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El “Paganismo” de la Iglesia Católica

Por Greg Oatis


Fuente: Apologeticum 06
Cierta gente sostiene que la Iglesia Católica no fue
fundada por Jesucristo, siendo más bien un culto pagano
con lazos que le unen a la antigua Babilonia. Esta idea
alcanzó amplia difusión a través de un libro, “Las Dos
Babilonias” publicado en Gran Bretaña por Alexander
Hislop en 1858, el cual pretendía establecer una relación
entre las enseñanzas y prácticas del catolicismo con la
religión mistérica practicada en la mencionada Babilonia.
Sin embargo, la metodología usada por el autor del libro,
un ministro protestante sin ninguna formación académica
seria, ha sido desechada y denunciada como falsa desde el
punto de vista racional e histórico.
Apocalipsis 23, 1-4 — Entonces vino uno de los siete
ángeles que llevaban las siete copas y me habló: “Ven,
que te voy a mostrar el juicio de la célebre ramera, que se
sienta sobre grandes aguas, con ella fornicaron los reyes
de la tierra y los habitantes de la tierra se embriagaron
con el vino de su prostitución”. Me trasladó en espíritu al
desierto. Y vi una mujer, sentada sobre una bestia de color
escarlata, cubierta de títulos blasfemos; la bestia tenía
siete cabezas y diez cuernos. La mujer estaba vestida de
púrpura y escarlata, resplandecía de oro, piedras preciosas
y perlas; llevaba en su mano una copa de oro llena de
abominaciones y también las impurezas de su prostitución
y en su frente un nombre escrito, un misterio:”La Gran
Babilonia, la madre de las rameras y de las abominaciones
de la tierra.” Y vi que la mujer se embriagaba con la sangre
de los santos y con la sangre de los mártires de Jesús. Y
me asombré grandemente al verla; pero el ángel me dijo:
“¿Por qué te asombras? Voy a explicarte el misterio de la
mujer y de la bestia que la lleva, la que tiene siete cabezas
y diez cuernos”.
Este pasaje bíblico es usado con frecuencia para “probar”
que la Iglesia Católica es la “ramera de Babilonia” que San
Juan describe en su visión. Tal interpretación no es solo
errónea sino que es imposible de reconciliar con la historia.
Es obvio, para quien estudia seriamente las Escrituras,
que San Juan se está refiriendo a Roma, como “la Gran
Babilonia” ya que Roma y Babilonia fueron las dos únicas
potencias de este mundo a las que Dios permitió asolar
Jerusalén, llevando al exilio cautivo a su pueblo. Tanto
escritos judíos como cristianos han comparado a Roma
con la antigua Babilonia, ya que ambas subyugaron a
Israel, destruyeron el Gran Templo y asolaron a Jerusalén.
Un conocido promotor de las interpretaciones de Hislop,
Ralph Woodrow, siguiendo el mismo camino, llegó a
escribir otro libro llamado “Babilonia, Misterio Religioso”.
Años después Woodrow tuvo que repudiar el método
que había aprendido de Hislop cuando académicos de
su propio grupo protestante le señalaron sus graves
carencias y su falta de erudición. En 1997, Woodrow
publicó una retractación, “¿La Conexión Babilónica?” en la
cual expuso los puntos de partida esencialmente erróneos
de las teorías originales del religioso fundamentalista
escocés. Para ilustrar el tipo de lógica defectuosa en
juego, Woodrow usa los mismísimos métodos de Hislop
para “demostrar” una teoría descabellada: que una
determinada cadena de restaurantes de comida rápida
tiene sus orígenes en Babilonia. Citamos:
—”Los arcos dorados” son conocidos en todo el mundo
como el símbolo identificativo de McDonald’s. Sin
embargo, debemos señalar que el arco fue usado
habitualmente por los antiguos babilonios en sus
puertas y palacios. De hecho, en pinturas realizadas por
los babilonios, ¡vemos que sus reyes son representados
en marcos con forma de arco! También sabemos que
Nabucodonosor, rey babilónico, ordenó a sus súbditos
que adoraran una imagen de oro (Daniel 3, 5-10). Y
Babilonia era conocida en el mundo antiguo como “la
ciudad dorada”. Finalmente, nótese que la primera letra
de McDonald’s, la M, es la decimotercer letra del alfabeto
(inglés), un número reconocido como poseedor de un
poder místico y que trae mala suerte. ¿Puede ser eso una
simple coincidencia? Incluso, ¿a qué señala la M además
de a McDonald’s? Claramente a Moloc, el dios pagano del
fuego adorado en Babilonia. ¿Y qué se utiliza para calentar
la comida en un McDonald’s moderno? La electricidad,
¡que muchos asociarían con una forma controlada de
Cierta gente sostiene que la Iglesia Católica no fue
fundada por Jesucristo, siendo más bien un culto pagano
con lazos que le unen a la antigua Babilonia. Esta idea
alcanzó amplia difusión a través de un libro, “Las Dos
Babilonias” publicado en Gran Bretaña por Alexander
Hislop en 1858, el cual pretendía establecer una relación
entre las enseñanzas y prácticas del catolicismo con la
religión mistérica practicada en la mencionada Babilonia.
Sin embargo, la metodología usada por el autor del libro,
un ministro protestante sin ninguna formación académica
seria, ha sido desechada y denunciada como falsa desde el
punto de vista racional e histórico.
Apocalipsis 23, 1-4 — Entonces vino uno de los siete
ángeles que llevaban las siete copas y me habló: “Ven,
que te voy a mostrar el juicio de la célebre ramera, que se
sienta sobre grandes aguas, con ella fornicaron los reyes
de la tierra y los habitantes de la tierra se embriagaron
con el vino de su prostitución”. Me trasladó en espíritu al
desierto. Y vi una mujer, sentada sobre una bestia de color
escarlata, cubierta de títulos blasfemos; la bestia tenía
siete cabezas y diez cuernos. La mujer estaba vestida de
púrpura y escarlata, resplandecía de oro, piedras preciosas
y perlas; llevaba en su mano una copa de oro llena de
abominaciones y también las impurezas de su prostitución
y en su frente un nombre escrito, un misterio:”La Gran
Babilonia, la madre de las rameras y de las abominaciones
de la tierra.” Y vi que la mujer se embriagaba con la sangre
de los santos y con la sangre de los mártires de Jesús. Y
me asombré grandemente al verla; pero el ángel me dijo:
“¿Por qué te asombras? Voy a explicarte el misterio de la
mujer y de la bestia que la lleva, la que tiene siete cabezas
y diez cuernos”.
Este pasaje bíblico es usado con frecuencia para “probar”
que la Iglesia Católica es la “ramera de Babilonia” que San
Juan describe en su visión. Tal interpretación no es solo
errónea sino que es imposible de reconciliar con la historia.
Es obvio, para quien estudia seriamente las Escrituras,
que San Juan se está refiriendo a Roma, como “la Gran
Babilonia” ya que Roma y Babilonia fueron las dos únicas
que están bajo ella. Con los que están sin ley, como quien
está sin ley para ganar a los que están sin ley, no estando
yo sin ley de Dios sino bajo la ley de Cristo. Me he hecho
débil con los débiles para ganar a los débiles. Me he
hecho todo a todos para salvar a toda costa a algunos.
Más que condenar toda práctica de los gentiles como
pagana, la Iglesia Católica ha procurado siempre
inculturizarse. Es decir, ha respetado lo bueno que pudiera
haber en otras religiones y culturas para relacionarlo con
la verdad completa en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Hechos 10:9-16 — Lo que Dios ha limpiado, no lo llames
tú profano.
Jesús vino a traer salvación a toda la humanidad. Incluidos
aquellos que eran vistos por los judíos como impuros—y
no sólo a unos pocos elegidos. En otras palabras, el amor
de Dios no es sólo para los que ya practican la fe cristiana.
El ama a todos los hombres, a los cuales creó a su imagen
y semejanza.
Hechos 17:16-34— Atenienses, veo que vosotros sois, por
todos los conceptos, los más respetuosos de la divinidad.
Pues al pasar y contemplar vuestros monumentos
sagrados, he encontrado también un altar en el que
estaba grabada esta inscripción: “Al Dios desconocido.”
Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo a
anunciar.
San Pablo no predicó una fiera condenación a los griegos
por su adoración pagana. Más bien él usó las creencias
de ellos como herramienta a través de la cual revelarles
la verdad completa que está en el cristianismo. La Iglesia
Católica siempre ha actuado de esa manera. Nótese
también que en el versículo 28 se encuentra una referencia
de San Pablo a dos poetas paganos, Epiménides (“En él
vivimos, nos movemos y existimos”) y Aratos (“Porque
somos también de su linaje”). ¿Significa esto que San
Pablo estaba predicando una religión pagana? Usando el
sistema de probar las cosas de Hislop, llegaríamos a esa
ridícula conclusión. Sin embargo, es claro por el contexto
que San Pablo está usando una técnica adecuada de
debatir: la empatía. Simplemente está usando para su
mensaje términos que tienen sentido para su audiencia.
Hechos 22, 25 — Cuando le tenían estirado con las
correas, dijo Pablo al centurión que estaba allí: “¿Os es
lícito azotar a un ciudadano romano sin haberle juzgado?”
fuego! Por tanto, ¿quién puede dudar que la cadena
de restaurantes de McDonald’s, conocida por sus arcos
dorados, es en realidad un culto mistérico relacionado con
el dios de fuego adorado por la antigua realeza babilónica?
Por ridícula que esta forma absurda de razonar pueda
parecer—sencillamente sabemos que la cadena de
McDonald’s no fue creada por un rey de Babilonia, sino
por un hombre de negocios americano llamado Ray
Kroc en 1950—esta es exactamente la misma técnica de
razonamiento que usa Hislop para calumniar a la Iglesia.
En su ensayo “Anti-catolicismo”, el apologeta católico
Dave Armstrong explica los errores de Hislop: “El método
[de Hislop] incurre en dos conocidas falacias lógicas:
la falacia “de origen”, en el que se ataca la fuente de una
idea en vez de la idea en sí y la falacia de “non sequitur”
en la que un mero parecido “prueba” que una práctica
proviene de otra práctica anterior...” Como aclaración
digamos que una falacia lógica es una proposición
presentada como verdadera en una afirmación, pero que
solo lo es en apariencia. Las falacias lógicas son utilizadas
comúnmente para justificar argumentos o posturas que
no son justificables utilizando la razón. Suelen enmascarar
engaños, falsedades, o estafas. Saber reconocer las falacias
lógicas es de gran ayuda para no ser engañado. El término
latino “non sequitur” significa textualmente “no se sigue”.
En el caso que estamos analizando, la similitud de una
práctica católica con una antigua práctica babilónica no
implica que la primera provenga de la segunda.
Woodrow también señala que, si se usaran los propios
argumentos de Hislop, se podría “probar” que la misma
Biblia es pagana. Indica muchos elementos presentes en la
Biblia que pueden ser relacionados con religiones paganas
pre-existentes, como por ejemplo el postrarse en tierra,
orar levantando las manos, una montaña con una divinidad
presente en ella, leyes grabadas en piedra, el carro de Elías
con sus caballos de fuego. Toda esa fenomenología bíblica
y mucho más, puede hallarse también en el paganismo.
Por tanto, si usamos la lógica falaz de Hislop, nos veríamos
forzados a concluir que la fe enseñada en la Escritura es
en realidad una religión pagana. Dado que sabemos que
eso es absurdo, debemos concluir forzosamente de que la
técnica de Hislop es fundamentalmente errónea.
1 Corintios 9, 20-22 — Con los judíos me he hecho judío
para ganar a los judíos; con los que están bajo la Ley, como
quien está bajo la Ley—aun sin estarlo—para ganar a los
General
En Hechos 22, 25-28 Vemos a San Pablo afirmar
repetidamente su ciudadanía romana—esto es, su
ciudadanía en un imperio pagano—en sus disputas con
las autoridades del templo. Obviamente él no veía tal cosa
como una profanación.
En ocasiones, ciertos fundamentalistas parecen más
preocupados en preservar la prístina naturaleza de un
cristianismo idealizado, conservándola en una especie
de ámbar teológico, que en seguir el ejemplo de San
Pablo usando toda la astucia, arte y cerebro propios en el
esfuerzo de salvar almas a las que Dios ama. Pablo estaba
menos ocupado en mantener la pureza de sus prácticas
religiosas tradicionales—como la circuncisión o las leyes
de alimentación judaicas—que en la búsqueda de la
transmisión de la fe, a lo que se dedicaba con coraje y
cuando lo halló necesario, usó formas poco convencionales.
Por tanto no hay razón para temer cuando nuestra fe es
debatida—incluso atacada—en la arena del mundo de las
ideas. La verdad esencial del Evangelio es su protección.

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