Está en la página 1de 11

TRABAJO PRÁCTICO.

DOCENTE: Pr. Alfredo Salgueiro.


ALUMNO: Pr. Roy Esteban Moreno
Guardia.
MATERIA: Apologética.
EL CANON DE LAS ESCRITURAS:
UNA EXPLORACIÓN DE LAS
EVIDENCIAS.

Introducción:
Desarrollo:
- Antecedentes históricos del canon de las
Escrituras:
- Criterios utilizados en la formación del
canon:
- Proceso de formación del canon:
- Evidencias históricas y testimoniales:
- Respuestas a objeciones y críticas:
Conclusión:
Introducción:

El canon de las Escrituras es un tema de gran importancia en el campo de la


teología y la apologética cristiana. El término "canon" se refiere a la colección
de libros considerados como sagrados y autoritativos dentro de una
determinada tradición religiosa. En el caso del cristianismo, el canon de las
Escrituras se refiere a los libros que componen la Biblia. Este ensayo se
propone explorar las evidencias que respaldan la formación y selección del
canon bíblico, analizando el proceso histórico y los criterios utilizados para
determinar qué libros fueron considerados como inspirados y dignos de formar
parte de la Palabra de Dios.

Desarrollo:
1. Antecedentes históricos del canon de las Escrituras:
- Explicación del contexto histórico en el que se desarrolló el canon bíblico,
desde los primeros manuscritos hasta la consolidación del canon en los
primeros siglos de la era cristiana.
El contexto histórico en el que se desarrolló el canon bíblico abarca desde los
primeros manuscritos hasta la consolidación del canon en los primeros siglos
de la era cristiana. Es importante comprender este contexto para entender el
proceso de formación y selección de los libros que componen la Biblia.

Los primeros manuscritos del Antiguo Testamento fueron escritos en hebreo y


arameo, y su composición se remonta a varios siglos antes de la era cristiana.
Estos escritos incluyen los libros de la Torá (los cinco libros de Moisés), los
libros históricos, los profetas y los escritos poéticos y sapienciales. Durante
siglos, estos textos sagrados fueron preservados y transmitidos dentro de la
comunidad judía.

El surgimiento del cristianismo en el siglo I trajo consigo nuevos escritos


sagrados: los libros del Nuevo Testamento. Estos libros fueron escritos en
griego y registraron la vida, enseñanzas, muerte y resurrección de Jesús, así
como las enseñanzas y experiencias de los apóstoles y otros seguidores de
Jesús.
Durante los primeros siglos, las comunidades cristianas tuvieron diversos
escritos en circulación, algunos de los cuales eran considerados sagrados y
otros no. Hubo una necesidad de discernir cuáles eran los escritos inspirados y
autoritativos que debían ser reconocidos como la Palabra de Dios.

En este proceso de formación del canon, varios factores influyeron en la


consolidación de la lista de libros aceptados. Algunos de estos factores fueron:

Testimonio apostólico: Se consideró fundamental que los escritos estuvieran


vinculados directa o indirectamente a los apóstoles de Jesús, quienes se
consideraban portadores de la autoridad apostólica.

Uso litúrgico y devocional: Los escritos que se utilizaban regularmente en las


liturgias y prácticas de adoración de las comunidades cristianas fueron
altamente valorados, ya que demostraban su reconocimiento y aceptación
generalizada.

Coherencia teológica: Los escritos debían estar en armonía con la enseñanza y


la revelación previa transmitida en los escritos judíos y en las enseñanzas de
Jesús y los apóstoles.

Reconocimiento por parte de la iglesia primitiva: Se tomó en cuenta la


aceptación generalizada y el reconocimiento de los escritos por parte de las
comunidades cristianas en diferentes regiones y en distintas etapas de la
historia temprana del cristianismo.

A lo largo de los primeros siglos, surgieron debates y discusiones en torno a


ciertos escritos que generaban dudas o controversia. Sin embargo, a medida
que se desarrollaban los concilios y las discusiones teológicas, se llegó a un
consenso gradual sobre los libros que debían incluirse en el canon.

El proceso de consolidación del canon no fue uniforme en todas las


comunidades cristianas, y hubo diferencias en las listas de libros aceptados.
Sin embargo, con el tiempo, se estableció un amplio consenso y se formaron
listas canónicas que coinciden en gran medida con el canon actualmente
aceptado por la mayoría de las tradiciones cristianas.

- Mención de los diferentes cánones utilizados por comunidades judías y


cristianas en ese período.

Durante el período en el que se desarrolló el canon bíblico, existieron


diferentes cánones utilizados por las comunidades judías y cristianas. Estas
diferencias en los cánones reflejaban las distintas tradiciones, prácticas y
enfoques teológicos de cada comunidad. A continuación, se mencionarán
algunos de los cánones más destacados en ese período:

Canon hebreo: La comunidad judía tenía un canon establecido para el Antiguo


Testamento, que consistía en los libros escritos en hebreo. Este canon incluía
la Ley (Torá), los Profetas (Nevi'im) y los Escritos (Ketuvim). Estos libros
forman la base del Tanaj judío, que corresponde al Antiguo Testamento
cristiano.

Canon de la Septuaginta: La Septuaginta fue una traducción griega del Antiguo


Testamento realizada en el período helenístico. Esta versión incluía no solo los
libros del canon hebreo, sino también otros escritos adicionales, como los libros
deuterocanónicos (como Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, entre otros) y
ciertos apócrifos. La Septuaginta era ampliamente utilizada por las
comunidades judías de habla griega y también influyó en los primeros
cristianos.

Canon samaritano: Los samaritanos, una comunidad religiosa con creencias


distintas a las del judaísmo rabínico, tenían su propio canon. Su canon se
centraba en el Pentateuco (los cinco primeros libros de la Biblia) y no incluía los
Profetas y los Escritos.

Diversidad en los cánones cristianos tempranos: Durante los primeros siglos


del cristianismo, hubo diversidad en los cánones utilizados por las diferentes
comunidades cristianas. Algunas comunidades aceptaban una amplia gama de
escritos, mientras que otras eran más selectivas. Además de los escritos
aceptados universalmente, como los cuatro evangelios y las cartas de Pablo,
había otros escritos que se consideraban sagrados en ciertas comunidades,
pero que no fueron incluidos en todos los cánones, como el Evangelio de
Tomás o el Pastor de Hermas.

A medida que avanzaba el tiempo, se produjo un proceso de discernimiento y


discusión dentro de la iglesia primitiva para establecer un consenso sobre los
libros canónicos. En el siglo IV, el Concilio de Nicea y otros concilios
posteriores jugaron un papel crucial en la consolidación del canon del Nuevo
Testamento, estableciendo los 27 libros que actualmente conforman el canon
del Nuevo Testamento en la mayoría de las tradiciones cristianas.

2. Antecedentes históricos del canon de las Escrituras:


En la formación del canon de las Escrituras, se utilizaron diversos criterios para
evaluar la autoridad y autenticidad de los escritos considerados sagrados.
Estos criterios, tanto internos como externos, fueron fundamentales en el
proceso de discernimiento llevado a cabo por las comunidades judías y
cristianas. A continuación, se presentan algunos de los criterios más
destacados:

Criterios internos:

Coherencia teológica: Los escritos debían ser coherentes con las enseñanzas
y revelaciones previas. Se buscaba una armonía con los conceptos teológicos
y doctrinas establecidas en otros textos sagrados reconocidos.

Conexión apostólica: Se daba importancia a que los escritos estuvieran


relacionados directa o indirectamente con los apóstoles de Jesús. Se
consideraba que los apóstoles tenían una autoridad especial y que sus
enseñanzas eran fundamentales para determinar la inspiración divina.

Testimonio apostólico: Los escritos debían ser testigos de los eventos y


enseñanzas transmitidos por los apóstoles. Se valoraba la cercanía histórica y
el testimonio directo de aquellos que habían conocido y seguido a Jesús y sus
enseñanzas.

Uso litúrgico y devocional: Los escritos que eran utilizados regularmente en las
liturgias y prácticas de adoración de las comunidades cristianas tenían una
mayor consideración. Su reconocimiento y uso en la adoración colectiva
demostraban su aceptación generalizada y su consideración como textos
sagrados.

Consistencia ética y moral: Los escritos debían reflejar una enseñanza ética y
moral consistente con la voluntad de Dios y los principios establecidos en otros
textos reconocidos.

Criterios externos:

Reconocimiento eclesial: La aceptación y reconocimiento generalizado de los


escritos por parte de las comunidades cristianas era un criterio importante. Se
consideraba la opinión y el consenso de la iglesia primitiva en la identificación
de los escritos inspirados.

Antigüedad: Se valoraba la antigüedad de los escritos, es decir, que fueran


escritos en un período cercano a los eventos y enseñanzas que describían. Los
escritos más antiguos tenían una mayor probabilidad de estar basados en
fuentes fidedignas y confiables.

Uso extendido: La amplia circulación y uso de los escritos en diversas


comunidades cristianas a lo largo del tiempo se consideraba un indicio de su
aceptación y reconocimiento como textos sagrados.

Consenso de comunidades diversas: El acuerdo generalizado entre diferentes


comunidades cristianas en relación a la autenticidad e inspiración de un escrito
era un factor importante en su consideración como canónico.
3. Antecedentes históricos del canon de las Escrituras:
El proceso de formación del canon de las Escrituras fue un proceso gradual y
complejo que abarcó varios siglos. A continuación, se presenta un resumen de
las etapas principales en este proceso:

Etapa de composición y circulación de los escritos: Durante los primeros siglos


del judaísmo y el cristianismo, se produjo la composición de los libros que más
tarde formarían parte de las Escrituras. Estos escritos incluyen los libros del
Antiguo Testamento, que fueron escritos en hebreo y arameo, así como los
escritos del Nuevo Testamento, que fueron escritos en griego. Estos escritos
fueron copiados y circulados en las comunidades judías y cristianas.

Etapa de reconocimiento y uso de los escritos: A medida que se transmitían y


utilizaban estos escritos en las comunidades judías y cristianas, ciertos libros
comenzaron a ser reconocidos y valorados como autoritativos y sagrados.
Algunos de estos libros se utilizaban en las liturgias y en la enseñanza, y se les
atribuía una importancia especial.

Etapa de discusión y debate: Con el tiempo, surgieron debates y discusiones


en torno a qué escritos debían considerarse como sagrados y formar parte del
canon. Hubo diferencias y variaciones en las listas de libros considerados
canónicos en diferentes comunidades y regiones.

Etapa de concilios y decisiones eclesiásticas: Para abordar las diferencias y


llegar a un consenso, se convocaron concilios y se llevaron a cabo discusiones
teológicas. Estos concilios, como el Concilio de Nicea en el siglo IV, jugaron un
papel crucial en el proceso de formación del canon. En estos concilios, se
discutió y se tomaron decisiones sobre qué escritos debían ser considerados
canónicos y cuáles no.

Consolidación del canon: A medida que se desarrollaba el proceso de


discernimiento y se tomaban decisiones, se fue consolidando gradualmente
una lista de libros canónicos aceptados por la mayoría de las comunidades
cristianas. Este proceso de consolidación continuó hasta aproximadamente el
siglo V.

Es importante tener en cuenta que el proceso de formación del canon no fue un


evento único y uniforme, sino que fue un proceso orgánico y en constante
desarrollo. Hubo diferencias y debates en diferentes épocas y lugares sobre
qué escritos debían ser considerados canónicos. Sin embargo, a través de
estos procesos de discernimiento y decisiones eclesiásticas, se llegó a un
consenso general sobre los libros que actualmente conforman el canon de las
Escrituras en la mayoría de las tradiciones cristianas.

4. Evidencias históricas y testimoniales:


A lo largo de la historia, varias figuras históricas y padres de la iglesia
respaldaron la inclusión de los libros canónicos en las Escrituras. Estos
testimonios son importantes porque proporcionan evidencia de la aceptación y
reconocimiento de ciertos escritos como sagrados y autoritativos. A
continuación, se presentan algunos ejemplos de testimonios relevantes:

Ireneo de Lyon (130-202 d.C.): Ireneo fue un obispo y teólogo cristiano del siglo
II. En su obra "Adversus Haereses" (Contra las herejías), defendió y argumentó
a favor de los cuatro evangelios canónicos y las cartas de Pablo como
autoritativas y vinculadas a los apóstoles.

Orígenes de Alejandría (185-254 d.C.): Orígenes fue un influyente teólogo y


erudito bíblico. En su obra "Homilías sobre el libro de Josué", enumeró los
libros del Antiguo y Nuevo Testamento que eran reconocidos como canónicos y
rechazó otros escritos considerados apócrifos o falsos.

Atanasio de Alejandría (296-373 d.C.): Atanasio, obispo de Alejandría,


desempeñó un papel crucial en la definición del canon del Nuevo Testamento.
En su "Carta Festal de Pascua" de 367 d.C., enumeró los 27 libros del Nuevo
Testamento que actualmente están incluidos en el canon.
Jerónimo (347-420 d.C.): Jerónimo fue un teólogo y erudito bíblico conocido
por su traducción de la Biblia al latín, conocida como la Vulgata. En sus
escritos, respaldó los libros canónicos reconocidos en ese momento y rechazó
otros escritos que no cumplían con los criterios establecidos.

Concilios ecuménicos: Los concilios ecuménicos, como el Concilio de Nicea en


el año 325 d.C. y el Concilio de Cartago en el año 397 d.C., jugaron un papel
importante en la confirmación y definición del canon. Estos concilios reunieron
a obispos y líderes de la iglesia para discutir y tomar decisiones sobre qué
libros debían ser considerados canónicos.

Estos son solo algunos ejemplos de las figuras históricas y padres de la iglesia
que respaldaron la inclusión de los libros canónicos en las Escrituras. Sus
testimonios y escritos proporcionan evidencia de la aceptación y el
reconocimiento de estos libros como sagrados y autoritativos en la historia
temprana del cristianismo.

5. Respuestas a objeciones y críticas:

Las objeciones comunes, como las teorías conspirativas sobre la formación del
canon o los supuestos libros "perdidos" que deberían haber sido incluidos, han
sido abordadas y analizadas por estudiosos y expertos en el campo de la
historia y la teología. A continuación, se presentan algunas respuestas a estas
objeciones:

Teorías conspirativas sobre la formación del canon: Algunas teorías sostienen


que la formación del canon fue el resultado de decisiones políticas o agendas
ocultas por parte de líderes religiosos. Sin embargo, no existen pruebas
históricas sólidas para respaldar estas teorías. El proceso de formación del
canon fue un proceso gradual y orgánico que involucró a comunidades
cristianas en todo el mundo, y las decisiones se tomaron en base a criterios
teológicos, históricos y eclesiásticos.
Libros "perdidos" que deberían haber sido incluidos: Algunas personas
argumentan que existen libros "perdidos" que deberían haber sido incluidos en
el canon. Sin embargo, la evidencia histórica muestra que hubo una amplia
discusión y debate en los primeros siglos del cristianismo sobre qué escritos
debían ser considerados canónicos. Los libros que finalmente fueron incluidos
en el canon fueron seleccionados por su conexión apostólica, uso litúrgico,
testimonio histórico y coherencia teológica. Los supuestos libros "perdidos"
generalmente no cumplen con estos criterios o carecen de un respaldo
histórico y teológico sólido.

Evaluación crítica de los escritos antiguos: La formación del canon no fue un


proceso arbitrario o irracional. Los primeros cristianos y estudiosos evaluaron
críticamente los escritos antiguos en función de la evidencia histórica, la
coherencia teológica y el testimonio apostólico. Utilizaron criterios internos y
externos para discernir la inspiración divina y la autoridad de los escritos.

Evidencia histórica y testimonios de figuras relevantes: Existen testimonios


históricos y escritos de figuras relevantes, como los padres de la iglesia y los
primeros concilios, que respaldan la inclusión de los libros canónicos. Estos
testimonios proporcionan evidencia de la aceptación y el reconocimiento de los
escritos sagrados por parte de las comunidades cristianas en la historia
temprana.

Es importante abordar las objeciones comunes de manera crítica y


fundamentada en la evidencia histórica. La formación del canon fue un proceso
complejo y basado en criterios teológicos y eclesiásticos bien fundamentados.
Los escritos canónicos fueron seleccionados cuidadosamente y reconocidos
como autoritativos y sagrados por las comunidades cristianas en la historia
temprana.

Conclusión:
A través de la exploración de las evidencias históricas y testimoniales, es
posible comprender que la formación del canon de las Escrituras fue un
proceso cuidadoso y riguroso, guiado por criterios internos y externos.

También podría gustarte