Está en la página 1de 8

Elizabeth Loftus (Los Ángeles, 16 de octubre de 1944) es una matemática y psicóloga

estadounidense que trabaja en el ámbito de la memoria humana y cómo esta puede ser
modificada.

Elizabeth Loftus es una profesora de la Universidad de California, Irvine, en la que desarrolla su


labor en los Departamentos de Psicología y Comportamiento Social y Criminología, Derecho y
Sociedad. 1Ha publicado más de 20 libros y alrededor de 500 artículos científicos sobre el tema
de lo que ella llama falsa memoria. Ha tenido una carrera muy controvertida. En enero de 1996
presentó su renuncia en la APA. La American Psychological Foundation le otorgó el Gold Medal
for Lifetime Achievement.2

Ha sido distinguida con el Premio John Maddox, en 2016.

Biografía

Nació el 16 de octubre de 1944 en Los Ángeles, California. Sus padres son Sidney y Rebecca
Fishman, quién falleció cuando Elizabeth tenía 14 años en un accidente por ahogamiento.

Este hecho conmocionó a la familia de Loftus y, al mismo tiempo, fue el hecho que generó los
primeros intereses de Elizabeth en la memoria. Tras el accidente donde falleció su madre,
Elizabeth no podía recordar mucho sobre este.

En el cumpleaños de uno de sus tíos, un familiar le dijo a Elizabeth que ella había sido la
primera en ver el cuerpo de su madre luego del accidente. A partir de esto, comenzó a
recordar pequeñas cosas y se convenció de que era cierto.

Sin embargo, luego se confirmó que no había sido así, sino que en realidad Elizabeth vio el
cuerpo de su madre después de que una de sus tías lo encontrara.

Así, Elizabeth comenzó a interesarse por cómo podemos crear falsos recuerdos basados en
afirmaciones de otras personas o influencia externa, y cómo eso puede influir en la memoria
humana.

En 1966 obtuvo una licenciatura con honores en Matemáticas y Psicología de la Universidad de


Los Ángeles. Posteriormente ingresó a la Universidad de Stanford, donde se doctoró en la
misma área.
Su interés se incrementó más aún en los años 80, cuando comenzó a estudiar casos de abusos
a menores y cómo funcionaba la memoria a largo plazo y los recuerdos reprimidos en estas
situaciones.

Los hallazgos encontrados en su investigación hicieron que Loftus cuestionara la capacidad del
ser humano para recuperar recuerdos e información de la memoria, especialmente cuando
estos recuerdos han sido reprimidos por algún mecanismo del cerebro.

Su investigación y el trabajo a lo largo de su carrera se han enfocado en cómo la información


se organiza de forma semántica y da lugar a la memoria de largo plazo.

En un punto, Elizabeth pensó que su trabajo debía tener alguna relevancia social, por lo que
decidió estudiar de forma empírica el testimonio de testigos en juicios basándose en el
paradigma de la información engañosa.

Así comenzó a dirigir numerosas investigaciones sobre la memoria y la relación de esta con el
grado de fiabilidad que puede tener el testimonio de un testigo en un juicio.

En este sentido, ha presentado numerosas pruebas de que las experiencias vividas se pueden
ver alteradas en los recuerdos y parecer reales y fiables, especialmente en recuerdos de abuso
sexual en la infancia que son recuperados más adelante.

Cuando Elizabeth Loftus empezó su carrera en la investigación, la psicología cognitiva estaba


empezando a revelar nuevos aspectos sobre el funcionamiento de los procesos mentales.
Entre ellos, por supuesto, la memoria, uno de los temas que más interés generaba al ser la
base del aprendizaje e incluso de la identidad de las personas.

Sin embargo, en el ámbito judicial había otro motivo, bastante más pragmático, por el que era
muy conveniente investigar el estudio de la memoria: se tenía que determinar hasta qué punto
era fiable la información dada por los testigos que asisten a los juicios, o por las propias
víctimas de crímenes. Loftus se centró en estudiar la posibilidad no solo de que los recuerdos
de estas personas pudieran ser falsos o totalmente modificados, sino que fuese otras personas
las que introdujeran falsos recuerdos en ellas, aunque fuese de manera intencionada.
Elizabeth ha sido consultada en cientos de casos como perito de testimonios.

"El sistema legal se preocupa mucho y toma precauciones para evitar contaminar los rastros
de evidencia física presentes en la escena de un delito (por ej., sangre, fibras), pero no se
toman precauciones similares para evitar la contaminación de los recuerdos de los testigos. El
empleo de preguntas sugerentes … puede tener un inmenso efecto sobre el testimonio de los
testigos (…) existe un gran abismo entre lo que la ciencia psicológica recomienda para recoger
la evidencia de los testigos y las prácticas reales de los investigadores criminales (Wells y
Loftus, 2003)"

Ha publicado más de 20 libros y alrededor de 500 artículos científicos sobre el tema de lo que
ella llama falsa memoria. Pese a que su carrera ha sido muy controvertida y objeto de rechazo
y furia por algunos grupos, se le han adjudicado varios reconocimientos. La American
Psychological Foundation le otorgó el Gold Medal for Lifetime Achievement (Medalla de Oro
por Logros de Vida). En 2002 fue reconocida como una de las psicólogas más influyentes en la
Lista de Psicología General de los 100 Investigadores más Influyentes del siglo XX, donde
obtuvo el puesto cincuenta y ocho y fue la mujer de más alto rango en la lista.

Experimentos

Por lo general, creemos que el cerebro funciona como un ordenador, como una máquina.

A partir de esto, resulta lógico creer que los recuerdos permanecen almacenados y aislados del
resto de procesos neurales que se realizan en nuestra mente, justo hasta el momento en el
que necesitamos recordar esa experiencia o conocimiento.

Entonces, se abre una especie de archivo del recuerdo tal cual estaba. Sin embargo, sabemos
bien que los recuerdos no siempre son exactos, por lo que pueden ofrecer imágenes
distorsionadas sobre el pasado.

Esto genera varias interrogantes: ¿los recuerdos permanecen intactos o se mezclan con otros
al punto de modificarse? ¿Puede nuestra mente generar recuerdos falsos?

Elizabeth Loftus demostró que la respuesta para ambas preguntas puede ser ‘sí’. Destacan dos
de los experimentos empíricos de Loftus para la demostración de esto.

El experimento de los coches

En uno de sus experimentos más famosos, Loftus reclutaba a una serie de voluntarios y les
mostraba grabaciones en las que se podían ver vehículos chocando entre sí. Después de esta
etapa de la investigación, la psicóloga comprobó algo muy curioso.

Cuando se les pedía a los voluntarios que recordasen el contenido de las grabaciones, se
utilizaron unas frases muy concretas para decirles que tenían que evocar lo que habían visto.
En el caso de algunas personas, la frase que utilizó contenía la palabra "contacted", mientras
que en otros se cambiaba esta palabra por el término "hit", "collided" o "smashed". El resto de
la frase era siempre la misma para todas las personas, y sólo cambiaba la palabra con la que se
describía la acción de chocar. Lo que se les pedía a los voluntarios era que dieran su opinión
acerca de cuál era la velocidad a la que iban los vehículos que habían visto.

Aunque todos los voluntarios habían visto lo mismo, Elizabet Loftus notó que el modo en el
que se les pedía que recordasen lo que aparecía en los vídeos alteraba sus recuerdos. Las
personas a las que se les habían dado las instrucciones que contenían las palabras "contacted"
y "hit" decían que los vehículos iban a una velocidad más baja, mientras que esta era
significativamente más alta si se les preguntaba a las personas con las que se habían usado los
términos "collided" y "smashed".

Es decir, que los recuerdos de las personas variaban según el grado de intensidad de choque
que sugerían las palabras utilizadas por los miembros del equipo de investigación. Una sola
palabra podía hacer que los voluntarios evocasen escenas ligeramente diferentes sobre lo que
habían visto.

En el centro comercial

Con el experimento de los vídeos de coches chocando, Elizabeth Loftus aportó pruebas acerca
de cómo la información dada en el presente puede alterar los recuerdos. Sin embargo, sus
descubrimientos fueron más allá al mostrar que es posible "introducir" falsos recuerdos en la
memoria a través de la sugestión.

Esta investigación era algo más complicada, ya que para llevarla a cabo se necesitaba tener
información sobre la vida de los voluntarios. Es por ello que Loftus contó con la ayuda de
amigos o familiares de cada uno de ellos.

En la primera fase de la investigación, se les narraba a los voluntarios, uno por uno, cuatro
anécdotas acerca de la infancia de cada uno de ellos. Tres de estos recuerdos eran reales, y las
explicaciones acerca de estas experiencias habían sido construidas gracias a la información que
los familiares de los voluntarios le habían dado a Loftus, pero uno era falso, totalmente
inventado. En concreto, esta anécdota ficticia trataba sobre cómo los participantes se habían
perdido en un centro comercial cuando eran pequeños.

Unos días más tarde, se volvió a entrevistar a los voluntarios y se les preguntó si recordaban
algo acerca de las cuatro historias que se les había explicado en la primera parte del estudio.
Una de cada cuatro personas dijo recordar algo acerca de lo que ocurrió cuando se perdieron
en el centro comercial. Pero, además, cuando se les dijo que una de las cuatro historias era
falsa y se les pidió que adivinasen cuál de ellas era pura ficción, cinco de las veinticuatro
personas que participaron fallaron a la hora de dar la respuesta correcta. Con un mínimo
esfuerzo por parte de Elizabeth Loftus, un falso recuerdo se había instalado en su memoria.

Implicaciones de los estudios


Con estos experimentos se logró comprobar que, contrario a lo que creemos, los recuerdos no
permanecen intactos. Los recuerdos pueden haber sido alterados de forma intencionada
usando preguntas específicas o información falsa, o a través de la sugestión de alguien
confiable para la persona. También pudo haber sido alterado por experiencias posteriores o
por nuestras emociones.

Es posible introducir escenas ficticias en la mente de alguien y que las asuma como un
recuerdo cuando en realidad nunca vivió tal cosa.

Los descubrimientos llevados a cabo por Elizabeth Loftus supusieron una violenta sacudida
para los sistemas judiciales de todo el mundo, esencialmente porque señalaban que los
recuerdos pueden ser distorsionados sin que nos demos cuenta y que, por lo tanto, la
información de primera mano dada por testigos y víctimas no tiene por qué ser fiable. Esto
hizo que se estimara como muy necesario el recurso de sostener versiones de lo ocurrido con
pruebas materiales.

Un recuerdo falso es un recuerdo de un evento que no ocurrió o una distorsión de un evento


que ocurrió, según se puede saber por hechos corroborables externamente. Existe una
corriente que investiga la posible existencia de falsos recuerdos.1 La psicóloga Elizabeth Loftus
sostiene que es posible inducir y crear autogénicamente falsos recuerdos por diversos
procedimientos, en que las personas forman sus recuerdos con la información que retienen de
su pasado, sus conocimientos generales y demandas sociales 2 y que técnicas como la
hipnosis, rebirthing y la "terapia de recuperación de la memoria" entre otras, pueden inducir la
formación de recuerdos falsos. Según esta autora, estas técnicas pueden llevar a hacer creer a
un individuo que fantasías y hechos que nunca ocurrieron son reales. Ella sugiere que algunos
recuerdos falsos se forman a través del "ensayo" o repeticiones de un evento que fue
confirmado como fantástico. Después de pensar repetidamente y visualizar un evento una
persona puede comenzar a "recordar" éste como si hubiera pasado en la realidad. Después de
una entrevista tal persona podría asegurar haber recordado el evento cuando en realidad eran
sólo "visualizaciones previas" que le parecían familiares. El ensayo es el mecanismo más fuerte
para hacer de la memoria a corto plazo en memoria a largo plazo. El ensayo de información
incorrecta lleva a la formación de memoria de largo plazo incorrecta. Esto se aplica a ambos
tipos de recuerdos: el real y el implantado.

Su opinión es que la memoria involucra reconstrucción, no solamente recuerdo. Por ejemplo,


un niño puede recordar a su padre de pie al lado de la mesa con una expresión de ira y con un
cuchillo grande y afilado, vociferando frente a la madre, quien gritaba y parecía muy asustada.
Este recuerdo podría ser parcialmente preciso, pero en realidad el niño está recordando
fragmentos de una fiesta de Acción de Gracias: el padre estaba cortando el pavo y cantando en
voz alta, y la expresión de la mamá se debe a que le está gritando al perro para que se quede
quieto. Posteriormente, ese fragmento de recuerdo puede hacerse interpretar
"correctamente" como que "papá era violento y mamá siempre tenía miedo de él".[cita
requerida]
Los defensores de los recuerdos recuperados enfatizan sobre la importancia de distinguir entre
los recuerdos comunes y los traumáticos. Según la psicóloga estadounidense Elizabeth Loftus,
los recuerdos traumáticos también pueden ser implantados. Loftus y Pikrell sostienen que
implantaron exitosamente el recuerdo falso de haberse extraviado en un centro comercial.3
Según esta autora la creación de falsos recuerdos puede involucrar la combinación de
sugerencias de falsos hechos junto con sucesos verdaderos, la sensibilización a dichas
sugerencias usando imaginería, la inducción por el testimonio de otras personas con respecto
a los hechos o detalles falsos, o el lenguaje utilizado para describir un evento (por ejemplo,
preguntar sobre un percance automovilístico usando la palabra "estrelló", en lugar de
"chocó").2 Pero los estudios sobre recuerdos traumáticos implantados y sus efectos
relacionados, como en el trastorno por estrés postraumático y el trastorno de identidad
disociativo, son incipientes, puesto que tales estudios en escenarios clínicos y académicos no
serían éticos, y hay que recurrir a situaciones reales previas con bajo o ningún nivel de
control.4

Síndrome del falso recuerdo

El síndrome del falso recuerdo (FMS, False memory syndrome) es un concepto creado por la
doctora Loftus que describe una condición en la que la identidad y relaciones de una persona
son afectadas por recuerdos que son factualmente incorrectos pero que la persona cree
fuertemente.5 Peter J. Freyd originó el término,6 el cual la False Memory Syndrome
Foundation (FMSF) luego popularizó. El término no es reconocido como un trastorno mental
en ningún manual diagnóstico.7 El principio de que las memorias pueden ser alteradas por
influencias externas es aceptado por Loftus, Paterson, Schacter que se dedican a estudiarla.89
1011

Este síndrome de falso recuerdo carece de aceptación científica, no es validado por la


comunidad científica internacional y ni el DSM-IV ni el CIE lo reconocen. Algunos
investigadores nunca lo tomaron en serio porque su aparición se debió a intereses personales
y nunca pudo ser probado. Según Charles Whitfield, Joyanna Silberg y Paul Jay fue un invento
de padres acusados de abuso sexual y sus abogados como estrategia en los tribunales pero sin
sustento en investigaciones psiquiátricas o médicas. Según estos doctores, a pesar de lo
expresado por estos abogados, nunca se encontró evidencia de que los recuerdos de abuso
sexual infantil hubieran sido implantados. El síndrome ha sido, desde entonces utilizado en
juicios por abuso pero no en otros espacios.12

El debate sobre el Síndrome de Falso Recuerdo o Falsa Memoria apareció exclusivamente en


relación con el tema del abuso sexual infantil. Se utiliza principalmente en los juzgados en
casos en los cuales las supuestas víctimas experimentarían disociación, lo cual causaría
represión del recuerdo traumático hasta otra etapa de la vida, cuando el recuerdo vuelve a la
superficie bien sea naturalmente o con la ayuda de un profesional. Muchos defensores del
FMS critican ambos métodos de recobro de recuerdos, argumentando que los terapeutas y los
psiquiatras accidentalmente implantan dichos recuerdos falsos.
Las acusaciones de abuso sexual infantil por parte de los progenitores (en especial el padre)
generaron la pregunta sobre como puede determinarse de modo confiable si la denuncia es
verdadera o falsa. Esto, a su vez, generó una corriente de backlash o de oposición al hecho de
creerles a los niños las denuncias por abuso sexual.13

La Fundación para el Síndrome de Falso Recuerdo (FMSF) fue formada por un grupo de padres
que habían sido acusados de abuso sexual infantil con el objetivo de cuestionar dichas
acusaciones. Cuenta con el apoyo de grupos de padres que han sido alejados de sus hijos por
causas judiciales, por los abogados que los defienden en de esas acusaciones y por
profesionales que trabajan como peritos de parte en estos casos frente a los juzgados. A su vez
tiene abogados y académicos que apoyan la causa y que promueven la hipótesis del FMS y
critican la validez de los recuerdos recobrados.

La fundadora de la FMSF es la "experta en memoria" Elizabeth Loftus. La FMSF coopera con las
organizaciones anti-pseudociencia CSICOP y La Sociedad de Escépticos (The Skeptics Society),
las cuales consideran que los recuerdos recuperados son pseudociencia típica pero
especialmente peligrosa.

A su vez este síndrome es considerado pseudocientífico, al igual que el SAP al no tener


aceptación entre la comunidad científica internacional. No ha sido validado por las dos
instituciones más reconocidas en el mundo en términos de salud y trastornos mentales: la
Organización Mundial de la Salud en su CIE-10 y la Asociación Americana de Psicología con su
DSM V.

En la década de 1980 comenzó a estudiarse en profundidad el abuso sexual infantil. Las


acusaciones contra "padres de familia" generó la aparición de hipótesis como la de los falsos
recuerdos.121415

Según la "False Memory Syndrome Foundation", los niños mienten y los falsos recuerdos han
sido protagonistas en muchas investigaciones y casos judiciales, incluyendo especialmente
casos de supuesto abuso sexual. Sus investigaciones apuntan fudamentalmente a demostrar
que muchas acusaciones de abuso sexual infantil al progenitor son consecuencia de la
implantación de falsos recuerdos.16Dichas acusaciones falsas serían consecuencia de la
implantación en la memoria del niño de un falso recuerdo de abuso sexual y responderían a los
intereses de la madre o el progenitor que detenta la guarda. Los niños son inducidos por la
madre a denunciar abusos inexistentes e inventados y luego terminan creyéndoselo realmente
pero no son auténticos del niño. Se utiliza el mismo concepto de alienación que en el SAP y se
supone que el psicólogo es quien debería conducir el interrogatorio del niño para que entre en
contradicción y el profesional pueda detectar la falsedad o autenticidad de la acusación contra
el padre. Es el psicólogo mismo, y no el juez, quien debería verificar la manipulación de la
información que responde a los intereses del progenitor alienante:17

Las llamadas “falsas memorias” se estructuran a partir de la compulsividad por mentir.


La compulsividad a mentir hace que el niño pase a manipular las informaciones, para ejercer
un pretendido control y poder sobre las situaciones y los comportamientos de las personas de
su entorno. El problema reside en la dificultad de distinguir la verdad de la falsedad,
teniéndose en un comportamiento infantilizado de omnipotencia fantasiosa.17

También podría gustarte