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PROVINCIA DE BUENOS AIRES


PODER JUDICIAL
274.662 "MASCIOTTA MYRIAN MARCELA C/
CAJA DE SEGUROS SAS/ DAÑOS Y
PERJ. INCUMP. CONTRACTUAL
(EXC. ESTADO)”.

En la ciudad de La Plata, a los 2 días del mes de noviembre de


dos mil veintiuno, se reúnen en Acuerdo de la Excma. Cámara Primera de
Apelación, Sala Segunda, la señora Jueza doctora Irene Hooft y el señor
Juez doctor Federico Guillermo García Ceppi para dictar sentencia en la
causa caratulada: "MASCIOTTA MYRIAN MARCELA C/ CAJA DE
SEGUROS SAS/ DAÑOS Y PERJ. INCUMP. CONTRACTUAL (EXC.
ESTADO)”, C. 274.662 y habiéndose procedido con anterioridad a efectuar
el pertinente sorteo de ley el cual arrojó el siguiente orden de votación: Dres.
HOOFT - GARCÍA CEPPI, resolviendo el Tribunal plantear las siguientes:
C U E S T I O N E S:

PRIMERA: ¿Corresponde modificar la sentencia de fecha 04


de noviembre de 2020?

SEGUNDA: ¿Qué pronunciamiento se debe dictar?

A LA PRIMERA CUESTION, la señora Jueza, doctora Irene


Hooft, dijo:

I.1. En la especie, el Magistrado de grado admitió la excepción


de prescripción opuesta por la Caja de Seguros SA y, en consecuencia,
rechazó la demanda interpuesta por la señora Myrian Marcela Masciotta,
con costas a esta última.

Para así decidir, el iudex a quo partió de la premisa que el


plazo aplicable a la acción entablada en autos era el previsto en el art. 58 de
la ley 17.418 y esto, porque con independencia de que la controversia
implicaba una relación de consumo, la reforma operada por la ley 26.994
sobre la ley 24.240, al acotar el ámbito de aplicación del art. 50, no deja
lugar a dudas en punto a la preeminencia de la norma especial sobre la
regulación genérica del art. 2560 del Cód. Civ. y Com.

Establecido lo anterior, el juzgador consideró que el reclamo de


la señora Masciotta, con base en el contrato de seguro colectivo celebrado
por su empleador, Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires,
con la demandada Caja de Seguros SA, quedó expedito el 29 de junio de
2016, fecha que se erige en dies a quo del plazo anual contemplado en el
art. 58 de la ley 17.418 y por ello, al realizar el reclamo administrativo ante la
aseguradora la acción ya se encontraba prescripta.

A mayor abundamiento, con cita de diversos precedentes de la


Corte Suprema de Justicia de la Nación, destacó que la accionante no había
cuestionado la constitucionalidad del art. 58 de la ley 17.418.

I.2. Contra este modo de decidir se alzó la actora, a través del


recurso de apelación de fecha 09/11/2020, 08:31:39 hs., el cual, fundado
con fecha 11/11/2020, 16:40:32 hs, mereció la réplica del 18/11/2020,
09:53:37 hs.

I.2.a. En apretada síntesis, la parte actora funda su reproche


en los siguientes argumentos:

i. A diferencia de lo resuelto por el sentenciante, el plazo


aplicable es el genérico de 5 años contemplado en el art. 2560 del Cód. Civ.
y Com., ya que dicha norma solo prevé como excepción lo establecido en la
legislación local y resulta claro que la ley 17.418 es normativa de fondo.
Afirma que el art. 2532 del Cód. Civ. y Com. establece una regla de
subsidiariedad atinente, únicamente, al capítulo primero del título primero
del libro sexto del código sancionado por la ley 26.994, extraño a los plazos
de prescripción.

De tal modo, según su parecer, la circunstancia de que la


asegurada sea una consumidora, al no estar comprendida en el art. 58 de la

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ley 17.418, conduce, a falta de una norma específica relativa a las acciones
fundadas en relaciones de consumo, a su desplazamiento a favor de la
genérica del Cód. Civ. y Com.

ii. El conflicto de intereses tutelados autoriza, por aplicación del


tratamiento más favorable al consumidor, a adoptar la norma cuyo plazo de
prescripción sea la más extensa, destacándose que la regla general del
Cód. Civ. y Com., dado el marco jurídico existente, se constituye en el piso
mínimo de protección.

iii. La inserción dentro del elenco de derechos fundamentales


de los derechos de los consumidores y usuarios impide la adopción de un
temperamento cuyo resultado sea el acortamiento de los plazos de
prescripción, precisándose que la derogación parcial del art. 50 de la ley
24.240 no implica el renacer de normas especiales, sino la integración del
sistema de consumo con las normas del nuevo plexo, y con ello, como
resultado, la fijación de nuevos plazos. A su juicio, la Ley de Defensa del
Consumidor no pierde la regulación de la prescripción de las acciones, sino
que dichas pautas se concentran ahora en uno de los cuerpos integrantes
del sistema constitucional de defensa del consumidor, ubicado dentro del
código unificado.

Asimismo, puntualiza que el principio de progresividad


contemplado en diversos tratados internacionales con jerarquía
constitucional no permite adoptar una postura que implique desmejorar la
interpretación dada por la doctrina legal de la Suprema Corte de Justicia.

iv. Señala que ante el incumplimiento contractual endilgado a


la demandada, no se está reclamando solo el pago de la prestación
dineraria adeudada, sino los daños y perjuicios derivados de la conducta
asumida por la deudora, supuesto en el cual, la codificación unificada prevé
un plazo trienal.

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Adicionalmente, plantea la necesidad de recurrir al principio in
dubio pro consumidor en virtud del cual, el plazo trienal del art. 2561 sería el
aplicable a la presente controversia.

v. Aplicar el plazo anual de la ley 17.418 importaría aplicar, en


violación del art. 7 del Cód. Civ. y Com., una ley supletoria en perjuicio del
consumidor, ya que la relación jurídica entre las partes es preexistente a la
modificación de la ley 24.240.

I.2.b. A su turno, la representación de Caja de Seguros SA


contesta la expresión de agravios con los siguientes razonamientos:

i. El recurso no supera las exigencias previstas en el art. 260


del CPCC al carecer de una crítica concreta y razonada de lo resuelto por el
señor Juez de grado.

ii. La decisión del Juez de la anterior instancia se encuentra


alineada con la jurisprudencia emanada de la Corte Suprema de Justicia de
la Nación en el precedente “Buffoni”, precisando que la reforma operada
sobre el art. 50 de la ley 24.240 por la ley 26.994 otorga preeminencia, por
efecto de lo previsto en el art. 2532 del Cód. Civ. y Com., al art. 58 de la ley
17.418 sobre la regulación general contenida en el art. 2560 del citado
código.

iii. La causa de la obligación jurídicamente demandable es la


emergente del contrato de seguro, lo que vuelve aplicable el art. 58 de la ley
17.418 y con ello, al ser exigible la prestación a favor del asegurado con la
notificación de la aceptación de su pase a situación de retiro activo
voluntario, esto es, el 29 de junio de 2016, pretender la aplicación del art. 50
de la ley 24.240 con la redacción anterior a la ley 26.994 traduce una
aplicación ultraactiva vedada por el ordenamiento.

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iv. Sostener que la aplicación del plazo anual implica, sin más,
un retroceso en los derechos del consumidor se desentiende de otras
reducciones de plazos derivadas de la sanción de la ley 26.994.

v. No puede dejarse de lado que, producto de la modificación


del marco regulatorio, ya no se da un supuesto de coexistencia de dos
normas que regulan una misma situación como ocurrió hasta la sanción de
la ley 26.994.

I.3. Que mediante presentación de fecha 11/2/2021, 11:08:36


hs., el señor Fiscal de Cámaras departamental, con sustento tanto en los
principios del derecho de los consumidores y usuarios como en los efectos
derivados de una eventual aplicación del plazo anual previsto en el art. 58
de la ley 17.418, emitió dictamen favorable al rechazo de la prescripción
articulada por Caja de Seguros SA, propiciando la revocación de la
sentencia de grado.

II. El recurso, por las razones que habrán de darse


seguidamente, no prospera.

II.1. Liminarmente se impone abordar el pedido de deserción


formulado por la concursada en su contestación del memorial, el cual ha de
rechazarse en el convencimiento de que las críticas ensayadas por la
recurrente apuntan a desvirtuar la conclusión de la resolución en torno al
acogimiento de la defensa de prescripción articulada por Caja de Seguros
SA y a las razones en que se apoya la decisión, por lo cual, más allá de su
atendibilidad, satisfacen la carga impuesta por el art. 260 del CPCC.

II.2. En virtud de lo establecido, corresponde comenzar por


señalar que, tal como se encarga de poner de relieve el Magistrado de grado
y fuera analizado en su momento por esta misma Sala en el caso
C.273.645, sent. del 17/09/2020, el escenario normativo atinente a la

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prescripción de las acciones fundadas en contratos de seguros ha sufrido
una sensible modificación luego de la sanción de la ley 26.994.

En el citado precedente, esta Sala resolvió, en el marco de una


acción sustancialmente análoga a la presente, que la previsión del art. 58 de
la ley 17.418, ante la reforma operada sobre el art. 50 de la ley 24.240 por
medio de la ley 26.994, no admitía desplazamiento por efecto de lo
establecido en la normativa general contemplada en el art. 2560 del Cód.
Civ. y Com.

Ahora bien, a la luz de los reproches formulados por la señora


Masciotta contra lo decidido por el colega de la instancia, se vuelve
necesario tanto el repaso como la profundización de los argumentos vertidos
en oportunidad del dictado de la sentencia en la causa C. 273.645 ya citada.

Efectivamente, al igual que en el referido precedente, en la


presente causa se propone una aplicación ultraactiva del art. 50 de la ley
24.240 anterior a la ley 26.994, razonamiento que, con base en las reglas de
los arts. 2537 y 2554 del Cod. Civ. y Com., debe ser desestimado a poco de
verificarse que la prestación adeudada en los términos del contrato de
seguro celebrado se volvió exigible encontrándose vigente la nueva
redacción del art. 50 citado.

Sobre el particular, explica Ossola que el comienzo del


cómputo constituye un hecho instantáneo a partir del cual se define el
régimen legal de la prescripción liberatoria en concreto y por ello, si pese a
que la causa de la obligación es anterior a la vigencia de la nueva ley, la
prescripción aún no ha comenzado a correr bajo el imperio de la ley antigua
– tal como acontece en autos con la modificación del art. 50 de la ley 24.240
por la ley 26.994- será de aplicación inmediata la ley posterior, conclusión
que se apoya en la opinión ya vertida durante la vigencia de los hoy
derogados arts. 3 y 4051 del Código Civil seg. ley 340 por Moisset de
Espanés (Ossola, F.A., “Prescripción y caducidad en el Código Civil y

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Comercial de la Nación. Aplicación de la ley en el tiempo”, en Revista de
derecho privado y comunitario 2015-1: Prescripción. Aplicación del Código
Civil y Comercial a las situaciones preexistentes. Alegria H. y Mosset
Iturraspe, J. (dirs), Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2015, p. 246/247; cfr.
Kemelmajer de Carlucci, A., “La aplicación del Código Civil y Comercial a las
relaciones y situaciones jurídicas existentes”, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe,
2015, p. 67/68).

Por último, mal podría sostenerse que el criterio adoptado


implica una violación de la última parte del art. 7 del Cód. Civ. y Com., ya
que el art. 3 de la ley 26.994, a través del cual se aprueban las
modificaciones previstas en el anexo II, entre las que se encuentra la
reforma al art. 50 de la ley 24.240 según ley 26.361, dista de ser una norma
supletoria al versar sobre la prescripción, institución que se encuentra
imbuida de orden público (cfr. Ossola, F.A., ob. cit., p. 243).

Lo expuesto, reafirma la idea ya sostenida por esta Sala según


la cual, al no hallarnos frente a un caso de prescripción en curso, la
aplicación ultraactiva del art. 50, en su versión anterior a la dada por la ley
26.994, no puede ser admitida.

II.3. Esclarecido lo anterior, cabe pasar al estudio del agravio


consistente en la pretendida aplicación del plazo quinquenal o trienal de los
arts. 2560 y 2561 del Código Civil y Comercial, en lugar del plazo anual
fijado por el art. 58 de la ley 17.418.

i] La cuestión del desplazamiento del art. 58 de la ley 17.418


luego de la reforma operada sobre el art. 50 de la ley 24.240 por la ley
26.994 también ha sido abordada por esta Sala. Veamos.

En el referido precedente C.273.645, luego de hacer un breve


recorrido por las diferentes posturas adoptadas por la doctrina y
jurisprudencia, se ponderó especialmente que después de la sanción de la

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ley 26.994, el ordenamiento jurídico ya no posee dos normas que regulen
una misma situación de hecho como ocurrió durante la vigencia del art. 50
de la ley 24.240 – texto según ley 26.361 – y el art. 58 de la ley 17.418.
Actualmente, el régimen consumeril carece de un plazo de prescripción
específico para las acciones judiciales emergentes a su amparo, lo que
vuelve indispensable recurrir a la regulación general en la materia
contemplada en el Código Civil y Comercial (vgr. en materias de
cumplimiento de contrato, responsabilidad civil, revisión de contratos, etc.)

ii] Pues bien, la interpretación que pregona la aplicación del


plazo quinquenal contemplado en el art. 2560 del Cód. Civ. y Com. a las
acciones derivadas de un contrato de seguro colectivo como el que nos
ocupa tiende a invisibilizar, al menos parcialmente, la previsión específica
que el legislador hiciera en el art. 58 de la ley 17.418 de acuerdo con la cual
“Las acciones fundadas en el contrato de seguro prescriben en el plazo de
un año, computado desde que la correspondiente obligación es exigible.”

Frente a ello, la representación de la parte actora sostiene que


la redacción del art. 2560 de Cód. Civ. y Com., autoriza, como única
excepción al plazo de prescripción liberatoria quinquenal, los que resulten
distintos por previsión de legislaciones locales. Así, partiendo de la idea de
que la ley 17.418 no resulta una normativa local sino derecho común,
concluye que la regulación del Código Civil y Comercial habría desplazado la
específica de la ley de seguros.

Tal tesis se apoya en un razonamiento que presenta una


premisa mayor errónea, esto es, que el art. 58 de la ley 17.418 habría sido
lisa y llanamente derogado por la ley 26.994, única justificación plausible
para su inobservancia. Me explico.

El artículo 2560 del Proyecto de Código Civil y Comercial del


Poder Ejecutivo Nacional redactado por la Comisión de Reformas designada
por el dto. 191/2011 tenía un texto diferente al finalmente presentado luego

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de la sanción de la ley 26.994. Efectivamente, el artículo citado rezaba: “El
plazo de la prescripción es de CINCO (5) años, excepto que esté previsto
uno diferente”. Con la fórmula empleada, la Comisión de Reformas proponía
“…una norma de carácter abierto que prevé la modificación ulterior de
plazos que regula la solución de situaciones sometidas al régimen de
prescripción. La solución, que mantiene el sistema en vigencia, armoniza
la finalidad de la modificación que se produzca (otorgamiento de seguridad
jurídica a ciertas relaciones mediante acortamiento de los plazos aplicables)
y la situación de quien podría verse sorprendido por ese acortamiento.”
(“Fundamentos del Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la Nación”
en “Código Civil y Comercial de la Nación. Proyecto del Poder Ejecutivo
Nacional redactado por la Comisión de Reformas designada por el Decreto
Presidencial 191/2011”, La Ley, Bs. As., 2012, p. 600/601 – el resaltado no
es del original -).

A su turno, la “Comisión Bicameral para la Reforma,


Actualización y Unificación de los Códigos Civil y Comercial de la Nación”,
encargada del estudio del aludido proyecto, en su dictamen, propuso como
redacción del art. 2560, la siguiente: “El plazo de la prescripción de es de
CINCO (5) años, excepto que esté previsto uno diferente. Este plazo de
cinco años se aplica a la prescripción de impuestos, tasas, contribuciones y
otro tributos nacionales y provinciales de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires y municipales” (v.
https://ccycn.congreso.gob.ar/orden_del_dia_892/892-2013_anexoIV.pdf).

Así las cosas, a partir del estudio de los debates


parlamentarios sobre la base del proyecto que tuvo dictamen de la comisión
bicameral mencionada y que antecedieran a la sanción de la ley 26.994, se
puede afirmar que la actual fórmula del art. 2560, la que como se sabe,
dispone que “[e]l plazo de la prescripción es de cinco años, excepto que esté
previsto uno diferente en la legislación local.", fue el resultado de la

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modificación propuesta por la senadora Giménez, cuya intervención no deja
lugar a dudas que su finalidad era la preservación de las facultades
legisferantes de las Provincias en materia de prescripción de tributos locales
y con ese objetivo fue aprobada primero por el Senado y luego, en revisión,
por la Cámara de Diputados, concluyendo el trámite parlamentario
(“Antecedentes Parlamentarios. Año XXI. N.° 10. Ley 26.994. Código Civil y
Comercial de la Nación”, La Ley, Bs. As., 2014, p. 9, 99/102 y 139/140).

Lo expuesto permite desentrañar la finalidad perseguida en la


norma a partir de la redacción dada al art. 2560 del Cód. Civ. y Com. y
autoriza a descartar la propugnada por la apelante, ya que por su intermedio
se estaría adoptando una postura derogatoria no solo de lo establecido en el
art. 58 de la ley 17.418 sino de todas aquellas normas que se apartaran de
lo regulado en la codificación unificada, lo que evidentemente no puede
sostenerse sin riesgo de trastocar todo el ordenamiento jurídico nacional y
volver letra muerta lo afirmado por la propia Comisión Reformadora cuando,
al presentar su trabajo, explica que “…[e]l anteproyecto respeta los otros
microsistemas normativos autosuficientes. Es decir, se ha tratado de no
modificar otras leyes, excepto que ello fuera absolutamente necesario. Ha
sido imprescindible una reforma parcial de la ley de defensa de
consumidores, a fin de ajustar sus términos en los puntos que la doctrina ha
señalado como defectuosos o insuficientes. (…) Finalmente, en otros
casos, no hay ninguna modificación, como sucede con la ley de
seguros o de concursos y quiebras.”(cfr. “Fundamentos…”, ob. cit., p. 444;
arg. art. 2, Cód. Civ. y Com. – el resaltado no es del original).

A modo de cierre, la subsistencia del art. 58 de la ley 17.418 no


muestra reparos, por lo que una hermenéutica ajustada a los lineamientos
de los arts. 1 y 2 del Cód. Civ. y Com. no debe prescindir de aquel sin
incurrir en un desborde de la tarea del intérprete, máxime cuando, de un
lado, se trata de una norma especial en materia de prescripción de las

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acciones derivadas del contrato de seguro (y con ello, prevalente respecto
de la regulación general contenida en el art. 2560 del del Cód. Civ. y Com.) y
del otro, tal como lo pusiera de relieve el señor Juez de grado, se advierte
que la accionante no ha cuestionado la constitucionalidad del plazo anual
del artículo 58 de la ley 17.418 (CSJN, “Mansilla” Fallos 337:179; “Whirpool”
337:1451; Fallos 339:477, 341:250, 342:1170, 341:1768; arg. arts. 1, 31 y
concs., Const. nac.).

II.4.a. Aventadas las posibles dudas en torno a la subsistencia


del art. 58 de la ley 17.418, no encuentro atendible la tesis propuesta por la
actora de acuerdo con la cual, la regulación del Código Civil y Comercial en
materia de prescripción constituiría un piso de protección mínimo que, ante
la desigualdad inherente a la relación de consumo que liga a las partes,
debe ser preferido para la solución del caso.

Permítaseme subrayar que, al igual que el colega de la


instancia, advierto que en el caso se encuentra involucrado el llamado
estatuto del consumidor (arts. 42, Const. nac.; 38, Const. pcial.; 1092 y
sgtes., Cód. Civ. y Com.; 1, 3 y 65, ley 24.240), pero ello no conlleva, sin
más, a prescindir de la aplicación del artículo 58 de la ley 17.418.

Para comenzar y tal como fuera explicado anteriormente, en la


especie, no media una superposición regulatoria susceptible de generar una
situación de duda en punto a la norma aplicable y esto, a riesgo de incurrir
en reiteraciones tediosas, encuentra sustento en la decisión legislativa de
modificar el art. 50 de la ley 24.240 y, simultáneamente, mantener el art. 58
de la ley 17.418.

No ignoro, desde ya, la existencia de voces en doctrina y aun


de pronunciamientos judiciales que han descalificado al plazo anual de la
Ley de Seguros, sea por considerarlo exiguo y lesivo de los derechos del
asegurado (cfr. CNCom. sala F “Gómez M.A.”, sent. de 05/07/2021; Sobrino,

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W.A.R., “Prescripción de cinco años en seguros en el nuevo Código”, cita La
Ley online AR/DOC/206/2015; e.o.) o por entender que la modificación
operada sobre el art. 50 de la ley 24.240 no puede traducir una remisión a
diferentes regímenes de prescripción fundados ya no en la pertenencia de la
acción a la sustancia consumeril, sino en el contenido específico del
contrato o relación jurídica que en cada caso estuviera involucrada (cfr.
CNCom., sala C ,“Linzitto, S.M.”, sent de 01/06/2020). Sin embargo, tales
afirmaciones no lucen suficientes para fundar un apartamiento inequívoco
de la solución normativa prevista para el caso, no debiendo perderse de
vista que, como lo ha dicho la Suprema Corte de Justicia bonaerense,
siguiendo pacífica jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, “…el principio constitucional de la separación de poderes no
consiente a los jueces el poder prescindir de lo dispuesto por la ley respecto
al caso, so color de su posible injusticia o desacierto. La Corte federal tiene
dicho que la sentencia que se arroga la facultad de modificar a sabiendas la
ley, es violatoria del principio de la división de los poderes, fundamental en
el sistema republicano de gobierno adoptado por la Constitución nacional.
Esa violación no se justifica con el argumento de que la ley es anticuada y
no satisface ya las exigencias de justicia que tuvo originariamente en vista.
El Poder Judicial es órgano de interpretación y aplicación de la ley, no de su
derogación o reforma (conf. Fallos 234:82, 310; 241:121)” (SCBA, P
117.818, e. o.).

II.4.b. De otra parte, sin desconocer el rango constitucional de


los derechos de los consumidores, considero que observar un plazo
prescriptivo menor no compromete derechos humanos ni comporta una
vedada aplicación regresiva (cf. posición de la sala F de la CNCom., causa
“Sittner”, reiterada en “Gomez” cit.).

En los fundamentos del entonces anteproyecto del Código Civil


y Comercial de la Nación, se indicaba que algunos aspectos valorativos que

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lo caracterizaban podían resumirse, entre otros principios, en la
constitucionalización del derecho privado. Así, “(l)a mayoría de los códigos
existentes se basan en una división tajante entre el derecho público y
privado. El Anteproyecto, en cambio, toma muy en cuenta los tratados en
general, en particular los de Derechos Humanos, y los derechos reconocidos
en todo el bloque de constitucionalidad. En este aspecto innova
profundamente al receptar la constitucionalización del derecho privado, y
establece una comunidad de principios entre la Constitución, el derecho
público y el derecho privado, ampliamente reclamada por la mayoría de la
doctrina jurídica argentina. Esta decisión se ve claramente en casi todos los
campos: la protección de la persona humana a través de los derechos
fundamentales, los derechos de incidencia colectiva, la tutela del niño, de
las personas con capacidades diferentes, de la mujer, de los
consumidores, de los bienes ambientales y muchos otros aspectos
(énfasis, otra vez, agregado; art. 1 Cód. Civ. y Com.; v. también, Lorenzetti,
R.L. “Código…”, 1a. ed., Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2014, v. 1, p. 29/30;
Alterini, J.H. “Tratado…, 2a. ed., La Ley, CABA, 2016, v. 1, p. 198).

De tal modo, si aplicar al caso de autos el plazo anual fijado en


el art. 58 de la ley de seguros importara –como predica una tesis- una
regresión en los términos señalados, qué decir, por ejemplo, de los plazos
anuales o bianuales contenidos, según los casos, en los actuales artículos
2562 inciso “a” y “d” y 2564 incisos “a”, “c” y “d” del Código Civil y Comercial.
En tales supuestos los plazos resultan menores al trienal previsto en el
artículo 50 de la ley 24.240 -texto según ley 26.361- y aun así, fueron
previstos por un cuerpo normativo que propuso constitucionalizar el derecho
privado y tutelar, entre otros, a los consumidores. Considerar que todas esas
reducciones configuran potenciales aplicaciones regresivas que afectan el
nivel de protección alcanzado equivaldría a dar por sentada la incoherencia

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del legislador del Código Civil y Comercial que habría declamado una
intención y obrado en un sentido totalmente opuesto.

Por lo demás, no puede dejarse de lado que atribuir una


conducta regresiva al legislador fundada únicamente en el acortamiento de
plazos prescriptivos aplicables a las acciones derivadas de contratos de
seguro celebrados por o en beneficio de consumidores, incluso soslayando
la problemática que supone la aplicación del principio de progresividad y no
regresividad en materia de derecho de consumidores (cfr. Sahián, J.H.,
"Principios de progresividad y no regresividad en los derechos de los
consumidores", cita La Leyonline AR/DOC/3067/2017), implica una postura
que se desentiende, al menos, de tres cuestiones que estimo de relevancia.

La primera, consistente en que el estudio de la institución de la


prescripción no se agota en la regulación de los plazos, sino que debe
extenderse a otros aspectos tales como la suspensión, interrupción,
dispensa, puntos de partida y renuncia que también deben ser ponderados
al momento de analizar la reforma legislativa.

La segunda, vinculada a las razones dadas por los integrantes


de la comisión reformadora para justificar, por un lado, la previsión, bajo el
título “contratos de consumo”, de una serie de principios generales de
protección del consumidor que actúan como “una protección mínima” y que
entre sus beneficios se destaca la preservación de la coherencia del
sistema, construcción de la que no cabe excluir a la regulación especial de
la prescripción de las acciones judiciales derivadas de un contrato de seguro
y, por el otro, la propuesta de un articulado en materia de prescripción
liberatoria que pretende mantener el sistema en vigencia y asociando el
valor de la seguridad jurídica en ciertas relaciones al acortamiento de los
plazos aplicables (cfr. “Fundamentos…”, ob. cit, p. 530/531 y 601).

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La tercera y última, que tal como advierte Parellada, entre las
razones que conducen al legislador a la modificación de los plazos de
prescripción anidan las atinentes a la seguridad jurídica, ya que, como es
sabido, dicha institución compromete intereses públicos en la estabilidad de
las relaciones o situaciones jurídicas. Así, no parece a priori equivocado y
quizás merezca una detenida reflexión como argumento de corte
sociológico, lo sostenido por el citado autor cuando apunta que “[e]xiste una
serie de circunstancias objetivas que determinan que el tiempo sea vivido en
forma diversa a lo largo de las distintas épocas. (…) Cuando la nueva
‘percepción del tiempo’ hace que se viva a un ritmo ‘acelerado’ y esa
concepción se difunde, en la sociedad se juzga que la pendencia
prolongada de las situaciones o relaciones jurídicas se vea como disvaliosa,
y se aspira a que los plazos de prescripción se acorten, para contribuir a la
seguridad jurídica…”. (cfr. Parellada, C. A., “Modificación de los plazos de
prescripción por ley posterior” en Revista de derecho privado y comunitario
2015-1: Prescripción. Aplicación del Código Civil y Comercial a las
situaciones preexistentes. Alegria H. y Mosset Iturraspe, J. (dirs),
Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2015, p. 270/273).

Robustece lo anterior la pauta interpretativa acuñada por el


máximo Tribunal Federal y receptada por nuestra Corte provincial, de
acuerdo con la cual “… no cabe suponer que el legislador haya actuado con
inconsecuencia o imprevisión al dictar las leyes, por lo que éstas deben
interpretarse evitando darles un sentido que ponga en pugna sus
disposiciones destruyendo las unas por las otras, y adoptando como
verdadero el que las concilie y las deje a todas con valor y efecto.” (doct.
causa B. 63.493, "Tonelli", sent. de 27/08/2008 y sus citas).

Así las cosas, me inclino por una interpretación más razonable


del ordenamiento, descartando que aquellos tres años del artículo 50 de la

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ley 24.240 -texto según ley 26.361- configuren un inderogable núcleo duro
de tutela (art. 2 Cód. Civ. y Com.).

II.4.c. Otro argumento a favor de la tesis de la inexistencia de


una regulación general o específica por parte del estatuto del consumidor en
el asunto sometido a examen que desplace la norma específica en materia
de seguros, lo constituye el anteproyecto de ley de defensa del consumidor.

La Comisión reformadora, por un lado, refirió que “(e)n el CCC


no se consagraron normas específicas relativas a la prescripción en las
relaciones de consumo, lo que ha provocado nuevos contrapuntos
interpretativos.// La Comisión ha estimado necesario regular la temática en
la nueva Ley.//Para ello, se distingue de manera separada la situación de las
acciones judiciales y la de las acciones administrativas.// En relación a las
acciones judiciales, se trata por separado la situación de las concedidas al
consumidor en contra de los proveedores, y las de estos últimos en contra
de los consumidores.// En las primeras se establece un plazo de tres (3)
años, que se estima razonable, para el ejercicio de todas las acciones
judiciales con que cuenta el consumidor. Y se dispone que si las leyes
generales o especiales han consagrado un plazo menor, si el caso
constituye una relación de consumo, el plazo también será de tres (3) años.
Con ello se pretende la unificación del plazo de prescripción en el trienal, a
fin de brindar mayor certeza y seguridad jurídica” y, por otro, proyectó un
artículo 183 que establece “(l)as acciones judiciales para el ejercicio de los
derechos de consumidores prescriben en el término de tres (3) años.
Cuando por otras leyes generales o especiales se fijen plazos de
prescripción menores, rige el plazo establecido en este artículo”.

Una vez más y dejando a un lado el hecho de encontrarnos


frente un proyecto de ley, corresponde recordar que no cabe presumir que el
legislador actúe con inconsecuencia o imprevisión, situación a la que se
arribaría de cohonestarse el razonamiento sostenido por la actora, de

16
acuerdo con el cual, la regulación de la prescripción de las acciones
judiciales derivadas de los contratos de seguro celebrados por o en
beneficio de consumidores estaría comprendida en la actual normativa del
Código Civil y Comercial.

II.4.d. La señora Masciotta refiere, en su expresión de


agravios, la existencia de doctrina legal de nuestro superior tribunal
provincial en punto a la aplicación del plazo trienal en materia de
prescripción de las acciones nacidas de contratos de seguro. Empero, tal
como fuera dicho en el precedente de esta Sala, C. 273.645, el criterio
sentado por la SCBA en la causa C. 107.516, sent. de 11/07/2016 y luego
reiterado en C. 262.518, “Ojeda”, sent. de 29/12/2017, no puede ser
trasladado a casos como el presente y esto, lejos de ser antojadizo,
encuentra motivación en las modificaciones del plexo normativo observado a
partir de la sanción de la ley 26.994 (art. 2, Cód. Civ. y Com.)

Es indudable que el panorama legislativo actual presenta


grandes semejanzas con el existente con anterioridad a la sanción de la ley
26.361, ya que el artículo 50 de la ley 24.240, en su redacción original,
generó posturas encontradas en torno a la existencia de un plazo de
prescripción general en materia de acciones derivadas de contratos de
consumo. Es por ello que cobra especial relevancia pasar revista a lo
resuelto por nuestro cimero Tribunal provincial en la causa C. 107.516,
“Canio”, sent. de 11/07/2012.

En la referida oportunidad la Suprema Corte de Justicia de la


Provincia de Buenos Aires identificó como cuestión a dilucidar “…si la
prescripción trienal prevista en el art. 50 de la ley 24.240 original vino a
desplazar -en el marco de las relaciones contractuales de seguro- la
aplicación de la prescripción anual prevista en el art. 58 de la ley 17.418.”, y
si bien reconoció la existencia de posiciones disimiles, con base en los
principios iusprivatistas en torno a los binomios “ley general – ley especial” y

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“ley anterior – ley posterior” y a “la idea que el plazo prescriptivo especial
previsto en la Ley de Seguros tuvo en miras la valoración del riesgo
económico específico que el contrato implica [y por ello] no podría quedar
alterado – sin más – por la Ley de Defensa de los Consumidores (…)” en la
versión normativa original, se inclinó por sostener la prevalencia del
precepto contenido en la Ley de Seguros.

Por lo demás, la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el


precedente “Buffoni” (Fallos 337:329) sostuvo como criterio hermenéutico
válido en una controversia en la que se discutían los alcances del régimen
consumeril a los terceros víctimas de accidentes de tránsito, que “… una ley
general posterior no deroga ni modifica, implícita o tácitamente, la ley
especial anterior, tal como ocurre en el caso de la singularidad del régimen
de los contratos de seguro”. Criterio reafirmado en fecha reciente por el Alto
Tribunal en el precedente “Gómez Rocca” (Fallos 344:2002).

II.5. No corre mejor suerte el argumento tendiente a subsumir


la acción entablada en un supuesto de responsabilidad civil y con ello,
pretender la aplicación del plazo trienal, ya que tal inteligencia, a mi
entender, se desentiende de la causa de la obligación jurídicamente
demandable, esto es, el contrato de seguro celebrado entre el Ministerio de
Seguridad de la Provincia de Buenos Aires y Caja de Seguros SA y que
tuviera a la señora Masciotta como asegurada.

Efectivamente, ya sea que se considere que las acciones


emanadas de las relaciones de consumo carecen de regulación específica y
por ello, la pretensión articulada en autos debe quedar aprehendida en la
regulación genérica del art. 2560 del Cód. Civ. y Com. – plazo quinquenal –
o, en su caso, se entienda que frente al incumplimiento de las obligaciones
contractualmente asumidas por la aseguradora se da un supuesto de
responsabilidad civil cuyo plazo de prescripción ha sido previsto en el art.
2561 del Cód. Civ. y Com. – plazo trienal -, las consecuencias son las

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mismas: se produce una difuminación del contrato de seguro que da
sustento a la acción entablada por la señora Masciotta en contravención a lo
establecido por el legislador en el art. 58 de la Ley 17.418.

Sobre el particular, el máximo Tribunal federal ha venido


sosteniendo reiteradamente que “la prescripción liberatoria no puede
separarse de la causa de la obligación jurídicamente demandable” (CSJN,
Fallos: 308:1101; 320:2289; 321:2310; 323:3963; 323:3351 y 330:5306,
entre otros), no debiendo perderse de vista que, más allá de una genérica
referencia al régimen consumeril, la fuente de la obligación que da sustento
a la acción incoada por la señora Masciotta es la derivada de un contrato de
seguro y no de un contrato de consumo diferente, de manera tal que la
observancia del art. 58 de la ley 17.418 viene impuesta no solo por su
carácter de norma especial sino también por efecto de la reforma operada
sobre el art. 50 de la ley 24.240 por la ley 26.994 (cfr . CNac.Com., Sala “D”,
"Zandoná, H.M.", sent. de 2/09/2009; "Cánepa, A.M.", sent. de 26/10/2009;
"Ledesma, C.I.", sent. de 27/03/2012; "Sanchez, M.G.", sent. de 31/05/2015
y “Maresca, P.S.”, sent. de 26/05/2020, e.o.; mismo tribunal, Sala B, “Rivero
O.A.”, sent. de 24/08/2021; mismo tribunal, Sala E, “Juarez, J.D.”, sent. de
12/09/2019; “Martínez, M.C.”, sent. de 20/05/2021, e.o.; mismo tribunal, Sala
A, “Morán, W.H.”, sent. de 05/07/2021, e.o.).

III. En síntesis, estimo que los artículos 2560 y 2561 del


Código Civil y Comercial resultan inaplicables en la especie, toda vez que se
verifica la excepción prevista por el plexo normativo general: la regulación
específica contenida en el artículo 58 de la ley 17.418. El plazo de
prescripción es, entonces, anual, lo que sella la suerte adversa al recurso
intentado por la representación de la señora Masciotta.

En consecuencia, por las razones expuestas, VOTO POR LA


NEGATIVA.

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A LA MISMA PRIMERA CUESTIÓN, el señor Juez, doctor
Federico García Ceppi adhirió al precedente voto por aducir iguales
fundamentos.

A LA SEGUNDA CUESTIÓN, la señora Jueza, doctora Irene


Hooft, dijo:

En atención a los fundamentos brindados y si mi postura es


compartida, corresponde rechazar el recurso de apelación interpuesto por la
señora Masciotta y confirmar la sentencia de fecha 04 de noviembre de
2020, con costas a la actora en su calidad de vencida (art. 58, ley 17.418;
arts. 1, 2, 2532, 2560 y concs., Cód. Civ. y Com. y arts. 68, 242, 254, 260,
270 y concs., CPCC).

ASI LO VOTO.

El señor Juez, doctor Federico García Ceppi, adhirió al


precedente voto por aducir iguales fundamentos, con lo que se dio por
finalizado el Acuerdo, dictándose por el Tribunal la siguiente:

SENTENCIA

AUTOS Y VISTOS:

CONSIDERANDO:

Que por las razones expuestas, la sentencia de fecha 04 de


noviembre de 2020 debe ser confirmada (art. 58, ley 17.418; arts. 1, 2, 2532,
2560 y concs., Cód. Civ. y Com. y arts. 242, 254, 260, 270 y concs., CPCC).

POR ELLO: Se rechaza el recurso interpuesto por la señora


Myrian Marcela Masciotta con fecha 09/11/2020, 08:31:39 hs. y, en
consecuencia, se confirma la sentencia del 04 de noviembre de 2020 en lo
que fuera materia de recurso y agravio. Costas a la actora en su calidad de
vencida (art. 58, ley 17.418; arts. 1, 2, 2532, 2560 y concs., Cód. Civ. y Com.

20
y arts. 242, 254, 260, 270 y concs., CPCC). Regístrese, notifíquese y
devuélvase a la instancia de origen.

REFERENCIAS:

Funcionario Firmante: 02/11/2021 13:47:25 - HOOFT Irene Maria Cecilia

Funcionario Firmante: 02/11/2021 13:47:28 - GARCIA CEPPI Federico


Guillermo - JUEZ

Funcionario Firmante: 02/11/2021 13:47:59 - FINOCHIETTO Augusto -


AUXILIAR LETRADO DE CÁMARA DE APELACIÓN

‰6pè5*78MRÀŠ
228000211023244550

CAMARA I DE APELACION EN LO CIVIL Y COMERCIAL SALA II - LA


PLATA

NO CONTIENE ARCHIVOS ADJUNTOS

Registrado en REGISTRO DE SENTENCIAS el 03/11/2021 13:36:20 hs.


bajo el número RS-48-2021 por CAMERINI MARIO RAUL.

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