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Santiago advierte contra la discriminación en la iglesia cristiana, diciendo que los creyentes no deben tratar a las personas de manera diferente según su riqueza o estatus. Hacer distinciones entre ricos y pobres al asignarles lugares diferentes durante los servicios religiosos es juzgar con mala intención y pecado, ya que va en contra del mandamiento de amar al prójimo como a uno mismo.
Descripción original:
el Apóstol Santiago nos habla de la discriminación
Santiago advierte contra la discriminación en la iglesia cristiana, diciendo que los creyentes no deben tratar a las personas de manera diferente según su riqueza o estatus. Hacer distinciones entre ricos y pobres al asignarles lugares diferentes durante los servicios religiosos es juzgar con mala intención y pecado, ya que va en contra del mandamiento de amar al prójimo como a uno mismo.
Santiago advierte contra la discriminación en la iglesia cristiana, diciendo que los creyentes no deben tratar a las personas de manera diferente según su riqueza o estatus. Hacer distinciones entre ricos y pobres al asignarles lugares diferentes durante los servicios religiosos es juzgar con mala intención y pecado, ya que va en contra del mandamiento de amar al prójimo como a uno mismo.
Santiago 2,2-9 Advertencia contra la discriminación
2. Ustedes, hermanos míos, que creen en nuestro glorioso
Señor Jesucristo, no deben hacer discriminaciones entre una persona y otra. 2-3 Supongamos que ustedes están reunidos, y llega un rico con anillos de oro y ropa lujosa, y lo atienden bien y le dicen: «Siéntate aquí, en un buen lugar», y al mismo tiempo llega un pobre vestido con ropa vieja, y a éste le dicen: «Tú quédate allá de pie, o siéntate en el suelo»; 4 entonces están haciendo discriminaciones y juzgando con mala intención. 8 Ustedes hacen bien si de veras cumplen la ley suprema, tal como dice la Escritura: «Ama a tu prójimo como a ti mismo.» 9 Pero si hacen discriminaciones entre una persona y otra, cometen pecado y son culpables ante la ley de Dios.