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ANEXO 1

SUBEMPLEO Y DESEMPLEO EN EL PERÚ

Uno de los principales problemas del Perú no es el desempleo, sino el subempleo, definido como aquellos que trabajan, pero reciben un sueldo menor
que un ingreso mínimo referencial, estimado en enero de 2018 en 961 soles.

De los 31 millones de habitantes, 16 millones son parte de la población económicamente activa (PEA), definidos como aquellos que quieren y pueden
trabajar y que tienen más de 14 años de edad. De ese total, casi 7 millones 200 mil (45%) están subempleados. No es que no tengan un trabajo, sino
que el ingreso asociado al que tienen (961 soles por mes) es menor que el costo de una canasta básica. Los desempleados son aquellos que son parte
de la PEA y desean trabajar, pero no encuentran dónde. Ascienden a 5% más o menos, esto es, 800,000 personas.
¿Qué significa esto? Que 50% de la PEA (subempleados más desempleados) sobrevive en el Perú. Ocho millones de personas que en la mayoría de los
casos tienen dependientes.

Las cifras muestran que existen muchos ciudadanos que desean mejorar su situación laboral pero no pueden hacerlo. Quizás no tienen la educación ni
capacitación suficiente y, por ende, son poco productivos. Supongamos ahora que aumenta la inversión para que la economía crezca. ¿De dónde
saldrán los trabajadores productivos que las empresas necesitan? Por lo tanto, no es solo un problema de mayor inversión, sino de la existencia de
personas empleables.
La educación, como siempre, es la clave de salida. La igualdad de oportunidades, el objetivo. Aunque se diga lo contrario, la revolución educativa es la
gran ausente. Y es que un estudiante sin buena salud, tranquilidad para estudiar y maestros de calidad no llega a nada. Un país que no tiene capital
humano productivo no tiene futuro; así de simple.
ANEXO 2

SUBEMPLEO, EL PROBLEMA LABORAL DEL QUE POCOS HABLAN

La población subempleada del Perú creció 1,8% en el año móvil julio 2017-junio 2018 y suma 7’359.900 personas en esta situación

Mala educación: el subempleo pasó de 25% a 43% en una década

La tasa de desempleo en el Perú asciende hoy al 4,3% del total de la población económicamente activa (PEA), que alberga alrededor de 17 millones de
personas. Si bien este porcentaje aparenta una realidad gestionable (no alcanza el millón de personas), la situación laboral peruana muestra que otros
7’359.900 de personas se encuentran subempleadas, representando así el 42,8% de la PEA, según las cifras publicadas por el INEI sobre el trimestre
abril -junio.

Existen dos tipos de subempleo, el visible y el invisible. El primer caso hace referencia a aquellas personas que trabajan menos de 35 horas, pero
quisieran laborar más tiempo, por ejemplo, un trabajador a tiempo parcial que desea un puesto a tiempo completo.

En el caso de los invisibles se encuentran las personas cuyos ingresos son menores a un ingreso mínimo referencial, estimado a julio de 2018 en
S/968,85.

En este sentido, por ejemplo, según los datos del lapso abril-junio, el subempleo visible –por horas– creció 27% (145.200); mientras que el invisible –por
ingresos– se redujo en 6,1% (73.900).

“El problema del subempleo está ligado a la falta de productividad de la economía. Como el grueso de las empresas son micro y pequeñas, tienen poco
capital físico y tienden a tener poca productividad, eso hace que no puedan contratar gente a jornadas completas o salarios altos. Y eso tiene que ver
con el capital humano, que suele ser bajo”, explica Luis Fernando Alegría, profesor del departamento de Economía de la Universidad del Pacífico.

COINCIDENCIA LAMENTABLE
Siguiendo la misma tendencia del subempleo, la informalidad del país también se incrementó, de acuerdo al reporte del INEI. En términos anualizados a
junio, vio un alza de 5,1%.

Esto implica que en el país ahora hay 12,2 millones de personas que trabajan en esa condición, es decir, un 73% de la fuerza laboral. Esta es la
participación más alta desde mediados del 2015; tras haberse reducido ligeramente entre el 2016 y el 2017.

Se trata, no obstante, de una lamentable coincidencia de factores sobre la situación laboral del país: no hay relación de causalidad entre informalidad y
subempleo.

“Informalidad es trabajar al margen de la ley: no hay estabilidad, no hay beneficios, no hay derechos como vacaciones y pagan por lo bajo normalmente
(recibos por honorarios). El subempleo va por el lado de ingresos y número de horas”, afirma Alegría.

La incoherencia estaría en el hecho de que el sueldo mínimo del país (S/930) coloca al trabajador en la categoría de subempleado.

Si bien la ONU ha calculado que se necesitan 470 millones de empleos a nivel mundial para las personas que se incorporarán al mercado laboral entre
2016 y 2030, la calidad del empleo –formal y adecuado– es parte esencial de la meta de sostenibilidad que se propone en la Agenda 2030. Que 27 de
cada 100 trabajadores peruanos sean formales es un problema que el Estado, el mercado y la sociedad deberán enfrentar.

ALIANZA SOSTENIBLE
Para inspirar acción alrededor de los temas de sostenibilidad laboral que requieren de mayor atención en el Perú, la ONU, Perú 2021, KPMG y El
Comercio lanzaron la iniciativa Perú por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (PODS). Este busca impulsar la Agenda 2030, así como las 17 metas que
la sustentan.

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