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Carrera de Recursos Humanos - Modalidad a Distancia

Nombre de la materia: ECONOMÍA

Profesores: GABRIEL POGLIANI y CLAUDIO DUFFORT

Unidad: II

Clase: 4

¡Bienvenidos!

Tema: Precios y mercados


Los precios relativos y absolutos. El sistema de precios. Funciones. Los mercados.
Concepto. Delimitación. El poder de mercado. Clasificación: competencia perfecta,
monopolio, oligopolio y competencia monopolística.

Objetivos:
Esta semana vamos a:
 Conocer la función que tienen los precios en una economía de mercado.
 Distinguir entre las diferentes estructuras que un mercado puede adoptar.

Desarrollo:
1. Los precios de los bienes y de los servicios de factores productivos

A través de información que surge de los mercados podemos conocer el valor que la
sociedad le otorga a cada bien o servicio de un recurso productivo y, de esta manera,
conocer el precio del mismo en relación al de los demás bienes, es decir su precio relativo.
Podríamos decir, por ejemplo, que un jean vale aproximadamente diez veces lo que vale 1
kg. de carne o la cuarta parte de un saco y, a partir de esto, estamos en condiciones de
realizar el intercambio entre los mismos.

El funcionamiento de una economía de mercado depende, precisamente, de la disposición


de este tipo de información y, si supusiéramos que por un momento desaparecieran todos
los precios relativos nos encontraríamos con que la vida económica no podría continuar tal
como hoy la conocemos, ya que no sabríamos con que base deberíamos intercambiar los
bienes ni sobre cual otra emplear los servicios de los factores productivos.

También es posible hacer que el conjunto de los precios relativos sea expresado en
términos de un solo bien al que la sociedad establece como numerario, por ejemplo, si
considerásemos como tal a un kilo de pan todos los demás precios deberían ser expresados
como múltiplos o fracciones del mismo.

En nuestra vida diaria el bien que utilizamos como numerario es el dinero y, a través del
mismo expresamos el valor que le asignamos a cada uno de los bienes, en este sentido
podemos decir que el precio absoluto de un bien es su relación de cambio por dinero (el
número de unidades monetarias necesarias para adquirir la propiedad de una unidad del
bien en cuestión).

Debemos aclarar que el precio de un bien surge cuando se produce el intercambio, es decir
está dado por la cantidad de dinero al cual efectivamente se produce la transacción y no
por el precio que pide en forma unilateral el potencial vendedor, denominado precio de
oferta, o el que está dispuesto a pagar el potencial comprador, llamado precio de demanda,
en realidad los precios de oferta o de demanda son un ejemplo de precios que todavía no
lo son.

2. El sistema de precios

El conjunto de todos los precios de los bienes y servicios de factores conforman el sistema
de precios, el cual constituye el mecanismo de orientación que impide que las economías
de mercado operen en forma desorganizada, permitiendo la producción y el intercambio. El
empresario que pretende iniciar la producción de un determinado bien debe adquirir bienes
intermedios a otras empresas y contratar los servicios de factores productivos y en todos y
cada uno de los casos pagar un precio por su utilización. Si se procede a sumar los montos
percibidos por los propietarios de cada uno de dichos insumos obtendremos el costo de
producción del bien y una cuestión crítica para cualquier actividad económica consiste en
saber si el precio al cual puede ser vendido el mismo se adecua a dichos costos; si los
supera será conveniente producirlo pero si es inferior tarde o temprano se deberá concluir
con la actividad.

Precisamente esta relación entre los precios a los cuales se pueden vender los bienes y los
precios de sus insumos es lo que permite determinar qué bienes y cómo serán producidos.
La sumatoria de los salarios percibidos por los trabajadores, la renta (alquileres) de los
propietarios de los recursos naturales, los intereses percibidos por los propietarios del
capital y los beneficios de los empresarios constituye el ingreso de las familias y son éstas
las que resuelven la forma en que lo gastarán en la compra de los bienes que necesitan
para satisfacer sus necesidades y su decisión también se basa en las señales que emiten
los mercados.

De lo expuesto se infiere que las dos funciones básicas del sistema de precios son, en
primer lugar, la organización de la producción y, en segundo lugar, la distribución del ingreso
y permitir la apropiación del producto real.

- Organización de la producción: sabemos que todos los sistemas económicos deben


decidir qué bienes serán producidos y cuáles serán las características que tendrá la
estructura de su producción y, en consecuencia, cómo van a ser asignados los recursos
productivos para obtener las cantidades adecuadas de los mismos. El objetivo básico de
cualquier sistema económico debería ser evitar la producción de bienes no deseados ni
cantidades incorrectas de los que sí son deseados por los consumidores y de hacer que las
unidades productivas logren una utilización eficiente de los factores disponibles. La
búsqueda simultánea de la maximización de la satisfacción por parte de los consumidores
y del beneficio por los empresarios son los elementos que determinan la estructura del
sistema de precios y ello posibilita la organización de la producción asignando los factores
productivos en función de sus precios de manera que las empresas puedan optimizar sus
utilidades produciendo, en cantidades adecuadas, aquellos bienes que son más
demandados.

- Distribución del ingreso y apropiación del producto real: el conjunto de bienes que cada
familia está en condiciones de adquirir depende de su ingreso real el cual está relacionado
con la cantidad y la calidad de los factores que le pertenecen, con los precios que pueden
ser obtenidos por el servicio que ellos prestan al ser utilizados por la empresas durante los
procesos productivos, con las políticas regulatorias y de ingresos aplicada por el estado y
con los precios a los cuales pueden ser comprados los bienes.

Los consumidores se enfrentan, en forma permanente, a una amplia cantidad de bienes y


la forma en que gastan sus ingresos establece un orden o estructura de precios que refleja
los valores relativos vigentes para el público consumidor.

Es decir, cada peso que es gastado por la sociedad es un indicador sobre qué debe ser
elaborado y cómo han de producirse los bienes y los cambios en las preferencias de los
individuos provocan a su vez cambios en dicha estructura por lo que, consecuentemente,
son diferentes las señales que percibe el conjunto de las unidades productivas para
desarrollar su actividad.

3. Los mercados

Son instituciones sociales que permiten el encuentro de grupos de compradores y


vendedores para puedan intercambiar bienes.

No es necesario que se trate de un lugar físico como un supermercado o una feria, lo


importante es que los oferentes y los demandantes de una determinada mercancía o
servicio realicen las transacciones a partir de las cuales se determinan, de manera
simultánea, los precios y las cantidades intercambiadas.

Existen diferentes tipos de mercado, de bienes finales (de consumo o de capital), de bienes
intermedios y de servicios de factores. Todos ellos difieren en muchos aspectos, pero
comparten ciertos rasgos que pueden ser analizados en forma sistemática y juzgarse sus
logros en términos de eficiencia y equidad.

3.1 La delimitación del mercado

El concepto de mercado supone que es posible trazar límites que lo definan para cada caso
en particular de tal manera que estemos en condiciones de conocer quiénes son los
compradores y los vendedores que están dentro del mismo y quienes están fuera y cuáles
son los bienes que se intercambian en el mismo y cuáles no. En este sentido todos los
mercados tienen dos dimensiones principales:

- El tipo de bien con el cual se realizan las transacciones.

- El área geográfica que abarca.

Delimitación del mercado según el tipo de bien

El criterio para distinguir por el tipo de bien entre un mercado y otro es el grado de
sustituibilidad. Cuando los bienes son altamente sustituibles entre sí pertenecen al mismo
mercado (todos los demás bienes están afuera). Como esta característica es una cuestión
de grado nos veremos ante la necesidad de establecer rangos dentro de los cuales los
bienes resultan (o no) buenos sustitutos entre sí.

Por ejemplo, si los compradores están dispuestos a sustituir con facilidad en su consumo
entre carnes vacunas, porcinas u ovinas, porque las consideran buenos sustitutos entre sí,
estaremos en presencia de un único mercado de carnes rojas. En cambio si las consumen
en ocasiones o situaciones diferentes, estaremos en presencia de tres mercados
claramente delimitados.

Delimitación del mercado por el área geográfica

El área geográfica es aquélla dentro de la cual se realizan los intercambios, es decir donde
los demandantes buscan y/o los vendedores ofrecen sus productos.

Desde este punto de vista, existen mercados locales, regionales, nacionales,


internacionales y globales, aunque hay que reconocer que las continuas mejoras en las
comunicaciones hacen cada vez menos nítidas las diferencias entre unos y otros.

El comportamiento de los participantes en cuanto a sus desplazamientos, así como los


costos de transporte en relación con el precio del bien, limitan la extensión geográfica del
mercado y también lo hacen los problemas logísticos. Sin embargo, pueden existir
compradores que estén dispuestos a hacer largos viajes para comprar el bien que les gusta
o empresas que realizan ventas fuera de la frontera de “su mercado” sin sufrir por los costos
de transportes.

Por esta razón, el área que está “dentro” del mercado no suele distinguirse de la que está
“afuera” porque en ella se realizan las transacciones y en la otra no, sino porque en la
primera las transacciones son más frecuentes que en la segunda y, al igual que en el caso
de la sustituibilidad, la frecuencia es una cuestión de grado.

3.2 La competencia efectiva y el poder de mercado

Se dice que en un mercado existe competencia efectiva cuando su funcionamiento entraña


el encuentro entre partes que poseen similar poder de negociación, ejerciendo una presión
recíproca que los obliga a desempeñarse del modo más eficiente posible.

Para que haya competencia efectiva debe existir una razonable paridad entre los
competidores y ser suficientemente numerosos como para que a los concurrentes les
resulte imposible ponerse de acuerdo y formar una coalición con el propósito de manipular
el mercado, además, ninguno de los participantes (comprador o vendedor) se encuentra en
condiciones de fijar precios arbitrariamente altos (o bajos), ni expulsar a sus rivales del
mercado si no es por haber previamente logrado un nivel de eficiencia superior.

La inexistencia de barreras de entrada favorece la existencia de competencia efectiva,


incluso cuando el número de participantes no sea elevado, ya que la simple posibilidad de
nuevos competidores puede hacer que se comporten como si ya estuviesen presentes.
Por el contrario, no existe competencia efectiva cuando uno o unos pocos participantes
dominan el mercado, lo cual se refuerza si pueden formar una coalición entre ellos y si se
presentan limitaciones a la entrada de nuevos competidores. En este caso, los participantes
que detentan tal dominio disponen de “poder de mercado”.

El poder de mercado permite disponer de la capacidad para fijar precios superiores (o


inferiores) a los que regirían bajo condiciones de competencia efectiva y también la
posibilidad de obtener a largo plazo beneficios superiores a los normales. En algunos casos,
la disparidad entre las firmas rivales permite a los más poderosos desarrollar estrategias
tendientes a expulsar a las demás del mercado o a absorberlas.

La existencia de bienes sustitutos cercanos (producidos dentro del mismo sistema


económico o bien en el resto del mundo) debilita el poder de mercado de los oferentes,
debido a que los demandantes del bien tienen la posibilidad de desplazarse cuando lo crean
conveniente hacia las firmas competidoras.

4. La estructura de los mercados

El grado de competencia efectiva y el poder de mercado se encuentran relacionados con la


estructura del mercado la cual consta de cuatro elementos:

- El tamaño de cada uno de los compradores y vendedores en relación con el conjunto del
mercado donde actúan. La participación de mercado es el principal indicador del poder que
pueden ejercer en el mismo los participantes y está determinada por el porcentaje de ventas
(o de compras) que hace un vendedor (o comprador) individual sobre el total de las
transacciones realizadas. La participación puede variar entre valores cercanos al 0 % y el
100 %.

- Las posibilidades con que cuentan los productores para lograr diferenciar los bienes que
ofrecen o segmentar el mercado donde participan.

- Existencia de barreras que impiden o dificultan el acceso de nuevos participantes al


mercado. Hay una enorme cantidad de factores que pueden crearlas, entre ellas se
encuentran las regulaciones legales, la monopolización de ciertos recursos y en factores de
origen económico que hacen que las empresas que quieran entrar al mercado tengan
costos que no deben enfrentar las firmas ya establecidas.

- Cantidad de información disponible para las diversas unidades económicas sobre las
actividades desarrolladas en el mercado.
Un examen detallado revelaría la existencia de un número muy grande de posibilidades
pero, para evitar tal complejidad, consideraremos que son tres las formas básicas de
organización: la competencia perfecta, el monopolio y la competencia imperfecta y en este
último caso, según su mayor o menor grado de imperfección, nos encontraremos con el
oligopolio y la competencia monopolística (o monopólica).

4.1 Los mercados de competencia perfecta

Es el único tipo de mercado cuya existencia permite el logro simultáneo de óptimos técnicos
y económicos. El modelo de competencia perfecta permite demostrar que, a largo plazo y
en equilibrio, las empresas se verán obligadas, por la presión de sus competidores, a
producir con la máxima eficiencia de modo que los costos unitarios sean los más bajos
posibles y, cuando se llega a una situación de este tipo, lo que los compradores pagan por
los bienes es exactamente igual a lo que cuesta producirlos.

Para que un mercado sea considerado de competencia perfecta deben cumplirse


imprescindiblemente las siguientes condiciones:

- Los bienes intercambiados tienen que ser homogéneos, es decir, los vendedores deben
ofrecer unidades idénticas del mismo y, dado que los bienes ofrecidos por cada firma es un
sustituto perfecto del que pretenden vender todas las demás, los compradores no tienen
ningún motivo para preferir a uno de ellos.

- El mercado debe estar atomizado, por lo que cada comprador o vendedor debe
representar una pequeña fracción del mercado, de esta manera si uno de ellos logra
modificar su participación o se retira del mismo no se percibirán cambios en la oferta del
bien.

- No deben existir barreras de ningún tipo que impidan o dificulten el acceso al mercado, es
decir, debe prevalecer una total libertad para entrar o salir de la actividad, los recursos
deben ser libres para dedicarse a cualquiera de ellas y empleados donde sean mejor pagos
y las mercancías y servicios deben poder venderse donde logren los mejores precios.

- Los mercados de competencia perfecta son transparentes ya que los participantes pueden
conocer de manera completa e inmediata las características significativas de todas las
actividades que se desarrollan en el mismo.

Si se cumplen las condiciones mencionadas el precio será el mismo en todo su ámbito


y cada vendedor o comprador no podrá modificarlo actuando en forma individual debido a
que todos ellos son “tomadores de precios”. Si determinada firma pretende vender su
producto a un precio superior al vigente los eventuales compradores lo podrían adquirir a
otra ya que ofrecen bienes idénticos y tampoco se verá en la necesidad de disminuirlo para
colocar su producción ya que la misma es demasiado pequeña respecto del total.

Sin embargo, cualquier modificación en la demanda o en la oferta del mercado modificará


el precio del bien y, en consecuencia, la curva de demanda que enfrenta la firma, pero todas
estas variaciones quedan fuera del control de las unidades económicas individuales, cada
empresa sólo puede ajustar su producción y venderla al precio fijado en el mercado y cada
comprador adquirir las cantidades que desee a dichos precios, es decir para ellos el precio
es un dato sobre el que no tienen ningún tipo de influencia.

4.2 El monopolio

Se utiliza esta palabra para definir a un tipo de mercado en el cual la producción es realizada
por una única empresa que ofrece un bien que no posee sustitutos próximos, por lo que el
monopolista “es la industria”.

La ausencia de sustitutos próximos significa que no existen empresas que elaboren un


producto con el cual se puede llegar a satisfacer la misma necesidad, en consecuencia el
comprador no dispone de una alternativa válida a la que pueda recurrir y, por lo tanto, debe
comprar el bien al monopolista o mantener su necesidad insatisfecha.

La ausencia de competidores se produce debido a la existencia de barreras naturales o


legales que impiden el acceso de otras firmas al mercado, en este sentido pueden existir
monopolios naturales cuando las condiciones del mercado hacen que el mismo sea
abastecido de manera más eficiente cuando actúa una única empresa (esta situación se
presenta cuando los costos por unidad son inferiores si la producción está a cargo de una
única empresa en comparación con dos o más) y monopolios legales cuando la vigencia de
alguna disposición estatal impide el acceso de nuevas firmas. En general el origen de los
monopolios legales es la existencia de un “interés social” en garantizar ciertas actividades
al menor costo posible o bien la protección a la aplicación de ciertas innovaciones
tecnológicas. Las empresas pueden ser de propiedad pública o privada y las principales
disposiciones que crean monopolios son, por ejemplo, las concesiones otorgadas a ciertas
firmas para explotar servicios públicos (agua potable, electricidad, transporte) y las licencias
y patentes que imposibilitan la actividad a aquellas firmas que no la poseen (bancos,
emisoras de radio y televisión).
Algunas barreras de entrada pueden deberse a la existencia leyes y regulaciones estatales,
el otorgamiento de patentes, la propiedad de recursos críticos, las economías de escala y
de aprendizaje, los requerimientos de capital, la diferenciación del producto, etc.. En
algunos casos también pueden presentarse barreras de salida como, por ejemplo, las
indemnizaciones que se debe pagar en caso de despido del personal.

Cuando los compradores (o vendedores) están atomizados y enfrentan a un monopolista


éstos concentran el poder de mercado y adquieren un control “considerable” sobre el precio
y las cantidades intercambiadas.

Precisamente, las posibilidades con que cuentan las firmas monopólicas para determinar el
precio, la cantidad y la calidad de los bienes ofrecidos ha obligado a que en los distintos
países se hayan establecido regulaciones a sus actividades. Estos controles pueden ser
llevados a cabo mediante la acción directa de las propias agencias del gobierno y la acción
de la justicia o a través de organismos específicos que en muchos casos cuentan con la
participación de los propios usuarios de los bienes ofrecidos por la empresa (entes
reguladores).

4.3 Los mercados de competencia imperfecta

Cuando en un mercado es posible observar la actividad de varias empresas pero que los
requisitos de la competencia perfecta no se cumplen en su totalidad se pueden definir a los
mercados de “competencia imperfecta” dentro de la cual, de acuerdo a los diferentes grados
de imperfección, se encuentran el oligopolio y la competencia monopolística.

El oligopolio es un tipo de mercado abastecido por un pequeño grupo de vendedores que


domina el mercado y la competencia monopolística se da cuando conviven muchos
productores, de igual manera que en la competencia perfecta, pero que ofrecen un bien
diferenciado.

4.3.1 El oligopolio

Un mercado adquiere características oligopólicas cuando un número suficientemente


reducido de firmas produce la totalidad o bien un alto porcentaje de los bienes disponibles
en el mismo desempeñándose con un alto grado de interdependencia.

De la definición surge que el oligopolio posee características típicas:


- Un grupo que controla el mercado el cual está conformado por un pequeño número de
firmas con elevadas participaciones individuales en el mercado y que se denomina grupo
oligopólico.

- Un número considerable de empresas con pequeñas participaciones de mercado, que


compiten entre sí, aceptando como dadas las decisiones de fijación de precios de las
grandes empresas. Este grupo se denomina franja competitiva o marginal, su posición es
subordinada y resulta muy vulnerable ya que están expuestas a ser expulsadas del
mercado y remplazadas por otras.

La existencia de estas franjas competitivas en buena parte de los mercados oligopólicos se


justifica porque las pequeñas empresas pueden atender segmentos del mercado a los que
las empresas más grandes no llegan o no les interesa llegar, como pueden ser los casos
de productos de muy alta o baja calidad o de características especiales y la atención a
localidades pequeñas y/o alejadas o en épocas del año con baja demanda, etc.

El grupo oligopólico puede estar compuesto por dos, tres y hasta ocho o diez empresas y
la franja competitiva integrada por pocas empresas, por decenas y hasta cientos de ellas y
también faltar por completo.

El grado de concentración:

La concentración es la participación combinada de mercado de las mayores firmas. La


concentración mide el grado de oligopolización, y en consecuencia, la capacidad de que
disponen las firmas para fijar los precios.

El estudio de la concentración permite distinguir varias formas de oligopolio:

- En algunas ocasiones, un vendedor (o comprador) tiene una alta participación de mercado


y ningún otro participante se le aproxima, en este caso se dice que hay una empresa
dominante, la cual normalmente está en condiciones de fijar los precios. El resto del
mercado queda en manos de empresas menores, algunas de las cuales pueden ser de
tamaño considerable o bien formar parte de la franja competitiva. Lo importante es que
exista una gran asimetría entre la empresa dominante y las demás. Por convención, se dice
que el oligopolio tiene la forma de empresa dominante cuando la firma de mayor tamaño
tiene una participación del 40% o más del mercado.

- Cuando las firmas que controlan el mercado son sólo dos, y no existe ninguna otra,
estamos ante una forma especial del oligopolio que ha llamado mucho la atención de los
economistas, el duopolio. La existencia de sólo dos empresas sugiere que éstas pueden
ponerse de acuerdo con facilidad y actuar conjuntamente como un monopolio frente a los
consumidores.

Sin embargo, esto no siempre ocurre y en la literatura especializada aparecen ejemplos de


aguda rivalidad entre los dos únicos competidores.

La existencia de barreras

La persistencia en el tiempo de un mercado oligopólico depende de que la posibilidad de


entrada de nuevas firmas al grupo oligopólico esté total o parcialmente bloqueada ya que
si esto no se cumple perderá sus características estructurales en el largo plazo.

Algunas de las barreras más comunes que permiten la formación de oligopolios son las
siguientes:

- Cuando el mercado es pequeño o la escala óptima de la planta es grande respecto del


mismo indefectiblemente la industria será oligopólica y, por el contrario, si el mercado es
grande y no existen barreras que impidan el acceso de nuevas firmas se convertirá en uno
de competencia monopolística.

- Cuando alguna empresa posee la propiedad de patentes estratégicas o de materias


primas puede estar en condiciones de impedir o dificultar el acceso de nuevas firmas.

- Si la tecnología utilizada exige que las firmas produzcan en gran escala desde el inicio de
sus actividades se excluye la posibilidad de comenzar en pequeña escala y luego realizar
una expansión progresiva hasta convertirse en un rival importante para las empresas
previamente existentes.

- La producción de bienes acreditados y la posesión de canales de distribución establecidos


hace que las empresas existentes tengan ventajas sobre los posibles competidores que
ven impedido o dificultado su acceso al mercado.

Existen dos factores que debilitan la importancia de las barreras, la desregulación y la


apertura de las economías. La desregulación vuelve mucho más accesibles diferentes
mercados que estuvieron, debido a disposiciones legales, en manos de oligopolios muy
concentrados e incluso de monopolios colectivos muy cerrados y la apertura de las
economías hace que se incremente el número de competidores potenciales ya que los
mismos pueden provenir de todo el mundo.
- Otras características:

- Las firmas pueden ofrecer tanto productos diferenciados como indiferenciados. En el


primer caso se trata de bienes sustitutos entre sí pero cada uno de ellos posee
características particulares las cuales pueden originarse tanto en la calidad como el diseño
o tan solo en la marca o la publicidad y ello lo hacen diferentes de los demás y en el caso
restante las firmas producen bienes virtualmente idénticos y los compradores carecen de
motivos para preferir al producto de una firma respecto del de las otras.

- Las empresas poseen un alto grado de interdependencia entre ellas debido a que la actitud
de cada una afecta a las demás y, por esta razón, su control sobre el precio tiende a estar
limitado. Por ejemplo, si una firma reduce su precio en un principio verá aumentar sus
ventas a expensas de sus competidores pero éstos al verse afectados tratarán de recuperar
su decreciente participación en el mercado y venderán a un precio igual o incluso inferior al
establecido y, en verdad, el resultado final puede llegar a ser negativo para todos y a la
inversa cuando una empresa oligopólica eleva sus precios corre el riesgo de perder su parte
del mercado en beneficio de sus rivales.

En la práctica los efectos adversos de la variación unilateral de los precios pueden evitarse
recurriendo a la realización de acuerdos colusorios (implícitos o explícitos) por medio de los
cuales las firmas intervinientes eliminan la competencia entre sí, aumentando o
disminuyendo los precios de manera simultánea o repartiéndose los montos de ventas,
logrando, de esta manera, llegar a ejercer un control sobre el precio similar a la de un
monopolista.

La colusión es explícita cuando hay un acuerdo más o menos formal, que antes de que se
establecieran leyes antimonopólicas incluso se ponía por escrito. Es tácita si las empresas
se limitan a seguir la regla de, por ejemplo, no competir en precios.

4.3.2 La competencia monopolística

La competencia monopolística se presenta cuando un mercado es abastecido por un


número relativamente grande de pequeñas firmas que ofrecen productos similares pero no
idénticos, o sea los bienes intercambiados son sustitutos próximos entre sí ya que la
particularidad fundamental de este tipo de empresas es que pueden lograr la diferenciación
de su oferta.

La heterogeneidad física o real que se presenta debido a las características funcionales,


materiales o de diseño del producto son aspectos importantes en la diferenciación, pero las
desigualdades logradas a través de la publicidad, la presentación, los servicios conexos y
el uso de marcas y nombres comerciales adquieren también mucha significación.

Una de las consecuencias de la diferenciación del producto es que el precio no es único


como ocurre en la competencia perfecta, y los productores pueden recibir ganancias
extraordinarias al adquirir un limitado control sobre los precios, ya que los consumidores
que manifiestan su inclinación por los bienes ofrecidos por determinados vendedores están
dispuestos a pagar, dentro de determinados límites, un precio algo más alto para satisfacer
dichas preferencias.

El acceso a este tipo de mercados tiende a ser relativamente fácil ya que aunque existen
algunas barreras las mismas son sumamente débiles. La consecuencia inmediata que
surge de esta situación es que las ganancias extraordinarias que pueden obtenerse son
transitorias ya que el incremento de la competencia que se produce al poder acceder a él
nuevas firmas que se ven atraídas por el éxito de las previamente existentes las hacen
desaparecer, por ello la permanencia y el éxito del competidor monopolístico depende de
que logre mantener en el largo plazo la diferenciación de su producto.

Actividad 1
Realizar los ejercicios de autocorrección disponibles al final de la clase. Al terminar,
obtendrán un puntaje de acuerdo al número de respuestas correctas.

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