Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Tema 7 Introducción - Los Valores Valen
Tema 7 Introducción - Los Valores Valen
3. Valores en acción
Hasta aquí hemos definido los valores sus características y sus tipos.
Ahora la pregunta es ¿cómo se concretan estos valores?, ¿cómo se pasan
de las grandes palabras a los hechos concretos?
Es frecuente encontrarnos con personas que dicen compartir unos
valores pero luego actúan de forma incoherente con ellos. Si alguien
realmente tiene interiorizados y reflexionados los valores su conducta
será consistente con ellos.
Un ejemplo de concreción de los valores son las normas sociales. Estas
son modos estandarizados de conducta con carácter prescriptivo que
nos dan cierta seguridad y certidumbre sobre el comportamiento de las
personas y las instituciones. Algunas normas son explícitas como las
leyes y otras implícitas como las costumbres, pero todas suelen estar en
coherencias con las creencias sociales. Puede darse el caso de que haya
discrepancia bien porque algunas normas ya han perdido su sentido
originario y por tanto el valor que les dio origen parece relegado (la
norma “tratar de Ud. A las personas mayores” ha perdido vigencia
porque el valor respeto a los mayores ha sido relegado en la escala de
valores). O también puede ser el caso de que establezcamos normas por
criterios de comodidad o eficiencia social que no refleje ningún valor
(“se debe conducir por la derecha”). Pero la mayoría de nuestras normas
sociales o grupales tiene un correlato en valores. Además es desde esos
valores desde los que juzgamos a las normas sociales y hacemos su
evaluación crítica; y cuando no coincide solemos pedir el cambio de la
norma no de los valores.
Otro ejemplo de concreción de los valores son las actitudes. Las
actitudes son disposiciones a actuar de una forma determinada. No es
la actuación en sí, sino la "disposición a". Las actitudes no tienen un
carácter prescriptivo o normativo, sino que se sienten como unos
hábitos naturales del carácter. Cuando decimos de alguien que muestra
una actitud violenta lo que estamos diciendo es que normalmente está
dispuesto a actuar con violencia, lo cual implica que entre sus valores no
está la paz y el respeto a la diferencia y a la diversidad.
Y finalmente los comportamientos son conductas observables que
manifiestan un valor. Estamos hablando de comportamientos reflexivos
no automatizados que van en coherencia con nuestras creencias
prescriptivas. Cuando nuestras acciones concretas o conductas no son
coherentes con nuestros valores nos sentimos mal y buscamos escusas
justificadoras. Es frecuente que alguien afirme que la solidaridad es un
valor clave para él, pero luego no apreciamos ninguna conducta que lo
manifieste, sino todo lo contrario. En este caso estamos ante un
mentiroso manipulador, un loco confundido, o ante una persona que
carece de libertad para actuar como quería. Las personas nos cuesta
soportar la “disonancia cognitiva”; es decir la diferencia entre lo que
pensamos y lo que hacemos.
Como se podrá deducir de lo aquí expuesto cambiar las conductas de
las personas es más fácil que cambiar los valores, pero menos
consistente. Yo puedo conseguir que mis alumnos actúen con
puntualidad si pongo en práctica las sanciones, amenazas y
recompensas que como profesor tengo. Conseguiré que todos estén
físicamente en clase a la hora de comienzo, pero … y luego ¿qué? Si en
vez de centrarme en sus conductas me centro en transmitir el valor de
la puntualidad, probablemente necesitaré más tiempo y tendré menos
garantías de que todas las personas cumplan. Pero los que lleguen
estarán por convicción y con disposición a trabajar.
Consideramos que una organización que busque fomentar la autonomía
de las personas, la lealtad crítica y el sentido de responsabilidad debe
organizarse en torno a valores y no a normas. Esto no quiere decir que
se deba obviar toda formulación normativa, sino que el centro y la
esencia de la organización debe ser un cuerpo de valores coherentes,
reconocidos y compartidos; aun cuando para el desarrollo efectivo de
algún valor se deba presentar orientaciones normativas. Podemos
identificar cuatro ventajas de organizar una organización entorno a
valores:
- Los valores llevan implícitos aspectos cognitivos y emotivos. Los
valores se dirigen a generar adhesión y compromiso de la voluntad;
apelan a la razón y al “corazón”. Por su parte, las normas buscan que
se actúe de acuerdo a la norma; que se realice la acción
independientemente de la intención del agente. Las personas se
apasionan con los valores no con las normas.
- Los valores son más flexibles y son más adaptables a las situaciones
concretas. Mientras que el objetivo de las normas es estandarizar las
conductas en situaciones concretas, los valores pretenden
homogeneizar las motivaciones de la acción – el por qué las personas
hacen las cosas –, de manera que aunque cambien las circunstancias
concretas se pueda responder creativamente – y no mecánicamente
– desde la misma convicción.
- Estables. La anterior cualidad de flexibilidad va unida a la cualidad
de la estabilidad. Cuando los valores se han interiorizado y llegan a
asumirse reflexivamente, el proceso de cambio exige un periodo de
tiempo considerable.
- Y una última ventaja, no por ello menos importante, es que los
valores dejan mayor espacio a la libertad personal. Mientras que en
el caso de las normas suele darse una obediencia acrítica, la
realización de los valores exige la participación activa y creativa de las
personas. Con lo que necesariamente estamos fomentando el
compromiso ético personal y la reflexión sobre las cuestiones éticas.
► Resumen ◄
En este tema nos hemos centrado en reflexionar sobre el papel de los
valores éticos en la toma de decisiones. Hemos empezado definiendo y
clasificando los valores. Los valores son creencias que nos marcan las
pautas de actuación. Valores hay de muy diverso tipo, estéticos,
económicos, etc. pero a nosotros nos interesa especialmente los valores
morales. Estos valores tienen tres características esenciales: dependen
de la libertad humana, sólo se pueden aplicar a las personas y
contribuyen a hacer más humana nuestra convivencia.
El siguiente paso es reflexionar sobre cómo esos valores se encarnan en
las decisiones concretas que tomamos en el ámbito organizativo. Pero
antes de ver qué valores están detrás de las decisiones hay que pensar
sobre las posibles barreras de la cultura y la estructura organizativa para
una toma de decisiones responsables. Una vez identificadas ya podemos
empezar a buscar criterios que, inspirándose en valores, nos ayuden a
tomar decisiones correctas.
[1] Cf. José Ortega y Gasset, “Introducción a una estimativa. ¿Qué son los valores?”, en Obras Completas,