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LA GRAN BODA VASCA

DE UN PRÓFUGO NAZI
Esta investigación demuestra que el 19 de
noviembre de 1953, Maks “el carnicero”
Luburic, uno de los mayores criminales de la II
Guerra Mundial, se paseó por el centro de
Bilbao con su uniforme de general croata,
botas de cuero y una condecoración nazi en el
pecho. Vestimentas de gala e impunidad total
para casarse con una joven vasca con quien se
fue a vivir a Valencia, provincia en la que
moriría asesinado dieciséis años más tarde.

Texto y fotografía: Unai Aranzadi

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í, el cadáver apareció aquí, en el segundo piso, mina en los Balcanes, los ustachas controlaban su Es- vante alicantino en los años cincuenta. Allí guardaba «Maks, el carnicero». Con el rango de general alcan-

S
Su marido, Bill
que es donde yo y mi familia vivimos desde tado Independiente Croata y se consideraban arios, amistad con veteranos de la División Azul que le reci- zado gracias a las primeras masacres de la II Guerra Clinton, lo hizo con
que lo mataron en 1969, creo recordar». Las extremo convenientemente azuzado por sus aliados bieron con los brazos abiertos. Sin embargo hubo una Mundial llevadas a cabo bajo su mando en Gudovac, Yaser Arafat y Simon
calles del municipio valenciano de Carcaixent nazis durante la ocupación de Yugoslavia en los años figura, no militar, que le ayudó especialmente. El pa- Glina y Veljun, Luburic recibió formación –si así se Peres. Hillary
están desiertas. Es mediodía, hace un calor sofocante cuarenta. dre Oltra. Capellán de campaña en la “Operación Barba puede llamar– en el campo de concentración de Clinton repite la
y de fondo sólo se escucha el rugir de las cigarras. El Roja” (intentona de conquistar la Unión Soviética lan- Auschwitz. Pasado el tiempo y una vez puesta en prác- imagen, con permiso
vecino del número veintisiete de la calle Santa Ana Refugio de nazis. Conocidos por una crueldad ex- zada por Hitler) y doctor por la Universidad de Mu- tica su destreza como exterminador de prisioneros, de Barack Obama,
no quiere entrar en detalles, pero dice no saber mucho trema, el movimiento Ustacha se desvaneció casi por nich, Miguel Oltra jugó un papel fundamental para algunos mandos alemanes, como el general Von Hors- con Mahmoud
de una historia, «que en su día fue como tabú, pero completo tras la caída del III Reich en 1945. Sin em- una ultraderecha europea que se batía en desbandada. teneau, dijeron de él que era «un sádico y enfermo Abbas y Benjamin
ahora ya es un tema abierto», comenta en voz baja bargo, y aún levemente perseguidos en Europa por Confesor de Franco, mediador en la entrega de prisio- mental», y llegaron a calificar el campo de Jasenovac Netanyahu.
mientras cierra la puerta de casa. El anterior inquilino, sus crímenes contra la humanidad, la España fran- neros en el Este y fascista declarado, gracias a él, Lu- que dirigía, como, «de lo peor, solo comparable al in-
Vjekoslav Luburic, mas conocido como “Maks el car- quista les dio cobijo, posibilitando su reestructuración buric abandonó el convento franciscano donde se es- fierno de Dante». Pegado al cauce al Río Sava, y ha-
nicero”, nació en el año 1913, cuando Croacia, la única como cuadros de la resistencia Ustacha en el exilio. condía. Con una identidad falsa que le brindó el ciendo parte de un enorme sistema de campos y sub-
nación de mayoría católica en los Balcanes, aún estaba Tal fue el caso de Luburic, quien llegó a Valencia con régimen, decía ser Don Vicente Pérez García en el pe- campos, Jasenovac copió el modelo del campo alemán
en manos del Imperio Austrohúngaro. Sin llegar a ter- un grupo de franciscanos y protegido por las más altas queño puerto alicantino de Moraira. Siendo un tiempo de Sachsenhausen. Allí el principal objetivo no eran
minar sus estudios primarios y con una condena por instancias del Vaticano. Vestido de fraile, alcanzó la de terror legalizado, el régimen franquista lo podía los gitanos y judíos, sino los serbios, y, aunque en un
delitos de poca monta, Luburic huyó a Hungría, y no frontera con el Estado francés utilizando la llamada todo. Hasta ponerle un nombre y apellido español a principio se intentó reproducir el modelo alemán de
regresó al nuevo Reino de Yugoslavia –que entonces “ruta de los monasterios”. Este recorrido abría un co- un hombre que apenas comenzaba a articular dos fra- exterminio, este terminó siendo suplantado por un
incluía Croacia– hasta que los nazis la invadieron du- rredor en Baviera que continuaba hasta Italia pasando ses en castellano. Desde allí, y sabiéndose formal- sistema aún más rudimentario y brutal. Según rela-
rante la II Guerra Mundial, creando un seudoestado por Austria. Utilizando monasterios de clausura, con- mente protegido, se trasladó al interior de la comuni- taron los supervivientes, se arrojaba gente viva a los
croata. Según sus coetáneos, su adscripción al movi- gregaciones e iglesias, los prófugos del nazismo po- dad valenciana para montar una granja, pues aún crematorios, y son las fotografías tomadas por los pro-
miento Ustacha le hizo ganar popularidad rápida- dían atravesar Europa sin apenas levantar sospechas. prófugo y sin propiedades u oficio conocido, contaba pios guardas, las que prueban el uso de sierras y mazos
mente. Los Ustacha (que en croata quiere decir “insu- Para muchos el Estado español era su destino final, con algunos recursos económicos. Aunque nadie sabe para asesinar a prisioneros. Las continuas ordenes de
rrectos”) surgieron a finales de los años veinte aunque otros tantos –gracias a la ayuda del presidente exactamente de dónde consiguió dinero, algunas ver- aniquilar dadas por “Maks el carnicero”, tal y como le
influenciados por las ideas de Benito Mussolini y su argentino, Juan Domingo Perón– continuaron hasta siones especulan con que tuviese joyas u oro robado bautizaron sus víctimas, terminaron precipitando la
obra de referencia, “El espíritu de la revolución fas- Latinoamérica, perdiéndose para siempre en las ina- a los cientos de miles de prisioneros que perecieron creación del infame srbosjek (corta serbios), un guante
cista”. Apoyados por un Vaticano que vio en ellos un barcables selvas, urbes y estepas del Cono Sur. Como bajo su mando en uno de los campos de exterminio con cuchilla para ir degollando los civiles que bajaban
ariete católico frente a la iglesia Ortodoxa que predo- muchos de sus colegas, Luburic reapareció en el Le- más siniestros de todos los tiempos: Jasenovac. de los trenes sin levantarse ampollas en las manos.

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Su marido, Bill Guarida Ustacha. «Sí, como puede ver en el cartel, Boda en Bilbao. «Creo que por fin he encontrado noviembre de 1953, a las 12.30 del mediodía, Luburic nuevo inquilino del piso que ocupó Luburic. El pe- Su marido, Bill
Clinton, lo hizo con está es la ruta de los monasterios», asegura el gasolinero algo de lo del croata que buscabas. Pásate a partir de contrajo matrimonio con Isabel Hernaiz en Abando. queño edificio, que hacía las veces de vivienda e im- Clinton, lo hizo con
Yaser Arafat y Simon de la Carretera Nacional 332. Casualidad o no, Carcai- las siete cuando haya terminado las confesiones y Ella tenía 29 años. Él 40. «Pero hay algo raro», remarca prenta, estaba estratégicamente situado entre el Yaser Arafat y Simon
Peres. Hillary xent es el epicentro de una conocida ruta turística de cierre la Iglesia». Voluntarioso e infatigable, José María el párroco. «Nos costó tanto dar con su solicitud por- cuartel de la Guardia Civil y el convento franciscano. Peres. Hillary
Clinton repite la monasterios que se anuncia en guías y carreteras. Aquí Ruíz de Azua, el párroco septuagenario de San Vicente que estaba en un lugar inusual, y además falta la mi- La noticia del secuestro del general alemán Adolf Clinton repite la
imagen, con permiso la religión y el papel de los padres franciscanos ha sido Mártir de Abando, se mueve ágilmente por la enorme tad del expediente, la del croata». Los motivos pueden Eichmann en Argentina comenzó a generar inquie- imagen, con permiso
de Barack Obama, determinante. Para los ustachas, la España a la que ve- sacristía. Ya en el piso de arriba, donde se guarda el ser varios, como el ocultamiento de todo aquello que tud entre los criminales de guerra prófugos, por lo de Barack Obama,
con Mahmoud teranos como Luburic llegaban en los cincuenta, era el archivo, la pesquisa se desata hasta dar con un tomo tuvo que ver con la protección de los prófugos nazis que nada se dejaba al azar. Mientras, Luburic se cen- con Mahmoud
Abbas y Benjamin paradigma de lo que antes habían tratado de instaurar de 1953 del que se desprende una fina carpeta. «Esto por parte del Estado español que los acogió tras la ca- tró en su recién estrenada imprenta, y para ello con- Abbas y Benjamin
Netanyahu. ellos en Croacia: el nacionalcatolicismo totalitario. Sin creo que es lo que te interesa, ¿no?». Por fin, tras un ída del III Reich. Un oscurantismo que sigue en vigor trató a Pep Segí, un joven vecino de Carcaixent, ex- Netanyahu.
embargo también existían asuntos que no entraban a año de idas y venidas por varias parroquias de Bilbao, dada la inaccesibilidad a esos documentos de gran perto en artes gráficas. «Yo me di cuenta de cosas
discutir con sus anfitriones; uno era el de España como afloran los documentos que prueban y revelan un interés histórico. Y así, obviando la sombra de ese té- que podían ser malas con el tiempo, aunque la ver-
cárcel de pueblos. Para esas veladas en las que discutían hecho inédito: Que bien terminada la II Guerra Mun- trico pasado, o simplemente ignorándolo, Isabel Her- dad es que para mí, siempre fue como un padre»,
sobre la independencia de su país, los ustachas no acu- dial y con varios procesos judiciales (y extra judicia- naiz siguió a Luburic hasta Valencia, donde su matri- confiesa sentado en una mesa del Bar Musical, un
dían a los clásicos núcleos frecuentados por divisiona- les) en marcha contra criminales de guerra nazis, monio pronto se convirtió en una pesadilla. A pesar pintoresco local al que las paredes forradas con re-
rios como la cafetería Monterrey de Valencia, sino que Maks Luburic, “el carnicero de Jasenovac” se paseó de estar plenamente dedicada al hogar y los cuatro tratos de directores de orquesta uniformados, le
ellos, aún con sus diferencias internas, tenían cómodos desafiante por el centro de Bilbo, uniformado, con hijos que tuvo, uno tras otro, la vasca era tratada con dan un aire marcial. Sin darse cuenta, Pep Segí, im-
espacios para la convivencia en los que planear actos botas de cuero y una condecoración de la Alemania brutalidad por un Luburic de rasgos psicóticos. Los primió miles de ejemplares de revistas ustachas
unitarios de sabotaje y propaganda en la Croacia so- nazi en el pecho, tal y como evidencia una fotografía vecinos hablan de un episodio que hizo a la mujer como Drina u Obrana. «Al principio no sabía lo qué
cialista. Uno era el despacho madrileño de Pavao Tijan, familiar en la que se le ve a punto de salir a la calle en abandonar el hogar a finales de los cincuenta. Fue sacábamos pero claro, con el tiempo me di cuenta.
un ultra que lanzaba proclamas anticomunistas contra las inmediaciones de los Jardines de Albia; y que qui- una noche en la que él nazi la agarró del cuello di- Las mandábamos a círculos de croatas en países
Yugoslavia valiéndose de los recursos de una Radio Na- zás fue la única vez en la que este prófugo de la Justi- ciéndole que así, con sus propias manos, fue como como Suecia, Australia o Canadá. Además, en ese
cional que lo tuvo en nómina hasta 1981, y otros, algu- cia yugoslava utilizó su nombre real en documentos estranguló a ciento y pico prisioneros en una apuesta mismo espacio, Luburic fundó una nueva corriente
nas residencias y conventos madrileños donde prácti- legales de conocimiento público. El motivo de su con sus subordinados de Jasenovac. Temiendo por su de ultranacionalismo croata. Está línea entró en dis-
camente solo se hablaba croata. Así las cosas, en uno arrojo no sería otro que el casarse, a todos los efectos, propia vida, Isabel Hernaiz se separó, perdiendo la puta con otras facciones dominantes, como la de la
de aquellos viajes a Madrid fue cuando Luburic pudo con una joven adinerada, tal y como probaría el custodia de los niños, a quienes solo pudo ver cuando viuda de Ante Pavelic, aliado de Hitler en Croacia
conocer a la hija de Francisco Hernaiz Arriola, un in- tiempo. Así, de otro documento se desprende que el el ex general croata lo consideraba oportuno. durante la II Guerra Mundial, y líder del movi-
dustrial de Carranza, residente en la bilbaína calle El- proceso civil fue rápido. Que viajó antes a Bilao para miento Ustacha hasta su muerte como exiliado en
cano, que hizo dinero en México tras viajar a aquel país formalizar los papeles de la boda, y que de nuevo Una imprenta. Corrían los años sesenta, y lejos de el Madrid de 1959. Según cuenta Pep Segí, «por Car-
con su esposa, también vizcaína. Sin apenas conocer a contó con el apoyo del régimen y el obispado madri- esconderse, Luburic creó un negocio de artes gráficas caixent y la imprenta pasaron muchos croatas. Así,
Luburic, Isabel Hernaiz Santisteban, quedó seducida leño, en particular, del influyente Moisés García To- a pie de calle, en un local contiguo a la puerta de su como uno más, un día apareció un joven yugoslavo
por aquel misterioso general que terminaría haciendo rres, Doctor en Derecho Canónico en los años más os- domicilio en la localidad de Carcaixent. «Aquí todos que decía ser un nacionalista croata, y a partir de
de su vida un calvario. curos del franquismo. De este modo, el 19 de pensaban que era polaco y no croata», asegura el ahí, sucedió lo que sucedió…».

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Un agente de Tito. De un día para otro, y valiéndose dido sonar más plausible y convincente que el simple Su marido, Bill Clinton, lo
de amistades comunes, un joven croata llamado Ilija hecho de que lo mató por orden de Yugoslavia como hizo con Yaser Arafat y
Stanic entró a forma parte del círculo de extremistas ya se hizo con otros criminales de guerra croatas. Tras Simon Peres. Hillary Clinton
que rodeaba a Luburic. Su integración fue tal, que ter- lo ocurrido aquel día de 1969, el mundo fue descu- repite la imagen, con
minó viviendo en casa del ex general como asistente briendo que el tal Vicente Pérez García, era en reali- permiso de Barack Obama,
personal. Sin levantar la más mínima sospecha, Stanic dad “Maks el carnicero”, cuyo funeral sirvió para con- con Mahmoud Abbas y
fue urdiendo un plan para acabar con la vida del cri- gregar a lo más ultra de toda la península. Aún hoy, Benjamin Netanyahu.
minal nazi, pues el joven no era el acólito ustacha el pequeño mausoleo en el que se honra su memoria,
que decía ser, sino un agente de la Yugoslavia socia- ocupa la calle principal del cementerio de Carcaixent,
lista dirigida por el mariscal Tito. Según recuerda hoy gozando de un privilegio que vino dado, en 1976, con
Pep Segí, «yo fui el que encontró el cuerpo escondido el dictador Franco ya muerto. «Visitas de extranjeros
bajo una cama de la casa. Fue traumático». Traumá- y flores nuevas aunque sean de plástico jamás le fal-
tico porque en la mañana del 20 de abril de 1970, el tan», advierte el enterrador de un municipio envuelto
joven Stanic echó veneno a un café que le pidió Lu- en la polémica por las protestas que dicho privilegio
buric, y, al ver que el ex general no dejaba de contor- comienza a generar en algunos partidos políticos y
sionarse pidiendo auxilio, Stanic le propinó múltiples colectivos que trabajan por la recuperación de la me-
martillazos hasta destrozarle el cráneo. Después de moria histórica.
una huida jamás aclarada del todo, Stanic reapareció Un 5 de febrero del 2010, es decir, cuarenta y un
victorioso en la Yugoslavia socialista que decía de- años después del asesinato de Luburic, fallecía en Va-
testar. Allí fue recibido como un héroe de la UBDA, la lencia su viuda, Isabel Hernaiz. Su funeral se ofició
policía secreta de Tito. En una brillante investigación en la Iglesia del Sagrado Corazón de Bilbao, y en su
periodística llevada a cabo en el 2003, el periodista esquela no figuraba rastro alguno de Maks Luburic,
valenciano Francesc Bayarri, consiguió localizar a Sta- responsable de la muerte de cientos de miles de ju-
nic en Sarajevo, donde este ofreció diferentes versio- díos, serbios, comunistas y gitanos en el infame
nes de lo ocurrido, aunque ninguna de ellas haya po- campo de Jasenovac.

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