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MITOS Y LEYENDAS DE LA MAS.’.

GENERALIDADES

M.’. SARA SCHAERER

A.’.L.’.G.’.D.’.G.’.A.’.D.’.U.’.

Valle de Montevideo, febrero de 2017 E.’.V.’.


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Desde tiempos muy remotos, la Mas.’. ha transmitido sus misterios seculares a través de innu-
merables ficciones alegóricas. Mitos y leyendas cuasi históricas eslabonando el significado de
los SSimb.’. buscando el origen de la Or.’. y su comprensión.

Esta síntesis ensaya un encadenamiento coherente del significado de SSimb.’. y alegorías y sus
afinidades. Está hecha con la intención de que las HH.’. persigan el Hilo de Ariadna hasta en-
contrar lo que buscan. Y abarca solo algunos Mitos y Leyendas porque de ninguna manera pode-
mos abarcar todos los que recoge la Mas.’.

Haciendo un cuadro esquemático, tendríamos que recorrer desde los misterios persas e hin-
dúes, con Zoroastro y Brahama, los misterios egipcios, especialmente los de Isis, los griegos
con Eleusis, Orfeo y Pitágoras, los judaicos, con Salomón y los esenios, los druidas, los del cris-
tianismo, los misterios francos y sus órdenes de caballería y los Templarios, para terminar en
las corporaciones británicas del siglo XVII.

Existen entre ellas múltiples similitudes, porque las leyendas fueron sucediéndose por edades
y pueblos, con modificaciones pero con equivalente sentido filosófico y rituales parecidos.

Se vuelve a los orígenes, donde el Hombre, representando al hijo, es engendrado por el Padre
Sol y la Gran Madre (La Tierra)

La Mas.’. recibió y ordenó esas fuentes iniciáticas y sus contenidos, reuniéndolas a partir de la
Constitución de Anderson y posteriores agregados, en lo que conocemos hoy como el Rito Esco-
cés Antiguo y Aceptado y sus 33 grados.

De las Gildas o Log.’. de la Edad Media, es decir de la Mas.’. Operativa, hemos recibido los
SSimb.’. de los instrumentos de construcción y el secreto de nuestro arte. Ellos guardaban el
secreto del arte gótico, sin pretensiones simbólicas ni filosóficas. Pero se mezclan y se fusio-
nan, ya en el siglo XVI, con cofradías o sociedades de varios ritos, practicantes de las antiguas
escuelas filosóficas de Siria, Egipto, Arabia, Persia, Israel y recorren el continente llevando la
civilización occidental de un lado a otro y fusionándola con las ideas orientales.

Así nace la Mas.’. Especulativa, regulada por la Gran Log.’. de Inglaterra en 1717, complementa-
da después con aportes de Francia y Alemania y nuevos grados, con una serie continuada de ini-
ciaciones donde cada Iniciación evoca una religión, una escuela, una filosofía, exponiendo las
doctrinas judaicas, la Cábala, los misterios eleusinos, los Rosacruces.

Las características del Templo nos recuerda que partimos de la leyenda bíblica, del libro de los
Reyes, con su bóveda, CCol.’., ara, baldosas, recreando los trabajos de Hiram, enviado por Tiro
a pedido del rey Salomón, para su construcción.

Nuestros trabajos se abren simbólicamente a mediodía. ¿Por qué? Porque según la leyenda Per-
sa, Zoroastro recibía a sus discípulos a esa hora y los despedía a medianoche, después del ban-
quete fraternal. (1) O sea que los trabajos se abren según los misterios persas cuando el hom-
bre alcanza la mitad de su vida.

Y ya nombramos dos pueblos, dos edades, dos leyendas. Salomón y Zoroastro.


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El mito más hermoso y completo que recoge la Mas.’. es el de Hiram, de origen muy remoto, con
sus trabajos, muerte y resurrección. Es el elemento dramático más repetido en diferentes
pueblos: La muerte, seguida de la resurrección. Hiram es Osiris en Egipto, Démeter en Grecia,
Saturno en Roma. Jesucristo es otra variante que a su vez se confunde con el mito solar y con
los tormentos de Prometeo.

El Hiram de la Mas.’. encierra a su vez otros mitos, como el de la palabra misteriosa, ya que la
divinidad judía es innombrable, porque es sagrada. ¿Y cómo nombrar lo que se desconoce?
Y el misterio empieza con la Iniciación. “Morir es ser iniciado”, decía Plutarco, lo que podría
transformarse en la expresión “Ser iniciado es morir para renacer”.

En la pirámide de Keops, cerca de la Esfinge y su vigilante actitud y en los templos de Tebas y


Menfis, seis mil años antes de nuestra era, tenían lugar las iniciaciones en los misterios de Isis
y Osiris. (2) Por la puerta disimulada entre las garras de la esfinge, el neófito era recibido y
conducido por largos corredores que comunicaban con la pirámide. A la entrada, se leía la si-
guiente inscripción: “Cualquiera que haga este camino solo, y sin mirar atrás, será purificado
por el fuego, el agua y el aire, y si puede vencer el temor de la muerte, saldrá del seno de la
tierra y recibirá la luz, teniendo derecho a preparar su alma para la revelación de los misterios
de la gran diosa Isis”.

Conocemos las alternativas de las pruebas, que por su realismo sobrecogían al neófito, pero al
jurar no revelar los Misterios, poco se sabe sobre ellos. No ponían en peligro su vida, pero sí
aterraban al punto de renunciar. Esta leyenda es la que reproduce la Mas.’. en la iniciación.

El Faraón Amenophis IV y su esposa Nefertitis implantan el culto solar bajo el nombre de


Amon-Ra, el Faraón es el Gran Sacerdote del nuevo culto monoteísta. El sol es el supremo crea-
dor, el hacedor, es el Gran Arquitecto. Esto influirá después en Moisés, iniciado en la Gran Pi-
rámide, y el culto judío.

Los misterios de Isis sobreviven en Grecia a través de Orfeo y de Pitágoras, enseñaban una
moral superior para engrandecer al hombre y que tomara conciencia de sus deberes. Orfeo,
utilizando los acordes de su lira y el sonido de su voz, detenía el curso de ríos, alborotaba ár-
boles, movía rocas, suavizaba a los animales fieros: todos colaboraban con su obra, emprendida
para el bien de los hombres y de la naturaleza.

Pitágoras concedía a los números esencia simbólica y mística. El Uno y el Todo eran el origen de
todas las cosas. Esculpió en el Templo de Delfos la máxima que la Francmasonería hizo suya,
como lo hizo Sócrates: “Conócete a ti mismo y conocerás el Universo y los Dioses”. Pitágoras
exigía a sus alumnos una rigurosa iniciación que empezaba con un largo silencio (Aprendiz) y se-
guía con la purificación para llegar a la perfección. (Maestro)

Fue iniciado en la pirámide egipcia, tétrada sagrada de cuatro caras, tres laterales y una basal,
que es la imagen del ser humano con sus tres caras: Cuerpo, corazón y espíritu. El mandil trian-
gular que utilizaban los egipcios era una expresión simbólica. El legendario No. 3, el triángulo
masónico, las tres luces, tres pasos, tres golpes y sus múltiplos, la trinidad en todas sus formas
y expresiones.
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Tomando los mitos persas y egipcios, los Misterios griegos traducen a la vez el mito solar y el
ciclo de nacimiento, muerte y resurrección, como en la leyenda de Perséfone o en los de Eleu-
sis. Se trata de acercar al hombre a los dioses, de entregarlo al Universo, no ya para el bien in-
dividual, sino para el bien de todos los hombres.

Pasan siglos y Moisés, iniciado en los misterios egipcios, recibe la palabra de Jahveh, la palabra
misteriosa que no puede revelar. Un pueblo entero mantiene en riguroso secreto esa palabra de
Dios, que por ser Dios es innombrable. Salomón está destinado a construir el T.’. en cuya arca
se encerrará la palabra, un tetragrama grabado en piedra. El Maestro que dirigirá las obras se-
rá Hiram, enviado por el Rey de Tiro, el Hijo de una Viuda de la tribu de Neftalí, según el Cap.
VII del Libro I de los Reyes.

Todo se transmite a través de los tiempos y de los pueblos. Hiram, Osiris, Orfeo, Dionisio o
Baco en Roma, Jesús en Israel. Se va modificando la leyenda pero sin perder su profundo sen-
tido filosófico que sigue siendo el mismo. La exaltación del espíritu, reconocer lo impenetrable,
la palabra sagrada y misteriosa, que es para la masonería el tetragrama G.’.A.’.D.’.U.’., de esen-
cia inaccesible y de interpretación individual, los Mitos coinciden y se unifican.

Cinco siglos transcurren desde que el rey persa Ciro permite el regreso del pueblo judío a Pa-
lestina desde su cautividad en Babilonia, con todas las leyendas de su religión y los misterios
recogidos de persas, egipcios y griegos, celosamente guardados por los esenios, en cuya secta
se enciende Jesús, cuya leyenda se abre al Occidente con su hálito fraternal, el Jesús de los
pobres, de los perseguidos, de los que sufren, de los esclavizados, el Jesús de todos los pue-
blos. Y empieza la llamada era cristiana.

En el Siglo XI y como en un complicado tejido, las leyendas se entrecruzan: Osiris, Perséfone,


Salomón, Moisés, Hiram, Jesús. El Santo Sepulcro queda en manos del Islam y desaparece el
Santo Grial, el vaso de la última cena en que Jesús reparte el vino, su sangre, entre los apósto-
les y que con tanto afán buscarían los 12 Caballeros de Arturo.

Las órdenes caballerescas florecen en nombre de la cruz cristiana y se lanzan al rescate del
sepulcro donde se encierra la palabra misteriosa. Y nacen viejas-nuevas leyendas. A Jerusalén
llegan desde Francia nueve caballeros en tiempos del rey Balduino II. Se hospedan en el pala-
cio real, al lado del T.’. reconstruido y vigilando el Santo Sepulcro. Nueve luces, las espadas, las
bóvedas de acero, la proclamación.

Este es uno de los Mitos que recoge el Escocismo. Nueve caballeros llamados “Del Templo”
porque solo salían del palacio para acudir al Templo. Nueve años después retornan a Francia
con cuantiosos bienes, fundan la orden hermética de los Templarios y construyen catedrales en
un nuevo estilo, el gótico, arte que conservarían en secreto pequeñas corporaciones de albañi-
les o constructores llamadas logias masónicas o gildas, descendientes directos de los Colegios
de Constructores Romanos (3), responsables de los palacios, veredas y acueductos que aún hoy
se mantienen en perfecto estado.

Esta leyenda está rodeada de un gran enigma. ¿De dónde salieron sus riquezas? ¿Habrían en-
contrado el Arca Sagrada que encierra la palabra o el Santo Grial? Todo permanece en secreto
por cuanto uno de los votos de los Templarios era justamente el secreto. Entre ellos se decían
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hermanos y su jefe se llamaba Gran Maestro. Respetaban la religión cristiana pero conservaban
su autonomía y sobre todo, ritos sufíes (4) que los hacen caer en desgracia por herejía.

El rey Felipe IV de Francia aprovecha la excomunión que lanza el Papa Clemente V. Los Templa-
rios son presos, torturados, muertos, perseguidos. Algunos logran huir y se refugian en Ingla-
terra, donde se nutren de los misterios druídicos y se unen en nuevas corporaciones de HH.’.
que ya no son logias operativas, sino especulativas o filosóficas.

Y otra vez las leyendas se diversifican: Los Sabeos (5), la búsqueda del Arca de la Alianza, la
búsqueda del Grial.

Se ha creado el puente entre las filosofías de Occidente y las leyendas de Oriente. Y sobre
ese puente se levanta la Mas.’., que sigue enriqueciéndose con nuevas pensamientos. Cristian de
Rosencreutz, siglo XV, alquimista alemán, hace surgir a los rosacruces que se confunden con la
de los gnósticos, ya recogida por Dante en la descripción del Paraíso: una cruz con la rosa cán-
dida en la intersección de los brazos (6). Goethe, H.’. Masón, en su enigmático Fausto recoge
algunas de estas leyendas. Fausto nace muere y renace, es Prometeo, es Job, es Cristo. El bien
y el mal, las baldosas blancas y negras, luz y tinieblas. Hiram otra vez.

Señalamos Hiram otra vez, porque Israel, Babilonia y Tiro se unifican en la leyenda bíblica: el
bien y el mal son la médula de un mito eterno en la tradición de la humanidad. Cuando hace tres
mil años, los persas crearon a Ormuz en lucha con Arimán, los egipcios lo recogen con los nom-
bres de Osiris y Set, y en la India es Mitra, mediando entre Dios y los hombres para salvar a
los que llama HH.’.. Los griegos los transmutan en Perséfone y Hades hace dos mil quinientos
años y los romanos en Proserpina y Plutón, para confluir en Dios y Satán entre los hebreos o
entre los cristianos en el árbol de la ciencia del bien y del mal.

Es siempre la misma leyenda fundamental con decenas de nombres y formas: es el Bien y el


Mal, la Luz y las Tinieblas, Lux et Tenebris de los maniqueos del siglo III.

Es Orfeo redivivo enlutando la Naturaleza, sollozando por Eurídice; es Orfeo despedazado en


la noche durante el invierno renaciendo en la primavera en el mundo de la Luz: nacimiento,
muerte y resurrección.

Es el ave Fenix.

Son Misterios que envuelven a los seres humanos pretendiendo traducir el infinito, ultratumba,
la creación del Universo y de la vida. El hombre universal ingresando en el Gran Templo de la
Humanidad que es la Masonería, buscando la verdad, es el permanente Iniciado entregado a la
fraternidad, que es amor, libertad, justicia.

Y que, al decir de Romain Rolland deja que “cada cual camine por sus propios medios”, transi-
tando el camino que le corresponde, e inculcándole sabio respeto por el prójimo.

Las leyendas y mitos que se recogen en los rituales fueron creadas por los pueblos y los siglos.
No son ceremonias frías y sin contenido, son la sangre que nos identifica para sostener y pro-
pagar nuestro el ideario. Los heredamos de las grandes almas de siglos pasados quienes nos de-
jaron este bagaje que, legendarios o reales, cada H.’. traduce en lo íntimo de su ser.
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Ese misterioso símbolo por cuya gloria trabajamos que el G.’.A.’.D.’.U.’.. Ese G.’.A.’. creador de
todo, sin imagen, sin dogma, es el mismo Universo, donde en un minúsculo punto de una galaxia,
nosotras, las HH.’. mortales viajamos por este Oriente para combatir por el bien, batallando
por la Luz Universal.

Ha sido mi palabra.

M.’. Sara Schaerer

REFERENCIAS

1 - ZOROASTRISMO:

Zaratustra, conocido por su nombre en griego, Zoroastro, nace en el siglo VI a.C., fue iniciado en la fe Maz-
deista, en su juventud se retiró de su tierra y permaneció alejado diez años para meditar y estar en comunión
con Dios. En ese período las Gathas fueron reveladas por Dios en su conciencia. Las Gathas fueron los escri -
tos más antiguos con los que se configuró el “Zen Avesta” o “Libro de la Verdad”.
Algunas interpretaciones sostienen que los “magos” que adoraron a Jesús cuando nació, eran sacerdotes Zo-
rastrianos, y que Zoroastro podría ser el Melquisedec bíblico que fue maestro de Abraham.
La primera enseñanza de Zoroastro es que hay un único Ser Supremo. A esa única realidad se le nombra
“Ahura Mazda”. “Ahura” significa el creador de la vida y “Mazda” el creador de la materia.
Se venera al Creador único de la materia representado en el fuego sagrado.
El símbolo del fuego sagrado refiere a la chispa divina o el fuego interno del hombre, y en los templos Zo-
roastrianos el fuego se mantiene ardiendo constantemente. El más antiguo de ellos está situado en Udvada,
cerca de Bombay. Fue establecido en el año 721 y arde desde entonces.

“Un día Zoroastro le dijo al Príncipe de Irán “Ve, enciende la llama de esa lámpara”. La lámpara no pudo
ser encendida porque la mecha estaba mojada. Entonces Zoroastro explicó: “Tu mente está tan empapada
de deseos que no puede recibir la sabiduría que necesita; sécala al sol del desapego. Deja de satisfacer los
sentidos y de alimentar los deseos que te persiguen”.

2 - INICIACIÓN EGIPCIA (La morada del resplandor – Daniel Meurois – Pag. 48)

“El sacerdote puso en mis manos una trenza hecha con espigas de trigo. Caminamos durante largo rato por lo
que parecía un laberinto de pasillos que se hundían más y más en el suelo… Llegamos a la entrada de una es-
tancia muy pequeña de forma cuadrada y con un techo extraordinariamente alto… Ocupaba su centro un hue-
co rectangular abierto en el suelo del tamaño de un hombre…Las volutas de incienso color gris se escapaban
de él y hacían el aire irrespirable… Me pidieron que me desvistiera… Me trazó un signo extraño a la altura de
mi corazón. Me tendió un brebaje de color rubí – Bebe y estírate en esa barca, es SU voluntad.- Bebí de un
trago el brebaje terriblemente amargo y me estiré en el hueco del suelo… Sentí una lucidez hasta entonces
desconocida para mí. No tuve
tiempo de reaccionar y rebelarme, El ruido sordo de la piedra que ponían sobre mi tumba vino a aplastarse so-
bre todo mi ser. Un pánico indecible se apoderó de mí. No a causa de la negrura pegajosa en la que me sumer-
gían brutalmente… sino porque me sentía en la repentina imposibilidad de hacer el más mínimo gesto. Tenía
los miembros paralizados, rígidos y helados como el mármol… Tal vez di alaridos. Ya no sé… recuerdo tan
solo que mi respiración, al principio jadeante, pronto se volvió casi inexistente, para detenerse
totalmente….Todo moría en mí… Todo moría salvo mi conciencia… crecía, se inflaba, se expandía sin fin…

3 - LOS COLEGIOS ROMANOS

Las tradiciones Judaicas y la corriente Pitagórica fueron asimiladas por los Colegios de Arquitectos asignados
a las Legiones Romanas que estuvieron acantonadas en el Medio Oriente. Estos Colegios fueron fundados por
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el Rey Numa Pompilio en el s. VII a.C, quien en su afán de acabar con los elementos rivales dentro del reino,
estableció una religión común y dividió a los ciudadanos en curias y tribus, lo mismo hizo con los artesanos a
quienes agrupó en corporaciones bajo el nombre de COLLEGIA O COLEGIOS (Collegia Artificum), a cada
colegio le fueron asignados los artesanos de una profesión particular, a la cabeza de ellos estaban l os
Colegios de Arquitectos (Collegia Fabrorum). El Rey Numa quien era un profundo conocedor de las leyes
divinas adaptó los ritos egipcios, griegos y Caldeos a la forma Romana de Dionisio o Baco, dándole a los
Colegios un culto y una organización que les eran propias. Estas asociaciones gozaban del derecho de
formarse sus reglamentos propios y de concluir contratos seculares y religiosos, disfrutaban la inmunidad de
las contribuciones, franquicia que se extendió durante la Edad Media dando origen a la denominación de
masones libres o francmasones. Se dedicaban a las construcciones de fortalezas, carreteras, acueductos,
templos y casas en todo el imperio.

La organización de los Colegios era muy similar a la de nuestras Logias: Tres Faciunt Collegium, Tres hacen
un Colegio, este era regido por un Magíster o Maestro, los oficiales inmediatos eran dos Decuriones o
Guardianes, análogos a los Vigilantes Masónicos pues cada Decurión presidía una sección del Colegio.
Habían otros oficiales tales como: Un Escriba o Secretario quien llevaba el registro de sus procedimientos, un
Thesaurensis o Tesorero quien tenía a su cargo el fondo de la comunidad, un Tabularios o Archivista, como
en estos colegios se combinaban la adoración religiosa con las labores del oficio en cada uno había un
Sacerdos o Sacerdote que dirigía las ceremonias religiosas. Otra analogía con la organización masónica era
que los miembros de un Colegio estaban divididos en Séniores o Superiores directores del oficio equivalente a
los Maestros, y en Jornaleros y Aprendices, análogos a los Compañeros y Aprendices Masones. En sus
archivos se ha encontrado que tenían ritos semi-religiosos adscribían interpretaciones simbólicas a sus
herramientas de trabajo, como la escuadra el compás, el nivel y la plomada.

Las colonizaciones Romanas fueron llevadas a cabo por las Legiones del ejercito, a cada Legión de agregaba
un Colegio, a la que acompañaba en sus campañas, cuando colonizaba permanecía en la colonia para sembrar
la semilla de la civilización romana, construyendo caminos, acueductos, cuarteles, casas y templos. Los
miembros de los Colegios trabajaban sus ritos y con el transcurrir del tiempo fueron iniciando a militares,
llegando a ser el teatro de todas las iniciaciones secretas y demás doctrinas secretas, mezclándose así sus ritos
con los hebreos de Palestina y ritos Mitraicos que los soldados de Tito y Vespaciano habían aprendido
mientras estuvieron acantonados en Persia. Por conducto de los Colegios es que la Masonería fue introducida
en Europa, al regreso de las Legiones a Roma. Luego de la caída de Imperio.

4 - SUFISMO:

El término sufismo se usa en Occidente para referirse a la espiritualidad islámica es decir, aquella faceta, co-
nocimientos, métodos, formas y ritos que, dentro del contexto del islam, se han dedicado a las cuestiones del
espíritu, la purificación del alma, a la metafísica, a la interpretación interior de los preceptos islámicos, a la re-
lación de Dios con el Cosmos y con uno mismo.
Mientras que la filosofía islámica se centró en objetivos parecidos desde el punto de vista de un conocimiento
especulativo y racional, el sufismo incide en la práctica y la experiencia intuitiva, para así conseguir un cono-
cimiento directo de las realidades espirituales a través del desvelamiento y la inspiración.
Quizás el maestro que más trascendencia ha tenido es el poeta y místico de origen
persa Yalal al-Din Rumi (1207-1273).
Él afirmaba que cada uno de nosotros es portador de una semilla de luz, que sucumbe si no
la llenamos con nosotros mismos, fue hallando dentro de sí una fuerza poseedora de una
energía secreta que, si se utilizaba de modo correcto podría expandirse hasta el infinito.

5 – LOS SABEOS:
Los sabeos eran un pueblo semítico que entraron a Arabia septentrional desde el norte, marcharon al sur y
fundaron el Reino de Saba, en territorio del actual Yemen. La civilización sabea comenzó entre los siglos
XII a. C. y X a. C. y sus gobernantes son mencionados en las crónicas asirias. Han dejado una gran cantidad
de inscripciones con el monumental alfabeto musnad (Abecedario árabe meridional) y documentos en escritu-
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ra zabur, que abarcan alrededor de 1300 años de historia y que terminaron con la extinción del reino en el si-
glo VI.
La Visita de la Reina de Saba a Salomón aparece en el Primer Libro de los Reyes 10:1:
El sabeísmo fue una antigua religión pre-islámica desaparecida, surgida en el Reino de Saba (actual Yemen),
en el sur de la península arábiga. Era una religión que rendía culto a los astros, especialmente al Sol y a
la Luna, aunque afirmaba adorar a un solo Dios denominado Alá Taala, asistido por siete ángeles que custo-
diaban el firmamento (los siete planetas clásicos), llamados al-Illat.
Sus profetas eran Sabi y Henoc. Los sabeos también aducían que su religión era la verdadera religión practi-
cada por Noé antes de que fuera alterada, y practicaban el bautismo. Según el filósofo judío Maimónides los
sabeos seguían a Hermes Trismegisto y su texto sagrado era el Corpus hermeticum identificando a Hermes
con el profeta islámico Idrís (el Henoc bíblico).
Los bahaístas afirman que esta era la religión de Abraham antes de su conversión al monoteísmo.

6 – LA CRUZ Y LA ROSA

Desde muy antiguo la Cruz es símbolo de la inmortalidad.


La Rosa simboliza el perfume de los Dioses.

La Cruz blanca más la Rosa significa Secretos de la Inmortalidad.

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