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Y no me permitieron votar…

Domingo 28 de mayo del año 2023: elecciones municipales y autonómicas,


como siempre bajo al colegio del barrio para ejercer mi derecho al voto.
Como hace cuatro años, me acompaña mi hijo, que ahora ya tiene ocho
años y es alumno del mismo colegio. Ya llevaba varios días hablándole del
tema de las elecciones, la política, la importancia de elegir a quien
queremos que nos represente e ilusión le hacía acompañarme.
“Papá, ¿y a quien crees que es mejor que votemos?” me preguntó por el
camino y lo estuvimos comentando, barajando las opciones.

La dinámica fue la de siempre, nada nuevo, a mi hijo le impresionó la


cantidad de papeletas, mesas electorales, urnas y personas. Escogimos, las
papeletas, una para el ayuntamiento y otra para el gobierno autonómico,
le perdí a él que las doblara e introdujera en los sobres. Comprobamos la
mesa que nos correspondía y pacientemente guardamos unos minutos de
cola.
¡Oh sorpresa! No me encontraron en la lista correspondiente a nuestra
dirección, que extraño…
Nos recomendaron probar en otra mesa “porque a veces se equivocan”..
Cinco mesas más tarde la representante de uno de los partidos se dio
cuenta de nuestra odisea y ofreció su ayuda. La buena señora encontró a
varios ciudadanos holandeses en varias listas de varias mesas, pero ningún
nombre correspondió al mío.
El niño comenzó a preocuparse: “Papá, ¿a ver si no quieren dejarte votar?”
dijo al percatarse de la dificultad.
Uno de los representantes de otro partido recomendó recurrir a los
representantes de la autoridad competente y así hicimos: Hablé con el
agente de policía municipal de la entrada que muy amablemente me
acompañó en una repetición de la jugada, poniéndose en su papel al llegar
a la correspondiente mesa electoral: “¿Cómo es posible que este señor no
consta si está aquí?” preguntó con cara de pocos amigos.
Pero… el que no está, no está y yo no estaba en la lista, el agente de la
autoridad lo comprobó, mi hijo le dio las gracias por ayudar a su papá. De
poco sirvió y al mando recurrió el policía que nos acompañaba.
El agente responsable del colegio electoral comprobó todos los datos y
concluyó que no podía ser lo que estaba sucediendo. Mientras
formábamos un grupo de varios agentes, unos cuantos representantes de
partidos políticos varios, mi hijo y yo. El hombre que representaba la
máxima autoridad en ese momento decidió llamar a censo y le informaron
de que para estas elecciones no existía acuerdo entre mi país y el estado
español para poder votar en las elecciones municipales y autonómicas. Al
agente le sorprendió, a mi francamente también, me costaba creerlo, pero
si lo dice el censo….
Dimos las gracias a los agentes, rompí los sobres que contenían mis votos y
nos marchamos del colegio derrotados y sin comprender.

“Papá, si dice el policía que los holandeses no podemos votar esta vez,
¿Por qué hay holandeses en las listas? Lo dijo la señora” comentó mi hijo a
mitad del camino de vuelta. No quedamos quietos un momento y
decidimos regresar al colegio para elevar esta pregunta a los
representantes de la autoridad.
En la puerta no encontramos con el agente que nos atendió, le
trasladamos la pregunta de mi hijo y con teléfono en mano nos responde
que eso mismo estaba pensando él y que lo estaba investigando. “Papá, es
que es policía.” Comenta mi hijo en voz baja, y sí, un agente de policía
investigando (de oficio) algo que no veía claro..

De todos modos, NO me permitieron votar…

La explicación con la que se cerró el incidente es que los residentes


comunitarios que deseábamos participar en estas elecciones teníamos que
haberlo comunicado al censo antes del 31 de enero de este año.

A día de hoy no entiendo nada.


No recuerdo la cantidad de veces que haya podido ejercer mi derecho al
voto sin mayor problema. Recuerdo que cuando España entró a formar
parte de la Comunidad Económica Europea y se normalizó la posibilidad de
votar en las elecciones municipales y autonómicas, tuve que solicitarlo en
el censo. Lo hice, lo solicité, hace muchos años, y pude votar en unas
cuantas elecciones, ahora parece que por defecto caducó, parece que se
ha decidido que quizás ya que quiero votar y por si acaso me han quitado
el derecho.
¿Desde cuándo caduca por defecto una solicitud concedida?
Miedo me da esto.
¿Descubriré un día que se ha decidido que ya no estoy casado? ¿Me
cambiarán de genero por defecto?... No sé.
Sí sé que si el ayuntamiento o la autonomía quieren que pague algún
impuesto, que lo soliciten, si alguna obligación tuve, se caducó a la vez que
mi derecho.
Peter A. van Wijk
28 de Mayo 2023

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