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Las maderas rojizas, como el raulí, Lenga, Roble, Coihué (Coigüe), Lingue,
Cedro, Mara, Alerce y Olivillo, generalmente se sellan y se barnizan con
productos incoloros, para resaltar así la veta de ellas. Hay que considerar que
el color rojo de las maderas, se oscurece al aplicar Barnices y Lacas,
aunque sean naturales.
Otra razón del teñido de la madera, guarda relación con el colorido general de
ella o a las modas que están vigentes. Tal es el caso de los “teñidos al
albayalde”, que dan a la madera un aspecto lechoso, similar a algunas calizas
como el mármol, Esto resulta solo sobre maderas con surcos visibles, como la
Encina y el Pino oregón. Hoy día esto se consigue con el Blanco de Titanio,
debido a que el albayalde es un producto que contiene plomo y es tóxico. Por
este motivo en la antigüedad, se empleo en la preservación de la madera.
Las soluciones de teñido que se emplean para estos efectos son generalmente
a base de solventes. Las hay también a base de agua; estas últimas levantan
más la fibra superficial, respecto a las con solvente, debido a que la madera es
más amiga del agua que de los solventes.
El teñido es lo primero que hay que efectuar después del lijado de la madera.
Este proceso no tendrá ningún efecto si ella está sellada. La única excepción a
esta situación la presenta el MDF, que especialmente en los cantos, presenta
una mayor adsorción y por lo tanto un mayor color en estas zonas, si son
teñidas directamente. Por este motivo, para emparejar el color, se sellan
suavemente los cantos y se tiñen después. Esto también se minimiza al teñir
los cantos con pistola y no por inmersión o huaipeo.