HISTORIA DEL TERRITORIO KANDOZI HASTA NUESTROS DÍAS
La historia de la relaciones de los Kandozi con la sociedad colonial primero y republicana
después es la historia de unas relaciones fluctuantes con secuelas sobre la extensión y el control territorial. A momentos en los que reinaba un ambiente relajado para la negociación y el intercambio comercial le sucedían periodos de grandes turbulencias marcados por rebeliones indígenas y consiguientes represiones armadas. La reputación de pueblo guerrero que los Kandozi tienen se empieza a forjar probablemente en aquellos tiempos. Los diferentes frentes extractivos que han ido pasando por la región desde entonces han suscitado casi invariablemente revueltas y sublevaciones. a partir de los años 60 del siglo pasado sucede que, después de un periodo de colaboración e intentos de negociación estallan irremediablemente las hostilidades. Las epidemias y las expediciones de caza de esclavos obligaron en el siglo XVII a los Maynas a replegarse a las fronteras del territorio kandozi actual. Estas presiones redujeron seriamente el contingente demográfico de todos los grupos de la región. Las pérdidas de población afectaron sobre todo la parte meridional del territorio. La razón es de índole geográfico. El Marañón y el Pastaza son vías de transporte de gran interés estratégico para la economía tanto colonial como republicana. Los primeros asentamientos de colonos así como las primeras misiones evangelizadoras se instalan en las orillas de estos ríos navegables reduciendo progresivamente a la población autóctona. A diferencia de los otros grupos jívaro los Kandozi se encontraban expuestos al contacto. La erosión de la población meridional del territorio ha incitado sin duda a los Kandozi septentrionales a desplazarse hacia el sur, puesto que ellos mismos estaban acosados por los Achuar y los Shuar por el norte; estos últimos a su vez presionados desde el norte por el frente de colonización de los Andes ecuatorianos. Un desplazamiento hacia el sur de la frontera entre Jívaro y Kandozi ha ido produciéndose a lo largo de la época colonial persistiendo durante el siglo XIX de forma muy evidente. Sin embargo la situación empieza a estabilizarse a partir del siglo XVIII y sólo los tres decenios de la época del caucho vinieron a perturbar la región. Una cierta recomposición tanto demográfica como cultural parece haberse dado aprovechando esta calma relativa. Por su parte, los indígenas empiezan a proveerse por entonces de lanzas de acero y armas de fuego gracias al comercio transfronterizo entre Perú y Ecuador Las genealogías muestran que los caracteres físicos poco amerindios que muestran algunos Kandozi se deben a la incorporación de mujeres raptadas y adoptadas después de atacar embarcaciones que se aventuraban en la zona. Los esfuerzos de desarrollo del Estado peruano se han limitado a algunas pocas intervenciones en la zona de frontera. Solamente una guarnición del ejército daba cuenta de la presencia del Estado hasta muy recientemente. La falta de atractivos económicos ha evitado la llegada de colonos de otras regiones del Perú. El territorio kandozi al estar mucho más aislado ha recibido solo colonos originarios de la propia selva, que comparten formas de subsistencia similar a la de los indígenas, Las actividades de estos colonos no siempre se oponen a los intereses de los indígenas una dependencia mutua se establece donde la prosperidad de unos implica la de los otros. Es el caso de los colonos que se dedican al comercio itinerante, cuya existencia y prácticas comerciales pueden llegar a favorecer más que perjudicar la forma de vida indígena al evitar desplazamientos a los mercados externos y al adquirir exclusivamente productos excedentes de la subsistencia Las inversiones y presencia de la industria petrolera en áreas vecinas no mitigan esta marginalidad, contrariamente a lo que se pudiera pensar. Es efecto, más al norte del territorio kandozi se encuentra la gran base petrolera de Andoas, desde donde se bombea petróleo por el oleoducto norperuano hacia Talara Asimismo existen varios pozos de petróleo activos Como se sabe esta industria procede de tal manera que su presencia constituye un polo de alta tecnología autosuficiente y completamente aislado del contexto. Esta industria inunda la región con residuos contaminantes que se vierten en los ríos y ocasiona otros perjuicios que los medios tecnológicos de que disponen no pueden evitar El último gran episodio de la historia de la territorialidad kandozi sucedió durante el mes de julio del año 1991, cuando la mayor parte de las familias dejaron sus ocupaciones cotidianas y decidieron navegar hasta el lago Rimachi. El objetivo de este viaje río abajo era ocupar la base que el Ministerio de Pesquería tenía en la orilla del lago. La operación consistió en tomar posesión de estas construcciones y del control del lago al que a partir de entonces se le llamó con su nombre kandozi para simbolizar esta reapropiación Este encargado público convertido en reserva nacional durante ese tiempo, permitía la entrada de barcos de pesca comercial a cambio de unas comisiones. Los barcos pesqueros expoliaban sin contemplaciones los recursos sin ninguna otra mira que la del beneficio económico inmediato. Progresivamente se iba haciendo patente la merma de la pesca como consecuencia de los negociados de los funcionarios con los patrones pesqueros y las prácticas depredadoras de estos. Por estas razones y una serie de circunstancias favorables, los Kandozi decidieron emprender una acción a gran escala encaminada a la recuperación del lago. La operación, coordinada por la Federación de comunidades nativas Candoshi del Pastaza y asesorada en lo jurídico por la Asociación interétnica de desarrollo de la selva peruana fue un éxito rotundo. Decenas y decenas de canoas repletas de gente fueron llegando a Musa Karusha para apoyar con su presencia la acción. Las autoridades provinciales del Ministerio de pesquería tomaron nota de lo sucedido sin posibilidad de réplica dada su escasa presencia en la región. Los indígenas habían recuperado el control de lago más grande de la Amazonía peruana de una forma expeditiva En definitiva, la ocupación de Musa Karusha fue un éxito, no solo por lo que significaba el lago desde un punto de vista de la riqueza ecológica que alberga, sino también por la perfecta coordinación de las diferentes instancias organizativas indígenas implicadas; este acto se convirtió en un hito en la historia del movimiento indígena amazónico en el Perú