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LAS BOINAS AZULES:

UNA CASTA MUY ESPECIAL.

UNA BREVE HISTORIA (NO OFICIAL) DE LOS


BOMBEROS UNIVERSITARIOS DE LA U.C.V.

2002
INTRODUCCION
Todo esfuerzo por escribir una historia choca con la fuerza destructora del tiempo. Los
rumores se mezclan con el olvido y se generan los mitos, que adecuadamente endulzados con
buenas dosis de exageración tuercen la verdad. Esto es particularmente cierto cuando los relatos
históricos tienen que ver con el coraje, la valentía, el honor y el sacrificio. El problema se complica
cuando una modestia mal entendida se une con el desenfado típico de la juventud, que hace que las
cosas increíbles sean normales, y que lo extraordinario apenas sea recordado. Una de las razones
de que existan pocos documentos con una relación histórica de la actividad del Cuerpo de Bomberos
Universitario es la modestia mal entendida y un empeño en no hacerse notar demasiado. El paso de
los años enturbia los recuerdos y hace difícil reconocer lo verdadero de lo falso. Por ello, he decidido
(por tercera vez) escribir una breve relación histórica, con el fin de evitar que uno de los mejores
recuerdos de mi vida se pierda en el olvido.
El primer relato que escribí tenia seis paginas y la hice en una agenda de bolsillo. Los
bomberos que lo leyeron lo consideraron tan bueno (o tan malo) que no me la devolvieron. El
segundo era mas largo: tenia unas veinte paginas y en él traté de repetir lo que me habían contado
otros bomberos. Como en ese momento ya me encontraba fuera de la institución bomberil, conserve
conmigo el documento hasta que uno de los miembros activos de la institución me lo pidió con el
propósito de completar la redacción de la historia e incorporarle información de otras fuentes. No se
concreto ningún proyecto. Veinte años después, hago un nuevo intento de presentar de manera
breve y sencilla una historia de los Bomberos Voluntarios de la Universidad Central de Venezuela.
Una historia de los Bomberos Universitarios no es solo hablar de una institución
universitaria. Es hablar de los orígenes de la protección civil organizada en Venezuela. Es hablar del
gremio de Bomberos de Venezuela, y también es hablar de las personas que viven (y a veces
mueren) luchando por una Venezuela mejor.
Esta historia no la escribo para los demás, sino para mí mismo. Esta no es una historia
oficial del CBVUCV, pues la escribo desde la cómoda posición de no ser miembro activo de esta
organización. Por ello acepto la responsabilidad por todas las expresiones aquí presentadas, las
cuales no son vinculantes para este honorable cuerpo voluntario universitario. No busco generar
dramatismo, pero no puedo tampoco aburrir al lector. No es mi intención especial generar polémica,
aunque considero que la misma es inevitable ante las múltiples ópticas con que puede ser
observado el desarrollo de esta notable organización voluntaria venezolana y lo poco que se ha
escrito sobre ella, lo que permite la aparición de mitos transmitidos en una especie de tradición oral.
Tal polémica (la que pudiera generarse por cualquier motivo) será estéril si no esta basada en la
critica constructiva, que no es mas que demostrar con evidencias el porque de los errores y
desaciertos que pudiera presentar esta obra. Algunos errores serán obvios, y por lo mismo,
inexcusables. Podrán notar la escasez de relatos anecdóticos, y cierto vacío. Todo ello es mi
responsabilidad, porque es difícil escribir sobre eventos en los que no estuve y de los que solo tengo
algunas referencias o documentos. Creo escribir mejor sobre lo que vi. Algunos miembros activos de
la organización que han leído la obra han señalado que no aparecen hechos recientes, pero a ello
debo decir que lo muy reciente aun no es historia (aunque es importante registrarlo también). Buena
parte de esta obra es mi testimonio personal. Es interesante si la familia del bombero lee esta
historia y piensa en ella. Las omisiones al nombrar personas no son voluntarias, pues en mi corazón
esta el deseo de nombrar y reconocer correctamente a todos aquellos que han hecho posible un
Cuerpo de Bomberos tan virtuoso como este. ERRARE HUMANUN EST. No tengo pretensiones
literarias con esto, mas, si tengo el humano interés de mostrar al mundo MI VISION sobre lo que han
hecho los Bomberos U.C.V.. Esta historia aun continua, y se hace necesario escribir mas, con
mejores y diferentes puntos de vista. Las criticas constructivas pueden ser enviadas a través de mi
dirección de correo electrónico:
c_laffee@hotmail.com
o por vía postal a:
Carlos H. Laffee
Calle Colón, entre Calle Norte y Calle Vuelvan Caras, Qta. Coco. Coro, Estado Falcón.

Las referencias bibliográficas aparecen indicadas entre corchetes [ ] y son descritas al final del
documento.
INDICE
SECCION PAGINA
INTRODUCCION
INDICE
1. 1958: LOS INCENDIOS EN EL AVILA 1
2. 1959: LOS ORIGENES 2
3. LA FUNDACION DEL CUERPO DE BOMBEROS DE LA U.C.V. 3
4. LAS PRIMERAS DIFICULTADES 5
5. HACIA LA CONSOLIDACION... 5
6. CARACAS TAMBIEN IMPORTA... 6
7. LA PRIMERA GUARDIA PERMANENTE. 7
8. LA ORGANIZACIÓN INICIAL DEL CUERPO DE BOMBEROS U.C.V.. 10
9. EL BAUTISMO DE FUEGO. 11
10. ¿ESTAMOS PREPARADOS PARA EL PROXIMO? 13
11. ESOS LOCOS AÑOS SETENTA... 15
12. AÑOS DE UNION. 21
13. NO FLAQUEAMOS EN EL COMBATE. 35
14. EN UN NUEVO MILENIO. 42
15. LA NATURALEZA ESTA EN NUESTRO CORAZON. 44
16. TRUENO, PITON Y DOMINO. 45
17. UNA GUARDIA DE PREVENCION 47
18. APOYANDO LA DEFENSA CIVIL NACIONAL. 49
19. ¿QUE PASO EN TACOA? 50
20. BOMBEROS U.C.V. EN MARACAY: MULTIPLICACION 54
21. APOYANDO AL GREMIO DE BOMBEROS. 55
22. LO QUE NADIE DESEA. 56
23. LA PRIORIDAD ES ESTUDIAR 57
24. LA ELECCION 61
25. DE EL AUTOR 62
26. BIBLIOGRAFIA 63
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1958: LOS INCENDIOS EN EL AVILA.


La placidez de una Caracas que despertaba de la prolongada dictadura militar del dictador
Marcos Pérez Jiménez contrastaba con la insurgencia de movimientos sociales deseados o no por
los lideres políticos de turno. Al mismo tiempo que se produce una migración desde el campo a la
caraqueña capital, surgen cinturones de miseria y barrios sin servicios públicos en la otrora “Ciudad
de los Techos Rojos”. Un urbanismo desordenado trae nuevos problemas de hacinamiento y
aumento rápido de la población, quizás transformándola en la Ciudad de los “Techos de Cartón”. La
Ciudad Universitaria, icono del modelo desarrollista de la dictadura, fue construida a principios de los
años cincuenta, y desde entonces cuenta con una privilegiada vista hacia el Cerro El Avila y la Silla
de Caracas, acogiendo desde entonces a la que era la Universidad de Caracas, ahora Universidad
Central de Venezuela.
Esta montaña, inspiradora de poetas y protectora del benéfico clima de la ciudad (y que tuvo
que esperar hasta el 12 de Diciembre del año 1958 para ser declarada Parque Nacional) venia
siendo afectada por el crecimiento poblacional desordenado, que generaba incendios de vegetación.
Estos incendios fueron causantes de gran preocupación en la comunidad caraqueña. Por aquel
entonces, un veinteañero Cuerpo de Bomberos de Caracas, atendía los incendios eventuales
utilizando los limitados recursos con los que contaban, incendios estos que se originaban en los
barrios ubicados en el pie de monte de El Avila: La Pastora, San José, Puerta de Caracas, Cotiza,
Mariperez [1] [2]. Y era apoyado en estas labores por la Guardia Nacional y numerosos “voluntarios”
(era común entonces una practica realizada por la Policía de Caracas y la GN de detener los
autobuses y reclutar a los hombres que iban como pasajeros para que actuaran como improvisados
combatientes de incendios. No eran inusuales los heridos y los golpeados por peinilla entre los
“reclutas”).
Es en este marco, ante la vista de toda la comunidad universitaria y caraqueña, justo bajo el
influjo de un movimiento institucional dentro de la Universidad y desafiando al siempre turbulento
espíritu de la juventud venezolana (que plena nuestra Máxima Casa de Estudios), cuando se
producen entre 1958 y 1960 una serie de incendios de gran magnitud que asolan estas montañas
adoradas por los caraqueños. La novel Federación de Centros Universitarios de la U.C.V. apoyó
convocatorias provenientes de diversos sectores de la comunidad universitaria (atendiendo al
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desafío de conservar el patrimonio natural de los caraqueños) al convocar en varias ocasiones a la


comunidad universitaria para que se presentase voluntariamente a combatir estos incendios. [1][5]
La espontánea y masiva participación de la comunidad universitaria, no precisamente
preparada para estas tareas, fue importante no solo para la extinción de los incendios, sino también
para la concientización de los caraqueños sobre los daños que causaban estos percances, años
antes de que la educación ambiental y la ecología se convirtieran en tema cotidiano en Venezuela.
Es en este ambiente tormentoso, por la emoción y la adrenalina propias de la juventud venezolana, y
por el impulso de la conciencia universitaria, en donde germinará la semilla del frondoso y benéfico
árbol de esperanza que es el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de la U.C.V. (C.B.V.U.C.V.)

1959:LOS ORIGENES
Con una camaradería forjada al calor del fuego, un grupo de jóvenes visionarios afronta el
reto de crear una organización que reúna las fuerzas creadoras que se habían desatado en estas
voluntarias manifestaciones de la comunidad universitaria durante los incendios en El Avila ocurridos
a fines de los años cincuenta. Un grupo de estudiantes, liceistas y universitarios, que vivían en la
parte norte de la ciudad, y muy particularmente en la comunidad de Mariperez, crea entre si nexos
de amistad y camaradería que, unidos a sus frecuentes encuentros al pie de la montaña para apagar
los repetidos incendios, constituirá el núcleo original del Cuerpo de Bomberos de la Universidad
Central de Venezuela. Entre estos precursores de la Primera Institución Bomberil Universitaria de
Venezuela están los entonces bachilleres Rene Torres Baralt, Enrique Bart Schuster, Jose Rafael
Peraza, Eduardo Higuera, Humberto Zabala entre otros jóvenes que se abocarán en lo sucesivo a la
creación de una agrupación especializada en el combate de incendios donde pudieran canalizar esa
chispa creadora y esa vocación emergente.
En aquellos tiempos, anteriores a la aparición de los modernos órganos de la protección civil
en Venezuela, era difícil encontrar en el país un modelo del tipo de organización que pudiera ejercer
ese tipo de funciones, siendo el único modelo disponible el Cuerpo de Bomberos de Caracas,
Génesis de los Bomberos de Venezuela, que desde su fundación el primero de mayo de 1937 contó
con una dotación de bomberos voluntarios[11] [12]. Es así como se gesta entre sus iniciadores la
idea de crear un cuerpo de bomberos voluntarios en la U.C.V., similar al del Cuerpo de Bomberos de
Caracas.
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LA FUNDACION DEL CUERPO DE BOMBERO U.C.V.


Hablar del inicio de los Bomberos U.C.V. es hablar inevitablemente de Rene Torres Baralt.
Persona emprendedora, carismática y de indiscutible liderazgo, Rene Torres fue líder entre un grupo
de lideres, que fueron capaces de convertir en realidad algo que algunos consideraban irrealizable:
Crear un cuerpo de bomberos en la U.C.V.. Siendo un estudiante de la Facultad de Arquitectura,
Torres motorizo las inquietudes de esos informales “bomberos de monte” para canalizar esta
vocación, hacia la creación de esta organización. En una comunidad universitaria volátil donde lo
importante para algunos es lograr buenas notas para ser el primero en la promoción, o graduarse
rápido para ejercer la profesión que le permitirá un meteórico ascenso social, estos jóvenes
dedicaron sus esfuerzos a solicitar apoyo para crear una agrupación de servicio contra incendios,
quizás sin estar muy claros hacia adonde podría conducir ese esfuerzo, pero conscientes de que la
meta era crear esta nueva organización. Esto les produjo no pocos desaires y rechazos, pero ello no
fue limitante para que ya en 1960 concretaran un acuerdo de apoyo con el Cuerpo de Bomberos de
Caracas para crear un grupo de bomberos voluntarios [17]. Durante la gestión del Rector Francisco
De Venanci y con la colaboración de la Comandancia de los Bomberos de Caracas, dirigidos
entonces por el Cnel(B) Victoriano Jordan, se establece la realización de un curso para la formación
de bomberos dirigido a la comunidad de la U.C.V., curso este que se concreta en 1961. En el curso
de bomberos de 1961, se inscriben mas de cien estudiantes y empleados de la Universidad, pese a
las rigurosas condiciones que se les imponen: estatura superior a 1.80 metros, fuerte condición
física, presentar pruebas de actitud, y otras exigencias [1] [17]. Sobra decir que no se aceptaban
mujeres (algo propio de esa época) y que la deserción estuvo a la orden del día, por lo rudo del
trabajo a realizar. De ese curso se creó la base de lo que en adelante ha sido el Cuerpo de
Bomberos de la U.C.V..
Fue quizás por estas exigencias, que los bomberos universitarios de entonces mostraron
desde un principio grandes capacidades físicas e intelectuales, que causaron mucho impacto en el
gremio bomberil. Pero también es cierto que los estudiantes universitarios, aunque no son
profesionales universitarios, casi lo son. Las ventajas del conocimiento adquirido en el estudio de las
diferentes disciplinas técnicas y humanísticas que se imparten en la Universidad se hicieron
presentes en ese momento, de modo que los bomberos universitarios aprendieron rápido,
superando el nivel esperado. Algunos de los candidatos a bombero eran estudiantes a punto de
graduarse en su carrera universitaria, y eso fue una gran ventaja. En su empeño de aprender, los
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años siguientes significaron para Rene Torres y sus compañeros un desafío constante que los llevo
a recorrer los cuerpos de bomberos existentes en el país e incluso del extranjero, buscando
conocimientos y experiencias. Así lograron darle un lugar a la incipiente organización, dentro de la
gran comunidad que forman los bomberos de todo el mundo. Fueron tan lejos como a Londres o
Argentina llevando el uniforme de los Bomberos Universitarios de la U.C.V.. Sus conocimientos y
méritos académicos llevan a Torres, en su momento, a ser profesor en la Facultad de Arquitectura y
Urbanismo de la U.C.V..
Hablar de los fundadores es hablar de Eduardo Higuera. También estudiante en la Facultad
de Arquitectura como Rene Torres, Higuera es la mano omnipresente que impulsa muchas de las
labores que culminaran en la creación de los Bomberos U.C.V.. Su dedicación, talento y liderazgo
complementaron exitosamente el trabajo de sus compañeros y permitió la conformación de un
proyecto viable. Es inevitable mencionar al entonces estudiante de Química Enrique Bart Schuster.
De clara vocación científica, prominente figura y con celo riguroso en el manejo de las escasas
finanzas, Bart aporta su conocimiento técnico y capacidad de trabajo a la formación de los cuadros
de relevo, pues la base de conocimientos adquiridos en la Universidad confería a todos estos
estudiantes clara ventaja a la hora de manejar los principios técnicos de la extinción y control de
incendios.
Por supuesto, ellos solo eran parte de un colectivo donde todos compartían los trabajos,
privaciones y sinsabores que conlleva la creación de algo desde la nada. Sin embargo, la constancia
en el esfuerzo, la dedicación, y la visión futurista de Torres, Higuera y Bart los hace distinguirse
claramente como lideres originarios del Cuerpo de Bomberos Voluntarios U.C.V.. Su evolución
ulterior demuestra lo acertado de sus acciones: Mas de cuarenta años después, el Cuerpo de
Bomberos U.C.V. se yergue pleno de logros ante la comunidad universitaria y nacional. Después de
graduarse en sus carreras universitarias, estos profesionales continuaron una fructífera carrera
dentro de la institución bomberil nacional, tanto en el campo gremial como en el desarrollo técnico de
la profesión de bombero. Desarrollaron sus empresas propias relacionadas a sus áreas de
conocimiento universitario, ajenas a la actividad bomberil, y aun así continuaron aportando
conocimientos y experiencias en organismos nacionales e internacionales vinculados al control de
emergencias y como profesores universitarios. Incluso, algunos de ellos reconocen que buena parte
de su éxito personal se debe a las experiencias adquiridas en su paso por los Bomberos U.C.V..
Todos estos logros, propios de personas ambiciosas, y de amplia visión, ponen de manifiesto que
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esta actividad de extensión universitaria (los Bomberos U.C.V.) efectivamente sirvió al logro de la
Universitas que todos soñamos. Y ellos hicieron todo esto sin descuidar sus estudios.

LAS PRIMERAS DIFICULTADES...


Durante los esfuerzos iniciales para la formación del Cuerpo de Bomberos U.C.V., sus
fundadores asumieron la ingente tarea de organizarlo y dotarlo correctamente. En un régimen de
disciplina que genero expresiones de encomio por parte de otros hermanos cuerpos de bomberos,
Rene Torres y su grupo logran impulsar un proceso que atrae a elementos proactivos de la
Comunidad Universitaria. Sin embargo, como en todo proceso que se inicia, se presentaron
problemas para lograr los fondos e infraestructura necesarios para dotar la organización. La
ausencia de un edificio que funcionara como sede era un gran problema [17]. No se contaba con
mucho equipo aparte del equipo personal de cada bombero, por lo que las actuaciones de servicio
iniciales eran muy limitadas. Son memorables las salidas de servicio realizadas en aquel tiempo
usando un diminuto automóvil Volswagen de color verde de uno de los bomberos (según algunos
perteneciente al que después seria Abogado de la República, y asesor jurídico del Colegio Nacional
de Bomberos, el entonces bachiller Jose Rafael Peraza), pues eran muchos los que entraban en el
espacio de un vehículo tan pequeño. También ocurrió en esa época un recrudecimiento de los
conflictos sociales y políticos en el país, con la aparición de una guerrilla urbana y rural que genero
un tenso clima en el país. La Universidad Central fue escenario de múltiples manifestaciones civiles,
muchas de las cuales tuvieron desenlace violento. No era extraño que se quemara algún autobús[1].
Entonces los bomberos U.C.V. improvisaron una “sede” en un autobús quemado, abandonado en
Ingeniería, en las adyacencias a lo que posteriormente seria la sede de la Facultad de Farmacia,
junto a la Carpintería Universitaria. En ese tiempo emocionante y memorable, cuatro estanterías
metálicas contenían todo el material y archivos de los Bomberos U.C.V..

HACIA LA CONSOLIDACION...
Los fundadores, conscientes de las necesidades, se disponen a lograr el apoyo necesario
para alcanzar su sueño. Desde temprano, logran cierto apoyo del Rectorado de la Universidad
Central de Venezuela y de la Federación de Centros Universitarios (F.C.U.) iniciando así un proceso
de integración plena del Cuerpo de Bomberos en la vida universitaria. Al realizarse el primer curso
para formar bomberos universitarios en 1961, ya existía un apoyo por parte de la Universidad, lo que
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conduce a la integración de los Bomberos U.C.V. en los planes de la Dirección de Cultura de la


U.C.V. como actividad de extensión universitaria dentro de la llamada Comisión Cívica. Tiempo
después, el Cuerpo de Bomberos Universitario pasa a ocupar espacios en el edificio de la Biblioteca
Central de la Ciudad Universitaria. Allí, una oficina ubicada en el piso diez funciona como centro de
recepción de llamadas y centro de reunión, lo que significa una importante mejora cualitativa para las
actividades de servicios. Se instala un limitado servicio de guardias diurnas que permite atender el
teléfono.
La céntrica ubicación favorecía el contacto entre la comunidad y sus bomberos, lo que dio a
conocer a la incipiente organización voluntaria. El numero de teléfono interno 2222 (fácil de recordar)
empezó a ser utilizado por la comunidad universitaria. Los Bomberos de Caracas y otros hermanos
cuerpos de bomberos hicieron un valioso aporte inicial de equipos portátiles, así como lo hicieron
otras organizaciones civiles y militares. Sin embargo no se disponían de vehículos propios para
prestar los servicios y muy eventualmente (cuando los prestaban) se utilizaban automóviles privados
o de la Universidad para la labor cotidiana.
Con cierta frecuencia los bomberos salían corriendo desde donde estaban hasta el lugar de
la emergencia, vestidos en ropa civil. La creciente acumulación de materiales y equipos obligó con el
tiempo, a que parte de los mismos fuesen almacenados en el sótano de la Biblioteca Central, para
mantener libre la oficina del piso diez, poniendo en evidencia las limitaciones de la nueva sede. Sin
embargo, las ventajas de esa sede fueron un punto importante para ayudar a consolidar el
C.B.V.U.C.V. durante esos primeros años, fortaleciendo la disciplina y el trabajo colectivo.

CARACAS TAMBIEN IMPORTA...


En aquellos años, el Honorable Cuerpo de Bomberos de Caracas contaba con apenas tres
estaciones y trescientos bomberos para atender a dos millones y medio de habitantes, en medio de
limitaciones en sus dotaciones de material. Todavía no había sido construido el Cuartel Central
“Victoriano Jordan”, y desde la legendaria estación central Plaza España en la Avenida Urdaneta y la
estación de la Avenida Moran existía una gran distancia hasta la siguiente estación ubicada en
Chacao [11] [12] [26], la cual tenia que atender emergencias en todo el este de la ciudad. Todavía
estaban entre sus equipos algunos vehículos de alarma de su dotación de 1937 (lo que habla bien
del celoso cuidado que siempre ha tenido el CBDF en la conservación y mantenimiento).
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La Ciudad Universitaria, con sus laboratorios e instalaciones de experimentación, algunas de


ellas significativamente riesgosas, y su gran concentración de personas, estaban a una gran
distancia de estos servicios de control de emergencias, de modo que el surgimiento de los
Bomberos U.C.V. representó un alivio a un problema latente. Pero ocurrió también que las
comunidades de Bello Monte, Santa Mónica, El Valle, San Agustín, Mariperez y otras, se
beneficiaran de los servicios prestados por el Cuerpo de Bomberos U.C.V., que empezó a ser
requerido por esas comunidades. Esto generó un problema a la naciente institución que no estaba
dotada apropiadamente y solo podía ayudar en parte ante tanta necesidad. Los incendios en el
Parque Nacional El Avila seguían ocurriendo, como también lo hacían en otras partes de la ciudad y
todo esto generó una demanda de servicio de parte de la comunidad caraqueña. En ese tiempo, no
existían grupos de rescate voluntarios ni una Dirección Nacional de Protección Civil. Tampoco los
gobiernos estaban muy interesados en resolver estos problemas. Para aquel entonces, los
miembros de los Bomberos U.C.V. eran un grupo pequeño pero selecto, de unos 30 bomberos [17].
Así es como los Bomberos U.C.V. inician una participación fuera de su recinto natural, y se
ven obligados a mejoran sus esfuerzos de coordinación con los Bomberos de Caracas, que son
quienes tienen la responsabilidad legal de actuar en Caracas. Las relaciones mejoradas significaron
una mayor responsabilidad y también una mayor experiencia en actividades de combate y extinción
de incendios en diversos tipos de estructuras residenciales e industriales, que le seria útil ante los
problemas por venir. Los Bomberos U.C.V. se unen a las campañas de reforestación del P.N. El
Avila, actividades de instituciones benéficas, campañas sanitarias y otras labores donde pudieran
hacerse útiles a la comunidad caraqueña, proyectando así la acción de la Universidad mas allá de
las aulas de clases. La escasa autonomía universitaria limitó la actuación del CBVUCV al recinto de
la Ciudad Universitaria y “dependencias extramuros”, que son todos los edificios donde la U.C.V.
realiza actividades y que no son la Ciudad Universitaria. La U.C.V. tiene dependencias extramuros
en casi todo el país.

LA PRIMERA GUARDIA PERMANENTE...


Todo este trabajo de participación ocurre en un ambiente donde el enfrentamiento político es
caracterizado por una gran violencia. La guerrilla urbana producía atentados en la ciudad, y la
Ciudad Universitaria no quedo fuera de esa influencia. Los incendios y atentados a vehículos eran
una de las armas de violencia utilizadas. Algunas manifestaciones generaban heridos leves, en los
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cuales los jóvenes bomberos practicaban sus conocimientos recién adquiridos sobre primeros
auxilios. Esto generó una cierta presión sobre el novel cuerpo de bomberos. La falta de un vehículo
para el combate de incendios causaba grandes dificultades a los bomberos U.C.V. que debían
emplear extintores portátiles y la red de hidrantes contra incendio de la Universidad, para liquidar los
pequeños incendios que estaban en capacidad de combatir. Esto se agravaba por la falta de un
eficiente sistema de convocatoria de los bomberos universitarios, que la mayoría de las veces no
podía reunir mas de tres o cinco combatientes. Cuando el incendio tenia ciertas dimensiones, se
defendían hasta la llegada de refuerzos de los Bomberos de Caracas. Cuando la emergencia era
fuera de la universidad, los problemas de equipo limitaba la actuación de los bomberos U.C.V. al uso
de extintores portátiles, lo que no era suficiente en algunas ocasiones. Las condiciones internas
regulaban las salidas fuera de la Ciudad Universitaria a situaciones de extrema emergencia.
Para aquel momento el Gimnasio Cubierto de la Universidad Central de Venezuela (ubicado
en el perímetro norte de la Ciudad Universitaria, delimitado por la Autopista Francisco Fajardo, y
cuya forma característica le hizo ganarse el mote de “La Cachucha”, en clara referencia al Dictador
que ordeno su construcción) era una instalación deportiva que no era muy utilizada, lo que llevaba a
un uso inadecuado por personas indeseables e incluso ajenas a la comunidad universitaria. Los
Bomberos U.C.V. toman las acciones necesarias para crear allí su sede oficial y darle un uso útil
para la comunidad universitaria. Los amplios espacios del sótano del Gimnasio ofrecían mejores
oportunidades de desarrollo para las actividades propias de los bomberos, como las practicas al aire
libre, el establecimiento de salones de adiestramiento y de dormitorios para establecer una guardia
permanente dentro de la Ciudad Universitaria.
Ya en 1965 fue completada la mudanza al Gimnasio Cubierto sin abandonar completamente
las instalaciones de la Biblioteca Central debido a que no se había completado el acondicionamiento
de los espacios. Así se constituye la primera guardia permanente, donde los Bomberos
Universitarios comienzan a permanecen disponibles dentro de la Ciudad Universitaria mas allá de
las horas diurnas. El periodo nocturno se prestaba entonces para el desarrollo de practicas de
campo, que perfeccionaron en el grupo las destrezas necesarias en la actividad.
Como el estacionamiento del Gimnasio era amplio, se notaba entonces el vacío generado
por la falta de vehículos adecuados para la tarea, cuestión esta que fue atendida en esos años. En
efecto, la Universidad reacondicionó y entrego camionetas usadas, que unidas a algunos vehículos
provenientes de diversas fuentes privadas constituyeron una “flotilla” inicial de la nueva estación. Los
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vehículos tenían todos los inconvenientes de un carro usado, pero funcionaban. Los esfuerzos del
siempre dispuesto y enérgico Arcangelo Giampocaro y otros bomberos, permitieron poner en
funcionamiento estos equipos. Todo el mantenimiento era realizado por los mismos bomberos, con
el apoyo de los empleados de las diversas dependencias de la Universidad, quienes estaban
conscientes del empeño puesto por ellos en esa misión, y se contagiaron del entusiasmo de estos
lideres universitarios. De ese modo, los Bomberos U.C.V. pudieron contar con una ambulancia, un
camión para transportar personal, y un jeep, todo de “segunda mano”. Para ese entonces, la
Comandancia de los Bomberos U.C.V. realiza acciones tales como viajes (aprovechando las
vacaciones) en los que los universitarios visitan a otros cuerpos de bomberos del país. Esto estrechó
los lazos de amistad con otras organizaciones hermanas, y convirtió a los Bomberos U.C.V. en una
referencia obligada de todo bombero del interior del país que visitase Caracas.
La vinculación histórica entre los Bomberos de Caracas y los Bomberos U.C.V. mantuvo una
continuidad bajo la Comandancia del Tte. Cnel (CBDF) Luis Ríos Noguera, quien se mantuvo atento
a la evolución de los jóvenes bomberos, como también lo hizo el Primer Instructor de los Bomberos
Universitarios, el Cnel (CBDF) Angel Dario Alvarado. Todos estos cambios y mejoras fueron
realizados con muchos esfuerzos adicionales de parte de los bomberos, lo que dejo un gran acopio
de anécdotas y camaradería.
Se establecen contactos con la empresa privada y se logra apoyo financiero e institucional.
Vale destacar que algunas organizaciones (como la Mene Grande Oil Company) eventualmente
realizaban cursos que complementaban el nivel de conocimiento técnico de los Bomberos U.C.V..
En ciertas ocasiones se organizaban sencillas practicas donde participaban conjuntamente los
Bomberos de Caracas con los Bomberos U.C.V., todo para elevar el nivel técnico.
No se pueden olvidar las aportaciones de Gustavo Gonzalez Eraso y Adolfo Valbuena
Bravo. Estos comerciante capitalino aportaron sus relaciones, disposición, su imagen e incluso algo
de su dinero en apoyar a los Bomberos U.C.V., al punto de tomar el curso de bomberos y participar
directamente en las aventuras y desventuras de estos voluntarios. Su aportación como miembros de
la Junta Directiva del Cuerpo de Bomberos fue muy importante en esos años iniciales. Otros
bomberos que son recordados por su participación en esa época son Jaime Fossi y Rolando
Preciosi, que pese a la polémica y las dificultades ayudaron a sostener la institución.
Hacia el año 1966 se organizan simulacros públicos para presentar a la comunidad
universitaria los adelantos logrados, además del I Seminario Nacional de Incendios Forestales en la
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Sala E de la Universidad, actividad donde la Universidad (a través de los Bomberos U.C.V.) aporta
sus conocimientos y facilita sus instalaciones para que expertos de todo el país discutieran sobre
esta problemática. Estos eventos proyectan positivamente a la institución dentro de la Universidad y
del país.

LA ORGANIZACIÓN INICIAL DEL CUERPO DE BOMBERO U.C.V.


Como todo lo que se hace a imagen y semejanza de algo, el Cuerpo de Bomberos
Voluntarios Universitarios tenia mucho en común con el Cuerpo de Bomberos de Caracas,
Primogénito Cuerpo de Bomberos de Venezuela y el cual ha ayudado directa o indirectamente en la
creación de casi todos los cuerpos de bomberos existentes en el país.
La organización inicial del CBVUCV tenia la Comandancia, que era ejercida con ajuste a la
antigüedad y al grado jerárquico adquirido, y que era asistida por una Junta Directiva, constituida por
miembros de la institución, miembros de la comunidad universitaria, e incluso algunas personas
ajenas a la U.C.V. (Es notable como se incorporaron algunos comerciantes y financistas de Caracas
a apoyar la incipiente organización, dando así un aporte a su Universidad). También existía una
asamblea de miembros, donde se discutían asuntos comunitarios del Cuerpo. El rector no estaba
vinculado de ninguna manera a la organización, aparte del reconocimiento del valor del CBVUCV
como institución y eventuales aportes de apoyo institucional.
Su actividad era propia de un cuerpo uniformado, con uso de grados similares a los de una
organización militar (desde bombero raso en adelante, hasta teniente), practica del orden cerrado,
uso de boletas disciplinarias, y la figura del arresto como sanción... La sencillez de los inicios de la
organización se manifiesta en las economías que tenían que realizar los bomberos en cosas como
los uniformes y la alimentación. Es digno de recordación una maquina expendedora de refrescos
que era administrada por el Br. Bart con sumo celo y responsabilidad, y de la cual se financiaba
ocasionalmente el combustible de los vehículos de alarma, u otros gastos contingentes. Algunos
comentaban que era imposible que Bart soltara un bolívar. No era mas que una manifestación de
disciplina en el gasto.
Desde el momento inicial en 1960, la actividad era muy limitada y la organización era muy
sencilla: las actividades eran realizadas de día y cuando se lograba reunir la gente necesaria. En un
día cualquiera, se respondía a 2 o tres servicios, la mayoría de “Cruz Roja” (como se decía entonces
a las atenciones de primeros auxilios), y guardias preventivas en eventos públicos. Con frecuencia
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se buscaba en los salones de clase a los compañeros para pasarles verbalmente informaciones o
convocarlos a un servicio. Esto cambio a partir de 1965, pues al establecerse la guardia permanente
distribuida en turnos rotativos, siempre había personal de guardia en la estación de bomberos. La
nueva ubicación en el Gimnasio Cubierto desde 1965 permitió a los Bomberos U.C.V. una excelente
vista del Parque Nacional El Avila, lo que les permitía responder rápidamente cuando ocurría un
incendio en sus laderas. La proximidad de la nueva estación a la autopista “Francisco Fajardo”
presento también nuevas situaciones relacionadas a los accidentes viales, pues el tiempo de
respuesta de los Bomberos de Caracas a veces se alargaba y ello obligaba a los Universitarios a
responder, ante accidentes presenciados desde esa aventajada posición. Todo esto se resolvió con
el gran desarrollo que posteriormente alcanzaría el Cuerpo de Bomberos de Caracas [11].

EL BAUTISMO DE FUEGO
Bautismo de fuego. Palabras que mezclan lo religioso con lo místico. También es la máxima
expresión del desafío. Los Bomberos Universitarios nacen al calor de los incendios en El Avila, de
modo que quizás Prometéo tenga algo que ver con ese nacimiento, por algún fenómeno místico. En
todo caso, este dios pagano era temperamental, y nunca avisó cuando cambiaría de opinión. Algún
día serian puestos todos los bomberos ante una gran prueba.
La U.C.V. es un sitio tranquilo. Los profesionales e investigadores que trabajan allí con
procesos y materiales riesgosos suelen trabajar con gran cuidado. Los profesores les inculcan a los
estudiantes practicas seguras para el desarrollo de su futura actividad profesional. Por ello, no son
usuales los grandes incendios dentro de la Ciudad Universitaria. Históricamente, los bomberos
universitarios únicamente atienden dentro de su área de responsabilidad incendios muy pequeños, y
en caso de verse desbordados han solicitado el apoyo del Cuerpo de Bomberos de Caracas. Mucha
de la experiencia que los bomberos U.C.V. pueden tener sobre incendios de gran magnitud tienen
que ver principalmente con la colaboración que prestan eventualmente a las comunidades vecinas a
la Universidad. Caracas es una ciudad algo mas peligrosa.
En los años sesenta, los bomberos universitarios asistieron a incendios en locales
comerciales en el centro de Caracas, cuando realizaron algunas pasantías con los Bomberos de
Caracas, pero al principio fueron los incendios de vegetación los que generaron sus primeras
experiencias. La escasez de equipos incidió mucho en ello.
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Según algunos, el entonces Sargento y ya arquitecto Rene Torres, colaboró con sus
conocimientos en la extinción de un incendio en una importante empresa comercial de Bello Monte,
cuando asesoró a un Jefe de los Bomberos de Caracas (quien era el responsable de las labores)
sobre los lugares apropiados para abrir con mayor facilidad los boquetes de ventilación. Un punto a
favor para los que integran los conocimientos adquiridos en las aulas de clase con la actividad de
bombero, y saben trabajar en equipo.
En otras ocasiones, como en un ingrato incendio de basura ocurrido en los años ochenta, el
fuego se propaga y alcanza el Jardín Botánico, además de amenazar el edificio de las calderas de
vapor de la U.C.V.. No pasa nada, porque los bomberos están allí y lo apagan. En ese momento, se
almacenaban 80.000 litros de gasoil para mantener funcionando las calderas (ahora se utiliza gas).
Un punto a favor de los voluntarios y a su vigilia.
Cuando la Universidad se aprestaba a recibir las delegaciones a los IX Juegos Deportivos
Panamericanos (en 1983), ocurre un incendio en unas oficinas de contabilidad de COPAN ubicadas
en la Zona Rental de la Universidad, en Plaza Venezuela. Bomberos de Caracas y Universitarios
combaten el incendio. Ocurren heridos entre los bomberos, entre ellos, el bombero universitario
Pedro Pernia García resulta herido al cortarse con vidrios de una ventana, mientras abría ventilación
durante la extinción. A los pocos días ocurre otro incendio en otro archivo contable de COPAN, esta
vez en el Estadium Olímpico, rápidamente apagado por los bomberos U.C.V.. Esos incendios entran
en la categoría de lo extraño. A veces los problemas en la U.C.V. no provienen de su seno. Quizás
al fuego no le gusta la contabilidad del gobierno.
Los bomberos universitarios de los años sesenta recuerdan el incendio de Sears, los de los
años setenta recuerdan el incendio ocurrido en la Dirección de Servicios Generales de la U.C.V. en
1973, el de la Almacenadora Caracas en 1974, y la explosión ocurrida en la Facultad de Farmacia
en 1979, los de los años ochenta recuerdan Tacoa en 1982 y el incendio de la Federación de
Centros Universitarios de la U.C.V. en 1983, los de los noventa recuerdan la explosión en el
Comedor Universitario en 1992 y el segundo gran incendio ocurrido en la Torre Europa. Los
bomberos U.C.V. en Maracay también combatieron en Tacoa, pese a la distancia. Alguna
colaboración prestaron los bomberos de la U.C.V. para mitigar tanto daño. Los bomberos
universitarios del nuevo milenio están esperando algo. Alguien dijo “Si todo esta tranquilo, espera un
poco...pues todo bombero universitario tiene un bautismo de fuego”.
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De todos modos, la Universidad Central de Venezuela sigue siendo un sitio tranquilo. Tiene
a los Bomberos Universitarios.

¿ESTAMOS PREPARADOS PARA EL PROXIMO?


Sin embargo, cuando los Bomberos Universitarios aun no tenían dos años en el Gimnasio
Cubierto, una emergencia de gran magnitud puso a prueba el temple con el que se habían forjado:
fue el Terremoto de Caracas ocurrido el 29 de Julio de 1967.
Un movimiento sísmico de 7 grados en la escala Richter (grado VIII en la escala Mercalli)
originado en la falla de Nueva Tacagua, sacudió a la Capital de Venezuela durante un minuto y
treinta segundos, extendiéndose sobre el Litoral Central a Caraballeda y Naiguata. Los especialistas
no pudieron acotar con exactitud la intensidad del sismo debido a que los pocos sismógrafos que
existían estaban dentro del área de impacto y se desbordaron sus lecturas. En esos pocos segundos
murieron cientos de personas (256 personas muertas confirmadas por fuentes gubernamentales,
pero fuentes internacionales señalaron hasta 350 muertos). Ochenta Mil personas afectadas, con
1500 damnificados. Los 1536 heridos reportados por el gobierno contrastan con las fuentes
internacionales que llegaron a reportar hasta 3000 heridos [23]. Esto superó las capacidades de los
escasos organismos de atención de emergencias existentes. Caracas necesitaba ayuda. No existían
las organizaciones que actualmente se conocen como “grupos de rescate”, ni una Defensa Civil.
Providencialmente, el 31 de Enero de ese año había sido inaugurada la nueva estación central del
Cuerpo de Bomberos de Caracas, el cuartel “Victoriano Jordan” [11] [12], con una pequeña dotación
de camiones nuevos, pero la nueva subestación de Carayaca [12], que atendería al litoral central,
todavía no había sido inaugurada. Y además, estaban los Bomberos Universitarios.
Como estaban dentro del área de impacto, los Bomberos U.C.V. se vieron afectados por la
falta de comunicaciones telefónicas y de medios de transporte, de modo que empezaron a actuar
con el personal que se encontraba en ese momento en la estación, y al cual se fue incorporando el
resto de los bomberos esa misma noche, de modo que a la mañana siguiente todos los bomberos
habían sido comisionados para trabajar en las faenas de rescate en los edificios siniestrados (doce
edificios colapsaron por completo, y doscientos ochenta edificios resultaron seriamente dañados en
este sismo, además de una cantidad no inventariada de viviendas provisionales o ranchos). En
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algunos casos, los bomberos que se encontraban en sus casas comenzaron a ayudar a sus vecinos,
aplicando sus conocimientos de inmediato.
Algunas personas de las comunidades próximas a la Ciudad Universitaria llegaban por sus
propios medios hasta los bomberos U.C.V. pidiendo ayuda para los heridos. Se formó un comité de
emergencia en el que participaron hasta las novias y los familiares de los bomberos para apoyar el
trabajo que estos realizaban.
Entre los que se destacaron esos días estaban Pedro Insausti y Fredy Valecillos, bomberos
universitarios que participaron en el rescate de personas atrapadas en los escombros. Por su arrojo
y coraje, el Cuerpo de Bomberos de Caracas, premió a estos estudiantes de Ingeniería con la
medalla “Acción de Valor”, máxima condecoración por acto de servicio que confiere esa institución.
Palabras de encomio fueron referidas por el Comandante de los Bomberos de Caracas, Tte.Cnel (B)
Luis Ríos Noguera, sobre la actuación de los jóvenes bomberos. Múltiples organizaciones públicas
hicieron reconocimiento de la sencilla y eficaz labor desplegada por los Bomberos Universitarios en
tan aciago momento.
Lo peor de los colapsos estructurales esta en la ansiedad presente durante los esfuerzos de
extracción de víctimas, los cuales muchas veces son infructuosos. En los días siguientes al desastre,
los bomberos universitarios continuaron prestando apoyo en las tareas de rescate, mitigación,
recaudación de recursos para atender las necesidades de los sobrevivientes, y ayuda al
restablecimiento de la normalidad. Otra gran prueba había sido superada.
Incluso después, en los años inmediatos al terremoto, Rene Torres había establecido
contacto con la Organización de Naciones Unidas a través de la UNDRO (que era su agencia para la
acción contra desastres) siguiendo seminarios y actividades conexas, pues la preparación debía
continuar.
La magnitud del desastre puso en evidencia la carencia de organismos especializados en la
atención y manejo de desastres en el país. En los años siguientes, el Gobierno Nacional decide
constituir la Dirección Nacional de Defensa Civil, y el 10 de Agosto de 1969, nombran como Director
al Arquitecto Rene Torres Baralt, fundador de los Bomberos Universitarios. [13]
La comunidad universitaria comenzó a incorporarse con mayor anuencia a las actividades de
los bomberos universitarios. La comunidad caraqueña pudo identificar la existencia de un nuevo
cuerpo de bomberos que podía ayudarlo en situaciones de emergencia, y por ello las llamadas
solicitando servicios al Cuerpo de Bomberos U.C.V. se duplicaron en los meses siguientes. Al
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fundarse por disposición del Ministerio de Relaciones Interiores el primer registro nacional de
organizaciones voluntarias de la Defensa Civil, el Cuerpo de Bomberos U.C.V. tomó el numero uno.
Muchas experiencias se han producido y muchas lecciones han sido aprendidas en materia
de preparación contra desastres en nuestro país. Pese a ello, sigue presente la pregunta ¿Estamos
preparados para el próximo desastre?

ESOS LOCOS AÑOS SETENTA...


Los bomberos universitarios no son ajenos a lo que ocurre dentro de la comunidad
universitaria y nacional, y quizás sus integrantes se vieron influenciados de alguna manera por el
poderoso movimiento de autoanálisis que ocurría en la Universidad entre 1968 y 1969, conocido
como La Renovación [6], pues este produjo una ola de cambios transformadores que muchos no
quisieron aceptar, o no pudieron entender. Además, el clima político nacional se estaba caldeando,
al punto de que el 31 de Octubre de 1969 es allanada la U.C.V. por el gobierno de turno (los tres
meses que siguieron fueron de ocupación militar de las instalaciones universitarias, y el cruento
resultado de 20 muertos ha sido sistemáticamente olvidado por los expertos en derechos humanos,
siendo ello tan sangriento como el allanamiento a la Universidad Autónoma de México ocurrido en
esos mismos años con motivo del Mundial de Fútbol MEXICO ’70). Esos locos años son la época del
“No a la guerra de Vietnam”, de las divisiones en los partidos políticos venezolanos, la Guerra Fría,
tiempo de guerrillas. La aprobación de la Ley de Universidades en septiembre de 1970, fue seguida
al mes siguiente por un segundo allanamiento de la Universidad, donde los propugnadores de esa
ley se aseguraban por la fuerza de que esta ley seria “acogida”. La ciudad de Caracas alcanza mas
de dos millones de habitantes urbanos, sin incluir las ciudades satélites.
También se produjo la migración de parte del personal de los bomberos U.C.V. hacia los
nuevos órganos de defensa civil, que se estaban organizando como consecuencia del terremoto de
1967, atraídos en algunos casos por la oportunidad de seguir una carrera ascendente en los entes
de seguridad nacional y otros solo por la aventura. Incluso, se llegó a decir que un aspirante llamado
Charles Brewer Carias se fue y habría aparecido viviendo con los indios Yanomami. Los destacados
bomberos Julio Lescarboura y Carlos Todd inician un nuevo camino por la creación de
FUNDASOCIAL, el servicio aéreo de rescate (S.A.R.) y el Grupo de Rescate Venezuela.
Por otro lado, el Cuerpo de Bomberos de Caracas (ahora Cuerpo de Bomberos del Distrito
Federal, CBDF) estaba sufriendo cambios. El Tte. Cnel (B) Luis Montes Meinhardt asume la
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comandancia del CBDF, y realiza allí una serie de cambios que también pueden haber influido
indirectamente en los Bomberos U.C.V..
A finales de los años sesenta, la institución entró en una crisis de liderazgo, causada por la
falta de renovación de los cuadros directivos de la organización. La Comandancia no se renovaba,
igual que la Junta Directiva. Mas arrestos de los necesarios. No escuchar. No corregir pequeños
errores. Intolerancia. Crisis de liderazgo. La estructura jerárquica basada en grados es vertical por
naturaleza, y eso es chocante al volátil espíritu estudiantil. El estudiante es un ser pensante, y se
enfrenta a la sinrazón. Y ello significa cambios, muchas veces drásticos. Para colmo, después de
dos allanamientos, todo lo militar resulta repulsivo a los ucevistas, de modo que un grupo
uniformado, por muy buenos que fueran sus propósitos, no era bien recibido por la comunidad
universitaria, que justamente es de donde provienen todos los miembros del CBVUCV.
Como resultado de todos estos cambios ambientales e institucionales, se produce en 1972
la eliminación “temporal” del sistema de jerarquías, con el fin de facilitar la discusión de los
problemas institucionales, discusión que no habría sido posible debido a la verticalidad del comando
y a influencias externas. Esto acelera la migración de miembros del CBVUCV hacia otras
instituciones. Después de todo, tanto el pragmatismo como el idealismo estaban presente en todos,
incluso en los más ortodoxos. La decisión se produce en asamblea plenaria de todos los miembros
de la organización, tomando cada cual una posición propia.
Algunos, como Manuel Fernández Vega, Antonio Armas y Angel Ramón Freites van al
Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal. Con los años, algunos de ellos llegan incluso a ejercer la
Comandancia de esta institución fraterna. Otros, como Enrique Bart y Manuel Santana pasan a los
voluntarios del CBDF y a la empresa privada. Algunos simplemente se dedican a sus estudios, y
punto. Y otros se incorporan a los nacientes “grupos de rescate”.
El terremoto de Nicaragua del 23 de Diciembre de 1972 que causó diez mil muertos, veinte
mil heridos y trescientas mil personas sin hogar [23] impulsó a un reducido grupo de bomberos
U.C.V. a recorrer esa distancia en apoyo al valiente pueblo nicaragüense (el sismo mató a uno de
los heroicos Bomberos de Managua en su misma estación, cuando esta se vino abajo, por lo que los
bomberos sobrevivientes aun heridos salieron a atender a su comunidad sin contar con camión
alguno, pues todos sus equipos quedaron destruidos). Alfredo Piñero, fue uno de los que fue a
ayudar. Años después se incorporó a los Bomberos Aeronáuticos, al graduarse como Geógrafo. Es
recordado Piñero por sus trabajos como Jefe de la Sección de Climatología del Observatorio
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Cagigal, de la Armada venezolana. . Algunas fotografías históricas de los bomberos universitarios de


entonces fueron tomadas por Piñero. Es uno de los pocos bomberos universitarios que ha prestado
(como visitante y bombero universitario activo) servicios de combate de incendios en otro país,
Argentina.
Un incendio ocurrido en la Dirección de Servicios Generales de la U.C.V. el 12 de marzo de
1973 pone a trabajar a todo el mundo [4].
El 14 de Diciembre de 1973 el Cuerpo de Bomberos de Caracas instala una estación de
bomberos “provisional” en la Plaza Venezuela. La misma presto servicios por mas de veinte años,
cuando fue reubicada a un nuevo edificio próximo. Esto reduce la presión sobre los bomberos
universitarios que hasta entonces salían fuera del recinto universitario a cubrir las áreas vecinas.
El incendio de la Almacenadora Caracas (15/02/1974) mantuvo ocupados a todos los
bomberos de Caracas durante varias semanas, y los Bomberos U.C.V. colaboraron en su extinción
realizando turnos con las otras organizaciones que actuaron (CBDF, Bomberos Marinos, Bomberos
Aeronáuticos, Grupo de Rescate Venezuela y otros). El decreto N° 46 (publicado en Gaceta Oficial
N° 30.375 del 16 de Abril de 1974) se convierte en herramienta que impulsa el mejoramiento de la
protección contra incendios en la capital, y contribuye al crecimiento de COVENIN (Consejo
Venezolano de Normas industriales).
Bomberos como Kenneth Agar y Rodolfo Bravo tuvieron una notable participación en esos
años al lograr una importante aproximación a la comunidad universitaria mediante cursos dictados a
la misma, un trabajo de prevención de accidentes en las diferentes dependencias universitarias y la
colaboración que en todos los aspectos prestaron, en tan difícil ambiente.
Prensa sensacionalista interesada en generar una imagen negativa de universidad revoltosa,
trató de generar un escándalo al señalar que la U.C.V. era un escondite de desvalijadores de
automóviles, mostrando fotografías de unos vehículos desvencijados, con el capo abierto, utilizando
titulares inculpantes. Realmente se referían a los viejos camiones usados de los bomberos
universitarios, los cuales siempre estaban con el capó abierto para arreglarle algo dañado.
Una exposición fotográfica itinerante elaborada con apoyo de la Dirección de Cultura de la
U.C.V., ayudó a la promoción del trabajo de los bomberos [1].
Una operación de rescate de gran envergadura para salvar a los cientos de miles de
animales que se encontraban dentro del área que quedaría cubierta por las aguas al llenar por
primera vez la Gran Represa de Guri, movió hacia esa Zona a bomberos universitarios como Carlos
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Todd. Salvar serpientes, venados, chigüires, osos hormigueros y hasta petroglifos históricos, fue
parte del trabajo de estos universitarios en esa ocasión.
También participó Todd en la creación del Grupo de Rescate Venezuela y realizaría valiosos
aportes en FUNDASOCIAL [9]. Con el paso de los años, el ya biólogo Carlos Todd realizaría
estudios científicos pioneros sobre la naturaleza de la combustibilidad en la vegetación de la Cuenca
del Caroní, realizando ensayos de resistencia al fuego de las diversas especies vegetales que
habitan esa región. Sus estudios contribuyeron al desarrollo del sistema contra incendios que instaló
C.V.G. EDELCA (Electrificación del Caroní) para la defensa de esta reserva estratégica de agua. Los
aportes de Carlos Todd llevaron a que un centro de entrenamiento contra incendios forestales en
Mérida llevase su nombre. Su saber, simpatía, iniciativa y acuciosidad le ganaron el respeto donde
quiera que se le conoció.
Los bomberos universitarios Jose Luis Naveira y Mauro Fernando Balarezo se van a la
Universidad de Oriente debido a la prolongada crisis universitaria de la U.C.V., y allí contribuyen a
fundación de los Bomberos Universitarios de la Universidad de Oriente. Estos profesores
universitarios recorren en esa distinguida universidad un trayecto creador en las vastas extensiones
de la región oriental. Balarezo participa en la creación del Grupo de Rescate Oriente y en el
desarrollo industrial del estado Bolívar. Naveira todavía debe ser Comandante de los Bomberos de
la U.D.O..
Los estudiantes de la Universidad de Los Andes deciden seguir el ejemplo que Caracas dio,
y constituyen el Cuerpo de Bomberos Universitarios de la Universidad de los Andes. En Junio de
1972, constituyen el Cuerpo de Bomberos U.L.A., organización esta que se encuentra entre las más
antiguas organizaciones voluntarias del estado Mérida, y pionera de la defensa civil en ese estado.
Durante años opera en una casa adaptada, dado que la Universidad de los Andes esta dispersa por
toda la ciudad. La disciplina de los estudiantes bomberos de la U.L.A. es proverbial, así como su
dedicación al servicio. Durante las terribles manifestaciones ocurridas en los años setenta y ochenta,
los Bomberos U.L.A. representaron la paz en medio del desorden. Bomberos como el Ing. Svante
Durant y otros destacados miembros de la universidad andina lograron por muchos años impulsar a
esta organización universitaria. Un tímido apoyo de las autoridades universitarias de la U.L.A. ha
influido en su desarrollo.
La Universidad de Carabobo hace lo mismo y crea sus Bomberos Universitarios el 14 de
Marzo de 1975, iniciándose como 25 bomberos voluntarios que aprobaron las pruebas entre 60
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candidatos. Actualmente sus 14 bomberos, todos bomberos profesionales de carrera permanente


(según la Ley de Bomberos de 1996), pagados por la Universidad, mantienen su servicio como una
subestación del Cuerpo de Bomberos de Valencia, que cubre la zona norte de Valencia desde El
Cambur hasta El Viñedo gracias a la diligencia y gran empeño puesto por el profesor universitario,
fundador y director del Departamento de Prevención y Extinción de Incendios de la Universidad de
Carabobo, Arne Roostna. Estos cuentan hoy con 10 alumnos, entre ellos algunos estudiantes de la
Universidad. Su primer Comandante (quien ejerció desde 1977 hasta 1984) el Capt (B) José Vicente
Arcila llegó a ocupar la Comandancia General del Cuerpo de Bomberos de Valencia. [24].
Hacia 1974, el bombero universitario José Miguel Cruces publica su trabajo “Cambios
Ecológicos a Consecuencia del Fuego en una Vegetación de Sabana Secundaria en el Parque
Nacional El Avila”, un trabajo de investigación que reunió sus conocimientos como estudiante de
Biología en la Facultad de Ciencias U.C.V. y su experiencia como Bombero Universitario, y que seria
discutido en varios seminarios y en el III Congreso Venezolano de Botánica (Cumana, 1974). Sus
aportes a la institución bomberil fueron importantes, y las inclinaciones académicas de este Magister
Scientiarium lo llevan después a funciones directivas en la Universidad Simón Rodríguez, siguiendo
el escalafón correspondiente. El bombero Gustavo Hoenica participó activamente en la labor
administrativa y operativa de la institución, desempeñando un papel de liderazgo en estos años de
trabajo arduo, hasta ejercer la Comandancia del Cuerpo.
En 1974 la Gobernación de Caracas dona a los Bomberos Universitarios un camión bomba
usado. Este vehículo presto valiosos servicios por varios años pese las dificultades que se
presentaron para su mantenimiento. Este camión, conocido como la Unidad Cero-Cero (“00”) no
entró nunca dentro de la flota de vehículos de la UCV debido a su precario estado.
El Ministerio de Agricultura y Cría (MAC) desarrolla en 1975 un programa de combate de
incendios forestales para toda la región capitalina, creando las llamadas “Brigadas Tragahumo”. El
CBVUCV se incorpora al programa, participando hasta la terminación del mismo, doce años
después. El indicativo de radio “Ayacucho 11” era el llamado que movía en minutos a los Bomberos
U.C.V. a los incendios más difíciles, lo que les hizo ganar una buena reputación como bomberos
forestales. Como parte de esa actividad el Ministerio equipo a los universitarios con un jeep Willys
4X4, identificado por ellos como “Unidad 15” y dentro de la U.C.V. como “Unidad 401”. Múltiples
experiencias de combate fueron alcanzadas en ese tiempo por los bomberos U.C.V.. El numero 401
se origina en el registro de vehículos que históricamente ha tenido la Universidad (que cuenta con
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una importante flota), porque realmente, los carros que ha tenido los Bomberos U.C.V. han sido muy
pocos, quizás demasiado pocos.
Después del allanamiento de la Universidad en los años setenta, cuando el gobierno de
turno decidió eliminar la antigua Escuela Técnica Industrial (ETI) porque concluyó que la preparación
de técnicos para el país era “subversiva”, la U.C.V. decide asignar esas instalaciones a la Facultad
de Ciencias. Un bombero universitario descubre que en la adaptación de los edificios para su nuevo
uso, se ha desmantelando un costoso horno hecho con ladrillos refractarios. Logran recuperar parte
de los costosos ladrillos y con ellos son construidos por los mismos bomberos (en terrenos próximos
al Gimnasio Cubierto) dos pozos para practicas contra incendios. Un punto a favor de los jóvenes
inventores (Es lastimoso comprobar que la valiosa instalación que fue utilizada por la comunidad
universitaria y caraqueña durante mas de una década fue destruida, cuando el gobierno de turno se
comprometió en 1983 a “construir un techo con guayas tensoras de alta resistencia” para el
Gimnasio Cubierto de la U.C.V. para “recibir mejor” a las delegaciones que vendrían a los IX Juegos
Deportivos Panamericanos. Como todos saben, ese techo para el Gimnasio nunca fue construido).
La practica de generar un único curso anual para la preparación de las generaciones de
relevo en los Bomberos U.C.V. provocó una reducción del numero de bomberos, conduciendo a la
situación de que el total de miembros activos no excedieran los treinta bomberos en esa época. Por
ello, las guardias eran efectuadas en tres turnos rotativos de 24 horas. Si se tomaba en cuenta los
bomberos de vacaciones, los permisos, los enfermos y los ausentismos injustificados, podía pasar
que un día cualesquiera había no más de dos o tres bomberos de guardia para atender emergencias
de cualquier tipo.
El 17 de mayo de 1976 un conato de incendio provocado por razones políticas en el edificio
de la Federación de Centros Universitarios llama la atención de los Bomberos U.C.V. [4].
El 14 de enero de 1977, se produce un incendio en el Instituto Anatomopatológico adyacente
al Hospital Universitario, que los bomberos atienden inmediatamente [4].
Martha del Campo, Laura del Campo, Lewis Valero, Henry Salazar Garanton, Pedro Castillo,
Ricardo Mora, Never Gomez, Julio Montes, Antonio Salazar, Henry Salas y otros, prestan servicio en
forma destacada y admirable en esos años. Las experiencias que vivieron no fueron pocas (sobre
todo en los incendios de vegetación) dejando una buena impresión sobre todos aquellos que
pudieron verlos trabajando como bomberos universitarios. Valero y Salazar realizaron trabajos de
prevención de riesgos en la División de Seguridad y Prevención. Montes tenia el enfoque naturalista
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que tiene un ingeniero. Especial reconocimiento llega a Never Gomez, quien por años se dedicó a
trabajar en los Bomberos U.C.V. con un gran sentido de responsabilidad, modestia y gran disciplina.
En su evolución ulterior, Salazar se desempeña como piloto comercial y experto en
seguridad en la industria privada. El profesor universitario Valero asciende en los Bomberos de
Distrito Federal y Distrito Sucre destacándose su trabajo en la instrucción. Montes realiza estudios
“hidroagrometeorológicos” y se hace ingeniero en la U.C.V.. Prestó servicios en la comunidad
caraqueña en el análisis de riesgos geológicos, y se hace productor agrícola. Fue Ministro del
gobierno de turno, y últimamente es Embajador de Venezuela. Henry Salas se convirtió en profesor
de la Facultad de Ingeniería. Gomez se convierte en experto laboratorista. Pedro Castillo es médico.
Es en esta época que la U.C.V., reconoce la gestión realizada por los Bomberos
Universitarios y empieza a conformarse un mejor apoyo institucional a partir de un Memorandum
Interno del Consejo Universitario, fechado el 18 de Diciembre de 1974. Luego de afrontar una
reorganización de las actividades, y después de un proceso interno de discusión, se elabora un
proyecto que culmina en la resolución del Consejo Universitario que convierte al Cuerpo de
Bomberos Voluntarios de la U.C.V. en una Dependencia Directa del Rectorado, con su “Reglamento
General del Cuerpo de Bomberos Voluntarios Universitarios de la U.C.V.”, aprobado en 1977. El
Cuerpo de Bomberos Universitarios de la U.C.V. es la única dependencia de la Universidad Central
que esta compuesta por voluntarios, y su Comandante en Jefe es el Rector. Esta nueva condición
abrió por primera vez el acceso a un presupuesto, que no estuvo disponible por mucho tiempo,
excepto por una pequeña asignación de ochocientos bolívares mensuales que era empleada para
gasolina. Con el paso de los años esta situación ha cambiado un poco.
El 19 de Febrero de 1979, los Bomberos U.C.V. atienden rápidamente cuando se produce
una explosión en un laboratorio de la Facultad de Farmacia, donde se almacenaban reactivos
volátiles en una nevera no diseñada contra explosión. No hubo víctimas, pero se produjo gran
alarma [4]. Algunos bomberos universitarios participan en la extinción de los incendios de vegetación
ocurridos en 1979 en la Gran Sabana, estado Bolívar, y que movilizaron a combatientes de todo el
país hacia esa remota región.

AÑOS DE UNION
La generación de 1980 fue un grupo de personas importante para la institución por sus
aportes en la continuidad de las labores, como por sus esfuerzos progresistas. El Cuerpo de
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Bomberos Universitarios U.C.V. recibía su vigésimo aniversario con nuevos planes y un espíritu
entusiasta. Ya desde finales de los años setenta se había hecho imperiosa la necesidad de mejorar
el equipamiento y preparación del cuerpo de bomberos, y estas personas se tomaron el trabajo en
serio.
Francis Leon, Ingrid Ortiz, Beatriz Marin, Ana Stela Carvajal, Carmen Guevara, Tibisay
Rondon, Florence Tinoco, Milagros Semejal, Manuel Garcia, Elio Jimenez, Diego Soto, Candido
Riera, Nicasio Bethancourt, Miguel Angulo, Edgar Valero, Leonardo Bellorin, Emiro Roman, Pedro
Zerpa, Luis Mendoza, Sergio Andreatta, Luis Castillo, Antonio Febres, Carlos David Rivera, Jesús
Rivas, Pedro Pernia, Carlos Rodriguez Borges, Luis Caraballo, Andres Eloy Ruiz, Enrique Marcano,
Jorge Paramo y otros realizan grandes esfuerzos por mejorar los cursos y actividades dentro de la
institución. Dando continuidad a una campaña por mejorar las condiciones de trabajo de los
bomberos voluntarios (campaña que ya había comenzado en 1978), hacen solicitudes de apoyo a
diversas organizaciones, lo que culmina en la entrada en servicio de otros camiones y equipos que
contribuyen a esa mejora. Estos logros son importantes si se toma en cuenta que en aquel tiempo el
numero de bomberos era escaso (menos de treinta). Cuando ocurre esto, los Bomberos solo tenían
trabajado un carro: la Unidad 4A (Jeep Willys multipropósito que igual transportaba personal a un
incendio como a una reunión importante. Por cariño era llamado “El cuatrico”).
A finales de 1980 se recibe un Jeep Toyota que (con pequeñas modificaciones) es utilizado
para el transporte de personal. Esta Unidad N° 9 fue el “caballito de batalla” en esos años. Era un
vehículo que al parecer había pertenecido al Instituto Anatomopatológico de la Universidad, que lo
había utilizado para buscar los “cuerpos donados a la Ciencia” (léase cadáveres). Durante años
prestó servicio bomberil en manifestaciones, actos públicos de la Universidad, transporte de equipos,
incendios forestales y desastres nacionales, llevando vida a todas partes.
La empresa Pepsi-Cola entrega en 1981 un camión de refrescos usado repotenciado, y con
una inversión del Rectorado, se logra ensamblar un carro minibomba de intervención rápida
equipado con una bomba de 250 G.P.M., el cual se convierte en la Unidad 4C, primer camión bomba
financiado por la U.C.V. para los Bomberos Universitarios y que estuvo disponible a partir de Abril de
1983.
Un camión tanque totalmente nuevo (también en su chasis) llega por la misma vía. Se va
equipando poco a poco y se convierte (mediante inversión de la U.C.V.) en el camión bomba Unidad
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03, con un tanque de 8000 litros de agua que provee una buena capacidad para la lucha contra
incendios. Ulteriores mejoras le incorporan una bomba de acople de 350 G.P.M..
Otras empresas privadas entregan carros usados desincorporados de sus flotillas, y ello
contribuye a equipar mejor a los bomberos. Aunque muchos de esos vehículos usados generaron
serios problemas para su mantenimiento debido a su mal estado, prestaron un servicio respetable.
Se recuerdan la unidad Nº 102 (llamada por algunos “Espantomovil”, “Mazinger Z” y “El Cajón” por
su extraña apariencia) y la unidad 4A. Durante un incendio en la Parroquia Universitaria la unidad 4A
en 1983 movilizó a 18 bomberos completamente equipados en menos de quince minutos, hasta
lograr la extinción del incendio ocurrido en el cafetín.
Se adquieren equipos de protección respiratoria autocontenidos (EPRAC) y nuevos equipos
de protección personal de Nomex, que mejoran la seguridad en el combate de incendios al
reemplazar los escasos chaquetones de lona que eran usados desde principios de los años setenta.
(celebres por su color negro y que distinguía a los bomberos ucevistas).
Las inundaciones producidas en 1980 al caer lluvias extraordinarias sobre el valle de
Caracas (provocando el desbordamiento del Rio Guaire en Caricuao y La California) movilizan
operaciones de rescate donde participan los Bomberos U.C.V. para tratar de localizar a varias
personas desaparecidas, incluso en el rio Tuy.
La promoción 1981-1982 llega para ayudar: David Ernesto Guia Feliche, Vicenta del Valle
Mata, Milagros Bastardo, Eli Peraza Moreno, Miguel Gonzalez, Yasmin Heredia, Carlos H. Laffee y
otros. Todos llegaron para trabajar. [2].
Estos recursos llegaron justo a tiempo porque después ocurrieron: el desastre de Tacoa el
19 de Diciembre de 1982 y el incendio de la Federación de Centros Universitarios de la U.C.V. (12
de mayo de 1983). Al disponer de estos recursos materiales y humanos los bomberos trabajaron
eficazmente.
Después del desastre de Tacoa, los Bomberos U.C.V. presentan el Foro “Que paso en
Tacoa”, en la Sala E de la Universidad, donde distinguidos panelistas, profesores y bomberos
universitarios discuten con profundidad lo ocurrido, impactando a la comunidad con sus
revelaciones. Parte destacada de ese esfuerzo de difusión del conocimiento técnico sobre la
protección contra incendios se originó en los bomberos universitarios Manuel Garcia, Leonardo
Bellorin y Pedro Pernia. Con los años, y gracias a sus estudios universitarios, Garcia seria oficial del
Cuerpo de Bomberos de Caracas (luego de obtener un Bachelor Degree in Fire Protection en la
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Universidad de Oklahoma, como lo hizo años antes Manuel “Pepe” Fernandez Vega). Por esos años
ingresaban también Mercedes Fernandez, John Munar, Mery Velarde, Victor Buisan y otros, que
aportarían su granito de arena.
Fallas internas producen la remoción del Comandante Jairo Barradas en una Asamblea
Plenaria, lo que lleva a una reestructuración de la Comandancia en 1982. Esta queda en manos de
Enrique Marcano, dentro de una junta de cinco miembros que regiría la institución en los pocos
meses que quedaban hasta las elecciones de la nueva comandancia. En otra Asamblea Plenaria se
reduce la junta a tres. La democracia interna de esos tiempos hacia uso frecuente de la Asamblea
Plenaria de miembros para validar cualquier decisión que afectara a toda la organización, y no era
extraño que se realizaran asambleas plenarias de dos o tres días de duración, o que la asamblea
sesionara todos los fines de semana de un mes durante una situación interna irregular. Edgar
Valero, Enrique Marcano, Andres Eloy Ruiz y Jesus Rivas colaboraron para que la Comandancia no
decayera pese a los cambios.
Se hacen esfuerzos por mejorar a los instructores, enviando a los mejores a cursos de
especialización con diversas organizaciones. Se dictan cursos de manejo de vehículos y de
mantenimiento mecánico, para una mejor conservación de los camiones. Y entre los mas calificados
instructores de los bomberos universitarios estaba Leonardo Bellorin, quien fijo un nuevo nivel sobre
lo que es la dedicación al trabajo y al mejoramiento técnico. Haciendo inspecciones e investigando
siniestros, combatiendo incendios, en labores de rescate y en comunicaciones, Bellorin hacia bien su
trabajo. Ejercía un liderazgo basado en el ejemplo, y contribuyo afirmativamente a la formación de
una generación de bomberos universitarios.
Por esos años, el bachiller bombero Luis Mendoza construye en la estación del Gimnasio
Cubierto un estudio fotográfico (que incluía cuarto oscuro de revelado), y mejora el apoyo
audiovisual de las sesiones de entrenamientos, gracias a las fotografías tomadas. Mendoza se
convierte en un especialista en la transportación de lesionados, distinguiéndose como instructor. Las
clases de primeros auxilios, rescate e incendio fueron documentadas con diapositivas, lo que
permitía mejorar la enseñanza (El archivo de diapositivas llego a tener cerca de dos mil diapositivas).
Con el paso de los años el Licenciado en Educación Luis Mendoza trabajo en la División de
Tecnología Educativa del Ministerio de Educación. Mucha de las fotos históricas de los bomberos
U.C.V. en ese periodo provienen de su certera cámara. La sección de fotografía era una parte de la
División Cultural y Técnica, administrada con acierto por el bombero Carlos David Rivera. Su gestión
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permitió que los cursos contaran con material de instrucción y un diseño curricular consonó con los
cambios cognoscitivos que se querían lograr. Carlos David Rivera alcanzaría después la
comandancia de la institución, desempeñándola con buen resultado dos veces.
Bajo el impulso de Pedro Pernia, Jairo Barradas y Pedro Zerpa, los miembros de la División
de Seguridad y Prevención realizan una campaña de cursos de Seguridad e Higiene industrial entre
los empleados de las dependencias administrativas (cursos que incluían practicas contra incendios,
primeros auxilios, visitas a las instalaciones de la Universidad para que los participantes realizaran
inspecciones de seguridad, y otros), así como al personal de vigilancia de la Universidad. Fue tanta
la receptividad del publico, que los supervisores de las dependencias universitarias empezaron a
impulsar a sus empleados para la realización de estos cursos. Estos bomberos realizaron un buen
trabajo de mejora en la División de Seguridad y Prevención, que fue seguido por el llanero Ely
Peraza Moreno, quien además de buen coplero, cuatrista e improvisador, fue un buen Jefe de la
División de Seguridad y Prevención hacia 1985. [5]. Pedro Pernia llegaría a ser Comandante del
Cuerpo y después Jefe de Seguridad del Hospital Universitario.
Los trabajos de la División de Seguridad y Prevención condujeron a la formación de una
Brigada de Emergencia en el Edificio de la Biblioteca Central, y a la realización de sucesivos
simulacros de evacuación con la participación de los empleados de la Imprenta Universitaria,
Dirección de Servicios Generales, Dirección de Cultura y otras dependencias relacionadas. Esto
permitió ejercicios completos con participación total de los bomberos, quienes pudieron comprobar in
situ los problemas relacionados a una evacuación en una emergencia mayor. Simulacros de
evacuación de lesionados fueron orquestados para probar la capacidad de los bomberos y para
educar a la comunidad universitaria sobre como actuar en una emergencia. En esa época, la
División de Seguridad y Prevención tuvo que atender muchos problemas en la Escuela de
Bioanálisis y en el edificio de Transbordo, sede de la Facultad de Humanidades y Educación. Se
organizaron cursos de explosimetría e investigación pericial de siniestros, en coordinación con el
Colegio Nacional de Bomberos, en la sede de los Bomberos U.C.V. [8].
La División Medica, ejemplo de trabajo fecundo e inteligente, realizó tantas actividades que
es difícil comentarlas: Desde cursos en los barrios populares (donde Milagros Semejal puso gran
empeño durante su jefatura), hasta la coordinación de la materia electiva Primeros Auxilios en la
Facultad de Medicina. Desde el mantenimiento de la ambulancia hasta la preparación de simulacros
de emergencia tan realistas que algunos bomberos se asustaban creyendo que eran la realidad. El
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arte medico, llevado por estos talentosos bomberos generó tan buena reputación a la institución que
algunos médicos de los servicios de emergencia requerían expresamente la colaboración del
CBVUCV en algunos casos difíciles. Las experiencias adquiridas por los integrantes de la División
Medica trascendieron el simple acto de servicio, pues en el noble ejercicio de las profesiones de la
salud, estos lograron imponerse. Los ahora médicos y licenciados Carmen Guevara, Vicenta Mata,
Yasmin Heredia, Diego Soto, Pedro Castillo, Ana “Estrella” Carvajal y tantos otros dejaron un camino
que después seguirían valiosas personas como Fabiola de la Calle, Zaida González, José Mejias y
Janneth Muñoz quienes continuarían con la tradición de trabajo de la División Médica.
Un gran desastre nacional se hace evidente cuando se produce el Viernes Negro del 28 de
Febrero de 1983. Repentinamente se devalúa el bolívar, pasando de Bs. 4,30 por dólar a Bs. 7,50
por dólar. Algunos venezolanos lamentaron no poder viajar a Miami a traer perfumes o ropa de lujo.
Para los bomberos venezolanos significó que no seria nada fácil adquirir o reponer los costosos
equipos de incendio importados, y que ello haría el trabajo más peligroso, ante el ya limitado
equipamiento. Para colmo, y ante las exigencias de empresarios “presionados por la nueva realidad
económica del dólar a 7,50”, las resoluciones que establecían la obligatoriedad en Caracas del
cumplimiento del decreto N° 46 de protección contra incendios fueron eliminadas por el gobierno de
turno “para ayudarlos”. Inmediatamente aumentaron los incumplimientos de la regulación.
Sin embargo el mayor desastre que afectó a los Bomberos Universitarios en 1983 fue la
realización de los IX Juegos Deportivos Panamericanos y su Comité Organizador (COPAN-83).
Como los Juegos Panamericanos eran un compromiso internacional contraído por Venezuela, y el
gobierno de turno no era muy capaz, el programa de desarrollo de las obras para los juegos se
atrasó. Los responsables tenían que cumplir lo prometido y comenzaron a tomar medidas drásticas
para recuperar el tiempo perdido por su propia ineficacia. Entre las acciones que tomaron, trataron
de desalojar (sin mas tramite) a los Bomberos Universitarios de las instalaciones del Gimnasio
Cubierto (que era una de las instalaciones que iban a “parapetear” y tenían atrasadas en sus
“cronogramas de construcción”). Los bomberos U.C.V., luego de complicadas negociaciones llenas
de politiquería, donde incluso se generó una guerra mediatica en su contra a través de prensa y
televisión, se vieron forzados a evacuar las instalaciones del Gimnasio Cubierto durante el desarrollo
de los Juegos. Provisionalmente fueron acogidos por la Facultad de Ciencias, en unos galpones
polvorientos que fueron acondicionados urgentemente. Pero entre los bomberos universitarios (ya
preparados para desastres peores) esto fortaleció la determinación, regresando a las instalaciones
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del Gimnasio Cubierto inmediatamente después de la finalización de los juegos. Entre las bromas
que con amargura hacían los bomberos, había una muy emblemática: “Este es el único cuerpo de
bomberos que puede ser enviado a cualquier lugar del mundo por avión, porque todo esta embalado
en cajitas”. El esfuerzo realizado por bomberos como Edgar Valero, Andres Eloy Ruiz, Ana Carvajal,
Beatriz Marin, Carmen Guevara, Doris Burgos, Luis Rivas (hermano de Jesus), e incluso de antiguos
miembros de la organización como Antonio Salazar, Julio Montes, Jose Miguel Cruces y Rodolfo
Bravo respondió a una lucha por salvar la institución contra quienes la agredían.
Entre los daños generados por estas acciones de COPAN´83, puede recordarse la
destrucción de los pozos de practicas que tenían mas de una década sirviendo como espacio para
entrenamiento de los bomberos y miembros de la comunidad universitaria (que realizaban allí cursos
de protección contra incendios). Como los bomberos y el pueblo son lo mismo, a los politiqueros no
les importó el daño causado a los bomberos, como tampoco les importó el daño causado al pueblo.
Sin embargo, el Cuerpo de Bomberos Universitario, con la nobleza que lo caracteriza, se mantuvo
protegiendo a la comunidad universitaria y caraqueña durante todo el desarrollo de los Juegos,
cubriendo todas las instalaciones deportivas del área universitaria que fueron escenario de la
competencia, conjuntamente con otras instituciones. También salió fortalecido en la consciencia de
que cualquier futura mudanza deberá ser a instalaciones mejores a las actuales.
Es posible que estas líneas sean las únicas quejas emitidas por alguien después de tanto
abuso contra una organización voluntaria de servicio a la comunidad universitaria, pues los
bomberos universitarios fueron muy nobles y no utilizaron nunca sus capacidades para molestar o
atentar contra nadie. Lamentablemente, agentes externos e internos a la U.C.V. no tienen la misma
nobleza, y ellos si atentaron contra los Bomberos Universitarios, para dañarlos.
La crisis institucional causada por los Juegos Panamericanos de 1983 agotó al personal de
la institución. Mucha gente valiosa que defendió a capa y espada la organización, se fue. Estaban
cansados por la ingratitud y el maltrato. Otros, simplemente explotaron. La cantidad de solicitudes de
baja, vacaciones, arrestos y sanciones disciplinarias era tan grande y fuera de lo normal, que la
cartelera de la Oficina de Personal resulto insuficiente, y el Jefe de Personal se vio obligado a
publicarlas en la pared contigua. Una pared completa se llenó de cartas de bajas. Además, había
que reconstruir la estación de bomberos. Tantas cajas debían ser ordenadas, distribuidas,
desembaladas y entonces poner todo en su sitio. Todo porque unos politiqueros se comprometieron
a un trabajo en nombre de Venezuela y no cumplieron. . Es posible que la crisis de los Juegos
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Panamericanos haya sido las mas grave que se haya producido en la historia de los Bomberos
Universitarios. El bombero Oscar Martínez se reincorporo asumiendo la Oficina de Personal en esa
situación. El bombero y abogado Luis Castillo presto también buenos servicios en ese departamento.
En 1983 la Facultad de Medicina acepta el Curso de Primeros Auxilios de los Bomberos
Universitarios como materia electiva (valida para los créditos académicos) para sus estudiantes en la
Escuela de Nutrición y Dietética y en la Escuela de Bioanálisis. Esto se realiza bajo coordinación de
la División Médica. Estos son solo experimentos para desafíos mayores.
Un programa de diapositivas sincronizadas con sonido titulado “Por la Naturaleza y Para la
Humanidad”, elaborado a fines de los años setenta con apoyo de la División Audiovisual de la
Dirección de Cultura de la U.C.V., fue la base con la cual fue elaborado el fantástico vídeo del mismo
nombre elaborado en 1983, gracias a la ayuda de Danny Guarenas y su equipo de la División
Audiovisual (que virtualmente “se metió en la candela”) para crear un recurso útil en las
presentaciones institucionales. La voz del locutor Jose Ramón Marquez infundio gran vistosidad a la
obra, distinguiendo a este profesional universitario.
Ocurre un incendio en la Planta Maraven de Catia La Mar (la prensa reseña el hecho
tímidamente, aunque tuvo el potencial de convertirse en una repetición del desastre de Tacoa).
El 12 de mayo de 1983 ocurre un incendio en el edificio sede de la Federación de Centros
Universitarios. Cuando los bomberos universitarios llegan el fuego es intenso y ocupa la mitad de la
planta superior, afectando varias oficinas. La exitosa utilización (por vez primera) del minibomba 4C
permitió una rápida extinción, lograda mediante un ataque envolvente, apoyándose en dos hidrantes
próximos. Una minuciosa investigación conducida por la División de Seguridad y Prevención permitió
determinar fuera de toda duda que el incendio fue provocado por razones políticas, gracias a la
metodología empleada y a la utilización de ensayos de laboratorio ofrecidos por la escuela de
Química de la Facultad de Ciencias [4].
El bombero Jesus Rivas se cae desde un tendido de cuerdas en la maniobra “paso de
comando”. Se fractura un pie y un brazo, pero logra recuperarse por completo.
El bombero Ruben Alvarez recibe una descarga eléctrica y pasa un susto durante el incendio
de una litografía en Parque Carabobo, cuando defendía con otros Bomberos U.C.V. el edificio sede
de la Policía Técnica Judicial (actual C.I.C.P.C.), justo al lado de donde estaba el arsenal.
Se produce un incendio en el piso cuatro del Hospital Clínico, cuando un motivo navideño
(Nacimiento) colocado junto a la estación de enfermeras de ese piso, sufre un corto circuito en las
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luces. La emergencia es grande porque el incendio se produjo en un pasillo y el humo se propagó


por el edificio. Además, varios pacientes de ese piso se encontraban en condición post-operatoria, lo
que hacia difícil su evacuación. Una enfermera (en su desesperación) trato de utilizar la manguera
contra incendios rompiendo el vidrio con la mano, sufriendo cortaduras severas. Un vigilante del
hospital, que llegó después, logro accionar la manguera y apagó el fuego. Las enfermeras no
abandonaron nunca a sus pacientes y realizaron esfuerzos para movilizarlos a lugar seguro. Cuando
llegaron los Bomberos U.C.V. pudieron constatar que el fuego produjo daños en la mampostería, y
no se propagó mas por la rápida acción de los empleados del H.C.U..
La División Medica, ocupa en esa época un papel muy importante, no solo por los cursos a
la comunidad y la formación de los aspirantes a bomberos, sino que también realizo una serie de
cursos de mejoramiento a los bomberos en sus turnos de guardia. Allí participa la bombera Vicenta
Mata. Años después, ya como Medico, Vicky trabajaría en el Servicio de Ambulancias del Cuerpo de
Bomberos del Distrito Federal.
En lo alto de una palmera ubicada en los jardines interiores del Hospital Clínico se inicia un
incendio que causa alarma entre los usuarios. El fuego (causado por un cigarrillo lanzado desde los
pisos superiores) fue sofocado por el personal del hospital con una manguera del edificio. Los
Universitarios llegan, pero solo a refrescar los tizones.
Durante un incendio en el piso nueve de la Torre Capriles de la Plaza Venezuela, los
bomberos U.C.V. participan en la evacuación de los pisos superiores (llenos de humo). La bombera
Vicenta Mata participa en el rescate y se queda temporalmente atrapada junto a varios bomberos en
los ascensores que estaban utilizándose en la evacuación justo cuando extraían a varios empleados,
todo debido a una mala operación del sistema preferencial por el personal de la planta baja. Vicky
estaba muy tranquila, mientras los otros bomberos estaban “asustaditos”, cuando fueron rescatados.
En la misma Escuela de Química de la Facultad de Ciencias se producen varios incidentes
con materiales químicos peligrosos, que son rápidamente atendidos gracias a la participación del
profesorado y de los bomberos. Se realiza un trabajo que concluye en un mejor almacenamiento de
los materiales peligrosos en esa dependencia [4].
Para 1984 se produce un incendio en un basurero que se propaga al Jardín Botánico, lo que
puso en uso al camión N°03, dado que el incendio llegó a amenazar el edificio de las calderas que
generan vapor para la Universidad.
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En 1984, el bombero Jesus Rivas se cae otra vez durante una maniobra de “paso de
Comando” y se fracturan la pierna y el brazo que le habían quedado sanos de la caída anterior. Se
recupera rápidamente. Días antes había escalado exteriormente el edificio de la Facultad de
Economía, igual como había escalado exteriormente el edificio de la Facultad de Arquitectura, junto
con el bombero Gilberto Rivero, y como subiera el edificio de la Biblioteca Central, junto a Miguel
Angulo. Adrenalina pura.
Se realizan periódicamente practicas de incendio utilizando las facilidades de entrenamiento
contra incendios del Centro de Adiestramiento Naval “Felipe Santiago Esteves”, de la Armada de
Venezuela. La colaboración de personas como el Comandante del Centro y del Maestre Principal
Omar Sasso puso en evidencia el alto grado de colaboración que puede alcanzarse entre civiles y
militares para bien de la ciudadanía.
Se produce un incendio en la sala de distribución eléctrica del sótano del Hospital Clínico
Universitario debido a una sobrecarga. No se pudo iniciar la extinción del fuego con un extintor hasta
que la empresa de suministro eléctrico cortó la corriente. Un ala completa del hospital se quedó a
obscuras.
El 16 de febrero de 1985, los Bomberos U.C.V. se unen al sentimiento del Pueblo
venezolano cuando muere en un inexplicable accidente vial “El Cantor del Pueblo”, Ali Primera (una
guardia de prevención acompañó a miles de personas que llevaron los restos mortales del cantor
hasta Paraguaná, en el estado Falcón).
Se celebra el vigesimoquinto aniversario del Cuerpo de Bomberos el 10 de Marzo de 1985
con gran festejo. El acto central es realizado en la nueva Plaza del Rectorado, la cual fue inaugurada
de forma muy vistosa con ese evento, en una formación de orden cerrado donde participan
estudiantes del Instituto Universitario de Higiene y Seguridad Industrial (IUTSI) de Valencia, y la
Banda Juvenil del CBDF. La formación reunió con sus mejores galas al personal de Caracas y
Maracay, y fue presidida por el ciudadano Rector de la Universidad Central y Comandante en Jefe
del Cuerpo, Dr. Edmundo Chirinos, e ilustres visitantes de instituciones hermanas y dependencias
universitarias. Allí se le concede al estandarte del CBVUCV, como reconocimiento a sus servicios a
la Comunidad Universitaria y al pueblo venezolano, la Orden “Francisco de Venanci”, máxima
distinción al mérito que confiere la U.C.V.. Pero el punto culminante de esa celebración fue la
reunión de los Bomberos Universitarios de la primera Guardia Permanente de los Bomberos U.C.V.,
quienes pudieron reencontrarse, departir a sus anchas, intercambiar impresiones y ver que el
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CBVUCV había superado la prueba de los años. Julio Navas, Enrique Bolon y Luis Rivas son
algunos de los primeros estudiantes de la Universidad Simón Bolívar que realizan el Curso de
Bomberos de la U.C.V. y lo finalizan con gran éxito, formando parte de la Promoción XXV
Aniversario del CBVUCV, años antes de la creación de los Bomberos de la Universidad Simón
Bolívar. El legendario Franck Drescher, la valiosa Carmen L. Hernandez y el capaz Adrian Prado
daban sus primeros tímidos pasitos por los pasillos de la estación. Entre otros eventos, se
efectuaron los Primeros Juegos Deportivos de Bomberos Universitarios, encuentro anual que se ha
mantenido en el tiempo [17]. Cándido Riera anota unos buenos goles haciendo fintas, pero los
bomberos de Caracas golearon a los de la U.C.V., y el bombero universitario Luis Ybirma gana el
circuito de técnicas bomberiles estableciendo una marca de velocidad. La tradición deportiva en los
Bomberos U.C.V. se ha fortalecido con el tiempo, al punto que en la actualidad acopia
participaciones tales como el envío de delegaciones a los Juegos Mundiales de Bomberos en
Francia en el año 2000 y en Nueva Zelanda en 2002. Quienes enseñaron el camino a esta
participación internacional fueron la Tte. Janeth Muñoz y la Sgto. Raquel Girón dando lo mejor de su
talento deportivo y bomberil, al participar por primera vez representando el estandarte del CBVUCV.
Comentó recientemente el bombero Elio Pimentel: “...cabe destacar que en los Juegos
Mundiales de Bomberos dados en Nueva Zelanda participó una delegación de seis (6) bomberos
(Sgto. Brielida Ribero, Dtgo. Yesika López, Dtgo. Mariana Cammarano, Sgto. Raquel Girón -por
segunda vez-, Carlos Díaz y el Capt. Alejandro Montes) de la UCV y obtuvo 13 medallas, de las
cuales una es de oro y el resto de plata y de bronce” [28]. El Capt. Montes demuestra así que
además de ser un buen profesor, y un buen bombero, es un buen deportista. Como “Maña mata
fuerza”, el profesor es judoca. [28]
El 18 de Abril de 1985 ocurre un incendio en el Consejo Científico y Humanístico de la
U.C.V. (dependencia extramuros) que es atendido rápidamente por los bomberos [4].
El Papa Juan Pablo II realiza en 1985 la primera visita de un Papa a Venezuela después de
cinco siglos de catolicismo. Los Bomberos U.C.V. participaron ampliamente en la protección del
Sumo Pontífice al enviar la unidad 4C y una ambulancia a la Nunciatura Apostólica para cuidar el
sueño del representante de Dios en la tierra, y ulteriormente protegieron el multitudinario encuentro
del “Papa Viajero” con las juventudes caraqueñas y universitarias realizado en el Estadium Olímpico
de la U.C.V. .
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El 10 de mayo de 1985, en el Instituto Anatomopatológico ocurre una explosión al mezclar


productos químicos no compatibles, con saldo de tres heridos entre los empleados y derrame de
productos químicos peligrosos. Después, ocurre un accidente al caer una estantería sobrecargada y
llena de botellas con materiales químicos peligrosos en el Instituto Nacional de Higiene “Rafael
Rangel”. Todas estas emergencias fueron atendidas por los bomberos U.C.V.. También, la División
de Seguridad y Prevención conduce inspecciones en la Facultad de Economía. Se envía personal a
cursos de especialización en varias disciplinas [4].
Allá donde comienza Venezuela, el llano en llamas inspira a la creación del Cuerpo de
Bomberos de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora (Cuerpo de
Bomberos Universitario de la U.N.E.L.L.E.Z.), que decide tener su sede en Guanare, estado
Portuguesa, en 1985. Comienza como una organización voluntaria que se va después integrando a
la comunidad.
El 19 de Septiembre de 1985, un terremoto sacude a la ciudad de México matando a 8776
personas (aunque extraoficialmente se indican hasta 9.500 muertos), hiriendo a 30.204 mas,
dejando sin hogar a mas de cien mil. Los 417 edificios destruidos, los 1132 edificios dañados, y más
de 2 millones de personas directamente afectadas [23] indican que esta emergencia fue varias veces
superior en intensidad al terremoto de Caracas de 1967. Los bomberos universitarios se hicieron
presentes allí con una pequeña delegación que formó parte de la representación nacional de
Venezuela, la cual fue coordinada por Rene Torres Baralt, de la Oficina de Protección Civil del
Distrito Sucre. Las actividades realizadas permitieron que los bomberos David Guía, Julio Navas y
otros pudieran colaborar en las labores de rescate internacional. En un ambiente donde ocurrieron
muchas replicas sísmicas, y donde el pueblo mexicano multitudinariamente se abocó al rescate, el
grupo venezolano no pudo encontrar con vida a una sola persona entre los escombros. Tal fue la
devastación. David Guia y Julio Navas fueron sorprendidos por replicas mientras realizaban
búsquedas entre los escombros del Hospital “Juarez” y en “Venustiano Carranza”, haciendo trabajo
de “topos”.
Un incendio en las tiendas BECO en Chacaito pone a trabajar a todos los cuerpos de
bomberos de Caracas por 36 horas seguidas. Los Universitarios colaboraron allí. Unas barracas
construida por el gobierno en Nueva Tacagua se incendian por un corto circuito y quedan 80 familias
sin hogar. Los bomberos universitarios prestan atención medica preventiva a los damnificados de
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ese desastre [1]. Julián Rivas, Abner Febres y Zaida Gonzalez realizan trabajo destacado al salir en
muchas alarmas. Fiebre.
Ocurren accidentes en los laboratorios docentes de las escuelas de Química, y en Ingeniería
con derrames de productos químicos, que son atendidos por los Bomberos U.C.V.. La División de
Seguridad y Prevención atiende a situaciones riesgosas en el edificio de la Facultad de Economía
(uno de los mas altos de la Universidad) [4].
En esta época se llegaban a prestar hasta quince servicios en un día, que alternados con los
días en que no se producía ni una alarma, se alcanzaba un promedio anual superior a los mil
servicios. El bombero Javier Polack se alternaba en las diversas divisiones, apoyando a la División
Cultural y Técnica, la División de Seguridad y Prevención e incluso a la División Medica. El bombero
Humberto Rojas recorrió cientos de kilómetros y subió montañas en esos días, para apagar candela.
Ambos unen discurso y acción para salvar vidas.
En el año 1986 se decide crear la División de Rescate, que tenia la influencia de Jesús
Rivas, Andrés Eloy Ruiz, Miguel Angulo, Elio Jimenez, Gilberto Rivero y otros bomberos que se
habían formando poco a poco dentro de las diferentes especialidades y que prepararon a sus
sucesores para ese trabajo. Es de esta manera que Alexander Laurenti, Abner Febres, Ernesto
Campos, Adrian Prado y otros brillantes elementos colaborarán para esta nueva realización, directa
o indirectamente. Siguiendo una escuela técnica europea de escalada y manejo de cuerdas,
influenciada por los conocimientos de rescate asociados a la escuela norteamericana de rescate que
seguían FEVESAR y otras agrupaciones voluntarias de rescate, y dada la transferencia de
conocimientos realizada por escaladores y montañistas venezolanos como Alfredo Autiero (invitados
entonces como instructores a la organización) se logra fortalecer el saber de la naciente División de
Rescate.
El segundo intento de José Paez dentro de los bomberos, le permite colaborar con el
Departamento de Transporte y con la Comandancia. El bombero Luis Ivan Ibirma participa
exitosamente en la atención de un derrame de químicos en los laboratorios docentes de la Escuela
de Química, limpiando el área en tiempo récord y eliminando el peligro. Ybirma trabajo en la División
de Seguridad y Prevención, destacándose por su propio trabajo.
Empieza a hacerse notar la nueva generación de bomberos constituida por Juan Rodríguez,
Franck Drescher, Ruben Alvarez, Edgar Hernández, Paola Cano, Jesus Salvador Rivero y otros,
quienes se proponen mejorar a los bomberos en lo operativo, lo administrativo, y en lo académico
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universitario. Es memorable el caso de Paola Cano, quien estudiaba simultáneamente dos carreras
universitarias y aun así sacaba tiempo para destacarse como combatiente. En lo sucesivo, estos
bomberos realizarán múltiples actividades que configurarán la visión del bombero integral. Las
exigencias de entrada y permanencia en la institución son ampliadas y profundizadas, lo que
contribuye a un mejoramiento del desempeño general.
El 6 de enero de 1987 ocurre un incendio en la Escuela Básica de la Facultad de Ingeniería,
que es rápidamente terminado por los Bomberos U.C.V. [4]. Probando un nuevo descendedor, el
bombero Enrique Bolon sufre severos traumatismos al caer durante una practica, recuperándose
después de prolongada convalecencia. Enrique se destacó como un excelente y efectivo bombero.
El establecimiento de las “Normas Reguladoras Para el Servicio de Bomberos del Distrito
Federal” (en Gaceta Oficial N° 33.657, el 11 de Febrero de 1987), unidas a la mala situación
económica del país determinan en estos años la desaparición de varios grupos de bomberos
voluntarios y grupos de rescate en la ciudad capital, que no pudieron sobrevivir a los cambios.
En la semana entre el 9 y el 12 de Marzo de 1987, en el marco de la vistosa semana
aniversario de los Bomberos Universitarios, y durante la comandancia de Jesús Rivas, se realiza el I
Seminario Venezolano en Materia de Rescate para Cuerpos de Bomberos y Organizaciones
Voluntarias, dando continuidad a los proyectos de mejoramiento técnico de la organización, con la
participación activa y efectiva de Zaida Gonzalez, Niryan Aponte, Alexander Laurentin, Javier Polack
y Pedro Muñoz (bomberos y bomberas universitarias que lograron un gran éxito en este evento con
sesiones a sala llena donde cientos de personas pudieron informarse sobre los más diversos tópicos
relacionados al salvamento de vidas) [13].
El 31 de Mayo de 1987 ocurre un incendio intencional en el Centro Cultural “Romulo
Gallegos”, debido a móviles políticos. Pocos daños y mucha publicidad política [4]. En ese tiempo el
bombero Domingo Requena asistía a múltiples servicios en todos los roles posibles.
La Universidad Nacional Experimental Politécnica de Barquisimeto, Estado Lara, crea su
Cuerpo de Bomberos Voluntarios Universitarios como una institución voluntaria sin fines de lucro, el
primero de Septiembre de 1987, como dependencia adscrita al Rectorado de la Universidad (siendo
el Rector de la Universidad su Comandante en Jefe), según resolución del Consejo Universitario,
con el fin de proteger las instalaciones de la Universidad así como prestar el apoyo a la comunidad
barquisimetana. [24].
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Ocurre una explosión (bleve) durante una practica en “el Pozo” con cilindros de gas licuado
de petróleo, y se inicia un incendio forestal que es rápidamente apagado. La causa: sobre-
exposición al fuego de una bombona. No hubo heridos. Hubo varios “evacuados”.
El 6 de Septiembre de 1987, después de una lluvia torrencial ocurrida en las montañas del
Parque Nacional Henri Pittier se producen una serie de deslizamientos de tierra y desbordamiento
de ríos que generan el Desastre de El Limón. Esta emergencia afecta a amplios sectores de la
comunidad aragueña, lo que motiva una gran movilización de los organismos de emergencia,
incluyendo al Cuerpo de Bomberos U.C.V., que utiliza el personal de sus estaciones de Caracas y
Maracay para colaborar [17].
El incendio de la Torre Cemica en Chacao es otra oportunidad donde los bomberos
universitarios prestan alguna colaboración tratando de salvar vidas.
El “Caracazo” del 27 de Febrero de 1988 represento una situación sin precedentes. La
pobreza generada por los políticos condujo a la reacción violenta de la sociedad en contra de la
injusticia, donde el gobierno de turno no tuvo otra respuesta que el genocidio. El Cementerio General
del Sur se convirtió en cementerio clandestino donde el gobierno de turno pudo ocultar una parte de
su infamia en el lugar conocido como La Peste. Esta nueva emergencia puso a prueba a los
Bomberos frente a las situaciones propias de los desordenes públicos, incendios y heridos. No se
produjo ninguna interrupción de las actividades de atención de emergencias, pese a las restricciones
del caso. En estos años entrará en la organización una nueva generación en la que Janneth Muñoz,
Aurelio Carames, Gustavo E. Tirado, Irma Montana, Ana Figueroa, Rafael Eustiquio Amundarain,
Jesus Mosco, Mariela Hernandez, Ernesto Campos, Efrain Blanco y otros tomaran parte importante.

NO FLAQUEAMOS EN EL COMBATE
La generación de 1990 se enfrenta a desafíos totalmente nuevos. La situación del país ha
cambiado, pues fuertes presiones sociales y políticas dominan la escena. Nuevos actores entran a
ocupar espacios que otros no supieron ocupar.
El 22 de Noviembre de 1990 se presenta un incendio en el Rectorado, el cual es sofocado
por los vigilantes y los bomberos [4].
En estos tiempos, Yris Gallardo, Ernesto Bigott, William Alonso, Cesar Laurentin y otros
comienzan un camino hacia el liderazgo.
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Una tubería de agua se rompe en el sótano del Hospital Clínico Universitario, alcanza la sala
de distribución eléctrica del edificio y produce un cortocircuito, acompañado de humo y fuego. Los
Bomberos U.C.V. y los del Distrito Federal tuvieron que emplearse a fondo para atender la
emergencia que dejo al hospital sin electricidad y afectó a otros servicios básicos por varios días.
El 4 de Febrero de 1992, amaneció de golpe. La fracasada intentona golpista coloca a los
Bomberos Universitarios ante una situación similar a la del “Caracazo”, pero con militares armados
enfrentados en las calles y las restricciones del toque de queda. En los días siguientes se va
incorporando el personal pues las limitaciones al libre transito impide parcialmente el relevo del
personal. El ambiente de suspención de garantías constitucionales no afectó demasiado el trabajo.
La Universidad Simón Bolívar crea sus propios Bomberos por iniciativa propia. El 12 de
Marzo de 1992, un incendio ocurrido en el Bosque de Pinos, en el Valle de Sartenejas es la chispa
que enciende el espíritu universitario de los uesevistas. Después de dos días de combate,
profesores, estudiantes y obreros de la universidad deciden organizarse. Esto se manifiesta con un
pedido del profesor de la U.S.B. Michael Suarez a la Comandancia de los Bomberos U.C.V.
(representada por el bombero Franck Drescher) para un curso de primeros auxilios, y que se
transforma en un innovador curso para la formación de los primeros Bomberos U.S.B., realizado en
forma coordinada por ambas instituciones universitarias. Por resolución del Consejo Directivo de la
U.S.B. se crea el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de la Universidad Simón Bolívar, el día 12 de
Mayo de 1993, y desde entonces, enfrentan los retos que el porvenir les depararía. Años después,
un renovado y muy mejorado curso integral para la formación de su gente, creado según su realidad
y adaptado a sus necesidades, ha permitido a esta organización realizar significativos aportes a su
Alma Mater y a la comunidad general.
El 30 de Junio de 1992 ocurre un incendio en el Departamento de Meteorología de la
Facultad de Ingeniería, que es atendido por los bomberos U.C.V. [4].
Un artefacto explosivo colocado con propósitos políticos estalla en el Comedor Universitario
el 13 de Noviembre de 1992 y causa destrozos [4].
El 27 de Noviembre de 1992 ocurre otra fracasada intentona golpista, cruenta y despiadada.
Ahora, además de militares armados en las calles, se produce el bombardeo aéreo a la ciudad
capital. Otra vez los bomberos de guardia mantienen activo el servicio con algunas restricciones
(usando salvoconductos) y alargando su guardia.
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Se producen cambios organizativos ante la gestión del bombero Hector Jimenez, Cesar
Laurentin, Hector Mosco y otros valiosos combatientes. Edgar Hernandez continua prestando
valiosos servicios en la organización, sin descuidar sus otros deberes profesionales y humanos.
Destacando el importante papel que ha jugado la mujer dentro de esta destacada
organización voluntaria, la distinguida bombera Rosalba Lira es (en 1991) la primera mujer en
ejercer la Comandancia de los Bomberos Universitarios, logrando con ello enaltecer a la institución.
La licenciada reunió la mano suave con la fortaleza para el trabajo, logrando importantes beneficios
para los bomberos durante su gestión. Pero es que la presencia de la mujer dentro de los Bomberos
universitarios, se origina casi en los inicios de la institución cuando se forma un Comité de Damas,
constituido por las novias, hermanas y madres de los bomberos. Solo fue después de la reforma
institucional de 1972 que (rompiendo barreras), la mujer se integra plenamente a las actividades de
servicio, siendo Elaiza Perez la primera bombera en graduarse en 1975. Actualmente no sorprende
que sea despachado un servicio de alarma donde todos sus integrantes sean mujeres (como lo
hicieron Francis Leon, Ana Carvajal, Tibisay Rondon, Yasmin Heredia, Mery Velarde, Fabiola De La
Calle e Ingrid Ortiz). Tampoco es de extrañar que una bombera universitaria tenga en algún
momento mas experiencia en control de emergencias que muchos de sus pares masculinos, lo que
demuestra el grado de integración de la mujer en las tareas dentro de la organización. Ahora no es
novedad, pero antes era revolucionario.
El huracán Brett golpea Venezuela el 7 de Julio de 1993 causando destrozos en todo el
país, lo que genera gran actividad en los Bomberos U.C.V.. Aun después de la emergencia, los
bomberos funcionaron como centro de acopio de alimentos y medicinas para los damnificados. [23].
En la Escuela de Bioanálisis se producen condiciones de inseguridad que movilizan a la
División de Seguridad y Prevención a lo largo del año 1993 [4].
El 15 de Octubre de 1993 muere inesperadamente fuera de servicio el bombero David
Ernesto Guia Feliche, quien fue Comandante de los Bomberos U.C.V., que tenia 12 años de servicio
activo en la organización y que dejo honda huella gracias a su bondad, sinceridad, respeto,
solidaridad, camaradería y liderazgo indiscutible. Ganador del reconocimiento “Aspirante del Año” en
la promoción 1981-1982, combatiente experimentado, y administrador austero, estuvo siempre
dotado de gran calidad humana y disposición al servicio. Grandes muestras de pesar se produjeron
en la comunidad bomberil caraqueña ante tan dolorosa perdida, y un acto multitudinario presentó los
últimos respetos al que fuera buen hijo, buen ciudadano, buen trabajador, buen esposo, buen amigo,
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buen bombero. La Brigada Infantil de los Bomberos U.C.V. (fundada por el esfuerzo y tenacidad de
Rosario Alanis) lleva el nombre de este noble ciudadano.
El 17 de Junio de 1994, durante el desarrollo de practicas habituales de rescate en espacio
confinado en los túneles de la red de vapor de la Universidad, se produce la muerte de cuatro
aspirantes a bombero, por causas no determinadas, presumiéndose la presencia de gases tóxicos
en los túneles y/o la alta temperatura ambiental presente en los túneles como posibles causas. Los
noveles miembros de la institución, Manuel Caraballo, Marcos Benedetti, Daniel Mosco y Luis Lares,
quienes se preparaban con tesón para portar el uniforme azul de rojos ribetes, enfrentaron una
fatalidad que fue esquiva a los Bomberos Universitarios por treinta y cuatro años. La muerte de estos
jóvenes (primeras muertes que ocurrían sobre personal activo en actividades relacionadas al
servicio), amigos, estudiantes, hijos de respetables familias venezolanas, cubrió de luto a la
Universidad, al Cuerpo y a Venezuela. La situación de emergencia resultante fue atendida por la
organización y la Universidad, prestando la mayor asistencia posible a los familiares de las víctimas,
no siendo posible reparar de ningún modo el dolor que genera una perdida tan grande y tan
sensible. Un acto de sepelio multitudinario, con expresiones de pesar e incomprensión de este
hecho, fue seguido por una profunda investigación ordenada por el Comandante y por el Rectorado
con la colaboración de otros organismos de seguridad del estado, dentro del ámbito de la autonomía
universitaria.
Este hecho indeseado, que hizo recordar nuevamente los terribles peligros implicados en
esta honorable actividad, generó una oportunidad de reflexión sobre las condiciones de seguridad en
que se debe prestar el servicio. Como resultado, nuevas normas de instrucción fueron elaboradas,
en las que se obliga a todo instructor a tomar todas las medidas de seguridad apropiadas a la
actividad de entrenamiento o ejercicio señalada, y la disposición de suspender cualquier actividad de
practica para la cual no se hayan completado todos los preparativos de seguridad indispensables. La
disposición fue profusamente difundida, para asegurar su general conocimiento. Es la etapa de
aspirante la más peligrosa durante la vida de un bombero, y es donde se debe prestar mayores
cuidados. El ascenso póstumo al grado de Bombero fue, mas que un reconocimiento a los caídos, la
medida de una lección que ellos dejaron: Al aspirante hay que protegerlo al máximo, en todo
momento, y es deber de todo bombero asegurarse de que ello sea así.
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En los años siguientes, Joaquín Rangel, Sergio Yepez, Jesus Olivo, Ramar Montaño, Jesús
Herrera, Camilo Olivieri, Teni Pedron, Wilfredo Gallardo y otros aceptan el reto, mantienen el relevo
generacional y la funcionalidad de la institución, con gran actividad y denuedo.
Durante 1994, la División de Seguridad y Prevención estuvo ocupada debido a reportes de
condiciones inseguras en el edificio de Transbordo, de la Facultad de Humanidades y Educación [4].
Entre 1996 y 1998, se produce una profunda revisión de la División de Rescate, bajo el
impulso innovador de Camilo Olivieri y otros, que incorporan elementos de la escuela de rescate
norteamericana con un mejoramiento de los equipos de rescate y del entrenamiento del personal.
Para 1996, la novísima Ley de Bomberos, aprobada el 2 de Mayo de 1996 significó cambios
formales para la organización del CBVUCV, algunos de los cuales han sido beneficiosos.
Entre los beneficiosos, esta la definición legal del Bombero Profesional Voluntario, lo que
dignifica y resalta el valor del Bombero Voluntario dentro de la comunidad nacional, y le sale al paso
a una versión según la cual los bomberos voluntarios eran una especie de “ovejas descarriadas” que
le quitaban algo a los “bomberos profesionales, los bomberos de verdad”. Otro gran beneficio de la
ley es que permite una igualación del servicio prestado por las diferentes instituciones, creando un
nivel mínimo requerido para la prestación del servicio. No se puede desmejorar. Pero quizás lo más
importante es que confirma la obligación que tienen los municipios en la prestación del servicio de
bomberos a la ciudadanía: Son los alcaldes los verdaderos responsables del servicio [22].
Entre los cambios más formales y superfluos esta la restauración del régimen jerárquico de
clasificación del personal o sistema de grados, cuando el Cuerpo de Bomberos Voluntarios
Universitario de la Universidad Central de Venezuela llevaba ya veinticuatro (24) años sin utilizarlo.
Los bomberos U.C.V. demostraron que es perfectamente posible la prestación del servicio de
bomberos voluntarios sin ese régimen, mientras exista el respeto, la disciplina, el conocimiento, la
preparación y la voluntad de servir a la comunidad con que debe ejercerse la profesión de bombero.
Los bomberos U.C.V. regresaron a ese régimen mas por obligación legal que por una necesidad
organizativa. También quedo demostrado (de nuevo) que un jefe no siempre es un líder, pero que
siempre los lideres terminan siendo jefes. La gran cantidad de egresados del CBVUCV que
desempeñan, han desempeñado y desempeñaran cargos de alta responsabilidad en la industria y el
gobierno indican que los Bomberos U.C.V. son lideres, por formación y por convicción. No basta
tener los pitones, hay que saber utilizarlos. El habito no hace al monje. El mando ímprobo es aquel
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que se instituye por el uso de la fuerza antes que por la razón. En una decisión, no basta que la
norma lo establezca, también es necesario que la decisión sea verdaderamente justa.
Durante la comandancia del licenciado y profesor universitario Tte. (B) Juan Carlos
Rodríguez, el Cuerpo de Bomberos entra en el proceso de mejorar algunos de sus servicios y
descartar otros. Desaparece la División de Recursos Naturales Renovables. Surge la Brigada de
Ayuda y Salvamento en el Agua (BASA). La Brigada Ciclística empieza a rodar. Se proyecta la
Unidad de Respuesta a Emergencias con Materiales Peligrosos. Con los años, Juan Rodríguez (con
la jerarquía de Mayor) seria designado Comandante del naciente Cuerpo de Bomberos del Estado
Vargas.
Y en el siglo XXI, retorna como el Ave Fenix la División de Recursos Naturales Renovables
en la que: “...es digno de reseñar el renacimiento de la División de Recursos Naturales Renovables,
que se ha encargado de dictar cursos y seminarios de Orientación y Cartografía, Ofidiología;
organizar una caminata ecológica en el P.N. El Ávila y próximamente dictará un curso teórico
práctico de supervivencia en ambientes remotos, cuya parte práctica se llevará a cabo en los
Médanos de Coro. Y que además actualmente sustenta un serpentario que cuenta con variadas
especies como Mapanare, Cascabel, Tragavenado, Coral, Boas Tornasol, Escorpiones, entre otros.
Este renacimiento se debe principalmente a las labores de Vicente Martínez, Iván Martínez y
Vladimir García” [28].
Una generación de valiosos bomberos universitarios realiza firmes pasos para ejercer el
comando. Gabriel Hernandez, Rogelio Morales, Jose Mejias, Calipsy Fernandez, Erick Meza, Rinsky
Materan, Rosa Barreto, Adrian Hernandez, Rafael Sanchez, Marlon Cruz, Yelitza Mendoza, Jose de
Freites, Vicente Martinez, Wilfredo Gallardo, Juan Rooma, y otros, ocupan lugares, asumen
responsabilidades y eligen caminos.
Los Bomberos Universitarios responden al llamado de la Dirección Nacional de Defensa Civil
para la constitución de una fuerza conjunta nacional de tareas de rescate, primera en su tipo en el
país, donde se congregan los mejores especialistas nacionales en materia de rescate y salvamento.
La idea es generar un grupo capacitado para actuar en operaciones de rescate a escala nacional e
internacional, en casos de desastres y calamidades mayores.
Se realiza a principios de Julio de 1996 el III Seminario Venezolano en Materia de Rescate,
con distinguidos ponentes nacionales e internacionales, entre los que resaltan el Director Nacional
de Defensa Civil Angel Freites y el Arquitecto Rene Torres Baralt, fundador de los Bomberos U.C.V..
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En el comité organizador de este evento se destaca el Sgto (B) Cesar Laurentin, quien después
participaría como Segundo Comandante del Cuerpo en muchas duras decisiones. [18].
Cuando un movimiento sísmico sacudió en la tarde del 9 de Julio de 1997 a la histórica
ciudad de Cumana, a Cariaco y zonas próximas, los Bomberos U.C.V. fueron convocados como
parte de la fuerza nacional de tareas de rescate para atender la emergencia. Este terremoto de
intensidad 6,9 en la escala Richter (VIII en la escala Mercalli) produjo 80 muertos, 660 heridos y
trece mil damnificados, en sus 40 segundos de duración. Las 700 casas destruidas, y los tres
edificios de gran tamaño que colapsaron causando la mayor parte de las muertes [23]., muestran la
magnitud de la tarea a enfrentar, justo cuando se estaban cumpliendo treinta años del terremoto de
Caracas de 1967.
Trabajando en la fuerza nacional de tareas de rescate, y en forma conjunta con los demás
organismos de salvamento integrados a esta, los Bomberos U.C.V. prestaron un servicio sencillo y
efectivo. Comienza allí un trabajo que conduce al rescate exitoso de al menos cuatro personas,
quienes pueden hablar de lo oportuno de la creación de esta fuerza de rescate especializada. La
Medico y Tte.(B) Janneth Muñoz, en unión a un comprometido grupo de Bomberos U.C.V. se
hicieron presentes cuando más se les necesitaba.
Al respecto comenta Jorge Indignares:

“…en el primer (avión) C-130 que llego a Cumana en horas de la noche con la recién
fundada UNDAI (unidad de desplazamiento y activación inmediata de defensa civil) liderizada por el
Cnel. Ángel Freytez, estaba un grupo de aproximadamente diez bomberos universitarios, entre ellos
el Dr. José Mejias (para el momento Comandante), Dra. Marvelys López, Lic. en Enfermería Moisés
Gómez e Ing. Rogelio Morales, este grupo de profesionales tuvieron la responsabilidad de salvar a la
ultima sobreviviente del edificio Miramar ,esta persona era una señora que trabajaba de limpieza en
el edificio (de unos 40 años de edad), tenia una pierna debajo de una columna de concreto. Las
labores de rescate demoraron mas de 6 horas y el equipo medico de los Bomberos UCV actuó
diligentemente evitando el shock hipovolémico, y dando analgesia y apoyo psicológico, esta labor de
rescate se vio complicada con el hecho de que un cadáver se encontraba muy cerca de ella y en un
punto de la operación se dificultaba diferenciar cual pierna era de la victima y cual la del cadáver.
Una vez liberada de los escombros fue llevada al Hospital de Veteranos de Cumana donde fue
necesaria la amputación de la pierna. Este equipo (de rescate) luego fue a visitar a esta
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sobreviviente, la cual se mostró muy agradecida y con muchos ánimos de seguir viviendo. Esta
experiencia luego fue publicada por el Dr. Mejias en el Congreso Panamericano de Trauma”.

En un nuevo esfuerzo por lograr la excelencia, el Cuerpo de Bomberos realiza las I Jornadas
de Seguridad en Laboratorios y Materiales Peligrosos el 15 de Mayo de 1998, donde el Subtte (B) y
Licenciado en Bioanálisis Hector Jimenez y el bombero Camilo Olivieri participan con destacados
presentadores. Entre ellos, se puede mencionar al Cnel. (CBDF) Enrique Bart y al Tte.Cnel (CBDF)
Jacinto Nouel [19].
Llevando por delante la bandera de la tecnificación y la búsqueda de información y siguiendo
una filosofía de trabajo duro en la búsqueda de la superación, es creada la Unidad de Control de
Emergencias con Materiales Peligrosos. Los bomberos U.C.V. Lic. Hector Jimenez, Lic.Camilo
Olivieri, Angel Rodriguez, Henry Duran, Carlos Garcia, Moises Gomez, Jorge Insignares, y otros, con
escasos de equipos pero con mucho conocimiento, trabajaron durante un año en la creación de
protocolos operativos para el manejo de estas emergencias. Mediante un entrenamiento en los
cursos HazMat en Texas, y los trabajo ulteriores en el Puerto de La Guaira relacionados al control de
la acumulación de desechos tóxicos, se convirtieron en referencia obligada. El dictar mas de veinte
cursos básicos de Materiales Peligrosos y los tres seminarios que sobre esta materia fueron
organizados en ese tiempo, les permitieron formar una generación de relevo, e incluso entrenar a
técnicos visitantes de Colombia. Reacondicionando una camioneta pick-up y con equipos adquiridos
con muchos esfuerzos personales de los integrantes de la Unidad, así como algunas donaciones de
la comunidad nacional e internacional, se organizó uno de los mejores equipos de ese tipo
existentes en el país entre las organizaciones voluntarias.
Cuando parecía que el año 1999 y el siglo terminarían sin tener que recordar mas perdidas
que lo normal, las lluvias extraordinarias que descargan un inmenso volumen de agua el 15 y 16 de
Diciembre sobre la Cordillera de la Costa en el área correspondiente al Litoral Central del estado
Vargas (área muy densamente poblada), causan deslaves e inundaciones que matan a mas de
30.000 personas, hieren a 13.000 mas, y dejan sin hogar a 114.000 compatriotas. En este desastre
del estado Vargas, las 22.600 casas destruidas, las 35.000 hectáreas de tierras agrícolas inundadas,
las mas de 660.000 personas afectadas, con las cuales se hizo la evacuación de mas de 170.000
por todos los medios imaginables (generando la cantidad de refugiados más grande que se recuerde
desde la Migración a Oriente en tiempos de la Independencia), constituye el desastre más dañino,
más mortal y más grande que ocurrió en Venezuela [23] en el siglo veinte. En América Latina y
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durante ese siglo, solo los terremotos de Chile (1939) y Perú (1970) son comparables en letalidad a
este terrible desastre. La colaboración de los Bomberos Universitarios, en refuerzo al Cuerpo de
Bomberos Metropolitano (antes Bomberos del Dtto. Federal) y otras distinguidas organizaciones, se
extendió a lo largo de todas las fases de atención de la emergencia, participando todos como uno
solo. Fieles a la tradición, todos los bomberos y muchos antiguos exmiembros de la organización,
familiares y elementos de la Comunidad Universitaria se unen para ayudar en la atención a nuestros
compatriotas.
Sobre esta emergencia recuerda Jorge Insignares:
“Los Bomberos UCV estaban participando en las labores de rescate en el estado Vargas
días antes de la gran tragedia. Desde el 11 de diciembre estábamos apoyando a los Bomberos
Marinos en labores de rescate en lugares como Los Caracas, Chuspa, barrios adyacentes al Puerto
de La Guaira y Catia La Mar. El 15 de diciembre, día de elecciones, no había mucho personal en la
estación. Un par de árboles habían caído dentro de la Ciudad Universitaria por las fuertes lluvias,
que mantenían ocupado al escaso personal de guardia. Ya para mediados de la mañana, los
Bomberos Marinos solicitaron apoyo, pues había para el momento diez muertos por los
deslizamientos, se empezó a activar al personal y tres vehículos rústicos (recién adquiridos ese año
con fondos del FCU) fueron enviados…”.
Sigue narrando Indignares: “Creo que una de las actividades mas claves de los bomberos
UCV en diciembre de 1999 fue la noche del 15 de diciembre, pues la comisión que regresaba de La
Guaira se encontró con un río de piedras y lodo en la vía de subida en la autopista Caracas-La
Guaira, debiendo subir por la vía contraria. Al llegar a la estación se nos informo que el Cuerpo de
Bomberos de Caracas estaba solicitando apoyo en la zona de San Bernardino, por lo que se
movilizo a gran parte del personal que estaba acuartelado a ese sitio. En esta zona existía un grupo
de ranchos ubicados dentro de la quebrada. Los Bomberos UCV fueron de los primeros en llegar al
sitio, al evaluar la situación se dieron cuenta que una gran tubería atravesaba la quebrada con una
estructura metálica que servia de puente. Fue necesario penetrar (romper) una pared desde la sede
de la CANTV San Bernardino para utilizar esta tubería como plataforma de rescate hacia la
quebrada, desde la que se lograron rescatar mas de 30 personas. Aquí podría mencionar el
heroísmo de muchos compañeros, pero tiene especial reconocimiento la labor de Albemir Ecuer
quien estuvo dentro de la quebrada expuesto al peligro hasta el ultimo instante para lograr rescatar a
la ultima sobreviviente: una anciana paralítica que tuvo que ser sacada con la cesta de rescate. Otra
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experiencia memorable de aquella noche fue la ocurrencia de Juan Carlos Rodríguez, de utilizar un
autobús popular atravesandolo en la calle, como un puente improvisado. Esta calle, totalmente
inundada por la quebrada desbordada, impedía la evacuación de los rescatados, así que estos
(gracias a la invención) entraban por un lado el autobús y salían por el extremo opuesto sin
arriesgarse a ser arrastrados por la corriente, fue una noche llena de riesgo y muestras de
heroísmo”.
La comisión la lideraban Juan Rodríguez y Jorge Insignares, que junto con los Bomberos
Marinos se dirigieron al Centro de Operaciones de Defensa Civil, donde tuvieron una fuerte
discrepancia con un funcionario de esa ultima dependencia, que quería que los Bomberos UCV se
quedaran asignados a la zona de Macuto al lado del edificio del CNE, orden que fue desobedecida,
por no estar de acuerdo con ella por razones de seguridad.
Sigue Jorge Indignares con su vivida remembranza: “Esta decisión probablemente salvo la
vida de todos nosotros, pues el personal de DC que se quedo en este sitio perdió todos sus
vehículos, y fueron rescatados milagrosamente de la azotea del edificio del CNE por un helicóptero
de la FAV minutos antes de desaparecer (el edificio) por causa del deslave de rocas y agua, en la
mañana del 16 de diciembre.
Esta emergencia enluta especialmente a los Bomberos Universitarios cuando el Cabo 2º (B)
Francisco Dúran muere sirviendo a su comunidad, mientras ayudaba de forma digna y heroica a su
familia y a los vecinos de su casa, ubicada dentro del área de impacto del desastre, representando
una perdida insustituible y dolorosa para todos en medio de todos los dolores ocasionados por esta
gigantesca tragedia, e indicando que los Bomberos U.C.V. no flaquean ante el combate. Sobre esta
situación, también recuerda Jorge Indignares:

“…, tuve la triste experiencia de escuchar su voz por teléfono por ultima vez, y quizás esa
fue la ultima llamada que el logro hacer antes de morir, el me explico que estaba con su familia en la
casa y con un bombero de Caracas, y que hacia abajo estaba la quebrada desbordada y hacia arriba
la montaña derrumbándose, y la única forma de salvarse era que le enviáramos un helicóptero
inmediatamente, cosa que fue imposible. Solo su hermana sobrevivió, a la que semanas luego se le
entrego el uniforme de Francisco. Moisés Gómez le brindo, entre todos, especial atención a ella y a
su familia”.

En esa misma emergencia, la Dra Janeth Muñoz participo activamente en la organización de


grupos de estudiantes de Medicina de la UCV para brindar asistencia medica en la zona del Limón
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(Carretera Vieja de La Guaira), así como el apoyo medico a los buques transportes de la Armada
que desembarcaban en Los Corales para rescatar familias afectadas, atendiendo los heridos en el
momento que entraban a los barcos. Una misión conjunta Bomberos UCV Caracas/Maracay y
Bomberos USB fue enviada a el pueblo de Galipán a prestar asistencia en las labores de Rescate
llegando con los vehículos 4x4 hasta donde el terreno lo permitía, y luego caminando largos trechos
hasta llegar hasta la población. Los heridos rescatados fueron trasladados a Caracas utilizando el
teleférico de servicio desde el Hotel Humbolt (para aquel momento el teleférico no funcionaba
regularmente). El BASA y el personal de la División de Rescate participo en varias misiones de
búsqueda y salvamento con helicópteros BlackHawk del Ejercito norteamericano en las zonas de
Los Corales y Macuto en búsqueda de victimas

Después de finalizada la fase de respuesta los bomberos UCV brindaron apoyo a todo el
personal docente y de empleados de la Universidad en labores de inspecciones de evaluación de
daños durante meses, Eric Mesa y Gessler Briceño fueron en gran parte actores claves en este
proceso.

EN UN NUEVO MILENIO
El desastre de Vargas fue la peor manera de finalizar la década que la Organización de
Naciones Unidas (ONU) había decretado “Década de la Prevención de Desastres”, y ello de alguna
manera impactó a la sociedad venezolana y a los Bomberos Universitarios U.C.V.. Sin embargo para
la organización de los Bomberos Universitarios, los desafíos y realidades en el nuevo milenio a
iniciarse seguían siendo los mismos: crecer y superarse, por un camino de Excelencia y
Humanismo, en medio del atraso y la inhumanidad de los intolerantes.

En el año 2001 dos miembros de los Bomberos UCV participaron dentro de la misión
venezolana de ayuda humanitaria por el Terremoto de El Salvador. Este grupo de ciento veinte (120)
especialistas fue transportado en dos aviones Hércules C-130 de la FAV, en menos de 24 horas
después de ocurrido el sismo, siendo asignados a la población de Comayagua, aislada por el
desastre en medio de las montañas. Debieron acceder por helicóptero y caminando. En un periodo
de quince días, los bomberos UCV participaron en la asistencia médica de más de 700 personas,
incluyendo la atención de un parto en la primera noche de trabajo en el área.
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A principios del año 2002, un atentado con “niples” (artefactos explosivos artesanales) en el
Rectorado conmociona a la colectividad universitaria. El mismo ocurre en el marco de acciones
violentas, causadas por la intolerancia [1]..
El incendio provocado (presuntamente con un artefacto explosivo) al automóvil perteneciente
a la Directora de la Escuela de Odontología ocupa titulares de prensa. Causado por la intolerancia
[1].
El Bombero Alexis Figuera participa en el Festival de la Voz Universitaria logrando un
destacado segundo lugar, en medio del encendido fragor del publico a la hora de la premiación, que
pedía a los jueces “El Bombero...El Bombero...El Bombero” [28].
Un nuevo incendio afecta al Jardín Botánico, pero es contenido rápidamente por los
Bomberos U.C.V. [1]..
El 11 de Abril de 2002 ocurre el efectivo golpe de estado fascista. Por la intolerancia.
El día 14 de Abril, en la madrugada, justo cuando toda Venezuela estaba pegada a sus
televisores viendo el retorno al poder del presidente de turno, cuando muchos estaban alegres
porque sus sueños parecían recuperarse, mientras otros estaban tristes cuando veían sus sueños
desvanecerse, es ese el momento que el Cuerpo de Bomberos U.C.V. recibe el golpe mas duro que
se puede imaginar: fallece en acto de servicio el abogado, ciudadano y amigo, Sgto. 2do.(B) Gabriel
Hernandez [1]. En un accidente incomprensible, cuando respondían con el minibomba a una
situación de riesgo causada por un poste de iluminación caído en la autopista Francisco Fajardo, un
automóvil (en exceso de velocidad) que se desplazaba por la autopista sobrepasa las señales de
seguridad que se habían instalado en la escena del percance y colide contra el vehículo de
emergencia, matando a Gabriel y muriendo el conductor del vehículo causante. Solo los que lo
vivieron saben realmente la sensación que se siente en un momento como ese. Todo por la
intolerancia. ¿Existe alguien que pueda consolar a la madre de un bombero caído en acto de
servicio? ¿Son despreciables los riesgos del trabajo de un bombero?. Las consecuencias de este
duro golpe están aun en evaluación, pero el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de la U.C.V., haciendo
gala de lo que su historia muestra, tomará las medidas necesarias para evitar que esta situación se
repita. Por primera vez en cuarenta y dos años de existencia de la organización, muere un bombero
universitario durante un acto de servicio, durante un despacho de alarma.
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Nuevas generaciones se enfrentan con valentía a los nuevos cambios, nuevos


compromisos, nuevas tecnologías, nuevos riesgos, nuevas emergencias, nuevos desafíos que
deberán vencer en este nuevo milenio en que el reto parece estar dirigido a buscar la Paz entre los
hombres y controlar la violencia en todas sus manifestaciones (que incluyen al terrorismo), y a luchar
contra la indiferencia ante las violaciones de los derechos humanos. Denifer Díaz, Wilman Suarez,
Carlos Días, Ángel Velásquez, Gustavo Contreras, César Betancourt, Albemir Ecuer, Brielida Rivero,
Raquel Girón, Rimsky Materan, Alexis Figuera, Salvatore Messina, Joseph Roscioli, Johan
Rutigliano, Manuel Caraballo, Delvis Ibarra, Gregorio Méndez, Daniel Sanignacio, Héctor Padrón,
Daniel Perez, Elio Pimentel entre otros, son los que han aceptado la responsabilidad de portar
dignamente el uniforme del C.B.V.U.C.V., cada vez con mayor grado de responsabilidad.
El 11 de julio de 2004, en horas de la madrugada hubo un accidente en Texas USA, donde
fallecieron cuatro bomberos del Estado Vargas, uno de ellos era miembro activo de los Bomberos
universitarios U.C.V., nuestro querido compañero Cabo 2º (B) José Andrés Gantes, cuando asistían
a un curso de incendios en la Texas University A & M. En el mismo accidente quedó gravemente
herido un Teniente del Estado Vargas. Los Bomberos de ese estado trataron el caso como si se
tratara de bomberos de su propia comunidad y diligentemente prestaron toda la colaboración en tan
difícil momento. Otros miembros del Cuerpo apoyaron la repatriación de sus restos mortales.
Pero el enfrentamiento mas grande en complejidad técnica y seguridad que puede enfrentar
un cuerpo de bomberos en una ciudad, es un incendio en un edificio de gran altura, y esto fue lo que
se presento en el año 2004 en Caracas: Cerca de la medianoche del día 16 de Octubre de 2004, se
produjo un incendio estructural en la Torre Este del complejo de edificaciones de Parque Central,
dependientes del Centro Simón Bolívar, y sede de numerosas dependencias de gobierno.
El incendio se inicio en el piso 34 de la torre (de 51 pisos, construida a partir de 1971 con
concreto armado, una de las más altas de América del Sur), y las llamas se propagaron muy
rápidamente. El Cuerpo de Bomberos Metropolitano (C.B.M.) respondió de inmediato,
conjuntamente con la Dirección de Protección civil del Ministerio del Interior y Justicia, la Policía
Metropolitana y otros organismos de seguridad del estado venezolano. Después de una evaluación
inicial, deciden solicitar ayuda adicional.
A las 12:55 del día 17 de Octubre de 2004 se recibe en la cuartelería de los Bomberos
U.C.V. un aviso del C.B.M. informando de un incendio de gran magnitud en Parque Cristal. Se
despacha de inmediato la primera alarma con las unidades 11D al mando del Sgto. Daniel Perez,
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Carlos A. Arévalo de conductor, acompañado por L. Tarazona, que sale en convoy con la unidad 253
al mando de Gerardo Lara, conduciendo Rafael Álvarez y Levi Martínez como acompañante.
Después de corregir la situación originada por la dirección equivocada, arriban al Parque central y
observan un amplio despliegue de equipos móviles y personal de las otras organizaciones de
emergencia y seguridad. Se colocan a la orden del la oficialidad del CBM, al mando de su
Comandante General, el Tte Coronel (B) Dr. Rodolfo Briceño, se dividen y son asignados para
ayudar con el transporte de equipos de protección respiratoria autocontenidos (EPRAC), cilindros de
aire que hay que subir hasta los combatientes del CBM en el piso incendiado. Dotados de equipos
portátiles de radiocomunicaciones los dos grupos de bomberos coordinan sucesivos envíos de
recursos: más cilindros de aire y equipos de penetración forzada (herramientas para romper las
puertas cerradas dentro del edificio). Para ello suben por el ascensor del edificio hasta el piso 27
(por debajo del nivel del incendio y donde el CBM había sido habilitado un puesto para
rehidratación), y allí se reencuentran los dos grupos. Suben hacia el piso incendiado y ven que las
condiciones de habitabilidad están muy degradadas (el piso 34 estaba destruido, cubierto de
escombros y humo, sin iluminación excepto las llamas que aun quedaban, pues el incendio había
migrado a los pisos superiores). Consiguen aun buen grupo de combatientes del CBM que luchan
por resolver problemas de suministro de agua, pues parte del sistema de tuberías del edificio había
fallado y habían comenzado a preparar tendidos de mangueras desde los pisos inferiores para
suplementar el suministro de agua y aumentar la presión con bombas de relevo. A las 2:30 AM los
Bomberos U.C.V. entran a relevar por un momento a los combatientes en el piso incendiado, pero no
había presión de agua suficiente, y el suministro de agua se interrumpía por completo, pese al apoyo
recibido. Esto se repetiría varias veces durante el incendio. Los combatientes habilitan un método
de parejas de relevo, que se turnan para trabajar en la extinción. Permanecen así hasta las 4 AM
cuando baja un grupo a buscar más cilindros de aire, y entran mas bomberos universitarios para
relevarlos. Así entra la Bombera Aiskel Rojas como primera mujer combatiente de los Bomberos
U.C.V. en el lugar. También llega un grupo de Bomberos del Estado Vargas en apoyo al CBM, entre
los que viene Abdemir Ecuer. En lo relevos reemplazan personal en los pisos 33 y 34. El fuego
parecía parcialmente controlado, pero nuevamente ocurre una reignición, al cortarse repentinamente
el suministro de agua. Una gran lucha sostiene el Comando del CBM para mantener el suministro de
agua, manteniendo la cohesión de la fuerza de trabajo constituida en unión a los hermanos Cuerpos
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de Bomberos Marinos, del Estado Miranda, del Estado Vargas y de la Universidad Central de
Venezuela. En esta dura lucha llegan las primeras luces del día.
Abajo, los bomberos agotados descansan en grupos, comen algo, mueven sus equipos,
mientras entran nuevos grupos de relevo. En los alrededores, hay un paisaje de vidrio y escombros
desprendidos desde el edificio. Cerca de doscientos bomberos ya se encuentran trabajando en el
lugar. Los Bomberos Universitarios son solo unos pocos dentro de una gran fuerza de lucha contra
incendio.
Hacia las 9 AM llega un nuevo grupo de relevo comandado por el Sgto. Deniter Díaz, el Sgto
Américo Castro, el Sgto C. Mesa, Serapio Ortuño, Mariana Camarrano, Gian Carlo Giusseppe, Aime
López, David Cork y Michael Ordaz. Autobuses del CBM traen personal de las diferentes estaciones
de bomberos de la ciudad para relevar por el cambio de turno, mientras nubes de humo salen del
edificio en llamas. El fuego había detenido su ascenso por el edificio al llegar hasta el piso 38, por la
presencia del piso de desahogo, que trabaja como una barrera para el avance de las llamas. Las
llamas se detienen allí un tiempo.
Trabajando en grupos de cuatro, los bomberos suben en ascensor hasta el piso 15, y desde
allí suben al piso 27 donde encuentran inundado el puesto de rehidratación, pues toneladas de agua
bajan desde los pisos donde se combate. En el ascenso ayudan a otros bomberos con sus equipos
y materiales hasta llegar al piso 39, donde un grueso grupo de Bomberos Metropolitanos combaten
con la poca presión de agua disponible. Hacia la 1:00 AM, se rompe otra manguera, interrumpiendo
el suministro de agua, produciéndose otra vez la intensificación del incendio, lo que obliga al
comando a una evacuación del personal de combatientes que allí permanecía, vista la inminente
falla estructural de varias paredes y escaleras. Desde ese momento el fuego avanza indetenible.
El comando en escena del CBM decide aumentar el tamaño del circulo de seguridad en
torno al edificio incendiado, iniciando la evacuación del ala este del Edificio Mohedano y zonas
adyacentes. Al llegar el apoyo aéreo de la Fuerza Aérea Venezolana (FAV), con sus helicópteros
Cougar y del Apoyo Aéreo de la Guardia Nacional, se crea un dispositivo para llenar los tanques de
agua que estos utilizarían para rociar el incendio. Algunos Bomberos Universitarios ayudan en estas
tareas de llenado, mientras que otros colaboran movilizando equipos y cilindros de aire. Cae la tarde,
y con las ultimas luces del día el fuego destruye el ultimo piso del edificio, el piso 51.
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En los días siguientes, comisiones del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de la Universidad


Central de Venezuela participan en las labores de refrescamiento, apoyo en el suministro de agua y
relevo de personal, hasta la finalizacion definitiva de las actividades.
La circunstancia de que el incendio ocurrió ese día y a esa hora (un sábado a la media
noche) permitió que no se vieran implicados los ocupantes cotidianos del edificio. Así se evito que
ocurriera una matanza. El Comando del CBM efectuó una estrategia de contención que impidió
pérdidas patrimoniales y humanas en los edificios próximos. Los únicos lesionados fueros los
bomberos (con mas de 20 afectados por inhalación del humo). Con este ultimo acontecimiento
finaliza esta descripción.
Los demás acontecimientos están en curso, y son tan próximos que intentar una
aproximación a ellos esta impregnado de sentimientos o subjetividad. Pero si hay algo que esta
claro, es que el Cuerpo de Bomberos Voluntarios U.C.V. es una organización profesional voluntaria
(sin fines de lucro) no solo para control de emergencias, sino que constituye una reserva moral para
la Nación, y donde la juventud universitaria venezolana demuestra que su corazón es tan grande
como su valentía. La Universidad Central de Venezuela, a través de sus bomberos voluntarios, se
proyecta como una institución capaz de sensibilizarse a los problemas nacionales y responder al
desafío, formando integralmente a su estudiantado, y promocionando valores humanos
trascendentales. El Cuerpo de Bomberos U.C.V. es uno de los medios a través de los cuales la
Universidad logra esta hazaña.

LA NATURALEZA ESTA EN NUESTRO CORAZON


Los Bomberos Universitarios U.C.V. están unidos a la naturaleza, igual que el resto de los
seres humanos. Desde sus inicios, los bomberos fueron destacados combatientes de los incendios
forestales, y con el paso del tiempo pasaron a ocupar un lugar en la conservación del entorno natural
caraqueño y maracayero.
Personas como los hoy profesionales universitarios Lic. Jose Miguel Cruces, Lic. Carlos
Todd, Lic. Carlos David Rivera, Lic. Jesus Rivas, Lic. Giovannina Orsini y tantos otros científicos
iniciaron su camino dentro del naturalismo y la conservación desde la pequeña oficina de la División
de Recursos Naturales Renovables, que durante años permitió la interacción de los bomberos con
los grupos conservacionistas y ambientalistas de Venezuela. Diversos cursos y actividades de
conservación fueron realizados a lo largo de los años, generando conciencia. La Facultad de
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Ciencias, y muy particularmente la Escuela de Biología, siempre tuvo un representante dentro de los
Bomberos U.C.V., a través de esta dependencia. Ciencias es Consciencia.
El Seminario Nacional de Incendios Forestales en Venezuela (1966), las Jornadas de
Conservación y Reforestación en el Parque “El Avila” (1963), la participación de los bomberos en
diversos foros, las actividades como los Maratones de Montaña (que introdujeron la moda en los
años ochenta), las guardias de prevención efectuadas en el Parque “El Avila” durante las
temporadas de incendios de vegetación, la construcción de un refugio de montaña de aluminio en la
Laguna del Suero en La Sierra de Mérida (labor impulsada a principios de los setenta por Charles
Brewer Carias, para durar este refugio indemne allí hasta los años noventa) y tantas otras
actividades permitieron generar una innovadora visión ecologista en la actividad bomberil [10]. La
Universidad influye en los bomberos, y eso es la esencia de los bomberos universitarios. No solo se
prestan servicios de emergencia. Se provee una plataforma para la aplicación de los conocimientos
adquiridos en las aulas de clase dentro de la realidad nacional. La misma fuerza que impulsaba, por
ejemplo, al bombero universitario Jose Miguel Cruces a subir periódicamente al Parque “El Avila”
para realizar mediciones para evaluar los daños y determinar como se regenera la vegetación
después de un incendio, es la que impulsa al profesor universitario Jose Miguel Cruces a estudiar
como lograr mejores estudiantes en su universidad [15][20].

TRUENO, PITON Y DOMINO


Las mascotas de los bomberos U.C.V. merecen un lugar en su historia. Y es que los pasillos
y patios de la estación de bomberos no son los mismos sin esos compañeros que siempre están allí,
compartiéndolo todo.
Si se habla del perro Trueno, recordamos a un celoso cuidador de la estación de bomberos.
Durante los allanamientos a la Universidad Central de Venezuela en 1969 y 1970 (cuando la policía
se llevo detenidos drásticamente a todos los bomberos que se encontraban de guardia, sin pensar
en eso que llaman “autonomía universitaria” ni en los derechos humanos, y que solo por la rápida
acción de la Junta Directiva y del Rector fue solo una breve “pasadita por Cotiza”), Trueno se
especializó en el arte de ahuyentar a todo intruso que se aproximara a la estación de bomberos,
aplicando el “derecho canino”, a falta de “derechos humanos”. Meses después (la Universidad
estuvo prácticamente cerrada todo ese tiempo, siendo los bomberos U.C.V. los únicos que aun
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mantenían actividades) los bomberos registraron en el parte diario al policía numero veintiuno que
tuvo que correr por la eficaz acción de Trueno [3] .
A finales de los setenta, llega “Dominó”. De gran porte, color blanco y carácter serio, el perro
Dominó también fue un buen compañero. Al parecer, Dominó resulto herido en una pata “en acto de
servicio”, cuando fue alcanzado por un vehículo al bajarse del carro bomba “00” en la Puerta
Tamanaco, al responder a una emergencia. Al recuperarse, continuo acompañando a los bomberos,
ahora con mas cautela. Su lenta y cojeante marcha permitía reconocerlo desde lejos. Una vez se
perdió en un incendio forestal y apareció en la estación cuatro días después, cansado y maltrecho
por la caminata. Al morir en los años ochenta, su entierro fue con flores y lagrimas, dando un ultimo
paseo por la Universidad, pero entregó la guardia a su alumno predilecto, el valiente perro “Chiripa”
que corrió mil aventuras más.
Ya en los años ochenta, el perro dálmata “Pitón” dio otra dimensión a la relación entre perros
y humanos. No quería separarse de los bomberos universitarios y se escapaba para seguirlos en las
alarmas, lo que a veces resulta en lesiones en sus patas al caminar sobre tizones encendidos.
Varias veces debió ser cargado por algún bombero universitario, para bajarlo de las montañas
encendidas en llamas. Como todo buen amigo, pedía poco: comida, cariño y compañía.
Mas de un bombero se llevo un gran susto al abrir su escaparate en los vestuarios, y en la
obscuridad, encontrar dentro dos brillantes ojos amarillos, pertenecientes a una gata muy arisca, que
por su capacidad de trepar y montarse en las tabiquerias fue llamada “Voladora”.
La preciosa perra dálmata Perdy, muy querida por los Bomberos Universitarios del siglo XXI,
murió en el año 2001 mientras la llevaban ya enferma al veterinario en la Unidad 233 (Este Jeep fue
una donación de la C.A.N.T.V., obtenido mediante diligencias del Sgto.(B) Antonio Febres).
Sin embargo, los bomberos universitarios han tenido otras “mascotas”. Siempre se pueden
mencionar las serpientes “tragavenados” (Boa Constrictor) y las cascabeles (Crótalos) que se iban
acumulando en la estación de bomberos en las sucesivas emergencias (causadas por personas que
sacan a estos animales de su ambiente natural para llevárselos a un apartamento, lo que termina en
múltiples llamadas de auxilio cuando se escapa el ”animalito”).
Perezas (el animal, por supuesto), conejos y venados han sido temporales inquilinos en la
estación de bomberos, ante la incapacidad de la gente para dejarlos tranquilos en su ambiente
natural. Quizás por este tipo de situaciones, y ante la problemática de los incendios forestales es que
se estructura en los años setenta la División de Recursos Naturales Renovables (DRNR), que
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orientaba a los Bomberos U.C.V. sobre como actuar en la Naturaleza, lo que comprendía incluso un
módulo de instrucción en el curso de bomberos. Cualquier bombero U.C.V. había manejado con sus
manos una cascabel, había construido un vivac para pernoctar en la montaña y había sembrado un
árbol.
Por supuesto, las serpientes capturadas por los Bomberos U.C.V. – Maracay no se parecen
en nada a las raquíticas serpientes caraqueñas (“estresadas” por tanto depredador humano que
sube al Parque “El Avila”). En alguna oportunidad, los Bomberos U.C.V.-Maracay regresaron a su
ambiente natural a una mapanare (Botrops Columbiensis) de metro y medio de largooo....
Quizás por ello, no es de extrañar que un presentador del canal de televisión por cable
National Geografic Channel, fuese el herpetólogo y bombero universitario Jesús Rivas. Biólogo
(Ph.D) e investigador universitario, Rivas es quizás el bombero universitario que se incorporo mas
joven a la organización (tenia 16 años no cumplidos, y debió pedir permiso a sus representantes
legales para ingresar en 1980). Fue comandante del CBVUCV en 1987, y fue impulsor de la creación
de la División de Rescate. Desde el incendio de Tacoa hasta la Universidad de Tennesse. Todo por
cuidar y hacerle cariños a “Pitón” y a “Domino”.

UNA GUARDIA DE PREVENCION


La consciencia de la prevención es parte inseparable de la vivencia del Bombero
Universitario, y la historia así lo demuestra. La falta de saber (ignorancia, pues) genera inseguridad.
Es quizás por ello que el ser humano siempre tiene miedo a la oscuridad, pues no sabe que se
encontrara en ella. La especie humana siempre busca sentirse segura. El conocimiento elimina la
incertidumbre, y en la modernidad, la Ciencia es el recurso mas utilizado para superar esa
inquietante inseguridad. Los Bomberos U.C.V. aplican la Ciencia de la Seguridad.
Para los bomberos, el conocimiento sobre las causas de las calamidades publicas y la forma
de evitarlas les permite (dentro de los limites de la técnica y del sentido común) prevenir estos
eventos, y es allí donde se originan las “guardias de prevención”. Estas no son mas que cualquier
situación a la cual ha sido enviado uno o varios bomberos antes de que pase algo, cualquier cosa.
Esta imprecisa definición es la realidad. Porque cada vez que un bombero universitario esta
en un sitio publico, es porque allí hay un riesgo significativo que lo amerita. Y cuando ocurra lo peor,
ya los bomberos estarán allí, antes que el público lo pida, antes de que el público llegue, antes de
que el público decida ir a ese sitio.
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En los años sesenta y setenta, los bomberos universitarios realizaban guardias preventivas
con los guardaparques del Parque Nacional El Avila, especialmente en el Puesto de Guarda
Parques “La Julia”, para atender cualquier eventualidad y proteger la montaña de los caraqueños,
así como lo hacían en las actividades de la Sociedad Anticancerosa, u otros actos públicos.
Cuando en 1971 se presenta en Venezuela el equipo de fútbol Santos del Brasil, con su
estrella Edson Erantes Do Nacimento (“Pele”), lo hace en el Estadium Olímpico de la U.C.V., y los
bomberos están allí, no faltando aquel bombero que utilizara su franela blanca (a falta de papel) para
pedir un autógrafo al astro de la “Canariña”, entonces Tricampeón del Mundo.
Durante la presentación inaugural de la Barra Panamericana en los Juegos Panamericanos
de 1983, cientos de niñas que se desmayaron de hambre y sufrieron deshidratación por las largas
horas al sol, fueron atendidas por los bomberos U.C.V. y los bomberos del Distrito Federal, mientras
el publico miraba por las pantallas de televisión “un bonito espectáculo”. El “bonito espectáculo” se
repitió en la clausura de los juegos.
Mientras las personas ven un espectáculo musical en el Aula Magna, los bomberos están
buscando “tras bambalinas” la fuente del humo que alarmó a un empleado universitario. Resultó ser
una lampara fluorescente dañada. Falsa Alarma.
Durante un festival de rock en el Estadium Olímpico en 1984, varias persona sufren
intoxicación por alucinógenos, y heridas varias, obligando a los bomberos U.C.V. a intervenir.
En una manifestación cualquiera de las fuerzas vivas de la Universidad, un terrorista (con o
sin uniforme) descarga odio sobre seres humanos. Los bomberos universitarios asisten a las
víctimas.
Durante un acto de grado multitudinario realizado en 1986, donde estaban mas de tres mil
personas abarrotando el Aula Magna (todos con sus mejores galas, llenos los pasillos de togas y
birretes, familiares y graduandos, listos todos para celebrar la fiesta de graduación), tres bomberos
universitarios llegan de inmediato para tratar de ayudar al Vice-Rector Fernando Vallarino, quien
sufrió un infarto. Después de maniobras de reanimación cardiopulmonar (R.C.P.) aplicadas in situ y
continuadas en el hospital (durante cincuenta minutos en los que los médicos de guardia y los
bomberos se alternaron para tratar de salvarlo) no hubo éxito. Se decretó duelo en la Universidad, y
en la estación de los Bomberos U.C.V., los bomberos portaban cintas negras en su uniforme.
Pero la mayoría de las veces, se impone el sentido común y las medidas de seguridad, y no
pasa nada. Como en aquella guardia de prevención en 1983, donde se presentaban Ali Primera,
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Cecilia Todd (hermana del bombero universitario Carlos Todd) y Soledad Bravo. Con el Aula Magna
completamente llena, uno de los bomberos universitarios se dirige al publico para impartir
instrucciones de seguridad antes de iniciarse el evento musical. El público irrumpe en aplausos, y
algunos estudiantes (conscientes ya) empiezan a llamarle la atención a los pocos estudiantes que
estaban violando las normas de seguridad que el bombero señaló. Entonces se presenta El Cantor
del Pueblo, Ali Primera, y dice con su prodigiosa voz: “Buenas noches, Compañeros, Camaradas,
antes de comenzar, vamos a colaborar con los Bomberos Universitarios, que están aquí para
cuidarnos...”. El público aplaudió con mayor fuerza. La guardia de prevención finalizó con
tranquilidad. Esas son las mejores guardias de prevención.

APOYANDO LA DEFENSA CIVIL NACIONAL


La carencia de órganos de protección civil en Venezuela fue diagnosticada como uno de los
elementos intervinientes en las fatalidades ocurridas en el terremoto de 1967, por lo que el Gobierno
Venezolano inicia la formación del personal necesario para crear estas nuevas organizaciones. La
creación del Fondo de Solidaridad Social (Fundasocial) y de la Dirección Nacional de Defensa Civil
se enriqueció con la incorporación de varios miembros y egresados de los Bomberos Universitarios
(Rene Torres, Julio Lescarboura, Carlos Todd y otros) que pudieron dar valiosos aportes a esas
nuevas organizaciones, gracias a lo aprendido en los Bomberos U.C.V. [9] [14]. En los años
posteriores al terremoto de Caracas (a principios de los años setenta), se inicio un proceso donde
fueros creadas nuevas organizaciones voluntarias por diversas comunidades de la ciudad, en la
forma de grupos voluntarios de rescate. Entre ellos están el Grupo de Rescate Venezuela (fundado
el 28 de Diciembre de 1968, con el lema “Para que otros vivan”) y la Asociación de Rescate
Humbolt. Estas organizaciones también se nutren con personal salido de las filas del Cuerpo de
Bomberos U.C.V. como Mauro Fernando Balarezo y Carlos Todd. Este relato es escueto al no
mencionar los grandes aportes técnicos y organizativos realizados por todas estas valiosas personas
en esas organizaciones. El aporte de estos bomberos universitarios a la protección civil venezolana
se mantiene en el tiempo a través del buen trabajo que han realizado estas fraternas organizaciones
gubernamentales y/o voluntarias en todos estos años.
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¿QUE PASO EN TACOA?


El incendio de la Planta Termoeléctrica de la Compañía Electricidad de Caracas en Arrecifes
y su planta hermana de Tacoa (que integran el Complejo Termoeléctrico “Ricardo Machado
Zuloaga”) fue una dura lección para todos los bomberos de Venezuela y del Mundo.
A las 5:30 a.m. del Domingo 19 de Diciembre de 1982, mientras se efectuaba un trabajo
rutinario de llenado de los tanques de combustible de las plantas termoeléctricas de Tacoa y
Arrecifes (pertenecientes a la empresa Electricidad de Caracas, que suministra electricidad a la
capital), se produce una explosión que mata a dos trabajadores de la planta y comienza un gran
incendio, inicialmente limitado al tanque N°8. La rápida respuesta del Cuerpo de Bomberos del
Distrito Federal (iniciada por el personal de la subestación de Carayaca) conduce a una evacuación
de las personas que vivían en la zona, y se inician las labores de extinción, activándose sucesivas
alarmas de refuerzo a lo largo de la mañana. La intrincada topografía del terreno, los extensos daños
causados por la explosión inicial a las tuberías de suministro de agua de la planta, y la carencia de
suficientes equipos de espuma en el combate inicial fueron factores que se confabularon para que el
empeño de los combatientes fuera infructuoso.
Siete horas después, aproximadamente a las 12:30 meridiem, ocurrió una violenta
sobreebullición del combustible (fenómeno conocido como BOILOVER) en el ya incendiado tanque
N°8, que mata a 153 personas confirmadas (aunque se declararon en total 350 desaparecidos) con
500 heridos confirmados (casi todos por quemaduras), mas de 100 casas afectadas por el fuego (70
casas destruidas), mas de 1000 damnificados, mas de 60 vehículos destruidos (entre ellos carros
bomba, un carro químico, un carro escalera, camiones cisternas, patrullas policiales, un helicóptero,
y otros) [23]. El Ministro del Ambiente resulto herido, lo mismo que uno de los propietarios de la
instalación. Murieron 17 trabajadores de la planta. Las fatalidades contaron 48 bomberos (37
miembros del Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal (CBDF), 10 bomberos marinos, un bombero
aeronáutico) además de personal de Defensa Civil, Policía Metropolitana, Guardia Nacional, DISIP,
Policías Marinos, Grupo de Rescate Soublette, Cuerpo de Rescate y Emergencia (CRE), Grupo de
Rescate Humbolt, Scouts de Venezuela , mas cuatro periodistas y seis asistentes de televisión,
además de numerosos vecinos y familias que se negaban a abandonar sus casas. Mas de cuarenta
mil personas fueron evacuadas provisionalmente mientras se controlaba el incendio [27]. Entre los
fallecidos se contó el Tte.(CBDF) Gilberto Pernia, hermano del bombero ucevista Pedro Pernia.
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Cuando a las 6:00 a.m. de ese domingo se izaba el pabellón nacional en la estación del
Gimnasio Cubierto, ya los bomberos universitarios estaban enterados de la emergencia, pues el
CBDF había pasado el aviso, requiriendo el apoyo a los Bomberos U.C.V. para atender las alarmas
en la zona metropolitana próxima a los Universitarios. A mediados de la mañana, se presentó un
extraño incendio forestal en el Parque Nacional “El Avila” a una hora que no coincide con las
estadísticas (muy temprano en la mañana, retardando así la salida). Cuando el personal regresó de
esa emergencia, el CBDF ya había informado que existían problemas con el suministro de agua en
la emergencia de Tacoa y que se requería apoyo con el camión cisterna. Es así como se inicia el
alistamiento del camión N°03 para ir a Tacoa.
Una comisión de seis bomberos en el camión cisterna N°3 se prepara, así como la
ambulancia N°143 con tres bomberos mas, convoy que sale de la estación a las 12:03 meridiem. La
primera indicación de que algo anormal esta pasando es que la autopista Caracas-La Guaira ha sido
tomada militarmente por la Guardia Nacional y ha establecido el tráfico exclusivo para los vehículos
de emergencia. Al llegar al peaje de entrada a la autopista, se observa a un camión bomba del
CBDF detenido (accidentado), y sus ocupantes hacen señales de que se apuren, que pasó algo
grave. Al mediar el trayecto en la autopista (a mas de 20 kilómetros de distancia del incendio) ya era
visible la inmensa columna de humo que salía de Tacoa. Allí se rompe el convoy y la ambulancia
acelera para llegar al incendio. Al llegar al final de la autopista, es grande la cantidad de personas
que en Catia La Mar gritan al personal de la ambulancia que se apresuren, pues hay heridos. El
personal de la ambulancia advierte entonces que las patrullas de la Policía son las que están
transportando los heridos hacia los hospitales, y que casi todo el tráfico salía desde el sitio del
incendio. Muy pocos vehículos se dirigían hacia él. El trayecto hasta Arrecifes es rápido y al llegar
muy cerca del inmenso incendio, en un sinuoso y descendente camino, no se advierten las
habituales luces de emergencia, ni se ven los mirones que habitualmente se quedan viendo los
incendios. Solo se ven decenas, cientos de personas saliendo desesperadamente a pie (algunos
cargando niños y ancianos), algunos en camión, otros corriendo, como fuese, huyendo del lugar, y
las llamas que abrazaban todo. De un camión de volteo lleno de gente, saltan varias personas (entre
las cuales están cinco heridos con graves quemaduras de distintos grados de severidad). La
ambulancia es ocupada con ese grupo de lesionados y son llevados a un hospital. Por el relato de
los cinco sobrevivientes heridos abordo de la ambulancia, deciden ir directamente hacia Caracas,
pues era evidente que el hospital de Pariata ya debía estar lleno. En efecto, al llegar al hospital de
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Catia, estaban llegando a éste los primeros pacientes referidos del hospital de Pariata, que colapsó
casi de inmediato ante tantos heridos. La ambulancia comenzó así una serie de largos viajes entre
Caracas y Tacoa para evacuar heridos. En uno de estos largos viajes, y con el tanque de la
ambulancia casi vacío, se recarga combustible en el Cuartel Central “Victoriano Jordan”, donde se
advierte el pesar que afectaba a los hermanos Bomberos de Caracas en tan triste momento. Esto no
impidió que los Bomberos de Caracas, sacando fuerza de flaqueza, y demostrando su valor, se
empeñaran en las labores que a la larga finalizaron con la extinción del incendio. Posteriormente,
aproximadamente a las 4 p.m., la ambulancia participa en la evacuación de las poblaciones y barrios
cercanos al incendio.
Mientras tanto, el camión cisterna N°03, separado de la ambulancia por su lentitud, llega a la
escena del siniestro tiempo después, e inicia un breve pero agresivo combate del incendio, donde
los bomberos universitarios trabajan arduamente con la ayuda de varios bomberos del CBDF
sobrevivientes, quienes no se amilanaron y se dispusieron a penetrar entre las llamas para tratar de
salvar a alguien. Sus esfuerzos no fueron premiados por el éxito, presenciando escenas
inenarrables, con cadáveres y muchas casas incendiadas. Ante tanta destrucción y ante la
posibilidad de una explosión secundaria, se corre la voz de retirada. Lo estrecho de la vía impide la
retirada en el camión N°03 (que tendría que realizar esto en retroceso, subiendo), por lo que el
personal se retira a pie, y corresponde al bombero Carlos Rodríguez Borges quedarse para retirar el
camión del área del incendio, lo que logra después de muchas maniobras, él solo en medio del
incendio.
Con la luz del atardecer, y el humo del incendio en el horizonte, se producen contradictorias
escenas de tristeza y alegría (la alegría mayor era de la bombera Ana Carvajal), al reencontrarse el
personal de la ambulancia 143 con el del camión 03, y al llegar la Unidad 4A, que había sido enviada
por el Jefe de Guardia interino Leonardo Bellorin para constatar si realmente había pasado algo
grave a algún bombero universitario, pues ese rumor ya estaba corriendo en Caracas. Bellorin,
conocedor profundo de la materia y con la experiencia de haber actuado como rescatista en un
terremoto en Argelia años antes, dijo en cierto momento “En un desastre nadie sabe nada y siempre
hay muchos rumores. Hay que calmarse y buscar información”. Ya había consciencia plena de que
se había presenciado un autentico desastre, y la incertidumbre sobre sus efectos futuros hacia temer
lo peor. Toda actividad de rescate o combate de incendio fue suspendida por el CBDF con la llegada
de la noche, para el día siguiente.
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El regreso de estos vehículos de emergencia a la estación del Gimnasio Cubierto de la


U.C.V. se produce en medio de la gran preocupación de todos por el desastre ocurrido, y una
actividad febril de los bomberos que estaban fuera de turno, quienes ya se habían apersonado en la
estación para apoyar en aquello que pudieran. Familiares y amigos de los bomberos y personas
comunes llegan a la estación para enterarse de lo ocurrido y preocupados por todos. Los periodistas
permanecieron un rato hasta que verificaron que no había muerto ninguno de los Bomberos U.C.V..
Se realiza una reunión con todos los bomberos donde se discute brevemente el trabajo realizado y la
información disponible. Para evitar que los teléfonos se congestionaran, todos los bomberos que se
reportaban llamaban inmediatamente a sus seres queridos para reducir la preocupación de estos.
Pero es de destacar que incluso bomberos que ya no eran miembros activos de la organización,
asumieron roles de apoyo que aligeraron el trabajo de los bomberos de guardia. Particular mención
merece el profesor de la Facultad de Ingeniería, Ingeniero Henry Salas, bombero universitario a
finales de los años setenta, que voluntariamente aplicó sus conocimientos de mecánica y su
voluntad de trabajo junto con otros bomberos para reparar los vehículos que estaban fuera de
servicio, de modo que al día siguiente todas las seis unidades de los Bomberos U.C.V. estaban
trabajando. Julio Montes y Jose Miguel Cruces se hicieron presentes, como otros colaboradores.
Cuando se efectúo el toque de silencio a las 22:00 horas, había bomberos universitarios durmiendo
en cuanto espacio permitiera cobijo, incluso dentro de los vehículos estacionados frente a la estación
y en las camillas de la enfermería, tratando de descansar para la tarea del día siguiente.
La coordinación con los Bomberos del Distrito Federal estableció el inicio de las labores de
rescate a las 06:00 horas (6 a.m. del día siguiente). A la hora en punto, el lunes 20 de Diciembre,
treinta miembros del Cuerpo de Bomberos Universitarios de la U.C.V. se unieron en formación
cerrada con efectivos del Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal, Bomberos de Miranda,
Bomberos de Sucre, Bomberos Marinos, Bomberos Aeronáuticos y otros hermanos bomberos de
Venezuela, para completar 300 bomberos que realizarían la penosa labor de rescate de los
cadáveres y el inicio pleno de las labores de extinción. Los Bomberos U.C.V. de Maracay, recién
restablecidos en la Ciudad Jardín, se incorporaron con los de Caracas en los trabajos. La
Universidad Central aumentó su colaboración prestando su camión cisterna N°08 que fue usado
junto al cisterna N°3 en las labores de extinción, además de un autobús y un jeep adicional. El
CBVUCV organizo grupos especiales para apoyo logístico, extinción de incendios y rescate, con los
grupos de relevo correspondientes. Este apoyo continuó a lo largo de los días siguientes durante la
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extinción en el tanque N°9, hasta que (cinco días después de su inicio, día de Navidad) el CBDF
consideró que el incendio estaba controlado, y se retiró el personal de la U.C.V..
Dios, en su infinita misericordia, no permitió que cayera ninguno de los Bomberos
Universitarios. Las exequias de los bomberos caídos en el cumplimiento del deber, fueron las mas
luctuosas y tristes que sea posible recordar. Tres días de duelo nacional, con expresiones populares
de apoyo y pesar, así como un sepelio donde toda Caracas lloró la perdida de sus más queridos
servidores públicos. Fue una triste Navidad para los caraqueños.
Mas allá de la labor de combate, los miembros de la División de Seguridad y Prevención
realizaron un trabajo de investigación para ayudar a la comprensión de la tragedia, y ese trabajo
culminó en la presentación del Foro “Que pasó en Tacoa”, con un lleno total en la Sala E de la
Biblioteca Central de la Universidad, donde diversos panelistas y expositores presentaron su visión
sobre las causas y consecuencias del evento, con el propósito de evitar que otro hecho similar
volviera a ocurrir. La polémica que se presentó puso en evidencia intereses que deseaban que la
información no llegara al publico.
En el año 2002 se cumplieron veinte años de ese terrible desastre, y hay que sacarlo del
olvido, en memoria de los que cayeron por la falta de prevención y el descuido de terceros.

BOMBEROS U.C.V. EN MARACAY: MULTIPLICACION.


La Universidad Central de Venezuela tiene dependencias “extramuros” en Maracay, donde
tiene su asiento la Facultad de Agronomía y Veterinaria. Los incendios forestales son intensos en
esa localidad, y muchas de las instalaciones universitarias y sus terrenos de experimentación
agrícola y pecuarias están próximos a terrenos baldíos que se incendian periódicamente, con riesgo
de dañar los experimentos y desarrollos que se realizan en ellos. Ya desde sus inicios, en los
bomberos U.C.V. existía la idea de organizar desde Caracas una subestación de bomberos en esa
localidad, lo cual no pudo concretarse hasta el año 1966, como parte de la programación de
extensión universitaria, formando un grupo de bomberos universitarios a imagen y semejanza de
Caracas. Después de tres años de implementación, el proyecto fallo por falta de supervisión y
recursos, ocasionadas por la distancia entre Caracas y Maracay. Eso permaneció así hasta 1980,
cuando la comunidad ucevista de Maracay se aboca de manera independiente a desarrollar esa
nueva dependencia. Los esfuerzos se concretaron en un curso de bomberos planificado en Maracay,
donde los estudiantes de Maracay realizarían pasantías y cursos técnicos en la sede de los
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Bomberos U.C.V. en Caracas. La coordinación realizada y la colaboración prestada tanto por los
Bomberos del Estado Aragua, como por los Bomberos del Distrito Federal, cristalizaron en la
formación del Cuerpo de Bomberos U.C.V. - Núcleo Maracay, que operó desde entonces, y durante
varios años, en un galpón adyacente a la caseta de Vigilancia este, utilizando una camioneta que
servia para todos los propósitos imaginables: desde ambulancia a carro de reparto (quizás por ello,
recibió el mote cariñoso de “Esperanza”). Estatutariamente, los bomberos universitarios de Maracay
son una dependencia del Cuerpo de Bomberos U.C.V., y disponen de las mismas prerrogativas y
deberes que los de Caracas. La actuación de los Bomberos U.C.V. – Maracay durante el desastre
de El Limón y sus zonas cercanas, ocurrido en 1987, puso a prueba la capacidad de los bomberos
U.C.V., que uniendo los de Maracay con los de Caracas pudieron operar en ese ambiente hostil
producido por los deslaves e inundaciones que mataron a 96 personas, con 300 personas heridas,
1.700 personas sin vivienda y otras 8.000 evacuadas [23].. La tradicional participación de los
Bomberos U.C.V.-Maracay en la prevención de accidentes, en los operativos vacacionales, y en las
eventuales accidentes aéreos ocurridos en esa ciudad aeronáutica, configura una organización que
ha demostrado su voluntad de servicio comunitario.
Por esfuerzo propio, los Bomberos U.C.V. - Maracay fueron estableciéndose y lograron en
1990 que las autoridades universitarias los equipasen con un nuevo y más funcional edificio sede, el
cual ofrece mejores facilidades para la realización de sus actividades. La ulterior llegada de un
camión tanquero nuevo con capacidad para 6000 litros de agua, equipado con bomba centrifuga de
350 G.P.M. y un pitón monitor, así como de una ambulancia modular clase III, obtenidos con el
apoyo conjunto de la Federación de Centros universitarios, del Rectorado y de los decanatos de
Agronomía y Veterinaria, les permitió alcanzar una buena capacidad operativa con la que prestan
destacados servicios a la comunidad universitaria maracayera.

APOYANDO AL GREMIO DE BOMBEROS


Desde un principio, la organización del Colegio Nacional de Bomberos (COLNABOM) ha
estado unida a la historia misma de los Bomberos Universitarios, pues fue en los pasillos de la
estación del Gimnasio Cubierto donde esta organización gremial de los bomberos de Venezuela fue
concebida. La idea de agremiar a los bomberos era antigua, y se origina en el Cuerpo de Bomberos
de Caracas, pero no se visualizaba como hacerlo. Luego de viajes realizados a mediados de los
años sesenta al interior del país por los fundadores del CBVUCV (Torres, Higuera, Bart y otros), se
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comprueban las dramáticas condiciones en que se encontraba el servicio de bomberos en


Venezuela, lo que motiva a estos a impulsar la creación de la primera organización gremial de los
Bomberos Venezolanos.
Las autoridades universitarias brindaron apoyo a este esfuerzo, y uniendo esfuerzos de los
Bomberos de Caracas y el trabajo de los Bomberos Universitarios, se logra convocar delegaciones
de las diversas regiones del país. Al fin, logran la creación de este Colegio el 26 de Junio de 1968,
sesionando al inicio en las instalaciones del Cuerpo de Bomberos U.C.V. en la Ciudad Universitaria
de Caracas, con representación de los bomberos de Barquisimeto, Yaracuy, Maracaibo, Caracas, y
UCV. Con el paso de los años esta organización ha tomado fuerza, y se constituye en una fuente de
apoyo para la profesión de bombero. En las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente
(1998), el Colegio presentó candidatos, y es así que se logra incluir representantes del gremio
bomberil entre los constituyentistas. Esto culmina en la incorporación de los artículos relativos a los
servicios nacionales de protección civil y control de emergencias dentro de la novísima Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, aprobada por legitimo referéndum nacional en 1999. Este
es un gran aporte de la comunidad bomberil venezolana a la seguridad de la Nación [21].

LO QUE NADIE DESEA


Para la comunidad universitaria, la Universidad Central de Venezuela es realmente un sitio
muy tranquilo y no se pensaría en una fatalidad en ella, hasta que esta llega.
Durante una manifestación violenta en la entrada de la Universidad que conduce a la Plaza
Tres Gracias (llamada así por la escultura que en ella se encuentra), el empleado universitario Pedro
Bautista Toro, muy querido y apreciado entre sus compañeros, trataba de salir de la Universidad
para alejarse de los desordenes. Un autobús fue atravesado por los manifestantes en la puerta de la
Universidad, y entonces lo incendian. En el momento en que Toro y otras personas tratan de pasar
junto al autobús, combustible en llamas alcanza al trabajador, causándole terribles quemaduras. Los
bomberos universitarios lo asisten inmediatamente, pues ya estaban en el lugar atendiendo los
heridos provocados por las acciones violentas. La muerte del apreciado trabajador se produce
después de triste agonía.
La violencia es incompatible con el propósito institucional de la Universidad, que no es mas
que la búsqueda de la Verdad. Y es en este momento, al hablar de la verdad, que sale a relucir un
hecho: Desde la fundación del Cuerpo de Bomberos en la U.C.V, fueron estos jóvenes bomberos,
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los que siempre estuvieron mas cerca para ayudar a los muchos estudiantes, empleados y
profesores que fueron heridos por una represión policial inaceptable, y por las represalias de los
intolerantes carentes de razón. La historia del Cuerpo de Bomberos Universitarios no puede obviar
las balas que impactaron la ambulancia, ni los heridos (como el entonces bachiller y bombero Lewis
Valero, herido por una bala en acto de servicio durante una manifestación dentro de la Universidad),
y de los muchos muertos ocurridos como consecuencia de una represión que afecto a la Universidad
con especial violencia a lo largo de los años sesenta y setenta, pero que realmente no parece
encontrar fin. Dolor, sangre, tristeza deja la violencia sectaria. Alivio, remedio, amor, alegría es el
legado de los Bomberos U.C.V..
También es importante señalar que la Universidad siempre ha respondido a estas
manifestaciones de maldad y destrucción con una singular entereza. El liceo de la Asociación de
Empleados Administrativos de la U.C.V. se llama justamente “Pedro Bautista Toro”. Lewis Valero se
recuperó de sus heridas, se graduó de Licenciado en Química en la Facultad de Ciencias, fue
profesor de la misma Facultad y llegó con los años a comandar en el Cuerpo de Bomberos del
Distrito Sucre.

LA PRIORIDAD ES ESTUDIAR
Para estudiar y poder cumplir con sus compromisos académicos, los bomberos
universitarios deben aprender a usar su tiempo. Ese es el motivo por el cual no todo el que intenta
ser bombero universitario lo logra. Las exigencias académicas, y del mercado laboral, unidas a las
necesidades de la sociedad, dificultan que un estudiante pueda realizar esta actividad de extensión
universitaria. Un temple especial se requiere para poder cumplir con todas estas exigencias. Y es el
estudio la primera prioridad. En el ambiente institucional siempre se ha criticado la falta de entrega
en el acto de servicio, del mismo modo que se ha criticado la falta de entrega al estudio.
Mencionemos un ejemplo.
Dedicado estudiante, Jorge Paramo daba prioridad a lo académico sobre lo bomberil, y ello
le significó éxito académico y éxito profesional. Pero Paramo era un bombero muy bueno, que quería
a su institución. Ello se demostró en la crisis de los Juegos Panamericanos, cuando Jorge Paramo
se quedaba solo cuidando en las noches el transmisor y los teléfonos de los bomberos, lo único que
había quedado en la estación ya desalojada, solo para atender llamadas en la madrugada. Y tiempo
después, en un incendio intenso en la bomba de gasolina ubicada frente a la Escuela de Ingeniería
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Hidráulica, Paramo apagó el fuego inmediatamente, prácticamente sin ayuda, simplemente porque
estaba preparado física y mentalmente para el trabajo. Sin lugar a dudas, Paramo no se ganaba un
premio por ser simpático o carismático, pero hacia su parte. Y la hacia bien.
Beatriz Marin también se gradúo, y llegó a ser Abogado de la República. Pedro Castillo se
hizo medico. Ely Peraza se hizo Ingeniero, como Jairo Barradas y Carlos Rodriguez Borges. Irma
Montana realizo estudios de postgrado. Hector Jimenez es Licenciado en Bioanálisis. Y así, muchos
más.
También es resaltante que los empleados administrativos y obreros de la U.C.V. han
participado como Bomberos en la organización con gran dedicación y disciplina. Pueden recordarse
la valiosa participación de los bomberos Cándido Riera y Nicasio Bethancourt (técnicos de la
Escuela de Química), y Miguel González (quien era empleado de Servicios Generales). Mas
modernamente, existe un personaje que no es bombero, pero le falta poco para ello, y es el Sr.
Alfredo Martínez (mas conocido como “El Primo”) quien se hace útil para todo dentro de la estación.
Y es que la vida institucional del Bombero Universitario es breve, muy breve. “Las personas
pasan, pero la Institución queda”. Unos pocos años y es todo. Hay que hacer bien el trabajo.
Un hecho triste y comprobado es el que muchas personas, aprovechando el poco
conocimiento que sobre la historia de los Bomberos U.C.V. tienen algunos de sus miembros y la
comunidad, tratan por allí de hacerse pasar por exmiembros de la organización. Esto demuestra que
hay algunos que quieren alcanzar grandeza, sin salir de su pequeñez. Incluso, se demuestra que
hay algunos que son delincuentes y no se dan cuenta de su delito. Para poder ser parte de la
gloriosa historia del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de la Universidad Central de Venezuela hay
que empezar por trabajar mucho en él, sentirlo, sufrirlo y disfrutarlo.
El mérito académico es difícil de conquistar, pero cuando un bombero universitario se
gradúa en su carrera universitaria, es grande su emoción en el acto de grado, cuando su nombre es
mencionado y sube a la tarima del Aula Magna para recibir su diploma y su medalla, escoltado por
dos de sus compañeros de los Bomberos U.C.V. en uniforme de gala, como acto de reconocimiento
de la organización a sus logros académicos. Los que han logrado esto son, indiscutiblemente,
personas especiales. Forman parte de una casta especial. Y esa, es la tradición.
Es posible que alguno pierda en algún momento el camino y, embebido en la emoción y la
adrenalina, olvide la prioridad. Pero la mejor demostración de que en los Bomberos U.C.V. la
prioridad es el estudio, esta en el hecho de que la mayoría absoluta de las personas mencionadas
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en este documento han logrado obtener al menos un grado universitario (cuando no mas), además
de haber servido a su comunidad y haber vivido todas las aventuras y experiencias propias de ser un
Bombero Voluntario Universitario de la Universidad Central de Venezuela, la Casa que Vence las
Sombras. Necesariamente son personas con una formación más humana e integral que aquellos
que simplemente pasan por la Universidad “buscando el papelito” (un titulo universitario).
Cuando se trata de visualizar el futuro, la corrección de los errores cometidos en el pasado y
la anticipación de las tendencias futuras dentro del ámbito de actuación de los Bomberos
Universitarios son requisitos indispensables. Pero la historia esta llena de ejemplos que muestran la
capacidad de los Bomberos U.C.V. para identificar estas fallas y corregirlas, de modo que se
anticipan los cambios, y la organización responde a los nuevos desafíos. No esta lejos el momento
en que la organización constituya un cuerpo académico capaz de influir y crear escuela en las
esferas de conocimiento relacionadas a La Ingeniería, La Medicina, las Ciencias y las Humanidades
(ramas del saber mas directamente relacionadas al control de emergencias, manejo de desastres y
tecnología de seguridad). La creación de una especialización en alguna de las carreras indicadas
convocando el inmenso potencial institucional de CBVUCV es una expectativa no demasiado
temeraria. Y esto es algo que indica un futuro prometedor para esta dependencia universitaria.
Con el paso de los años, y con la designación de la Ciudad Universitaria de la Universidad
Central de Venezuela como Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la Organización de las
Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (UNESCO), las responsabilidades del C.B.V.U.C.V. en
materia de servicio y planificación van aumentando, así como los riesgos generados por
instalaciones vetustas y desgastadas. Esto es un desafío en protección contra incendios y
seguridad.
En el año 1992, el Rector de la Universidad Central de Venezuela, y Comandante en Jefe
del Cuerpo de Bomberos Voluntarios U.C.V., Dr. Luis Fuenmayor Toro escribió: “Pero lo más
significativo de la actividad que realizan los Bomberos Universitarios, es su disciplina y amor por el
trabajo. En una sociedad que se ha deteriorado profundamente, en donde los valores han sufrido un
proceso de intensa distorsión y el dinero se alza por encima de la condición humana hasta llegarla
totalmente a someter. En una sociedad donde la corrupción ha penetrado profundamente en todos
sus estratos, en la que el facilísimo campea, donde triunfa el mejor emparentado, donde una porción
importante de sus integrantes son de la tesis de realizar el menor esfuerzo posible, una organización
como los Bomberos Universitarios Ucevistas se convierte en algo realmente excepcional y que
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debería constituir ejemplo para la propia Universidad y para el país en su conjunto. Llevare siempre
conmigo, con mucho orgullo, el haber sido en estos últimos 4 años Comandante en Jefe de esa
Institución, tanto en Caracas como en Maracay. Si algo añoraré una vez finalizada mi gestión al
frente de la máxima casa de estudios del país, será la estrecha relación que mantuve con el Cuerpo
de Bomberos Universitarios Voluntarios de la Universidad Central de Venezuela” [16].
O como escribía Algimiro Gabaldon, ”Riqueza fácil, poder injusto o dinero, son solo
fogonazos que apaga la verdad”.
Todos los que hemos portado esa boina azul, sentimos después esa misma añoranza, por
esa que es Nuestra Casa. Y esta historia continua...
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LA ELECCION
Si eliges ser bombero, eliges el camino difícil, un camino lleno de privaciones,
sin lujo ni confort, que te causará desgaste físico y mental, que te alejará de los tuyos,
que te acercará a las miserias humanas y te demostrará la ingratitud social.
Tendrás que arriesgarte a vivir la aventura de la velocidad, de la altura, de la agilidad;
tendrás que combinar fuerza y técnica,
dejar sin terminar tu humilde almuerzo,
despertar a media noche y correr para salvar la vida de un desconocido,
para tenderle la mano a cualquiera, aunque no se lo merezca.
Porque no podrás juzgar a nadie por su color,
estatus o por el bien o mal que represente.
Habrás elegido ser el buen samaritano, el héroe del barrio,
el sueño de los niños.
Habrás elegido controlar tus miedos y nunca huir cobardemente.
Tendrás que mantener tu misión hasta el final, aunque pierdas tu salud,
aunque pierdas tu vida misma.
Y si Dios lo permite, sólo entonces,
habrás de recibir tu recompensa.

Luis Laffeé
(1963-2000)
q.e.p.d.
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DE EL AUTOR
Carlos H. Laffee se incorpora como miembro activo de los Bomberos U.C.V. en la promoción
1981-1982, siendo contemporáneo de quien después seria Comandante, David Guia, con quien
corrió buena parte de las aventuras y desventuras que todo bombero experimenta en los actos de
servicio. En los años siguientes, Laffee es encargado de la Sección de Comunicaciones, y Jefe de la
División Cultural y Técnica. Fue Jefe de Zona durante la realización de los Juegos Panamericanos,
en el Estadium de Béisbol de la Ciudad Universitaria. Recibió la Barra “Espíritu de Trabajo” del
CBVUCV., saliendo del servicio activo en 1986. Una vinculación mantenida en el tiempo con los
Bomberos Universitarios como instructor en las materias de prevención, combate y extinción de
incendios le permite conocer a varias de las promociones ulteriores, y lo motiva a escribir esta obra.
Hoy, después de una experiencia de catorce años en la empresa privada en las áreas de seguridad
industrial, supervisión, gerencia y consultoría empresarial, se desempeña en los últimos cuatro años
como instructor y consultor en Informática, la especialidad en que obtuvo su grado. Nunca se acogió
a la condición de apoyo en el CBVUCV. Simplemente lo apoyó, y punto.
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BIBLIOGRAFIA
[1] Diario El Universal, varios.
[2] Libros de Parte Diario de la época, Archivos del CBVUCV.
[3] Libros de Novedades de la época, Archivos del CBVUCV.
[4] Archivo de la División de Seguridad y Prevención.
[5] “POR AMOR AL ARTE”, por Br.Bro. Omar Arevalo, Imprenta Universitaria, 1985.
[6] LA RENOVACION EN LA UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA(1968-1969): ERASE UNA VEZ EL
FUTURO (Trabajo de ascenso del Prof. Nelson Mendez, U.C.V., 1995)
[7] Diario El Nacional, varios.
[8] Archivo personal del autor.
[9] MANUAL DE PRIMEROS AUXILIOS, Fundasocial, 1975.
[10] “NIEVES Y RISCOS MERIDEÑOS”, Muñoz Tebar, L.R., Centro Excursionista Caracas, 1980.
[11] HISTORIA DEL CUERPO DE BOMBEROS DEL DTTO. FEDERAL, Imprenta Municipal, 1997.
[12] Guía de HISTORIA DEL C.B.D.F., por el Capt. (B) Ramón Antonio Graterol, C.B.D.F., 1978.
[13] Actas del I SEMINARIO VENEZOLANO EN MATERIA DE RESCATE, Marzo 1987.
[14] Actas de las I JORNADAS DE PROTECCION CIVIL MUNICIPAL, OIPC-CONSUCRE, Octubre 1982.
[15] Actas del II SEMINARIO DE APLICACIÓN DE LA INGENIERIA A LA PREVENCION Y ATENCION DE
DESASTRES, Colegios de Ingenieros, Ciudad Guayana, 1988.
[16] Articulo “NUESTROS BOMBEROS UNIVERSITARIOS”, por el Dr. Luis Fuenmayor Toro, Diario “El Globo”, pag.4,
del 18 de marzo, 1992.
[17] Archivo de la Comandancia.
[18] Actas del III SEMINARIO VENEZOLANO EN MATERIA DE RESCATE, Julio 1996.
[19] Actas de las I JORNADAS DE SEGURIDAD EN LABORATORIOS Y MATERIALES PELIGROSOS, 1998.
[20] Actas de lII CONGRESO VENEZOLANO DE BOTANICA, Cumana, Abril 1974.
[21] CONSTITUCION DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, Imprenta Nacional, 2000.
[22] LEY ORGANICA DEL EJERCICIO DE LA PROFESION DE BOMBERO, 2000.
[23] EM-DAT: The OFDA/CRED International Disaster Database – http://www.cred.be/emdat - Université Catholique
de Louvain - Brussels – Belgium, 2002.
[24] Pagina Web BOMBEROS UNIVERSIDAD DE CARABOBO – http://www.uc.edu.ve/pipsuc/bomberos
[25] Pagina Web BOMBEROS UCV – http://www.ucv.ve/bomberos
[25] Pagina Web BOMBEROS UNEXPO –http://www.fire-ems.net/firedept/view/www.cbunexpo.20m.com
[26] Pagina Web BOMBEROS DE CARACAS (CBDF) – http://www.bomberos.df.gov.ve
[27] Boletin “FUEGO”, Planta El Tablazo“, N°5-83 (Una traducción del articulo ”Scores die in tank fire boilover”, Fire
Service Today Review, NFPA, Junio 1983).
[28] Información aportada por el Dtgdo (CBVUCV) Elio Pimentel, Noviembre 2002.
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2002.

UN LISTADO DE LOS BOMBEROS GRADUADOS POR EL CUERPO DE BOMBEROS VOLUNTARIOS DE LA


UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA ENTRE 1960 Y 2004.

TORRES BARALT RENE VIDAL

BART SUSTER ENRIQUE

LUGO MARTÌNEZ LEONEL FRANCISCO

MONDOLFI YUDART PAUL

HACHUEL MORENO SALOMON

FERNANDEZ VEGA JOSE

TODD VALLENILLA CARLOS

FOSSI SANTOS JAIME VINO

HIGUERA HOUTHON EDUARDO MANUEL

FREITAS CABRÉS FERNANDO TOMÉ DE

NAVEIRA CORTIZAS JOSE LUIS

PERAZA DURÁN RAFAEL GUILLERMO

D’ LIMA TRUJILLO RAFAEL RAMÓN

PADILLA LLOVERAS JUVENAL

PREZIOCI COLMENARES ROLANDO A.

BELLOSO DALY ENRIQUE

TORRES SOTOMAYOR PEDRO ALFONSO

RIVERO LEÑA LUIS ENRIQUE

ARISPE LUIS ALFONSO

PUERTA FIORILLA GUSTAVO ENRIQUE

GONZALES ERASO GUSTAVO JOSÉ

PACHECO TROCONIS OSCAR ALBERTO

BORGES OMAR CECILIO

CEDEÑO CORREA ANGEL VIBALDO

CHAPETON JOSÉ RAFAEL


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2002.

DELGADO ALVAREZ MANUEL GUILLERMO

ENRIQUE VARGAS LORENZO JOSÉ

FLEITAS ROJAS GERMAN DE JESÚS

GARCÍA MONTERO JOSÉ LUIS

GIL BEROES REINALDO AURELIO

GIL RUIZ FRANCISCO

HOPKINS DIAZ WILLIAMS ENRIQUE

LÓPEZ GARCÍA ANMICK JEAN

OBADÍA DALL ORSO ORLANDO

PERDOMO ROJAS CESAR SALVADOR

RODRÍGUEZ PEREZ JOSÉ ANTONIO

SCHLOSER BERGHER RAFAEL FLORING

SOLANO MAITA JOSÉ GUSTAVO

GIAMPOCARO BANNO ARCANGELO

VALBUENA BRAVO ADOLFO

DELGADO SUAREL ARMANDO

ROSALES GARCÍA LUIS ADOLFO

SANABRIA LOCERO MIGUEL ALFREDO

FIGUERA PRATO TITO

LANDER DELGADO EDUARDO

PERAZA GARCÍA VICTOR GONZALEZ

PIMENTEL MONASTERIO EMILIO ANTONIO

GUERRERO MORENO LEOPOLDO

ROJAS FÉLIX RAMÓN

TORRES JESUS MANUEL

LANDER DELGADO MIGUEL ALFREDO

GONZALEZ TITO JOSÉ

ARAYA MARÍN JOSÉ DEL CARMEN


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2002.

RAMÍREZ PERDOMO MIGUEL ANGEL

NIETOS SANCHEZ CARLOS

ALVAREZ RODRÍGUEZ ALVARO CÉSAR

DELGADO FERRARO JORGE MARIO

LABRADOR VILLAMIZAR LUIS EDUARDO

ESPINOZA RIVAS JESUS OSCAR DARÌO

VIVAS ROJAS MAXIMILIANO

ARMAS BARRIOS ANTONIO ELISEO

HERNÁNDEZ GOMEZ FRANCISCO JAVIER

JUVINO BARAL CAMILO

IZQUIERDO RODRÍGUEZ CARLOS MANUEL

MALAVE MATUTE PLACIDO RAFAEL

CALY ESPITIA ERNESTO

SANTANA GUERRA MANUEL ALFONSO

BENITEZ CASTILLO ARNALDO ELEUTERIO DE JESUS

MARQUEZ RAMÍREZ JUNIOR FRUCTUOSO

SANCHEZ GONZALEZ PABLO

BALAREZO REAL MAURO FERNANDO

GONZALEZ TORRES JESUS MARÍA

FREITES GIMENEZ ANGEL RAMÓN

ITARRAZA RAMOS JOSE EUSEBIO

FRANCO TAYLOR FRANCISCO JOSÉ

GUEDEZ RIVERO Héctor ENRIQUE

CASTELLANO RAMÍREZ LUIS MARTÍN

PAREDES GRANADILLO FRANK BENITO

MATA MILLAN EDGAR JOSE

CORDON JUAN

PEREZ GONZALEZ FILIBERTO


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2002.

VALDEZ MOLDÒN ALBERTO TORIBIO

RODRÍGUEZ BRICEÑO RAFAEL JOSÉ

DOMINGUEZ D. RICARDO JOSÉ

PAEZ ROA MANUEL FELIPE

ARRECHEDERA GONZALEZ JUAN GILBERTO

MARIN CASTRO ALBERTO JOSÉ

ZURIT MIYICO EDEL FELIPE

MARTÍNEZ PERNÍA BENITO ENRIQUE

RODRÍGUEZ MICHELANGELI NOEL JOSÉ

FOSSI SANTOS RICARDO LUIS

SEGNINI MADRID EDUARDO ENRIQUE

CHACOA EMILIO

SALAS NARANAJO JOSÉ DOLORES

BERMUDEZ RODRÍGUEZ LUIS ANTONIO

PEREZ BARRIENTOS PEDRO ANTONIO

VASQUEZ CELIS LUIS EDUARDO

MUÑOZ BRICEÑO LEONCIO

VALLEJO MÉNDEZ Héctor ENRIQUE

NIKITENKO KUDRIAVCEN ANDRÉS

DELGADO ALVAREZ ENRIQUE JOSÉ

SALAS HERNÁNDEZ VALENTIN RUFINIO

NUÑUEZ ABREU FRANCISCO JOSÉ

LYSENKO CHERENZOW VTADIMIR

PEREZ KEPP ROBERTO JESUS

LARES DÍAZ CITINO RAMÓN

MILLAN HERNAN MARÍA

RODRÍGUEZ GONZALEZ ANTONIO JOSÉ


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
74
2002.

HOENICKA ANGULO GUSTAVO

REVERÓN GOMÉZ JUAN VICENTE

OLIVAR GONZALEZ GUILLERMO VALENTIN

CRUCES HERRERA JOSÉ MIGUEL

SEGOVIA LOBO LUIS FRANCISCO

BRICEÑO JUAN FRANCISCO

GOSCHENCO SPOKISKI NICOLAS

GARCÍA ASTOS FREDDY CORNELLY

MAYORGA LIGANETO CARLOS EDUARDO

PEREZ VELASCO JOSE BENJAMÍN

SEIJAS RODRÍGUEZ MIGUEL

MONTES PRADO JULIO AUGUSTO

RODRÍGUEZ MIGUEL HEMECIO

HERNADEZ ROSALES CRUZ ALIRIO

PIÑERO DÍAZ ALFREDO JOSÉ

CASTILLO ALVAREZ PEDRO MIGUEL

AGAR ANGULO KENNETT JOSÉ

IBIRMA FEDERICO

GAMBOA PULIDO PEDRO MIGUEL

LARA MENDOZA DAVID SALVADOR

ESQUIEL ARMENAR ANDRÉS ELOY

TEN GARCÍA JAIRO ENRIQUE

CORREA VIANA MARTÍN INGINIO

VERA GARCÍA JOSÉ ALBERTO

ZAMBRANO EDGAR EDUARDO

MERENTES RIVAS GIULLERMO

SUINAGA ECHEVERÍA MIGUEL ANGEL

COLMENARES DOMINGUEZ ALDO JOSÉ


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
75
2002.

GUTIERREZ RONDÓN ELY ENRIQUE

ARREVIGALLAS ADELIS ALCIBÍADES

SANCHEZ CARPIO CARLOS ALBERTO

VETASQUEZ PEREZ VICTOR MANUEL

BRICEÑO LINARES GERMAN ANTONIO

PEÑA PEREZ CARLOS DOMINGO

DÍAZ CALVO MANUEL

FANDIÑO D’GIACOMO FRANCISCO EDUARDO

MALAVÉ FREDDY JOSE

HENRÍQUEZ GOMEZ RAFAEL ALBERTO

SALAZAR VILCHEZ ANTONIO MARÍA

BRAVO DAVILA RODOLFO JOSÉ

VALERO PEREZ LEWIS DE JESUS

QUINTANA MARQUEZ GUILLERMO JOSE

COVA RONDÓN JOSÉ RAFAEL

MILLAN MARCANO CESAR ARQUIMEDES

MARTA ROSAS NELSON JESUS

TORREALBA NELSÓN JOSÉ

MARTÍNEZ RONDÓN OMAR

SAN MARTÍN BOUTUREIRA ENRIQUE

UZCATEGUI BREISSE JORGE EUTIMIO

UZCATERGUI MANUEL ENRIQUE

GARCÍA OJEDA JOSÉ CARLOS

PERDOMO SUAREZ HENRY ALBERTO

AUTAR ANGEL ANTONIO

NIEVES RIVERO JOSE RAFAEL

BURGUILLOS GARCÍA MAIROSKI ROMAN

NIEVES RIVERO MIGUEL


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
76
2002.

ARBELAEZ HERNADEZ CRUZ ENRIQUE

VEGAS RODRÍGUEZ ALFREDO ANTONIO

PULIDO PEREIRA FRANCISCO

ALVAREZ USTARIZ RAFAEL JESUS

SURGA GONZALEZ JOSÉ LEONARDO

RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ HENRY ARNOLDO

ORDOÑEZ PEREIRA ANTONIO

ROMAN BELLO EMIRO EDUARDO

SOTO ESCALONA DIEGO RAMÓN

VIZCAYA DAVILA GERARDO ALEXIS

MALDONADO GARCÍA JUAN EVANGELISTA

SALAS RAMIREZ HENRY

GOMEZ RODRÍGUEZ NEVER FARLEY

GUEVARA MENDOZA CARMEN JOSEFINA

MONTILLA CABRERA JESUS ALBERTO

PEREZ RODRÍGUEZ ELEIZA JOSEFINA

BARRADAS FERNANDEZ JAIRO GUILLERMO

CONDE JOSÉ AGUSTÍN IBAÑEZ

BONALDY MARCANO EDGAR EMILIO

BECKLES RIVERO EDY RAFAEL

BARRETO PEREZ JOSÉ HIPÓLITO

SUAREZ LIMA MARÍA MAGDALENA

ZERPA VELIZ PEDRO ANTONIO

BELLORIA MOYA LEONARDO ANTONIO

ANZOLA GOMEZ AMELIA SOFÍA

BORRERO SALAZAR MARY BERENICE

COSTO ROSAL CELINDA NEUBELIS

GARCÍA CRUZ MANUEL JESÚS


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
77
2002.

LEÓN CASTRO FRANCISCA COROMOTO

MORA SCHEMIDT RICARDO JESUS

RIVERA HERNADEZ CARLOS DAVID

RODRÍGUEZ BORGES CARLOS AUGUSTO

SALAZAR GARANTON HENRY RAFAEL

SALGUERO MENDOZA BELKIS JOSEFINA

CASTILLO REYES FRANCISCO ANTONIO

DEL CAMPO GARCÍA LAURA DEL CARMEN

DEL CAMPO GARCÍA MARTHA DEL PILAR

ESCOBAR MARTÍNEZ JOSÉ ANGEL

GUIDO FERNANDEZ MARINA COROMOTO

MARCANO VILLARROEL ENRIQUE JOSÉ

MORENO TANG RUBEN DARÍO

ORTIZ GUTIERREZ INGRID

PERNÍA GARCÍA PEDRO PABLO

RIVERO GILBERTO

RONDÓN ONTÍVEROS TIBISAY VALENTINA

SARAGAGLIA BOZZI ROSA

SEMEJAL ROJAS MILAGROS DEL CARMEN

ZAVARSE GUILARTE EDGAR HUMBERTO

ACOSTA MUÑOZ ANDRES ISRAEL

ANGULO MEDINA MIGUEL ANGEL

ARAUJO QUINTOS JOSÉ MANUEL

BOLÍVAR R. JOSE FRANCISCO

CARDENAS LINARES FRANCISCA COROMOTO

CARVAJAL PINTO ANA STELLA

JIMENEZ BENITEZ ELIO RAFAEL

HURTADO ARLETTE CECILIA


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
78
2002.

LEÓN FRANCO SANTIAGO ADOLFO

MARTÍNEZ OCHOA OSCAR MIGUEL

ANDREATTA IGLESIAS SERGIO ANDRES

BETANCOURT NICASIO RAFAEL

CARABALLO HERNADEZ LUIS AMADOR

CARMONA LIRA ISMENIA MARÍA

CASTILLO LUIS EDUARDO

FEBRES FIGUERA ANTONIO JOSE

MARÍN ECHEZARÍA BEATRIZ ELENA

MENDOZA ORTEGA LUIS ARTURO

PARAMO GUTIERREZ JORGE ENRIQUE

RIERA PEREZ CANDIDO

RIVAS MOLINA JESUS ANTONIO

RUIZ ANDRES ELOY

TINOCO SILVEIRO FLORENCE TEREZA

VALERO ACOSTA EDGAR ALBERTO

BASTARDO LORAIMA MILAGROS CAROLINA

GUIA FELICHE DAVID ENRIQUE

HEREDIA ALCEDO JASMIN IVELINA

LAFFEE ARMELIA CARLOS HUMBERTO

MARTA BRITO VICENTA DEL VALLE

PERAZA MORENO ELY COROMOTO

AREVALO OMAR EULICES

ALVAREZ NIÑO RUBEN DARÍO

AMUNDARAÍN FARÍAS EUSTIQUIO RAFAEL

BURGOS PELAEZ DORIS JOSEFINA

FERNADEZ MERCEDES EDITH

HERNANDEZ EDGAR RAFAEL


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
79
2002.

LÓPEZ AVILA ROMELIA

RIVAS MOLINA LUIS BELTRAN

RODRÍGUEZ PAIVA BETTY VIRGINIA

PAEZ OJEDA JOSÉ DE JESUS

DE LA CALLE JEREZ CARMEN FABIOLA

DELGADO PINTO VICTOR JOSÉ

FEBRES MILANO ABNER

FLORES MARRERO FELIX ANTONIO

GONZALEZ BLANCO ZAIDA ELENA

MERCHAN LÓPEZ BIAGNEY DAVID

NAVAS PAEZ JULIO CESAR

RIERA CASTELLANOS LADIMIR ALBERTO

RIVAS ALFONSO JULIAN ALBERTO

ROJAS ANDRADE ADRIAN JOSÉ

ROJAS M HUMBERTO LUIS

SCHAFER MATHINSON IVAN

VELARDE RUBIO MERY ENEDINA

VILLEGAS MURCIA LUZ ALBA

VIVAS GARCÍA JOSÉ ANTONIO

YBIRMA LUIS IVAN

CABELLIS LÓPEZ PEDRO ALBERTO

BOLÓN ESPAÑA ENRIQUE

BUISAN MARIN VICTOR ENRIQUE

ALDANA RONDÓN GLADYS

LAURENTIS TORRES ALEXANDER IVAN

ANZOLA QUERO GISELA MARGARITA

CAMPOS FLORES ERNESTO RICARDO

CARAMES BASTIDAS AURELIO


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
80
2002.

DRESCHER LÓPEZ FRANK

FREITES RONDÓN JOSÉ GABRIEL

HERNADEZ CARMEN LEONOR

MONTANA PEÑA IRMA YAHAIRA

PEÑA TORRES CARMEN YOLEICA

PRADO CASTRO ADRIAN JOSÉ

TORO RICARDO JOSÉ

YANEZ HERNÁNDEZ YONIS MANUEL

AGUDILO CACERES JESUS MANUEL

APONTE NIRYAN THAIS

CANO CANALES PAOLA ISABEL

FERNANDEZ GONZALEZ JUDITH DEL CARMEN

GARCÍA CALDERÓN BELKIS CELESTE

GARCÍA LÓPEZ JOSÉ LUIS

JAIMES MEZA IVAN ADOLFO

LIRA BURGUILLOS MARÍA ROSALBA

MONTES SALAZAR ALEJANDRO FIDEL

POLLAK MARQUEZ JAVIER JOSÉ

REQUENA CAMARE DOMINGO ALBERTO

RIVERO JESÙS SALVADOR

ZAMBRANO LAZARDE Héctor JOSE

BALZA FLORES DAVID ALEXANDER

GARATE RONDÒN LUIS RICARDO

RODRÌGUEZ DOVAL JUAN CARLOS

VALLADARES ANTÒN MARIELLA

GUEVARA HERNÁNDEZ PEDRO MIGUEL

LINARES MARTÌNEZ HERLIVI M DE JESÙS

MONTILLA JELAMBI LUIS RAFAEL


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
81
2002.

PALACIOS NESTOR REINALDO

TIRADO ANDRADE GUSTAVO RAFAE

HEVIA QUERALES ELDA MARÌA

MONTAÑO RODRÌGUEZ RAMAR JESÙS

ORSINI VELAZQUEZ GIOVANINA

RIVAS RONDÒN MIRLA CAROLINA

UZCATEGUI BOLIVAR CARLOS LUIS

ALANIS MONJE MARIA ROSARIO

CASTRO GUTIERREZ CRUZ EDUARDO

GALLARDO RODRÌGUEZ IRIS TIBISAY

SALAZAR BRAVO PEDRO LUIS

ANDUEZA TRUJILLO MIGUEL ALBERTO

BIGOTT SUZZARINI ERNESTO ANTONIO

GARCIA APONTE DE GARCIA LISBETH DEL CARMEN

HERNÁNDEZ GUZMAN MARIELA YOLANDA

JIMENEZ JIMENEZ Héctor VLADIMIR

OLIVO VALVERDE JESUS ADOLFO

OVALLES PINTO JUAN JOSE

RONDÒN PROL ISIS MARÌA MAÑANITA

SULBARÀN MUÑOZ DALIA RAMONA

ZORRILLA GUERRA OSWALDO ENRIQUE

APONTE NESSI IBEL CAROLINA

GUILLEN RIVAS ANA ROSA

MORALES MACHADO AURISTELA LUCÌA

PARICHE GARCÌA IVAN ALFREDO

ALFONSO HERNADEZ THAULI

BLANCO HERNÁNDEZ EFRAÌN FRANCISCO

BRICEÑO NOGUERA NEIDA COROMOTO


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
82
2002.

CERVIÑO ZIRAPEQUI LUIS ANTONIO

CONTRERAS VENTURA MARÌA CAROLINA

CORNIVELLI RIERA VICENTE EMILIO

ESPINOZA RADA LUIS ALBERTO

FIGUERA MARÌN ANA VICTORIA MARITZA

GOMEZ MENDOZA RODRIGO ANTONIO

GUTIERREZ CLEREMONT EMERSON

HERNÁNDEZ CARPIO NELSON

MEJÌAS GONZALEZ JOSÉ GREGORIO

MÉNDEZ SAYAGO AURA MARGARITA

MUÑOZ DÌAZ INGHAR JANET

ORTA SIFONTES IVANOVA OCARINA

ORTA SIFONTES NATHALIE KATIUSKA

PEÑA DALY YELITZA JOSEFINA

SALAS VARELA JOSÉ GREGORIO

TRINIDAD RUIZ RENÉ

CERVIÑO TIRAPEQUI MERCEDEO

JOUBETT HERNÁNDEZ VIRGINIA BEATRIZ

LAURETIN TORRES CÈSAR ENRIQUE

LOYNAZ R HECTOR MARTÍN

VARGAS RINCÓN CÉSAR EDUARDO

VILLAROEL VILLAROEL NORALYS GENOVEVA

GRATEROL TORI GRACIELA JOSEFINA

MOSCO MÀRQUEZ NESTOR LUIS

ALONSO SUAREZ WILLIAM JOSÉ

ALONSO SUAREZ MANUEL LUIS

RANGEL CARTAYA JOAQUIN ELIESER

SUAREZ PIAR JORGE ALEJANDRO


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
83
2002.

VELÁSQUEZ VALENZUELA REINALDO JAVIER

RODRÍGUEZ MARTÍNEZ ANGEL JOSÉ

FIGUERA JIMENEZ EFREN ANDRÉS

LIZCANO QUIROZ LIBNI ZOELS

NATERA ABREU JUAN JOSÉ

PERALTA VICENTE JOSÉ LUIS

PEDRÓN PELLIZORI TENNY

PINEDO VIVAS CÉSAR MARIÑO

VILLEGAS DUARTE SIRIUS LEÓN

LAREZ FARFAN LUIS GABRIEL

MOSCÓ MARQUEZ JOSÉ DANIEL

CENTENO BIRRIEL DORYS ELENA

MENDOZA ANDRADE YELITZA YURIMA

MESA CARRILLO ERIC ALEXANDER

PLAZAS TEPEDINO MIGUEL MARTÍN

ROJAS BARRUETA LISET DEL MILAGRO

ROTUNDO FERNANDEZ EDGAR MANUEL

BRITO SANDOVAL LILIANA ELVIRA

HERRERA ESPAÑA JESUS BERNARDO

MORALES GARCÍA ROGELIO

CORTEZ ESPINOZA IRAIMA ISABEL

LÓPEZ CHAMBERLAIN FRANCISCO

MERLO GALINDO PILAR

RANGEL ECHEZURIA ARNOLDO

RANGEL CARTAYA CHEAUFER

SANCHEZ GAMEZ ALEJANDRO

SILVA SANOJA VICTOR SAUL

GIRON RAQUEL EVELIN


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
84
2002.

GONZALEZ REINFELD BERNARDO ALFREDO

PULIDO ALVIARES OSCAR ALEXANDER

CONTRERAS GUERRERO RAMÓN ALIRIO

CRUZ VIVAS MARLON RIGOBERTO

FERMIN FREDDY JOSÉ

FERNANDEZ OSTIA MARCOS AZAEL

GOMEZ RIVAS MOISES

GONZALEZ RAMÍREZ MARLINDA

HERNÁNDEZ FUENMAYOR NISAMAR COROMOTO

MATERÁN VILLEGAS RIMSKY ANTONIO

NAVA MARTÍNEZ YONABETH LUCÍA

PERNÍA URBANEJA VICTOR MANUEL

ROOMER ARAUJO JUAN CARLOS

ALVARADO TROMPIZ HECTOR JOSÉ

BALZAN CARRILLO JOSÉ LUIS

BASTIDAS BASTIDAS JOEL ANTONIO

CARTA MÉNDEZ LEGNA YAMILA

DE FREITAS TAYLOR JOSE LUIS

GRIN ROMAN YOSANARY NAYDEE

HERNANDEZ FERRER ADRIAN RAFAEL

MEDRANO ALONSO PILAR AURORA

NIEVES ROJAS NEYDA JOSEFINA

ORTUÑO LORETO SERAPIO RAFAEL

RODRÍGUEZ APAARCEDO ZAINES YADIRA

URGELLES MARTÍNEZ ARMANDO JOSÉ

BRICEÑO TURMERO GESLER GELCE

CAMACARO YÁNEZ CARLOS ALFREDO

ECUER FREITES ALBENIR JOEL CARMELO


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
85
2002.

GARAIZAR GOMÉZ EGUZQUINEZ

GIL CASANOVA MARCO ANTONIO

HERNÁNDEZ IBARRA ANGULO ROSENDO

INSIGNARES GOMEZ JORGE RAMON

JAIMES MARTÍN EMILIO

LÓPEZ OMAÑA MARVELYS DEL CARMEN

MARTÍNEZ PACHECO ALEXIS

NODA NORA YAMILET

PEÑA MACIAS PATRICIA DEL CARMEN

SUAREZ VAAMONDE WILMAN RODRIGO

BARRETO MANRIQUE ROSA NOHEMY

FERNANADEZ BLANCO CALIPSY GIOCONDA

LIMARDO AYALA AIDA LUCIA

MARTÍNEZ GONZALEZ VICENTE EMILIO

OLIVIER DIAZ CAMILO ANTONIO

PÉREZ BENITEZ JONNY RAFAEL

RAMÌREZ BASTIDAS ERNESTO JOSÉ

RIVERO ALFONZO BRILEIDA BELISA

YÉPEZ SANTIAGO SERGIO VICENTE

D’ ELIA GUTIERREZ FRANCISCO JAVIER

NUÑEZ SEQUERA DANIEL ENRIQUE

NUÑEZ FLORES JULIAN JOSÉ

SANCHEZ ALONSO RAFAEL ENRIQUE

ALVAREZ DOREY LORENA

BACCELLIERCE FERRARI GABRIEL MARCELO

BALZA FERNANDEZ MARÍA ELENA

DURÁN BAPTISTA FRANCISCO JAVIER

DURÁN LISCANO HENRY JOSÉ


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
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86
2002.

GALLARDO RODRÍGUEZ WILFREDO ARNALDO

HERNÁNDEZ FERRER GABRIEL VICENTE

MARRELA TANTINO MAURICIO GREGORIO

MUJICA AGUILERA ALFONSO RAMÓN

PERRET GENTIL LEAL ANDREINA MARÍA

ROSALES VALERA PIERINA BEATRIZ

SEGOVIA MARIO DE JESÚS

SOLÓRZANO RAMÍREZ ELVIA FRANCIS

BETANCOURT CARREÑO MARÍA ROSA DEL CARMEN

CONSTANTINE CARRIEL TEMISTOCLES

DAVID TORO ARCADIO JOSE

ESPARRAGOZA VILLALTA FREDDYS ANTONIO

GARCÍA RANGEL CARLOS ENRIQUE

LÓPEZ ROSALES YURAIMA MARGARITA

MEZA SEMPRUN KARIM ELIAS

CARMONA GUZMÁN RICHARD ROGELIO

CASTRO RIVAS AMERICO

DÍAZ VASQUEZ DÉNITER HERZEUPRIET

DÍAZ RANGEL KEYLYN NAIMIL

GIL EDISON ESQUIBEL

MADRID CARRASQUEL JESSICA MADRID

MONTES DE OCA PERNÍA DAVID JAVIER

RODRÍGUEZ COLINA JETXIKA LISBETH

ALVAREZ GARCIA RAFAEL ARMANADO

ARRIA CASTILLO JATIANA RAQUEL

COLINA HERNÁNDEZ ROMER JAFREN

FIGUERA ALVAREZ ALEXIS RAMON

GANTES TRIAS JOSÉ ANDRÉS


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
87
2002.

GARCÍA RIVERO VLADIMIR

GOUVEIA VIERA ZELIA MARIA

YBARRA CARAMAUTA DELVIS DE JESUS

NADALES LÓPEZ JOAN MANUEL

PADRÓN QUINTERO Héctor RAMÓN

RIOS ZAMBRANO GUY HENRY

RIVERO CASTAÑEDA NORA EDUVIGIS

JOVAR OSORIO JENNY NATHALIE

ACOSTA LÓPEZ DELIA YSABEL

BETANCOURT CARREÑO CESAR AUGUSTO

JIMENEZ SEGOVIA MARÍA GABRIELA

MÉNEDEZ TON GREGORIO RAMÓN

MESSINA SCANDINA SALVATORE

ROSCIOLI GARCÉS JOSEPH CHRISTIAN

SALAZAR HERNÁNDEZ MIRBOR MARÍA

SEGOVIA ROA IGNACIO JOSÉ

CARABALLO GONZALEZ MANUEL ALEJANDRO

CARDOZO DAMELIS MARIELA

CASTILLO ALI ALFREDO

DÍAZ RIVAS CARLOS EDUARDO

LÒPEZ OLIVERA YESSYKA CAROLINA

MORA RUIZ NOHELIA DEL VALLE

NADALES LÓPEZ YXCHELL HEIDY

REBANALES LUGO EDGAR ALI

RODRÍGUEZ RODRÌGUEZ KENNY YELITZA

RODRÍGUEZ REBOLLEDO NAIRIM DAYANA

RUTIGLIANO ABDELNOUR JOHAN VANESA

SAN YGNACIO URDANETA DANIEL ALEXANDER


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
88
2002.

VELASQUEZ AMAYA ANGEL LUIS

VILLAROEL PINO EDUARDO EMILIO

SANCHEZ LONDOÑO ALEJANDRO

CAMMARANO CAMPOS MARIANA ELENA

GUTIERREZ MÁRQUEZ ERIKA SUSANA

MALAVÉ L ALEXIS J.

MARTÍNEZ ZAVARCE IVAN ELÍAS

PIMENTEL MUÑOZ ELIO CÉSAR

QUINTERO ALBARRÁN JAIME DAVID

RODRÍGUEZ DE ALMADA ORLANDO

SANCHEZ LONDOÑO ALBERTO

ZACARÍAS VIERA MAIRA IVONNE CAROLINA

CÁNTARA LEÓN DAVID VALERIO

CONTRERAS PÉREZ GUSTAVO DANIEL

ESPARRAGOZA TORRES ELÍECER AUGUSTO

TERÁN ROSALES LINDSAY YBETTE

CASTRO RENGIFO CARLOS ENRIQUE

GAMBOA PÉREZ CÉSAR GABRIEL

GOMEZ ATENCIA KERWY JESÚS

MORENO FREITEZ VICTOR MANUEL

MORALES RODRÍGUEZ DAVID RAFAEL

NAVARRO CASANOVA CAULINO ERNESTO

RODRÍGUEZ BREA JENIFER CAROLINA

ZAMBRANO CÁRDENAS MILLER DEL CARMEN

DI’ GIUSEPPE VASQUEZ GIAN CARLO

GARCIA MARCANO MARÍA ANGÉLICA

RIVAS MORENO LAURA ELENA

URRESTI LARA JOSE IGNACIO


LAS BOINAS AZULES: UNA CASTA MUY ESPECIAL.
Carlos H. Laffee
89
2002.

AREVALO POUCHOULO CARLOS ARTURO

CHILLÓN FUENTES DIANA EDITH

CÒRDOVA HERNÁNDEZ GUSTAVO GUILLERMO

GÓNZALEZ PALMA CARLOS ENRIQUE H.

LARA LENTTINI GERARDO MIGUEL

LEUNG VARGAS DAYANA NATHALI

LÓPEZ GARCÍA AIME MAYERBI

MARTÍNEZ ROJAS ANN MARY

PÉREZ DÍAZ DANIEL ADOLFO

RAMOS FIGUERA LAURI ESTELA

RIVERO VELAZQUEZ OSCAR SANTANA

ROA PÉREZ AISKEL YENYELI

TARAZONA SÁNCHEZ LUIS ROBERSI DE JESUS

VILLALBA RODRÍGUEZ KAREN

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