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Secretaría General
Queridísima amiga/amigo:
¡Paz y bien! Antes que nada, quiero expresarte mi más sincero agradecimiento
por tu generosa disponibilidad para colaborar en la organización y preparación del
encuentro de la JMJ+Claret Way. Gracias a tu entrega desinteresada y tu
acompañamiento -directo o indirecto-, muchos jóvenes tendrán oportunidad de
disfrutar de una experiencia eclesial de Dios que será muy significativa para sus vidas.
Estoy segurísimo que esta va a ser también para ti una experiencia preciosa, y
me gustaría animarte a disfrutarla intensamente y en plenitud. Para ello, me atrevo a
plantearte un reto: ¡Vive tu servicio a los demás en clave misionera y claretiana!
Dicho en otras palabras: sea cual sea la labor que debas desarrollar, que todo tu
esfuerzo y empeño esté orientado a un único fin: lograr que Dios sea conocido, amado,
servido y alabado por todos.
Ser voluntario/a de Dios, supone ser amigo/a de Dios, procurar siempre estar
en comunión con Él, buscar momentos de intimidad y cercanía a través de la oración,
de la Eucaristía, del silencio interior… aspirar a sentir el mismo amor que Él siente hacia
toda la humanidad, hacia toda persona… Sólo desde esa cercanía de amigo, somos
capaces de comprender lo que Dios quiere, y podemos llegar a soñar lo que Dios sueña.
(Si tienes ocasión, te invito a leer y meditar el pasaje de Jn 15, 14-171 y seguro que
entenderás mejor lo que te quiero decir).
Ser voluntario/a de Dios implica dejarnos guiar por Él. Por un lado, estar a la
escucha, descubrir su voluntad a través de la oración y la lectura de la Palabra, pero
también en las inquietudes que mueven nuestro corazón, en las circunstancias que nos
rodean, a través de personas con las que nos vamos encontrando en nuestro caminar,
de los acontecimientos que se van sucediendo en nuestra historia… Y por otro lado,
responder generosamente, regalando lo que hemos recibido de su gracia, e intentando
“transparentarnos” con sencillez y humildad para que los demás puedan descubrir a
Dios, el verdadero protagonista, y encontrarse con Él.
Permíteme recordar una pequeña efeméride que, siendo canario, me toca muy
de cerca. Justo en estos días de marzo se cumplen 175 años de la llegada del Padre
Claret a Canarias. Su labor misionera por estas tierras dejaron tanta huella que algún
párroco llegó a exclamar: “Aquí ha estado obrando el dedo de Dios”. Ojalá nosotros
sepamos convertirnos en herramientas dóciles para que Dios también pueda actuar a
través de nuestra vida.
Secretario General
Movimiento de Seglares Claretianos
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__ Jn 15, 14-17: «Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos,
porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer
todo lo que mi Padre me ha dicho. Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a
ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Así el Padre les
dará todo lo que le pidan en mi nombre. Esto, pues, es lo que les mando: Que se amen unos a otros.»