Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
estadounidense que trabaja en el ámbito de la memoria humana y cómo esta puede ser
modificada.
Biografía
Nació el 16 de octubre de 1944 en Los Ángeles, California. Sus padres son Sidney y Rebecca
Fishman, quién falleció cuando Elizabeth tenía 14 años en un accidente por ahogamiento.
Este hecho conmocionó a la familia de Loftus y, al mismo tiempo, fue el hecho que generó los
primeros intereses de Elizabeth en la memoria. Tras el accidente donde falleció su madre,
Elizabeth no podía recordar mucho sobre este.
En el cumpleaños de uno de sus tíos, un familiar le dijo a Elizabeth que ella había sido la
primera en ver el cuerpo de su madre luego del accidente. A partir de esto, comenzó a
recordar pequeñas cosas y se convenció de que era cierto.
Sin embargo, luego se confirmó que no había sido así, sino que en realidad Elizabeth vio el
cuerpo de su madre después de que una de sus tías lo encontrara.
Así, Elizabeth comenzó a interesarse por cómo podemos crear falsos recuerdos basados en
afirmaciones de otras personas o influencia externa, y cómo eso puede influir en la memoria
humana.
Los hallazgos encontrados en su investigación hicieron que Loftus cuestionara la capacidad del
ser humano para recuperar recuerdos e información de la memoria, especialmente cuando
estos recuerdos han sido reprimidos por algún mecanismo del cerebro.
En un punto, Elizabeth pensó que su trabajo debía tener alguna relevancia social, por lo que
decidió estudiar de forma empírica el testimonio de testigos en juicios basándose en el
paradigma de la información engañosa.
Así comenzó a dirigir numerosas investigaciones sobre la memoria y la relación de esta con el
grado de fiabilidad que puede tener el testimonio de un testigo en un juicio.
En este sentido, ha presentado numerosas pruebas de que las experiencias vividas se pueden
ver alteradas en los recuerdos y parecer reales y fiables, especialmente en recuerdos de abuso
sexual en la infancia que son recuperados más adelante.
Sin embargo, en el ámbito judicial había otro motivo, bastante más pragmático, por el que era
muy conveniente investigar el estudio de la memoria: se tenía que determinar hasta qué punto
era fiable la información dada por los testigos que asisten a los juicios, o por las propias
víctimas de crímenes. Loftus se centró en estudiar la posibilidad no solo de que los recuerdos
de estas personas pudieran ser falsos o totalmente modificados, sino que fuese otras personas
las que introdujeran falsos recuerdos en ellas, aunque fuese de manera intencionada.
Elizabeth ha sido consultada en cientos de casos como perito de testimonios.
"El sistema legal se preocupa mucho y toma precauciones para evitar contaminar los rastros
de evidencia física presentes en la escena de un delito (por ej., sangre, fibras), pero no se
toman precauciones similares para evitar la contaminación de los recuerdos de los testigos. El
empleo de preguntas sugerentes … puede tener un inmenso efecto sobre el testimonio de los
testigos (…) existe un gran abismo entre lo que la ciencia psicológica recomienda para recoger
la evidencia de los testigos y las prácticas reales de los investigadores criminales (Wells y
Loftus, 2003)"
Ha publicado más de 20 libros y alrededor de 500 artículos científicos sobre el tema de lo que
ella llama falsa memoria. Pese a que su carrera ha sido muy controvertida y objeto de rechazo
y furia por algunos grupos, se le han adjudicado varios reconocimientos. La American
Psychological Foundation le otorgó el Gold Medal for Lifetime Achievement (Medalla de Oro
por Logros de Vida). En 2002 fue reconocida como una de las psicólogas más influyentes en la
Lista de Psicología General de los 100 Investigadores más Influyentes del siglo XX, donde
obtuvo el puesto cincuenta y ocho y fue la mujer de más alto rango en la lista.
Experimentos
Por lo general, creemos que el cerebro funciona como un ordenador, como una máquina.
A partir de esto, resulta lógico creer que los recuerdos permanecen almacenados y aislados del
resto de procesos neurales que se realizan en nuestra mente, justo hasta el momento en el
que necesitamos recordar esa experiencia o conocimiento.
Entonces, se abre una especie de archivo del recuerdo tal cual estaba. Sin embargo, sabemos
bien que los recuerdos no siempre son exactos, por lo que pueden ofrecer imágenes
distorsionadas sobre el pasado.
Esto genera varias interrogantes: ¿los recuerdos permanecen intactos o se mezclan con otros
al punto de modificarse? ¿Puede nuestra mente generar recuerdos falsos?
Elizabeth Loftus demostró que la respuesta para ambas preguntas puede ser ‘sí’. Destacan dos
de los experimentos empíricos de Loftus para la demostración de esto.
En uno de sus experimentos más famosos, Loftus reclutaba a una serie de voluntarios y les
mostraba grabaciones en las que se podían ver vehículos chocando entre sí. Después de esta
etapa de la investigación, la psicóloga comprobó algo muy curioso.
Cuando se les pedía a los voluntarios que recordasen el contenido de las grabaciones, se
utilizaron unas frases muy concretas para decirles que tenían que evocar lo que habían visto.
En el caso de algunas personas, la frase que utilizó contenía la palabra "contacted", mientras
que en otros se cambiaba esta palabra por el término "hit", "collided" o "smashed". El resto de
la frase era siempre la misma para todas las personas, y sólo cambiaba la palabra con la que se
describía la acción de chocar. Lo que se les pedía a los voluntarios era que dieran su opinión
acerca de cuál era la velocidad a la que iban los vehículos que habían visto.
Aunque todos los voluntarios habían visto lo mismo, Elizabet Loftus notó que el modo en el
que se les pedía que recordasen lo que aparecía en los vídeos alteraba sus recuerdos. Las
personas a las que se les habían dado las instrucciones que contenían las palabras "contacted"
y "hit" decían que los vehículos iban a una velocidad más baja, mientras que esta era
significativamente más alta si se les preguntaba a las personas con las que se habían usado los
términos "collided" y "smashed".
Es decir, que los recuerdos de las personas variaban según el grado de intensidad de choque
que sugerían las palabras utilizadas por los miembros del equipo de investigación. Una sola
palabra podía hacer que los voluntarios evocasen escenas ligeramente diferentes sobre lo que
habían visto.
En el centro comercial
Con el experimento de los vídeos de coches chocando, Elizabeth Loftus aportó pruebas acerca
de cómo la información dada en el presente puede alterar los recuerdos. Sin embargo, sus
descubrimientos fueron más allá al mostrar que es posible "introducir" falsos recuerdos en la
memoria a través de la sugestión.
Esta investigación era algo más complicada, ya que para llevarla a cabo se necesitaba tener
información sobre la vida de los voluntarios. Es por ello que Loftus contó con la ayuda de
amigos o familiares de cada uno de ellos.
En la primera fase de la investigación, se les narraba a los voluntarios, uno por uno, cuatro
anécdotas acerca de la infancia de cada uno de ellos. Tres de estos recuerdos eran reales, y las
explicaciones acerca de estas experiencias habían sido construidas gracias a la información que
los familiares de los voluntarios le habían dado a Loftus, pero uno era falso, totalmente
inventado. En concreto, esta anécdota ficticia trataba sobre cómo los participantes se habían
perdido en un centro comercial cuando eran pequeños.
Unos días más tarde, se volvió a entrevistar a los voluntarios y se les preguntó si recordaban
algo acerca de las cuatro historias que se les había explicado en la primera parte del estudio.
Una de cada cuatro personas dijo recordar algo acerca de lo que ocurrió cuando se perdieron
en el centro comercial. Pero, además, cuando se les dijo que una de las cuatro historias era
falsa y se les pidió que adivinasen cuál de ellas era pura ficción, cinco de las veinticuatro
personas que participaron fallaron a la hora de dar la respuesta correcta. Con un mínimo
esfuerzo por parte de Elizabeth Loftus, un falso recuerdo se había instalado en su memoria.
Es posible introducir escenas ficticias en la mente de alguien y que las asuma como un
recuerdo cuando en realidad nunca vivió tal cosa.
Los descubrimientos llevados a cabo por Elizabeth Loftus supusieron una violenta sacudida
para los sistemas judiciales de todo el mundo, esencialmente porque señalaban que los
recuerdos pueden ser distorsionados sin que nos demos cuenta y que, por lo tanto, la
información de primera mano dada por testigos y víctimas no tiene por qué ser fiable. Esto
hizo que se estimara como muy necesario el recurso de sostener versiones de lo ocurrido con
pruebas materiales.
El síndrome del falso recuerdo (FMS, False memory syndrome) es un concepto creado por la
doctora Loftus que describe una condición en la que la identidad y relaciones de una persona
son afectadas por recuerdos que son factualmente incorrectos pero que la persona cree
fuertemente.5 Peter J. Freyd originó el término,6 el cual la False Memory Syndrome
Foundation (FMSF) luego popularizó. El término no es reconocido como un trastorno mental
en ningún manual diagnóstico.7 El principio de que las memorias pueden ser alteradas por
influencias externas es aceptado por Loftus, Paterson, Schacter que se dedican a estudiarla.89
1011
La Fundación para el Síndrome de Falso Recuerdo (FMSF) fue formada por un grupo de padres
que habían sido acusados de abuso sexual infantil con el objetivo de cuestionar dichas
acusaciones. Cuenta con el apoyo de grupos de padres que han sido alejados de sus hijos por
causas judiciales, por los abogados que los defienden en de esas acusaciones y por
profesionales que trabajan como peritos de parte en estos casos frente a los juzgados. A su vez
tiene abogados y académicos que apoyan la causa y que promueven la hipótesis del FMS y
critican la validez de los recuerdos recobrados.
La fundadora de la FMSF es la "experta en memoria" Elizabeth Loftus. La FMSF coopera con las
organizaciones anti-pseudociencia CSICOP y La Sociedad de Escépticos (The Skeptics Society),
las cuales consideran que los recuerdos recuperados son pseudociencia típica pero
especialmente peligrosa.
Según la "False Memory Syndrome Foundation", los niños mienten y los falsos recuerdos han
sido protagonistas en muchas investigaciones y casos judiciales, incluyendo especialmente
casos de supuesto abuso sexual. Sus investigaciones apuntan fudamentalmente a demostrar
que muchas acusaciones de abuso sexual infantil al progenitor son consecuencia de la
implantación de falsos recuerdos.16Dichas acusaciones falsas serían consecuencia de la
implantación en la memoria del niño de un falso recuerdo de abuso sexual y responderían a los
intereses de la madre o el progenitor que detenta la guarda. Los niños son inducidos por la
madre a denunciar abusos inexistentes e inventados y luego terminan creyéndoselo realmente
pero no son auténticos del niño. Se utiliza el mismo concepto de alienación que en el SAP y se
supone que el psicólogo es quien debería conducir el interrogatorio del niño para que entre en
contradicción y el profesional pueda detectar la falsedad o autenticidad de la acusación contra
el padre. Es el psicólogo mismo, y no el juez, quien debería verificar la manipulación de la
información que responde a los intereses del progenitor alienante:17