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En el estudio de las ciencias y especialmente del cuerpo humano cabe destacar dos
grandes nombres, el de Vesalio y el de Leonardo da Vinci.
Vesalio En 1543 publicó en Basilea su obra en siete volúmenes “De humani corporis fabrica”,
sobre la estructura del cuerpo humano. En la especialidad de odontología, fue brillante en
descripciones e ilustraciones de las piezas dentales y de la anatomía de la cavidad oral.
Vesalio penso que devia seguir a Galeno: estudio de los músculos; venas, arterias y nervios;
y vísceras. Sin embargo, la concepción no es la misma exactamente.
Leonardo da Vinci (1452-1519). Este genial personaje histórico fue pintor, arquitecto, artista,
botánico, científico, escritor, filósofo, escultor, ingeniero, inventor, músico, poeta, urbanista
y anatomista.
Empezó a fijarse y estudiar la boca y los dientes ya que estos le servían para dar carácter a
sus personajes tallados en mármol o pintados en lienzos y murales.
Se adoctrinó en la composición del cuerpo humano, los músculos, huesos, nervios y vasos
sanguíneos de la cara; además contabilizó el número de dientes y su disposición, con esto
conoció las consecuencias fisonómicas de la desdentación, las arrugas, rictus y vacíos.
Leonardo da Vinci estudio el cráneo con gran detalle, llegando incluso a describir el seno
maxilar 150 años antes de Nathanael Highmore. Describió con pormenores los dientes y por
primera vez estableció distinción entre molares y premolares. Interesantes son sus cortes
transversal y sagital del cráneo.
En el primero (mezcla de uno y de otro) puede verse el interior de la cavidad craneal, el
cigoma y los maxilares parcialmente desdentados (faltan los caninos y varios molares). En
el sagital se observan el seno frontal y el seno maxilar.
En sus ilustraciones muestra como abrir una ventana para observar el seno maxilar y la
cavidad del ojo. Gracias a los avances en el estudio de la anatomía la cirugía tomó una
nueva dimensión. No obstante, no conocemos ninguna bibliografía de como reparar
o sustituir las piezas dentales dañadas o perdidas.
Si tenemos constancia del diseño de un inteligente soporte para la barbilla en los casos de
fractura de maxilares, que consistía en una copa de cuero sujeta con cintas a la parte
alta de la cabeza; se observó que cuando los maxilares sufren una fragmentación se
deben colocar de nuevo los dientes del paciente en su posición original y unirlos con
alambre.
Avances en cirugía
Existía una rivalidad entre barberos y cirujanos en las cuales ambos bandos recurrían a la
descalificación y gran cantidad de críticas de un bando al otro tendiendo este conflicto su
clímax en el siglo XV. Esta rivalidad fue finalizada por Enrique VIII ya que este creo la Royal
commonalty of barber –surgeons (la comunidad real de cirujanos barberos). Enrique VIII les
concedió la carta real en la cual delimitaba los campos de ejecución de cada grupo
(cirujanos y barberos): los cirujanos ya no afeitarían ni cortarían el pelo y los barberos no
realizarían más cirugías. Las únicas actividades las cuales estos compartían eran la
extracción de molares, aplicar ventosas y sanguijuelas además de hacer sangrías.
En 1530 se crea el primer libro Artzney buchlein wider allerlei krankeyten und gebrechen der
tzeen (Opúsculo de medicina para todo tipo de desarreglos y enfermedades de los dientes)
dedicado exclusivamente a Odontología, fue escrito en Alemán, está dirigido a barberos y
cirujanos que trataban la boca y no a los médicos con estudios universitarios.
Se basaba en escritos de Galeno, Plinio, Celso, Avicena y otros escritores clásicos y árabes,
constaba de 44 páginas. Y los temas eran como el fresado de dientes careados y su
empaste con oro, higiene oral, fumigación de los dientes con semillas de Beleño para
destruir gusanos y extracciones.
El libro fue escrito en anónimo ya que la odontología era considerada una profesión de
baja categoría.
Walter Ryff, cirujano de dudosa reputación, 14 años más tarde publicó la primera
monografía para profanos sobre odontología, constaba de 61 páginas. Trataba
de Instrucciones útiles sobre cómo mantenerse sano, fortalecer y revigorizar los ojos y la vista,
con más instrucciones sobre la forma de mantener la boca fresca, los dientes limpios y las
encías firmes. Está dirigido a un amplio público no profesional, se estimulaba la práctica de
higiene y tratamiento dental.
En esta época los avances se estancaron por las continuas incursiones de las tribus bárbaras
germánicas del norte. Éstas destruyeron ciudades completas, tesoros, culturas, comercio y
sobre todo vidas humanas
El hombre más culto de este tiempo de su tiempo fue el obispo Isidoro de Sevilla, quien
compiló su enorme Etimologías, una enciclopedia sobre los orígenes de las palabras.
Describió la dentición usando el termino praecisores para los incisivos. Repitió el error de
Aristóteles, de que los hombreas poseían 32 piezas dentales, mientras que las mujeres tenían
solo 30.
La baja Edad Media en Europa Occidental (XIII-XVI)
Durante los siglos XIII y XIV el curriculum medico seguía basándose en los textos de antiguos
autores griegos y romanos traducidos a un latín rudimentario.
No existía enseñanza clínica de ningún tipo hasta el siglo XIV donde se practicaba la
disección, la cual fue adoptada de la escuela de derecho, éstos la usaban como una
evidencia legal.
El mítico gusano dental era considerado aun como el culpable del dolor de muelas. Como
tratamiento se aplicaban soluciones liquidas muy elaboradas en forma de gotas para
eliminar al gusano. Siguiendo los métodos de los autores árabes, lo especialistas aplicaban
ácidos duros como el agua fuerte, protegiendo cuidadosamente el resto de la boca de
posibles quemaduras. Un método innovador de protección, el cual consistía en la
fabricación de una pequeño dique aislante (cofferdam), de cera alrededor de la muela
cariada antes de llenarla con líquido cáustico. Hoy se sabe que cualquier alivio que
producía esta aplicación era debido a la destrucción de los nervios de la pulpa dentaria.
Sin embargo, los dentistas atacaban generalmente al gusano dental por fumigación con
semillas de puerro y beleño, que se mezclaban con cebo de oveja formando diminutas
bolas.
El auge de la cirugía
Tarea que fue puesta en manos de los barberos, ya que como bien se sabe los monjes
tenían prohibido realizar operaciones, esto fue introducido en el edicto del concilio de Tours
en 1163.
En 1210, en Paris, se organizó el gremio de los barberos, algunos de estos quisieron aumentar
sus conocimientos ante los otros, por lo que se produjo una división entre cirujanos (o
cirujanos de bata larga) y barberos llanos, estos últimos no podían practicar la cirugía sin
examinarse de antemano ante los miembros del primer grupo, esto se produjo por varios
decretos reales que surgieron en el S. XIV.
Guy de Chauliac
Bibliografía: