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UNIVERSIDAD DE CUENCA

FACULTAD DE ARTES
CARRERA DE MÚSICA

HISTORIA DE LA MÚSICA DEL ECUADOR


DOCENTE: Mgst. Carlos Freire Soria, PhD
LA COLONIA

A finales del siglo XV, mientras en Europa finalizaba


la guerra entre árabes y españoles y Cristóbal Colon
abría nuevos horizontes con el descubrimiento de
América, en nuestro territorio se consolidaba la
dominación incásica por parte de los invasores
sureños sobre las diversas etnias de nuestro
territorio. Luego de la muerte de Huayna-capac,
nacido en la ciudad de Tomebamba (actual Cuenca),
que había dividido el territorio de su imperio entre
sus hijos Huáscar y Atahualpa, se produjo una
batalla fratricida, tratando de lograr el dominio total
del Incario; lo que facilitó la incursión de los
conquistadores españoles.
Con la llegada de los europeos a nuestro
territorio en el año 1.526 (cuando
Bartolomé Ruiz desembarcó en costas
ecuatorianas), se empieza a generar una
serie de fenómenos culturales, producto de
la mezcla de dos sistemas diferentes. En el
aspecto musical, los conquistadores habrían
causado estupor y admiración en nuestros
antepasados, con el sonar de “extraños”
instrumentos como cornetas, oboes y
timbales que traían consigo en su campaña
guerrera.
• La primera fundación española de Santiago de Quito, se
realizó el 28 de agosto de 1534; la posterior y definitiva,
como San Francisco de Quito, el 6 de diciembre del mismo
año. En la América española, la estructura administrativa de
mayor jerarquía fue el virreinato, el virrey representaba al
Monarca español. El virreinato de Perú fue creado en 1550.
En 1563 se creó la Real Audiencia de Quito, a esta unidad le
correspondía las funciones judiciales, la administración y
gobierno, además se encargaba del cobro de tributos,
ingresos municipales, control de las cuentas de la hacienda,
protección de los nativos, etc. La sociedad colonial, bajo la
perspectiva de sus relaciones socio económicas. El periodo
colonial puede ser estudiada en tres grandes períodos:
• El primer período va desde la conquista hasta
fines del siglo XVI, es una etapa de asentamiento e
inicial consolidación del régimen colonial español.
El segundo abarca el siglo XVII y las décadas
iniciales del siglo XVIII, la producción textil fue la
principal actividad económica. El último período
está caracterizado por la crisis, el agotamiento del
régimen colonial y la readecuación de las
relaciones sociales. Este período termina con la
independencia.
• Como referencia y paralelismo, en el ámbito
musical también señalaremos tres etapas: la
primera, termina con el fallecimiento del
maestro de capilla, Diego Lobato de Sosa
(1614); la segunda tiene como personaje
central a Santa Mariana de Jesús (1618–1645),
concluye con la expulsión de los jesuitas
(1767); la última etapa culmina con el cierre
del Aula de Música del fraile agustino Tomás
de Mideros y Miño (1810).
En 1550 llegó a Quito, proveniente de Lima, el Obispo Bachiller
Don Garcí Diez Arias, para fundar el Colegio de San Andrés, en el
convento de los franciscanos, de la ciudad de Quito.

En 1555, Fray Jodoco Rike y Fray Pedro Gosseal inician la


enseñanza de lectura, escritura y música, en dicho plantel, cuyo
principal objetivo era la formación en Artes y Oficios: “Además
de enseñar a los indios a leer y escribir, Fray Jodoco les enseñó a
tañer los instrumentos de música: de tecla y cuerda, y también
flautas, trompetas, cornetas, y la ciencia del órgano y el canto
Llano.
Con toda esta influencia foránea, nuestra música autóctona se
iba transformando. Los ritmos y melodías tradicionales sufrían
cambios y “arreglos” por parte de los músicos españoles y la
gran influencia de la música religiosa europea limitaba el
repertorio profano. Solamente en las comunidades alejadas de
los principales centros urbanos se conservaban casi intactas las
manifestaciones musicales tradicionales.
Los instrumentos musicales propios de nuestros indígenas como
rondadores, flautas, quipas, bocinas, pingullos, bombos, payas,
redoblantes, sonaban con menos frecuencia, en las ciudades, y los
sonidos extraños y novedosos de los instrumentos musicales de los
conquistadores iban ganando intérpretes en nuestro territorio. En la
parte norte de la Sierra se popularizaron el arpa, el bandolín y la
guitarra y en la zona central y austral el violín y la guitarra.
En la región costanera se dio la influencia de nueva cultura extranjera:
la africana, que produjo como resultado una música totalmente
diferente a las del resto de nuestro país, especialmente en lo que se
refiere a las formas musicales (torbellino, bomba, caderona) y a los
instrumentos utilizados como marimba, cununo, alfondoque, guasa,
etc. Esta influencia se limitó a determinadas zonas geográficas de
nuestro territorio: a la Provincia de Esmeraldas, en la costa y al Valle
del Chota (Provincia de Imbabura), en la sierra, específicamente. En
otras zonas de la Costa, sus habitantes conocidos como “montubios”
crearon una manifestación musical muy propia denominada
“amorfino”, compuesta por coplas, muchas veces improvisadas, que se
cantan con el acompañamiento de guitarra a bandolín, en forma de
contrapunto.
• Construcción de instrumentos musicales

La necesidad de abastecerse de los instrumentos necesarios


para el desarrollo de la actividad musical, especialmente
religiosa, obligó a los españoles a construirlos en nuestro
territorio, siendo los órganos “tubulares” de iglesia los de
mayor envergadura, similares a los traídos, con mucha
dificultad, de Europa. En 1638 produjo gran conmoción la
construcción de un órgano de 600 tubos por un fraile
franciscano del Convento de Quito, que gracias a la calidad de
los materiales y a la técnica empleada en la construcción fue
considerado como el mejor del Virreinato. En otras ciudades
del país se encuentran otros ejemplares de estos imponentes
órganos, como el de1 templo de Calpi, en la ciudad de
Riobamba, construido en 1816, o el de la Catedral Vieja de la
ciudad de Cuenca, fabricado por e1 Sr. Antonio Esteban
Cardoso en 1735. Instrumentos de cuerda como guitarras,
mandolinas y arpas también fueron enseñados a construir,
debido a la gran aceptación que tenían para la actividad
musical de aquellos tiempos.
Los Maestros de Capilla
La gran importancia que tenían los “Maestros de Capilla” en el
ambiente artístico capitalino debido a la sólida formación
musical que poseían y a sus estrechos vínculos con el clero, los
convirtieron en los más importantes personajes de la música de
esa época. Se destacaron entre ellos Diego Lobato, Joseph
Ortuño, Manuel Blasco, los caciques Pillajo, entre otros..
Con la influencia del estilo musical español, los ritmos y
melodías autóctonas se iban transformando, produciendo
formas musicales criollas que, en muchos casos, suplantarían a
los anteriores, como el sanjuanito, el albazo, el pasacalle, la
tonada, conservando sus características tradicionales el yaraví,
el yumbo y el danzante.
• A finales del siglo XVIII las formas musicales europeas como
minuet, vals, polka y mazurka, tuvieron gran acogida en
nuestro territorio, especialmente entre las clases sociales
elevadas.
• En 1797 se radicó en Cuenca el Dr. Antonio Soler, guitarrista
español de gran valía, quien formó una especie de academia
de música, en la que destacó Miguel Espinoza, quien
continuaría como su director.
• El Maestro de Capilla mestizo más importante del
Quito colonial fue Diego Lobato de Sosa Yarucpalla,
hijo del español Juan de Lobato y de una de las
esposas del Inca Atahualpa, doña Isabel Yarucpalla,
nativa del Cuzco. Estudió en el colegio San Andrés
donde “aprendió a cantar y a tocar el órgano con Fray
Jodoco Ricke, además estudio lógica filosófica y
teología, con los padres dominicos de Quito”. Por sus
estudios, Lobato es ordenado sacerdote y ocupa el
oficio de organista y maestro de capilla en la Catedral
de Quito, donde organizó el coro de criollos e indios e
inauguró los dos órganos de la catedral que fueron
donados por Lorenzo de Cepeda.
• Lobato de Sosa desempeñó gran parte de su
vida como organista principal de la Catedral de
Quito, “A la voz del padre Diego Lobato
acuden (los naturales) como si fuera la voz de
su propio emperador inga. Cuando predicaba
Diego Lobato, los indios dejaban a otros
predicadores, incluso a los recién llegados
padres de la Compañía, ellos (los indios) iban
con fervor a escuchar sus predicas”.
• “En l.595 realizó por encargo del Obispo de la
Peña una inspección a la región de los indios
Quixos situada en la salida hacia el oriente y
aunque su mayor empeño era arrancar a los
indios de sus antiguas costumbres de idolatría,
era tan amado por ellos que le llamaban
"padre" , lo que en este caso significaba
mucho más que el común apelativo que se les
da a los religiosos; mas, nada de esto le sirvió,
pues dada su condición de mestizo, finalmente
le fue negada la calidad de canónigo que
había solicitado y tanto merecía”
• Además Lobato fue autor de varios textos
históricos, uno de ellos Historia de los Incas y
“el jesuita Manuel Guzmán le tiene en su
"Gramática Quichua" editada en Quito en
l.920, como uno de los más antiguos
quichuistas ecuatorianos por sus predicaciones
en dicho idioma, que gozaron en su tiempo de
"alta fama”. Las obras musicales, al igual que
sus libros, desaparecieron. Se presume que
Lobato murió en 1610 en Quito.

• Dentro de la sociedad quiteña se vivía en
aquellos años una doble moralidad y
religiosidad, entre el dinero y la fe, los
burócratas españoles y el clero, la inmoralidad
publica y privada y precisamente la figura de
Mariana de Jesús Paredes y Flores se abre
paso con sus humildad, modestia, los
múltiples milagros que se le atribuye,
despertando la conciencia religiosa de Quito.
• Santa Mariana de Jesús nació en Quito, en
1618. A los cuatro años quedó huérfana de
padre y madre y pasó al cuidado de su
hermana mayor y de su cuñado. Desde muy
pequeñita demostró una gran inclinación
hacia la piedad y un enorme aprecio por la
pureza, la caridad hacia los pobres, el amor a
Dios, a rezar el rosario y a hacer el viacrucis.
Aprendió a leer, tocar instrumentos musicales
y cantar, todo para la alabanza a Dios.
• Llegó a manejar con destreza el ravel, la
guitarra y la vihuela, “Tenia una voz suavísima
y dulcísima, gracia no común en la ejecución y
una pasión dedicada por la música, no dejó
pasar un sólo día sin que consagre un rato a
este ejercicio. Más aún nunca abusó del
talento que Dios le había dado; de suerte que
la música era para ella un poderoso auxilio
para meditar y levantar su corazón a Dios”.
• A Mariana de Jesús se le atribuyen algunos
cantos de su autoría y que cantaban en honor
a Jesucristo y su pasión en la cruz.

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