Los dos acuerdos de hospitalidad

de la colonia Claritas Iulia (Espejo)

Gabriel Laguna Mariscal
Catedrático de Filología Latina
de la Universidad de Córdoba

1. INTRODUCCIÓN Convendrá empezar recordando el contexto histórico.

La localidad de Espejo se remonta a una población ibérica
que llevaba el nombre de Ucubi (Caballos Rufino 1978).

E
n la década de los años 30 del siglo primero de
nuestra era, la ciudad romana Colonia Claritas
Iulia (origen del moderno Espejo) estableció
sendos tratados de hospitalidad con dos localida-
des: Baxo y Iptuci. Afortunadamente, se han conservado
las tablas de bronce (tabulae hospitales o tabulae
hospitii) que dan fe mediante inscripciones en latín de
dichos tratados. Aunque los dos textos han sido editados
y analizados por excelentes especialistas en epigrafía e
historia romanas1, estos trabajos han sido publicados
en medios académicos de difícil localización y acceso
para un público general que puede estar interesado
en estos documentos, pero que no es especialista en
epigrafía o historia antigua. Siendo así, quizás sea una
buena idea presentar estas dos inscripciones, juntas, en
un mismo artículo, a sus paisanos ucubitanos, con fines
de divulgación y de difusión cultural. Además, al final
de esta presentación de las dos tablas, se harán algunas
propuestas de dinamización cultural sobre la base de
ese patrimonio cultural que pertenece históricamente
al pueblo de Espejo, con independencia de que las dos
tablas se custodien y exhiban en otros lugares.
Durante la famosa batalla de Munda (17 de marzo del 45
a. C.), que enfrentó a los ejércitos de César y de Pompe-
yo en el contexto de la segunda guerra civil romana, la
ciudad de Ucubi apoyó al bando cesariano. A la victoria
de César, el dictador recompensó a Ucubi, concedién-
dole el estatus de colonia y su propio nombre: Colonia
Claritas Iulia. A partir de ahí, conoció un período de
notable desarrollo económico, social y político. Así se
explica que, 75 años después, la ciudad fuera requerida
por localidades de categoría política menor para un pacto
de hospitalidad (hospitium). Se estableció dicho hospi-
tium con la población de Iptuci en el año 31 d. C. y con
la de Baxo en el 34 d. C. Dirigía por entonces los destinos
del Imperio Romano el emperador Tiberio, el segundo
césar de la historia romana, tras Augusto. Curiosamente,
por esas mismas fechas, hacia el año 30 d. C., Jesús de
Nazaret era juzgado y ejecutado en la provincia romana
de Judea. Pero esa es otra historia. Igualmente, es otra
historia que toda una saga de emperadores romanos
eficaces, la dinastía hispano-antonina, entre los cuales
destacó el emperador-filósofo Marco Aurelio, descienda
de una familia oriunda del Espejo romano.

1
La tabla de Baxo fue editada por Rodríguez Neila y Santero Santurino 1982, Puerta y Stylow 1985 y Luque Pompas 2006. Por su
parte, Caballos Rufino 1981 ha editado la tabla de Iptuci.

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 En esa década de los 30 d. C., la península ibérica
estaba dividida en tres provincias romanas (Figura 1):
la Tarraconense (con capital en Tarraco, actual Tarra-
gona), la Bética (con capital en Corduba, actual Cór-
doba) y la Lusitania (con capital en Emerita Augusta,
actual Mérida). A su vez, dentro de la provincia Bética
se integraban cuatro distritos, llamados conventus: el
conventus cordubensis (con capital en Corduba), el
Figura 1. Organización política de la península ibérica durante el Principado
temprano
conventus astigitanus (capital Astigi, moderna Écija),
el conventus gaditanus (capital Gades, moderna Cádiz)
y el conventus hispalensis (capital Hispalis, moderna
Sevilla). La ciudad antecesora de Espejo, que se llamó
primero con la denominación ibera de Ucubi y luego
fue renombrada a Colonia Claritas Iulia, pertenecía
al conventus cordubensis.
La hospitalidad (hospitium) era una institución muy
antigua en la Grecia y la Roma antiguas. Parece que se
remonta ya a una práctica de los pueblos indoeuropeos.
Consistía en que se establecía un pacto de amistad, alian-
za y protección mutuas entre personas pertenecientes a
poblaciones distintas: este pacto se transmitía de padres
a hijos, durante generaciones.
La hospitalidad podía ser privada o pública. En la
hospitalidad privada, cuando una persona o familia,
forastera, se alojaba en casa de una familia local, entre
la familia huésped (forastera) y la familia anfitriona (lo-
cal) se establecía un lazo de amistad que se transmitía
de generación en generación. Era frecuente que, como
testimonio y prueba de ese compromiso de hospitalidad
que se había adquirido, las dos familias se intercambiaran
las llamadas teselas de hospitalidad.
Pero aquí estamos hablando de hospitalidad públi-
ca. Entre dos poblaciones se establecía un tratado de
amistad en términos genéricos, que se transmitía a las
generaciones posteriores. Este tratado de hospitalidad
pública se parece a los modernos “hermanamientos”
de dos pueblos (uno de España y otro de un país ex-
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tranjero). El acuerdo implicaba que los habitantes de
una población iban a recibir un trato de favor en la otra
población, y viceversa. Además, la hospitalidad entre
dos localidades favorecía las relaciones comerciales
y sociales entre las dos poblaciones (por ejemplo, la
concertación de matrimonios). En teoría, la institución
de la hospitalidad se establecía en términos de igualdad
(Caballos Rufino 1981: 42): sin embargo, era frecuente
que hubiera una diferencia de estatus
y de importancia política entre las dos
ciudades que suscribían el acuerdo. De
hecho, veremos cómo la ciudad Colonia
Claritas Iulia tenía más categoría que
las localidades con la que estableció
acuerdos de hospitalidad (Baxo e Ip-
tuci). La ciudad Claritas Iulia era una
colonia (que era la categoría superior de
las ciudades), mientras que tanto Baxo
como Iptuci ni siquiera eran municipios
(la segunda categoría de ciudades), sino
civitates stipendiariae. Estas ciudades
estipendarias estaban sometidas al pago
de un tributo a Roma: esta sujeción fiscal
daba derecho a estar integradas bajo la
protección del Imperio Romano, pero no
a la extensión de la ciudadanía romana
a toda la población. Sí es cierto que la
élite sociopolítica de dichas ciudades
solía recibir la ciudadanía romana, como
precisamente prueban las dos tablas que
estudiamos en este artículo.
Cuando se acordaba un pacto de hos-
pitalidad pública entre dos poblaciones, se grababa un
texto en planchas de bronce, recurriendo a fórmulas
estereotipadas. Se fabricaban varias copias (al menos,
dos), que se fijaban para su exhibición pública en edificios
oficiales de las dos localidades que suscribían el acuerdo.
De hecho, la tabla de hospitalidad entre Espejo y Baxo
tiene orificios en sus bordes, que servían para clavar la
plancha.
2. LA TABULA HOSPITII ENTRE LA COLONIA
CLARITAS IULIA (ESPEJO) Y BAXO (¿CAÑETE
DE LAS TORRES?
Por su importancia histórica y por su mejor estado de
conservación, empezamos con la tabla de Baxo (Figura
2), aunque este tratado de hospitalidad es posterior
cronológicamente al de Iptuci. La plancha que recoge
el tratado con Baxo fue encontrada hacia 1940 por don
Diego Polo Torralbo en su cortijo de los Alamillos, a unos
tres kilómetros de Cañete de las Torres (Córdoba). El
propietario mismo hizo transcripciones del texto de la
placa, que llegaron a manos de los arqueólogos Serrano
Carrillo y Morena López, quienes en 1984 ofrecieron una
edición del epígrafe (Serrano Carrillo y Morena López
1984: 107-108). Por similares fechas, Juan Bernier Lu-
que (el famoso poeta, miembro del grupo Cántico) tuvo
acceso a una transcripción, que le sirvió para publicar
el epígrafe en el tomo II de la obra colectiva Catálogo
artístico y monumental de la provincia de Córdoba
(Ortiz Juárez et al. 1983: 157). También se proporcionó
una transcripción a los profesores Rodríguez Neila y
Santero Santurino, quienes, sin poder examinar la ins-
cripción original ni una foto, publicaron una completa
edición con estudio de la tabula (1982). Posteriormente,
la tabla estuvo desaparecida durante décadas, por razo-
nes y circunstancias que se nos escapan, pero reapareció
ya en el siglo XXI, y actualmente se custodia y exhibe en
el Museo Histórico Municipal de Cañete de las Torres.
La tabla es de bronce y mide 58 centímetros de alto
por 29 de ancho. Tiene forma cuadrangular, pero está
coronada por un frontón triangular. Su estado de conser-
vación es bastante bueno, y es fácil la lectura del texto
latino. Hay dos raspaduras que borran parcialmente
algunas letras: MMIO de NVMMIO en la línea 2; y COS
en la línea 3. A continuación, transcribimos dicho texto
paleográficamente. En una segunda transcripción, edi-
tamos el texto latino, resolviendo las abreviaturas entre
paréntesis y restituyendo las lagunas mediante corchetes
cuadrados. En tercer lugar, ofrecemos una traducción
al español.

Q·MARCIO·BARIA
T·RVSTIO·NV[----]
GALLO COS
SENATVS·POPVLVSQVE·BAXONENSIS
5 HOSPITIVM·FECIT·CVM·COLONIS·CO
LONIAE·CLARITATIS·IVLIAE·IPSIS·LI
BERIS·POSTERISQVE·SVIS
EGERVNT·LEG
M·FABIVS·Q·F·RVFVS
C·TERENTIVS·P·F·MACER
Q(uincto) Marcio Barea, / T(ito) Rustio Nu[mmio]
/ Gallo co(n)s(ulibus), / senatus populusque Ba-
xonensis / hospitium fecit cum colonis co/loniae
Claritatis Iuliae ipsis, li/beris posterisque suis.
/ Egerunt leg(ati) / M(arcus) Fabius, Q(uincti)
f(ilius), Rufus, / G(aius) Terentius, P(ublii)
f(ilius), Macer.
Siendo cónsules Quinto Marcio Barea y Tito Rustio
Numio Galo, el senado y el pueblo de Baxo estable-
ció un acuerdo de hospitalidad con los habitantes
mismos de la colonia Claritas Iulia, con sus hijos
y con sus descendientes. Lo formalizaron como
legados Marco Fabio Rufo, hijo de Quinto, y Gayo
Terencio Macer, hijo de Publio.
A continuación, presentaremos unas notas mínimas
de interpretación y explicación. El sistema de datación
de los documentos oficiales en Roma era mediante la
mención de los cónsules del respectivo año. Como es
sabido, los cónsules eran los magistrados que detentaban
el mayor poder ejecutivo: equivalían, pues, al presidente
del gobierno actual. El consulado era colegiado, como
casi todas las magistraturas en Roma, lo que significa
que el poder era compartido entre dos magistrados. La
duración del mandato era de un año. En el período del
Principado se estableció la costumbre de que los dos cón-
Figura 2. Tabula hospitalis entre Colonia Claritas Iulia
y Baxo.
sules ordinarios desempeñaban sus funciones durante
la primera mitad del año, mientras que para el segundo
semestre se escogían unos cónsules sustitutos, llamados
consules suffecti. Pues bien, tenemos constancia por
algunos Fasti (calendarios) romanos de que Quinto
Marcio Barea y Tito Rustio Numio Galo fueron cónsules
“sufectos” en la segunda mitad del año 34 d.C.
El epígrafe menciona, a continuación, la población
que ha promovido el pacto de hospitalidad con la colonia
Claritas Iulia: la ciudad de Baxo. A fecha de hoy, no se
ha podido identificar con seguridad esta localidad. El
nombre de Baxo no aparece ni en las fuentes literarias
ni en los itinerarios romanos disponibles. Rodríguez
Neila y Santero Santurino (1982: 112-120) propusieron
que Baxo equivaldría a la actual Cañete de las Torres
(dentro del conventus cordubensis). Pero otros es-
tudiosos afirman que no disponemos de evidencia para
esta identificación (Puerta y Stylow 1985, Luque Pompas
2006). Sobre el estatuto jurídico de esta localidad, los
estudiosos muestran más acuerdo en que no sería ni el
de municipium ni el de colonia, pues, en tal caso, se
mencionaría en la inscripción. Probablemente en esta
época se trataría de una civitas stipendiaria (población
de categoría menor, sometida a tributo), aunque parece
probable que, durante las reformas municipales de los
emperadores flavios (ya en la década de los 80 del siglo
I d. C.), la ciudad acabara por adquirir el estatuto de
municipium.

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 Después se menciona el meollo de la cuestión: el
establecimiento de un acuerdo de hospitalidad (hos-
pitium fecit). Se precisa que este pacto tiene efecto
inmediato, ya que se aplica a los “habitantes mismos”
(colonis… ipsis) de la ciudad Claritas Iulia, pero que
sus efectos se extienden a generaciones futuras (liberis
posterisque suis).
Por último, este pacto es formalizado por medio
de unos legados o enviados (legati) que proceden de
la ciudad peticionaria (en este caso, Baxo) y que se
personan en la ciudad con la que se acuerda el pacto
de hospitalidad (en este caso, Claritas Iulia). Estos
legados de Baxo debieron ser hombres de clase social
elevada, probablemente decuriones (es decir, miembros
de la curia o consejo local). Adviértase que se escribe
el nombre completo romano, con tres nombres (tria
nomina) para cada uno de ellos: praenomen, nomen
y cognomen. Además, se añade la filiación (“hijo de…”).
Esto demuestra que estos legados de Baxo eran ciudada-
nos romanos, con independencia de que la mayor parte
de la población de Baxo no disfrutara de la ciudadanía.
En el siguiente cuadro se muestra la construcción de
sus nombres:
Praenomen Nomen Cognomen Filiación
Marcus Fabius Rufus Quincti filius
Gaius Terentius Macer Gallus Publii filius
Como detalle curioso, conviene recordar que el
praenomen romano era Gaius (no Caius), aunque en
los textos epigráficos este praenomen se indicara, por
arcaísmo gráfico, mediante la inicial C. No obstante, en
la resolución de dicha inicial lo correcto es transcribir
G(aius) y no C(aius), y, por tanto, el nombre debe ser
traducido al español como “Gayo” y no “Cayo”. El famoso
dictador romano que fue asesinado en los Idus de Marzo
del año 44 a. C. se llamaba Gaius Iulius Caesar (Gayo
Julio César, no Cayo Julio César).
3. LA TABULA HOSPITII ENTRE LA COLONIA
CLARITAS IULIA (ESPEJO) E IPTUCI (PRADO
DEL REY)
Esta inscripción está grabada también en una plancha
de bronce (Figura 3). A diferencia de la de Baxo, está
bastante mutilada, por lo que, en su estado actual, pre-
senta una forma irregular de trapezoide. Actualmente se
conserva y custodia en el Museo de Cádiz. Fue hallada
en 1950 en la Cabeza de Hortales, un cerro amesetado,
distante unos cinco kilómetros de Prado del Rey (Cádiz).
En la Cabeza de Hortales se ha excavado un asentamiento
urbano que ha sido identificado con la población ibero-
romana de Iptuci (o Iptucci).
La tabla recoge el acuerdo de hospitalidad establecido
entre los habitantes de Iptuci y la colonia Claritas Iulia.
El texto está mutilado, especialmente en la primera línea,
donde se citaban los cónsules que servían para fechar el
acuerdo, así como en el lado derecho.
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[----]IO ME[-----------] L·FV[-]CINIO·TRIONE·C
SENATVS·POPVLVSQVE·IPTVCCITANORVM
FECIT·CVM·COLONIS·COLONIAE·CLARITA
VCVBI·LIBERIS·POSTERISQVE·EORVM·S
5 POSTERISQVE·SVIS
EGERVNT
C·TREBECIVS LVCA
C·ATTIVS SEVE
L·CATINIVS OPT
Publ]io Me[mmio Regulo], L(ucio) Fu[l]cinio
Trione c[o(n)s(ulibus)], / senatus populusque
Iptuccitanorum [hospitium] / fecit cum colonis
coloniae Clarita[tis Iuliae] / Ucubi, liberis poste-
risque eorum, s[ibi liberis] / posterisque suis. /
Egerunt / G(aius) Trebecius Luca[nus], / G(aius)
Attius Seve[rus], / L(ucius) Catinius Opt[atus].
Siendo cónsules Publio Memio Régulo y Lucio
Fulcinio Trión, el senado y pueblo de los iptucita-
nos estableció un acuerdo de hospitalidad con los
habitantes de la colonia Claritas Iulia – Ucubi, con
los hijos y descendientes de ellos, con sus hijos y
sus descendientes. Lo formalizaron Gayo Trebecio
Lucano, Gayo Atio Severo y Lucio Catinio Optato.
Figura 3. Tabula hospitalis entre Colonia Claritas Iulia
e Iptuci.
Añadimos en este caso también algunas notas expli-
cativas. La datación de la tabla es segura por la mención
de dos cónsules suffecti, que ocuparon su cargo en Roma
durante los últimos meses del año 31 d. C.: Lucius Ful-
cinius Trio y Publius Memmius Regulus.
Por su parte, la ciudad ibero-romana de Iptuci perte-
necía al conventus gaditanus. Por las fechas de la tabla
(31 d. C.) era una ciudad estipendiaria de Roma, según ha
estudiado el profesor Caballos Rufino (1981: 44), aunque
llegaría a ser municipium bajo Vespasiano. Esta ciudad
explotó unas salinas que se nutrían de un manantial de
aguas salobres. Es mencionada por Plinio (Nat. 3.15).
Acuñó moneda propia en el siglo I a. C. y alcanzó un
gran florecimiento durante el siglo II d. C. Todos estos
detalles son expuestos por el profesor Caballos Rufino en
un completo artículo de 1981, que estudia la trayectoria
de esta población durante la antigüedad.
 Es de destacar que la ciudad antecesora de Espejo
aparece aquí nombrada con la doble nomenclatura, por
un lado romana y por otro lado ibera: Colonia Claritas
Iulia (nombre y estatuto legal otorgados por Julio César
en el año 45 a. C.) y Vcubi (nombre ibero original).
A continuación, se subraya la perdurabilidad del pacto
de hospitalidad, que se transmitirá de generación en
generación, cuando se mencionan un mínimo de cinco
generaciones distintas: los habitantes actuales (colonis),
sus hijos (liberis), los descendientes de estos hijos
(posterisque eorum), más los hijos siguientes (liberis)
y sus descendientes (posterisque suis).
Finalmente, se mencionan los legados que, proce-
dentes de Iptuci, formalizaron en Ucubi el pacto de
hospitalidad. En este caso, se cita a tres hombres, de
nuevo por sus tres nombres romanos (tria nomina),
lo que demuestra que eran ciudadanos romanos: Gaius
Trebecius Lucanus, Gaius Attius Severus y Lucius
Catinius Optatus. Debían de pertenecer a la élite social
y política de Iptuci, ya que probablemente eran decurio-
nes (miembros de la curia local).
4. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS DE DI-
NAMIZACIÓN CULTURAL
Es importante recordar que la ciudad antecesora de
Espejo, llamada con el nombre ibero de Vcubi y con el
nombre latino de Colonia Claritas Iulia, conoció un
alto grado de desarrollo económico, social y político
en los siglos I y II d. C. Así se explica que dos ciudades
de la Bética de rango menor, Iptuci y Baxo, solicitaran
acuerdos de hospitalidad con Ucubi en la década de los
30 del siglo I d. C. Resulta absolutamente excepcional
y significativo que, en un corto período de tres años, la
ciudad de Ucubi recibiera las solicitudes de amistad de
dos pueblos. Afortunadamente, se han conservado las
dos tablas de bronce que dan fe de esos lazos de hospi-
talidad: la tabula de Baxo, conservada en el Museo de
Cañete de las Torres; y la de Iptuci, conservada en el
Museo de Cádiz.
A partir de la existencia de ese patrimonio histórico
que, básicamente, pertenece a Espejo, con independen-
cia de que las tabulae se custodien en otros lugares, es
posible proponer algunas iniciativas de dinamización cul-
tural. Para empezar, convendría encargar a una empresa
especializada en reproducciones arqueológicas sendas
réplicas, a tamaño natural, de las dos tablas. Estas dos
réplicas deberían exhibirse en dependencias municipales
de Espejo, a la espera del deseable establecimiento de
un Museo municipal, de carácter histórico.
Una segunda propuesta sería reestablecer el antiguo
acuerdo romano de hospitalidad, al que hoy llamaríamos
de “hermanamiento”, con las localidades de Prado del
Rey (Cádiz) y Cañete de las Torres (Córdoba).
A su vez, este hermanamiento a tres bandas podría
estar en la base de la tercera propuesta: la organización
de un congreso sobre la institución de la hospitalidad
en el mundo antiguo y sobre su proyección en el mundo
moderno. Este encuentro, aunque de carácter científico,
podría y debería alcanzar transferencia a la sociedad
y entre el público general, teniendo en cuenta que la
hospitalidad antigua, en su doble modalidad de privada
y de pública, está en el origen de varias instituciones y
actitudes modernas, desde la diplomacia internacional
hasta la integración multinacional, desde la atención a
los emigrantes al “hermanamiento” de ciudades.
De manera similar a cómo la figura del emperador
Marco Aurelio ha servido de motivo para la organiza-
ción de dos congresos en Espejo (en 2016 y 2018), las
dos tabulae de hospitalidad constituyen un patrimonio
histórico excepcional que no debe relegarse al olvido.
Como dijimos en la introducción del libro que recogía
las ponencias del primer congreso sobre Marco Aurelio
(2016): “Reivindicar, estudiar y difundir ese legado es
también una vía para poner en valor nuestro patrimonio
material e inmaterial, con las ventajas turísticas, econó-
micas y culturales que de ello pueden derivar” (Laguna
Mariscal y Monterroso Peña 2018: 11-12).
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