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Crítica

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Estructura de clases agraria y desarrollo


económico eo la Europa preindustrial

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PREFACIO

El debate Brenner, tal como se le denomina habitualmente, COIIS-


tituye una de las polémicas más importantes en el campo de la teoría
histórica que se han planteado en los últimos años, a pesar de que
\ 'Sus argumentos básicos se remontan, por lo menos, a la época de
Marx. Se trata de (lit debate que, por una parte y desde tina pers-
pectiva amplia, evidencia el continuo interés de historiadores :.v uni-
versitarios en general por el tema de la transición del [eudalisuio al
capitalismo,' y por otra, en términos mús concretos, se integra en la
trayectoria editorial de Past and Present, dirigida a estimular y fo-
mentar la discusión sobre temas del pasado. En realidad, la publica-
ción en 1965 de Crisis in Europe, 1560-1660' supuso uo tan sólo I

el inicio de dicha trayectoria, sino el elemento catalizador de la misnia.


El debate Brenner lo forman un conjunto de artículos que [uerou
:,- .: apareciendo en Past and Present de 1976 a 1982. Las dos [ecbas 110
. -r· sigllifican una delimitación cronolo gica estricta, sino qne corres pon-
d en a la publicación del primer articulo de Brell11er -artíwlo que
procedía de tina comunicación presentada al seminario de ciencias
Tí tulo original: sociales celebrado en el lnstitute [or Advanced Study de la Univer-
THE BRENNER DEBATE. AGRAIUAN CLASS STRUCTURE sidad de Priuceton en abril de 1974- y a la respuesta sistematizada
AND ECONOMIC DEVELOPMENT IN PRE-INDUSTRIAL EUltOPE )' crítica a las aportaciones al debate aparecidas en la revista a lo
Cambridge University Press, Cambridge
largo de estos seis años, obra del mismo Robert Brenncr. Por des-
Cubierta: Enric Satué gracia, dos de los autores que participaron en el debate -el profesor
© 1976, 1978, 1979, 1982, 1985: Past and Prescnt Society sir Michacl Pastan y ]. P. Cooper-> murieron antes de que éste con-
© 1988 de la traducción castellana para España y América: cluycra; sin embargo, sus contribuciones permanecen como ejemplos,
Editorial Crítica, S. A., Aragó, 385, 08013 Barcelona relevantes de unos enloques al tema del debate que diferían del plan-
ISBN: 84-7423-369-0
teamiento de Brcnner, pero no por ello eran menos estiml/lantes. Posi-
Depósito legal: B. 29.374 - 1988
Impreso en España
1988. - NOVAGRÁFIK! Puigcerdá, 127, 08919 Barcelona \~ Traducción castellana, Crisis el/ El/ropa, 1560-1660, Madrid, 1983,
8 EL DEBATE BRENNER
~
~ blement e tanto Posean como Cooper -y suponemos que el resto de
~ los autores que participaron en la polémica- plantearían sus argu-
. mentas de manera un tanto diferente, pero con el fin de mantener
• el debate en su estructura original, se decidió que los trabajos se
• publicarían tal como aparecieron en Past and Present, salvo con al- ,::,:t,c,',,;~: I
• gun as alteraciones y ~orre;ciol1es de escasa importancia. - };3¡~~ I
Es indudable el interés que hasta el momento ha despertado el.;:::'
• debate entre quienes en general se sienten atraídos por el tema del ....
mismo J' sobre todo entre los integrantes del mundo académico, taizt'J· ..::!'l: R. H. Hilton
los que trabaian en demografía histórica, historia económica e bisto- . :,t
ria social de la Edad Media o de la Edad Moderna, como los que INTRODUCCIÓN
están más implicados en el estudio de Francia, 1nglat erra ti otros
países de El/ropa central yoccidental, también ha sido muy bien aco-
gido por sociólogos, historiadores de las ideas, especialistas en hist~- El articulo de Roben Brenner, sin lugar él dudas provocador, sobre'
rio graiia J' estudiosos de sociedades campesinas, es decir, por quienes «Estructura de clases agraria y desarrollo económico en la Europa
de una forma u otra' están interesados por la civilización occidental preindustrial», publicado en el n." 70 de Past and Present (febrero
considerada como un todo. Sin embargo y dada la magnitud del tema de 1976), inició un debate de gran interés, no sólo pata historiadores,
de la transicián del feudalismo al capitalismo, no hay que considerar sino para todos aquellos interesados en las causas que originan las
el debate Brenner como algo definitivo. Nada más lejos de nuestra ,J.,.,. transiciones entre [ormaciones sociales sucesivas. En cierto sentido

:;::e:::;~;~:;;e~;,~:sv:~::::
':~~n:::i~;o
d:~7:::';;/;;'::0S:f~;:~;.::;,¡.:,~;-.'.•.'."'..,.;•.~.'......;.'..•.'~.,.'...•.._.,'...:,'.;.'..•.• :..~' se le puede considerar C01110 continuación de otro bien conocido de-
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bate sobre la transición del feudalismo al capitalismo, suscitado por
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t alismo, que se materialice en trabajos más concretos y, a su vez, que .:.1': la crítica del economista norteamericano Paul Sweezy n la obra de
constituya tina lectura esencial para los historiadores en particular )' Maurice Dobb Estudias sobre el desarrollo del capitalismo. Pero
los universitarios en general, cualesquiera que sean los temas y pe- <;-r':¡'~:
-:~i~~t.: este debate, iniciado en la revista norteamericana Science ailrl Society

=
riodos en que trabajen.

¡os mtem úbltimo , q¡lIeI 'emo s~nlanifUes!~r m.lestpro agr({dec~miento a btoddOS


ros d e a Cam bru. ge ntoerstt» rcss que nan contri ui Ó.
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en 1950, tuvo lugar entre marxistas.' Y aunque, sin duda, su influen-
..":"_:.\.'.:cia se extendió más allá de los limites estrictos del cenáculo marxista,
era inevitable que se considerara como un debate en el seno del
en la preparación del volumen, especialmente a Fiona Barr por su >~ki marxismo, más que dirigido a un público más amplio. El denominado
trabajo en la elaboración del índice. ..~~.:/ «debate de la Transición» apenas aparece en el «debate Brenner»,
.. aunque exista entre ambos una considerable coincidencia de contenido
T. H. A. y aunque el mismo Brenner -en una critica a Paul Sweezy, André
C. 1-1.E. P Gunder Frank e Irnrnanuel \'(!aHetstein- se rehriera constantemente
al debate de la Transición en las páginas de la New' Left Rcieu: en

1. M. Dobb, Studies in tbe Deueloptnent 01 Capitalisni, Londres, 1946,


reirnp., Londres, 1963, 1972 (trad. cast.: Est udios sobre el desarrollo del capi-
talismo , Madrid, 1976). El debate de Science and Society se reediró, con nuevas
aportaciones, bajo el tít ulo de Tbe Transition [rom Feudalism 01 Capitalis¡n,
con introducción de R. I-L Hilton, Londres, 1976 (trad. cnst.: La trausicián
¡.
del [eudalismo al capitalismo, Barcelona, ¡977) ..
::'
10 EL DEBATE BRENNER INTRODUCCIÓN 11
1977.2 Con todo, a quienes interesen los temas que se plantean y estuvo influido por el 'debate, pero obedecía más a su interés por la
discuten en este volumen, también les puede interesar la polémica historia social y económica de la Europa moderna. Tampoco la cola-
Dobb-Sweezy. boración de Arnost Klíma parece que sea una respuesta concreta a
Las respuestas al artículo de Brenner fueron de índole muy diver- Brenner, sino unas consideraciones generales sobre la historia del ca-
sa. Algunas de las primeras intervenciones procedían de historiadores pitalismo pri mitivo en Bohemi a, Iru to de sus propias preocupaciones
a quienes Brenner calificaba de «neo-rnulthusianos», dado que Brenner Como veremos seguidamente, las contribuciones al simposiul1l se
criticaba desde un principio lo que consideraba como una forma de refieren a las cuestiones planteadas por Brenner, pero de manera
deterrninismo demográfico en la interpretación del desarrollo de las . muy diferente entre sí. En su amplio y extenso resumen, Brenller
economías agrarias de la Europa pre-industrial (y en menor medida integra la mayoría de éstas contribuciones en cierta manera dispares,
una interpretación mercantilista). Sin embargo, al margen de la crítica en una bien elaborada síntesis, pero se mantiene el] su postura oriui-
que estos historiadores hacen a Brenner y que se refiere a las deficien- nal sin ceder un ápice a las críticas que le han sido planteadas. Da la
cias en el conocimiento de los hechos, el problema clave reside en la impresión que las diferencias entre Brenner y sus oponentes tienen
rivalidad entre teorías explicatorias del desarrollo histórico. Posible- más que ver con sus planteamientos teóricos que con las pruebas
mente sea esta rivalidad en la comprensión del proceso histórico la presentadas.
que haya motivado las respuestas de M. M. Pastan y Jobn Hatcher Brenner tiene en parte razón cuando se refiere al neomalthusia-
y de Emmanuel Le Roy Ladurie, Pero otra importante crítica teórica nismo (o determinismo demográfico) como la ortodoxia predominante
a la tesis de Brenner procede de un crítico tan Ieroz del neornalthusia- en los estudios históricos sobre el desarrollo económico preindustrial,
nismo C0l110 el mismo Brenner: Guy Bois, quien en su -entonces- aunque esta ortodoxia no hay que contcmplarla sólo como algo im-
recién publicada Crisis del feudalismo (un estudio detallado de la puesto por los mandarines académicos. En realidad está muy ligada
Normandía bajomedieval) precisamente dedicaba una especial aten- con el desarrollo de la demografía histórica a partir de la década
ción al movimiento de la población entre los siglos XlII y XV!.3 de 1950 como una contribución indispensable al análisis histórico
Otras reacciones diferentes procedieron de historiadores más inte- (aunque no como una disciplina independiente)." Cierto es que IvI. M.
resados en el fundamento factual de la argumentación de Brenner Postan, a quien puede considerarse como el abanderado de esta orto-
'que en las cuestiones teóricas. Patricia Croot y Davis Parker pusieron doxia en los estudios medievales, apenas menciona a Malthus en sus
en duda la comprensión de Brenner de las es tructuras agrarias y del numerosos trabajos sobre historia económica medieval, aunque da
desarrollo de Francia e Inglaterra a principios de la Edad Moderna. prioridad a la expansión y al declive de la población como elementos
Heide Wunder expresaba su desacuerdo por lo que se refería al mis- .-; explicatorios de los acontecimientos del período por él estudiado. Su
mo tema relacionado con Alemania oriental y occidental, Los res- contribución original, tal como hace notar Brenner en su primer ar-
tantes participantes en el debate estaban en realidad más al margen .j.. tículo,' fue su ponencia sobre historia económica medieval presen-

de la polémica. Mi propio trabajo se basó en una conferencia que tada en el X Congreso Internacional de Ciencias Históricas que se
pronuncié en Alemania el año 1977 y no tenía relación alguna con el . ,; celebró en París el año 1950,6 en la que rechazaba -i!tlcr alia- la
..:.
. debate Brenner ; se la incluyó en el simposiurn por su conexión con
el tema del mismo. El artículo de J. P. Cooper (que no se ha revi-
sado a causa del fallecimiento de este historiador) no cabe duda que 4. Sobre este tema hay numerosos trabajos a nivel general. Así, T. J 1. 001-
...' ¡..'
Iingsworrh, H istorical Demogr» pby, Londres, 1969; E. A. W rigley, Po {lll/at iou
and H istory, Londres, 1969 (trad. cast.: Historia)' poblacián, Barcelona, J 985).
2. R. Brenner, «The Origins of Capitalist Developrncnt: A Critique oí 5. Véase in]ra, p. 27.
Nco-Smiihian Marxisui», en Neto Le]i Revieru, 104, 1977; (trad. cast.: EI/ . 6. M. M. Postan, «{Section 3, Histoire écoIlomiCJl1c:] Moycn Ágc», en
Teoría, 3, Madrid, 1980). lX' COI/gres Lnt ernationnl des Scicnces Hisloriques, Paris, 1950, París , 1950-
3. G. I3uis, Crise du [éodalisme, París, 1976, 1951, 2. vols., 1, RilppOr(J. Estn comunicación de PQ~tll11 fue n;:edilacl,1 en su
: 12 EL DEDATEDRENNERJ~~if~~' INTRODUCCIÓN 13

• explicación monetarista del movimiento secular de los precios, incli";Ü.:~'.;Wlf ,~,,;:t' hechos biológicos, más que en la lucha de clases»." Y además, '"
~ nrindose claramente a favor de la primacía del factor demográfico:' Sint{.:~;~{ «desde el siglo XIV al XVII, la economía funciona más como un siervo
• embargo, resulta interesante que confesara que su definición de ·lar;:~·:r':·. .' cue como un amo , se comporta más como conducida que C01110con-
1
• «base ec~nómica,» ~1~la sociedad 7 «conllevara una .cierta implicació~(~t~:~~2! ~f+.; .ductora ... en última término, fácilmente se rinde ante fuerzas ma-
del marxrsrno primitivo»." A pesar de ello su tratamiento de los «asen';'j.:.~·:~\e.~~t:~ yores como la vida y la muerte. Y por lo que se refiere a la política
• tarn~ent.os ~e población» sin r~ferencia alguna «al.funcionamiento de. ..1¡{~1~
·~~.;~:.~f.·.i~ o a la lucha de clases su momento de fuerza está todavía por llegar» ,12
• las l11S u tuciones legales y sociales» o a «las relaciones entre las cla-t ,~i::::<f-~~:; De lo dicho no se debe inferir que Postan fuera totalmente hostil
• ses», se repi te en sus trabajos posteriores, tanto como telón de fondo: .:j:ht!~~j a las interpretaciones históricas marxistas. Así por ejemplo, y a pe-
en los escritos sobre comercio, 0, más concretamente, en relación con: :":'!1~;%~~~' sar de mantener puntos de vista radicalmente opuestos, el histo-
• problemas Jel1l~gr~6~os, tal como s~ ~videncia el: su .conocido artíc~lo, ··<;\;¡~18:W.J. riador soviético E. A. Kosminsky le agradeció su ayuda para trabajar
• «Sorne Eco;10m1C Evidence of Declining Population 111 the Later MIC~~,,~~~::.,.·~.,¡.!>~t.L{ en los Archivos Nacionales (Public Record Oííice ), así como por pre-
,
~ rlle Ages».
Por su parte, Emmanucl Le Roy Ladurie ya desde sus. comienzós,;:~C~:
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sentarle a historiadores ingleses. Postan acogió a Kosminsky cuando
éste visitó Inglaterra en los años 1950, un período nada propiciopara
• siguió Iirmemente el modelo malthusiano, según el cual la expansión' ·t;~2t~ este tipo de contactos. Pastan solía referirse a Marx como «ese genio
de la población iba más allá de los medios de subsistencia disponibles .C\:·;i.t~~t universal»," y en 1977 hizo, de forma muy cordial, la recensión del
• en el momento, por lo que ocurría una regresión inevitable fruto del".Ó~~¡f~r' trabajo del historiador marxista polaco Witold Kula para la New
hambre, la peste y la guerra que obligaban ~ la población a retom~t.·:;~~¡~~, Left Reuieio."
una «adecuada» relación con los recursos existentes. Le Roy Ladurie . .::~~;~ Con todo lo dicho, no pretendemos insinuar que Brenner, como
• presenta este modelo en su magnífica y más importante obra, Les pay", .\!: ft~ marxista, haya querido exagerar, por razones polémicas, la distancia
sans de Lcuzguedoc,1O cuya segunda parte se titula «Renaissance malthu- "T- .i;~; entre los neornalthusianos (o neorricardianos) y su propia postura.
sien n~», y cuy.o final consis.te en. una refe,r~ncia a 1v1.althus,En e.ste .~.~.;
.. tr;~~~.i Pero creemos necesario que el lector de este debate comprenda que
t rabajo no se Ignoran las dimensiones políticas y SOCIales de la vida .~' .;;;~ existen modos diferentes de entender la posición marxista. Como
de los campesinos, ya que de hecho la tercera parte se titula «Prises ", ~':~: queda patente en los artículos que siguen, lo que diferencia de forma
de conscience et lurtes sociales», Pero donde el malthusianisrno de . J) más clara a Pastan y los de su escuela, de Brenner, es el rechazo de
Le Roy Ladurie aparece de manera más destacada es en la conle- .::~!-t~!· las .«relaciones de clase» como tema básico de la historia económica.
rencia que pronunció con motivo de la inauguración del curso en el., ';:, Para Brenner, igual que para muchos historiadores marxistas, el tema
Colleze de France -«L'histoil'e
.0
imrnobile», 1973-; en ella se afirma, " v :,
.~ de la explotación y de la lucha de clases es fundamental para entender
entre otras COS,lS,que «la fuerza motriz de la historia hay que bus- ... aspectos clave de la economía. medieval.
¡..
carla en la economía, en las relaciones sociales y, sobre todo, en los En la sociedad medieval, igual que en todas las economías pre-
capitalistas, la producción agrícola predominaba sobre la industrial.
trabajo Essays 01/ Medieval Agriculturc (Inri General Problems o/ tbe MerliC/lal Los campesinos, los principales productores de manera abrumadora,
Iiconomy, Carnbridge, 1973_ sin lugar a dudas, vendían parte de 10 que producían para así con-
7, Citado por Brenner, inlra, p. 27.
8. Postan, «Moyen Age», p. 225.
9, M, M, Postan. «Sornc Economic Evidence of Declining Population in
11. E. Le Roy Lndurie, «L'histoire imrnobile», Anuales E. S. c.. XXIX
(1974), p, 675.
the La ter MiddJe Ages», Econ. Hist. Rco., 2." ser., ii (1949-1950). Reimpreso
en Essays 011 Medieval Agrlcult ure and General Probleius 01 tbe Medieval
"
12, isu., p, 689.
13. Se trata de un comentario personal 'de Pastan al autor.
Econonry. .
14. M, M, Postan, «The Feudal Economy», Netv Lelt Revieui, 103 (1977),
10. E. Le Roy Laduric, Les pavsans de L(//I~uedoc. SEVPEN! Parls, 1966¡
reseña del trabajo de \'<1, Kula, A/l Economic Tbeory o/ tbe Feudal Systcm,
2 vols,
Londres, 1976.

c.
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EL DEDATE DRENNER INTRODUCCIÓN 15
/
seguir dinero y con él adquirir productos manufacturados y sal, y terialisrno histórico. No ha/ una regla fija para esta comprensión, ya
pagar la renta y los impuestos; aunque la mayor parte de lo que que se da una fuerte polémica en el seno del marxismo igual que
producían lo destinaban a la autosubsistencia y a la reproducción de . entre los marxistas y no marxistas. Pero a pesar de ello, el concepto
. su economía. Los bienes suntuarios (procedentes del comercio in ter- de «modo de producción» se acepta por parte de todos los historiado-
. nacional), las catedrales, los castillos u otro tipo de construcciones res rnarxis tas como un ins tru mento esencial para iniciar cualqu ier
monumentales, las armas y armaduras pata la guerra y el pillaje y todo tipo de investigación histórica. A partir del momento en que el mar-
tipo de bienes culturales dependían sobre todo de la demanda de la xismo se define como una doctrina materialista, hay que entender el
clase dominante. Las variaciones de la demanda de productos no modo de producción C01110 integrador, en primer lugar, de lo que
agrícolas por parte de los campesinos como mayoría de la población Marx denomina las «fuerzas productivas», esto es, los recursos natu-
apenas tenían significado. Lo que en realidad era crucial eran las va- rales, la tecnología y la fuerza de trabajo: las relaciones entre los seres
riaciones en los ingresos de los terratenientes como clase dirigente. humanos y la naturaleza en la lucha para existir y reproducirse .. En
Pero ¿ qué era lo que determinaba estas fluctuaciones? Puesto que segundo lugar o el segundo elemento de la definición 10 const itu ven
el componente principal de estos ingresos era la renta, uno debe las «relaciones de producción». Este concepto tan escueto desCl~ibe
preguntarse qué era lo que determinaba su monto, su' cantidad. Y es básicamente las relaciones existentes entre los propietarios de los
aquí donde la contribución marxista es fundamental. Los campesinos medios de producción y aquellos que, por medio de su trabajo, pro-
medievales no podían actuar libremente tomando o dejando la tierra porcionan no tan sólo su propia subsistencia, sino incluso el ingreso
según sus conveniencias. La mayoría de ellos vivía en comunidades de los propietarios. Las relaciones de producción naturalmente va-
tradicionales que con toda probabilidad existían antes que el señorío rían de manera considerable de acuerdo con el nivel de desarrollo de
feudal. Una proporción elevada de estas comunidades estaba sujeta \ las fuerzas productivas. Lo que para los marxistas cons t ituye el
a lazos serviles legalmente establecidos; otras, aunque legalmente modo de producción feudal consiste esencialmente en la relación entre
libres, estaban sometidas al poder del sefior. Para los historiadores campesinos y señores, o tal vez habría que decir que se inicia con
marxistas, el poder del señor era el elemento esencial para determinar esta relación, ya que el proceso histórico genera otras clases y otras
el nivel de b renta, fuera cual fuera la influencia de la proporción relaciones, en particular a G1USa clel desarrollo de los mercados y de
tierra/ trabajo o del nivel tecnológico de tI producción agrícola. La la urbanización.
relación entre el señor y el campesino era más «política» que «eco- Los «modos de producción» constituyen tan sólo el esqueleto
nómica», de donde procede el concepto de «coacción extraeconómica» de un análisis marxista del proceso histórico. Un modo de producción
-que Marx comparó o contrastó con la libre negociación entre el consiste en la infraestructura de una sociedad; cuyas leyes, relig ión,
capitalis la y el trabajador asalariado en una economía capita1ista-. formas de estado y cultura son o bien rasgos superestructura les estre-
Sin embargo, la coacción extraeconórnica no tuvo un resultado unifor- chamente relacionados con la estructura económica o bien se han
me. La exacción de la renta, tanto en forma de trabajo personal, corno desarrollado a partir de ésta. Pero el tema no es tan simple como
en especie' o en dinero, significaba para el campesino una clara apropia- parece: una formación SOCÜI l determinada, aunque en pri nci pio esté
ción de su producto. Y opuso resistencia, con más 0' menos fuerza, conhguruds por un modo de producción dominante, puede contener
mediante diferentes formas: de la insuficiente prestación de trabajo elemen tos de otros modos de producción, como también cle sus for-
personal a la rebelión abierta. En esto consistía el conflicto de clases, mas superestructurales: Para dar un ejemplo basta con considerar
núcleo central de la teoría marxista. las supervivencias feudales de las sociedades capital islas desde el si-
Central pero no exclusivo. La contribución de Guy Bois al debate glo XVIII hasta nuestros días. Es preciso señalar que entre los marxis-
nos recuerda que existen imporrantes divergencias entre los historia- tas no existe un completo acuerdo sobre lo que pertenece a la super-
dores que trabajan en la tradición marxista. Y para comprender estas estructura; la ley, ¿forma siempre parte de la superestructura? En
divergencias es preciso conocer los principios fundamentales del ma- este sentido hay quienes afirman que en la sociedad feudal la ley de
16 EL DEBATE DRENNER INTRODUCCIÓN 17

la servidumbre constituye un componente fundamental del proceso campesinos; o si se da, como sucedía en Europa occidental en torno
de «extracción del excedente», por cuanto hay que considerada como H 1300, en un contexto caracterizado por una elevadísima ocupación '
parl.e de las relaciones de producción más que como parte de la que implicaba una escasez de pastos y el cultivo de tierras marginales,
superestructura legal, política o ideológica. Y también se puede defen- lo que reducía de manera drástica la productividad de la agricultura.
der, quizá con más firmeza aún, que la ley de la esclavitud, al con- Estas contradicciones no se pueden comprender de forma adecuada,
vertir a hombres y mujeres en simples instrumentos de producción, a menos que se tengan en cuenta los elementos esenciales que definen I

constituye un elemento básico de la infraestructura económica. el comportamiento demográfico de una sociedad -natalidad, fecun-
Este resumen, ciertamente incompleto, de algunos de los proble- didad, mortalidad-e- que afectan el comportamiento de la fuerza de
mas elementales de la historiografía marxista pretende servir de telón trabajo, sobre todo en una sociedad donde las unidades básicas de pro-
de fondo para un componente esencial del debate Brenner: compren- ducción -tenencias campesinas y talleres artesanales- provenían de
der l a causa de la evolución histórica. Brenner se inclina claramente una fuerza de trabajo basada en la familia.
por la primacía de la lucha de clases. Pero quienes le critican desd~ Brenner, como 10 comprobarán quienes lean las páginas que si-
una óptica marxista creen que el mismo Marx, igual que buena parte guen, considera que la lucha de clases, en mayor medida que la
de sus seguidores, considera más adecuado dar primacía al conflicto evolución de las fuerzas productivas, es la causa determinante de los
que se plantea entre el desarrollo de las fuerzas productivas -nuevas cambios en las diferentes formas de desarrollo histórico que se dieron
tecnologías, nuevas formas de organización laboral, consolidación eco- en varios países europeos durante la Baja Edad Media y la Edad Mo-
nómica de nuevos grupos sociales- y las relaciones de producción derna. Lo que genera, entre otras cosas, la conclusión de que un
existentes, así como con la superestructura legal, política e ideológica. éxito en la lucha de los campesinos para proteger la integridad de la
Frente a esta doble interpretación, ¿qué partido hay que tomar>, posesión de sus tenencias produjera una cierta regresión histórica, ya
¿a cuál de los elementos que constituyen el modo de producción hay que una producción a pequeña escala, por su propia naturaleza, es
que darle primacía como causa del cambio de una formación social a incapaz de cualquier tipo de innovación en la técnica; la innovación
otra? Acentuar el desarrollo de la técnica tal vez sería lo más ade- únicamente se podrá llevar a cabo por parte de pequeños propieta-
cuado, ya que como señala Marx «el molino de sangre genera la rios acomodados (yeomen) o de propietarios protocapi talis tas, quie-
sociedad del señor feudal; la máquina de vapor la sociedad del capita- nes sentarán las bases de una auténtica agricultura capitalista. De
lista industrial»." Lo que sí queda claro es que para quienes conside- todas maneras, si la agricultura a pequeña 'escala permite o no permite
ran la primacía de la lucha de clases conflictiva deben reconocer que, innovaciones es una discusión que merece un debate, no tan sólo
por muy crucial que en la sociedad feudal fuera la determinación del entre historiadores, sino también entre quienes están interesados en
ingreso señorial por la lucha por la renta, esta lucha de ningún modo la supervivencia actual de las sociedades campesinas (especialmente
se daba en un contexto histórico inmutable. En particular, tal como en el Tercer Mundo). El hecho de que Inglaterra, pionera del capi-
indicaba Maurice Dobb hace ya bastantes años, la proporción tierra/ talismo industrial, consiguiera desarrollar un capitalismo agrario basa-
trabajo tiene una importancia crucial en una sociedad donde la pro- do en la destrucción del campesinado para dar paso a la industrializa-
ducción campesina es predominante. Cierto es que el conflicto en ción, no significa que el tema de las transformaciones de las socieda-
/
torno a la renta puede generar resultados diferentes si se da en un des agrarias quede bloqueado con el ejemplo inglés ..
cofüexto caracterizado por una abundancia de tierras y una falta de Como ya se ha indicado, hay historiadores marxistas que, sin
~~ . negar la importancia de la lucha de clases en la sociedad feudal, dan
.. ,,;.:
'. más importancia a los factores económicos, lo cual (en térmi nos ma r-
15. G. A. Cohen recurre con frecuencia a esta cita en Karl Marx's Tbeory
xistas) subrayaría más la importancia de las «fuerzas productivas»
o/ l l istory , Oxford, 1978, por ejemplo, pp. 41, 144; cita que procede de la
obra de Marx, Tbe Pouerty o/ Pbilosopby (1847), Moscú, s. L, p. 122. Cohen que las «relaciones de producción». Algunos de estos historiadores
argumenta que Marx daba primacía a las fuerzas productivas.
.,' ven una lógica interna en el modo de producción feudal similar a una
.;,
• ,1,

2. - BRENNER
18 EL DEBATE BRENNER
INTRODUCCIÓN 19
afirmación sobre el desarrollo del capitalismo moderno no relacionada
acusan de «econornicismo» a sus críticos marxistas, y éstos a su vez
con la lucha de clases. Marx argumenta que el progreso tecnológico
acusan H sus oponentes de «politicismo». No es necesario señnl.u. que
capitalista en una producción fabril a gran escala provocó un cambio
cada uno de ellos niega rotundnmcn le las acusaciones de las que SOI1
en la composición orgánica del capi tal -un incremento de capital
objeto. En el mismo sentido, los neomalthusianos niegan no dar im-
'invertido en maquinaria y materias primas en perjuicio de la fuerza de
portancia a la estructura social, a las divisiones de clase y a la realidad
trabajo-, un descenso de la tasa de beneficio y unas crisis periódicas
del sistema de explotación. Los lectores del presente volumen tendrán
de sobreproducción. Tanto Bois como Kula, aunque desde perspecti-
muchas oportunidades para juzgar estas opiniones y para volver a
vas diferentes," enfatizan la fundamental contradicción estructural
recorrer los senderos que Brenner y sus críticos han ido clesbroznndo.
, en el seno del feudalismo entre propiedad feudal a gran escala y la
pequeña tenencia campesina que funcionaba como unidad de produc-
ción. En el feudalismo medieval tuvo lugar una caída a largo plazo
de la tasa de exacción feudal, la cual (de acuerdo con lo que afirma
Bois) se inició durante la fase de expansión cuando un número cre-
ciente de familias campesinas se vieron abocadas a la si tuación de
pequeños arrendatarios sin los medios adecuados para su subsistencia.
-r.
Es evidente que esta lógica económica no era idéntica a la que Marx :' ..
contempló 'en la producción capitalista, pero tampoco estaba deter-
minada, al menos en su totalidad, por el conflicto entre señores y
campesinos a nivel político, en el sentido que Brenner da a este
concepto.
Es conveniente señalar que la divergencia entre los marxistas
que destacan la función de la lucha de clases y los que prefieren con-
siderar el modo de producción en su conjunto sin dar prioridad a la
lucha de clases, no es una característica particular de este debate;
por ejemplo, también ha sido objeto de discusión entre los historia- ':.,'

dores franceses marxistas por lo que se refiere a la crisis del mundo


antiguo. Algunos aceptan la opinión, también mantenida por los no
marxistas, que el modo de producción basado en la esclavitud se
estaba convirtiendo cadavez en menos rentable debido a la escasez
de esclavos y al atraso tecnológico, el cual era fruto del bajo costo del
mantenimiento del trabajo esclavo. Otros insisten en que la esclavi-
tud en el mundo antiguo en sí misma era rentable, dado que podía
asegurarse el control del trabajo esclavo, pero que fracasó a causa de
los éxitos crecientes de las rebeliones de esclavos en la época del
Bajo Imperio." Quienes destacan la primacía de la lucha de clases

16. La obra de Kula, AII Economic Tbeory o/ tbe Feudal System, trata de
Polonia en la Edad Moderna. que aparece en com ptes-rendns de Séances de la Société de l'ét udc d u /¿'Ot/II-
17. Véase P. Dockes, La libération médiéuale, París, 1979, y ],1 discusión lisnre, diciembre de 1979.

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