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Anna Freud dedicó su carrera al psicoanálisis infantil y definió los mecanismos de defensa como la lucha psicológica del ser humano ante hechos dolorosos. Tras la muerte de la hermana de Anna, ella y su padre Sigmund se centraron más en el psicoanálisis. Más tarde, cuando Sigmund fue diagnosticado con cáncer, Anna decidió no abandonarlo y en su lugar trató a niños pequeños con directrices psicoanalíticas. Sus contribuciones incluyeron dividir los mecanismos de defensa
Anna Freud dedicó su carrera al psicoanálisis infantil y definió los mecanismos de defensa como la lucha psicológica del ser humano ante hechos dolorosos. Tras la muerte de la hermana de Anna, ella y su padre Sigmund se centraron más en el psicoanálisis. Más tarde, cuando Sigmund fue diagnosticado con cáncer, Anna decidió no abandonarlo y en su lugar trató a niños pequeños con directrices psicoanalíticas. Sus contribuciones incluyeron dividir los mecanismos de defensa
Anna Freud dedicó su carrera al psicoanálisis infantil y definió los mecanismos de defensa como la lucha psicológica del ser humano ante hechos dolorosos. Tras la muerte de la hermana de Anna, ella y su padre Sigmund se centraron más en el psicoanálisis. Más tarde, cuando Sigmund fue diagnosticado con cáncer, Anna decidió no abandonarlo y en su lugar trató a niños pequeños con directrices psicoanalíticas. Sus contribuciones incluyeron dividir los mecanismos de defensa
En 1920, la familia Freud sufre la muerte de la hermana de Anna
Freud, Sophie. La gran pérdida se traduce en padre e hija en un mayor e intenso trabajo por el psicoanálisis. Aunque el mayor de los reconocimientos que recibió Anna por parte de su padre llegó cuando Sigmund le regaló uno de los anillos de oro grabado que poseían los miembros del Comité de los Siete Anillos
Ella misma vivió una infancia turbadora, en la que le costó encajar en su
propia familia y en el mundo. Buscando su lugar en el mundo, Anna nunca se casó y vivió muchos años acompañada de su fiel compañera, la norteamericana Dorothy Burlingham, con quien encontró la paz y el equilibro y con quien trabajó para desentrañar los misterios de la mente infantil.
Freud ya había recibido el diagnóstico del cáncer de paladar y Anna,
decidida a no dejar a su padre en ningún momento, pensó que aunque no lo abandonaría físicamente orientaría su carrera a otros campos. En lugar de ejercer como analista, decidió tratar pedagógicamente a niños pequeños bajo directrices psicoanalíticas.
Una de las principales aportaciones de Anna Freud al psicoanálisis
infantil y la psicología del yo fue su definición de los mecanismos de defensa o la lucha psicológica del ser humano ante hechos dolorosos.
Los mecanismos de defensa están determinados por la forma en que el ego
está organizado: cuando está bien organizado, tiende a tener reacciones más conscientes y racionales. Sin embargo, las diversas situaciones vividas pueden desencadenar sentimientos inconscientes, provocando reacciones menos racionales y objetivas y activando luego los diferentes mecanismos de defensa para proteger al Ego de un posible disgusto psíquico, anunciado por estos sentimientos de ansiedad, miedo, culpa, entre otros
los mecanismos de defensa requieren una cierta inversión de energía y
pueden ser satisfactorios o no en el cese de la ansiedad, lo que permite dividirlos en dos grupos: los mecanismos de defensa exitosos y los ineficaces. Los exitosos son aquellos que logran disminuir la ansiedad ante algo que es peligroso. Los ineficaces son aquellos que no logran disminuir la ansiedad y terminan siendo un ciclo de repeticiones. En este último grupo se encuentran, por ejemplo, las neurosis