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Hechos 16:30-40
30
Después los sacó y les preguntó: —Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
Así es como Dios quiere que sean nuestras vidas: imanes naturales que atraen a la gente
hacia Él. Nuestro cristianismo debe hacer que otros quieran lo que nosotros tenemos con
Dios.
31
Ellos le contestaron:
—Cree en el Señor Jesús y serás salvo, junto con todos los de tu casa.
—Cree en el Señor Jesús y serás salvo
La respuesta de Pablo al guardia de la prisión es una afirmación clásica de la esencia del
evangelio. Esta es salvación que viene solo por gracia, recibida solo por fe.
En el caso del carcelero filipense, Pablo no lo envió a consejería. No le dio una plática de
teología. No discutió la terminología espiritual del carcelero. No habló sobre sacramentos ni
de iglesias. El guio a este hombre obviamente arrepentido a la fe en Cristo Jesús.
Esta fue una promesa hecha específicamente para el guardia de la prisión. Pero es
una promesa que el Espíritu Santo puede hacer viva para nosotros, ayudándonos
a confiar en Él para la salvación de nuestras familias.
Sin embargo, la familia del carcelero no fue salva solamente porque él lo fue;
Pablo fue y habló la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.
Todos fueron salvados porque todos confiaron en la palabra de Dios y en el Jesús
revelado a nosotros a través de la palabra.
33
Aun a esa hora de la noche, el carcelero los atendió y les lavó las heridas.
El mismo carcelero que los había castigado ahora cuidaba de Pablo y Silas, lavando sus
heridas y alimentándolos (les puso la mesa). Esto demuestra lo arrepentido que estaba y
cómo siguió el ejemplo de amor mostrado por Pablo y Silas.
(35-36) Pablo y Silas regresan a la prisión, y son liberados por los magistrados al día
siguiente.
35
A la mañana siguiente, los funcionarios de la ciudad mandaron a la policía para que le dijera al
carcelero: «¡Suelta a esos hombres!». 36 Entonces el carcelero le dijo a Pablo:
—Los funcionarios de la ciudad han dicho que tú y Silas quedan en libertad. Vayan en paz.
—Los funcionarios de la ciudad han dicho que tú y Silas quedan en libertad. Vayan en paz.
Si Pablo y Silas fueron liberados el día siguiente de ser azotados, arrestados y encarcelados
¿por qué Dios envió el terremoto? Vemos que el terremoto no tuvo
absolutamente nada que ver con la liberación de Pablo y Silas de la prisión. Pero tenía todo
que ver con la salvación de cierto guardia de la prisión y su casa.
37
Pero Pablo respondió: —Ellos nos golpearon en público sin llevarnos a juicio y nos metieron en la
cárcel, y nosotros somos ciudadanos romanos.
Como Pablo y Silas eran ciudadanos romanos, tenían derechos civiles reconocidos, los
cuales fueron violados por los magistrados filipenses. Al enterarse de esto, los
magistrados entraron en pánico, porque era una ofensa grave el tratar a un ciudadano
romano como Pablo y Silas habían sido tratados.
¿Por qué Pablo y Silas no revelaron su ciudadanía romana antes? Es posible que
no hayan tenido la oportunidad, pero es más probable que el Espíritu Santo les
haya ordenado que no la revelen hasta el momento indicado.
Cómo pudieron Pablo y Silas probar su ciudadanía romana? “Es posible que cada uno haya
traído consigo una copia de su professio o registro de nacimiento, en el cual su estatus
romano hubiera estado grabado. Estas eran de tamaño conveniente… el declarar tener una
ciudadanía romana falsamente se castigaba con la muerte”.
Entonces fueron a la cárcel y se disculparon con ellos. Luego los sacaron de allí y les suplicaron que se
fueran de la ciudad.
Los magistrados actuaron como los políticos a menudo actúan por instinto. Intentaron
hacer que su problema desapareciera calladamente escondiéndolo.
40
Una vez que salieron de la cárcel, Pablo y Silas regresaron a la casa de Lidia. Allí se reunieron con los
creyentes
Solo después de esto accedieron a irse. Pablo y Silas no iban a ser presionados para salir del
pueblo hasta haber concluido con su trabajo allí.
El misionero David Livingstone resumió el espíritu de Pablo cuando dijo: “Estoy preparado
para ir a donde sea, siempre y cuando sea hacia adelante”.
Lidia era una persona que iba a la iglesia; El guardia no. Lidia era próspera en su
negocio; El guardia iba a quitarse la vida. El corazón de Lidia se abrió suavemente; El
corazón del guardia fue violentamente confrontado. El guardia vio una señal
extraordinaria: un terremoto, pero todo lo que Lidia tuvo fue el mover del Espíritu
Santo en su corazón. ¡Ambos escucharon el evangelio y creyeron, y a través de cada
uno de ellos sus familias fueron tocadas!
La iglesia que dejaron en Filipos era extraña y maravillosa: Lidia, tal vez la muchacha
esclava, el carcelero y su familia, y otros. El uso de “los consolaron” aquí sugiere que
Lucas se quedó en Filipos, al menos por un tiempo, tal vez para cuidar de la nueva
congregación.