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La tasa de inflación recoge las variaciones que experimentan los precios en un periodo
determinado, en un lugar determinado. A los incrementos generalizados en los precios
de los bienes y los servicios se le denomina inflación, por lo que su tasa determina
cuan elevada es esta inflación.
Calcular la tasa de inflación en un lugar nos puede proporcionar información muy útil
para aplicar determinadas políticas económicas.
En este sentido, medir la evolución del IPC nos permite, en primer lugar, medir nuestro
poder adquisitivo. De esta forma, sabiendo la evolución de los precios, así como la de
los salarios, y contrastando, podemos conocer si los ciudadanos han ganado o perdido
poder adquisitivo. Esto se produce al contrastar el incremento en los precios, así como
el consecuente incremento en los salarios.
A su vez, la tasa de inflación también nos permite valorar los efectos de una
determinada política monetaria, así como si la intención de dicha política es efectiva o
no en la economía.
Así, entre otras cosas, medir la tasa de inflación es un ejercicio de vital importancia
para la gestión económica de un territorio.
Tipos de inflación
Los precios garantizan que los recursos se repartan de manera eficiente para alcanzar
un equilibrio de mercado y así, los recursos se pueden asignar de manera
eficiente. No obstante, lo más común es que los precios aumenten, provocando lo que
se conoce como inflación.
Al hablar de alza los precios se suele usar una cierta terminología para describir las
diferentes formas de aumento en los precios. Este aumento puede ser de varios tipos;
negativo o positivo, puede incluir todos los precios o solo algunos, puede ser
galopante o moderada. A continuación vamos a ver las diferentes formas de llamar la
inflación.