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CURSO: DER453-DERECHO AMBIENTAL E/E

Profesor: Carlos Libuy L.


Abogado
Magíster en Derecho Ambiental
Magíster en Derecho Administrativo

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Unidad I. Introducción al Derecho Ambiental. Historia y evolución. Perspectiva internacional y latinoamericana. Concepto y
características. Principios de derecho ambiental. Teoría del riesgo ambiental.
Unidad II. Derecho ambiental en el ordenamiento jurídico chileno. Marco constitucional:
El derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación. El recurso de protección ambiental. Marco legal. Concepto de medio
ambiente, contaminación, preservación y conservación.
Unidad III. Organización administrativa. Evolución legal. La organización administrativa ambiental: El Ministerio del medio ambiente.
El Consejo de ministros para la sustentabilidad. La Superintendencia de medio ambiente. El Servicio de evaluación de impacto
ambiental.
Unidad IV. Instrumentos de protección ambiental. La evaluación ambiental estratégica.
El Sistema de evaluación de impacto ambiental. Las normas de calidad ambiental. Las normas de emisión. Declaración de zona latente
y zona saturada. Planes de manejo, prevención y descontaminación. La educación e investigación.
Protección de recursos naturales: flora y fauna. Instrumentos de gestión ambiental económicos (IGAE): Impuestos verdes, permisos de
emisión transable, derechos de desarrollo, incentivos de inversión.

Unidad V. El contencioso administrativo ambiental. Los Tribunales ambientales. Origen y naturaleza jurídica. Composición y
características. Acciones contencioso administrativas ambientales.

Unidad VI. La responsabilidad ambiental. Evolución. Marco constitucional y legal. Elementos de la responsabilidad ambiental. La
reparación del daño ambiental. La acción de responsabilidad ambiental.

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1. LA COMPRENSIÓN RACIONAL DE LA NATURALEZA:

- Nicolás Copérnico (1473-1543),

Nicolás Copérnico fue un astrónomo polaco-prusiano del Renacimiento que formuló la teoría
heliocéntrica del sistema solar, concebida en primera instancia por Aristarco de Samos. Su libro De
revolutionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de las esferas celestes) suele ser
considerado como el punto inicial o fundador de la astronomía moderna, además de ser una pieza
clave en lo que se llamó la Revolución científica en la época del Renacimiento. Copérnico pasó cerca
de veinticinco años trabajando en el desarrollo de su modelo heliocéntrico del universo. En aquella
época resultaba difícil que los científicos lo aceptaran, ya que suponía una auténtica revolución.

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- Galileo Galilei (1564-1642).

Galileo Galilei fue un astrónomo, ingeniero, matemático y físico italiano, relacionado estrechamente con la
revolución científica. Eminente hombre del Renacimiento, mostró interés por casi todas las ciencias y artes
(música, literatura, pintura). Sus logros incluyen la mejora del telescopio, gran variedad de observaciones
astronómicas, la primera ley del movimiento y un apoyo determinante a la «Revolución de Copérnico». Ha
sido considerado como el «padre de la astronomía moderna», el «padre de la física moderna»9 y el «padre
de la ciencia.
Su trabajo experimental es considerado complementario a los escritos de Francis Bacon en el
establecimiento del moderno método científico y su carrera científica es complementaria a la de Johannes
Kepler (1561-1630). Su trabajo se considera una ruptura de las teorías asentadas de la física aristotélica y su
enfrentamiento con la Inquisición romana de la Iglesia católica se presenta como un ejemplo de conflicto
entre religión y ciencia en la sociedad occidental.

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- Isaac Newton (1642-1727).

Sir Isaac Newton fue un físico, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés. Es autor de los
Philosophiæ naturalis principia mathematica, más conocidos como los Principia, donde describe la ley
de la gravitación universal y estableció las bases de la mecánica clásica mediante las leyes que llevan
su nombre. Entre sus otros descubrimientos científicos destacan los trabajos sobre la naturaleza de la
luz y la óptica (que se presentan principalmente en su obra Opticks), y en matemáticas, el desarrollo
del cálculo infinitesimal.

Newton fue el primero en demostrar que las leyes naturales que gobiernan el movimiento en la Tierra
y las que gobiernan el movimiento de los cuerpos celestes son las mismas. Es, a menudo, calificado
como el científico más grande de todos los tiempos, y su obra como la culminación de la revolución
científica.

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- La Revolución Científica.
La Revolución de Copérnico es el título con el que suele conocerse a la revolución científica que se produce
en Europa Occidental, representada en la astronomía por el paso del tradicional sistema ptolemaico
geocéntrico al innovador sistema copernicano heliocéntrico, iniciada en el siglo xvi por Nicolás Copérnico
(cuya obra De revolutionibus, no alude al tradicional concepto de revolución, sino al de ciclo o trayectoria
circular de los cuerpos celestes) y culminada en el siglo xvii por Isaac Newton. En gran parte como
consecuencia de esta revolución, el panorama intelectual de finales del siglo xvii y comienzos del siglo xviii
se considera la crisis de la conciencia europea y abrirá el siglo xviii como Siglo de las luces o de la Ilustración.

La expresión revolución copernicana o giro copernicano ha pasado a ser popularmente sinónimo de


«cambio radical» en cualquier ámbito.

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- La Revolución Industrial.

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La Revolución Industrial o Primera Revolución Industrial es el proceso de transformación económica, social
y tecnológica que se inició en la segunda mitad del siglo xviii en el Reino de Gran Bretaña, que se extendió
unas décadas después a gran parte de Europa occidental y América Anglosajona, y que concluyó entre 1820
y 1840. Durante este periodo se vivió el mayor conjunto de transformaciones económicas, tecnológicas y
sociales de la historia de la humanidad desde el Neolítico,1 que vio el paso desde una economía rural basada
fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una economía de carácter urbano, industrializada y
mecanizada.2

La Revolución Industrial marca un punto de inflexión en la historia, modificando e influenciando todos los
aspectos de la vida cotidiana de una u otra manera. La producción tanto agrícola como de la naciente
industria se multiplicó a la vez que disminuía el tiempo de producción. A partir de 1800 la riqueza y la renta
per cápita se multiplicó como no lo había hecho nunca en la historia,3 pues hasta entonces el PIB per cápita
se había mantenido prácticamente estancado durante siglos.

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- Descartes (1596-1650) Modernidad

Descartes fue el primero en cuestionar claramente el fundamento del conocimiento, poniendo a la


epistemología (Parte de la filosofía que estudia los principios, fundamentos, extensión y métodos del
conocimiento humano) en el centro de la historia del pensamiento, e iniciando así una nueva etapa en la
historia de Occidente: La Modernidad (periodo que se caracteriza por considerar a la razón como fuente de
todo conocimiento)
Después de Copérnico y después de la Reforma Protestante iniciada en 1517 por Martin Lutero (1483-1546),
el conocimiento ya no se fundó en la autoridad religiosa, y entonces fue necesario preguntarse, como de
hecho se preguntó Descartes: ¿cómo podemos dar algo por cierto?; ¿cómo “sabemos que sabemos”? Su
famoso “cogito ergo sum” (pienso, luego existo), puso a la razón en el centro de la respuesta.

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En resumen, a partir de la Revolución Científica, y de la Modernidad en general, la naturaleza empezó a
perder la magia, el misterio y la oscuridad que le era propia. El proceso utilizado para estudiar la naturaleza,
por obvio que nos parezca hoy, estuvo desde entonces fundado en la causa y en el efecto, en el experimento
y el resultado. En el presente se le denomina 2método científico”.

2. LA COMPRENSIÓN ROMÁNTICA DE LA NATURALEZA:

La comprensión racional del mundo nacida a partir de la Revolución Científica y consolidada en términos
prácticos en la Revolución Industrial, cambió nuestra relación con la naturaleza, y la cultura occidente en
general.
La racionalidad produjo dos corrientes culturales, una que le fue propia y otra que le fue contraria. Nos
referimos al Neoclasicismo y al Romanticismo. Dos manifestaciones que, siendo radicalmente diferentes,
conformaron dos lados de una misma moneda.

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En pocas palabras, mientras el Neoclasicismo (surgió en el siglo xviii para denominar al movimiento estético
que venía a reflejar en las artes los principios intelectuales de la Ilustración, que desde mediados del siglo
xviii se venían produciendo en la filosofía y que consecuentemente se habían transmitido a todos los
ámbitos de la cultura. Aunque, coincidiendo con la decadencia de Napoleón Bonaparte, el Neoclasicismo
fue perdiendo adeptos en favor del Romanticismo.) representó el entendimiento racional de la naturaleza,
el Romanticismo desarrolló - en contraposición- un estilo que sacralizaba a la naturaleza, haciéndola
inalcanzable a la luz de la misma razón. Ambas corrientes cohabitarían en la cultura occidental de ese
entonces.

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La cuna del Romanticismo fue Alemania, pero de allí se propagó rápidamente a Inglaterra, Rusia, Italia,
España, Francia y el resto del mundo occidental, extendiéndose fuertemente hasta mediados del siglo XIX.
Al igual que la razón, el Romanticismo también infiltró toda manifestación cultural, sobre todo en el
quehacer filosófico y artístico. Se expresó, en efecto, desde la pintura a la poesía, y desde la literatura a la
filosofía, y lo hizo con diferentes sentidos y alcances.

Los románticos vieron entonces la importancia de una relación alternativa con la naturaleza. Una relación
que escara a esa fuerza transformadora que la tecnología imponía. -

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Caspar David Friedrich (1774-1840) “Caminante sobre el mar de nubes”

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En el campo filosófico, por ejemplo, la obra de Friedrich Schelling (1775-1854) exaltó la natural frente al
hombre. Entre las diversas teorías postuladas por Schelling, sin duda, la más influyente es aquella
denominada “filosofía de la naturaleza”
En la filosofía de la Naturaleza, Schelling se propuso la tarea de conocer el espíritu absoluto o infinito, que
es el fundamento de la Naturaleza empírica y visible. La física experimental se contenta con el conocimiento
de los aspectos externos de la realidad; se relaciona únicamente con fenómenos limitados e individuales.
En cambio, descubrir la causa, el principio espiritual decisivo, absoluto, el productor de todos los fenómenos
de la Naturaleza, es, según Schelling, la misión de la ciencia sobre la Naturaleza, basada exclusivamente en
la razón.

El movimiento Romántico contemporáneo a Schilling, encontró en las obras de este último la


fundamentación ideológica de alguno de sus postulados principales, coma la importancia de la naturaleza,
la indisoluble unión de esta con el hombre, o la deificación del arte y el artista.

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La literatura, por ejemplo, fue ampliamente influenciada por este movimiento cultural (Romanticismo), en
todo sentido. Y a se arrastraba en ella una idealización de la naturaleza, como se puede apreciar en varias
obras con el denominado “mito del buen salvaje”.
El buen salvaje, noble salvaje, o mito del buen salvaje es un lugar común o tópico en la literatura y el
pensamiento europeo de la Edad Moderna, que nace con el contacto con las poblaciones indígenas de
América, África y, más tarde, Oceanía. Este mito, aún hoy, forma parte del imaginario de muchas personas
sobre la relación entre los pueblos «civilizados» y los «primitivos». La idea del buen salvaje recoge la
creencia de que los seres humanos, en su estado natural, son desinteresados, pacíficos y tranquilos, y que
males como la codicia, la ansiedad y la violencia son producto de la civilización. En 1755, Rousseau escribía:
"Algunos se han apresurado a concluir que el hombre es naturalmente cruel y que hay necesidad de
organización para dulcificarlo, cuando nada hay tan dulce como él en su estado primitivo, cuando [la
naturaleza lo ha colocado] a igual distancia de la estupidez de los brutos y de las luces funestas del hombre
civilizado [...]".1 Esta idea la expresa el mismo Rousseau en la frase «el hombre nace bueno y la sociedad lo
corrompe.

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3. LOS CIENTÍFICOS ROMÁNTICOS: NATURALISTAS.

- Alexander Humboldt (1769-1859)


Alexander von Humboldt fue un polímata, geógrafo, astrónomo, humanista, naturalista y explorador
prusiano, hermano menor del lingüista y ministro Wilhelm von Humboldt. Está considerado como
cofundador de la geografía como ciencia empírica.

Sus viajes de exploración, equiparables a los de Darwin en cuanto a la influencia que tuvieron en varios
ámbitos científicos, lo llevaron desde Europa a América del Sur y del Norte hasta Asia Central. Realizó
experimentos y estudios de campo en numerosas áreas: física, zoología —especialmente, en ornitología—
climatología, oceanografía, geología, mineralogía, botánica, vulcanología. Adelantado a su tiempo, fue
pionero del pensamiento ecológico, y la primera persona que escribió sobre el cambio climático. Ya en vida
alcanzó gran popularidad en Alemania, y también gozó de reconocimiento en el extranjero: fue miembro
de la Royal Society y de la American Philosophical Society; la Academia de las Ciencias en Berlín lo honró
como "el principal científico de su época", y la correspondiente Academia francesa le puso de apodo "el
nuevo Aristóteles".

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- Ralph Waldo Emerson (1803-1882)
Ralph Waldo Emerson fue un escritor, filósofo y poeta estadounidense. Líder del movimiento del
trascendentalismo a principios del siglo XIX. Este movimiento, del cual Emerson es el fundador, nace
precisamente a propósito de uno sus ensayos, titulado “Naturaleza”, publicado en 1836, en el cual establece
el conjunto de principios e ideas que explican su apreciación no tradicional de la madre tierra.
El ensayo sobre la naturaleza de Emerson propuso que cuando el ser humano se encuentra en verdadero y
profundo contacto con la tierra, tiene la capacidad de encontrar contacto también con una suerte de energía
cósmica, creadora (algo que para los panteístas es la naturaleza, y para los deístas vendría siendo Dios
mismo).

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- Henry David Thoreau (1871-1862)

Después de Emerson, el bastón en esta posta intelectual de románticos ambientalistas lo tomaría otro
norteamericano, Henry David Thoreau, escritor y filósofo, cuya obra Walden, es sin duda, uno de los libros
más conocidos y venerados dentro del ambientalismo.

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Siguiendo los consejos de Emerson, a quien conoció bien, sintió la necesidad de experimentar lo que era la
vida en la verdadera naturaleza, por lo que en etapa temprana decidió retirarse a un bosque y permanecer
en él en total soledad. Ello ocurrió entre los años 1845-1847. En sus propias palabras, se fue al bosque
porque deseaba vivir solo con lo esencial de la vida.
El Bosque estaba hola en un sector llamado walden Pond (fuente de walden), en Massachusetts. el ensayo
que escribió producto de esa experiencia es hoy uno de los libros de no ficción más famosos jamás escritos
por un norteamericano. Lo tituló precisamente Walden, la vida en los bosques, y lo publicó en 1854. En él
relata los 2 años, 2 meses y 2 días que vivió aislado, en medio de la naturaleza, sin contacto con terceros,
cultivando sus propios alimentos y describiendo sus vivencias. Su idea central era demostrar 2 cosas: que la
vida naturaleza es la forma de liberarse de la esclavitud de la vida en la naciente sociedad industrial y que
la comprensión de los ciclos de la naturaleza son un camino para lograr la armonía, paz y felicidad
El trascendentalismo del siglo XIX resumido así, en lo ya señalado, permaneció y se extendió alcanzando la
primera mitad del siglo XX y manifestándose en algunos otros autores. Entre estos, 2 que no podemos dejar
de mencionar por ser figuras clave hoy para comprender el movimiento ambiental: John Muir y Aldo
Leopold. La característica de estos 2 autores que repasaremos a continuación es que no se quedaron solo
en la vivencia personal, en la literatura y poesía que les inspiró la naturaleza, sino que fueron artífices de los
primeros movimientos sociales en defensa de ella.

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- John Muir (1838-1914) Sierra Club
John Muir fue un naturalista escocés. Escribió más de 300 artículos y 10 libros, donde narró sus viajes y
exploraciones. Estas publicaciones le proporcionaron una importante tribuna para exponer y defender su
filosofía sobre la naturaleza, la vida salvaje y la preservación de los grandes espacios, consiguiendo un
notable impacto en la sociedad de su época. En 1892 fundó el «Sierra Club», el primer grupo
conservacionista de la historia. Tradicionalmente asociado con el movimiento progresista, el club fue una
de las primeras organizaciones de conservación del medio ambiente a gran escala en el mundo, y promover
políticas verdes. Algunas propuestas recientes del club incluyen la energía verde y la prevención del cambio
climático, aunque la preservación de los bosques y mitigar la contaminación siguen siendo algunas políticas
prioritarias.

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En Yosemite, 1903, conoce a Theodore Roosevelt, con quién acampa y a quien acompaña en el sector en
largas caminatas durante varios días. La influencia de esas conversaciones quedará en la memoria del
Presidente de los Estados Unidos, como él mismo declarara posteriormente, siendo material de inspiración
para más de alguna legislación. Theodore Roosevelt coma si bien era un gran cazador de animales salvajes
coma y famoso por su safari en África y en el Amazonas, fue a la vez de los primeros presidentes en pasar
leyes para proteger la naturaleza. Entre esas leyes, una prohibiendo la casa de los oseznos, origen del apodo
mundial de los osos de peluche: TedyBear.

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- Aldo Leopold (1887-1948)
Aldo Leopold fue un silvicultor, ecólogo y ambientalista estadounidense. Se le considera uno de los
pensadores conservacionistas más influyentes gracias a su extenso trabajo sobre la conservación de la
fauna salvaje y las tierras salvajes. Fue pionero en la divulgación de planteamientos éticos que tuvieran
en consideración la comunidad biótica de la tierra. Influyó en el desarrollo de la ética ambiental y el
movimiento por la preservación de la naturaleza salvaje. En 1935 participó en la fundación de la
organización The Wilderness Society y adquirió una granja en el interior de Wisconsin donde puso en
práctica sus ideas sobre la restauración ecológica que posteriormente quedarían recogidas en su obra
más importante, A Sand County Almanac [Un Año en Sand County]. Además, Leopold es considerado
como el fundador de la ciencia de la conservación de la vida silvestre en Estados Unidos. Murió en 1948
de un ataque al corazón, mientras luchaba contra el fuego en una granja vecina.

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A Fierce Green Fire, que en su traducción al español es “un fuego verde feroz”, hace referencia al capítulo
“Ética de la Tierra” (parte del libro A Sand County Almanac) de Aldo Leopold, quien relata la
contemplación de la muerte de una loba refiriéndose al destello de los ojos. “ver como moría una fiera
luz verde en los ojos del viejo animal… comprendí que había algo nuevo para mí en aquellos ojos, algo
que solo sabía la loba y la montaña” (Aldo Leopold, A Sand Conty Almanac. And sketches here and there,
New York, Oxford University Press, 1987, p.129.

4. LA VISIÓN DE LA NATURALEZA A MEDIADOS DEL SIGLO XX EN ADELANTE:

- Rachel Carson (1907-1964) La primavera silenciosa (1962).

Primavera silenciosa (Silent Spring en inglés) es un libro de Rachel Carson publicado el 27 de


septiembre de 1962 que advertía de los efectos perjudiciales de los pesticidas en el medio ambiente

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—especialmente en las aves— y culpaba a la industria química de la creciente contaminación. Algunos
científicos lo calificaron de fantasioso, pero para muchas personas se trata del primer libro divulgativo
sobre impacto ambiental y se ha convertido en un clásico de la concienciación ecológica.

Se considera que Primavera Silenciosa inspiró la movilización ecologista que consiguió que el
Departamento de Agricultura revisara su política sobre pesticidas y que el DDT fuera prohibido por la
legislación de los Estados Unidos y sentó las bases para la creación de la Agencia de Protección
Ambiental de los Estados Unidos (EPA).

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- Yellowstone (primer parque nacional del mundo).
El Parque Nacional de Yellowstone es un área de recreación en la naturaleza que tiene alrededor de 9,065
km² sobre un área volcánica. El parque se ubica en gran parte en Wyoming y se extiende a partes de
Idaho y Montana también. Yellowstone tiene espectaculares cañones, ríos alpinos, bosques frondosos,
termas y géiseres chorreantes, entre los que destaca el Old Faithful. También alberga cientos de especies
animales, como osos, lobos, búfalos, alces y antílopes.

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- Earthrise (Apolo 8 en 1968), The Blue Marble (Apolo 17 en 1972) y The blue pale dot (Voyager 1 en
1990).

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- Jacques-Yves Cousteau (1910-1997)
Jacques-Yves Cousteau fue un oficial naval francés, explorador, investigador y biólogo marino que
estudió el mar y sus habitantes. Desarrolló el Aqua-Lung junto con Émile Gagnan, fue pionero en la
conservación marina, y miembro de la Academia Francesa.

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- Agencia de Protección Ambiental (Environmental Protection Agency EPA)

La Agencia de Protección Ambiental (EPA) es una agencia ejecutiva independiente del gobierno
federal de los Estados Unidos encargada de asuntos de protección ambiental. El presidente Richard
Nixon propuso el establecimiento de EPA el 9 de julio de 1970; comenzó a operar el 2 de diciembre
de 1970, después de que Nixon firmara una orden ejecutiva. La orden que establece la EPA fue
ratificada por audiencias de comité en la Cámara y el Senado. La agencia está dirigida por su
administrador, quien es designado por el presidente y aprobado por el Senado.

La EPA tiene su sede en Washington, DC, oficinas regionales para cada una de las diez regiones de la
agencia y 27 laboratorios. La agencia realiza evaluaciones, investigaciones y educación ambientales.
Tiene la responsabilidad de mantener y hacer cumplir los estándares nacionales bajo una variedad de
leyes ambientales, en consulta con los gobiernos estatales, tribales y locales. Delega algunas
responsabilidades de permisos, monitoreo y ejecución a los estados de los EE. UU. Los poderes de
aplicación de la EPA incluyen multas, sanciones y otras medidas. La agencia también trabaja con
industrias y todos los niveles de gobierno en una amplia variedad de programas voluntarios de
prevención de la contaminación y esfuerzos de conservación de energía.

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5. DERECHO INTERNACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE:

- 1972 Estocolmo, primera cumbre de la tierra.


- 1987 Nuestro futuro común (desarrollo sostenible)
- 1992 Segunda cumbre de la tierra (Cumbre de Río)
- 2002 Johannesburgo Sudáfrica Tercera Cumbre de la Tierra
- 2012 Cuarta cumbre de la tierra (Río + 20)

PRINCIPIO 10 RIO 92
El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos los
ciudadanosinteresados, en el nivel que corresponda. En el plano nacional, toda persona deberá tener acceso
adecuado ala información sobre el medio ambiente de que dispongan las autoridades públicas, incluida la

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información sobre los materiales y las actividades que encierran peligro en sus comunidades, así como la
oportunidad de participar en los procesos de adopción de decisiones. Los Estados deberán facilitar y
fomentar la sensibilización y la participación de la población poniendo la información a disposición de todos.
Deberá proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos judiciales y administrativos, entre éstos el
resarcimiento de daños y los recursos pertinentes.

El derecho internacional del medio ambiente, se comienza a desarrollar con fuerza desde la segunda mitad
del siglo XX, período que coincide con la conciencia que se adopta en el mundo entero sobre los daños
ambientales que se estaban produciendo a gran escala. Esta protección a nivel internacional se materializa
con la creación de la Organización de Naciones Unidas en el año 1945, que impulsa a nivel internacional el
desarrollo de declaraciones y conferencias que tuvieron como objetivo principal, incentivar a los Estados a
proteger el medio ambiente y fortalecer y preservar el medio humano.
En el seno de las Naciones Unidas, se organizaron las conferencias sobre el Medio Ambiente Humano
denominadas las “Cumbres de la Tierra”, encuentros que se realizan cada diez años en distintas ciudades
del mundo a las que asisten representantes de todos los países de la ONU y que tienen como fin lograr
acuerdos y principios comunes que uniforman el cuidado ambiental por parte de toda la comunidad
internacional. La primera fue la de Estocolmo en el año 1972, la cual tuvo como eje principal de discusión la
necesidad de crear un criterio y unos principios comunes que otorgasen a los pueblos del mundo inspiración

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y guía para preservar y mejorar el medio humano , luego Nairobi en 1982, Rio de Janeiro en 1992,
Johanesburgo en 2002 y nuevamente en Rio de Janeiro en 2012. Importante es mencionar que estos
tratados tienen naturaleza soft law, careciendo de eficacia vinculante para los Estados, pero que orientan
el camino a seguir para el resto de la comunidad internacional.

Pero no fue, sino hasta la cumbre de Río de Janeiro del año 1992 cuando apreciamos un esfuerzo
internacional explícito por favorecer el acceso a la justicia ambiental por parte de la población mundial. En
efecto, el Principio 10° de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, establece que:
“(…) Deberá proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos judiciales y administrativos, entre éstos el
resarcimiento de daños y los recursos pertinentes.” (ONU, Departamento de asuntos económicos y sociales,
División de desarrollo sostenible, 1992) En las conferencias posteriores al año 1992 las “Cumbres de la
Tierra” y el resto de sus instrumentos complementarios han profundizado este principio de acceso a la
justicia.
Pocos años más tarde los Estados de la Unión Europea, reunidos bajo la Comisión Económica para Europa
de las Naciones Unidas (UNECE) firmaron en la ciudad Danesa de Aarhus, un convenio ambiental vinculante
poniendo en ejecución algunos de los principios ya establecidos en el soft law internacional. Así en el año
1998 tuvo lugar la Convención sobre el Acceso a la Información, la Participación del Público en la toma de
Decisiones y el Acceso a la Justicia en materia del Medio Ambiente . Es importante destacar que este tratado

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internacional, está abierto a la suscripción de cualquier país miembro de la Naciones Unidas, pero Chile,
pudiendo hacerlo, no se ha adherido a él.
El Convenio al señalar su objetivo en el artículo primero, garantiza entre otros derechos, el acceso a la
justicia en materia medio ambiental y en concordancia con lo anterior, su artículo noveno desarrolla una
contundente regulación respecto a este principio. Por otra parte, no puedo dejar de señalar que la gran
importancia de este tratado radica en la adopción del término “Democracia Ambiental”, concepto que se
fundamenta en los tres pilares fundamentales que sirven de medios para alcanzar el objetivo de
democratizar el derecho ambiental en su forma de generación, su conocimiento y ejecución. Estos pilares
son el acceso a la información ambiental, la participación pública en temas de medio ambiente, y el acceso
a la justicia ambiental
A nivel latinoamericano se logró concretar un instrumento regional jurídicamente vinculante que recogió
mayoritariamente los principios del Convenio de Aarhus, este esfuerzo fue realizado con el apoyo de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Así se dio origen al “Acuerdo Regional sobre
el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en
América Latina y el Caribe” (CEPAL, 2018), el cual es conocido comúnmente como el “Acuerdo de Escazú”,
llamado así por haberse adoptado en la ciudad que lleva ese nombre en el país de Costa Rica el 4 de marzo
del año 2018.

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6. EL CONCEPTO DE DESARROLLO SUSTENTABLE.

El concepto de desarrollo sostenible se hizo conocido mundialmente a partir del informe “Nuestro Futuro
Común”, publicado en 1987 con motivo de la preparación a la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas
sobre Medio Ambiente y Desarrollo, realizada en Río de Janeiro, Brasil, en 1992. El informe fue también
conocido como Informe Brundtland, debido a que la Comisión encargada de su publicación fue liderada por
la exministra noruega Go Harlem Brundtland.
Desarrollo sustentable y sustentabilidad son conceptos ineludibles en la literatura ambiental
contemporánea. Desde la conocida definición de la Comisión Brundland, plasmada en el libro “Nuestro
Futuro Común”, esto es, “satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las
posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades” la idea de sustentabilidad se fue
transformando y convirtiendo en desarrollo sustentable. El concepto parece estar presente en todas partes
y es aceptado por todos los sectores como un objetivo final de la gestión ambiental y, más aún, como un
propósito social general de la contemporaneidad. Todos aceptan y todos quieren desarrollo sustentable.
Nadie podría querer desarrollo no sustentable. Y sin embargo, el concepto está plagado de incertezas, vacíos
y faltas de contenido. Aun así, continua siendo el valor y objetivo compartido, la forma en que la idea de
sustentabilidad debiera expresarse en este siglo XXI.

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En efecto, el desarrollo sustentable es uno de los conceptos que el Derecho Internacional del Medio
Ambiente ha utilizado con mayor frecuencia desde las últimas décadas del siglo XX. Cada vez adquiere mayor
vigencia y relevancia debido al incremento de los problemas sociales y ambientales, que son
manifestaciones del desequilibrio entre las relaciones de economía, sociedad y medio ambiente. Se trata
de una relación compleja, en donde la empresa está llamada a replantear su “quehacer” con miras a
comprender el nuevo escenario global, profundamente influido por el fenómeno medio ambiental. El
paradigma del desarrollo sustentable ha emergido para colocar en el centro del mismo a la persona humana
y el respeto a su dignidad, pero no se ha limitado a las personas que conforman la actual generación, sino a
aquellas que están llamadas a integrar las futuras generaciones. Asimismo, diversas instituciones a nivel
nacional e internacional han incorporado y desarrollado el concepto y sus implicaciones prácticas en
distintos niveles y ámbitos de actuación. Esta “idea” ha tenido manifestación concreta en instrumentos que
las empresas han comenzado a implementar exitosamente.
La construcción de la noción de desarrollo sostenible se asienta en la presencia del progreso económico y
social con responsabilidad ambiental de quienes actualmente habitan el planeta, permitiendo un
aprovechamiento racional de los recursos naturales, con la finalidad de otorgarles un uso adecuado y
conservarlos para garantizar su utilización por las generaciones futuras, quienes tendrán de esta manera la
misma posibilidad de bienestar económico y social. En una era marcada por la globalización, las
comunicaciones, y la necesidad de adaptación tanto de las Personas, las Empresas y el Estado, el desarrollo

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sustentable adquiere un rol importante, capaz de conciliar los intereses diversos e incluso contrapuestos de
los actores.

7. EL CONCEPTO DE DESARROLLO SUSTENTABLE EN EL APORTE JURISPRUDENCIAL DEL JUEZ


CHRISTOPHER WEERAMANTRY.

Cabe recordar aquí el aporte del Juez Christopher Weeramantry respecto del derecho internacional
del medio ambiente. En su opinión separada en el caso Gabcikovo-Nagymaros, entre Hungría y
Eslovaquia (CIJ, sentencia de 1997) rescata el conocimiento tradicional de las culturales y civilizaciones
que existen y han existido en el planeta, universalizando el concepto de desarrollo sustentable, y de
paso, el derecho internacional como un todo. No es de extrañar, entonces, que el derecho,
especialmente en el ámbito internacional del medio ambiente, ha venido retroalimentándose y
reflexionando sobre sí mismo, con el objeto de asumir un planteamiento que sea aceptable en las

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diversas culturales y asuma riesgos que los tiempos modernos exigen. En efecto, como bien señala el
juez proveniente de Sri Lanka, la Corte Internacional de Justicia constituye un foro único para la
reflexión y revitalización de tales tradicionales legales globales. Se trata de aquellos principios
grabados en esas civilizaciones y en sus sistemas legales, considerando que los sistemas legales no
son solo aquellos que tienen sistemas legales escritos, sino que también incluyen a los sistemas
tradicionales, siendo éstos a veces más sofisticados que aquellos.

El caso Gabcikovo-Nagymaros tiene su origen en la firma, el 16 de septiembre de 1977, por parte de


la República Popular de Hungría y la República Popular de Checoslovaquia, de un Tratado “relativo a
la construcción y al funcionamiento del sistema de esclusas por las partes en calidad de “inversión
conjunta” (en adelante, T77). De acuerdo con el preámbulo del tratado, el sistema estaba destinado
a lograr “la amplia utilización de los recursos naturales del tramo Bratislava-Budapest del Río Danubio
para la explotación de recursos hídricos, energía, transporte, agricultura y otros sectores de la
economía nacional de las partes contratantes”. De esta forma, la inversión conjunta estaba destinada
a la producción de energía hidroeléctrica, la mejora de la navegación en el tramo pertinente del
Danubio y la protección contra las inundaciones de las zonas situadas en las riberas. En virtud del
Tratado, las partes contratantes se comprometieron a garantizar que la calidad del agua del Danubio
no se viera mermada por el Proyecto y a que se cumplieran las obligaciones de protección de la
naturaleza vinculadas a la construcción y el funcionamiento del sistema de esclusas.

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8. Elementos centrales del concepto (creación doctrinaria).
La doctrina que ha abordado mayoritariamente temas relativos al medio ambiente está de acuerdo en
señalar que el concepto de desarrollo sustentable no solo se asienta en un factor determinante para su
configuración, sino que es una forma de entendimiento más compleja. Es por ello, que el concepto de
desarrollo sustentable tiene como elementos de configuración tres pilares: el pilar social, ecológico y
económico.
- Pilar económico.
Es indudable que la economía es un elemento importante para constituir el concepto de desarrollo
sustentable, todo ello enmarcado en la búsqueda del equilibrio entre el hombre y la naturaleza. Como es
sabido, la ciencia de la economía tiene como fundamento principal la posibilidad de generar en la sociedad
la mayor cantidad de bienes y servicios, respetando todas las convenciones de la comunidad, es decir, en
conformidad al ordenamiento jurídico que nos rige. Esto quiere decir, que en la actualidad el mercado no
puede operar tan libremente como en un principio lo estableció Smith, ya que no tardarían en aparecer con
mucha más fuerza los impactos negativos en el entorno medio ambiental. Pareciera ser que la intervención
del Estado es el mecanismo adecuado para limitar esta libertad económica. Sin embargo, cabe preguntarse
cuál debiese ser la intensidad de la protección que debe tener el medio ambiente, que permita equilibrar
por un lado el desarrollo de una economía y, por otro lado, la protección y cuidado del medio ambiente.

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Antes de resolver estas dudas, es necesario entender que la economía ha tenido una gran influencia en la
creación de teorías o corrientes de interpretación que nos pueden servir para fijar la delimitación del
concepto de desarrollo sustentable, a saber: la economía ambiental y la ecológica.
La economía ambiental, se puede definir como “aquella rama de la ciencia económica que abarca el estudio
de los problemas ambientales empleando las herramientas que proporciona principalmente la
microeconomía.” En otras palabras, la economía ambiental apunta a crecer evitando o disminuyendo, lo
más posible, los costos económicos que supone la escasez de recursos y la degradación ambiental. Pone
acento, por ejemplo, en la importancia de la valorización económica de los recursos naturales, en la
asignación de derechos de propiedad sobre ellos, en la aplicación del costo-beneficio como instrumento
esencial de todo análisis, y en la incorporación de mecanismos de mercado en la regulación y gestión de los
bienes comunes.
Por otro lado, la economía ecológica, se caracteriza por considerar que los recursos naturales y el
medioambiente deben ser valorizados mediante un proceso que va más allá de la utilización de meros
instrumentos económicos, es decir, que recursos naturales pueden tener, para esta línea de pensamiento,
un valor independiente de las preferencias humanas y de las utilidades económicas que puedan prestar. La
economía ecológica, asume una relación directa entra la salud del entorno ambiental y la salud de las
personas, siendo contraria a la economía ambiental, puesto que para la primera, parte importante del
bienestar humano no es analizable desde una perspectiva estrictamente económica, por lo que se postula

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que esta última disciplina debe ser complementada con principios de ecología y, en algunos casos,
subordinarse a estos.
Dicho lo anterior, es necesario establecer el real efecto o incidencia que el crecimiento económico tiene
sobre el medioambiente o -viceversa- el efecto que el cuidado ambiental tiene en el desarrollo de la
economía. Para ello, es necesario recurrir a la Teoría de la Curva de Kuznets, la que se representa en un
gráfico en forma de una “U” invertida. Esta teoría supone que en las primeras etapas del desarrollo
económico de un país, se produce una pérdida de las condiciones ambientales, aunque conforme al
desarrollo económico continuo se sostiene que el cuidado ambiental logra repuntar compensando el
perjuicio inicial. Es decir, superado un determinado umbral en el crecimiento económico, el medioambiente
empieza a registrar progresos en su calidad, los que compensan el deterioro producido en una primera
etapa de desarrollo. Esta relación se ha explicado señalando que es consecuencia, principalmente, de dos
factores separados: el efecto escala y el efecto tecnológico. La primera incide en que el crecimiento
económico afecte negativamente la calidad del medioambiente como consecuencia de un mayor
crecimiento, lo que significaría una mayor cantidad de materias primas y recursos naturales explotados. La
segunda, es determinante en el crecimiento económico que afecta positivamente la calidad del
medioambiente, pues conforme se crece se cuenta con más recursos para invertir en investigación y
desarrollo de tecnologías limpias o, simplemente, para comprar las tecnologías ambientales más modernas.
En concreto, la Curva de Kuznets, en materia ambiental, representa la relación que existe entre desarrollo

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económico, por un lado, y el deterioro/cuidado del medioambiente, por otro.

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- Pilar social.
Después de analizar el pilar económico, se debe delimitar y dotar con más contenido el concepto de
desarrollo sustentable. Para ello, se debe incorporar el análisis de la dimensión social, comprendiendo
esta la participación de la sociedad y el respectivo beneficio social. De esta manera, para efectos de este
trabajo el pilar social debe entenderse a nivel general, esto es, por las personas que integran la sociedad;
y a nivel político, representado por el Estado. Más allá del deber de cuidado que cada persona debe tener
por el medio ambiente que lo rodea, es necesario que la sociedad en su conjunto se responsabilice por
el respeto al entorno ecológico. Tanto el área de la industria como el organismo estatal son los focos de
producción contaminantes más grandes dentro de una sociedad. En este contexto, surge el pensamiento
denominado “Responsabilidad Social Corporativa”, que tiene como eje principal la innovación en la
forma de gestión y de hacer negocios, en la que la empresa se ocupa de que sus operaciones sean
sustentables en el área ambiental, buscando la preservación del medio ambiente y la sustentabilidad de
las generaciones futuras. Con ello, se puede desprender que existe una interrelación entre las personas,
la comunidad y el medio ambiente con la gestión empresarial.
A su vez, para que se mantenga la sustentabilidad social se requiere no solo la iniciativa particular, sino
que también la de una sociedad política y jurídicamente madura, que se refleje que las actuaciones del

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Estado son en beneficio de un medio ambiente libre de contaminación. Para cumplir con este objetivo,
se deben cumplir cuatro condiciones indispensables.
La primera condición es que estemos en presencia de un Estado de Derecho, estableciendo un conjunto
de normas legales claras, que fijen un marco regulatorio bien deslindado a las actividades industriales.
Por ejemplo, la minería es una actividad que requiere grandes sumas de inversión y, a su vez, es una
actividad de alto riesgo natural, por lo que sin una regulación estable e inteligente, que proteja los
recursos naturales del país, esta actividad empresarial se vería seriamente mermada.
Segundo, la necesidad de evitar actitudes monopólicas u oligopólicas. El Estado es el encargado de evitar
que a nivel particular se produzca esta práctica, asimismo debe ser éste quien conforme gana presencia
y dominio de un mercado determinado adopte actitudes monopólicas u oligopólicas. En nuestro país, el
alto precio que alcanzó el salitre, consecuencia de un cada vez mayor impuesto, llevó a su sustitución por
el salitre sintético, con consecuencias económicas dramáticas para Chile.
Tercero, la necesidad de cuidar del Orden Público. Este elemento puede también ser ilustrado con un
ejemplo: Uno de los casos más emblemáticos de derrumbe de un mercado de recursos naturales es el
del cobalto, ocurrido en 1977.
Cuarto, la necesidad de una sociedad madura y no corrupta. La corrupción es, sin duda, una de las
mayores causas de pobreza. Por ello no puede asombrarnos que en los países con mayores niveles de

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corrupción existan los mayores niveles de pobreza y de contaminación ambiental. Los estudios
demuestran que la inversión extranjera es mucho menor en los países percibidos como más corruptos y
que por el contrario, conforme mejoran su gobernabilidad y reducen la corrupción, consiguen mayores
y mejores créditos.
Desde otro punto de vista, se ha señalado que el elemento social del concepto de desarrollo sustentable
importa la equidad social, entendida en un sentido diferente a la igualdad social. La primera está referida
al grado de accesibilidad que tengan los individuos de una sociedad frente a las oportunidades que
existen en la misma. Por ejemplo, laboral, participación en el ingreso fiscal, facilidad de acceso a los
servicios como salud, educación, previsión, etc. El énfasis está en los segmentos de la población más
desposeídos y o discriminados como son el sector pobre y el género femenino, entre muchos otros.

- Pilar ambiental
La dimensión ecológica del desarrollo sustentable es el corazón del concepto, por cuanto implica la idea de
cuidado ambiental y la prohibición de contaminar. La primera noción tiene su origen en la filosofía,
especialmente en la ética. Desde antiguo el respeto por la naturaleza era considerado como un valor, dado
que en ella se manifestaban divinidades, principalmente politeístas. De esta forma, el pensamiento del ser
humano debía considerar lo externo, aquello que siempre ha generado asombro y misterio. En la era

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moderna, Aldo Leopold supo en forma brillante rescatar esta idea y brindarle una nueva mirada, capaz de
reunir nuevamente la ética y el desarrollo en la mesa de conversación.
En cuanto a la prohibición de contaminar, también tiene un antecedente ético, al considerar la naturaleza
como una dimensión divina, que no debe ser dañada. Desde el romanticismo alemán, Goethe( 1749-1832)
plantea la relación entre la naturaleza (Der Natur) y el hombre (Die Macht), como una dinámica de dominar
y de manipulación. De acuerdo al autor alemán, la sociedad debería transitar desde el poder hacia la
reverencia y responsabilidad.
Finalmente, en el Derecho, estos deberes se han traducido en instrumentos, tales como las normas
ambientales, sean de emisión o de calidad; sistemas de la responsabilidad por daño ambiental; el principio
precautorio, el que contamina paga.

9. PARADIGMAS FILOSÓFICOS SOBRE LA NATURALEZA.

Para entender el fundamento de las distintas posturas respecto a la relación entre el medio ambiente
y el ser humano, es necesario tener en consideración, tal como señalaba Thomas Kuhn, la idea de
“paradigma”. Este consiste en los compromisos compartidos por una comunidad de científicos. Por

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un lado, los teóricos, ontológicos, y de creencias y, por otro, los que hacen referencia a la aplicación
de la teoría y a los modelos de soluciones de problemas. Los paradigmas son, por tanto, algo más que
un conjunto de axiomas. En este contexto se pueden categorizar, básicamente, dos escuelas que
abordan el desarrollo sustentable. La conservacionista y la preservacionista.

- Conservacionismo (antropocéntrica).
Esta corriente filosófica consiste en una visión de carácter antropocéntrica, que coloca al hombre en
el centro de la naturaleza, con derechos y sus respectivas responsabilidades. Según esta perspectiva,
la naturaleza está al servicio del ser humano y éste puede utilizarla en la medida que la proteja; esta
protección se traduce en el cuidado de ciertos equilibrios, siendo necesario apoyarse en la ciencia
para generar este equilibrio. En otras palabras, el hombre estará sobre cualquier ser vivo que habite
la Tierra, tantos los animales de cualquier especie (aéreos, acuáticos o terrestres), como los alimentos
que nacen de ésta. Cabe hacer presente, que en el Derecho al igual que en otras disciplinas de las
ciencias sociales, hay posturas intermedias. En efecto, se postula que habría una versión de
antropocéntrica “moderada”, que acepta los límites de la naturaleza a la acción humana.

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- Preservacionismo (biocéntrica).
En oposición al conservacionismo, la perspectiva preservacionista se aleja del antropocentrismo y
termina por otorgar a la naturaleza el papel principal. En otras palabras, según esta corriente, la
naturaleza debe ser mantenida, preservada en su estado actual, con lo que su utilización debe ser
mínima.37 En 1855, Seattle, Jefe de los indios Suwamish, dirige al Presidente de los Estados Unidos
una carta en respuesta a la oferta de éste último para comprar sus tierras. Ante esta petición, el Jefe
de los indios Suwamish se pregunta “¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra?
Esa es para nosotros una idea extraña”.38 Si les vendemos la tierra, ustedes deberán recordar que
ella es sagrada, y deberán enseñar a sus niños que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas
limpias de los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de
los ríos es la voz de mis antepasados.

Esta carta, establece principalmente la poca comprensión del pueblo indio sobre la pretensión del
Presidente de los Estados Unidos. Esto, porque los indígenas entienden que el aire, el calor y la tierra
pertenecen a todas las personas, y por lo tanto se convierten en un pedazo sagrado que no puede ser
vendido por un pueblo. Asimismo, rescata el fundamento del preservacionismo, que considera que la
tierra no pertenece al hombre, sino que es el hombre quien pertenece a la tierra. Según esta teoría el
medio ambiente no está a disposición de la humanidad, ya que es un regalo en sí mismo, y no debe
intervenirse más allá de lo estrictamente necesario para sobrevivir.

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Sin perjuicio de lo antes señalado, la adhesión a cualquiera de estas corrientes filosóficas, solo sirve
para comprender nuestro propio parecer, y el de terceros, frente a los dilemas ambientales que se
generan en la sociedad. Es por ello, que a nivel universal no existe una regla de validez sobre estas
materias, pues el fundamento de las diversas corrientes descansa en posiciones éticas y/o filosóficas
que se originen por medio de estas escuelas.

10. LAUDATO SÍ:

(en el dialecto umbro del italiano medieval: Alabado seas, en español) es el título de la segunda
encíclica del papa Francisco, firmada el 24 de mayo, Solemnidad de Pentecostés, del año 2015, y
presentada el 18 de junio del mismo año.

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La encíclica se centra en el planeta Tierra como lugar en el que viven las personas, defendiendo la
naturaleza, la vida animal y las reformas energéticas en los seis capítulos compuestos; presenta el
subtítulo: Sobre el cuidado de la casa común. Francisco realiza una «crítica mordaz del consumismo y
el desarrollo irresponsable con un alegato en favor de una acción mundial rápida y unificada "para
combatir la degradación ambiental y el cambio climático"». El Papa subraya que se trata una encíclica
que debe contarse en el Magisterio social de la Iglesia. Explícitamente aclara que no se trata de un
discurso “verde” más, sino que nos insta a “reconocer que un verdadero planteo ecológico se
convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el
ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres”

11. DERECHOS DE LOS SERES VIVOS NO HUMANOS: NON HUMAN RIGHTS

¿Tienen derechos los animales? ¿Las plantas? ¿Los ecosistemas? ¿La naturaleza? La teoría jurídica
tradicional, desde los romanos, enseña que el ser humano es el único sujeto de Derecho, el único titular de

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derechos. Los demás seres vivos son objetos del Derecho, muchos de los cuales son susceptibles de ser
objeto de derecho de propiedad y otros derechos por parte de los titulares del Derecho, esto es, los seres
humanos. La filosofía platónica y aristotélica sentó las bases teóricas para el desarrollo del Derecho Romano
en relación con los seres vivos no humanos. Las religiones que comparten el libro del Génesis aportaron una
justificación metafísica a esta aproximación. La práctica de al menos dos milenios ha asentado y fortalecido
esta mirada. Sin embargo, también desde antiguo, pero con fuerza desde hace algunas décadas, se ha ido
levantando una mirada alternativa que propone, con matices y diferencias, que habría otros postulantes,
además del ser humano, para ser considerados como sujetos de derechos. Más allá de la discusión filosófica
sobre la materia, existen numerosos temas jurídicos relevantes de análisis y que se presentan desde la
doctrina, la legislación y la jurisprudencia.

- PERSPECTIVA TEÓRICA

Las bases teóricas de la forma en que el derecho vigente y la ética preponderante entiende el estatus de
los animales fue diseñado en la Grecia antigua a través de filósofos como Platón y Aristóteles y por el
Derecho Romano clásico que declaró a los animales como objetos de derecho susceptibles de derecho de
propiedad. Aristóteles enseñaba: “Las plantas existen para los animales y los demás animales para beneficio
del hombre: los domésticos, para serles útiles y servirle de alimento; y los salvajes, si no todos, al menos la

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mayor parte de ellos, con vistas a la alimentación y a otras ayudas, para ofrecer tanto vestidos como otros
utensilios. Por consiguiente, si la naturaleza no hace nada imperfecto ni en vano, es necesario que todos
estos seres existan naturalmente para utilidad del hombre. En Gayo, se establece que: son animales todos
los seres vivos que carecen de derechos”. “Los animales son cosas movientes y pueden ser objeto de
dominio”. “Que todos los animales que vagan por la tierra, en el mar, o en el aire, esto es, los animales
salvajes (ferae bestiae), las aves (volucres), y los peces (pisces) se hacen del que los captura”. Por su parte,
las religiones que comparten el libro del Génesis otorgaron justificación moral a este orden de cosas al
indicar que Dios había creado a los animales y a las plantas para el servicio del ser humano. No habiendo
responsabilidad del ser humano frente a los demás seres vivos, todo era posible y legítimo. El filósofo
australiano John Passmore, en su texto Pensamiento ecologista ha dicho que “el cristianismo alentó
determinadas actitudes frente al mundo natural: lo conceptuó más como fuente de suministro que objeto
de contemplación, dio licencia al hombre para que lo tratase sin reparos, despojó a la naturaleza de su
carácter sagrado, y vació nuestra conducta para con ella de contenido moral”. Sin perjuicio de lo anterior,
también cabe observar que el texto vaticano del año 2015, encíclica papal Laudato Si, puede constituir un
punto de inflexión en la teología católica de la relación entre seres humanos y animales. El texto mantiene
los postulados centrales de la teología tradicional en esta materia, pero genera matices y abre puertas al
diálogo. De la misma forma, la actitud mostrada en el texto es de reflexión y encuentro. “Pero no basta
pensar en las distintas especies sólo como eventuales ‘recursos’ explotables, olvidando que tienen un valor
en sí mismas”. Párrafo 33. Y en el párrafo 90 reitera conceptos tradicionales: “Esto no significa igualar a

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todos los seres vivos y quitarle al ser humano ese valor peculiar que implica al mismo tiempo una tremenda
responsabilidad. Tampoco supone una divinización de la tierra que nos privaría del llamado a colaborar con
ella y a proteger su fragilidad. Estas concepciones terminarían creando nuevos desequilibrios por escapar
de la realidad que nos interpela”.

JEREMY BENTHAM es uno de los precursores en la reflexión sobre la consideración que el ser humano debe
dar a los animales. El test que Bentham propone es el de la capacidad para sentir dolor. Los seres humanos
pueden sentir dolor y los animales también. Bentham, exponente de la corriente utilitarista, que busca

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lograr la mayor cantidad de felicidad al mayor número de personas, propuso expandir la cerca de la
consideración moral, más allá de la especie humana. Esta propuesta fue, y sigue siendo, pionera,
controvertible y controvertida. Las diversas escuelas de filosofía moral tienden a otorgar valía moral solo al
ser humano, tanto en su calidad de sujeto moral como en su calidad de objeto de consideración moral. Los
test utilizados van desde consideraciones metafísicas del tipo, los seres humanos son hijos de Dios, tienen
alma, y naturalmente tienden al bien moral; a test inspirados en la capacidad cognitiva de los seres
humanos, del tipo, solo los humanos son inteligentes y pueden tener conciencias de sus actos. Sin embargo,
Bentham elude caer atrapado en las múltiples complicaciones y dificultades que tales aproximaciones
conllevan en sí mismas y propone un test diferente: la capacidad de sentir dolor. Allí se encuentra la
verdadera consideración que debiera tenerse presente al momento de determinar deberes morales frente
a otros seres vivos: ¿es capaz de sentir dolor? Si lo es, existe un deber de consideración.
La imagen de avance progresivo de la moral y la comparación con el tema de la esclavitud, es
particularmente significativa, y será retomada en diversas ocasiones, tanto en la filosofía, como en la
literatura.
En la actualidad, el filósofo australiano Peter Singer ha profundizado la aproximación utilitarista de Bentham
compartiendo la idea de expandir el mayor bien posible también a los animales. Singer argumenta que la
diferenciación entre humanos y animales es arbitraria y que la distancia entre un gran simio y una ostra es
mayor que la que existe entre un gran simio y un ser humano. Y, sin embargo, la ostra y el gran simio son

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considerados como compartiendo una categoría y separándolo del ser humano. En su libro Animal
Liberation, publicado en 1975, Singer aboga en contra de la experimentación en animales y promueve el
veganismo. También difundo el concepto de especismo, acuñado por Richard D. Ryder y que denuncia un
nuevo tipo de discriminación. En efecto, así como existe el racismo, el clasismo y el sexismo, también
existiría la discriminación de la especie humana respecto de todas las demás especies de seres vivos, el
especismo.
Tom Regan, filósofo estadounidense, fallecido el 2017 y autor del texto The Case for Animal Rights, señala
que los animales, humanos y no humanos, son todos “sujetos de una vida” y que si queremos adscribirles
valor a los seres humanos, en forma independiente a su capacidad cognitiva, también deberíamos hacerlo
con los animales no humanos. El atributo clave no es la racionalidad, sino que todos los seres vivos son
“sujetos de una vida” y esto confiere derechos morales que se traducen en una regla básica y que es la del
derecho a nunca ser tratado simplemente como un medio para el logro de los fines de otros seres vivos.
Existe así un derecho a ser tratado con respeto y esto deriva a no ser objeto de daño o maltrato.
El filósofo noruego Arne Naess, fundador de la corriente filosófica “Deep Ecology”, argumenta que existe
una ecología superficial que simplemente intenta hacer gestión ambiental básica, pero sin abordar los temas
en forma estructural. Esta ecología se construye sobre una premisa inconsistente con la real protección
ecológica: la idea de que es la especie humana la medida de toda acción ambiental, esto es, una cosmovisión
antropocéntrica. Esta ecología superficial considera a los demás seres vivos, a los ecosistemas y al planeta

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como meros insumos para los intereses del ser humano. Así, los árboles no son seres con un fin en sí mismos,
sino que son recursos naturales cuya finalidad es servir los intereses del ser humano. Esta aproximación
superficial ha llevado al planeta a situaciones que se acercan a la irreversibilidad: pérdida de diversidad
biológica, agotamiento de hábitats y ecosistemas, cambio climático, contaminación de tierra, aire y aguas,
sobrepoblación, exceso de residuos no degradables, y aumento de plagas y pestes. Frente a esta ecología
superficial, Naess propone una ecología profunda, una ecología que se haga cargo de las raíces de los males
y problemas ambientales del planeta, una ecología que recupere los equilibrios ecosistémicos, una ecología
biocéntrica.
La propuesta de una ecología biocéntrica apunta directamente a la pregunta sobre la relación del ser
humano con el resto de los seres vivos y los ecosistemas. La ecología profunda propone una
reconceptualización no solo de la forma en que el ser humano trata a los animales sino que, también, de la
forma en que debe ser interpretado a sí mismo. Así, hay un abandono de la idea de “amo de la creación” y
la aceptación de un papel de partícipe entre muchos, de la naturaleza y la existencia.
En Chile, el abogado Godofredo Stutzin fue un pionero de la idea de derechos de la naturaleza y de los
animales. Plantea como imperativo ecológico reconocer los derechos de la naturaleza:
“Reconocer a la naturaleza como una entidad dotada de derechos es jurídicamente posible, tiene en cuenta
una situación real y responde a una necesidad práctica”.

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JAMES LOVELOCK aborda el tema de derechos de la naturaleza desde una perspectiva original al proponer
que el planeta Tierra funciona como un sistema autorregulado. Esta idea la construyó alrededor del
concepto de Hipótesis Gaia. Indica que las partes orgánicas y las partes inorgánicas del planeta trabajan en
conjunto para que se presenten las condiciones de equilibrio que hacen al planeta ser lo que es y permitir
la vida. Sin embargo, la acción del ser humano estaría produciendo desequilibrios que pondrían en peligro
la vida en el plantea.
Leonardo Boff, exteólogo de la liberación brasileño, se acerca al tema de los derechos de la naturaleza y de
los animales desde una perspectiva distinta. Sobre la base de una reflexión de justicia social y utilizando
categorías propias de la teología cristiana. Advierte la necesidad de una reflexión de la relación entre el ser
humano y la naturaleza y los seres vivos. Sugiere considerar que el deterioro del planeta está ligado a un
deterioro de la salud mental de las personas. Y propone trascender el antropocentrismo:
“la actitud de apertura y de inclusión ilimitada propicia una cosmovisión radicalmente ecológica (de
panrelacionalidad y de religación con todo); ayuda a superar el antropocentrismo histórico y fomenta el que

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seamos cada vez más singulares y al mismo tiempo solidarios, complementarios y creadores. De este modo
estamos en sinergia con el universo entero y, por muestro medio, él se anuncia, avanza y continúa abierto a
novedades nunca antes probadas, rumbo a una Realidad que se esconde tras los velos del misterio situado
en el campo de la imposibilidad humana”.

¿Tiene la naturaleza un valor en sí misma, con prescindencia


de los intereses del ser humano? ¿Tienen los seres vivos una
categoría moral en sí mismos, más allá de la utilidad o
sentido que le pueda dar el ser humano?

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12. CASO HÉRCULES & LEO 2015.

El 2 de diciembre de 2013 la organización civil no gubernamental, THE NON HUMAN RIGHTS PROJECT,
presentó una demanda de Habeas Corpus ante la Cor te Suprema del Estado de New York, respecto de unos
chimpancés basándose en evidencia científica que probaba que los chimpancés son seres autónomos y con
conciencia y, por lo tanto, con titularidad para ser reconocidos como “personas en su sentido legal” con
ciertos derechos fundamentales. Hércules y Leo son dos chimpancés de propiedad del New Iberia Research
Center, y usados en investigación experimental relacionada con el movimiento, en el Departamento de
Anatomía de la Stony Brook University, en Stony Brook, NY. El objetivo de la demanda era la liberación de
los chimpancés y que estos fueran llevados a un santuario parte del “North American Primate Sanctuary
Alliance (NAPSA)”, de manera que puedan vivir en un entorno con otros animales de su especie y en las
condiciones más cercanas, dentro de lo posible, a una vida en la naturaleza.
Steven M. Wise, fundador y presidente de “The Non Human Rights Project”, la organización a cargo de la
demanda, declaró al inicio de la misma que:
“nadie ha demandado derechos para un animal no humano hasta la fecha, y que se le pedirá a los jueces
que reconozcan por vez primera, que estos seres cognitivamente complejos y autónomos, tienen el derecho

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básico a no ser prisioneros”.
En la base teórica de la demanda se encuentra evidencia genética, cognitiva, fisiológica, evolucionaria, y
taxonómica que los chimpancés son seres conscientes y autónomos. De esta forma, la organización
demanda derechos apropiados para los chimpancés de acuerdo con evidencia científica existente. Por su
parte, la causa legal de la acción es la institución del Habeas Corpus, existente en la tradición jurídica del
Common Law, a través de la cual, alguien que se encuentra cautivo, por ejemplo, en prisión, busca justicia
a través de lograr que el juez exija a sus captores que exhiban las causas y razones que justificarían el
derecho de retenerlo. En forma más específica, la acción se basa en un caso que tuvo lugar en Inglaterra, el
año 1772, cuando el esclavo americano James Somerset, que había sido llevado a Londres por su dueño,
escapó, fue recapturado, y fue llevado encadenado a un barco pronto a zarpar hacia los mercados de
esclavos de Jamaica. Con la ayuda de un grupo de abogados abolicionistas, los padrinos de Somerset
interpusieron un habeas corpus en su nombre, que desafiaba su clasificación legal como una cosa. El caso
fue visto por el Chief Justice of the Court of King’s Bench, lord Mansfield, quien dictaminó que Somerset no
era una cosa objeto de propiedad, sino una persona legal, y ordenó su libertad.
El estado de New York reconoce la continua vigencia de la acción de habeas corpus. La jurisprudencia del
estado, construida de acuerdo con sus precedentes, permitió a esclavos usar el sistema para desafiar su
estatus y establecer su derecho a la libertad. El estado adoptó la decisión de lord Mansfield en el caso
Somerset. La apelación del caso de Hércules y Leo se presentó ante la Segunda Sala de Apelaciones, en

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Brooklyn. Allí, la Corte rechazó la apelación de plano. En la sentencia se señala que la apelación es rechazada
también debido a su naturaleza académica.
Frente al rechazo de la apelación, la organización decidió volver a presentar el recurso, el 19 de marzo de
2015, ante la Corte Suprema del estado, en Manhattan. El 20 de abril de 2015, la ministra de la Corte
Suprema del estado de New York Barbara Jaffe, otorgó admisibilidad a la solicitud de habeas corpus a favor
de Hércules y Leo. Esta decisión significó que la Stony Brook University, representada por el Attorney
General of New York, tuvoque presentarse ante la Corte para argumentar razones legales suficientes para
justificar la detención de los chimpancés.
El 30 de julio de 2015, la ministra Barbara Jaffe emitió su decisión rechazando el habeas corpus de Leo y
Hércules, en un texto de treinta y tres páginas. La ministra señaló que “por ahora” debe ceñirse a lo
determinado por otra causa similar respecto de un chimpancé (Tommy) en que se rechazó su petición de
habeas corpus. La sentencia contiene argumentaciones interesantes para los efectos del desarrollo de los
derechos de los animales:
1. “La personalidad legal no es algo necesariamente sinónimo con ser humano... más bien, los parámetros
de la personalidad legal han sido y continuarán siendo objeto de debate y discusión entre los teóricos del
derecho, comentaristas y tribunales, y no se centrará en semántica o biología, y ni siquiera en filosofía, sino
que en la adecuada asignación de derechos de acuerdo con el derecho, preguntándose en efecto, quién
cuenta en nuestro sistema jurídico.

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2. La organización tenía capacidad de comparecer en representación de los chimpancés.
3. Los esfuerzos para extender derechos legales a los chimpancés son entonces comprensibles. Algún día,
pueden llegar a tener éxito. Por ahora, sin embargo, dados los precedentes respecto de los cuales estoy
obligada, ordeno que la petición de habeas corpus sea rechazada”.
Con posterioridad a la sentencia, la Stony Brook University ha declarado que ha tomado la decisión de no
seguir experimentando con Leo y Hércules. Por su parte, el NIH (National Institutes for Health) ha anunciado
que no financiará investigación alguna en chimpancés en instituciones públicas de Estados Unidos.

- CASO ORANGUTÁN SANDRA 2015


Dos organizaciones no gubernamentales, el Proyecto Gran Simio (PGS) y la Asociación de Funcionarios y
Abogados por los Derechos de los Animales (AFADA), presentaron un habeas corpus a favor de la orangután
Sandra, quien vivía cautiva en el zoológico de Palermo en Buenos Aires. El año 2015, la Sala II de la Cámara
de Casación Penal dictaminó que Sandra debe ser considerada como un sujeto no humano que tiene
derecho a la vida, a la libertad y a no sufrir daño. La sentencia resuelve lo siguiente: Hacer lugar a la acción
de amparo promovida en los siguientes términos:
1) Reconocer a la orangutana Sandra como un sujeto de derecho, conforme a lo dispuesto por la ley
Nº 14.346 y el Código Civil y Comercial de la Nación Argentina en cuanto al ejercicio no abusivo de los

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derechos por parte de sus responsables, el concesionario del zoológico porteño y la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.

2) Disponer que los expertos amicus curiae Dres. Miguel Rivolta y Héctor Ferrari juntamente con el
Dr. Gabriel Aguado del zoológico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires elaboren un informe
resolviendo qué medidas deberá adoptar el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en
relación a la orangutana Sandra. El informe técnico tendrá carácter vinculante.

3) El gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires deberá garantizar a Sandra las condiciones
adecuadas del hábitat y las actividades necesarias para preservar sus habilidades cognitivas.

- CASO CHIMPANCÉ CECILIA 2016.

El año 2016, el Tercer Juzgado de Garantía de Mendoza falló favorablemente un habeas corpus en favor de
la chimpancé Cecilia, cautiva en el zoológico de la provincia de Mendoza, la declaró “sujeto de derecho no
humano” y dispuso su traslado al santuario de Sorocaba, en Brasil. La sentencia dispone que existe el deber
de “preservar el derecho de Cecilia a vivir en un medio ambiente en las condiciones propias de su especie”.

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La sentencia es especialmente interesante por su razonamiento doctrinario: “Resulta innegable que los
grandes simios, entre los que se encuentra el chimpancé, son seres sintientes por ello son sujetos de
derechos no humanos. Tal categorización en nada desnaturaliza el concepto esgrimido por la doctrina. El
chimpancé no es una cosa, no es un objeto del cual se puede disponer como se dispone de un automóvil o
un inmueble. Los grandes simios son sujetos de derecho con capacidad de derecho e incapaces de hecho,
en tanto, se encuentra ampliamente corroborado según la prueba producida en el presente caso, que los
chimpancés alcanzan la capacidad intelectiva de un niño de 4 años. Los grandes simios son sujetos de
derechos y son titulares de aquellos que son inherentes a la calidad de ser sintiente. Esta afirmación
pareciera estar en contraposición con el derecho positivo vigente. Pero solo es una apariencia que se
exterioriza en algunos sectores doctrinarios que no advierten la clara incoherencia de nuestro
ordenamiento jurídico que por un lado sostiene que los animales son cosas para luego protegerlos contra
el maltrato animal, legislando para ello incluso en el campo penal. Legislar sobre el maltrato animal implica
la fuerte presunción de que los animales ‘sienten’ ese maltrato y de que ese sufrimiento debe ser evitado,
y en caso de producido debe ser castigado por la ley penal”.

62
13. PRINCIPIOS DEL DERECHO AMBIENTAL:

La construcción y reconocimiento de ordenamientos o disciplinas jurídicas de carácter ambiental, a lo


largo del tiempo, ha tenido una importante evolución en el mundo entero. Aun cuando nuestra
institucionalidad ambiental, estructurada en forma sistémica tiene algo más de una década, en el derecho
comparado los estatutos jurídicos relativos al Medio Ambiente gozan de una madurez y elaboración
bastante mayores.

Es así como en el proceso de construcción del Derecho Ambiental como una rama con vida propia en
los ordenamientos jurídicos del mundo, se han modelado diversos principios orientadores o más bien
interpretativos del estatuto en general, y con el transcurso del tiempo han sido reconocidos no sólo por la
doctrina, sino que se han ido convirtiendo en criterios inspiradores de diversas leyes o estatutos regulatorios
en general.

Las primeras construcciones de un ordenamiento jurídico ambiental, como un estatuto regulatorio


especial y comprensivo de todas las preocupaciones relativas a la relación de la existencia y desarrollo del
ser humano y su relación con el medio ambiente que lo rodea, datan de la segunda mitad del siglo XX. Sobre
este punto, Ramón Martín Mateo, en su Tratado de Derecho Ambiental, señala que “Una primera

63
aproximación al concepto de ambiente nos remite a una noción amplia que incluye toda la problemática
ecológica general, y por supuesto el tema capital de la utilización de los recursos, a disposición del hombre,
en la biosfera”1. En el marco de esta perspectiva amplia y global ciertamente se enmarca la National
Environmetal Policy Act de 1969, de Estados Unidos, en la cual se señala en su sección Nº 2, que es propósito
de esta ley “declarar una política nacional que estimulará una productiva y amable armonía entre el hombre
y su entorno; promover esfuerzos que prevendrán o eliminarán peligros para el medio y la biosfera y
estimulará la salud y el bienestar del hombre, enriqueciendo la comprensión de los sistemas ecológicos y
los recursos naturales importantes para la nación”. El Gobierno Francés, en un contexto no tan
estructurado como en la legislación norteamericana, pero igualmente globalizador en el tratamiento del
tema, en el año 1970 adoptó un plan de cien medidas de protección ambiental, dentro de las cuales se
abordaron diversos aspectos, tales como contaminación atmosférica, medios urbanos, paisajes, etc. Luego,
con el surgimiento y consolidación de las preocupaciones ambientales en el Derecho Internacional las que
se han manifestado en un sinnúmero de tratados que se refieren a temas de medio ambiente, muchos de
ellos desarrollados en el seno de organismos internacionales. Asimismo, la Consolidación de la Comunidad
Económica Europea primero y la Unión Europea, permitió que se fueran definiendo una serie de normativas
que debían ser incorporadas a los países miembros, donde se formularon principios jurídicos propios de
los estatutos ambientales a desarrollar.

1
Martín Mateo, Ramón, “Tratado de Derecho Ambiental”, Editorial Trivium, Madrid, España, 1991, pág. 81

64
Muchos de estos principios, dada la peculiar característica del Derecho Ambiental de ser un Derecho
dinámico, muy sensible al progreso y a las evidencias científicas, han sido progresivamente formulados,
reconocidos y modificados en el ordenamiento jurídico internacional, así como en las legislaciones
comparadas y, como veremos a continuación, han sufrido sus propias evoluciones. De la misma manera
podemos ver que en el caso de nuestra Ley de Bases Generales del Medio Ambiente sus instituciones
reconocen o tienen sus fundamentos en algunos principios de Derecho Ambiental, según se señala
expresamente en el Mensaje Presidencial con que fuera despachado el proyecto de ley al Congreso Nacional
para su tramitación, en el cual se indica que el proyecto se inspira en cuatro principios específicos: el
Principio de la Prevención, el Principio “El que contamina paga”, el Principio del Gradualismo, el Principio
Participativo y además menciona el principio de la eficiencia.

A continuación, nos referiremos a los principios que según el Mensaje Presidencial de la Ley Nº 19.300,
de Bases Generales del Medio Ambiente, inspiran e integran sus disposiciones, para luego referirnos a los
principios presentes en el Derecho y la Doctrina Internacional o comparada.

II.- PRINCIPIOS DEL DERECHO AMBIENTAL, RECONOCIDOS EN LA LEY Nº 19.300

• EL PRINCIPIO DE LA PREVENCIÓN

65
En el texto del mensaje presidencial con que fue despachado el proyecto de Ley de Bases Generales
del Medio Ambiente, se señala que "mediante este principio, se pretende evitar que se produzcan los
problemas ambientales".

Una primera aproximación al principio de la Prevención, en nuestro país, se encuentra en el artículo


19 Nº 8 de la Constitución Política de la República, el que consagra el derecho a vivir en un medio ambiente
libre de contaminación, en cuanto señala que Es deber del Estado velar para que este derecho no sea
afectado y tutelar la preservación de la naturaleza.

Una construcción dogmática de este principio, permitiría definirlo como un imperativo, en las
decisiones ambientales de las autoridades, en orden a evitar el deterioro o la generación de daños en el
patrimonio ambiental del país, por la acción de agentes tanto privados como públicos.

Este principio es uno de los principios clásicos del Derecho Ambiental. Tanto en el plano nacional,
como en el internacional, los de protección del Medio Ambiente se han construido sobre la base de evitar
o controlar el deterioro o la pérdida del Medio Ambiente. No hay normativa ni política pública ambiental en
el mundo que no tenga una finalidad preventiva, sin perjuicio de que la profundidad con que se aplique este
principio pueda variar se acuerdo a las circunstancias políticas, científicas y técnicas propias de cada lugar.
Al respecto, Ludwig Krämer ha señalado que “el principio de la acción preventiva es de una importancia
trascendental en cualquier clase de política ambiental efectiva, ya que permite actuar en un estadio muy

66
preliminar. No se pretende que la acción se dirija primordialmente a reparar el daño o lesión ambiental, una
vez ocurrido, sino que el principio de acción preventiva exige que las medidas se tomen para prevenir que
ocurra aquel daño o lesión2”

Limitaciones al principio de la prevención

En los términos en que este principio se plantea, pareciera que, en razón de fines de prevención
ambiental, deben identificarse instrumentos que generen en las personas conductas que los inhiban de
producir impactos ambientales relevantes y más aún evitar la producción de situaciones de daño ambiental.
. En efecto, en la doctrina española se ha sostenido que la adopción de este precepto, tanto en el plano
nacional, como en el comunitario e internacional, supone “una estrategia de acción que se traduce en
preferencia por la actuación previa al deterioro ambiental. En cualquier momento en que surja un conflicto
entre los objetivos de reparación o prevención, el principio obligará al intérprete a inclinarse por el sentido
preventivo”3.

2
Krämer, Ludwig, “Derecho Ambiental y Tratado de la Comunidad Europea”, Editorial Marcial Pons Ediciones Jurídicas y Sociales S.A., Madrid, España,
traducción de la tercera edición de la obra E.C. Treaty and Environmental Law
3
Jordano Fraga, Jesús, “La Protección del Derecho a un Medio Ambiente Adecuado”, José María Bosch Editor, S.A., Barcelona, España, 1ª Edición 1995, pág.
137.

67
Dada la característica del Derecho Ambiental de ser un derecho altamente sensible a las realidades
locales, el principio preventivo puede adquirir o recibir una aplicación más o menos estricta o profunda,
pero como ya se señalara anteriormente, siempre se aplica, tanto para la elaboración de nuevas normativas,
como en la gestión ambiental que las autoridades desarrollen, comprendiendo dentro de esta, la regulación
y/o la autorización de proyectos o actividades susceptibles de causar impactos ambientales.

Como se señalara anteriormente, la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente lo contempla en
forma expresa en su Mensaje, y son variadas las instituciones de la ley que lo reflejan. Tal es el caso del
Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, la educación ambiental, los Planes de Prevención y de
Descontaminación, y las normas sobre responsabilidad por daño ambiental. Asimismo, puede sostenerse
que en las normas tanto de calidad como de emisión, atendiendo a la situación ambiental en la que se
dicten, pueden tener un objetivo eminentemente preventivo.

• PRINCIPIO “EL QUE CONTAMINA PAGA”

El mensaje con que se despacho el proyecto de Ley de Bases Generales del Medio Ambiente,
refiriéndose a este principio, señala que “se funda en la idea de que el particular que actualmente
contamina, o que lo haga en el futuro, debe incorporar a sus costos de producción todas las inversiones
necesarias para evitar la contaminación”.

68
Este principio comienza a gestarse fruto de las dificultades causadas por el progresivo deterioro de los
elementos ambientales denominados bienes comunes, que al tener dicha calidad, podían ser utilizados por
todos, sin que nadie pudiera invocar a su respecto derechos exclusivos o excluyen tes, y de este modo
tampoco tenían interés en su cuidado y protección. Este principio pretende por una parte que no sea la
sociedad toda quien pague por los costos de las actividades que los particulares causan en el medio
ambiente y por la otra que no sea el Estado quien asuma por su cuenta los costos de estas externalidades,
con lo cual se podría entender que existiría una especie de subsidio a dichos particulares. El ejemplo clásico,
es una situación de contaminación atmosférica, donde nadie le exige medidas concretas al emisor. Los
costos y molestias de dicha contaminación los sufre toda la sociedad, cuando lo razonable sería que cada
particular, tomara las medidas tendientes a evitar las emisiones de su proceso productivo.4 De este modo,
el principio pretende que los particulares al desarrollar actividades económicas, eviten esos costos
internalizádolos adecuadamente en sus costos de producción..

Este principio, aplicable en Chile desde la publicación de la ley Nº 19.300 (9 de Marzo de 1994), pero
presente en el derecho comparado desde hace casi 3 décadas, plantea la internalización de los costos de
reparación de los daños ambientales en los responsables de dichos daños, individualmente considerados.

4
Respecto de este punto se puede consultar la ponencia del profesor Rafael Valenzuela , en su ponencia sobre Nociones Acerca del Prinicio “EL QUE
CONTAMINA PAGA”, publicado en CEPAL y Fundación Freidrich Ebert, en las Memorias del Seminario de Derecho Ambiental.

69
La concreción de este principio se observa en numerosas instituciones de la Ley Nº 19.300 y la
normativa ambiental o sanitaria complementaria, tales como :

1.- El Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, como instrumento que tiene por objeto que los
particulares mitiguen, reparen o compensen eventuales impactos ambientales relevantes de su actividad.
2.- Las normas de calidad y emisión se adoptan precisamente para evitar que los particulares emitan más
allá de niveles considerados razonables.
3.- Los planes de prevención y descontaminación, que hace que sean los particulares que emiten en
cantidades que causan un riesgo a la salud o que pudiera serlo a futuro en los planes de prevención,
precisamente internalicen sus costos de control de emisiones, reduciéndolas o limitándolas a niveles
compatibles con las respectivas normas de calidad ambiental.
4.- Las normas de manejo y disposición de residuos peligrosos, que impiden que estos sean dispuestas de
forma que puedan causar riesgos a la salud, etc.

A nivel jurídico, es común escuchar que el principio de la responsabilidad, constituye una manifestación del
principio del que contamina paga, en cuanto dado el contenido de prevención general que tienen las normas
sobre responsabilidad, es un aliciente para que los particulares eviten causar daños ambientales, e
internalicen los costos ambientales de sus actividades, pero creemos que ello no es conceptualmente
correcto, compartiendo a ese respecto la opinión del profesor Valenzuela, que en la ponencia citada
anteriormente, al desarrollar el principio el que contamina paga, señala: “No se refiere el principio en

70
consecuencia, la responsabilidad que puede recaer sobre los contaminadores por daños que causen con la
contaminación. No postula que quien causa perjuicios al contaminar debe responder por ellos,
convirtiéndose el principio en algo así como una versión ambiental de la ley del Talión. La obligación de
indemnizar los daños causados por la contaminación existe, por supuesto, pero no tiene su fuente en este
principio sino en las reglas generales sobre responsabilidad extracontractual. Nada obsta, por lo tanto, a
una aplicación simultánea del principio “quien contamina paga” y de las normas sobre responsabilidad civil
por daños causados a terceros”. Hoy día esta última referencia puede entenderse hacha a responsabilidad
por daño ambiental también.

• PRINCIPIO DEL GRADUALISMO

En el mensaje con que se despachó el proyecto de la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente, se
señala como otro de los principios inspiradores el del Gradualismo. Esta expresión, en términos simples,
puede definirse como una “tendencia que defiende la moderación sin renunciar a un objetivo a largo plazo”5.

Si bien no se encuentran citas a un principio como este en la doctrina internacional, el principio del
gradualismo podríamos definirlo como un imperativo en la interpretación de las normas ambientales, así
como en la gestión ambiental que se desarrolle con arreglo a ellas, en virtud del cual la aplicación de la
normativa ambiental, y la institucionalidad que se construya en torno a ella, debe ser programada y

5
Definición obtenida del “Diccionario de Neologismos”, de la Editorial SPES de España. http://brangaene.upf.es/spes

71
escalonada en su aplicación, de manera que los costos tanto públicos como privados que ello supone
puedan ser absorbidos en forma adecuada por sus destinatarios. En este sentido, a propósito de este
principio se señala en el Mensaje que “el proyecto (de ley) no pretende exigir de un día para otro los
estándares ambientales más exigentes, ni someter a todas las actividades del país, sin importar su tamaño,
a los procedimientos de evaluación de impacto ambiental. Tampoco pretende contener todas las
disposiciones ambientales que es necesario crear. Muy por el contrario, la intención es comenzar
efectivamente un proceso de regulación ambiental del cual este es el primer paso, pero quedando todavía
mucho por hacer. En consecuencia, sólo dará el marco general que será aplicable a todas las actividades o
recursos respecto de los cuales, posteriormente, se irá creando una legislación especial”... “Tal vez el peor
pecado de una ley como ésta sería el intentar ser comprensiva, puesto que requeriría un aparato fiscalizador
presente en todo tiempo y lugar y con un enorme conocimiento del tema. Por ende, debemos comenzar con
las regulaciones básicas y más fundamentales, para ir, después, a regular lo demás”.

En numerosos pasajes de la Ley Nº 19.300, puede apreciarse la aplicación de este principio.

En el artículo 1º de esta Ley, el legislador pone de manifiesto su intención de desarrollar un estatuto


jurídico único e integral relativo al Medio Ambiente, sin embargo, en este mismo artículo se previene sobre
la vigencia de otras normas existentes:

72
Art. 1. El derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, la protección del medio ambiente, la
preservación de la naturaleza y la conservación del patrimonio ambiental se regularán por las disposiciones
de esta ley, sin perjuicio de lo que otras normas legales establezcan sobre la materia.

Es necesario tener en cuenta que la Ley Nº 19.300, como Ley de Bases Generales, estatuye normas y
preceptos básicos y generales, facultando al Poder Ejecutivo para el desarrollo en detalle de las regulaciones
necesarias para dar sustancia y aplicación práctica de la Ley. Por su parte, existen numerosas normas tanto
legales como reglamentarias, anteriores a la Ley Nº 19.300, que contemplan disposiciones de carácter
ambiental, situación que puede generar diversos tipos de conflictos jurídicos. Al respecto, el principio del
gradualismo constituye una poderosa herramienta interpretativa que permite concluir que, mientras no
sean elaboradas aquellas normas o instrumentos de carácter ambiental, previstos en la Ley de Bases
Generales del Medio Ambiente, se mantendrán en vigencia aquellas normas legales o reglamentarias que
tengan por objeto la protección de uno o más componentes del Medio Ambiente. Asimismo, en aquellos
casos en que las normas de la Ley Nº 19.300, o de su reglamentación complementaria, resulten
incompatibles o contradictorias con las normas sectoriales preexistentes, éstas últimas deberán entenderse
derogadas en forma tácita, y total o parcialmente según el caso. Así, por ejemplo, el Decreto Supremo Nº
144 de 1961, del Ministerio de Salud, que establece Normas para Evitar Emanaciones o Contaminantes
Atmosféricos de Cualquier Naturaleza, más que establecer normas de control de contaminación, utiliza
como concepto central para gatillar la acción correctora de la autoridad el de la “Molestia”, lo que se prohíbe
es la molestia a las personas; pues bien, cuando se han dictado normas de calidad o de emisión, que regulan

73
la presencia o la descarga de un contaminante en el ambiente, debemos entender que el concepto de
molestia está asociado al incumplimiento de dichas normas de calidad o de emisión.

Una clara expresión del principio del Gradualismo, se plantea a propósito de los plazos de vigencia con
que se establecen o fijas las normas de emisión, toda vez que, según la rigurosidad o impacto de sus
disposiciones, y el bien jurídico ambiental que se proteja, pueden plantearse distintos períodos de vacancia
como por ejemplo, el decreto Supremo Nº 90/00, del mismo Ministerio, que establece la Norma de Emisión
para la Regulación de Contaminantes Asociados a las Descargas de Residuos Líquidos a Aguas Marinas y
Continentales Superficiales, señala en su artículo 5.3 que las fuentes emisoras existentes deberán cumplir
con los límites máximos permitidos, a contar del quinto año de la entrada en vigencia del presente decreto.
De este modo, podemos sostener que el principio del gradualismo necesariamente a de asociarse con un
criterio de necesaria razonabilidad, criterio que ha sido reconocido por la Contraloría General de la
República en algunos de sus dictámenes, o bien con la exigencia de racionalidad necesaria que debe inspirar
el actuar de los órganos y autoridades de la Administración Pública, el cual, por lo general, es protegido
mediante el Recurso de Protección, en términos tales que constituye una arbitrariedad que amenaza o
afecta los derechos fundamentales de, por ejemplo, la propiedad, o el ejercicio de actividades económicas
lícitas, el exigir a ciertas actividades la solución de ciertos problemas relevantes, si considerar los plazos
necesarios y realistas para realizar las adecuaciones necesarias.

74
• PRINCIPIO DE LA RESPONSABILIDAD

El Mensaje con que se despachó el proyecto de Ley, establece el principio de la responsabilidad, con el cual,
según se indica en el mismo mensaje, “se pretende que los responsables por los daños ambientales reparen
a sus víctimas de todo daño. Además, se busca reparar materialmente el daño causado al medio ambiente,
obligando al causante del daño a restaurar el paisaje deteriorado”. En consecuencia, el principio de la
responsabilidad supera los ámbitos de lo que se denomina responsabilidad civil, creando una nueva figura
que podría denominarse "responsabilidad por daño ambiental".

En este orden de ideas, es importante tener en cuenta que la responsabilidad por daño ambiental, en los
términos que la Ley Nº 19.300 establece, requiere la concurrencia de los elementos clásicos de la
responsabilidad civil, una acción culposa o dolosa, un daño, y una relación de causalidad entre ambas. La
indicada contempla en el artículo 52 de la Ley, una presunción de responsabilidad establecida para el caso
de daños ambientales que se produzcan por la infracción de normas de calidad ambiental, a las normas de
emisiones, a los planes de prevención o de descontaminación, a las regulaciones especiales para los casos
de emergencia ambiental o a las normas sobre protección, preservación o conservación ambientales,
establecidas en la presente ley o en otras disposiciones legales o reglamentarias. Dicha norma no es otra
cosa que la consagración legal, de la tradicional presunción de culpabilidad respecto de aquellos que actúan
con infracción a la normativa legal o reglamentaria, que es un criterio general dentro del sistema civil de
responsabilidad extracontractual. Interesante es destacar que esta normativa contempla la posibilidad de

75
convivencia entre las acciones civiles que pretenden una reparación en especie y la acción ambiental
reparatoria que pretende restituir el medio ambiente a la situación anterior al daño causado.6

Asimismo la ley contempla una serie de otros cambios respecto de las normas civiles de responsabilidad
extracontractual, que le permiten hacerse cargo de una serie de situaciones complejas que presentan los
siniestros ambientales, y que da cuenta de las limitaciones de este instrumento reparatorio para hacerse
cargo de las problemas ambientales, debiendo ser la herramientas prioritarias las preventivas.7 Asimismo,
esta visión que tiene su fundamento en las normas de responsabilidad, ha generado consecuencias también
en la definición del órgano competente para conocer las acciones respectivas, mientras en la normativa
europea sobre la materia, el órgano que solicita tomar las medidas reparatorias es esencialmente el órgano
administrativo.8

• PRINCIPIO DE LA PARTICIPACIÓN

6
Al respecto se puede ver la definición de reparación contenida en la letra s) del artículo 2º de la Ley 19.300. “la acción de reponer el medio ambiente uno o más
de sus componentes a una calidad similar a la que tenían con anterioridad al daño causado o, en caso de no ser ello posible, restablecer sus propiedades
básicas”.
7
Al respecto de interesante destacar las normas sobre prescripción de la acción reparatorio (cinco años desde la manifestación evidente del daño); la regulación
especial de la prueba pericial; la aceptación de cualquier medio de prueba y la utilización de las reglas de la zona crítica, en contraposición con el sistema de
prueba reglada que es general en nuestra legislación civil..
8
Al respecto ver Directiva Nº2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, sobre responsabilidad medioambiental en relación con la prevención y
reparación de daños medio ambientales.

76
El Mensaje del Proyecto de Ley de Bases Generales del Medio Ambiente, cita entre los principios
inspiradores del proyecto, el de la Participación. Al respecto, se señala que “(este principio) es de vital
importancia en el tema ambiental, puesto que para lograr, una adecuada protección del medio ambiente se
requiere de la concurrencia de todos los afectados en la problemática”.

Este principio se encuentra presente en numerosos pasajes de la Ley de Bases Generales del Medio
Ambiente, como un requisito formal de carácter ineludible en los procesos de creación de normas
ambientales, así como un deber de promoción y de respuesta impuesto a los órganos del Estado en la
gestión ambiental que particularmente desarrollen.

Este principio tiene su consagración en numerosos instrumentos de Derechos Internacional, así por ejemplo
la Declaración de Río de Janeiro de 1992 sobre Medio Ambiente y Desarrollo, postula a la Participación
Ciudadana como uno de los principios fundantes de la misma: Principio Nº 10: “Los temas ambientales son
manejados de una mejor manera con la participación de todos los ciudadanos involucrados”. Consecuente
con ello, se consagra el derecho ciudadano a la información ambiental que manejen las autoridades,
indicándose además el deber del estado de alentar y facilitar la conciencia y participación pública. A su vez,
la Agenda 21 plantea como uno de sus lineamientos estratégicos el de fortalecer, a nivel local y regional, la
participación de los grupos sociales en la gestión que los gobiernos desarrollen en sus respectivos territorios.
La sección III del Documento de la Agenda, titulado como “Fortalecimiento del papel de los grupos
sociales”, se dedica exclusivamente a este tema, destacando la decisiva importancia que la participación de

77
todos los grupos sociales tendrán en el cumplimiento de los objetivos, políticas y mecanismos acordados
por los gobiernos en todas las áreas (no solo las ambientales) de la Agenda 21. Específicamente, en los
ámbitos de medio ambiente y desarrollo, se reconoce “la necesidad de que las personas, los grupos y las
organizaciones participen en los procedimientos de evaluación del impacto ambiental, conozcan el
mecanismo de adopción de decisiones y participen en él, sobre todo cuando exista la posibilidad de que esas
decisiones afecten a las comunidades donde viven y trabajan”, y se impone la obligación, entre los estados
miembros, de garantizar el acceso a la información de tipo ambiental de la que dispongan las autoridades
locales, incluyendo la relativa a productos y actividades que sean o puedan ser riesgosos para el medio
ambiente.

Además de lo documentos indicados, y otros posteriores, el año en el año 1998, se suscribió la Convención
sobre el Acceso a la Información, la Participación del Público en la Toma de Decisiones y el Acceso a la
Justicia en Materia de Medio Ambiente, conocida como la Convención de Aarhus, la que luego fue aprobada
por el Consejo Directivo de la Comunidad Europea en su decisión Nº2005/370/CE de fecha 17 de Febrero
de 2005. En esta Convención se reitera la preponderancia del rol que a la participación ciudadana
corresponde en la gestión ambiental que desarrollen los gobiernos, y robustece el ejercicio de los derechos
relativos a ésta. Los compromisos adoptados por los estados suscribientes consisten en:

1. Garantizar el acceso de los ciudadanos a las informaciones sobre medio ambiente de que disponen las
autoridades públicas: se establecen derechos y obligaciones específicos en cuanto al acceso a la

78
información, en particular en lo que se refiere a los plazos para su evacuación y los motivos para denegar,
por parte de la autoridad, el acceso a determinados tipos de información;
2. Favorecer la participación pública en la toma de decisiones que tengan repercusiones sobre el medio
ambiente: esta participación debe garantizarse en los procedimientos de autorización de determinadas
actividades específicas, principalmente actividades de carácter industrial, enumeradas en el anexo Nº I
de la Convención, y las observaciones que los ciudadanos formulen deberán ser tenidas debidamente en
cuenta para la decisión final de autorización de la actividad.
3. Ampliar las condiciones de acceso a la justicia en materia de medio ambiente: Esta materia es quizás una
de las innovaciones más importantes de esta Convención. Los ciudadanos podrán recurrir a los Tribunales
de Justicia, dentro del marco de la legislación nacional, “cuando consideren que han sido lesionados sus
derechos en materia de acceso a la información”, tratándose de solicitudes de información que han sido
ignoradas, rechazadas infundadamente, o tenidas en cuenta de forma insuficiente. El acceso a la justicia
se garantiza igualmente en el caso de violaciones al procedimiento de participación pública previsto en
la mismo Convención.

En virtud de lo anteriormente expuesto, podemos comprender que la normativa ambiental más reciente
no sólo destaca el principio de la participación, sino que lo vincula con el Derecho / Deber de la Información.
En este contexto, la Directiva 90/313/CEE, de 7 de junio de 1990, sobre Libertad de Acceso a la Información
en Materia de Medio Ambiente impone a los estados miembros la obligación de establecer las
disposiciones necesarias para reconocer el derecho de cualquier persona física o jurídica a acceder a la

79
información sobre medio ambiente que esté en poder de las Administraciones públicas sin que para ello sea
obligatorio probar un interés determinado, fijando un plazo máximo de dos meses para conceder la
información solicitada y estableciendo los supuestos en que dicha información puede ser denegada.

En otro sentido, el Deber de la Información se plantea como una obligación a los particulares, consistente
en comunicar a la Autoridad y opinión pública determinadas circunstancias relativas a las actividades o
proyectos que desarrollen, tales como la gestión de sustancias peligrosas, descarga de contaminantes,
riesgos existentes, etc., lo cual evidentemente se extiende a las Autoridades locales, regionales, nacionales
o incluso a la propia Comunidad Económica Europea dependiendo de la gravedad y extensión de los riesgos.

La consagración de este Derecho/Deber de la Información, y su extensión relativamente rápida a los


estatutos nacionales y locales en las naciones europeas, aun cuando parezca casual, no lo es en absoluto:
según Martín Mateo señala con claridad, “hay gran sensibilidad hacia estos temas especialmente a partir
del accidente de Chernobyl, cuya comunicación se produjo con un gran retraso, lo que no suele ser
infrecuente por cierto en los percances de las centrales nucleares, pero que aquí, por sus proporciones, pudo
tener muy graves consecuencias”9

Este principio, también ha sido recogido por la legislación ambiental Chilena. Una primera aproximación a
este principio, en nuestro Derecho, se encuentra en el Derecho de Petición, consagrado en el artículo 19 Nº

9
Martín Mateo, Ramón, op. Cit., páginas 128 y 129.

80
14 de la Constitución Política de la República, pero con la Ley Nº 19.300 adquiere una mayor concreción en
cuanto a su ejercicio. Posteriormente, la Ley Nº 19.653, de 1999, conocida como Ley de Probidad
Administrativa, introdujo importantes modificaciones a la Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales
de la Administración del Estado, y en lo referente con este tema, se estableció, el derecho de acceso a la
información pública por parte de los ciudadanos, y estableció un procedimiento para hacer efectivo este
derecho en caso de ser negada la información por alguna repartición o servicio público requerido.

La necesidad y/u obligación de que las propuestas de gestión ambiental nacionales o regionales, o
proyectos en particular sean puestos a disposición de la comunidad, para su ponderación y formulación de
observaciones o inquietudes, constituye un cumplimiento coherente y claro al mandato que la Ley Nº
19.300, en concordancia con loas normas anteriormente señaladas, establece en su artículo 4°: “Es deber
del Estado facilitar la participación ciudadana y promover campañas educativas destinadas a la protección
del medio ambiente”.

Los instrumentos de gestión ambiental, en cuyo procedimiento de elaboración y/o gestación se plasma
el mandato del artículo 4 son varios. Así por ejemplo, se manifiestamente en el Sistema de Evaluación de
Impacto Ambiental. Es así como dicha ley desarrolla en los artículos 26 a 31, el Párrafo titulado “De la
Participación de la Comunidad en el Procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental”, donde se regula
la forma en que las personas naturales o bien las organizaciones con personalidad jurídica que se sientan

81
afectadas por un proyecto pueden hacer observaciones a un proyecto o actividad que ingrese al Sistema de
Evaluación mediante un Estudio de Impacto Ambiental.

De igual modo en el procedimiento Elaboración de las Normas de Calidad Ambiental y de la


Preservación de la Naturaleza y Conservación del Patrimonio Ambiental, de los Planes de Prevención y
Descontaminación, y de las Normas de Emisión de contaminantes. A partir de lo señalado en el artículo 32
de la Ley Nº 19.300, y en la Reglamentación complementaria10, se señala que el expediente a que dé lugar
el procedimiento de elaboración de una norma, será público para su consulta, estableciéndose criterios de
publicidad de los anteproyectos y posibilidad de hacer observaciones a su respecto, además de otras
obligaciones en este ámbito. Asimismo, y de acuerdo a los artículos 49 y 50 de la Ley N° 19.300, aquellos
decretos supremos que establezcan las normas primarias y secundarias de calidad ambiental y las normas
de emisión, los que declaren zonas del territorio como latentes o saturadas, los que establezcan Planes de
Prevención o de Descontaminación, se publicarán en el Diario Oficial, y serán reclamables ante el juez de
letras competente, por cualquier persona que considere que no se ajustan a esta ley y a la cual causen
perjuicio.

• EL PRINCIPIO DE LA EFICIENCIA

10
El D.S. N° 93 del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, publicado en el Diario Oficial con fecha 26 de Octubre de 2003, aprobó el Reglamento para la
elaboración de normas de calidad ambiental y de emisión; por su parte, el D.S. Nº 94, de ese mismo Ministerio, y publicado con esa misma fecha, aprobó el
Reglamento para la elaboración de Planes de Prevención y Descontaminación.

82
Este principio, enumerado como uno de los principios inspiradores del proyecto de la Ley de Bases
Generales del Medio Ambiente en el Mensaje presidencial con que el proyecto fue despachado al Congreso,
se encuentra presente y es de frecuente aplicación en el Derecho Ambiental.

Este principio, que como imperativo de racionalidad es general en nuestro derecho público, inspira en
forma profunda a nuestro derecho ambiental. En términos simples, el principio de la eficiencia dice relación
con la necesidad de introducir los estándares y medidas ambientales más efectivos, al menor costo posible,
de manera tal que, si el beneficio de una exigencia ambiental no resulta superior en relación a su costo social
y eventualmente particular, resultaría irracional el cumplimiento de tal exigencia.

Su aplicación práctica, en instancias regulatorias, resulta frecuente en nuestro Derecho. El artículo 45


de la Ley Nº 19.300, indica el contenido mínimo de los Planes de Prevención y de Descontaminación,
señalando en su letra g que deberá indicarse “La estimación de sus costos económicos y sociales”. Al
respecto, el Decreto Supremo Nº 16/98 del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, que estableció
el primer Plan de descontaminación Atmosférica para la Región Metropolitana, indicó dentro de sus
principios inspiradores precisamente al de la Eficiencia, indicándose las siguientes ideas básicas en relación
a su aplicación: “Para diseñar un plan eficiente se analizaron los costos directos y la efectividad asociados a
todas aquellas medidas cuantificables, obteniéndose diferentes valores por porcentaje de contribución en la
reducción de contaminantes. Este método es un referente importante tanto en la selección de medidas que
se incorporan al plan, como también en la determinación del cronograma de implementación de medidas,

83
conforme a lo que se explica en el principio de gradualidad. De esta manera, medidas propuestas por el
proceso participativo (...) o por los comités técnicos que elaboraron el plan han sido excluidas de éste plan
por representar costos elevados en comparación a la efectividad de su aporte en la descontaminación de
la región”.

III.- PRINCIPIOS NO EXPRESAMENTE RECONOCIDOS EN EL MENSAJE DE LA LEY Nº 19.300

• EL PRINCIPIO PRECAUTORIO
Este principio no se encuentra enunciado en el Mensaje con que fuera despachado el proyecto de la
Ley de Bases Generales del Medio Ambiente, por lo cual debemos entender que el legislador que envió esta
norma al Congreso decidió no considerarlo como uno de sus fundamentos. , Fue creado en el seno del
Derecho Alemán en los años 70, con el nombre de Vorsorgeprinzip, comenzando a ser invocado en el
derecho internacional, en forma explícita, con la Declaración Ministerial de la II a Conferencia Internacional
sobre la protección del Mar del Norte de 198711. Luego, con la Declaración de Río de 1992, se consagró en
su principio Nº 15 el criterio de la precaución, señalándose lo siguiente: “Cuando haya peligro de daño grave
o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la
adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente”.

11
Jordano Fraga, Jesús, “La Protección del Derecho a un Medio Ambiente Adecuado”, José María Bosch Editor, S.A., Barcelona, España, 1ª Edición 1995.

84
En el principio precautoriose pone de manifiesto una de las características estructurales del Derecho
Ambiental, cual es su íntima relación con la realidad y evidencia científicas. De esta manera, un primer paso
en la gestión ambiental consiste en la aplicación del principio de la prevención: debe evitarse la ocurrencia
de daños, o la generación de riesgos, cuando se tiene la certeza de que ellos ocurrirán. Sin embargo, en no
menores ocasiones se carece de tal certeza científica, existiendo sólo antecedentes que razonablemente
permiten suponer riesgos o daños respecto de ciertos proyectos o actividades. El principio precautorio viene
en abordar esta situación, incorporando un elemento de prudencia orientador de las decisiones a tomar
frente a la falta de certeza científica, el que determine una decisión de no exponer al medio ambiente a
riesgos de daños cuando existan antecedentes serios que lo recomienden.

Desde luego, es necesario tener presente que la aplicación de este principio no resulta simple, toda
vez que la sola existencia de antecedentes razonables podría frenar o desincentivar el desarrollo económico
de un país. De este modo, el principio precautorio se ha planteado en la gestión ambiental con criterios de
razonabilidad. Una acertada definición de este principio se encuentra en el derecho positivo francés, en el
cual a través de una ley para reforzar la protección del medio ambiente, de 1995, se definió como el principio
según el cual la ausencia de certezas, teniendo en cuenta los conocimientos científicos y técnicos del
momento, no debe retrasar la adopción de medidas efectivas y adecuadas de modo tal de prevenir el
riesgo de daños graves e irreversibles en el medio ambiente, con un coste económico razonable.12

12 12
Jordano Fraga, Jesús, “La Protección del Derecho a un Medio Ambiente Adecuado”, José María Bosch Editor, S.A., Barcelona, España, 1ª Edición 1995.

85
• EL PRINCIPIO DE LA VENTANILLA ÚNICA

El principio de la ventanilla única, o también denominado “Principio de la Unidad de Gestión” en la


doctrina europea, dice relación con la útil –y necesaria- concentración de las competencias ambientales en
una sola agencia o instancia administrativa, la que, evidentemente, ha de contar con la competencia técnica
excluyente para la gestión pública ambiental.

Si bien la coordinación en nuestro Derecho Administrativo constituye no sólo un principio, sino una
norma jurídica expresa señalada en al artículo 3 de la Ley Nº 18.575, Orgánica Constitucional de Bases de la
Administración del Estado, en el Derecho Ambiental el principio de la Ventanilla Única adquiere una
relevancia especial. Dado el carácter históricamente difuso que ha tenido el Medio Ambiente como bien
jurídicamente protegido, existe en nuestro derecho un sinnúmero de normas de protección ambiental, así
como diversos entes competentes tanto en la aprobación como fiscalización de proyectos o actividades que
puedan generar o tener impactos ambientales. En el propio mensaje del proyecto de la Ley de Bases
Generales del Medio Ambiente, se reconoce “la existencia de 718 textos legales de relevancia ambiental,
de diversa jerarquía, que se encuentran vigentes”, así como el hecho de que “las competencias públicas para
la protección y la legislación ambiental se encuentran repartidas y dispersas en una multiplicidad de
organismos de diferente rango que operan de manera inorgánica, descoordinada, con paralelismo y
ambigüedad de funciones y de responsabilidades”. De esta manera, en la Ley Nº 19.300 puede advertirse
claramente que la finalidad del legislador, si bien no ha sido exactamente la derogación de normas y

86
competencias sectoriales, es la de instalar una autoridad superior, en carácter de coordinadora, en la
elaboración y aplicación de las normativas de carácter ambiental, así como en el ejercicio de las
competencias ambientales que a los órganos o autoridades sectoriales, del resto de la Administración
Pública, corresponda ejercer. El principio de la Ventanilla Única, precisamente, consiste en esta finalidad.

Si bien no fue señalado expresamente en el Mensaje con que fue despachado el Proyecto de la Ley
de Bases Generales del Medio Ambiente, este principio se encuentra fuertemente presente en diversos
pasajes de la misma, principalmente a propósito de la administración del Sistema de Evaluación de Impacto
Ambiental, el que, a la luz de este principio, corresponde a una instancia de evaluación de proyectos o
actividades susceptibles de causar impactos ambientales, a la que deben concurrir todos los órganos
sectoriales con competencias ambientales13 y emitir sus pronunciamientos con arreglo a la normativa
ambiental que sea de su competencia, para que una vez finalizado el proceso de evaluación la autoridad
ambiental emita un pronunciamiento definitivo, el que, favorable o adverso, será obligatorio para todos los
órganos sectoriales. Esta vinculación se manifiesta de manera expresa en el artículo 24 de la Ley Nº 19.300:

13
El Reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental señala que dentro de la expresión "órgano de la Administración del Estado con competencia
ambiental", quedan comprendidos los Ministerios, servicios públicos, órganos o instituciones creados para el cumplimiento de una función pública, que otorgan
algún permiso ambiental sectorial de los señalados en ese reglamento o poseen atribuciones legales asociadas directamente con la protección del medio ambiente,
la preservación de la naturaleza, el uso y manejo de algún recurso natural y/o la fiscalización del cumplimiento de las normas y condiciones en base a las cuales se
dicta la Resolución de Calificación Ambiental de un proyecto o actividad.

87
Artículo 24.- “El proceso de evaluación concluirá con una resolución que califica ambientalmente el proyecto
o actividad, la que deberá ser notificada a las autoridades administrativas con competencia para resolver
sobre la actividad o proyecto, sin perjuicio de la notificación a la parte interesada.

Si la resolución es favorable, certificará que se cumple con todos los requisitos ambientales aplicables,
incluyendo los eventuales trabajos de mitigación y restauración, no pudiendo ningún organismo del Estado
negar las autorizaciones ambientales pertinentes .

Si, en cambio, la resolución es desfavorable, estas autoridades quedarán obligadas a denegar las
correspondientes autorizaciones o permisos, en razón de su Impacto ambiental, aunque se satisfagan los
demás requisitos legales, en tanto no se les notifique de pronunciamiento en contrario”.

En el marco del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, además, se generan las autorizaciones de
carácter ambiental que la normativa en general ha radicado en las autoridades sectoriales. Estos son los
denominados “Permisos Ambientales Sectoriales”, a los que la misma Ley se refiere en el artículo 8º inciso
segundo: “Todos los permisos o pronunciamientos de carácter ambiental, que de acuerdo con la legislación
vigente deban o puedan emitir los organismos del Estado respecto de proyectos o actividades sometidos al
sistema de evaluación, serán otorgados a través de dicho sistema, de acuerdo a las normas de este párrafo
y su reglamento”. En el Reglamento del Sistema, a su vez, se contiene un extenso listado con todos los

88
permisos y autorizaciones ambientales sectoriales que deberán ser extendidos en el Sistema, indicando
además las condiciones a ser cumplidas para ello.

De este modo nuestra ley, sin derogar los permisos sectoriales y los procedimiento para obtener los
permisos respectivos14, los vincula en cuanto a su contenido con la Resolución de Calificación Ambiental, en
el sentido que los primeros no pueden establecer condiciones distintas en materia ambiental a las definidas
en la respectiva resolución de calificación ambiental, ni tampoco podrán otorgarse permisos calificados como
ambientales por el respectivo reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, si la resolución
de calificación ambiental es negativa, y viceversa no podrán denegarse por razones ambientales, permisos
sectoriales ambientales si la Resolución de Calificación Ambiental es positiva.

Es así, como el principio de la Ventanilla Única goza de una doble faz:

1.- Constituye un imperativo de coordinación –y de sujeción- de todos los órganos sectoriales con
competencias ambientales a las decisiones y criterios que en definitiva adopte la autoridad ambiental, esto
es las Comisiones Regionales o Nacional del Medio Ambiente, según corresponda. Es importante tener
presente que a la luz de la Ley Nº 19.300, las opiniones de los órganos sectoriales no resultan vinculantes
para la decisión que en definitiva adopte la autoridad ambiental, en los ámbitos del ejercicio de facultades
14
Cabe hacer presente que la única derogación que se ha hecho de un permisos específico fue la ley 3.133 que establecía una autorización del presidente de la
República para los sistemas de descarga de residuos industriales líquidos a cursos de agua. Esto se hizo por una ley posterior, y en el entendido que hoy se
fiscaliza el cumplimiento de normas de emisión determinadas.

89
discrecionales, y que, en caso de discordancias entre la opinión de un órgano sectorial y la autoridad
ambiental, en lo que a materias ambientales se refiera, ha de primar la opinión de ésta última, lo cual no
puede ser excusa para que las COREMAs o CONAMA, intenten pasar sobre normas expresas, lo cual
obviamente sería ilegal. Este principio es relevante a la hora de obtener los permisos respectivos, pero debe
serlo también las etapas posteriores de la evaluación ambiental, donde los órganos competentes no
deberían estar habilitados para reabrir discusiones cerradas adecuadamente en el proceso de evaluación

2.- Garantiza a la ciudadanía que las decisiones oficiales en materias ambientales, relativas al Sistema de
Evaluación de Impacto Ambiental o a la gestión ambiental en general, serán las que adopte la Autoridad
Ambiental, no pudiendo ser desconocidas o modificadas por otras autoridades en el ejercicio de sus
competencias ambientales sectoriales.

Un interesante ejemplo de la aplicación del principio de la “Ventanilla Única” en nuestro derecho se


ha suscitado recientemente, a propósito de la jurisprudencia administrativa de la Contraloría General de la
República al referirse a las potestades sancionatorias de los órganos sectoriales con competencias
ambientales, respecto de proyectos o actividades aprobados en el marco del Sistema de Evaluación de
Impacto Ambiental, en los aspectos ambientales de éstos. El órgano Contralor, tanto en sus Dictámenes Nº
981/03 como en el Nº 39.696/05, ha señalado que estos órganos no pueden ejercer directamente su
potestad sancionatoria, en relación con los aspectos ambientales de los proyectos o actividades que
cuentan con Estudios de Impacto Ambiental aprobados, toda vez que dicha potestad, de conformidad con

90
la sujeción que impone el artículo 24 de la Ley Nº 19.300, se encuentra radicada en la Comisión Regional o
Nacional del Medio Ambiente, que calificó ambientalmente favorable el proyecto o actividad.

En el Derecho comparado, la aplicación de este principio data ya de varias décadas, y actualmente se


expresa con bastante más fuerza. Su primera formulación puede encontrarse en la National Environmental
Policy Act, de 1969, con la cual se creó la Environmental Protection Agency de Estados Unidos (EPA), modelo
que tiene por objeto la radicación de las competencias ambientales en una sola autoridad federal, con
capacidad para establecer políticas obligatorias sobre los gobiernos locales.

En la Unión Europea se ha seguido el mismo modelo de integración de competencias en un solo


órgano o autoridad, ya sea a través de un Ministerio o de una Agencia. Un ejemplo notable en esta materia
lo es la Directiva Europea Nº 96/61/CE, sobre Prevención y Control Integrado de la Contaminación (PCIC).
En síntesis, este documento tiene por objeto la regulación de los impactos ambientales de las actividades
industriales y agrícolas calificadas como de alto potencial de contaminación (industrias de actividades
energéticas, producción y transformación de los metales, industria mineral, industria química, gestión de
residuos, cría de animales, etc.), estableciendo un procedimiento de permiso o autorización para su
funcionamiento, y las condiciones mínimas que los Estados adhirientes deberán exigir para otorgar tal
permiso. Aún cuando esta Directiva ha sufrido modificaciones posteriores, se ha mantenido el criterio de
que el permiso ambiental a que se sujetan las actividades antedichas tiene un carácter integrado y único,
excluyente de las autorizaciones sectoriales que pudiesen otorgar otras autoridades, abarcando las diversas

91
componentes del medio ambiente que puede afectar un proyecto determinado. De este modo, no queda
sujeto el proyecto a una diversidad de evaluaciones según sea el tema de preocupación, aíre , agua o
residuos, sino que afecto a una sóla evaluación. En lo pertinente en el análisis de “Unidad de Gestión”,
resulta interesante mencionar los considerandos 7 y 8 de la Directiva:

(7) Considerando que el tratamiento por separado del control de las emisiones a la atmósfera, el agua o
el suelo puede potenciar la transferencia de contaminación entre los diferentes ámbitos del medio
ambiente, en lugar de proteger al medio ambiente en su conjunto;

(8) Considerando que la finalidad de un enfoque integrado del control de la contaminación es evitar las
emisiones a la atmósfera, el agua y el suelo, siempre que sea practicable, tomando en consideración la
gestión de los residuos, y, cuando ello no sea posible, reducirlas al mínimo, a fin de alcanzar un elevado
grado de protección del medio ambiente en su conjunto;

De este modo el principio, va más allá de lo meramente administrativo, no tener muchas entidades con las
cuales debe tratarse al obtener una autorización ambiental, sino que principalmente toda la discusión
ambiental relativa a un solo proyecto, sea hecha en un solo procedimiento.

• EL PRINCIPIO DE LA CUNA A LA TUMBA

92
Si bien en la doctrina nacional e internacional no está tratado como un principio jurídico, por cierto
constituye un poderoso instrumento de gestión ambiental, estando presente, en mayor o menor medida,
en la construcción de las políticas públicas que los gobiernos desarrollan en materias ambientales,
principalmente en lo que dice relación con la gestión de residuos y sustancias calificadas como peligrosas.

Su raíz se encuentra en el principio general de responsabilidad por daños ambientales, y se traduce


en una atribución jurídica de responsabilidad en el generador o primer propietario del residuo o sustancia
a la que particularmente se le haya asignado una mayor cuota de preocupación por las autoridades, en
circunstancias tales que, en el común de los casos, tal responsabilidad se habría extinguido en virtud de
actos o convenciones que normalmente tendrían tal efecto. De este modo la responsabilidad de este
generador se extiende hasta la entrega de los residuos a una instalación adecuadamente autorizada para
tales efecto. Por ejemplo, la normativa sobre responsabilidad por la disposición inadecuada de residuos
peligrosos en Estados Unidos, se rige por este principio, al asignar al generador, entre otros, la obligación
de sanear los sitios contaminados por residuos irregularmente dispuestos.

Los casos en que en la normativa ambiental Chilena, se aplica este principio son escasos. Ello ocurre,
por ejemplo, en el caso del criterio establecido en el D.S. Nº 148 de 2003, del Ministerio de Salud, que
aprueba el Reglamento Sanitario de Manejo de Residuos Peligrosos, el cual, en numerosas disposiciones,
contempla el criterio de la cuna a la tumba. Particularmente, en el artículo 27 de dicha norma reglamentaria,
se puede advertir la presencia de este criterio:

93
Artículo 27 Sin perjuicio de sus obligaciones propias, el Generador afecto a un Plan de Manejo de Residuos
Peligrosos, que encomiende a terceros el transporte y/o la eliminación de sus residuos peligrosos será
responsable de:
a) retirar y transportar los residuos peligrosos a través de transportistas que cuenten con
autorización sanitaria,
b) realizar la eliminación de sus residuos peligrosos en Instalaciones de Eliminación que
cuenten con la debida Autorización Sanitaria que comprenda tales residuos,
c) proporcionar oportunamente la información correspondiente al Sistema de Declaración y Seguimiento de
Residuos Peligrosos y entregar al transportista las respectivas Hojas de
Seguridad para el Transporte de Residuos Peligrosos.
Los Generadores que no estén obligados a sujetarse a un Plan de Manejo de Residuos
Peligrosos deberán en todo caso cumplir con la obligación señalada en la letra b) precedente.

94
EL DERECHO A VIVIR EN UN AMBIENTE LIBRE DE CONTAMINACIÓN.

- Artículo 19.- La Constitución asegura a todas las personas: 8º.- El derecho a vivir en un medio ambiente
libre de contaminación. Es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la
preservación de la naturaleza.
La ley podrá establecer restricciones específicas al ejercicio de determinados derechos o libertades
para proteger el medio ambiente;

La Constitución Política de la República, en mérito a su rol dentro de un Estado de Derecho, es un


referente formal–fundamental de la institucionalidad ambiental chilena. Los aspectos ambientales
explícitamente consagrados por dicho cuerpo normativo se traducen –predominantemente – en el
reconocimiento a todas las personas de determinados derechos constitucionales. Al respecto, el

95
artículo 19 No 8 establece el “derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación”
incorporando que “Es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar la
preservación de la naturaleza”; finalmente agrega que “La ley podrá establecer restricciones
específicas al ejercicio de determinados derechos o libertades para proteger el medio ambiente”. Por
su parte, en el art. 19 No 24 se hace referencia a “la conservación del patrimonio ambiental” en tanto
elemento constitutivo de la función social de la propiedad.

EL RECURSO DE PROTECCIÓN EN MATERIA AMBIENTAL

La actual Constitución Política de la República (CPR o Constitución) reconoce en su art. 19 n.° 8 el


derecho a toda persona de vivir en un ambiente libre de contaminación. Asimismo, dispone el deber
del Estado de velar para que el derecho señalado no sea afectado y de tutelar la preservación de la
naturaleza. Al concluir dicho artículo, la CPR establece que la ley podrá establecer restricciones
específicas al ejercicio de determinados derechos o libertades para proteger el ambiente. Por su parte,
el art. 20 de la CPR junto con establecer un mecanismo para proteger y resguardar los derechos y
garantías constitucionales mediante el recurso de protección, dispone en su inciso segundo, lo
siguiente: “Procederá, también, el recurso de protección en el caso del Nº 8º del artículo 19, cuando el

96
derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación sea afectado por un acto u omisión ilegal
imputable a una autoridad o persona determinada”.

De esta manera, el que por causa de actos u omisiones ilegales sufra privación, perturbación o
amenaza en el legítimo ejercicio del derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación, imputable
a una autoridad o persona determinada, podrá por medio del recurso de protección recurrir ante la
Corte de Apelaciones respectiva para que se restablezca el imperio del derecho.

GENERALIDADES DEL RECURSO DE PROTECCIÓN

El recurso de protección está reconocido en el art. 20 de la CPR y dispone lo siguiente: “Artículo 20.-
El que por causa de actos u omisiones arbitrarios o ilegales sufra privación, perturbación o amenaza
en el legítimo ejercicio de los derechos y garantías establecidos en el artículo 19, números 1º, 2º, 3º
inciso quinto, 4º, 5º, 6º, 9º inciso final, 11º,12º, 13º, 15º, 16º en lo relativo a la libertad de trabajo y al
derecho a su libre elección y libre contratación, y a lo establecido en el inciso cuarto, 19º, 21º, 22º, 23º,
24°, y 25º podrá ocurrir por sí o por cualquiera a su nombre, a la Corte de Apelaciones respectiva, la
que adoptará de inmediato las providencias que juzgue necesarias para restablecer el imperio del

97
derecho y asegurar la debida protección del afectado, sin perjuicio de los demás derechos que pueda
hacer valer ante la autoridad o los tribunales correspondientes. Procederá, también, el recurso de
protección en el caso del Nº 8 del artículo 19, cuando el derecho a vivir en un medio ambiente libre de
contaminación sea afectado por un acto u omisión ilegal imputable a una autoridad o persona
determinada”.

Esta disposición es fruto de la estructura establecida en el acta n.º 3 de 1976 sobre Derecho y Deberes
Constitucionales (DL n.º 1552), de la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, norma que tuvo
su origen en la moción parlamentaria que los diputados Diez, Jarpa, Arnello, Lorca y Undurraga
propusieron el año 1972 al Congreso Nacional. El objetivo de dicha propuesta legislativa fue ampliar
la acción de amparo a otros derechos, distintos de la libertad personal y la seguridad individual. Si
bien este proyecto de ley no prosperó debido al quiebre institucional de 1973, las ideas matrices de
este sí fueron consideradas luego por la Junta de Gobierno al momento de diseñarse una acción de
amparo o tutela general que pudiese interponerse para amparar los derechos fundamentales en
sentido amplio.

Se trata, hoy, en palabras de Humberto Nogueira, de una acción cuya interpretación “sistemática,
armónica y finalista del artículo 20 y 5° de la Constitución, en relación con los artículos 1° y 8° y 25° de
la Convención Americana de Derechos Humanos”, constituye un derecho “esencial de la persona

98
humana a la tutela jurisdiccional, dentro de un proceso constitucional, a través de un procedimiento
rápido y eficaz en protección de los derechos constitucionales, ante actos u omisiones arbitrarios o
ilegales a través de los cuales una persona sufra privación, perturbación o amenaza en el legítimo
ejercicio de los derechos fundamentales y de las garantías expresamente señalados en la Carta
Fundamental”, todo por medio de un “procedimiento especial, breve y sumario, ante la Corte de
Apelaciones respectiva”.

En la misma línea, Mario Mosquera y Cristián Maturana, han indicado que esta acción es: “aquella...
que cualquier persona puede interponer ante los tribunales superiores, a fin de solicitarles que
adopten inmediatamente las providencias que juzguen necesarias para restablecer el imperio del
derecho y asegurarle la debida protección, frente a un acto u omisión arbitraria o ilegal que importe
una privación, perturbación o amenaza al legítimo ejercicio de los derechos y garantías que el
constituyente establece, sin perjuicio de los demás derechos que pueda hacer valer ante la autoridad
o los tribunales correspondientes” .

En síntesis, se puede decir que esta es una acción de naturaleza cautelar de ciertos derechos
fundamentales (no todos), mediante un procedimiento breve y sumario, para que un tribunal (Corte
de Apelaciones), de manera urgente, restablezca el imperio del derecho si una persona es privada,
perturbada o amenazada en el ejercicio legítimo de su o sus derechos (no disputados), pudiendo el

99
tribunal brindar protección al afectado. Debe tratarse, además, de una infracción patente, manifiesta,
grave y palmariamente antijurídica. Por lo tanto, no es una vía para declarar, constituir ni tampoco
para resolver aspectos interpretativos.

Es una acción rápida y eficaz para tutelar los derechos constitucionales que la CPR permite amparar
por medio de esta vía, a través de un procedimiento rápido e informal, que no excluye el uso de otras
acciones, recursos o procedimientos. Es una acción respecto de la cual, una vez presentada, el tribunal
analiza los antecedentes y luego falla sobe la base de la sana crítica, pudiendo, si así lo estima, adoptar
una orden de no innovar o provisional mientras se discute el fondo del asunto. Es un procedimiento
que carece de un término probatorio y de una instancia contradictoria o bilateral propiamente tal, al
menos en los términos procesales tradicionales, pese al informe que debe evacuar la persona natural
o jurídica recurrida.

Al concluir este procedimiento, la sentencia dictada produce cosa juzgada formal, por lo tanto, es
provisoria, como toda solución de emergencia, pudiendo dejar de producir sus efectos si las
circunstancias que la justificaron cambian o dejan de existir. Esta podrá ser apelada ante la Corte
Suprema, la que puede confirmar o revocar esa decisión, poniendo termino al procedimiento. Se hace
presente que los aspectos procedimentales de esta acción están regulados en el auto acordado de
fecha 26 de septiembre de 2018 (acta n.º 173-2018) de la Corte Suprema, que reemplazó al primer
auto acordado que reguló esta acción (de 29 de marzo de 1977), el que fuera, también, varias veces

100
modificado en el intertanto. Dentro de los aspectos relevantes de este documento, está el plazo de
treinta días para la interposición de la acción, el que se ha mantenido inalterado desde un inicio, pese
a que este ha sido relativizado por el presidente de la tercera sala de la Corte Suprema en el último
tiempo, pues, en su opinión, en función de los derechos que garantiza esta acción, el ejercicio de estos
no debiese estar condicionado por la existencia de un plazo para la vigencia de estos.

En perspectiva, no cabe duda que ha sido una extraordinaria herramienta en la protección de


derechos. No es una materia, en principio, que despierte controversias, más allá de ajustes o
precisiones que puedan hacérsele al texto que eventualmente se adopte. Ha cumplido un papel
insustituible en la protección de derechos tanto en dictadura como en democracia. Y ha sido un
vehículo que, pese a sus imperfecciones procedimentales y el margen de apreciación amplio que
entrega a los tribunales, ha cumplido un papel importantísimo en las últimas décadas en la
configuración del contencioso-administrativo chileno.

En otras palabras: no ha sido un cerrojo para tener más y mejor protección de los derechos, sino una
herramienta para fortalecerlos y ampliarlos, como de hecho ha ocurrido en materia ambiental. Ha
sido, como lo ha planteado Jorge Bermúdez, una acción que: “...ha operado como un paliativo a la
inexistencia de un contencioso administrativo general, y se ha tenido que vincular la ilegalidad de un

101
acto administrativo con la privación, perturbación o amenaza de un derecho amparado por la acción
de protección”.

En términos similares se refería Enrique Navarro en el año 2012, al indicar que, a treinta y cinco años
de vigencia de esta acción, ella había permitido “el incremento de las acciones”. Para ello añadía que
de “...unas pocas decenas –a fines de los setenta– a más de 30.000 anuales –en la actualidad–”, las
que se refieren a “diversas situaciones vinculadas a bienes jurídicos tan importantes como la vida,
igualdad, privacidad, libertad y propiedad, siempre y cuando se trate de derechos indubitados”.

Lo anterior se ha traducido en que esta acción sea considerada como el mecanismo general de
impugnación de las actuaciones u omisiones de la autoridad que afectan derechos fundamentales.
Este procedimiento de protección se ha transformado, para los actos de la Administración, en un
contencioso anulatorio, cuya importancia, como acción de control de los actos de la Administración
del Estado, ha sido fundamental.

102
ESTRUCTURA EN MATERIA AMBIENTAL

1. Continuidad y cambio:
En un inicio, la disposición constitucional contemplada en el inciso segundo del art. 20 de la CPR,
disponía que la acción de protección para vivir en un ambiente libre de contaminación procedía
solo contra los “actos” que fuesen conjuntamente “ilegales y arbitrarios”. Se trataba de una
disposición que omitía una eventual omisión que pudiese generarse por una persona o autoridad
determinada.

De igual forma, obligaba a que esos actos, más allá de la redundancia, fuesen, al mismo tiempo,
“ilegales y arbitrarios”, obligando a que se configurará una doble antijuridicidad. Esta redacción
restrictiva, de acuerdo con lo señalado por Enrique Evans, se pensó, en su oportunidad, para evitar
su uso con un “...propósito de lucro, sometiendo a una presión ilegítima a actividades que,
desarrollándose dentro de la ley, puedan, en algún momento o en ciertas circunstancias, ocasionar,
actual o eventualmente, un daño ecológico, sin la intención específica de hacerlo”.

Hoy, la disposición es distinta. Producto de la reforma constitucional del año 2005 se modificaron,
entre otras disposiciones constitucionales, esta norma, permitiendo que pueda ser interpuesta
contra actos u omisiones, ampliando su perímetro y alcance. Este cambio terminó, además, con la

103
doble antijuridicidad antes descrita (ilegalidad y arbitrariedad), radicando solo en ilegalidades la
causa o justificación para su interposición, ello en la medida que ese acto u omisión pueda ser
imputado a una persona o autoridad determinada.

En lo demás, la reforma mantuvo inalterada las restantes disposiciones. Sin perjuicio de esta
reforma, es importante aclarar que la posición de la Corte Suprema no varió mayormente en
cuanto a su aproximación a los asuntos ambientales o en cuanto al control de una resolución de
calificación ambiental (RCA) por haberse modificado la CPR en este aspecto. No fue sino hasta ya
entrado el año 2009, marcando una tendencia hasta nuestros días, al dictarse la sentencia referida
a la “Central Campiche”, que comienza a producirse un cambio en los estándares de revisión que
el máximo tribunal utilizara, al controlar el procedimiento de evaluación ambiental.

En síntesis: se trató de un cambio que, en lo inmediato, no modificó la tendencia que, desde la


década de 1990, el máximo tribunal tenía respecto del ejercicio de esta acción, época marcada, en
general, por una deferencia técnica hacia a la Administración del Estado. Periodo en que los actos
materiales eran los únicos que podían motivar una eventual acción cautelar y no era posible
reemplazar institucionalmente a la autoridad en sus atribuciones, considerando el excesivo
carácter técnico que en esos años los tribunales asignaban a estas materias.

104
Por lo tanto, compartiendo el sentido, alcance y la amplitud de la reforma en esta materia, lo cierto
es que no generó, en concreto, un cambio jurisprudencial o actitudinal, por parte de la Corte
Suprema en lo inmediato.

En consecuencia, siendo relevante esta disposición, al garantizar con un apartado específico la


acción que garantiza el derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación, lo cierto es que la
aproximación del más alto tribunal en este ámbito ha sido evolutiva, no advirtiéndose que esta
modificación haya generado un hito o haya recibido un tratamiento diferenciado, ya sea fijando
límites o ampliando las fronteras del ejercicio de este derecho.

Ha sido la regulación general del recurso de protección y sus respectivas reglas contenidas en el
auto acordado ya indicado, la fuente que al final la Corte Suprema ha utilizado en su mayor parte
al fallar en materia ambiental, bajo una lógica más vinculada al control del contencioso-
administrativo, más que a una especificidad ambiental. De hecho, no se advierten sentencias, en
los últimos quince años, que, por ejemplo, rechacen recursos de protección ambiental por no
individualizar a una autoridad o persona determinada, pese a que no se trata de una acción
popular.

105
Tampoco se aprecia un análisis acabado sobre la legitimación pasiva de los recurridos en materia
ambiental, lo que es entendible bajo el contexto de la protección de derechos amplia y finalista
que el máximo tribunal ha desarrollado en la última década, pese a que la afectación concreta de
este derecho no ha recibido una densidad argumentativa sofisticada y precisa. Se advierte, eso sí,
últimamente, una tendencia marcada por hacer efectivas las omisiones y coordinaciones
necesarias de la Administración del Estado en materia ambiental, cuyos casos paradigmáticos
pueden ejemplificarse en Puchuncaví-Quintero, Humedales y Cierre de Pascua Lama.

Lo expuesto cobra sentido, pues no es posible comprender el derecho ambiental y en general el


derecho administrativo, sin entender su jurisprudencia. Su contenido, al final, se entiende desde lo
que los tribunales de justicia han resuelto.

Las reglas, incluso las de carácter constitucional, como la analizada, no son ni han sido suficientes
para asimilar de manera correcta como opera, tanto en términos sustantivos como
procedimentales, esta acción. Por ende, la utilidad, conveniencia y eventuales ajustes a esta regla
constitucional deben pensarse desde cómo los tribunales de justicia hoy entienden, en concreto,
el ejercicio de este derecho.

106
Para ello, revisar la experiencia pasada y presente, es esencial. Esto, ya que, si algo debe
caracterizar nuestro proceso constituyente y, en particular, lo referido al régimen de acciones y
recursos que tengan por objetivo cautelar derechos, es la aproximación pragmática de quienes
participen del mismo, no olvidando los límites que el derecho y la realidad siempre imponen,
dejando a un lado cualquier aproximación hipócrita, ingenua o maximalista al momento de diseñar
su estructura.

2. Evolución:
Si se revisa sintéticamente la postura que, en función de esta herramienta, ha tenido la Corte Suprema
respecto del ejercicio del derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación en el marco del
control de decisiones administrativas de órganos de la Administración del Estado que tienen
competencias sobre ciertos instrumentos de gestión ambiental, pueden apreciarse distintas etapas.
En efecto, se pueden distinguir cuatro etapas. Desde el año 1997 a la fecha se puede percibir una
evolución, cuyos estándares de revisión, por parte de la Corte Suprema, han cambiado y abierto
nuevas perspectivas. Este cambio, eso sí, no parece estar cruzado o influido por el cambio
constitucional del año 2005, sino por otros factores, endógenos y exógenos, que han explicado, en
cada etapa, la actitud de la Corte Suprema hacia los conflictos socio-ambientales, adoptando
posiciones estratégicas diversas en cada etapa para abordar esta problemática.

107
Un resumen de ello, puede sintetizarse bajo la siguiente estructura, cuyas principales tendencias a
continuación son agrupadas:
a) Primera etapa (1994-2009). Esta fase se caracteriza por la deferencia técnica de los tribunales hacia
la Administración del Estado, siendo solo los actos materiales capaces de motivar la adopción de una
medida cautelar. De igual forma, se asentó el criterio de que no era posible el reemplazo institucional
de funciones por parte del Poder Judicial a órganos con competencia ambiental. Sentencias como
Complejo forestal e industrial Itata y Celco son ejemplos de este periodo.

b) Segunda etapa (2009-2014). Es un periodo marcado por el control intenso de los expedientes de
evaluación ambiental bajo las claves de la Ley n.° 19880, la entrada en vigencia del convenio n.° 169
de la OIT y la utilización de principios como mecanismo de solución interpretativa. Es también una
época en que cierta fragmentación política comienza a producirse y en que la nueva institucionalidad
ambiental (2010) comienza a operar. Sentencias como Central Campiche; Central Río Cuervo I y
Central Castilla II, por nombrar algunas, son textos que ilustran de manera muy pertinente este ciclo.

108
c) Tercera etapa (2014-2017). Durante estos años se instalan los tribunales ambientales, se hace más
exigente esta vía para discutir asuntos ambientales y comienza la fragmentación de la tutela judicial
efectiva en materia ambiental, al tener dos procedimientos y tribunales con competencias para
abordar este tipo de conflictos. El caso que marca y consolida el razonamiento de estos años es Costa
Laguna, que delinea el razonamiento utilizado durante estos años.

d) Cuarta etapa (2017 en adelante). Teniendo sus efectos hasta nuestros días, este periodo se
caracteriza por el renacer del recurso de protección, la profundización del uso de principios y la
alteración de las causales de ingreso al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) por parte
de la propia Corte Suprema. Asimismo, se empieza a exigir mayor coordinación administrativa para
resolver una serie de casos en que el ambiente se vea amenazado o afectado. Prueba de lo anterior
son los casos de Terminal GNL Penco Lirquén, Tronaduras Mina Invierno, Proyecto Inmobiliario
Papudo, Quintero-Puchuncaví, Salmones, Prospección Minera Terrazas Gaviotín Chico, Humedales,
Cierre Temporal Pascua Lama, Sondajes Mineros, Consejo de Monumentos y Metro. Todas estas
sentencias, entre otras, tienen en común que los alcances de la revisión judicial, ya no son solo en
función de la afectación indubitada a la garantía constitucional de vivir en un ambiente libre de
contaminación, sino sobre una interpretación legal o reglamentaria más propia del contencioso-
administrativo. Es decir, se trata de una discusión que ha ido sobrepasando con creces la controversia

109
propiamente constitucional vinculada a un derecho fundamental y ha adquirido niveles de
sofisticación altos, en cuanto a la hermenéutica utilizada y a las distinciones legales precisas que se
han hecho, donde el uso de estándares y una aplicación dispersa de principios comienza a dominar
los razonamientos y las decisiones.
En efecto, es una etapa que se ha discutido la forma en que se concluye procedimentalmente una
consulta indígena en el marco del SEIA; la forma en que debe entenderse la participación ciudadana
en las Declaraciones de Impacto Ambiental (DIA); si las causales de ingreso al SEIA son o no taxativas,
considerándose al riesgo como un factor a interpretar; la forma en que deben coordinarse distintos
servicios públicos para hacer frente a un episodio de incumplimiento ambiental, redefiniendo las
competencias de estos o, incluso, el papel que le cabe a la Superintendencia de Medio Ambiente
(SMA) ante molestias que vecinos tienen frente a un proyecto específico, aun cuando este acredite el
cumplimiento de la normativa o la oportunidad en que un servicio público participa de la evaluación
y no se ha pronunciado dentro del plazo estipulado. Este fenómeno se ha visto robustecido, además,
por la utilización de reglas, criterios y principios propios de la Ley n.° 19880, consolidando así la disputa
contencioso-administrativa que este tipo de controversias hoy produce.

110
PROBLEMAS ACTUALES: FRAGMENTACIÓN DE LA TUTELA Y UN PROCEDIMIENTO INSUFICIENTE

El carácter sumarísimo de esta acción, con escasas reglas procedimentales y probatorias, ha sido un
incentivo irresistible para los litigantes al momento de impugnar una acción u omisión antijurídica de
un órgano de la Administración del Estado.
Ha sido, y en derecho ambiental ha tenido un correlato intenso, el proceso contencioso-administrativo
que el país ha desarrollado con mayor profundidad. Pese a ser imperfecto, es una herramienta que
ha derivado, con el tiempo, en la “acción ordinaria” contra la Administración, cada vez que se persigue
la nulidad de los actos que se reclaman.

Y en materia ambiental ha tenido una profundidad en su utilización que ha derivado en parte de las
etapas que hemos descrito. Considerando que los tribunales administrativos dispuestos en el art. 87
de la Constitución de 1925 nunca se crearon, se ideó este sistema sustituto para enfrentar este vacío,
el que cumplía un doble fin: protección de derechos fundamentales y un mecanismo de solución
simplificado de conflictos entre los particulares y el Estado. Esto último, complementado con la acción

111
de nulidad de derecho público (arts. 6° y 7°) y la acción por responsabilidad del Estado (art. 38), han
dotado de sustancia a nuestro contencioso-administrativo general en Chile.

Pese a lo anterior, Chile ha decidido hace unas décadas mantener el recurso de protección como una
acción residual; un mecanismo urgente de tutela, pero, a la vez, crear tribunales especiales en
distintas áreas regulatorias, especializando, sobremanera, como ha indicado Alejandro Vergara, la
justicia administrativa, de la cual, el derecho ambiental, no ha estado exento. Conviven, así, tanto el
recurso de protección (general) con un conjunto de acciones, recursos y reclamos especiales ante los
más diversos tribunales dependiendo de la materia que se dispute: libre competencia; aduanas y
tributos; compras públicas; ambiental; panel de experto en materia eléctrica y de concesiones;
acceso a la información y transparencia; etc., derivando hacia una justicia administrativa mixta que
combina el carácter ordinario (acción de protección) y especial (acciones específicas) de manera
conjunta.

Se trata, en general, de tribunales que, como advierte Alejandro Vergara, son independientes de la
Administración del Estado; con competencias acotadas; conformados por profesionales
especializados; y, sujetos a la superintendencia de la Corte Suprema (aunque no formen parte del

112
Poder Judicial), pero que comparten su tutela con tribunales ordinarios, como lo es la Corte de
Apelaciones.

Por otra parte, si se revisa lo que hoy se resuelve en materia ambiental por intermedio del recurso de
protección en la Corte Suprema, no hay duda que, en la mayoría de los casos, en especial entre los
años 2009-2014, y desde el año 2017 en adelante, las materias están lejos de ser una discusión sobre
las cuales se requiera una cautela urgente.
Se está en una dimensión distinta de la que Raúl Bertelsen planteara hace varias décadas en cuanto a
lo que un tribunal podía adoptar al acoger esta acción, tales como: la suspensión de la extracción de
aguas de un lago, el retiro de circulación de vehículos de locomoción colectiva contaminantes, el cese
del funcionamiento de un circuito de carreras de automóviles, el término de un vertedero ilegal, la
suspensión de la música y otros ruidos provenientes de un local comercial hasta que se acondicionara
conforme a la ordenanza municipal pertinente o el apercibimiento de un establecimiento industrial
contaminante entre otras.
En función de lo que ha ocurrido desde 2009, salvo la excepción temporal descrita (2014-2017), en
materia de evaluación, fiscalización y sanción ambiental, las materias y asuntos revisados por parte

113
de la Corte Suprema, obedecen, hoy, a lógicas distintas de las que, de manera correcta, Raúl Bertelsen
indicaba a fines del decenio de 1990.
En la actualidad, el control es más fino y con una dosis alta de escrutinio, tanto sustantivo como
procedimental, a las reglas existentes (legales y administrativas), a los estándares y a los principios
que rigen los instrumentos de gestión ambiental, definiendo, desde 2009, la propia Corte Suprema,
estándares y formas de actuación de órganos públicos a partir de esta acción.

Chile carece de un modelo general de resolución de controversias contenciosas en que las sanciones
administrativas, la responsabilidad del Estado, el acto y el procedimiento administrativo puedan
resolverse de manera armónica. Como contrapartida se ha diseñado de forma masiva un modelo de
tribunales especiales llamados a resolver las controversias propias del contencioso administrativo
sectorial, manteniendo vigente el recurso de protección como acción general y residual, fragmentado,
así, muchas tutelas de sectores regulados, especialmente en lo ambiental, con dos ámbitos paralelos
de control, pero con procedimientos similares. Considerando este escenario orgánico y procedimental
defectuoso, ausente de toda coordinación, el problema debe enfrentarse, ofreciendo el proceso
constituyente una oportunidad para delinear sus aspectos esenciales y unificar un procedimiento.

114
Nueva Institucionalidad Ambiental Chilena

LEY 19.300: GÉNESIS, CRITICAS Y NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL

I. Consideraciones previas al diseño de la institucionalidad ambiental


Recogiendo lo expuesto por la doctrina especializada, son al menos dos las consideraciones que deben
tenerse en cuenta al diseñar o analizar la institucionalidad con la que se quiera llevar a cabo el objetivo
fundamental del Derecho Ambiental, esto es, la protección del medio ambiente. Primero, la
transversalidad o multisectorialidad de la problemática ambiental, y segundo, las funciones o
componentes de la acción pública ambiental (política, gestión y fiscalización).
Esto es importante, ya que la protección del medio ambiente requiere la existencia de organismos
especiales que tengan este objetivo por función exclusiva o principal, como un todo armónico, y que
por ende sean los encargados de elaborar e implementar políticas integrales de protección con dicho
objeto.

1. Carácter transversal y multisectorial de la problemática ambiental.

115
Si consideramos al Derecho Ambiental como “el conjunto de disposiciones que tienen por objeto la
protección de los elementos del patrimonio ambiental, con el fin de asegurar las condiciones que
permitan la subsistencia humana y la mejora de la calidad de vida de las personas, así como de las
generaciones futuras”, veremos que esta perspectiva responde al carácter transversal de este
Derecho a las diversas ramas del ordenamiento jurídico.
Esta transversalidad viene dada justamente por su objetivo, que es la protección del medio ambiente,
la que debe darse no en una rama o sector determinado, sino muchos. La materia ambiental incide y
se manifiesta, entre otros, en ámbitos como salud, urbanismo, minería, agricultura, transporte, obras
públicas, educación y economía. Esto justifica un tratamiento integral de la problemática ambiental
con el objeto de incorporar todas estas visiones a la protección del medio ambiente, en el cual
finalmente se desarrollan todas estas actividades afectándolo de una u otra manera.
Esto tiene como consecuencia varios problemas de diseño institucional. Ya que la problemática
ambiental se da en múltiples sectores, esta multisectorialidad de la gestión ambiental requiere la
creación de instituciones que se inserten en un esquema de organización ya existente, generalmente
vertical y de competencias compartimentadas. Probablemente además esta institución se encuentre
con un conjunto de normas sectoriales dispersas con incidencia en diversos problemas ambientales
(e.g., salud, agua, suelo, aire, etc.), con organismos sectoriales con competencias que pueden
superponerse a las que se le otorguen al órgano ambiental especializado.

116
Por otro lado, deben darse los mecanismos para que la institucionalidad ambiental logre incorporar
la variable ambiental a las políticas y regulaciones de cada sector, generalmente orientado más a la
productividad en base al elemento medioambiental que se trate (suelo, agua, etc.), más que a su
protección o conservación: “…la política y normas ambientales requieren reflejar el balance de un
conjunto de objetivos e intereses distintos, y en algún punto, potencialmente contradictorios”.
El carácter multisectorial de la gestión ambiental presenta entonces diversos desafíos a nivel de
diseño institucional:
i) Definición del tipo de organismo a crear, determinando la ubicación y jerarquía que tendrá dentro
del esquema de la Administración del Estado;
ii) Definición de competencias exclusivas, o asignación de funciones de colaboración, o coordinación
con respecto a los demás órganos del Estado con competencias ambientales; y
iii) Definición de instrumentos e instancias que permitan una gestión ambiental integral, incorporando
la variable ambiental en los diversos sectores en que ésta incide.

2. Componentes o funciones de la acción ambiental pública.

117
En segundo lugar, debe tenerse en cuenta que tradicionalmente se ha dividido la regulación Ambiental
en tres componentes o funciones fundamentales: Política Ambiental, Gestión Ambiental y
Fiscalización Ambiental.
i) Política Ambiental (función normativa): Se refiere al establecimiento por parte del Estado de
políticas y normas relativas a la problemática ambiental. La determinación de una política ambiental
supone la formulación de una política pública que fije los lineamientos de acuerdo a los cuales se
asumirá la tarea de la protección ambiental por parte del poder público.

ii) Gestión Ambiental (función ejecutora): Se realiza a través de acciones de órganos del Estado
encargados de ejecutar la política ambiental utilizando los instrumentos de gestión ambiental
Establecidos en la normativa pertinente.

iii) Fiscalización Ambiental (función fiscalizadora): Se refiere a la actividad por parte del Estado de
fiscalización y control del cumplimiento de las normas y de los instrumentos de gestión ambiental, y
con ello, tutelar los intereses generales y bienes protegidos por la regulación ambiental.

118
Esta distinción de las diferentes funciones que debe asumir el Estado en materia ambiental es muy
útil a la hora de diseñar las instituciones que deberán ejercer cada una o todas ellas. Dependiendo del
modelo que se adopte, estas funciones pueden concentrarse en una sola institución o asignarse a
organismos distintos.
En cualquier caso, un buen diseño institucional requiere una clara asignación de funciones,
atribuciones y competencias, la forma en que éstas se ejercerán, los objetivos específicos de cada uno
de los organismos y la definición de las autoridades que los encabezarán y que deberán implementar
las políticas definidas previamente. Deben evitarse descoordinaciones, deficiencias de
implementación de políticas, ineficiente uso de recursos públicos y superposiciones de competencias
que puedan derivar en conflictos o falta de ejecución de alguna de ellas; falencias que como veremos
son parte de las críticas que se le hacían a la institucionalidad ambiental chilena vigente hasta el año
2010.

119
Institucionalidad creada por la LBMA en 1994: La Comisión Nacional del Medio Ambiente.

La LBMA inició su tramitación en septiembre de 1992 mediante mensaje del Presidente de la


República presentado al Senado, fue aprobada por el Congreso en 1993 y publicada en el Diario Oficial
el 9 de marzo de 1994. Fue diseñada como una ley de bases o marco para la regulación
medioambiental en nuestro país, hasta ese momento compuesta de normas sectoriales y dispersas, y
sin una política clara. Eso sí, en su carácter de ley ordinaria o común, no tiene preeminencia respecto
de otras leyes que versen sobre materias similares. Además, expresamente se dejaron vigentes las
normas especiales que rigieran la materia.
Los objetivos de la LBMA en 1994 eran ambiciosos. Declaró un amplio ámbito de regulación en materia
ambiental: el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, la protección del medio
ambiente, la preservación de la naturaleza y la conservación del patrimonio ambiental.
En ese marco general, se desarrolló la regulación de los tres componentes de la función ambiental. En
materia de política y regulación, la idea era desarrollar una política ambiental nacional, contribuir a
desarrollar la garantía constitucional que asegura a toda persona el derecho a vivir en un ambiente
libre de contaminación e iniciar un proceso ordenador de la normativa ambiental del

120
país (función de una ley marco o de “bases” sobre las cuales se deberían guiar las futuras normas
jurídicas que aborden la temática ambiental). En cuanto a la gestión ambiental, se dotó al Estado de
instrumentos de gestión ambiental tales como el sistema de evaluación de impacto ambiental, normas
de calidad, normas de emisión, planes de prevención, áreas protegidas, etc., estableciendo
además los procedimientos para su ejecución o elaboración (en el caso de las normas). En cuanto a
fiscalización, se mantenían las competencias de los organismos sectoriales, pero éstos podían solicitar
a la autoridad ambiental la aplicación de sanciones. Por último, se creó una institucionalidad
ambiental, la Comisión Nacional del Medio Ambiente (CONAMA), descentralizada por medio de las
Comisiones Regionales del Medio Ambiente (COREMAs), que debía hacerse cargo de todas estas
funciones.
Evaluación y críticas
Ya desde sus inicios, la institucionalidad diseñada por la LBMA fue objeto de críticas. La CONAMA
debía cumplir con múltiples funciones ambientales, en un esquema de coordinación, pero inserta en
una Administración Pública verticalizada, y con recursos limitados. El resultado en general fue una
buena administración del instrumento de gestión del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental
(“SEIA”), pero con serias deficiencias en materia de políticas y regulación, elaboración de normas y
estándares, y sobre todo en cuanto a la fiscalización de las mismas.

121
Revisaremos algunas de las principales críticas a la institucionalidad creada en 1994 y su
funcionamiento, lo que ayudará a entender el modelo elegido para rediseñar la institucionalidad
ambiental.
– Falta de elaboración de políticas y normas: La labor de la CONAMA de proponer y hacer cumplir
una política ambiental del gobierno, realizar programas transectoriales y velar por su aplicación por
parte de los diferentes Ministerios sectoriales, fue pobremente realizada. El Consejo de Ministros no
ejerció en toda su extensión la competencia de política pública y la definición de criterios que le había
encomendado la LBMA, y la Dirección Ejecutiva tampoco generó los comités operativos
interministeriales de manera de activar la gestión pública en este ámbito.
– Falta de coordinación y autoridad en un sistema administrativo centralizado y vertical: La
estructura coordinadora de la CONAMA no se integró bien a un sistema administrativo como el
nuestro, organizado en competencias sectoriales y verticales. La reticencia a participar y colaborar por
parte de los servicios con competencia ambiental se debe a que éstos elaboraban y ejecutaban
políticas sin intervenciones externas, como consecuencia de la verticalidad de la estructura
administrativa en la que se encuentran insertos.
– Visión sectorial de política y normativa ambiental: No se logró integrar plenamente la variable
ambiental a las normas y políticas sectoriales, cuyos organismos siguieron dictando actos y ejecutando
políticas en su sector sin intervención de la autoridad ambiental en muchos casos. Además, la

122
autoridad sectorial tiene generalmente un interés contrapuesto al ambiental, de productividad del
área más que de conservación del elemento que se trate.
– Superposición de competencias ambientales: Al mantenerse las competencias sectoriales sin reglas
claras de delimitación se dieron una serie de conflictos de roles y competencias entre autoridades y
servicios, por ejemplo en la fiscalización, donde podían llegar dos servicios distintos a fiscalizar y
sancionar por los mismo hechos.
– “Seización” de la gestión ambiental: La CONAMA se veía más como una administradora y
coordinadora del SEIA y de otros instrumentos de gestión ambiental. Además, ante la falta de políticas
y normas, el SEIA se vio presionado como instrumento para resolver, en procedimientos de evaluación
de proyectos específicos, una serie de problemas o definiciones que correspondían más bien a
políticas y normas.
– Politización de decisiones técnicas en el SEIA: Sobre todo en la calificación ambiental de proyectos
en el SEIA, las decisiones eran tomadas por autoridades de carácter más político que técnico, lo que
aumentaba la discrecionalidad de la autoridad y la falta de certeza jurídica por parte de los
administrados. Además, esta conformación del órgano calificador de proyectos incentivaba el lobby
para lograr una decisión favorable, en vez de mejorar la propuesta de protección ambiental desde un
punto de vista técnico. Por otro lado, en el proceso de calificación ambiental del SEIA se daban
conflictos de interés claros por el poder de decisión que tenían autoridades políticas, sobre proyectos

123
patrocinados por sus mismos organismos o sus superiores, dándose la anomalía que el interesado era
la misma autoridad que calificaba y decidía.
– Fiscalización inorgánica y dispersa: En general hubo consenso en que la lógica de la coordinación
para verificar el cumplimento de las normas ambientales y aplicar las sanciones en caso de
incumplimiento había fallado. Problemas de duplicidad de competencias y funciones entre
autoridades ambientales y sectoriales, discrecionalidad en la determinación de las sanciones, falta de
certeza sobre los criterios de la autoridad, entre otros aspectos, dieron cuenta de las graves falencias
que presentaba el sistema en cuanto a este aspecto.
– Deficiente rendición de cuentas institucional: Se habló incluso de una “ausencia de autoridad
ambiental”, ya que la institucionalidad existente estaría subordinada a instructivos y consideraciones
políticas, con una baja asignación de prioridades y de recursos. Se criticó además que su posición en
el organigrama de los Ministerios, bajo un Consejo interministerial, le quitaba peso político para
desempeñar su rol y fijar efectivamente la política ambiental y las normas que se esperaban de ella.

124
Nueva institucionalidad ambiental: El Ministerio del Medio Ambiente, el Servicio de Evaluación
Ambiental y la Superintendencia del Medio Ambiente

1. Ley N° 20.417: origen, tramitación y aprobación condicionada.


Sumándose a las críticas reseñadas en el acápite anterior, el año 2005 la Organización de Cooperación
y Desarrollo Económico (“OCDE”) entregó un informe con conclusiones y recomendaciones en materia
ambiental, como parte de la evaluación a la que se sometió Chile con el objeto de integrar dicho
organismo. Tal como cita el Mensaje Presidencial del proyecto de ley que más tarde se convertiría en
la Ley N° 20.417, las críticas y propuestas de reforma al modelo existente en materia ambiental no
eran recientes, incluyendo la emisión de varios informes de expertos encargados por la autoridad
central para analizar su reforma.
Con la Ley N° 20.173 se creó el cargo de Presidente de la CONAMA y se le dio el rango de Ministro de
Estado. Explícitamente, en el marco de los informes y críticas reseñadas, se le encargó a la nueva
autoridad la preparación de la propuesta de reforma legal al sector ambiental. El proyecto fue
discutido en una etapa prelegislativa con diputados de la Comisión de Recursos Naturales, Medio
Ambiente y Bienes Nacionales, organizaciones no gubernamentales, centros de estudios y

125
organizaciones gremiales de la industria, además del trabajo al interior del Ejecutivo con Ministerios
y servicios públicos.

El proyecto de ley ingresó el 19 de junio de 2008 a la Cámara de Diputados, y luego en la Comisión de


Recursos Naturales, Medio Ambiente y Bienes Nacionales de la Cámara se adoptó el acuerdo de
realizar audiencias por cinco meses. Concurrieron representantes de 20 instituciones a dar sus
observaciones y opiniones. Luego de la aprobación de la Cámara de Diputados, el Senado aprobó en
general el proyecto de ley el 19 de agosto de 2009, recibiendo posteriormente a los distintos actores;
se recibieron muchísimas indicaciones, más de 1.000, por lo que sobre esa base se decidió avanzar
hacia un acuerdo político que hiciera viable la aprobación del proyecto, el que se firmó el 26 de
octubre de 2009 entre diferentes sectores políticos.
Parte vital del acuerdo para destrabar la aprobación del proyecto fue el compromiso del Ejecutivo de
presentar una serie de indicaciones que recogían las ideas centrales del mismo y la presentación de
un proyecto que creara el Tribunal Ambiental, lo que se materializó el 28 de octubre de 2009.
Finalmente, el proyecto de ley fue despachado por el Senado y la Cámara en noviembre de 2009, y el
6 de enero de 2010 el Tribunal Constitucional dictó sentencia sobre su constitucionalidad. Después de
su promulgación fue publicado en el Diario Oficial el 26 de enero del año 2010.

126
LEY 19.300 LBGMA

Mensaje Ley 19.300:


“La institucionalidad ambiental debe desarrollarse sobre dos bases. Por una parte, reconocer las
competencias ambientales de los distintos ministerios y servicios, involucrándolos en los temas
ambientales en que, por sus respectivas esferas de competencia, les corresponde conocer. Por otra,
generando una capacidad de coordinación al interior del Poder Ejecutivo”.

“El desafío que impone luchar por salvar al planeta del deterioro que lo expone la actividad humana,
nos exige empezar por entender que la defensa del medio ambiente no es sólo un derecho de cada
hombre, sino, al mismo tiempo, un "deber humano" que nos obligue a tomar conciencia y poner
énfasis en la necesidad de que los hombres nos exijamos más a nosotros mismos en bien de la

127
supervivencia de la propia vida humana”. (Extracto Mensaje Presidencial Ley 19.300, Presidente de
la República Patricio Aylwin Azocar - 14 de Septiembre de 1992).

La Ley N°19.300 Sobre Bases Generales del Medio Ambiente, promulgada y publicada en 1994, definió
la estructura institucional, los principios rectores y los principales instrumentos de gestión ambiental.
Se optó por un modelo institucional donde se reconocieron las competencias ambientales de los
distintos ministerios y servicios sectoriales, y la creación de una estructura de coordinación
denominada Comisión Nacional de Medio Ambiente (CONAMA), que fue la antecesora del actual
Ministerio del Medio Ambiente. La mencionada ley se estructuró sobre la base de seis principios que
orientan hasta hoy la política y normas ambientales. Asimismo, definió una serie de nuevos
instrumentos que se consideraban necesarios para una gestión ambiental moderna.

Estos principios otorgan coherencia y significado a la institucionalidad y a los instrumentos de gestión


ambiental:
Preventivo: evitar o prevenir antes que se produzcan los problemas ambientales.

128
El que contamina paga: se funda en la idea de que el particular que actualmente contamina o que lo
haga en el futuro, debe incorporar a sus costos de producción todas las inversiones necesarias para
evitar la contaminación.

Gradualismo: puede definirse como una “tendencia que defiende la moderación sin renunciar a un
objetivo a largo plazo” (Diccionario de Neologismos). Es decir, reconoce que los cambios necesarios
deben hacerse respetando los mecanismos necesarios para que todos los afectos a la normativa se
ajusten paulatinamente a estándares cada vez más exigentes.

Responsabilidad: aquellos que generan daños ambientales son responsables de reparar a las víctimas
y de restaurar el medio ambiente.

Participación: la concurrencia de aquellos afectados por la problemática ambiental es central para


asegurar una adecuada protección.

129
Eficiencia: cumplir los objetivos y privilegiar instrumentos de gestión ambiental que aseguren la mejor
asignación de recursos.

En el año 2010 se actualiza y reforma la normativa ambiental, con la promulgación de la Ley N°20.417,
la cual crea una nueva institucionalidad ambiental, conformada por el Ministerio del Medio Ambiente
(MMA), a cargo de la formulación y regulación de la política ambiental; el Servicio de Evaluación
Ambiental (SEA), encargado de la administrar el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental; y la
Superintendencia del Medio Ambiente (SMA), cuya responsabilidad es la fiscalización de los
instrumentos de gestión ambiental, su seguimiento y sanción, cuando corresponda.
Asimismo, se reconoce la naturaleza intersectorial de la política ambiental, con la creación del Consejo
de Ministros para la Sustentabilidad, como instancia de deliberación y proposición al Presidente de la
República de políticas y normativas en esta materia, garantizando de esta manera una mirada
transversal de sustentabilidad de las políticas, planes y normas.

De este modo, la institucionalidad ambiental queda estructurada en tres funciones fundamentales


para garantizar la promoción del desarrollo sustentable: la de elaboración y desarrollo de políticas
públicas, la de evaluación de impacto ambiental, y la de fiscalización, seguimiento y sanción.

130
Estas instituciones fueron complementadas en 2012, con la creación de los Tribunales Ambientales
con la Ley 20.600, de carácter especial, competentes para revisar las actuaciones de la
Superintendencia del Medio Ambiente, las reclamaciones en contra de los actos administrativas de
carácter ambiental, las Resoluciones de Calificación Ambiental y las demandas por daño ambiental y
aquellas otras materias que ley les confiera competencia. Adicionalmente, en el Congreso Nacional se
discute desde 2011 la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), con el que se
completará la institucionalidad ambiental reconocida por la Ley N°19.300 y la ley N°20.417.

Ministerio del Medio Ambiente: Es el encargado de colaborar con el Presidente de la República en el


diseño y aplicación de políticas, planes y programas en materia ambiental. Dentro de esta institución
se encuentran: la Subsecretaria del Medio Ambiente, las Secretarías Regionales Ministeriales del
Medio Ambiente, y los Consejos Consultivos del Ministerio del Medio Ambiente.

Superintendencia del Medio Ambiente: Su función es ejecutar, organizar y coordinar el seguimiento


y fiscalización de las Resoluciones de Calificación Ambiental, de los Planes de Prevención y

131
Descontaminación, de las Normas de Calidad Ambiental y de Emisión, y de todos los instrumentos de
carácter ambiental que establezca la ley. Aplica las sanciones correspondientes cuando corresponde.

Servicio de Evaluación Ambiental: Es el encargado de administrar y gestionar el Sistema de Evaluación


de Impacto Ambiental, asegurando una calificación ambiental transparente, técnica y eficiente en
coordinación con los organismos del Estado, fomentando y facilitando la participación ciudadana en
los procesos de evaluación.

Consejo de Ministros para la Sustentabilidad: Propone al presidente políticas para el manejo, uso y
aprovechamiento sustentable de los recursos naturales renovables; criterios de sustentabilidad que
serán incorporados en políticas y procesos de planificación de los ministerios, así como en la de sus
servicios dependientes; la creación de las Áreas Protegidas del Estado; además de las políticas
sectoriales que deben ser sometidas a Evaluación Ambiental Estratégica. Es presidido por el Ministro
del Medio Ambiente e integrado por los Ministros de Agricultura, de Hacienda; de Salud; de Economía,
Fomento y Turismo; de Energía, de Obras Públicas; de Vivienda y Urbanismo; de Transportes y
Telecomunicaciones; de Minería y de Desarrollo Social y Familia.

132
Consejos Consultivos del Medio Ambiente: El Ministerio del Medio Ambiente cuenta con un Consejo
Consultivo de carácter nacional y los respectivos Consejos Consultivos Regionales. Estos se encuentran
regulados por la Ley N°19.300 Sobre Bases Generales del Medio Ambiente y son homologables a los
Consejos de la Sociedad Civil señalados en la Ley 20.500 sobre Asociaciones y Participación Ciudadana
en la Gestión Pública. Los Consejos son mecanismos de participación ciudadana que se fundan en el
derecho que el Estado reconoce a las personas a participar en las políticas, planes, programas y
acciones gubernamentales. En la institucionalidad ambiental, los Consejos Consultivos son una
instancia representativa de los distintos sectores de la sociedad y tienen como fin debatir y opinar
sobre temas que sean de relevancia ambiental, principalmente sobre los instrumentos o materias que
sean puestas a su consideración, lo cual permiten fortalecer su calidad técnica con distintas
perspectivas.

Tribunales Ambientales: Son órganos jurisdiccionales especiales, sujetos a la superintendencia


directiva, correccional y económica de la Corte Suprema. En Chile, existen tres tribunales ambientales,
con asiento en Antofagasta, Santiago y Valdivia. Su función principal es resolver controversias
ambientales, como demandas judiciales que buscan la reparación del daño ambiental y reclamaciones
contra decisiones de la SMA y contra Resoluciones de Calificación Ambiental, entre otros.

133
Otras instituciones con competencia ambiental

Por cierto, existen otras instituciones del Estado que tienen a su cargo competencias significativas en
materia ambiental, en especial respecto a ciertos recursos naturales clave o a la preservación de la
diversidad biológica y la conservación del patrimonio ambiental. En ese sentido, un artículo transitorio
de la Ley Nº 20.417 establece la obligación del Presidente de la República de presentar proyectos de
ley para crear un órgano encargado de la biodiversidad y las áreas protegidas, y de reemplazar la
Corporación Nacional Forestal (CONAF) por un servicio público descentralizado con competencia en
materia de recursos forestales. Estos compromisos se cumplieron con la presentación de un proyecto
de ley para conformar el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) en junio de 2014 y el
proyecto de ley que crea el Servicio Nacional Forestal en marzo de 2017, si bien ambos siguen
actualmente en tramitación parlamentaria. En lo que sigue, se hará referencia a las instituciones que
abordan -o están previstas- en ambas materias, como también la institucionalidad existente en
materia de recursos hídricos.

134
A- Biodiversidad y Áreas Protegidas: En junio de 2014 ingresó al Senado un proyecto de ley para crear
el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) y el Sistema Nacional de Áreas Protegidas
(Boletín 9404-12), que se halla actualmente en tercer trámite constitucional en la Cámara de
Diputados desde el 25 de enero de 2023. El objetivo es “la conservación de la diversidad biológica del
país, a través de la preservación, restauración y uso sustentable de las especies y ecosistemas, con
énfasis en aquellos de alto valor ambiental o que, por su condición de amenaza o degradación,
requieren de medidas para su conservación”, y viene a establecer una nueva institución competente
en materia de áreas protegidas que reemplazará las actuales atribuciones de la CONAF a ese respecto.

El proyecto de ley establece que el SBAP será un servicio público funcionalmente descentralizado,
bajo la tutela del Ministerio del Medio Ambiente. A su vez, le entrega un amplio conjunto de
atribuciones, entre las que destacan:
• administrar el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, administrando las del Estado y supervisando
las áreas protegidas privadas
• ejecutar las políticas, planes y programas para la preservación, restauración y promoción del uso
sustentable de las especies y ecosistemas, en especial aquellos amenazados o degradados

135
• elaborar y ejecutar estudios y programas de investigación para conocer el estado de la biodiversidad
dentro y fuera de las áreas protegidas
• monitoreo y elaboración de inventarios de especies y ecosistemas, clasificación de ecosistemas
amenazados, planes de restauración de ecosistemas degradados, y planes y medidas para prevenir,
controlar y erradicar especies exóticas y exóticas invasoras por razones no solamente sanitarias sino
de biodiversidad
• colaborar con otros organismos públicos con competencia sobre recursos naturales
• fiscalización de leyes sectoriales (forestales, de pesca, etc.) en áreas protegidas, sitios prioritarios, y
ecosistemas amenazados o degradados
• participar en la elaboración o hacer propuestas en relación a criterios para utilización de ciertas
sustancias químicas, o siembra de ciertas especies, en atención a su potencial afectación a la
conservación de ecosistemas
• administrar el Fondo Nacional de la Biodiversidad.

B- Recursos Forestales: En materia de gestión de los recursos forestales del país, la entidad
competente es la Corporación Nacional Forestal (CONAF), que es una corporación de derecho privado

136
dependiente del Ministerio de Agricultura. Tiene por misión “contribuir al desarrollo del país a través
del manejo sostenible de los ecosistemas forestales y de los componentes de la naturaleza asociados
a éstos”, mediante la conservación, incremento, manejo y aprovechamiento de estos recursos. Para
desarrollar su competencia de administrar la política forestal del país y fomentar el desarrollo de su
sector forestal, la CONAF cuenta con atribuciones para:
• el fomento, el establecimiento, restauración y manejo de los bosques y formaciones xerofíticas
• el aumento del arbolado urbano
• la fiscalización de la legislación forestal y ambiental
• la administración de las Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE) - que incluye reservas
nacionales, parques nacionales y monumentos naturales- y la protección de los recursos
vegetacionales
• la mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático.

En 2008, al momento de aprobarse la normativa nacional en materia forestal, esto es, la Ley N° 20.283
sobre Protección del Bosque Nativo y Fomento Forestal, el Tribunal Constitucional emitió un
pronunciamiento que señala la necesidad de contar con una institucionalidad pública para administrar

137
las leyes forestales, pues CONAF es una corporación privada que maneja fondos públicos. Con ese
propósito, y en cumplimiento también de la obligación establecida en la Ley Nº 20.417, se ingresó en
marzo de 2017 un proyecto de ley que “Crea el Servicio Nacional Forestal y modifica la Ley General de
Urbanismo y Construcciones” (Boletín 11175-01), que se halla actualmente en segundo trámite
constitucional en el Senado desde el 05 de diciembre de 2017.
El objetivo declarado del proyecto es crear el Servicio Nacional Forestal (SNF) como un servicio público
descentralizado, que reemplazará a la CONAF, bajo la tutela del Ministerio de Agricultura. Con ello se
busca ampliar y fortalecer las facultades que hoy tiene CONAF, en una entidad pública altamente
especializada que cuente con los recursos necesarios para lograr un sector forestal sustentable, hacer
fomento productivo y mejorar el sistema de protección contra incendios forestales, entre otros
propósitos. El objetivo central del SNF será la conservación, protección, manejo y uso sustentable de
las formaciones vegetacionales del país y de los componentes de la naturaleza asociados a éstas, y,
en tanto no se cree el SBAP, seguirá encargado de la conservación de la biodiversidad en las áreas
silvestres protegidas.

En cuanto a las atribuciones previstas para el SNF, el proyecto de ley señala, entre otras:

138
• ejecución de políticas, planes y programas para la conservación, restauración, protección, fomento,
desarrollo y uso sustentable de las formaciones vegetacionales y los componentes naturales asociados
• ejecución de políticas y programas de protección contra incendios forestales, promoviendo para ello
la participación ciudadana y pudiendo acceder de inmediato a cualquier fuente de agua natural o
artificial para abastecer aeronaves y equipos
• propuesta de políticas para la conservación, restauración, protección, fomento, desarrollo y uso
sustentable de las formaciones vegetacionales del país, de protección contra incendios forestales, y
de reforestación o restauración forestal, al Ministerio de Agricultura
• ejecución de programas de fomento e innovación de cadenas productivas y productos vinculados a
las comunidades, pequeños y medianos propietarios forestales
• colaboración con el organismo competente en materia de sanidad vegetal, en la ejecución de
programas para la prevención, detección y control de plagas forestales, enfermedades, agentes
dañinos, y de otro tipo de amenazas que generen riesgos sobre las formaciones vegetacionales y sus
ecosistemas asociados
• velar por la correcta aplicación de las leyes cuyo control corresponda al Servicio, es decir, la
normativa forestal nacional.

139
C- Recursos Hídricos: En materia de agua, un rol central en la institucionalidad chilena corresponde a
la Dirección General de Aguas (DGA), organismo estatal dependiente del Ministerio de Obras Públicas
(MOP). Su función consiste en “gestionar, verificar y difundir la información hídrica del país, en
especial respecto a su cantidad y calidad, las personas naturales y jurídicas que están autorizadas a
utilizarlas, las obras hidráulicas existentes y la seguridad de las mismas”.
En particular, tiene competencia primordial para aplicar el Código de Aguas y, más en concreto, se
identifican como sus funciones:
• planificar el desarrollo del recurso hídrico en las fuentes naturales, para hacer recomendaciones
para su aprovechamiento
• constituir derechos de aprovechamiento de agua (DAA)
• investigar y medir el recurso hídrico, y propender a coordinar los programas de investigación con
entidades públicas y privadas
• ejercer la labor de policía y vigilancia de las aguas en los cauces naturales de uso público
• supervigilar el funcionamiento de las Organizaciones de Usuarios, de acuerdo a lo dispuesto en el
Código de Aguas.

140
Ahora bien, en el propio MOP existen al menos otros tres organismos, que no dependen de la DGA, y
prestan distintos servicios en materia de agua y recursos hídricos, a saber la Dirección de Obras
Hidráulicas (DOH), el Instituto Nacional de Hidráulica y la Superintendencia de Servicios Sanitarios.
En términos más generales, la institucionalidad chilena presenta una gran complejidad ya que
involucra a varias decenas de organismos públicos dependientes de, al menos, cinco Ministerios, lo
que ha sido analizado críticamente por un estudio de la OCDE al respecto. En particular, se entiende
que priva a la DGA de autonomía y efectividad en la toma de decisiones por lo que, pese a su rol
preponderante, no puede ser un verdadero organismo regulador del recurso.

141
142
DEFINICIONES Y CONCEPTOS EN LA LEY 19.300.

https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=30667

Disposiciones Generales
Artículo 1°.- El derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, la protección del
medio ambiente, la preservación de la naturaleza y la conservación del patrimonio ambiental se
regularán por las disposiciones de esta ley, sin perjuicio de lo que otras normas legales establezcan
sobre la materia.

Artículo 2°.- Para todos los efectos legales, se entenderá por:


a) Biodiversidad o Diversidad Biológica: la variabilidad de los organismos vivos, que forman parte
de todos los ecosistemas terrestres y acuáticos. Incluye la diversidad dentro de una misma especie,
entre especies y entre ecosistemas;

143
a bis) Biotecnología: se entiende toda aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y
organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o procesos para usos
específicos;
a ter) Cambio Climático: se entiende un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la
actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad
natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables;
b) Conservación del Patrimonio Ambiental: el uso y aprovechamiento racionales o la reparación, en
su caso, de los componentes del medio ambiente, especialmente aquellos propios del país que sean
únicos, escasos o representativos, con el objeto de asegurar su permanencia y su capacidad de
regeneración;
c) Contaminación: la presencia en el ambiente de sustancias, elementos, energía o combinación de
ellos, en concentraciones o concentraciones y permanencia superiores o inferiores, según
corresponda, a las establecidas en la legislación vigente;
d) Contaminante: todo elemento, compuesto, sustancia, derivado químico o biológico, energía,
radiación, vibración, ruido, luminosidad artificial o una combinación de ellos, cuya presencia en el
ambiente, en ciertos niveles, concentraciones o períodos de tiempo, pueda constituir un riesgo a la

144
salud de las personas, a la calidad de vida de la población, a la preservación de la naturaleza o a la
conservación del patrimonio ambiental;
e) Daño Ambiental: toda pérdida, disminución, detrimento o menoscabo significativo inferido al
medio ambiente o a uno o más de sus componentes;
f) Declaración de Impacto Ambiental: el documento descriptivo de una actividad o proyecto que se
pretende realizar, o de las modificaciones que se le introducirán, otorgado bajo juramento por el
respectivo titular, cuyo contenido permite al organismo competente evaluar si su impacto ambiental
se ajusta a las normas ambientales vigentes;
g) Desarrollo sustentable: el proceso de mejoramiento sostenido y equitativo de la calidad de vida
de las personas, fundado en medidas apropiadas de conservación y protección del medio ambiente,
considerando el cambio climático de manera de no comprometer las expectativas de las generaciones
futuras;
h) Educación Ambiental: proceso permanente de carácter interdisciplinario, destinado a la
formación de una ciudadanía que reconozca valores, aclare conceptos y desarrolle las habilidades y
las actitudes necesarias para una convivencia armónica entre seres humanos, su cultura y su medio
bio-físico circundante;

145
h bis) Efecto Sinérgico: aquel que se produce cuando el efecto conjunto de la presencia simultánea
de varios agentes supone una incidencia ambiental mayor que el efecto suma de las incidencias
individuales contempladas aisladamente;
i) Estudio de Impacto Ambiental: el documento que describe pormenorizadamente las
características de un proyecto o actividad que se pretenda llevar a cabo o su modificación. Debe
proporcionar antecedentes fundados para la predicción, identificación e interpretación de su impacto
ambiental y describir la o las acciones que ejecutará para impedir o minimizar sus efectos
significativamente adversos;
i bis). Evaluación Ambiental Estratégica: el procedimiento realizado por el Ministerio sectorial
respectivo, para que se incorporen las consideraciones ambientales del desarrollo sustentable, al
proceso de formulación de las políticas y planes de carácter normativo general, que tengan impacto
sobre el medio ambiente o la sustentabilidad, de manera que ellas sean integradas en la dictación de
la respectiva política y plan, y sus modificaciones sustanciales;
j) Evaluación de Impacto Ambiental: el procedimiento, a cargo del Servicio de Evaluación Ambiental,
que, en base a un Estudio o Declaración de Impacto Ambiental, determina si el impacto ambiental de
una actividad o proyecto se ajusta a las normas vigentes;

146
k) Impacto Ambiental: la alteración del medio ambiente, provocada directa o indirectamente por
un proyecto o actividad en un área determinada;
l) Línea de Base: la descripción detallada del área de influencia de un proyecto o actividad, en forma
previa a su ejecución;
ll) Medio Ambiente: el sistema global constituido por elementos naturales y artificiales de
naturaleza física, química o biológica, socioculturales y sus interacciones, en permanente modificación
por la acción humana o natural y que rige y condiciona la existencia y desarrollo de la vida en sus
múltiples manifestaciones;
m) Medio Ambiente Libre de Contaminación: aquél en el que los contaminantes se encuentran en
concentraciones y períodos inferiores a aquéllos susceptibles de constituir un riesgo a la salud de las
personas, a la calidad de vida de la población, a la preservación de la naturaleza o a la conservación
del patrimonio ambiental;
m bis) Mejores técnicas disponibles: la fase más eficaz y avanzada de desarrollo de las actividades
y de sus modalidades de explotación, que demuestre la capacidad práctica de determinadas técnicas
para evitar o reducir en general las emisiones y el impacto en el medio ambiente y la salud de las
personas. Con tal objeto se deberán considerar una evaluación de impacto económico y social de su

147
implementación, los costos y los beneficios, la utilización o producción de ellas en el país, y el acceso,
en condiciones razonables, que el regulado pueda tener a las mismas;
n) Norma Primaria de Calidad Ambiental: aquélla que establece los valores de las concentraciones
y períodos, máximos o mínimos permisibles de elementos, compuestos, sustancias, derivados
químicos o biológicos, energías, radiaciones, vibraciones, ruidos o combinación de ellos, cuya
presencia o carencia en el ambiente pueda constituir un riesgo para la vida o la salud de la población;
ñ) Norma Secundaria de Calidad Ambiental: aquélla que establece los valores de las
concentraciones y períodos, máximos o mínimos permisibles de sustancias, elementos, energía o
combinación de ellos, cuya presencia o carencia en el ambiente pueda constituir un riesgo para la
protección o la conservación del medio ambiente, o la preservación de la naturaleza;
o) Normas de Emisión: las que establecen la cantidad máxima permitida para un contaminante
medida en el efluente de la fuente emisora;
p) Preservación de la Naturaleza: el conjunto de políticas, planes, programas, normas y acciones,
destinadas a asegurar la mantención de las condiciones que hacen posible la evolución y el desarrollo
de las especies y de los ecosistemas del país;
q) Protección del Medio Ambiente: el conjunto de políticas, planes, programas, normas y acciones
destinados a mejorar el medio ambiente y a prevenir y controlar su deterioro;

148
r) Recursos Naturales: los componentes del medio ambiente susceptibles de ser utilizados por el ser
humano para la satisfacción de sus necesidades o intereses espirituales, culturales, sociales y
económicos;
s) Reparación: la acción de reponer el medio ambiente o uno o más de sus componentes a una
calidad similar a la que tenían con anterioridad al daño causado o, en caso de no ser ello posible,
restablecer sus propiedades básicas;
t) Zona Latente: aquélla en que la medición de la concentración de contaminantes en el aire, agua
o suelo se sitúa entre el 80% y el 100% del valor de la respectiva norma de calidad ambiental, y
u) Zona Saturada: aquélla en que una o más normas de calidad ambiental se encuentran
sobrepasadas.

149
Instrumentos de Gestión Ambiental

Los instrumentos para la gestión ambiental son herramientas de política pública que, mediante
regulaciones, incentivos o mecanismos que motivan acciones o conductas de agentes, permiten contribuir
a la protección del medio ambiente y, prevenir, atenuar o mejorar problemas ambientales.

En Chile existen diversos instrumentos de gestión ambiental, los cuales se encuentran contemplados en la
ley 19.300. Dichas regulaciones son: Educación e Investigación, EAE, Sistema de Evaluación de Impacto
Ambiental, Normas de Calidad Ambiental, Preservación de la Naturaleza y Conservación del Patrimonio
Ambiental y de Emisión, Planes de Manejo, Prevención y Descontaminación y Participación Ciudadana.

150
I. Evaluación Ambiental Estratégica.

La EAE, busca promover y acompañar, desde sus primeros pasos, la incorporación de consideraciones
ambientales en Políticas Públicas y Planes con miras a impulsar la planificación sustentable en el país.

En este sentido, esta herramienta permite mejorar por ejemplo, el enfoque ambiental de los Instrumentos
de Ordenamiento Territorial, entregando como resultado un uso de suelo más eficiente y permitiendo
conocer, en forma temprana, las limitantes territoriales existentes que deben ser consideradas para obtener
una adecuada planificación.
La Ley 20.417, promulgada en enero de 2010, que modifica la Ley N°19.300 sobre Bases Generales del Medio
Ambiente, integra la Evaluación Ambiental Estratégica como un nuevo instrumento de gestión ambiental, y
la define como “el procedimiento realizado por el Ministerio sectorial respectivo, para que se incorporen
las consideraciones ambientales del Desarrollo Sustentable, al proceso de formulación de las políticas y
planes de carácter normativo general, que tengan impacto sobre el medio ambiente o la sustentabilidad,
de manera que ellas sean integradas en la dictación de la respectiva política y plan, y sus modificaciones
sustanciales”.

151
A partir de entonces, el Ministerio del Medio Ambiente (MMA), a través de su Oficina de Evaluación
Ambiental (OEA), se ha enfocado en fortalecer las capacidades de la institucionalidad del país para
incorporar criterios de sustentabilidad en políticas y planes e instrumentos de ordenamiento territorial;
asesorando y capacitando a los distintos órganos de la administración del Estado responsables de llevar
adelante el proceso de EAE, según corresponda (Ministerios, Servicios Públicos, Gobiernos Regionales y
Municipios).

Artículo 7º bis.- Se someterán a evaluación ambiental estratégica las políticas y planes de carácter
normativo general, así como sus modificaciones sustanciales, que tengan impacto sobre el medio ambiente
o la sustentabilidad, que el Presidente de la República, a proposición del Consejo de Ministros, señalado en
el artículo 71, decida.
En todo caso, siempre deberán someterse a evaluación ambiental estratégica los planes regionales de
ordenamiento territorial, planes reguladores intercomunales, planes reguladores comunales y planes
seccionales, planes regionales de desarrollo urbano y zonificaciones del borde costero, del territorio
marítimo y el manejo integrado de cuencas o los instrumentos de ordenamiento territorial que los
reemplacen o sistematicen. En esta situación el procedimiento y aprobación del instrumento estará a cargo
del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, el Gobierno Regional o el Municipio o cualquier otro organismo de
la Administración del Estado, respectivamente.

152
La elaboración de las políticas y planes deberá contemplar las etapas de diseño y aprobación.
En la etapa de diseño, el organismo que dictará la política o plan, deberá considerar criterios de desarrollo
sustentable, objetivos ambientales y efectos ambientales derivados de los factores críticos de decisión, los
que incluirán la mitigación y adaptación al cambio climático, según corresponda. Durante esta etapa se
deberá integrar a otros órganos de la administración del Estado vinculados a las materias objeto de la
política o plan, así como otros instrumentos relacionados con ellos, a fin de garantizar la actuación
coordinada de las entidades públicas involucradas en los proyectos afectados por la política o plan. En el
caso señalado en el inciso segundo, se deberán siempre considerar los instrumentos relacionados con
capacidad vial elaborados por la autoridad competente.
En la etapa de aprobación, se deberá elaborar un anteproyecto de política o plan que contendrá un
informe ambiental, que será remitido al Ministerio del Medio Ambiente para sus observaciones, para luego
ser sometido a consulta pública por parte del organismo responsable.

LINK DE INTERÉS: https://eae.mma.gob.cl/

153
CARACTERÍSTICAS DE LA EAE
Aspectos Relevantes de la EAE
• Incorpora la sustentabilidad desde una perspectiva integrada y de manera anticipada en la
formulación de políticas, en los procesos de planificación y ordenamiento territorial.
• Apoya un proceso de decisión estratégica estableciendo condiciones que propician el desarrollo en el
territorio.
• Contribuye a la toma de decisión informada, consensuada y participativa, involucrando a todos los
actores relevantes.
Pensamiento Estratégico en la EAE
La EAE debe ser entendida como un proceso flexible y adaptativo a los contextos políticos e institucionales,
es por ello que el carácter estratégico de la EAE, permite entre otros aspectos, tener:
• Visión de objetivos a largo plazo
• Capacidad de adaptación a contextos y circunstancias cambiantes
• Focalización en aquello que es realmente importante para la decisión
• Estrategia para alcanzar los objetivos deseados

154
NORMAS DE CALIDAD AMBIENTAL

Ley 19.300; Artículo 32.- Mediante decreto supremo, que llevará las firmas del Ministro del Medio Ambiente
y del Ministro de Salud, se promulgarán las normas primarias de calidad ambiental. Estas normas serán de
aplicación general en todo el territorio de la República y definirán los niveles que originan situaciones de
emergencia. El Ministerio de Salud podrá solicitar fundadamente al Ministerio del Medio Ambiente la
dictación de una norma primaria de calidad, la que deberá dictarse dentro de un plazo que no podrá exceder
de cuatro años, a menos que dentro de tal plazo indique las razones técnicas para no acoger la solicitud.
Mediante decreto supremo que llevará las firmas del Ministro del Medio Ambiente y del ministro
competente según la materia de que se trate, se promulgarán las normas secundarias de calidad ambiental.
Un reglamento establecerá el procedimiento a seguir para la dictación de normas de calidad ambiental,
que considerará a lo menos las siguientes etapas: análisis técnico y económico, desarrollo de estudios
científicos, consultas a organismos competentes, públicos y privados, análisis de las observaciones
formuladas y una adecuada publicidad. Establecerá además los plazos y formalidades que se requieran para
dar cumplimiento a lo dispuesto en este artículo y los criterios para revisar las normas vigentes.

155
Toda norma de calidad ambiental será revisada por el Ministerio del Medio Ambiente a lo menos cada
cuatro años, aplicando el mismo procedimiento antes señalado.
La coordinación del proceso de generación de las normas de calidad ambiental, y la determinación de los
programas y plazos de cumplimiento de las mismas, corresponderá al Ministerio del Medio Ambiente.
Toda persona o agrupación de personas tendrá derecho a solicitar fundadamente la dictación de normas
primarias o secundarias de calidad ambiental respecto de contaminantes que a la fecha de la solicitud no se
encuentren regulados mediante instrumentos de gestión ambiental vigentes. El Ministerio del Medio
Ambiente deberá dar respuesta fundada dentro del plazo de treinta días contado desde la presentación de
la solicitud.

RESUMEN:
La Ley sobre Bases Generales del Medio Ambiente (Ley N° 19.300, modificada por la Ley N° 20.417/2010,
ambas del Ministerio Secretaría Regional de la Presidencia), estable en su artículo 32, la existencia de dos
tipos de normas de calidad ambiental: primarias y secundarias. Las normas de calidad primarias, son
aquellas normas de calidad ambiental que tienen como objetivo proteger la salud de la población humana
dentro del territorio nacional; las normas de calidad secundaria, tienen por objetivo proteger o conservar
el medio ambiente o la naturaleza y son de carácter local y no necesariamente nacional.

156
Una definición más precisa de norma primaria y secundaria es la que se establece en artículo 2° de la Ley:

Norma Primaria de Calidad Ambiental: aquella que establece los valores de las concentraciones y
períodos, máximos o mínimos permisibles de elementos, compuestos, sustancias, derivados químicos o
biológicos, energías, radiaciones, vibraciones, ruidos o combinación de ellos, cuya presencia o carencia en
el ambiente pueda constituir un riesgo para la vida o la salud de la población.

Norma Secundaria de Calidad Ambiental: aquella que establece los valores de las concentraciones y
períodos, máximos o mínimos permisibles de sustancias, elementos, energía o combinación de ellos, cuya
presencia o carencia en el ambiente pueda constituir un riesgo para la protección o la conservación del
medio ambiente, o la preservación de la naturaleza.

157
A continuación se presentan las normas primarias de calidad del aire, actualmente vigentes:

1.- Norma de calidad del aire para MP2,5 (D.S. N° 12/2010 del Ministerio del Medio Ambiente)
2.- Norma de calidad del aire para MP10 (D.S. N° 12/2022 del Ministerio del Medio Ambiente)
3.- Norma de calidad del aire para SO2 (D.S. N° 104/2018 del Ministerio de Medio Ambiente)
4.- Norma de calidad del aire para NO2 (D.S. N° 114/2002 del Ministerio Secretaría General de la
Presidencia)
5.- Norma de calidad del aire para CO (D.S. N° 115/2002 del Ministerio Secretaría General de la
Presidencia)
6.- Norma de calidad del aire para Plomo (D.S. N° 136/2000) del Ministerio Secretaría General de la
Presidencia)
7.- Norma de calidad del aire para O3 (D.S. N° 112/2002 del Ministerio Secretaría General de la
Presidencia)

158
En lo que respecta a las normas secundarias de calidad del aire, las siguientes son las vigentes en nuestro
país:

1.- Norma de calidad del aire para SO2 (D.S. N° 22/2009 del Ministerio Secretaría General de la
Presidencia)
2.- Norma de calidad del aire para MPS en la cuenca del río Huasco, III Región (D. Exento N° 4/1992 del
Ministerio de Agricultura)

Otros ejemplos normas ed calidad ambiental: https://snifa.sma.gob.cl/Instrumento/Tipo/3

159
NORMAS DE EMISIÓN

Definición: Las normas de emisión son aquellas que establecen la cantidad máxima permitida para un
contaminante, medida en el efluente de la fuente emisora, cuya presencia en el ambiente, en ciertos
niveles, pueda constituir un riesgo a la salud de las personas, a la calidad de vida de la población, a la
preservación de la naturaleza o a la conservación del patrimonio ambiental.

Ley 19.300 Artículo 40.- Las normas de emisión se establecerán mediante decreto supremo, que llevará las
firmas del Ministro del Medio Ambiente y del ministro competente según la materia de que se trate, el que
señalará su ámbito territorial de aplicación.
Corresponderá al Ministerio del Medio Ambiente proponer, facilitar y coordinar la dictación de normas
de emisión, para lo cual deberá sujetarse a las etapas señaladas en el artículo 32, inciso tercero, y en el
respectivo reglamento, en lo que fueren procedentes, considerando las condiciones y características
ambientales propias de la zona en que se aplicarán, pudiendo utilizar las mejores técnicas disponibles, como
criterio para determinar los valores o parámetros exigibles en la norma, cuando corresponda.
Toda persona o agrupación de personas tendrá derecho a solicitar fundadamente la dictación de normas
de emisión respecto de fuentes que a la fecha de la solicitud no se encuentren reguladas mediante

160
instrumentos de gestión ambiental vigentes. El Ministerio del Medio Ambiente deberá dar respuesta
fundada dentro del plazo de treinta días contado desde la presentación de la solicitud.

Otros ejemplos normas de emisión:


https://www.bcn.cl/leychile/consulta/listado_n_sel?itemsporpagina=30&totalitems=37&npagina=1&_
grupo_aporte=&agr=1020&sub=492&comp=&tipCat=

DECRETO 38 APRUEBA REGLAMENTO PARA LA DICTACIÓN DE NORMAS DE CALIDAD AMBIENTAL Y DE


EMISIÓN: https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=1053036

161
PROCEDIMIENTO DE RECLAMACIÓN NORMAS DE CALIDAD O DE EMISIÓN:

Artículo 40.- Los decretos supremos que establezcan normas primarias y secundarias de calidad ambiental
y de emisión, serán reclamables ante el Tribunal Ambiental competente, de acuerdo con lo dispuesto en el
artículo 50 de la ley Nº 19.300, por cualquier persona que considere que no se ajustan a dicha ley y a la cual
le causen perjuicio.
El plazo para interponer el reclamo será de treinta días, contado desde la fecha de publicación del decreto
en el Diario Oficial, o desde la fecha de su aplicación, tratándose de las regulaciones especiales para casos
de emergencia.
La interposición del reclamo no suspenderá en caso alguno los efectos del acto impugnado.

162
DELCARACIÓN DE ZONA LATENTE O SATURADA

Las zonas saturadas son aquellas en que una o más normas de calidad ambiental se encuentran
sobrepasadas. En tanto, zona latente es aquella en que la medición de la concentración de contaminantes
en el aire, agua o suelo se sitúa entre el 80% y el 100% del valor de la respectiva norma de calidad ambiental.

Artículo 43.- La declaración de una zona del territorio como saturada o latente se hará por decreto supremo
que llevará la firma del Ministro del Medio Ambiente y contendrá la determinación precisa del área
geográfica que abarca. Llevará además la firma del Ministro de Salud, si se trata de la aplicación de normas
primarias de calidad ambiental, o del ministro sectorial que corresponda, según la naturaleza de la
respectiva norma secundaria de calidad ambiental.
Mediante decreto supremo, que llevará la firma del Ministro del Medio Ambiente, de Salud o del ministro
sectorial, según corresponda, se dejará sin efecto la declaración de Zona Saturada o Latente, cuando no se
cumplan las condiciones que la hicieron procedente.

163
El decreto supremo señalado en el inciso anterior dejará sin efecto las respectivas medidas del plan de
Descontaminación y, o Prevención, pudiendo, en el primer caso, mantener vigentes las restricciones
impuestas a las emisiones de las fuentes responsables a que se refiere la letra f) del artículo 45 y las medidas
destinadas a prevenir episodios críticos de contaminación, por un plazo no superior a dos años contado
desde la derogación del plan, con la sola finalidad de permitir la dictación del plan de prevención.
Esta declaración tendrá como fundamento las mediciones, realizadas o certificadas por los organismos
públicos competentes, en las que conste haberse verificado la condición que la hace procedente. El
procedimiento estará a cargo de la Secretaría Regional Ministerial de Medio Ambiente. Si la zona objeto de
la declaración estuviere situada en distintas regiones, el procedimiento estará a cargo del Ministerio del
Medio Ambiente.

PLANES DEPREVENCIÓN O DESCONTAMINACIÓN

Artículo 44.- Mediante decreto supremo del Ministerio del Medio Ambiente, que llevará además la firma
del ministro sectorial que corresponda, se establecerán planes de prevención o de descontaminación, cuyo
cumplimiento será obligatorio en las zonas calificadas como latentes o saturadas, respectivamente.

164
La elaboración de estos planes y su proposición a la autoridad competente para su establecimiento
corresponderá al Ministerio del Medio Ambiente, previo informe de la Secretaría Regional Ministerial
respectiva. Para estos efectos se seguirá el mismo procedimiento y etapas establecidos en el inciso tercero
del artículo 32 de la presente ley el que no podrá exceder el plazo de cuatro años contado desde la
publicación del decreto supremo que declaró la zona como latente o saturada.

Artículo 45.- Los planes de prevención y descontaminación contendrán, a lo menos:


a) La relación que exista los entre niveles de emisión totales y los niveles de contaminantes a ser
regulados;
b) El plazo en que se espera alcanzar la reducción de emisiones materia del plan;
c) La indicación de los responsables de su cumplimiento;
d) La identificación de las autoridades a cargo de su fiscalización;
e) Los instrumentos de gestión ambiental que se usarán para cumplir sus objetivos;

165
f) La proporción en que deberán reducir sus emisiones las actividades responsables de la emisión de los
contaminantes a que se refiere el plan, la que deberá ser igual para todas ellas;
g) La estimación de sus costos económicos y sociales, y
h) La proposición, cuando sea posible, de mecanismos de compensación de emisiones.
Las actividades contaminantes ubicadas en zonas afectas a planes de prevención o descontaminación,
quedarán obligadas a reducir sus emisiones a niveles que permitan cumplir los objetivos del plan en el plazo
que al efecto se establezca.

Los Planes de Prevención contemplarán además medidas que se harán efectivas en caso de declararse la
misma zona geográfica como saturada por los contaminantes que estuvieren latentes. Dichas medidas se
mantendrán vigentes hasta la dictación del respectivo plan de descontaminación.

Artículo 46.- En aquellas áreas en que se esté aplicando un plan de prevención o descontaminación, sólo
podrán desarrollarse actividades que cumplan los requisitos establecidos en el respectivo plan. Su
verificación estará a cargo de la Superintendencia del Medio Ambiente.

166
Artículo 47.- Los planes de prevención o descontaminación podrán utilizar, según corresponda, los
siguientes instrumentos de regulación o de carácter económico:
a) Normas de emisión;
b) Permisos de emisión transables;
c) Impuestos a las emisiones o tarifas a los usuarios, en los que se considerará el costo ambiental implícito
en la producción o uso de ciertos bienes o servicios, y
d) Otros instrumentos de estímulo a acciones de mejoramiento y reparación ambientales.
Artículo 48.- Una ley establecerá la naturaleza y las formas de asignación, división, transferencia, duración
y demás características de los permisos de emisión transables.
Artículo 48 bis.- Los actos administrativos que se dicten por los Ministerios o servicios para la ejecución o
implementación de normas de calidad, emisión y planes de prevención o descontaminación, señalados en
tales instrumentos, deberán contar siempre con informe previo del Ministerio del Medio Ambiente.

167
Ejemplos de normas de prevención y descontaminación:
https://www.bcn.cl/leychile/consulta/listado_n_sel?_grupo_aporte=&sub=503&agr=1020&comp=

SISTEMA DE EVALUACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL

INTRODUCCIÓN:
¿Qué es SEIA?
El SEIA es un instrumento de gestión ambiental de carácter preventivo que permite a la autoridad
determinar antes de la ejecución de un proyecto si:

- Cumple con la legislación ambiental vigente


- Se hace cargo de los potenciales impactos ambientales significativos
El Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) tiene como función principal administrar el Sistema de Evaluación
de Impacto Ambiental (SEIA).

168
El SEIA entró en vigencia el 3 de abril de 1997. A más de dos décadas de su aplicación, el SEIA ha permitido
que el país haya logrado un cambio sustancial en la forma de construir el futuro, al poder prevenir los
impactos que pueda generar las inversiones públicas y privadas, o hacer que, cuando se generan impactos
adversos significativos, exista una mitigación.

El Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) es un instrumento de gestión ambiental destinado a


la evaluación y predicción de los impactos ambientales que puedan generar los proyectos y actividades que
se realizan en el país y que, de acuerdo con la ley, requieran ser evaluados.

Todo proyecto o actividad susceptible de causar impacto ambiental, incluidas sus modificaciones, solo se
puede ejecutar o modificar previa evaluación de su impacto ambiental mediante la presentación, según
corresponda, de una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) o un Estudio de Impacto Ambiental (EIA).

169
Estudio de Impacto Ambiental (EIA): si el proyecto genera o presenta a lo menos uno de los efectos,
características o circunstancias establecidas en el artículo Nº 11 de la Ley sobre las Bases de Medio Ambiente
(impactos significativos).

Declaración de Impacto Ambiental (DIA): si el proyecto no genera ni presenta ninguno de los efectos,
características o circunstancias establecidas en el artículo Nº 11 de la Ley sobre las Bases de Medio
Ambiente.

Someter un proyecto o actividad al SEIA permite acreditar el cumplimiento de la normativa y obtener las
autorizaciones ambientales respectivas. En el caso de los EIA, permite además determinar si el proyecto o
actividad se hace cargo de los efectos ambientales que genera, mediante la aplicación de medidas de
mitigación, reparación y/o compensación adecuadas.

170
Luego del proceso de evaluación, la Comisión de Evaluación de la respectiva región, o el director ejecutivo
del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), según corresponda a un proyecto regional o interregional, emite
una resolución que califica ambientalmente el proyecto.

LEY 19.300.-
Párrafo 2°
Del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental
Artículo 8°.- Los proyectos o actividades señalados en el artículo 10 sólo podrán ejecutarse o modificarse
previa evaluación de su impacto ambiental, de acuerdo a lo establecido en la presente ley.
Todos los permisos o pronunciamientos de carácter ambiental, que de acuerdo con la legislación vigente
deban o puedan emitir los organismos del Estado, respecto de proyectos o actividades sometidos al sistema
de evaluación, serán otorgados a través de dicho sistema, de acuerdo a las normas de este párrafo y su
reglamento.

171
Sin perjuicio de los permisos o pronunciamientos sectoriales, siempre se requerirá el informe del
Gobierno Regional, del Municipio respectivo y la autoridad marítima competente, cuando corresponda,
sobre la compatibilidad territorial del proyecto presentado.
Los proyectos o actividades sometidos al sistema de evaluación de impacto ambiental deberán considerar
siempre las políticas y planes evaluados estratégicamente, de conformidad a lo señalado en el Párrafo 1º
bis de este título.
Corresponderá al Servicio de Evaluación Ambiental, la administración del sistema de evaluación de
impacto ambiental, así como la coordinación de los organismos del Estado involucrados en el mismo, para
los efectos de obtener los permisos o pronunciamientos a que se refiere el inciso anterior.

Artículo 9°.- El titular de todo proyecto o actividad comprendido en el artículo 10 deberá presentar una
Declaración de Impacto Ambiental o elaborar un Estudio de Impacto Ambiental, según corresponda.
Aquéllos no comprendidos en dicho artículo podrán acogerse voluntariamente al sistema previsto en este
párrafo.
Las Declaraciones de Impacto Ambiental o los Estudios de Impacto Ambiental se presentarán, para
obtener las autorizaciones correspondientes, ante la Comisión establecida en el artículo 86 o Comisión de
Evaluación en que se realizarán las obras materiales que contemple el proyecto o actividad, con anterioridad

172
a su ejecución. En los casos en que la actividad o proyecto pueda causar impactos ambientales en zonas
situadas en distintas regiones, las Declaraciones o los Estudios de Impacto Ambiental deberán presentarse
ante el Director Ejecutivo del Servicio de Evaluación Ambiental.
En caso de dudas corresponderá al Director del Servicio de Evaluación Ambiental determinar si el proyecto
o actividad afecta zonas situadas en distintas regiones, de oficio o a petición de una o más Comisiones de
Evaluación o del titular del proyecto o actividad.
El proceso de revisión de las Declaraciones de Impacto Ambiental y de calificación de los Estudios de
Impacto Ambiental considerará la opinión fundada de los organismos con competencia ambiental, en las
materias relativas al respectivo proyecto o actividad, para lo cual la Comisión de Evaluación o el Director
Ejecutivo del Servicio, en su caso, requerirá los informes correspondientes.
Los pronunciamientos de los órganos de la Administración del Estado con competencia ambiental,
deberán ser fundados y formulados dentro de las esferas de sus respectivas competencias.

Artículo 9º bis.- La Comisión a la cual se refiere el artículo 86 o el Director Ejecutivo, en su caso, deberán
aprobar o rechazar un proyecto o actividad sometido al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental sólo
en virtud del Informe Consolidado de Evaluación en lo que dice relación con los aspectos normados en la

173
legislación ambiental vigente. En todo caso, dicho informe deberá contener, los pronunciamientos
ambientales fundados de los organismos con competencia que participaron en la evaluación, la evaluación
técnica de las observaciones planteadas por la comunidad y los interesados, cuando corresponda, así como
la recomendación de aprobación o rechazo del proyecto.
El incumplimiento a lo señalado en el inciso anterior se considerará vicio esencial del procedimiento de
calificación ambiental.

Artículo 9º ter.- Los proponentes de los proyectos o actividades, en sus Estudios o Declaraciones de
Impacto Ambiental, deberán describir la forma en que tales proyectos o actividades se relacionan con las
políticas, planes y programas de desarrollo regional, así como con los planes de desarrollo comunal.
La Comisión señalada en el artículo 86 deberá siempre solicitar pronunciamiento al Gobierno Regional
respectivo, así como a las municipalidades del área de influencia del proyecto, con el objeto de que éstos
señalen si el proyecto o actividad se relacionan con las políticas, planes y programas de desarrollo regional
y con los planes de desarrollo comunal, respectivamente.

174
Artículo 10.- Los proyectos o actividades susceptibles de causar impacto ambiental, en cualesquiera de
sus fases, que deberán someterse al sistema de evaluación de impacto ambiental, son los siguientes:
a) Acueductos, embalses o tranques y sifones que deban someterse a la autorización establecida en el
artículo 294 del Código de Aguas, presas, drenaje, desecación, dragado, defensa o alteración, significativos,
de cuerpos o cursos naturales de aguas;
b) Líneas de transmisión eléctrica de alto voltaje y sus subestaciones;
c) Centrales generadoras de energía mayores a 3 MW;
d) Reactores y establecimientos nucleares e instalaciones relacionadas;
e) Aeropuertos, terminales de buses, camiones y ferrocarriles, vías férreas, estaciones de servicio,
autopistas y los caminos públicos que puedan afectar áreas protegidas;
f) Puertos, vías de navegación, astilleros y terminales marítimos;
g) Proyectos de desarrollo urbano o turístico, en zonas no comprendidas en alguno de los planes
evaluados según lo dispuesto en el Párrafo 1 Bis;
h) Proyectos industriales o inmobiliarios que se ejecuten en zonas declaradas latentes o saturadas;

175
i) Proyectos de desarrollo minero, incluidos los de carbón, petróleo y gas comprendiendo las
prospecciones, explotaciones, plantas procesadoras y disposición de residuos y estériles, así como la
extracción industrial de áridos, turba o greda;
j) Oleoductos, gasoductos, ductos mineros u otros análogos;
k) Instalaciones fabriles, tales como metalúrgicas, químicas, textiles, productoras de materiales para la
construcción, de equipos y productos métalicos y curtiembres, de dimensiones industriales;
l) Agroindustrias, mataderos, planteles y establos de crianza, lechería y engorda de animales, de
dimensiones industriales;
m) Proyectos de desarrollo o explotación forestal en suelos frágiles, en terrenos cubiertos de bosque
nativo, industrias de celulosa, pasta de papel y papel, plantas astilladoras, elaboradoras de madera y
aserraderos, todos de dimensiones industriales;
n) Proyectos de explotación intensiva, cultivo, y plantas procesadoras de recursos hidrobiológicos;
ñ) Producción, almacenamiento, transporte, disposición o reutilización habituales de sustancias tóxicas,
explosivas, radioactivas, inflamables, corrosivas o reactivas;

176
o) Proyectos de saneamiento ambiental, tales como sistemas de alcantarillado y agua potable, plantas de
tratamiento de aguas o de residuos sólidos de origen domiciliario, rellenos sanitarios, emisarios submarinos,
sistemas de tratamiento y disposición de residuos industriales líquidos o sólidos;
p) Ejecución de obras, programas o actividades en parques nacionales, reservas nacionales, monumentos
naturales, reservas de zonas vírgenes, santuarios de la naturaleza, parques marinos, reservas marinas,
humedales urbanos o en cualesquiera otras áreas colocadas bajo protección oficial, en los casos en que la
legislación respectiva lo permita;
q) Aplicación masiva de productos químicos en áreas urbanas o zonas rurales próximas a centros
poblados, humedales, o a cursos o masas de agua que puedan ser afectadas;
r) Proyectos de desarrollo, cultivo o explotación, en las áreas mineras, agrícolas, forestales e
hidrobiológicas que utilicen organismos genéticamente modificados con fines de producción y en áreas no
confinadas. El reglamento podrá definir una lista de especies de organismos genéticamente modificados
que, como consecuencia de su comprobado bajo riesgo ambiental, estarán excluidos de esta exigencia. El
mismo reglamento establecerá el procedimiento para declarar áreas como libres de organismos
genéticamente modificados, y
s) Ejecución de obras o actividades que puedan significar una alteración física o química a los
componentes bióticos, a sus interacciones o a los flujos ecosistémicos de humedales que se encuentran

177
total o parcialmente dentro del límite urbano, y que impliquen su relleno, drenaje, secado, extracción de
caudales o de áridos, la alteración de la barra terminal, de la vegetación azonal hídrica y ripariana, la
extracción de la cubierta vegetal de turberas o el deterioro, menoscabo, transformación o invasión de la
flora y la fauna contenida dentro del humedal, indistintamente de su superficie.

Artículo 11.- Los proyectos o actividades enumerados en el artículo precedente requerirán la elaboración
de un Estudio de Impacto Ambiental, si generan o presentan a lo menos uno de los siguientes efectos,
características o circunstancias:
a) Riesgo para la salud de la población, debido a la cantidad y calidad de efluentes, emisiones o residuos;
b) Efectos adversos significativos sobre la cantidad y calidad de los recursos naturales renovables,
incluidos el suelo, agua y aire;
c) Reasentamiento de comunidades humanas, o alteración significativa de los sistemas de vida y
costumbres de grupos humanos;
d) Localización en o próxima a poblaciones, recursos y áreas protegidas, sitios prioritarios para la
conservación, humedales protegidos, glaciares y áreas con valor para la observación astronómica con fines

178
de investigación científica, susceptibles de ser afectados, así como el valor ambiental del territorio en que
se pretende emplazar;
e) Alteración significativa, en términos de magnitud o duración, del valor paisajístico o turístico de una
zona, y
f) Alteración de monumentos, sitios con valor antropológico, arqueológico, histórico y, en general, los
pertenecientes al patrimonio cultural.
Para los efectos de evaluar el riesgo indicado en la letra a) y los efectos adversos señalados en la letra b),
se considerará lo establecido en las normas de calidad ambiental y de emisión vigentes. A falta de tales
normas, se utilizarán como referencia las vigentes en los Estados que señale el reglamento.

Artículo 11 bis.- Los proponentes no podrán, a sabiendas, fraccionar sus proyectos o actividades con el
objeto de variar el instrumento de evaluación o de eludir el ingreso al Sistema de Evaluación de Impacto
Ambiental. Será competencia de la Superintendencia del Medio Ambiente determinar la infracción a esta
obligación y requerir al proponente, previo informe del Servicio de Evaluación Ambiental, para ingresar
adecuadamente al sistema.

179
No se aplicará lo señalado en el inciso anterior cuando el proponente acredite que el proyecto o actividad
corresponde a uno cuya ejecución se realizará por etapas.

Artículo 11 ter.- En caso de modificarse un proyecto o actividad, la calificación ambiental deberá recaer
sobre dicha modificación y no sobre el proyecto o actividad existente, aunque la evaluación de impacto
ambiental considerará la suma de los impactos provocados por la modificación y el proyecto o actividad
existente para todos los fines legales pertinentes.

Artículo 12.- Los estudios de Impacto Ambiental considerarán las siguientes materias:
a) Una descripción del proyecto o actividad;
b) La descripción de la línea de base, que deberá considerar todos los proyectos que cuenten con
resolución de calificación ambiental, aún cuando no se encuentren operando.

180
c) Una descripción pormenorizada de aquellos efectos, características o circunstancias del artículo 11 que
dan origen a la necesidad de efectuar un Estudio de Impacto Ambiental.
d) Una predicción y evaluación del impacto ambiental del proyecto o actividad, incluidas las eventuales
situaciones de riesgo. Cuando el proyecto deba presentar un Estudio de Impacto Ambiental por generar
alguno de los efectos, características o circunstancias señaladas en la letra a) del artículo 11, y no existiera
Norma Primaria de Calidad o de Emisión en Chile o en los Estados de referencia que señale el Reglamento,
el proponente deberá considerar un capítulo específico relativo a los potenciales riesgos que el proyecto
podría generar en la salud de las personas.
e) Las medidas que se adoptarán para eliminar o minimizar los efectos adversos del proyecto o actividad
y las acciones de reparación que se realizarán, cuando ello sea procedente;
f) Un plan de seguimiento de las variables ambientales relevantes que dan origen al Estudio de Impacto
Ambiental, y
g) Un plan de cumplimiento de la legislación ambiental aplicable.

Artículo 12 bis.- Las declaraciones de Impacto Ambiental considerarán las siguientes materias:

181
a) Una descripción del proyecto o actividad;
b) Los antecedentes necesarios que justifiquen la inexistencia de aquellos efectos, características o
circunstancias del artículo 11 que pueden dar origen a la necesidad de efectuar un Estudio de Impacto
Ambiental;
c) La indicación normativa ambiental aplicable, y la forma en la que se cumplirá, y
d) La indicación de los permisos ambientales sectoriales aplicables, y los antecedentes asociados a los
requisitos y exigencias para el respectivo pronunciamiento.

Artículo 13.- Para los efectos de elaborar y calificar un Estudio o Declaración de Impacto Ambiental, el
proponente, el Servicio de Evaluación Ambiental y los órganos de la administración del Estado competentes,
en su caso, se sujetarán a las normas que establezca el reglamento.
Este reglamento será dictado mediante decreto supremo, por intermedio del Ministerio del Medio
Ambiente, y contendrá, a lo menos, lo siguiente:

182
a) Lista de los permisos ambientales sectoriales, de los requisitos para su otorgamiento y de los
contenidos técnicos y formales necesarios para acreditar su cumplimiento;
b) Contenidos mínimos detallados para la elaboración de los Estudios y Declaraciones de Impacto
Ambiental, conforme con lo dispuesto en los artículos 11, 12, 12 bis, 13 bis y 18, según corresponda, y
c) Procedimiento administrativo para la evaluación de impacto ambiental.

Artículo 13 bis.- Los proponentes deberán informar a la autoridad ambiental si han establecido, antes o
durante el proceso de evaluación, negociaciones con los interesados con el objeto de acordar medidas de
compensación o mitigación ambiental. En el evento de existir tales acuerdos, éstos no serán vinculantes
para la calificación ambiental del proyecto o actividad.

Artículo 14.- El procedimiento administrativo a que se refiere la letra c) del artículo 13, considerará los
siguientes aspectos:

183
a) Forma de consulta y coordinación de los organismos del Estado con atribuciones ambientales
sectoriales que digan relación con el otorgamiento de permisos para el proyecto o actividad evaluado;
b) Fijación de plazos para las diversas instancias internas del proceso de evaluación de impacto ambiental,
de acuerdo a lo establecido en esta ley;
c) Definición de mecanismos de aclaración, rectificación y ampliación de los Estudios y Declaraciones de
Impacto Ambiental, en el evento de que sea necesario, de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 16 y 19;
d) Forma de participación de organizaciones ciudadanas, de conformidad con lo previsto en el párrafo
siguiente, y
e) Forma de notificación al interesado del pronunciamiento sobre el Estudio o la Declaración de Impacto
Ambiental.

Artículo 14 bis.- El procedimiento de evaluación de impacto ambiental y los actos administrativos que se
originen de él, podrán expresarse a través de medios electrónicos, conforme a las normas de la ley Nº 19.799
y su reglamento, y a lo previsto en este artículo. Sin perjuicio de lo anterior, no se considerarán faltas u
omisiones del titular aquellas actuaciones que por fallas del medio electrónico no puedan ejecutarse o
acreditarse oportunamente dentro del procedimiento, debiendo adoptarse las medidas necesarias por el
Servicio de Evaluación Ambiental para solucionar prontamente dichas fallas sin perjuicio para el titular.

184
Se entenderá que el titular de un proyecto acepta la utilización de técnicas y medios electrónicos en todas
las actuaciones del procedimiento que le afecten, desde que ingrese su Estudio o Declaración, salvo que
expresamente solicite lo contrario.
Las observaciones que formularen las organizaciones ciudadanas y personas naturales a que se refieren
los artículos 28 y 30 bis, podrán expresarse a través de medios electrónicos, conforme a las normas
generales.
Sin embargo, no se emplearán medios electrónicos respecto de aquellas actuaciones que por su
naturaleza o por expresa disposición legal deben efectuarse por otro medio.

Artículo 14 ter.- El procedimiento de evaluación de impacto ambiental se iniciará con una verificación
rigurosa del tipo de proyecto y la vía de evaluación que debe seguir, con el objetivo de que no existan errores
administrativos en el proceso de admisión a trámite de un proyecto.

185
Artículo 15.- La Comisión establecida en el artículo 86 o el Director Ejecutivo, en su caso, tendrá un plazo
de ciento veinte días para pronunciarse sobre el Estudio de Impacto Ambiental. La calificación favorable
sobre un Estudio de Impacto Ambiental será acompañada de los permisos o pronunciamientos ambientales
que puedan ser otorgados en dicha oportunidad por los organismos del Estado.

INCISO DEROGADO.

En caso que la Comisión establecida en el artículo 86 o el Director Ejecutivo, según corresponda, no pueda
pronunciarse sobre el Estudio de Impacto Ambiental en razón de la falta de otorgamiento de algún permiso
o pronunciamiento sectorial ambiental, requerirá al organismo del Estado responsable para que, en el plazo
de quince días, emita el permiso o pronunciamiento. Vencido este plazo, el permiso o pronunciamiento
faltante se tendrá por otorgado favorablemente.

Cuando el Estudio de Impacto Ambiental se refiera a proyectos o actividades que deben ser
implementados de manera urgente para atender necesidades impostergables derivadas de calamidades
públicas, así como a servicios que no pueden paralizarse sin serio perjuicio para el país, el plazo de
evaluación se reducirá a la mitad, ordenándose todos los trámites proporcionalmente a ese nuevo plazo. La

186
calificación de urgencia para la evaluación será realizada por el Director Ejecutivo a petición del interesado.
El reglamento determinará los requisitos, formas y condiciones necesarios para la solicitud, la aprobación y
su debida publicidad.

Artículo 15 bis.- Si el Estudio de Impacto Ambiental carece de información relevante o esencial para su
evaluación que no pudiere ser subsanada mediante aclaraciones, rectificaciones o ampliaciones, el Director
Regional o el Director Ejecutivo, así lo declarará mediante resolución fundada, ordenando devolver los
antecedentes al titular y poniendo término al procedimiento.
La resolución a que se refiere el inciso precedente sólo podrá dictarse dentro de los primeros cuarenta
días contados desde la presentación del respectivo Estudio de Impacto Ambiental. Transcurrido este plazo,
no procederá devolver o rechazar el estudio por la causal señalada, debiendo completarse su evaluación.
Los organismos a los que se refiere el inciso cuarto del artículo 9º, deberán comunicar, tan pronto le sea
requerido su informe, al Director Regional o al Director Ejecutivo si en los Estudios sometidos a su
conocimiento se ha constatado el defecto previsto en este artículo.

187
En contra de la resolución que se dicte sólo podrá deducirse recurso de reposición dentro del plazo de
cinco días contado desde la respectiva notificación. El recurso deberá resolverse dentro del plazo de veinte
días.

Artículo 16.- Dentro del mismo plazo de ciento veinte días, la Comisión establecida en el artículo 86 o el
Director Ejecutivo, en su caso, podrá solicitar las aclaraciones, rectificaciones o ampliaciones al contenido
del Estudio de Impacto Ambiental que estime necesarias, otorgando un plazo para tal efecto al interesado,
suspendiéndose de pleno derecho, en el intertanto, el término que restare para finalizar el procedimiento
de evaluación del respectivo Estudio. El proponente podrá solicitar la extensión del plazo otorgado para
cada suspensión hasta por dos veces.
Presentada la aclaración, rectificación o ampliación, o transcurrido el plazo dado para ello, continuará
corriendo el plazo a que se refiere el inciso primero del artículo 15. En casos calificados y debidamente
fundados, este último podrá ser ampliado, por una sola vez, hasta por sesenta días adicionales.
En caso de pronunciamiento desfavorable sobre un Estudio de Impacto Ambiental, la resolución será
fundada e indicará las exigencias específicas que el proponente deberá cumplir.

188
El Estudio de Impacto Ambiental será aprobado si cumple con la normativa de carácter ambiental y,
haciéndose cargo de los efectos, características o circunstancias establecidos en el artículo 11, propone
medidas de mitigación, compensación o reparación apropiadas. En caso contrario, será rechazado.

Artículo 17.- Derogado.


Artículo 18.- Los titulares de los proyectos o actividades que deban someterse al sistema de evaluación
de impacto ambiental y que no requieran elaborar un Estudio de Impacto Ambiental, presentarán una
Declaración de Impacto Ambiental, bajo la forma de una declaración jurada, en la cual expresarán que éstos
cumplen con la legislación ambiental vigente.
No obstante lo anterior, la Declaración de Impacto Ambiental podrá contemplar compromisos
ambientales voluntarios, no exigidos por la ley. En tal caso, el titular estará obligado a cumplirlos.
La Comisión establecida en el artículo 86 o el Director Ejecutivo, en su caso, tendrá un plazo de sesenta
días para pronunciarse sobre la Declaración de Impacto Ambiental.
En el caso que la Comisión establecida en el artículo 86 o el Director Ejecutivo, según corresponda, no
pueda pronunciarse sobre una Declaración de Impacto Ambiental en razón de la falta de algún permiso o

189
pronunciamiento sectorial ambiental, se requerirá al organismo del Estado responsable para que, en el
plazo de diez días, emita el respectivo permiso o pronunciamiento. Vencido este plazo, el permiso o
pronunciamiento faltante se tendrá por otorgado favorablemente.

Artículo 18 bis.- Si la Declaración de Impacto Ambiental carece de información relevante o esencial para
su evaluación que no pudiese ser subsanada mediante aclaraciones, rectificaciones o ampliaciones, o si el
respectivo proyecto o actividad requiere de un Estudio de Impacto Ambiental, según corresponda, así lo
declarará mediante resolución fundada, ordenando devolver los antecedentes al titular y poniendo término
al procedimiento.
La resolución a que se refiere el inciso precedente sólo podrá dictarse dentro de los primeros treinta días
contados desde la presentación de la respectiva declaración de impacto ambiental. Transcurrido este plazo,
no procederá devolver o rechazar la Declaración por las causales señaladas, debiendo completarse su
evaluación.
En contra de la resolución que se dicte sólo podrá deducirse recurso de reposición dentro del plazo de
cinco días contado desde la respectiva notificación. El recurso deberá resolverse en el plazo de veinte días.

190
Artículo 18 ter.- Los titulares, al presentar una Declaración de Impacto Ambiental, podrán incluir, a su
costo, el compromiso de someterse a un proceso de evaluación y certificación de conformidad, respecto del
cumplimiento de la normativa ambiental aplicable y de las condiciones sobre las cuales se califique
favorablemente el proyecto o actividad. En este caso, dicha Declaración deberá ser calificada en un plazo
máximo de treinta días, sin perjuicio de lo establecido en el artículo precedente.
Para estos efectos, la Superintendencia del Medio Ambiente llevará un registro de las personas naturales
y jurídicas acreditadas, que realicen la evaluación y certificación de conformidad de las Resoluciones de
Calificación Ambiental. El reglamento determinará los requisitos, condiciones y procedimientos necesarios
para su administración y funcionamiento.

Artículo 18 quáter.- Si el titular del proyecto es una empresa que según la ley califica como de menor
tamaño y debe presentar una Declaración de Impacto Ambiental podrá comprometer a su costo, someterse
a un proceso de evaluación y certificación de conformidad, respecto del cumplimiento de la normativa
ambiental aplicable al proyecto o actividad. En este caso, la Comisión establecida en el artículo 86 o el
Director Ejecutivo, en su caso, observará el siguiente procedimiento:

191
a) Verificará si el proyecto o actividad requiere de un Estudio de Impacto Ambiental, en el plazo de 10
días contado desde la presentación de la Declaración.
b) En caso de no requerir un Estudio de Impacto Ambiental, procederá al registro de la Declaración,
siempre que el proyecto se encuentre localizado en un área regulada por instrumentos de planificación
territorial vigentes y no genere cargas ambientales.
c) Si el proyecto o actividad se localiza en un área no regulada por instrumentos de planificación territorial
vigentes y no genera cargas ambientales, abrirá un período de participación ciudadana, en el que citará a
una audiencia especial a lo menos a tres organizaciones ciudadanas con personalidad jurídica vigente, cuyo
domicilio legal se encuentre en aquellas comunas en que el proyecto o actividad se emplazará. Dicho
período no se extenderá más de 10 días, debiendo levantarse un acta por un ministro de fe en donde
consten los compromisos con la comunidad. Finalizada dicha etapa, procederá a su registro.
d) El registro consistirá en la anotación del proyecto o actividad, en el que debe constar el lugar del
emplazamiento, la caracterización de la actividad, tiempo de ejecución de las obras y el proyecto,
indicadores de cumplimiento de la certificación de conformidad y compromisos asumidos por el proponente
con la comunidad.

192
e) Realizado el registro una copia de la Declaración, que contendrá las observaciones de la ciudadanía,
cuando correspondiere, será visada por el Servicio de Evaluación Ambiental y hará las veces de Resolución
de Calificación Ambiental para todos los efectos legales.

Artículo 19.- Si la Comisión establecida en el artículo 86 o el Director Ejecutivo, en su caso, constatare la


existencia de errores, omisiones o inexactitudes en la Declaración de Impacto Ambiental, podrá solicitar las
aclaraciones, rectificaciones o ampliaciones que estime necesarias, otorgando un plazo para tal efecto al
interesado, suspendiéndose de pleno derecho, en el intertanto, el término que restare para finalizar el
procedimiento de evaluación de la respectiva Declaración. El proponente podrá solicitar la extensión del
plazo otorgado para cada suspensión hasta por dos veces.
El Director Regional o el Director Ejecutivo, en su caso, podrá, en casos calificados y debidamente
fundados, ampliar el plazo señalado en el inciso tercero del artículo 18, por una sola vez, y hasta por treinta
días.
Se rechazarán las Declaraciones de Impacto Ambiental cuando no se subsanaren los errores, omisiones o
inexactitudes de que adolezca o si el respectivo proyecto o actividad requiere de un Estudio de Impacto

193
Ambiental o cuando no se acreditare el cumplimiento de la normativa ambiental aplicable, de acuerdo a lo
dispuesto en la presente ley.
El reglamento establecerá la forma en que se notificará al interesado la decisión de la Comisión
establecida en el artículo 86 o el Director Ejecutivo, en su caso, sobre la Declaración de Impacto Ambiental.

Artículo 19 bis.- Transcurridos los plazos a que se refieren los artículos 15, 18 y 18 ter sin que la Comisión
establecida en el artículo 86 o el Director Ejecutivo se hubieren pronunciado sobre un Estudio o Declaración
de Impacto Ambiental, y cumplidos los requisitos del artículo 64 de la ley Nº 19.880, sobre Bases de los
Procedimientos Administrativos, dicho Estudio o Declaración, con sus aclaraciones, rectificaciones o
ampliaciones, si las hubiere, se entenderá aprobado.
El certificado que el Director Regional o el Director Ejecutivo expida en caso de configurarse la situación
prevista en el inciso anterior, además de especificar que el Estudio o Declaración de Impacto Ambiental no
fue evaluado dentro del plazo legal, individualizará el o los documentos sobre los que recae la aprobación a
que se refiere este artículo.

194
Artículo 20.- En contra de la resolución que niegue lugar, rechace o establezca condiciones o exigencias a
una Declaración de Impacto Ambiental, procederá la reclamación ante el Director Ejecutivo. En contra de la
resolución que rechace o establezca condiciones o exigencias a un Estudio de Impacto Ambiental, procederá
la reclamación ante un comité integrado por los Ministros del Medio Ambiente, que lo presidirá, y los
Ministros de Salud; de Economía, Fomento y Reconstrucción; de Agricultura; de Energía, y de Minería. Estos
recursos deberán ser interpuestos por el responsable del respectivo proyecto, dentro del plazo de treinta
días contado desde la notificación de la resolución recurrida. La autoridad competente resolverá, mediante
resolución fundada, en un plazo fatal de treinta o sesenta días contado desde la interposición del recurso,
según se trate de una Declaración o un Estudio de Impacto Ambiental.
Con el objeto de resolver las reclamaciones señaladas en el inciso primero, el Director Ejecutivo y el
Comité de Ministros podrá solicitar a terceros, de acreditada calificación técnica en las materias de que se
trate, un informe independiente con el objeto de ilustrar adecuadamente la decisión. El reglamento
establecerá cómo se seleccionará a dicho comité y las condiciones a las que deberá ajustarse la solicitud del
informe.
En el caso de los Estudios de Impacto Ambiental, el Comité de Ministros deberá solicitar siempre informe
a los organismos sectoriales que participaron de la evaluación ambiental.

195
De lo resuelto mediante dicha resolución fundada se podrá reclamar, dentro del plazo de treinta días
contado desde su notificación, ante el Tribunal Ambiental, de conformidad con lo dispuesto en los artículos
60 y siguientes de esta ley.
La resolución que niegue lugar o que rechace o establezca condiciones o exigencias a un Estudio o
Declaración de Impacto Ambiental, será notificada a todos los organismos del Estado que sean competentes
para resolver sobre la realización del respectivo proyecto o actividad.

Artículo 21.- Si se rechaza una Declaración o Estudio de Impacto Ambiental, el responsable del proyecto
o actividad podrá presentar una nueva Declaración o Estudio.
Con todo, el nuevo ingreso no podrá materializarse sino hasta que se resuelva el recurso de reclamación
a que se refiere el inciso primero del artículo 20 de esta ley, o hubiere quedado ejecutoriada la sentencia
que se pronuncie sobre la reclamación establecida en el inciso cuarto del mismo artículo.

Artículo 22.- Los proyectos del sector público se someterán al sistema de evaluación de impacto ambiental
establecido en el presente párrafo, y se sujetarán a las mismas exigencias técnicas, requerimientos y
criterios de carácter ambiental aplicables al sector privado. Las instalaciones militares de uso bélico se
regirán por sus propias normativas, en el marco de los objetivos de la presente ley.

196
La resolución del Servicio de Evaluación Ambiental sobre el proyecto evaluado será obligatoria y deberá
ser ponderada en la correspondiente evaluación socioeconómica de dicho proyecto que deberá efectuar el
Ministerio de Planificación y Cooperación.

Artículo 23.- Derogado.


Artículo 24.- El proceso de evaluación concluirá con una resolución que califica ambientalmente el
proyecto o actividad, la que deberá ser notificada a las autoridades administrativas con competencia para
resolver sobre la actividad o proyecto, sin perjuicio de la notificación a la parte interesada.
Si la resolución es favorable, certificará que se cumple con todos los requisitos ambientales aplicables,
incluyendo los eventuales trabajos de mitigación y restauración, no pudiendo ningún organismo del Estado
negar las autorizaciones ambientales pertinentes.
Si, en cambio, la resolución es desfavorable, estas autoridades quedarán obligadas a denegar las
correspondientes autorizaciones o permisos, en razón de su impacto ambiental, aunque se satisfagan los
demás requisitos legales, en tanto no se les notifique de pronunciamiento en contrario.

197
Los organismos del Estado a los que corresponda otorgar o pronunciarse sobre los permisos ambientales
sectoriales a que se refiere esta ley, deberán informar a la Superintendencia del Medio Ambiente cada vez
que se les solicite alguno de ellos, indicando si ha adjuntado o no una resolución de calificación ambiental y
los antecedentes que permitan identificar al proyecto o actividad e individualizar a su titular.
En los casos que la Superintendencia detecte que una solicitud de permiso ambiental sectorial recae sobre
un proyecto o actividad que de acuerdo a esta ley deba ser objeto de una evaluación de impacto ambiental
previa y que no cuenta con la respectiva resolución de calificación ambiental aprobatoria, lo comunicará al
organismo sectorial que corresponda, el que deberá abstenerse de otorgar el permiso o autorización en
tanto no se acredite el cumplimiento de dicha exigencia, informando de ello al Servicio de Evaluación
Ambiental.
El titular del proyecto o actividad, durante la fase de construcción y ejecución del mismo, deberá
someterse estrictamente al contenido de la resolución de calificación ambiental respectiva.

Artículo 25.- El certificado a que se refiere el artículo anterior, establecerá, cuando corresponda, las
condiciones o exigencias ambientales que deberán cumplirse para ejecutar el proyecto o actividad y
aquéllas bajo las cuales se otorgarán los permisos que de acuerdo con la legislación deben emitir los
organismos del Estado.

198
Las condiciones o exigencias ambientales indicadas en el inciso anterior deberán responder a criterios
técnicos solicitados por los servicios públicos que hubiesen participado en el proceso de evaluación.
Si no se reclamare dentro del plazo establecido en el artículo 20 en contra de las condiciones o exigencias
contenidas en el certificado señalado precedentemente, se entenderá que éstas han sido aceptadas,
quedando su incumplimiento afecto a las sanciones establecidas en la ley que crea la Superintendencia del
Medio Ambiente.

Artículo 25 bis.- Las Direcciones de Obras Municipales no podrán otorgar la recepción definitiva si los
proyectos o actividades a los que se refiere el artículo 10 no acreditan haber obtenido una resolución de
calificación ambiental favorable.

199
Artículo 25 ter.- La resolución que califique favorablemente un proyecto o actividad caducará cuando
hubieren transcurrido más de cinco años sin que se haya iniciado la ejecución del proyecto o actividad
autorizada, contado desde su notificación.
El Reglamento deberá precisar las gestiones, actos o faenas mínimas que, según el tipo de proyecto o
actividad, permitirán constatar el inicio de la ejecución del mismo.

Artículo 25 quáter.- La resolución que califique favorablemente el Estudio o Declaración de Impacto


Ambiental deberá ser notificada al proponente, informada a la Superintendencia del Medio Ambiente, a la
comunidad y a todos los organismos que hayan participado del proceso de calificación ambiental.
La Superintendencia del Medio Ambiente administrará un registro público de resoluciones de calificación
ambiental en el que se identifique el proyecto, su localización geográfica, la fecha de su otorgamiento, el
titular, el objetivo del mismo y su estado. Dicho registro deberá mantenerse actualizado en el sitio web de
la Superintendencia semestralmente, debiendo los titulares de proyectos informar regularmente acerca del
estado de los mismos. Un reglamento determinará el contenido del registro, las formas y plazos en virtud
de los cuales se actualizará.

200
Artículo 25 quinquies.- La Resolución de Calificación Ambiental podrá ser revisada, excepcionalmente, de
oficio o a petición del titular o del directamente afectado, cuando ejecutándose el proyecto, las variables
evaluadas y contempladas en el plan de seguimiento sobre las cuales fueron establecidas las condiciones o
medidas, hayan variado sustantivamente en relación a lo proyectado o no se hayan verificado, todo ello con
el objeto de adoptar las medidas necesarias para corregir dichas situaciones.
Con tal finalidad se deberá instruir un procedimiento administrativo, que se inicie con la notificación al
titular de la concurrencia de los requisitos y considere la audiencia del interesado, la solicitud de informe a
los organismos sectoriales que participaron de la evaluación y la información pública del proceso, de
conformidad a lo señalado en la ley Nº 19.880.
El acto administrativo que realice la revisión podrá ser reclamado de conformidad a lo señalado en el
artículo 20.

Artículo 25 sexies.- Cuando una resolución de calificación ambiental sea modificada por una o más
resoluciones, el Servicio de oficio o a petición del proponente, podrá establecer el texto refundido,

201
coordinado y sistematizado de dicha resolución. En ejercicio de esta facultad, podrá introducirle los cambios
de forma que sean indispensables, sin alterar, en caso alguno, su verdadero sentido y alcance.

REGLAMENTO DEL SEIA: DECRETO SUPREMO N° 40.


https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=1053563

DEFINICIONES.

Artículo 2.- Definiciones.


Para los efectos de este Reglamento se entenderá por:

a) Área de influencia: El área o espacio geográfico, cuyos atributos, elementos naturales o socioculturales
deben ser considerados con la finalidad de definir si el proyecto o actividad genera o presenta alguno de los

202
efectos, características o circunstancias del artículo 11 de la Ley, o bien para justificar la inexistencia de
dichos efectos, características o circunstancias.
b) Comisión de Evaluación: Comisión establecida en el artículo 86 de la Ley.
c) Ejecución de proyecto o actividad: Realización de obras o acciones contenidas en un proyecto o actividad
tendientes a materializar una o más de sus fases.
d) Emisión: Liberación o transmisión al medio ambiente de cualquier contaminante por parte de un
proyecto o actividad.
e) Impacto ambiental: Alteración del medio ambiente, provocada directa o indirectamente por un proyecto
o actividad en un área determinada.
Los impactos ambientales serán significativos cuando generen o presenten alguno de los efectos,
características o circunstancias del artículo 11 de la Ley, conforme a lo establecido en el Título II de este
Reglamento.
f) Ley: Ley Nº 19.300, sobre Bases Generales del Medio Ambiente.
g) Modificación de proyecto o actividad: Realización de obras, acciones o medidas tendientes a intervenir
o complementar un proyecto o actividad, de modo tal que éste sufra cambios de consideración. Se
entenderá que un proyecto o actividad sufre cambios de consideración cuando:

203
g.1. Las partes, obras o acciones tendientes a
intervenir o complementar el proyecto o actividad
constituyen un proyecto o actividad listado en el
artículo 3 del presente Reglamento;
g.2. Para los proyectos que se iniciaron de manera
previa a la entrada en vigencia del sistema de
evaluación de impacto ambiental, si la suma de
las partes, obras o acciones tendientes a
intervenir o complementar el proyecto o actividad
de manera posterior a la entrada en vigencia de
dicho sistema que no han sido calificados
ambientalmente, constituye un proyecto o
actividad listado en el artículo 3 del presente
Reglamento.

204
Para los proyectos que se iniciaron de manera
posterior a la entrada en vigencia del sistema de
evaluación de impacto ambiental, si la suma de
las partes, obras y acciones que no han sido
calificadas ambientalmente y las partes, obras o
acciones tendientes a intervenirlo o
complementarlo, constituyen un proyecto o
actividad listado en el artículo 3 del presente
Reglamento;
g.3. Las obras o acciones tendientes a intervenir o
complementar el proyecto o actividad modifican
sustantivamente la extensión, magnitud o duración
de los impactos ambientales del proyecto o
actividad; o

205
g.4. Las medidas de mitigación, reparación y
compensación para hacerse cargo de los impactos
significativos de un proyecto o actividad
calificado ambientalmente, se ven modificadas
sustantivamente.
Para efectos de los casos anteriores, se considerarán los cambios sucesivos que haya sufrido el proyecto
o actividad desde la entrada en vigencia del sistema de evaluación de impacto ambiental.
h) Pueblos Indígenas: Para efectos de este reglamento, se consideran pueblos indígenas, aquellos que
define el artículo N°1, literal b) del Convenio 169 de la OIT, reconocidos en el artículo primero inciso segundo
de la ley 19.253.
Se entenderá que un individuo tiene la calidad de indígena cuando cumpla con lo establecido en el artículo
2° de la Ley N° 19.253.
A su vez, se considerará que los individuos señalados en el inciso anterior podrán constituir grupos
humanos en los términos del artículo 7° del presente reglamento, independientemente de su forma de
constitución u organización.

206
i) Servicio: Servicio de Evaluación Ambiental.
j) Superintendencia: Superintendencia del Medio Ambiente.

PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN EL MARCO DEL SEIA

De la Participación de la Comunidad en el Procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental


Artículo 26.- Corresponderá a las Comisiones de Evaluación o el Director Ejecutivo, según el caso,
establecer los mecanismos que aseguren la participación informada de la comunidad en el proceso
de calificación de los Estudios de Impacto Ambiental y de las Declaraciones cuando correspondan.

Artículo 27.- Cualquier persona, natural o jurídica, podrá imponerse del contenido del proyecto y
del tenor de los documentos acompañados. Con todo, el Servicio de Evaluación Ambiental mantendrá

207
en reserva los antecedentes técnicos, financieros y otros que, a petición del interesado, estimare
necesario substraer del conocimiento público, para asegurar la confidencialidad comercial e industrial
o proteger las invenciones o procedimientos patentables del proyecto o actividad presentado.

Artículo 28.- Para los efectos previstos en el artículo 26, la Comisión establecida en el artículo 86 o
el Director Ejecutivo ordenará que el interesado publique a su costa en el Diario Oficial y en un diario
o periódico de la capital de la región o de circulación nacional, según sea el caso, un extracto visado
por ella del Estudio de Impacto Ambiental presentado. Dichas publicaciones se efectuarán dentro de
los diez días siguientes a la respectiva presentación.
Dicho extracto contendrá, a lo menos, los siguientes antecedentes:
a) Nombre de la persona natural o jurídica responsable del proyecto o actividad;
b) Ubicación del lugar o zona en la que el proyecto o actividad se ejecutará;
c) Indicación del tipo de proyecto o actividad de que se trata;
d) Monto de la inversión estimada, y

208
e) Principales efectos ambientales y medidas mitigadoras que se proponen.

En caso que el Estudio de Impacto Ambiental hubiese sido objeto de aclaraciones, rectificaciones y
ampliaciones que afecten sustantivamente los impactos ambientales del proyecto de acuerdo a lo
señalado en el artículo 29, el interesado deberá publicar en las mismas condiciones previstas en los
incisos precedentes, debiendo individualizarse claramente el contenido de las aclaraciones,
rectificaciones y ampliaciones.

Artículo 29.- Cualquier persona, natural o jurídica, podrá formular observaciones al Estudio de
Impacto Ambiental, ante el organismo competente, para lo cual dispondrán de un plazo de sesenta
días, contado desde la respectiva publicación del extracto.
Si durante el procedimiento de evaluación el Estudio de Impacto Ambiental hubiese sido objeto de
aclaraciones, rectificaciones o ampliaciones que afecten sustantivamente al proyecto, el organismo
competente deberá abrir una nueva etapa de participación ciudadana, esta vez por treinta días,
período en el cual se suspenderá de pleno derecho el plazo de tramitación del Estudio de Impacto
Ambiental. El Reglamento deberá precisar qué tipo de aclaraciones, rectificaciones o ampliaciones,

209
según el tipo de proyecto o actividad, serán consideradas como modificaciones sustantivas a los
proyectos.
El Servicio de Evaluación Ambiental considerará las observaciones como parte del proceso de
calificación y deberá hacerse cargo de éstas, pronunciándose fundadamente respecto de todas ellas
en su resolución. Dicho pronunciamiento deberá estar disponible en la página web del servicio con a
lo menos cinco días de anticipación a la calificación del proyecto.
Cualquier persona, natural o jurídica, cuyas observaciones señaladas en los incisos anteriores no
hubieren sido debidamente consideradas en los fundamentos de la resolución de calificación
ambiental establecida en el artículo 24, podrá presentar recurso de reclamación de conformidad a lo
señalado en el artículo 20, el que no suspenderá los efectos de la resolución.

Artículo 30.- Las Comisiones de Evaluación o el Director Ejecutivo, en su caso, publicarán el primer
día hábil de cada mes, en el Diario Oficial y en un periódico de circulación regional o nacional, según
corresponda, una lista de los proyectos o actividades sujetos a Declaración de Impacto Ambiental que
se hubieren presentado a tramitación en el mes inmediatamente anterior, con el objeto de mantener
debidamente informada a la ciudadanía.

210
Dicha lista contendrá, a lo menos, los siguientes antecedentes:
a) Nombre de la persona natural o jurídica responsable del proyecto o actividad;
b) Ubicación del lugar o zona en la que el proyecto o actividad se ejecutará, y
c) Indicación del tipo de proyecto o actividad de que se trata.

En caso que la Declaración de Impacto Ambiental hubiese sido objeto de aclaraciones,


rectificaciones y ampliaciones de acuerdo a lo señalado en el artículo 30 bis, el proponente deberá
publicar en las mismas condiciones previstas en el artículo 28, debiendo individualizarse claramente
el contenido de las aclaraciones, rectificaciones y ampliaciones.

Artículo 30 bis.- Las Direcciones Regionales o el Director Ejecutivo, según corresponda, podrán
decretar la realización de un proceso de participación ciudadana por un plazo de veinte días, en las
Declaraciones de Impacto Ambiental que se presenten a evaluación y se refieran a proyectos que
generen cargas ambientales para las comunidades próximas. Todo ello, siempre que lo soliciten a lo
menos dos organizaciones ciudadanas con personalidad jurídica, a través de sus representantes, o

211
como mínimo diez personas naturales directamente afectadas. Esta solicitud deberá hacerse por
escrito y presentarse dentro del plazo de treinta días, contado desde la publicación en el Diario Oficial
del proyecto sometido a Declaración de Impacto Ambiental de que se trate.
Si durante el procedimiento de evaluación de la Declaración de Impacto Ambiental, ésta hubiese
sido objeto de aclaraciones, rectificaciones o ampliaciones que afecten sustantivamente los impactos
ambientales del proyecto, el organismo competente deberá abrir una nueva etapa de participación
ciudadana, esta vez por diez días, período en el cual se suspenderá de pleno derecho el plazo de
tramitación de la Declaración de Impacto Ambiental. El Reglamento deberá precisar qué tipo de
aclaraciones, rectificaciones o ampliaciones, según el tipo de proyecto o actividad, serán consideradas
como modificaciones sustantivas a los proyectos.
Tratándose de los proyectos sometidos a evaluación de conformidad a lo establecido en el artículo
18 ter, el plazo para la realización del proceso de participación ciudadana será de diez días.
El Servicio de Evaluación Ambiental considerará las observaciones como parte del proceso de
calificación y deberá hacerse cargo de éstas, pronunciándose fundadamente respecto de todas ellas
en su resolución. Dicho pronunciamiento deberá estar disponible en la página web del servicio con a
lo menos cinco días de anticipación a la calificación del proyecto.

212
Cualquier persona, natural o jurídica, cuyas observaciones no hubieren sido debidamente
consideradas en los fundamentos de la resolución de calificación ambiental establecida en el artículo
24, podrá presentar recurso de reclamación de conformidad a lo señalado en el artículo 20, el que no
suspenderá los efectos de la resolución.
Para los efectos de este artículo, se entenderá que provocan cargas ambientales aquellos proyectos
que generan beneficios sociales y que ocasionan externalidades ambientales negativas en localidades
próximas durante su construcción u operación.
La participación ciudadana comprende los derechos a acceder y conocer el expediente físico o
electrónico de la evaluación, formular observaciones y obtener respuesta fundada de ellas.

Artículo 30 ter.- Sin perjuicio de lo señalado en los artículos 28 y 30, los proponentes deberán
anunciar mediante avisos a su costa, en medios de radiodifusión de alcance local, la presentación del
Estudio o Declaración, el lugar en donde se encuentran disponibles los antecedentes de éstos y el
plazo para realizar observaciones. El reglamento deberá establecer el contenido de los anuncios, la
forma de acreditar ante la autoridad su emisión y el plazo en el cual éstos deberán emitirse.

213
Con todo, los proponentes podrán solicitar al Director Regional o Ejecutivo del Servicio de
Evaluación Ambiental, según corresponda, reemplazar el proceso de radiodifusión por otro de similar
alcance, en aquellos casos en que éste resulte en extremo oneroso, o bien, cuando no sea posible
realizarlo por razones técnicas, ante lo cual la autoridad deberá responder mediante resolución
fundada.

Artículo 31.- La Comisión establecida en el artículo 86 o el Director Ejecutivo, en su caso, remitirá a


las municipalidades, en cuyo ámbito comunal se realizarán las obras o actividades que contemple el
proyecto bajo evaluación, una copia del extracto o de la lista a que se refieren los artículos 28 y 30
precedentes, según corresponda, para su adecuada publicidad y garantizar la participación de la
comunidad.

PERMISOS AMBIENTALES SECTORIALES

214
Artículo 8°.- Los proyectos o actividades señalados en el artículo 10 sólo podrán ejecutarse o
modificarse previa evaluación de su impacto ambiental, de acuerdo a lo establecido en la presente
ley.
Todos los permisos o pronunciamientos de carácter ambiental, que de acuerdo con la legislación
vigente deban o puedan emitir los organismos del Estado, respecto de proyectos o actividades
sometidos al sistema de evaluación, serán otorgados a través de dicho sistema, de acuerdo a las
normas de este párrafo y su reglamento.
Sin perjuicio de los permisos o pronunciamientos sectoriales, siempre se requerirá el informe del
Gobierno Regional, del Municipio respectivo y la autoridad marítima competente, cuando
corresponda, sobre la compatibilidad territorial del proyecto presentado.
Los proyectos o actividades sometidos al sistema de evaluación de impacto ambiental deberán
considerar siempre las políticas y planes evaluados estratégicamente, de conformidad a lo señalado
en el Párrafo 1º bis de este título.
Corresponderá al Servicio de Evaluación Ambiental, la administración del sistema de evaluación de
impacto ambiental, así como la coordinación de los organismos del Estado involucrados en el

215
mismo, para los efectos de obtener los permisos o pronunciamientos a que se refiere el inciso
anterior.

Artículo 107.- Permisos ambientales sectoriales.


Todos los permisos de carácter ambiental, que de acuerdo con la legislación vigente deban o
puedan emitir los órganos de la Administración del Estado, respecto de proyectos o actividades
sometidos al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, serán otorgados a través de dicho
sistema, de acuerdo a las normas de la Ley y el presente Reglamento.
Los permisos ambientales sectoriales, los requisitos para su otorgamiento, y los contenidos
técnicos y formales para acreditar su cumplimiento, son los que se señalan en el presente Título.
En los informes a que se refieren los artículos 35 y 47 de este Reglamento, los órganos de la
Administración del Estado se pronunciarán, según su competencia, acerca de los permisos
ambientales sectoriales aplicables, los requisitos para su otorgamiento, y los contenidos técnicos y
formales para acreditar su cumplimiento.

216
Artículo 108.- Otorgamiento de los permisos ambientales sectoriales.
Para efectos de este Reglamento, se distingue entre permisos ambientales sectoriales de
contenidos únicamente ambientales y permisos ambientales sectoriales mixtos, que tienen
contenidos ambientales y no ambientales.
Tratándose de permisos ambientales sectoriales de contenidos únicamente ambientales, la
Resolución de Calificación Ambiental favorable dispondrá su otorgamiento por parte de los órganos
de la Administración del Estado con competencia ambiental, bajo las condiciones o exigencias que
en la misma se expresen. Para estos efectos, bastará que el titular del proyecto o actividad exhiba la
Resolución de Calificación Ambiental para que el organismo competente otorgue el permiso sin más
trámite.
Si la Resolución de Calificación Ambiental es desfavorable, dichos órganos quedarán obligados a
denegar tales permisos.
Tratándose de permisos ambientales sectoriales mixtos, la Resolución de Calificación Ambiental
favorable certificará que se da cumplimiento a los requisitos ambientales de dichos permisos. En tal
caso, los órganos de la Administración del Estado con competencia ambiental no podrán denegar los
correspondientes permisos en razón de los referidos requisitos, ni imponer nuevas condiciones o

217
exigencias de carácter ambiental que no sean las establecidas en la Resolución de Calificación
Ambiental.
Si la Resolución de Calificación Ambiental es desfavorable, dichos órganos quedarán obligados a
denegar los correspondientes permisos, en razón de los requisitos ambientales, aunque se
satisfagan los demás requisitos, en tanto no se les notifique de pronunciamiento en contrario.
En los permisos ambientales sectoriales mixtos, el titular podrá presentar los antecedentes no
ambientales ante el organismo del Estado de manera previa a la notificación de la Resolución de
Calificación Ambiental, indicando el proyecto o actividad que se encuentra en evaluación ambiental.
Con todo, el permiso ambiental sectorial podrá otorgarse sólo una vez que el titular exhiba la
Resolución de Calificación Ambiental favorable.

FISCALIZACIÓN Y SANCIÓN AMBIENTAL: SUPERINTENDENCIA DEL MEDIO AMBIENTE

CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO AMBIENTAL Y TRIBUNALES AMBIENTALES

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RÉGIMEN DE ÁREAS PROTEGIDAS

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