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Según el Banco Mundial, el sector automotriz de Irán constituye el 10% del PIB de su
economía. Este sector da trabajo a 700 000 trabajadores, lo que supone el 4% del total de
trabajadores activos del país.
Las sanciones supusieron un duro revés para la industria automotriz de Irán. La producción
anual de coches cayó de 1.5 millones a 700 000 unidades, y los precios subieron hasta un
300%. Sin embargo, después del levantamiento de las sanciones, el sector vuelve a cobrar vida
y el gobierno tiene previsto alcanzar la producción de tres millones de coches al año en 2021.
El gobierno quiere impulsar la privatización y la competitividad del sector para entrar en el
mercado mundial de automóviles. Para lograr estos objetivos, Irán necesita colaborar con
fabricantes internacionales.
Como mercado, Irán lleva varios años creciendo en la demanda de automóviles. Incluso con las
sanciones, en Irán había un mercado pujante para coches. Según la Organización Internacional
de Constructores de Automóviles (OICA), la venta total vehículos, incluido los vehículos
comerciales, en Irán coloca a este país en el puesto 13en el mercado mundial. En 2011, con
cerca de 1.7 millones de ventas registradas, Irán ocupó el puesto 11 en el mercado mundial.
Debido a los aranceles elevados, la importación de coches terminados al país está limitada. En
el año iraní 1393 (marzo de 2014 a marzo de 2015) se permitió importar 102 000 coches, lo
que supone un aumento del 31% con respecto al año anterior. No obstante, el régimen
actual está relajando las tarifas arancelarias. Recientemente ha bajado los aranceles para
vehículos híbridos a solo 4%.
Con el levantamiento de las sanciones, Irán puede convertirse en una potencia regional del
sector y un centro en venta y exportación de coches. Las compañías europeas -las europeas
quieren competir con los fabricantes chinos en el mercado iraní- Renault, Peugeot, Mercedes y
Volvo han declarado su interés en utilizar Irán como centro de exportación de sus productos a
los países vecinos como Irak, Azerbaiyán, Siria y Afganistán.
Si las ventas alcanzan los objetivos del gobierno iraní (dos millones en 2020 y tres millones en
2025), los fabricantes iraníes necesitarán importar algunos componentes, lo que supone
una oportunidad para los fabricantes europeos.
Solo una semana después, la multinacional francesa PSA firmó un acuerdo de inversión
conjunta valorada en 400 millones de euros al 50:50 con la compañía iraní Irán Khordad (IKCO),
en cuyas instalaciones en Teherán se empezará a producir inicialmente 100 000 vehículos al
año desde finales de 2017, y con previsión de doblar esta producción un tiempo después. Por
su parte, IKCO utilizará la plataforma PF1 de PSA para desarrollar sus propios modelos. PSA
calcula que el mercado iraní recuperará en 2018 su nivel de producción del 2011 y alcanzará
los dos millones de unidades en 2022.
Irán produjo 1.1 millón de vehículos ligeros en el año iraní 1393 (2014-2015). Esta cantidad
supone un incremento de 52.6% con respecto al año anterior. En 2016, la producción puede
alcanzar los 1.35 millones unidad de coches.
Hay siete grupos manufactureros que producen vehículos ligeros en Irán. IKCO y SAIPA
dominan este sector con un 91.6% de la producción total.
Como consecuencia de estas exenciones, el acuerdo que IKCO firmó con PSA en enero de 2016
incluye una cláusula que exige que al menos el 30% de la producción de la nueva inversión
conjunta debe ser exportada, para darle a Irán la oportunidad de convertirse en un centro del
sector automotriz en la región.
En relación con este acuerdo, algunos detalles del pacto con PSA han suscitado serias
preocupaciones en lo que se refiere a la duración del acuerdo. El motivo de la discordia está en
que toda la producción de PSA en Irán se basa en la plataforma PF1, y PSA tiene previsto
reemplazar esta plataforma por otra. Esta decisión en potencia dejará otra vez a la industria
iraní con una tecnología obsoleta si no se hace inversiones para asegurar el ciclo de vida en la
producción. Los productos que se fabrican con tecnologías obsoletas tienen menos atracción
para los mercados de los países del entorno y obstaculizan los esfuerzos realizados por Irán
para convertirse en un centro regional de la industria automotriz.
IKCO: Pese a los efectos negativos de las sanciones sobre el mercado, IKCO siguió dependiendo
de productos de fabricantes occidentales para su producción en 2014-2015. Las marcas
Peugeot, Renault y Suzuki constituyen de forma conjunta el 63% de su producción. Peugeot
lleva el 61% de la producción con más de 369 000 vehículos producidos. Incluso los nuevos
modelos de producidos por LKCO como Samand y Runna dependen de la transferencia de
tecnología de PSA.
SAIPA: A diferencia de IKCO, SAIPA no dependió tanto a los productos de marcas occidentales
para su producción en 2014-2015. El volumen principal del producto de SAIPA es Nasim/Saba,
que es la versión antigua de Kia Pride, que a su vez estaba basado en el modelo de Mazda 121
de los finales de la década de 1980. El modelo Nasim/Saba es el vehículo más producido en
Irán.
Aparte del modelo Nasim/Saba, su principal relación externa durante años ha sido con Renault
y Nissan. Su filial Pars Khordad construye el modelo Tondar90, una versión local de Renault
X90, y antes de las sanciones había ensamblaba el Renault Megane. Pars Khodro y su filial
Zamyd han fabricado varios modelos de Nissan durante años.