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Evolución Química

Con el tiempo, a la idea de Oparin se le dio el nombre de hipótesis heterótrofa del origen de la
vida. Esto se debe a que desplazó del centro de la discusión la creencia común de que los primeros
seres vivos habían sido autótrofos.

En la década de 1950, Harold Urey (1893-1981) leyó a Oparin y dedujo los compuestos iniciales de
la atmósfera reductora de la Tierra primitiva: y un joven estudiante de doctorado, Stanley L. Miller
(1930-2007), ofreció a Urey encargarse, bajo su tutela, de experimentar con ese modelo de
atmósfera hipotético. Urey aceptó a regañadientes, pues pensaba que la propuesta era muy
especulativa y, por lo tanto, poco prometedora científicamente.

En 1953, Miller diseñó un sistema de tubos y matraces aislados del exterior que simulara tanto la
hidrósfera como la atmósfera de la Tierra primitiva. El experimento rindió frutos, en dos días se
transformaron moléculas orgánicas complejas en ausencia de seres vivos.

Se produjeron algunos aminoácidos, ácidos y urea.

Joan Oró (1923- 2004), siguiendo el ejemplo de Miller y Urey, trabajando con ácido cianhídrico
(HCN), sintetizó adenina, una de las cuatro bases nitrogenadas o nucleótidos, que son los
componentes de los ácidos nucleicos, las moléculas de las que están hechos los genes y las
responsables de la herencia biológica.

Otros usaron el modelo de Miller-Urey variando las concentraciones y las fuentes de energía tales
como la luz ultravioleta o el calor, también con buenos resultados.

Algunos fenómenos naturales confirman las predicciones de la teoría heterótrofa y avalan las
síntesis abióticas de los experimentos. Por un lado, se han identificado moléculas orgánicas en las
nubes de polvo que hay entre las estrellas.

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