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Este poema es una oración a la Virgen María en la que el autor no pide nada sino solo contemplar su belleza y pureza. Describe a María como la criatura perfecta tal como Dios la creó originalmente y como la madre de Jesucristo que trajo verdad, esperanza y salvación a la humanidad. El autor alaba a María por su existencia y pide que toda la creación la cante agradecida.
Este poema es una oración a la Virgen María en la que el autor no pide nada sino solo contemplar su belleza y pureza. Describe a María como la criatura perfecta tal como Dios la creó originalmente y como la madre de Jesucristo que trajo verdad, esperanza y salvación a la humanidad. El autor alaba a María por su existencia y pide que toda la creación la cante agradecida.
Este poema es una oración a la Virgen María en la que el autor no pide nada sino solo contemplar su belleza y pureza. Describe a María como la criatura perfecta tal como Dios la creó originalmente y como la madre de Jesucristo que trajo verdad, esperanza y salvación a la humanidad. El autor alaba a María por su existencia y pide que toda la creación la cante agradecida.
nada que solicitarte… Vengo solamente, oh María, para contemplarte…, contemplar tu rostro, dejar al corazón que cante en tu propio lenguaje…
Porque tú eres hermosa,
porque eres inmaculada, la mujer de la Gracia finalmente restaurada, la criatura en su primigenio honor y en su florecimiento definitivo, tal como salió de Dios en la mañana de su original esplendor.
Inefablemente intacta porque tú eres la Madre de Jesucristo, que es la verdad entre tus brazos, y la única esperanza y el único fruto.
Porque tú eres la mujer, el Edén
de la antigua ternura olvidada… ¡Que toda la creación te cante agradecida, Madre de Jesucristo, simplemente porque existes.