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Relieve

El relieve tiene mucha influencia en los climas que se dan en una región ya que las cadenas
montañosas son barreras naturales al movimiento del aire. Cuando los vientos soplan del mar
cargados de humedad y se encuentran con ellas se ven obligados a ascender, con lo que se
enfrían, el vapor de agua que contienen se condensa formando nubes y se producen
precipitaciones en las laderas expuestas a esos vientos (barlovento). A las laderas opuestas
(sotavento) el aire llega con menos humedad, al descender aumenta su presión y por tanto su
temperatura y las nubes desaparecen lo que da lugar a un clima más seco a ese lado de la
cordillera.

EL CLIMA Y EL TIEMPO EN SUDAMÉRICA

El clima de América del Sur es de una gran variedad: la humedad cálida de la Selva Amazónica,
el frío seco de la Patagonia, la aridez del Desierto de Atacama, los vientos de la Tierra del
Fuego.

Estas diferencias se basan principalmente en tres características:

La amplitud de latitudes que ocupa el continente. Hay que tener en cuenta que la mayor parte
del subcontinente se encuentra dentro de las zonas tropicales, el Ecuador terrestre lo atraviesa
por la parte norte, el trópico de Capricornio pasa cerca de su latitud media. Por debajo de este
predomina el clima templado en Uruguay, el centro de Argentina, y el sur de Brasil, y el clima
mediterráneo en el centro de Chile. Por otra parte en la Patagonia se encuentran climas fríos
(húmedo en la zona cordillerana y seco en la zona oriental). El extremo sur penetra en la zona
subantártica.

La diferencia de temperaturas entre los océanos colindantes. Generalmente el lado atlántico


es más cálido y el pacífico es más frío por la presencia de la corriente de Humboldt, procedente
del antártico.

La presencia de los Andes, que presenta grandes diferencias térmicas según la altitud (cuenta
con hielos eternos incluso en la zona ecuatorial), y que actúa como biombo climático.

En la región occidental, entre los Andes y el océano Pacífico, se encuentran las zonas más
húmedas y más secas del planeta: El Chocó (Colombia, Ecuador, Perú, Panamá) y el Desierto de
Atacama (Chile, Perú, Bolivia, Argentina), respectivamente.
Placas convergentes: estas placas se mueven una hacia la otra. Generalmente, una de las
placas se introduce bajo la otra y se hunde hacia el manto, formando una zona de subducción.
En los bordes de colisión de las placas convergentes se forman cordilleras en los continentes, y
arcos insulares y fosas oceánicas en los fondos oceánicos.

Placas divergentes: estas placas se alejan una de la otra. Al hacerlo se forma entre ellas una
grieta de la que sale magma que solidifica en el exterior, formando dorsales oceánicas.

Placas con movimiento lateral: estas placas rozan al desplazarse en una misma dirección pero
en sentido contrario. Son zonas donde se dan grandes terremotos, por ejemplo, la falla de San
Andrés.

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