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Los pobladores Prehispánicos de diversas culturas lograron armonizar por

más de cinco mil años continuos el urbanismo, la arquitectura, el arte, el
ordenamiento territorial y comunitario, la gobernabilidad y el sistema de
desarrollo, dejando grandes enseñanzas para aquellos que hoy buscan
soluciones al problema urbano en el mundo.

Asuntos como la sostenibilidad, la conservación del medio ambiente, la

estrecha relación entre lo urbano y lo rural, la seguridad alimentaria, el
conocimiento y la construcción, basada en cálculos matemáticos y
conceptos arquitectónicos propios, fueron aplicados con eficiencia miles de
años antes que se diera el choque cultural conocido como ‘la conquista’.

Los incas cosechaban en las empinadas laderas y en los cursos de agua

intermitentes de los Andes. Cultivaron variedades resistentes de cultivos
como papas, quinua y maíz, que siguen siendo el pilar de su dieta. Muchas
leyendas, estudios y reliquias de la civilización Inca apuntan a su énfasis
en la naturaleza; era el objeto central no sólo de sus rituales y tradiciones,
sino también de su economía agrícola.

Los Incas tenían un gran conocimiento y respeto por su entorno, así como
una profunda conexión espiritual con la Pachamama (Madre Tierra). La
agricultura se convirtió en parte de la vida cotidiana, con artesanos,
pintores y pueblos enteros que a menudo dejaban de trabajar durante la
temporada de cosecha para tomarse un tiempo para ayudar.