas décadas al compás del avance de la electrónica, se han desarrollado nuevos métodos de medida con mayor
precisión a los anteriores como: utilización de ondas sonoras (Adamo et al., 2004), multi-electrodo no destructivo para medir
la resistividad eléctrica del suelo (Michot et al., 2003), sensor de neutrones y rayos cósmicos para obtener medidas del θ en un
volumen de suelo de radio 300 m con una profundidad entre los 10-100 cm Zreda et al. (2008).
Aunque en la actualidad el rango de sensores y tecnologías es amplio, ninguna de ellas resulta práctica para medir con
precisión θ en el perfil del suelo comprendido entre 0-1 m de profundidad y 0.1 a 1000 m en la escala horizontal. En este sentido,
queda abierto el reto para desarrollar nuevos procedimientos/métodos que cubran el vacío actual en estas escalas intermedias y
permitan enlazar las medidas de agua proporcionadas con los métodos puntuales y las obtenidas a escalas mayores. En este marco
cabe mencionar el potencial del cable de fibra óptica y la técnica “Distribute Temperature Sensing”.
El método “Distributed Fiber Optic Temperature Measurement”, FO-DTS, consiste en emitir un impulso óptico con láser
y medir en el tiempo la señal reflejada, de baja intensidad, en diferentes puntos de la fibra óptica. Del espectro de luz reflejada
solamente un rango de frecuencias específico, determinado por análisis de frecuencia, se correlaciona con la temperatura. La FO
puede colocarse en grandes distancias (hasta 20 km) y la precisión en la medida puede alcanzar ±0.2ºC en una distancia de ±0.25 m
(Selker et al., 2006).
Dependiendo de la conductividad calorífica del medio poroso del suelo y de la velocidad del agua se produce un aumento,
en el tiempo, de la diferencia de temperatura (antes y después del calentamiento) de la fibra óptica en respuesta al pulso de calor.
Cuando θ aumenta en el medio circundante a la fibra, su conductividad térmica aumenta reduciéndose la diferencia de temperatura.
Se puede correlacionar esta diferencia de temperatura con la velocidad del fluido circulante a partir de la ecuación de transporte
de calor (Kluitenberg et al., 2007) o mediante relaciones experimentales, en columnas de suelo en laboratorio, con el contenido de
humedad (Gil et al., 2012).
Una de las variantes del FO-DTS es el método denominado “Actively Heated Fiber Optic (AHFO)” en donde el cable está
compuesto por una o más fibras ópticas en contacto con un cable de acero inoxidable al que se aplica una corriente eléctrica. La
respuesta del suelo a dicho pulso se utiliza para estimar propiedades del suelo como: conductividad térmica, constante calorífica y
contenido de humedad (Sayde et al., 2010; Steele-Dunne et al., 2010; Javier Benítez-Buelga, 2014). Este método estima θ de forma
distribuida con una resolución espacial y temporal buena por lo que podría aplicarse para mejorar el uso del agua en zonas regadas
(Sayde et al., 2012). A modo de ejemplo, la Figura 5 muestra resultados de su potencial de aplicación en campo.

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50 Braz-Tangerino et al. | Visión del regadío Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

Figura 5 | Estimación de θ con el método AHFO en un campo de riego por pivote, con los aspersores manipulados para echar diferentes volúmenes
de agua, a las 3, 9 y 15 h después de un riego de 7 h. El gráfico superior muestra θ a 30 cm de profundidad y el inferior a 60 cm de profundidad
(Fuente: Figura 8 Sayde et al., 2014).

Retos futuros PARA EL RIEGO

El regadío tiene ante sí importantes retos sociales, tecnológicos y políticos de los que se destacan los siguientes:
• La necesidad de proveer los alimentos, fibras y combustibles en las próximas décadas en un contexto de cambio global en
el que se prevé que las condiciones climáticas, la demografía, y la demanda cambie rápidamente. Por todo ello, se deberá
aumentar la productividad del agua aplicando técnicas del riego deficitario controlado o el riego de precisión, dentro de
un marco técnico y socioeconómico adecuado.
• El encarecimiento progresivo de la energía hasta que se elabore e implemente un nuevo sistema energético global.
Mientras tanto, se requiere minimizar el consumo energético de los sistemas de riego con especial atención al proyecto
del equipo de bombeo y en el desarrollo de estrategias que optimen la asignación del agua a los regantes así como en
el estudio de las variables que más afectan al consumo de energía y también, el estudio del uso de energías renovables:
viento, sol etc.
• La necesidad de progresar en la automatización del riego, extendiéndola desde la ejecución del riego hasta su programación
y supervisión. Un riego completamente automatizado y adaptado a la variabilidad espacial de suelo y cultivo permitirá
conseguir dos objetivos complementarios: 1) en zonas agrícolamente desarrolladas, servirá para adaptarse a la
despoblación y el envejecimiento demográfico; y 2) en zonas agrícolamente poco desarrolladas permitirá evitar la curva
de aprendizaje de las técnicas de programación de riegos. Aún en zonas desarrolladas el factor humano continúa siendo
un factor decisivo de la eficiencia de riego.
• Desarrollo de procedimientos que ayuden a la distribución óptima del agua en redes de riego a presión y desarrollo de
tecnología práctica y barata para automatizar en el riego por superficie.
• Mejora del proyecto, operación y manejo en el campo de riego para mejorar tanto la eficiencia energética como la
aplicación del agua. Así mismo, no se debe olvidar el asesoramiento a los regantes.

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Braz-Tangerino et al. | Visión del regadío 51

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Balairón et al. | Avances en investigación aplicada mediante modelación física y numérica en el diseño de […] 55

Avances en investigación aplicada mediante modelación física y numérica en


el diseño de la ingeniería de presas
Advances in the design of dam engineering in applied research through physical and
numerical modeling

Balairón, L.a, López, D.b, Morán, R.c1, Ramos, T.d y Toledo, M.A.c2
a
Director del Laboratorio de Hidráulica del CEDEX. Pº Bajo Virgen del Puerto, 3, 28005 Madrid, España E-mail: luis.balairon@cedex.es,
b
Coordinador de Programa Técnico Científico en el Laboratorio de Hidráulica del CEDEX. Pº Bajo Virgen del Puerto, 3, 28005 Madrid, España.
David.lopez@cedex.es,
c
Dpto. Ingeniería Civil: Hidráulica y Energética, ETSI de Caminos, Canales y Puertos, Univ. Politécnica de Madrid,
C/ Profesor Aranguren s/n, 28040 Madrid. E-mail: c1 rmoran@caminos.upm.es, c2 matoledo@caminos.upm.es
d
Investigadora en el Laboratorio de Hidráulica del CEDEX. Pº Bajo Virgen del Puerto, 3, 28005 Madrid, España. E-mail: tamara.ramos@cedex.es

Recibido: 25/06/2014 Aceptado: 23/07/2014 Publicado: 01/08/2014

Resumen

En la actualidad, y en todo el mundo, hay en desarrollo un muy importante número de proyectos de obras hidráulicas de diversa
naturaleza (presas, canales, desaladoras, tanques de tormentas, centrales hidroeléctricas, obras de saneamiento, etc.), donde
España es, en muchas ocasiones, el marco de referencia. En este artículo, se presentan algunas de las principales investigaciones
en curso en el campo de la modelación física y numérica de la ingeniería de presas, con el objetivo de mejorar el conocimiento de
los fenómenos hidráulicos que intervienen en su gestión y desarrollar nuevas herramientas de diseño que permitan dar solución a
problemas hidráulicos complejos.

Palabras clave: Obras hidráulicas; presas; modelación física; modelación numérica.

ABSTRACT

Nowadays, an important number of hydraulic work projects as dams, channels, desalination plants, storm tanks, power plants, etc.
have being carried out worldwide however Spain is frequently, the framework to look at. In this paper, the main ongoing applied
researches on hydraulic enginery field of dam engineering will be presented regarding both physical and numerical modeling. The
main purpose is to improve the knowledge of hydraulic phenomena and to develop new design tools for solving complex hydraulic
problems.

Key words: Hydraulic structures, dams; physical modelling; numerical modelling.

INTRODUCCIÓN

España es un país de referencia en lo que se refiere al proyecto y construcción de grandes obras hidráulicas. Quizás el mejor
exponente de lo anterior sean las más de 1300 grandes presas, que hay en servicio en nuestro país, muchas de ellas ejecutadas
durante la segunda mitad del siglo pasado (unas 900), si bien en lo que va de siglo XXI se han construido otras 50 presas. Pero
la experiencia española en el campo de las grandes infraestructuras hidráulicas no se limita únicamente al ámbito de las obras

doi:10.4995/ia.2014.3143 EISSN: 1886-4996 ISSN: 1134-2196


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de regulación, pues en otros campos de la ingeniería se han desarrollado también infraestructuras de referencia mundial, como
puedan ser por ejemplo los grandes trasvases (véase el del Tajo-Segura o el conocido como minitrasvase del Ebro), las obras de
defensa contra inundaciones (por ejemplo, las importantes infraestructuras incluidas en el Plan Sur en Valencia, en el Plan Integral
de Prevención de Inundaciones de la antigua CH Norte o en el Plan General de Defensa Frente a Inundaciones en la cuenca del
Segura, tras las avenidas sufridas en Valencia, Bilbao o Murcia en los años 1957, 1983 y 1987, respectivamente), las obras de
regadío (con más de 3 millones de hectáreas en riego) o las obras de saneamiento y drenaje urbano (impulsando de manera decidida
la construcción de colectores y plantas depuradoras en el marco del Plan Nacional de Saneamiento y Drenaje Urbano de 1995).
Además de lo anterior, en años recientes nuestra tecnología hidráulica ha sido también objeto de referencia unánime en
otros sectores como el de la desalación, la hidroelectricidad o el de las grandes obras de saneamiento y drenaje urbano, entre otros.
En el primero de ellos, el impulso dado a esta tecnología en nuestro país ha hecho que nos hayamos convertido en el cuarto país
del mundo en capacidad de desalación instalada, con unos 3·106 m3/día donde solamente, la recientemente inaugurada desaladora
de El Llobregat tiene una capacidad de producción de 60 hm3/año y una capacidad continua de 2·105 m3/d. En el campo de la
hidroelectricidad, cabe citar el complejo hidroeléctrico de Cortes-La Muela, en servicio desde 2013, que con 2000 MW de potencia,
será capaz de generar unos 5000 GWh y que se ha convertido en la mayor planta hidroeléctrica de bombeo de Europa. En el sector
del drenaje urbano, la tecnología española está siendo un referente para otros países en estos primeros años de siglo XXI, sobre
todo en lo que se refiere al sector de los grandes depósitos de laminación de tormentas. En este último cabe citar la construcción de
10 depósitos con una capacidad total de casi 5·105 m3 en Barcelona y el desarrollo del Plan de Mejora de la Calidad de las Aguas
del Río Manzanares en Madrid con la construcción de 27 tanques de tormenta, con un volumen total de 1.3·106 m3; los depósitos de
Arroyofresno y Butarque con 4·105 m3 cada uno.
Y si ampliamos la mirada al resto del mundo, observamos también un panorama en el que, en la actualidad, hay en desarrollo
un buen número de obras hidráulicas de referencia, con participación activa , en muchas ocasiones, de la tecnología española, en
mayor o menor medida. Por ejemplo, la ampliación del Canal de Panamá, que comporta la construcción del tercer juego de esclusas
que unen los océanos Atlántico y Pacífico. O también en este ámbito, se encuentra en fase de proyecto el posible Canal de Nicaragua
para unir el mar Caribe y el océano Pacífico, el cual supondrá, posiblemente, la infraestructura más ambiciosa en la historia de
América Latina, con tres veces la extensión del canal de Panamá (unos 230 km). Otra obra hidráulica de referencia mundial en
ejecución en la actualidad es el trasvase de agua Sur-Norte en China. El proyecto planea desviar 50000 hm3/año de agua del río
Yangtse a través de sus canales oriental, central y occidental, con el fin de aliviar la escasez hídrica en el norte del país para 2050.
En el ámbito de la ingeniería tradicional de presas también hay actuaciones relevantes en el mundo en los últimos años
asociadas, sobre todo, a grandes desarrollos hidroeléctricos. El mayor exponente es, sin duda, la presa de las Tres Gargantas en el
curso del río Yangtsé en China, la cual se configura como la central hidroeléctrica más grande del mundo con una potencia instalada
de 24000 MW. Así mismo, hay más complejos hidroeléctricos en desarrollo en casi todas las regiones del mundo, por ejemplo:
el Sistema de Belo Monte en Brasil (11200 MW de potencia), el de Etalin en la India (3000 MW), o los sistemas Alto Támega
(1000 MW de capacidad) y Alqueva (380 MW) en Portugal.
La desalación es también objeto de ambiciosos proyectos en ejecución en el mundo en la actualidad, como la desaladora
de Adelaida (Australia) de 3·105 m3/día o la de Ashod (Israel), que será la mayor del mundo, de 3.84·105 m3/día. En el sector del
drenaje urbano, pueden reseñarse como referentes mundiales los proyectos G-Cans Project en Tokyo (finalizado en 2009 con un
depósito de 3.5·105 m3de capacidad y un túnel de 10 m de diámetro y 6.3 km de longitud totalizando un volumen suplementario de
otros 6.4·105 m3) o el Túnel Emisor Oriente TEO para evitar inundaciones en el valle de México (en ejecución en la actualidad y
que tendrá una longitud aproximada de 62 km, 7 m de diámetro y una capacidad de hasta 150 m3/s).
En consecuencia, tanto en España como en el mundo hay en marcha importantísimos proyectos de obras hidráulicas de
naturaleza diversa (presas, canales, desaladoras, tanques de tormenta, centrales hidroeléctricas, etc.) que hacen ver que, lejos de
ser las obras hidráulicas algo del pasado, sigue siendo necesario su proyecto y construcción. Para el adecuado desarrollo de estas
infraestructuras es necesario seguir avanzando en el conocimiento de los fenómenos hidráulicos que las gobiernan y desarrollar
nuevas herramientas de cálculo, incluyendo técnicas de modelación física y numérica.

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Balairón et al. | Avances en investigación aplicada mediante modelación física y numérica en el diseño de […] 57

De todo lo anterior, el presente artículo se va a centrar en los aspectos relacionados con la ingeniería hidráulica de las presas
que en este momento son objeto de proyectos de investigación aplicada y de avance en los métodos de diseño en los principales
grupos de investigación en España.

DE LA MODELACIÓN FÍSICA Y/o NUMÉRICA a la modelación híbrida

Introducción. El camino hacia la modelación híbrida

En el ámbito del diseño de las estructuras hidráulicas, la modelación física y la simulación matemática constituyen dos
técnicas diferentes para la resolución de problemas hidráulicos complejos de muy diversa naturaleza que, en el inicio de cada una
de ellas, discurrieron en paralelo sin apenas interferencia de la una en la otra. La primera de las dos técnicas citadas (la modelación
física aplicada a los flujos en lámina libre) tuvo sus orígenes en los Estados Unidos de América en los primeros años del siglo pasado,
asociada a los modelos reducidos en laboratorio llevados a cabo en el US Bureau of Reclamation con motivo de la construcción de
las grandes presas de Hoover, Grand Coulee, Glen Canyon, Yellowtail y Morrow Point. En España, el principal exponente de esta
tecnología es el Laboratorio de Hidráulica del Centro de Estudios Hidrográficos del CEDEX, donde se realizó el primer estudio en
modelo reducido en 1927 en sus antiguas instalaciones ubicadas entonces en la Escuela de Ingenieros de Caminos, en su antigua
sede junto al parque del Retiro. Sus actuales instalaciones en la ribera del Manzanares (que datan de los años 1960) han prestado
y prestan un apoyo tecnológico de gran importancia sobre todo a la Dirección General del Agua del Ministerio de Agricultura,
Alimentación y Medio Ambiente.
En paralelo a la modelación física para la resolución de problemas hidráulicos complejos, los ingenieros hidráulicos
dispusieron de otra herramienta para la misma finalidad desde la década de los 60 del siglo pasado que era la aplicación general de
los modelos matemáticos a la hidráulica del flujo en lámina libre, con el advenimiento y desarrollo de los ordenadores y métodos
de programación.
El uso de la modelación matemática aplicada a los problemas de la ingeniería del agua, y de manera simplificada, tuvo, a
su vez, dos posibilidades: la utilización de modelos comerciales desarrollados por instituciones públicas o privadas que tratan las
ecuaciones de comportamiento de una forma bastante simplificada para hacer asequible su uso (convenientemente revisadas, eso
sí) o la elaboración de modelos ad hoc con una aplicación válida, en el mejor de los casos, a un muy reducido número de casos que
motivaron la necesidad de esos modelos específicos (estos modelos fueron desarrollados sobre todo desde centros de investigación
y entornos universitarios).
Pese al tiempo transcurrido (casi quince años), las explicaciones expuestas en Mateos (2000) sobre el uso de ambas
herramientas para la resolución de problemas hidráulicos complejos (las características de unos y otros, sus ventajas e inconvenientes
o las prognosis de futuro sobre el empleo de ambos) tienen plena actualidad hoy en día (ver también Toobes y Chanson, 2011).
De esta manera, entre las ventajas de la modelación matemática se pueden destacar la reducción de tiempo y de costes de
ejecución frente a los modelos físicos. Además permite abordar estudios con mayor generalidad que posibilitan acotar el estudio,
aunque con menor precisión que la modelación física. La modelación matemática genera, además, información para todo el dominio
de cálculo. También posibilita observar y analizar muchas variables del flujo como la velocidad, la presión, la disipación turbulenta
y la vorticidad entre otras. La observación y cuantificación de ciertos fenómenos puede resultar muy difícil en los modelos físicos.
Ello no significa que los modelos matemáticos puedan sustituirlos en cualquier tipo de obra hidráulica, sino por el contrario, pueden
complementarse aprovechando la potencialidad que cada uno posee.
La modelación física, por su parte, sigue presentando importantes ventajas frente a la numérica, como por ejemplo, el no
estar limitados por la potencia de cálculo, una mejor aproximación al proceso físico, al no tener que emplear métodos numéricos
para resolver las ecuaciones que rigen el problema, una inmediata interacción con el modelo que facilita la búsqueda de mejoras
hidráulicas y además permite visualizar e interpretar fenómenos hidráulicos de gran complejidad.

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58 Balairón et al. | Avances en investigación aplicada mediante modelación física y numérica en el diseño de […] Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

Con todo, en la actualidad se ha generalizado el empleo de modelos numéricos unidimensionales y bidimensionales


en estudios de flujos en lámina libre, siendo menor, aunque con un crecimiento importante, el empleo de modelos numéricos
tridimensionales para estudios de interacción de flujo con estructuras. Para todos estos estudios hay disponibles tanto modelos
de carácter comercial1 como desarrollados en centros de investigación públicos (Garrote et al., 2008). El desarrollo de las nuevas
técnicas de computación está permitiendo abordar el desarrollo y calibración de modelos numéricos tridimensionales para el estudio
de detalle de flujo con estructuras, con resultados muy esperanzadores.
En cualquier caso, la evolución de las dos herramientas mencionadas (modelación física y numérica) siguió, inicialmente,
caminos paralelos con escasos puntos en común, dando lugar a dos cuerpos de doctrina diferenciados a los que alternativamente
se acudía, según el caso. Sin embargo, desde la década de los 80 ó 90 del siglo pasado, dichos caminos de aplicación práctica
comenzaron a converger entre sí debido a la reconsideración de un conjunto de conceptos (la física del problema, el campo de
aplicación de las leyes de semejanza, etc.)
Y es aquí donde la modelación híbrida tiene su importante papel (véase Fernández Bono, 1992 ó Balairón, 2011), puesto
que el desfase entre la naturaleza tridimensional del problema real y la caracterización uni o bidimensional del análisis numérico se
puede cubrir, y de hecho ya es una realidad en el campo que nos ocupa, mediante un análisis cíclico interactivo entre la modelación
matemática y la modelación física. Así pues, ante un problema hidráulico complejo (como son las interacciones suelo – agua
– estructuras, de manera inevitablemente tridimensional y turbulento), la técnica de la modelación matemática en la actualidad
dispone de las herramientas suficientes para simular su comportamiento con un grado de aproximación suficiente, si bien sigue
siendo incapaz de reproducir los efectos tridimensionales de las condiciones de contorno locales complejas.
En este aspecto, la modelación física, utilizando los resultados parciales de la simulación numérica previa, puede aportar
la información que la hidráulica computacional necesita, iniciando un proceso de realimentación cíclica que permite mejorar la
calidad de la información obtenida con ambas herramientas y avanzar hacia una solución extrapolable con la máxima fiabilidad al
prototipo cuyo funcionamiento se estudia.
Esta modelación híbrida físico matemática en la hidráulica se ve potenciada en los últimos años de manera muy intensa con
trabajos de calibración y toma de datos de forma directa y muy intensiva directamente en el prototipo en estudio en la naturaleza,
lo que permite calibrar de manera más precisa que hace años los resultados de los modelos físicos o matemáticos con la realidad
simulada. Esto es posible en buena medida gracias al abaratamiento y simplificación de las técnicas de instrumentación, toma de
datos y posterior tratamiento y almacenamiento de la información registrada, lo que facilita enormemente el uso de los modelos
físicos o numéricos en el campo de la ingeniería del agua, abriendo un camino imparable en el futuro.
Lógicamente, en la medida que avanza la calibración de los modelos numéricos y aumentan las capacidades de cálculo, irá
aumentando su campo de aplicación. En cualquier caso la modelación física sigue siendo imprescindible para seguir profundizando
en el conocimiento de fenómenos tan complejos como los flujos bifásicos emulsionados (aire-agua) y la física del transporte de
sedimentos.

Panorama de la modelación física en el mundo

Como se ha indicado en el apartado anterior, la modelación física de estructuras hidráulicas y actuaciones fluviales sigue
siendo una disciplina de plena actividad, tanto en alguna de sus misiones tradicionales como para enfrentarse a nuevos problemas
o incluso como bancos de pruebas para los modelos matemáticos. Ello hace que países de todos los ámbitos geográficos sigan
disponiendo de laboratorios de hidráulica en pleno funcionamiento adscritos en su mayoría al sector público. En estos momentos,
los principales Laboratorios de Hidráulica del mundo se encuentran localizados en China (Nanjing Hydraulic Research Institute
NHRI y China Institute of Water Resources and Hydropower Research IWHR, en Pekin).
En sentido contrario, en Europa, y analizado en su conjunto, los laboratorios de hidráulica continental han perdido algo
de peso en los últimos años. El Laboratorio de Hidráulica del Centro de Estudios Hidrográficos del CEDEX es, probablemente,

1 Entre los principales modelos matemáticos comerciales empleados en el diseño hidráulico de estructuras hidráulicas complejas, pueden destacarse los modelos
FLOW 3D, MIKE HD 3D, DELFT 3D, XFLOW ó ANSYS CFX.

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el mayor de Europa en funcionamiento en estos momentos, manteniéndose también con bastante actividad LNEC (en Portugal) y
ARTELIA y EDF (en Francia2). Institutos históricos como Wallingford (UK), DHI (Dinamarca), Deltares (Holanda), o VITUKI
(Hungría) más recientemente este último, han abandonado sus actividades o las han reducido en todo o en parte en los últimos años3.
En España, los Laboratorios de Hidráulica de las Universidades Politécnicas también disponen de instalaciones para la
modelación física, si bien con menor capacidad que la del Laboratorio de Hidráulica del CEDEX: UP Cataluña, UP Valencia, UP
Cartagena, UP Madrid y U Castilla La Mancha. Hay una buena coordinación con todos ellos (especialmente en el ámbito de la
investigación aplicada y la difusión del conocimiento) a través de la Red de Laboratorios de Hidráulica de España RLHE.
En Iberoamérica, los principales Laboratorios de Hidráulica que siguen activos son los siguientes: IMTA en México, INA
en Argentina e INH en Chile. El resto de países iberoamericanos (Ecuador, Uruguay, Perú, Colombia, Cuba, y otros) tienen también
Laboratorios de Hidráulica en servicio, si bien de carácter universitario. A través de la Red de Institutos Nacionales Iberoamericanos
de Ingeniería e Investigación Hidráulica. RINIIIH hay también mecanismos de colaboración entre todos ellos.
En América del Norte también hay importantes Laboratorios de Hidráulica en funcionamiento. En Estados Unidos, los tres
más importantes son los siguientes: US Army Corps of Engineers, Coastal and Hydraulics Laboratory, el Bureau of Reclamation,
y el Alden Research Laboratory (de carácter privado este último). Además de los anteriores, en USA hay algunos laboratorios de
hidráulica universitarios de mucho prestigio, como los siguientes: Stanley Hydraulics Lab, Ven Te Chow Hydrosystems Laboratory
o el Colorado State University’s Hydraulics Laboratory. En Canadá, el Laboratorio público de mayor referencia es el National
Research Council NRC, si bien también hay laboratorios privados como el Northwest Hydraulic Consultants NHC.
En otras áreas geográficas también hay importantes Laboratorios de Hidráulica (imbricados en centros similares al CEDEX),
como los siguientes: Japón (Port and Airport Research Institute PARI), Korea (Institute of ConstructionTechnology KICT), India
(Central Water and Power Research Station), Kuwait (Kuwait Institute for Scientific Research KISR), Marruecos. (Laboratoire
Public d’Essais & d’Etudes LPEE) o Australia (Manly Hydraulics Laboratory MHL).

Modelación matemática tridimensional (CFD)

El estudio hidrodimámico mediante modelación numérica de estructuras hidráulicas entraña dificultades de diversa índole,
como por ejemplo el hecho de que se trata de flujos a gran velocidad, con superficies libres muy deformables, donde la turbulencia
y la aireación pueden desempeñar un papel importante. Hoy en día el conocimiento de las ecuaciones que rigen estos fenómenos
no está aun completamente resuelto, pero peso a ello, gracias a los avances acaecidos en las últimas décadas, el empleo de estos
modelos resulta de gran utilidad en el proceso de diseño y comprobación de estructuras hidráulicas.
Las ecuaciones de Navier-Stokes son un conjunto de ecuaciones en derivadas parciales no lineales, y de las que no se
dispone de una solución general. Excepcionalmente, para ciertos tipos de flujo y en situaciones muy concretas, es posible hallar una
solución analítica. Habitualmente ha de recurrirse al análisis numérico para obtener dicha solución. A la rama de la mecánica de
fluidos que se ocupa de la obtención de estas soluciones mediante el ordenador se la denomina dinámica de fluidos computacional
(CFD, de su acrónimo anglosajón Computational Fluid Dynamics).
Dentro de la CFD existen dos tendencias para abordar este estudio: los modelos Eulerianos y los Lagrangianos. Los modelos
Eulerianos estudian la evolución de las variables del movimiento en un volumen de control del fluido invariable en el tiempo
(Euler, 1757), mientras que los Lagrangianos estudian la trayectoria de las partículas del fluido y la evolución de las variables del
movimiento a lo largo de las mismas (Lagrange, 1788). Cada una implica unas técnicas diferentes de discretización del medio fluido
y de tratamiento de las ecuaciones para su resolución.

2 Además de los dos citados, en Francia hay otros laboratorios en servicio, no excesivamente grandes, pero sí relevantes por su actividad. Por ejemplo, la Compagnie
Nationale du Rhône CNR (en Lyon) en donde se han modelado las esclusas de la ampliación del canal de Panamá.

3 Además de estos laboratorios, en Europa hay algunos otros más pequeños, pero muy especializados (y de carácter universitario). Por ejemplo: Laboratory of Hydrau-
lics, Hydrology and Glaciology VAW Zurich, Suiza, Laboratory for Hydraulic Machines LMH de la Escuela Politécnica federal de Lausana EPFL, Suiza o el Instituto
Superior Técnico de Lisboa.

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60 Balairón et al. | Avances en investigación aplicada mediante modelación física y numérica en el diseño de […] Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

Los métodos tradicionales de cálculo para el estudio del movimiento del agua se han desarrollado con modelos Eulerianos,
pues se adaptan mejor a los métodos numéricos existentes y las capacidades de cálculo disponibles, en especial cuando los dominios
de cálculo son extensos como es el caso de los cauces de los ríos. Con este tipo de modelos se suelen resolver las ecuaciones de
Saint-Venant (Saint-Venant ,1870), que son las Ecuaciones de Navier- Stokes promediadas en profundidad, ya sea en 1D (la del eje
del río) o en 2D para poder analizar el movimiento en una llanura de inundación donde tienen importancia las dos componentes
horizontales de la velocidad. Para su resolución, se han implementado múltiples esquemas numéricos. Entre ellos se pueden destacar
el tradicional método de las características, pasando por los esquemas en diferencias finitas o elementos finitos. Con este tipo de
esquemas se ha desarrollado software comercial de uso común en las empresas de ingeniería. Dentro de los modelos Eulerianos, ha
supuesto un gran avance la implementación de esquemas numéricos que permiten resolver de forma automática discontinuidades
del flujo, como son frentes de onda o resaltos. Nos referimos a los esquemas numéricos de alta resolución (Blade y Gómez, 2006),
que junto con la discretización en volúmenes finitos, están permitiendo abordar la práctica totalidad de estudios de propagación
de avenida en cauces, determinación de zonas de dominio público, zonas de intenso desagüe, propagación de hidrogramas de
avenida y determinación de zonas inundables, entre otros. Por otra parte, la implementación de ecuaciones de transporte sólido
permite realizar estudios de hidráulica fluvial con mayor garantía, aunque en este campo aún queda mucho camino por recorrer,
precisamente porque aún no se dispone de las ecuaciones necesarias para su tratamiento.
También existe software comercial para el análisis tridimensional de estructuras hidráulicas. En la actualidad, la mayoría
de los códigos han migrado sus esquemas numéricos a esquemas de volúmenes finitos. En general, el módulo hidrodinámico se
encuentra bastante bien validado y los resultados son más fiables cuanto menos deformable sea la superficie libre, pues en estos
métodos la posición de la superficie libre es una variable de cálculo. Algunos de los paquetes comerciales incluyen análisis de flujos
aireados, aunque ninguno aborda el transporte de sedimentos. Un inconveniente de estos modelos comerciales es que no se han
adaptado a las nuevas técnicas de computación, lo que se traduce en tiempos de computación excesivamente grandes.
Dentro de los modelos Lagrangianos se han desarrollado multitud de métodos, que bajo el común denominador de “métodos
sin malla” abordan la resolución de diferentes problemas con diversas formas de aproximación, como la integral, las diferencias
finitas, o el método de Galerkin. En Liu y Liu (2003) se clasifican los diferentes métodos que aplicados a la fluido dinámica
computacional, se agrupan bajo el epígrafe de “métodos de partículas”.
El método de Hidrodinámica de Partículas Suavizadas (Smoothed Particle Hydrodynamics, SPH) es un método de partículas
dentro de los denominados métodos sin malla. SPH se caracteriza, en primer lugar, por la discretización Lagrangiana del medio
continuo, mediante un conjunto de partículas o parcelas de fluido y, en segundo lugar, por la reducción del problema al estudio
de la interacción entre las mismas. Esto se hace mediante un esquema de promediado que, partiendo de los valores puntuales
correspondientes, permite obtener los valores de campo continuo de las variables de interés (presión, densidad, velocidad o posición,
entre otras). Una síntesis de los autores más destacados en cada una de ellas se presenta en Crespo, 2008.
La sencillez conceptual de SPH y sus escasas restricciones lo hacen atractivo para su aplicación en el campo de la
hidrodinámica en estructuras hidráulicas como son aliviaderos y desagües de fondo en presas, rotura de presas y fluido-dinámica
de cauces (López, 2010). El CEDEX (Grassa, 2004) ha desarrollado un software propio MDST con el que ha realizado diversos
estudios de validación con modelo físico y en prototipo (López y Marivella, 2009; López et al., 2009 y 2010). Recientemente se ha
mejorado la versión inicial del código, haciéndola apta para su empleo en tarjetas gráficas, lo que ha permitido reducir enormemente
los costes computacionales de esta herramienta, circunstancia que hasta ahora suponía un gran inconveniente (López y Cuéllar,
2013).

LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN ACTIVAS EN EL CAMPO DE LAS ESTRUCTURAS HIDRÁULICAS DE


PRESAS

La Reglamentación básica en materia de diseño hidráulico y seguridad hidrológica de las presas en España está regulada
básicamente por la Instrucción de Grandes Presas (de 1967) y por el Reglamento Técnico de Seguridad de Presas y Embalses (de
1996), estando prevista próximamente la aprobación por parte del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente

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de 3 nuevas Normas Técnicas de Seguridad de Presas que sustituirán a los dos documentos anteriores. Estas nuevas Normas
Técnicas introducirán nuevos criterios de seguridad hidrológica más exigentes que los regulados por la Instrucción de 1967, lo que
demandará en nuestro país una importante actividad en el campo de la adecuación de órganos de desagüe de presas existentes a las
nuevas Normas, ampliando su capacidad hasta dar cumplimiento a la nueva Reglamentación.
Efectivamente, mientras que la Instrucción de 1967 exigía proyectar las presas para ser seguras ante una única avenida de
diseño, la asociada a 500 años de periodo de retorno (T), en las nuevas Normas Técnicas la Avenida de Proyecto será la asociada
a un T mayor o igual a 1000 años (presas de Categoría A o B); además hay que considerar una Avenida Extrema, de T mínimo
5000 años para presas de fábrica (Categorías A o B). Para esta última, las NTS admiten un agotamiento parcial o total del resguardo
lo que lleva, en el caso de las presas de fábrica, a admitir vertidos sobre coronación siempre que se justifique que tales vertidos no
comprometen la seguridad de la presa.
Teniendo en cuenta que los órganos de desagüe de la mayoría de las presas españolas fueron diseñados y construidos bajo
unos condicionantes de seguridad menos restrictivos de los que se utilizarían hoy en día, y por supuesto en el futuro (conforme a lo
explicado en los párrafos precedentes), la revisión de la seguridad de las presas más antiguas, para adaptarlas a los nuevos caudales
de diseño, sin duda mayores, se configura como una línea de claro interés para el futuro, en aspectos como los siguientes:
• Aumento de capacidad de órganos de desagüe de presas existentes. La aplicabilidad de lo anterior requiere la caracterización
y análisis experimental del funcionamiento hidráulico de dispositivos para el incremento de capacidad de los aliviaderos
existentes en las presas actuales, así como de las estructuras de disipación de energía (aliviaderos en laberinto, en sifón,
fusibles, en tecla de piano, ampliación de cuencos de resalto, aliviaderos con cajeros altamente convergentes, flujos
aireados en rápidas, etc.)
• Seguridad de presas de materiales sueltos ante potenciales vertidos por coronación. Aunque se han realizado algunos
proyectos de investigación en esta materia, la complejidad del fenómeno hace necesario destinar mayores esfuerzos en
investigación en este ámbito, que permitan por un lado el desarrollo y calibración de herramientas numéricas y por otro
el diseño de refuerzos o protecciones que mejoren la seguridad frente a vertidos por coronación en esta tipología, muy
presentes en el parque español de presas.
Pero, además de lo anterior, son muchas las líneas de investigación aplicada en el campo de la ingeniería hidráulica de las
presas que en el medio plazo será necesario aumentar de forma importante. En estos momentos, ya hay proyectos en marcha en
España con resultados prometedores. Por ejemplo, los siguientes:
• Mecanismo de generación de la onda de avenida generada por la rotura de una presa o una balsa. Aunque se dispone
de herramientas adecuadas para estudiar la propagación de la onda de rotura de una presa o embalse, se carece de un
método adecuado para calcular los hidrograma de rotura. Los hidrogramas calculados mediante la normativa técnica
actual quedan muy del lado de la seguridad y en consecuencia, los tiempos de propagación no son realistas y no sirven de
base para la coordinación de actuaciones de protección civil. Una investigación dirigida a la mejora del conocimiento del
proceso de rotura permitiría caracterizar mejor el proceso de rotura y por ende ajustar los hidrogramas de rotura.
• Desarrollo de técnicas para evaluar la seguridad de presas frente a deslizamientos de ladera y sismo. Ante la falta de medios
adecuados estas acciones se han venido calculando mediante formulaciones empíricas. Las mejoras de capacidades
de cálculo de los modelos numéricos tridimensionales, permitirían abordar estudios de este tipo con mayor rigor. Sin
embargo, se requiere un esfuerzo para la adaptación y calibración de estos modelos.
• Mejora en los sistemas de auscultación de presas. El desarrollo de técnicas no convencionales para el análisis de los
registros de auscultación proporciona nuevas herramientas que facilitan la gobernanza en la explotación y conservación
de las presas.

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INVESTIGACIÓN APLICADA EN EL ÁMBITO DE LA INGENIERÍA DE PRESAS

Aumento de capacidad de órganos de desagüe

Como se ha indicado en el apartado anterior, la investigación aplicada en torno a las tecnologías posibles para el incremento
de capacidad de los órganos de desagüe de presas existentes, se configura como un campo de claro interés en la actualidad, en
aspectos como los siguientes:
• Aliviaderos mediante dispositivos especiales (aliviaderos en laberinto y en tecla de piano; aliviaderos en sifón; etc.)
• Aliviaderos con cajeros altamente convergentes
• Adaptación del diseño de cuencos amortiguadores de pie de presa a caudales superiores a los de diseño

Aliviaderos en laberinto y en tecla de piano; Aliviaderos en sifón

Los conocidos como “aliviaderos especiales” (aliviaderos en laberinto, en tecla de piano, laberintos fusibles o sifones, entre
otros) constituyen una tecnología que en los últimos años está siendo objeto de numerosos estudios mediante modelación física y
numérica en muchas partes del mundo, buscando mejorar los criterios de diseño de estas estructuras, ante el claro interés que se
percibe que tendrán en un futuro inmediato.
En España, los avances más representativos desarrollados en este campo son seguramente los derivados de dos proyectos
de investigación desarrollados por el CEDEX, la Universidad Politécnica de Madrid y la empresa Jesús Granell Consultores SA
(entre otros)4 para cuyo desarrollo, el Laboratorio de Hidráulica del Centro de Estudios Hidrográficos del CEDEX ha construido
unas instalaciones experimentales para la investigación aplicada en el campo de los aliviaderos en laberinto y sifón susceptibles de
ser utilizadas para nuevos proyectos de investigación en estas materias.
El fundamento de los aliviaderos en laberinto reside en la forma del vertedero, que es asimilable a un “zig-zag”. Esta
especial morfología incrementa la longitud de vertedero “a encajar” en un determinado “espacio disponible”, con el fin de aumentar
la capacidad de evacuación respecto a la de un vertedero recto convencional ubicado en el mismo espacio y para igual carga
hidráulica. Sin embargo, esta supuesta ventaja ─mayor capacidad hidráulica para iguales condiciones de espacio disponible y carga
hidráulica─ se hace incierta cuando la carga hidráulica sobre el umbral del vertedero crece por encima de determinados valores. En
efecto, las diversas investigaciones analizadas establecen como límite de funcionamiento aquél en el que la máxima sobreelevación
de la lámina sobre el vertedero es entre 0.50 y 0.70 veces la altura del vertedero.
Las principales herramientas para el cálculo y diseño de aliviaderos en laberinto se presentan en Magalhäes (1983), Tullis
et al. (1995), y Granell y Toledo (2010). Estas herramientas suponen una aproximación insuficiente del comportamiento de estos
vertederos pues no son capaces de cubrir toda la gama de variables que intervienen en el proceso de cálculo y diseño.
El aliviadero en tecla de piano presenta la misma forma en planta que un aliviadero en laberinto rectangular pero su
diferencia reside en su fondo inclinado que además avanza en voladizo con respecto a los límites de la base del vertedero, este
aspecto incrementa la longitud del vertedero con respecto a un vertedero en laberinto de muros verticales y mismas dimensiones de
base, lo que le confiere especial interés para aplicaciones con limitado espacio en planta.
El aliviadero en tecla de piano, aun siendo una estructura hidráulica relativamente nueva en cuanto a investigación y
aplicación práctica, ha despertado un creciente interés que en los últimos años que se ha traducido en numerosas publicaciones. Pese
a ello, el conocimiento es limitado y no existen procedimientos de construcción uniformes debido al gran número de parámetros
geométricos que influyen en su diseño y funcionamiento. (Tullis et al. 1995; Lempérière y Ouamane, 2003; Blancher et al., 2011;
Laugier et al., 2011; Pralong et al., 2011).

4 Mejora de la capacidad de desagüe de presas existentes mediante aliviaderos en sifón y aliviaderos en laberinto (029/RN08/04.5) y Proyecto POLILAB Diseño del
prototipo de una compuerta fusible recuperable tipo laberinto de fondo poliédrico para la mejora de la seguridad hidrológica de las presas (IPT-2012-0185-380000).

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El principal objetivo de las investigaciones que se están llevando a cabo en el CEDEX junto con la UPM y CIMNE en
materia de aliviaderos en laberinto y tecla de piano, consiste en la caracterización de la influencia de la geometría y su optimización
a fin de lograr una metodología y unas herramientas para el análisis, construcción y explotación de estos aliviaderos.
Los aliviaderos en sifón presentan tres características que los hacen muy adecuados para aumentar la capacidad de desagüe
de presas existentes: a) al trabajar en depresión pueden situarse incluso por encima del nivel normal de embalse, b) se adaptan
a cualquier nivel máximo de explotación, c) al circular en carga su conducto de descarga soporta con comodidad cualquier
condicionante en su trazado de salida.
En Novak (1990) se expone con suficiente detalle el funcionamiento de un sifón tradicional sin regulación. Sin embargo,
el principal inconveniente de estos dispositivos reside en su rígido funcionamiento, es decir que pasan bruscamente de evacuar
pequeños caudales a caudales considerables una vez se haya cebado el sifón, es por esto que las investigaciones llevadas a cabo
en el CEDEX se han centrado en la posibilidad de regular la descarga de sifones mediante la aportación gradual de aire al flujo,
consiguiendo así una ley gradual de desagüe del sifón. Los principales resultados y leyes de descarga obtenidas pueden consultarse
en Mateos y Cordero (2008), Mateos et al. (2008, 2009 y 2011) y en Ramos et al. (2013).

Aliviaderos con cajeros altamente convergentes

En las presas de gravedad el aliviadero resulta generalmente más económico si se dispone sobre el cuerpo de la presa. El
ancho del cuenco de restitución del agua al cauce queda entonces limitado por la anchura del cauce, si se desea evitar la excavación
y posible descalce de las laderas. Por otra parte, la longitud del vertedero por el que entra el agua al aliviadero se fija con criterios
diferentes, teniendo en cuenta el efecto laminador y la altura de lámina resultante. Cuando la longitud más adecuada para el vertedero
resulta mucho mayor que el ancho del cauce, el diseño del aliviadero puede resolverse disponiendo unos cajeros que recojan el
agua procedente de las zonas laterales del vertedero, que no desaguan directamente al cuenco. Estos cajeros, que tienen un alto
grado de convergencia, introducen el agua en el cuenco en forma de chorros de alta velocidad. El conjunto resultante se denomina
“Aliviadero con Cajeros Altamente Convergentes” (ACAC) y tiene dos particularidades respecto de un aliviadero convencional:
a) en los cajeros altamente convergentes, que funcionan como canales de recogida del flujo lateral, se establece un movimiento
helicoidal de caudal variable y alta velocidad; b) el cuenco de disipación de energía tiene una entrada frontal convencional (agua
procedente de la zona central del vertedero) y los chorros procedentes de los cajeros laterales entran por ambos laterales, dando
como resultado un funcionamiento hidráulico complejo.
En España existen diversos aliviaderos de este tipo, como los de las presas de Zapardiel de la Cañada, Bayona, Torre
Abraham, Vilasouto, La Campañana, Doña Ana, y Rambla del Moro. Ante la carencia de criterios claros de diseño, este tipo de
aliviaderos se proyecta con el apoyo de un modelo físico. En Japón existen numerosos aliviaderos de este tipo, como los de las
presas de Chubetsu, Kodama, Fukutomi, Yasutomi si bien, en este país los canales de recogida laterales suelen ser escalonados, a
diferencia de la práctica habitual en España.
Los aliviaderos de tipo ACAC existentes son mayoritariamente aliviaderos de primer diseño. Sin embargo los ACAC se
configuran como una alternativa interesante para el incremento de la capacidad de aliviaderos de presas de gravedad existentes,
o bien para el incremento de la capacidad de embalse, o de cota del nivel máximo normal para la producción de energía, sin
aumento del nivel del agua en avenida. Para ello basta con ampliar la zona de embocadura, mediante demolición y construcción
del perfil correspondiente, y construir los cajeros laterales sobre el cuerpo de presa. Naturalmente, es necesario también estudiar el
funcionamiento hidráulico del cuenco en la nueva situación para su posible adaptación.
Dada la potencialidad de este tipo de aliviadero, en el marco de un proyecto del Plan Nacional de Investigación, se construyó
en el Laboratorio de Hidráulica de la ETS de Ingenieros de Caminos de la UPM una instalación de ensayo especialmente diseñada
para su estudio sistemático que permite medir las oscilaciones de presión originadas por la intensa turbulencia en el cuenco. El
objetivo es definir criterios de diseño de los aliviaderos con cajeros altamente convergentes y establecer los límites de aplicabilidad
(Martínez et al., 2011; San Mauro et al., 2013).

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Adaptación del diseño de cuencos amortiguadores de pie de presa a caudales superiores a los de diseño

Sea cual sea la solución empleada para el aumento de la capacidad de desagüe de un aliviadero de una presa de gravedad, la
obra de disipación de energía debe ser también adaptada a los nuevos caudales de diseño, lo cual en ocasiones es tan complejo o más
como la reforma del aliviadero en sí mismo, pues tanto los cuencos amortiguadores de resalto como los trampolines semisumergidos
son obras con diseños muy estrictos en cuanto al intervalo de caudales para los que la obra funciona correctamente (longitud
suficiente y buen ratio de disipación de energía).
En este contexto se plantea el uso de la aireación forzada del flujo supercrítico en la rápida como medida general de
actuación para mejorar el funcionamiento hidráulico de las obras de disipación de energía de pie de presa preexistentes, frente a
caudales superiores a los de diseño y así facilitar su adaptación. La aireación artificial, además de disminuir o minimizar el riesgo de
daños por cavitación, aumenta el calado del flujo y le hace perder velocidad. Por esto disminuye el número de Froude, generándose
unas condiciones de entrada al cuenco menos exigentes para caudales mayores a los de diseño. Este es el hecho que hace posible
extender el campo de aplicación de los cuencos y permite la utilización de una determinada obra para caudales mayores.
El uso de la aireación forzada en aliviaderos de presas es una idea que ha sido estudiada ya desde hace tiempo, pudiendo
destacarse los estudios de Gutiérrez y Palma (1994) o de Fernández Bono y Vallés (2006), si bien en la actualidad cobra fuerza en el
marco de un Proyecto de Investigación (conocido bajo el acrónimo de EMULSIONA) desarrollado entre la Universidad Politécnica
de Valencia, la Universidad Politécnica de Cartagena y el CEDEX5.

Seguridad de presas de materiales sueltos ante potenciales vertidos por coronación

El estudio del modo en que se produce la rotura de presas de escollera cuando se produce un vertido sobre su coronación
(fenómeno que denominamos sobrevertido) es también un campo activo de investigación en muchos laboratorios de hidráulica en
el mundo y que en España ha sido línea de investigación prioritaria del Departamento de Ingeniería Civil: Hidráulica y Energética
de la Universidad Politécnica de Madrid desde hace más de una década (Toledo 1997, 1998; Toledo et al., 2004). El Centro de
Estudio Hidrográficos (CEH), del CEDEX, hizo suya esta línea también en el año 2004 y desde entonces la colaboración entre
ambos organismos ha sido continua (Lechuga et al., 2008), abordando el problema mediante realización de ensayos sistemáticos
en modelo físico. En el año 2008 se unió al estudio de este complejo problema CIMNE, aportando su capacidad de modelación
numérica, de modo que la alianza de estas tres entidades está facilitando el avance en el conocimiento de un problema tan complejo
en el marco de diversos proyectos de investigación aplicada desarrollados al respecto6.
Las investigaciones llevadas a cabo tienen por objetivo la caracterización del inicio y proceso de rotura de las presas de
escollera debido a un sobrevertido y desarrollar criterios para obtener un modelo matemático para su análisis y seguimiento (Larese
et al., 2010, 2013; Larese, 2012).
Los resultados obtenidos han permitido caracterizar el proceso de rotura del espaldón de aguas abajo de una presa de
escollera, necesario para que el fallo alcance al elemento impermeable. A medida que aumenta el caudal de sobrevertido se ha
identificado una fase de incubación, sin rotura, y una fase de avance progresivo de la rotura del espaldón, mediante dos mecanismos
básicos: arrastre de partículas y deslizamientos sucesivos. Cuando la rotura, que se inicia en el pie de presa, alcanza la coronación,
se inicia una fase nueva, de rotura del núcleo o pantalla. Se han realizado también ensayos de rotura de ambos elementos de
impermeabilización que parecen indicar que la rotura de la pantalla se produce de forma escalonada, generando sucesivas puntas
de caudal en el hidrograma de rotura. En cambio, la rotura del núcleo es más frágil, pudiendo en algún caso asimilarse el proceso
de rotura a una rotura instantánea. Los trabajos se orientan a la modelación del proceso completo de rotura. Uno de los resultados
más interesantes será la determinación de los hidrogramas de rotura en función de las características de cada presa, de modo que

5 Estudio de la aireación natural y forzada en modelo físico de grandes dimensiones y análisis de su influencia en el funcionamiento de los cuencos de resalto hidráulico
(BIA2011-28756).
6 Proyecto XPRES Desarrollo de un método para estudio del proceso de rotura de presas de escollera por sobrevertido combinado (BIA 2007-68120-C03-03) y Pro-
yecto EDAMS Métodos numéricos y experimentales para la evaluación de la seguridad y protección de las presas de materiales sueltos en situación de sobrevertido
(BIA2010-21350-C03-02)

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los hidrogramas utilizados para desarrollar planes de emergencia sean más ajustados a lo que puede esperarse en el caso de que la
rotura se llegara a producir. Otro importante será la determinación del caudal mínimo necesario para que la rotura pueda iniciarse.

Protecciones de presas mediante repiés de escollera y bloques en forma de cuña

En diversos países como Suecia, Noruega o Estados Unidos, y también en España, existe una preocupación creciente
por la seguridad hidrológica de las presas de materiales sueltos, especialmente por aquéllas que fueros diseñadas con criterios
menos exigentes que los actualmente vigentes. La seguridad de las presas frente al sobrevertido puede aumentarse incrementando
la capacidad del aliviadero o mejorando la resistencia de la presa frente a un eventual rebase. Ambos enfoques pueden también
combinarse. El incremento de la capacidad del aliviadero, mediante técnicas convencionales, exige generalmente una inversión
importante, lo que hace inviable la aplicación de una solución de este tipo a un parque presístico amplio. Por ello se están investigando
soluciones ya aplicadas en diversas presas en el mundo, pero de uso aún poco extendido, tanto de aliviaderos no convencionales
como de protecciones frente al sobrevertido. A veces la frontera entre ambos tipos de soluciones es difusa. En Estados Unidos
la solución generalmente adoptada es el revestimiento de las presas de materiales sueltos mediante una protección de hormigón
compactado con rodillo (PCA, 2002; Hudock y Semerjian, 2010) En Suecia existen diversos casos de presas protegidas mediante
repié de escollera, una solución sencilla y económica que es eficaz para caudales moderados (Nilsson y Norstedt, 1998; Bartsch y
Nilsson, 2004; Nilsson y Rönnqvist, 2004; Nilsson, 2004, 2009; Odemark, 2004; EBLK, 2005). En la Universidad de Trondheim
(Noruega) se están estudiando protecciones mediante “rip-rap” orientado (Lia et al., 2013).
En España, la Universidad Politécnica de Madrid ha desarrollado criterios de diseño de repiés de escollera, verificados
mediante ensayos en modelo físico en su Laboratorio de Hidráulica de la ETS de Ingenieros de Caminos (Morán y Toledo, 2011;
Morán et al., 2011; Morán, 2013) Partiendo de un caudal de diseño de la protección, dichos criterios permiten determinar la altura
y el talud del repié de escollera. Hay que tener en cuenta que la función de estos repiés es estabilizar el cuerpo de la presa cuando
se produce una circulación de agua imprevista por el espaldón de escollera. En el talud exterior del repié debe disponerse una
protección tipo “rip-rap” para evitar el arrastre de material. Se trata de una protección efectiva también si la eventual circulación
de agua se produce como consecuencia de un problema de erosión interna o fisuración del elemento impermeable de la presa. Para
la evacuación sin daño de caudales importantes sobre el cuerpo de la presa deben disponerse protecciones de hormigón. Aparte
de la mencionada solución de HCR, se pueden diseñar también protecciones de losas convencionales, como las dispuestas en la
presa del Molino de la Hoz y en la pesa de Llodio. Recientemente se han construido varias presas, una de ellas en España, la presa
de Barriga (Couto et al., 2006; Morán y Toledo, 2008), en las que se utilizó la tecnología de los bloques en forma de cuña (BFC).
Se trata de una tecnología con origen en la extinta Unión Soviética durante los años 80 del siglo pasado (Pravdivets Slissky, 1981;
Powledge y Pravdivets, 1994), donde se pueden citar las siguientes realizaciones: Bolshevik, Klinbeldin, Maslovo, Sosnovski,
Central Hidroeléctrica en el Dniéper, Dneister, Kolyma, Transbaikal y Jelyevski. Posteriormente fue desarrollada en Reino Unido,
Estados Unidos y Portugal (Baker y Gardiner, 1994, 1995; Hewlett et al., 1997; Frizell et al., 2000; Relvas y Pinheiro, 2008). Los
bloques en forma de cuña son elementos prefabricados con forma adecuada para colocarse de manera similar a las tejas. Cada pieza
monta sobre la colocada inmediatamente aguas abajo creándose un pequeño escalón. Esta disposición es muy favorable para la
estabilidad de cada pieza y del conjunto, lo que permite evacuar de forma segura grandes caudales.
Dado que este tipo de solución, sencilla y económica, tiene potencialmente amplia aplicación para la protección de balsas y
presas, el Departamento de Ingeniería Civil: Hidráulica y Energética de la UPM impulsó un proyecto de investigación7 con objeto
de desarrollar criterios de diseño basados en un profundo conocimiento de las acciones hidrodinámicas sobre el bloque y de la
aireación que se produce a través de las acanaladuras que cada bloque incorpora, y que comunican el hueco del escalón con el cuerpo
de la presa. El Centro Internacional de Métodos Numéricos en Ingeniería (CIMNE)se ocupa de realizar la modelación numérica y
Prehorquisa suministra los bloques a ensayar. Para realizar los ensayos sistemáticos en modelo físico se firmó un convenio con el
Centro de Estudios Hidrográficos del CEDEX en cuyo laboratorio se implementó una instalación de grandes dimensiones (5 m de
altura y 15 m de longitud). La campaña de ensayos programada estaba en marcha cuando se redactó este artículo.

7 Proyecto ACUÑA Desarrollo de un prototipo de bloque en forma de cuña y de la metodología para su uso como protección frente a la erosión en presas o balsas de
materiales sueltos

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Mejora en los sistemas de auscultación de presas

La interpretación de los datos de auscultación de presas se ha realizado tradicionalmente a partir de la representación


gráfica de la evolución a lo largo del tiempo de las distintas magnitudes medidas o de la relación entre magnitudes relacionadas. En
algunos casos se han utilizado modelos estadísticos sencillos de carácter predictivo, que permiten anticipar la respuesta de la presa
(movimientos, deformaciones, filtraciones, etc.) en términos estadísticos, dadas unas variables causales, típicamente el nivel del
embalse y la temperatura ambiente. En diversas ramas del conocimiento, tan dispares como la ingeniería industrial o la sociología,
ha ido creciendo la aplicación de diversas técnicas de análisis de datos que se engloban bajo la denominación general de “minería
de datos”, incluyendo tanto técnicas estadísticas como otras asociadas generalmente a la inteligencia artificial. Algunas de las más
utilizadas han sido las Redes Neuronales Artificiales (RNA) y las Redes Bayesianas (RB), pero la lista de modelos es larga. Ya se
han realizado diversas aplicaciones de dichas técnicas al campo de la ingeniería civil (Flood and Kartam, 1994), y particularmente
al análisis de datos de auscultación de presas (Nedushan y Chouinard, 2003).
El Departamento de Ingeniería Civil: Hidráulica y Energética de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y el Centro
Internacional de Métodos Numéricos en Ingeniería (CIMNE) han impulsado, en colaboración con diversas empresas como Ofiteco
o Dacartec, una la línea de investigación para la aplicación de diversas técnicas de minería de datos a la interpretación de los datos
de auscultación de las presas8 donde se pretende valorar la utilidad de las diversas técnicas de tratamiento de datos disponibles en
la actualidad para la interpretación de los datos de auscultación de presas, así como desarrollar criterios específicos de uso en este
campo de la ingeniería. Los resultados obtenidos hasta el momento ponen de manifiesto la ventaja del uso, en presas con datos
suficientes, de la minería de datos, que permite disponer de modelos predictivos más precisos que los estadísticos tradicionalmente
utilizados (Santillán et al., 2010; Roa, 2013; Salazar et al., 2013). Modelos más precisos permiten detectar las anomalías de
comportamiento con mayor antelación, facilitando su análisis en estadios iniciales de un posible incidente o rotura y, en caso de
resultar necesario, la adopción de medidas correctoras para evitarlo.

CONCLUSIONES

Pese al elevado grado de madurez alcanzado por las infraestructuras hidráulicas en España en particular y en el mundo en
general, hay en desarrollo una gran cantidad de proyectos de investigación en este campo (y en particular en el de la ingeniería de
las presas). Ello es debido a varios factores, entre otros la complejidad de los problemas a los que se enfrenta el diseño de las nuevas
infraestructuras hidráulicas o la enorme potencialidad que ofrecen hoy en día las técnicas de la modelación física y numérica

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Bladé et al. | Modelización numérica de inundaciones fluviales 71

Modelización numérica de inundaciones fluviales


Numerical modelling of river inundations

Bladé, E.a1, Cea, L.b y Corestein, G.a2


a
Instituto Flumen (Universitat Politècnica de Catalunya – Centro Internacional de Métodos Numéricos para la Ingeniería),
Jordi Girona 1-3, D1, 08034 Barcelona. E-mail: a1 ernest.blade@upc.edu, a2 georgina.corestein@upc.edu
b
Grupo de Ingeniería del agua y del Medio Ambiente (EGAMA), Departamento de Métodos Matemáticos y de Representación,
Universidade da Coruña. E-mail: luis.cea@udc.es

Recibido: 26/06/2014 Aceptado: 24/07/2014 Publicado: 28/07/2014

Resumen

La modelización numérica del flujo de agua en ríos es una herramienta que ayuda a dar respuesta a la legislación vigente europea
y española referida a riesgo de inundación. Los modelos numéricos disponibles actualmente se encuentran en constante evolución.
Mientras hace una década la modelización unidimensional era prácticamente la única alternativa, en el presente se han generalizado
los modelos bidimensionales y se empiezan a utilizar los tridimensionales. Gracias a las actuales herramientas SIG, los resultados
de la modelización numérica se pueden combinar con datos georreferenciados para realizar una cuantificación sistemática del riesgo
de inundación. En este proceso existen aún una serie de desafíos como la consideración de los caudales sólidos y sus efectos en
la morfología del cauce, una correcta descripción del flujo en puentes y estructuras, la integración de modelos hidrológicos con los
modelos hidráulicos para una mejor consideración de las condiciones de contorno, y finalmente la optimización de las herramientas
para disminuir los tiempos de cálculo actuales.

Palabras clave | Inundaciones fluviales; riesgo de inundación; modelización numérica; ríos; modelos bidimensionales; transporte
de sedimentos.

ABSTRACT

At the present time there is a strong demand from policy makers for reliable predictions of the effects of climate and land use changes
on inundation risk, in order to meet the targets specified in the EU Water Framework Directive. Numerical models are a valuable
predictive tool to support decision-making related to the implementation of water and flood risk management strategies. While a
decade ago one-dimensional modelling was the most commonly used tool in inundation studies, at the present time the application
of two-dimensional models to river inundation modelling is generalized. Combined with GIS tools, the water depth and velocity
results of a 2D model can be efficiently combined with land use data in order to quantify the potential damages caused by a certain
inundation. Nevertheless, in order to improve the reliability of the numerical predictions, a number of challenges should be addressed
in current models, as: modelling the interaction between hydrodynamics, solid loads, and morphologic changes during extreme flood
events; a correct characterisation of head losses and flow through bridges with complex geometries; the integration of hydrological
and hydraulic models for a better consideration of boundary conditions; and the implementation of efficient parallelization techniques
in order to reduce the computational time and increase the scale of the problems which can be addressed with 2D and 3D models.

Key words | River inundation; numerical modelling; river flow; two-dimensional modelling; sediment transport; fluvial habitat.

doi:10.4995/ia.2014.3144 EISSN: 1886-4996 ISSN: 1134-2196


72 Bladé et al. | Modelización numérica de inundaciones fluviales Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

INTRODUCCIÓN

La publicación de la directiva europea 2007/60/CE de evaluación y gestión de los riesgos de inundación supuso un estímulo
considerable para el desarrollo de nuevos métodos y herramientas de modelización numérica de las inundaciones fluviales. En
dicha directiva se establecen unos horizontes temporales para la evaluación y elaboración de los mapas de peligrosidad y riesgo,
pero también unas obligaciones de actualización de los mencionados resultados. La directiva se transpuso al ordenamiento español
a través, principalmente, del Real Decreto 903/2010. El objetivo fundamental de estas normativas es reducir las consecuencias de
las inundaciones sobre la salud humana, el medio ambiente, el patrimonio cultural y la actividad económica. En Europa y España,
y también en gran parte de otros territorios, las inundaciones constituyen, aun hoy día, uno de los riesgos naturales que producen
mayores daños, tanto en términos económicos o de daños materiales, como de pérdida de vidas humanas.
Para satisfacer la legislación vigente relativa a la evaluación de los riesgos potenciales y poder luchar contra los efectos de
las inundaciones mediante medidas estructurales, sistemas de alerta, planes de protección civil, o con actuaciones globales como
la ordenación del territorio o la modificación hidrológica-forestal de las cuencas, se requiere de una aproximación multidisciplinar
y en muchos casos la búsqueda de soluciones dinámicas o evolutivas para ir adaptándose a las condiciones cambiantes que se
producen. La modelización numérica es una de las herramientas a utilizar en este tipo de estudios.
En este artículo se presenta una descripción de las principales metodologías de modelización numérica del flujo de agua
en ríos para el análisis de zonas inundables. Sin embargo, antes de empezar, es conveniente hacer una reflexión. En primer lugar,
conviene recordar que la modelización numérica no es la única metodología para abordar el problema, y así queda recogido en
la misma Directiva Europea o el Real Decreto antes mencionado. En ambos se recoge la necesidad de una evaluación preliminar
utilizando principalmente datos o registros históricos, y cualquier otra información que permita deducir el impacto a largo plazo
a poder ser considerando el efecto del cambio climático. También se menciona en el Real Decreto la necesidad de incorporar
toda la información geomorfológica posible, como se plasma en publicaciones posteriores del Ministerio del Medio Ambiente y
Medio Rural y Marino (MARM, 2011). Por otro lado, respecto de la modelización numérica, hay que destacar el peligro que puede
suponer si se utiliza sin unos conocimientos básicos bien asentados, principalmente de hidráulica básica, del flujo en lámina libre
y de dinámica fluvial. Estos riesgos vienen asociados a la facilidad de uso de los actuales paquetes de cálculo, ya sean comerciales
o no. La gestión del riesgo de inundación y los estudios eco-hidrodinámicos y geomorfológicos han sufrido una considerable
transformación en los últimos años precisamente debido a las potentes herramientas numéricas (Knight 2013). Sin embargo no se
puede olvidar, como puntualiza Cunge (2014), que hoy más que nunca lo que debería prevalecer es el conocimiento de la física del
fenómeno y una clara definición del objetivo ingenieril frente al modelo, que es una herramienta. Él mismo avisa del riesgo que
existente en este momento, cuando lo que algunos ingenieros civiles destacan de sí mismos es su capacidad como “operadores de
software”, tendiendo a obviar algunos aspectos fundamentales en toda modelización numérica como saber discernir si el problema
está bien planteado o no, la validez de las hipótesis de las ecuaciones básicas, o la necesidad o no de calibración para cada caso.
Esta invitación a ser rigurosos en el uso de la modelización numérica no debe conducirnos al extremo opuesto: a pesar de la falta
de adecuación de las ecuaciones, de los errores siempre presentes en la geometría o parámetros del modelo, o incluso de problemas
asociados con la operatividad del propio modelo, la modelización numérica es de gran utilidad a la hora de resolver un problema de
ingeniería o emitir un diagnóstico, siempre y cuando se tenga el criterio suficiente para interpretar los resultados en su justa medida.

MODELIZACIÓN NUMÉRICA DE LA HIDRODINÁMICA DE RÍOS

La modelización numérica de la hidrodinámica de ríos precisa del uso de teoría hidráulica del flujo en lámina libre y de los
métodos numéricos para resolver las ecuaciones de conservación, el conjunto se ha definido recientemente como hidroinformática.
El continuo desarrollo de la arquitectura de los ordenadores en las últimas décadas, con máquinas cada vez más rápidas y potentes,
ha propiciado también el desarrollo de nuevas técnicas numéricas. Aunque el campo de la investigación siempre va por delante de
las herramientas a disposición de la comunidad técnica para su uso en la práctica diaria, estas diferencias se han ido acortando en
los últimos años debido a interfaces más sencillas en los programas informáticos, y a que cada vez es más rápida la implementación
de los últimos desarrollos numéricos en herramientas de uso generalizado. A continuación se presenta una breve descripción del

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Bladé et al. | Modelización numérica de inundaciones fluviales 73

estado actual de desarrollo de herramientas para la simulación numérica del flujo de agua en ríos orientadas hacia la modelización
de inundaciones.

Discretización espacial

Cualquier modelo numérico es una representación simplificada de la realidad. Un aspecto fundamental de los modelos
de flujo en ríos es la representación de la topografía del cauce y llanuras de inundación. Existen herramientas de modelización
numérica que permiten realizar simulaciones con una aproximación unidimensional (1D), bidimensional (2D) o tridimensional
(3D). Como ya se ha mencionado en la introducción, conviene discernir entre la mejor opción en cada caso. Contrariamente a lo
que se supone muchas veces, la modelización en un mayor número de dimensiones (2D contra 1D, o 3D contra 2D) no implica
necesariamente mejores resultados, pudiendo ser en algún caso contraproducente (Knight, 2013). En cualquier caso, 1D, 2D o 3D,
los resultados van a depender principalmente de las ecuaciones que se resuelvan (y por tanto de sus hipótesis básicas), del esquema
numérico utilizado para resolverlas, de la discretización espacial que se realice de la geometría, de las condiciones de contorno
utilizadas y, como principal parámetro, de la rugosidad del terreno. Ningún resultado de ninguna modelización numérica debería
aceptarse sin una adecuada reflexión y conocimiento acerca de estos cinco aspectos.
En la modelización numérica debería tenderse a incluir explícitamente cada proceso que sea relevante en el modelo, y los
que no sean relevantes no considerarlos. Sin embargo, en la práctica a veces algunos procesos que sí son relevantes se obvian, y se
pretende considerar su efecto a través de un único parámetro. Esto ocurre a menudo con la rugosidad, cuando ésta se modela con
la ecuación de Manning, es decir, con un único parámetro n: la rugosidad pierde el significado primitivo que tiene en mecánica
de fluidos de pura disipación de energía por fricción con las paredes, para convertirse en una manera de modelizar las pérdidas de
energía debidas a todos los procesos que se no se consideran explícitamente en el modelo, como turbulencia, fuerzas de arrastre,
fenómenos locales, etc (Morvan et al., 2008) y pasa a convertirse un parámetro de calibración del modelo.

Modelos unidimensionales

Los modelos unidimensionales han sido y son los más utilizados desde que la modelización numérica del flujo en ríos empezó
a utilizarse a partir de mediados del s. XX. En una dimensión lo habitual es considerar el río como una línea, con una serie de puntos
de cálculo que son las secciones transversales, de manera que la geometría del cauce es una propiedad de cada punto de cálculo o
sección (Figura 1, izquierda). En este caso las hipótesis básicas que más influencian los resultados del modelo son: 1) el flujo de
agua se produce en el sentido del eje del río y es perpendicular a cada sección transversal; 2) la cota de agua es constante en cada
sección; 3) la velocidad del agua es constante en cada sección. Si bien existen correcciones para relajar esta última simplificación,
dichas correcciones se basan en parametrizaciones teóricas de la distribución de velocidad en una sección transversal que a menudo
no se cumplen en la realidad, especialmente en geometrías complejas o cuando la curvatura del cauce es relevante.
Un problema típico de los modelos 1D es la definición de las secciones transversales cuando existen llanuras de inundación
importantes y el cauce principal tiene cierta curvatura. En estos casos es difícil definir las secciones de forma que se cumpla
la primera hipótesis (flujo perpendicular a la sección) y sin que las secciones transversales se superpongan entre si (Figura  1,
izquierda). Todavía más crítico en estos casos es el hecho de que la velocidad del agua es muy variable dentro de cada sección,
siendo habitual la existencia de zonas muertas difíciles de definir a priori, y pudiendo incluso existir zonas de recirculación, con
formación de vórtices. Algunos modelos 1D incluyen parámetros para considerar de forma aproximada estos efectos, que no dejan
de ser simplificaciones muy difíciles de evaluar a priori.
Los modelos 1D comportan una considerable facilidad en cuanto a creación y ejecución del modelo cuando se compara con
otras opciones, sobre todo en régimen permanente. En este caso, sin duda el programa de referencia es HEC-RAS, del Hydrologic
Engineering Center del U.S. Army Corps of Engineers, que no requiere presentación. El programa es gratuito y puede descargarse
de la web del HEC, permite realizar cálculos en régimen permanente (usa el método paso a paso), en régimen variable (en este
caso utiliza el esquema de Preissmann y por consiguiente tiene limitaciones para cambios de régimen y régimen rápido) tanto
en dominios puramente unidimensionales como cuasi-bidimensionales. Otra herramienta de simulación 1D de uso relativamente

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extendido ha sido el programa Mike-11, del Danish Hydraulic Institute, que tuvo su mayor auge antes que HEC-RAS incorporara
la opción de régimen variable

Modelos Cuasi-2D

Con el objetivo de incorporar la llanura de inundación de una manera simplificada pero efectiva, en la década de los 70 se
desarrolló un método para considerar las áreas anexas al cauce principal como una serie de celdas o depósitos conectados entre
sí (Figura 1, derecha). El flujo de agua entre estos depósitos se calcula con ecuaciones simplificadas (Cunge, 1975; Hunter et al.,
2006). Esta simplificación resulta efectiva cuando en la zona de llanura no se requiere el detalle del campo de velocidades, sino que
el objetivo es conocer únicamente los niveles de la lámina de agua y consideraren el cálculo la laminación generada por las llanuras
de inundación.

Figura 1| Aproximación 1D (izquierda) y Cuasi-2D (derecha)

Modelos bidimensionales

En dos dimensiones el río ya no se discretiza como una línea con una serie de secciones transversales, sino como una malla
formada por una serie de celdas poligonales que representan la topografía del cauce y llanuras de inundación. Dicha malla puede ser
regular o irregular, estructurada o no estructurada. La mayor flexibilidad para una buena representación de la geometría y contornos
se suele conseguir con una malla irregular. Lo habitual es que las mallas estén formadas por triángulos o cuadriláteros (Figura 2,
izquierda).
En ocasiones ha resultado útil la combinación de esquemas 1D y esquemas 2D para aprovechar en cada zona del dominio
las ventajas más relevantes de cada uno de ellos: menor tiempo computacional en 1D pero mayor precisión en 2D. En este caso
existen distintas maneras de realizar la conexión entre el dominio 1D y 2D (Verwey, 2001), Finaud-Guyot et al., 2011), Bladé
et al., 2012), Morales-Hernández et al., 2013). Existen modelos comerciales que permiten dicha aproximación mixta (Mike-Flood,
SOBEK) pero requieren un trabajo laborioso por parte del usuario para realizar la conexión entre dominios, por lo que en la práctica
se suele optar por una u otra aproximación íntegramente en todo el dominio. En la modelización en dos dimensiones, habitualmente
el proceso que requiere de una mayor carga de trabajo es precisamente la generación de una buena malla de cálculo adaptada al
caso de estudio.
Actualmente los modelos 2D están teniendo una gran aceptación. Los desarrollos en arquitectura de ordenadores de los
recientes años permiten que ahora se pueda abordar en dos dimensiones estudios de unas dimensiones y complejidad inviables hace
pocos años. Este desarrollo incesante provoca también que las herramientas disponibles estén en constante evolución. Continuamente
surgen nuevos programas, o mejoran los existentes, por los que en pocos años el panorama puede alterarse significativamente. En
cambio, para grandes extensiones los modelos 3D son por un lado aún muy costosos computacionalmente, y por otro tienen ciertas

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Bladé et al. | Modelización numérica de inundaciones fluviales 75

limitaciones que condicionan su aplicabilidad. En cuanto modelos 2D, los pioneros fueron Mike-21 (del DHI) y Sobek (de Delft-
Hydraulics, ahora Deltares). Ambos utilizaban esquemas en diferencias finitas de direcciones alternadas, muy parecidos entre si,
aunque desde hace unos años Mike-21 incorpora también un módulo en volúmenes finitos.
Como modelos en elementos finitos destacarían al principio los distintos módulos de cálculo del modelo americano
SMS (RMA2 y HIVEL2D) y el modelo Telemac (Hervouet, 2000) desarrollado en el Laboratoire National d’Hydraulique, un
departamento de Electricité de France. Éste último es ahora de código abierto, e incorpora asimismo módulos para simulaciones 3D.
Como se ha dicho, la técnica de los volúmenes finitos ha permitido que en las últimas décadas se desarrollaran esquemas
numéricos robustos, fiables, conservativos que representan unas herramientas de utilidad para problemas de dinámica fluvial y
evaluación de zonas inundables. Así como hace 10 años no existían programas mínimamente amigables que utilizaran esta técnica,
hoy hay un gran número de ellos disponibles, ya sean comerciales, o de uso público. Iber (Bladé et al., 2014) es un modelo numérico
bidimensional de simulación de flujo turbulento en lámina libre en régimen no-permanente y de procesos medioambientales en
hidráulica fluvial, que se distribuye gratuitamente a través de la página www.iberaula.es. El rango de aplicación de Iber abarca la
hidrodinámica fluvial, la simulación de rotura de presas, la evaluación de zonas inundables, el cálculo de transporte de sedimentos y
el flujo de marea en estuarios. Iber se desarrolló en colaboración por el Grupo de Ingeniería del Agua y del Medio Ambiente, GEAMA
(Universidad de A Coruña, UDC) y el Instituto FLUMEN (Universitat Politècnica de Catalunya, UPC, y Centro Internacional de
Métodos Numéricos en Ingeniería, CIMNE). El modelo Iber surgió como respuesta al interés mostrado por el Centro de Estudios
Hidrográficos del CEDEX en disponer de una herramienta flexible y adaptable que facilitara la aplicación de la legislación sectorial
vigente en materia de aguas.
Otro programa europeo que utiliza volúmenes finitos es Infoworks 2D, que fue inicialmente desarrollado por H.R.
Wallingford pero hoy es comercializado por la empresa Innovyze. La tendencia que había en Estados Unidos hacia los esquemas en
elementos finitos se ha visto alterada también a favor de los volúmenes finitos con la aparición de FLO-2D.

Modelos tridimensionales

La utilización de modelos tridimensionales para el cálculo de zonas inundables es mucho menos común que la de los
modelos 1D y 2D, debido a que la extensión espacial del modelo requeriría la utilización de mallas de cálculo de varios millones de
elementos, con un coste computacional muy elevado. Los modelos 3D aplicados a hidráulica fluvial se suelen restringir al estudio
del flujo local en meandros o en torno a estructuras hidráulicas como pilas de puentes, vertederos o compuertas.
Los modelos 3D utilizan distintos tipos de discretización espacial, la cual suele estar relacionada con el método utilizado
para el tratamiento de la lámina libre. Una posibilidad muy extendida es la utilización de capas sigma (Phillips, 1957) para generar
la discretización vertical. Este tipo de discretización consiste en una malla 2D horizontal a partir de la cual se generan un número
determinado de capas en la dirección vertical. Dichas capas tiene un espesor variable y se distribuyen entre el fondo y la lámina
libre. El espesor de todas las capas varía durante el cálculo de forma que el contorno de la capa superior coincide en cada momento
con la lámina libre. Este tipo de discretización es la utilizada por el modelo Delft3D, uno de los más extendidos en aplicaciones
medioambientales en hidráulica fluvial y costera, y tiene la ventaja de poder capturar de forma precisa la forma de la lámina de agua
con un número pequeño de capas (Cea et al., 2009; Stelling y Zijlema, 2003). Sin embargo, para poder definir de forma precisa la
variación del campo de velocidades en profundidad es necesario utilizar normalmente del orden de 25 capas.
Otra posible discretización utilizada en modelos 3D es utilizar de una malla tridimensional fija (ya sea estructurada o no
estructurada), y definir la posición de la lámina de agua a partir del valor de una variable definida en cada elemento de la malla. Un
método de este tipo es el Volume-of-Fluid (VOF), desarrollado originalmente por Hirt and Nichols (1981) para mallas estructuradas
Cartesianas y adaptado posteriormente por un gran número de investigadores a otro tipo de mallas. Este tipo de discretización tiene
la ventaja de poder capturar formas de la lámina de agua muy complejas, y el inconveniente de que es necesario utilizar mallas
relativamente finas para definir de forma precisa la posición de la lámina de agua, lo cual puede incrementar de forma importante el
número de elementos de la malla y el tiempo de cálculo. Este método es el utilizado en el modelo Flow3D, el cual ha sido utilizado
en un gran número de aplicaciones de ingeniería hidráulica, fluvial y medioambiental, incluido el cálculo de zonas inundables
(www.flow3d.com).

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Figura 2| Malla 2D estructurada en el cauce y no estructurada en llanuras (izquierda) y 3D (derecha).

Ecuaciones y esquemas numéricos

Para resolver numéricamente el flujo en lámina libre en ríos se deben resolver las ecuaciones de conservación de la masa
y de la cantidad de movimiento del agua. En función de la aproximación espacial, estas ecuaciones se particularizan de distintas
maneras. La simplificación a una dimensión resulta en las ecuaciones de Saint Venant unidimensionales, que suelen deducirse
de considerar conservación de la masa y conservación de la cantidad de movimiento entre dos secciones contiguas del río. En
dos dimensiones las ecuaciones de Saint Venant bidimensionales se obtienen generalmente de las ecuaciones de Navier-Stokes,
realizando primero un promedio temporal (ecuaciones de Reynolds) y luego promediando en la profundidad (Chaudhry, 2008). En
3D se suelen resolver directamente las ecuaciones de Reynolds.
En 1D es importante también la aproximación temporal que se realice. Si se opta por régimen permanente,lo más sencillo
es resolver la ecuación del régimen gradualmente variado con el método paso a paso o similar, como se detalla por ejemplo en el
Manual de Referencia Hidráulico de Hec-Ras, mientras que en régimen variable es necesario resolver las ecuaciones generales del
flujo variable en lámina libre o ecuaciones de Saint Venant. Lo segundo representa un reto numérico considerable comparado con lo
primero, y en muchas ocasiones requiere de simplificaciones o métodos numéricos que pueden implicar resultados menos precisos
en zonas con cambios de régimen, o bien para hidrogramas puntiagudos. Por ejemplo, el clásico esquema de Preissmann, utilizado
por el software Hec-Ras en su módulo de régimen variable, presenta inestabilidades en los cambios de régimen y para régimen
rápido. Por ello son necesarias técnicas de estabilización (HEC-RAS utiliza el método de la Local Partial Inertia) que consiguen que
el programa calcule, pero a cambio de sacrificar la precisión en las zonas problemáticas.
Para resolver las ecuaciones de Saint Venant (en 1D o 2D) y las de Reynolds (en 3D) se han usado tradicionalmente
distintas familias de métodos numéricos: diferencias finitas, volúmenes finitos o elementos finitos (Chaudhry, 2008). La técnica
de diferencias finitas, más simple pero que requiere de una discretización espacial más rígida, fue la primera en emplearse. Más
tarde, para conseguir esta mayor flexibilidad, se desarrollaron métodos de elementos finitos, que se siguen utilizando con buenos
resultados en 2D y 3D, aunque la tendencia actual se decanta hacia los métodos en volúmenes finitos (Toro, 2001). El uso con éxito
del método de los volúmenes finitos para la resolución de las ecuaciones del flujo en lámina libre en régimen rápidamente variado y
en geometrías irregulares se produjo a finales de la década de los 90 (Vázquez-Cendón, 1999). Las principales ventajas del método
son que utiliza una discretización muy intuitiva, que es un método conservativo y por lo tanto muy adecuado a las ecuaciones que
se están resolviendo (conservación de la masa y de la cantidad de movimiento). Además existen varios esquemas numéricos de tipo
volúmenes finitos capaces de capturar discontinuidades como resaltos hidráulicos y frentes de onda sin ningún tratamiento especial
de las ecuaciones en la zona donde se producen (esquemas tipo shock capturing).

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Bladé et al. | Modelización numérica de inundaciones fluviales 77

La modelización como herramienta para la evaluación y gestión del riesgo

La directiva europea de inundación estableció por primera vez en Europa un marco de referencia sobre lo que se entiende
por peligrosidad (hazard), vulnerabilidad (vulnerability), y riesgo (risk), estableciendo que el riesgo debe incluir de alguna manera
la evaluación de las consecuencias. En la descripción de cómo deben de presentarse los trabajos de elaboración de mapas de
peligrosidad y riesgo la directiva no es concreta, por lo que a partir de la misma surgieron en los distintos estados y regiones de la
UE un sinfín de metodologías. Por ejemplo, el Real Decreto 903/2010 impone la delimitación del Dominio Público Hidráulico, la
Zona de Flujo preferente y una zonificación de la inundabilidad (MARM, 2011). Para dar satisfacción a la Directiva Europea en
cuanto a mapas de riesgo, el Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables plantea que en los mapas se mostrará el número
de habitantes, el tipo de actividad económica y las instalaciones de prevención y control afectadas por las avenidas de distinto
periodo de retorno (10, 100 y 500 años)(MAGRAMA-Inclam, 2014). Esta es una posible forma de cumplir con la Directiva, sin
embargo en distintos proyectos de investigación de la UE (Floodsite, 2009) se proponen otro tipo de metodologías para cuantificar
el riesgo de inundación para una avenida de probabilidad determinada, considerando tanto los posibles bienes como personas
afectadas, su vulnerabilidad, su exposición y alguna propuesta de curvas de daño en función de la peligrosidad. En general se
suele emplear como base para la evaluación de los daños materiales la metodología de la Federal Emergency Management Agency
(FEMA, 2001) aunque con curvas de daños específicos para otras zonas (PATRICOVA, 2002). Para daños a personas la referencia
es la propuesta del Department for Environment, Food and Rural Affairs del Reino Unido (DEFRA, 2008; Tapsell, S.M., Priest,
S.J., Wilson, T., 2009; Lumbroso y Mauro, 2008).
De forma muy simplificada, los pasos necesarios para la evaluación del riesgo de inundación considerando daños materiales
y sobre personas son:
• Generación de mapas de peligrosidad para distintos períodos de retorno. Estos mapas de peligrosidad pueden mostrar resultados
de calado, velocidad, caudal específico o algún índice deducido a partir de los valores de una o varias de estas variables.
• Inventario y valoración de los bienes, infraestructuras y equipos existentes que se pueden ver afectados. El inventario se
puede realizar a partir de los usos del suelo. En la valoración se considerará el grado de afección, que puede incluir la
exposición y la vulnerabilidad. Por ejemplo, en edificios de 4 plantas puede estar expuesta solamente la planta baja, en
cuyo caso la exposición sería del 25%.
• Obtención de curvas de daños que permitan conocer el porcentaje de pérdidas respecto a los bienes afectados que supone
una peligrosidad determinada.
• Evaluación, para cada periodo de retorno, de los mapas de daños, cruzando los mapas de peligrosidad con las curvas de daños.
Con esta metodología se obtendrá un daño esperado para cada periodo de retorno expresado en un valor por unidad de
superficie, o bien un valor total en la zona. Se puede realizar un proceso similar para evaluar los daños sobre personas, con resultados
expresados en número de afectados o víctimas (totales o por unidad de área), o incluso transformarlos a una valoración económica.
Tanto para daños materiales como para personas, teniendo en cuenta que el periodo de retorno expresado en años es el
inverso de la probabilidad anual de que se exceda un determinado nivel de inundación, se pueden combinar los distintos períodos
de retorno y obtener un resultado global de Daño Anual Esperable (Expected Annual Damage) calculando el área que queda por
debajo del gráfico de daños en función de la probabilidad (Figura 3).

Figura 3 | Obtención del Daño Anual Esperable.

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La evaluación del DAE será más precisa cuantos más periodos de retorno se hayan considerado. Si la evaluación de los
daños se ha realizado en valor por unidad de área, se dispone de esta manera de un mapa de riesgo que indica, en cada zona, las
pérdidas por metro cuadrado y por año que se pueden esperar, en promedio, debido a las inundaciones. Integrando en superficie,
es decir, trabajando en daños totales, el valor del DAE representa el promedio en un año del valor total de pérdidas en la zona de
estudio.

Los retos actuales

Con las herramientas existentes actualmente la modelización numérica aplicada a inundaciones fluviales en 1D o 2D está al
alcance de cualquier empresa de ingeniería, administración, centro docente o de investigación, pero no supone en absoluto un tema
resuelto o cerrado. Precisamente esta popularización provoca que los distintos grupos de usuarios estén llevando las herramientas
a sus límites de aplicabilidad y poniendo de manifiesto sus limitaciones. A continuación se enumeran algunos temas de interés
presente y futuro para mejorar en precisión, aplicabilidad o amigabilidad de estas herramientas.

Transporte de sedimentos

La fuerza ejercida por el agua sobre el terreno durante una avenida es muy superior a la ejercida en condiciones normales.
En ríos aluviales ello genera un movimiento generalizado del sedimento del lecho tanto por transporte de fondo como por transporte
en suspensión, pudiendo incluso ponerse en movimiento partículas de varios decímetros de diámetro. Ello provoca pérdidas de
energía adicionales para las cuales no existe una formulación generalmente aceptada. Asimismo, la alta capacidad erosiva del agua
durante una avenida puede generar cambios significativos en la forma de la sección que repercuten en su capacidad de desagüe. En
dichas condiciones las ecuaciones existentes para el cálculo de la capacidad de arrastre de sedimentos producen resultados poco
contrastados y con un gran nivel de incertidumbre. Si además la cantidad de partículas finas es importante, la concentración de
sólidos en suspensión puede llegar a varios gramos por litro y el agua dejar de comportarse como un fluido newtoniano. Por todo ello
es necesario seguir mejorando las formulaciones existentes para el cálculo acoplado de la hidrodinámica y erosión durante avenidas,
ya que todavía no existe un consenso generalizado sobre las ecuaciones que se deben utilizar para su adecuada modelización
(Soares-Frazão et al., 2012).
Muchos de los modelos vistos incorporan una ecuación de continuidad del sedimento más las correspondientes ecuaciones
de capacidad de transporte, y también una ecuación de convección-difusión para el sedimento en suspensión con sus términos
de deposición/erosión, pero en la mayoría esto se hace para un sedimento caracterizado por un único diámetro. En la naturaleza
el sedimento nunca es uniforme, y la granulometría del mismo provoca fenómenos complejos de ocultamiento y acorazamiento.
Existen en la literatura expresiones para considerar estos efectos a nivel analítico (Parker, 2008), y su incorporación a un modelo
hidrodinámico es también factible y existen pautas sobre cómo hacerlo. El reto en este campo está en la optimización y en su
aplicabilidad. Respecto del primero, el uso de una granulometría extendida implica su discretización en clases, por lo que habrá que
calcular por separado el movimiento de cada clase, la interacción entre ellas, y a su vez almacenar en memoria los resultados. Para
una zona de dimensiones considerables puede llegar a colapsar el procesador y memoria de un ordenador actual estándar. En cuanto
a la aplicabilidad el reto es aún mayor: la validación de los resultados debe hacerse con ensayos en laboratorio o redes de campo
que contemplen granulometría extendida, variaciones temporales de geometría del río, y mediciones de caudales líquidos y sólidos.

Flujo a través de puentes y estructuras

Hasta ahora se ha planteado la modelización numérica como la resolución de las ecuaciones del flujo de agua en lámina libre
en una geometría fija, pero esto representa una gran simplificación. En primer lugar, en las zonas inundables suele haber estructuras
y construcciones que no puedan representarse correctamente con estas ecuaciones. Para ellas la mayoría de herramientas incluyen
herramientas para poder incorporarlas. Por ejemplo, las obras de drenaje transversales se pueden incluir como una alcantarilla
calculando el caudal entre dos puntos a partir de la diferencia de cotas entre sus extremos con una fórmula como la de Manning,

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Bladé et al. | Modelización numérica de inundaciones fluviales 79

pero probablemente las estructuras más significativas que pueden encontrarse son los puentes. Es habitual en los estudios de zonas
inundables que existan uno o varios puentes en el tramo de río a estudiar que pueden generar pérdidas de carga locales y variaciones
en la lámina de agua muy importantes. Con caudales de avenida la lámina de agua puede llegar a tocar el tablero del puente e incluso
pasar por encima, anegando completamente el puente. El flujo a través del puente en estas condiciones es muy complejo por varias
razones: el flujo es completamente tridimensional, las presiones dinámicas son muy importantes, los niveles de turbulencia son muy
elevados, existen cambios bruscos entre flujo en presión y en lámina libre. Concretamente las condiciones de flujo tridimensional
y de flujo en presión invalidan la aplicación de las ecuaciones de flujo en lámina libre 1D o 2D resueltas por la mayor parte de
modelos de inundación actualmente. Para solventar el problema se suele recurrir a la aplicación de ecuaciones clásicas de descarga
en la sección del puente que relacionan el caudal a través del puente con la pérdida de carga generada en función de un coeficiente
de descarga que depende de la geometría del puente. Esta aproximación puede ser adecuada en puentes con geometrías sencillas
(tablero recto y horizontal), pero es difícil de aplicar en puentes con secciones complejas (como puentes romanos o medievales),
que precisamente son los que más problemas generan al paso de la avenida. Asimismo, la definición del coeficiente de descarga no
es trivial, y si bien existen valores medios recomendados en la literatura científica, su correcta identificación requiere calibración
con datos de campo en condiciones de avenida, lo cual no suele ser posible en la mayoría de los casos. Una posible alternativa es el
cálculo integrado con modelos 2D y 3D, utilizando el modelo 2D para el cálculo de la extensión de la inundación en la mayor parte
del dominio, y el modelo 3D para el cálculo del flujo a través del puente. Este tipo de enfoque ha sido explorado recientemente por
usuarios del modelo Flow3D, aunque es una metodología que aún por desarrollar y validar.

Modelización integrada hidráulico-hidrológica

Existe la posibilidad de integrar en la modelización hidráulica otro tipo de procesos de carácter hidrológico. Lo más elemental
es incorporar en el método la entrada de agua a partir de datos de precipitación. Esto es algo que la mayoría de modelos ya admiten y
que abre las puertas a realizar una modelización conjunta de la hidrología y de la hidráulica de una cuenca. Actualmente el proceso
habitual en un estudio de inundación es realizar un cálculo hidrológico de toda la cuenca vertiente para obtener los caudales o
hidrogramas de avenida, y con ellos un estudio hidráulico para determinar calados y velocidades en el tramo de estudio. Con la
modelización hidráulica-hidrológica integrada se puede discretizar una cuenca con una malla irregular que utilice elementos de gran
tamaño en la mayor parte de la cuenca, y elementos más finos en la zona del cauce y llanuras (Figura 4). Alimentando el modelo con
lluvias de proyecto se pueden obtener los mapas de peligrosidad con una única herramienta que trabaje en las zonas de aportación
como un modelo hidrológico distribuido, y en el cauce como un modelo hidráulico bidimensional que resuelve las ecuaciones
completas de la onda dinámica. Actualmente en México se están realizando los mapas de peligro para el atlas nacional de riegos por
inundaciones, y se está abordando con esta filosofía de modelización integrada (Fuentes et al., 2013). Este tipo de modelización se
debe complementar añadiendo otros procesos hidrológicos como las pérdidas por infiltración y por evapotranspiración, o incluso la
recarga de acuíferos y su posterior aporte al cauce para simulaciones hidrológicas continuas a largo plazo.

Figura 4 | Malla de cálculo (izquierda) y mapa de inundabilidad (derecha) para la cuenca de cabecera del río Fluvià realizado mediante modeliza-
ción integrada hidráulico-hidrológica.

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Las ventajas de la simulación integrada hidráulica-hidrológica no residen solamente en la simplicidad al utilizar un único
modelo, sino que permite una mejor aproximación en algunos aspectos clave como pueden ser las condiciones de contorno. Con una
aproximación clásica, en la que el estudio hidrológico se realiza a partir de una división en subcuencas, se obtiene un hidrograma
de caudal a la salida de cada una de las subcuencas, hidrograma puntual que debe introducirse como condición de contorno en un
tramo de río, por lo que en el río los caudales acaban teniendo una distribución escalonada por tramos. Además, si en este proceso
se introduce el hidrograma justo en el punto de cálculo, el caudal en el tramo de río inmediatamente superior estará subestimado, ya
que el caudal real probablemente aumentará de forma continuada por el aporte de las cuencas laterales de tamaño inferior. Por otro
lado, si el hidrograma calculado a la salida de una cuenca se introduce en todo el cauce que la cruza, se estarán sobreestimando los
caudales. Estas incertidumbres no se producen mediante la modelización integrada.

Optimización y paralelización

Gracias a los avances en técnicas de adquisición de datos que ha habido en los últimos años y a la generalización del uso de
herramientas GIS, cada vez se están abordando estudios de inundabilidad y evaluación del riesgo en zonas de mayor extensión, lo
que está poniendo a prueba las capacidades de cálculo de los programas existentes. Actualmente uno de los factores limitantes es su
coste computacional. Por otro lado, en los últimos años también ha habido una gran evolución en la arquitectura de los ordenadores
que abre nuevas perspectivasde paralelización de los códigos de cálculo utilizandolas tarjetas gráficas de los ordenadores, algunas
con varios miles de procesadores, para el cálculo (GPUcomputing), o utilizando la estrategia HPC (High Performance Computing)
de Intel con su línea de productos con arquitectura MIC (Many Integrated Cores). Los cambios en el hardware han ido acompañados
también por una evolución de los lenguajes de programación que facilitan la migración de programas existentes. Concretamente,
para los lenguajes más comunes de programación como Fortran y C existen unas directivas de aceleración que permiten implementar
distintas opciones de paralelización del código sin grandes cambios en la estructura del programa. Este es un campo que está siendo
explorado actualmente y en el que existen distintas alternativas que pueden acelerar el cálculo varios órdenes de magnitud.
Una disminución drástica de los tiempos de cálculo no sólo permitirá realizar estudios de inundabilidad en tiempos menores,
pero abre nuevas posibilidades como puede ser el uso de modelos numéricos que resuelven las ecuaciones completas para sistemas
de alerta temprana, el análisis de sensibilidad a los parámetros mediante la realización de múltiples simulaciones y por lo tanto la
reducción de la incertidumbre, o la simulación a partir de previsiones climáticas para estudios probabilísticos del efecto del cambio
climático, etc.

CONCLUSIONES

En el presente conviven distintas metodologías para la modelización numérica de inundaciones fluviales. Frente a la ya
consolidada aproximación unidimensional, se ha generalizado el uso de herramientas bidimensionales, y empiezan a utilizarse
herramientas para abordar simulaciones en tres dimensiones. Las distintas aproximaciones son complementarias y presentan
ventajas o inconvenientes en función de la disponibilidad de datos, las particularidades del caso, los resultados esperados o la
experiencia del modelador.
La modelización numérica del flujo en ríos es una herramienta fundamental para la evaluación del riesgo de inundación tal
como lo requiere la normativa vigente, la cual entiende como riesgo la combinación de la peligrosidad pero necesariamente también
de sus consecuencias. La combinación de los resultados de los modelos hidrodinámicos con datos georreferenciados de usos del
suelo, valores del mismo y de los bienes u actividades, junto con la consideración de la exposición y la vulnerabilidad conducen a
la obtención de mapas de riesgo.
En el proceso de evaluación de la peligrosidad existen algunos aspectos pendientes o mejorables en cuanto a representación
del flujo en sí mismo, o a la mejora de las herramientas existentes, como puede ser la inclusión en las simulaciones de los fenómenos
de transporte sólido, una mejor representación de las estructuras y sus efectos, la integración de la modelización hidrológica en
la modelización hidráulica, y la optimización de los códigos actuales, principalmente mediante técnicas de paralelización, para la
reducción de los tiempos de cálculo sin penalizar la precisión de los resultados.

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Bladé et al. | Modelización numérica de inundaciones fluviales 81

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen al Laboratorio de Hidráulica del CEDEX por el soporte en el desarrollo de herramientas de
modelización del flujo en ríos.

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Prats et al. | Aportaciones de la limnología a la gestión de embalses 83

Aportaciones de la limnología a la gestión de embalses


Contributions from limnology to reservoir management

Prats, J.a, Morales-Baquero, R.b, Dolz, J.c y Armengol, J.d


a
Irstea, UR HYAX, Equipe HYNES, 3275 Route de Cézanne, 13182, Aix-en-Provence, Francia. E-mail: jordi.prats@irstea.fr
b
Depto. de Ecología, Facultad de Ciencias, Universidad de Granada, Campus Fuentenueva, 18071, Granada, España. E-mail: rmorales@ugr.es
c
Instituto Flumen, E.T.S. d’Enginyers de Camins, Jordi Girona 1-3, D1, 08034, Barcelona, España. E-mail: j.dolz@upc.edu
d
Depto. de Ecología, Facultad de Ecología, Universidad de Barcelona, Diagonal 645, 08028, Barcelona, España. E-mail: jarmengol@ub.edu.

Recibido: 26/06/2014 Aceptado: 27/07/2014 Publicado: 01/08/2014

Resumen

El presente trabajo describe algunas aportaciones de la limnología a la gestión de embalses a partir de la revisión de la bibliografía
y de la experiencia de los autores. Después de explicar los principales retos a los que se enfrentan los gestores de embalses, se
dan ejemplos de medidas a aplicar, destacando la importancia de tener en cuenta las diferentes escalas de gestión tanto temporales
(escala plurianual, anual, diaria) como espaciales (cuenca, tramo fluvial, embalse o cadena de embalses). También se revisan los
métodos disponibles para el estudio del estado ecológico de los embalses.

Palabras clave | Calidad del agua; gestión de embalses; limnología.

ABSTRACT

This article describes some of the contributions of limnology to reservoir management according to a literature review and the authors’
experience. After explaining the main challenges that reservoir managers have to face, some examples of management measures
are given and the need to take into account the different management scales are underlined, whether temporal (multiannual, annual,
daily) or spatial (catchment, river reach, reservoir or reservoir chain). The available methods for the study of reservoir ecological
status are also reviewed.

Key words | limnology; reservoir management; water quality.

INTRODUCCIÓN

Tradicionalmente, la gestión de los embalses se ha centrado en la satisfacción de los usos consuntivos y no consuntivos,
y no se ha prestado la atención necesaria a los procesos que influyen en su estado ecológico y químico y a la influencia sobre la
calidad aguas abajo. Si bien los embalses son sistemas creados por el ser humano, para gestionarlos de forma adecuada hay que ir
más allá del concepto de un volumen de agua retenido por una presa. Son sistemas naturalizados, colonizados por microorganismos,
animales y plantas. Sus aguas están expuestas a procesos físicos, químicos y biológicos que afectan a su calidad y que son muy
semejantes a los que ocurren en los lagos naturales, si bien no son exactamente iguales. Es por eso que la limnología, que se puede
definir como la parte de la ecología que se ocupa del estudio de las masas de agua continentales, aporta unos conocimientos de gran
interés para la gestión de los embalses.

doi:10.4995/ia.2014.3145 EISSN: 1886-4996 ISSN: 1134-2196


84 Prats et al. | Aportaciones de la limnología a la gestión de embalses Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

En España, la limnología tuvo un desarrollo muy importante después de la construcción de centenares de masas de agua
artificial durante la segunda mitad del siglo XX, dando lugar a lo que se puede considerar como un macroexperimento que ha
servido para desarrollar de forma notable la teoría ecológica (Margalef, 1983). Igualmente, ha dado lugar a una serie de principios
y recomendaciones para la gestión de los embalses a fin de optimizar la calidad del agua y del ecosistema.
Jørgensen (2006), por ejemplo, propone 19 principios ecológicos y 12 recomendaciones para una buena gestión de los lagos.
Entre estos principios, aparte de la clara necesidad de conocer a fondo los embalses y los ecosistemas de la cuenca vertiente, nos
parece necesario destacar el que establece que en un ecosistema todo está relacionado con todo, y que el sistema es más que la suma
de sus partes. En un lenguaje más ingenieril, un ecosistema es un sistema cibernético, con un comportamiento no lineal, donde sus
componentes intercambian materia, energía e información mediante múltiples procesos de realimentación (Margalef, 1968). Según
Jørgensen (2006), esta observación tendría que estar presente en todas las decisiones de gestión ecológica.
En este artículo se resumen algunos de los conocimientos adquiridos sobre la aplicación de la limnología a la gestión de
embalses en los últimos cuarenta años. En primer lugar, se presentan las principales problemáticas relacionadas con la gestión de los
embalses españoles. En segundo lugar, se describen las escalas temporales y espaciales relevantes para la gestión de los embalses
y se dan ejemplos del tipo de actuaciones que se pueden adoptar para afrontar las problemáticas presentadas. Posteriormente, se
comentan algunas de las herramientas disponibles para el estudio limnológico de embalses y para obtener la información necesaria
para tomar las mejores decisiones de gestión con conocimiento de causa adecuado.

Principales problemáticas

En esta sección se presentan los principales retos ambientales en la gestión de los embalses de la Península Ibérica. Según
Palau (2006), son: 1) la alteración de los regímenes de caudales, 2) la eutrofización, 3) la interrupción del transporte de sedimentos
y 4) la introducción de especies exóticas. Además, existe un interés creciente en 5) la alteración de los regímenes térmicos, sobre
todo en relación con los efectos del cambio climático (Webb et al., 2008). Finalmente, 6) la planificación de la explotación de los
recursos hídricos supone un reto a causa de la incertidumbre sobre los efectos del cambio climático global, la evolución futura de
los consumos y los usos del suelo.

Modificación de caudales

En general, los embalses causan una reducción de la magnitud de las avenidas abajo de la presa (Batalla et al., 2004; Belmar
et al., 2010), cosa que puede originar un establecimiento más lento de la vegetación de ribera (Scott et al., 1996), una reducción
del hábitat de la llanura de inundación disponible para los peces (Bayley, 1995) o la creación de un hábitat de aguas lentas más
favorable para el crecimiento de macrófitos (Palau et al., 2004). Además, este descenso de caudales provoca un aumento de la
deposición de materiales finos, que pueden colmatar las zonas de freza de algunas especies de salmónidos (Soulsby et al., 2001) y
afectar a los macroinvertebrados acuáticos propias de los lechos de gravas (Torralva et al., 1996).
En función del objetivo principal del embalse, podrán existir otros importantes efectos. Así, los embalses destinados al riego
pueden provocar una disminución del caudal medio anual (Batalla et al., 2004) a causa del consumo del agua por la agricultura y en
parte a la evaporación de los embalses (Ibañez et al., 1996). Además, a menudo dan lugar a un patrón temporal de caudales inverso
al natural, con altos caudales en verano y bajos caudales en invierno (Batalla et al., 2004; Belmar et al., 2010), modificando las
cadenas tróficas y la productividad del ecosistema fluvial (Wootton et al., 1996). Cuanto mayor sea la intensidad de la alteración
mayor será el efecto sobre el número de especies (Carlisle et al., 2012), sobre la calidad del hábitat y del bosque de ribera (Belmar
et al., 2013). Los embalses hidroeléctricos, a menudo causan importantes variaciones del caudal turbinado a escala diaria, e incluso
semanal, en respuesta a los picos de demanda de consumo eléctrico (Prats et al., 2009), reduciendo el hábitat efectivo disponible y la
productividad acuática (Poff et al., 1997). Esta alta variabilidad de los caudales hace aumentar el arrastre de los macroinvertebrados
por la corriente (Bruno et al., 2010).

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Por otro lado, la localización de un embalse puede influir en la modificación efectiva del régimen hidrológico. En la cuenca
del Ebro los embalses situados en tributarios hacia el sur, en la zona mediterránea, modifican de forma más importante el régimen
hidrológico que los situados en la zona atlántica, húmeda (Batalla et al., 2004). En ríos de zonas áridas y altamente reguladas como
la cuenca del Segura, se pueden encontrar dos tipos de tendencias: en ríos permanentes se produce un aumento de la torrencialidad
de los caudales; mientras que en los cursos de agua temporales, los períodos de circulación de agua se hacen aún más raros (Belmar
et al., 2013).

Eutrofización

La eutrofia en los ecosistemas acuáticos es causada por un exceso de nutrientes y se refleja en una sobreproducción de
fitoplancton. Durante los períodos de estratificación térmica, el exceso de biomasa producida en la zona fótica y aerobia sedimenta
hacia el fondo donde es mineralizada por organismos utilizando el oxígeno del agua del hipolimnion anóxico. En casos de gran
producción primaria en la superficie, se puede llegar a consumir todo el oxígeno disponible en las zonas profundas del lago o
embalse produciendo episodios de anoxia. Las condiciones anóxicas intervienen en la dinámica del fósforo, del nitrógeno, y de
metales pesados en la interfase agua-sedimentos, con potenciales consecuencias adversas y, además, pueden resultar corrosivas
para el hierro y el cemento, y por lo tanto, para las estructuras hidráulicas. Otros problemas son la generación de malos olores y de
sabores desagradables.
La eutrofización en embalses tiene principalmente dos causas: el aporte de nutrientes desde la cuenca vertiente y/o la
materia orgánica presente en el vaso del embalse durante su primer llenado. En algunos casos, con tiempos de renovación largos y
una importante entrada de nutrientes, como en el caso del embalse hipereutrófico de Foix, es posible que se presente una oxiclina
durante todo el año además de la anoxia típica del periodo de estratificación (Marcé et al., 2000).

Interrupción del transporte de sedimentos

El transporte de sedimentos es una de las características ambientales que más interesan a los ingenieros hidráulicos porque
al cabo de los años pueden llegar a reducir de forma importante la capacidad de los embalses y también porque la retención de
sedimentos en los embalses puede generar problemas de estabilidad de las estructuras hidráulicas situadas aguas abajo. Desde el
punto de vista del ecólogo, la retención de sedimentos supone además una modificación del transporte de nutrientes y de materia
orgánica.
Los embalses retienen una gran parte de los sedimentos transportados por el río (Roura, 2004; Vericat y Batalla, 2006; Ruiz-
Bellet et al., 2011). El depósito de sedimentos está relacionado con el tiempo de residencia del agua en el embalse, velocidad del
agua, avenidas y utilización de la toma de fondo para la extracción de agua. Así, el embalse de Mequinenza retiene más del 90% de
los sólidos en suspensión que recibe del río Ebro (Roura, 2004). Sin embargo, en el embalse de Ribarroja, situado aguas abajo y con
tiempos de residencia mucho menores, la retención es del orden del 40%, y la mayor parte del transporte sólido tiene lugar durante
avenidas (Flumen 2009). También en Ribarroja, el efecto de la velocidad del agua se manifiesta en una mayor sedimentación en
la zona de cola, por la reducción de la velocidad del agua a la entrada del embalse, y en la zona de la presa donde la velocidad del
flujo es menor (Flumen, 2009).
Las presas suponen, pues, una barrera para el transporte de sedimentos de fondo (Vericat y Batalla, 2006; Flumen, 2009)
que sólo se reactiva en caso de avenidas o si se utiliza la toma de fondo de los embalses. La calidad de los sólidos en suspensión
también se modifica por la presencia del embalse: disminuye la proporción de material grueso, que sedimenta, y aumenta la fracción
orgánica, debida a la producción fitoplanctónica dentro del embalse (Roura, 2004).
La reducción de la granulometría del sedimento en suspensión y la modificación del régimen hídrico conlleva que se
transporten sobre todo sedimentos finos, dando lugar a un acorazamiento del lecho del río y una modificación del hábitat fluvial. La
reducción del transporte sólido da lugar a la regresión de los deltas, efecto todavía más importante en un contexto de elevación del
nivel del mar. Se pueden producir además fenómenos de incisión del cauce y problemas de erosión localizada (pilas de puentes, etc.)
aguas abajo de los embalses. En el tramo inferior del Ebro, la retención de sedimentos por los embalses da lugar a una estabilización

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del cauce durante la mayor parte del tiempo, gracias a la presencia de gravas y una elevada tasa de asentamiento de la vegetación
(Sanz Montero et al., 2001), y a episodios de incisión con un transporte sólido importante en ocasión de avenidas de suficiente
magnitud (Vericat y Batalla, 2006).

Introducción de especies exóticas y especies invasoras

La construcción de más de 1200 embalses en la Península Ibérica desde la mitad del siglo XX ha proporcionado un hábitat
nuevo, sin una estructura ecológica consolidada, que ha facilitado la colonización de los mismos por nuevas especies. Además,
el hombre ha introducido, voluntaria o involuntariamente, especies que tienen consecuencias drásticas sobre la ecología de estos
ecosistemas (Ordóñez et al., 2010). En el caso de los peces, actualmente existen unas 30 especies exóticas en España, superando
al número de especies nativas (Palau, 2006). La preferencia de los pescadores de agua dulce por especies depredadoras y/o de gran
tamaño, ha llevado a la introducción de poblaciones con estas características (siluro, perca, lucioperca). En el embalse de Sau el
siluro se introdujo hacia 1999, juntamente con sus presas, el rutilo y alburno. Estas dos especies se alimentan del zooplancton y han
causado una disminución de la biomasa de zooplancton, que a su vez ha permitido un mayor desarrollo del fitoplancton al disminuir
sus consumidores. En consecuencia, la calidad del agua superficial de Sau ha empeorado. Otras consecuencias de las introducciones
van desde la extinción de especies nativas, a la hibridación y la aparición de enfermedades. Es aconsejable, por lo tanto, controlar
estas introducciones y controlar las poblaciones de las especies introducidas de interés para la pesca deportiva en los embalses
donde estén presentes (ACA, 2003).
Involuntariamente, también el hombre puede introducir especies de animales inferiores, como los invertebrados, que causan
daños considerables. Es el caso del mejillón cebra (Dreissena polymorpha), que se observó por primera vez en el tramo inferior
del Ebro, probablemente asociada a la introducción de especies de peces alóctonas como el siluro o a través de embarcaciones
infectadas desde Francia (Rajagopal et al., 2009). Esta especie se ha extendido por gran parte de la cuenca del Ebro y ha llegado
a saltar incluso los límites de la cuenca, como muestran las observaciones en el embalse de Sitjart en Valencia o Bermejales en
Granada.
La erradicación de estas especies invasoras es mucho más compleja. El mejillón cebra se introdujo en los Estados Unidos en
1988 y desde entonces ha ocasionado pérdidas millonarias (Pérez Pérez y Chica Moreu, 2005) sin que haya sido posible eliminarlo.
Por lo tanto, cuando se trata de la introducción de especies, la prevención es la mejor arma, con una regulación y vigilancia
adecuadas de la pesca fluvial y de la navegación en embalses.

Modificación del régimen térmico fluvial

El impacto térmico de los embalses depende de numerosos factores como son su tamaño, su comportamiento térmico o la
profundidad de la toma de captación. Los embalses con toma superficial hacen aumentar la temperatura aguas abajo (Wotton, 1995).
En el caso de los embalses con captación de agua profunda, el impacto térmico depende del período del año y está directamente
ligado a los procesos de estratificación y mezcla. En verano, estos embalses liberan agua fría del hipolimnion, mientras que en
invierno la temperatura del agua liberada es menos fría de lo que debería ser a causa de la lenta pérdida de calor del agua embalsada.
En el caso del río Ebro, el sistema de embalses de Mequinenza, Ribarroja y Flix hace aumentar la temperatura del río en invierno
hasta en 3ºC, mientras que la hace disminuir en verano en la misma magnitud. Este impacto es del mismo orden de magnitud que
el impacto térmico de la central nuclear de Ascó, situada 5 km aguas abajo y que calienta el agua del río en unos 3ºC (Prats et al.,
2010).
Además, los embalses también pueden alterar el ciclo térmico diario y dar lugar a la aparición de patrones espaciales, con
zonas alternas de alta y baja variabilidad diaria (Prats et al., 2012). En los puntos de gran amplitud de la temperatura diaria, se
puede llegar a altas temperaturas en algún momento del día que pueden no ser adecuadas para los peces. La distancia necesaria para
la recuperación del ciclo térmico diario depende de la velocidad del río, caudal, anchura y procesos de intercambio de calor con
la atmósfera (Prats et al., 2012). En algunos casos, además, las variaciones bruscas de caudal pueden conllevar cambios térmicos
bruscos que pueden afectar a las poblaciones de macroinvertebrados (Zolezzi et al., 2010).

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Efectos del cambio climático

Según las predicciones de los modelos climáticos, durante el presente siglo se prevé una disminución general de los caudales
en el sur de Europa y un aumento de los períodos de sequía (Arnell, 1999; Lehner et al., 2006). Para España, el CEDEX (2010)
prevé reducciones de los recursos hídricos del –8% para el período 2011-2040, del –16% para 2041-2070 y del –28% para 2071-
2100. La reducción de caudal, ya sea a causa de cambios climáticos, de un aumento de los consumos o de un cambio de los usos del
suelo, tiene como consecuencia una disminución de la calidad del agua de los ríos y, por tanto, de los embalses, pero también puede
suponer un riesgo para la provisión de agua potable.
Por lo que respecta al comportamiento térmico e hidrodinámico de embalses, se espera un aumento de la temperatura
superficial, un calentamiento primaveral más temprano, una mayor duración de la estratificación y una mayor estabilidad de la
termoclina en verano (IPCC, 2014). Estos cambios afectan al acoplamiento de las cadenas tróficas, de manera que la transferencia
de elementos desde las formas mineralizadas hasta los niveles más altos de la cadena animal se verán alteradas (Morales-Baquero
et al. 2006a). Además, en el norte de Europa se prevé un aumento de los aportes de nitrógeno y fósforo a causa del aumento de la
escorrentía y cambios en los patrones de cultivo, pero se espera que disminuya en climas más cálidos (Jeppesen et al., 2009, 2011).
Sin embargo estas previsiones presentan numerosas incertidumbres (Arnell, 1999; Milano et al., 2013; Lespinas et al.,
2014): desconocimiento de la evolución futura de las emisiones de gases de efecto invernadero, de los usos del suelo, consumos,
etc.; e incertidumbres ligadas a los modelos climáticos, hidrológicos y de calidad de agua utilizados. Por ejemplo, Lehner et al.
(2006) encontraron que la influencia del consumo futuro sobre la garantía de suministro puede ser del mismo orden de magnitud
que el impacto del cambio climático. Ma et al. (2010) también muestran que el impacto de la actividad humana (cambios en los
usos del suelo y en la vegetación) responde del 18% de la disminución del caudal ingresado en el embalse de Miyun, que provee
de agua potable a la ciudad de Pequín. Lespinas et al. (2014) observaron que los escenarios hidrológicos obtenidos con el modelo
GR2M eran sensibles a la fórmula de evapotranspiración potencial utilizada, si bien esta variable es despreciable en la calibración
del modelo GR2M en sí.
La constatación de que el efecto humano sobre la hidrología fluvial es del mismo orden de magnitud que el impacto estimado
del cambio climático por un lado es tranquilizante. Quiere decir que existe la posibilidad real de tomar medidas de adaptación para
contrarrestar la disminución de caudales. Por el otro, deja a los gestores la obligación de tomar las medidas adecuadas.

Tabla 1 | Escalas de gestión de embalses, con los principales aspectos afectados y procesos que inciden sobre su gestión
Escalas espaciales de gestión Escalas temporales de gestión
Descripción Escala Aspectos afectados Descripción Escala Procesos que inciden
Cuenca 102-103 km Caudales Largo plazo 10-102 años Variabilidad climática
Transporte de sedimentos Usos del suelo
Aporte de nutrientes Consumos y demandas
Maduración del embalse

Tramo fluvial 10-102 km Régimen de caudales Medio plazo 10-1-10 años Comportamiento estacional
Calidad del agua / ecosistema
Temperatura del agua
Geomorfología fluvial

Embalse/Cadena 1-102 km Comportamiento hidrodinámico Corto plazo 10-3-10-2 años Paso de frentes
de embalses Calidad del agua / ecosistema Ciclos meteorológicos diarios
Transporte de sedimentos

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gestión de embalses y ECOLOGÍA

La gestión de los embalses debe realizarse teniendo en cuenta diferentes escalas temporales y espaciales, tal y como se
describe a continuación. La Tabla 1 presenta un resumen de las escalas, y los principales aspectos afectados y procesos a considerar.

Escalas temporales de gestión

Medio plazo: escala anual

La gestión de los embalses a medio plazo depende de su comportamiento estacional. La sucesión estacional está causada por
el paso de una situación de la columna de agua bien mezclada y con abundantes nutrientes en invierno, a una estratificación térmica
en verano con escasos nutrientes en la zona fótica a causa de su consumo por parte del plancton. En los períodos de mezcla, las
diatomeas, que pueden mantenerse en suspensión gracias al movimiento del agua, son dominantes, y en las etapas de estratificación
dominan las clorofíceas. Hacia el final del verano y otoño, si la concentración de nitrógeno combinado en la zona fótica es escasa,
las cianofíceas son predominantes, gracias a su flotabilidad y a su toxicidad, que disminuye su tasa de consumo por el zooplancton.
Los grandes crecimientos, blooms, de cianofíceas pueden conllevar problemas de potabilidad del agua.
Si bien hay que tener en cuenta las condiciones particulares de cada embalse, la gestión de los embalses a medio plazo pasa,
en general, por el aumento del tiempo de residencia de las capas de agua con bajos niveles de oxígeno y condiciones reductoras, y el
aumento de la renovación de las capas oxigenadas y que tienen condiciones oxidantes (Armengol, 2007). A este fin, la posibilidad
de seleccionar el nivel del cual se extrae el agua es esencial.

Largo plazo: escala plurianual

A la escala plurianual hay que tener en cuenta la variabilidad natural del clima, los posibles cambios futuros resultado del
cambio climático, cambios en los patrones de consumo y usos del suelo. El clima mediterráneo presenta una gran variabilidad,
alternando entre años de sequía y años más lluviosos. Por lo tanto, la gestión debe adaptarse a esta variabilidad y contemplar
diferentes escenarios de gestión en función del comportamiento hidrológico de la cuenca (Armengol, 2007). En el futuro, cabe
que esta variabilidad sea más importante y se presenten largos períodos de sequía interrumpidos por otros cortos de lluvias de gran
intensidad. Durante la segunda mitad del siglo XX ya se ha observado una importante reducción del caudal de los ríos españoles,
además de un aumento de la temperatura del agua de entrada (Prats et al., 2007). En el río Ter a la entrada del embalse de Sau, en
el período 1964-2006 se ha observado una reducción de la aportación media anual del orden del 40%, cosa que implica un aumento
de dos meses del tiempo de renovación teórico (volumen máximo del embalse dividido por el caudal anual entrado) (Armengol,
2007). El aumento de temperaturas y el descenso de caudales tienen como consecuencia un aumento de la estabilidad térmica de los
embalses. De hecho, el invierno 2006-2007 fue el primero desde el llenado de Sau (1964) en que no se produjo una mezcla completa
del embalse, dando lugar a concentraciones importantes de compuestos reducidos, nutrientes, materia orgánica y metales disueltos
(Armengol, 2007). A la vista de todo esto es esencial disponer de un sistema de gestión adecuado para los episodios de sequía.
También conviene plantear una metodología de gestión diferenciada para los primeros años de funcionamiento del embalse.
En este período las condiciones suelen ser heterotróficas, debido a la existencia de una gran cantidad de materia orgánica en el
fondo del vaso que genera una tendencia hacia la anoxia al ser degradada progresivamente por los microorganismos acuáticos. La
reducción de la cantidad de materia orgánica en la cubeta del embalse mediante la tala de árboles contrarresta este efecto (Palau,
2006; Marcé et al., 2010), permite un posible aprovechamiento económico de la madera y evita la creación de dificultades para la
pesca y la navegación (Margalef, 1983). Además, la gestión durante el primer año del embalse puede ayudar a reducir el nivel de
eutrofia del embalse en años posteriores. Palau (2006) propone un sistema de gestión para los primeros años basado en un llenado
inicial en invierno y un uso adecuado de las tomas de aguas a diferentes profundidades, según el período del año. El principio
general es utilizar la toma de fondo para favorecer la renovación del agua del hipolimnion y la toma de superficie para limitar la
biomasa algal en verano.

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Corto plazo

La gestión a corto plazo de los embalses es un concepto relativamente reciente, a causa de la escasez de conocimientos
sobre los procesos a estas escalas de tiempo y al notable esfuerzo de muestreo necesario para disponer de datos con suficiente
resolución temporal y espacial. A la escala de días y horas, el comportamiento de los embalses está influenciado por la variación
de las condiciones meteorológicas diarias y por el paso de frentes (Armengol y Dolz, 2004). Las variaciones de las condiciones
meteorológicas afectan al epilimnion y a un grosor variable del metalimnion en función de la cantidad de energía (mecánica y
térmica) intercambiada con la atmosfera.
Muchos de los embalses españoles se encuentran en valles alargados y estrechos, de forma que suelen estar sometidos a
regímenes de vientos bastante regulares (Armengol et al., 2004). Si el gradiente térmico es estable y la energía mecánica aportada
al sistema por el viento es reducida, se produce una oscilación de las capas del embalse (ondas internas). En el caso del embalse de
Sau, en condiciones de estabilidad meteorológica se producen secas diarias que causan una variación importante de la calidad del
agua extraída a lo largo del día. Por el contrario, si el gradiente térmico es inestable o la entrada de energía mecánica es elevada
(por ejemplo, a causa del paso de un frente), se puede producir una mezcla del agua, llevando nutrientes hacia la superficie. En los
embalses de El Atazar y Gergal, el paso de frentes puede dar lugar a crecimientos de cianofíceas. Por otro lado, las lluvias de barro,
que depositan partículas de polvo procedente del desierto del Sahara, pueden suponer importantes entradas de nutrientes (carbono
orgánico soluble, fósforo) a los embalses (Morales-Baquero et al., 2006b; de Vicente et al., 2012).
Un adecuado conocimiento de la dinámica del embalse a cortas escalas temporales puede permitir concentrar la extracción
del agua en las horas del día (en los días) más favorables.

Escalas espaciales de gestión

Cuenca

Dada la dependencia de la calidad en un punto del río de la calidad aguas arriba, la Directiva Marco del Agua contempla la
necesidad de gestionar los recursos hídricos a nivel de cuenca hidrográfica. En España, esta necesidad se reconoció muy pronto, con
la creación de las confederaciones hidrográficas en 1926. Es a este nivel que se pueden establecer políticas de gestión de los recursos
hídricos y de los caudales circulantes como el control del consumo, la ordenación de los usos del suelo, o la operación coordinada
de embalses (por ejemplo, con motivo de una avenida).
Para reducir el aporte de nutrientes a un embalse es necesario depurar la mayor cantidad posible de agua residual,
preferiblemente mediante tratamiento terciario para reducir la carga de fósforo y favorecer la desnitrificación. Además, hay que
reducir en lo posible el uso de abonos y fertilizantes y la liberación de purín en tierras agrícolas. La restauración de los bosques de
ribera de los afluentes de los embalses puede reducir los aportes difusos de nutrientes (ACA, 2003; Armengol, 2007).
Para evitar el llenado de los embalses con sedimentos, es aconsejable localizar las zonas de la cuenca vertiente con una
erosión importante y ejecutar las medidas correctivas oportunas para evitar la movilización de sedimentos (ACA, 2003). Así mismo,
una gestión coordinada de los embalses podría favorecer al transporte de sedimentos. En el río Segre, Ruiz-Bellet et al. (2011)
observaron una menor retención de sedimentos durante una avenida en el embalse de Oliana, que dejó pasar el agua, que en el
embalse de Rialb, situado 3 km aguas abajo y con una capacidad mayor, que se aprovechó para almacenar el agua.

Tramo fluvial

Según el concepto de la continuidad fluvial (River Continuity Concept, Vannote et al., 1980), la calidad del agua de un río y
sus comunidades biológicas varían a lo largo del mismo a causa del cambio en las condiciones físicas y de los procesos naturales que
en él tienen lugar. Los embalses suponen una interrupción a este continuo causando efectos que difieren en función del parámetro
considerado y de la posición del embalse en el eje fluvial. A menudo los embalses causan un rejuvenecimiento del sistema fluvial,
o sea, el establecimiento de condiciones más parecidas a las de los tramos situados aguas arriba (Stanford y Ward, 2001). Además,

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la presencia de embalses también resultan en una modificación de la distribución de las especies: las presas dificultan la migración
de especies de peces y mamíferos acuáticos (p. ej. nutrias); las especies de aguas frías pueden encontrar un hábitat favorable aguas
abajo de embalses con toma hipolimnética; el plancton aguas abajo de un embalse tiende a parecerse al del embalse; etc. Según el
concepto de la discontinuidad serial (Serial Discontinuity Concept), a medida que el agua se aleja del punto de alteración su estado
ecológico se acerca a su estado ecológico natural (Ward y Stanford, 1983; Stanford y Ward, 2001). En algunos casos, como por
ejemplo la temperatura, es posible calcular la distancia necesaria para la recuperación (Prats et al., 2012). O se puede estimar cuál
es el equivalente en desplazamiento río arriba o abajo de la alteración para un parámetro determinado (Sabater et al., 1989; Stanford
y Ward, 2001).
Los embalses también pueden tener un efecto positivo sobre la calidad del agua aguas abajo por la fijación de nutrientes
en el sedimento (Armengol et al., 1986; Roura, 2004). Aparte de disminuir la concentración de nutrientes y sólidos en suspensión,
regularizan y disminuyen la variabilidad de los flujos de dichas variables (Margalef, 1983). En el río Ebro el embalse de Mequinenza
reduce la variabilidad de las concentraciones de sulfatos y cloruros a la mitad (Roura, 2004). Además, los embalses modifican los
patrones estacionales de las substancias disueltas, así como su cantidad. Se han observado reducciones de la concentración de
nitratos a la salida del embalse de Mequinenza del 20% a causa de la desnitrificación favorecida por las condiciones anóxicas del
fondo, y prácticamente una completa inversión de sus patrones estacionales, con máximos en invierno y mínimos en verano (Roura,
2004).
Se ha intentado minimizar las alteraciones hidrológicas debidas a los embalses a través de la fijación de caudales ambientales.
En la mayoría de los casos se ha optado por la fijación de caudales mínimos a partir de un valor del 5-10% del caudal anual. Este
valor es arbitrario y no responde a motivaciones ecológicas. De hecho, en la actualidad se reconoce la necesidad de definir caudales
ambientales variables, capaces de conservar el hábitat físico así como su dinámica, y que tengan en cuenta las especificidades de cada
sistema fluvial (Palau, 2006). En algunos ríos mediterráneos, por ejemplo, puede ser necesario fijar un período del año con caudales
nulos, como sucede en estado natural. Sin embargo, la determinación de caudales ambientales basados en criterios científicos no es
fácil. Por un lado, existe todavía una cierta discusión sobre los métodos a aplicar y es un área de investigación activa. Por el otro,
hay que llegar a un compromiso entre los diferentes usos. Entre los métodos más utilizados en España se encuentra el Método del
Caudal Básico (Palau, 1994) y el método del Régimen Ambiental de Caudales (Fernández Yuste y Martínez, 2010).
Para recuperar en parte la variabilidad de caudales propia del comportamiento natural aguas abajo de un embalse, puede
ser de interés generar crecidas controladas. Estas crecidas pueden ayudar a eliminar o disminuir la población de macrófitos para
favorecer el transporte de sedimentos y contrarrestar el acorazamiento del lecho fluvial (Batalla y Vericat, 2009) y para proporcionar
las señales ambientales necesarias para la reproducción de algunas especies de peces (King et al., 1998). Desde el punto de vista de
la producción hidroeléctrica, estas sueltas controladas pueden reducir la obturación de los conductos de las tomas por sedimentos
depositados en el entorno aguas arriba de los conductos (Batalla y Vericat, 2009).

Local: gestión hidráulica del embalse

A nivel de embalse se pueden implementar dos tipos de medidas correctoras: respecto al diseño del embalse o con respecto a
las estrategias de gestión u operación del embalse. Las maniobras de gestión deben adaptarse a las especificidades de cada embalse
y a su estado ecológico en todo momento. La extracción de agua de la superficie es especialmente de interés en embalses eutróficos,
donde el agua del fondo es anóxica y acumula compuestos reducidos, ácido sulfhídrico y metales disueltos (Armengol, 2007). En
estas condiciones hay una diferencia importante de calidad entre el agua en superficie, mejor, y el agua profunda, peor. En embalses
con un buen estado trófico, oligotróficos o mesotróficos, la cantidad de nutrientes y materia orgánica aportados por los afluentes son
suficientemente bajos para que puedan ser procesados por el plancton. Entonces, la captación de agua del fondo basta para mantener
la calidad del agua de toda la columna (Armengol, 2007). Es por ejemplo el caso de los embalses de La Llosa del Cavall, Sant Ponç
y La Baells, situados en la cabecera de la cuenca del Llobregat.
La estructura térmica del embalse y el calor almacenado en él dependen de la profundidad de la que se toma el agua (Han
et al., 2000; Moreno-Ostos et al., 2008). Los sistemas de captación múltiple pueden ofrecer una solución para evitar las bajas
temperaturas en primavera y verano, permitiendo la descarga de agua con una temperatura adecuada (Sherman et al., 2007). En
caso de utilizarse el embalse para la refrigeración de centrales térmicas, se crea una estratificación con un fuerte gradiente térmico,

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mayores temperaturas en superficie (asociadas con un incremento de la pérdida de calor por evaporación) y una mayor duración
del período de estratificación. En estos casos, una toma superficial, ayuda a evacuar calor de la superficie del embalse, reduciendo
el impacto térmico dentro del embalse mismo. Sin embargo, el impacto en el río aguas abajo es mayor. Por el contrario, una toma
profunda provoca una profundización del epilimion con una reducción del impacto aguas abajo.
En ocasiones podría ser de interés disponer de medidas que permitan el traslado de sedimentos aguas debajo de la presa. Sin
embargo, las soluciones pueden ser costosas y la calidad de los sedimentos de un embalse no siempre es suficientemente buena para
aconsejar su movilización. Los sedimentos pueden estar contaminados por la acumulación de metales pesados u otras substancias.
Por lo tanto, es imprescindible realizar un análisis de la calidad del sedimento almacenado antes de tomar cualquier decisión al
respecto. Es aconsejable también disponer de información sobre la distribución de sedimentos en el embalse (Palau, 2006).
El vaciado del embalse mediante los desagües de fondo es una opción para eliminar los sedimentos del mismo, haciendo que
sean arrastrados por las altas velocidades creadas cerca del fondo. En España se han vaciado diferentes embalses (Alloz, Barasona,
Sallente, Santa Ana, etc.), proporcionando información muy útil para determinar los efectos de este tipo de actuación. En concreto,
el caso mejor estudiado fue el del vaciado del embalse de Barasona (Armengol, 1998). Sin embargo, según Palau (2006), la mejor
opción para la movilización de sedimento es la gestión de los niveles de agua almacenada, el control periódico de las tomas, las
descargas de agua profunda y la generación de avenidas controladas. Durante una avenida, el mantenimiento de niveles bajos y el
uso de la toma de fondo ayuda a movilizar el sedimento y evacuarlo aguas abajo.

Local: gestión de una cadena de embalses

La mejora de la calidad del agua almacenada se incrementa en una cadena de embalses si estos se manejan adecuadamente
de forma global. Hay que tener en cuenta la calidad del agua en cada uno de los embalses de manera que al transvasar el agua de
entre embalses se facilite la satisfacción de la demanda en cantidad y calidad. En años húmedos o medios, la gestión de una cadena
de embalses se basa en general en la extracción de agua superficial de un embalse para llenar el siguiente, aprovechando así la
capacidad de depuración de las aguas represadas y mejorando progresivamente la calidad del agua en cada uno de los embalses
(ACA, 2003; Armengol, 2007). En cambio, en años de sequía, la estrategia es diferente. En el caso del sistema de embalses Sau-
Susqueda, se aconseja acumular toda el agua en el embalse inferior aprovechando las diferencias de densidad del agua para situarla
en los niveles más adecuados (Armengol, 2007). En la sequía de octubre de 2005, se trasvasó el agua de la superficie de Sau, más
caliente y de mejor calidad, al embalse de Susqueda antes de que se mezclara con el agua del fondo, de peor calidad. Con esta acción,
el agua trasvasada se introdujo en el metalimnion, mejorando su calidad y mejorando la capacidad de gestión de las compuertas.
Las cadenas de embalses también pueden reducir el efecto térmico (Prats et al., 2010). En el caso del tramo inferior del
Ebro, el impacto térmico más importante es el producido por el embalse de Mequinenza, con variaciones de la temperatura de
entrada respecto a la de salida de hasta 6ºC. En el embalse de Riba-roja, situado justo aguas abajo del embalse anterior, la entrada
del caudal aportado por el río Segre ayuda a diluir el impacto térmico. Además, el enlentecimiento de la velocidad de circulación
del agua a lo largo de los embalses de Flix y Riba-roja favorece, también el acercamiento a las condiciones de equilibrio térmico
con la atmósfera.

Aspectos metodológicos

Caracterización de embalses

El concepto de calidad del agua no es absoluto. Un agua puede ser buena para un uso pero no para otro, y también depende
del tipo de masa de agua, no se puede medir la calidad del agua con los mismos criterios en embalses de montaña que en embalses
próximos al mar, en embalses sobre suelos silíceos que en embalses sobre suelos calcáreos. En este sentido, la limnología proporciona
los conocimientos necesarios para establecer las tipologías de los embalses y los objetivos de calidad alcanzables.

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El primer estudio sobre la caracterización de los embalses españoles se realizó en los años 1970 y tenía como objetivo
determinar cómo influyen las características fisiográficas y ecológicas regionales sobre el comportamiento de los embalses
(Margalef, 1983). Se estudiaron más de un centenar de embalses, en los cuales se registró una gran cantidad de variables. A partir
de un análisis multivariante se definieron 6 grupos con la alcalinidad como principal factor explicativo de la variabilidad de los
embalses españoles. Los menos alcalinos se encuentran al oeste, de litología silícica; mientras que los más alcalinos se encuentran
hacia el este, de litología calcárea.
Posteriormente, estos trabajos fueron actualizados en los años 80 (Armengol et al., 1991; Riera et al., 1992) y en los últimos
años se ha procedido a una nueva caracterización de las masas de agua a escala europea a raíz de la Directiva Marco del Agua. Como
ejemplo, los embalses de Cataluña se clasificaron a partir de los datos obtenidos en cuatro campañas de campo a lo largo de un año
y se definieron seis grupos de embalses en función de cinco criterios geológicos y morfométricos: altitud, volumen, distancia a la
costa, concentración de cloruros y superficie de la cuenca vertiente (ACA, 2003; Navarro et al., 2009).

Aplicación de la modelización numérica a la gestión de embalses

La modelización numérica es un campo fructífero de colaboración entre ecólogos e ingenieros, dado que los primeros tienen
el conocimiento de los procesos, mientras que los últimos tienen el conocimiento de las herramientas matemáticas necesarias para
implementar los cálculos. Según Palau (2006), la predicción de la susceptibilidad de un embalse a la eutrofización mediante un
ejercicio de modelización debería ser el primer paso en la fase de proyecto y de establecimiento de criterios de gestión. Además, los
modelos pueden ayudar a diseñar los elementos de una presa, tales como el número y localización de las tomas, y a seleccionar la
mejor estrategia de gestión (Marcé et al., 2010).
El inicio del desarrollo de la modelización ecológica en limnología se puede situar en los años 1950s y 1960s con los
primeros modelos de ríos. Posteriormente, se fue aumentando la complejidad de los modelos, incorporando más procesos ecológicos,
ampliando las áreas de aplicación y definiendo una metodología de modelización estandarizada (Jørgensen, 1995). En la actualidad
se dispone de una gran diversidad de modelos que se pueden utilizar para la gestión de embalses: modelos hidrodinámicos en 1D,
2D y 3D; modelos de calidad del agua, ecológicos o biogeoquímicos; modelos de la cuenca vertiente; etc. El modelo 1D DYRESM
ha sido aplicado con éxito a los embalses de Ribarroja (Prats et al., 2011) y Sau (Han et al., 2000). En el primer caso se utilizó para
estudiar la hidrodinámica del embalse y las profundidades a las cuales circulaban los caudales aportados por los ríos Ebro y Segre
al embalse y cómo estos determinaban la estructura térmica del embalse. En el segundo caso, se utilizó el modelo para estudiar la
sensibilidad del comportamiento del embalse de Sau a diferentes parámetros (caudal, coeficiente de extinción de la luz, profundidad
de la toma).

Figura 1 | Plataforma de medida automatizada instalada en el embalse de Riba-roja por Flumen en los años 2007-2010. La plataforma flotante esta-
ba equipada con una estación meteorológica y una sonda multiparamétrica. La sonda medía la temperatura del agua, conductividad, concentración
de oxígeno y velocidad del agua cada seis horas y a diferentes profundidades.

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El modelo 1D de calidad del agua DYRESM-CAEDYM fue aplicado por Marcé et al. (2010) al diseño de las estructuras
hidráulicas asociadas al embalse de Lekubaso en la provincia de Bizkaia. Los modelos 2D son especialmente adecuados para
el estudio de los procesos longitudinales en masas de agua alargadas y estrechas, como lo son una gran parte de los embalses
españoles. El modelo hidrodinámico y de calidad del agua CE-QUAL-W2 se ha aplicado con éxito a los embalses de Riba-roja y
de Sau para el estudio del tiempo de permanencia en diferentes partes del embalse (Arbat Bofill et al., 2011). Los modelos 3D son
los más complejos. Dado el importante coste computacional, así de la cantidad de datos necesaria, ha hecho que su uso aún no esté
tan generalizado. Ramón et al. (2014) utilizaron un modelo hidrodinámico 3D para estudiar los procesos de mezcla en la cola del
embalse de Ribarroja (confluencia Ebro-Segre).
La importancia de los procesos que tienen lugar a escala de cuenca para el comportamiento limnológico de los embalses
justifica que se hayan desarrollado modelos también a este nivel. En España, se han testado diferentes metodologías para simular el
aporte de nutrientes de la cuenca al embalse de Sau (Marcé et al., 2004, 2008). Una opción son los modelos deterministas basados
en procesos, como los modelos semidistribuidos (Marcé et al., 2008). Otros tipos de modelos, no basados en procesos, también
pueden dar buenos resultados. Marcé et al. (2004) muestran la posibilidad de utilizar modelos de tipo neuro-fuzzy (combinación de
redes neuronales y lógica borrosa) a la simulación del fósforo.
Sin embargo, cuanto mayor sea la complejidad del modelo, mayor será la cantidad de datos necesarios. La obtención de
dichos datos pasa por la instalación de sistemas de medición automatizados (Figura 1) y por la utilización de la teledetección.
Para la obtención de datos de calidad del agua a escala mensual o bisemanal, empieza a ser posible utilizar imágenes de satélite.
Por ejemplo, esta técnica se ha utilizado en embalses para determinar la temperatura del agua (capas superficiales) con un RMSE
(raíz del error cuadrático medio) de 1-2ºC (Simon et al., 2014). Otra opción prometedora es el uso de sensores aerotransportados,
que permiten obtener una mayor resolución de las medidas cubriendo fácilmente el área de un embalse. En la cola del embalse de
Ribaroja se han utilizado para medir la temperatura del agua (Prats et al., 2013) y variables relacionadas con la calidad del agua
(concentración de clorofila, sólidos en suspensión y transparencia del agua) (Ruiz-Verdú et al., 2001).

CONCLUSIONES

Las problemáticas relacionadas con los embalses españoles son múltiples y complejas y su solución es una tarea
multidisciplinar, donde la colaboración entre ingenieros y limnólogos es esencial. Existe ya una gran cantidad de información sobre
el funcionamiento ecológico y sobre cómo gestionarlos, así como algunas de las herramientas necesarias (p. ej. modelos numéricos
de diferentes tipos). Sin embargo, uno de los principales retos es obtener datos con una resolución temporal y espacial mayor, que
permitan tener un mejor conocimiento del comportamiento del sistema y el uso de herramientas más complejas.

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Pulido-Velázquez et al. | Economía del agua y gestión de recursos hídricos 99

Economía del agua y gestión de recursos hídricos


Water economics and water resources management

Pulido-Velázquez, M.a, Cabrera, E.b y Garrido, A.c


a
Research Institute of Water and Environmental Engineering (IIAMA), Universitat Politècnica de València,
C/Camino de Vera s/n, 46022 Valencia, Spain. E-mail: mapuve@upv.es
b
ITA, Department Hydraulic and Environmental Engineering, Universitat Politècnica de València,
C/Camino de Vera s/n, 46022 Valencia, Spain. E-mail: ecabrera@ita.upv.es
c
Departamento de Economía y Ciencias Sociales Agrarias, Universidad Politécnica de Madrid,
Ciudad Universitaria s/n, 28040 Madrid, Spain. E-mail: alberto.garrido@upm.es

Recibido: 02/07/2014 Aceptado: 29/07/2014 Publicado: 02/08/2014

Resumen

En este artículo se sintetizan avances en la literatura relacionados con demandas, precios y costes del agua en distintos sectores,
y el papel que los métodos y modelos económicos pueden jugar en el diseño de instrumentos y políticas eficientes para la gestión
del agua en el nuevo contexto institucional definido por la DMA. Se analiza de forma específica la contribución de la Economía en
la gestión del agua en la agricultura y en el uso urbano, y los distintos métodos para determinar el valor económico del agua en el
medio ambiente. Tras esto se presenta el estado del arte de modelos que integran oferta y demanda a escala de cuenca acoplando
hidrología, gestión y economía (modelos hidroeconómicos), y diversas aplicaciones a la resolución de problemas de gestión de
recursos hídricos. Concluimos con un análisis de tendencias y retos futuros en el papel de los modelos y el análisis económico en
la gestión de los recursos hídricos.

Palabras clave | Economía del agua; modelos hidroeconómicos; precios del agua; costes ambientales.

ABSTRACT

This paper presents advances in the literature related to demands, prices and costs of water services in different sectors, and the
role of economic methods and models can play in the design of efficient instruments and policies for water management in the new
institutional framework defined by the Water Framework Directive. It specifically deals with the contribution of Economics to water
management in agriculture and urban use, and the different approaches to assess the economic value of water in the environment.
This is followed by the state-of-the-art in models that integrate water supply and demand at the basin scale coupling hydrology,
management and economics (hydroeconomic models), and several applications to solving water management conflicts. We conclude
with an analysis of trends and future challenges in the role of models and the economic analysis in water resources management.

Key words | Water economics; hydroeconomic models; water pricing; environmental costs.

INTRODUCCIÓN. gestión del agua y economíA

En tiempos recientes, factores como el aumento de la demanda consuntiva por el crecimiento de la población urbana y
el desarrollo económico, la mayor preocupación medioambiental, la creciente contaminación de las aguas, las incertidumbres

doi:10.4995/ia.2014.3160 EISSN: 1886-4996 ISSN: 1134-2196


100 Pulido-Velázquez et al. | Economía del agua y gestión de recursos hídricos Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

impuestas por el cambio climático sobre la disponibilidad futura de los recursos, y la consideración de aspectos como equidad o
desarrollo sostenible complican sustancialmente la política del agua y abocan necesariamente a una gestión integral de los recursos
hídricos. El agua es en muchas regiones del mundo un recurso escaso y a la vez muy valioso, por lo que la Economía, en cuanto
ciencia que estudia la gestión y asignación eficiente de recursos escasos, debe ser incorporada al estudio de decisiones racionales
en el uso del agua en el marco de esa gestión integral. Decisiones racionales sobre la explotación, conservación, reparto y uso
de los recursos hídricos en situaciones de escasez requieren información sobre el valor económico del agua para los distintos
usos en competencia. Ante situaciones de escasez de agua, demanda creciente con múltiples usos en competencia y aumento del
coste incremental del desarrollo de nuevas fuentes de suministro, el uso más eficiente del recurso se vislumbra como la principal
alternativa a la gestión tradicional basada en el aumento de la oferta. La mejora de la eficiencia física en el uso del agua está
relacionada con la conservación (ahorro) de agua mediante el incremento de la fracción de agua usada de forma beneficiosa frente
al agua aplicada. El concepto de eficiencia económica es mucho más amplio, y busca el mejor uso económico del agua mediante la
combinación de medidas físicas y de gestión (Cai et al., 2003).
La Economía puede asistir en la toma de decisiones en la gestión del agua en tres niveles fundamentales (Griffin, 2006):
a) Análisis de políticas del agua. Las políticas públicas relacionadas con el suministro de agua y su calidad tiene importantes
consecuencias económicas para los hogares, la agricultura, las empresas, industria, el medioambiente, etc. La Economía
proporciona herramientas para analizar el impacto de diversas políticas del agua e instrumentos de gestión (mercados,
políticas de precios, etc.) en el bienestar del hombre.
b) Gestión y asignación óptima del agua entre usos en competencia. La Economía nos ilustra sobre el valor del agua en los
distintos usos alternativos ayudando a la toma de decisiones sobre la asignación y priorización del recurso. Las señales de
precio que reflejan la escasez de bienes y servicios y que guían la inversión y asignación de recursos en el sector privado
están ausentes o distorsionadas para el agua, complicando las decisiones públicas sobre la gestión del recurso, de modo
que los estudios económicos ayudan a superar estas dificultades.
c) Análisis de proyectos de inversión. La rama de la Ingeniería Económica proporciona herramientas para la priorización y
selección de proyectos de infraestructura para gestión del agua (ej. análisis coste-eficacia y coste-beneficio), pero también
sobre el diseño óptimo de actuaciones (ej. capacidad óptima de un embalse o un campo de pozos) y su planificación en
el tiempo, o sobre la forma más adecuada de financiación de los mismos.
La Economía interacciona con la gestión de los recursos hídricos a través de tres realidades (Rogers et al., 1998): los precios
del agua, el coste del agua (el cual supone no sólo costes financieros y recursos consumidos en los servicios del agua, sino también
costes de oportunidad y externalidades económicas y ambientales), y el valor del agua, incluyendo valores de uso y de no uso o
intrínsecos (ej. Young, 2006). Lo óptimo desde el punto de vista del uso sostenible del agua es que el coste total se iguale con el
valor sostenible del agua en uso, maximizándose el bienestar social (Rogers et al., 1998 y 2002). Aunque el principio de maximizar
el valor económico total de recursos como el agua es un concepto esencial de la moderna teoría económica de recursos naturales,
hay un debate considerable sobre cómo diseñar las políticas e instituciones adecuadas para acercarnos a ese óptimo (e.g. Griffin,
2006).
La Directiva Marco del Agua (CE, 2000) ha formalizado el papel creciente de la Economía en la gestión del agua. En
efecto, la DMA propone la aplicación de principios (recuperación de costes, quien contamina paga), metodologías y herramientas
(análisis coste-eficacia y coste-beneficio, con un papel relevante en el diseño de programas de medidas y la justificación de posibles
excepciones) e instrumentos económicos (precios del agua) en la gestión a escala de cuenca (WATECO, 2002). El precio del agua se
contempla en la DMA con un doble rol: como incentivo para un uso eficiente (instrumento económico) y a la vez como instrumentos
de recuperación de costes (instrumento financiero). La Directiva exige la recuperación de los costes de los servicios del agua,
incluyendo no sólo los costes financieros, sino también los ambientales y del recurso. La definición y método/s de estimación
de costes ambientales y del recurso ha suscitado un considerable debate en la comunidad científica (ej. Brouwer, 2004; Heinz
et al., 2007; Iglesias y Blanco, 2008). En este contexto, los modelos hidroeconómicos que integran a escala de cuenca ingeniería,
economía e hidrología pueden resultar útiles para la simulación y valoración de impactos y políticas y su diseño con criterios de
eficiencia económica, equidad y sostenibilidad ambiental (ej. Ward y Pulido-Velazquez, 2008a; Harou et al., 2009).

2014, IWA Publishing, Editorial UPV, FFIA


Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Pulido-Velázquez et al. | Economía del agua y gestión de recursos hídricos 101

En este artículo se sintetizan avances en la literatura relacionados con demandas, precios y costes del agua en distintos
sectores, y el papel que los modelos económicos pueden jugar en el diseño de instrumentos y políticas eficientes para la gestión
del agua en el nuevo contexto institucional definido por la DMA. Se analiza de forma específica la contribución de la Economía en
la gestión del agua en la agricultura y en el uso urbano, y los distintos métodos para determinar el valor económico del agua en el
medio ambiente. Tras esto se presenta el estado del arte de modelos que integran oferta y demanda a escala de cuenca acoplando
gestión y economía (modelos hidroeconómicos), y diversas aplicaciones de los mismos a la resolución de problemas de gestión de
recursos hídricos. Concluimos con un análisis de tendencias y retos futuros en el papel de los modelos y el análisis económico en
la gestión de los recursos hídricos.

economía del agua en la agricultura

Precio, coste y valor económico del agua en la agricultura

Desde que se publicó en España el libro seminal de Sumpsi et al. (1998), se han publicado numerosos estudios de la
economía del agua riego, que en conjunto componen un corpus de literatura que destaca entre las más fértiles y abundantes del
ámbito internacional (Arcas et al., 2010). Estos 16 años de trabajos proporcionan una visión contrastada, precisa y geográficamente
diversa de la realidad del regadío español, aportando resultados útiles para el diseño de políticas. Una referencia general más
moderna es Gómez-Limón et al. (2010).
En el caso del regadío, usuario del 70% de los recursos disponibles en España en un año normal, el precio del agua solo
se descubre o emerge cuando hay transacciones de mercado. Hernández-Mora y De Stefano (2013) nos han mostrado que en
el caso del riego, los mercados informales están muy presentes en nuestra realidad y han adoptado diferentes modalidades. El
precio del agua en mercados formales ha sido muy documentado por diversos autores (Garrido et al., 2013, Rey et al., 2014 entre
otros), situándose en el rango de los 0.13-0.25 €/m3, pero llegando a superar el coste de la desalación en situaciones puntuales de
sequía en el sudeste y levante español (hasta 0.7 €/m3). Estos precios de intercambio, elevados si se comparan con los escenarios
contemplados por Sumpsi et al. (1998) y muchos otros autores hasta 2005 (Arcas et al., 2010), han sido revulsivos para mejorar la
eficiencia técnica y económica del regadío.
El coste del agua para el riego es muy variable y ha seguido una tendencia gradualmente alcista por dos motivos. El primero,
debido al cambio de regulación del mercado de la energía de 2008, ha causado elevaciones del coste del agua de más del 50%
(Hardy et al., 2012). Corominas (2010) estimó el coste de la energía en dos subsistemas (olivar y cultivos de verano en Andalucía),
el cual llega a representar entre el 5 y el 7% del coste total del cultivo. Rodríguez-Díaz et al. (2011) estimó en un 36% la media
del coste de la energía sobre el coste de gestión, explotación y mantenimiento de aplicación del agua en una zona modernizada del
Guadalquivir.
Y el segundo, muy ligado al anterior, ha sido la modernización de regadíos. Aunque el Estado ha subvencionado una buena
parte de los costes de modernización, la conversión de los sistemas de distribución por gravedad a redes en carga en más un millón
de hectáreas ha elevado el coste del agua, por la doble vía de la inversión reintegrable y el coste de la energía.
Para el período 2002-2008, Calatrava y Garrido (2010) calcularon en unos 900 millones de euros al año el déficit de coste
del regadío español no recuperado vía tarifas. En esta cifra no se incluyeron el coste de escasez o ambiental. Sin embargo, si se
descontara la política de modernización de regadíos, la cifra sería mucho menor.
El hecho cierto es que las tarifas públicas de riego, si se descuenta el coste de la energía, no se han modificado prácticamente
nada en los últimos 10 ó 15 años (Garrido y Calatrava, 2008). Dos factores dificultan una reforma a fondo del sistema tarifario. El
primero es la diversidad de niveles y sistemas tarifarios que existen en el regadío español. De un lado, los usos llamados históricos
y los usos de aguas subterráneas no pagan por el agua, aunque algunas comunidades autónomas han empezado a cobrar o al menos
considerar como hecho imponible el uso de recursos subterráneos. Por otro lado, la componente energética ya ha encarecido el agua

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sustancialmente, y posiblemente el objetivo disuasorio para el uso racional o moderado ya actúa en al menos dos tercios de todo el
regadío español (modernizado y el que emplea aguas subterráneas).
En un país semiárido como España, la producción agrícola cuando se tiene acceso al agua de riego es incomparablemente
mejor que si se depende exclusivamente de las precipitaciones. El valor del agua se puede cifrar en tres aspectos: la mayor
rentabilidad de la tierra, pudiendo cultivar en la época seca y más cálida, y lo que se suele olvidar, evitar el barbecho; estabilizar
las producciones físicas, lo que ayuda a estabilizar las rentas de los productores y facilitar la comercialización a transformadores e
industrias de la cadena de valor, que valoran disponer de un flujo de producción estable y de calidades homogéneas; y por último,
asegurar un mayor control del manejo de los cultivos, logrando más calidad en cultivos como el viñedo de transformación, olivar y
frutas y hortalizas, y pero también en cereales, forrajes, remolacha o tubérculos.
El valor del agua se puede apreciar mediante modelos de programación matemática, que se han empleado abundantemente
en la literatura, pero también en modelos hedónicos aplicados sobre los precios de la tierra. Se dispone de estadísticas muy detalladas
de estos últimos desde hace más de 30 años, referidas a orientaciones productivas (tierra de labor, viñedo, olivar, etc) y, lo que
es más importante, si la tierra es de regadío o no. A partir de las diferencias entre precios de secano y regadío se pueden obtener
medidas del valor del agua en cada Comunidad Autónoma. La productividad económica del agua, o su valor de uso, es muy
variable; pero el rango en toda España podría oscilar entre los 0.15 €/m3 en las zonas más elevadas y frías, hasta los 2-3 €/m3 en el
levante español, llegando a los 8-10 €/m3 en producciones muy específicas, como la flor cortada.

Economía del agua de riego: escasez, calidad e instrumentos económicos

No es arriesgado afirmar que si todos los productores españoles tuvieran un acceso económico a un río o pozo no existiría
agricultura de secano en ninguna parte de nuestra geografía, exceptuando posiblemente el norte peninsular o partes de Galicia. El
motor no sería tanto la mejora del beneficio esperado, que al integrar el coste de capital de las instalaciones no lo hace tan diferente
del secano, como la posibilidad de estabilizar las rentas y facilitar una producción de calidades más controlables y por tanto más
fáciles de comercializar. Para las explotaciones mixtas, agrícolas-ganaderas o integradas en SATs o cooperativas, las ventajas serían
cuantiosas. La nueva Política Agraria Común (PAC), que busca una mayor orientación de la agricultura al mercado, y el escenario
de precios mundiales a medio plazo van a acrecentar la presión y la demanda del agua de riego1.
Desde esta perspectiva, la presión por emplear más caudales va a existir siempre, alimentada por el estímulo a mejorar la
productividad del trabajo y del capital. Es por ello que el papel tutelar, supervisor e intervencionista de las administraciones será
siempre necesario, con independencia del rigor con que se cobre el agua o la profundidad y la operatividad de los mercados de
agua. En el regadío, pues, coexisten un marco de reparto del agua basado en la acción colectiva y comunal, una señal de precio,
ahora fortalecida por el coste energético, y puntuales intercambios en un mercado del agua regulado. Los tres aspectos descansan
en un ordenamiento jurídico fuerte, garantista y, en general, eficaz. Pero el sustrato que predomina y actúa con mayor presencia
es el público-privado: la gestión del agua en el ámbito de decisión de la cuenca hidrográfica (o subsistema de explotación) y el
funcionamiento de las comunidades de regantes. En estos ámbitos se dirimen las cuestiones fundamentales del reparto del agua,
tanto en situaciones de normalidad como de escasez, dejando a los instrumentos económicos un papel más marginal, puntual y
específico. Si acaso, su función y efectos se materializan gradualmente en procesos lentos de cambios estructurales (modernización),
posibilidad ocasional de participar en un banco de aguas o mediante el empleo de modernas tecnologías de riego. Es llamativo
que en la UE solo en España, y el Inglaterra por razones diferentes, se han introducido cambios legislativos para facilitar el
libre intercambio de derechos del agua. Italia ha renunciado explícitamente a implantar medidas de mercado, y por referéndum a
cualquier forma de privatización en la gestión o asignación del agua. Francia estudia qué papel y aceptación podría tener el mercado
del agua, Portugal no parece haber dado ningún paso en esta dirección.
En el caso del doble cambio técnico que supone la modernización del riego (en alta y en los sistemas de distribución) y la
adopción en finca de tecnologías modernas, se puede dar la paradoja de Jevons (Dumont et al., 2013; Gómez y Pérez-Blanco, 2014):

1 En este sentido, merece la pena consultar el reciente informe de la PAC de la Corte Europea de Auditores, en el que se señala la oportunidad perdida de no haber
reforzado la vinculación entre los mandatos de la Directiva Marco del Agua y la condicionalidad de las ayudas agrícolas en el nuevo marco de pagos directos a los
productores que, no lo olvidemos, tiene una vigencia de 7 años (2015-2021).

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una mejora en la productividad y eficiencia técnica redobla la demanda de agua y propicia, en ausencia de un control preciso del uso
de la fracción ahorrada por la tecnología, aumentos del uso. Si sumamos la posibilidad de capitalizar o remunerar el ahorro técnico,
por ejemplo cuando se puede vender o comprar el agua, la presión sobre el recurso aumenta y cabe esperar que los productores
busquen la máxima rentabilidad. Por ello, hemos reclamado en muchas ocasiones que el mercado solo es compatible con un
sistema de control eficaz que asegure un seguimiento en tiempo real de los caudales captados, distribuidos y los irrecuperablemente
perdidos (evapotranspiración), lo cual es perfectamente posible con tecnologías de uso comercial (Garrido et al., 2013).
Pero sin duda el problema más difícil de abordar es el de la contaminación difusa. Es cierto que en la UE el problema se
ha revertido en los últimos años (EC, 2013), apreciándose las reducciones de la contaminación de nitratos en la de los países. Sin
embargo, la literatura académica - marcadamente teórica y orientada a proponer marcos de regulación de difícil aplicación práctica
- no se ha visto reflejada en políticas de escala suficiente. Posiblemente tienen más futuro y virtualidad las ventajas económicas y
técnicas de un manejo más preciso de los nutrientes en la explotación (Gabriel et al., 2013).

economía del agua en el uso urbano

Precios y costes del agua en el uso urbano

De los tres usos del agua, agrícola, ambiental y urbano, este último presenta una serie de características que los diferencia
de los precedentes y por las que, al plantear análisis integrados, menos condicionado está. Las principales son:
• Es la demanda prioritaria, indiscutible incluso en épocas de escasez.
• Representa, pese a una población que crece sin cesar, una cantidad muy inferior a la de los otros dos usos.
• Desde la óptica de la calidad sucede justo lo contrario. Es, con diferencia, la más exigente porque el agua de consumo
urbano debe cumplir unos requisitos cada vez más exigentes (BOE, 2003), sólo alcanzables con un coste razonable
cuando la calidad del agua bruta de partida es buena.
• Las inversiones requeridas por todo el ciclo urbano son, por metro cúbico de agua utilizado, las más elevadas. Y al tiempo
es el uso por el que el usuario puede pagar un precio unitario mayor. Por ello se puede afirmar (Briscoe, 1996) que en
el abastecimiento urbano el coste de uso es alto (es mucho menor en el regadío) mientras que el coste de oportunidad
es reducido, dado su elevado valor económico (el coste de oportunidad es alto en el regadío cuando compite con el uso
urbano o industrial).

Si a ello se añade el hecho probado de que la recuperación integra de costes contribuye de manera definitiva a mejorar
la eficiencia y la sostenibilidad, parece evidente que el precio medio que por el agua deben pagar los abonados deben permitir
satisfacer este principio, mayormente cuando, además, es una exigencia de la Directiva Marco del Agua.
Llegados a este punto, de inmediato surge la cuestión del agua derecho universal del hombre que incluso ha originado
una respuesta específica de la Comisión Europea (EC, 2014) ante el primer requerimiento ciudadano que ha alcanzado las firmas
necesarias. El comunicado manifiesta un hecho que nadie discute: “el acceso a un agua potable segura y al saneamiento está
inextricablemente ligado al derecho a la vida y a la dignidad humana, así como a la necesidad de garantizar un nivel de vida
adecuado” Es, pues, menester compatibilizar el derecho humano al agua con una recuperación completa de costes que garantice la
sostenibilidad económica del servicio, algo perfectamente posible con una tarifación progresiva y social. Del mismo modo que la
sostenibilidad económica de un país se fundamenta en recaudar con los impuestos (indirectos más directos) una cantidad igual a los
gastos que debe asumir, con independencia del régimen fiscal, más o menos progresivo, que se quiera implantar, la recuperación
de costes del agua urbana exige que el ciudadano pague un precio medio del metro cúbico del agua que permita atender todos los
costes del sistema. Y ello con independencia de que, incluso, la cantidad mínima que garantice el derecho a la vida y a la dignidad,
sea casi gratis.

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Es pues, muy importante, diferenciar entre tarifación y recuperación completa de todos los costes del agua urbana. Estos
costes, conceptualmente bien establecidos (Cabrera et al., 2012), son:
• Costes del recurso. Término esencial para la DMA integrado por tres sumandos. A saber:
-- Coste por la compra del agua en alta (bruta o depurada) a otro operador.
-- Coste temporal de oportunidad. Asociado al lucro cesante.
-- Costes variables generados por externalidades.
• Costes de operación y mantenimiento (O&M). Básicamente coste (fijo) del personal más los variables ligados a la
producción (reactivos) y distribución (energía).
• Coste del capital. La anualidad que permite reponer las infraestructuras.
• Costes ambientales.
• Costes sociales. Para compensar los inconvenientes (la apertura de una zanja frente a un restaurante) que personas ajenas
al desarrollo de la actividad soportan (Coase, 1960).

Por lo general los de mayor entidad son los costes de operación y mantenimiento y los de capital, lo que hace que el precio
final del agua dependa de la organización y capacidad tecnológica de la empresa de suministro (O&M) y de la calidad de servicio
estrechamente ligada a las inversiones (una cloración tiene un coste muy inferior a tratamientos que, como la ozonización, mejoran
las características organolépticas del agua y que, por tanto, propician el consumo del agua de grifo). También las circunstancias
del sistema condicionan el precio final del agua: no es lo mismo disponer de agua de calidad procedente de una fuente natural que
tener que depender de una desaladora.
En los países latinos, es el caso de España, el precio del agua urbana sólo acostumbra a recuperar el coste de Operación
y Mantenimiento pero no así el sumando que, las más de las veces, tiene un coste superior, la costosa amortización de todas las
instalaciones (potabilizadoras, tuberías de transporte, redes de distribución y drenaje, y depuración). El ciclo urbano del agua
(que se va consolidando a lo largo de todo el siglo XX) es muy posterior al ancestral regadío que siempre había sido promovido
y subsidiado por el Estado. No extraña, pues, que la administración se constituya en promotor y financiador de la obra hidráulica
urbana, un proceder que ha llegado hasta nuestros días. También explica por qué en los países del norte de Europa (donde no hay
necesidad de obras para regar) muy pronto se entendió (no hubo el menor choque cultural) la necesidad de recuperar todos los
costes. El resultado es que el precio del agua urbana en Dinamarca, Holanda, Alemania o Suiza, países sin problemas de cantidad,
es varias veces el que aquí se paga.
Hasta ahora España ha rehuido incluir en la factura las inversiones y su amortización. De hecho la Directiva Marco del
Agua, publicada en 2000, preveía para la entrada en vigor del principio de recuperación de costes un periodo de diez años. Pero
se llegó al 2010 con aumentos en el precio del agua al compás del IPC. La depreciación de las obras promovidas en el pasado (las
tuberías no se renuevan) e ingentes cantidades de fondos estructurales europeos que han permitido subsidiar nuevas infraestructuras
lo han posibilitado. Pero el irremediable envejecimiento de las instalaciones y unos fondos que, para tal menester, han visto su fin en
2013, van a obligar a incluir en el precio del agua la recuperación de la partida de mayor peso, el coste del capital, lo que supondrá
que, dependiendo del caso, el actual precio medio del agua urbana se multiplique por un factor comprendido entre 2 y 4.

coste y valor del agua en el medio ambiente

El principal problema a la hora de valorar mejoras y daños ambientales o dar un valor a usos ambientales (incluyendo
valores de no uso), estéticos o recreativos consiste en que con frecuencia no existe un mercado para obtener directamente su valor.
Sin embargo, conocer el valor económico de los usos ambientales puede ser fundamental para una gestión racional de los mismos,
para centrar la atención de los decisores y del público en recursos infravalorados y amenazados, y para determinar el nivel de
protección, desarrollo y monitorización económicamente justificable. El objetivo fundamental no es poner una etiqueta con un
precio al medio ambiente, pero sí expresar el efecto de un cambio marginal en la provisión de servicios de ecosistemas en relación
con otros bienes que la gente valora. En los últimos 30 años, la valoración de los servicios ambientales ha pasado a ser una de las
áreas de investigación más significativas y de evolución más rápida en la economía y ecología ambiental (Turner et al., 2003).

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Existe actualmente una extensa literatura en la valoración de mejora de la calidad del agua (revisada por Olmstead, 2010) y sobre
el valor del agua en ríos, acuíferos y humedales para usos ambientales y recreativos (ej. Hanley et al., 2006).
Se han desarrollado dos enfoques principales para la valoración de bienes de no mercado. El primer enfoque consiste en
construir un mercado hipotético y, mediante encuestas, desvelar la disponibilidad a pagar por disfrutar del bien ambiental (métodos
directos o de preferencias declaradas). Dentro de este enfoque el más conocido es el método de valoración contingente (VC), en el
que los usuarios revelan su disposición a pagar para diversas situaciones hipotéticas que se le plantean mediante un cuestionario.
Por ejemplo, Loomis (1996) aplica VC para medir el beneficio ambiental de eliminar una presa y restaurar el estado del río. A
pesar de su interés y frecuente aplicación, la VC presenta resultados inciertos (su fiabilidad depende fuertemente del diseño del
cuestionario) y notables complicaciones metodológicas (Freeman, 2003). La técnica de los experimentos de elección nos permite
valorar bienes ambientales en función de sus atributos (Hanley et al., 2006).
Los métodos indirectos o de preferencias reveladas consisten en inferir el valor ambiental a través de comportamientos
observados en mercados reales (Champ et al., 2003), como ocurre con los métodos del coste de viaje y valoración hedónica.
Finalmente los métodos de transferencia de beneficios se emplean para transferir beneficios obtenidos en otro caso de estudio
(Brouwer, 2000; Colombo and Hanley, 2008).
Sin embargo, a pesar de los avances en métodos y aplicaciones, la valoración ambiental continúa siendo un “arte imperfecto”;
al ser la valoración un ejercicio basado en hacer inferencias en base a hipótesis de partida, estará siempre sujeto a interpretación y
debate (Braden, 2000).

modelos hidroeconómicos y gestión eficiente

La gestión de sistemas de recursos hídricos supone influir y mejorar la interacción entre tres subsistemas: el natural (marco
biofísico), el económico, y el legal-institucional. Los modelos hidroeconómicos permiten analizar los problemas de gestión del agua
mediante modelos que representan de forma explícita estas interacciones. La combinación de aspectos económicos, ingenieriles y
ambientales de la gestión proporciona así resultados más relevantes para la toma de decisiones en un entorno tan complejo como
el del agua.
Por modelos hidroeconómicos (MHE) nos referimos a modelos espacialmente distribuidos de gestión de una cuenca o sistema
en los que tanto el suministro del agua como las demandas son caracterizadas económicamente (Harou et al., 2009). Esta definición
se relaja a veces para referirnos en general a modelos de gestión de recursos hídricos que incluyen la componente económica. En
los MHE la gestión y asignación del agua o está dirigida por el valor económico del agua o es evaluada económicamente para
contribuir al análisis de políticas y revelar oportunidades para una mejor gestión. La visión tradicional de la demanda de agua
como requerimientos fijos a satisfacer es cambiada por una visión dinámica de la demanda relacionada con el concepto del valor
económico del agua. La integración de la Economía en los modelos de gestión permite además la consideración conjunta de
opciones de oferta y de demanda en un marco coherente.
Los MHE integran topología y características del sistema, hidrología superficial y subterránea y relación río-acuífero,
infraestructura hidráulica, caracterización económica (curvas de demanda frente al precio, costes de operación, beneficios asociados
a la producción hidroeléctrica, etc.), y restricciones institucionales, operativas y ambientales. Producen resultados sobre la gestión
del recurso (ej. volúmenes, caudales, suministros, garantías, etc.), resultados económicos (ej. beneficios y costes de escasez,
agregados y por usuario) y otros indicadores como los precios sombra, que reflejan el valor marginal del agua en el espacio y el
tiempo (Pulido-Velazquez et al., 2008).
Los orígenes de este tipo de modelos se remontan a los años 60 y 70 en aplicaciones al árido suroeste americano e Israel (ej.
Bear et al., 1964). Samuelson (1952) fue el primero en simular el resultado del mercado perfectamente competitivo como solución
de un problema de optimización. Vaux y Howitt (1984) aplican un modelo no lineal de equilibrio interregional para evaluar el
potencial de los mercados en mitigar el impacto de la escasez de agua mediante su reasignación entre regiones de California de
forma que se maximice el beneficio social neto. El modelo de Booker and Young (1994) presenta como novedad frente al anterior
que incorpora la red de flujo del sistema, incluyendo las principales aportaciones hidrológicas, puntos de derivación, embalses,

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conducciones, retornos y demandas. Lo aplican a analizar el impacto en salinidad y suministro de agua de diversas políticas de
mercado en la cuenca del río Colorado. Desde entonces, el desarrollo de los modelos hidroeconómicos ha crecido en complejidad
y diversidad de ámbitos de aplicación y técnicas de modelación (Harou et al., 2009; Booker et al., 2012). Algunas aplicaciones
incluyen:
• Análisis y gestión de sequías (ej. Booker, 1995)
• Protección frente a avenidas (Zhu et al., 2007)
• Uso conjunto de aguas superficiales y subterráneas (ej. Lefkoff y Gorelick, 1990; Pulido-Velazquez et al., 2004 y 2006)
• Impacto del cambio climático y adaptación (Tanaka et al., 2007)
• Instrumentos para control de la contaminación (ej. Martinez y Albiac, 2004; Peña-Haro et al., 2010)
• Mercados del agua (ej. Booker and Young, 1994; Charaklis et al., 2006)
• Implementación de la Directiva Marco, coste del recurso (costes de oportunidad) y diseño de políticas eficientes de
precios (Heinz et al., 2007; Pulido-Velazquez et al. 2008 y 2013)
• Asignación del agua entre usos en competencia (ej. Bielsa y Duarte, 2001).
• Evaluación de políticas de conservación del agua en la agricultura (ej., Ward and Pulido-Velazquez, 2008b)

Los modelos hidroeconómicos pueden ser de simulación (responden a “qué pasa si”) o de optimización (buscan la mejor
solución según una función objetivo). Se pueden diseñar de forma holística (todo integrado en un único modelo) o compartimental
(se comparten resultados entre modelos mediante un acoplado secuencial). Finalmente pueden ser desarrollado “ad-hoc” o bien
mediante Sistemas de Ayuda a la Decisión (SAD) generalizados, que permiten a los usuarios diseñar y resolver MHE para cualquier
sistema en un entorno gráfico tanto para la entrada de datos como para la salida y el posproceso de resultados (Pulido-Velázquez
et al., 2014).

DISCUSIÓN y CONCLUSIONES

En este entorno de creciente escasez y competencia por un recurso escaso y vulnerable, la Economía tiende a desempeñar
un papel cada vez más relevante en el diseño de políticas del agua y la gestión de sistemas de recursos hídricos. Claro ejemplo de
esta tendencia es la Directiva Marco del Agua, que viene a formalizar el papel de la Economía en la gestión del agua a través de la
aplicación de principios, metodologías, herramientas e instrumentos económicos.
Los progresos en los métodos para estimar el valor económico asociado al buen estado ecológico de las masas de agua y
en metodologías de transferencia de beneficios pueden proporcionar input críticos para políticas futuras de asignación del agua,
incluyendo caudales ecológicos, y control de la contaminación.
La gestión sostenible de los sistemas de recursos hídricos implica no sólo sostenibilidad ambiental pero también financiera.
En este último aspecto la política de recuperación de costes que se adopte es fundamental, y las tarifas deben diseñarse de forma
que transmitan al usuario una señal del valor real del recurso y de los costes incurridos, incluyendo no sólo costes financieros sino
también ambientales y del recurso. La recuperación real de costes en los sectores agrícola y urbano supone un reto clave en la
gestión del agua, con muchas implicaciones ambientales, sociales y económicas. Los instrumentos económicos deben desempeñar
un papel cada vez más relevante tanto en la recuperación de costes (instrumento financiero) como en la gestión de la demanda
(instrumento económico).
Los modelos hidroeconómicos (MHE) permiten analizar los problemas de gestión del agua considerando de forma explícita
las interacciones entre ingeniería, economía y medio ambiente, proporcionando resultados más relevantes para la toma de decisiones
en un entorno tan complejo como el del agua. Tal y como se ha revisado en este artículo, es un campo de investigación muy activo
y con cada vez más ámbitos de aplicación en la gestión del agua. La interacción entre los sistemas naturales y humanos ha llevado
a hablar de sistema acoplados hombre-naturaleza. En este sentido, una línea de trabajo novedosa es la integración de modelos
hidroeconómicos con modelos de simulación de agente (ej. Zhao et al., 2013). En estos trabajos la cuenca se caracteriza como

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un sistema multiagente con procesos de decisión desagregados e iterativos a nivel de agente, y mecanismos de coordinación que
inducen consecuencias a nivel de cuenca.

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Suárez et al. | Gestión integrada de los recursos hídricos en el sistema del agua urbana: Desarrollo […] 111

Gestión integrada de los recursos hídricos en el sistema del agua urbana:


Desarrollo Urbano Sensible al Agua como enfoque estratégico
Integrated management of water resources in urban water system: Water Sensitive Urban
Development as a strategic approach

Suárez, J.a1, Puertas, J.a2, Anta, J.a3, Jácome, A.a4, Álvarez-Campana J.M.a5
ETS de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Grupo de Ingeniería del Agua y del Medio Ambiente, Universidade da Coruña,
a

Campus de Elviña, s/n. E-mail: a1 jsuarez@udc.es, a2 jpuertas@udc.es, a3 janta@udc.es, a4 ajacome@udc.es, a5 jalvarezcampana@udc.es

Recibido: 04/07/2014 Aceptado: 22/07/2014 Publicado: 02/08/2014

Resumen

El medio urbano no es ajeno a la gestión integrada del recurso hídrico, que incluye, necesariamente, el concepto de unidad de
cuenca y de gobernanza. El tradicional concepto de ciclo del agua urbana, que incorpora de un modo muy lineal los servicios
de abastecimiento y saneamiento, debe ser sustituido por una visión más integral y sistémica, donde el agua se vincula con
el planeamiento y el desarrollo urbano y con las políticas de sostenibilidad. Se puede hablar de sistema de agua urbana. Esta
globalidad de acción no es algo de lo que podamos sustraernos, ya que la legislación cada vez más orienta a las administraciones
a considerar aspectos sistémicos y ambientales a la hora de gestionar, por ejemplo, los sistemas de saneamiento y drenaje. La
plasmación práctica de todo este conglomerado de interacciones ya toma forma en algunos países, en los que se comienza a
hablar de “Low Impact Development” (LID) o “Water Sensitivity Urban Design” (WSUD). Se propone integrar este nuevo enfoque
estratégico bajo la denominación: Desarrollo Urbano Sensible al Agua (DUSA). Con el impulso del enfoque DUSA, los actuales
sistemas de agua urbana (concebidos originalmente bajo el concepto tradicional de ciclo de agua urbana) pueden transformarse,
conceptual y físicamente, para una gestión integrada del sistema del agua urbana en los nuevos modelos de desarrollo urbanos
sostenible. Asimismo se presenta la aplicación del nuevo enfoque DUSA a la gestión de la contaminación asociada a las aguas
pluviales en el sistema de agua urbana, incluyendo los avances en normativa e incorporación de técnicas en España.

Palabras clave | Gestión integral del agua; sistema de agua urbana; contaminación de aguas pluviales; DUSA; IRT; TDUS.

ABSTRACT

The urban environment has to be concerned with the integrated water resources management, which necessarily includes the
concept of basin unity and governance. The traditional urban water cycle framework, which includes water supply, sewerage and
wastewater treatment services, is being replaced by a holistic and systemic concept, where water is associated with urbanism and
sustainability policies. This global point of view cannot be ignored as new regulations demand systemic and environmental approaches
to the administrations, for instance, in the management of urban drainage and sewerage systems. The practical expression of this
whole cluster interactions is beginning to take shape in several countries, with the definition of Low Impact Development and
Water Sensitivity Urban Design concepts. Intends to integrate this new strategic approach under the name: “Water Sensitive Urban
Development” (WSUD). With WSUD approach, the current urban water systems (originally conceived under the traditional concept
of urban water cycle) can be transformed, conceptual and physically, for an integrated management of the urban water system in
new models of sustainable urban development. A WSUD implementing new approach to the management of pollution associated
with stormwater in the urban water system is also presented, including advances in environmental regulations and incorporation of
several techniques in Spain.

Key words | Integral water management; urban water system; runoff pollution; WSUD.

doi:10.4995/ia.2014.3173 EISSN: 1886-4996 ISSN: 1134-2196


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INTRODUCCIÓN

La Unión Europea, a través del informe sobre desarrollo y gobernanza en el sector agua puso de manifiesto que, durante
la “Década Internacional del Agua Potable” (1981-1990) establecida por las Naciones Unidas (1981-1990), las organizaciones
internacionales prestaron especial atención al fomento del acceso al agua potable. Sin embargo, no se lograron los objetivos
fijados a causa no sólo de la insuficiencia de inversiones sino también a que las intervenciones se centraron en la realización
de infraestructuras, sin tener en cuenta suficientemente los aspectos de sostenibilidad y gestión, careciendo en general de una
concepción global del problema. La experiencia y la reflexión han demostrado que, si bien era necesaria una aportación financiera
adicional para alcanzar los objetivos de aquella década del agua potable, era igual de importante tomar en consideración cuestiones
como la gobernanza y, en el marco del desarrollo sostenible, implantar una política de uso y gestión del agua que se ocupase de la
protección del medio natural y de los aspectos socioeconómicos (CE, 2010).
Tras la “Conferencia Internacional de Dublín sobre el Agua y el Medio Ambiente”, que se celebró en enero de 1992, y
durante la década siguiente, se proclamaron principios en favor de una gestión eficaz y sostenible de los recursos hídricos. Con ese
fin se elaboró una estrategia denominada Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH), un concepto mundialmente aceptado
y vinculado con la idea de la buena gestión del agua, indivisible del concepto de unidad de cuenca, que se encuentra presente en
la Directiva Marco del Agua. España ha sido un referente histórico en la consideración de la cuenca como unidad de gestión y,
basándose entre otros en el modelo español, la Unión Europea ha promulgado la gestión integrada de los recursos a nivel de cuenca
como pieza clave en su política del agua.
El diagnóstico actual de la gestión del agua urbana (World Bank, 2012) se puede presentar a partir de la revisión de tres
aspectos. En primer lugar, la rápida urbanización del territorio, donde la creciente demanda de agua, unida a la poca ordenación
de los usos de suelo y el incremento de la contaminación difusa, amenazan el abastecimiento de agua, aumentan el riesgo de
inundaciones y afectan la calidad de vida de la población urbana. En segundo término, la vulnerabilidad ante el cambio climático, de
modo que la gestión del agua debe contemplar el aumento de estrés hídrico producido por el aumento de temperatura, así como los
cambios en los patrones de precipitaciones que pueden aumentar el riesgo por inundaciones (Willems et al. 2012). En tercer lugar,
una gestión hídrica ineficaz, cuyos enfoques actuales son predominantemente locales y sectoriales, y carecen de la innovación y el
alcance para hacer frente a los desafíos transversales. Además, los enfoques de cuenca, cuando existen, no están bien coordinados
con las realidades urbanas.
Las crisis del agua que se viven son, en parte, crisis de gobernanza. La gobernanza trata sobre los procesos y mecanismos de
interacción entre los actores gubernamentales y no gubernamentales; es un concepto dinámico que se refiere: a los procesos y a los
sistemas a través de los cuales opera la sociedad, a la interrelación de las estructuras formales e informales, a los procedimientos y
a los procesos (Hoekstra, 2006), a los sistemas de hacer las reglas, las redes de actores a todos los niveles de la sociedad (de lo local
a lo global), dentro del contexto del desarrollo sostenible.
La escasez relativa que hay en algunas regiones, si bien puede ser resultado de factores geográficos, supera los problemas de
disponibilidad natural; es más bien consecuencia de mala planificación, no solo hídrica, sino de otros sectores, como los territoriales,
de concepciones erróneas sobre los recursos hídricos, usos indiscriminados y de apropiación del agua, reglas inadecuadas o fuera
de los contextos socio-culturales, de la ausencia de coordinación entre políticas; todos ellos factores políticos y administrativos. El
concepto de gobernanza del agua comprende cuatro dimensiones (Álvarez-Campana, 2012). La dimensión política y la dimensión
social, que se refieren a la toma de decisiones y al acceso equitativo a los recursos, pero no puede obviarse que existe un contexto
económico que influye en esa toma de decisiones y que debería contribuir a lograr la eficiencia, en donde se maximice el uso del
recurso y que se recuperen adecuadamente los costes; y, por último, la dimensión ambiental, por cuanto se considera que el agua es
un subsistema dentro del medio ambiente y, por lo tanto, se debe buscar el equilibrio hidrológico que tienda al uso sostenible del
recurso.
Actualmente se entiende por estrategia GIRH (IWRM, en sus siglas en la bibliografía anglosajona), el proceso cuya finalidad
es mejorar la eficacia del uso del agua (razón económica), fomentar la equidad del acceso al agua (razón social) y garantizar la
sostenibilidad (razón ambiental). El término “integrada” destaca la necesidad de un enfoque global (holístico), con el fin de agrupar
varios sectores, como la salud, la agricultura o la industria (integración horizontal), y varios niveles, como el regional, el nacional, el

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municipal, el doméstico, etc. (integración vertical). Puede afirmarse que la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos es el enfoque
empleado para aplicar la gobernanza en lo que respecta a la conservación y la sostenibilidad de los recursos hídricos.
Gobernanza del agua se refiere, en definitiva, a la interacción de los sistemas políticos, sociales, económicos (Rogers y Hall,
2003) y administrativos que entran en juego para regular el desarrollo y gestión de los recursos hídricos y la provisión de servicios
de agua a diferentes niveles de la sociedad, sin olvidarse de la protección de las masas de agua. Desde el “II Foro Mundial del
Agua en La Haya”, en el año 2000, se puso en el debate el tema de gobernanza ligado a la GIRH. En el “Documento Marco para la
Acción” de dicho foro se señaló a la GIRH como una herramienta clave para proporcionar seguridad hídrica al desarrollo sostenible.
Una buena gobernanza implica la coordinación entre los diferentes sectores, donde el resultado es el uso eficiente de los recursos,
el uso responsable y confiable del poder, y la provisión de servicios de forma eficiente y sostenible.

Gestión integrada del recurso hídrico (GIRH) y SISTEMA DE AGUA URBANa (SAU)

La estrategia GIRH y el concepto de gobernanza surgen para garantizar la gestión a nivel global del recurso, desde su
extracción del medio natural hasta su devolución al mismo, de modo que se cubran de modo eficiente y equitativo todas las
demandas (consumo humano, riego, industria, entre otros), controlando su uso y corrigiendo la posible merma de calidad del agua
en el proceso, de modo que su reingreso al medio natural se haga con un nivel de contaminación por debajo de unos estándares
predefinidos que garantizan el mantenimiento de unos objetivos en el estado de las masas de agua (“enfoque combinado” de la
Directiva Marco de Agua). El atender a una multiplicidad de demandas suele ser el problema fundamental a la hora de abordar la
GIRH. En una cuenca natural de cierta extensión las demandas son muy variadas y, en general, competitivas (consumo doméstico,
industrial, riego, producción energética, etc.) y la satisfacción del conjunto de estas demandas puede dar lugar a conflictos, si la
oferta es escasa. Se pueden ya apreciar las evidentes interacciones entre el suministro de agua y el resto de componentes del ciclo.

Junta de Andalucía

Figura 1 | El ciclo del agua urbana, en un sentido tradicional o clásico.

Otras interacciones claves del propio ciclo del agua son las que se producen entre consumo de agua y el consumo de
energía, por citar el ejemplo más notable. Buena parte de los costes asociados a la captación del agua, conducción (por bombeo,
en general), tratamiento para el consumo y depuración tras su uso, son costes energéticos. Un ahorro en el consumo de agua, o una
racionalización de su uso, deriva de un modo directo en un ahorro energético y en una mejora ambiental, no sólo fruto del buen uso
del agua sino de un menor consumo de combustibles, lo que supone una menor huella de carbono.

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Las ideas recogidas en los párrafos anteriores no son privativas de las cuencas naturales o rurales: su aplicación a cuencas
urbanas es directa. Del mismo modo que se puede hablar de una cuenca hidrográfica natural se puede definir la cuenca urbana,
y del mismo modo que se pueden analizar las componentes del ciclo hidrológico en un entorno natural, se puede analizar el
tradicionalmente denominado ciclo del agua urbana (Figura 1).
El concepto tradicional de ciclo urbano del agua, a pesar de su nombre, es de corte lineal. Los procesos sucesivos responden
a una secuencia dominante de flujo lineal: captación, distribución, uso/consumo, saneamiento, depuración y vertido al medio
receptor. Una secuencia que se pone de manifiesto en unas infraestructuras que reflejan, de alguna manera, ese ir por detrás de
las demandas originadas por los procesos de desarrollo urbano, lo que podría denominarse como comportamiento reactivo de las
infraestructuras respecto a las necesidades de la población y de las exigencias ambientales. Este modelo tradicional es claramente
insuficiente para poner de manifiesto la complejidad del problema del agua en el medio urbano, lo que ocasiona claras ineficiencias.
Por ejemplo, el método clásico de satisfacción de las diversas demandas urbanas (usuarios particulares en ámbito doméstico,
usuarios industriales, riego de parques y jardines, lavado de calles, etc.) es a través de un único suministro de agua potable. En el
caso de que se produzca un episodio de escasez algunos de estos usos se limitan (p. ej. riego de parques), pero no ha sido usual en
el pasado inmediato considerar fuentes complementarias, o alternativas, a los suministros convencionales. También se observan
frecuentes disfunciones, observando por ejemplo que gestionar una red de saneamiento de modo disjunto respecto a la estación
depuradora y al medio natural suele devenir en vertidos indeseados o en una deficiente explotación global, ya que los estándares de
calidad o los niveles máximos de contaminación que puede soportar el medio natural condicionan o deben condicionar la gestión
conjunta del sistema de saneamiento. Los actuales sistemas de agua urbanos son en gran medida el reflejo de un modelo de gestión
lineal, no integral, ante un desarrollo urbano que no siempre ha sido sensible a ese carácter integral e integrador del recurso hídrico,
especialmente en los ámbitos urbanos.
En este escenario, la estrategia GIRH promueve una transformación del modelo de gestión a través de cambios en la
gobernanza, de modo que los sistemas de agua urbanos puedan transitar de un enfoque lineal no integrado a sistemas de agua
urbanos que estén imbricados en los nuevos desarrollos urbanos sostenibles. La gestión integrada del recurso hídrico en el medio
urbano es un objetivo al que tender, y que se logra secuencialmente. Desgranando el concepto de gestión integral del recurso hídrico
aparecen ideas que deben ser consideradas: gestión coordinada del agua y del territorio; visión conjunta del agua y el resto de los
recursos (energía, de modo muy particular); multiplicidad de demandas en competencia, que deben ser satisfechas de un modo
equitativo; eficiencia económica; y respeto al medio natural.
El desarrollo territorial, no sólo en el ámbito urbano, debe contemplar la interacción con el medio natural (incluyendo
los cauces fluviales, acuíferos y en general las fuentes de agua) como elemento sustancial de esta estrategia GIRH. Frente a esta
necesidad surgen iniciativas a nivel internacional que proponen otorgarle al agua mayor protagonismo en la planificación y el
desarrollo urbano sostenible, entre las que se puede citar dos corrientes: Water sensitive urban design (WSUD) o diseño urbano
sensible al agua y Low impact development (LID) o desarrollo de impacto bajo. Entre los objetivos declarados de estas iniciativas,
que podrían considerarse de re-ingeniería ambiental sostenible, se encontrarían: reducir los flujos de aguas pluviales, a través
de una urbanización más “permeable”, que permita recuperar (al menos parcialmente) la infiltración que se da de modo natural;
reducir la contaminación del agua utilizada en el medio urbano; proteger la calidad de las masas de agua vinculadas en el ciclo;
evitar la contaminación del agua pluvial poco contaminada (por mezcla con aguas pluviales contaminadas o con aguas residuales),
y considerar su aprovechamiento; reducir el consumo de agua de suministro, adaptando distintas calidades de agua a distintos usos;
y minimizar la generación de agua residual, y evitar su mezcla con agua pluvial, lo que redunda en una reducción de costes de
transporte y tratamiento.
Iniciativas de enfoque de la estrategia GIRH pueden considerarse aplicaciones esenciales, desde una mejor gobernanza del
agua, destinadas a realizar una adaptación efectiva de los sistemas de agua urbana a la estrategia de gestión integral de los recursos
hídricos, como una contribución al desarrollo urbano sostenible. Se propone que este conjunto de diversas iniciativas de enfoque
estratégico se identifiquen como Desarrollo Urbano Sensible al Agua (DUSA). Con el impulso del enfoque DUSA los actuales
sistemas de agua urbana (concebidos originalmente bajo el concepto tradicional de ciclo de agua urbana) pueden transformarse,
conceptual y físicamente, para una gestión integrada del sistema del agua urbana en los nuevos modelos de desarrollo urbanos
sostenible.

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hacia una gestión integrada del sistema de agua urbana

Una mejor gestión del agua impone analizar los recursos disponibles y analizar algunos que no han sido tenidos en cuenta
de modo tradicional. Es en ese proceso donde las interacciones en el sistema del agua urbana se hacen patentes. La Figura 2 ilustra
las posibles interacciones entre lo que puede denominarse “clases” de agua urbana.

Figura 2 | Masas de agua urbana y sus interacciones en el marco de la GIRH (adaptado de Hoban y Wong, 2006).

Se puede observar en la Figura 2 como, a título general, conviven en el medio urbano tres clases de agua: la de abastecimiento
(que puede tener una o varias fuentes de suministro), la residual (de un alto nivel de contaminación, en general) y la pluvial
(prácticamente limpia en origen, pero de fácil degradación si no se toman las medidas adecuadas). Se muestran en la figura algunas
de sus posibles interacciones en el marco de la gestión integrada del agua urbana. Sin ánimo de ser exhaustivos se resaltan algunas
de las medidas apuntadas en la figura y que implican la interacción global entre las clases de agua. Si se centra el foco de atención
en el abastecimiento, el punto fundamental es la diversificación de las fuentes y su especialización en función del tipo de uso. A las
fuentes tradicionales (toma de una masa de agua superficial continental, ETAP, aducción, depósitos y distribución), se suman otras
componentes, como son: las aguas subterráneas, las aguas pluviales y las aguas grises.
El agua pluvial recogida en su origen y derivada a depósitos sin contacto con zonas de tráfico o zonas muy contaminadas, y
sin contacto con aguas residuales, tiene un nivel de calidad que la hace apta para cubrir una amplia variedad de usos urbanos (riegos
públicos, por ejemplo, o consumos industriales) sin tratamiento adicional o con mínimos tratamientos. Se trata de una tendencia
a futuro, aún sin explotar. Una gestión global del sistema permitirá incidir en los decisores en materia urbanística para una mejor
gestión de las aguas pluviales. Por su parte, las aguas grises, generadas en las viviendas y en las industrias tras un uso relativamente
“noble” del agua (que no genere mucha contaminación) y que puede ser directamente utilizada, reciclada, para un uso que requiera
poca calidad (descargas en inodoros, riego, lavado de vehículos, etc.). En cuanto a las aguas residuales, tras su depuración, pueden

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tener un nivel de contaminación compatible con algunos usos, y si se llega a un nivel de tratamiento que elimine suficientemente las
sustancias contaminantes, se puede considerar esta agua regenerada y apta para múltiples usos (quizá con la excepción del consumo
humano, aunque técnicamente es una opción posible). De nuevo, esta reutilización supone un mejor aprovechamiento del recurso
disponible y un aumento de la oferta real, con lo que se minimizarían los episodios de escasez.
Desde el punto de vista del agua residual, también se pueden señalar ventajas adicionales de una gestión integrada. En primer
lugar una reducción de los consumos disminuye los caudales de tratamiento en las EDAR, lo que redunda en una reducción global
del coste del servicio. Esta reducción de coste puede reinvertirse en una mejora de los procesos, que permita obtener agua con un
nivel más bajo de contaminación en los efluentes, que puede ser suficientemente bajo para su reutilización directa en algunos usos,
o para su regeneración y posterior uso en una amplia variedad de destinos. Una segunda ventaja sería la estabilidad en los caudales
que llegan a la EDAR, provocada por una adecuada gestión de las aguas pluviales, que mejora ostensiblemente la explotación de la
planta (con determinadas etapas muy sensibles a las variaciones de las características del agua residual que procesan) (Díaz-Fierros
et al., 2002). Una deficiente gestión del saneamiento puede hace llegar a la EDAR puntas de caudal muy por encima de su capacidad
de tratamiento, lo que generará vertidos y posibles incumplimientos de los estándares de calidad de los medios naturales receptores.
Las ventajas no se agotan en la mejora de la garantía de suministro. Si se considera como punto de vista el agua pluvial aparecen
nuevas virtudes derivadas de un urbanismo sostenible.
El enfoque tradicional de la gestión del agua pluvial es su drenaje para evitar inundaciones. Las inundaciones son mayores
cuanto más impermeables son las superficies del medio urbano, porque se impide la infiltración (que es el método natural de captar
el agua de lluvia por el terreno) y se reduce la evapotranspiración. Las medidas orientadas a captar y utilizar el agua pluvial cerca
del punto donde cae se integran dentro de las denominadas Técnicas de Drenaje Urbano Sostenible (TDUS) en origen, que el
gestor del ciclo integral del agua puede proponer a los responsables urbanísticos, alivian de un modo notable este problema (Suárez
et al., 2010; Anta et al., 2012). Las técnicas de drenaje urbano sostenible (TDUS) son medidas, procedimientos o infraestructuras
destinadas a que el sistema de saneamiento mejore su eficacia en la gestión de las aguas pluviales (recogida, transporte, tratamiento,
valorización, etc.). Los beneficios obtenidos por su uso pueden ser de dos tipos: el control de la cantidad de agua (caudales,
volúmenes) y el control de la contaminación. Las TDUS pueden aplicarse tanto en el “origen” (allí en donde cae la lluvia y todavía
los flujos no han sido introducidos en la red de drenaje), siendo aplicadas en la superficie de la cuenca (tanto si la red de saneamiento
es unitaria o separativa), como “aguas abajo”, una vez las aguas de escorrentía pluvial ya han sido drenadas mediante colectores
(Puertas et al., 2008).
El agua pluvial, limpia en origen, se degrada al circular por zonas de tráfico o de mucha intensidad de urbanización (Suárez
et al., 2013). La captación de un máximo de agua pluvial en origen, antes de su contaminación, evita esta degradación, con lo que
la adecuada gestión de las aguas pluviales supone una ventaja ambiental. Si las aguas pluviales (contaminadas o no) se mezclan
con las residuales un cierto porcentaje de esta mezcla puede acabar en el medio natural sin depuración alguna, debido a la falta
de capacidad de la red de alcantarillado o la EDAR. La contaminación aportada por los desbordamientos de sistemas unitarios
es actualmente una importante presión sobre las masas de agua (Suárez y Puertas, 2005). Cuanto mayor sea el volumen de agua
pluvial, más frecuente será esta falta de capacidad, y mayor será el impacto (Llopart-Mascaró et al., 2014). Aun admitiendo que la
entidad gestora del agua urbana sea única no será usualmente competente en urbanismo; sólo desde la gestión integrada del sistema
de agua urbana se puede contemplar esta problemática en su conjunto, y se podrá, por tanto, interactuar con la autoridad competente
en esta materia con una base técnica sólida. Es obvio que la gestión de estas interacciones exige la gestión integrada del agua
urbana, ya que el agua abastecida, el agua pluvial (a drenar, según la visión clásica) y la residual forman parte de un sistema único.
La Figura 3 esquematiza (de un modo algo complejo, porque es un sistema complejo), los flujos de agua en el entorno urbano
que se han ido señalando en los apartados anteriores. El sistema de agua urbana es un sistema complejo, dado que se compondría
de lo que podría denominarse como un conjunto de sistemas (o subsistemas) tecnológicos. El sistema de agua urbana puede
contemplarse como el conjunto de agentes intencionales (operadores de gestión, de diseño, de construcción y de operación), de
componentes materiales tecnológicos (infraestructuras e instalaciones) y de componentes naturales (recurso hídrico en el territorio,
que a su vez sería un subsistema natural), que se interrelacionan con el objeto de satisfacer de forma eficiente las demandas de uso y
consumo de una población urbanizada y la conservación (o mejora) de la calidad ambiental del territorio (cuenca natural receptora
del recurso, cuencas urbanizadas y medio receptor de vertidos) en que se asienta esa población urbana.

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Suárez et al. | Gestión integrada de los recursos hídricos en el sistema del agua urbana: Desarrollo […] 117

Se puede observar cómo se contemplan distintas fuentes de agua: abastecimiento tradicional, a partir de fuentes superficiales
o subterráneas, aguas grises, aguas pluviales o aguas desaladas, y cómo aparece una red de interacción entre todas ellas y las
aguas residuales (tras su tratamiento), que forman una red compacta de gestión, que no puede ser adecuadamente gestionada con
operadores que sólo consideren una parcela o tramo.

INDUSTRIA RIEGO Y OTROS


USOS MUNICIPALES

5 ABASTECIM. 4 3
DRENAJE DE AGUA
9 TDUS

7
LLUVIA
LLUVIA
8

9 IRTLLUVIA
10

DESALADORA
ETAP
EDAR 1 2
11 IRT 12

ERAR
(JSL/2013)

AGUAS
SUBTERRÁNEAS

AGUAS
SUPERFICIALES MAR
CONTINENTALES

1.- Estación de tratamiento de agua potable. 2.- Desaladora. 3.- Consumo de agua en riego/agrícola.
4.- Consumo de agua en usos urbanos. 5.- Consumo de agua industrial. 6.- Sistemas de reciclaje de aguas grises.
7.- Sistema de drenaje de aguas pluviales. 8.- Sistemas de saneamiento unitario. 9.- Técnicas de Drenaje Urbano Sostenible
10 - 11.- Infraestructuras de regulación y tratamiento (p.e. depósitos de tormenta, balsas de retención, etc.)
12.- Depuradora de aguas residuales urbanas – Estación regeneradora de aguas residuales.

Figura 3 | El sistema del agua urbana (elaboración propia).

El concepto de unidad de cuenca (de unidad de territorio) se impone como el único capaz de gestionar de modo eficaz este
complejo sistema. Debe entenderse que ante una demanda concreta (industrial, por ejemplo), el gestor debe decidir qué tipo de
agua conviene servir en función de la calidad requerida, de la oferta disponible, del coste de producción, del coste de oportunidad,
etc. Este gestor puede, y debe además, ser el interlocutor con los responsables de la planificación y gestión urbanística, y colaborar

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118 Suárez et al. | Gestión integrada de los recursos hídricos en el sistema del agua urbana: Desarrollo […] Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

con ellos para caminar hacia un desarrollo urbano sostenible y una ciudad respetuosa con los principios del “Desarrollo Urbano
Sensible al Agua” (DUSA), que se presentan más adelante. Como gestor de inversiones, puede colaborar en el desarrollo de
técnicas de drenaje urbano sostenible, sabedor de que esa inversión repercutirá en una mejor calidad del servicio global (incluso
del abastecimiento, ya que se mejora el nivel de los acuíferos, y se generan depósitos de agua de cierta calidad, para algunos usos
urbanos). Desde el punto de vista de la rentabilidad económica, sólo desde la comprensión de las interacciones tiene sentido invertir
en acciones, como las técnicas de drenaje urbano sostenible (TDUS), cuyos beneficios redundan en una mejora de la gestión del
sistema en su conjunto, y a las que no es fácil (en la actualidad) asignar un beneficio evidente en términos monetarios si se cubren
de modo aislado. Es difícil adquirir esta perspectiva cuando el abastecimiento, el saneamiento y la depuración se compartimentan
y se consideran negocios distintos. La calidad global del sistema se resiente y aparecen parcelas no cubiertas por ninguno de estos
gestores parciales. La faceta de protección ambiental, en concreto, suele ser un damnificado de esta concepción compartimentada.

ENFOQUE “DUSA” COMO ESTRATEGIA SOSTENIBLE DE GESTIÓN DE LA CONTAMINACIÓN


ASOCIADA A LAS AGUAS PLUVIALES EN SISTEMAS DE SANEAMIENTO Y DRENAJE

En la bibliografía internacional es usual encontrar las expresiones Low Impact Development (LID) o Water Sensitive Urban
Design (WSUD), para hacer referencia a estrategias de planificación, desarrollo o urbanización. El LID es utilizado principalmente
en la bibliografía y normativa de EE.UU, junto con el término Green Infraestructure (infraestructuras verdes), mientras que el
WSUD nace y se implanta en Australia. Se propone el término DUSA, Desarrollo urbano sensible al agua, como un enfoque
estratégico integrador de todas las tendencias citadas anteriormente. El DUSA representa un nuevo paradigma en la planificación
y el diseño del medio urbano cuyos fines fundamentales son minimizar los impactos sobre el ciclo natural del agua y proteger la
salud de los ecosistemas acuáticos. Promueve una aproximación al desarrollo urbano que se adapte a las características naturales
de los emplazamientos o lugares, que proteja los ecosistemas naturales, y que optimice el uso del agua como recurso. Intenta
hacer compatibles las actividades humanas con los ecosistemas a través de la gestión inteligente de todos los flujos de agua. Tiene
como objetivo ofrecer soluciones sostenibles del ciclo del agua en las zonas urbanas. Se busca una gestión eficiente de todos los
subsistemas del sistema de agua urbana. Además, el DUSA pretende integrar estas soluciones en la planificación y el diseño del
desarrollo urbano (edificios y paisajes), hacia un objetivo general de desarrollo ecológicamente sostenible, como se muestra a
continuación en la Figura 4 (EDAW, 2007).
Los enfoques “DUSA” suponen una estrategia de desarrollo urbano, de urbanización o re-urbanización, que se apoyan
en los procesos naturales para gestionar las aguas pluviales lo más cerca posible de su origen. Se emplean principios tales como
la preservación y la regeneración de las características naturales del territorio, minimizando las superficies impermeables para
crear un sistema de drenaje que trate a las aguas pluviales como un recurso y una oportunidad, más que un flujo residual. La
estrategia debe iniciarse con un proceso de planificación que identifique, en primer lugar, las áreas críticas con recursos naturales
que deben ser preservados. Posteriormente, y una vez han sido definidas las necesidades de edificación (de usos), las estrategias
deben incorporarse al proyecto. Directrices tales como mantener la red de drenaje natural, minimizar los movimientos de tierra
(desmontes y terraplenes), agrupar los edificios o reducir las superficies impermeables, se incorporan en el diseño del proyecto.

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Suárez et al. | Gestión integrada de los recursos hídricos en el sistema del agua urbana: Desarrollo […] 119

Figura 4 | Relación entre el diseño urbano sensible al agua, el desarrollo ecológicamente sostenible y la gestión del ciclo integral del agua (adaptado
de EDAW, 2007).

Asociado a estas estrategias se encuentra el uso de las “infraestructuras verdes”, término relativamente nuevo y flexible,
que se ha utilizado de manera diferente según los contextos. Benedict y McMahon (2006), en su libro “Green Infrastructures”,
las han definido en términos generales como “una red interconectada de espacios naturales y otros espacios abiertos que conserva
valores y funciones de los ecosistemas naturales, mantiene el aire limpio y el agua, y ofrecen una amplia gama de beneficios para las
personas y la vida silvestre”. Sin embargo, la US-EPA, en su intento de aplicar su estrategia “Infraestructuras Verdes. Declaración
de intenciones” (US-EPA, 2007), prefiere utilizar el término” infraestructuras verdes” para referirse, en general, a sistemas y
prácticas que utilizan o imitan los procesos naturales, tales como infiltración, evapotranspiración, o uso de las aguas pluviales y/o
las escorrentías en el lugar donde se generan (Anta, 2006). Por ejemplo, actualmente son consideradas “infraestructuras verdes” los
tejados verdes, el uso de alcorques, “rain gardens”, cunetas o zanjas vegetadas, humedales “de bolsillo”, plantadores de infiltración,
pavimentos porosos y permeables, camellones con vegetación, reforestación / revegetación, y la protección y mejora de zonas de
amortiguación ribereñas y llanuras de inundación.
Las estrategias “DUSA” tienen unos objetivos últimos concordantes con los tres pilares del concepto de sostenibilidad:
la protección ambiental, el avance en objetivos sociales y el desarrollo económico. Los objetivos ambientales, como ya se ha
comentado, incluyen la mejora y protección de las masas de agua, el mantenimiento o la mínima alteración de los ecosistemas, el
respeto de los flujos naturales de escorrentía y de infiltración, con el objeto de mantener el volumen natural de aguas subterráneas
y no provocar alteraciones morfológicas en los cauces debido a un incremento de las escorrentías y, en general, la protección
de la calidad de las aguas en el entorno urbano, que permita, por ejemplo, la utilización de las aguas de escorrentía para usos
de abastecimiento alternativo, o que proteja la calidad de las aguas subterráneas. Los objetivos sociales incluyen crear entornos
urbanos de mayor calidad, con mayor presencia de vegetación y áreas recreativas que “humanicen” las ciudades, que mejoren el
aire ambiente, y que reduzcan las islas de calor urbano, que en algunos casos pueden suponer incrementos térmicos del orden de 10
grados, y que generan problemas de habitabilidad. Las áreas de captación de escorrentías limpias pueden, por ejemplo, conjugarse
con zonas de uso lúdico, aunque se inunden esporádicamente. Los objetivos económicos son evidentes ya que una racionalización
de la gestión de las escorrentías con control de flujos en origen implica un menor coste de tratamiento, menores secciones de
alcantarillado, menores costes de urbanización, por tanto, y la reutilización de aguas pluviales para usos que no requieran calidad

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120 Suárez et al. | Gestión integrada de los recursos hídricos en el sistema del agua urbana: Desarrollo […] Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

implica una reducción potencial en el consumo de agua y de energía, como ya se ha comentado repetidamente en este texto. Los
efectos sobre la huella de carbono, con implicaciones ambientales y económicas, deben ser también considerados.
En la Figura 5 se ilustra cómo funciona el ciclo del agua en los espacios naturales y urbanos. El diagrama de la derecha pone
de relieve los beneficios potenciales de desarrollo urbano sensible al agua en la consecución de un régimen hidrológico más natural.
Bajo este nuevo enfoque del DUSA comienzan a desarrollarse trabajos que facilitan la elección de diferentes estrategias de ahorro y
la implantación de tecnologías, como las TDUS, para el análisis integral del sistema de agua urbano. En estos trabajos se desarrollan
sistemas de ayuda a la decisión (DSS) que permiten la elección de los mejores emplazamientos para los nuevos desarrollos urbanos
(Makropoulos et al., 2008), el análisis de los impactos producidos sobre los medios acuáticos receptores (Marsalek, 2006), o el
análisis de nuevas fuentes para el suministro de agua a través de la reutilización de aguas residuales, la valorización de aguas grises,
mejoras en los sistemas de riego, almacenamiento en acuíferos, etc., a partir de modelos conceptuales de balance de masas (p. ej.
Mitchell et al., 2001 o Mitchell y Diaper, 2006).

precipitación
precipitación
evapo- precipitación
transpiración
abastecimiento evapo- reducción de
de agua transpiración evapo-
abastecimiento
reducida transpiración
de agua

aprovechamiento
de escorrentía
reutilización de
aguas residuales

escorrentía
grandes volúmenes de tratamiento de escorrentía
escorrentía se reducen escorrentías
se reduce con más contaminación aguas residuales
(JSL/2014)

la infiltración

aguas residuales infiltración


infiltración

Figura 5 | El sistema del agua urbana en los espacios naturales, urbanos, y en los espacios urbanos diseñado con el enfoque estratégico DUSA
(adaptado de Hoban y Wong, 2006).

el nuEVO RETO DE LA GESTIÓN DEL LAS AGUAS DE ESCORRENTÍA EN ESPAÑA

Es imposible comentar en este texto las implicaciones concretas de la visión global que se presenta a todos los sectores
de actividad vinculados con el agua urbana. Sirva de ejemplo la gestión de las aguas de escorrentía urbana, que han pasado en las
últimas décadas de ser una mera corriente molesta, a evacuar lo más rápido posible hacia el río o la costa, a una masa de agua con
unas ciertas características de calidad, que en algunos casos puede ser utilizada para ciertos tipos de consumo, y en otros debe ser
tratada debido a su nivel de contaminación. Como se ve, aparecen vínculos con los sistemas de abastecimiento y saneamiento, y
el planteamiento global sobre cómo gestionarlas afectará directamente a los nuevos desarrollos urbanos. Se plantea como base de
este análisis la publicación del Real Decreto 1290/2012, “por el que se modifica el Reglamento del Dominio Público Hidráulico
(RDPH), y el Real Decreto 509/1996, de desarrollo del Real Decreto-ley 11/1995, por el que se establecen las normas aplicables
al tratamiento de las aguas residuales urbanas”, y la puesta en marcha de medidas para su implantación (entre las que hay que
destacar la modificación de la Orden MAM/1873/2004, de 2 de junio, por la que se desarrollan determinados aspectos relativos a la
autorización de vertidos) que obliga, en la práctica, a que el saneamiento y el drenaje urbano deban redefinirse en España.
Los precedentes legislativos más evidentes que propiciaron este decreto son, a nivel comunitario, la Directiva 2000/60/
CE, por la que se establece un marco comunitario de actuación en el ámbito de la política de aguas, que incide esencialmente
en la protección, conservación y mejora del estado de las masas de agua (tradicionales receptoras de los vertidos urbanos), y la

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Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014 Suárez et al. | Gestión integrada de los recursos hídricos en el sistema del agua urbana: Desarrollo […] 121

Directiva 91/271/CEE, sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas, que ya se incorporó al ordenamiento interno mediante
el Real Decreto-ley 11/1995, y el Real Decreto 509/1996. El RD 509/1996 ha sido modificado en 2012 en el RD 1290/2012 para
incidir en el enfoque global que se ha ido desgranando y para aclarar conceptos que poco a poco se van asentando, como el de
“lluvias torrenciales inusuales”, que permite establecer escenarios excepcionales en que los flujos y niveles de contaminación son
difícilmente controlables, y regular por tanto el desbordamiento de los sistemas de saneamiento en episodios de lluvia, teniendo en
cuenta que en la práctica no es posible construir los sistemas colectores y las instalaciones de tratamiento de manera que se puedan
someter a tratamiento la totalidad de las aguas en circunstancias tales como lluvias intensas. Se contempla, asimismo, la necesidad
de aislar el sistema de saneamiento de las aguas freáticas (mediante una adecuada estanqueidad). Este aislamiento surge de una
doble necesidad: evitar la contaminación de las aguas freáticas, quizá aptas para algún consumo, por la filtración hacia ellas de agua
residual, y evitar el exceso de aguas a tratar, por el flujo inverso, hacia el sistema de saneamiento. De nuevo aparecen interacciones
entre elementos del sistema de agua urbana, que la legislación va delimitando.
Una de las primeras alusiones a la nueva estrategia de control de la contaminación por desbordamientos tanto en sistemas
unitarios como en separativos es el apartado “2.e´” del artículo 246 del RDPH, en el que se hace referencia a la necesidad de aportar
documentación técnica que desarrolle y justifique adecuadamente las características de la red de saneamiento y los sistemas de
aliviaderos, y las medidas, actuaciones e instalaciones previstas para limitar la contaminación por desbordamiento en episodios
de lluvias, para iniciar el procedimiento de autorización de vertidos. El Artículo 251 del RDPH, sobre “Condicionado de las
autorizaciones de vertido”, también se ve modificado para incluir aspectos relacionados con la gestión de flujos contaminados en
tiempo de lluvia. En las autorizaciones de vertido de sistemas de saneamiento de zonas urbanas se deben de tener en cuenta ciertos
criterios en relación a desbordamientos en episodios de lluvia: los proyectos de nuevos desarrollos urbanos deberán justificar la
conveniencia de establecer redes de saneamiento separativas o unitarias para aguas residuales y de escorrentía, así como plantear
medidas que limiten la aportación de aguas de lluvia a los colectores; en las redes de colectores de aguas residuales urbanas no
se admitirá la incorporación de aguas de escorrentía procedentes de zonas exteriores a la aglomeración urbana; en tiempo seco
no se admitirán vertidos por los aliviaderos; los aliviaderos del sistema colector de saneamiento y los de entrada a la depuradora
deberán dotarse de los elementos, pertinentes en función de su ubicación, antigüedad y el tamaño del área drenada, para reducir la
evacuación al medio receptor de, al menos, sólidos gruesos y flotantes; con el fin de reducir convenientemente la contaminación
generada en episodios de lluvia, los titulares de vertidos de aguas residuales urbanas tendrán la obligación de poner en servicio
las obras e instalaciones que permitan retener y evacuar adecuadamente hacia la estación depuradora de aguas residuales urbanas
las primeras aguas de escorrentía de la red de saneamiento con elevadas concentraciones de contaminantes producidas en dichos
episodios.
Cuando se hace referencia a que se deben plantear medidas que limiten la aportación de aguas de lluvia a los colectores de
todo tipo (de sistemas unitarios y de sistemas separativos) se está promoviendo, en definitiva, el uso de TDUS. También la gestión
de los flujos residuales en tiempo de lluvia se debe implantar en las zonas industriales, con unos criterios levemente distintos, que
incorporan la prohibición de verter sustancias peligrosas o de proceso industrial, entre otras limitaciones.
Finalmente cabe comentar que en el RD 1290/2012 se especifica que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio
Ambiente, en aras del cumplimiento de los objetivos ambientales del medio receptor, dictará las Normas Técnicas en las que se
especifiquen y desarrollen los procedimientos de diseño de las obras e instalaciones de regulación y tratamiento para la gestión
de las aguas de escorrentía. Dichas normas se utilizarán en el establecimiento de las condiciones de las autorizaciones de vertido.
Las instalaciones de regulación y tratamiento (IRT) son, por tanto, las obras o infraestructuras en las que los flujos residuales
(bien aguas de escorrentía pluvial contaminadas bien aguas residuales urbanas o industriales mezcladas con aguas de escorrentía
pluvial) son sometidos a una serie de tratamientos y procesos de depuración, de modo que se produzca una reducción de la
contaminación presente en las mismas que permita alcanzar los valores límite de emisión del vertido, teniendo en cuenta las normas
de calidad ambiental determinadas para la masa de agua receptora; en estas instalaciones podrán existir aliviaderos que generen
desbordamientos en situaciones de lluvias inusuales. Las IRT son, en definitiva, una tipología de TDUS (de control aguas abajo)
en la que se busca tanto la regulación de caudales (uno de cuyos objetivos es minimizar impactos hidromorfológicos) como la
reducción de la contaminación asociada a las aguas de escorrentía pluvial. Todos estos cambios normativos van orientados a la
interconexión del sistema de saneamiento y drenaje de aguas pluviales dentro del sistema de agua urbana, y no es sino un primer
paso hacia una visión más integradora, tal como se ha venido comentando (Figura 6).

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122 Suárez et al. | Gestión integrada de los recursos hídricos en el sistema del agua urbana: Desarrollo […] Ingeniería del Agua | 18.1 | 2014

Figura 6 | Esquemas conceptuales de sistemas de saneamiento unitario y separativo en los cuales se integran las “Instalaciones de Regulación y
Tratamiento” (IRT) y las “Técnicas de Drenaje Urbano Sostenible” (TDUS) (elaboración propia).

Conceptos y enfoques que ya se vienen aplicando a nivel de gestión de cuenca hidrológica a través del GIRH y de la
buena gobernanza en el sector agua, deben ser trasladados y adaptados al sistema del agua urbana. El sistema de agua urbana es
lo suficientemente complejo y estratégico como para que este hecho se produzca lo más rápidamente posible, y que se modifiquen
las políticas y estrategias que actualmente son aplicadas. El incierto futuro próximo del recurso agua obliga a considerar un uso
más eficiente del mismo con procedencias, o suministros, múltiples. La gestión de las aguas pluviales es clave en el sistema de
agua urbana, como se ha puesto de manifiesto en los párrafos precedentes, por lo que la aplicación de los principios y enfoques
del Desarrollo Urbano Sensible al Agua (DUSA) es fundamental, todo ello bajo el paraguas de la buena gobernanza en el sistema
de agua urbana.

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