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Oración de San Bernardo.

Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han
acudido a tu protección, implorado tu asistencia y reclamado tu socorro, haya sido abandonado
de ti.

Animado con esta confianza, a ti también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y aunque
gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a presentarme delante de ti. No desprecies, oh
Madre del Verbo, mis humildes súplicas; antes bien, escúchalas y acógelas favorablemente.

Amén.

MARIA – José Ma. Rodríguez Olaizola SJ

Niña con el mundo en el alma.


Sutil, discreta, oyente,
capaz de correr riesgos.
Chiquilla de la espera,
que afronta la batalla
y vence al miedo.
Señora del Magnifícat,
que canta la grandeza
velada en lo pequeño.
Y ya muy pronto, Madre.
hogar de las primeras enseñanzas,
discípula del hijo hecho Maestro.
Valiente en la tormenta,
con él crucificada
abriéndote al Misterio.
Refugio de los pobres
que muestran, indefensos,
su desconsuelo
cuando duele la vida,
cuando falta el sustento.
Aún hoy sigues hablando,
atravesando el tiempo
mostrándonos la senda
que torna cada 'Hágase'
en un nuevo comienzo.
Señora del camino
Señora del Camino,
muéstrame la vía
para llegar al Padre
al lado de tu hijo.

Señora del Camino,


en mi oración te pido
que no me dejes nunca;
me siento como un niño.

Dame tu luz para avanzar


y en la noche oscura guíame.

Hazme transparente
como fue tu vientre
para dar a luz la vida.
Ponme con tu hijo,
Señora del Camino.
Luis Guillermo Sarasa, sj

Dios te salve, Reina


y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos
los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos;
y después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

¡Oh, clementísima, oh piadosa,


oh dulce Virgen María!

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.


Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Bendita sea tu Pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea,
en tan graciosa belleza.

A ti celestial Princesa
amada Virgen María,
te ofrezco en este dia
alma vida y corazón.

Mírame con compasión,


y no me dejes Madre mía.

Amén.

¡Oh Madre de misericordia!


Intercede ante Dios
y obténnos la gracia
de la reconciliación cristiana de los pueblos.
Obténnos las gracias
que en un instante puedan convertir los corazones humanos,
aquellas gracias que puedan preparar y asegurar la anhelada paz.
Reina de la Paz,
ruega por nosotros
y logra para el mundo
la paz en la verdad,
en la justicia,
en la caridad de Cristo.

S.S. Pio XII (1942)


Todos: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios,
no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos siempre de todos los peligros,
oh Virgen gloriosa y bendita.

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

Todos: Para que seamos dignos de alcanzar


las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Oración a Santa María


Santa María, Madre de Dios, consérvame un corazón de niño, puro y cristalino como una fuente. Dame
un corazón sencillo que no saboree las tristezas; un corazón grande para entregarse, tierno en la
compasión; un corazón fiel y generoso que no olvide ningún bien ni guarde rencor por ningún mal.
Fórmame un corazón manso y humilde, amante sin pedir retorno, gozoso al desaparecer en otro corazón
ante tu divino Hijo; un corazón grande e indomable que con ninguna ingratitud se cierre, que con ninguna
indiferencia se canse; un corazón atormentado por la gloria de Jesucristo, herido de su amor, con herida
que sólo se cure en el cielo.

Bendita sea tu pureza


y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.

A Ti, celestial Princesa,


Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.

Mírame con compasión,


no me dejes, Madre mía.

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