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POLÍTICA IDENTITARIA

Política identitaria, o política de identidad, es un enfoque y análisis político


basado en la priorización, por parte de las personas, de los aspectos más relevantes de
su particular identidad racial, religiosa, étnica, sexual, social cultural u otra, y formando
alianzas políticas exclusivas con otros de este grupo identitario, en vez de involucrarse en
políticas de partido más amplias y tradicionales. 1 Quienes priorizan su tipo particular de
política de identidad puede promover los intereses de su grupo sin consideración por los
intereses de diversos grupos políticos más grandes y diversos que se basan más bien en
una ideología común.2
En uso académico, el término política identitaria se ha usado para referirse a una
gama ancha de actividades políticas y análisis teóricos arraigado en experiencias de
injusticia compartida por distintos grupos sociales. En este uso, la política identitaria
típicamente apunta a reclamar mayor autodeterminación y libertad política para grupos
marginados a través del entendimiento de la naturaleza distintiva de cada grupo de interés
y desafiando caracterizaciones impuestas por terceros, en vez de organizarse alrededor
de ideologías o afiliaciones de partido.3 La identidad está utilizada "como una herramienta
para justificar reclamaciones políticas, promover ideologías políticas, o estimular y orientar
acción social y política, normalmente en un contexto más grande de desigualdad o
injusticia y con el objetivo de afirmar la unicidad y pertenencia al grupo, así como ganar
poder y reconocimiento."4
El término política identitaria ha estado en uso en el idioma inglés en varias formas
desde los años sesenta o setenta, pero ha sido en ocasiones aplicado con significados
radicalmente diferentes por distintos grupos.56 Ha ganado vigencia con la aparición de
movimientos sociales como el movimiento feminista, el movimiento de derechos civil en
los EE. UU., el movimiento LGBTQ, así como movimientos nacionalista y postcolonial.4
Los ejemplos incluyen políticas identitarias basadas en edad, religión, clase social,
profesión, cultura, lengua, discapacidad, educación, raza o etnicidad, lengua,
sexo, identidad de género, ocupación, orientación sexual, población urbano o rural, y
veteranía.
El término política identitaria ha sido utilizada en el discurso político en los Estados
Unidos desde al menos los años setenta. 5 Para aquellos que se sienten oprimidos y
sufriendo supuestas injusticias sociales sistémicas, el objetivo de la política identitaria ha
sido el articular tal sentimiento de sufrimiento y opresión en términos de su propia
experiencia a través de procesos de conscientización y acción colectiva. Uno de los
ejemplos escritos más tempranos puede ser encontrado en la declaración del
grupo feminista negro Colectivo Combahee River, en abril de 1977, el cual se ha
reimpreso en varias antologías, y Barbara Smith y el Combahee River Collective ha sido
acreditado con la invención del término.78 Por ejemplo, en su declaración final, ellas
dijeron:3
Desde pequeñas nos dimos cuenta que éramos diferentes de los chicos y de que se nos
trataba diferente – por ejemplo, cuando al mismo tiempo nos dijeron que nos quedáramos
calladas por el bien de ser 'femeninas' y para hacernos menos objetables en los ojos de
los blancos.
En el proceso de toma de conciencia y que en realidad es de compartir la vida,
comenzamos a reconocer lo común de nuestras experiencias, desde el compartir y crear
conciencia, a construir una política que cambiará nuestras vidas y terminará
inevitablemente con nuestra opresión...
Darse cuenta de que las únicas personas que se preocupan lo suficiente por nosotros
como para trabajar constantemente por nuestra liberación somos nosotros. Nuestra
política evoluciona a partir de un amor saludable por nosotras mismas, nuestras
hermanas y nuestra comunidad que nos permite continuar nuestra lucha y nuestro trabajo.
Este enfoque en nuestra propia opresión está incorporado en el concepto de política de
identidad. Creemos que las políticas más profundas y potencialmente más radicales
surgen directamente de nuestra propia identidad, en lugar de trabajar para acabar con la
opresión de otra persona
Zillah R. Eisenstein (1978)

La política identitaria, como modo de categorización, está estrechamente vinculado


a la idea de que algunos grupos sociales son oprimidos (como mujeres, minorías étnicas,
y minorías sexuales); es decir, la declaración de que individuos que pertenecen a aquellos
grupos son, debido a su identidad, más vulnerables a formas de opresión
como imperialismo cultural, violencia, explotación laboral, marginación, o ausencia de
poder.3 Por tanto, estas líneas de diferencia social pueden ser vistas como maneras de
obtener poder o vías a través de las cuáles trabajar hacia una sociedad más igual.9
Algunos grupos han combinado políticas identitarias con
análisis marxistas de clase social y conciencia de clase — el ejemplo más notable siendo
el Partido Pantera Negra. Otro ejemplo es el grupo MOVE, que mezcló el nacionalismo
negro con el anarquismo primitivista (una forma radical de la política verde basada en la
idea que la civilización es un instrumento de opresión, defendiendo el regreso a una
sociedad de cazadores recolectores).1011 La política identitaria puede ser de derecha o de
izquierda, siendo ejemplos del primero el Lealismo en Úlster, el islamismo y
movimientos fundamentalistas cristianos. Ejemplos de políticas identitarias de izquierda
son los mencionados nacionalismo negro, movimiento LGBTQ, y Acción Antifascista (o
movimiento antifa), entre otros.
Durante los años ochenta, las políticas identitarias se volvieron muy prominentes y
estaban vinculadas a una nueva ola de activismo social.12
A mediados de la década de 2010 se ha visto un aumento marcado de políticas
identitarias, tanto de izquierda como de derecha. Este fenómeno está atribuido al aumento
de la diversidad demográfica y la perspectiva de los blancos convirtiéndose en una
minoría en los EE. UU. Tales cambios han conducido a la polarización política, a la
afiliación política de muchos con causas de extrema izquierda o derecha.
Esto incluye, según algunos, la elección presidencial de Donald Trump, al que la
izquierda política estadounidense atribuye el apoyo del prominentes supremacistas
blancos como David Duke y Richard B. Spencer (ambos repudiados por Trump).13141516

DEBATES Y CRÍTICA
NATURALEZA DEL MOVIMIENTO
El término política identitaria ha sido aplicado y malversado retroactivamente por
varios movimientos desde mucho antes de ser acuñado. El historiador Arthur Schlesinger
Jr. discute extensamente sobre política identitaria en su libro de 1991 La Desunión de
América. Schlesinger, un fuerte defensor de concepciones liberales de los derechos
civiles, argumenta que una democracia liberal requiere una base común para que
la cultura y la sociedad funcionen. Más que ver la sociedad civil como fracturada a lo largo
de líneas de poder y marginación (según carrera, etnicidad, sexualidad, etc), Schlesinger
sugiere que basar la política en marginaciones grupales es precisamente lo que fractura la
sociedad civil, y que la política de identidad por tanto trabaja contra la creación de
oportunidades reales para acabar con la marginación. Schlesinger opina:
Los movimientos por los derechos civiles deberían apuntar a la total aceptación e
integración de grupos marginados, dentro de la cultura general, en lugar de … perpetuar
la marginación a través del énfasis en las diferencias.17

De modo parecido, Brendan O'Neill ha sugerido que las políticas identitarias


causan (en lugar de sencillamente reconocer y actuar sobre) cismas políticos a lo largo de
líneas de identidad social. Así, contrasta la política del movimiento de liberación LGBT y la
política identitaria al decir:
[Peter] Tatchell also had, back in the day, … a commitment to the politics of liberation,
which encouraged gays to come out and live and engage. Now, we have the politics of
identity, which invites people to stay in, to look inward, to obsess over the body and the
self, to surround themselves with a moral forcefield to protect their worldview—which has
nothing to do with the world—from any questioning."18

De esta y otras formas, una perspectiva política orientada al propio bienestar


puede ser reformulada como causante de las mismas divisiones que insiste en denunciar.
In this same vein, author Owen Jones argues that identity politics often marginalize
the working class, saying that:
In the 1950s and 1960s, left-wing intellectuals who were both inspired and informed by a
powerful labour movement wrote hundreds of books and articles on working-class issues.
Such work would help shape the views of politicians at the very top of the Labour Party.
Today, progressive intellectuals are far more interested in issues of identity. ... Of course,
the struggles for the emancipation of women, gays, and ethnic minorities are exceptionally
important causes. New Labour has co-opted them, passing genuinely progressive
legislation on gay equality and women's rights, for example. But it is an agenda that has
happily co-existed with the sidelining of the working class in politics, allowing New Labour
to protect its radical flank while pressing ahead with Thatcherite policies.
Owen JonesChavs: The Demonization of the Working Class19
TEMAS LGBT
El movimiento de liberación gay de finales de los años sesenta hasta mediados de
los años ochenta instó a lesbianas y hombres gay a comprometerse en acción
directa radical, y a contrarrestar la vergüenza social con el orgullo gay.20 En el
espíritu feminista de las personas actuando políticamente, la forma más básica de
activismo era un énfasis en salir del armario con la familia, amigos y colegas, y vivir la
vida como una persona abiertamente lesbiana o gay. Mientras los años setenta fueron la
cumbre de la "liberación gay" en la ciudad de Nueva York y otros cascos urbanos en los
Estados Unidos, "liberación gay" era aún el término usado en vez de "orgullo gay" en
áreas más opresivas a mediados de los ochenta, con algunas organizaciones optando por
el más inclusivo "liberación lesbiana y gay".21 Mientras mujeres y
activistas transgénero cabildearon a favor de nombres más inclusivos desde el principio
del movimiento, el acrónimo LGBT, o "Queer" como taquigrafía contracultural para LGBT,
no obtuvo mucha aceptación como término sombrilla hasta mucho después en los
ochenta, y en algunas áreas no hasta los noventa o los años 2000.22
Por los años 2000, en algunas áreas de estudios queer postmodernos,
notablemente aquellos alrededor género, la idea de "política identitaria" empezó a mutar
de aquella de nombrar y reclamar la experiencia vivida, y la autoridad que surge de tal
experiencia, al énfasis de la elección y el desempeño.23 Algunos que bosquejan sobre el
trabajo de autores como Judith Butler, enfatizan la importancia de no suponer una
identidad ya existente, sino de rehacer y deshacer identidades a través del
"desempeño".24 Escritores en el campo de la teoría Queer han tomado esto al extremo de
argumentar que "queer", a pesar de generaciones de uso concreto, ya no necesita
referirse a ninguna orientación sexual concreta en absoluto; sino que consiste
simplemente en salirse de lo convencional, con el autor David M. Halperin argumentando
que las personas heterosexuales pueden ahora también autoidentificarse como "queer," lo
que algunos ven como una forma de apropiación cultural que roba a los gays y lesbianas
su identidad y hace invisible e irrelevante la experiencia real vivida, la misma que les
ocasiona ser marginados en primer lugar. 25 "Desexualiza la identidad, cuando el asunto es
precisamente la identidad sexual."26 Ver heterosexualidad queer.
Algunos defensores de las políticas identitarias toman posiciones con base en el
trabajo de Gayatri Chakravorty Spivak y han descrito algunas formas de política de
identidad como esencialismo estratégico, una forma que ha buscado trabajar con
discursos hegemónicos para reformar el entendimiento de "objetivos" universales.272829
CRÍTICAS DE LA POLÍTICA IDENTITARIA

El cartel "Pirámide del Sistema Capitalista" de los Trabajadores Industriales (1911)

Los críticos argumentan que grupos basados en una identidad compartida


particular (p. ej. carrera, o identidad de género) puede desviar energía y atención de
cuestiones más fundamentales, similares al funcionamiento de la estrategia de divide y
vencerás. Chris Hedges ha criticado las políticas identitarias como uno de los factores que
generan una forma de "capitalismo corporativo" enmascarado como plataforma política, y
que él cree "nunca detendrá el aumento de la desigualdad social, militarismo rampante,
eliminación de libertades civiles y omnipotencia de los órganos de seguridad y
vigilancia."30 El sociólogo Charles Derber afirma que la izquierda americana es "en gran
parte un partido de política identitaria y que " no ofrece crítica una amplia de la economía
política capitalista. Se concentra en reformas para negros, mujeres y temas similares.
Pero no ofrece un análisis contextual dentro del capitalismo." Tanto él como David
North del Partido de Igualdad Socialista postulan que estos movimientos identitarios
fragmentados y aislados qué penetran la izquierda han permitido una resurgencia
ultraderechista.
Críticas a la política identitaria también han sido expresadas en otros campos por
escritores como Eric Hobsbawm, Todd Gitlin, Michael Tomasky, Richard Rorty, Sean
Wilentz, Robert W. McChesney, [ cita necesitada] y Jim Sleeper. [Aclaración requerida]
Hobsbawm ha criticado los nacionalismos y el principio de la autodeterminación nacional
adoptada en muchos países después de que Primera Guerra Mundial, pues los gobiernos
nacionales son a menudo meramente una expresión de una clase gobernante, y su
proliferación fue una fuente de las guerras del siglo XX. 31 Por esto, Hobsbawm argumenta
que las políticas identitarias, como el nacionalismo queer, el Islamismo, el Nacionalismo
Córnico o el Lealismo de Úlster son simplemente otras versiones del nacionalismo
burgués. [cita requerida]. La idea de que la política identitaria (originada en un desafío al
racismo, sexismo, y otros) oculta la desigualdad de clase está extendida en los Estados
Unidos y otras naciones occidentales. Este marco teórico ignora cómo las políticas
clasistas son política identitarias en sí mismas, según Jeff Sparrow.32
CRÍTICAS INTERSECCIONALES
En su artículo de revista Mapendo los Márgenes: Interseccionalidad, Política
Identitaria y Violencia contra Mujeres de Color, Kimberle Crenshaw trata las políticas
identitarias como procesos que congregan a las personas según algún aspecto común de
su identidad. Crenshaw aplaude las políticas identitarias por unir afroamericanos (y otras
personas no blancas), gays y lesbianas, y otros en una comunidad. 9 Pero ella también
crritica esta forma de hacer política porque "frecuentemente mezcla o ignora diferencias
intragrupales." Crenshaw argumenta que para las mujeres negras, al menos dos aspectos
de su identidad son objetos de opresión: su carrera y su sexo. 33 Así, a pesar de que las
políticas identitarias son útiles, debemos ser conscientes del rol de la interseccionalidad.
Nira Yuval-Davis apoya las críticas hechas por Crenshaw en Interseccionalidad y Política
Feminista y explica que "las identidades son narrativas individuales y colectivas que
responden a la cuestión 'quién soy/somos/nosotros?"34 
En Mapeando los Márgenes, Crenshaw ilustra su punto de vista utilizando la
controversia Clarence Thomas/Anita Hill. Anita Hill acusó de acoso sexual al candidato del
Tribunal Supremo de Justicia de los EE. UU., Clarence Thomas; Thomas sería el segundo
juez afroamericano en el Tribunal Supremo. Crenshaw argumenta que Hill fue entonces
considerada anti-negro por parte del movimiento antirracista, y a pesar de que ella hablo
sobre este acoso sexual frontalmente en términos de feminismo, fue excluida porque
tratándose de feminismo, es el discurso de mujeres blancas de clase media el que
prevalece.9 Crenshaw concluye que el reconocimiento de categorías que se entrecruzan
cuándo grupos se unen con base en políticas identitarias es mejor que ignorar categorías
del todo.

EJEMPLOS
Una encuesta de Le Monde/IFOP en enero de 2011 conducida en Francia y
Alemania, encontró que una mayoría sentía que los musulmanes están "esparcidos
impropiamente"; un analista para IFOP afirmó que los resultados indicaban algo "más allá
del vínculo entre inmigración y seguridad, o inmigración y desempleo, hasta vincular el
Islam con una amenaza a la identidad".35

IDENTIDAD RACIAL Y ETNOCULTURAL


La identidad étnica y racial son comúnmente mencionadas en la cultura popular, y
cada vez más analizadas en medios de comunicación y redes sociales como una parte
interconectada entre políticas y sociedad. 363738 Tanto un fenómeno de minorías como de
mayorías, las políticas de identidad racial puede desarrollarse como reacción al legado
histórico de opresión racial de un grupo, así como un asunto de identidad de grupo
general:39
Las políticas de identidad racial utilizan la conciencia racial - o las experiencias y
memoria colectivas de un grupo - como el marco esencial para interpretar las acciones e
intereses de todos los demás grupos sociales.40
Carol M. Swain ha argumentado que el orgullo étnico no blanco y un "énfasis en
políticas de identidad racial" ha fomentado el aumento del nacionalismo blanco como
reacción.41 El antropólogo Michael Messner ha sugerido que la marcha Million Man fue un
ejemplo de política identitario-racial en los Estados Unidos.42
POLÍTICA IDENTITARIA ÁRABE
La política identitaria árabe consiste en políticas basadas en la identidad que
derivan de la conciencia racial o etnocultural de personas árabes. En
el regionalismo del Medio Oriente, tiene un significado particular en relación con las
identidades nacionales y culturales de países no árabes, como Turquía e Irán. 4344 En su
obra del 2010, Ser Árabe: Arabismo y la Política de Reconocimiento,
academics Christopher Wise y Paul James desafían la idea de que, en la era posterior a
la invasión de Afganistán e Irak, las políticas motivadas por una identidad árabe estaban
por acabarse. Refutando la visión que ha "conducido a muchos analistas a concluir que la
era de la política identitaria árabe ha pasado", Wise y James examinaron el desarrollo de
estas políticas como una alternativa viable al fundamentalismo islámico en el mundo
árabe.45
Según Marc Lynch, la era posterior a la Primavera árabe ha visto un incremento de
políticas identitarias árabes, "marcadas por rivalidades estado-estado así como conflictos
estado-sociedad". Lynch cree que esto está creando una nueva Guerra Fría Árabe, ya no
caracterizada por la división sectaria sunita-chiita sino por una identidad árabe re-
emergente en la región.46 Najla Said ha explorado su experiencia de vida en la política
identitaria árabe en su libro "Buscando Palestina".47

POLÍTICA IDENTITARIA MAORÍ


Debido a la competición entre conceptos tribales versus conceptos pan-maoríes,
existe tanto un uso interno como externo de las políticas identitarias maoríes en Nueva
Zelanda.48 Proyectadas externamente, estas políticas han sido una fuerza de quiebre en
la política de Nueva Zelanda y en las concepciones post-coloniales de nacionalidad.49 Su
desarrollo también ha sido explorado como causante de desarrollos de identidad étnica
paralela en poblaciones no maoríes.50 La académica Alison Jones, en su obra coescrita
"Tuai: un viajero de dos mundos", sugiere que una forma de política identitaria maorí,
directamente opuesta a los Pākehā (neozealandeses blancos), ha proporcionado una
"base de colaboración interna y una política de fuerza".51
Una revista de 2009, del Ministerio de Desarrollo Social, identifica la política
identitaria maorí, y reacciones sociales a la misma, como el factor más prominente detrás
de los significativos cambios en la autoidentificación en el censo de 2006 de Nueva
Zelanda.52
POLÍTICA IDENTITARIA BLANCA
Las políticas identitarias blancas consisten en la manifestación de la identidad
etnocultural de las personas blancas en varios escenarios políticos nacionales, como los
Estados Unidos o Australia.
En 1998, los científicos políticos Jeffrey Kaplan y Leonard Weinberg pronosticaron
que a fines del siglo XX una "derecha radical euroamericana" promovería una política
identitaria blanca transnacional, que evocaría narrativas de reivindicación popular y/o
animaría la hostilidad contra no blancos y contra el multiculturalismo.53 En los EE. UU., los
noticieros tradicionales han identificado la presidencia de Donald Trump como una señal
del uso creciente y extendido de políticas identitarias blancas dentro del Partido
Republicano y el paisaje político en general. 54 Periodistas políticos, como Michael Scherer
y David Smith han reportado sobre este desarrollo desde mediados de la década de
2010.5556
Ron Brownstein cree que el Presidente Trump usa "política identitaria blanca" para
reforzar su base y que esto finalmente limitará su capacidad de alcanzar votantes
americanos no blancos en las elecciones presidenciales de 2020.57 Un análisis de cuatro
años de Reuters e Ipsos coinciden en que "la marca de política identitaria blanca de
Trump puede ser menos eficaz en la campaña de elección de 2020." 58 Alternativamente,
examinando la misma encuesta, David Smith ha escrito que "la adopción deTrump de
políticas identitarias blancas puede trabajar a su favor" en 2020. 59 Durante las Primarias
presidenciales del Partido Demócratas, el candidato a la presidencia Pete
Buttigieg públicamente advirtió que el presidente y su administración usan este tipo de
políticas, las que según él son la forma más divisiva de política identitaria. 60 El
columnista Reihan Salam escribe no estar convencido de que Trump utiliza "políticas
identitarias blancas" dado el hecho de que todavía cuenta con el soporte significativo de
republicanos liberales y moderados – que son más favorables hacia la inmigración y la
legalización de inmigrantes indocumentados – pero cree además que esto pueda devenir
un asunto más grande: los blancos deviniendo una minoría y afirmando sus derechos tal y
como otros grupos minoritarios.61 Salam también declara que un aumento en la "política
identitaria" blanca dista mucho de ser segura dado los índices tan altos de matrimonio
interracial y el ejemplo histórico de la una vez mayoritaria cultura angloprotestante
incorporando una mayoría cultural blanca más amplia que incluye judíos, italianos,
polacos, árabes, e irlandeses.
El columnista Ross Douthat ,y el historiador Nell Irvin Painter analizando la tesis de
Eric Kaufmann argumentan que, desde la era Richard Nixon del Partido Republicano, tal
fenómeno ha sido importante para la política de EE.UU., y que es causado por la
diversidad racial derivada de la inmigración, que reduce la mayoría blanca, y genera una
"cultura adversaria anti-mayoría".6263 Escribiendo para Vox, el comentarista político Ezra
Klein cree que el cambio demográfico ha alimentado la aparición de políticas identitarias
blancas.64

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