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LA CORONA ANSESTRAL DEL MAIZ

Hace muchos años en un pequeño pueblo de México existió una niña llamada Yaocil que
amaba el maíz, tanta su obsesión que lo buscaba por todos lados, llegaba a tanto que lo
tomaba de los jardines de sus vecinos, pero ellos ya se habían dado cuenta de ellos, por lo
que ya no lo dejaban a la vista. Un día Yaocil corrió por todos lados intentado buscar algo
de maíz, no lo encontraba, al parecer el pueblo tenía desabastecimiento de maíz, esto había
estado pasando por años, pero no a está gravedad algo bastante malo para todos, pero
aún más para Yaocil y su obsesión con él.

Ella comenzó a caminar en busca de un poco, aunque sea alguna sobra, pero llegó
demasiado lejos, tanto que no sabía si quiera donde se encontraba, a lo lejos vio una cueva,
algo brillaba dentro de ella, que tuvo tanta curiosidad que fue a revisar que es lo que era.
Al llegar noto que el brillo se iba, y todo se tornaba oscuro, pero había algo que le decía
que continuara hasta el fondo de la cueva, algo más fuerte que su voluntad, cuando se
adentró a la cueva hubo algo que la cegó de repente, se acercó y era una corona, bastante
hermosa, pero lo que llamaba más la atención sobre ella es que tenía trozos de maíz, como
si la corona estuviera hecha de él.

Era hermosa, quería llevársela, pero primero medírsela, estaba tan brillante y tentadora,
que lo hizo, la puso sobre su cabeza, se sintió mareada por un momento y de la nada mucha
visiones pasaron por su cabeza, creyó que era su imaginación jugando con ella, pero
parecía que la corona le quería decir algo, todo se venía tan real, decidió poner atención
sobre eso. Todo comenzaba con una niña hija de un dios, llamada Metzili el dios quería que
su hija creciera fuera de todas las peleas de los dioses, por lo que decidió mandarla a la
tierra para que pasara su infancia feliz como una niña normal, además de que sus poderes
estarían determinados por el uso de la corona. Pero al cumplir cierta edad en la daría su
corona y le explicaría todo lo sucedido. Ella creció como una niña normal, pero ese día
llego, y el padre le dio la corona, está es un objeto que le daría el poder de crear maíz, pero
no solo maíz normal, sino que algunos de estos tienen efectos curativos, que podrían sanar
enfermedades que no tuvieran cura, al igual que lesiones de alto riesgo.

Él le advirtió que tratara de no usarla, ya que al momento que decidiera portarla sería una
diosa sin retorno alguno, todos los demás dioses se enterarían de su existencia, por lo que
tratarían de cazarla por todos los problemas que se tenían entre todos los dioses, ya que
es demasiado poder en una sola diosa, pero no solo era eso, sino que su ego no podía
permitir que hubiera una mujer más poderosa que ellos. Ella vivió como una niña normal, y
así quería que siguiera, pero una enfermedad se había estado esparciendo por el lugar, ella
quería ayudar, estaba entre la espada y la pared al escoger entre su vida normal y ayudar
a todos, pero su corazón le decía que tenía que hacerlo, haciendo caso omiso a las
advertencias de su padre decidió colocarse la corona, se sintió tan poderosa con ella
puesta, así que inicio con su misión de curar a las personas. Paso un tiempo, pensó que
todo eso que le dijo su padre había sido solo para asustarla, pasaron días, semanas, pero
nada pasaba, hasta que un día de la nada llegaron muchas personas gritando
desesperadamente que los ayudara, ella salió corriendo a ver qué era lo que sucedía, pero
llego tarde, los dioses habían acabo con la mayoría de su pueblo, ella con años de práctica,
que aunque creció como niña normal, ella nunca dejo de practicar sus técnicas de combate.
Se abalanzo sobre ellos, ella masacro a la mayoría, pero eran demasiados, parecía que
nunca dejaban de llegar, peleo con todas sus fuerzas pero no pudo con tantos de ellos,
pero antes de que la pelea terminara con ella, con sus últimas fuerzas lanzo la corona lo
más lejos que pudo, así ninguno de los dioses la podría poseer. Había funcionado, hasta
ahora que se encontró gracias curiosidad de Yaocil.

Esto era demasiado para ella, pero no creía que fuera verdad, tenía que probarlo, entonces
salió de la cueva con la corona bien puesta sobre su cabeza, intento sacar maíz del suelo,
no funciono porque ella no sabía utilizarla, además de que no poseía el don del dios, igual
siguió intentando, no se rindió. La corona cedió, no lo podía creer, ella podía sacar maíz del
suelo como si fuera nada, esto hubiera quedado ahí, los dioses no se hubieran dado cuenta
que la corona había sido encontrada, ya que Yaocil no era una diosa, no tenía el mismo
poder que Metzili.

Pero tanta era su necesidad de tener todo el maíz que pudiera, su sed de dominio hizo que
la corona transmitiera demasiado poder, provocando que los dioses reconocieran ese tipo
de poder, recordando lo que paso hace años, tardaron más en reconocer el poder que en
llegar hacia Yaocil, comenzando una nueva guerra con ella, pero Yaocil no sabía pelear,
ella no era hija de un dios, nunca practico técnicas de combate, y apenas comprendía la
corona. Yaocil dio batalla por el poder con lo que pudo pero sus esfuerzos fueron en vano,
ella no podría ganar, y no lo hizo. Aunque aun así Yaocil no fue tonta he hizo lo mismo que
Metzili, antes de morir escondió la corona.

Provocando que la historia se volviera a repetir, quedando como en un comienzo. Sin diosa,
sin corona, sin poder. Aunque la diferencia de que también sin Yaocil.

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