Está en la página 1de 6

Redacción interesante

¿Qué es la vida?
La vida es una organización molecular que tiene la capacidad de nacer, nutrirse del
medio, crecer, reproducirse por si mismos y morir. Con el tiempo, estos seres tienen la
capacidad de adaptarse al medio, con lo cual evolucionan.

¿Cómo se formó la vida?


La hipótesis más aceptada es que hace 4.000 millones de años, existían las condiciones
favorables en los océanos terrestres llenos de aminoácidos, para que se unieran muchos
átomos de carbono formando nucleótidos, que no duraban mucho tiempo. Hasta que, de
repente, mediante un largo proceso de ensayo y error, apareció una molécula cubierta de
una membrana de ácidos grasos que podía hacer copias de sí misma. Esta molécula es
nuestro último antepasado común universal, conocida como LUCA.
Su origen se sospecha que tuvo lugar cerca de una fuente hidrotermal. Con lo cual
obtenía la energía del calor, utilizando la materia de sales del medio. Este pequeño
organismo ya era capaz de guardar información genética para transmitirla, pues contaba
con un ADN (la molécula maestra de la vida en la tierra). Contaba también con el ARN,
encargado de traducir la información en proteínas. De esta forma se producían replicas
moleculares.
Curiosamente, estas réplicas no eran idénticas, pues la enzima poliomerasa del ADN
puede cometer errores, aunque es raro que lo haga. Todo apunta a que debido a las
condiciones químicas del medio (radioactividad, luz ultravioleta del Sol y otras
sustancias químicas) se producían mutaciones en las copias de ADN. Esto hacia que
hubiese variabilidad genética. Mediante el proceso de selección natural, los organismos
con las mutaciones más adecuadas al medio sobrevivieron. Es lo que llamamos
evolución. Estos organismos comenzaron a volverse más complejos. La máquina de la
vida había comenzado.
De LUCA, surgieron todo tipo de microorganismos, y de estos las plantas y los
animales. Esto nos hace darnos cuenta de que después de todo, todos somos hermanos y
venimos del mismo ancestro común.
En un largo proceso de mutación y adaptación, hemos recorrido un camino de más de
4.000 millones de años hasta llegar a nuestros días. Somos seres compuestos de
millones de átomos y moléculas.
Pero la vida no consiste en la cantidad sino en la forma en que estos átomos se juntan.
Somos unas complejas maquinarias surgidas de la materia cósmica.
¿Quién la formó?
La vida en nuestro mundo nos resulta demasiado perfecta para que haya surgido, así
como así. El proceso de la evolución requiere que las mutaciones sean bajas, pero no
demasiado. Si no existe variabilidad genética significa que no hay variedad de
organismos para adaptarnos la medio. Sin embargo, tampoco deben ser demasiado
elevadas, pues se perdería la herencia adquirida. De manera que la vida exige un
equilibrio entre mutación y selección.
Esto da que pensar. El proceso de la formación de la vida es demasiado preciso. Parece
que haya sido diseñada mucho antes, o haya venido de otro lugar.

PANSPERMIA
La teoría de la panspermia sugiere que organismos simples pueden sobrevivir a las
inclemencias del cosmos y viajar a través de cometas y asteroides. Y pueden sembrar
los planetas de vida, si se dan las condiciones adecuadas.
No obstante, el espacio es un medio muy hostil en largos períodos de tiempo, incluso
para los organismos extremófilos.

Teoría de la panspermia dirigida


Según esta teoría, seres de otros mundos podrían sembrar la vida en planetas adecuados.
Ya sea mediante microorganismos, y esperar que prosperen, o una hibridación que
llevaría a la inteligencia, como el cruce con las especies nativas. Ya hay científicos que
proponen sembrar vida en otros planetas, como en Marte y esperar su evolución.

Teoría de la Panspermia Suave


Esta teoría plantea que no son los organismos los que siembran la vida, si no el material
químico. Los bloques básicos de la vida que esperan pacientemente en nebulosas, donde
se formarán estrellas y planetas. De esta forma, viajarían a bordo de asteroides y
cometas, para acabar en océanos de agua líquida, en alguna sopa prebiótica de algunos
planetas, que dará lugar al proceso de selección natural y la puesta en marcha de la
maquinaria de la vida. Esta teoría suena más convincente.
Es más, sabemos que los aminoácidos son las estructuras básicas para la construcción de
las moléculas de proteínas, y, en definitiva, nuestro ADN.
Un ejemplo es el caso del cometa Wild 2, donde se encontraron aminoácidos esenciales
que necesitan la vida (como la glicina o el fósforo), fundamentales para la formación del
ADN y las membranas celulares.
Las condritas carbonáceas son otro claro ejemplo de meteoritos muy ricos en elementos
orgánicos y con presencia de aminoácidos.
Susana Iglesias Groth encontró naftaleno en una estrella en la constelación de Perseo.
Después de ese hallazgo, los científicos generaron 13 aminoácidos de los 20 que
necesita la vida. Aparte del naftaleno, el hielo, el amoníaco y la radiación ultravioleta
son elementos químicos imprescindibles para el desarrollo de la vida, y se encuentran
presentes en todo el universo.
Parece ser pues, que los elementos de la vida están presentes en todas partes y que gran
parte del material que originó a los organismos aquí en la Tierra pudiera venir del
espacio.
De todas formas, a pesar de la variedad de elementos presentes en el universo, y
teniendo en cuenta las condiciones relativamente óptimas de los océanos terrestres,
resulta muy complicado que todos los elementos se unan en su justa medida aun estando
en un medio con las condiciones adecuadas. Y lo más extraño, que genere algo tan
complejo como la vida.
Se podría pensar, que por simple ensayo-error, llega un momento en que se origina algo
parecido a un ser vivo.
Pero en nuestro universo, no todo vale. Existen unas leyes universales que ponen límites
a la formación de objetos y galaxias.
-La velocidad de la luz es la máxima en nuestro universo, y no se puede superar
(299.792.458 m/s)
-La constante gravitatoria universal de Newton determina la intensidad de gravedad de
los cuerpos y no se puede variar.
Cualquier cambio en nuestro universo, haría colapsar a tal complejo sistema.
-El equilibrio de las cuatro fuerzas fundamentales permite a la materia unirse y al
mismo tiempo seguir transformándose con cambios lentos, pero significativos.
Con estos límites, han podido surgir algo tan complejo como los seres vivos, y, lo que
es más, la conciencia y la inteligencia. Lo que nos lleva a una conclusión: el universo ya
contenía la información para crear algo tan complejo como la vida. Así como los seres
vivos transmitimos información con nuestro ADN, y evolucionamos, el universo se
podría considerar un gigantesco ADN, donde la información para generar los seres
vivos ya estaba presente. Esa podría ser su finalidad: adaptación y evolución para
sobrevivir. La vida es una evolución del mismo cosmos. Y aun así la vida es solo un
parpadeo momentáneo de este asombroso universo.
Hablemos de mecánica cuántica
La mecánica cuántica nos da la clave para resolver este enigma. Según el físico Vlatko
Vedral de la universidad de Oxford, no nos rodean fragmentos de materia y energía,
sino que dbemos pensar en ellos como bloques de información. Las partículas estarían
en posición de estados y trabajarían como 1 y 0. Como bits de información llamados
kBits. Un gran programa sofisticada que crearía una red cuántica por todo el universo
que espera ser descodificado. Igual que nuestras computadoras basadas en código
binario transforman esa información en imágenes, vídeos, sonidos y letras, en nuestro
universo ocurriría algo parecido. Sería como un Wi-Fi, un internet cósmico.
Las unidades de información estaría por todas partes y los organismos procesarían esa
información descodificándola, dando forma a percepciones de todo tipo que crearían el
mundo a nuestro alrededor.
Se puede comprobar que aunque nuestros cerebros hayan evolucionado en la Tierra, los
animales ven y perciben colores diferentes a nosotros. Incluso el pasar del tiempo.
Descodifican la información del universo de otra forma.
Esa información debía estar presente en el Big Bang. Incluso anterior al espacio-tiempo.

Panspermia Cuántica
En el inicio de todo, en el Falso Vacío ya debía estar esa información contenida para
crear el Big Bang, las estrellas, galaxias, hasta llegar a nosotros. Sin esa información,
nunca hubiésemos aparecido. Sin información no habría nada.
Igual que el primer organismo LUCA con su ADN, el universo podría ser un gigantesco
ente de energía que contendría la información de todos nosotros, su ADN cósmico, que
cambia y evoluciona. Hasta que un día, surgen las condiciones óptimas para iniciar el
universo y sus seres vivos. Igual que LUCA se encontró nuestra Tierra.
El universo crea patrones e interacciones entre las partículas cuánticas, haciendo que
evolucionen hasta los seres vivos. Es como un programa que aprende, se autocorrige y
se adapta.
Según Kevin Landsman de la Universidad de Maryland, la información nunca se pierde,
y fluye a través de todo el universo y posiblemente en el conjunto de multiversos.
No venimos de la nada, el ADN cósmico contendría toda la información del Vacío
Cuántico, las variables para que surjan los universos, sus leyes físicas, la evolución y los
seres vivos. Ese ADN cósmico podría crear otros universos, cuya finalidad sería
adaptarse y sobrevivir. Los seres vivos no serían más que mediadores en esa red
cuántica transmitiendo información continuamente. Y aunque las civilizaciones sean
efímeras, ya hemos servido para su propósito y es enviar información a todo el conjunto
del cosmos a través de nuestras interacciones.
Nosotros somos materia estelar contemplándose así misma. Nuestro objetivo es
sobrevivir al cosmos y superar sus grandes filtros, interactuando, conviviendo y
aprendiendo. Haciendo al cosmos más complejo.
Viviendo el mayor tiempo posible. Está inscrito en nuestro ADN.

Teoría de los Universos Cíclicos


Roger Penrouse propone esta teoría, según la cual, la información contenida en nuestro
universo podría haber sido heredada de otros universos anteriores al nuestro. Pero para
crear universos partimos del Falso Vacío Cuántico, dónde solo hay fluctuaciones con
partículas que aparecen y desaparecen de la existencia continuamente devolviendo la
energía al vacío, en una especie de incertidumbre en la que los estados están
entrelazados.
En el mundo cuántico no se puede decir que exista algo hasta que no se ha observado.
Un fotón mantiene su estado de onda o partícula hasta que es observado. Y es entonces
cuando decide por uno de esos dos estados. Cuando se observa, el sistema colapsa en
uno solo. Esto se comprobó en el experimento de la doble rendija. Por lo tanto, nuestra
interacción con el medio es fundamental para que surja el universo.
Cuánticamente hablando, es imposible saber la posición de una partícula, según el
principio de determinación de Heisenberg y siempre está esperando la observación
consciente para que influya en la partícula con su mente. Al fin y al cabo, es energía,
para que las ondas de probabilidad se manifiesten en algo físico. Si la mente afecta a las
medidas, la consciencia está relacionada con el mundo cuántico.
Stuart Hameroff y Roger Penrouse creen que la conciencia y el cerebro son entidades
separadas. En el cerebro la conciencia debe originarse mediante procesos cuánticos
dentro de las neuronas, y eso significa que nosotros estaríamos interactuando sin saberlo
con la red cuántica del universo. Esto también ha sido predicho por los físicos Hans
Geesink y Dirk KF Meijer. La conciencia de los seres vivos podría dar lugar a patrones
que se repitiesen en la red cuántica. Después de morir, quedaría nuestra información
para crear otros seres vivos.
Esto nos lleva a una conclusión desconcertante. Si antes de nuestro universo
macroscópico, solo existían fluctuaciones cuánticas aleatorias en el Falso Vacío, y todo
estaba regido por leyes cuánticas, era necesario algún tipo de observador para decidir
sobre un estado u otro. Algún tipo de consciencia debía interactuar en ese Vacío
Cuántico para crear el universo.
Nuestro universo se considera actualmente un campo unificado aislado y que entra en
coherencia con el observador. La singularidad inicial, era de tipo cuántico y contenía
toda la materia y energía actual de nuestro universo a una densidad infinita y
temperatura muy elevada de tamaño microscópico y todas las partículas que conocemos
que forman los átomos eran pura energía. Las cuatro fuerzas fundamentales estaban
unidas y regidas por los efectos de la gravedad cuántica (aun desconocida). El todo,
podría estar en un estado aleatorio hasta que una consciencia global determinara por
unos de esos estados, e iniciara el proceso. Una consciencia universal que contendría
toda nuestra información en forma de ADN, todos los universos, nosotros mismos y
otras formas de vida que no nos podemos ni imaginar.
La conciencia pudo ser determinante desde el mundo cuántico para iniciar el Big Bang,
con leyes muy diferentes y llegar al universo macroscópico que conocemos. Hasta
entonces, el Todo estaría en un limbo de superposición de estado.
Si esta hipótesis es correcta ahora hemos despertado de nuevo la consciencia en el
macrocosmos. Nos hemos convertido en obstinados navegantes en océanos de
incertidumbre. Aprendiendo del medio en el que viven pero con otras leyes. Es como si
deseáramos volver a nuestros orígenes. Hemos olvidado un pasado remoto. Más allá del
tiempo y del espacio, donde quizá fuimos algo más. ¿Fue un accidente o simple
curiosidad?
Lo que es seguro es que el universo evoluciona, quiere volver a lo que fue, y al mismo
tiempo no destruirse. Desesperadamente necesitamos existir, no dejar al universo morir.
La vida en la Tierra solo puede ser un estadio más de una gran consciencia superior con
la información de todo lo que hemos sido, lo que somos y lo que seremos. Nuestra tarea
en cada generación es recuperar algo más de lo que fuimos, la creación y la perfección.

También podría gustarte