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 ESTANCIA JESUÍTICA DE ALTA GRACIA en Alta Gracia, Córdoba,

Argentina:

     La Estancia Jesuítica de Alta Gracia está ubicada en la ciudad de Alta Gracia en la
provincia de Córdoba, que se encuentra en lo que fuera la residencia jesuítica del siglo
XVII.
     Es hacia 1588 cuando la estancia tiene su origen en la entrega de tierras a Juan Nieto
(cofundador de la ciudad de Córdoba), y recién en 1643, Alonso Nieto de Herrera, quien
había bautizado la propiedad como Alta Gracia, ingresó a la compañía de Jesús y donó
todos sus bienes. Y para el año 2000, la estancia es declarada patrimonio de la
humanidad por ser un ejemplo de conjunto arquitectónico que ilustra una etapa
significativa de la historia de la humanidad, donde se intercambiaron valores humanos.
 

     La Iglesia fue diseñada por uno de los principales arquitectos de la Compañía de
Jesús: Andrés Blanqui, italiano que fue enviado a Argentina para realizar diversas obras
jesuíticas, entre las cuales participó en las estancias de Santa Catalina y Jesús María, en
la Catedral de Córdoba, en la conclusión de una de las primera Catedrales de Buenos
Aires, y especialmente participó en la construcción del Cabildo. 
     Aparte de Blanqui, la Iglesia fue construida por otros arquitectos jesuitas y por
trabajadores africanos esclavos.
     Desde un principio, los jesuitas crearon un establecimiento agrícola, ganadero e
industrial que tuvo como objetivo el sostén del Colegio Máximo, que luego se convirtió
en la primera universidad del territorio argentino. La principal fuente de recursos fue el
negocio ganadero, donde se destacaba la cría y comercio de mulas destinadas a los
yacimientos de Potosí.
     Para aquel entonces, la estancia estaba compuesta por la residencia de los jesuitas
(actual museo), la iglesia, el obraje (donde se realizaban las actividades industriales), la
ranchería (vivienda de los esclavos), el tajamar (dique de 80 metros de largo que
permitía el funcionamiento de dos molinos harineros), el riego de huertas y quintas y
hornos para quemar cal y cocinar ladrillos.
     Actualmente, la estancia es un recurso turístico que tiene a la iglesia que funciona
como parroquia de la localidad, y también junto a ella, la residencia construida sobre
una planta en L, donde funciona el Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y
Casa del Virrey Liniers desde 1977. Aquí se resguarda una importante colección de
objetos de los siglos XVII, XVIII, XIX, así como exposiciones temporarias y un
programa anual de actividades culturales.
     Desde 1767, que el rey Carlos III puso fin al trabajo de los jesuitas en América, la
estancia comenzó a tener varios propietarios. Primero, quedó en manos de una “Junta de
Temporalidades” que administro la estancia en nombre del rey. Luego fue vendida a los
Rodríguez, familia aristócrata de Córdoba que no pudo mantener la actividad
económica. Ya en 1810, la estancia fue comprada por Santiago Liniers, 10 años más
tarde, José Manuel Solares compró la propiedad a los hijos de Liniers, y se convirtió en
el propietario de la estancia ya que, en 1868, por voluntad de Solares se delimitaron
terrenos para la creación de una villa que hoy es la ciudad de Alta Gracia.

              
     Entonces, nos encontramos con una iglesia y la residencia que sitúan alrededor de un
patio claustral. La residencia construida en forma de L y en dos niveles que los podemos
diferenciar en la planta, y la iglesia que ocupa el ala sur del patio y es un claro ejemplo
del barroco americano- movimiento que se incorporó a América por medio de los
españoles y se caracteriza por su estilo recargado-. Además, está edificada como una
sola nave y se distingue por la curvatura de los muros que bajan desde la cúpula.
     Podemos ver tanto en planta como en la perspectiva a vuelo de pájaro como la
organización del lugar es de tipo central debido a que tanto el ala sur que es la iglesia
como la L, la residencia, se hallan envolviendo al patio que es el centro de la obra y está
marcado en naranja.
     Para la construcción de la estancia se utilizaron materiales comunes como lo son el
ladrillo, la cerámica, teja, estucos o pinturas. Hallamos en la construcción que se
adoptaron formas típicas del barroco como por ejemplo las triangulares y
semicirculares, o bien el dominio de las líneas curvas. 
     Asimismo, nos topamos con que la iglesia destaca por su fachada sin torres, su
arquitectura de curvas interrumpidas marcadas en azul en la imagen inferior y pilastras
de influencia barroco italiano tardío rectangulares que junto a las demás formas
rectangulares de la fachada están indicadas en rojo. Notamos también un ingreso
elegante por escaleras (en rosa). Pero, sobre todo, resulta agradable sobre la fachada el
equilibrio visual que propone el eje de simetría vertical rojo, que divide la imagen en 2
partes con igual peso visual. También, en verde están las formas triangulares usadas en
esta vista.

                      
     En lo que corresponde a la extra-forma de la Estancia Jesuítica de Alta Gracia,
podemos decir que se originó en 1643 cuando Alonso Nieto de Herrera ingresó a la
compañía de Jesús y donó todos sus bienes. A partir de aquí, los jesuitas quedaron a
cargo del establecimiento hasta 1767, que el rey Carlos III los expulsó de la Orden.
Cabe destacar que su llegada a la provincia de Córdoba había sido en 1599. 
     La Orden Jesuítica, fundada por Ignacio Loyola entre los años 1538 y 1541,
estableció un sistema cultural-social único en la América hispana donde cumplieron con
un rol esencial que se basaba en organizar comunidades y misiones en las que querían
enseñar a los indígenas las costumbres occidentales y el catolicismo. Para ello,
construyeron escuelas donde instruyeron a los indígenas a escribir y leer y además
tenían una iglesia. Les enseñaron también técnicas de ganadería. Los jesuitas fueron la
orden religiosa con mayor éxito en la cristianización de los indígenas; por su calidad y
porqué aprendieron las lenguas nativas de los indígenas.
     Esto marcó el desarrollo de la provincia de Córdoba. El sistema fue centrado en la
ciudad de Córdoba y se organizó alrededor de las empresas educativas y espirituales de
la Compañía, dando origen a la llamada “Manzana Jesuítica”. Para asegurar el sustento
económico de esos emprendimientos- Colegio Máximo en 1610, la Universidad en
1622, entre otros- se organizó y consolidó un sistema de estancias, establecimientos
rurales productivos ubicados en el interior de la provincia.
     Entre esas estancias, encontramos a la de Alta Gracia que, entre muchas actividades
rurales como la agrícola, se destacaba en el negocio ganadero, sobre todo la cría y
comercio de mulas, como bien ya fe explicado en párrafos anteriores.

     INTERPRETACIÓN DE FORMA: La estancia jesuítica de Alta Gracia, al igual que


la de Jesús María, posee una misma organización de espacios que se basa en un claustro
central, envuelto por la Iglesia en el sector izquierdo, un muro en la parte frontal y la
residencia en forma de L. Esto me lleva a pensar que fue llevado a cabo así porque
desde el interior se quiere mostrar una integración de espacios y una igual llegada desde
el claustro (espacio central) hacia los demás espacios. 
     Sin embargo, desde afuera, se puede percibir algo completamente distinto ya que lo
que se buscó, desde mi punto de vista, fue que la iglesia se destaque por sobre lo demás.
Esto fue realizado a través de, por un lado, la escalera elegante que levanta a este sector
de los demás, y por el otro, la decoración que recibió la iglesia, que provoca la atención
de quien circule por ahí. A diferencia de la manzana jesuítica y Santa Catalina, Alta
Gracia elevó la iglesia muy poco y no utilizó torres (pero si un campanario) para
destacar la iglesia.
     INTERPRETACIÓN DE EXTRAFORMA: Los espacios de la estancia y la manera
de la que están elevados, envolviendo el claustro, dan a pensar que buscan que quien
esté dentro se sienta cómodo y seguro. Además, esas áreas cumplen con la función de
enseñar a los indígenas las costumbres occidentales y el catolicismo, para ello les
enseñaban a leer y escribir a cambio de su mano de obra en las actividades que
financiaban estas estancias. De esta manera, es que la estancia no tiene más que los
espacios necesarios para cumplir con esto.
     INTERPRETACIÓN FINAL: Finalmente, desde mi interpretación, destaco que la
estancia tiene esa organización distributiva espacial, con ejes de simetría en el claustro
porque busca la unificación de los demás espacios, que además funcionan para brindar
protección a quienes estén dentro de la estancia.

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