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12 consejos de la Biblia sobre el dinero y los bienes

1. Vive de tu propio trabajo y no a costa de los demás


«Cuando estábamos entre ustedes les mandábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma.
Porque nos hemos enterado que hay entre ustedes algunos que viven desordenadamente, sin trabajar nada,
pero metiéndose en todo. A esos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con
sosiego para comer su propio pan». (II Tesalonicenses 3, 10-12)

2. Planea bien tus gastos e inversiones


«Porque ¿quién de ustedes, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si
tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean
se pongan a burlarse de él, diciendo: «Este comenzó a edificar y no pudo terminar». (Lucas 14, 28-30)

3. Mantén un ahorro
«Tesoro precioso y aceite en la casa del sabio, pero el hombre necio los devora». (Proverbios 21, 20)

4. No seas avaricioso
«Sea su conducta sin avaricia; contentos con lo que tienen, pues él ha dicho: No te dejaré ni te abandonaré».
(Hebreos 13, 5)

5. No ames el dinero


«Los que quieren enriquecerse caen en la tentación, en el lazo y en muchas codicias insentatas y perniciosas
que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y
algunos, por dejarse llevar de él, se extraviaron en la fe y se atormentaron con muchos dolores». (I Timoteo 6,
9-10)

6. No seas esclavo del dinero


«Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y
despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero». (Mateo 6, 24)

7. Construye una herencia para tus hijos


«Si alguien no tiene cuidado de los suyos, principalmente de sus familiares, ha renegado de la fe y es peor que
un infiel.» (I Timoteo 5, 8)

8. Reconoce que Dios es el dueño de todo


«Tuya, oh Yahveh, es la grandeza, la fuerza, la magnificencia, el esplendor y la majestad; pues tuyo es cuanto
hay en el cielo y en la tierra. Tuyó, oh Yahveh, es el reino; tú te levantas por encima de todo. 12.De ti proceden
las riquezas y la gloria. Tú lo gobiernas todo; en tu mano están el poder y la fortaleza, y es tu mano la que todo
lo engrandece y a todo da consistencia». (I Crónicas 29, 11-12)

9. Dedica a Dios el uso de tus bienes 


«Honra a Yahveh con tus riquezas, con las primicias de todas tus ganancias: tus trojes se llenarán de grano y
rebosará de mosto tu lagar». (Proverbios 3, 9-10)

10. Paga tus impuestos y tus deudas 


«Dad a cada cual lo que se debe: a quien impuestos, impuestos; a quien tributo, tributo; a quien respeto,
respeto; a quien honor, honor. 8.Con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor. Pues el que ama al
prójimo, ha cumplido la ley». (Romanos 13, 7-8)

11. Cuida bien lo que es de los demás en caso de que lo administres 


«Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro?» (Lucas 16, 12)

12. Practica la caridad y el bien con el prójimo


«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su
trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como
el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el Rey a los de su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado
para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis
de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel,
y vinisteis a verme». Entonces los justos le responderán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de
comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?». Y el Rey les dirá: «En verdad os digo que cuanto
hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis». Entonces dirá también a los de su
izquierda: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve
hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba
desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis». Entonces dirán también éstos: «Señor,
¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?» Y
él entonces les responderá: «En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños,
también conmigo dejasteis de hacerlo». E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna». (Mateo
25, 31-46)

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